Materiales para estudiar Egipto

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37 Capítulo 3 sumerios y los babilónicos. En las zonas pantanosas se podía obtener el único material de construcción abun- dante, el barro, con el que se hacían ladrillos y tablillas para escribir. En la zona de Siria y Palestina también se formaban pequeños valles fértiles, donde se instalaron los feni- cios y los hebreos. El resto del territorio es desértico –observa el desier- to de Arabia y el desierto del Sahara- o montañoso. CRONOLOGÍA Egipto conoció tres períodos de grandeza: B EGIPTO Y MESOPOTAMIA a. Economía y sociedad En Egipto, la actividad económica más importan- te era la agricultura. Como hemos visto, la crecida del Nilo garantizaba la fertilidad de las tierras a sus orillas. El país producía cereales como cebada y trigo, frutas, vides y lino; se criaban cerdos, cabras y ovinos, vacu- nos, ocas y patos. En la zona de pantanos, en el delta del Nilo, los cañaverales, los nenúfares, las plantas de papiro, proporcionaban a los habitantes de sus orillas Lámina C:1 Tomado de "Histoire Geographie 6º", J. Lambin, p. 28 ciudad aguas altas limo ciudad Nilo limo ciudad aguas bajas limo ciudad Nilo limo © Editorial Contexto / Todos los derechos reservados / MATERIAL PROMOCIONAL PARA EXCLUSIVO USO PERSONAL / PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN

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37Capítulo 3

sumerios y los babilónicos. En las zonas pantanosas se podía obtener el único material de construcción abun-dante, el barro, con el que se hacían ladrillos y tablillas para escribir.

En la zona de Siria y Palestina también se formaban pequeños valles fértiles, donde se instalaron los feni-cios y los hebreos.

El resto del territorio es desértico –observa el desier-to de Arabia y el desierto del Sahara- o montañoso.

CRONOLOGÍA

Egipto conoció tres períodos de grandeza:

B EGIPTO Y MESOPOTAMIA

a. Economía y sociedad

En Egipto, la actividad económica más importan-te era la agricultura. Como hemos visto, la crecida del Nilo garantizaba la fertilidad de las tierras a sus orillas. El país producía cereales como cebada y trigo, frutas, vides y lino; se criaban cerdos, cabras y ovinos, vacu-nos, ocas y patos. En la zona de pantanos, en el delta del Nilo, los cañaverales, los nenúfares, las plantas de papiro, proporcionaban a los habitantes de sus orillas

Lámina C:1

Tomado de "Histoire Geographie 6º", J. Lambin, p. 28

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los materiales de construcción para sus viviendas y sus botes, además de ser la zona propicia para cazar y pes-car. Después de la crecida, cuando las aguas volvían a su cauce, los campesinos trabajaban la tierra con una azada o con un arado y se sembraban las semillas en la tierra aún húmeda. Para regar sus cultivos utilizaban herramientas (algunas de las cuales son similares a las que hoy se siguen utilizando) [Observa la Lámina C:2], que les permitían construir canales para transportar el agua del río. En los meses de abril y mayo llegaba el tiempo de la recolección y del pago de impuestos, que

podía significar hasta la mitad de la cosecha. Después, el río volvía a crecer y un nuevo año de trabajo reco-menzaba. Además de trabajar la tierra y de pagar los impuestos que mantenían al Faraón, a los sacerdotes y a los funcionarios, el campesino egipcio debía traba-jar en las canteras de piedras, en el mantenimiento de los canales y en las construcciones de los templos y las tumbas. Los campesinos eran la gran mayoría de la po-blación de Egipto. Se los llamaba fellah, hombres libres pero que no eran dueños de la tierra que cultivaban. Se supone que el propietario de todo era el Faraón.

Cairns, T. Los inicios de la civilización, p. 31.

Lámina C:2

Una simple balanza aliviaba gran parte del esfuerzo de sacar agua y se vaciaba en el canal de riego superior.

