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EN LA MIRA 255 MA. CANDELARIA OCHOA AVALOS LA AÑORANZA DE LA ETERNA JUVENTUD Anthony Elliott. Dar la talla: cómo la cirugía estética transforma nuestras vidas. Madrid, 421 Editores, 2009. RECEPCIÓN: 28 DE SEPTIEMBRE DE 2011 ACEPTACIÓN: 2 DE NOVIEMBRE DE 2011 Dar la talla es un libro que no sólo in- tenta dar cuenta de la relación entre la demanda de belleza, la juventud y la oferta médica que se extiende cada vez más por todo el mundo, sino también de la relación del mercado global por ese modelo estético que se demanda en el ámbito laboral. La aspiración a la “belleza eterna” nos remite a la novela de Dorian Grey, en la cual se muestra el hedonismo en el sentido más puro en la frase de Lord Henry: “lo único que vale la pena en la vida es la belleza, y la satisfacción de los sentidos”. La cirugía estética en el mundo moderno es lo que para Dorian Gray en el siglo XIX constituía mante- nerse joven, él envejece sólo en el cua- dro, mientras mantiene físicamente la apariencia juvenil. Esta aspiración por la apariencia bella y juvenil se convier- te hoy día en un deseo que se puede realizar a través de la cirugía estética y, además, como una inversión para el futuro. Anthony Elliott, en los cuatro ca- pítulos de Dar la talla (2009), aborda cómo cada vez más el eje de la vida es el culto a la belleza y la juventud “arti- ficiales”. Un cuerpo perfecto posible de alcanzar, que para las mujeres bri- tánicas respondieron en una encuesta de 2001, sería: el pecho de Liz Hurley, las piernas de Ellie Macpherson, las nalgas de Jennifer López, la cara de Catherine Zeta-Jones y el cabello de Jennifer Aniston. Estas “modelos”, co- nocidas como celebridades en el mun- do de la farándula, están marcando los cánones femeninos de belleza, a los que se puede aspirar a través de la cirugía La ventana 34-07.pmd 02/03/2012, 01:01 p.m. 255

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MA. CANDELARIA OCHOA AVALOS

LA AÑORANZA DE LAETERNA JUVENTUD

Anthony Elliott. Dar la talla: cómo

la cirugía estética transforma nuestras

vidas. Madrid, 421 Editores, 2009.

RECEPCIÓN: 28 DE SEPTIEMBRE DE 2011

ACEPTACIÓN: 2 DE NOVIEMBRE DE 2011

Dar la talla es un libro que no sólo in-tenta dar cuenta de la relación entre lademanda de belleza, la juventud y laoferta médica que se extiende cada vezmás por todo el mundo, sino tambiénde la relación del mercado global porese modelo estético que se demandaen el ámbito laboral.

La aspiración a la “belleza eterna”nos remite a la novela de Dorian Grey,en la cual se muestra el hedonismo enel sentido más puro en la frase de LordHenry: “lo único que vale la pena en lavida es la belleza, y la satisfacción delos sentidos”. La cirugía estética en el

mundo moderno es lo que para DorianGray en el siglo XIX constituía mante-nerse joven, él envejece sólo en el cua-dro, mientras mantiene físicamente laapariencia juvenil. Esta aspiración porla apariencia bella y juvenil se convier-te hoy día en un deseo que se puederealizar a través de la cirugía estéticay, además, como una inversión para elfuturo.

Anthony Elliott, en los cuatro ca-pítulos de Dar la talla (2009), abordacómo cada vez más el eje de la vida esel culto a la belleza y la juventud “arti-ficiales”. Un cuerpo perfecto posiblede alcanzar, que para las mujeres bri-tánicas respondieron en una encuestade 2001, sería: el pecho de Liz Hurley,las piernas de Ellie Macpherson, lasnalgas de Jennifer López, la carade Catherine Zeta-Jones y el cabello deJennifer Aniston. Estas “modelos”, co-nocidas como celebridades en el mun-do de la farándula, están marcando loscánones femeninos de belleza, a los quese puede aspirar a través de la cirugía

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estética. Y también se puede aspirar a“ser como ellas” porque los serviciosque se ofrecen en el mercado mues-tran que es posible.

