Los Valores de La Ciencia y Los Valores de La Democracia

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  MODULO XII: DEMOCRACIA Y DESARROLLO: RECONFIGURACIONES ESTATALES Y PLURINACIÓN LOS VALORES DE LA CIENCIA Y LOS VALORES DE LA DEMOCRACIA 1 CIDES  UMSA MAESTRÍA EN ESTUDIOS CRÍTICOS DEL DESARROLLO GESTIÓN 2013  2014 TEMA:  LOS VALORES DE LA CIENCIA Y LOS VALORES DE LA DEMOCRACIA  ESTUDIANTE: Zubieta Davezies Roberto Santiago  MODULO XII: DEMOCRACIA Y DESARROLLO: RECONFIGURACIONES ESTATALES Y PLURINACIÓN DOCENTE: Gonzalo Rojas Ortuste Ph.D.

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ciencia, sociedad y etica

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    LOS VALORES DE LA CIENCIA Y LOS VALORES DE LA DEMOCRACIA

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    CIDES UMSA

    MAESTRA EN ESTUDIOS CRTICOS DEL DESARROLLO

    GESTIN 2013 2014

    TEMA: LOS VALORES DE LA CIENCIA Y LOS VALORES DE LA DEMOCRACIA

    ESTUDIANTE: Zubieta Davezies Roberto Santiago

    MODULO XII: DEMOCRACIA Y DESARROLLO: RECONFIGURACIONES

    ESTATALES Y PLURINACIN

    DOCENTE: Gonzalo Rojas Ortuste Ph.D.

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    LOS VALORES DE LA CIENCIA Y LOS VALORES DE LA DEMOCRACIA

    Si nos aventuramos en el conocimiento y en la ciencia, lo hacemos tan slo para regresar mejor equipados para la vida.

    Johann Wolfgang von Goethe

    INTRODUCCIN

    El presente trabajo pretende reflexionar en torno a los posibles valores compartidos entre la ciencia y la democracia, entendidos ambos procesos sociales, como procesos fundamentales para cualquier nocin bsica de desarrollo, en base a una doble correspondencia planteada para esta ocasin, que hace nfasis en la produccin y aplicacin de conocimiento sobre la naturaleza y la sociedad (la ciencia), y sobre las relaciones humanas de reconocimiento mutuo, como forma especial (la democracia) de diseo y organizacin de las relaciones de poder. Considerando de suma importancia, explorar los mecanismos (en este caso ticos) por los cuales, resulta fundamental el acceso social y la ampliacin cada vez mayor de la ciencia y de la democracia en comn construccin, hacia las sociedades.

    El objetivo es reflexionar las formas en que estos procesos han compartido histricamente, valores y modos similares en su construccin social; en su necesidad de apertura a nuevos fenmenos y procesos observables, que de cierta forma, han cambiado anteriores formas de interpretar la naturaleza, la realidad y la sociedad; formas que si bien pueden entrar en pugna epistemolgica o social, necesitan de deliberacin, de crtica y de cuestionamiento constante para una mejora de los productos sociales a los que aspiran y logran.

    En el otro lado de la figura, la ciencia (a pesar de ser un campo social de relativa autonoma como contraposicin al siguiente planteamiento) presenta la forma instrumental de organizar las sociedades desde la visin de los poderes polticos e institucionales dominantes; lo que tambin puede entrar en contradiccin con una construccin democrtica en su acceso a ella, va consumo y distribucin de bienes sociales y culturales o va educacin y oportunidades; fortaleciendo por un lado, la base productiva de un modelo de alto desarrollo de fuerzas productivas y las tensiones sociales derivadas, atentando en los nuevos escenarios, contra los equilibrios ambientales como nueva problemtica civilizatoria, o desarticulando va aspiraciones construidas de consumo y acceso, a los grupos sociales que necesitan formas de reconocimiento por medio de si se quiere, una construccin colectiva de conciencia social.

    Para tales propsitos se ha recurrido principalmente a los trabajos de Taylor y Touraine, y de forma ms indirecta a Sanjins y Young en cuanto a las reflexiones que estos autores realizan sobre: deliberacin, diferencias, desacuerdos, reflexin, negociacin, dilogo, confianza colectiva, demandas de contrapeso al poder poltico, reconocimiento, multiculturalismo, pluralidad, construccin social de la democracia, comunitarismos culturales y cientficos, difusin y consumo de bienes culturales, despolitizacin, posibilidades de moral universal, e individuacin.

    De ese modo se percibe que existen elementos de correspondencia comn en el accionar social tico de la ciencia y de la democracia, desde una forma de requerimientos sociales, histricos y ticos compartidos para el accionar eficiente de ambas. Sin embargo la intencin es vislumbrar los elementos sociales e histricos de conflicto implcitos en la formulacin de esos procesos comunes. Lo que nos deriva a la identificacin de contradicciones estructurales, debido al carcter operativo que puede ejercer la ciencia, respecto a su sometimiento a las decisiones polticas y a los intereses econmicos que

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    pueden restringir, histricamente, las ampliaciones y aspiraciones democrticas de todo tipo. Sin embargo se debe recalcar, que la ciencia es tambin un campo autnomo de produccin que desde algunas de sus instituciones de produccin y gestin, reafirma insistentemente su carcter de independencia.

    Organizativamente el trabajo se divide en tres parte: la cuestin histrica y social de la ciencia respecto al desarrollo; los perfiles ticos compartidos pero a la vez de tensin entre ciencia y democracia; y las formas epistemolgicas que derivan de la diversidad de clivajes, estableciendo en la ciencia la capacidad portadora de un doble poder contradictorio. A su vez, los nuevos escenarios de la globalidad deben servir, para un estudio crtico de esos fenmenos.

    Ante la llamativa escases de bibliografa disponible sobre el tema, se trabaj mucho en una amplia revisin bibliogrfica para una aproximacin inicial al tema, encontrando muchas luces no desde las ciencias sociales propiamente dichas, sino desde la divulgacin cientfica como disciplina particular. El inters surge como ya se mencion, de la imprescindible necesidad de articular estos procesos para cualquier nocin de desarrollo, al ser procesos propios de las relaciones sociales, en su configuracin histrica y determinante para cada etapa de las civilizaciones, en especial la presente.

    HISTORICIDAD, DESARROLLO Y PROCESO SOCIAL DE LA CIENCIA

    Todos los conceptos referidos a procesos sociales, son histricos. Histricos tanto en sus definiciones interpretativas como en sus procesos reales de desarrollo efectivo en la prctica social. En nuestro caso, tanto la ciencia como la democracia son procesos que han cambiado en esa doble forma en el transcurso del tiempo, segn los espacios sociales en los que se han desenvuelto y, tambin en sus connotaciones conceptuales reflejadas en la cultura social. De esa forma, si bien siempre (al menos desde los inicios de la hominizacin) existieron formas de conocimiento social respecto a la naturaleza, y formas de organizacin del poder en contraposicin a los poderes dominantes, prescriptivos o restrictivos, la ciencia y la democracia denominadas como tales, reflejan un salto cualitativo en el desarrollo histrico de sus procesos, tanto en la realidad como en la cultura terica que se construye.

