Mayordomos, N°1 Septiembre 2015

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Todo De Mi En Respuesta Al Todo De Dios MÁS QUE CUALQUIER OTRA COSA, la vida cristiana significa la entrega de nosotros mismos y la aceptación de Cristo. Cuando vemos cómo Jesús se entregó a sí mismo por nosotros, clamamos: “¿Qué puedo hacer yo por ti ?” N° 1 Imagen freepik.com

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Revista Mayordomos primera publicación 2015, Departamento de Mayordomía Cristiana Iglesia Adventista del Séptimo Día Filadelfia

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Todo De Mi En Respuesta Al Todo De Dios

MÁS QUE CUALQUIER OTRA COSA, la vida

cristiana significa la entrega de nosotros mismos

y la aceptación de Cristo. Cuando vemos cómo

Jesús se entregó a sí mismo por nosotros,

clamamos: “¿Qué puedo hacer yo por ti?”

N° 1

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Page 2: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

ARTICULO

UN PUEBLO PRÓSPERO

TESTIMONIO

EL DIOS QUE SIEMPRE CUIDA

ESPÍRITU DE PROFECÍA

POR QUE DIOS EMPLEA A LOS

HOMBRES COMO LOS

ENCARGADOS DE DISTRIBUIR

SUS RECURSOS

PARA SABER

4 CARACTERÍSTICAS DE UN FIEL ADMINISTRADOR

SERMÓN

EL CODICIADO DINERO

PORTADA

CREADOS PARA TRIUNFAR

MAYORDOMOS es publicada con el objetivo de promover la mayordomía cristiana, y animar

a los miembros a responder a la gracia de Dios al dedicar todo lo que tienen a él.

Si desea compartir su testimonio favor enviarlos al email:

[email protected]

https//:mayordomiacristiana.interamerica.org

El Departamento de Mayordomía

ayuda a la administración a cumplir

la misión de la iglesia a través del

entrenamiento en liderazgo y la

educación de los miembros de

iglesia con respecto a los principios

de mayordomía. Más

específicamente, el propósito del

Departamento de Mayordomía es

ayudar en la integración de la senda

de fe cristiana en cada área de la

vida, tanto individual como

corporativamente

Page 3: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

Articulo

UN PUEBLO PRÓSPERO

«Que el Señor te bendiga desde Sión, y veas la

prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida».

Salmo 128:5

ohn Calvin Coolidge, presidente de los Estados

Unidos de 1923 a 1929, dijo una verdad bien pensada

acerca de la prosperidad. Aquí están sus palabras: «La

prosperidad es solo un instrumento para usar, no una

divinidad para adorar».

Lamentablemente la prosperidad se ha convertido en una

divinidad adorada por cristianos y no cristianos. Es

buscada como un fin en sí misma, no como medio para

alcanzar propósitos más elevados. En nuestro mundo

capitalista la prosperidad es asociada esencialmente con

dinero, y los cristianos no hemos sido inmunes a esta

influencia tan materializada. Por ejemplo, a finales de los

70 surgió un movimiento evangélico enfatizando la

prosperidad económica. El famoso Club PTL, el Club

700, o evangelistas como Jim Bakker, Jimmy Swaggart o

Pat Robertson, son algunos representantes de esta

nueva corriente conocida como «el evangelio de la

prosperidad».

En 3 de Juan 1:2 leemos: «Amado, yo deseo que tú seas

prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así

como prospera tu alma». Pasajes bíblicos como este son

usados por estos carismáticos líderes para construir una

teología de la prosperidad. Pero el mismo texto

desbarata el énfasis que ellos ponen en una prosperidad

económica, pues en el pasaje el Señor expresa su deseo

de que seamos «prosperados en todas las cosas», sin

ningún énfasis específico en lo económico. Por lo tanto,

desde el punto de vista bíblico, es legítimo desear ser

prósperos, porque Dios desea que lo seamos, pero es

ilegítimo asociar prosperidad solo con dinero.

¿Cuál es el balance bíblico en relación con la

prosperidad? Dios desea que nuestra alma prospere,

pero, ¿es posible alcanzar prosperidad espiritual sin

prosperidad material? ¿Qué significa prosperar en todas

las cosas? ¿Es posible sentirse rico, aunque los recursos

materiales sean solo lo suficiente?

Prosperidad individual

En la primera parte del versículo 1 del Salmo 128 se

habla de «los que temen al Señor», y luego, en la

segunda parte, define quiénes son los que le temen. Dice

que son, «los que van por sus caminos». Leámoslo:

«Dichosos todos los que temen al Señor, los que van por

sus caminos». Luego, en el versículo 2 se le dice al que

teme al Señor lo siguiente: «Gozarás de dicha y

prosperidad».

Observemos la clara relación de causa y efecto que se

da en estos pasajes. Los que temen al Señor no lo dicen

solo de palabra, sino que lo demuestran andando en los

caminos de Dios; es decir, son obedientes. Luego, el

resultado de esta vida de obediencia es la dicha y

prosperidad que se les promete. Por eso es que en el

versículo 1 se los llama «dichosos», pues la prosperidad

que disfrutan los hace sentirse bienaventurados. Ahora

bien, ¿qué tipo de prosperidad es esta? Los versículos 2,

3 y 4 nos darán algunas ilustraciones.

Por ejemplo, la primera parte del versículo 2 dice: «Lo

que ganes con tus manos, eso comerás». Esta promesa

asegura que el resultado del esfuerzo de nuestras manos

será próspero. Tendremos lo necesario para comer y

satisfacer nuestras necesidades. Aquí Dios no está

prometiendo una prosperidad consistente en tener mucho

dinero. Si así fuera, entonces todos los cristianos fieles y

obedientes deberían poseer una gran fortuna, pero la

realidad no es así. Esto quiere decir que tener lo

suficiente para vivir, eso ya es prosperidad. Dichoso el

cristiano que teme a Dios, andando en sus caminos, y

tiene lo necesario para vivir. Lo entendemos mejor si

consideramos que hoy cerca de mil millones de seres

humanos en el mundo pasarán hambre.