Lámina C:3 Río Nilo

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También existían los esclavos, propiedad del Faraón. Eran, por lo general, prisioneros de guerra y su número creció a partir del Imperio Nuevo, cuando se conquista-ron nuevas tierras.

A ambos lados del Nilo el desierto proporciona can-teras de piedra caliza blanca, cuarzo de color rojo y granito rosa, gris y negro. Estas piedras eran empleadas en la construcción de templos y tumbas, los palacios y las viviendas de funcionarios y sacerdotes. Al sur, se encontraban minas de oro y piedras preciosas. El cobre llegaba principalmente del Sinaí, pero no era suficien-te; por ello los egipcios debieron importarlo de Chipre y de Siria. A partir de estas materias primas, se desarro-llaron las artesanías.

Los artesanos vivían mejor que los campesinos, sobre todo aquellos que hacían tareas especializadas, como los orfebres, los metalúrgicos y los pintores que trabajaban para los sacerdotes y para el Faraón. Los ebanistas, artesanos especializados, construían mue-bles para los vivos y para los muertos, porque el cuer-po del difunto iba acompañado de un ajuar funerario. También eran especializados los orfebres que fundían el oro y engarzaban piedras preciosas, y los curtidores que trabajaban el cuero a la perfección.

Los comerciantes que se encargaban de los inter-cambios internos lo hacían por trueque y se traslada-ban por el río en botes de papiro o de madera. La na-vegación por el Nilo era muy importante, porque era la forma más rápida para trasladar piedras, productos y personas. Muchas veces se abrían canales para facilitar la navegación, por ejemplo, en la zona de las cataratas.

En el comercio exterior los cretenses y los fenicios –a quienes estudiaremos más adelante- sirvieron sucesi-vamente de intermediarios. Durante el Imperio Nuevo, el comercio exterior se convirtió en una actividad eco-nómica fundamental. Egipto no tenía maderas de bue-na calidad y debía importarlas, lo mismo que ciertos metales como el estaño, necesario para elaborar bron-ce; pero abundaban los cereales para exportar. El co-mercio proporcionaba maderas de Biblos; desde Nubia, navegando por el Nilo, llegaban otros productos como sustancias aromáticas, plumas de avestruz y marfil.

Quienes rodeaban al Faraón ocupaban el lugar más importante de la sociedad. Eran los sacerdotes, los fun-cionarios, los guerreros y los escribas. Los funcionarios y los escribas se encargaban del cobro de impuestos, dirigían la administración y controlaban la economía

del reino; estaban sometidos, a su vez, al control de los sacerdotes. En la época del Imperio Nuevo se llevaba un registro muy eficiente de todas las tierras y sus culti-vos. Desde que Egipto sufrió las invasiones de pueblos como los hicsos, creció el número y la importancia de guerreros y soldados.

VIDA COTIDIANA

En Mesopotamia, la principal actividad era tam-bién la agricultura. La mayor parte de tierra pertene-cía a la autoridad, el Rey o el Templo y ésta la repartían en lotes a los campesinos, quienes también podían ser propietarios. Se cultivaba trigo, cebada y sésamo; las palmeras proporcionaban dátiles; se criaban ovejas y cabras. Como en Egipto, los propios campesinos hacían sus manufacturas: telas de lino y de lana, recipientes de alfarería y ladrillos. También se desarrollaron artesanías de lujo, por ejemplo, los objetos de oro, de marfil y de piedras preciosas, que constituían las riquezas más im-portantes. Para el trabajo de las tierras se podía contra-tar jornaleros o disponer de esclavos, capturados en las guerras. El comercio entre una ciudad y la otra era muy activo. Más importante era el comercio con las regiones vecinas, de donde las ciudades mesopotámicas obte-nían los productos que escaseaban en ellas. Era funda-mental comprar maderas finas y resistentes, piedras y metales. Al igual que en Egipto, existían sectores po-derosos, como los sacerdotes, funcionarios y escribas, pero, quizás en Mesopotamia fuera posible cambiar de condición social. Un artesano se podía enriquecer, un esclavo podía llegar a ser un hombre libre o un rico co-merciante empobrecerse y convertirse en esclavo por sus deudas. ©

