Marx y La Antropología

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    Marx y la antropologa

    Publicado en 7 enero 2014

    de Antonio Oliv

    Acabado el periplo navideo podemos proceder a guardar el rbol, las bolas y los buenos deseos y dems parafernalia y volver a la rutina que el capitalismo significa.El inicio del ao nos trae la imagen de un anciano titubeante y con dificultad para leer, empeado en continuar ejerciendo de rey en una monarqua que hace aguas. Tambin nos deja la imagen de Merkel rotapor un accidente mientras esquiaba en Suizcosa que a los obreros no nos suele ocurrir -caernos de andamios, envenenarnoscon productos txico y dems vulgaridades laboralessi-.

    Marx 2-28Marx desde Cero, mientras tanto, ha revuelto sus archivos y ha encontrado un trabajo interesante que supone la propuesta de hoy. Un artculo sencillo, si

    n notas al pie, que examina tres dimensiones del pensamiento marxista, centrndose para cada una de ellas en un texto fundamental: el materialismo histrico (La Ideologa Alemana), el anlisis del capitalismo (Vol. I de El Capital), y el anlisis ltico (El Dieciocho Brumario). Y se lo debemos a William Roseberry, profesor de antropologa New School for Social Researh, New York. Pues a leer!

    Salud y repblica. Oliv

    _______________________________________________________________

    MARX Y LA ANTROPOLOGA

    William Roseberry

    INTRODUCCIN

    En su undcima tesis sobre Feuerbach, Marx (1970) sostena que de distintas maneraos filsofos slo han interpretado el mundo; la clave est en cambiarlo(p. 12). Hos dos trminos de esta tesis plantean problemas. La mayor parte de los intentos decambiar el mundo inspirados en o organizados por el marxismo han cado en el descrdito, y hay pocos activistas que hoy por hoy vayan a montar un programa poltico en su nombre. Ms aun, muchos acadmicos mantienen que una de las razones principalespara el fracaso de los intentos inspirados en el marxismo de cambiar el mundo reside en las interpretaciones marxistas del mismo. Es decir, en tanto que un intento de comprender la formacin del mundo moderno, el marxismo comparta las asunciones bsicas y estaba imbuido de otros modos de pensamiento que interpretaban el su

    rgimiento del capitalismo. En pocas palabras, era hijo de la Modernidad, y se aproximaba a la historia y a la poltica desde un compromiso positivista con los esquemas interpretativos que subsuman las diferentes sociedades e historias en un esquema comn que las abarcaba a todas: una gran narrativa o una narrativa maestra.

    Una figura central dentro de esta lnea crtica fue Foucault (1980), que parti de urechazo de lo que llam teoras globales o totalitarias(p. 80) aludi especficaarxismo y al psicoanlisis- y las contrapuso a lo que llam conocimientos localesyugadosconocimiento de relaciones, luchas y efectos que son negados o suprimidospor las teoras totalitarias. Tal conocimiento, por tanto, socava o subvierte la

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    na de los discursos globalizadores(p. 83).

    Una consideracin de la relevancia que el pensamiento de Marx tiene para la antropologa debe comenzar por el reconocimiento del fracaso poltico de la mayora de losovimientos de inspiracin marxista y por la influyente crtica intelectual que parece dar cuenta del mismo. Igualmente ha de ser reconocida una radical disyuncin entre los esquemas interpretativos de aquellos marxistas que accedieron al poder ylos del propio Marx. La crtica de las teoras globalizadoraso totalizadoraspuimirse ms fcilmente contra estos marxistas que contra Marx mismo. Esto no supone negar que hay elementos del pensamiento de Marx que pueden sustentar los esquemasms cerrados, mecnicos y evolucionistas que llegaron a dominar el pensamiento marx

    ista durante gran parte de este siglo. Pero el pensamiento de Marx no constitua un sistema cerrado, y l no vea el marcoo panorama materialista e histrico que concibi en 1840 como un esquema universal (o una narrativa maestra) en cuyos trminos pudieran resolverse una serie de problems histricos, polticos y filosficos. Presentaba inconsistencias y contradicciones era susceptible de desarrollos y modificaciones mediante el anlisis y la interpretacin de acontecimientos y procesos particulares. De hecho, Marx previno contra la aplicacin mecnica de sus ideas y la construccin de grandes esquemas histricos ej. Marx 1983, p. 136).

    Mi objetivo al volver a algunos de los textos de Marx no es sugerir que no hay nada que criticar. Antes bien, me ocupo de algunos de sus textos para hacer ver que trat de manera creativa un conjunto de cuestiones que continan siendo preocupac

    iones de plena vigencia para la labor antropolgica, y que propuso soluciones y formas de acercamiento a algunas de estas cuestiones que siguen influyendo en el pensamiento contemporneo. Mi pretensin ms ambiciosa es que estas ideas y modos de isis merecen formar parte del debate.

    Esta afirmacin la desarrollo en tres reas temticas, en cada una de las cuales me ncentro en un texto central: el materialismo de Marx (donde me ocupo de La Ideologa Alemana), el anlisis del capitalismo (Vol. I de El Capital), y los estudios histricos y polticos (El Dieciocho de Brumario de Luis Bonaparte). A diferencia de otros comentarios sobre Marx y la antropologa (v. Bloch 1985; Donham 1990; Kahn yLlobera 1981; Sayer 1987, 1991; Vincent 1985; Wessman 1981), no me centro en lassucesivas apropiaciones de Marx por algunos antroplogos, ni valoro las tesis deMarx a la luz de los posturas antropolgicas ms recientes. En cada rea temtica me

    po de cuestiones que han recibido la atencin de la antropologa, pero el acento permanece en los textos mismos.

    MATERIALISMO HISTRICOEl marco

    En La Ideologa Alemana, Marx y Engels partieron no de las condicionesmateriales,ino de una colectividad de seres humanos actuando en y sobre la naturaleza, reproduciendo y transformando con sus acciones tanto la naturaleza como las condiciones materiales (Marx y Engels 1970). El punto de partida del materialismo de Marx fue lo social, concebido como material. Los individuos de una colectividad social eran vistos actuando sobre la naturaleza y estableciendo al hacerlo relaciones definidas entre si, en la procura de su sustento. El proceso de aprovisionami

    ento no se limitaba al problema de la subsistencia bsica, sino que comprenda la reproduccin de todo un modo de vida(Marx y Engels 1970), lo que remita a Marx y Ens a la comunidad especfica de individuos de la que haban partido. Sin embargo, elproceso de aprovisionamiento, de interaccin con la naturaleza y los individuos atravs del trabajo se conceba como transformador tanto de la naturaleza como de lacolectividad de individuos.

    Marx haba subrayado que el trabajo era organizado por y en una colectividad social perceptible empricamente(Marx y Engels 1970, p. 25). De ese modo, el trabajo co proceso humano, la naturaleza sobre la que los humanos actuaban y la colectivi

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    dad social que organizaba el trabajo eran situados y diferenciados histricamente.Marx y Engels conectaban todos los problemas intelectuales y filosficos a una historia material/productiva, de ah que pasaran rpidamente de la enunciacin de un pncipio filosfico a una discusin que de otro modo hubiese parecido una digresin: urecorrido preliminar por la historia de las formas de dominacin y de propiedad (pp.21-24). Uno encuentra, en primer lugar, un acento en la materialidad, en formade trabajo creativo y transformador, en condiciones determinadas; en segundo lugar, una afirmacin de la historicidad tanto de las condiciones como del trabajo;y en tercer lugar, una remisin de todos los problemas filosficos a esta historia material. En palabras de Marx la esencia humana no es una abstraccin inherente a cada individuo particular. Su realidad la constituye el conjunto de las relaciones

    sociales(p.88).

