Lucero Vs. Eleggua
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LUCERO EN EL MAYOMBE AFROCUBANO
(LUCERO Vs. ELEGGUA)
Lucero es una de las “fuerzas numen” más importantes dentro del culto Mayombe afrocubano y
quizás sobre la que más polémica existe por su alto nivel de sincretismo con el orisha de tradición
yoruba Eleggua o Eshu. Intentare explicar a grandes rasgos para no extenderme demasiado, cual
es su significado e importancia, aunque seguramente no lo consiga por lo complicado del tema.
¿Por qué Lucero?
Obviamente porque hacen alusión a las estrellas, cuerpos celestes que juegan un papel importante
dentro de la tradición mágico-religiosa bakongo. El cielo (nzulu) es además de una fuente de
misterio, eje central de muchas tradiciones bantú. Recordemos a Vua li Mabene la madre de los
nueve senos a quien relacionan con la vía láctea, también existen tradiciones que ubican “aldeas
en el cielo” lideradas por los […antiguos ancestros, que una vez vivieron con nosotros, pero que se
cansaron de nuestras estupideces y se fueron allá...]En las estrellas se reflejan los tres grupos
sociales más importantes de la sociedad bantú: los guerreros, cazadores y ancianos (hablo de
forma genérica y no especifica de algunas etnias que incluyen los herreros, los hacedores de lluvia
y ciertos sacerdotes entre otros). Ellos piensan que las estrellas son hogueras hechas por los
difuntos cazadores o guerreros, aunque ambos grupos las hacen por motivos bien diferentes.
Los bakongo no conocían de la existencia de planetas y otros cuerpos celestes como los
conocemos hoy día, por lo que para ellos, todos los astros del cielo nocturno, eran ntetembua, si
bien diferenciaban claramente lo que nosotros conocemos como planetas, por el tipo de
movimiento que estos realizan y que es muy diferente al de las estrellas, el bantú es muy
observador y curioso, y dado que en su universo todo está supeditado a la magia, la explicación de
esos movimiento y de la persistencia de ciertos fenómenos estelares era siempre atribuido a algún
evento místico. También tenían nombres para los cometas, y estrellas fugaces (meteoritos) o para
las estrellas que aparentemente desde la tierra se ven dobles. En su conjunto a todos los astros
eran atribuidos a alguna deidad, espíritu o ancestro y por consiguiente se les creían dotado de
poderes y funciones específicas dentro del mundo sacro-mágico. Recogen también en su tradición
oral ciertos grupos de estrellas (constelaciones) a las que denominaban de formas especiales, por
creerles propiedades mágicas superiores e influencia determinante para ciertos ritos mágicos.
Indiscutiblemente que en el Bantú esas deidades no se llamaban Lucero, sino que cada una tenía
un nombre especifico según el transito que realizaba en el firmamento y la época del año (seca o
lluviosa) de su aparición, e incluso su posición con relación al tránsito lunar era determinante a la
hora de atribuirles nombre y mayor o menor relevancia mágica.
Los bakongo hacen diferencia entre el día y la noche, y saben que en cada una de estas etapas
actúan fuerzas bien diferenciadas con sus respectivos tránsitos. La noche es el mundo de los
difuntos y donde la magia adquiere su mayor protagonismo y poder. Es el mundo de lo invisible.
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Por esto, la importancia que adquirió la prenda, unganga o fundamento de Lucero en Cuba. La
magia actúa de noche, el Nganga invoca (aunque sea de día) el poder de la noche para sus ritos. El
Lucero Prima cubano (quien en realidad es un planeta) es el que abre el paso de la noche y
además según algunas leyendas orales quien vence al poderoso Sol (Muini), Lucero Madruga es
todo lo contrario es el que cierra las ceremonias y el ultimo en recibir sacrificio. Esto no quiere
decir que un Nganga posee todo estos tipos de deidades sino que bajo los influjos de estos astros
realiza sus ritos, porque a la final en el bantú, ninguna de estas deidades se fundamenta como tal
en un objeto físico, son solamente energías manipulables y por eso tienen nombre y función.
Sin embargo, en Cuba si sucedió ese fenómeno, se fundamentó una unganga con el poder de los
astros y aquí es donde viene la parte polémica de esta historia.