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b. Organización política

La organización política de Egipto hasta cerca del año 3000 a.C. consistía en dos reinos que se ubicaban al sur (el Alto Egipto) y al norte (el Bajo Egipto) en el valle del río. Fue entonces unificado en un solo reino. Todo Egipto se organizó en forma de Estado centraliza-do, gobernado por un Faraón quien llevaba una doble corona, en representación de los dos antiguos reinos. [Observa mapa C:3] El poder del faraón era de origen di-vino. ¿Recuerdas cómo se denomina esta forma de gobier-no? Desde el Imperio Nuevo, el Faraón era considerado la encarnación viva del dios del sol, llamado al comien-zo Ra y más tarde Amón-Ra. Su función era garantizar el equilibrio del mundo y se creía que él intervenía ante los dioses para provocar la crecida del Nilo. Al comien-zo de su mandato se organizaban grandes fiestas que reconocían su poder divino. Era el dueño de la tierra y hacía las leyes para que todos los egipcios vivieran en orden y en paz. Lee el documento C:1.

La capital (Menfis primero, luego Tebas a partir del Reino Medio) era sede de la administración y el lugar donde residían el faraón, los principales sacerdotes y los funcionarios más importantes. El territorio estaba dividido en circunscripciones denominadas "nomos" administradas por un jefe local.

Los funcionarios estaban organizados jerárquica-mente. El más importante –llamado visir por los his-toriadores- tenía múltiples funciones. Controlaba las obras públicas, las finanzas, los archivos y las aduanas, nombraba funcionarios que recogían los impuestos y se encargaban del cumplimiento de las leyes desde la capital hasta la más pequeña aldea.

Documento C:1

"Yo era el que producía la cebada y amaba el dios gra-no. El Nilo me respetaba en cada inundación. Nadie tuvo hambre durante mis años, ni sed en aquel tiem-po. Los hombres estaban en paz por medio de lo que yo hacía. Todo lo que ordené estaba como debía ser."

Faraón Merenphat Vida, prosperidad, salud.

Los pobladores de Egipto debían pagar impuestos al Estado, por ejemplo, en aceite, vino, miel, sandalias, ropa, esteras de papiro o metales. Todo era guardado en los depósitos del Faraón. Para controlar la produc-ción de los campos los funcionarios medía los terrenos con un cordel y los escribas que los acompañaban ano-taban en sus tablillas.

Además, los pueblos sometidos fuera de Egipto también pagaban impuestos. Éstos eran productos

Mar Rojo

Mar Med i te r ráneo

De l ta

Beni HasanTell el Amarna

Abidos

Tebas

Assuán

MenfisSakkarah

Gizeh

Valle de los Reyes

Corona Blanca del Rey del Alto Egipto

NUBIA

ALTO EGIPTO

BAJO EGIPTOCorona Roja

del Rey del Bajo Egipto

Río

Nilo

Río

Nilo

Península del Sinaí

exóticos como colmillos de elefantes, pieles, metales de todo tipo, arcos o escudos.

Con la invasión de los hicsos, el aislamiento de Egip-to -garantizado por los desiertos que lo rodean- termi-nó. Los hicsos eran un pueblo nómada proveniente de Asia Menor, contaban con una superioridad técnica: el uso del caballo y del carro de guerra. Luego de estar

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sometidos a su poder, los egipcios lograron derrotar-los y crearon el Imperio Nuevo. Organizaron un ejército poderoso, a cuyo frente se ubicaba el Faraón, y con las técnicas de sus invasores conquistaron las tierras cer-canas.