    De esta forma, una serie de problemas filosficos recibieron soluciones a la vez prcticas e histricas. No haba mucho lugar en este marco para verdades universales.a esencia humana all donde Marx la haba ubicado, en el trabajo (v. Marx 1964), llev a su vez a subrayar la diferencia histrica, pues los modos concretos de organizar y apropiarse el trabajo eran vistos como diferentia specifica de cada poca histrica. Esta postura filosfica requera la investigacin histrica de colectividades sles y de sus modos de vida, de conjuntos de relaciones socialesdeterminados y deformas de propiedad determinadas. Eso precisamente fue lo que La Ideologa Alemanase dispuso a hacer.

    Marx y Engels dieron una serie de pasos que influiran en su trabajo posterior, as

    como en los marxismos subsiguientes:En primer lugar, su tratamiento del trabajo constaba de diferentes dimensiones temporales. Mientras una de ellas se ocupaba de un rastreo evolutivo, por pocas oa largo plazo a travs de distintas formas de produccin concebido en trminos ampli, la otra entraaba concentrarse en formas ms especficas y en los procesos de su rroduccin o transformacin (Marx y Engels 1970, pp.47-48).En segundo lugar, al tratar la historia a largo plazo, subrayaron dos aspectos que se convertiran en centrales en la mayor parte de las definiciones de modos de produccin: las fuerzas de produccin (las condiciones e instrumentos materiales soblas que y con las que el trabajo acta y es organizado) y las formas de interacciel conjunto de relaciones sociales mediante las que el trabajo es movilizado y apropiado, entendido en otros lugares como relaciones de produccin), (pp.79).

    En tercer lugar, situar las cuestiones filosficas dentro de formas y procesos materiales e histricos les llev a un determinismo claramente declarado. En La IdeologAlemana se hacan una serie de pronunciamientos deterministas, desde la tesis general de que la condicin social determina la conciencia social hasta afirmacionesambiciosas acerca de la determinacin material de la forma del estado, las ideas ylas creencias. Algunas de estas afirmaciones pueden leerse a la luz del contexto polmico en que el texto fue escrito, y del entusiasmo intelectual y poltico quese apoder de los autores al criticar y rechazar toda una serie de textos filosficos, experimentar con una nueva forma de materialismo que pareca socavar concepciones materialistas e idealistas pasadas, y considerar una serie de proyectos histricos, polticos y filosficos que su aproximacin a la vez requera y haca posibles.en, no obstante, algunas dimensiones problemticas que merecen comentario.Naturaleza

    Una de las fortalezas del texto es la de dotar de una dimensin histrica a la natuleza. Marx y Engels criticaban la separacin de naturaleza e historia, como si fuen dos cosasdistintas y el hombre no tuviera siempre ante s una naturaleza histry una historia natural(pp.47). No obstante, siempretena para ellos un significms limitado del que hubiera debido. As, al final del pasaje en que hacen esta afirmacin, haban empezado a retractarse, concibiendo un tiempo natural antes o fuera de la historia: salvo quizs en unas pocas islas de coral australianas de origen reciente(p.48). La excepcin da que pensar, pues incluye dentro de la naturaleza queprecedi a la historia humana a un mundo social, convertido en natural.

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    Con anterioridad, al ofrecer un pequeo esbozo de las formas de propiedad, las implicaciones de esta excepcin haban quedado claras. Aqu uno encuentra dos tipos de nturalizacin que las generaciones de antroplogos posteriores han atacado con eficacia. Una primera, la de la tribu, y una segunda, la de la familia. En este texto trano, Marx y Engels no fueron lo bastante radicalmente histricos al considerar lafamilia.

    Reflejos y ecos ideolgicos

    El propio marco bsico puede ser tambin cuestionado. Tomemos en consideracin las r

    erencias frecuentes a laspremisas reales

    y a los

    individuos reales

    que pueden srificadas de un modo puramente emprico. O en uno de sus pasajes ms memorables:

    para llegar a los hombres de carne y hueso, no partimos de lo que los hombres dicen, imaginan o conciben, ni de los hombres como relatados, pensados, imaginadoso concebidos. Partimos de los hombres reales y activos, y, sobre la base de susprocesos vitales reales, mostramos el desarrollo de los reflejos y ecos ideolgicos de este proceso vital(p.26).

    Aqu, tres elementos necesariamente unidos (lo que los hombres dicen e imaginan, cmo son relatados, y los hombres de carne y hueso) fueron separados, y uno de ellos (los hombres de carne y hueso) fue tratado como anterior a los otros. La contribucin central del materialismo de Marx fue subrayar que los hombres tal y como s

    e imaginan a s mismos, y tal y como son relatados e imaginados por otros no se podan separar de los hombres de carne y hueso. El argumento contrario, sin embargo,puede esgrimirse contra la mayora de los materialismos: los hombres de carne y hueso no se pueden separar de los hombres como se imaginan o son imaginados. Sahlins (1976) ha criticado todas las filosofas que toman como punto de partida la prctica, por pasar por alto la mediacin de un esquema conceptual. Es decir, toda accin ocurre dentro de, y es comprendida en el contexto de, marcos de referencia social y culturalmente condicionados. Esto no significa necesariamente, como Sahlins sostena, que haya que restablecer un tipo de prioridad donde tal esquema conceptuales visto como superior a la accin. El peligro de cualquier materialismo poco isticado que sostenga la prioridad alternativa (los hombres de carne y hueso) esque su inadecuacin a la luz tanto de la accin como de los marcos de significado parece exigir casi la afirmacin de la prioridad contraria (lo que los hombres dice

    n, imaginan y conciben).

    De igual modo, el nfasis reciente en la constitucin discursiva de las ciencias sociales e histricas ha hecho a los estudiosos mucho ms conscientes de cmo los objetde la investigacin cientfico-social e histrica son construidosa travs del prinvestigacin y, especialmente, de la escritura de textos. Aqu el acento pasa de lo que los hombres dicen, imaginan y conciben a cmo son relatados, imaginados o concebidos por otros hombres, y cmo estos relatos estn conformados y constreidos pnvenciones literarias, interpretativas e investigadoras. ste acento en cmo las convenciones narrativas e investigadoras constituyenciertos objetos de investigacinroporciona una correccin necesaria al empirismo ingenuo. Aun as, el peligro aqu, mbin, es que se de alguna clase de prioridad a las convenciones narrativas de lostextos, y que desaparezcan los individuos realeso los hombres de carne y hueso

    Juntos, estos acentos, que van de la mano, en el esquema conceptual y en las convenciones narrativas debilitan cualquier materialismo que tome como premisas bsicas individuos realesinmersos en relaciones puramente empricashaciendo historLa historia realla hacen hombres y mujeres actuando dentro y sobre relaciones, instituciones y convenciones constituidas social, poltica y culturalmente, reproduciendo algunas y cambiando otras. Al hacerlo, tienen ciertas nociones e imgenes sobre quines son y qu es lo que estn haciendo (Marx 1974b, p.33). Igualmente, nuesomprensin de suhistoria es construida y transmitida en textos que hacen hincapiciertos individuos realesy no en otros, o ciertas relaciones y acciones purament

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    empricasy no en otras.