Otro ejemplo de prosperidad bíblica lo leemos en el

versículo 3: «En el seno de tu hogar, tu esposa será

como vid llena de uvas». Esto es verdadera prosperidad,

especialmente si consideramos que en el mundo el

número de divorcios ya supera el número de nuevos

matrimonios; en cambio, al que teme al Señor y anda en

sus caminos, se le asegura prosperidad matrimonial.

J

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Veamos en el versículo 3 un ejemplo más: «Tus hijos

serán como vástagos de olivo». Cuando consideras que

unos 6 mil jóvenes son infectados diariamente por el

SIDA; que entre los 11 y 14 años los adolescentes

empiezan a consumir drogas, pero tus hijos han sido

guardados de estos y otros males como resultado de tu

obediencia al andar en los caminos del Señor, entonces

entiendes mejor qué es prosperidad bíblica. Finalmente,

en el versículo 4 el salmista concluye: «Tales son las

bendiciones de los que temen al Señor», dejando bien

claro que esta prosperidad es para «los que van por sus

caminos».

Prosperidad comunitaria

Pero la prosperidad de la cual habla el Salmo 128 no es

solo individual, porque el individuo a quien Dios hace

prosperar «en todas las cosas» pertenece a una

comunidad de creyentes que en conjunto adoran y temen

al Señor, y a esa comunidad como tal, Dios también la

hace prosperar. Veamos lo que dice el versículo 5: «Que

el Señor te bendiga desde Sión, y veas la prosperidad de

Jerusalén todos los días de tu vida».

Note como Dios expresa su deseo de bendecir al

individuo: «Que el Señor te bendiga desde Sión»; pero

luego expresa su deseo de prosperarlos como

comunidad, de tal manera que cada individuo pueda ver

y ser testigo de esas bendiciones: «y veas la prosperidad

de Jerusalén todos los días de tu vida». Esta próspera

Jerusalén es su pueblo, su iglesia en el mundo, y así

como Dios le asegura prosperidad a cada miembro de su

pueblo que anda en sus caminos, su pueblo como

cuerpo, como iglesia, es igualmente próspero. De hecho,

es el plan de Dios, que «veas la prosperidad» de su

iglesia, «todos los días de tu vida». ¿Ha cumplido el

Señor esta promesa? Al repasar la historia

denominacional, podemos confirmar cómo Dios ha hecho

prosperar a su iglesia para el cumplimiento de su misión.

Jaime White, su esposa Elena y José Bates, los

fundadores de esta iglesia, empezaron de cero. Por

ejemplo, el ministerio de las publicaciones adventistas

comenzó con Jaime White trabajando en un campo de

heno. Así ganó el dinero con el que se pagó la impresión

del primer folleto adventista. De aquel humilde comienzo

hoy tenemos unas 61 casas publicadoras en el mundo.

¿Es esto prosperidad?

En 1867 se estableció la primera escuela adventista en

Battle Creek. Hoy tenemos alrededor de 5,763 escuelas

primarias, 1,678 colegios secundarios y 111

universidades. ¿Es esto prosperidad? En 1866 se abrió

la primera institución de salud, y hoy tenemos alrededor

de 171 hospitales y sanatorios, 429 clínicas y

dispensarios, 44 escuelas de enfermería, y varias

escuelas de medicina y odontología. ¿Es esto

prosperidad?

Esta iglesia nació con un puñado de personas humildes

en Battle Creek, una pequeña aldea, allá por 1844.

Cuando el 21 de mayo de 1863 fue organizada

oficialmente, contaba con tan solo unos 3,500 miembros.

Hoy cuenta con alrededor de 18 millones de miembros

que se reúnen en unas 65,961 iglesias organizadas más

62,430 grupos en 209 países. ¿A qué se debe tanta

prosperidad? «Tales son las bendiciones de los que

temen al Señor», de «los que van por sus caminos». Esta

iglesia ha sido temerosa del Señor; ha andado en sus

caminos; ha ensalzado la doctrina de Cristo como el

Salvador del mundo; ha sido una iglesia fiel en la

práctica, pues si el mandamiento del sábado estaba

olvidado, por su observancia ha sido rescatado,

reivindicando así la ley de Dios.

¿Para qué hemos sido prosperados?

Ya dijimos que la prosperidad no es un fin en sí misma,

sino un medio para alcanzar propósitos más elevados.

Recordemos la gran verdad dicha por el ex presidente

Coolidge: «La prosperidad es solo un instrumento para

usar, no una divinidad para adorar». Entonces, ¿qué uso

instrumental podemos darle a nuestra prosperidad

individual y comunitaria? ¿Para qué Dios nos hace

prosperar como individuos y como iglesia? La respuesta

es clara: ¡para una misión de servicio!

2Para ilustrar lo anterior podríamos usar diferentes ramos

de la obra adventista, pero vamos a limitarnos al campo

de las publicaciones. Esta obra comenzó con una visión

que Dios le dio a Elena G. de White en noviembre de

1848. Después de salir de la visión, ella le dijo al pastor

White: «Tengo un mensaje para ti. Has de comenzar a

imprimir un pequeño periódico y enviarlo a la gente» (El

Colportor Evangélico, pág. 1). Como no había recursos,

el pastor White se fue a trabajar a un campo de heno

para reunir el dinero y pagar la primera impresión. Es de

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Page 5: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

aquel pequeño comienzo que hoy tenemos unas 61

casas publicadoras en el mundo.

