¡SÓLO CON LA UNIDAD EN LA LUCHA SE PUEDE TRIUNFAR!

Hace 128 años fueron encarcelados y ejecutados, en la ciudad de Chicago, en Estados Unidos, un grupo de trabajadores que luchaban por cambiar sus condiciones laborales y mejorar su nivel de vida.

¡NI UN GOBIERNO NEOLIBERAL MÁS! ¡MUERA EL MAL GOBIERNO!

Manifiesto del Partido Popular Socialista de México

Alrededor de veinte años después de esta masacre, en México, en la mina de Cananea Sonora, trabajadores mineros se declararon en huelga, y casi al mismo tiempo, en una fábrica textil de Río Blanco Veracruz, esta-lló también la rebelión obrera. Ambas huel-gas, de 1906 y 1907 respectivamente, exigían la jornada laboral de ocho horas y mejores salarios, y ambas fueron reprimidas vio-lentamente. En Cananea, los Rangers esta-dounidenses sitiaron la mina, apresaron y asesinaron a varios trabajadores con el con-sentimiento y la participación del gobierno mexicano; en Río Blanco, la masacre de los trabajadores y líderes sindicales fue ordena-da por Porfirio Díaz.

Estos trágicos sucesos tienen aspectos en común: en primer lugar el levantamiento de la clase trabajadora, harta de condiciones de-nigrantes, bajos salarios, abusos y jornadas extenuantes, contra sus explotadores; y en segundo, la represión violenta de que fueron objeto, en donde los gobiernos se unieron a los patrones dueños del gran capital, para aplastar dichas manifestaciones, sacrifican-do a la clase trabajadora más vulnerable.

Después de aquellas heroicas jornadas, la clase trabajadora fue arrancando golpe a gol-pe conquistas justas a la clase propietaria, que de algún modo elevaron su nivel de vida y moderaron la explotación, en el mundo y en México. Las últimas tres décadas sin em-bargo, con la llamada “globalización neoliberal”, los trabajadores hemos visto perder mucho de lo ganado.

En el caso de nuestro país, desde que lle-garon los gobiernos neoliberales –a partir de 1982 hasta éste de Peña– los diputados y senadores de los partidos políticos lacayos del gran capital “nacional” y extranjero, sobre todo norteamericano, han reformado la legis-lación laboral fruto de las grandes luchas y sacrificios de nuestros padres y abuelos, para desaparecer la estabilidad laboral y eliminar

Samuel Fielden Oscar Neebe

Micheal SchwabLouis Lingg

George EngelAugust Spies

Albert ParsonsAdolph Fischer

Manifiesto del Partido Popular Socialista de México

derechos, como la seguridad social y todo tipo de prestaciones laborales. Han maneja-do la economía nacional con el propósito de propiciar la más aguda concentración de la riqueza en pocas manos, reduciendo dramá-ticamente los salarios e ingresos de todos los que vivimos de nuestro esfuerzo personal, en beneficio de los grandes capitalistas. Han impuesto distintas contrarreformas cons-titucionales y a las otras leyes, todas ellas contrarias al interés nacional, popular y de la clase trabajadora, para mantener a la nación bajo el yugo del imperialismo extranjero, y al pueblo de México en la miseria, para des-pués lucrar electoralmente con ella y mante-ner así el neoliberalismo a perpetuidad.

Estas contrarreformas fueron impuestas, a pesar del rechazo del pueblo y los trabaja-dores, por medio del engaño y la fuerza y en contubernio con los grandes medios de co-municación, y a través de una inmensa red de corrupción.

Las condiciones laborales actuales son cada vez más precarias; en los hechos los dueños del capital se comportan como pro-pietarios del trabajador. La concentración de la riqueza en unas cuantas manos es insul-tante y en esa misma proporción se eleva la miseria y la pobreza en nuestro país. La ra-pacidad de los capitalistas de fuera y dentro del país ha sido enfrentada. Notables expre-siones de la lucha obrera han sido las heroi-cas huelgas mineras de Taxco, Sombrerete y Cananea; la lucha de los jornaleros de San Quintín, de los electricistas, del magisterio, los ex braceros, los campesinos, los comu-neros y tantos otros hermanos de clase. Sin embargo, nuestra capacidad de lucha ha sido insuficiente hasta hoy para preservar nues-tros derechos, ante la brutal ofensiva de la clase dominante.

Debemos reconocer que hasta hoy no he-mos podido construir la poderosa unidad obrera que aglutine a todos los trabajadores en una sola central de clase, democrática en

su vida interna, independiente de los patro-nes, del Estado y de los partidos políticos; fuerza que sería invencible. Nos lo ha im-pedido la sobrevivencia de actitudes secta-rias y autosuficientes; también los intereses espurios de dirigentes que no se guían por los intereses de los trabajadores, y desde lue-go, la acción corruptora y manipuladora de nuestros enemigos de clase. Es urgente supe-rar esas fallas y limitaciones.

Otra deficiencia consiste en la sobreviven-cia del apoliticismo entre muchos compañe-ros trabajadores, que todavía no comprenden que la lucha de clase se da en tres planos, el económico, el ideológico y el político, y que temerosos se limitan a combatir sólo en el nivel económico y gremial, que como está demostrado históricamente, siempre es insuficiente.

Es de saludarse el hecho de que, a pesar de todo, se registran avances en los dos as-pectos señalados: se van dando pasos hacia la unidad de nuestra clase en el ámbito sin-dical, aunque todavía muy limitados; y cada vez más hermanos de clase van incorporán-dose a la lucha de clases en el plano políti-co, comprendiendo que sólo la lucha política

–que eche a los neoliberales del poder– po-drá impedir que se den más contrarreformas y se reduzcan más nuestros salarios. Y un aspecto más, también positivo, se van ten-diendo puentes y construyendo frentes para unir las luchas obreras con muchas otras de carácter popular.

En nuestro caso, los trabajadores que for-mamos el Partido Popular Socialista de Mé-xico, nos congratulamos de los avances que nuestra clase social va registrando, y entre-gamos nuestro aporte al esfuerzo común por redoblar el paso en la construcción de la más amplia y vigorosa unidad obrera; en la edificación de la unidad frentista entre los trabajadores y otros sectores populares y antimperialistas; en el paso de la inacción a la lucha; de la lucha puramente gremial a la lucha superior, también política e ideológica. Tenemos la certeza de que el momento en que podamos echar a los neoliberales del po-der está cerca, más que nunca. Que echarlos, será el primer paso hacia la liberación nacio-nal y que ésta a su vez constituye un requi-sito para marchar hacia la construcción de una sociedad superior, una sociedad socia-lista, sin explotación de unos humanos por otros.

La máxima de Marx y Engels tiene plena vigencia:

¡Trabajadores del mundo, uníos!

¡¡Abajo el gobierno neoliberal de Peña Nieto!!

¡¡Viva la Independencia nacional y el progreso social!

¡¡Viva la unidad de la clase trabajadora!!

¡¡Viva el internacionalismo proletario!!

¡¡Viva México!! ¡¡Viva México!! ¡¡Viva México!!

Manifiesto del Partido Popular Socialista de México