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LA PROTOARQUEOLOGÍA EN ESPAÑA. JEREZ DE LOS CABALLEROS (BADAJOZ) Y EL INFORME DE 1777 ACERCA DE UN SEPULCRO VISIGODO EN LA DEHESA DE ALCOBAZA Rogelio Segovia Sopo Presidente de Xerez Equitum. Asociación histórica [email protected] RESUMEN: El interés del ser humano por su antigüedad se remonta a la propia existencia del hombre racional. El acercamiento de un individuo o un grupo de individuos a los restos materiales dejados por sus antepasados era entendido como el mejor modo de acercarse a sus ancestros, imbricando sus huellas con las realidades de su presente. La ciencia de la arqueología sistemática no es muy antigua, sus principios metodológicos no se remontan más allá de mediados del siglo XIX. Sin embargo, algunas actuaciones anteriores forman parte de la génesis de la arqueología, la protoarqueología, siendo muy escasos los ejemplos a cuantificar de estas primeras actividades casi arqueológicas. El hallazgo de un sepulcro visigodo en la dehesa de Alcobaza, en Jerez de los Caballeros, en 1777, y su estudio sistemático por una comisión científicaformada por el alcalde mayor de la ciudad, un administrador de fincas, un abogado de los Reales Consejos, dos párrocos, un guardián de monasterio, un síndico del común, un noble militar y dos escribanos públicos, supone un hito singular entre los escasos y más antiguos ejemplos de la protoarqueología española. PALABRAS CLAVE: Historiografía, protoarqueología, arqueología, Jerez de los Caballeros, Extremadura, Badajoz, Epigrafía, Visigodos, Sepulcro, siglo XVIII. SEGOVIA SOPO, Rogelio (2017), “La Protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el Informe de 1777 acerca de un sepulcro visigodo en la Dehesa de Alcobaza”, en SEGOVIA SOPO, R. (coord.): Arqueología e Historia en Jerez de los Caballeros y su entorno. I Jornadas de Historia en Jerez de los Caballeros, Xerez Equitum y Diputación de Badajoz, pp. 19-59. ISBN: 978-84-617-9082-1

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LA PROTOARQUEOLOGÍA EN ESPAÑA. JEREZ DE LOS

CABALLEROS (BADAJOZ) Y EL INFORME DE 1777

ACERCA DE UN SEPULCRO VISIGODO EN LA DEHESA

DE ALCOBAZA

Rogelio Segovia Sopo

Presidente de Xerez Equitum. Asociación histórica

[email protected]

RESUMEN: El interés del ser humano por su antigüedad se remonta a la

propia existencia del hombre racional. El acercamiento de un individuo o un grupo

de individuos a los restos materiales dejados por sus antepasados era entendido

como el mejor modo de acercarse a sus ancestros, imbricando sus huellas con las

realidades de su presente. La ciencia de la arqueología sistemática no es muy

antigua, sus principios metodológicos no se remontan más allá de mediados del

siglo XIX. Sin embargo, algunas actuaciones anteriores forman parte de la génesis

de la arqueología, la protoarqueología, siendo muy escasos los ejemplos a

cuantificar de estas primeras actividades casi arqueológicas. El hallazgo de un

sepulcro visigodo en la dehesa de Alcobaza, en Jerez de los Caballeros, en 1777, y

su estudio sistemático por una “comisión científica” formada por el alcalde mayor

de la ciudad, un administrador de fincas, un abogado de los Reales Consejos, dos

párrocos, un guardián de monasterio, un síndico del común, un noble militar y dos

escribanos públicos, supone un hito singular entre los escasos y más antiguos

ejemplos de la protoarqueología española.

PALABRAS CLAVE: Historiografía, protoarqueología, arqueología, Jerez de

los Caballeros, Extremadura, Badajoz, Epigrafía, Visigodos, Sepulcro, siglo XVIII.

SEGOVIA SOPO, Rogelio (2017), “La Protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el Informe de 1777 acerca de un sepulcro visigodo en la Dehesa de Alcobaza”, en SEGOVIA SOPO, R.

(coord.): Arqueología e Historia en Jerez de los Caballeros y su entorno. I Jornadas de Historia en Jerez

de los Caballeros, Xerez Equitum y Diputación de Badajoz, pp. 19-59.

ISBN: 978-84-617-9082-1

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Rogelio Segovia Sopo

20 Xerez Equitum, I. 2017

PROTO-ARCHAEOLOGY IN SPAIN. JEREZ DE LOS CABALLEROS

(BADAJOZ) AND THE REPORT OF 1777 ABOUT A TOMB VISIGOTHIC

IN THE DEHESA DE ALCOBAZA.

Rogelio Segovia Sopo

Presidente de Xerez Equitum. Asociación histórica

[email protected]

ABSTRACT: The human has the desire to see his past from its origin as a

rational animal. Knowing the past was the best way to learn about the life of their

ancestors, understanding the present time from the last time. Archaeological science

was born in the mid-19th

century. However, some works archaeological earlier

formed part of the so-called proto-archaeology. These pre-19th

century works are

very few. Thus, the finding of a Visigothic grave in the Dehesa de Alcobaza, in Jerez

de los Caballeros, in 1777, and its work archaeological by a Commission of

intellectual is an event important by its antiquity, and because is an old example of

Spanish proto-archaeology.

KEYWORDS: Historiography, proto-archaeology, archaeology, Jerez de los

Caballeros, Extremadura, Badajoz, epigraphy, Visigoths, grave, 18th

century.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 21

I. INTRODUCCIÓN

La definición aportada por la Real Academia de la Lengua

Española para el término “arqueología” es bastante escueta

y sencilla al indicar que ha de entenderse como «Ciencia

que estudia las artes, los monumentos y los objetos de la

antigüedad, especialmente a través de sus restos».

Efectivamente, y aunque basada en su origen etimológico –

del griego “αρχαίος” −archaios−, viejo o antiguo, y

“λόγος” logos, ciencia o estudio–, es una definición

demasiado difusa como para que se ajuste a la realidad de

la arqueología en sí, pues en ese estudio del pasado a través de los restos

falta añadir que debe existir un trabajo de campo, una extracción de restos

materiales de los sedimentos que los contienen. En caso contrario otras

ciencias, es decir, otras disciplinas con método de trabajos propios o

adaptados a las necesidades de la investigación, también serían arqueología

como por ejemplo la numismática, la paleografía o la historia del arte y

obviamente, aunque ligadas con mayor o menor cercanía a la arqueología,

son campos de estudios y trabajo diferentes al tema aquí tratado en su

sentido pleno.

Indicaba Martín Almagro Basch en su clásica obra publicada en 1960

que «incomprensiblemente, se intenta separar la Prehistoria de la Historia

sólo por las diversas técnicas con que trabaja el prehistoriador y por el

carácter especial de sus fuentes»1, afirmando además que la investigación

histórica tiene como objeto poner en claro las relaciones genéticas de los

hechos y, por tanto, la relación causal de los fenómenos que, por cualquier

motivo sean socialmente importantes en el acaecer humano. Sin duda tiene

razón, pero en el mismo título de su obra se adentra en otro concepto de

interés para este estudio y es que, como defendíamos más arriba, la

arqueología posee intrínsecamente una relación directa con el “trabajo de

campo”, pues al entender del mismo investigador citado:

1 ALMAGRO BASCH, Martín (1960): Introducción al estudio de la Prehistoria y de la

Arqueología de campo, Madrid, Guadarrama ed., p. 18.

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22 Xerez Equitum, I. 2017

La importancia de los restos materiales como fuente histórica

de la cultura humana (…) ha de estar en conexión con el rigor de

inventario y conservación que supone cualquier hallazgo

arqueológico; y cómo todo arqueólogo debe comportarse al

excavar un yacimiento2.

Al incidir en el modus operandi de la Arqueología nos está

informando que esta ciencia tiene un modo particular de actuar que la

diferencia del resto de disciplinas históricas. Reconoce que llegar a esta

especificidad no es sencilla porque establecer un modo propio de actuación

no ha sido sencilla y él mismo, reconocido internacionalmente como un

eminente arqueólogo, se confiesa «culpable y negligente muchas veces en su

trabajo», al mismo que imponer líneas directrices inamovibles para todos los

profesionales era difícil de establecer pues «nos parecía algo petulante dar

normas a los demás»3.

Esta sorprendente afirmación, superada parcialmente en la actualidad

pues a los modos de trabajo arqueológico –sistemas Wheeler o de Harris,

Mike Morwood sobre arte parietal, Manuel Pérez Ripoll sobre manipulación

de restos óseos…4–, establecen normas comunes de trabajo, al mismo tiempo

que son muchos los nuevos métodos de trabajo y las nuevas herramientas

que se incorporan a la labor arqueológica, (georradar, informática, satélite,

ADN, etc.). Consecuentemente, la ciencia arqueológica no es un trabajo

estanco y sí susceptible de evolución.

En este mismo sentido, la arqueología no surgió de modo espontáneo

totalmente formada. Al contrario, hubo de producirse un periodo de

formación antes de que se redactasen unas mínimas normas de actuación que

debían ser aceptadas y asumidas por todos lo profesionales de la materia en

el ámbito internacional. Hasta ese momento de regularización, el periodo de

trabajo arqueológico no sujeto a un homogéneo modo de actuar en el

tratamiento de campo y sobre los restos materiales agrupa el término

denominado como “Protoarqueología”.

Al no estar constituida una reglamentación básica, los modos de

actuar, aunque intentasen sistematizarse, eran diversos, siendo muchos de

ellos contraproducentes con uno de los fines básicos de la arqueología que es

la preservación de los restos materiales. Sin una financiación óptima, sin

2 Ibídem, p. 222. 3 Ídem. 4 DOMINGO, Inés y BURKE, Heather (2007): Manual de campo del arqueólogo, Barcelona,

Ariel.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

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fines divulgativos o sin cobertura legal –todos ellos pilares elementales de

esta ciencia–, la actuación sobre los objetos de la antigüedad destruía en la

mayor parte de los casos el contexto estratigráfico y espacial en el que se

encontraban desde su depósito.

Los trabajos protoarqueológicos, aquellos que intentaban acercarse al

conocimiento histórico a través de un tratamiento algo sistemático sobre los

restos materiales y guiándose en la mayor parte de las ocasiones por buenas

intenciones, son muy escasos en cualquier país, más limitados fueron en

España y aún más en Extremadura. Por esta razón, hemos de congratularnos

de que se produjera una de estas escasísimas actuaciones protoarqueológicas

en Jerez de los Caballeros, concretamente en la lejana fecha de 1777. Pero

además, y esto es de suma importancia, tenemos constancia de estas

actuaciones a partir de los informes que una “comisión local”, creada ex

profeso para este fin, tuvo la deferencia de redactar. Para ello se desplazó

hasta el yacimiento, lo describió añadiendo detallados dibujos e intentó

obtener información a partir de lo observado a pie de campo y los

conocimientos, más o menos acertados, que tenían de la Antigüedad.

II. LA PROTOARQUEOLOGÍA EN ESPAÑA

Se hace necesario establecer una fecha que distinga la

protoarqueología de la arqueología científica en España5. A partir de la

reglamentación de esta labor y la institucionalización de esta disciplina, ese

momento de separación se establece en 1844, enclave cronológico donde

coinciden la fundación de las Comisiones Provinciales de Monumentos

Históricos, la Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia

y la fundación de la Academia de Arqueología y Geografía del Príncipe

Alfonso. De este modo, el trabajo “arqueológico” realizado en Jerez de los

Caballeros en junio-julio de 1777 constituye una de las escasas muestras de

la protoarqueología española.

5 La protoarqueología en España y en el resto de países europeos va pareja, aunque la labor de

las primeras excavaciones dedicadas al mundo romano es más amplia en Italia, por ejemplo,

que en España, mientras que Francia fue pionera en las investigaciones en Prehistoria, aunque

la riqueza española en estos períodos sean igualmente de gran riqueza. Nuestros deseos por

enlazar la labor de la comisión de Jerez de los Caballeros en 1777 con su entrono más

inmediato nos obliga a centrarnos en la protoarqueología española. no olvidaremos, no

obstante, enlazar de continuo este devenir con las novedades y avances ejercidos en este

campo en los países vecinos.

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Hasta llegar a 1844, las maneras de acercarse a la Historia fueron muy

diversas, y más diversos fueron los modos de estudio de los restos

materiales, hallados mayoritariamente de forma casual, sobreviviendo a

estos encuentros fortuitos muy pocos y menos fueron los que dejaron huella

escrita por parte de sus descubridores o personas interesadas que quisieron

dejar constancia en su afán por desentrañar los misterios, entiéndase como

símil de desconocimiento, del pasado.

El interés por la “Historia de la Arqueología” ha tenido en España

especial fuerza en los últimos tiempos6, interesando también este estudio en

Extremadura, al menos centrando los estudios de la arqueología de mediados

del siglo XIX en adelante; así la abundante labor escrita del profesor Pablo

Ortiz7. Puede parecer que son muchos los estudios relacionados con la

protoarqueología en la Edad Moderna, pero comprobamos, tras la lectura de

los trabajos presentados en los congresos citados, que la realidad nos

presenta una extrema escasez de manifestaciones arqueológicas sistemáticas

6 ARCE, Javier y OLMOS, Ricardo (coords.), (1991): Historiografía de la arqueología y de

la Historia antigua en España (siglos XVIII-XX), Madrid, Ministerio de Cultura; MORA,

Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita (coords.), (1997): La cristalización del pasado: génesis

y desarrollo del marco institucional de la arqueología en España, Málaga, Servicio de

Publicaciones de la Universidad; BELÉN, María y BELTRÁN, José (coords.), (2002):

Arqueología fin de siglo. La arqueología española en la segunda mitad del siglo XIX. I

Reunión Andaluza de Historiografía Arqueológica, Spal Monografías, III, Sevilla,

Universidad de Sevilla; DÍAZ-ANDREU, Margarita (2002): Historia de la Arqueología.