    Las redes de comunicacin global, desarrolladas en articulacin progresiva tras una permanente interaccin cultural a lo largo de la historia, han posibilitado la sobreposicin de tiempos histricos diferentes en espacios diferentes o por lo menos similares (parafraseando en cierta forma a Sanjins) de construccin social del conocimiento, no sin tensiones culturales provistas de formas de dominacin que imponan una forma especial tanto de conocimiento, como de organizacin social de la convivencia. El punto es, que la comunicacin cultural entre tiempos histricos diferentes, propici el acceso no sin irregularidades y tensiones, a un medio objetivo de mayor comprensin sobre las mltiples formas de la realidad y de la naturaleza, en base a bases instrumentales diferentes propias de cada pueblo y contexto. En especial, a partir de los puntos altos del desarrollo de la ciencia moderna, para que sta y sus aplicaciones tcnicas, logren en cierta forma, la recoleccin y sistematizacin del conocimiento social de la humanidad1 comunicada cada vez ms, en una red global de unin progresiva de centros de produccin directa o indirecta.

    1 No nos referimos nicamente al conocimiento local propio de cada tiempo histrico, sino a los medios y recursos sociales y naturales brindados por stos, como bases materiales para nuevas formas de vida social por medio del acceso a nuevas especies animales y vegetales, y de recursos naturales en general a instrumentalizar no sin tensiones a abstraer por el momento por medio de la tcnica.

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    De forma anloga a la siguiente cita de Gramsci, los logros de la ciencia no son nicamente de orden intelectual o metodolgico; sino que son la sntesis en permanente movimiento, de transmisiones sociales e histricas de dilogo humano con la naturaleza.

    Los principales instrumentos del progreso cientfico son de orden intelectual (y tambin poltico), metodolgico, y con entera justeza ha escrito Engels que los instrumentos intelectuales no surgieron de la nada, no son innatos en el hombre, sino que son adquiridos; se han desarrollado y se desarrollan histricamente. (Gramsci, 2001: 157).

    Por ejemplo, los pueblos rabes ofrecieron a la humanidad la simbologa de los nmeros arbigos y una versin desarrollada de la nocin matemtica del cero que hoy usamos de forma cotidiana; los pueblos asiticos, desarrollaron adems de la plvora y la brjula, el uso del papel y la impresin, resultando ser a la larga en elementos de trabajo fundamentales para el trabajo cotidiano de registro de datos y de escritura archivada sistemticamente. De igual modo, la divulgacin sobre la civilizacin occidental que comnmente establece su inicio en la cultura griega y romana, olvida con frecuencia la presencia y el dilogo cultural determinante con los pueblos fenicios, semitas, bizantinos, germanos, rabes, musulmanes, judos y latino occidentales. De modo que la denominada cultura occidental no se construy a s misma y por s misma, sino ms bien en base al producto social de conocimientos, saberes y recursos de pueblos de todo el mundo en permanente roce cultural, que tenan como nico obstculo temporal y no determinante, una situacin geogrfica que ofreca en parte, otro tipo de contexto material para la produccin de la vida social.

    En todo caso, todas las sociedades se tornan cada vez, ms interculturales, y a la vez se vuelven ms porosas y abiertas a la migracin cultural multinacional. Continuando con Taylor (1993: 98): En calidad de hiptesis, la afirmacin es que todas las culturas que han animado a sociedades enteras durante algn periodo considerable tienen algo importante qu decir a todos los seres humanos.. De modo que, los saberes y conocimientos de todos los pueblos son una construccin social, nunca individual ni aislada de la naturaleza, de la sociedad y de la pertenencia a una comunidad de origen pero tambin de permanente comunicacin y cambio. La ciencia es un proceso social dialogado de mltiples tiempos histricos, espacios y generaciones, como instrumentos colectivos que son historia colectiva objetivada2. Y desde luego estas son acepciones, muy identificadas tambin con la democracia.

    Ciencia y democracia son dos aspectos de la vida social, que sobre todo en la actualidad y en el futuro, son indispensables para cualquier proceso social de desarrollo. El desarrollo debe asumirse a partir de la relacin dialctica entre cambios cuantitativos y cambios cualitativos; y sobre todo, desde la nocin de movimiento, el cual hace mencin a la dinmica interna y externa propia de los fenmenos que posibilita que estos interacten entre s, y reconfiguren constantemente sus caractersticas y estados. La diferencia cardinal entre movimiento y desarrollo es que ste denota de manera ms explcita, un cambio cualitativo de lo inferior a lo superior en una ascendencia espiral segn las leyes de la naturaleza, donde cada momento dado contiene en parte, aspectos de lo viejo superado adems de la totalidad ntegra del fenmeno a manera de un holograma, como propuesta metodolgica propuestas por la dialctica y las teoras de la complejidad.

    2 En El oficio de cientfico Bourdieu nos dice: El sujeto de la ciencia no es el cientfico individual, sino el campo cientfico en cuanto universo de relaciones objetivas de comunicacin y de concurrencia reguladas en materia de argumentacin y de verificacin. Los cientficos jams son los genios singulares en que los convierte la historia hagiogrfica: son sujetos colectivos que, en tanto que historia colectiva incorporada, actualizan toda la historia pertinente de su ciencia ().. (Bourdieu, 2003: 125).

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    Un estudio crtico del desarrollo, adems de identificar las contradicciones entre la realidad y las teoras que en cierta fase pueden resultar dominantes, incorpora los nuevos escenarios de inflexin de la realidad que no se ven reflejados en las teoras debido a una falta de correspondencia histrica o bien poltica. Los nuevos escenarios de la vida social global y local nos muestran importantes formas de consumo social de la ciencia y la tecnologa, que generan paralelamente, nuevas formas instrumentales de organizar socialmente nuevas formas de participacin o democracias por medio de la comunicacin. De un tiempo a esta parte, la actual era de la informacin3 ha planteado una nueva base material para la socializacin, y para la democracia. En adelante se observan nuevas tendencias para la relacin entre ciencia y democracia, para su consumo individual y produccin social, y para las oportunidades que generan para su utilizacin de forma consciente o inconsciente.

    Sin embargo, Weber (2001: 94) nos adverta que Cualquier logro de la ciencia implica nuevas cuestiones y tendr que ser superado y envejecer irremediablemente. Lo que implica, si trasladamos este argumento a nuestra reflexin, que la sociedad informacional pondr en marcha nuevas cuestiones tanto para la ciencia, su consumo, su produccin y su divulgacin, como para la democracia y las nuevas formas de accin colectiva, individual y organizativa de sta, adems de las formas de acceso a estos dos procesos dentro de una base de consumo tecnolgico que no se resuelve sin ms, sino que est tambin sometida a las leyes del mercado y de acceso que impone la sociedad capitalista.

