Enrique Dussel. Hacia una filosofía política de la Liberación
Materialidad De La Etica De La LiberacióN De Dussel
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NOTAS SOBRE LA
MATERIALIDAD DE LA ÉTICA DE LA LIBERACIÓN
DE ENRIQUE DUSSEL1
BRISEIDA ALLARD O.
INTRODUCCIÓN
La Ética de la Liberación en la Edad de la Globalización y de la Exclusión2,
publicada por el filósofo latinoamericano Enrique Dussel en 1998, ofrece vetas de
indagación sugerentes para pensar en torno a la cuestión de los sujetos socio-
históricos de la transformación liberadora, un tema que forma parte de la agenda
dusseliana de los “diálogos propios del siglo XXI”.
Producto de la construcción histórica y elaboración teórica del pensamiento
filosófico conocido como Filosofía de la Liberación, la Ética de la Liberación –
también como EL- , tiene como objetivo pensar filosófica y racionalmente la crisis
1 Estas notas fueron presentadas en el curso Cultura Cristiana, dictado por el Dr. Arnoldo Mora, en
el Doctorado en Ciencias de la Educación de la Universidad Católica de Costa Rica Anselmo Llorente y La Fuente, diciembre de 2009. 2 En adelante, también me refiero a esta obra abreviándola como EL.
Como conclusión, la Ética de la Liberación necesita afirmar la universalidad de la razón y la fundamentación de principios en vista de la liberación de las víctimas. Necesita igualmente afirmar la vida, sin caer en vitalismos darwinistas o fascistas, por la exigencia de establecer un criterio universal de verdad práctica, desde el que pueda juzgarse al sistema económico que produce pobreza (muerte) como negación de la vida humana. El criterio material vida humana es absoluto, y todo modelo, argumento, sistema económico constructivo o crítico debe tenerla como referencia última.
Enrique Dussel, Principios éticos y economía. Desde la perspectiva de la ética de la liberación
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del sistema-mundo expresada en la paradoja de una globalización que se
extiende hasta alcanzar el último rincón de la Tierra, al tiempo que excluye a la
mayoría de la Humanidad.
A lo largo del texto, Dussel plantea una ética de afirmación rotunda en la
vida humana ante la no-vida del modelo hegemónico vigente. Ya en la parte
introductoria de su EL, Dussel observa:
Nos encontramos frente a un hecho masivo de la crisis de un sistema
mundo que se ha formado hace 5,000 años y se está globalizando
hasta llegar al último rincón de la Tierra, excluyendo,
paradójicamente, la mayoría de la humanidad. Es un problema de
vida o muerte. Vida humana que no es un concepto, una idea, ni un
horizonte abstracto, sino el modo de realidad de cada ser humano en
concreto, condición absoluta de la ética y exigencia de toda
liberación. (EL: 11)
Se propone, entonces, “pensar filosófica y racionalmente esta situación real
y concreta, ética, de la mayoría de la humanidad presente, abocada a un conflicto
trágico de proporciones nunca observado en la historia de la especie humana”
(EL: 11)
A través de la re-lectura crítica del pensamiento de numerosos autores
contemporáneos, Dussel sitúa, solamente de manera indicativa, un conjunto
temático dentro de una elaborada “arquitectónica categorial” que se desarrolla
como un proceso ético, partiendo de la realidad de un sistema mundial de
globalización excluyente.
Se trata de una ética cotidiana, desde y a favor de las inmensas
mayorías de la humanidad excluidas de la globalización, en la
“normalidad” histórica vigente presente. (EL: 15)
Una y otra vez a lo largo del texto, Dussel reafirma que la EL es una ética
de la vida; que la negación de la vida es el punto de partida de toda la crítica ética
del sistema vigente. Que se expresa en “el sufrimiento de la víctima, de los
dominados (como operario, indio, esclavo africano o explotado asiático del mundo
colonial; como corporalidad femenina, raza no-blanca, generaciones futuras que
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sufrirán en su corporalidad la destrucción ecológica; como los viejos sin destino
en la sociedad del consumo, niños de la calle abandonados, inmigrantes
extranjeros refugiados)…”. Es decir, la Ética de Liberación “es la toma de
consciencia de esta negatividad”.
Considero adecuado tener en cuenta que la Ética de Liberación constituye
un “segundo paso” con relación a otra ética, titulada Para una ética de la
liberación latinoamericana (1973), obra donde se advierte una mayor presencia de
lo negativo y material, que publicó en medio de graves situaciones represivas y de
violación de derechos humanos en Argentina, su país natal y en otras sociedades
de la región.