El ejército egipcio se componía de lanceros y de ar-queros. En el carro de guerra tirado por dos caballos iban dos hombres, el conductor y el combatiente. Tam-bién organizaron una marina de guerra y de transporte, no sólo por el Nilo sino también por el mar Mediterrá-neo y el mar Rojo.

En Mesopotamia, cada ciudad-estado era goberna-da por un rey, con poderes también divinos. La autori-dad se ejercía desde el templo (el zigurat, con forma de pirámide escalonada) y desde el palacio real.

Documento C:2

"Un hecho, sobre todo, debe retener la atención: las ciudades empiezan ya a rodearse de murallas. El ejem-plo más típico es el de Uruk, cuya muralla, de 9,5 km. de largo, erizada con más de 900 torres semicirculares, englobaba una superficie de 5 km. cuadrados. La tra-dición ha atribuido su construcción a Gilgamesh, que fue el héroe de varios relatos épicos. Esta última cir-cunstancia, la mención de su nombre en las listas rea-les sumerias al lado de divinidades como Lugalbanda y Dumuzi, y el número fantástico de sus años de reina-do, han inducido a los historiadores, durante mucho tiempo, a dudar de la existencia real de Gilgamesh. Pero su contemporáneo Mebaragesi parecía también una figura completamente legendaria, hasta el día en que se descubrió una inscripción con su nombre. Es, desde luego, evidente que se han exagerado conside-rablemente los hechos, hasta el punto de transformar a Gilgamesh en un héroe sobrehumano, pero hoy en día conocemos mejor los procedimientos de composi-ción de romances primitivos, y no podríamos dejar de considerar los elementos indudablemente antiguos de las epopeyas sumerias.

Estos personajes debieron vivir, sin duda, hacia 2700 a.C. Ahora bien, precisamente en esta época fue cuando se construyó, en la ciudad de Kish, el primer palacio real independiente del templo. Todos estos hechos traducen la misma realidad fundamental: la aparición de una monarquía militar. Y lo que demues-tra, además, las listas reales, es que entre las ciudades sumerias se desarrolló una lucha por la hegemonía."

Garelli, P. "El Próximo Oriente asiático", pp. 31-32

Las ciudades-estado vivían en permanente rivalidad por lo que no lograron crear un estado unificado como en Egipto. Cada ciudad desarrolló una organización centralizada en la figura del rey, y un ejército.

Hacia el 1780 a.C., el rey de Babilonia, Hammurabi, organizó un reino y gobernó en nombre del dios Mar-duk toda la Mesopotamia. Más adelante, estudiaremos el código de Hammurabi, uno de los primeros conjun-tos de leyes escritas.

Documento C:3

"Yo, Hammurabi, el poderoso rey de Babilonia, el rey que sometió los cuatro cuadrantes y a quien Marduk hizo triunfar, construí el canal Hammurabi es la rique-za del pueblo que trae superabundante agua al país de Sumer y Acad y cuidé de ella en comida y bebida. Los apacenté en la plenitud y les proporcioné la paz."

García Pelayo, M.: Las formas políticas en el Antiguo Oriente. p.80

c. Expresión y conocimientos

Para los pueblos antiguos, la religión es una manera de explicar el mundo, desde los fenómenos naturales hasta la conducta humana y los hechos extraordinarios. La evidente relación entre los dioses y algunos elemen-tos de la naturaleza justifica el nombre de naturalistas que se da a estas religiones.

En Egipto, arte y religión están profundamente rela-cionados. La religión egipcia era politeísta, lo que signifi-ca que sus fieles creían en numerosos dioses. Los dioses más importantes se adoraron en todo Egipto; además, cada aldea y cada región tenían sus dioses particulares. Durante el Reino Antiguo, el dios principal era Ra, el Sol, al que luego denominaron Amón-Ra. Los egipcios representaron a algunos de sus dioses con cuerpo hu-mano y cabeza de animal: Horus tiene la cabeza de un halcón; Anubis, la de un chacal; Thot, la de un ibis. [Ob-serva lámina C:4]. Otros dioses representaban las fuer-zas de la naturaleza: el sol, la tierra, el cielo, el río.