    En la medida en que el mtodo materialista de La Ideologa Alemana invoca un realismo o un empirismo ingenuo, es insostenible. Sin embargo, el texto tambin puede leerse, ms modestamente, como sosteniendo que la imaginacin (esquema conceptual), elrelato (textos) y los individuos reales(u hombres de carne y hueso) constituyenunidad indisoluble. En este sentido, el texto proporciona una crtica fundamentaltanto a los jvenes hegelianos de 1840 como a mucha de la antropologa cultural delos ochenta y de los noventa.

    Decir que estas dimensiones constituyen una unidad no es decir que sean indistin

    guibles. Los tres extremos de la cita de Marx y Engels indican tres aspectos dela historia realy es necesario mantener la tensin y la relacin entre ellos. La stencia de Williams en la construccin mutua, o la forma en que el lenguaje, por ejemplo, es tanto constituyente como constituido, es aqu importante. Podemos entonces volver a la tesis de Sahlins de que toda prctica esta mediada por un esquemaconceptual y sostener que ese esquema conceptual se halla l mismo conformado porla accin, por los individuos realesque viven y actan dentro de un conjunto de ones sociales. Asimismo, podramos aceptar el nfasis de los nuevos historicistas ela construccin narrativa de la historia, insistiendo a la vez en que existen lmites claros a esa construccin y que esos lmites son creados por individuos realesylo que ellos dicen, imaginan y conciben.

    Historia y Evolucin

    Para que pueda darse esa unidad indisoluble se hacen necesarias dos dimensiones:

    (a) un punto de partida en una colectividad social, vista como material, y en lasondicionesespecficas en que vive (incluyendo la naturalezaa la que se enfrentas herramientas e instrumentos que utiliza para trabajar, el conjunto de relaciones sociales, instituciones y relaciones de poder, y las imgenes y concepciones que los actores tienen de naturaleza, instrumentos, conjuntos e instituciones); y

    (b) una dimensin temporal que subraye tanto la constitucin de los sujetos dentro de este conjunto de condicionescomo la formacin de esas condicionespor parte draciones de sujetos.

    Esta dimensin temporal fue destacada por el propio Marx. Aun as, en la obra de Marx hay una tensin entre dos tipos de dimensin temporal, que pueden ambos llamarse stricos. Williams ha trazado una til distincin entre anlisis de pocay anliprimero caracterizara pocas de larga duracin en la historia humana, mientras que segundo examinara sociedades concretas en momentos especficos (Williams 1977, p.121; cf. White 1945). Uno podra fcilmente sustituir anlisis de poca por evolutivoque la dimensin temporal implicada es la longue dure, la sucesin de pocas humancomo el feudalismo o el capitalismo) en la historia y el anlisis de sus caractersticas, estructuras y dinmicas bsicas. Esta dimensin evolutiva est presente en grarte de la obra de Marx (Marx 1970b; Marx y Engels 1970), concebida como una sucesin de modos de produccin.

    No obstante, Marx tambin se ocup del anlisis histrico en el sentido ms especfi

    ticular sugerido por Williams. Los dos tipos de anlisis deben distinguirse; cadauno es apropiado para distintas clases de problemas. Sin embargo, estn conectadosentre s. Por un lado, la mayora de los cambios y procesos histricos no son partee transformaciones de poca, aunque nuestra comprensin de los procesos histricos erealzada al colocarlos dentro de un tiempo y un espacio de poca. Por otro, las transformaciones de poca tambin, y siempre, tienen lugar en tiempos y lugares histros, y una comprensin cabal del desarrollo del capitalismo, por ejemplo, requiereun conocimiento detallado de los campos sociales complejos y cambiantes en Leicester, Nottingham, Manchester o Leeds y Charleston, la Costa de Oro y Bombay.

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    EL ANLISIS DEL CAPITALISMOEl anlisis formal

    Su mtodo le llev a Marx a concentrarse en la organizacin, movilizacin y apropiacl trabajo. Las relaciones de clase podan caracterizarse mediante una oposicin entre productores y no productores, y las relaciones entre ellos estaban basadas enla apropiacin por los no productores de una porcin del trabajo, o del excedente detrabajo, de los productores. Distintas pocas y modos de produccin histricos podaracterizarse segn las diferentes formas de apropiacin y las relaciones de propiedad que las hacan posibles. (Marx 1967, pp. 791-92).

    Dado este marco general, Marx dedic la mayor parte de su anlisis al fraccionamiento interno del capitalismo. En el sentido de poca y definicional, el anlisis de Marx en El Capital puede resumirse rpidamente. El capitalismo depende, primero, de una situacin en la que los trabajadores han sido despojados de la propiedad o el control de los medios de produccin (y despojados tambin de la comunidad de propietarios a la que pertenecan) y deben de trabajar a cambio de salarios para sobrevivir. En segundo lugar, el capitalismo entraa la acumulacin de medios de produccin emanos de unos pocos, que emplean esos medios de produccin para contratar a miembros de la masa desposeida. En definitiva, el capitalismo depende del trabajo libre asalariado.

    En su anlisis del capitalismo, Marx se enfrent crticamente a la literatura de la onoma poltica clsica, especialmente a Smith, Ricardo y Mill. A pesar de la clebr

    sistencia de Smith en la mano invisiblede la competencia, los economistas clsicoestaban tambin interesados en la produccin y la distribucin de riqueza entre las tes clases (trabajo, capital y terrratenientes, que dependan de tres fuentes de ingresos distintas: salarios, beneficios y renta). Donde los economistas posteriores empezaron con el intercambio y la circulacin en un mundo de individuos asociales y no pertenecientes a clase alguna, los economistas clsicos consideraban la produccin, distribucin y circulacin de riqueza en un mundo social y polticamente denciado.

    Su teora del valor se basaba en el trabajo antes que en la circulacin de mercancaentre consumidores. Aunque la terminologa difera segn los autores, los economistaclsicos establecan una distincin entre valor y precio, o entre precio naturalycado. El valor era visto como algo inherente a la mercanca, en torno al cual los p

    recios del mercado oscilaban; el valor se determinaba en, y como resultado de, la produccin, mientras que el precio se determinaba en el mercado.

    En este sentido, Marx era un economista clsico, trabajando dentro de, a la vez que escribiendo contra, las asunciones bsicas de la economa poltica del momento. Esera especialmente evidente en su tratamiento del valor y del precio, y en la asuncin de que el valor estaba determinado por el tiempo de trabajo inserto en la mercanca. Si bien Marx comparta el nfasis clsico en la produccin, sin embargo, cba El Capital ocupndose de las mercancas y de la circulacin de las mercancas (Ma977).