Justamente, el autor comentado señala cuatro aspectos que diferencian y a
la vez ligan ambos procesos éticos en su propio recorrido biográfico-intelectual.
La primera diferencia tiene que ver con los objetivos de cada obra. Si el texto de
1973 se titulaba “Para una ética…”, la obra comentada ahora es una “ética” sin
más.
Otra cuestión importante que diferencia ambos momentos es que mientras
que en la década del setenta Dussel partía de los filósofos más estudiados en esa
época (Heidegger, Ricoeur, Gadamer, la primera Escuela de Frankfurt, Derrida,
Lévinas, entre otros); ahora, en medio de las ruinas aún humeantes del muro de
Berlín, Dussel reactualiza debates antiguos abiertos por R. Luxemburg, A.
Gramsci, J. C. Mariátegui, para mencionar algunos. A la lista de 1973 agregó
otros autores relevantes para su argumento que representan el nuevo desarrollo
de la filosofía a nivel global.
La Ética de Liberación “realiza el doble efecto de construir una
arquitectónica y de subsumir la reflexión de los éticos contemporáneos”, con lo
cual Dussel muestra cómo se puede transitar por ellos, “pero „trayendo agua al
molino‟ de nuestro pensamiento central” (EL: 16). Este modo de razonar -cuyas
raíces profundas enlazan con el pensamiento ético-crítico de la segunda
Ilustración3- convierte a la ética de liberación dusseliana en un rizomático
3 Denomino de esta forma al conjunto de reflexiones críticas, encabezadas por F. W. Hegel (1770-
1831), al pensamiento ilustrado clásico del siglo XVIII. A mi juicio, esta segunda etapa ilustrada pasa por L. Feuerbach (1804-1872) y remata en el pensamiento de Karl Marx (1818-1883), F. Engels (1820-1895) y A. Gramsci (1891-1937). A partir de la segunda posguerra empiezan a
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geoespacio conceptual-cognoscitivo-crítico, tributario de los aportes de
numerosas corrientes ético-filosóficas justo en un momento de derrumbe de
muchos modelos que alentaban la esperanza de los pueblos por liberarse de su
miseria.
Un aspecto clave que diferencia ambos “pasos” en su propósito de formular
y justificar un “principio ético material universal”, es el locus de la enunciación en
que se sitúa cada texto. Mientras “Para una ética….” se pensó desde “… la
liberación latinoamericana”, “desde grupos de pensadores militantes, desde una
relectura crítica de los textos”; ahora, en el texto de 1998, Dussel se sitúa en un
horizonte mundial, planetario, más allá de la región latinoamericana, del heleno-y-
euro-centrismo propio de Europa o Estados Unidos actuales.
En otras palabras, el camino que Dussel recorre lo lleva desde el “centro” y
la periferia” hacia la “mundialidad”. De esta manera, según sus palabras, “la
reflexión ha alcanzado nueva pertinencia”,
De todas maneras, esta Ética de Liberación no sustituye a la antigua
obra..., pero la actualiza, reformándola, radicalizándola, desarrollando
nuevos aspectos fundamentales, y respondiendo, aclarando, ampliando
o retractándose ante críticas vertidas (EL: 16).
El pensamiento de Dussel debe ser considerado, entonces, sobre este
fondo y en este contexto. Como la mayoría de los pensadores sistemáticos, sus
observaciones ético-políticas anidan en un amplio sistema filosófico que incluye la
ética, la historia, la filosofía, etc. De ahí también la apretada complejidad del
sistema reflexivo desplegado en Ética de la Liberación, del cual sintetizamos lo
siguiente.
El libro inicia con una extensa y cautivante introducción que traza la historia
mundial de las eticidades: “Se trata… de una propuesta con intención filosófica,
aparecer signos evidentes de la crisis del paradigma moderno refiriéndose a aspectos internos de Europa (EL: 62). Casi simultáneamente desde el mundo subdesarrollado, periférico, emerge la arquitectónica categorial crítica al eurocentrismo ilustrado –Fanon, Cesaire, Senghor-, que, por su contenido ético-crítico, podría constituir los albores de un tercer movimiento ilustrado. De ser así, esta última fase es actualmente un impetuoso río con numerosos afluentes entrecruzados, entre ellos la (pionera) Filosofía de la Liberación y el más reciente programa de investigación conocido como Modernidad/Colonialidad. Mi periodización tiene como referencia la tesis de la primera y segunda modernidad planteada por Dussel en el marco de su crítica al eurocentrismo (EL: 50-86).
