Manual de Literatura

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 La teoría de la literatura y los estudios literarios

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Sobre Literatura general...

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  • La teora de la literatura y los estudios literarios

  • La teora de la literatura es una disciplina con una relacin muy estrecha con otras disciplinas que comparten con ella un mismo campo de estudio, como la historia de la literatura, la crtica literaria o la literatura comparada. Por supuesto, el campo comn que se da por sobreentendido es la literatura. En el captulo siguiente habr ocasin de detenerse en los problemas que comporta el intento de acordar una definicin de la literatura, sea en un sentido cultural o ms estrictamente tex- tual. Ahora nos incumbe la prim era parte de la afirmacin inicial, que tambin implica actitudes muy diversas, a veces, contrapuestas, a la hora de abordarla. En suma, se trata de establecer el estatuto disciplinar de la teora de la literatura y el de la naturaleza de su relacin con otras materias y tradiciones de estudio.

    La posibilidad de encontrar una respuesta precisa a estas cuestiones es seguramente ms difcil ahora que hace unos pocos aos. Tras el predominio de los planteamientos

    estructuralistas y de la potica formal, de tradicin l i n gstica, el postestructuralismo y movimientos de naturaleza distinta como la deconstruccin o los estudios

    culturales han contribuido a debilitar muchas de las certezas previas sobre la posibilidad de un conocimiento objetivo de los textos o sobre la naturaleza del discurso terico. Jos Mara Pozuelo Yvancos se refiri hace ya

  • unos aos a esta situacin con el sintagma crtica descentrada,1 apuntando a la sensacin de desorientacin e inseguridad que pareca caracterizar a los estudios literarios y, en particular, a la teora de la literatura. Han surgido adems nuevos problemas, nuevos desafos epistemolgicos y culturales. con una influencia directa sobre este mbito: as, la prdida de protagonismo cultural de la literatura, la profunda modificacin de su consideracin social, el desarrollo y transformacin de los medios que constituyen su entorno institucional inmediato, adems de la insoslayable irrupcin de nuevas formas d e expresin e incluso de textualidad relacionadas c on las nuevas tecnologas informticas.

    Algunos de estos factores tienen que ver con la llamada crisis de las humanidades, que en buena medida se traduce en un decaimiento del prestigio y autoridad de las disciplinas tradicionalmente englobadas bajo ese trmino, pero que tambin se refleja en una revisin de sus jerarquas y relaciones internas. En este sentido ha de recordarse que la teora de la literatura, tal y como hoy en da se entiende, es una disciplina relativamente novedosa en el terreno acadmico, donde su desarrollo institucional se centra sobre todo en la segunda mitad del siglo xx. Pinsese tambin, ms recientemente, en el papel desempeado en las universidades norteamericanas de los aos 70 y 80 por parte de lo que se ha conocido como Theory, sin ms especificacin, y su relacin con la filosofa, su desafo a las divisiones disciplinares tradicionales y su patente distanciamiento de la literatura segn haba sido concebida cannicamente hasta entonces.2 Porque, aunque sera un grave error el reducir a ello su mbito, la teora de la literatura es tambin una disciplina acadmica y el contexto fundamentalmente universitario en la que se ha desenvuelto a lo largo del siglo xx, en especial en los ltimos decenios, ha condicionado en gran medida su desarrollo.

    Por lo que se refiere a la situacin espaola, tngase en cuenta que la presencia institucional de la teora de la literatura en las universidades resulta una circunstancia directamente ligada a la reforma universitaria aprobada en el ao 1983. Ser a partir de entonces cuando surge oficialmente el rea de conocimiento de teora de la literatura y cuando, algo

    1 Jos Mara Pozuelo Yvancos: Una crtica descentrada, Anthropos, 129 (1992), 43-46.

    2 Resulta muy esclarecedor en este aspecto el anlisis que realiza John Guillory enel captulo 4 de su obra Cultural Capital. The Problem o f Literary Canon Formation , Chicago: The University o f Chicago Press, 1993.