    Marx defini mercanca como el producto del trabajo humano que puede alienarse mediante un tipo particular de intercambio, en el que un producto del trabajo puede s

    er colocado en una relacin cuantitativamente comparable con otro producto del trabajo. Lo que hace a las mercancas comparables en este sentido es el que ambas sonproductos del trabajo humano. Si bien son diferentes como objetos tiles, y pueden ser valorados de forma diferente por los individuos que los utilicen tienen encomn el hecho de que son productos del trabajo. En la medida en que tipos de trabajo cualitativamente diferentes pueden compararse o hacerse equivalentes, pueden serlo segn Marx (y segn la economa poltica clsica) en funcin del tiempo el de horas o das que se emplean para obtener una mercanca determinada. De modo queel valor de una mercanca est determinado por el tiempo medio socialmente necesarimpleado en su produccin.

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    Una tarea central de la primera seccin de El Capital es proporcionar un anlisis formal de la apropiacin del trabajo en el capitalismo, utilizando las asunciones dela economa poltica clsica. Es decir, si el trabajo es la fuente de todo valor y las mercancas se compran y venden por sus valores, cmo se genera el beneficio y se genera la plusvala(que el capital se apropia)? Marx respondi esta pregunta oduciendo la distincin entre trabajo y fuerza de trabajo: en la relacin asalariada, el capital compraba durante un perodo limitado no el trabajo, sino la capacidadde trabajar del trabajador. El capital haca entonces uso de esa capacidad, comotrabajo real, con lo que el trabajo generaba suficiente valor para reproducir elcoste de la fuerza de trabajo ms un valor adicional (plusvala), que poda ser apr

    iado por el comprador de la mercanca fuerza de trabajo (es decir, por el capital). En un nivel formal y dentro de las asunciones de la economa poltica clsica, la poduccin y la apropiacin de plusvala a travs de la relacin asalariada era un gouerte para el comprador, pero de ningn modo una injusticia hacia el vendedor(p.145).

    Cuestiones suscitadas por el anlisis formal

    El marco de trabajo de Marx sugiere una serie de cuestiones, de las cuales slo algunas fueron abordadas por el propio Marx. En primer lugar, como l mismo reconoci,el valor de cambiono era el nico tipo de valor que poda discernirse en el produdel trabajo humano. Haba tambin un componente subjetivo en el hecho de que los productos haban de ser considerados tiles por la persona que los adquira e intercam

    aba; deban satisfacer una necesidad sentida. Todas las mercancas podan, por tantoser vistas como portadoras de dos tipos de valor: valor de uso (es decir, satisfacen necesidades sentidas por parte de los compradores) y valor de cambio (es decir, al intercambiarse son comparables en tanto que producto de cantidades medias de tiempo humano). Marx subray que ambos aspectos eran necesarios para que un producto del trabajo pasase a ser una mercanca. Por un lado, no todos los tipos deproductos tiles son mercancas, pues puede ser que nunca se conviertan en valoresde cambio enajenables. Son producidas para el uso de aquellos que las fabricaron, o cambian de manos a travs de procedimientos distintos del intercambio de mercado (regalos, tributos, etc.). Por otro, un producto de trabajo humano colocado en el mercado debe ser considerado til por alguien, o de lo contrario fracasa comomercanca. As pues, para que un producto tenga valor de cambio, primero debe ser percibido como til.

    Esta distincin aparentemente simple da pie a una serie de dimensiones interesantes para el anlisis, la mayor parte de las cuales Marx las pas por alto. Una es evolutiva y cuestiona la relacin entre valores de uso y valores de cambio (o valoresde uso y mercancas) en diferentes etapas de la historia humana anteriores al predominio del capitalismo (visto como un tipo determinado de economa mercantil en elque los intercambios de mercancas han llegado a dominar todas las relaciones sociales). Una cuestin histrica relacionada que concierne a la relacin entre las esfas capitalista y no capitalista de la economa mundial, y al flujo de productos particulares entre estas esferas (valores de uso en una esfera, mercancas en la otra), o a la introduccin de relaciones y valoraciones mercantiles en relaciones y valoraciones no mercantilizadas con anterioridad. Una cuestin ms, es la relativa ala construccin de necesidades sentidas o a la manipulacin de la nocin de utilida

    Cada una de estas cuestiones ha recibido atencin destacada (p.ej. Collins 1990, Ohmann 1996, Palerm 1980, Taussig 1980, Trouillot 1988, Wolf 1982) y siguen siendo aspectos centrales para la mayora de los desarrollos en antropologa de las ideasde Marx encaminadas al anlisis de la cultura y el poder en entornos capitalistasy no capitalistas. Que Marx optase por dejar de lado estas cuestiones ha sido,sin embargo, el punto de partida de dos comentarios simplistas y contrapuestos.Uno, procedente de los crticos del marxismo, sugiere que el hecho de que Marx descuidase estas cuestiones invalida el marxismo en su conjunto; el otro, procedente de los guardianes de la ortodoxia, arguye que ya que Marx no las trat, estas cu

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    estiones quedan totalmente fuera del dominio de la investigacin marxiana.

    Otra cuestin se refiere a la reduccin de tipos de trabajo humano cualitativamentedistintos al denominador comn del tiempo mensurable, que entraa una serie de procesos histricos con efectos culturales. Una transformacin central se da en la comprensin del tiempo mismo; una segunda tiene lugar en la reduccin de procesos de pensamiento y trabajo cualitativamente distintos a una serie de operaciones relativamente simples y comunes que pueden llevarse a cabo a travs de varias ramas de actividad humana [lo que una literatura posterior ha llamado descualificacindeskill(Braverman 1975)]; otra, aun, es la relativa a la prdida de control sobre el proceso de trabajo y los medios de produccin por parte de quienes realizan el trabajo

    de produccin bsico. Durante la mayor parte de la historia humana, los trabajadores no vivieron ni trabajaron bajo dichas circunstancias. El desarrollo del capitalismo supone, en parte, una transformacin del trabajo y de las condiciones de trabajo que comprende estas tres dimensiones, todas necesarias para la imposicin deun nuevo tipo de disciplina y control del trabajo. La imposicin de disciplina, asu vez, es necesaria para el clculo racional y la comparacin de distintos trabajosen trminos de unos parmetros comunes y socialmente necesarios.

    Marx reconoca esto, aunque tena poco que decir acerca del tiempo, y destacaba la especificidad histrica del capitalismo y de los conceptos tiles para el anlisis demismo. Siguiendo esta lnea de razonamiento, la teora del valor del trabajo slo poser relevante bajo el capitalismo, en una situacin en la que tipos de trabajo cualitativamente distintos haban sido reducidos social y econmicamente a parmetros c

    unes (Marx, 1977, pp.152,168).Anlisis histrico

    Basndose en el anlisis formal de la relacin salarial, Marx persigui un conjunto dmplicaciones econmicas. Pero el anlisis formal tambin haca posible y requera comios e investigaciones histricas y polticas. Es decir, habiendo desarrollado la teora del valor en un mundo ficticio de productores de mercancas y comerciantes en elque todas las transacciones se realizan con equidad entre iguales, Marx lleg a un mundo social dividido en dos clases, en el que una mercanca singularmente colocada era ofertada en el mercado para ser vendida. Por un lado, mantenindose dentrode los confines de una teora del valor y de un mundo ficticio de igualdad y equidad, dijo que el hecho de que una de esas clases se apropiase el valor producido

    por la otra clase no era en ningn caso una injusticia. Sin embargo, varios cientde pginas despus volvi a un tono ms valorativo y conden un sistema econmico qde la acumulacin de miseria una condicin necesaria derivada de la acumulacin de eza(Marx 1977, p.547). El paso de una posicin a la otra slo puede ser comprendidreconociendo que Marx situaba el desarrollo histrico y poltico de las relaciones sociales capitalistas en el centro de su anlisis y no como un mero apndice al anlis formal, ms riguroso y satisfactorio en el terreno lgico.