    En sntesis, los nuevos aconteceres estn dados por un modo capitalista de produccin basado en un modelo informacional de desarrollo que posibilitan la emergencia de una nueva estructura social (Castells, 1999). Estos rasgos con Touraine desde otro mbito, podran asemejarse como consecuencia histrica de la sociedad postindustrial, que desde luego genera nuevos escenarios para la democracia en todos sus niveles, y para la ciencia en todas sus formas de composicin y transformacin de una base social.

    Es necesario apuntar que ya son ms de quince aos desde la formulacin de estas cuestiones por Castells, sin embargo las mismas, como cuestiones propias del trabajo de la ciencia social, no slo tardan en instituirse cultural y cientficamente en su importancia para los nuevos aconteceres, sino que reflejan tendencias a mediano y largo plazo que reflejan la necesidad de posicionarse, como cuestiones de suma actualidad en base a sus desafos.

    En efecto, la capacidad o falta de capacidad de las sociedades para dominar la tecnologa, (), define en buena medida su destino, () aunque por s misma no determina la evolucin histrica y el cambio social, la tecnologa (o su carencia) plasma la capacidad de las sociedades para transformarse, (). (Castells, 1999: 33, Tomo I).

    La democracia resulta en estas circunstancias, como un aspecto de enorme necesidad histrica en todos los escenarios sociales, en especial, en el uso social de la ciencia y su gestin debido a los costos, riesgos y consecuencias humanas y ambientales desde hace tiempo ya vislumbradas. El problema radica ciertamente, en las enormes dificultades que implica la incorporacin de consumidores sociales (no slo mercantiles) de medios y de sistemas de comunicacin, en una gestin poltica y cientfica

    3 Castells especifica que todas las sociedades fueron sociedades de informacin y de conocimiento, ya que estos procesos, son parte esencial de cualquier forma de socializacin y gestin; sin embargo, lo que destaca ese apelativo para la era actual, es la capacidad de organizar la informacin en base a un paradigma tecnolgico informacional de procesamiento de esa informacin con base micro electrnica.

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    participativa, resultando aspectos pendientes de la amplitud democrtica en el desarrollo intrnseco e histrico de sta, para la participacin pblica al margen del paradigma recurrente que otorga a ciertos sectores de especialistas para nada imparciales, el encargarse de tales cuestiones. La problematizacin de estos elementos es un trabajo de suma importancia pero tambin de suma complejidad, que desde luego sobrepasan a los alcances de nuestra reflexin, pero que no impiden su planteamiento inicial.

    Un estudioso contemporneo de las relaciones entre tecnologa, tica y epistemologa en el contexto actual es Len Oliv, quien advierte que:

    En el siglo que se inicia, en virtud del coste social de sostener los sistemas de ciencia y de tecnologa, y dados los riesgos y las consecuencias de sus aplicaciones en la sociedad y en la naturaleza, es ms necesaria que nunca la participacin pblica en el diseo de polticas cientficas y tecnolgicas as como en su evaluacin, () (Oliv, 2007: 82).

    De modo que los viejos problemas del desarrollo, entre los que se encuentran las formas de democratizacin de polticas y lneas de gestin de la ciencia y de la tecnologa, hoy estn inmersos en escenarios ms delicados y decisivos dados los hechos ya conocidos desde hace algn tiempo, con respecto a la sostenibilidad de la relacin entre sociedad y naturaleza. El desarrollo cientfico determina en adelante el desarrollo de nuestra sociedad que a su vez determina el desarrollo cientfico (Morin, 2006: 77).

    Por otro lado, todos los pueblos poseyeron identificaciones histricas de democracia, aunque dentro de otros posibles conceptos y denominativos relativamente indiferentes al proceso social de administracin colectiva del poder en s. An sin ser democracias, en el sentido valorativo que formula sta, formularon por medio de sus reproductores culturales legtimos (sus lites polticas) la posesin de la forma ms elevada posible de involucrar al pueblo con el poder. En ese sentido y problemticamente, hubo muchas democracias denominadas a s mismas como tales, mostrando la movilidad del proceso democrtico, dentro de un desarrollo intrnseco propio. Por lo que en un sentido simplista, no habran sociedades no democrticas en el sentido del todo o nada, sino una democracia mvil (sujeta a desarrollo), que genera formas diferentes de s misma que segn caractersticas histricas, reflejan una mayor o menor correspondencia con el trmino lato.

    As como se ha impuesto culturalmente que no es ciencia cualquier tipo de conocimiento, tampoco sera democracia cualquier forma social de organizar el poder. Sin embargo nuestros trminos en cuestin, reflejan una dimensin cualitativa intrnseca que los destaca dentro de una dimensin superior. Sin embargo, Podra existir una ciencia funcional y una ciencia crtica, adems de una democracia funcional y una democracia crtica, en el sentido planteado por Sanjins (2009) respecto a la doble forma de la interculturalidad?. Una hiptesis rpida es que si.

    Segn Touraine (1997: 171) Nada est ms alejado del multiculturalismo que la fragmentacin del mundo en espacios culturales, nacionales o regionales extraos los unos a los otros, obsesionados por un ideal de homogeneidad y pureza que los asfixia (). Por ejemplo, el comunitarismo cientfico planteado por los nazis, nos muestra un ejemplo de pureza cultural, donde la comunitarizacin sin ms, demuestra la subordinacin plena del proceso a un poder poltico autoritario4.

    4 Por otro lado, esta historia prxima a la que se hace mencin, expuso un inters evidente por el reconocimiento (aunque contrario al reconocimiento en pro de la democratizacin) pero desde un inters probado de dominacin en todas las escalas, generando esta vez, una construccin de identidad moldeada por la necesidad desbordada de reconocimiento, que de doble forma, genera un falso reconocimiento

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    El multiculturalismo como medio de construccin social y de dilogo, debe relacionarse con los procesos sociales de la ciencia funcional para el trabajo por una ciencia crtica, partiendo desde la formacin de una cultura tecnolgica consciente de s misma, al ser parte inmanente de la cultura y del consumo cotidiano de instrumentos. El multiculturalismo hoy en da, puede verse potenciado por medio de mejores formas de acceso a las redes de comunicacin y a la exposicin de posiciones que sin una base material, serian an ms difciles de participar; desde luego esa base material contiene perspectivas de democratizacin pero dentro del marco de mltiples condicionantes que no se pueden obviar y resolver de forma automtica. Es ms, muchas formas de explosin culturalista han emergido como contrapoder a una lgica dominante planteada por la globalizacin, como modelo civilizatorio unificador. Las comunicaciones como perfil civilizatorio y democrtico poseen problemticas no slo de acceso sino de cultura tecnolgica, y sin esa cultura tecnolgica y sin una educacin pertinente y alfabetizadora sobre ella, es muy difcil utilizar de forma productiva para ciertos grupos, las nuevas herramientas de la comunicacin. El analfabetismo tecnolgico radica no slo en las restricciones de acceso, sino en las restricciones de cultura del uso instrumental. Este es un reto ms tanto para el multiculturalismo como para la gestin social de la ciencia.

