L@s seres de maiz

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L@s seres de maiz (Una cronica de sensaciones desde las comunidades Zapatistas)

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(Una cronica de sensaciones desde las comunidades Zapatistas)

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L@s seres de maiz

(Una cronica de sensaciones desde las comunidades Zapatistas)

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Textos y diagramacion x Fer [email protected]

Fb:NuevaYintencion EdizionesPedaleandoescribo.blogspot.com

Impreso en el Valle de Traslasierra, Corboba, America latida

El contenido de este librito esta libre de ser reproducido, ya que no le pertenece a nadie

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Estoy escribiendo en el aire. Las nubes pasan debajo de nosotros y la inmensidad hoy tiene nombre de cielo y mar. Cuando era pibe, pone-le que a los 13 años, escuche hablar por pri-mera vez de ese otro mundo posible. Rebelde, encapuchado, decidido, originario. ¿Puede existir una causa más real que l@s indígenas habitantes ancestrales de su espacio, de su geografía, plantándose contra el estado, es decir, el capital, es decir, el colonialismo que lo quiere hacer desaparecer, desterrar? La tierra es su querencia, la resistencia a la hegemonía colonial. Como hace 524 años. Como ahorita, como siempre.Estoy escribiendo en el aire, viajando en avión, que hasta ahora, en mi humilde opinión es el artefacto más cercano a la tele transportación. Mas cuando se ha caminado y viajado por la inmensa Latinoamérica y de golpe, subiendo a unos de estos artefactos, un@ en 9 horas puede atravesar los más de 10 mil kilómetros que separan a las dos capitales. En un ratito pisaremos suelo mexicano, país donde el 1 de

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enero de 1994 un grupo de indígenas levanta-dos en armas tomaron 4 cabeceras municipales del estado de Chiapas exigiendo democracia, justicia y libertad. Chiapas, estado al sureste de México, cercano a Guatemala, es la razón que hoy nos hace volar hasta acá. El zapatismo y su construcción practica de otra realidad. “La escuelita zapatis-ta” La libertad según  l@s  zapatistas, nombres que utilizaron para presentar esta nueva forma de comunicarse con la comunidad internacio-nal en un auténtico gesto de apertura y propa-gación de lo que allí adentro sucede, porque como dicen ell@s, lo que ahí adentro sucede debe ser conocido porque no es tampoco de ell@s, no les pertenece la exclusividad de su proceso autónomo. Pero mejor que lean como lo explican ellos, ellas, a partir de la palabra del Subcomandante Moisés. (…) “Ya es hora que realmente hagamos el mundo que queremos, el mundo que pensa-mos, el mundo que deseamos. Nosotr@s sabe-mos cómo. Es difícil, porque hay quienes no quieren y precisamente son quienes nos tienen

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explotad@s. Pero si no lo hacemos, será más duro nuestro futuro y nunca habrá la libertad, jamás. Así lo entendemos nosotr@s, por eso l@s estamos buscando, queremos encontrar-nos, conocernos, aprendernos de nosotr@s mism@s. Ojala pudieran llegar y si no, busca-remos otras formas de vernos y conocernos. (…)Es mucho lo que les puedo decir, pero no es lo mismo, que l@s escuchen, que l@s vean o que l@s miren y que si tienen pregunta en viva voz les contesten mis compañeros y compañe-ras bases de apoyo  Aunque con dificultad les contesten por la castilla, pero la mejor contes-tación es su práctica de l@s compañer@s, que están a la vista y que la están viviendo. (…)Es la primera vez en 20 años de autonomía que las comunidades zapatistas abren su forma de organizar ese mundo nuevo a la comunidad civil de todo el mundo que quiera acercarse, previa invitación por escrito. El mensaje esta dado, la idea es que la gente se acerque, que compartamos, mirando, escuchando, la histo-ria viva de un proceso de autonomía real, sin que interfiera el mal gobierno, formado por

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el mismo pueblo ejerciendo su derecho a ser autogobernado. Agosto del año 2003 fue el año de la creación de los caracoles, y con ellos, un nuevo proceso autónomo independiente de la parte militar que forma el EZLN, es decir, en el año 2003 la comandancia general del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional le comunico al pueblo, a las comunidades, que ellos como organización militar y por lo tanto, verticalista, no podían seguir interfiriendo en las decisiones de los pueblos, y que ahora, les tocaba a ellos y ellas encarar el proceso autónomo que les convida-ría la libertad. A partir de esa fecha, el EZLN, quedo como consejero de las juntas de buen gobierno (JBG), listos para lo que el pueblo necesite., y las comunidades de a poquito y con paciencia de caracol, comenzaron a organizar-se. . Porque aquí es donde el pueblo manda, y el gobierno obedece, hasta que la noche se vuelva día. El zapatismo crea teoría a partir de los ejem-plos prácticos, es decir, primero lo hacemos, ahora vengan que se lo contamos.