    El primer paso hacia la historia se produjo cuando Marx postul un nuevo tipo de mercanca, la fuerza de trabajo. Como Marx hizo notar, sin embargo, esta mercanca noexiste en la naturaleza; es producida bajo determinadas condiciones. Pues paraque la fuerza de trabajo exista como una mercanca debe estar librepara su venta,n dos sentidos. En primer lugar, la persona que posee la capacidad de trabajar (

    el trabajador) debe ser libre para venderla con carcter limitado y contractualmente al poseedor del capital. Eso significa que l o ella no deben estar sujetos a vnculos de servidumbre o esclavitud que restrinjan su accin independiente en el mercado. En segundo lugar, l o ella deben ser liberadosde la propiedad o el controle los medios de produccin y de la participacin en una comunidad de productores, ytienen, por tanto, que vender su capacidad de trabajo para sobrevivir.

    Marx insisti en que la mayor parte de los trabajadores en la historia de la humanidad no haba sido libre en estos dos sentidos y, por consiguiente, no haban estadoen posicin de vender su capacidad de trabajo, una condicin necesaria para las rel

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    aciones sociales capitalistas. En El Capital y en otros lugares se embarc en dostipos de anlisis retrospectivo para destacar el carcter nico del capitalismo y de a forma mercantil de la fuerza de trabajo. Uno, que podemos llamar de poca, buscaba modos anteriores de organizar y movilizar el trabajo. En distintos momentos en El Capital se refiri brevemente a modos anteriores (pp.40-44; v. tambin Marx 1973, 1989). En el otro, un anlisis que podemos llamar histrico, Marx examin la prolarizacin de los campesinos de Inglaterra mediante los procesos de cercado de tierras enclosure (Marx 1977, parte VIII). Aqu su objetivo era mostrar que el procesoexiga fuerza, y nos encontramos lejos del anlisis formal con el que El Capital seiniciaba.

    Otra ocasin para el anlisis histrico y poltico la proporcion la relacin entre y trabajo (como clases antes que como categoras poltico econmicas) en torno al nil de plusvala. En un principio, Marx present la plusvala como una categora y coma cantidad no problemtica apropiada por el capital. Pronto destac que apuntaba a una relacin marcada por la negociacin y la lucha. Marx hizo una distincin entre plvala absoluta y relativa, sugiriendo que haba dos medios mediante los que el capital puede aumentar la cantidad de plusvala que obtiene en el proceso de produccin.El primero, en el supuesto de un nivel de productividad y una tasa de plusvala constantes, aumenta la cantidad de plusvala alargando la jornada laboral o el perodode tiempo en que el trabajovivo puede ser utilizado cuando la mercanca fuerza de trabajo ha sido adquirida.Asumiendo aqu que el valor de la fuerza de trabajo se recupera en la misma cantidad de tiempo, los incrementos en la cantidad de trabajo suponen incrementos en l

    a cantidad de plusvala. Este mtodo sirve para apropiarse e incrementar la plusvalabsoluta. La plusvala relativa, a su vez, aumenta la tasa de apropiacin de plusval, disminuyendo la porcin de jornada laboral necesaria para recuperar el valor invertido en fuerza de trabajo. Esto puede conseguirse aumentando la productividado abaratando el valor de la fuerza de trabajo.

    Todas estas cuestiones empujan a Marx hacia la historia. Al ocuparse de la plusvala absoluta examin la historia de la legislacin y de la agitacin social en tornla duracin de la jornada laboral en Inglaterra. Al ocuparse de la plusvala relativa, pas a una historia de la industrializacin inglesa y a un examen de las condiciones de trabajo y de salubridad en las fbricas inglesas, especialmente del empleode mujeres y nios. Aqu, se centr fundamentalmente en los incrementos de productivad y (con una excepcin importante) no prest mucha atencin a mecanismos por los qu

    el valor de la fuerza de trabajo poda ser reducido.

    No obstante, sta contina siendo una rica rea de anlisis. Marx haba resaltado qualor de la fuerza de trabajo no representaba un mnimo de subsistencia sin ms, sinoun nivel que estaba determinado histrica y culturalmente. El nivel de subsistencia, por tanto, est sujeto a un tipo de proceso histrico y de lucha poltica diferee del asociado a la expropiacin a los campesinos de la tierra. Cambios en la dieta de la clase trabajadora podan abaratar el valor de la fuerza de trabajo (Thompson 1966, pp. 347-367; Mintz 1985).

    Dinmica poblacional

    Finalmente, Marx vincul la estructura y la dinmica poblacionales a la determinaci

    histrica y cultural del valor de la fuerza de trabajo. Sostuvo que el crecimientode la poblacin no estaba sujeto a leyes naturales o universales sino que cada modo de produccin produca sus propias leyes de poblacin (Marx 1977, p.534). Esto deor s no sorprende en un autor que expresamente rechazaba cualquier clase de leyesdinmicas abstractas o universales. Las leyeshistricamente especficas a las quaqu no se desarrollaron mecnicamente, sino a travs de la accin de agentes humanEs decir, seal ciertas relaciones caractersticas del capitalismo y explor las foen las que la gente poda actuar dentro de esas relaciones.

    Con respecto a la dinmica poblacional en el capitalismo, Marx subray que la produc

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    cin capitalista tiene lugar en espacios sociales que incluyen lo que podramos llamar centros y periferias estructurales: fbricas y minas en funcionamiento que contratan habitualmente trabajadores, pero no la misma cantidad de trabajadores habitualmente. Durante los ciclos econmicos expansivos y recesivos, unas veces contratan relativamente ms y otras contratan relativamente menos. La poblacin trabajadora est dividida en segmentos integrados por aquellos que son contratados habitualmente a lo largo de los ciclos econmicos, aquellos que no son habitualmente contratados a lo largo de los ciclos econmicos, y aquellos que a veces son contratados,a veces subempleados y a veces estn desempleados. El segundo y tercer grupo forman lo que Marx llam un ejrcito industrial de reserva prescindible(p.535), al quvida en varios segmentos. Al primero lo llamaba ejrcito de reserva flotante, form

    por trabajadores proletarizados que estn trabajando o en paro alternativamente.Su fuerza de trabajo es una mercanca, pero tienen dificultades en venderla de forma rutinaria. El segundo es el latente, formado por gente que no est contratada, ro tampoco est desempleada. Es decir, puede tratarse de productores independientes (por ejemplo, en la agricultura) no proletarizados (o cuya fuerza de trabajo no es una mercanca) que pueden ser proletarizados y controlados como parte de la expansin general de la produccin capitalista. El tercero, el estancadoest formagente que ha sido proletarizada pero que encuentran empleo con dificultad, trabajadores que han sido pasados por encima (se han hecho prescindiblesp.545) por eldesarrollo social y tecnolgico del capitalismo. La relacin dinmica entre empleo desempleo a lo largo de los ciclos econmicos sirve de control a las actividades de los trabajadores y puede disminuir el valor de la fuerza de trabajo.