Al igual que se hiso con otras deidades bantú, en Cuba, Lucero resumió la personalidad de las
deidades celestes y personifico muchas tradiciones, el guerrero, el cazados, el hechicero etc., en
un principio en la Regla Mayombe era solo una fuerza representada por una piedra de
determinadas características y poco a poco se fue “fundamentando” tomando una apariencia
similar a la de las otra unganga propias del culto afrocubano. El sincretismo jugó un papel
determinante en sus posteriores representaciones similares al orisha Eleggua afrocubano.
En realidad siempre existió una única unganga de Lucero, Lucero Mundo, de ella se derivaron las
subsiguientes que sin variar en su forma y contenido, lo único que cambiaban era el nombre y
detalles en sus simbología mágica (conocidas como Firma dentro del culto mayombe), asociándola
a la etapa nocturna donde se manifiesta esa energía y al tipo de ámbito donde influye, de aquí en
parte surge la confusión de “los caminos de lucero”. La otra parte hay que otorgársela a la Regla
de Osha y el proceso de transculturación que introdujo diferenciaciones en las “cargas mágicas” y
dividió la deidad en partes aisladas, haciéndola semejante a los caminos del Eleggua afrocubano,
de aquí los “21 caminos de lucero”.
Como sucedió con muchas “deidades” bantúes, estos para intentar explicar quiénes era sus dioses
los asociaron a las divinidades yoruba, y en el caso de Lucero fue a Eshu, mas sin embargo entre
las dos si bien existen puntos en común, en el fondo distan mucho de su influencia y relación
cosmogónica dentro de la filosofía bakongo. La similitud con la divinidad yoruba de Eshu se basa
fundamental mente en que ambos son los que abren y cierra los ritos, los primeros que se
invocan, y su poder está concentrado en lo maligno y en la ambigüedad de la magia.
Así por ejemplo sabemos que Lucero Monte Oscuro trabajaba solamente cuando era noche de
luna nueva y a las tres de la madrugada, (porque su poder consistía en buscar la oscuridadabsoluta) con ello conseguía cegar a su enemigo y actuar al amparo de la oscuridad para sus
maleficios, otro caso es el de Lucero Cuatro Vientos este importante nombre se derivo de una
tradición que resume cuatro astros estelares específicos, que marcan lo que los bakongo conocían
como el “centro nocturno” que marca la “casa de los difuntos”. Pero en todos los casos siempre y
desde muy temprano en el culto de Mayombe se asocio a Lucero con el mal o la hechicería
maléfica, entre otras razones por ser una fuerza que solo actúa de noche (en lo oscuro y
misterioso) y por ser una deidad trasformadora y asociada con espíritus.
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Su característica de guardián se le otorga por su condición intrínseca de celador de la noche, él es
primero que aparece y el último que desaparece y además es el compañero de la luna, deidad de
la hechicería y principal fuente de poder de la unganga. De esta forma tenemos que si la unganga
recibe su mayor influencia de la luna (porque es por ella por donde se guía el Nganga a la hora de
hechizar) se hace lógico que este acompañada de un Lucero (tal y como se representa en el cielo
nocturno). Una simple cuestión de analogía.
Tres formas importantes de manifestación de esta espiritualidad se concentraban en la unganga
afrocubana. El cocuyo (Pyrophorus spp, un insecto coleóptero de América tropical), y la luciérnaga
(Lampyridae) que para los mayomberos eran animales que encarnaba a los ancestros y su
luminiscencia era asociada a las estrellas, a través de estos insectos sus difuntos descendían a la
tierra a visitarlos, se materializaban. Los “fuegos fatuos” luminiscencias que emanan de los
cadáveres en descomposición y que ellos asociaban al desprendimiento de la espiritualidad del ser
y su elevación hacia Lucero (léase las estrellas). Y por último los caminos, trillos o senderos, por ser
análogos en su recorrido fijo y dispar al recorrido de los astros en el firmamento.
Mucho se pudiera escribir sobre esta deidad, pero espero que este brevísimo resumen sirva para
dar claridad en este importante aspecto del mayombe afrocubano.
Por: Tata Kansi kiese
MAYOMBE “El Espíritu de la Madre Naturaleza”