    Potenciar el desarrollo de los sistemas tecnolgicos, entonces, no significa slo utilizar ms tecnologa; es tambin, y sobre todo, desarrollar cultura tecnolgica, es decir, entre la capacidad de disear, desarrollar utilizar, aprovechar y evaluar los sistemas tcnicos apropiados para los fines que persiguen agentes concretos, de carne y hueso. (Oliv, 2007: 70).

    Y esos agentes de carne y hueso, no poseen las mismas capacidades socialmente construidas, de empleo cotidiano y productivo de las herramientas tcnicas que por s mismas, implican un tipo especial de educacin definida principalmente por las circunstancias de un origen social especfico.

    COSTUMBRES Y HBITOS DE LA CIENCIA Y DE LA DEMOCRACIA

    La palabra tica viene de ethos, y la palabra moral de viene de moris, ambas palabras significan costumbre o hbito, por lo que a partir de esta consideracin, es que se har una reflexin acerca de las costumbres y los hbitos de la ciencia y de la democracia.

    De inicio, el tema tico es problemtico para la ciencia, ya que existen posiciones dominantes que insisten en que la ciencia no tiene moral y que es neutral. Que la ciencia puede servir tanto como para curar como para matar. A su vez, toda propuesta de democracia o toda accin democrtica encierra un tipo especial de tica, y todos los referentes tericos estudiados hacen alguna referencia a este proceso.

    Si bien Taylor (1993) no ha realizado un estudio metodolgico riguroso de las lneas de moralidad que interpreta para su construccin terica, si ha mencionado de forma clara los siguientes elementos: la moral tiene una voz interior, que significa estar en contacto con nuestros sentimientos morales en lo ms profundo de nosotros y que son propios de nuestra naturaleza. Se dira que nuestro autor es un hombre de su tiempo, pero una hiptesis inicial es que la tica es un tema de enorme complejidad, que necesita asumirse y plantearse de esa forma, siendo la tica de Taylor, una muestra de reduccionismo simple que se pretende desarrollar en el transcurso.

    En el otro extremo ponemos como ejemplo a tica del marxismo, que a grandes rasgos nos dice que la tica es de carcter histrico, razn por la cual no debe ser calculada para todos los tiempos, ni para todos los pueblos ni para todas las circunstancias; y que cada clase y cada ocupacin tienen su propia moral, por lo que ante planteado como necesidad por parte del enemigo. Esto surge tras un traslapo y reutilizacin de forma cuasi arbitraria pero til, de algunos de los temas planteados por Taylor (1993).

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    diferentes intereses diferentes morales. Con esto habra concluido que son las vctimas de la explotacin, quienes podran acceder a una tica universal y vlida con el fin de suprimir la explotacin del hombre por el hombre.

    Antes, Kant con su imperativo categrico como concepto del deber moral, estableca el obrar de forma que la accin pueda ser una ley universal, que el uso de la humanidad en la accin se haga como un fin y no como un medio, y que las acciones o mximas puedan servir para un reino universal de los fines. Entre los caminos a seguir para estos roles estaran dos opciones, el impuesto por una autoridad exterior o aquel en donde se utiliza la razn.

    Nuevamente desde un tema ms cercano a nuestro estudio, la tica habermasiana radica en el proceso discursivo y de argumentacin racional para la formacin de una voluntad comn.

    Todos estos ejemplos de lneas directrices para la democracia y para la forma de concebirla, nos aproximan a estos autores como los ms pertinentes para una aproximacin general del pensamiento tico resultante de la modernidad, al haber sido empleados directamente en nuestra revisin bibliogrfica, sobre la relacin entre tica y democracia. Se considera que tanto Taylor, el marxismo, Kant y Habermas poseen ms complejas y ricas posiciones sobre la tica que las enunciadas y resumidas aqu; sin embargo stas, son el resultado de interpretaciones dominantes divulgadas en la historia; y nos son tiles para formular la hiptesis bsica, de que expuestas de esa forma, caen en el sesgo de apelar a algn tipo de universalidad que reduce la necesaria complejidad del estudio de la tica.

    La insuficiencia inicial vislumbrada en Taylor, Kant y Habermas radica en obviar las condiciones sociales del contexto y de la historia, y no considerar la presencia no de un imperativo categrico universal sino de varios, antagonistas y simultneos, por lo que no existira una insuficiencia de imperativos sino de un exceso, adems de apelar a un escenario universal para la comunicacin, abstrado de condiciones sociales de las que emerge. Por otro lado, la insuficiencia del marxismo radica en apelar a una moral universal de la cual los oprimidos son los poseedores y legtimos portavoces, cuya misin es, convertirse ellos en opresores (al menos de forma temporal si nos referimos a la teora pura).

    Sobre Habermas, hay dos facetas de l que sern objeto de estudio en el presente trabajo, el de la tica comunicativa a tratar a continuacin, y el de la ciencia y la tcnica como ideologa a tratar ms adelante. En cuanto a la primera faceta, tanto Iris Young (1989) con su identificacin de presunta universalidad y neutralidad en la tica habermasiana, como Bourdieu respecto al mtodo que expone un absolutismo racionalista en la comunicacin, coinciden en muchos elementos.

    () la razn es histrica y de parte a parte y slo nos queda trabajar en crear las condiciones histricas en las que sta puede desplegarse. Esto es lo que yo llamo la Realpolitik de la razn. Combatir por la razn, por la comunicacin no distorsionada que hace posible el intercambio racional de argumentos, etc., es combatir muy concretamente, contra todas las formas de violencia y ante todo de violencia simblica. (Bourdieu, 2001: 190).

    Esto significa que una accin comunicativa no se da sin ms, ante la ausencia de condiciones que posibiliten un dilogo no distorsionado y coercitivo para toda argumentacin democrtica. Por lo que no se debe abstraer que no todos los agentes sociales estn en las mismas condiciones de ejercer por medio del discurso racional, su visin de democracia en base a demandas de reconocimiento y participacin. Estas

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    mismas condiciones son necesarias en el campo cientfico donde no se est libre de imperialismo y nacionalismos5. La moral devendra una investigacin de las condiciones necesarias para la libertad de la voluntad en cierto sentido, hacia cierto fin, y la demostracin de que estas condiciones existen. (Gramsci, 2001: 103).