  • despus, se generalicen en los currculos filolgicos materias con esa denominacin. En un tercer momento, varias universidades implantaran incluso la titulacin de teora de la literatura y literatura comparada. Pero, en todo caso, su carcter obligatorio en los primeros aos de todas las licenciaturas filolgicas y el que, por otro lado, sea, junto con la lingstica general, una de las materias compartidas necesariamente por las diferentes titulaciones de este mbito ha favorecido que la disciplina se consolidase enseguida con una vocacin propedutica en relacin con los estudios literarios. Estas circunstancias implican una concepcin bastante precisa acerca de cmo se ha entendido desde esa perspectiva institucional la relacin entre la teora de la literatura y los estudios literarios, en un sentido general, e incluso de cul es su objeto especfico como disciplinao, si se prefiere, como campo particular de conocimiento. No obstante, cumple tomar buena nota de la tendencia progresiva a adentrarse en otros terrenos, como puede ser la comunicacin audiovisual o los estudios teatrales, y a distanciarse del contexto ms estrictamente filolgico.

  • I.I.Los estudios literarios v sus disciplinas: el lugar de la teora

    La teora como fundamento de los estudios literarios

    Es de notar que los primeros esfuerzos por reivindicar el papel de la teora de la literatura a lo largo del siglo xx fuesen acompaados muy frecuentemente por una propuesta general sobre las relaciones entre las distintas disciplinas de los estudios literarios. El propsito era evidente: justificar la legitimidad de la aproximacin terica al dominio literario, mostrar la necesidad y en algunos casos la prioridad de su aportacin en el equilibrio interno de las diferentes tradiciones que se ocupan de la literatura y reflejar una concepcin general de los estudios literarios que se vea necesariamente condicionada por el punto de partida terico.

    As lo haca, por ejemplo, Boris Tomachevsky en el clebre captulo inicial de su Teora de la literatura (1925), titulado Definicin de la Potica, donde Potica general era la denominacin para la disciplina que encarnaba la actitud terica hacia la literatura y se contrapona a la Historia de la literatura, reducida a un sector de la histo-

  • ria general de la cultura, y a la Potica normativa, bsicamente prescriptiva y dependiente de los diferentes movimientos literarios.3

    Por lo general los planteamientos a propsito de los estudios literarios y su organizacin interna no tienen un carcter tan abiertamente programtico como el de este formalista ruso, pero tampoco deben entenderse como simples descripciones objetivas de un estado de cosas dado. Inevitablemente presuponen una posicin terica, si bien sta no tiene por que ser explcita. De una manera u otra, plasman una determinada concepcin que se pretende impulsar, lo que no resta valor a la reflexin casi siempre clarificadora sobre el estatuto de la constelacin de disciplinas que se incluyen en el terreno de los estudios literarios. Los aos cuarenta tuvieron una notable importancia en este sentido. Se publicaron entonces dos obras llamadas a desempear un extraordinario papel en la implantacin y difusin de la teora literaria. La primera es un clsico del pensamiento literario hispnico: El deslinde (1944), de Alfonso Reyes. La otra es

    l a Teora literaria (1949) de Ren W ellek y Austin Warren, sin duda el manual por excelencia de esta materia durante muchos aos. Ambas coincidan en presentar una visin general de los estudios literarios que reservaba un lugar preciso a la teora de la literatura en el conjunto. Pero lo hacan desde perspectivas distintas, que resultan, por cierto, muy iluminadoras de alguna de las disyunciones ms determinantes del campo terico contemporneo.4

    Prolegmenos a la teora literaria era el significativo subttulo de El deslinde, una obra que, en efecto, Alfonso Reyes anunciaba como introduccin a un libro futuro sobre esa materia.5 En estos Prolegmenos se

    3 Boris Tomachevsky: Teora de la litera tura [1925], Madrid: Akal, 1982, pgs.16-17.

    4 Por supuesto hay otras muchas propuestas de delimitacin y articulacin de losestudios literarios de la poca. Max Wehrli (Introduccin a la ciencia literaria [1951], Buenos Aires: Nova, 1966, pgs. 30-31) inclua en el marco de la ciencia literaria a la filo loga (en el sentido de crtica de texto y tcnica de edicin), la potica (ciencia de la formacin y esencia, de las estructuras y formas de presentacin de la obra potica) y la historia literaria (ciencia de la relacin de las obras entre s, de sus agrupaciones en el tiempo y en el espacio). Jos Antonio Portuondo (Concepto de poesa [ 1945], La Habana: Instituto Cubano del Libro, 1972, pgs. 23-24) consideraba una ciencia cultura l que comprendera varias ciencias particulares, como la Esttica, que a su vez incluiran una teora y una historia con aplicaciones, por lo que se refiere a la Esttica, a cada una de la artes. En nuestro caso habra, pues, una teora de la literatura y una historia de la literatura.