Estudios, Madrid, Ediciones Clásicas; CABRERA VALDÉS, Victoria y AYARZAGÜENA,

Mariano (2003-2005): “El nacimiento de la Prehistoria y de la Arqueología científica”,

Archaia, 3-5, Madrid, Sociedad Española de Historia de la Arqueología; AYARZAGÜENA,

Mariano y MORA, Gloria (comisarios), (2004): Pioneros de la arqueología en España (del

siglo XVI a 1912), Madrid, Museo Arqueológico Regional; DÍAZ-ANDREU, Margarita;

MORA, Gloria y CORTADELLA, Jordi (coords.), (1997): Diccionario histórico de la

Arqueología en España, Madrid, Marcial Pons Historia… 7 ORTIZ ROMERO, Pablo (2003-2005): “Epítome de la crisis y agonía de las Comisiones de

Monumentos en la Baja Extremadura”, Archaia: Revista de la Sociedad Española de Historia

de la Arqueología, vol. III-3, pp. 294-303; (2006): “El guardián abnegado: la Real Academia

de San Fernando en la crisis de las Comisiones de Monumentos durante el Sexenio

Revolucionario”, en LORENZANA DE LA PUENTE, Felipe y MATEOS ASCACÍBAR,

Francisco J. (coords.): Arte, poder y sociedad y otros estudios sobre Extremadura. VII

Jornadas de Historia en Llerena, Llerena, Sociedad Extremeña de Historia, pp. 119-136;

(2007 a): “Breve crónica sobre traficantes y falsarios en la arqueología extremeña”, Norba.

Revista de historia, 20, pp. 109-127; (2007 b): “Editar y sufrir: la crisis de la Comisión de

Monumentos de Badajoz y sus publicaciones”, VIII Congreso de Estudios Extremeños, pp.

2133-2151; (2008): “La cicuta del extravío. Textos inéditos, perdidos y frustrados de la

Arqueología extremeña”, Nonnullus. Revista digital de Historia, 3, pp. 42-62; (2013): La

quimera del libro. La Comisión de Monumentos de Badajoz y el patrimonio bibliográfico,

Badajoz, Centro de Estudios Extremeños, Diputación Provincial de Badajoz.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 25

anteriores a mediados del siglo XIX, destacando como testimonio anterior

las excavaciones oficiales promovidas por los reyes Carlos III y Carlos IV en

lugares muy concretos y señeros, por ejemplo en Mérida8. Precisamente por

esta circunstancia en cuanto a la ausencia de ejemplos protoarqueológicos, el

acontecer jerezano de junio de 1777 se nos hace aún más importante y digno

de darlo a conocer.

La búsqueda de los inicios de la arqueología se halla en los anticuarios

del mundo clásico, medieval y renacentista, sin dejar de lado un principio

importante, fundamentado en que estos anticuarios, aquellos interesados por

lo antiguo, no solían ser historiadores, sino más bien “coleccionistas de

artefactos curiosos del pasado”9. El concepto “arqueología” aparece por

primera vez en escritos relacionados con los Sofistas atenienses del siglo V

a.C., exactamente en el diálogo Hipias mayor de Platón10

, donde se nos dice

que los espartanos escuchaban con entusiasmo y deleite las historias de sus

antepasados: las leyendas y cuentos de las cosas antiguas, o archaiología.

Los modos de “hacer historia” también han evolucionado con el paso

del tiempo. El historiador clásico redactaba un listado cronológico de hechos

(“Anales11

”), mientras el anticuario trataba buscaba el pasado más lejano a

partir del conocimiento de éste por erudición y por cotejo con los restos

materiales a los que tenía acceso12

.

Entre los griegos, por ejemplo, siguieron este modelo Dionisio de

Halicarnaso (Antigüedades romanas), Diodoro de Sicilia (Biblioteca) o el

caudillo hebreo Flavio Josefo que, una vez derrotado, deportado a Roma y

protegido por la familia Flavia, trató en sus Antigüedades judías cuestiones

de las campañas romana en Judea y buscó informaciones del pasado de la

8 CANTO Y DE GREGORIO, Alicia-Mª. (2001): La arqueología española en la época de

Carlos IV y Godoy los dibujos de Mérida de Don Manuel de Villena Moziño (1791-1794),

Madrid, El Viso ed. 9 AYARZAGÜENA SANZ, Mariano (2006): “Principales obras para la Historia de la

Arqueología en España”, Gazeta de la Sociedad Española de Historia de la Arqueología, 1. 10 fr. 285b-286c. 11 Recuérdese la obra Anales de Tito Livio; una sucesión de hechos históricos en el que se cita

el hecho pero no se analizan causas, desarrollo o consecuencias, es la inclusión de

acontecimientos o noticias históricas sobre un eje cronológico. Tito Livio murió a inicios del

siglo I d.C. (59 a.C.-17 d.C.) pero su modo de redactar los hechos históricos perduró durante

muchos siglos. El ejemplo más cercano en cuanto a Historia de Jerez de los Caballeros,

siguiendo la estela del autor latino, lo hallamos en la famosa “Minuta de Núñez Barrero”. 12 MOMIGLIANO, Arnaldo (1950): “Ancient History and the Antiquarian”, Journal of the

Warburg and Courtauld Institutes, vol. 13-3/4, pp. 285-315.

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zona conquistada para ensalzar la dignidad judía frente a la cultura

grecorromana.

Propiamente latino, Marco Terencio Varrón se alzó como la máxima

figura de la anticuaria con el objetivo de presentar el espectro más completo

del modo de vida romano13

. Por esta razón se convirtió en la fuente y espejo

que utilizaron los eruditos y anticuarios del Renacimiento para sus tratados

históricos.

El ser humano comparte multitud de rasgos que lo caracterizan como

ser racional. Uno de ellos es el de la curiosidad y sus deseos por “Saber”.

Estas inquietudes le conducen a preguntarse por el origen de las cosas,

razonando e investigando para llegar a alcanzar un conocimiento que antes

no poseía. Otro de los rasgos es el de la generosidad, entendido en este caso

por los deseos de compartir con sus congéneres, y como herencia de futuro,

tanto el proceso de investigación como los resultados de la misma. En ese

proceso por desentrañar lo desconocido, en un principio el apoyo en la

religión fue fundamental, pues ante lo ignorado y de difícil explicación se

recurría a una causa de origen sobrenatural. El uso de la razón, obviando la

casuística teológica, condujo a la filosofía, pero la imposibilidad de

demostrar empíricamente lo razonado desembocó necesariamente en la

ciencia. La Historia, como ciencia y como elemento difusor de un pasado

necesario para entender el presente, fue de inmediato aprovechada por los

gobernantes para apuntalar el poder establecido o imponer determinadas

conductas morales y sociales. La interpretación subjetiva de la Historia se

convirtió en un importante elemento de la legitimidad política14

, de tal modo

que la Historia podía ser “creada” por los historiadores en función a intereses

políticos concretos15

.

13 Antigüedades humanas y divinas. 14 SALAS ÁLVAREZ, Jesús de la Ascensión(1997): “Excavaciones arqueológicas de época

ilustrada en la Campiña sevillana”, en MORA, Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita

(coords.): La cristalización del pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la

arqueología en España, Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad, p. 100. 15 Esta reflexión nos interesa especialmente porque en el expediente del hallazgo del sepulcro

visigodo de la dehesa jerezana de Alcobaza no solo se realizó un estudio arqueológico del

yacimiento, sino que se elucubró sobre la persona inhumada relacionando arbitrariamente

datos del pasado con la realidad del enterramiento de Alcobaza, naturalmente con un claro

sentido pragmático que reforzaba el poder de la Iglesia católica en Jerez de los Caballeros

desde los tiempos más antiguos. Téngase en cuenta que en la comisión que después

analizaremos, formada por 9 personas de la que tenemos constancia de sus nombres, 3 eran

eclesiásticos: los párrocos de San Bartolomé y Santa Catalina más el guarda del Convento de

Aguasantas; es decir, el rector de este establecimiento monacal franciscano jerezano.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

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Si Homero era cenit de la historia como mito, la desconfianza de la

veracidad de los datos aportados por los mitos permitió la aparición de la

Historia, con sus interrogantes sobre las actuaciones de los hombres16

. En

este mismo sentido, el Renacimiento supuso el nacimiento de la crítica hacia

las narraciones literarias del pasado tradicionalmente admitidas como las

únicas válidas, comenzando a recurrir a nuevas herramientas de estudios y a

su cotejo e interrelación: Epigrafía, Numismática y Arqueología. Estas

ciencias afines servían como medio de corroborar o refutar la información

heredada y aceptada desde antaño17

.

También otra disciplina, la Prehistoria, como ciencia sobre el origen

de la humanidad, surgió como una reflexión en la que observamos rasgos de

la filosofía, de las ciencias naturales y de la historia18

.

Es posible que en la Edad Antigua también se buscasen restos

materiales arcaicos por su valor crematístico y simbólico, aunque este

sentido se acrecienta en la Edad Media. Los objetos del pasado eran

codiciados por el valor e influencia que contenían, ya un supuesto

documento auténtico, la Donatio Constantini, que quería servir como

legitimador del poder terrenal de la Iglesia de Roma, y por sus poderes

sobrenaturales: las reliquias.

Unir en el mismo contexto Constantino y reliquias es muy apropiado

al hablar de arqueología. La conversión al Cristianismo del emperador

Constantino tras el sueño anterior a la Batalla del Puente Milvio, que acabó

con su enemigo Majencio19

, fue firmemente apoyada con posterioridad por

su madre Elena. Las fuentes medievales relatan el viaje de Elena Augusta a

Palestina en el 326 para visitar los lugares por los que deambuló Jesucristo.

Los 300 años transcurridos desde que se produjeron los hechos que la

emperatriz rastreaba físicamente, la ausencia de datos fiables y la escasez de

testimonios materiales indudables, le hicieron contactar con los rabinos del

lugar, y con ellos pudo “reconstruir” los lugares donde se desarrollaron los

16 Así se comprueba en las obras de Herodoto y Tucídides. 17 En este contexto, aunque unos siglos después ha de situarse la figura de Heinrich

Schliemann y el descubrimiento de Troya. El prusiano no era ni historiador ni arqueólogo, era

un empresario del oro y banquero, pero dedicó su fortuna y su vida a demostrar que la Ilíada

relataba hechos históricos ciertos y por tanto existía la ciudad de Troya. 18 Necesariamente hay que referirnos a los estudios primigenios y vanguardistas de Charles

Darwin: (1859): On the Origin of Species by Means of Natural Selection, or the Preservation

of Favoured Races in the Struggle for Life, Londres, y (1871): The Descent of Man, and

Selection in Relation to Sex, Londres. 19 VEYNE, Paul (2008): El sueño de Constantino: el fin del Imperio pagano y el nacimiento

del mundo cristiano, Barcelona, Paidós ed.

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acontecimientos de la pasión de Jesucristo y que eran relatados en la Biblia.

De este modo “localizó”, entre otros espacios, el que debió ser el Gólgota o

Monte Calvario y allí, tras ordenar la excavación de la zona, halló la que fue

denominada “Vera Cruz”. Objeto lignario que después ha dado lugar a tantas

reliquias. Su labor de excavación y localización de restos antiguos hacen que

Santa Elena sea considerada la “patrona de los arqueólogos” (Fig. 1).

Fig. 1. Excavaciones promovidas en

el año 326 en busca de los restos

arqueológicos de la Pasión de

Jesucristo. Trabajo promovidos

por Santa Elena, madre del

emperador Constantino y patrona

de los arqueólogos.

El Renacimiento representó una ruptura significativa con la Teología

anterior. Frente a la comunidad de devotos, el pensamiento renacentista

ensalza la figura individual de la persona, del mismo modo que a la unidad

bajo la fe se ofrecen opciones nacionalistas apoyadas en la diferenciación de

un espacio frente a los aledaños. En la Baja Edad Media y en el

Renacimiento, el deseo de trascender en el tiempo de modo personal se

observa, por ejemplo, en la magnificencia de edificios papales en los que,

junto a la copia de los modelos arquitectónicos grecolatinos, se inscriben con

toda la claridad los nombres y cargos del promotor, a imagen de los edificios

romanos imperiales, como el famosísimo Panteón de Roma. El caso de la

“Capilla Sixtina”, llamada así por ser el papa Sixto IV quien ordenó su

construcción y decoración, es un ejemplo muy ilustrativo.

En un ámbito individual, ese deseo de trascender a la historia y en el

recuerdo de modo independiente de apellido o comunidad podemos

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Xerez Equitum, I. 2017 29

comprobarlo en el interesante retrato de un joven pintado por el alemán

asentado en Brujas Hans Memling (1423-1494), el cual quiso retratarse junto

a un objeto de la Antigüedad de la que era orgulloso poseedor: un sestercio

de Nerón (Fig. 2).