    Por otro lado, es necesario identificar algunos elementos de la tica, presentes en la ciencia. Segn Marx, la ciencia y el trabajo son las principales fuerzas productivas al ser stas, las clulas de la produccin material, y, como fuerza productiva, la ciencia forma parte directamente de la estructura econmica de la sociedad. De igual modo y en contraposicin dialctica, la ciencia forma parte de las ideologas o superestructuras de la sociedad, al ser un reflejo sistemtico pero reflejo al fin de la realidad y de las leyes de la naturaleza en base a una interpretacin subjetiva del mundo objetivo; de modo que, la ciencia tambin forma parte de las formas de conciencia social. En este ejemplo, se observa de gran manera la recursividad dialctica que rompe todo determinismo econmico insistentemente planteado por la vulgarizacin a favor o en contra del marxismo. De ese modo, despus del necesario planteamiento de la ciencia como fuerza productiva, es justamente su connotacin contraria (dialcticamente) de superestructura social o forma ideolgica, lo que nos interesa para su tratamiento dentro de un perfil tico.

    Veamos qu dice Jacob Bronowsky, un importante divulgador cientfico respecto a la ciencia como superestructura social. La ciencia cambia nuestros valores en dos aspectos; introduce nuevas ideas en la cultura comn y subordina sta a la presin de los cambios tcnicos, del modo como lo hemos descrito, hasta que toda la base de nuestra cultura ha sido imperceptiblemente transformada. (Bronowsky, 1978: 6). Adems: Los conceptos de los valores son profundos y difciles precisamente debido a que cumplen las dos funciones siguientes: unen a los hombres en sociedades, y, sin embargo, les reconocen una libertad que les hace hombres individualizados. (Ibd., 1968: 49). Esto funciona con la ciencia y su impacto social en la cultura, pero veamos cmo el mismo autor plantea ticamente a la ciencia en el interior de su campo especfico de produccin:

    La ciencia comparte el trabajo de un hombre con el de otro, e inserta los distintos logros entre s. La ciencia no puede sobrevivir sin justicia, sin honor y sin mutuo respeto. (). Si estos valores no existieran, la sociedad formada por los cientficos tendra que inventarlos a fin de hacer posible la prctica de la ciencia. (). Quienes creen que la ciencia es neutra desde un punto de vista tico no hacen ms que confundir los descubrimientos de la ciencia que s son ticamente neutros, con la actividad cientfica, que no lo es. (). Esta es la razn por la que los valores de la ciencia resultan ser, sin duda alguna, los valores humanos, ya que los cientficos son hombres, son falibles y, por ser hombres deben estar dispuestos a corregir sus errores (). (Bronowsky, 1968: 56).

    Fue muy difcil encontrar alguna argumentacin de la prctica cientfica respecto a sus valores intrnsecamente necesarios, formulada desde las ciencias sociales, por lo que la divulgacin cientfica como disciplina especfica, fue la que nos proporcion este dato para ser considerado; el cual, nos expone a las costumbres o hbitos de la ciencia tan emparentados con la democracia y con sus lneas ticas como elementos indispensables para su construccin. Para esto se parte de que la ciencia no es un elemento etreo o un fetiche abstracto dado por una civilizacin tecnicista, sino un proceso social; y todo proceso social, involucra formas de organizacin de la prctica cotidiana respecto a la produccin de bienes materiales por un lado, y formas de produccin de tipos de

    5 No existen universales transhistricos de la comunicacin, existen formas sociales construidas de comunicacin que favorecen a la produccin de lo universal. Los lugares (topoi) son una manifestacin visible de la comunidad de problemtica, como acuerdo sobre los terrenos de desacuerdo que es indispensable para discutir (en lugar de mantener monlogos paralelos). (). No sobre la base de prescripciones o de proscripciones morales, sino creando las condiciones sociales de una confrontacin racional (). (Bourdieu, 2005: 126).

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    democracia para la configuracin de formas de poder por el otro. De modo que algn tipo de moralidad es inmanente para la vida social, y en su connotacin positiva no slo es inmanente sino necesaria, y mucho ms para una prctica social creativa y creadora.

    Adems del aporte desde la divulgacin cientfica, el aporte de un cientfico como Einstein nos sirve para reflexionar que:

    Si podemos estar de acuerdo en algunas proposiciones ticas fundamentales, entonces otras proposiciones ticas pueden derivarse de ellas con tal de que las premisas originales estn enunciadas de forma suficientemente precisa (). Para la pura lgica todos los axiomas son arbitrarios, incluyendo los axiomas de la tica. Pero no son en absoluto arbitrarios desde un punto de vista psicolgico gentico. Se derivan de nuestras tendencias innatas a evitar el dolor y la destruccin, y de la reaccin emocional acumulada de muchos individuos ante el comportamiento de sus vecinos. (Einstein, 2008: 672).

    El argumento anterior es producto del inters de un productor cultural motivado por la mejora de las relaciones sociales y humanas de su contexto y de los contextos futuros. Todo cientfico como ser social, est dotado de individualidad (el Sujeto con mayscula como el objetivo democrtico de Touraine) no slo dentro de su campo de accin sino tambin para con su entorno. Expone lneas de desarrollo desde su posicin. Lo cual complejiza la historia hagiogrfica de los cientficos, al estar stos, dentro de presiones sociales que se manifiestan en su propio campo autnomo. Sin embargo, al estar dotados de individualidad y estilo y ser Sujetos, son personajes que representan a la historia de la humanidad y sus logros, dentro del ciclo recursivo, necesario contradictorio entre sociedad e individuo, entre comunidad y Sujeto. Ahora veamos la propuesta de otro divulgador cientfico; muy conocido l, en su empeo por llevar la ciencia al pblico de a pie.

    En cuanto a concordancias histricas y medios comunes entre ciencia y democracia, Carl Sagan nos dice:

    Los valores de la ciencia y los valores de la democracia son concordantes, en muchos casos indistinguibles. La ciencia y la democracia empezaron en sus encarnaciones civilizadas en el mismo tiempo y lugar, en los siglos VII y VI a. J.C. en Grecia. La ciencia confiere poder a todo aquel que se tome la molestia de estudiarla (aunque sistemticamente se ha impedido a demasiados). La ciencia prospera con el libre intercambio de ideas, y ciertamente lo requiere; sus valores son antitticos al secreto. La ciencia no posee posiciones ventajosas o privilegios especiales. Tanto la ciencia como la democracia alientan opiniones poco convencionales y un vivo debate. Ambas exigen raciocinio suficiente, argumentos coherentes, niveles rigurosos de prueba y honestidad. (). Nos proporcionan medios para la correccin de nuestros errores (Sagan, 2005: 57).

    En ese sentido, los procedimientos sociales de la ciencia (antes que sus logros) no pueden ser de ninguna forma neutrales en una realidad social estructural y construida que no lo es; mucho ms si sus exponentes son seres dotados de individualidad, estilo y contexto social, y suponiendo su rol de productores y consumidores culturales ms all de su campo disciplinario. Los valores de la ciencia son absolutamente necesarios para el desarrollo de sta. Independencia y originalidad, disentimiento, libertad y tolerancia: stas son las necesidades primeras de la ciencia, y stos son los valores que, por si misma, exige y forma. (Bronowski, 1968: 55). Por lo que los valores de la ciencia, son valores que emanan de su propio mtodo.

    Como ltimo punto de este subtitulo es necesario recuperar opciones de tratamiento de la tica, desde la complejidad.