    5 Alfonso Reyes: El deslinde. Prolegmenos a la teora literaria [1944], en Obras completas, X V , Mxico: Fondo de Cultura Econmica, 1963, 7-422.

  • reservaba un lugar destacado a la consideracin de las diferentes disciplinas literarias, hacindolas depender en su conjunto del acto bsico del fenmeno literario: la lectura. Las distintas disciplinas, esto es, se conceban como actividades de un lector y la diferencia entre ellas estribaba en la forma de leer que se hubiese adoptado. Todas estaran incursas, pues, en la denominada postura pasi va, en la recepcin interpretativa del texto, por oposicin a la faceta creativa de la actividad literaria o postura activa.

    En su anlisis de la postura pasiva, que en ltimo trmino le permitir a Reyes situar la teora literaria, intervenan otros dos tipos de distincin. La primera se refera a los llamados dos rdenes, el particular y el general, segn la postura pasiva se orientase, respectivamente, haci a los productos literarios concretos (obras o grupos de obras) o hacia la literatura como un todo orgnico. La otra forma de discriminacin son las fases, que, en cada uno de los rdenes, delimitaran los distintos modos de reaccin

    lectora. Lo ms significativo es que, al menos en el orden particular,las fases disean una secuencia, de modo que cada una de ellas constituyeun paso obligado para la siguiente; y, en consecuencia, la primera fase (la impresin) indispensable y mnima resulta la nica posibilidad de adentrarse en cualquiera de las ulteriores. De otro lado, las fases del orden particular conducen a las del orden general, que a su vez implican las primeras.

    ORDEN PARTICULAR____________________________________________ORDEN GENERAL Impresin Historia de la literaturaImpresionismo Preceptiva

    Exegtica o ciencia de la literatura Teora literaria Juicio

    Como se puede ver, se trata de una visin general de los resultados de la lectura literaria, que abarca desde el ms elemental y, al tiempo, necesario la impresin hasta el ms elaborado y complejo la t eora literaria. En conjunto configuran un itinerario en donde progresivamente se va privilegiando el distanciamiento y la conciencia metodolgica sobre las reacciones ms primaras e inmediatas ante el texto l iterario. En esta secuencia ideal la impresin hace las veces de la lectura ingenua y participativa, pero sin pretensin analtica ni intencin de dar lugar, por s misma, a ninguna ciase de consideracin explcita sobre la obra leda. Algo que s es propio del impresionismo, relacionado con la crtica elitista y no aca-

  • dmica: es una respuesta a la literatura por parte de una cierta opinin limitada y selecta. La exegtica o ciencia de la literatura incidira ya en el mbito acadmico y se equiparara con la filologa, con la investigacin bibliogrfica y textual sin evitar elementos histricos, psicolgicos o estilsticos. Sera equivalente a la literary scholarship del mundo anglosajn. El juicio habra de entenderse como una estimacin fundada en la exegtica, destinado a situar la obra literaria en un marco valorativo global, aunque con predominio de la perspectiva esttica. d e l a historia literaria puede destacarse que, para Reyes, su realizacin ltima es la literatura comparada, una vez superadas las restricciones espurias de tipo geogrfico, lingsticoo temporal. A continuacin, la preceptiva tendra, adems de su vertiente normativa, una capacidad taxonmica y denominadora, relativa por ejemplo a gneros y formas literarias, que la acercara mucho a la teorizacin Por ltimo, la teora literaria se presenta como un estudio filosfico y, propiamente, fenomenogrfico que procura entrar en la intimidad de la cosa literaria, esto es, en su fundamento bsico e inalienable.