Para Elliott, las demandas contan-tes por una apariencia juvenil y casiperfecta según los cánones de bellezaque, como bien sabemos, se van aco-modando a la época, se deben sobretodo a que garantizan cierto grado dedisposición a lo que denomina “rein-vención instantánea del yo”, es decir,a la posibilidad y disposición que tie-nen las personas para modificar sucuerpo e imagen utilizando como re-curso, la cirugía.

Para el autor, la cirugía se relacionacon tres fuerzas culturales y estructu-rales: la fama, porque a través de losmedios de comunicación se da cuentade cómo las celebridades encarnan,interpretan y representan la tecnolo-gía de la medicina y de la cirugía esté-tica mediante la transformación delcuerpo para el realce artificial de la be-lleza; el consumismo, como la acción

a través del cual la transformación es-tética se hace accesible en el mercadomédico y en donde se promueve elconsumo de mercancías como produc-tos de belleza y aparatos para conser-varla, así como los spa, gimnasios yun conjunto de productos alimenticios,que alientan al acceso a la belleza yjuventud, así como la posibilidad de lacirugía estética con mayores facilida-des a través de préstamos bancarios otarjetas de crédito; y la economía dela globalización, que es cada vez másexigente y que introduce angustias einseguridades que los individuos resuel-ven cada vez más en el plano corporal,porque plantea retos de adaptabilidada diario, lo que hace que sea la “ima-gen” corporal, una puerta que abre ocierra oportunidades.

Estas fuerzas implican imperativosculturales, capacidad de adaptación yflexibilidad de la identidad, de tal ma-nera que en un mercado global cadavez más demandante y las interven-ciones quirúrgicas para mejorar la apa-

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riencia se convierten en una oportuni-dad para mejorar la vida, la carrera pro-fesional y las relaciones. De tal maneraque el reto es mantenerse en un mun-do empresarial que demanda gente jo-ven en el mercado laboral y quepresenta retos que hay que resolvertodos los días y con decisiones acer-tadas.

Elliott hace una amplia revisión delos mercados internacionales de la ci-rugía estética y los datos dicen que laclientela mayoritaria son mujeres—aproximadamente el 95%—, lo queconstata los discursos sobre el cuerpoy la apariencia femenina. Paradójica-mente, siguen siendo las mujeres quie-nes más tienen que “aparentar” yadaptarse a los cánones de la belleza,de tal manera que la cirugía estéticaplantea la solución al problema y, almismo tiempo, lo que se considera unaforma de opresión se convierte enuna especie de liberación; así, el con-cepto de “agencia” adquiere sentidocuando por un lado se critica a las

mujeres por intervenir su cuerpo parauna mejor apariencia y, por otro lado,actúan para ser ellas mismas, quienesnegocian con sus cuerpos y sus vidas.

Dice Elliott que la cultura de la ci-rugía estética nace en un espacio so-cial como respuesta a los temoresambientales: tener apariencia de vejez,frente a un amplio espectro de jóve-nes que pueden desplazarnos en lospuestos ejecutivos de una empresa, enla atención a clientes o en la relaciónde pareja. Y dice

La cirugía estética… ofrece un alivio

para el envejecimiento en una so-

ciedad que discrimina a los más ma-

yores; ofrece una vía de escape

transitoria a la vía muerta en que se

encuentran unas identidades que han

superado su fecha de caducidad… La

creciente penetración de la cirugía es-

tética en la vida cotidiana ha modifi-

cado la naturaleza del trabajo, el

empleo y el desempleo.

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Y paradójicamente, mientras más sepreocupa la cirugía estética por resol-ver esas pequeñas o grandes “fallas”,surgen nuevas necesidades estéticaspor resolver, lo que se convierte en uncírculo vicioso de adicción a la misma,que el mercado alienta y estimula yparece no tener fin, porque se ofrecenun conjunto de mercancías y produc-tos que animan a la gente fantasearcon el realce cosmético de zonas cor-porales y a desearlo.

Las entrevistas que conforman estetrabajo muestran los retos que en-frentan quienes trabajan en posicio-nes ejecutivas de grandes consorciosempresariales, que realizan transaccio-nes o negociaciones y/o que atiendena un público muy especializado, enquienes la demanda de la cirugía seconvierten en una “necesidad” apre-miante para parecer joven ante el te-mor de ser “desechable e innecesaria”,de ahí que la remodelación personaly la cultura quirúrgica se conviertan enla opción.