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donde los contenidos históricos de las “eticidades” son analizados siguiendo una
secuencia histórica que condiciona...los niveles ético material y formal moral y aún
la criticidad ética (…) [EL, 19]. Dussel fundamenta como “las “eticidades” de la
humanidad se fueron generando en torno y desde un sistema asiático-africano-
mediterráneo, que desde el siglo XV es, por primera vez, un “sistema mundial”.
Seguidamente, el texto se divide en dos apartados principales. El primero
se refiere a lo que Dussel denomina ética fundamental; el segundo a la ética
crítica. Cada apartado se divide, a su vez, en tres capítulos, cada uno de los
cuales trata un aspecto básico de los fundamentos de la ética: el momento
material, el momento formal y el momento de factibilidad de la ética.
El primer capítulo de la primera parte se refiere al momento material o
“contenido” de la ética. Según el autor, toda ética trata alternativas específicas y
los principios que las guían, y estas alternativas son sobre cosas y personas en el
mundo. Al tiempo que insiste que la vida humana es el contenido de la ética (EL:
91), Dussel advierte sobre el sentido de una ética de contenido o material: la
dignidad negada de la vida de la víctima, del oprimido o excluido. El segundo
capítulo de la primera parte tiene que ver con la cuestión o demanda de validez
intersubjetiva. La validez remite a la legitimación y aplicación del principio
material. El siguiente capítulo trata de lo que Dussel denomina lo “bueno”, o lo
que también llama “factibilidad ética”.
En síntesis, de las consideraciones anteriores se derivan tres principios: el
principio práctico de la preservación de la vida, el principio moral de la
legitimación discursiva de normas y principios, y el principio de bondad o
factibilidad.
La segunda parte de la Ética de la Liberación desarrolla los principios
críticos de su ética de liberación en una vertiente negativa; es decir, si la ética
fundamental, abordada en la primera parte, se interesa por la formulación positiva
de los principios que guían la acción ética, la ética crítica se interesa por la
formulación de los principios críticos que guían la crítica ética. Así, el capítulo
cuarto (primero de la segunda parte), se refiere a la crítica ética de los sistemas
de normas. Este capítulo concluye con la enunciación del principio crítico-material
de la ética que impone que la afirmación de la vida requiere la crítica de los
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sistemas en los que se niega la corporalidad y dignidad del Otro. Toda la crítica
ética emerge del reconocimiento del sufrimiento ajeno. Sin embargo, este
sufrimiento es siempre material y corporal. La condición de posibilidad de toda
crítica es el reconocimiento de la dignidad del otro sujeto, el co-sujeto, pero desde
la perspectiva de su ser, vista y experimentada sobre todo como seres humanos
vivos.
El siguiente capítulo gira en torno a la validez anti-hegemónica de la
comunidad. En este capítulo Dussel se refiere al problema de que la crítica ética
de las víctimas de cualquier sistema siempre parece ilegítima desde el punto de
vista de ese sistema mismo. En esa perspectiva, su crítica se convierte en la
crítica deslegitimadora de la legitimidad del status quo. Este capítulo concluye
con la enunciación del principio de crítica-discursiva que exige que quien actúe
éticamente debe participar en una comunidad de víctimas, que habiendo sido
excluidas se reconocen como tal, y en consecuencia, constituyen una crítica al
sistema.
El capítulo final desarrolla lo que nuestro autor ha bautizado como el
“Principio de Liberación”. Toda ética, que se merezca tal denominación, debe
culminar en el imperativo para liberar a todas las víctimas del sistema que las
convierte en víctimas. Se trata ni más ni menos que “del deber de intervenir
creativamente en el progreso cualitativo de la historia” (EL: 558). Dussel plantea
la cuestión siguiente: ¿Cómo, bajo qué condiciones y con qué medios se
alcanzará esta liberación? Este capítulo concluye con la elaboración del “principio
de la liberación”, según el cual quien actúa críticamente, éticamente, debería o
está obligado a lograr una transformación viable y ejecutable del presente sistema
que es la causa del sufrimiento de las víctimas, al mismo tiempo que también está
obligado a lograr la construcción de un nuevo orden el que se posibilite la vida de
la víctima.