    Todas estas fases, ms all de implicar un orden sucesivo, se hallan relacionadas en mltiples niveles y se apoyan constantemente las unas en las otras, aunque ello no oculte el lugar de privilegio que se le reserva a la teora. Falta en Reyes, no obstante, una entidad que comprenda el conjunto de las disciplinas literarias como tales y las separe de la impresin o el impresionismo, situados claramente en un espacio distinto. Probablemente no sea un accidente esta falta de distinciones, sino ms bien una consecuencia del nfasis puesto en un hecho que resulta crucial para esta aproximacin: todas las disciplinas mencionadas y las fases en que se fundamentan tienen su justificacin en la lectura, esto es, en la faceta receptiva de la experiencia literaria , que se en tiende como autntico ncleo del fenmeno literario y cuya diferenciacin en tipos no tiene sentido si no se incluye su forma ms elemental y bsica, la lectura pre- rreflexiva o impresin. El conocimiento de la literatura no se concibe sin su experiencia. Una insistencia que, de una u otra forma, encontramos en autores tan variados como Gustave Lanson, Roman Ingarden o Dmaso Alonso.

    El planteamiento de la Teora literaria de W ellek y Warren es distinto, aun cuando sugiera algunas concomitancias nada desdeables.6 La diferenciacin entre los estudios literarios y la literatura es, de hecho, uno de

    6 Ren Wellek y Austin Warren: Teora literaria [1949], Madrid: Gredos, 1953.

  • los puntos de partida del manual, y, en consecuencia, tambin la distincin entre la lectura puramente individual, que podemos relacionar con la impresin,

    y e l c onocimiento de carcter inters ubjetivo que se considera propio de los estudios literarios.

    Segn vemos, una importante particularidad de esta aproximacin radica en la insistencia en considerar el conjunto de las disciplinas que tienen por o bjeto la literatura como una entidad unitaria con una serie de especificaciones en su interior. Seran distinciones de segundo nivel, partes complementarias de un todo. Se trata, pues, de una caracterizacin mereolgica en la que, como corresponde al adjetivo mereolgico,7 lo fundamental se halla en el anlisis de la relacin de tipo estructural entre los elementos integrantes de una entidad y esta globalidad in teg radora que los comprende. Dos presupuestos son decisivos en este planteamiento: a) la confianza en la posibilidad de distinguir ntidamente el nivel de lo literario como texto individual, artstico frente al de los estudios literarios como metatexto suprapersonal, cientfico y b) la presentacin de las distintas facetas de estos estudios como realidades complementarias que no slo se requieren mutuamente, sino que, a travs de su interaccin, determinan la identidad de los estudios literarios en su conjunto.

    Xas principales disciplinas d los estudios literarios son, desde esta perspectiva, la teora, la crtica y la historia literarias. As se plantea su relacin:

    Debe establecerse en primer trmino la distincin entre el concepto de literatura como orden simultneo y el que la entiende fundamentalmente como una serie de obras dispuestas en orden cronolgico y como partes integrantes de un proceso histrico. Existe, adems, la ulterior distincin entre el estudio de los principios y criterios de la literatura y el de las obras de arte literarias concretas, estudiadas aisladamente o en serie cronolgica. Lo ms indicado parece ser llamar la atencin sobre estas distinciones calificando de teora literaria al estudio de los principios de la literatura, de sus categoras, criterios, etc., y diferenciando los estudios de obras concretas de arte con el trmino de crtica literaria (fundamentalmente esttica de enfoque) o de historia literaria. (Pgs. 48-49)

    7 Sobre el concepto de mereologa, vase Lubomr Dolezel: Historia b reve de la potica [1990], Madrid: Sntesis, 1997, pgs. 38 y ss. Dolezel ha introducido este trmino, procedente de la lgica, en la descripcin de las maneras de concebir la obra literaria, entre las que destaca la de la Escuela de Praga, a la que estuvo muy vinculado el propio Ren Wellek.

  • En tal distribucin de papeles, a la disciplina terica se le reserva nuevamente un lugar de primera lnea. Se ocupa de los principios de la literatura, de sus categoras, criterios, pero adems a la teora literaria le compete la capacidad de trascender el terreno estrictamente individual, propio de la historia (para Reyes, en cambio, formaba parte del orden general) y de la crtica. Este ltim o aspecto es esencial, ya que, sin la universalidad que se atribuye a la teora, los estudios literarios se veran imposibilitados de constituirse en una verdadera forma de cono-