    La despolitizacin a tratar ms adelante es una forma de reduccin de la democracia. La vocacin poltica desde el sentido positivo de sta, debe ser implcita a la vocacin democrtica. Weber realiz un importante planteamiento de la tica desde una visin doble. Desde este punto de vista, la tica de la responsabilidad y la tica de la

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    conviccin no son trminos opuestos entre s; son elementos complementarios que deben concurrir a la formacin del hombre autntico, a la formacin del hombre que pueda tener vocacin poltica. (Weber, 2001: 77). Por otro lado Touraine (1997), de forma similar propone que la democracia considera como fundamental extender los espacios de libertad y responsabilidad. En ambas propuestas la responsabilidad es fundamental, y la conviccin se emparenta con la libertad, como capacidad de elegir desde la razn y de la imposicin.

    Para Edgar Morin, un empeado en el tratamiento de la complejidad sobre todo en la tica, El pensamiento complejo es el pensamiento que religa. La tica compleja es la tica de la religacin. (Morin, 2006: 218). Religacin y religin vienen de religare, que significa unin. La unin para la complejidad implica incorporar en el anlisis la recursividad organizativa de todos los elementos componentes, que en conjunto, son ms que la suma de las partes. Entre otras cosas la tica de la complejidad, implica asumir la incertidumbre del resultado, puesto que tras una apuesta y una estrategia indispensables que no pueden prever de forma absoluta la consecuencia derivada, se percibe la probabilidad de consecuencias inciertas o bien contrarias a una intencin y accin inicial justa. Es aqu donde cobra vital importancia el contexto de la accin, ya que no slo importan las intenciones sino las condiciones que impone el medio: La ecologa de la accin nos indica que toda accin escapa cada vez ms a la voluntad de su autor a medida que entra en el juego de las interretroacciones del medio en el que interviene. (Ibd., 2006: 47). A su vez esta tica no debe nunca perder de vista lo esencial por lo urgente, ni perder la unidad de la diversidad por la diversidad de la unidad.

    Es de especial inters para la ciencia y para la democracia, asumir la complejidad y no hacer distincin decisiva entre los medios y los fines. Por otro lado dentro de la poltica del sujeto, la autotica implica disciplinar el egocentrismo y desarrollar el altruismo. Por ltimo, estas interacciones de alto grado aleatorio juegan necesariamente entre la diferencia y la igualdad, no son slo como formas contradictorias sino tambin inseparables. (Touraine, 1997).

    CLASES, EPISTEMOLOGAS Y EL DOBLE PODER DE LA CIENCIA

    Touraine (1993) nos dice que la democracia debe definirse como la poltica del Sujeto, en tanto rgimen que posibilite al mayor nmero de personas, la mayor cantidad posible de medios y oportunidades de alcanzar su individuacin. A su vez segn nuestro autor, el multiculturalismo procura combinar la diversidad de las experiencias culturales con la produccin y la difusin masivas de los bienes culturales. (Touraine, 1993: 174).

    En este sentido, encontramos uno de los puntos altos a los que muchos tericos de la ciencia social han apuntado en su trabajo, respecto a una nocin de desarrollo integral, como aquel que permita el desarrollo de las capacidades humanas en los individuos; aquellas que dentro de sistemas no democrticos (en el amplio sentido), se ven restringidas en cuanto a formas de tipos de acceso. Marx por ejemplo, hablaba en sus trabajos de juventud sobre el hombre genrico, capaz de poseer las virtudes de la creacin creativa en base al desarrollo de sus talentos, y es parte esencial de su visin futura del ser humano, el trabajo creador y creativo, no como algo impuesto desde el exterior y cuyos productos le son ajenos (doble forma de enajenacin), sino como un medio para el desenvolvimiento de sus talentos plenos en un sistema social que brinde esas condiciones. Ese fue el deseo de una mxima democrtica.

    Sin embargo en sociedades desiguales, naturalizadas desde muchos sectores, los problemas de la democracia parten desde mucho ms abajo, desde la creacin de medios y espacios sociales para la deliberacin y el reconocimiento. Si bien la poltica

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    democrtica debe maximizar la libertad de expresin de las opiniones e intereses, esto es muy diferente de asegurar que las perspectivas de todos los grupos dispongan de voz (Young, 1989: 9), en el sentido de que las oportunidades de acceso y participacin estn sujetas a mltiples divisiones que repercuten en ltima instancia, en la posibilidad de individuacin y de construccin social de la democracia sujeta a un desarrollo propio por el que trabajar.

    Siguiendo con Touraine, la accin democrtica tropieza a la vez con obstculos sociales y obstculos culturales, que derivan en obstculos epistemolgicos como tipos de conocimiento propios de cada clivaje. Conocimiento derivado de una representacin y construccin social especfica, que delimita los mbitos posibles o deseables de comprensin de la realidad. Un ejemplo claro, es la economa poltica de Marx a la cual, slo desde la perspectiva de los trabajadores se poda acceder como una forma y mtodo de comprender las leyes del capitalismo. Es as que cada clase, genera consciente o inconscientemente, sus medios epistemolgicos propios, producto de sus condiciones sociales de existencia, de sus medios de toda naturaleza, y de sus intenciones y proyecciones de modificacin de esos medios. Las personas necesaria y correctamente consideran los asuntos pblicos en trminos influidos por su percepcin de las relaciones sociales. (Young, 1989: 4). Y una participacin en la esfera pblica de la ciencia y de la democracia, se realizar desde esa posicin en evidente lucha con posiciones contrapuestas.

    Es en esa misma lnea, que se considera que es fundamental para el tratamiento de la democracia, la necesidad de recordar la siguiente frase de Taylor (1993: 95): A menudo los propios protagonistas son los primeros en negar que sean tales consideraciones las que los impelen, se refiere a las formas de reconocimiento y aducen que sus motivos radican en otros factores como la desigualdad, la explotacin y la injusticia..

    Sin embargo la consideracin del tema clasista como elemento fundamental de las relaciones sociales y de la democracia, no debe conducirnos a un tratamiento simplista del asunto, producto de la divisin antagonista radical dada por la vieja ortodoxia de un marxismo inertemente tratado. Sin duda, la cuestin clasista (que tiene como base material la distribucin de recursos sociales de todo tipo en base al trabajo) es una cuestin difcil de negar aunque fcil de omitir de forma llamativa, el argumento dominante es que se aceptan ciertos tipos de desigualdad en toda sociedad, y los temas democrticos deben tratar sobre la base de ese axioma que no necesita demostracin. Sin embargo el tema de una inevitable presencia de las clases, no debe ocultar las formas de dominacin y desigualdad derivadas de esa realidad; la labor de la ciencia es tratar con la complejidad y no infravalorar la importancia de ciertas realidades, ni tampoco como sucedi en la tradicin pasada, aducir que ese tema de la realidad (el de las clases), es el nico argumento importante para todos los procesos sociales, siendo todos los dems, sus derivados.