El templo era el lugar del culto al dios y su construc-ción seguía un plano similar en todos los casos. [Obser-va la lámina C:5 ] En el templo –construido en piedra- había lugares especiales para la estatua del dios, para la habitación de los sacerdotes y los talleres y depósi-tos. Los egipcios consideraron que el culto a los dioses era necesario para mantener el orden del universo: la sucesión de las estaciones, el curso de los astros en el ©

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cielo y la periódica crecida del Nilo. Solamente los sa-cerdotes y el Faraón podían celebrar el culto y penetrar al interior del templo. En las fiestas, la estatua del dios era transportada por el Nilo pero cubierta para que el pueblo no la pudiera ver. Éste no participaba del culto aunque pagaba los impuestos para el mantenimiento del templo y del culto. Los campesinos rezaban a sus dioses locales y familiares. [Observa la Lámina C:8]

Las fiestas más importantes tenían relación con el ciclo agrícola. A principios de año se celebraba el año nuevo, coincidente con el comienzo de la inundación. Al empezar la cosecha se celebraba a la diosa de la siega, y los campesinos festejaban con grandes comilonas.

Pero, sin duda, el culto más importante –y por el que seguramente tú conoces a los egipcios- era el cul-to a los muertos. Los egipcios entendían que la vida terrenal era un tránsito hacia la vida de ultratumba. La

Lámina C:4

preocupación por la vida en el más allá alcanzó a todos los egipcios, desde los faraones hasta el más humilde campesino, aunque no todos podían practicar los ritos funerarios de la misma manera. Los egipcios creían que la vida después de la muerte era posible si el cuerpo estaba bien conservado, lo que garantizaba también la preservación del alma del individuo. Por esta razón mo-mificaban los cuerpos, tal como habría pasado con Osi-ris. Osiris era el dios de la vegetación, de la agricultura y de la vida después de la muerte. Las leyendas sobre su vida nos explican esta relación. [Lee documento C:4 ] Así como la naturaleza germina en tierras antes anegadas por el río, se creía que Osiris renacía a la vida después de la muerte. Los hombres también podían hacerlo si cumplían con los complicados ritos funerarios. La mo-mificación permitía la conservación del cuerpo que, depositado en un sarcófago, era trasladado a su tumba. [Lee los documento C:5 y C:6 ] ©

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Documento C:4

“Osiris fue un rey bienhechor, que reveló a los egipcios el cultivo del trigo, de la cebada y de la vid, dándoles como alimento el pan, y como bebidas el vino y la cerveza. Más tarde recorrió la tierra entera para civilizarla (...).

A su retorno cayó en una celada que le tendió su her-mano, el maléfico Seth (...) Seth logró, con engaños, que Osiris se metiera en una ataúd, que fue cerrado sobre él y arrojado al Nilo. El ataúd derivó al mar, y las olas lo arrastraron a Biblos, depositándolo al pie de un tamarisco, que creció prodigiosamente ocultándolo en su interior. Allí lo fue a buscar su esposa Isis y, traí-do a Egipto, el ataúd fue descubierto por Seth, quien despedazó el cuerpo de Osiris y dispersó los miembros cortados, por las distintas regiones. Isis se puso a bus-carlos y en el lugar en que los encontraba erigía una tumba. Mientras tanto, Horus, hijo póstumo de Osi-ris, fue criado secretamente por Isis para vengar a su padre. Horus, tras rudos combates, logró arrancar de manos de Seth la herencia de su padre y Osiris revivió triunfalmente en su hijo.