¿Para qué todo este éxito? ¿Para qué toda esta

prosperidad? Hablando acerca de la misión de las

publicaciones, la Sra. White escribió: «es una obra

misionera del más elevado carácter, y para presentar a

las gentes las verdades importantes para nuestros

tiempos no se puede emplear método mejor y más

afortunado» (Ibíd, pág. 16). Esto significa que las

publicaciones son un medio para alcanzar algo más

grande: cumplir la gran comisión evangélica. Por eso

Dios anticipó el éxito de las publicaciones con estas

palabras: «será un éxito desde el mismo principio. Se me

ha mostrado que desde este pequeño comienzo saldrán

rayos de luz que han de circuir el mundo» (Ibíd, pág. 1).

Por lo tanto, prosperar para servir, es el santo y seña de

la prosperidad bíblica.

Conclusión

No nos hemos postrado en adoración ante la

prosperidad, ni como individuos ni como iglesia. Como

iglesia, hemos usado las bendiciones de la prosperidad

para cumplir la gran comisión de predicar el evangelio del

reino a todo el mundo. Como individuos, cada uno debe

tomar la decisión de usar todo aquello en lo cual Dios lo

prospere, para convertirlo en canal de bendición a favor

de otros. En otras palabras, si queremos prosperar, es

para tener siempre algo que dar. Si la iglesia prospera

para dar el evangelio, sus miembros lo hacemos también

para dar de lo que tenemos.

Hagamos una comparación entre dos hombres bien

conocidos. Por un lado tenemos a Jaime White, uno de

los fundadores de la Iglesia Adventista, y por el otro lado

tenemos a Steve Jobs, el genio creador de las

computadoras Apple. Jaime White murió a los 60 años de

edad, sin riqueza material. Steve Jobs falleció en el año

2011 a los 56 años de edad, con una fortuna calculada

en unos 7 mil millones de dólares. ¿Quién de los dos

gozó de mayor dicha y prosperidad?

Jaime White dedicó su vida, sus dones, talentos y bienes

al servicio de Dios, de su iglesia y de los demás. De

Steve Jobs, el diario The New York Times aseguró que

nunca hizo donaciones a asociaciones de beneficencia.

Incluso se negó a ser parte de Giving Pledge (Promesa

de Dar), un club de multimillonarios filántropos. En 1997,

como presidente de Apple, canceló todos los programas

caritativos, argumentando que la empresa debía volverse

más rentable. ¿Quién cree usted que gozó de mayor

dicha y prosperidad? ¿Jaime White o Steve Jobs?

¿Qué clase de prosperidad le interesa a usted; la

prosperidad del mundo, o la que Dios ofrece? Por

supuesto, el dinero es importante, ¿pero será que ser

económicamente próspero lo llena todo? ¡No! Entonces

la prosperidad que Dios da es la más grande, la más

deseable. La alcanzan «los que temen al Señor, los que

van por sus caminos». Sí, «tales son las bendiciones de

los que temen al Señor.» ¿Cuáles? Un matrimonio

estable; buenos hijos; el pan de cada día, en fin, como

dice el último versículo del Salmo 128: «¡Que haya paz

en Israel!» No hay prosperidad más grande que esta.

Articulo tomado de Revista Adventista.es

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Testimonio

“Conoce, pues, que Jehová tu Dios es Dios, Dios

fiel, que guarda el pacto y la misericordia a los que

le aman y guardan sus mandamientos, hasta mil

generaciones”. Deuteronomio 7:9.

aría fue bautizada a los veinte años y se casó

a los cuarenta. Cuando fue al médico para

hacerse los exámenes de rutina, descubrió que

estaba embarazada. En el examen prenatal, al

realizar una ultrasonografía mamaria, se detectó un

nódulo maligno del lado izquierdo. Preocupada oró

mucho a Dios y le pidió que dirigiera los

tratamientos.

La cirugía para retirar la mama estaba fijada y al

entrar al quirófano, milagrosamente el nódulo no

existía más. Ella quedó agradecida a Dios, pero

surgieron nuevos desafíos.

En los exámenes siguientes del prenatal, el

diagnóstico fue hipotiroidismo. Su embarazo fue

considerado de riesgo, debido a la edad, y otros

problemas durante la gestación contribuyeron para

que el cuadro de la paciente empeorara.

En una ultrasonografía obstétrica, los médicos le

informaron que estaba con aumento del líquido

amniótico (que envuelve el embrión), lo que

implicaría en serios problemas para el bebé. María

nuevamente rogó a Dios por ayuda.

Los trastornos de salud se sumaron a las

dificultades financieras que María y su marido

enfrentaban. Los gastos con los exámenes y

tratamientos aumentaron, por otro lado hubo una

enorme reducción en los ingresos del marido que

era autónomo, y fue afectado por esos

contratiempos.

En ese período, por cambios en la distribución de

horas, María vio que su sueldo se redujo a la mitad,

pero ella continuó en oración. Posteriormente el

Intendente convocó a todas las gestantes de la

ciudad que eran funcionarias públicas como María,

para una reunión e informó que restituiría el valor

deducido, inclusive se les daría el retroactivo del

mes anterior.

Debido a su embarazo de riesgo, ella decidió que

debería hacer el parto en una clínica particular. El

valor que era elevado fue reducido y los hermanos

de la iglesia la ayudaron con una parte.

Su hija nació perfecta, y para María esa fue la mayor

de todas las bendiciones. “Alabo a Dios porque él

permitió la prueba pero no me desamparó. Vale la

pena ser fiel y confiar en el Señor”, manifestó.