    Este modelo sigue siendo una fuente sugerente para el anlisis histrico y antropolco. Cuando uno considera la clase de indicadores tnicos, raciales y de gnero mediante los que esos segmentos humanos son creados en cualquier marco social, por ejemplo, vemos como el modelo de Marx fue mucho ms all de un simple modelo de dos clases. Aquellos fascinados por la reciente aparicin de regmenes de trabajo flexibles y que piensan que esto caracteriza un mundo posmoderno, que es tambin poscapittaharan bien en leer esta breve seccin de El Capital (pp.532-549). De hecho, el isis de Harvey (1989, pp.170-178) de las distinciones sectoriales en la fuerza de trabajo propias de procesos de acumulacin flexible es explcitamente deudor del tratamiento de Marx. Especialistas a ambos lados de una creciente crisis de empleo en trabajos acadmicos (los que tienen trabajo y los que no, los que tienen un puesto permanente y los que no) pueden encontrar aqu orientacin (Roseberry 1996).

    Reflexiones crticas

    Una lectura crtica de El Capital, le lleva a uno a reparar en el estrechamiento de su aproximacin al trabajo. Si el Marx temprano vea el trabajo como la esencia humana y criticaba un proceso econmico que conduca a los trabajadores a tareas especializadas y repetitivas, desarrollando as slo parcialmente una capacidad humana mplena, El Capital se concentra fundamentalmente en el trabajo en su relacin con el capital. Asimismo Marx estaba exclusivamente interesado en el trabajo productivo, en la terminologa y los presupuestos de la economa poltica clsica, dejando dotros tipos de trabajo que caan fuera del dominio de la economa poltica(Colli0, Marx 1964, Sayer 1991, Young et al. 1981).

    Est, adems, la cuestin de que tipo de tarea sociolgica puede el anlisis de El C

    llevar a cabo y cul no. Marx sostena que la manera en que la plusvala era extrae los productores directos revela el ms ntimo secretode la estructura social (M1967, p. 791). Si bien este secretoproporcionaba la base para un anlisis poderosde las relaciones y procesos fundamentales en el capitalismo, el secretode una estructura social no puede sustituir a una descripcin adecuada de la misma. Para esto necesitamos mayor especificacin y detalle.

    Podemos, por tanto, volver a El Capital y preguntarnos qu se ha quedado fuera. Todo lo que se especificaba era una relacin entre capital y fuerza de trabajo. Slo en un nivel estructural, es necesario especificar mucho ms. Comenzando por el extr

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    emo no productor, o capital, del modelo bipolar, encontramos un mecanismo para producir plusvala y una indicacin de cmo se convierte en capital. Pero la plusvaldividida sectorialmente en, digamos, capital industrial, mercantil, financiero yen bienes races, que figuran tanto en la distribucin como en la produccin de val. Cuando menos, stos se hallan vinculados a diferentes configuraciones sociales yespaciales, intereses materiales y proyectos y dems. Diferencias similares se dan entre capitales pequeos y grandes, o jerarquas regionales y sectoriales. En el polo del productor directo, o trabajo, necesitamos una concepcin ms expansiva del bajo, una no casada con la distincin de los economistas clsicos entre trabajo productivo y no productivo. Asimismo deberamos considerar una serie de diferencias entre los trabajadores cualificados y no cualificados, empleados y desempleados, ho

    mbres y mujeres, adultos y nios, viejos y jvenes. Marx proporcion la base para un nlisis de ese tipo en su modelo del excedente relativo de poblacin en procesos deacumulacin capitalista. Pero es necesario ver cmo pueden ponerse en relacin las disiones entre los segmentos flotante, latente y estancado del ejrcito industrial de reservacon las jerarquas regionales, espaciales y sociales. Tambin necesitamoser cmo se asignan social y polticamente- a estos segmentos las etiquetas tnicas,iales o de gnero. En definitiva, una sociologa y una historia densas pueden, y deben, construirse sobre el ms ntimo secretode la relacin entre capital y trabajo

    LOS ESTUDIOS HISTRICOS Y POLTICOSLos textos

    En una serie de ensayos Marx emple su marco metodolgico en anlisis ms abiertamen

    istricos. En estos estudios, Marx no trat de forzar acontecimientos y movimientoscontumaces para acomodarlos a un modelo formulada y preconcebido. Aplic una concepcin materialista a estos acontecimientos y movimientos, planteando cuestiones acerca de la formacin, la estructura y los intereses de clase, la posicin estructural, espacial e histrica de distintos grupos en sus respectivas relaciones, y la estructura y el papel de los estados. Tambin se ocup de asuntos menos previsibles como las trayectorias y estrategias de ciertos individuos, los debates parlamentarios y los partidos polticos, y los textos constitucionales.

    Los estudios incluyen Lucha de Clases en Francia (1974a), El Dieciocho de Brumario de Luis Bonaparte (1974b), La Guerra Civil en Francia (1934), y una serie deobras breves sobre la comuna campesina en Rusia y su suerte tras la reforma agraria (Shanin, 1983). Son necesarias algunas observaciones preliminares sobre esto

    s estudios. En primer lugar, abarcan todo el perodo de trayectoria de Marx como escritor. Los dos primeros fueron escritos durante e inmediatamente despus de lasrevoluciones europeas de mediados de siglo, las dos ltimas en los doce ltimos aose su vida. Mientras La Guerra Civil es una respuesta a la Comuna de Pars de 1871,los textos sobre el campesinado ruso, escritos poco antes de su muerte respondana las investigaciones y debates de activistas rusos en torno al potencial revolucionario del mir o comunidad campesina. Las dcadas intermedias de su vida de escritor estuvieron dominadas por el trabajo sobre El Capital, pero incluso aqu prest atencin a acontecimientos histricos y polticos especficos en Inglaterra, AlemFrancia, India y Estados Unidos.

    En segundo lugar, estos estudios respondan directamente al imperativo de la undcima tesis sobre Feuerbach, pues se trataba de comentarios sobre e intentos de perf

    ilar la direccin de movimientos para cambiar [el mundo]. Constituyen, por encima los ensayos metodolgicos generales o incluso El Capital, los textos ms importantes para valorar al filsofo que esperaba tanto comprender como cambiar el mundo quetena ante s.

    Un aspecto notable de estos escritos es lo poco que reflejan o responden a una gran narrativa. Esto se ve de forma ms clara en la discusin sobre el campesinado ru. A Marx le fue solicitada su opinin en un debate entre activistas rusos sobre lahistoria especfica de Rusia en relacin a la historia ms general del capitalismo mndial. Reflejo del espritu evolucionista de la poca, uno de los grupos (pretendien

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    do monopolizar para s la adscripcin marxismo) sostena que Rusia tendra que recla historia del capitalismo europeo occidental, que el campesinado ruso tendra que sufrir un proceso de acumulacin primitiva, y que Rusia tendra que pasar una lfasecapitalista antes de acceder a un futuro socialista. Sus oponentes vean en comuna una posible forma celular para una sociedad socialista futura. Esperabanque Rusia podra sin ms evitar el capitalismo y que la comuna sera el puente socique hara esto posible.