Al mismo tiempo, Isis, con ayuda de Anubis, recons-tituyó a su esposo en un cuerpo entero, inmortal, re-animado por siempre por el poder de su magia. Los dioses, reunidos en tribunal para juzgar los conflictos de los dos hermanos, declararon a Seth vencido y pro-clamaron la inmortalidad de Osiris."

ROSSENVASSER, ABRAHAM Nuevos textos literarios del Antiguo Egipto, tomado de González, A. y otros, Historia 1, p.57

Documento C:5 El descubrimiento de la tumba de Tutankamón.

Fue un momento irrepetible. La tarde del 26 de no-viembre de 1922 el arqueólogo Howard Carter intro-dujo una antorcha en la pequeña abertura realizada en la puerta de la tumba y se asomó en la penumbra apenas esclarecida por la luz. Detrás de él, esperando ansiosamente, Lord Carnavon con su hija.

“Los detalles de la cámara emergían lentamente de la niebla de los tiempos: extraños animales y estatuas, y por todos lados, el resplandor del oro", contó, más tar-de, Carter. Pero en aquel momento ninguna palabra fue capaz de salirle de la boca debido a la sorpresa y Carnavon debió sacudirle para sacarle de su mutismo:

“¿Logras ver algo?"

Y todo lo que Carter fue capaz de responder: “Sí, algo maravilloso"

Delante de ellos, ante la luz trémula, figuraba la única tumba intacta de un faraón, con tesoro y sarcófago, descubierta en las colinas rocosas del Valle de los Re-yes. Las pequeñas estancias estaban llenas de obras maestras del período del Imperio Nuevo, preciados catafalcos, vasijas de alabastro, divanes de oro con cabezas de leones; un esplendoroso carro de oro y un trono también de oro que representa al joven faraón Tutankamón y a la reina recubiertos de joyas de lapis-lázuli y cornalita. El faraón yacía intacto en una serie de sarcófagos dorados metidos en un catafalco rojo

Fletcher, B.: A history of architecture, p. 25.

Lámina C:5 Templo de Khons en Karnak

abertura de iluminación

santuario

sala de la barca

sala hipóstila

patio

pilares

entrada de las esfinges

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cerrado por las alas protectoras y por los brazos abier-tos de varias divinidades.

El descubrimiento de Carter confirmó la grandiosidad de las tumbas faraónicas y el por qué muchos otros templos funerarios habían sido saqueados en busca de tesoros.

Nueva guía de Egipto, tomado de: Bustinza, J. y Ribas, G., De la Prehistoria al siglo XV, p. 69

Documento C:6

“...empiezan metiendo por las narices del difunto unos hierros encorvados y, después de sacarles con ellos los sesos, introducen allí drogas e ingredientes. Abier-tos después los ijares con piedra de Etiopía aguda y cortante, sacan por ellos los intestinos y, purgando el vientre, lo lavan con vino de palma y después con aro-mas molidos, llenándolos luego de finísima mirra, de variedad de aromas, de las cuales exceptúan el incien-so, y cosen últimamente la abertura. Después de estos preparativos, adoban secretamente el cadáver con nitro durante setenta días, único plazo que se conce-de para guardarle oculto: luego se le faja, bien lavado, con ciertas vendas cortadas de una pieza de finísimo lino, untándolo con aquella goma de que se sirven los egipcios en vez de cola.

El método a que suelen echar mano los que tienen me-nos recursos se reduce a limpiar las tripas del muerto a fuerza de lavativas y a adobar el cadáver durante los setenta días prefijados, restituyéndole después al que lo trajo para que lo vuelva a su casa."

HERODOTO, Tomado de Labraga, O. y Viera, S. Textos, documentos e ilustraciones, p. 46

Las tumbas que han resistido el paso del tiempo, porque están construidas en piedra, son las pertene-cientes a los faraones o los funcionarios más importan-tes. La gente común sólo podía enterrar a sus muertos en la tierra o en la arena.