En lo que sigue busco puntualizar algunos de los planteamientos básicos
en la propuesta ética de Dussel, según mi lectura de la obra comentada, relativos
a su preocupación fundamental: la opresión, la exclusión y el genocidio del pobre,
el que sufre, el miserable, la vulnerable corporalidad viva de la víctima. En este
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sentido, interesa caracterizar sumariamente los elementos de la materialidad de la
Ética de la Liberación:
Se trata, pues, con palabras del propio Dussel, de “algunas cuestiones,
sólo algunas de las posibles”.
Elementos de la Materialidad de la Ética de la Liberación
Dussel toma como punto de partida de la ética la vida humana.
Refiriéndose a la EL, sostiene que “esta es una ética de la vida”. Con ello asume
la relevancia ética de la vida humana, más claramente, de la corporalidad viviente
de cada sujeto humano.
Desarrolla un concepto integral de la vida del ser humano. La vida humana
fundamenta normativamente un orden, exige alimentos, vivienda, seguridad,
libertad, valores culturales. Sus conceptos tales como la “razón práctico-material”,
el “principio material”, entre otros, se refieren a la vida propiamente humana en
toda su plenitud.
En efecto, Dussel enfatiza el aspecto material de la vida, la corporalidad del
ser humano, pero los ve en la unidad con las características socio-culturales del
ser viviente como un ser lingüístico, autoconsciente y ético. Es por esto que la EL
es una ética de la vida; ética crítica desde las víctimas, pues “Son las víctimas,
cuando irrumpen en la historia, las que crean lo nuevo. Fue siempre así. No
puede ser de otra manera.”
La Ética de la Liberación, aunque es una ética posible acerca de toda
acción de cada día, lo propio de esta ética o su referente privilegiado es la víctima
o comunidad de víctimas que operará como el/los “sujeto/s” en última instancia.
Ser sujeto significa asumir la responsabilidad solidaria por su propio “ser” como un
“deber ser”.
Desde este criterio Dussel fundamenta el principio ético material universal.
Según este principio, todo el que obra éticamente debe producir, reproducir y
desarrollar la vida de cada sujeto humano en comunidad, en último término.
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¿En qué sentido defiende Dussel la vida? Sobre la base de su principio
material pone como pilar de su discurso al sujeto en tanto “realidad viviente
humana (es decir como sujeto autoconsciente, autónomo, libre)” (EL: 134).
Aunque nuestro autor usa siempre el concepto de sujeto, lo principal para
él es lo “viviente”. Pone el acento principal en la “corporalidad viviente” de cada
sujeto, en el sufrimiento, dolor, hambre, enfermedad que padece por culpa de los
actos de otros seres humanos (corporalidades vivientes); otorga primacía ética al
preocuparse por captar y respetar la “corporalidad viviente” del otro.
Su objetivo es liberar esa corporalidad sufriente de su sufrimiento y
hambre. Dussel resume explícitamente en una frase toda su Ética de la
Liberación: “ética de la corporalidad y de la vida” (EL: 74). Afirma que el núcleo
de su propuesta es justamente centrarse en este aspecto de la subjetividad. Ya
que, “el dolor de la corporalidad de las víctimas […] es exactamente el origen
material (contenido) primero […] de toda crítica ética posible” (EL: 302).
Y por esta vía, desde las víctimas de un sistema, Dussel llega a la víctima,
a la “subjetividad humana concreta, empírica, viviente […] el sujeto que ya no
puede vivir y grita de dolor […] [la] vulnerabilidad de la corporalidad sufriente –que
el “ego alma” no puede captar en su subjetividad inmaterial e inmortal –hecha
herida abierta última no cicatrizable (EL: 524)
Para Dussel se trata de conocer a un ser humano “desde la vida”, por eso
remite a este “volver a su estado empírico negativo y „re-conocerlo‟ como víctima
(es decir, faltante de vida en alguna dimensión). Ese reconocimiento afirma al
Otro “desde su negatividad más originaria: el hecho de ser víctima en el
sufrimiento de su corporalidad” (EL: 372).
El Otro es en su discurso “la/el otra/otro mujer/hombre: un ser humano, un
sujeto ético, el rostro como epifanía de la corporalidad viviente humana” (EL: 16).
La defensa de la satisfacción de las necesidades corporales humanas, la
consideración de que todo sujeto humano es un ser corporal y en este ámbito
debe ser también, por tanto, respetado, es criterio de la verdad práctica.