María Andrade

Unión Este Brasileña

Fuente: portal adventistas.org

M

EL DIOS QUE SIEMPRE CUIDA

Estamos endeudados con él

por cada momento de

nuestra existencia y por

todas las comodidades de

la vida. Las facultades y las

aptitudes que elevan al

hombre por encima de la

creación inferior constituyen

el don del Creador.

CMC

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Page 7: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

Espíritu de Profecía

ios no depende de los hombres para promover su

causa. Podría convertir a los ángeles en

embajadores de su verdad. Habría podido revelar su

voluntad por medio de su propia voz cuando proclamó la

ley desde el Sinaí. Pero ha elegido emplear a los

hombres para que hagan su obra a fin de cultivar en ellos

el espíritu de liberalidad.

Cada acto de abnegación realizado en bien de otros

fortalecerá el espíritu de generosidad en el donante, y lo

vinculará más estrechamente con el Redentor del mundo,

quien "por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico,

para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos"

"(2 Cor. 8: 9). Y la vida puede ser una bendición para

nosotros únicamente en la medida en que cumplimos el

propósito divino para el cual fuimos creados. Todas las

buenas dádivas que Dios hace al hombre constituirán

una maldición a menos que éste las emplee para hacer

felices a sus semejantes y para promover la causa de

Dios en el mundo.- RH, dic. 7, 1886.

Resultado de la búsqueda de ganancias

Este creciente apego por la obtención de dinero, el

egoísmo engendrado por el deseo de ganancias, es lo

que amortece la espiritualidad de la iglesia y aleja de ella

el favor de Dios. Cuando la cabeza y las manos están

ocupadas constantemente en planear y trabajar para

acumular riquezas, los derechos de Dios y la humanidad

quedan olvidados.

Si Dios nos ha bendecido con prosperidad, esto no

quiere decir que debemos apartar de él nuestro tiempo y

atención para dirigirlos a las cosas que él nos ha

prestado. El Dador es más grande que el don. Hemos

sido comprados por un precio y por lo tanto no nos

pertenecemos a nosotros mismos. ¿Hemos olvidado cuál

fue el precio infinito pagado por nuestra redención? ¿Ha

muerto la gratitud en el corazón? ¿La vida de Cristo no

es un reproche para una vida de comodidad egoísta y

complacencia?

Estamos cosechando los frutos de este sacrificio de

abnegación infinita; y sin embargo, cuando hay que

trabajar, cuando se necesita que nuestro dinero ayude a

la obra del Redentor en la salvación de las almas, nos

apartamos de nuestro deber y oramos para que se nos

excuse. Pereza innoble, descuidada indiferencia, y

egoísmo malvado sellan nuestros sentidos para que no

veamos los derechos de Dios.

¡Oh! ¿Debe Cristo, la Majestad del cielo, el Rey de gloria,

cargar con la pesada cruz, llevar la corona de espinas y

beber la amarga copa, mientras nosotros descansamos

cómodamente, nos glorificamos a nosotros mismos y nos

olvidamos de las almas por las que murió para redimirlas

mediante su sangre preciosa? No; demos mientras

podamos hacerlo. Hagámoslo mientras tenemos fuerzas

para hacerlo. Trabajemos mientras dura el día.

Dediquemos nuestro tiempo y nuestros medios al servicio

de Dios a fin de recibir su aprobación y su recompensa.-

RH, oct. 17, 1882.

Nuestro mayor conflicto es con el yo

Nuestras posesiones en esta vida son limitadas, pero el

gran tesoro que Dios ofrece en su don al mundo es

ilimitado. Abarca todo deseo humano y sobrepasa

nuestros cálculos finitos. En el gran día de la decisión

final, cuando cada uno sea juzgado por sus obras, se

hará callar toda voz que hable en favor de la justificación

de sí mismo; porque se verá que el Padre en su don a la

humanidad, dio todo lo que poseía, y resultará evidente

que los que han rehusado aceptar ese misericordioso

ofrecimiento carecen de toda excusa.

No tenemos ningún enemigo exterior a quien debemos

temer. Nuestro gran conflicto lo tenemos con nuestro yo

no consagrado…Cuando dominamos el yo somos más

que vencedores por medio de Aquel que nos amó.

Hermanos míos, ahí está la vida eterna que debemos

ganar. Peleemos la buena batalla de la fe. Nuestro

tiempo de prueba no está en el futuro, sino en el

momento presente.

Consejos sobre Mayordomía Cristiana Capítulo 3

D

POR QUE DIOS EMPLEA A LOS HOMBRES COMO LOS ENCARGADOS DE DISTRIBUIR SUS RECURSOS

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Page 8: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

Para Saber

4 CARACTERÍSTICAS DE UN FIEL ADMINISTRADOR

«Se requiere de los administradores, que cada

uno sea hallado fiel» 1 Corintios 4:2

a palabra administradores de este texto es

oikónomos, también se traduce como

«mayordomos». Dios nos ha hecho sus mayordomos al

confiarnos el cuidado de este mundo y valiosos talentos,

para cumplir con este elevado propósito se requiere de

ciertas características, a continuación enumeramos

cuatro de ellas:

1. Reconoce la soberanía de su Señor. Esta es la

característica fundamental de un fiel mayordomo,

reconocer a Dios como el Creador de todo lo que existe

(Éxodo 20:11), como el dueño del dueño del oro y la

plata (Hageo 2:8), de nuestro cuerpo (1 Corintios 6:20),

nuestra familia, «todo le pertenece».