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Sigo escribiendo en el aire, por la ventana, se me coló una luna. El avión flota sobre un col-chón de algodón irregular que me hace acor-dar que ese día que tanto esperaba es el hoy.

San Cristóbal de las casas, una de las 4 cabe-ceras municipales tomadas en armas durante la madrugada del 1 de enero de 1994 por el EZLN. Insurgencia indígena que se manifesta-ba en armas para contarle a México y al mun-do que decían basta. Las paredes aquí ya dejan oler un poco que es lo que adentro de la selva hoy pasa. Pegatinas, esténcil, aerosol, las paredes que hablan nos dan otra perspectiva a la primer impresión que nos había dejado el Distrito Federal. Camina-mos el Zócalo (es decir, la plaza principal) en-vuelto en parafernalia típica de navidad. Frente a la plaza, se encuentra el palacio municipal donde los y las zapatistas ingresaron aquel primero de enero y se fueron a los dos días de-jando pintadas que contaban de que se trataba “Atención mexicanos: nos fuimos a Rancho Nuevo, después a Tuxtla, ya no habrá descanso.

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Gracias a todos, gracias coletos. No queremos TLC, queremos libertad. Viva el EZLN”  Hoy aquí se respira otra melodía, la ciudad esta empapelada por la imagen y el nombre de Manuel Velasco, títere que cumple su función de gobernador, en esta democracia falsa donde hay un tipo gobernando a un montón. Pero no nos desanimamos, porque a unos kilóme-tros de aquí, un mundo nuevo nace y hoy nos invitan a visitarlo.

Ayer chusmeamos el diario, faltan menos de diez días para que se cumplan 20 años del le-vantamiento zapatista y algunos diarios cuen-tan su versión absurda de lo que en las comu-nidades pasa “El zapatismo encierra, parte y estanca pueblos” Acusan desde sus oficinas, los editores contratados a los pueblos originarios del sureste mexicano, sublevados y organiza-dos sin necesitar del contaminado estado, de aislarse y atorar el desarrollo. La noticia desta-ca la prohibición de las juntas del buen gobier-no de no dejar recibir los subsidios- limosnas del aparato crimen-empresarios-estado. Otro

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mundo, que es posible, está naciendo sin ellos, y eso los tiene asustados.Autonomía y organización del campesinado originario, de una cultura que creyeron que habían extirpado  como a un cáncer de su maniático mundo apurado y sobre estimulado. Pero acá estamos, renaciendo entre maizales, de la larga noche de los 500 años. Porque l@s zapatistas, al volver a dar un mensaje público, el 21 de diciembre del 2012 fueron muy claros.

¿ESCUCHARON ?         Es el sonido de su mundo derrumbándose.

 Es el del nuestro resurgiendo.  El día que fue el día, era noche.

 Y noche será el día que será el día.   ¡DEMOCRACIA! ¡LIBERTAD! ¡JUSTICIA!

                                                                Mientras pasan los días en San Cristóbal, y la espera se asoma y me cuenta que falta menos, yo aprovecho el papel de este cuaderno para charlarme y contarles lo que por acá siguen parloteando los diarios.Hoy el EZLN subió a su página de Internet

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un comunicado, donde cuentan que “La fiesta del 20 aniversario se realizara en los 5 caraco-les zapatistas y es abierta a tod@s, menos a la prensa” Lanzaba al mundo a través del ciberes-pacio el Subcomandante Insurgente Moisés de-jando en claro que no los necesitamos. Aquí la prensa juega el papel que juega en todos lados, ejerciendo su hegemonía estado-empresarial, ofreciendo siempre un contenido retocado. Despilfarrando renglones en hablar sobre lo que no conocen, cómodos, tipeando conte-nidos en sus esponjosos sillones, mintiendo y difamando sobre esta historia que desde la selva y con paciencia se viene contando.