    Los planteamientos de W ellek, a quien se debe este captulo concreto de la Teora literaria, han sido glosados en numerosas ocasiones, proponiendo adiciones o precisiones al diseo disciplinar de 1949. Por ejemplo, Daro Villanueva argument en su momento en favor de la consideracin de la l i teratura comparada como una de las disciplinas insoslayables de los estudios literarios, cuyo lugar se situara en la dimensin emprica, junto con la historia y la crtica, por contraste con la dimensin terica, representada por la teora literaria.8 De este modo se acepta la perspectiva de Wellek, pero aadindole, de un lado, un nuevo criterio d elimitador, al diferenciar entre la faceta terica y emprica de los estudios literarios, y, de otro, una perspectiva adicional, la comparativa, junto a la sincrnica de la crtica y a la diacrnica de la historia:

    D im e n s i n t e r ic a D im e n s i n e m p r ic a

    P e r s p e c t iv a P e r s p e c t iv a P e r s p e c t iv a

    SINCRNICA D IACR N ICA COM PARATIVA

    Teora Crtica Historia Literatura com parada

    Pedro Aulln de Haro, por su parte, ha subrayado la continuidad de algunas d l as disciplinas mencionadas con otras en principio ajenas al terreno de los estudios literarios: as la historia literaria se mostrara especialmente afn a la historia de la cultura mientras la teora y la crtica se

    8 Daro Villanueva: Vixencia actual da Literaturwissenchaft, en Mercedes Brea y Francisco Fernndez Rey (eds.), Homenaxe pro fesor Constantino Garca, Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela, 1991, 577- 589; y El polen de ideas. Teora, Crtica, Historia y Literatura comparada, Barcelona: PPU, 1991. Vase tambin: Francisco Abad Nebot: Meditacin sobre los estudios literarios, A rchivum, 31-32 (1981-1982), 5-18; y Antonio Garca Berrio y Teresa Hernndez Fernndez: Crtica literaria. Iniciacin a l estudio de la litera tura, Madrid: Ctedra, 2004.

  • aproximaran a la esttica.9 Es una manera de llamar la atencin, oportunamente, hacia lo que se halla ms all del dominio estrictamente literario y que, en el marco de interdisciplinariedad que caracteriza a las humanidades, se echaba en falta, aunque bien es cierto que se podran aadir a las mencionadas otras disciplinas al menos tan prximas como las mencionadas: retrica, semitica, sociologa de la cultura, hermenutica, filosofa y tantas otras.

    Con todo, no siempre resulta plausible reducir la complejidad del mbito de los estudios literarios a la limpidez y pulcritud armnica de estos modelos. El desarrollo de la teora en los ltimos aos, al menos desde los setenta, parece ir, por otra parte, a contrapelo de cualquier distribucin de funciones estricta. No obstante, el papel reservado a la teora de la literatura en el momento de su institucionalizacin en las universidades espaolas a partir de la segunda mitad de los aos ochenta ha sido muy afn, cuando menos en una primera etapa, a los planteamientos que se derivan de El deslinde de Alfonso Reyes o, sobre todo, de la Teora literaria de los mencionados W ellek y Warren: se tratara de definir los principios generales de lo literario, de precisar sus contornos, o, de otra manera, de establecer su identidad. De ah el calificativo de propedutica con que se ha definido tantas veces la funcin de la teora literaria en los currculos filolgicos atribuyndole as un carcter preparatorio con relacin a los estudios literarios.

    Uno de los riesgos de esta actitud, como lo seal ya el terico cubano Jos Antonio Portuondo en una de las primeras reseas a la Teora literaria desde el mbito hispnico, es el de lim ita r el papel de la teora l i t e r a r ia a un cometido auxiliar dentro de los estudios literarios.10 Tambin el propio Portuondo sealaba la excesiva dependencia del canon literario europeo o, en otras palabras, de una percepcin excesivamente restringida de lo que es su campo. A lo que podra aadirse la sensacin de que Wellek parte de una concepcin demasiado esttica del fenmeno literario en la cual se parte del axioma de que existen unos principios estables que es posible aislar ms all de las circunstancias y formas histricas en los que el fenmeno se ha concretado.

    9 Pedro Aulln de Haro: Epistemologa de la Teora y la Crtica de la Literatura,en Pedro Aulln de Haro (ed.), Teora de la crtica literaria, Madrid: Trotta, 1994, 11-26.