2. Reconoce su condición de mayordomo. La

Mayordomía nos enseña que nuestros derechos tienen

límites, como José reconoció ante la esposa de Potifar

cuando le dijo: «Ninguna cosa me ha reservado sino a ti,

por cuanto eres su mujer.» (Génesis 39:9). A Adán y Eva

Dios les dijo: «De todo árbol podrás comer; más del árbol

de la ciencia del bien y del mal no comerás…»

(Génesis2:16-17); de la misma manera estableció un día

específico para su adoración (Éxodo 20:8-11), nos pide el

diezmo de todo lo que recibimos reconociendo su

soberanía (Malaquías 3:10), ha establecido el decálogo

para regir nuestra conducta moral, en fin todo esto es

para nuestro propio bien.

3. Es fiel en lo más mínimo. «El que es fiel en lo poco,

también lo será en lo mucho; y el que no es íntegro en lo

poco, tampoco lo será en lo mucho. Por eso, si ustedes

no han sido honrados en el uso de las riquezas

mundanas, ¿quién les confiará las venideras?» (Lucas

16:10-11). Nunca pienses que un acto, un pensamiento,

una moneda, unos gramos, una pieza de huevo, 5

minutos, etc., son de poca importancia y que nadie se

dará cuenta, si eres cuidadoso con los pequeños detalles

lo serás también con las grandes responsabilidades.

Recuerda que para Dios nada pasa desapercibido.

4. Usa adecuadamente los talentos que le han sido

confiados. Es triste ver a personas talentosas

desaprovechando o haciendo mal uso de sus dones,

pierden el tiempo ante el televisor, en las redes sociales,

en platicas triviales, etc., la ociosidad es un terreno

peligroso y propicio para vicios, malos pensamientos y

malos hábitos. Dios desea que usemos sabiamente los

talentos que nos haconfiado mediante un servicio fiel a Él

y a nuestros semejantes.

«Nunca debemos olvidar que se nos

ha puesto a prueba en este mundo a

fin de determinar nuestra aptitud para

la vida futura. No podrá entrar en el

cielo ninguna persona cuyo carácter

haya sido manchado con la fea

mancha del egoísmo. Por lo tanto,

Dios nos prueba aquí entregándonos

posesiones temporales a fin de que el

uso que hagamos de ellas demuestre

si se nos pueden confiar riquezas

eternas» (Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 24).

Pastor Eugenio Mendoza Sarmiento

Ministerios de Mayordomía

Unión Mexicana del Sureste

Preparados para su venida 2014

L

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Page 9: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

Sermón

EL CODICIADO DINERO

Lectura bíblica: Hechos 20:33

“No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de nadie”.

Introducción

¿Qué cree usted, que la codicia está asociada con el egoísmo?

Y si lo está, ¿cómo se relacionan? Muy simple: Hay un tipo de

codicia que quiere para sí lo que el otro tiene, por lo cual el

pecado de la codicia tiene sus raíces en el egoísmo. Es decir,

el egoísmo es el móvil que engendra y da a luz a la codicia.

Comentando acerca del poder de este sentimiento, Elena G.

de White, en la página 27 del libro Consejos sobre mayordomía

cristiana declara: “El egoísmo es el impulso humano más

poderoso y más generalizado”. Es decir, el ser humano puede

experimentar en su ser muchos otros impulsos; puede sentir

que lo gobiernan otras fuerzas y pasiones, pero entre todas

ninguna como el egoísmo; es el más poderoso de sus

impulsos, y no solo esto, sino que es el más común entre los

hombres, el más generalizado, pues todos lo experimentamos.

Sabemos por propia experiencia lo que es ser egoísta.

Pero hay otro tipo de codicia específicamente orientada hacia

el dinero. En el tipo que arriba mencionamos se codicia lo que

el otro tiene, pero en este otro el objeto de la codicia es el

dinero; no necesariamente el dinero que el otro tiene, sino

simplemente codicia de dinero en sí mismo. En este caso el

egoísmo continúa siendo el poderoso impulso que despierta el

visceral deseo de poseer dinero. No solo se trata del deseo de

obtener dinero para suplir las necesidades materiales de la

vida, sino que estamos hablando de un deseo tan enfermizo

como lo es el mismo egoísmo. La persona que codicia lo que el

otro tiene, ¿puede ser feliz si logra obtener el objeto de su

codicia? Y la persona cuyo objeto de codicia es el dinero,

¿puede ser feliz si logra atesorar cierta cantidad? ¿Es lo mismo

ahorrar dinero que atesorarlo? ¿Es importante el dinero? Y si lo

es, ¿tiene límites su importancia? ¿Hasta dónde llega su

utilidad?

Sé feliz con lo que tienes

Ya establecimos la relación que existe entre la codicia y el

egoísmo; pero no se trata de un egoísmo cualquiera, sino que

estamos hablando de un egoísmo visceral, de lo más profundo.

¿Por qué afirmamos esto? Porque el tipo de egoísmo presente

en la codicia hace que la persona no solo quiera retener para

sí lo que ya tiene, lo que ya le pertenece, sino que aparte de

esto también quiere apoderarse de lo que el otro tiene, y

además, podría estar dispuesto a cualquier cosa para lograrlo.

Si notamos, el egoísmo presente en la codicia hace que la

persona sea infeliz, porque no satisfecha con lo que ya tiene es

consumida por la ansiedad que le genera el deseo de

apoderarse de lo que el otro tiene.

En Éxodo 20:17 el mandamiento dice: “No codicies la casa de

tu prójimo: No codicies su esposa, ni su esclavo, ni su esclava,

ni su buey, ni su burro, ni nada que le pertenezca”. Como con

el resto de los mandamientos, al que ordena no codiciar

también le debemos obediencia. El apóstol Pablo lo reconoce,

y para dejar constancia de haberlo guardado en Hechos 20:33

declara: “No he codiciado ni la plata ni el oro ni la ropa de

nadie”. Lo que llama la atención en esta declaración es la

adición que Pablo hace de la plata y el oro como bienes

codiciables, pero que él no ha codiciado de otros. Estamos

hablando de dinero, constante y sonante. “No lo he codiciado”,

dice el apóstol Pablo defendiendo su integridad. Si notamos,

Éxodo 20:17 manda no codiciar “nada que le pertenezca” al

prójimo, y esto incluye todo lo que tenga: plata, oro, ropa,

esposa, su carro o cualquier otra pertenencia. En todo esto

Pablo era intachable y recto.

