Luis cubilla

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«Reconozco que parezco antipático. Soy muy parco. Y tengo pocos, muy pocos amigos» ( julio de 1970) Luis Cubilla Historias El día que se llenó la billetera FÚTBOL > El puntero estaba distanciado de la prensa por el Mundial de 1970 y habló con El Diario a cambio de dinero N ació en 1940, en una fami- lia humilde de Paysandú, y llegó en 1957 a Montevideo para trascender en el fútbol, porque pintaba para crack en su ciudad natal. Estuvo en Wanderers, pero no arregló, y se lo llevó Peñarol. Empezó en la Quinta de los auri- negros y lo postergaban, hasta que un día –cuando, cansado, estaba a punto de regresar a sus pagos– Bag- nulo lo hizo debutar en Primera en 1958. Luis Cubilla estuvo en Peñarol hasta 1962 y ganó todo lo que qui- so. Después pasó por Barcelona (Es- paña)1962-1964, River Plate (Ar- gentina) 1964-1968, Nacional 1969-1974, Santiago Morning (Chi- le) 1975, Defensor 1976. Jugó tres Mundiales, 1962, 1970 y 1974 (pu- do haber disputado cuatro si en aquellos tiempos hubieran existido los repatriados para la selección, pero como estaba en River argen- tino no lo citaron). Fue campeón de la Libertadores 1960, 1961, 1971, de la Intercontinental 1961, 1971, de la Interamericana 1972. Fue el undécimo mejor jugador sudame- ricano del siglo XX y el 64º del mundo. Fue campeón Uruguayo con Peñarol, Nacional y Defensor. Desde 1978 trabajó como entre- nador. Fue campeón de la Liberta- dores 1979 y 1990, y dirigió a Uru- guay en las Eliminatorias para el Mundial 1994. Es dueño de las anécdotas más increíbles, y de las cábalas más curiosas. El verde es yeta. Jamás utilizó algo de ese color y si al- guien llegaba a un entrenamien- to con algún atuendo en ese tono lo hacía retirar. Pero nada superará el episodio que se registró el 21 de julio de 1970, cuando, distanciado de la prensa en el Mundial de 1970, es- tableció como tarifa para brindar entrevistas $ 15.000 para los dia- rios y $ 25.000 para la televisión. En aquellos tiempos, El Diario, el vespertino de mayor tiraje del pa- ís y la referencia para el público en general y los futboleros en parti- cular, pagó la nota y en su edición 18.000 publicó el siguiente diálo- go, que pinta de cuerpo entero a un personaje que fue diferente no solo con la pelota. “Lo encontramos en la chacra de su propiedad ubicada en el ki- lómetro 25 de Cuchilla Grande, donde cría cerdos de la raza Lan- draisse, la de mayor rendimiento”, comienza relatando el periodista. “Sobre el fuego, varias corvinas se doraban lentamente a las brasas. Cuando llegamos, estaban casi a punto”, agrega en la presentación e inicia el diálogo con Cubilla: –Vengo de El Diario a hacerle una nota. Aquí tengo los $ 15.000 para pagarla. –Justo; me agarra pronto pa- ra almorzar. Pase, estoy a su dis- posición. –Primero tenga el dinero. –Vamos, no se me va a escapar. Además, se podrá imaginar que no estoy como para que el destino de esa plata sea mi bolsillo. Hace unas semanas recibí una carta de la Es- cuela Industrial de Paysandú en donde yo estudié, diciéndome que se encontraban muy mal en todo sentido y solicitaban mi ayuda. En- tonces pensé que podría aprove- char mi fama, cobrar los reportajes y donárselos a ellos. –Pero, ¿usted no tiene bastante dinero en el banco? –Sí, tengo y con el dinero que lo- gré en este sentido y el que yo pon- go personalmente, formaré una buena suma para ayudarlos. Yo es- tudié allí, ¿sabe? De técnico elec- tricista. Hice el curso completo. Después vine a Montevideo y sola- El sanducero fue protagonista de historias increíbles, una de ellas cuando cobró $ 15.000 una entrevista > FUE TAPA. El 21 de julio de 1970 El Diario publicó tres fotos en su portada, una de ellas de la firma del comprobante de pago LA NOTA MEJOR PAGA. En las páginas de Deportes dedicaron un amplio despliegue a la coberturas POR LUIS EDUARDO INZAURRALDE DE LA REDACCIÓN DE EL OBSERVADOR mente seguí un año de los dos que se requieren para ser técnico. Y sé todo lo mal que pasan allá. –Pero además de eso, parece es- tar resentido contra algo o alguien o alguien que lo criticó a usted du- rante el Mundial. –Mire, es la segunda vez que la prensa uruguaya me trata mal. La primera vez fue cuando el partido entre Peñarol y River. Ahora, esta campaña que me amargó no solo a mí sino a toda mi familia y a mis amigos. Cuando aquella final por la Copa Libertadores yo no defendí a mi país; defendí al equipo que me tenía en sus filas, al que me debía brindar porque me pagaba. –¿Y ahora? –No sé cómo decirle. Capaz que si yo hubiera sido periodista, des- pués de haber visto perder a Uru- guay con Suecia también me la ha- bría agarrado con algún jugador o con el equipo, para adelantarme a lo que podía pasar (una posible de- rrota) y ganar celebridad para siempre. Yo nunca dudé de que po- díamos salir campeones. Y si no lo fuimos, fue por otras razones que no vienen al caso. –¿Cuáles? –Se los digo en otra nota. –No, que nos cuesta $ 15.000 más… –Bueno, ahí va la principal. No fuimos preparados mentalmente para ganarle a Brasil. Se nos repitió demasiadas veces que no estába- mos capacitados para aguantar el ritmo de todo el partido. –Le cambio de tema y voy a lo suyo. Creo que casi está clasificado en el rubro de los ‘imbancables’. Ayer, sin ir más lejos, vi cuando entraba en los vestuarios. En los pasillos, mucha gente lo saludó, en su mayoría hinchas de Nacio- nal, y usted ni los miró. –Reconozco que parezco anti- pático. Soy muy parco. Y tengo po- cos, muy pocos amigos. –¿Por qué es orgulloso? ¿Algún trauma por una niñez rodeada de pobreza? –Yo fui pobre, muy pobre, pero igual que toda la familia, muy or- gulloso… Fíjese que mi padre tiene 67 años y todavía trabaja en la AN- CAP de Paysandú y no permite que ningún hijo lo ayude”. No jugó en la selección de Paysandú porque un día estaba entrenando en el equipo su- plente y hacía gambetas –un sello de su juego–, al defensa ti- tular no le gustó y lo quiso pele- ar. El técnico sacó a Cubilla. En- tonces dijo que nunca más iba a defender a Paysandú. “Lo de Defensor fue una prueba que yo mismo me im- puse: la de demostrar que to- davía servía. Porque había mu- chos que estaban esperando que pasara vergüenza para de- cir: ‘Cubilla está terminado’”. El delantero llegó a Defensor con 36 años y fue campeón del Uru- guayo. El pase a Barcelona: “Des- pués de la pobreza que tuve que soportar, me encontré de pronto ante algo totalmente diferente y no supe cómo afrontarlo”. Otras de Cubilla x x x x x x x x x x x x x x x 26 VIERNES 7 DE MAYO DE 2010 EL OBSERVADOR DEPORTES |