Las primeras tumbas que se han conservado son monumentos en forma de mesa; se las llama mastabas. Los faraones de la IVª dinastía (Keops, Kefrén y Miceri-nos) fueron los que ordenaron construir las grandes pi-rámides entre los años 2600 y 2400 a.C. En las cercanías de las grandes pirámides se encuentran también otras más pequeñas o en forma de mastaba pertenecientes a la reina o a los funcionarios. [Observa la Lámina C:7 y lee documento C:8]

Documento C:7

“Los sacerdotes me han dicho que Keops obligó a to-dos los egipcios a trabajar para él. Tres mil hombres trabajaban a la vez y eran relevados cada tres meses. Era necesario diez años de labor abrumadora para construir la calzada por la que trasladaban las pie-dras (...). En cuanto a la pirámide, se necesitaron vein-te años para construirla."

Adaptado de: HERODOTO, Los nueve libros de la Historia, libro II, pp. 220-221

Documento C:8

“Para la construcción de la pirámide del faraón Keops, en Gizeh, se necesitaron más de dos millones de blo-ques de piedra caliza, algunos de los cuales alcanzan un peso de 15 toneladas. La piedra para la parte infe-rior se labró en el mismo lugar, pero los bloques que recubrían la pirámide eran de una piedra caliza más fina y se extraían de una cantera al otro lado del río. Se han hecho muchas conjeturas sobre el modo como se construyeron las pirámides. La más verosímil de ellas la formuló el erudito norteamericano Dows Dunham, según el cual se construyeron cuatro rampas de barro y mampostería que partían desde cada esquina de la base de la pirámide, en la parte exterior sin recubrir, y que iba extendiéndose hacia arriba a medida que la pirámide iba ascendiendo hilada tras hilada. Tres de las rampas se utilizaban para subir bloques y otros materiales a la hilada que se estaba construyendo, y la cuarta estaba reservada para los hombres que des-cendían con las rastras vacías. El cálculo de Dunham es que sólo 2.500 hombres pudieron operar eficaz-mente en dicha tarea, y que en las fases más avan-zadas de la construcción bastarían menos hombres. Muchos más tuvieron que emplearse en las canteras y en el trabajo de transporte, pero considera exagerada la cifra de 100.000 que dieron a Herodoto los intérpre-tes de su época.

El historiador Petrie ha indicado también que la or-ganización del trabajo debió ser más importante que el número de obreros, y es probable que así como la labor de labrar los bloques y adaptarlos unos a otros ocupó continuamente a hábiles artesanos, el trabajo de subir los bloques a su lugar era ocasional, siendo realizado por trabajadores del campo cuando queda-ban desocupados durante la inundación del Nilo."

ALDRED, C.: Aparición de los reyes-dioses, en El despertar de la civilización, pp.129-130

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En la época del Imperio Nuevo, las tumbas se cons-truían en las montañas vecinas a la ciudad de Tebas, siempre en la orilla izquierda del Nilo, considerada el país de los muertos, porque allí se oculta el sol. En esas tumbas, de modo similar al interior de las pirámides, quedaba oculto el lugar definitivo donde se deposita-ba el sarcófago con el cuerpo, para impedir los robos y garantizar el “viaje" del alma y del cuerpo para su pre-sentación ante Osiris.

El interior de pirámides y tumbas está ricamente de-corado con pinturas, estatuillas y escrituras que relatan la vida de esa persona en la tierra.

Los egipcios pensaban que después de cerrada la tumba el difunto comenzaba un largo viaje en el mun-do subterráneo. Guiado por Anubis se presentaba ante Osiris para ser juzgado. [Observa la Lámina C:6]. Su co-razón era pesado sobre una balanza y el contrapeso era tan sólo una pluma. Si pesaba menos que la pluma te-nía derecho a la vida de ultratumba. De lo contrario, era devorado por una bestia. El muerto llevaba consigo, para defenderse ante el tribunal, una serie de fórmulas contenidas en el Libro de los Muertos [Lee documento C:9] y los adornos de su tumba reflejaban cómo había sido su vida en la tierra. Pero el culto a los muertos no terminaba con el enterramiento. Por el contrario, había que procurarles diariamente ofrendas, alimentación y regalos a perpetuidad.