Despertamos con mate y bananas, buscamos la dirección del Cideci (Universidad de la tierra) y salimos en busca de un colectivo que nos acerque hacia el camino viejo a Chamula. Saliendo del centro de San Cristóbal, la reali-dad cambia, la periferia ya no es lo mismo que el centro histórico y la montaña se acerca al panorama de mis ojos. El Cideci estaba colma-do de seres platicando en múltiples lenguas,

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tomando café y formando fila para registrarse, esperando en calma y en risa las coordenadas de como ira a seguir todo esto de las escuelitas zapatistas, la insurgencia indígena abriendo su corazón y su organización a esta emocionante ensalada de personas, habitantes rebeldes de diferentes calendarios y geografías interesa-dos en todo este mambo de la autonomía, de un mundo donde quepan muchos mundos. Acercándonos a mirar y a escuchar, todo ese legado ancestral que hoy regresa con el fin de enseñar. Comunidades que fomentan la prác-tica, creo que eso es lo que a mí me atrapo de todo lo que acá pasa. La tierra es de quien la trabaja, y ese principio, aquí cerca, en los altos de Chiapas, en la selva la candona sucede y en estos días festeja su vigésimo aniversario. Otra manera de hacer las cosas, ni empresarial ni estatal, autonomías  creadas y basadas en lo colectivo. Uno es una con otr@s, y eso nos da la fuerza en este caminar.El Cideci está en la falda de un cerro, rodea-do de huertos y monte, la espera transcurre comiendo tacos de papa y una camioneta con

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su parte de atrás repleta de zapatistas llega al lugar y ellos y ellas de a poco se bajan. Cami-nando el predio pasan, saludan, las capuchas se vuelven un símbolo muy fuerte, es como que uno ve a uno y son todas. Las participan-tes de la escuelita seguíamos registrándonos, de a poco salían los que tenían ya su caracol asignado, La Garrucha, La Realidad, Oventik, Roberto Barrios, Morelia, cada lugar sería una aventura particular. Vínculos por construir, realidades por compartir, conjuntos de horas que formaran los días, compartiéndonos se forma nuestra mejor melodía.

Oventik, “Corazón de l@s zapatistas delante del mundo”

Salimos desde san Cristóbal en un micro que de a poco comenzó a subir las cuestas para internarse en las nubes que cubren los altos de Chiapas. El caracol de Oventik, por ser el más cercano a San Cristóbal (dos horas de viaje) es el caracol en el cual l@s zapatistas suelen recibir a la mayoría de los visitantes

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que llegan a ver de qué se trata todo esto de la autonomía. Una curva gira y de golpe aparece un cartel, “Usted está en territorio zapatista, aquí el pueblo manda y el gobierno obedece”. No pude evitar la emoción de ver a toda la historia cayendo sobre ese momento, y ahora, mientras al papel se lo cuento, voy cayendo en el lugar, en el que hoy nos toca estar. La llegada al caracol se dio sobre una nube que cubría todo el lugar. Entramos de a pasitos cortitos, luego de pasar un portón que al cruzarlo, nos introducía ya dentro del caracol. Caminamos alrededor de 200m y llegando al auditorio principal se comenzaban a escuchar los “Viva” que de adentro resonaban, la gente llegaba, las consignas del templete bajaban y los “Vivaaaa” se hacían cada vez más escuchados. “Zapata vive, la lucha sigue” Como quien recuerda a quien aquí lucho, la inspiración, la sangre dejada en el mismo lodo que hoy pisamos. La escuelita zapatista comenzó en el momen-to mismo que a cada uno y cada una de l@s alumn@s le asignaron su guardián/a, su “vo-tán”. Uno se acercaba a la mesa, con sus datos,

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se registraba y enseguida una capucha amiga asomaba al saludo. Juan Gabriel digamos que es el nombre de esa persona maravillosa que a partir de ese momento compartiría el andar de los días conmigo, con quien charlaría, más allá de que el no habla español sino Tzotzil, uno de los 5 idiomas originarios de las comunida-des mayas zapatistas (los otros 4 son Choles, Zoques, Tzeltal y Tojolabal).  L@s guardianes eran l@s mism@s zapatistas, bases de apoyo de sus comunidades que serían l@s encargad@s de cuidarnos y contarnos sus luchas durante la larga noche de los 500 años, cumpas que no pasaban los 20 años, generaciones criadas en territorio autónomo, mujeres con sus niñ@s a cuestas, también había guardianes ya más adultos que resisten en este territorio desde antes de la llegada del EZLN, un crisol de compañeros y compañeras dispuestos en todo momento a cuidarnos y a hacer de nuestra estadía en su territorio un momento agradable. Desde ese instante nos movimos juntos para todos lados. Enseguida saco de su mochila dos platos y dos vasos y nos acercamos a esperar

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bajo una lluvia constante un poco de café y frijoles para compartir bajo el refugio que nos ofrecía el comedor.