Fig. 2. Retrato de joven con moneda, de

Hans Memling (Koninklijk Museum de

Amberes). La moneda es un sestercio del

emperador Nerón.

La Antigüedad fue uno de los recursos principales elegidos para esta

nueva forma de expresar la cambiante situación política20

. Un nuevo acceso

a la historia a través de los restos materiales se estaba imponiendo. Así, el

jurista romano Cola di Rienzo (1313-1354), ha pasado a la historia como el

fundador de la epigrafía. A sus dotes eruditas se sumó su implicación

político-social. En 1347 la recién descubierta Lex de Imperio de Vespasiano

fue utilizada por él como ejemplo legitimador del poder del pueblo –

Senado–, por encima de la soberanía de los emperadores, justificando en su

tiempo la preponderancia de la República sobre la Monarquía y el Papado.

Su éxito personal, por este nuevo modo de hacer historia, multiplicó la

aparición de anticuarios protegidos por mecenas políticos en la segunda

mitad del siglo XIV y a lo largo del XV en Italia empezó a surgir un número

cada vez más abultado de anticuarios. Ahora bien, no pretendían convertirse

en historiadores, pues se consideraban intérpretes de la verdadera historia

heredada por Tito Livio, Tácito o Suetonio. Ellos se limitaban a comentar la

20 PAYNE, Alina; KUTTNER, Ann y SMICK, Rebekah (coords.), (2000): Antiquity and its

Interpreters, Combridge, Cambridge University Press.

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30 Xerez Equitum, I. 2017

historia o rectificarla en los casos que la situación lo requiriese. Eran muy

pragmáticos y se escudaban en los escritos antiguos no implicándose de

modo personal en sus propios pensamientos21

.

En las colecciones de anticuarios abundaban objetos del periodo

clásico (Grecia y Roma), sumando algunos materiales del Antiguo Egipto

debido a que los romanos se habían interesado por él. También comienza el

interés por los restos materiales prehistóricos, aunque reunidos no como

antigüedades sino como objetos curiosos.

El prestigio que mostraba la nobleza italiana a través de sus

colecciones se extendió por el resto de Europa, en un proceso de mímesis de

las elites monárquicas y religiosas de Italia. Paralelamente, casi todos los

estudiosos de la Antigüedad procedían de Italia –Ciríaco de Ancona (c.

1390-1455), Enea Silvio Piccolomini, Paolo Emilio, el mismo Petrarca…22

–,

y poco después los modos de actuar en historia se copiaron en el resto de

países europeos que deseaban ser cada uno de ellos una Italia desde el punto

de vista arqueológico, de ahí el interés por la búsqueda de restos romanos. Es

en este momento cuando comienza la Arqueología humanista en España,

surgiendo las primeras recopilaciones de epígrafes y antigüedades españolas

las cuales, y curiosamente, fueron realizadas por humanistas italianos que

por razones diplomáticas o de otra índole se encontraban en España.

Mariangelo Accursio, poeta y embajador ante Carlos V, se convierte en el

precursor de la protoarqueología de la Península Ibérica al redactar entre

1525 y 1529 un corpus de antigüedades hispanas, transcribiendo multitud de

lápidas epigráficas. Corpus de inscripciones que sirvió de modelo a las

posteriores labores histórica y protoarqueológica23

. Entre los peninsulares

destacaron a finales del siglo XV Jeroni Pau, como epigrafista, y Elio

Antonio de Nebrija, mientras que a mediados del siglo XVI la Crónica

General de España de Florián de Ocampo (1553 y reediciones posteriores),

es un alto exponente de la nueva manera de redactar la historia.

Los dibujos topográficos constituyen otro documento importante para

el estudio de las antigüedades. Entre 1562 y 1570 el dibujante flamenco

Antón Van den Wyngaerde realizó siete viajes por la Península comisionado

por Felipe II para hacer una colección de “vistas” de las ciudades más

21 SCHNAPP, Alain (1993): The Discovery of the Past: the Origins of Archaeology, London,

British Museum Press; véase el capítulo 2. 22 Ibídem, pp. 114-115 y 132. 23 FABRE, Georges von (1984): “Accursius, Hübner et l‟épigraphie de Conimbriga”,

Épigraphie Hispanique. Problèmes de méthode et d’édition. Actes de la Table Ronde

Internationale du CNRS, (Bordeaux-1981), pp. 61-67.

Page 13: MAESTROS DORADORES Y PINTORES DE JEREZ DE LOS …

La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 31

importantes del Reino. El incendio del Real Sitio de El Pardo destruyó la

mayoría de esta obra, aunque conservamos algunos bocetos de yacimientos

arqueológicos: Tarragona, Itálica, Mérida, Sagunto… (Fig. 3).

Al poco, Ambrosio de Morales, Cronista real, comenzó en 1575 la

redacción una Historia General de España utilizando para la misma las

noticias y copias de inscripciones romanas que las ciudades habían remitido

al rey Felipe II dentro de las llamadas Relaciones Topográficas de los

Pueblos de España (Fig. 4), las cuales no pasaron finalmente por las cajas o

galeras24

. Sí salió de imprenta en 1587 el trabajo del arzobispo de Zaragoza,

don Antonio Agustín, Diálogos de medallas, inscripciones y otras

antigüedades, convirtiéndolo en el padre de la Numismática española.

Por el contrario, el coleccionismo de escultura carecía de este sentir,

limitado a copiar los modos de hacer de la aristocracia italiana, valorando

más lo estético a la información que pudiera aportar, incluso obviando si

estaban ante una obra auténtica o una falsificación contemporánea. Estatuas,

cerámicas, bronces o joyas actuaron de signos de prestigio social e

intelectual, identificando a sus propietarios con los antiguos senadores de la

Roma clásica y con la élite italiana renacentista25

. No obstante, debemos

tener en cuenta que paralelamente convivió esta postura social con una

sincera admiración humanista por la Antigüedad y sus objetos26

.

Los autores y las obras citadas hasta aquí contribuyeron decisivamente

a la gestación de la Arqueología como ciencia en época posterior27

. Sin

embargo, hay que decir que, al menos hasta mediados del XVIII, no se

hicieron excavaciones con el propósito explícito de hallar restos de la

antigüedad28

. Las monedas y los epígrafes atesorados y estudiados por

coleccionistas del XVI, como Antonio Agustín, Vincencio, Juan de

Lastanosa o Rodrigo Caro, procedían de hallazgos fortuitos, donaciones o

regalos29

.

24 AYARZAGÜENA y MORA (2004): Pioneros de la arqueología…, pp. 18-19. 25 MORA, Gloria (1998): “Historia de mármol. La arqueología clásica española en el siglo

XVII”, en Anejos de Archivo Español de Arqueología, XVIII, Madrid, CSIC y Polifemo ed.,

pp. 48-51. 26 Ibídem, p. 25. 27 GIMENO, H. (1997): Historia de la investigación epigráfica en España en los siglos XVI y

XVII a la luz del recuperado manuscrito del Conde de Guimerá, Zaragoza, Instituto Fernando

el Católico. 28 Carlos Jesús Morán Sánchez ha publicado varios libros y artículos que analizan el estudio

que hicieron los eruditos desde el siglo XVI de los yacimientos más señeros de Extremadura. 29 CACCIOTTI, Betrice y MORA, Gloria (1995): “La moneda ibérica en las colecciones y

tratados de numismática españoles de los siglos XVI a XIX”, en GARCÍA BELLIDO, Mª-Paz

Page 14: MAESTROS DORADORES Y PINTORES DE JEREZ DE LOS …

Rogelio Segovia Sopo

32 Xerez Equitum, I. 2017

Fig. 4. Inscripción enviada por la

población de Arganda del Rey en

contestación a las “Relaciones

Topográficas de los Pueblos de

España (1575).

Fig. 3. Dibujo a carboncillo de Antón van

Wyngaerde (1562-1570): arco de Bará.

La Arqueología de la Ilustración reforma definitivamente el método

histórico como consecuencia de los enfrentamientos dialécticos entre

ilustrados e Iglesia. Se podía dudar de un texto antiguo, transmitido por una

tradición manuscrita incierta o por la interpretación de un número

desconocido de “padres”, ya de la Iglesia o de la Historia, pero ¿cómo dudar

del testimonio material auténtico conservado desde la Antigüedad?

Surgieron así los primeros tratados modernos de Numismática, Epigrafía e

Iconografía. El objetivo final consistía en alcanzar una nueva historia de

España «purificada y limpia de leyendas que la deslucen», tal y como pedía

el rey Felipe V a la Real Academia de la Historia en el decreto de su

fundación30

. Así, el establecimiento de la nueva dinastía borbónica en

España tras la Guerra de Sucesión (1701-1713), supuso un cambio drástico

en la situación del país a causa a las reformas introducidas por Felipe V y sus

sucesores en múltiples aspectos relativos al gobierno de la nación. A lo largo

del siglo los Borbones intentaron legitimar su presencia en España mediante

la consulta constante al pasado grecorromano en campos como la Historia, el

Arte o la Iconografía, hecho que se refleja también en la promoción de

diversas actividades de carácter arqueológico31

.

y CENTENO, Rui Manuel Sobral (coords.): La moneda hispánica. Ciudad y territorio. Actas

del I Encuentro Peninsular de Numismática Antigua, Madrid, Anejos de Archivo Español de

Arqueología, 13, pp. 351-359. 30 La documentación original pueden consultarse en web: http://www.rah.es/wp-

content/uploads/2015/01/Real_Cedula_Fundacional.pdf. La expresión se halla en el f. 1v. 31 Cuento en mi biblioteca con un magnífico y raro libro escrito por el doctor don Francisco

Xavier Manuel de la Huerta y Vega, titulado España primitiva. Historia de sus reyes y

monarcas desde su población hasta Christo, publicado en Madrid en 1740 y que Consagra al

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 33

Una de las primeras medidas de los Borbones en España fue dar

impulso y protección oficial a las sociedades de carácter histórico o literario,

elevando algunas a la categoría de academias32

: en 1714 se crea la Academia

Española o de la Lengua, en 1733 la de Medicina, en 1738 la de Historia, en

1742 la Valenciana, entre 1744-1752 la de Nobles Artes de San Fernando, en

1751 la de Buenas Letras de Barcelona, en 1752 su homónima de Sevilla, el

mismo año que se fundó la Histórico-Geográfica de Valladolid…

Además de los “académicos de número”, que en el caso de la

Academia de la Historia habitaban mayoritariamente en Madrid, para

acrecentar el circuito común de información e integrar todos los lugares de

España a una idea uniforme de trabajo, por una parte se nombraron

“académicos honorarios”33

, término que hoy se conoce como “académicos

correspondientes”, que podían ser extranjeros de relevancia o nacionales

cuyo nombramiento distribuido por la mayoría de las poblaciones servían

para mantener un continuo enlace entre los municipios de cierta entidad y la

Academia34

. Y por otra parte, la Real Academia de la Historia cernía los

trabajos que consideraba oportunos de publicar de aquellos que consideraba

obsoletos en su forma de redacción, añadiéndole a un académico el cargo de

“censor”, el cual velaba por la calidad de las afirmaciones de los autores que

quisieran publicar sus trabajos a través de la institución35

.

Rey N.S.D. Felipe V el Animoso. Excepcional ejemplo de este tipo de libro de historia en el

que se mezclan los conocimientos antiguos, los mitos y la erudición a favor de legitimar el

poder de una dinastía en una nación. 32 MORA, Gloria (1997): “Los primeros pasos en la institucionalización de la Arqueología: el

siglo XVIII”, en MORA, Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita (coords.): La cristalización del

pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la arqueología en España, Málaga,

Servicio de Publicaciones de la Universidad, p. 37. 33 MORA, Gloria (1997): “Las academias españolas y la Arqueología en el siglo XVIII: el

modelo francés”, en MORA, Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita (coords.): La cristalización

del pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la arqueología en España,

Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad, p. 42. 34 Veremos más adelante que en Jerez de los Caballeros don Vicente Rodríguez Medrano era

“académico honorario” de la Real Academia de la Historia. 35 Veremos cómo don Vicente Rodríguez Medrano presentó un escrito a la RAH para su

publicación y fue rechazado al tildarlo el censor de «basado en falsos cronicones».

Page 16: MAESTROS DORADORES Y PINTORES DE JEREZ DE LOS …

Rogelio Segovia Sopo

34 Xerez Equitum, I. 2017

Fig. 6. Dibujo a plumilla de las impostas

decoradas e inscripciones del Templo de

Marte de Mérida. Esteban Rodríguez en la

Comisión del Marqués de Valdeflores (RAH,

Cartografía, BAVIe82).

Fig. 5. Boceto de Luis José

Velázquez, Marqués de Valdeflores,

fruto de su viaje para registrar las

antigüedades de España. Dístilo de

Zalamea (RAH, Ms. 9/4131/44).