    En la actualidad, el tema de las clases encierra una enorme complejidad ya advertida por Marx en su poca cuando deca que existen diversos espacios intermedios y de transicin entre las clases antagonistas6. Sin embargo la discusin cotidiana sobre las clases se remonta a su existencia (debido en cierta forma al parafraseo clsico de la

    6 () Tambin aqu Marx se refiere al capitalismo desarrollado ingls grados intermedios y de transicin (aunque incomparablemente menos en el campo que en las ciudades) encubren por doquier las lneas de demarcacin. () Hemos visto que la tendencia constante y la ley de desarrollo del modo capitalista de produccin es separar ms y ms del trabajo los medios de produccin (). (Marx, 1988: 1123).

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    dicotoma del todo o nada). En la sociedad post industrial y sobre todo la sociedad de la informacin tratada anteriormente, se observan nuevas formas de conflictos sociales difciles de reducir a un tema unidimensional; donde se presenta la posibilidad ya prevista por Marx, de traslados al interior del espacio social clasista. Dentro de esta tratativa Bourdieu (2001: 60) nos aclara de forma oportuna que por un lado existen las clases lgicas o tericas (las de la vieja dicotoma), pero tambin las clases probables; dadas por posiciones similares entre los agentes que los deriva a poseer intereses similares, aunque bien, no tengan plena conciencia de su identidad comn ni menos una forma de movilizacin compacta derivada, resultando los espacios sociales, conformados por clases probables o mviles de acercamiento o alejamiento en base a los medios de representacin que los agentes hacen del mundo social, y de su contribucin a la representacin de ese mundo. Todo dentro de un marco social e histrico especfico que brinda las condiciones; sin embargo, para esto juega un trabajo importante, la fabricacin simblica de los grupos por parte de los medios de construccin de identidad comn, en base a la accin democrtica.

    De modo que la llamada conciencia social producto del ser social, no es un proceso tan inmediato de formacin y de representacin, sino un producto tambin social sujeto a condiciones. El trnsito de la clase en s a la clase para s, no es tan lineal ni automtico, sino ante todo, un trabajo simblico para lo cual el estado de construccin permanente de la democracia y sus medios, configura una base objetiva y subjetiva de nuevos escenarios y posibilidades de exposicin para las demandas, adems de la convergencia histrica oportuna de stas. Un ejemplo breve nos muestran las pocas de dictadura o bien de crisis de la democracia representativa de nuestro pasado cercano, que nos muestran realidades diversas para la emergencia de voces propias de demanda.

    Dentro de los nuevos escenarios:

    Las batallas culturales cursivas de Castells son las batallas del poder en la era de la informacin. Se libran primordialmente en los medios de comunicacin y por los medios de comunicacin, pero stos no son los que ostentan el poder. El poder, como capacidad de imponer la conducta, radica en las redes de intercambio de informacin y manipulacin de smbolos, que relacionan a los actores sociales, las instituciones y los movimientos culturales, a travs de iconos, portavoces y amplificadores intelectuales. (Castells, 1999: 382, tomo III).

    En cuanto a las posibilidades de acceso a esos medios actuales de reproduccin cultural:

    La democracia cultural lucha por una parte para permitir que la mayor cantidad posible de culturas hagan uso de las tcnicas y los medios de comunicacin; por la otra, para restablecer la autonoma de culturas que slo pueden ser creadoras si son el producto de una colectividad real. (Touraine,xxx: 204).

    Dentro de esas formas de fabricacin simblica de los grupos es necesario recordar a grandes rasgos, un papel socialmente creado de la ciencia y la tecnologa. En su obra Ciencia y tcnica como ideologa, Habermas (1986) toca los siguientes puntos. La racionalizacin de la sociedad depende de la institucionalizacin del progreso cientfico; la ciencia y la tcnica cumplen hoy funciones de legitimacin del dominio, lo que implica formas de despolitizacin; antes como ahora los intereses sociales dominantes determinan la direccin funciones y velocidad del progreso tcnico; el progreso cientfico se convierte en fundamento de legitimacin de la dominacin, lo que sin embargo no reviste los medios de la vieja forma de ideologa.

    Por cierto, Iris Young (1989) tambin hace mencin a tericos modernos (aunque no menciona cules) que consideran a la sociedad del bienestar capitalista, como sociedad despolitizada.

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    De modo que dentro del papel poltico de la ciencia, los poderes dominantes llevan la delantera de su aplicacin instrumental, por medio de una ciencia de consumo, lo que puede entrar en contradiccin con una construccin democrtica en el acceso a la ciencia y la tecnologa, va consumo y distribucin de bienes sociales o va educacin y oportunidades de formacin cientfica e investigativa (y no tanto de profesionalizacin segn una mayor o menor sintona con las necesidades laborales del mercado). Poderes dominantes que fortalecen por un lado la base productiva de un modelo de alto desarrollo de fuerzas productivas y sus tensiones sociales derivadas, atentando contra los equilibrios ambientales como nueva problemtica civilizatoria, o desarticulando va aspiraciones construidas de consumo y acceso, a los grupos sociales que necesitan formas de reconocimiento por medio de si se quiere, una construccin colectiva de identidad social.

    De modo que La desposesin del saber, cursivas de Morin muy mal compensado por la vulgarizacin meditica, plantea el problema histrico clave de la democracia cognitiva. (Morin, 2006: 170). El reto est, en trabajar en una ciencia capaz de promover un uso consciente de las implicancias de uso social, opacado por sus formas de consumo instrumental en la vida cotidiana7. Una forma de democracia es el tratamiento cuidadoso de la ciencia, como forma ideolgica de mltiples facetas, para trasladarla al campo de las ideologas capaces de incidir en la estructura social para regular o al menos democratizar las relaciones entre saber y poder ya expuestas por Foucault. Los nuevos aconteceres mundiales y civilizatorios as lo requieren.

    Desde luego y como posible contrapeso, existen espacios de relativa autonoma para la prctica cientfica y su gestin, y las universidades y sus principios demuestran esa lucha ante la sociedad como una lucha histrica de independencia, reforzada en los ltimos tiempos por un amplio pluralismo que contrasta afirmaciones dentro del peso de los argumentos, generando entre los involucrados, capacidades para formar paralelamente juicios valorativos y morales. Y aqu es que la autonoma universitaria es imprescindible, en su mbito especficamente intelectual y moral. (Rojas, 2014: 2).

    Por otro lado, los recursos para la investigacin resultan ser camisas de fuerza para la prctica cientfica, promoviendo un sometimiento cuasi servicial, de intereses de otra naturaleza. Sagan pona el ejemplo de la carrera armamentista de la Guerra Fra, donde consideraba un desperdicio el elevadsimo gasto presupuestario del militarismo, que por cuestiones polticas, no poda utilizarse para las investigaciones y exploraciones espaciales que l tanto alent, para el descubrimiento de los secretos del universo.