Se han construido además, gran-des mecas de la cirugía estética queofrecen servicios “todo incluido”: ci-rugía, hospedaje y cuidados post hos-pitalarios de lujo, lo que genera grandesrecursos económicos a una industriamédica que ahora compone, recompo-ne y restaura los cuerpos como si fue-ran mercancías a las cuales hay queagregarle un valor. Esto ha generadouna especie de turismo médico enciudades que se han especializadoen intervenciones especializadas paralo que denomina Elliott “reivención delyo”. De 43 países analizados en la prác-tica de la cirugía estética destacan es-tos como los seis primeros: EstadosUnidos, Canadá, México, Brasil, Argen-tina y España.

El autor aborda someramente al-gunas de las secuelas negativas de lasintervenciones estéticas; sin embar-go, no profundiza en los riesgos de lamuerte frente a ésta. En efecto, se haavanzado tecnológicamente tanto queesos riesgos parecen disminuir, pero

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no se está exento de ello, sobre todoporque cada cuerpo reacciona de mane-ra específica ante esas intervenciones.Y porque además las intervencio-nes, cada vez más especializadas enalgunas zonas corporales, se convier-ten en una intervención médica máscompleja. Además, al autor le intere-sa destacar que no hay suficientebótox, colágenos o liposucciones ca-paces de borrar el elemento mortal dela existencia humana —al menos, hastaahora—.

De la misma manera, el tema deldolor como consecuencia de la ciru-gía, parece olvidarse frente a los “bue-nos” resultados, a pesar de que acudir

por el quirófano requiere considerablesdosis de coraje o virtud, el dolor estáahí y pocas veces se habla del mismo.El libro constituye una buena reflexiónrespecto a los elementos involucradosen la cirugía estética, desde la condi-ción física y psicológica para hacerlo,hasta las condiciones estructurales quese construyen para llevarlo a la práctica.Hay que reconocer que falta abordarde manera más profunda las posibili-dades de riesgo extremo y las viven-cias de dolor ante la misma, temas porabordar en trabajos posteriores, asícomo las “necesidades” locales de lacirugía en nuestros contextos especí-ficos.

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COLABORADORES

Patricia Arias. Doctora en geografía y ordenamiento territo-rial. Investigadora en el Departamento de EstudiosPolíticos de la Universidad de Guadalajara. Perteneceal SNI, nivel III. Correo electrónico:[email protected]

Fernando Calonge Reíllo. Doctor en sociología. Investigadorcolaborador en el Centro de Estudios de Género de laUniversidad de Guadalajara. Correo electrónico:[email protected]

Manuela Camus Bergareche. Doctora en antropología social.Profesora investigadora en el Centro de Estudios deGénero de la Universidad de Guadalajara. Correoelectrónico: [email protected]

Laura Catalina Díaz Robles. Doctora en ciencias sociales.Actualmente adscrita al Centro Universitario de losLagos, División de Estudios de Estado y Sociedad de laUniversidad de Guadalajara. Profesora investigadoracon perfil PROMEP. Correo electrónico:[email protected]

Anna María Fernández Poncela. Doctora en antropología.Profesora investigadora en la Universidad AutónomaMetropolitana-Xochimilco. Pertenece al SNI, nivel II.Correo electrónico: [email protected]

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Mónica Lorena Murillo Acosta. Licenciada en historia.Profesora en la Universidad CNCI. Correo electrónico:[email protected]

Juan Manuel Ramírez Sáiz. Doctor en ciencia política. Profe-sor investigador del ITESO, Guadalajara. Integrante dela Academia Mexicana de Ciencias. Pertenece al SNI,nivel III. Correo electrónico: [email protected]

René Renaud Boivin. Doctorando en urbanismo y ordenacióndel espacio. Correo electrónico: [email protected]

Patricia Safa Barraza. Doctora en ciencias sociales. Profesorainvestigadora del CIESAS-Occidente. Integrante de laAcademia Mexicana de Ciencias. Pertenece al SNI,nivel II. Correo electrónico: [email protected]

Paula Soto Villagrán. Doctora en ciencias antropológicas.Profesora investigadora titular del Departamento deSociología de la División de Ciencias Sociales y Hu-manidades en la Universidad Autónoma Metropolita-na-Iztapalapa. Correo electrónico:[email protected]

Ma. Candelaria Ochoa Avalos. Doctora en ciencias sociales.Profesora investigadora y coordinadora del Centro deEstudios de Género de la Universidad de Guadalajara.Pertenece al SNI, nivel I. Correo electrónico:[email protected]

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