Paralelamente, la realización de los llamados “Viajes literarios”, o

“pintorescos”, financiados en gran parte financiados por Fernando VI y

continuados por Carlos III y Carlos IV, se desarrollaron por parte de

comisionados reales y miembros de la Real Academia de la Historia con el

fin de recoger documentos de toda clase, dedicando especial atención a los

restos arqueológicos, y entre estos a las inscripciones. Se enmarca aquí la

obra de 67 tomos manuscritos de don Luis José Velázquez Velasco, Marqués

de Valdeflores, entre 1747 y 1765 para registrar todas las antigüedades de

España36

(figs. 5-6), y muy especialmente los 18 volúmenes fruto del viaje

36 CEBRIÁN FERNÁNDEZ, Rosario; SALAMANQUESES PÉREZ, Virginia y SÁNCHEZ

MEDINA Esther (2005): “La documentación sobre las „Memorias‟ del Viaje del Marqués de

Valdeflores por España (Real Academia de la Historia, Ms. 9/7018)”, SPAL, 14, pp. 11-57.

Por otras parte el Marqués de Valdeflores anotó y publicó noticia de la inscripción sepulcral

visigoda, también de Jerez de los Caballeros, de “Teodomiro”: VELÁZQUEZ, Luis José:

Observaciones sobre las antigüedades de Extremadura de León, citado por BARRANTES,

Vicente (facsímil de 1999): Aparato bibliográfico para la Historia de Extremadura, Badajoz,

UBEX, t. II, p. 38. CERRILLO MARTÍN DE CÁCERES, Enrique (2016): “El viaje de Luis

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 35

de don Antonio Ponz (1772-1794): Viaje de España. Estos recorridos

culturales incentivarán otros en el siglo XIX, como el conocido viaje

pintoresco de Alexandre de Laborde37

. Sin duda, Extremadura fue lugar de

visita obligada para estos viajeros anticuarios protoarqueológicos38

.

Dado el éxito e implicación real en estos proyectos, el Marqués de la

Ensenada, ministro de Estado, emite el 8 de abril de 1752 la Real Orden

sobre Instrucciones sobre la protección y conservación de antigüedades. Se

determina con esta instrucción qué proyectos serían financiados por la

entidad, existiendo interés por catalogar con descripciones y dibujos los

restos arqueológicos visibles, quedando relegada a un segundo plano la

opción de dedicar importantes sumas de dinero a excavar en el subsuelo sin

seguridad de rentabilizar la operación con una apreciable recogida de

“artefactos”39

.

Los proyectos más codiciados y aceptados en ese momento consistían

en ampliar el registro de “inscripciones” y la catalogación “numismática”40

,

pues consideraban que las grafías insertas en ambos soportes constituían la

verdadera ventana al pasado al no requerir interpretación y al estar

suficientemente clara la información que los epígrafes legaban.

Comprensiblemente, la interpretación de una cerámica, de una fíbula o de

una sucesión estratigráfica aún quedaba lejos de sus posibilidades41

.

Aunque los anticuarios y académicos se esforzaron por mantenerse al

tanto de las novedades llegadas de la frontera traspirenaica, siempre existió

José de Velázquez a Extremadura: la encuesta sobre antigüedades de Cáceres y su Partido

(1753)”, Revista de Estudios Extremeños, LXXII-3, pp. 1489-1516. 37 Voyage pintoresque et historique de l’Espagne, París, De l'imprimerié de Pierre Didot

l'ainé, 1806-1820. 38 MARCOS ARÉVALO, Javier (1995): La construcción de la antropología social extremeña

(cronistas, interrogatorio, viajero, regionalistas y etnógrafos), Cáceres, Editora Regional. 39 TORTOSA, Trinidad y MORA, Gloria (1996): “La actuación de la Real Academia de la

Historia sobre el patrimonio arqueológico: ruinas y antigüedades”, Archivo Español de

Arqueología, 69, pp. 191-217. 40 Dentro de las grandes investigaciones de síntesis de numismática destacó la obra de Luis

José Velázquez Velasco (1752): Ensayo sobre los alfabetos de las letras desconocidas que s

encuentran en las más antiguas medallas y monumentos de España, a pesar de no lograr

descifrar las escrituras “desconocidas”, y sobre todo la monumental obra del agustino Enrique

Flórez, Medallas de las Colonias, Municipios y Pueblos de España (1757), (Fig. 7), y la

España Sagrada, que reunían todas las noticias literarias y arqueológicas conocidas. 41 Para el alemán Emil Hübner, que por encargo de la Academia de Berlín recorrió la

Península entre 1860 y 1862 para elaborar el tomo II del Corpus Inscriptionum Latinarum,

CIL II (Berlín, 1869), fue de inmensa ayuda contar con la ingente labor realizada por los

españoles del siglo XVIII en la recopilación de las inscripciones romanas.

Page 18: MAESTROS DORADORES Y PINTORES DE JEREZ DE LOS …

Rogelio Segovia Sopo

36 Xerez Equitum, I. 2017

en el siglo XVIII una clara obsesión por la búsqueda de antigüedades

romanas en suelo español, y son pocos los casos de estudios de otros

periodos. Como excepción hemos de citar la labor del llerenense y

académico de Bellas Artes don José de Hermosilla, quien es autor de “Las

Antigüedades Árabes de España” (1775)42

, en la que también trabajaron

personalidades de la talla de Juan de Villanueva y Juan Pedro Arnal.

Fig. 7. Mapa de los

pueblos que batieron las

Medallas de España, de

Enrique Flórez, obra

publicada en Madrid en

1757.

La tendencia hacia lo romano hay que entenderlo en la herencia

cultural recibida desde el Renacimiento y, más cercanamente, por la inercia

ejercida por los trabajos impulsados por el rey Carlos III de España cuando

aún era Carlos I de Nápoles y VII de Sicilia.

La relación de Carlos III con el mundo italiano y a su vez con las

antigüedades romanas puede juzgarse predestinada en cierto modo desde su

nacimiento, pero ante todo por su herencia materna. Su madre y segunda

esposa de Felipe V; Isabel de Farnesio (1692-1766), descendía de una

nobilísima familia de Orvieto asentada en Roma, que había pasado a ostentar

el ducado de Parma cuando éste fue instituido, en 1545, por cardenal

Alejandro Farnesio –de nombre papal Paulo III– para un hijo natural. El

apellido Farnesio está vinculado así desde el Renacimiento a algunos

edificios y piezas clásicas más conocidas: el “Palazzo Farnese”, la “Villa de

42 RODRÍGUEZ RUIZ, Delfín (1992): La memoria frágil. José de Hermosilla y Las

Antigüedades Árabes de España, Madrid; LORENZANA DE LA PUENTE, Felipe y

MATEOS ASCACÍBAR, Francisco J. (coords.), (2016): El Siglo de Las Luces. III

Centenario del nacimiento de José de Hermosilla (1715-1776). XVI Jornadas de Historia en

Llerena, Llerena, Sociedad Extremeña de Historia.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 37

la Farnesina”, el “Toro Farnesio”, la “Taza Farnese” y tantos otros. Además,

de niño disfrutó de las importantes esculturas compradas por sus padres a la

reina Cristina de Suecia, y reunidas en Roma.

En 1738 contrajo matrimonio con la princesa polaca María Amalia de

Sajonia, la cual también había sido educada entre las esculturas clásicas que

contenían los palacios de Dresde. Este bagaje compartido por el rey Carlos

III y su esposa explican sobradamente que ambos estuviesen más que

predispuestos a promover la búsqueda “arqueológica” de objetos entre las

ruinas de ciudades romanas aledañas a Nápoles, en concreto Pompeya y

Herculano; aquellas que habían sucumbido tras la erupción del volcán

Vesubio el día 24 de agosto del año 79 d.C.

Indicamos que estas búsquedas fueron “arqueológicas”, entre

comillas, porque no eran excavaciones sistemáticas que intentaran

reconstruir estratigráficamente los espacios excavados, o situar estos

hallazgos dentro de un mapa de excavación con un intento de reconstruir el

pasado que exploraban mediante las excavaciones, una de las finalidades

básicas de la arqueología. Por el contrario, el fin primigenio consistía en

buscar objetos, “encontrar alhajas” en la línea de actuación de la desarrollada

por los anticuarios, monarcas, y papas desde el siglo XVI. Un personaje

contemporáneo a los trabajos sobre Herculano decía del Rey a partir de los

hallazgos logrados: «El nombre de Carlos III será inmortal en los fastos de

la literatura y mientras dure el estudio de la antiquaria vivirá en bocas y

plumas de los eruditos el restaurador de Herculano y Pompeya enterrados

por tantos siglos»43

.

Las excavaciones en Herculano (la moderna Resina) comenzaron a

mediados de octubre de 1738, con sólo dos o tres obreros. No obstante,

aquella exploración era el comienzo de la más famosa y duradera de todas

las empresas de protoarqueología modernas. Dado que las calles, casas,

plazas templos y mercados están bajo 6 metros de ceniza, no de lava

obviamente, fue extraordinaria la dificultad de su excavación, desarrollada

por mineros que avanzaban cavando galerías y buscando “filones” de objetos

y estatuas. No interesaba preservar las casas o los habitáculos donde se

encontraban estas piezas de la antigüedad, de tal modo que las galerías

atravesaban muros destruyendo las pinturas que sobre ellos había.

Las excavaciones fueron dirigidas hasta su muerte por el ingeniero

militar aragonés Roque Joaquín de Alcubierre, junto a Francisco de la Vega,

43 ANDRÉS, Juan (1791): Cartas familiares del abate a su hermano Carlos Andrés, Madrid,

Imprenta de Sancha, t. II, carta XIV.

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Rogelio Segovia Sopo

38 Xerez Equitum, I. 2017

ampliándose progresivamente en 1748 con el inicio de las excavaciones de

Pompeya, y en 1750 con trabajos en Stabia. Los impresionantes hallazgos

llevaron a extender en los años siguientes las exploraciones, tentativas y sin

continuidad, por todo el golfo de Nápoles, a Sorrento, Pozzuoli, Cumas,

Fusaro, Boscotrecase, Baia o Capri, hasta descubrir otra famosísima ciudad,

griega esta vez, la célebre Paestum, al sur de Nápoles.

En 1755 fundó el Rey español la Academia Herculaneme, una más

dentro de la Europa ilustrada. Los trabajos académicos son dirigidos desde el

comienzo por Bernardo Tanucci44

.

La publicación de libros sobre estos trabajos, los grabados de las

maravillas encontradas que se extiendes por toda Europa, el presumir de

estas magníficas obras de la cultura grecolatina ahora recuperadas para

disfrute de todos (recuérdese que estamos en el período de la Ilustración y

que todo se hace para bien y felicidad del pueblo, aunque no se contase con

el pueblo), se acrecienta en España cuando a la muerte del rey Fernando VI,

en 1759, le sucede su hermano menor Carlos III, quien hasta ese momento

había sido Rey de Nápoles.

Carlos III acepta la Corona española, pero trae hasta España mucho de

la cultura napolitana, como la costumbre de montar belenes en Navidad o el

juego de la Lotería. Nos interesa especialmente que aumentó entre los

españoles el gusto por localizar, estudiar, describir y conservar restos de la

Antigüedad.

La parroquia de San Miguel contiene aún restos de esta afición por el

patrimonio romano surgido de las excavaciones de Pompeya y Herculano. Se

dio a conocer que la mayoría de las casas romanas de estas localidades

sepultadas en el siglo I d.C. estaban ricamente pintadas con motivos

humanos, animales, vegetales y arquitectónicos, utilizándose en todos ellos

un color rojo muy llamativo que se denominó “Rojo Pompeyano”. Pues bien,

las bóvedas interiores de San Miguel se pintaron con motivos geométricos y

vegetales con este color “Rojo Pompeyano” ya en el siglo XVIII, prueba

inequívoca de que el sentir arqueológico llegado desde Nápoles había

alcanzado las tierras jerezanas45

. Hoy estas pinturas de las bóvedas de San

44 CALLE MARÍN, Sonia (1997): “Tanucci y su vinculación con el nacimiento de la

Arqueología”, en MORA, Gloria y DÍAZ-ANDREU, Margarita (coords.): La cristalización

del pasado: génesis y desarrollo del marco institucional de la arqueología en España,

Málaga, Servicio de Publicaciones de la Universidad, pp. 63-69. 45 Curiosamente investigaciones del año 2011 han llegado a la conclusión que la famosa

tonalidad “rojo pompeyano” de las domus romanas de la bahía de Nápoles eran

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 39

Miguel están ocultas bajo capas de pintura blanca, pero podemos

vislumbrarlas cuando estas capas blancas superficiales caen en

desconchones. Entonces podemos observar algunos preciosos motivos del

rojo pompeyano que hasta hace poco eran perfectamente visibles (Fig. 8).

Fig. 8. Postal de los años 50

del siglo XX del interior de la

iglesia parroquial de San Miguel

(Jerez de los Caballeros), en la

cual puede observarse la

decoración a base de motivos

vegetales y geométricos, con el

color denominado “rojo

pompeyano”, extendida por

bóvedas, pechinas, intradós de

los arcos y contrafuertes del

lienzo de la nave principal.