El que codicia no es feliz con lo que tiene, y cree, que

apoderándose de lo del otro puede serlo. ¿Pero qué es

codicia? Los diccionarios definen el término en dos direcciones.

En primer lugar, dicen que codicia es ansiar o desear

vehementemente una cosa, y esto va de acuerdo con el

mandamiento de Éxodo 20:17 que ordena no codiciar nada

que pertenezca al prójimo. Pero en segundo lugar los

diccionarios definen codicia como el deseo o apetito ansioso y

excesivo de bienes y riquezas, una definición que va de

acuerdo con lo expresado por Pablo en Hechos 20:38 en

donde declara que no había codiciado ni la plata ni el oro de

nadie. Todo eso es parte de lo que significa codiciar. Ahora,

notemos que el mandamiento está dado en forma de negación:

“No codiciarás”; sin embargo contiene un mensaje positivo, que

dice: ¡Sé feliz con lo que tienes! En otras palabras, al que

codicia la esposa del prójimo el décimo mandamiento le dice:

“No lo hagas, sé feliz con la tuya”. O como lo reafirma

Proverbios 5:18: “Goza con la esposa de tu juventud”.

Si tienes un auto o un buen caballo, sé feliz con lo que tienes, y

no apagues tu espíritu consumido por el egoísta deseo de

tener el auto o el caballo del otro. Si tienes una casa, disfrútala.

Si codicias la del otro, no gozarás la tuya. No compares tus

hijos con los del otro. Eso es codicia, y no es justo, pues los

tuyos son también hermosos, y no tienen nada que envidiar a

los del otro. El mandamiento es enfático: del prójimo “no

codicies nada que le pertenezca”. Nada es nada. Epicuro, el

filósofo griego, escribió lo siguiente: “¿Quieres ser rico? Pues

no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu

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Page 10: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

codicia”. ¿Hay sabiduría en lo dicho por este filósofo? Sin

duda, y deberíamos pedirle al Señor poder para que nuestra

codicia disminuya; ya que en el mundo en lugar de disminuir la

codicia más bien se incrementa. Así lo demuestra el productor

de cine Oliver Stone, en una ocasión en la que comentaba con

una clase de la American University una de sus más recientes

películas llamada Wall Street 2.

Hablando con los alumnos de esa clase, Stone les hacía notar,

cómo es que posterior a la década de los 80 los millonarios se

volvieron billonarios. Stone le explicaba a uno de los

estudiantes este fenómeno con las siguientes palabras: “La

bolsa de Nueva York puede ser el motor del capitalismo y crear

oportunidades, pero cada vez lo hace menos porque hay más

dinero en juego”. Es decir, entre más dinero haya en juego,

menos oportunidades habrán, porque los que ya tienen mucho

siempre van a querer tener mucho más. Es de lo más curioso,

pero los temas de esta película son la codicia y la envidia, y

muestra que en lugar de disminuir, la codicia sigue en

aumento. Imagínese, ¡hasta un cineasta se da cuenta de esto!

¿Y nosotros? ¿Estamos conscientes de la presencia de la

codicia en nuestro corazón? Y si lo estamos, ¿qué hacer para

vencerla? Bueno, por supuesto que orando al Señor pidiendo

poder para expulsarla de nuestras almas, y luego de esto hacer

el esfuerzo que nos corresponde para superarla. Como dijera

Benjamín Franklin: “Más fácil es reprimir la primera codicia que

satisfacer la próxima”. Aquí está la clave: ¡Reprimir la primera

codicia! No darle lugar en nuestras vidas, ni de la plata, ni del

oro, ni de la esposa, ni del caballo ni de nada que pertenezca a

nuestro prójimo. En otras palabras, ¡sé feliz con lo que tienes!

El objeto más codiciado

¿Qué es aquello que más despierta la codicia en el ser

humano? En nuestro pasaje de Hechos 20:33 Pablo lo

identifica: ¡El dinero, la plata, el oro! ¡Lo más codiciable! Hay un

pasaje bíblico que explica por qué no codiciar el dinero. Lo

encontramos en Proverbios 11:4 y dice: “En el día de la ira de

nada sirve ser rico, pero la justicia libra de la muerte”. Ningún

cristiano serio y responsable podría decir que el dinero no sirve

para nada. Claro que es útil y necesario. Los financistas han

definido tres funciones del dinero, las cuales revelan su utilidad

y necesidad. En primer lugar, sirve para asignarle un valor a los

bienes y servicios que consumimos. Por ejemplo, la ropa que

vestimos en este momento implicó un costo para producirla. El

cálculo de ese costo da como resultado el valor monetario que

se le asigna a esa indumentaria. En segundo lugar, el dinero

es necesario como medio para comprar los bienes y servicios

que los comerciantes nos ofrecen. No podríamos ir al

supermercado en busca de víveres si no llevamos dinero. No

podemos tener telefonía celular si no pagamos con dinero ese

servicio.

La tercera función del dinero es muy importante. Aquí ya no me

sirve para vender o comprar productos, sino que me es útil

para ahorrarlo o invertirlo en crear un patrimonio, según las

posibilidades nos lo permitan. Para muchas personas esta

función es muy complicada, pues usan todo su dinero en la

segunda función, gastándolo todo y no dejando nada para

invertir en un fondo de ahorro. Si practicamos la tercera función

podríamos crear un pequeño patrimonio útil para nuestra

familia, para ayudar a algún amigo en necesidad, o para

cualquier otra persona necesitada que se cruce en el camino a

lo largo de nuestra vida. Para todo esto el uso del dinero es

legítimo. El problema aparece cuando se vuelve objeto de

nuestra codicia. Y tengamos presente que entre tantos bienes

el dinero es el que más codicia despierta.