    10 Jos Antonio Portuondo: Concepto de poesa, 180-196.

  • La teora y el cuestionamiento posmoderno de la literatura

    Sucede, sin embargo, que la actividad terica, adems de esta funcin que le ha sido tradicionalmente conferida en el momento clsico de su desarrollo, tiene tambin una faceta mucho ms proclive a poner en cuestin las ideas recibidas en torno a la literatura y a las disciplinas que la toman por objeto. La identidad de lo literario se vuelve as fundamentalmente problemtica y las pretensiones de universalidad de la teora se convierten en motivo de discusin y disidencia. Esta es la herencia funda- mental de la teora de la literatura de los ltimos aos y de ella proceden algunas de sus aportaciones ms relevantes.

    Veamos, por ejemplo, la evaluacin que Gonzalo Navajas hace del significado reciente de la perspectiva terica: La revolucin terica ha surtido efectos sobresalientes: ha redefinido lo que es literario, lo ha abierto a lo otro, lo que se juzgaba como estticamente invlido o inestimable {...} Adems, el movimiento terico ha desvirtuado la visin ontolgica de la historia de la literatura que clasificaba autores y textos en categoras permanentes y absolutas. Ha permitido la relectura, el acercamiento al clsico desde criterios crticos actuales. Es esta reposesin de los grandes monumentos del pasado la que puede reactualizarlos de manera efectiva en un discurso cultural que potencia lo no dicho u ocurrido todava y que est proyectado al futuro casi de manera exclusiva [...] La teora ha contribuido, adems, a desacreditar la hegemona de la alta cultura inequvocamente vinculad aYoriTmHleo^lasj^oVj&ropecrTk sorprendente, por tanto, qu los ataques ms virulentos contra ese modelo hayan procedido del extrarradio, el continente americano, aunque, de manera paradjica, sus referentes originales desde Bajtn aXyotard y Derrida estn ntimamente insertos en el repertorioTms centralmente europeo por sus conexiones con Hegel, Husserl y Heidegger, entre otros. Como ocurri previamente con Marx, un movimiento emergido del cdigo de principios europeos se revuelve, desde el exterior, contra sus orgenes en un j^arricidio < cultural de proporciones edpicamente magnas. El postestructuralismo, el poscolonialismo, la posmodernidad contienen en su prefijo el impulso de superaciorfcie un concepto de la historia concebida como el repositorio de los valores de una civilizacin adscrita al enmascaramiento de la dominacin bajo la mscara de una esttica transtemporal. La asercin de la dife-

  • rencia, lo no-copin, lo mltiple e inconcluso, quedan incluidos dentro de esta^Srijntacionnueva del h e choMTterar i o /' ____

    La teora ha adquirido as un talante crtico, casi activista en algunos casos, que dista mucho de, por ejemplo, su identificacin con la contemplacin ms desinteresada que le atribua Alfonso Reyes. Se ha convertido en un eficaz instrumento de reconsideracin y anlisis cultural que no se /puede aislar de los rumbos por osque han transitado tanto la cultura, entendida en un sentido tradicional, como la ciencia en los ltimos decenios del siglo xx, ni tampoco de la evolucin interna de la tradicin terica en estos aos. De este modo se ha podido decir que la teora nos lleva a cuestionar las premisas^gjossupuestos ms bsicos en el estudio de la literauraTy^pm ^ba todo lo que se puedenaber dado hasta ahora por se n ta ^ o ^ E s jma crtica, pues, del ammmjerue^ con lo cual delata sus race^-^nodernas. T riu gar de la teora es, entrcesv-disint al que se le atribua en un primer momento. Tanto, que, frente a la posicin de privilegio que hemos visto se le asignaba en diversos mapas de los estudios literarios, Jenaro Talens llega a hablar de un no-lugar para^rcferirse al carcter plural, heterogngo e^ incluso disperso de la tgpra_o teoras de la liter^Jura^ojiista correspondencia con la conviccin creciente respecto al carcter inestable de su objeto y la dependencia que ste tiene de su concreta inscripcin en una tradicin cultural determinada.'3

    Cierto es que por esa va la teora ha adquirido una carta de naturaleza que muy a menudo la jga^ps all de lo literario, como una forma extremadamente general de crtica de la cuItuifX Descansa, desde esta