Si bien en el siglo XVI se realizaron algunas excavaciones entre las

ruinas del teatro romano de Mérida en búsqueda de tesoros46

, los primeros

originariamente de color amarillo ocre, pero que por efectos del calor de la erupción del

Vesubio en el 79 d.C. fueron modificadas químicamente hasta dar lugar al rojo que

observamos en la actualidad. Investigación de Sergio Omarini, del Istituto Nazionale di Ottica

del Consiglio Nazionale delle Ricerche de Florencia, presentado en la VII Conferencia

Nacional del Color, Facultad de Ingeniería de la Universidad La Sapienza, Roma. Aunque

originariamente el color de los murales romano fuera anaranjado, el color que se observa

desde su descubrimiento y excavación en el siglo XVIII es rojo, y así se imprimió en la

decoración de la iglesia parroquial de San Miguel de Jerez de los Caballeros, a modo de

pintura “a lo romano”. 46 «La ciudad (…) ha tenido noticias que en una de las siete sillas antiguas [restos de las

caveas del teatro] está un tesoro (…) y porque podría salir cierto y tener derecho la ciudad a

lo que apareciese (…) se ha hecho diligencia y pidió se pusiesen guardas para que no se

pudiese sacar nada» (Archivo Histórico Municipal de Mérida, Libro de Acuerdos

Municipales, 1597, 15 de septiembre, f. 427), citado en SEGOVIA SOPO, Rogelio y

VELÁZQUEZ JIMÉNEZ, Agustín (2011): “Un inédito tesorillo de moneda emiral

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Rogelio Segovia Sopo

40 Xerez Equitum, I. 2017

sondeos promovidos desde la Corte se produjeron en época de Carlos IV47

.

Son el verdadero germen de la arqueología española, aunque algunas

manifestaciones ya estaban presentes en todos los círculos intelectuales e

ilustrados; como el formado en Jerez de los Caballeros por la “comisión”

que dejó constancia escrita y con dibujos “arqueológicos” ante el hallazgo de

una tumba en los terrenos del denominado “Monasterio de Alcobaza”.

III. EL EXPEDIENTE DEL REGISTRO DE UN SEPULCRO, 1777

Tanto para la protoarqueología como para la arqueología, el hallazgo

de un enterramiento humano siempre ha suscitado expectativas e interés.

Mejor que otros, estas tumbas se interpretaban como el espacio idóneo para

conocer el pasado de los ancestros. Un alto porcentaje de noticias que han

llegado hasta nosotros acerca de localizaciones fortuitas de yacimientos

antiguos citan sepulcros. Así entre 1769 y 1769 en territorios de La Luisiana

(Sevilla) «… se halló (…) un sepulcro de gran magnitud, todo guarnecido

por todas partes de grandes lápidas y fuertes piedras que aún se conservan.

Y dentro de dicho sepulcro algunos huesos del cadáver que allí se

enterró»48

. No hay dudas que el descubrimiento de tumbas incitaba a realizar

una observación más minuciosa que otros espacios arqueológicos. Para el

caso extremeño, como ejemplos, tenemos el folleto de Juan Tamayo Salazar

titulado “Notas a la inscripción sepulcral de Saturnino, hallada en Mérida”,

(1650), o aquel otro de Cristóbal Zambrana de Villalobos con título

“Inscripción del sepulcro de Saturnino penitente, que se halló en la ciudad

de Mérida, año de MDCL”…49

En el siglo pasado y en la dehesa de Alcobaza, término municipal de

Jerez de los Caballeros (Badajoz), unos trabajadores que estaban realizando

una zanja para extraer piedras con las que hacer un muro delimitador

descubrieron un sepulcro «de dos varas y media de largo, solado de ladrillos

y reforzado por fuerte pared de argamasa». En su interior se localizaron los

huesos de un cadáver en su mayor parte destruidos. Este hallazgo se produjo

el día 17 de junio de 1777, y así se indica en el grabado que se realizó en la

independiente hallado en el teatro romano de Mérida”, XIV Congreso Nacional de

Numismática, Valencia-Nules (Castellón), Madrid, pp. 791-812. 47 CANTO (2001): La arqueología española en la época de Carlos IV…, op. cit. 48 SALAS ÁLVAREZ (1997): “Excavaciones arqueológicas…”, p. 99. 49 Estos opúsculos son citados en BARRANTES (facsímil de 1999): Aparato bibliográfico

para la Historia…, t. II, pp. 474-475.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 41

inspección desarrollada por la comisión jerezana que se personó en el lugar

del descubrimiento fortuito.

Conocemos este descubrimiento, por dos documentos, estando

dedicado esta investigación a uno de ellos, el redactado por D. Vicente

Rodríguez de Medrano, académico honorario de la Real Academia de la

Historia de España, y visitador de las Rentas de su Majestad de la ciudad de

Jerez de los Caballeros, el cual escribió una obra manuscrita llamada

Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un

cuerpo humano hallados en la Dehessa nombrada de Alcobaza, término de

esta ciudad de Xerez de los Caballeros, el día 18 de junio de 177750

. Hasta

hace muy poco ha permanecido perdida la localización de este manuscrito,

siendo por tanto imposible su acceso y análisis.

Fig. 9. Primera página del

manuscrito redactado por don

Vicente Rodríguez Medrano

relatando el hallazgo y análisis

de un sepulcro visigodo hallado

en la Dehesa de Alcobaza, Jerez

de los Caballeros (Badajoz), en

el año 1777.

50 Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un cuerpo humano

hallados en la Dehessa nombrada de Alcobaza, término de esta ciudad de Xerez de los

Caballeros, el día 18 de junio de 1777, Sevilla, Biblioteca de la Universidad de Sevilla, f. 1r.

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Rogelio Segovia Sopo

42 Xerez Equitum, I. 2017

A pesar del título indicado en el manuscrito, el hallazgo se produjo un

día antes, el día 17 de junio, como se data en el precioso grabado que

acompaña el mencionado expediente51

, produciéndose al día siguiente, 18 de

junio de 1777, la visita por parte de la comisión jerezana.

El expediente consecuente, se finalizó de redactar el día 7 de julio de

1777, tal y como se indica en su última página52

. La espacio cronológico que

dista entre el hallazgo por los obreros, la visita y la finalización del expediente

explican la sencilla confusión en la precisión de fechas.

Esta obra manuscrita no ha permanecido en el anonimato desde que se

realizó, pues fue objeto de análisis por parte del insigne historiador Matías

Ramón Martínez y Martínez, incluyendo noticias sobre este escrito en su

obra El Libro de Jerez de los Caballeros publicado en 189253

. Cuando al

inicio de su obra detalla las fuentes bibliográficas que ha tratado para la

elaboración del libro sobre Jerez de los Caballeros, en su página 26 y

numerada como nota 36 nos informa que consultó el Discurso de título antes

señalado. Describe esta obrita como:

Es un folleto manuscrito que posee la Biblioteca de la

Universidad Literaria de Sevilla, con una lámina a la aguada que

representa la parte superior del sepulcro a que el folleto se refiere,

y la inscripción visigótica que en él había. Por no encontrarse hoy

dicha inscripción, se ha hecho una reproducción fotográfica de la

lámina dicha, que verá el lector en este libro54

.

Es posible que M.R. Martínez realizara la fotografía que expresamente

cita en el párrafo transcrito, pero finalmente no la incluyó en la obra final. Sí

realizó una copia a mano alzada de las letras de la placa epigráfica visigoda

del sepulcro, aunque en un orden de palabras por línea diferente al

manuscrito original, presumiblemente más veraz al copiar el epígrafe a pie

de campo. Esta diferencia no es baladí, pues dará lugar a varias propuestas

de cómo estaba estructurada la mencionada lápida, con sensibles diferencias

entre unos autores y otros; como tendremos oportunidad de comprobar.

51 Ibídem, f. 7r. 52 Ibíd., f. 6v. 53 Sevilla, Imprenta de Enrique Rasco. Con motivo de la conmemoración del V Centenario del

Descubrimiento de América se realizó una reimpresión en 1993, Badajoz, Junta de

Extremadura, Programa Extremadura Enclave 92. 54 MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ, Matías Ramón (1892). El Libro de Jerez de los Caballeros,

Sevilla, Imprenta de Enrique Rasco, p. 26.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 43

Teniendo en cuenta que este folleto está encuadernado junto a otra

documentación que no está relacionada con Jerez de los Caballeros, que

Martínez y Martínez no aportó signatura alguna donde localizar el

manuscrito y que la Biblioteca de Sevilla es la tercera en importancia por

volumen de libros al contener más de 1.500.000 obras escritas, nada tiene de

extrañar que desde 1892, y tras ser analizada por María Ramón Martínez,

esta documentación no se haya vuelto a consultar por desconocerse el lugar

donde estaba ubicada, no siendo citada en libros posteriores que sobre la

historia de Jerez de los Caballeros se han escrito.

Considerado perdido este manuscrito, en febrero de 2008 recibí

llamada de mi buen amigo Salvador Hernández González, Doctor en

Historia y profesor asociado de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla,

avisándome que en la Biblioteca de la Universidad de Sevilla, dentro de

otros muchos documentos de diversa índole, había encontrado un manuscrito

relacionado con un hallazgo arqueológico en Jerez de los Caballeros allá por

el siglo XVIII.

Inmediatamente sospeché que podría ser el escrito que Martínez y

Martínez citaba en su libro y que desde entonces, 1892, se encontraba en

paradero desconocido. Le pedí que le realizara fotografías digitales a todas

las hojas cosidas y que me enviara el expediente completo, lo cual hizo

enviándome por correo un compact disc repleto de imágenes, demostrando

así, una vez más, su gran generosidad.

Compartido entre los folios 1r. y 1v. de este escrito se dice que:

Descubrimito

de el sepulcro

En la ciudad de Xerez de los Caballeros, a 18 días del mes de

junio de 1777, el licenciado D. Miguel Antonio Bernabé, Alcalde

Mayor en ella, Teniente de Gobernador por ausencia de el

propietario, con noticia que le dio D. Jayme Pedro de la Rocha,

Administrador apoderado deel Marqués de Matallana, a quien

pertenece la dehessa [de Alcobaza], de que en ella, y sitio, que

llaman de el Monasterio, havía descubierto por unos obreros, que

estaban haciendo varias excavaciones para sacar piedra, una losa,

al parecer sepulcral, con ciertos caracteres que suponían guardar

algunas cenizas cathólicas de grande antigüedad.

Page 26: MAESTROS DORADORES Y PINTORES DE JEREZ DE LOS …

Rogelio Segovia Sopo

44 Xerez Equitum, I. 2017

IV. LA “COMISIÓN ARQUEOLÓGICA” DE JEREZ DE LOS

CABALLEROS DE 1777

Haciéndose trabajos de excavación en los campos aledaños a la finca

de alcobaza, un grupo de obreros estaban realizando una zanja de la que

extraer piedras con las que hacer un muro delimitador. Mientras se

desarrollaban estas labores, los operarios descubren un sepulcro y avisan de

inmediato a don Jaime Pedro de la Rocha, Administrador de la dehesa por

nombramiento de su propietario, el Marqués de Matallana. Este apoderado

podría haber ordenado cerrar la tumba y continuar con los trabajos de

extracción pétrea, pero con una actitud digna de alabar, recorrió los

kilómetros que distan entre la finca y el Ayuntamiento de Jerez de los

Caballeros para, una vez llegado, informar de lo acontecido al Alcalde

Mayor de la ciudad, don Miguel Antonio Bernabé. Tampoco quedó ahí la

noticia ni el Alcalde la consideró indigna de atención, todo lo contrario,

avisó de inmediato a don Vicente Rodríguez de Medrano, Visitador de todas

las Rentas de Su Majestad en Jerez de los Caballeros, el cual apreciaría en su

totalidad la información recibida, pues era Académico Honorario de la Real

de la Historia, con sede en Madrid.

Obviamente, se percató de la importancia del feliz hallazgo y por esta

causa, fundamentada en sus conocimientos y bagaje intelectual, avisó a otros

vecinos convencido que estarían muy satisfechos de organizar un viaje hasta

la Dehesa de Alcobaza, situada a unos pocos kilómetros de Jerez en

dirección Oliva de la Frontera, hasta 1836 Oliva de Jerez55

.

De este modo como nació la “comisión protoarqueológica jerezana”,

en la que formaron parte tanto personal civil como eclesiástico. Una pequeña

élite intelectual a semejanza de las formadas en otras ciudades de España y

que hemos podido analizar al tratar sobre la protoarqueología y las

academias en la España de la Edad Moderna e inicios de la Contemporánea.

La presencia de eclesiásticos no es de extrañar, primeramente porque

formaba parte de la escasa población con una formación académica al menos

de medio nivel sino de más calidad, y en segundo lugar porque en la España

de la Ilustración siempre hubo interés por conciliar la ciencia y la teología, y

todos los miembros de la comisión pensaron que esos restos humanos

pudieran ser susceptible de constituir reliquias católicas. Es perfectamente

55 Profundizar en el espacio geográfico o histórico de la Dehesa de Alcobaza no es susceptible

de este trabajo porque sería repetir lo ya comentado en otros trabajos anteriores y citados,

como el escrito por Matías Ramón Martínez, base bibliográfica de obligada consulta para

cualquier trabajo histórico acerca de Jerez de los Caballeros, y porque aún no se han realizado

excavaciones arqueológicas que pudieran dar luz sobre su riqueza patrimonial.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 45

comprensible que el humano en su propio devenir no está sujeto a las

divisiones histórico-cronológicas que se establecen para dividir la Historia

en periodos. Es decir, que el hombre, inserto en su propia realidad, no

cambia de mentalidad de inmediato al recibir la noticia de haber haberse

producido la Toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789, no se siente a partir

de entonces “hombre de la Edad Contemporánea” dejando de ser “hombre de

la Edad Moderna”. Por el contrario, los cambios mentales son graduales, y

más ralentizados en espacios geográficos periféricos, como era Jerez de los

Caballeros respecto a Madrid y a Europa, de tal manera, y que aunque el

siglo XVIII fue el siglo de la Ilustración, la herencia cristiana mantenía un

gran peso en la mentalidad y sociedad española; mucho más si una

comunidad concreta estaba situada en un encalve eminentemente rural56

.