    Son peligros para la democracia, el poder absoluto de los mercados y las dictaduras posibles de las comunidades; en otras palabras, los flujos desocializados de la economa financiera y la emergencia de regmenes neocomunitaristas. (Touraine; 1993). Y justamente si ampliamos el alcance de esos dos rasgos, los intereses econmicos y los nacionalismos exacerbados fueron nefastos en la historia del siglo XX, sin pretender tampoco asociar de manera lineal y simple, los comunitarismos con los nacionalismos agresivos.

    Dentro de este panorama, es difcil establecer predicciones futuras en la existencia de una insuficiencia de acciones que lo posibiliten medianamente.

    Realmente se prev en la medida en que se obra, en que se aplica un esfuerzo voluntario y, por tanto, se contribuye concretamente a crear el resultado previsto. La previsin se revela, por

    7 El nuevo poder cursivas de Castells reside en los cdigos de informacin y en las imgenes de representacin en tormo a los cuales las sociedades organizan sus instituciones y la gente construye sus vidas y decide su conducta. La sede de este poder es la mente de la gente. (Castells, 1999: 399, Tomo II).

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    consiguiente, no como un acto cientfico de conocimiento, sino como la expresin abstracta del esfuerzo que se hace, el modo prctico de crear una voluntad colectiva. (Gramsci, 2001: 139).

    En ese sentido, se vislumbra a la ciencia como un proceso social de un doble poder, de hecho contradictorio. El poder creativo de conocimiento de la naturaleza (individuacin como desarrollo de capacidades desde una construccin) para su aplicacin prctica, y el poder de someter ese conocimiento a las relaciones poltico institucionales de reproduccin de las formas de poder8. La libertad del sujeto lucha as en dos frentes para combinar identidad cultural y participacin en unos sistemas de accin instrumental. (Touraine, 1993: 301).

    Se propone que la ciencia posee las mismas virtudes y necesidades de la democracia expuestas anteriormente por Touraine, cuando menciona que el espritu democrtico es la libertad y la voluntad activa de liberacin y confianza en una capacidad colectiva de accin. En ese sentido La democracia se define en primer lugar por la preponderancia de las demandas privadas, individuales o colectivas, sobre los principios y objetivos del poder poltico. Este movimiento de abajo hacia arriba es el espritu democrtico mismo. (Touraine, 1993: 265). Y para estas nociones ticas que favorecen el poder creador de la ciencia, rescatamos los siguientes retos de una ciencia constructiva propuestos por Sagan (2005: 233), que desde luego son aplicables a la democracia: alentar el debate; los argumentos de autoridad tienen poco peso; barajar ms de una hiptesis; no comprometerse en exceso con la hiptesis propia; trabajar por que funcionen todos los eslabones de la cadena de argumentacin, no slo la mayora; preguntarse si la hiptesis puede ser falseada. A su vez los elementos con los que tener cuidados son: atacar al que discute y no a su argumentacin y confiar en los argumentos que emanan de la autoridad.

    Por ello, nuestro gran desafo es defender las propiedades temporales de la democracia, incluyendo sus procedimientos deliberativos, su capacidad de reflexin y de negociacin dialogada. (). Como lo expresa Tapia, la democracia es el arte de la pausa, del ritmo del aprendizaje colectivo y de la deliberacin pluralista. (Sanjines, 2009: 205).

    A su vez:

    La sociedad de los cientficos es sencilla debido a que tiene una finalidad orientadora: explorar la verdad. (). De las condiciones bsicas que forma los valores primarios se derivan, paso a paso, una gama de valores: disentimiento, libertad de pensamiento y palabra, justicia, honor, dignidad humana y respeto hacia uno mismo. (Bronowsky, 1968: 59).

    CONCLUSIONES

    Ante una realidad compleja y diversa, es necesario organizar una ciencia compleja e integral que producto de la creatividad y del trabajo humano y social, configure un escenario de dilogo permanente en base a la realidad para su actuacin en ella, por medio de los saberes y conocimientos de los mltiples contextos que ofrece una realidad global intercultural. Se debe tener el cuidado con que la lucha por la validez y la legitimidad de conocimientos dados, revista una forma extrema de lucha por la validez y la legitimidad de culturas o clivajes dados. El reconocimiento de otro es fundamental.

    Se considera que los estudios realizados sobre democracia y desarrollo durante el ltimo tiempo reciente, dejaron pendientes un estudio complejo de las clases sociales y sus implicancias en las configuraciones democrticas, y una aproximacin a las nuevas

    8 En sus Principios de economa poltica dice John Stuart Mill: Es indiscutible que todos los inventos mecnicos efectuados hasta el presente hayan aliviado la faena cotidiana de algn ser humano. Pero no es ste, en modo alguno, el objetivo de la maquinaria empleada por el capital. (). Es un medio para la produccin de plusvalor. (Marx, 1988: 451).

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    realidades sociales dadas por las actuales formas de comunicacin imperantes, y decisivas en la socializacin actual y futura.

    No existe una nocin de desarrollo desde el punto de vista de lo puramente cientfico, tecnolgico o econmico. La relacin de democracia en sus mltiples formas, incluidas las del sujeto y las del medio ambiente son fundamentales, para esto la participacin pblica es fundamental. La ciencia y la democracia estn sujetas a formas propias de desarrollo histrico interno, que coadyuvan decisivamente a la configuracin del proceso social de desarrollo en su totalidad.

    Si bien los logros, descubrimientos o resultados de la ciencia pueden considerarse neutrales, los mtodos de trabajo y de construccin social de la ciencia poseen procedimientos ticos indispensables para una labor eficiente. La ciencia desde su propio mtodo, necesita de los valores de la democracia, sobre todo, el dilogo y el reconocimiento de los argumentaciones diferentes.

    Los diferentes clivajes sociales o clases, generan tipos especiales de conocimiento desde su posicin. Sin embargo el reconocimiento y la democracia por s solos no brindan escenarios a todos para la participacin en la esfera pblica, es fundamental el medio de condiciones para la comunicacin democrtica. La democracia en el actual modelo de desarrollo informacin global, presenta una importancia radical para la participacin pblica, al presentarse problemas de carcter civilizatorio.

    La ciencia es un proceso de construccin social de mltiples generaciones y espacios, sin embargo, refleja la individualidad o capacidad de individuacin de sus representantes. La ciencia requiere el intercambio de ideas. Los comunitarismos en sus mltiples acepciones, incluidos los cientficos, son un peligro para la democracia.

    La tica no debe perder de vista el medio en el que se desenvuelven las acciones, el principio de incertidumbre est siempre presente en la determinacin de los resultados. El tema tico requiere un tratamiento complejo, y las construcciones tericas sobre la democracia deben considerarlo. No hay ticas universales ni imperativos nicos.

    La ciencia es una fuerza productiva por excelencia, que forma parte de la base productiva de la sociedad, sin embargo tambin forma parte de las superestructuras ideolgicas y formas de conciencia social, por lo que su repercusin cclica es constante.

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