Pero hay una situación en la que el dinero no sirve para nada,

y es que “en el día de la ira de nada sirve ser rico”. Sabemos

que de acuerdo a 2 Corintios 5:10 “todos compareceremos

ante el tribunal de Cristo”. También sabemos que tal

comparecencia será en el día del juicio final, “el día de la ira”.

Pues entonces, en ese día, para efectos del juicio del cual

seremos objeto ante el tribunal de Cristo, nuestra riqueza

material, nuestro dinero, sea mucho o poco, de nada le servirá

a nadie. En esta economía del pecado en la cual vivimos,

sabemos de casos de personas que con dinero han logrado

comprar jueces que han dado veredictos injustos,

absolviéndolos a pesar de ser culpables; sin embargo, en el

“día de la ira”, en el día del juicio, cuando “compareceremos

ante el tribunal de Cristo”, ninguna cantidad podría comprar al

Juez de toda la tierra. Su veredicto será justo lo que merecen

nuestros actos. Ninguna cantidad de dinero podría alterar tal

veredicto. Entonces, lo que necesitamos para enfrentar ese

juicio no es dinero sino justicia; pues solo “la justicia libra de la

muerte”, leímos en nuestro pasaje de Proverbios.

Conclusión y llamado

¿Cómo la justicia puede librarnos de la muerte en “el día de la

ira”? Porque en ese día el dinero no nos servirá absolutamente

de nada. Codiciarlo más bien nos llevaría a la perdición. Hay

una gran diferencia entre ahorrar y atesorar dinero. La tercera

función del dinero que vimos nos enseñó la importancia de

ahorrarlo, y no hay nada malo en esto, pero es el pecado de la

codicia el que nos induce a atesorarlo en nuestro corazón.

Pero en el día del juicio ni el dinero ahorrado ni el dinero

atesorado puede librarnos de la muerte. En ese día lo único

que puede librarnos de la muerte es la justicia. Por lo tanto, lo

que debemos cultivar y atesorar en esta vida es esa justicia.

Debemos hacerlo con mayor entrega que la que ponemos para

ahorrar riquezas materiales. Debemos acumular ilimitados

depósitos de esa justicia en el banco del cielo. Estamos

hablando de la justicia perfecta de Cristo, sin la cual nadie verá

al Señor.

Preparado por el pastor Javier Mejía Mejía

Plan de crecimiento integral Mayo 2014

8

Page 11: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

Portada

CREADOS PARA TRIUNFAR

Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros,

profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y

maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra

del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo,

Efesios 4: 11 – 12

¿Qué enseña el mensaje de la Mayordomía?

Enseña que la ley de la vida en Cristo es el servicio y el

ocio es sinónimo de muerte. Lamentablemente, muchos

que no colaboran en ninguno de los ministerios de la

iglesia, lo hacen bajo pretexto que no tiene capacidad.

¿Será esto cierto? Pero a cada uno le es dada la

manifestación del Espíritu para provecho. 1 Corintios

12:7, este texto habla de un Dios que habilita a sus hijos

para que puedan cumplir con todo deber que reciban de

él. Es de resaltar que esta acción de parte de Dios no es

excluyente. La sierva del Señor nos ayuda a Entender

mejor esta verdad:

Todos, encumbrados y humildes, ricos y pobres, han sido

dotados con talentos por su Maestro; algunos con más,

otros con menos, de acuerdo con sus diversa aptitudes.

CSMC p. 116

“Dios a todos asigna su obra, y espera que le devuelvan

de acuerdo a las diversas capacidades a cada uno

confiadas” CSMC p. 117.

¿Qué nos enseñan las anteriores declaraciones?

1. Todos, sin excepción estamos aptos para servir.

2. Que aunque existan grados de capacidades

para el servicio, esto no debe ser un obstáculo

para nuestra disposición de trabajar para Dios.

3. Dios espera que rindamos en su servicio de

acuerdo a las capacidades que nos ha confiado.

4. Todos somos diferentes, por tal motivo no

tenemos que parecernos a otros ó hacer lo que

el otro hace para sentir que estamos haciendo

algo para Dios.

5. .Lo que se espera y de lo que se nos pedirá

cuenta a cada uno es delo que tenemos que

hacer de acuerdo con los dones recibidos.

¿Por qué nos sentimos incapaces en desempeñar un

servicio en la iglesia?

“Muchos de los que se excusan de hacer esfuerzo

cristiano presentan como una causa su incapacidad para

la obra. Pero, ¿los hizo Dios incapaces? No,

nunca…“…La incapacidad fue producida por su propia

inactividad y perpetuada por su elección deliberada. El

continuo mal uso de sus talentos, apagará del todo para

ellos el Espíritu Santo, que es la única luz. PVGM p, 299

Según el anterior pensamiento podemos concluir:

1. Que ningún ser humano normal puede alegar que fue

creado con desventajas con relación a otros.

2. Nunca ha salido de las manos de Dios algo que pueda

considerarse inservible.

3. Una persona puede llegar a incapacitarse a sí misma

si no usa los talentos que tiene. Si permanece inactiva

terminará arruinada.

4. El Espíritu Santo es el agente Divino que trae a

nuestras vidas todas esas bendiciones y dirige nuestras

vidas si nosotros lo dejamos.

5. Finalmente, el mensaje de la anterior cita da entender

que la forma más práctica de apagar la luz del Espíritu

Santo en nuestras vidas tiene que ver con el no ó el mal

uso de los dones que Dios nos ha dado.