Las primeras “sociedades eruditas” comenzaron a surgir en Europa a

fines del siglo XV y proliferaron a lo largo de los dos siguientes siglos,

especialmente en los grandes centros del saber –Florencia, Roma, Bolonia,

Nápoles, París…-. En esencia estaban compuestas por intelectuales, lo que

después se llamó “hombres de profesiones liberales”, que se reunían al

margen de las instituciones oficiales, creando y ofreciendo una nueva oferta

de formación. Al concedérsele un carácter exclusivo, pronto aparecieron

nobles mecenas que quisieron rodearse de un cierto ambiente cultural a

través de estas comisiones que en muchos casos se reducían en principio a

meras reuniones informales. No obstante, fueron el impulso para muchos

56 Acerca de esta peculiar concepción histórica de continuidad y cambio en el ámbito español

consúltese el interesante artículo de MARTÍNEZ SHAW, Carlos (2016). “El Despotismo

ilustrado en España. Entre la continuidad y el cambio”, en LORENZANA DE LA PUENTE,

Felipe y MATEOS ASCACÍBAR, Francisco J. (coords.): Arte, poder y sociedad y otros

estudios sobre Extremadura. XVI Jornadas de Historia en Llerena, Llerena, Sociedad

Extremeña de Historia, pp. 11-39. Para la historia de Jerez de los Caballeros en el siglo XVIII

consúltese además de las fuentes documentales de los archivos histórico y parroquial, este

último de difícil acceso en el tiempo presente, la siguiente bibliografía: MARTÍNEZ Y

MARTÍNEZ, Matías-Ramón (1892): El libro de Jerez de los Caballeros, Sevilla, Imprenta E.

Rasco; CORREA Feliciano, CARRASCO, Antonio y GONZÁLEZ, Genaro (1994): Los

jerezanos del siglo XVIII. Las Ordenanzas Municipales de Xerez de los Caballeros de 1758,

en Colección “Libretillas jerezanas”, nº 2, Badajoz; GORDILLO MORENO, Beatriz y

MONTERO FERNÁNDEZ, Ismael (2008): “Perspectiva de Jerez de los Caballeros en 1753 a

través del catastro del marqués de la Ensenada”, en XXXVI Coloquios Históricos de

Extremadura: dedicados a la memoria de Inés de Suárez [en el V centenario de su

nacimiento], Trujillo, vol. 1, pp. 271-309; SEGOVIA SOPO, Rogelio (2013): “Jerez de los

Caballeros y el memorial de 1789 suplicando a la Corona recuperar el Voto en Cortes”, en

LORENZANA, F y IÑESTA, F. (coords.): La representación popular. Historia y

problemática actual. XIII Jornadas de Historia en Llerena, Sociedad Extremeña de Historia,

pp. 107-119.

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Rogelio Segovia Sopo

46 Xerez Equitum, I. 2017

estudios, y el germen de instituciones o academias que después se crearon y

consolidaron como núcleos científicos de referencia internacional.

Estos encuentros de intelectuales, hombres cultos o con cierta

formación, que tenían inquietudes y deseaban satisfacer sus deseos de

conocimiento uniéndose en esta misión a otros convecinos que tenían una

formación intelectual y anhelos similares, quisieron crear una “cultura

multidisciplinar organizada” a partir de contactos directos, discusiones,

trabajos en equipo y divulgación de resultados mediante publicaciones57

.

Partiendo del bagaje recibido desde el Renacimiento, proliferaron en muchas

ciudades durante el Siglo de las Luces, uniendo en su saber Ciencia y

Teología. Su permanencia en el tiempo dependió de multitud de factores:

iniciativas personales, carisma de los integrantes, apoyos o presiones por

parte de los poderes públicos, e incluso la consecución en mayor o menor

medida de los objetivos “académicos” planteados. Precisamente, muchas

“Academias” de tanto renombre hoy en día surgieron de estas comisiones

ciudadanas, pero cuya influencia en la sociedad llamó la atención de tal

manera a los gobernantes que quisieron controlar estas asociaciones

acogiéndolas dentro del patronato regio que suponía la fundación de

“Academias”. Estas contenían una serie de estatutos cuyo fin era regular sus

actuaciones.

Aunque estas comisiones fueron más numerosas en Francia en el siglo

XVIII, cuna de la Ilustración, la tradición española de celebrar reuniones

eruditas particulares tiene un origen antiguo similar al del resto de Europa.

El mejor ejemplo lo encontramos en el círculo formado por el anticuario

Vicencio Juan de Lastanosa en Huesca, al que asistían personajes de

reconocido mérito como Juan Andrés de Uztárroz y Baltasar Gracián58

, o la

del también famoso anticuario Rodrigo Caro en Sevilla59

; no olvidando las

tertulias del metellinense Hernán Cortés en Castilleja de la Cuesta (Sevilla)

en el siglo XVI60

, y también las desarrolladas en Sevilla, y seguramente en

57 MORA (1997): “Las academias españolas y la Arqueología…”, p. 34. 58 ARCO Y GARAY, Ricardo del (1934): La erudición aragonesa en el siglo XVII en torno a

Lastanosa, Madrid. 59 GÓMEZ CANSECO, Luis María (1986): Rodrigo Caro: un humanista en la Sevilla del

seiscientos, Sevilla. 60 RUIZ MATEOS, Aurora (1987): “Hernán Cortés y Castilleja de la Cuesta”, en Actas del

Congreso “Hernán Cortés y su tiempo, V Centenario (1485-1985), celebrado del 25-30 nov.

de 1985 en Guadalupe, Cáceres, Medellín, vol. 2, pp. 752-758.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 47

Jerez de los Caballeros, siglos después, por el jerezano don Manuel Pérez de

Guzmán y Boza, Marqués de Jerez de los Caballeros61

.

Por proximidad geográfica a Jerez de los Caballeros, y por otros lazos

intelectuales como hemos podido comprobar en el párrafo anterior, el papel

de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras influyó poderosamente en

las poblaciones del sur de Badajoz. Aunque su andadura no fue muy larga,

fundada en 1752, el asalto francés del Alcázar en 1808, donde tenía su sede,

destruyó todo su importante archivo y la dañó de tal modo que languideció

los años siguientes hasta desaparecer definitivamente en 182062

. Como

decíamos antes, esta academia también nació de reuniones semanales de

anticuarios y eruditos. En las tertulias en la casa de don Luis Germán y

Ribón, académico supernumerario de la de la Historia, en 1779 se reunían

políticos, religiosos y académicos que formaban en sí un grupo de poder

fáctico, cuyo fin era: «contribuir a la ilustración y gloria de la Nación, al

honor de la misma y adelantamiento de las “buenas letras” (…) mediante el

estudios de los abundantes restos antiguos de Andalucía: monumentos de

venerable antigüedad»63

. Los académicos sevillanos predican el

acercamiento a las academias europeas para estar al tanto de los nuevos

conocimientos científicos. Están al corriente de lo que ocurre en el resto de

países, académicamente hablando, y hacen gala de saber hablar y leer

francés, además de contar en sus bibliotecas con libros de este país;

vanguardia de la Ilustración.

Frente a la tradicional opinión que defendía un aislamiento cultural de

España frente a Europa, todo apunta a que en el siglo XVIII, centuria

cronológica que nos interesa por los hechos ocurridos en cuanto al

descubrimiento de un sepulcro en la Dehesa de Alcobaza y su estudio por

una comisión jerezana, las relaciones con Europa eran fluidas y

enriquecedoras. Es necesario poner en entredicho afirmaciones tópicas como

la redactada por El Marqués de Valdeflores, que recorrió Extremadura entre

el 17 de septiembre de 1752 hasta el 8 de mayo de 1753 buscando restos

arqueológicos para su catalogación y dibujo, como ya comentábamos más

atrás, al lamentarse de «… la poca afición, q hai en Extremadura a las

61 RODRÍGUEZ-MOÑINO, Antonio (1989): El Marqués de Jerez de los Caballeros:

semblanza de un gran bibliófilo, Badajoz, Departamento de Publicaciones, Diputación

Provincial. 62 AGUILAR PIÑAL, Francisco (1966): La Real Academia Sevillana de Buenas Letras en el

siglo XVIII, Madrid, CSIC. 63 Memorias, I, 1773, p. 172.

Page 30: MAESTROS DORADORES Y PINTORES DE JEREZ DE LOS …

Rogelio Segovia Sopo

48 Xerez Equitum, I. 2017

Letras, i por consiguiente a las cosas de la antigüedad»64

. De ser cierta esta

aseveración, no habría sido posible ni la creación de la comisión jerezana

para el estudio del sepulcro visigodo aparecido en una de sus dehesas, ni la

redacción del magnífico expediente que explicaba y describía

pormenorizadamente este hallazgo arqueológico, allá por la lejana fecha de 1777.

Esta inquietud no permitió que la localización fortuita de esta tumba

pasara desapercibida para nadie, y así «muchos vezinos» acompañaron a la

comitiva para observan la tumba. Textualmente, el informe nos informa de

estos detalles en el siguiente párrafo:

… entre seis i las siete de la mañana de este dho día [formada

por don Vicente Rodríguez Medrano] acompañado de el Lic. D.

Manuel Antonio de Figueroa, abogado de los Reales Consejos, i

cura proprio de la Parroquia de Sta Catalina, a cuya feligresía

corresponde dha Dehessa; De D. D. Juan Antonio [Núñez]

Barrero, cura proprio y Beneficiado de la de S. Bartolomé, de esta

ciudad65

; De el Rmo Padre Guardián de el Colegio Seminario de

N.S. de Aguas Santas, observancia la más estrecha de N.P.S.

Francisco, extramuros de esta ciudad; De D. Jayme Pedro de la

Rocha, de Pedro Pérez Lima, síndico de este común, como

también de D. Felipe Tragia, caballero de la Orden de S. Tiago,

Ayudante mayor de caballería de el Regimto

i Escuadra de

Voluntarios de esta Provincia de Estremadura, que se halla de

Quartel en esta ciudad, con otros muchos vezos

de ella, asitidos de

nosotros, Pedro Miguel Moreno y Josef García Vellarino, ssnos

de

el Rey N.S. públicos y de la Guvernación de esta Ciudad66

.

64 RAH, Ms., CAG/9/7980/5/42 (8). 65 Autor de la famosa “Minuta histórica”, obra que puede se compone de una sucesión de

breves datos referentes a la historia de Jerez de los Caballeros. Esta “minuta” fue estudiada

por D. Feliciano Correa en una de sus “Libretillas Jerezanas”, en concreto la nº 7 (1998). 66 Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un cuerpo humano

hallado en la Dehessa…, ff. 1v.-2r. El expediente no está firmado, pero precisamente por el

párrafo transcrito sabemos que el autor de dicho manuscrito es don Vicente Rodríguez

Medrano. Lo sabemos no solo porque era quien tenía la formación académica necesaria para

elaborar un informe protoarqueológico de la calidad de este que tratamos, sino además porque

en el párrafo indicado señala que en el viaje de inspección iba “acompañado de…”.

Desconocemos las razones exactas por las cuales este manuscrito acabó en la biblioteca de la

Universidad de Sevilla, aunque los más posible es que este manuscrito pasase a propiedad de

don Juan Pérez de Guzmán Boza, Duque de T‟Serclaes, conocido coleccionista de libros y

manuscritos históricos. Su magnífica biblioteca, famosa por sus excepcionales obras reunidas

por adquisición en subastas y compras, se repartía entre Jerez de los Caballeros y Sevilla,

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 49

V. LA LABOR PROTOARQUEOLÓGICA DE LA COMISIÓN

JEREZANA

Habiendo llegado al sitio hacia las 9:30 de la mañana, la comisión se

dispuso a realizar una inspección ordenada y rigurosa, no solo desarrollando

una mera inspección ocular, sino que procedió a elaborar y redactar un

amplio informe de lo encontrado. Gracias a este expediente

protoarqueológico sabemos que se reconoció un hoyo excavado en el que

había un sepulcro de dos varas y media de largo (2,15 metros) y una de

ancho67

, con escocias en sus cuatro ángulos salientes del pavimento donde

estaba formado el sepulcro, el cual estaba sellado por ladrillos que estaban

bastante erosionados por el paso del tiempo, además de arrancados parte de

los mismos por la trabajos de los obreros.