    Los intentos de respuesta de Marx no contentaron a ningn grupo. Con respecto a los primeros, rechaz cualquier concepcin evolucionista de la historia mundial o deldesarrollo capitalista, tachando tales planteamientos de intentos supra-histricos

    e encontrar una llave maestra universal (Marx, 1983; Shanin, 1983). La postura de los populistas, por su parte, era tanto evolucionista (la cuestin era saltarsefases, no tanto rechazar esa concepcin basada en fases) como romntica, por cuantosu visin de la comuna haca abstraccin de su historia especfica y de sus relacionstructurales con los terratenientes, los comerciantes y el estado ruso. Marx centr su atencin en estas cuestiones, dando una versin ms detallada y realista de lampesinos rusos de finales del siglo XIX.

    El Dieciocho Brumario

    En El Dieciocho Brumario, en lugar de las dos grandes clases que Marx y Engels haban postulado en la teora (capital y trabajo), encontramos una serie de fracciones de clase histrica y polticamente especficas. Hay tambin un anlisis de una con

    in espacial y poltica de clases y fracciones de clase dentro de Pars y entre Parel resto del pas. Adems encontramos un anlisis narrativo detallado de un proceso pltico especfico la Revolucin de 1848 y los subsiguientes procesos de reaccin, fdel estado y pequeas intrigas personales. Voy a considerar tres dimensiones de esta obra: su aproximacin al estado francs, su concepcin del campesinado y su uso l anlisis de clase.

    El anlisis de Marx del estado francs era complejo. Inclua un intento de comprendela poltica en trminos de las acciones, intereses y estrategias de las distintas clases, y sostena que uno puede discernir ciertos tipos de intereses materiales tras las declaraciones de principios y los programas ms elevados. Pero tambin vea dirgencias importantes entre inters y programa. Una de esas divergencias se daba enla separacin de la burguesa (o fracciones particulares de la misma) y sus represe

    ntantes parlamentarios, que, adems de representar intereses de clase ms amplios, perseguan sus propias carreras y estrategias. El postulado de una faccin republicade la burguesa(1974b, p. 50) proporcionaba, por tanto, una mediacin analtica pla representacin de ciertos intereses de clases en debates y procesos parlamentarios, pero tambin introduca la posibilidad de tensiones y contradicciones entre facciones, en las que los intereses generales de clase quedaran mal representados osacrificados.

    Marx, asimismo, explic la relacin estructural entre estado y sociedad en Francia,argumentando a favor de lo que generaciones posteriores llamaran la autonoma relavadel estado (p. 160). Al estudiar la estructura del estado francs desde el Antiguo Rgimen, pasando por la Revolucin Francesa de 1789, hasta la Revolucin de 1848,arx detectaba continuidad. A pesar de la importante agitacin econmica y social, la

    s instituciones del estado permanecieron intactas y con el tiempo se ramificarony desarrollaron ms. De modo que el estado se convirti en un poder creciente en ysobre la sociedad. No se trataba simplemente de un conjunto de instituciones inertes que pudiesen ser captadas por una clase determinada, de manera que el estado sirviese los intereses de esa clase. Por el contrario, el estado, y sus empleados a lo largo de las agitaciones revolucionarias, podran tener sus propios intereses irreductibles a los especficos de cualquier clase social. El estado francs, por tanto, era un cuerpo tremendamente parasitario, que envuelve el cuerpo de la sociedad francesa como una placenta. En l, hasta el inters comn fue inmediatamenarado de la sociedad, opuesto a esta como un inters general, ms alto, arrancado de

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    la actividad de los miembros individuales de la sociedad y convertido en objetode actividad gubernamental, ya se tratase de un puente, una escuela, la propiedad comunal de un pueblo, o de los ferrocarriles, la riqueza nacional o la universidad nacional francesa(p. 159).

    Sin embargo, Marx tambin hizo notar que el estado francs no se sostiene en el airp. 160). En 1852 se asentaba en y gozaba del apoyo del campesinado. Aqu nos topamos con algunas de las tesis de Marx ms frecuentemente citadas y peor entendidas.Desde su punto de vista, el campesinado francs constitua una inmensa masade hogestructurados de forma semejante, pero aislados socialmente. Slo podan considerarse un grupo mediante la simple suma de magnitudes isomorfas, igual que patatas en

    un saco forman un saco de patatas. Adems, al analizarlos polticamente, considercuestiones: en qu medida compartan intereses materiales comunes, y en qu medida

    s intereses comunes promovan la formacin de una organizacin poltica o de un sento de comunidadcompartido (p. 161). Al encontrar intereses comunes, pero no unaposibilidad de comunidad, lleg a la conclusin de que los campesinos eran incapacede afirmar sus intereses de clase en nombre propio, y de que no pueden representarse a s mismos; tienen que ser representados(p.161). Su representante en 1852 erael propio Bonaparte, un poder ejecutivo fuerte ante el que todas las clases se arrodillan, acallados por igual e impotentes por igual, ante la culata del fusil(p.158).

    Ante estas tesis se pueden plantear dos tipos de preguntas. Uno, se ocupa de ellas en tanto que anlisis histrico: estamos ante una explicacin y una interpretaci

    cuadas de la posicin y el papel de los campesinos franceses durante la Revolucin de 1848 y sus secuelas? Un segundo tipo de preguntas, trata estas tesis como anlisis de poca: estamos ante la visin de Marx sobre la posicin y el papel del campeso en los movimientos revolucionarios en general? Desafortunadamente, generaciones enteras de marxistas han sometido este pasaje (junto con su anlisis del estado)a una lectura equivocada sistemtica y de poca. En esta deficiente lectura, Marx no estara examinando el estado o el campesinado franceses, sino elestado y elcnado en general.

    No obstante, en la discusin de Marx, los puntos de referencia eran especficos e histricos. Marx pasaba de su observacin general sobre los campesinos franceses comoun saco de patatas a la discusin de asuntos concretos: la creacin de la pequea priedad como resultado de la revolucin de 1789, y con posterioridad la experiencia

    de dos generaciones de campesinosante las exacciones a que estaban sujetas sus parcelas hipotecas impuestas por comerciantes y acreedores urbanos, y tributos impuestos por el estado. La masa inmensade hogares, como magnitudes isomorfas, era roducto poltico relativamente reciente, que tena como una de sus consecuencias lacreacin de una clase (en un sentido) de productores sin ninguna de las instituciones intermedias, ni las de la comunidad ni las de la aristocracia, que haban caracterizado al Antiguo Rgimen (p.166-167).

    Reflexiones crticas

    Esto, a su vez, da pie a una ltima cuestin sobre El Dieciocho Brumario, una que apunta a un juicio crtico de la obra. A lo largo del texto, Marx persigui un anliside clase que llev al menos en dos direcciones diferentes. Primero, interpret las p

    osiciones y programas polticos en funcin de intereses materiales. Al discutir la divisin entre las casa reales de Orleans y Borbn , vincul las dos facciones a dos rmas de propiedad diferentes capital y bienes races. Ms aun, sostuvo que las pasies que estos grupos llevaban a la poltica sus viejos recuerdos, enemistades persoles, miedos y esperanzas, prejuicios e ilusiones, simpatas y antipatas, convicciones, artculos de fe y principios(p.71)- eran slo los imaginarios puntos de partidde su actividad. Uno poda encontrar los puntos de partida reales en la divisin deus intereses(p.72).