¿Qué aptitudes debemos evitar con relación a los

talentos y dones que Dios nos ha dado?

a) Debemos evitar el descuido.

“El haber recibido talentos de parte de Dios debe verse

como una oportunidad para actuar y dar gloria a su

nombre. De otra manera, veremos esos talentos

arruinarse”. CSMC p. 118

b) Debemos evitar la pereza física y

mental.

“La Palabra de Dios enseña que si un hombre no quiere

trabajar, tampoco debe comer. El Señor no requiere que

el trabajador activo sostenga al que no es diligente. La

pérdida de tiempo y la falta de esfuerzo es lo que

produce pobreza y necesidad” CSMC p. 119 – 120

En lo que requiere diligencia, no perezosos; fervientes en

espíritu, sirviendo al Señor; Rom 12:11

c) Debemos amar al Dador del don en vez

de idolatrar el don.

“Es triste como una persona a quien Dios ha bendecido

con dones y habilidades para glorificar su nombre y hacer

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Page 12: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

el bien, llega a centrar su vida en esas bendiciones que

termina convirtiéndolas en un ídolo.”

d) Debemos evitar servir al mundo o a

nosotros mismo antes que a la causa

de Dios.

“Hay personas a las que Dios bendice hasta llegar a

tener capacidades, conocimiento e influencia, pero luego,

al ser solicitadas para el servicio, resultan que no tienen

tiempo para Dios”… “Muchos dedican meses y años a la

adquisición de un oficio o profesión a fin de llegar a ser

obreros de éxito en el mundo; y sin embargo no realizan

ningún esfuerzo especial para cultivar los talentos que

podría convertirlos en trabajadores de éxito en la viña del

Señor. CSMC p. 122

e) Debemos evitar un servicio basado

únicamente en palabras.

“Cuando los casos de todos pase en revista delante de

Dios, no se formulará esta pregunta: ¿Qué profesaron

ellos?, sino estas otras ¿Qué hicieron ellos? ¿Han sido

ejecutadores de la Palabra? ¿Han vivido para sí mismos?

…... ¿O bien se han ejercitado en obras de benevolencia

y bondad, en amor, prefiriendo a los demás antes que a

ellos mismos y negándose a sí mismo para poder

bendecir a otros? CSMC p. 126

Hago un llamado en este momento en el nombre de

Jesús a reconocer que hemos sido creados para triunfar,

que hemos sido habilitados para servir, para ser útiles en

la causa de Dios y para el bienestar de otros.

Seminario de mayordomía

Lo primero como files mayordomos

Todo creyente debe ser sincero en su unión con

la iglesia. La prosperidad de ella debe ser su

primer interés, y a menos que sienta la

obligación sagrada de lograr que su relación

con la iglesia sea un beneficio para ella con

preferencia a sí mismo, la iglesia lo pasará

mucho mejor sin él. Está al alcance de todos

hacer algo para la causa de Dios. CSMC 46

EN BREVE

Se representa aquí las

dos coronas de Jesús.

La corona de espinas

nos recuerda que Él es

nuestro Salvador. La

corona de la victoria (la

corona regia) refleja su

señoría en el cielo y en

la tierra. Con la primera

corona en mente, nos

entregamos a Él en

gratitud. Con la

segunda corona en

mente, nos sometemos

completamente a Él. Por

lo tanto, La

responsabilidad es

nuestra respuesta a

Jesús. Nos damos todo

en respuesta a Su

absoluto. Además, se

nos recuerda que a

través de Su sufrimiento

nos encontramos con nuestra salvación, y por

medio de su victoria,

encontramos nuestro

camino a la corona que

nos espera en el cielo!

10

Page 13: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

RECURSOS

Por medio de esta serie de sermones respecto a la

mayordomía, el autor proporciona los aspectos más

relevantes de la mayordomía cristiana, basándose en las

Escrituras y presentando la voluntad de Dios para sus hijos

mediante acertadas ilustraciones. Lo más destacable de este

libro: • La mayordomía como un estilo de vida. • Cada capítulo

concluye con un cuadro que nos invita a refl exionar sobre

cómo ser un verdadero mayordomo de lo que Dios nos da.

Cómo puede el líder de la iglesia llevar a cabo una atención

personalizada. • Cómo concienciar al miembro de iglesia para que

sea un fiel mayordomo. • Cómo sostener la organización de la

iglesia.

Basado en la Biblia y en los escritos de Elena G. de White,

este libro da respuesta a las principales preguntas

relacionadas con el tema de la mayordomía. El autor ofrece

una explicación clara de los conceptos de diezmo y ofrenda.

Lo más destacable de este libro: • ¿Qué es el diezmo? •

¿Para qué se usa el diezmo? • ¿Cuál es la diferencia entre

diezmar y ofrendar? • ¿Cómo usan las Asociaciones/Misiones

el diezmo?

Cómo puede el líder de la iglesia llevar a cabo una atención

personalizada. • Cómo concienciar al miembro de iglesia para que

sea un fiel mayordomo. • Cómo sostener la organización de la

iglesia.

Imagen Freepik.com

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Page 14: Mayordomos, N°1  Septiembre 2015

Cuando el Espíritu de Dios toma posesión de la vida, “aquellos cuyo corazón está lleno del

amor de Cristo seguirán el ejemplo de aquel que por amor a nosotros se hizo pobre a fin

de que por su pobreza fuésemos enriquecidos. El dinero, el tiempo, la influencia, todos los

dones que han recibido de la mano de Dios, los estimarán solamente como un medio de

promover la obra del evangelio” (Los hechos de los apóstoles, pp. 59, 60)

Departamento de Mayordomía Cristiana