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«Reconozco que parezcoantipático. Soy muy parco.Y tengo pocos, muy pocosamigos» ( julio de 1970)Luis Cubilla

Historias

El día que se llenóla billeteraFÚTBOL>El puntero estaba distanciado de la prensa por el Mundial de 1970 y habló con El Diario a cambio de dinero

N ació en 1940, en una fami-lia humilde de Paysandú, yllegó en 1957 a Montevideo

para trascender en el fútbol, porquepintaba para crack en su ciudadnatal. Estuvo en Wanderers, perono arregló, y se lo llevó Peñarol.Empezó en la Quinta de los auri-negros y lo postergaban, hasta queun día –cuando, cansado, estaba apunto de regresar a sus pagos– Bag-nulo lo hizo debutar en Primeraen 1958.

Luis Cubilla estuvo en Peñarolhasta 1962 y ganó todo lo que qui-so. Después pasó por Barcelona (Es-paña)1962-1964, River Plate (Ar-gentina) 1964-1968, Nacional1969-1974, Santiago Morning (Chi-le) 1975, Defensor 1976. Jugó tresMundiales, 1962, 1970 y 1974 (pu-do haber disputado cuatro si enaquellos tiempos hubieran existidolos repatriados para la selección,pero como estaba en River argen-tino no lo citaron). Fue campeónde la Libertadores 1960, 1961, 1971,de la Intercontinental 1961, 1971,de la Interamericana 1972. Fue elundécimo mejor jugador sudame-ricano del siglo XX y el 64º delmundo. Fue campeón Uruguayocon Peñarol, Nacional y Defensor.Desde 1978 trabajó como entre-nador. Fue campeón de la Liberta-dores 1979 y 1990, y dirigió a Uru-guay en las Eliminatorias para elMundial 1994.

Es dueño de las anécdotas másincreíbles, y de las cábalas máscuriosas. El verde es yeta. Jamásutilizó algo de ese color y si al-guien llegaba a un entrenamien-to con algún atuendo en ese tonolo hacía retirar.