    Esta tesis ha de situarse cerca de la discusin de Marx sobre el campesinado francs

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    como clase, en la que se preguntaba, por un lado, sobre la posicin y los intereses materiales del campesinado en relacin con otras clases, y, por otro, sobre elsentimiento de comunidad del campesinado (o sobre la falta del mismo). En su discusin inicial sobre clase y poltica no se hizo la segunda pregunta y se concentr la primera. Aun as, es interesante que en ambos casos aludiese a ciertos sentimientosformas de pensamiento y visiones de la vida, en un caso, y sentimientos deidad, en el otro. Reconoca que exista una separacin, y en muchos sentidos una coposicin, entre estos sentimientos y los intereses e identificaciones de clase quehaba postulado. Pero en un caso los desestim como ilusioneso imaginarios puntopartida de la actividad; en el otro, vio el sentimiento de comunidadcomo necesario para la propia definicin de clase.

    Marx estaba entonces sentando las bases de dos formas distintas de anlisis de clase; una que separaba los intereses materiales, reales, de los imaginados (implcitente falsos), y la otra que tomaba la construccin cultural de la comunidad como un problema central del anlisis de clase. No obstante, la segunda se qued en poco mque una sugerencia, recogida por una tradicin marxista posterior (Thompson 1966,1978). La primera subyaca a la mayor parte del anlisis de Marx en El Dieciocho Brumario y tuvo una influencia determinante en el desarrollo posterior de los marxismos. A pesar del paso de un modelo de dos clases a uno que vea varios segmentosde clase en un espacio social y poltico particular, la definicin de clase quedabaligada al inters material, y la tradicin y la educacineran relegados al mbitario de lo ilusorio.

    Esto no tena en cuenta la materialidad de la tradicin y la educacin, e incluso recuerdos, enemistades personales, miedos y esperanzas, prejuicios e ilusionesenla lnea de lo sugerido ms arriba (pp. 72). Aqu tres dimensiones exigen ser subradas. La primera se refiere a las formaciones sociales y comunidades con las quelos individuos y las colectividades se identifican como sujetos (por ejemplo, como proletarios, zapateros, sastres; o como parisinoso la gente; o como cetc.). Es interesante notar, por ejemplo, que los trabajadores franceses acababan de empezar a verse y a organizarse como una clase trabajadora con la Revolucinde 1848. Con anterioridad, se haban agrupado por oficios distintos y separados (Sewell 1983). En segundo lugar, del mismo modo en que estas formas de asociacin eidentidad son materiales, han sido tambin formadas en campos de poder, que incluyen el poder estatal. En tercer lugar, la formacin de individuos como sujetos, enrelacin a comunidades particulares, formas de identidad e intereses materiales co

    ncretos implicadas a menudo mltiples lugares y formas de distincin (Althusser 1971, Laclau & Mouffe 1985).

    CONCLUSIN

    Entre los muchos marxismos que han reivindicado la obra de Marx, pueden trazarsedos grandes tradiciones, una que hace del esquema marxista una ciencia de la sociedad y la historia, postulando una teleologa evolucionista; y otra que usa un esquema materialista histrico para comprender el secreto ms ntimode las estructociales en funcin de la agrupacin del trabajo y las constelaciones estructurales de poder especficas a las que se enfrentan los trabajadores en momentos y lugaresdeterminados (Roseberry 1993, p. 341; Thompson 1978, pp. 188-190). La primera puede ser subsumida sin mayores problemas en el espectro ms amplio de las filosofas

    evolucionistas de los siglos XIX y XX. La segunda sigue siendo una tradicin valiosa y creativa a pesar de la derrota poltica de la primera. De hecho, la derrota poltica puede ser considerada como condicin de posibilidad de un mayor desarrollo de la segunda.

    Despojado de las grandes narracionesevolucionistas, la obra de Marx se mantiene una relacin crtica con gran parte de lo que hoy es dominante en el mbito de la teosocial. Es, en primer lugar, materialista en su presupuesto general de que la existencia social determina la conciencia social y en su afirmacin ms especfica de qe las formas y relaciones a travs de las que los seres humanos producen sus estil

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    os de vida, constituyen relaciones fundamentales y determinantes en la sociedad.Es, en segundo lugar, realista en su confianza en que estas formas y relacionestienen una existencia material y pueden ser descritas y entendidas mediante elpensamiento y los textos escritos. Es, en tercer lugar, estructural en tanto queve estas formas y relaciones como consolidadas en el tiempo en clases, poderese instituciones. En cuarto lugar, entre las estructuras analizadas por Marx ms importantes estn las de clase. En quinto lugar, desde su perspectiva estas instituciones ejercan una influencia determinante sobre la accin humana. Esto no significaque Marx no prestase atencin a las capacidades transformadoras de la accin humana: adems del pasaje inicial de El Dieciocho Brumario o la undcima tesis sobre Feuerbach, una confianza en esas capacidades inspir toda su obra. Con eso y con todo,

    desde su punto de vista, las estructuras materiales, reales, que haba trazado, ejercan un poder configurador y delimitador de la accin humana.

    La concepcin del poder de Marx merece un comentario final. Si, por un lado, he sostenido que algunas lecturas recientes se equivocan al situar a Foucault , por ejemplo, y a Marx en lados diferentes de una divisin filosfica por la bsqueda de peres locales de ste y la fe en las grandes narraciones de aqul; por otro, sus concepciones del poder presentan marcadas diferencias. Foucault estaba en lo ciertoal identificar a Marx como uno de los influyentes pensadores que conciben el poder como algo concentrado en determinadas estructuras, centros e instituciones. Marx habra rechazado seguramente la insistencia de Foucault en una concepcin ms disa y capilardel poder; podra incluso haber sugerido que la de Foucault era la tems global, totalitariade las dos (Foucault 1980, p. 80). Sin embargo, no quiero

    oncluir sealando diferencias obvias para despus tomar partido, sino indicando formas en las que cada una de estas diferentes posturas puede iluminar y suplementar(Dirks et al.1994) las lagunas y las debilidades subyacentes a las otras.

    De importancia crtica en la obra de Foucault fue su concentracin en la formacin dciertos tipos de sujetos en y por regmenes y rituales de gobierno (Althusser 1971; Corrigan & Sayer 1985; Foucault 1982, 1991; Laclau & Mouffe 1985). Esto est ausente de la mayora de las discusiones de Marx sobre el concepto de clase, como hemos visto, conducindole a no tener en cuenta la materialidad y las dimensiones depoder de otros modos de asociacin y comunidad. Aqu es importante el modelo, ms comlejo, de poder de Focault, que lo concibe como algo que permea una serie de instituciones y relaciones, y tiene mltiples localizaciones y modalidades.

    No obstante, es aqu donde Marx sigue siendo esclarecedor e importante. Claramenteuno no quiere recurrir a un simple organigrama, semejante al de una jerarqua corporativa o militar. Pero al situar el poder en lugares especficos, entenda tambinue ste es limitado y est sujeto a cambio, incluso cuando sus estudios polticos suayaban la abrumadora resistencia al cambio de, pongamos por caso, el estado a pesar de otros tipos de transformacin y revolucin social (v. Corrigan & Sayer 1985).Es en este sentido, sobre todo, en el que el pensamiento de Marx se resisti a convertirse en una teora totalizadorao totalitaria, y es aqu donde sus propios nutrieron una tradicin crtica que dej obsoletos a los marxismos oficiales.

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