Caminamos tod@s riendo en el fangoEn la cola del almuerzo, la lluvia riega esta bienvenida“Viva la tortilla insurgente de maíz” “Vivaaaaaaaa”¿Existe autonomía más grande que poder pro-ducir nuestra propia comida?

Veinticuatro de diciembre, un café y a dormir temprano, mañana iremos desde los caracoles hacia los municipios autónomos y de ahí cada un@ ira a una comunidad con una familia que nos va a recibir.Esta vez el transporte fue una camioneta, con una caja muy grande donde entrábamos unas 20 personas. Luego de un desayuno de fri-joles, tortillas y café salimos en camionetas, atravesando caminos de selva marcados por la rebelión. Cada un@ con su guardián/a, de ahí en más seria mi compañía en todo lo expe-

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rimentado. Nos tocó compartir los días con la gente del municipio autónomo San Pedro Polho, paraje ubicado a unas dos horas de camioneta saliendo desde el caracol de Oven-tik. La llegada fue completamente surrealista, un portón dividía al municipio autónomo del resto del territorio, el cartel en la puerta nos comunicaba que a partir de ahí era zona rebelde liberada, desde adentro las capuchas esperaban la llegada de l@s estudiantes de la escuelita, todo el pueblo estaba allí presente. Las mujeres y las niñas con sus coloridos ves-tidos, la banda lista para darle ritmo a nuestro arribo y las comunidades saludaban nuestro desfilar alegre por estar donde teníamos que estar. Las trompetas y los trombones sonaban a la par de los bombos con platillos y la músi-ca comenzaba a ser la alegría manifestada en melodía que se volvería costumbre dentro de nuestro pasar por esta experiencia zapatista.  Como todavía faltaba un rato para la comida, la bienvenida desencadeno en un gran baile en el playón. A la orquesta ya descripta se le sumo un grupo de mariachis con violines bajo

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y guitarrón, desde el escenario otr@s compás tocaban batería y marimba, variedad musical poniendo de fiesta el playón, esperando que el maíz nos alimente, que se cocine el frijol. Esa noche comimos tod@s en el comedor, tomando café y aprendiendo palabras en Tzo-tzil (picante si dice ich). Luego, con la noche ya cubriendo los altos de Chiapas, subimos nuevamente al camión, viajando por una hora más en una espesa y virtuosa oscuridad. Ahí ya fuimos dividid@s de a un@ por comunidad, los próximos días los pasaría en la casa de una familia que me iba a recibir, siempre acompa-ñado de Juan Gabriel, mi amigo guardián, con quien a esta altura y pese a hablar el en tzotzil y yo en castilla (así se refieren cuando hablan del idioma que nosotr@s le decimos español) nos comenzábamos a entender mejor gracias a otras sensibilidades más allá del lenguaje, las miradas, los gestos, las ganas de comunicar-nos. Bajamos sobre la ruta, en la comunidad Taquiuku (Río seco, en castilla) De la ruta caminamos selva adentro , internándonos en la abundante vegetación, enterrando las botas en

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el lodo, caminando entre cafetales humedeci-dos por la lluvia que hace minutos los regó. Al rato de caminar, llegamos a la casa de María, Jacinto y su hija Celestina que con café caliente celebramos el encuentro y nuestra llegada a casa. La casa era de madera, estaba rodeada por centenares de maíces y un cafetal de dónde provenía el mismo café que hoy tomo al redac-tar. Alumbrada por las velas, calentada por el fuego de la leña, la casa nos recibía con afecto y Jacinto se ocupaba de traducirme todas las cosas que yo no entendía y quería saber cuán-do ell@s hablaban en Tzotzil. Nos saludamos y cada un@ se fue a dormir. Mi corazón quedo contento y antes de entrar en sueños reflexio-naba sobre la rebeldía y la alegría que significa el estar compartiéndonos. Los días en la casa transcurrieron entre tra-bajos manuales y lecturas. Las mañanas co-menzaban temprano, con María cocinando la base de la alimentación zapatista, las tortillas de maíz caseras, hechas con el alimento que aquí se ha cosechado. Jacinto bajaba por las mañanas al río a buscar el agua, que la traía