En la cabecera de dicho sepulcro, embutida dentro de la escocia, y

sobresaliente de la misma, se halló una lápida blanca, con una dimensiones

de tres cuartas68

, es decir 63 cm., y dos pulgadas69

(5 cm.)70

, con una cruz en

la parte superior, «a la manera de San Benito»71

. Esta lápida se hallaba

asentada sobre un «argamazón de ladrillo molido y cal»72

, sin duda

observaron el conocido opus signinum que utilizaron romanos y visigodos

con la finalidad de hacer impermeable una solera73

, material que utilizaron,

según la comisión descubridora para recubrir toda la superficie superior de la

tumba para proteger el interior de humedades exteriores.

finalmente dispersa por la venta de sus lotes entre coleccionistas, instituciones académicas

españolas y extranjeras en a fines del primer tercio del siglo XX. Me siento orgulloso de ser

poseedor de un volumen de la famosa biblioteca de este ilustre jerezano. En concreto, se trata

de un interesante libro relacionado con la numismática de Felipe II. 67 Vara castellana: 0,83590 metros (ADAME VIERA, Mª de los Ángeles, et alii (2000):

Instrumentos y unidades de medida tradicionales en Extremadura, Badajoz, Sociedad

Extremeña de Educación Matemática “Ventura Reyes Prósper”, p. 99). Un canon-medida de

“vara castellana” puede observarse en el fuste de una de las columnas que forman parte de las

arcadas de la “Plaza Chica” de Zafra. 68 La mediad de longitud “cuarta” también era denominada como “palmo” y tenía una

dimensión cifrada en 0,20890 metros; casi 21 cm. (ADAME VIERA, Mª de los Ángeles, et

alii (2000): Instrumentos y unidades de medida tradicionales en…, p. 99). 69 Pulgada: 0,02320 metros; casi 2,5 cm. (Ídem). 70 Al parecer esta lápida epigráfica era cuadrangular con 68 cm. de lado. 71 Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un cuerpo humano

hallado en la Dehessa…, f. 2r., columna 2. 72 Ídem. 73 AMORES CARREDANO, Fernando (1986): “Pavimentos de Opus signinum en Itálica”,

Habis, 17, pp. 549-564.

Page 32: MAESTROS DORADORES Y PINTORES DE JEREZ DE LOS …

Rogelio Segovia Sopo

50 Xerez Equitum, I. 2017

La escocia o borde exterior del sepulcro sobresalía del pavimento por

sus cuatro lados hasta tocar por igual el solado de ladrillo.

Dicho sepulcro estaba dentro de un círculo de pared que por la cabeza

y pies casi tocaba el lucido, estando bruñido del mismo argamazón que antes

se citó, estando desviada esta pared por los lados mayores y menores del

sepulcro rectangular74

. Se indica que esta pared estaba muy destruida en

muchos lugares, llegando su destrucción a los cimientos de la tumba.

Sobre el sepulcro podía verse otro muro también destruido

parcialmente, de una altura y anchura de dos pies75

(55 cm.), distante un pie

de la cabecera (27 cm.), pared que estaba siendo desmontada por los obreros

para reutilizar estas piedras en otras construcciones, lo que implica que era

costumbre destruir restos arqueológicos, en este caso un muro del antiguo

monasterio visigodo para reutilizar sus piedras. Por la descripción, todo

apunta que el sepulcro al que hacemos referencia en este estudio estaba

74 Paralelos a este tipo de sepulcro visigodo se puede detectar en multitud de espacios de la

Península Ibérica. A modo de ejemplo citaremos algunas referencias bibliográficas:

MOLINERO PÉREZ, Antonio (1969): “Guarniciones de carteras en sepulcros visigodos

segovianos”, X Congreso Nacional de Arqueología, pp. 463-475; ALONSO ÁVILA, Ángeles

(1984-1985): “Aproximación a la época visigoda en el territorio de al actual provincia de

Segovia”, Studia historica. Historia antigua, 2-3, pp. 271-290, en la que se citan multitud de

necrópolis de esta provincia. En Extremadura citamos MOLANO BRÍAS, Juana; CASTILLO

CASTILLO, Jesús; ALVARADO GONZALO, Manuel y MATEOS ROMERO, Trinitario

(1991-1992): “Excavación de urgencia en la necrópolis de la ermita de Santa Ana (Monroy)”,

Norba. Revista de historia, 11-12, pp. 143-172, donde se citan muchas otras necrópolis

extremeñas; CALERO CARRETERO, José Ángel y ORTIZ ALESON, Manuel (1986):

“Notas sobre la cerámica funeraria de la necrópolis hispano-visigoda de “El Caballar”

(Usagre, Badajoz)”, Revista de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, Centro

Regional de Extremadura-Mérida, 5, pp. 31-48; del primer autor “Avance de estudio de la

necrópolis del Carballar (Usagre)” (1980); la multitud de trabajos arqueológicos desarrollados

por los arqueólogos integrados en el Consorcio Ciudad Monumental Histórico-Artística y

Arqueológica de Mérida y que podemos consultar al estar publicados en la revista científica

Mérida, excavaciones arqueológicas. Por último, respecto a Jerez de los Caballeros se hace

imprescindible citar algunos trabajos de José Ángel CALERO CARRETERO “El Plan del

Sudoeste: Excavaciones de urgencia en “El Guijo de San José” (Brovales)” (1984); “El Plan

del Sudoeste: Cuatro nuevas piezas de arquitectura decorativa visigoda procedentes de “La

Mata de San Blas”. Jerez de los Caballeros” (1985); “El Plan del Sudoeste: relaciones

hispano-portuguesas en época visigoda a la luz de los materiales arqueológicos de La Mata de

San Blas, Brovales-Jerez de los Caballeros” (1987), y muy especialmente el artículo que

contiene este libro (“Las excavaciones arqueológicas en yacimientos tardoantiguos y

visigodos de Jerez de los Caballeros”), pues realiza una importante síntesis de los yacimientos

y necrópolis visigodas conocidos en el agro de Jerez de los caballeros. 75 El “pie”, o “tercia”, era una medida de longitud que alcanzaba los 0.2786 m. (ADAME

VIERA, Mª de los Ángeles, et alii (2000): Instrumentos y unidades de medida tradicionales

en…, p. 99).

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 51

soterrado bajo construcciones posiblemente de la misma época, y que ese

muro, efectivamente pertenecía a espacios del monasterio/ermita visigoda, al

modo de las tumbas que se excavaron el la iglesia de Santa Eulalia de

Mérida.

Fig. 10. Dibujo a plumilla que la comisión de Jerez de los Caballeros realizó ante

su inspección al sepulcro visigodo de la Dehesa de Alcobaza. Presumiblemente debió

hacer el expediente analizado D. Vicente Rodríguez Medrano, pues era académico

correspondiente de la Real Academia de la Historia, y quien tenía especial interés de

dejar constancia para su conocimiento y legado al futuro de este hallazgo, junto al

administrador Jaime Pedro de la Rocha, que por su parte también envió un informe

sobre este hallazgo a la Real Academia de la Historia. El dibujo a plumilla tiene un

altísimo valor por cuanto el detalle y el rigor en su trazado se asemeja y supera

muchos de los informes protoarqueológicos que se estaban realizando a finales del

siglo XVIII en yacimientos de gran porte, como Mérida, y con la cobertura legal y

financiera de la Corona. Esta realidad aumenta aún más el valor del trabajo

arqueológico realizado en Jerez de los Caballeros en 1777.

Page 34: MAESTROS DORADORES Y PINTORES DE JEREZ DE LOS …

Rogelio Segovia Sopo

52 Xerez Equitum, I. 2017

Levantada la parte superior del sepulcro por el vivo del mismo, y

extraído el pie y medio de tierra, no sin antes destruir la capa superior de

ladrillos y las piedras del muro que atravesaba la tumba, encontraron que su

interior estaba solado con piedra de pizarra, y sobre este enlosado se halló un

cadáver humano en decúbito supino cuyos huesos estaban muy deteriorados

por el tiempo, a excepción del fémur, la tibia y el peroné –en el manuscrito

las describe como las «canillas» de piernas y muslo–, estando el resto de

huesos tan deteriorados que se desmoronaban simplemente tocándolos.

Describe también el cráneo, revelando que los huesos de la cabeza estaban

muy dañados, no así los dientes, pues las mandíbulas contenían todos sus

dientes, al menos la mandíbula inferior en la que contabilizaban todas las

muelas, no así la superior. Destaca el párrafo en el que nos informa que en el

lugar donde se hallaba la mano izquierda –redactada como “siniestra” en el

manuscrito–, se encontró un anillo de plata76

. Finalmente, Todos los huesos

se recogieron dentro de una tela, así como el anillo, volviéndose a sellar la

tumba descubierta con las piedras de pizarra desmontadas y cubriéndolas

con la misma tierra que antes se había sacado. La inscripción, que estaba

partida en su ángulo izquierdo superior, aunque completa, se llevó a la casa

de la finca de Alcobaza, mientras los huesos se trasladaron hasta la ciudad

Jerez de los Caballeros.

Por diligencia del Alcalde Mayor de la Ciudad, se ordenó que este

material recuperado de la finca Alcobaza se depositara dentro de una caja en

la Parroquia de Sta Catalina; caja que costeó D. Jaime Pedro de la Rocha,

posiblemente porque al ser administrador de la Dehesa en la que se había

localizado el sepulcro sentía la necesidad de implicarse en la conservación

de lo encontrado. Por otra parte, y aunque pudiera parecer lógico que una

copia del expediente, o la propia información del hallazgo, relato y dibujo

explicativo fueran remitidos a la Real Academia de la Historia, en Madrid,

por el académico don Vicente Rodríguez Medrano, la realidad es que la

información llegada a esta institución el 24 de junio de 1777, siete días

después del hallazgo, está firmada por el administrador don Jaime Pedro de

la Rocha, tal y como puede consultarse en el archivo de la Academia bajo la

signatura RAH, CAIBA/9/3931/0577

.

76 Sobre distintos modelos de anillos de esta época consúltese REINHART, Wilhem (1947):

“Los anillos hispano-visigodos”, Anejos Español de Arqueología, XX, pp. 167-178, o

ESPINAR MORENO, Manuel; José AMEZCUA PRETEL, José y QUESADA GÓMEZ,

Juan José (1994): “Medina Elvira, 4. Anillos romanos y visigodos de la Necrópolis de

Marugán y alrededores”, Cuadernos de arte de la Universidad de Granada, 25, pp. 149-164. 77 Esta signatura reúne tres documentos diferentes: CAIBA/9/3931/05(1), que es una somera

descripción de lo acontecido los días 17 y 18 de junio de 1777; CAIBA/9/3931/05(2), que es

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 53

VI. LA INSCRIPCIÓN SEPULCRAL VISIGODA DE MACONA

La inscripción estaba inscrita cobre una piedra de mármol, o al menos

de piedra caliza, pues es descrita como «piedra blanca»78

. El epígrafe ha

sido descrito en varias ocasiones desde su descubrimiento, siendo la primera

de ellas la que realizaron los miembros de la comisión jerezana formada el

año 1777. Se realizaron dos expedientes distintos, uno elaborado por don

Vicente Rodríguez Medrano y otro por don Jaime P. de la Rocha79

.

El expediente sobre el que gira este estudio fue manuscrito por don

Vicente Rodríguez Medrano, el cual se titula académico honorario de la

RAH. Su nombre se halla en documentos de la Academia de la Historia

como autor de un opúsculo de 7 hojas y 46 páginas en 4º que lleva por título

“Real Omenage, por el Señor D. Fernando VI, Rey de las Españas,

aclamado assi en treinta de Octubre de 1746, por la M.N.M.L. Ciudad de

Jaén, a cuyo respeto ofrece la recopilación de sus mayores Obras, y

públicas aclamaciones”, Madrid, Imprenta de la RAH; la Academia data su

publicación en el año 174680

. Tras consulta de hemeroteca también

conocemos que este folleto tiene anuncio de venta en la Gaceta de Madrid

del 2 de Mayo de 1747. Don Vicente Rodríguez se tilda de Académico

honorario y efectivamente lo era, pues en la signatura RAH, Gabinete

Numario, 1751/1(1), que recoge una carta a los académicos honorarios de

una carta de presentación de don Jaime de la Rocha al académico don Antonio Cortés, y

CAIBA/9/3931/05(3), formada por una lámina con un dibujo a plumilla de la inscripción

hallada en el sepulcro. Difiere de la mostrada en el expediente conservado en la Universidad

de Sevilla, cuestión que explicamos al tratar la inscripción visigoda de Macona. 78 Discurso Piadoso, crítico, historial sobre la identidad de los huessos de un cuerpo humano

hallado en la Dehessa…, f. 1v., columna 2. 79 El número de inscripciones visigodas es sustancialmente menor a las realizadas en época

romana, de ahí la importancia por dar a conocer cualquier manifestación epigráfica de este

periodo: RAMÍREZ SÁDABA, José Luis y MATEOS CRUZ, Pedro (2000): Catálogo de las

inscripciones cristianas de Mérida, en Colección Cuadernos Emeritenses, 16, Mérida, Museo

Nacional de Arte Romano de Mérida. 80 HERNÁNDEZ ANDRÉS, Juan Manuel (1967): Archivo documental español publicado por

la Real Academia de la Historia. Catálogo de una serie miscelánea procedente del Convento

de San Antonio del Prado y de Casas y Colegios Jesuíticos, Madrid, RAH, t. XXIII-1:

Impresos (1510-1823) p. 332, ficha bibliográfica 859. Por el libro del Padre Ángel VINAGRE

ALONSO (1895): Ensayo bibliográfico-histórico de la Provinca de Jaén, Jaén, Tipográfica

de El Industrial, p. 7, también sabemos que Vicente Rodríguez Medrano escribió otra obra

que tituló “Crisis histórica de la Santa Verónica de Jaén”, la cual presentada a la RAH el 6

de diciembre de 1748 para su publicación fue rechazada al considerar el censor que «si bien

la obra está escrita con toda erudición de que es susceptible el asunto, presenta como prueba

deste á los phseudos cronicones». Tras este dictamen don Vicente Rodríguez suprimió todas

las citas y se autorizó su publicación.