Documento C:9

“No he cometido pecado contra los hombres.

No hice pasar hambre

No hice llorar

No he matado, no he ordenado matar

No he reducido los alimentos en los templos

No he reducido el pan de los dioses

No he reducido la medida de los granos

No he falseado la medida agraria, no he recargado el peso de la balanza

No he quitado la leche de la boca de los niños

No he cazado los pájaros de los dioses

No he pescado los peces de sus lagos

No he detenido el agua de la inundación"

Libro de los Muertos (extracto), en Histoire Geographie 6º (Ed. Belin), p. 35

La escultura tenía la función primordial de hacer imágenes de los dioses y de los faraones. En el inte-rior de las tumbas, también se representaba al muer-to con una escultura por si su cuerpo era robado antes de llegar a la vida eterna. Es por ello que se hacían de materiales no perecederos como la piedra. También

Lámina C:6 Juicio a los muertos

El Juicio de los Muertos. Editorial Noguer S.A. Historia Universal, pag.32.

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47Capítulo 3

utilizaron la madera, ya sea para sarcófagos como para pequeñas tallas que acompañaban al muerto en su via-je hasta el más allá. [Observa la Lámina C:9].

Documento C:10

“El ladrillo crudo constituía la totalidad de las aldeas y la mayoría de las ciudades. No pudieron resistir el paso del tiempo. Por otra parte, había grandes cons-trucciones de piedra. El problema era levantar las enormes masas de más de diez toneladas a conside-rables alturas. Los egipcios no conocían ningún siste-ma de levantamiento. Utilizarían seguramente dos de las máquinas simples más antiguamente conocidas, el plano inclinado y la palanca. Para los transportes propiamente dichos utilizaban trineos y rodillos y la fuerza motriz más a menudo utilizada era humana o animal.”

GILLE, B. Histoire génerale des techniques, en Histoire Geographie 6º (Ed. Belin), p. 36

VIDA COTIDIANA

Los edificios en las grandes ciudades estaban cons-truidos en su mayoría con adobes, salvo los palacios. Fabricaban adobes mezclando barro y paja picada y se-cándolos al sol en moldes de madera, con técnicas no muy diferentes a las empleadas en el día de hoy. Al ser de adobe, muchos de esos edificios no se han conser-vado. Según Diodoro, un historiador de la Antigüedad, los egipcios construían las casas con adobes y hojas de palmera porque estaban destinadas a los vivos y a du-rar poco tiempo; en cambio, los templos y las tumbas los hacían de piedra porque durarían eternamente.

El uso de las columnas de piedra derivó del empleo de soportes de madera para los techos. En los capiteles se copiaba a la naturaleza, representando hojas de pal-mera, de papiro y de otras plantas.

Lámina C:9 Vida Cotidiana

Egipto vida cotidiana. Editorial Noguer. Historia Universal, pag 41.

La mayoría de los restos artísticos que nos han que-dado del antiguo Egipto (arquitectura, escultura y pin-tura) tienen carácter religioso. Los templos y las tumbas reales no están hechos a escala humana. Su monumen-talidad parece querer reflejar la grandeza de unos dio-ses, al lado de los cuales los hombres eran muy peque-ños... Para nosotros, que estudiamos su historia, son las fuentes que nos enseñan sus costumbres religiosas y nos ilustran sobre la vida cotidiana de los faraones y de los campesinos. ©

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48 Capítulo 3

Lámina C:10

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49Capítulo 3

Adaptado de “Faraones y pirámides”. Serie “A través del tiempo”. Ed. Plesa, pag 6-7.

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