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en un bidón de tipo naftero, grande, que de una forma muy ingeniosa lo cargaba como si fuera una mochila. Juan Gabriel, a esta altura ya había entendido que a mí me encantaba un tema de Ska-P que tenía en su celular (El vals del obrero) y todas las mañanas me levantaba haciéndolo sonar mientras en mi despertar juntos cantábamos. Los cafetales que rodeaban toda la casa estaban dando frutos que había que cosechar y con paciencia entre tod@s nos ocupamos de juntar el fruto que se volvería café. En las tardes, después de los almuerzos que sucedían tardíos, tipo 3, nos sentábamos en la puerta de la casa a leer los cuadernillos sobre autonomía que nos habían dado. Yo leía en vos alta y cuando había algo que me daban ganas de preguntar lo charlaba con Jacinto, que hablaba un español fluido y se encargó de sacarme las dudas que podría tener sobre lo que los libros decían. Los municipios autónomos rebeldes, conoci-dos como MAREZ ( Municipios autónomos rebeldes zapatistas) son el segundo eslabón organizativo de las

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comunidades zapatistas, que está dividida en caracoles, donde funcionan las juntas del buen gobierno, el hospital, el colegio secundario, un comedor, la oficina de las mujeres por la digni-dad y demás lugares que componen este centro organizativo vital. Luego están los municipios autónomos, que en el caso de San Pedro Polho estaba compuesto por un espacio-territorio liberado donde funcionaba la escuela primaria, la salita, comercios colectivos de abarrotes, playones deportivos, etc. El tercer eslabón de esta cadena son las comunidades y las bases de apoyo zapatistas, formadas por decenas de co-munidades que se desprenden de cada muni-cipio formando una red de apoyo mutuo muy interesante. Las juntas de buen gobierno están formadas por integrantes tanto de las comu-nidades como de los municipios autónomos, mujeres y hombres, ejerciendo los cargos de autoridad no como una figura política perso-nalista, sino como una responsabilidad asumi-da en este cuento de autogobernarse, rotando por periodos cortos en los cargos, mandando obedeciendo.

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Luego de un arribo emocionante donde las autoridades municipales nos dieron la bienve-nida, seguimos la tarde-noche al ritmo de la batería y la marimba, bailando alegres, feste-jando junt@s este encuentro que en esa noche comenzaba. ¿Qué teoría puede ser más real que la autono-mía ejercida como práctica, como realidad?Los y las zapatistas pusieron en palabras toda su experiencia organizativa de estos 20 años en cuatro libros contados en primera persona que narran las experiencias de comenzar a organi-zarse con l@s demás. Las temáticas son muy claras “Gobierno autónomo 1” “Gobierno au-tónomo 2” ““Participación de las mujeres en el gobierno autónomo” “Resistencia autónoma”. En estos libros, los y las zapatistas se encarga-ron de contarnos y contarse cuales fueron sus procesos en estos 20 años de construcción de autonomía en salud, educación, soberanía ali-mentaria, territorial y económica, organización y participación de las mujeres en el gobierno autónomo, resistencia política, ideológica y

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cultural.Todo gira alrededor de esa autonomía, de esa capacidad de poderse organizar para traba-jar la tierra, para tener que almorzar, a partir de encarar los procesos de manera colectiva, donde nadie es más que nadie y donde el com-partir se convierte en la manera más radical de plantarse ante los acosos del mal gobierno. “Aquí el pueblo manda y el gobierno obedece” me contaba a mí y a la inmensidad un cartel a escasos metros de la entrada al caracol.

El ejemplo más claro, la foto más contundente de las realidades por estas zonas me la dio el día que fuimos a trabajar a la milpa (planta-ción de maíz), en las parcelas colectivas, de las cuales se alimentan tod@s los miembros de la comunidad. Hombres, mujeres, niños, niñas y ancian@s trabajando a la par, sembrando el maíz, sembrando el rábano. La tierra de l@s zapatistas está acostumbrada al trabajo manual, el azadón, la pala y el machete son las herramientas utilizadas para trabajar la tierra, los hombres y los niños metiendo pala