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Rogelio Segovia Sopo

54 Xerez Equitum, I. 2017

fecha 6 de agosto de 1751 solicitándoles remitan a la Academia de la

Historia monedas y medallas de España, su nombre aparece en esta lista.

Debió realizar un boceto in situ en el yacimiento, plasmando en

afirmaciones que desarrolla también por escrito en el texto. Por ejemplo, en

el f. 2r., columna 2 nos dice que la inscripción está fracturada en su ángulo

superior izquierdo, y de este modo se representa en el dibujo “arqueológico”

del f. 7r. No obstante, el expediente informativo incluye dentro del texto otra

representación de la inscripción (f. 2r., columna 1), la cual no contiene la

rotura indicada y las letras y palabras alusivas a la fallecida están en un

orden sensiblemente diferente a la ilustración final. No obstante, este

expediente no fue enviado a la Real Academia de la Historia en Madrid, en

su lugar acabó en la Biblioteca Literaria de Sevilla, hoy Biblioteca de la

Universidad de Sevilla donde lo hemos localizado tras estar “perdido” desde

que lo vio Matías Ramón Martínez en 1892.

Otro miembro de la comisión que también decidió realizar un boceto

de la inscripción fue don Jaime Pedro de la Rocha, el administrador de la

Dehesa de Alcobaza, quien finalmente quedó como custodio del epígrafe en

la casa de la finca. El dibujo que ejecutó lo conocemos porque fue enviado

dentro de una carta a la RAH, Madrid, como ya hemos indicado, donde está

custodiado y donde puede consultarse. Lo extraño de este nuevo boceto

radica en que no es exactamente igual al boceto de su compañero Vicente

Rodríguez, como puede comprobarse en las figs. 11-14.

Determinar cuál de las dos inscripciones es la correctamente copiada

no es tarea fácil. Vicente Rodríguez, académico, tenía una mejor formación

para acometer este bosquejo, pero hubo de hacerlo a partir de las notas que

tomó a pie de campo el día 18 de junio de 1777, terminando su labor el 7 de

julio. Paralelamente, Jaime Pedro de la Rocha envío su informe a Madrid de

inmediato, con fecha 24 de junio, con la ventaja de tener consigo el epígrafe.

Después del siglo XVIII, los estudiosos que quisieron registrar esta

inscripción no pudieron hacerlo de modo directo, al no conocerse su

paradero. Así, el padre Fita recurrió al escrito de la RAH81

, al igual que Emil

Hübner que utilizó la carta de don Jaime Pedro de La Rocha, para completar

su “Inscriptiones Hispaniae Christianae” de 187182

, mientras que Matías

Ramón Martínez, que tampoco pudo acceder al epígrafe físico, tomó notas

81 FITA, Fidel (1897): “Nuevas inscripciones romanas y visigóticas”, Boletín de la Real

Academia de la Historia, 30, pp. 333-360. 82 IHC, 51 y suplemento p. 41.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 55

del expediente de Vicente Rodríguez Medrano que aquí tratamos83

. Todas

las ediciones posteriores han recurrido a lo escrito por De la Rocha o por

Martínez84

.

83 MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ (1892): El Libro de Jerez…, p. 26. 84 CEBRIÁN FERNÁNDEZ, Rosario (2002): Comisión de Antigüedades de la Real

Academia de la Historia: Antigüedades e Inscripciones, Madrid, Publicaciones del Gabinete

de Antigüedades de la RAH, p. 200.

Fig. 11. Dibujo de la inscripción

realizada por don Jaime Pedro de la

Rocha y enviado a la RAH.

Fig. 12. Dibujo de la inscripción

realizada por don Vicente Rodríguez en el

interior del texto del expediente.

Fig. 13. Dibujo de la inscripción

realizada por don Vicente Rodríguez

en la lámina a plumilla del sepulcro.

Fig. 14. Dibujo realizado por don M. R.

Martínez y Martínez e incluido en su Libro

de Jerez de los Caballeros, p. 46.

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Rogelio Segovia Sopo

56 Xerez Equitum, I. 2017

La Inscripción tiene labrada la siguiente leyenda: «MACONA

DEVOTA FAMVLA DEI VIXIT ANNOS LII REQVIEVIT IN PACE SVB

DIE XIII KAL MARTIAS ERA DLXII, vivió cincuenta y dos años:

descansó en paz el día 13 de las Kalendas de Marzo, era 552»

Todos los estudiosos la transcriben como:

“Macona, devota sierva de Dios, vivió cincuenta y dos años: descansó

en paz el día 13 de las Kalendas de Marzo, era 552”, a excepción de Matías

Ramón Martínez, que seguramente por un lapsus gráfico olvidó en 1892

añadir una cifra más al día del fallecimiento, considerando que el epigrafista

labró “XII” en lugar de “XIII”; esta última cifra se repite en los tres bocetos

de 1777 y por lo tanto no existe duda alguna en cuanto a la grafía correcta.

Corresponde esta fecha al día 18 de febrero, aunque encontramos de nuevo

una clara controversia entre los estudiosos por determinar de modo

fehaciente el año de la Era que el epígrafe indica. Martínez determinaba que

el año inscrito, siguiendo a Jaime Pedro de la Rocha, era el 514; el estudioso

alemán Hübner la data en el 522; Fidel Fita en el 552… una variedad de

fecha pues todos se ven obligados a recurrir a los bocetos señalados, los

cuales son susceptibles de interpretación, dado que el soporte material sobre

el que podría hacerse un análisis más detenido y riguroso está perdido.

El descubrimiento del expediente aquí tratado también tiene su

importancia como establecedor exacto de la fecha de hallazgo y redacción

del expediente, pues la anterior publicación a este presente estudio lo realizó

la profesora de la Universidad Autónoma de Madrid, doña Alicia María

Canto en 199785

, la cual opina que la localización de la tumba visigoda de

Alcobaza se produjo poco antes de 1774, es decir en diciembre de 1773,

suponiendo un claro error, pues el expediente de don Vicente Rodríguez

Medrano incluye como fecha cierta del hallazgo el año 1777.

VII. EL ANÁLISIS BÍBLICO-ARQUEOLÓGICO

La composición heterogénea de profesionales que compusieron la

“comisión arqueológica”, unido a la controversia suscitada dentro de la

propia Ilustración entre los pensamientos teológicos y científicos, que

intentaban aunar la nueva era de Las Luces con la fuerza de la religión,

explica que el expediente que hemos redescubierto en la Universidad de

85 CANTO Y DE GREGORIO, Alicia-Mª (1997): Epigrafía Romana de la Beturia Céltica

(E.R.B.C.), Madrid, Universidad Autónoma, pp. 63-64. Remitimos a este cita bibliográfica

para el análisis de la inscripción a partir de las fórmulas epigráficas inscritas.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 57

Sevilla contenga una parte menos arqueológica y más “hagiográfica”. Se

desarrollan varios folios en los que, sin base alguna, intentan demostrar que

los huesos hallados en la tumba pertenecían a una santa católica que había

muerto posiblemente mártir a manos de los arrianos, a imagen de

Hermenegildo a manos de su padre Leovigildo. Esta idea un tanto

trasnochada y fútil gira sobre un tema nada convincente, y así el estudioso

Matías Ramón Martínez describió estas elucubraciones del expediente como:

… indigesta disertación encaminada a demostrar que la difunta

era santa, fundándose en la locución “fámula dei”, sin tener en

cuenta que este calificativo se ponía en todos los sepulcros

cristianos (…). Se comprende, –seguía Martínez–, que el autor

estaba imbuido en las lecturas de los falsos cronicones, y así todos

los nombres antiguos se le antojarían santos86

.

Ya teníamos noticias de la abrumadora erudición de don Vicente

Rodríguez de Medrano, la cual desplegó en la obra que sobre Santa Verónica

de Jaén presentó en la Real Academia de la Historia para su publicación.

Recordemos que un principio no se aceptó su publicación al considerarla

basada en los “falsos cronicones”87

. No obstante, ese rechazo oficial a su

modo de escribir más propio de los siglos XVI, XVII y principios del

XVIII88

, parece que no le supuso un cambio de actitud ni se adaptó a los

nuevos modos de hacer historia que partían desde las academias ilustradas.

Coincidimos en considerar un ejercicio baladí y contraproducente los

folios dedicados a justificar la posible santidad del lugar y de la fallecida en

la Dehesa de Alcobaza, pues únicamente pavonea una erudición

“culteranista” que oculta una verdadera falta de conocimientos sobre los

temas tratados.

VIII. CONCLUSIONES

Sin duda el hallazgo del sepulcro visigodo de la Dehesa de Alcobaza,

en Jerez de los Caballeros (Badajoz), allá por la lejana fecha del 18 de junio

de 1777 no pasó al olvido porque una comisión de hombres cultos y

preocupados con la historia de su localidad, con deseos de dejar en legado la

86 MARTÍNEZ Y MARTÍNEZ (1892): El Libro de Jerez…, p. 46. 87 Vide nota 74. 88 Recuérdese la nota incluida en este trabajo en relación al un libro que poseo de don Manuel

de la Huerta y Vega, fechado en 1740 y que despliega una erudición absolutamente rechazada

por los nuevos académicos ilustrados desde mediados del siglo XVIII o de Las Luces.

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Rogelio Segovia Sopo

58 Xerez Equitum, I. 2017

suerte de este descubrimiento, redactaron un interesantísimo expediente en el

que se relataba no solo el contexto de la localización de la tumba sino la

descripción pormenorizada de la misma. Como perfecto complemento de

este expediente, se añadió un boceto de la inscripción que encontraron sobre

la lápida superior y un bello dibujo a plumilla del mencionado sepulcro,

detallando con rigor “arqueológico” cada una de sus partes, materiales

utilizados, dimensiones y estructuras, dejándonos una fiel noticia de un

enterramiento visigodo de cierto porte y que, si no fuera por el trabajo

realizado por esta comisión de ilustrados, habría quedado hoy en el olvido89

.

El año de 1777 es una fecha muy lejana para el devenir de la Historia

de la Arqueología, cuyos trabajos sistemáticos comienzan a mediados del

siglo XIX. No obstante, la labor desarrollada por los comisionados, y

especialmente por don Vicente Rodríguez Medrano y don Jaime Pedro de la

Rocha, nos dejan una magnífica muestra de los escasísimos ejemplos de

trabajo protoarqueológico en España. Por esta razón, la presente publicación

les rinde sincero homenaje con su estudio y divulgación.

89 La difusión de los informes de don Vicente Rodríguez Medrano y don Pedro Jaime de la

Rocha, ambos de 1777 como hemos analizado, tuvo tal calado que, en la inmediata fecha de

1779, el padre Juan Mateos Reyes Ortiz de Tovar, O.F.M., anotó en su manuscrito titulado

Partidos triunfantes de la Beturia Túrdula noticias acerca del descubrimiento del sepulcro

jerezano de “Macona” (este manuscrito se conserva en el Archivo de Real Monasterio de Sta.

María de Guadalupe, A. Mon. G. Barrantes, signatura Manuscritoss 13/70, pp. 76-77). Una

reciente edición impresa fue coordinada por fray Sebastián García y publicada por Ediciones

Guadalupe en 1998. La descripción de Jerez de los Caballeros y su historia se extiende entre

las páginas 59 y 60.

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La protoarqueología en España. Jerez de los Caballeros (Badajoz) y el informe…

Xerez Equitum, I. 2017 59

Cuadro 1.

Esquema cronológico de la protoarqueología de España, con algunas noticias

clave del periodo arqueológico

AÑO Acontecimiento

1525-1529 -Mariangelo Accursio realiza el primer corpus de inscripciones romanas de

España.

1562-1570 -El pinto flamenco ven del Wyngaerde realiza bocetos de los restos

arqueológicos españoles visibles.

1575 -Felipe II encarga la realización de las “Relaciones topográficas de los pueblos

de España”.

1578 -Felipe II encarga la realización de “Las antigüedades de las ciudades de

España”.

1587 -Antonio Agustín publica “Diálogo de medallas, inscripciones y otras

antigüedades”.

1738 -Felipe V funda la Real Academia de la Historia.

1743-1754 -Anticuarios viajan por España recopilando datos de la Antigüedad.

1752 -El Marqués de la Ensenada publica unas someras normas para la conservación

de las antigüedades en cada ciudad, pueblo y lugar.

1757 -El padre Flórez publica su obra sobre numismática antigua española.

1777

-Se descubre un sepulcro visigodo en la Dehesa de Alcobaza de Jerez de los

Caballeros (Badajoz). Una comisión redacta un informe

protoarqueológico describiendo pormenorizadamente dicho hallazgo.

1772-1794 -Antonio Ponz publica “Viaje por España”.

1791-1794 -Manuel Villena realiza excavaciones en Mérida por orden del rey Carlos IV.

1803 -Real Cédula que da la supervisión de cualquier excavación de antigüedades a la

Real Academia de la Historia.

1761-1807 -Minuta de Núñez Barrero.

1833 -Gregorio Fernández Pérez redacta su “Historia de Jerez de los Caballeros”.

1844

-Creación de las Comisiones Provinciales de Monumentos Históricos y

Artísticos.

-Fundación de la Academia de Arqueología y Geografía “Príncipe Alfonso”.

1867 -Fundación del Museo Arqueológico Nacional…