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El sujeto de la praxis de liberación
Para Dussel, cada sujeto ético de la vida cotidiana, cada individuo concreto en
todo su actuar, es ya un sujeto posible de la praxis de liberación, en cuanto
víctima o solidario con la víctima, ya sea que “fundamente normas, realice
acciones, organice instituciones o transforme sistemas de eticidad”.
Dussel argumenta que el sujeto de la vida humana (desde el “cuerpo-propio”
viviente), en el re-conocimiento solidario del Otro, de la comunidad, es el criterio
de verdad y validez insustituible de la ética como sujeto vivo.
El sujeto material de la ética
En la Ética de la Liberación, el sujeto vivo humano es el punto de arranque y
continua referencia y contenido de la conciencia cognoscente, del mundo, del
lenguaje, de los instrumentos y valores culturales, de la discursividad o la
comunidad de comunicación.
La Ética de la Liberación nace, por lo tanto, de la crítica del sistema vigente; la
negación de la vida es el punto de partida de toda la crítica ética del sistema
vigente. El juicio de hecho crítico desde el marco material de la ética, se enuncia
como la posibilidad de la producción, reproducción y desarrollo de la vida de los
sujetos reales del sistema, y como “medida” o criterio de los fines del mismo: si la
vida no es posible, la razón instrumental que se ejerce en hacerlo imposible es
éticamente perversa. (EL: 523)
El “Principio-Liberación”
El Principio Liberación formula explícitamente el momento del deber ético-crítico
de la transformación como posibilidad de la reproducción de la vida de la víctima,
y como desarrollo factible de la vida humana en general. (EL: 558)
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Se trata del deber de intervenir creativamente en el progreso cualitativo de la
historia. El principio obliga a cumplir por deber el criterio, obligatorio para todo
ser humano, aunque frecuentemente sólo asuman esta responsabilidad los
participantes de la comunidad crítica de las víctimas: transformar por
deconstrucción negativa y nueva construcción positiva las normas, acciones,
microestructuras, instituciones o sistemas de eticidad, que producen la
negatividad de la víctima.
El momento negativo del Principio Liberación
La obligación ético-liberadora se impone siempre, en primer lugar, como el deber
de enfrentar la deconstrucción real de las causas de la negatividad de la víctima.
Implica enfrentar la violencia del sistema dominante que ha perdido la legitimidad
(o que la va perdiendo ante los ojos de las víctimas).
Praxis negativa, deconstructiva, necesaria, que limpia el terreno para cavar los
cimientos y construir posteriormente sobre ellos las paredes (las instituciones) del
hogar donde se produce, reproduce y crece la vida.
El momento positivo del Principio Liberación
Para Dussel queda claro que liberar no es sólo romper las cadenas (el momento
negativo descrito), sino “desarrollar” (liberar en el sentido de dar posibilidad
positiva) la vida humana al exigir a las instituciones, al sistema, abrir nuevos
horizontes trascendentales a la mera reproducción como repetición de “lo Mismo”
–y, simultáneamente, opresión y exclusión de víctimas. O sea, construir
efectivamente las estructuras o instituciones del sistema donde la víctima pueda
vivir, y “vivir bien”.
A modo de conclusión, sin concluir
Estas breves consideraciones han tenido como objetivo mostrar las líneas
generales de un pensamiento que ofrece un inigualable punto de apoyo para re-
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pensar problemáticas ligadas a Víctimas del sistema. En Dussel hay una crítica a
lo que podríamos denominar razón victimizadora que constituye una verdadera
negación del mito de la modernidad. Pero también encontramos una afirmación
de ideas ético-críticas presentes, siempre a contramano de los procesos
históricos, las cuales apuntalan el camino hacia mundos Otros. A pesar de todos
los cambios y transformaciones socioculturales y políticas, Dussel se ha
mantenido perseverante en este principio: todo pensamiento realmente liberador
debe partir de la miseria de los pobres, la angustia, el dolor de la víctima. Re-
apropiarnos crítica y creativamente de esta tradición debe ampliar y fortalecer las
posibilidades, fecundidad y vitalidad de nuestra capacidad de pensar y
transformar nuestras realidades hoy.
REFERENCIAS
Dussel, Enrique (1998). Ética de la liberación en la edad de la globalización y de
la exclusión. 2ª edición. Madrid: Editorial Trotta.
Dussel, Enrique (2001). Principios éticos y economía. Desde la perspectiva de la ética de la liberación. Disponible en la web: http://them.polylog.org/3/fde-es.htm#s1 - Recuperado el 3 noviembre 2009.