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y azadón para preparar la tierra que las muje-res se ocupan de desgranar, para luego, tod@s junt@s sembrar con semillas colocadas cui-dadosamente a centímetros de distancia entre sí, abriendo un vientre en la tierra que de esta manera queda sembrada. Al terminar, el pro-motor de agroecológica se encargó de explicar un preparado de abono orgánico hecho a base de hojas, harina de maíz, azúcar y tierra, que luego de preparado quedo macerándose por 20 días hasta estar listo. A media mañana, luego de horas de desgranar tierra, paramos a des-cansar. Limonada y pozol (delicioso alimento preparado a base de maíz) para recargar las energías. Luego la jornada siguió, con tod@s content@s, ofreciéndole nuestro trabajo a la madre tierra que luego nos convidara el ali-mento. Aquí conviven zapatistas con indígenas originarios que no son de la organización. Por ejemplo, indígenas que reciben subsidios del PRI (partido político mexicano totalmente repudiable por muchas cosas que sería extenso explicar aquí), que los llaman priistas, apoya-dos por el mal gobierno también. Las diferen-

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cias quedan a la vista cuando uno observa a l@s zapatistas trabajar content@s y en colec-tivo, muy diferente a lo observado en la milpa de al lado donde un priista trabaja en soledad el suelo, arrojando pesticidas sobre el maíz, aplicando los regalos del oportunista y transgé-nico estado.La tierra y lo que ella nos da es para compartir, ya sea café o maíz, así lo entienden por estos lados este pueblo organizado, construyendo la autonomía con cada paso dado, con cada semilla orgánica que en el suelo van plantando. Despacio, pero constante, así como lo hacen los caracoles. La educación colectiva nos va a liberar, aprendiendo entre tod@s este camino de libertad, aprendiendo a partir del hacer, modo ancestral de traspasar los conocimien-tos.

El ultimo día que me toco estar en la comuni-dad fui invitado a una ceremonia de despedi-da, donde además de interesarse muchísimo en cómo me había sentido me regalaron el tesoro más hermoso que pude traerme de esas tierras

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(luego de evadir los absurdos controles del aeropuerto). Maíz con los colores del arco iris componiendo sus granos, café recién molido, nueva semilla que se ira a reproducir (mientras escribo, recibo noticias desde Morón, un her-mano me cuenta que el maíz broto, también lo hizo aquí en Capilla del Monte, semilla que en su devenir propagara la autogestión).“Acá nos reuníamos cuando estábamos en la clandestinidad, en el puente de aquí abajito los militares tenían desplegado un retén constante, miles de campesinos tuvieron que abandonar la zona de San Pedro Polho porque fueron desplazados por los paramilitares, que entra-ban quemando casas y secuestrando gente. No se nos hacía fácil llegar aquí, siempre veníamos a pie, con el azadón en la mano y si nos cruzá-bamos a alguien respondíamos que íbamos a trabajar. Nos reuníamos por las noches, para que el enemigo, es decir, el mal gobierno y sus paramilitares, no nos puedan encontrar”La ceremonia fue una mezcla de catolicismo mezclado con creencias mayas que vienen pasándose de generación en generación, pi-

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diéndole a la madre tierra que nos cuide, que no nos pase nada, al igual que lo hacían sus antepasados. Cuando termino el rezo las mu-jeres de la comunidad hablaron en su lengua natal y mi guardián me conto que ellas querían saber algo sobre como había estado yo en esos días de visita en su comunidad, como se sentía mi corazón, así que pase y conté entre pala-bras quebradas de emoción cuales habían sido mis sensaciones luego de compartir estos días cargados de rebeldía y de autonomía practica y compartida.Esto es parte de la resistencia también, mante-ner vivas esas formas de agradecer, de ofrecerle a la tierra un rezo, un canto, por todo el ali-mento que a diario nos da.

San Pedro Polho es municipio autónomo desde 1997. L@s compás germinaron aquí su autono-mía y recibieron a centenares de compañer@s que de sus tierras fueron desplazados por los paramilitares  que el mal gobierno a armado para dispersar la rebeldía del pueblo, para ha-cer el trabajo sucio que los militares no pueden