Pero nada superará el episodioque se registró el 21 de julio de1970, cuando, distanciado de laprensa en el Mundial de 1970, es-tableció como tarifa para brindarentrevistas $ 15.000 para los dia-rios y $ 25.000 para la televisión.En aquellos tiempos, El Diario, elvespertino de mayor tiraje del pa-ís y la referencia para el público engeneral y los futboleros en parti-cular, pagó la nota y en su edición18.000 publicó el siguiente diálo-go, que pinta de cuerpo entero aun personaje que fue diferente no

solo con la pelota.“Lo encontramos en la chacra

de su propiedad ubicada en el ki-lómetro 25 de Cuchilla Grande,donde cría cerdos de la raza Lan-draisse, la de mayor rendimiento”,comienza relatando el periodista.“Sobre el fuego, varias corvinas sedoraban lentamente a las brasas.Cuando llegamos, estaban casi apunto”, agrega en la presentacióne inicia el diálogo con Cubilla:

–Vengo de El Diario a hacerleuna nota. Aquí tengo los $ 15.000para pagarla.

–Justo; me agarra pronto pa-ra almorzar. Pase, estoy a su dis-posición.

–Primero tenga el dinero.–Vamos, no se me va a escapar.

Además, se podrá imaginar que noestoy como para que el destino deesa plata sea mi bolsillo. Hace unassemanas recibí una carta de la Es-cuela Industrial de Paysandú endonde yo estudié, diciéndome quese encontraban muy mal en todosentido y solicitaban mi ayuda. En-tonces pensé que podría aprove-char mi fama, cobrar los reportajesy donárselos a ellos.

–Pero, ¿usted no tiene bastantedinero en el banco?

–Sí, tengo y con el dinero que lo-gré en este sentido y el que yo pon-go personalmente, formaré unabuena suma para ayudarlos. Yo es-tudié allí, ¿sabe? De técnico elec-tricista. Hice el curso completo.Después vine a Montevideo y sola-

El sanducero fue protagonista de historias increíbles, unade ellas cuando cobró $ 15.000 una entrevista

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FUE TAPA. El 21 de julio de 1970 El Diario publicó tres fotos en su portada, una de ellas de la firma del comprobante de pago

LA NOTA MEJOR PAGA. En las páginas de Deportes dedicaron un amplio despliegue a la coberturas

POR LUIS EDUARDO INZAURRALDEDE LA REDACCIÓN DE EL OBSERVADOR

mente seguí un año de los dos quese requieren para ser técnico. Y sétodo lo mal que pasan allá.

–Pero además de eso, parece es-tar resentido contra algo o alguieno alguien que lo criticó a usted du-rante el Mundial.

–Mire, es la segunda vez que laprensa uruguaya me trata mal. Laprimera vez fue cuando el partidoentre Peñarol y River. Ahora, estacampaña que me amargó no soloa mí sino a toda mi familia y a misamigos. Cuando aquella final por laCopa Libertadores yo no defendí ami país; defendí al equipo que metenía en sus filas, al que me debíabrindar porque me pagaba.

–¿Y ahora?–No sé cómo decirle. Capaz que

si yo hubiera sido periodista, des-pués de haber visto perder a Uru-guay con Suecia también me la ha-bría agarrado con algún jugador ocon el equipo, para adelantarme alo que podía pasar (una posible de-rrota) y ganar celebridad parasiempre. Yo nunca dudé de que po-díamos salir campeones. Y si no lofuimos, fue por otras razones queno vienen al caso.

–¿Cuáles?–Se los digo en otra nota.–No, que nos cuesta $ 15.000

más…–Bueno, ahí va la principal. No

fuimos preparados mentalmentepara ganarle a Brasil. Se nos repitiódemasiadas veces que no estába-mos capacitados para aguantar elritmo de todo el partido.

–Le cambio de tema y voy a losuyo. Creo que casi está clasificadoen el rubro de los ‘imbancables’.Ayer, sin ir más lejos, vi cuandoentraba en los vestuarios. En lospasillos, mucha gente lo saludó,en su mayoría hinchas de Nacio-nal, y usted ni los miró.

–Reconozco que parezco anti-pático. Soy muy parco. Y tengo po-cos, muy pocos amigos.

–¿Por qué es orgulloso? ¿Algúntrauma por una niñez rodeada depobreza?

–Yo fui pobre, muy pobre, peroigual que toda la familia, muy or-gulloso… Fíjese que mi padre tiene67 años y todavía trabaja en la AN-CAP de Paysandú y no permite queningún hijo lo ayude”. ●

● No jugó en la selección dePaysandú porque un día estabaentrenando en el equipo su-plente y hacía gambetas –unsello de su juego–, al defensa ti-tular no le gustó y lo quiso pele-ar. El técnico sacó a Cubilla. En-tonces dijo que nunca más ibaa defender a Paysandú. ● “Lo de Defensor fue unaprueba que yo mismo me im-puse: la de demostrar que to-davía servía. Porque había mu-chos que estaban esperandoque pasara vergüenza para de-cir: ‘Cubilla está terminado’”. Eldelantero llegó a Defensor con36 años y fue campeón del Uru-guayo.● El pase a Barcelona: “Des-pués de la pobreza que tuveque soportar, me encontré depronto ante algo totalmentediferente y no supe cómoafrontarlo”.

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