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hacer. Cada golpe aquí es respondido con com-promiso colectivo y organización, cada caído es una excusa más para nunca claudicar, para seguir fomentando la autonomía, cada maíz que crece libre es más alimento para compartir, cada sol, cada luna que pasa, se avanza en este inclaudicable devenir, donde el compartir y el acompañarse son la moneda de cambio, donde el pueblo es quien dispone de cómo quiere que ser gobernado, donde las practicas realizadas aquí dicen más sobre autonomía que mil libros teóricos redactados. A la libertad se la hace caminando por el lodo, metiendo las botas bien adentro del barro, sembrando semillas de ese tiempo nuevo que se viene pulsando. El zapatismo es el hoy, está sucediendo, y es un faro alumbrando los sueños de quienes no creemos más en todo este crimen organizado y elegimos el apoyo mutuo y la organización an-tes de la resignación reinante. Autoridades que obedecen al pueblo, re significando la palabra mando. Hoy San Pedro Polho nos dice hasta luego, nuestro corazón está contento, y eso se nos

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nota a tod@s en los ojos. Otro mundo es posible y que bien que nos hace encontrarnos, reconocernos, saber que no estamos sol@s

El regreso al caracol se dio nuevamente en camioneta, encontrándonos nuevamente con tod@s l@s compás que volvían de vivir la experiencia individual de compartir los días, las mañanas, el trabajo y las formas de vivir diarias de las familias zapatistas.Al igual que el primer día que estuvimos en el caracol, el regreso hacia el mismo transcurrió con un plenario en el cual tod@s l@s partici-pantes de la escuelita tuvimos un par de horas y la libertad absoluta de hacer las preguntas que nos había quedado.

En el caracol de Oventik funciona la clínica “La guadalupana” Esta es una clínica central, comenzada a construirse en el año 1991, 3 años antes del levantamiento armado, ya que en la zona no existía ningún tipo de atención médica. Hoy en día, esta clínica coordina a las once micro clínicas que están dispersas por los

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diferentes municipios autónomos. Las clínicas están atendidas por promotores de salud que se capacitan continuamente y mutuamente. También las yerberas cumplen un papel muy importante, promoviendo y sociabilizando el conocimiento de plantas. Las hueseras se ocu-pan de todo lo que tenga que ver con los hue-sos, curando fracturas sin enyesar. Las parteras se ocupan del acompañamiento y de la venida al mundo de l@s pequeñ@s seres que vienen a continuar este camino.

El cierre de la escuelita se dio en un hermo-so mediodía donde el sol hacia transpirar las ganas y las palabras que bajaban del templete nos emocionaban “Cuando comenzamos este camino de la autonomía no sabíamos cómo había que hacerlo, no teníamos referencias ni ningún libro del que nos pudiéramos agarrar. No sabíamos cómo era esto de autogobernar-se, pero si sabíamos que podíamos hacerlo” “Ahora les queda a ustedes la responsabilidad de ver que es lo que hacen con lo que vieron y sintieron, lo que se llevan de acá adentro. Si

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siguen esos modos, esas formas individualis-tas que impone el capitalismo o si comienzan a construir colectivamente un mundo donde quepan muchos mundos”Luego de que las autoridades del caracol de Oventik, que no se presentaban ni con su nombre, es decir, más allá de ser autoridad hay una marcada des personificación de la indivi-dualidad, es uno él o la que habla, pero lo hace por tod@s, nos dejaron el micrófono libera-do para que cada participante de la escuelita pueda subir y contar cuales habían sido sus sensaciones, que cosas le habían pasado por su corazón en estos días de compartir el día a día en este territorio marcado a fuego y sudor por la resistencia y la rebelión. La palabra es compartida, como todo lo que acá adentro pasa. Luego de que l@s que quisimos pasamos al templete y contamos como estábamos se entonó el himno zapatista y también el de Mé-xico, a capela y con todo el playón cantando, bajaban las estrofas de su canto que dicen por ejemplo “Hombres niños y mujeres, el esfuerzo siempre haremos, campesinos y los obreros

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siempre juntos con el pueblo. Vamos vamos vamos vamos adelante, para que salgamos en la lucha avante, porque nuestra patria grita y necesita de todo el esfuerzo de l@s zapatistas” Y así como empezó, humilde y determinante, la escuelita se fue terminando, los abrazos en-tre visitantes y guardianes se impregnaban en las pieles y algunos se despedían ya del caracol. Nosotr@s nos quedamos unos días más dentro del caracol de Oventik, ya que los tres días que seguían, serían los festejos del vigésimo aniver-sario del levantamiento zapatista, y queríamos quedarnos al baile y la fiesta. Ya sin guardianes, fuimos ubicados en uno de los salones de la escuela secundaria rebelde autónoma zapatista (ESRAZ) donde acomoda-mos nuestras bolsas de dormir y nuestras mo-chilas. Luego de dormir esa noche, amaneci-mos al otro día con la noticia de que ese 29 de diciembre y con motivo de los festejos del 20 aniversario, se celebraría una jornada depor-tiva en el caracol, con el correr de la mañana fueron llegando niños, niñas, adolescentes de todas las comunidades cercanas que se fueron

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alistando en la mesa de control donde había un encargado de armar los grupos para los tor-neos de futbol vóley y básquet. Nosotr@s nos anotamos para participar en el futbol, fuimos eliminados en el primer partido, perdimos 3 a 1 contra un equipo de chicos que claramente tenían más manejo del campo de juego que nosotr@s. Esa noche, y las que le siguieron se vieron atravesadas claramente por el baile. “Los origi-nales de San Andrés” hacían vibrar la pista con su aguacero de corridos revolucionarios que hacían mover los cuerpos de l@s visitantes, l@s zapatistas y cualquier transeúnte que pasaba por ese lugar. La lluvia regaba los cuerpos dan-zarines que sonreían con cada movimiento. El 31 de diciembre amaneció nublado como casi todos los días, una nube cubría el caracol. A las 7:30 de la mañana el buen día lo dio una banda de cumbia tocándole a la nada o al todo el himno zapatista que oficiaba en ese día de despertador. De a poco, con la melodía, nos fuimos levantando y luego de una lavada de dientes ya estábamos bailando en el playón

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mientras esperábamos el desayuno en for-ma de frijol. El día siguió entre baile y baile, esperando la noche, donde sería el acto cívico central, donde se leería el comunicado donde l@s zapatistas contarían lo que tengan ganas de contar.

Cae un aguacero constante sobre este territo-rio liberado. A nadie le importa el agua, por eso cuando la música convoca, al playón nos acercamos. La comandanta Hortensia agarra el micrófono y nos cuenta a tod@s que “Hace 20 años decidimos votar a los partidos políticos a la basura” La piel se me vuelve emoción y me abrazo con todo mí alrededor. A las once e la noche en punto festejamos el aniversario y el año nuevo, porque l@s zapatistas manejan un horario de lucha que quedo desde la época del enfrentamiento armado, entonces, a todo lo que suceda, una hora le adelantamos.

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Todas bailanTodo se mueve y la nube se apodera del lugarHay músicos acá que pueden estar tocando días sin pararNadie consume alcohol, es un principio básico de esta rebeliónMejor estar atent@s y despiert@s para cuando nos necesite la digna rabia de esta insurrec-ción.Todos bailanY entre todas, formamos el calorFestejando veinte años del levantamiento armadoRecordando el camino de los que en la lucha han caídoLa mejor forma de recordarlos es la inquebran-table rebeldía  Una ronda de niños y niñas bailamos bajo la lluvia al ritmo de la batería y la marimba. Hacemos un circulo eterno, que gira hacia un lado y luego lo hace hacia el otro, cuidándonos entre tod@s, sabiendo que formamos parte de un nosotr@s. Se vuelve ritual de hermandad

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este baile que crece como el fuego y la palabra. ¿Hola que tal? Estoy escribiendo desde adentro de las comunidades zapatistas, esas mismas que pusieron su utopía a caminar y hoy feste-jan su autonomía y la mejor forma que encon-traron de hacerlo es invitando a l@s compás a que nos acerquemos a mirar y a escuchar, por-que saben que tampoco les pertenece a ell@s, que es algo más grande, y que es necesario acercarse a su puerta, a su ventana para poder-lo ver. Que hermosa responsabilidad que de aquí adentro nos llevamos! Nuevos giros darán nuestras vidas, cada un@ sabrá qué hacer con todo esto en su calendario, en su geografía. Hoy, acá, en los altos de Chiapas, en territo-rio liberado zapatista, festejamos con baile la rebeldía manifestada, la resistencia que pulsa el cambio. Bailándolo, volviendo a la música y al movimiento de los cuerpos una forma más de rebeldía.

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¿Puede existir una causa más real que l@s indigenas habitantes ancestrales de su espacio, de su geografia, plantándose contra el estado, es decir, el capital, es decir, el colonialismo que lo

quiere hacer desaparecer, desterrar? La tierra es su querencia, la resistencia a la

hegemonia colonial. Como hace 524 años.

Como ahorita, como siempre.