Los Sacramentos de La Iglesia

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LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA SACRAMENTOS: ¿ POR QUÉ Y PARA QUÉ? "Los sacramentos están ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del Cuerpo de Cristo, y en definitiva, a dar culto a Dios; pero en cuando signos, también tienen un fin pedagógico. No sólo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y cosas; por esto se llaman sacramentos de la fe. Confieren ciertamente la gracia, pero también su celebración prepara perfectamente a los fieles para recibir con fruto la misma gracia, rendir culto a Dios y practicar la caridad" (Conc. Vaticano II. Sacrosanctum Concilium, 59) Sacramento Si buscamos en la Biblia la palabra "sacramento" no la encontraremos, por lo menos en el sentido que hoy le damos. Pero esto no quiere decir que no tengan fundamento bíblico. De hecho todos ellos fueron instituidos por Nuestro Señor Jesucristo. La palabra sacramento es de origen latino, los cristianos la usaron desde los primeros años para significar lo que se refería a los signos litúrgicos, celebraciones eclesiales y a los hechos sacros. Es decir, a los actos de culto. Pero con el correr del tiempo, esta palabra se dejó para referirse exclusivamente a los signos sagrados instituidos por Jesucristo. San Agustín, que vivió en el siglo IV, fue quien más contribuyó a la clarificación del concepto de "sacramento" y no fue hasta el siglo XII, que se fijó el número de sacramentos como siete. Los sacramentos, como hoy los presenta la Iglesia son: Actos salvadores de Cristo, que la Iglesia comunica al hombre mediante signos sensibles. ¿ Y qué quiere decir "signo sensible"?. Un signo sensible es un símbolo. Y un símbolo es una expresión figurada y visible o representación sensible, de una realidad invisible. El valor de un símbolo no está en lo que él es de por sí, sino en lo que indica, en lo que representa. No son simples ceremonias. Ordenados a la santificación de los hombres, a la edificación del cuerpo de Cristo y a dar culto a Dios, los sacramentos no solo suponen la fe, sino que también la fortalecen, la alimentan y la expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe. Los sacramentos nos dan o aumentan la Gracia Divina. a) Decimos que son actos salvadores, porque son acciones que salvan al hombre de situaciones concretas, llenándolo de la fuerza del amor, fruto de la muerte y resurrección de Cristo. Abarcan toda la vida del hombre en sus puntos más significativos.

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LOS SACRAMENTOS DE LA IGLESIA

SACRAMENTOS: POR QU Y PARA QU?

"Los sacramentos estn ordenados a la santificacin de los hombres, a la edificacin del Cuerpo de Cristo, y en definitiva, a dar culto a Dios; pero en cuando signos, tambin tienen un fin pedaggico. No slo suponen la fe, sino que a la vez la alimentan, la robustecen y la expresan por medio de palabras y cosas; por esto se llaman sacramentos de la fe. Confieren ciertamente la gracia, pero tambin su celebracin prepara perfectamente a los fieles para recibir con fruto la misma gracia, rendir culto a Dios y practicar la caridad" (Conc. Vaticano II. Sacrosanctum Concilium, 59)

Sacramento

Si buscamos en la Biblia la palabra "sacramento" no la encontraremos, por lo menos en el sentido que hoy le damos. Pero esto no quiere decir que no tengan fundamento bblico. De hecho todos ellos fueron instituidos por Nuestro Seor Jesucristo.

La palabra sacramento es de origen latino, los cristianos la usaron desde los primeros aos para significar lo que se refera a los signos litrgicos, celebraciones eclesiales y a los hechos sacros. Es decir, a los actos de culto. Pero con el correr del tiempo, esta palabra se dej para referirse exclusivamente a los signos sagrados instituidos por Jesucristo. San Agustn, que vivi en el siglo IV, fue quien ms contribuy a la clarificacin del concepto de "sacramento" y no fue hasta el siglo XII, que se fij el nmero de sacramentos como siete.

Los sacramentos, como hoy los presenta la Iglesia son: Actos salvadores de Cristo, que la Iglesia comunica al hombre mediante signos sensibles.

Y qu quiere decir "signo sensible"?. Un signo sensible es un smbolo. Y un smbolo es una expresin figurada y visible o representacin sensible, de una realidad invisible. El valor de un smbolo no est en lo que l es de por s, sino en lo que indica, en lo que representa.

No son simples ceremonias. Ordenados a la santificacin de los hombres, a la edificacin del cuerpo de Cristo y a dar culto a Dios, los sacramentos no solo suponen la fe, sino que tambin la fortalecen, la alimentan y la expresan con palabras y acciones; por eso se llaman sacramentos de la fe. Los sacramentos nos dan o aumentan la Gracia Divina.

a) Decimos que son actos salvadores, porque son acciones que salvan al hombre de situaciones concretas, llenndolo de la fuerza del amor, fruto de la muerte y resurreccin de Cristo. Abarcan toda la vida del hombre en sus puntos ms significativos.

En su nacimiento: Bautismo

En su crecimiento: Confirmacin

En las heridas del pecado: Reconciliacin

En su alimentacin: Eucarista

En la formacin de un hogar: Matrimonio

En la consagracin al servicio de la comunidad: Orden Sacerdotal

En la enfermedad: Uncin de los enfermos

b) Son actos salvadores de Cristo porque l es el verdadero autor, he aqu el valor del sacramento. Es Cristo quien bautiza, perdona los pecados o comunica el Espritu Santo. Recibir un sacramento es encontrarse personalmente con Cristo que salva.

c). Son actos que la Iglesia comunica porque fueron entregados a la Iglesia por Cristo para que los administrara a los hombres. Por lo que el sacramento debe administrarse conforme a lo establecido por la Iglesia y segn sus intenciones.

d) Son signos sensibles, porque el hombre necesita algo material para convencerse, darse cuenta, sentir la presencia de Dios. San Pablo nos lo recuerda " Si bien no se puede ver a Dios, podemos, sin embargo desde que l hizo el mundo, contemplarlo a travs de sus obras y entender por ellas que l es eterno, poderoso y que es Dios" (Rm 1,20) Jesucristo al instituir los sacramentos, tuvo presente esta necesidad que tiene el hombre de llegar a lo invisible a travs de lo sensible.

Para realizar estos sacramentos se necesitan dos cosas:

La forma: oracin o palabras que se pronuncian al administrar el sacramento

La materia: lo que se usa para el sacramento: el agua, el pan, el vino, el aceite, la imposicin de manos, la confesin de una culpa.

No es igual que aceptar una medalla o hacer algo bueno " que se acostumbra", sino que cada sacramento es un encuentro libre y personal con Cristo resucitado. Por lo tanto es necesario:

Tener fe

Conocer lo que se comunica

Quererlo recibir

Es necesario estar bautizado para recibir cualquier otro sacramento. Es indispensable estar en Gracia de Dios. Slo el Bautismo y la Reconciliacin dan de por s la Gracia, para cualquier otro sacramento es necesario arrepentirse de los pecados y confesarse antes.

Algunos sacramentos se pueden recibir una sola vez en la vida porque imprimen carcter indeleble, stos son: Bautismo, Confirmacin y Orden.

Gracia Divina

Cuando el hombre pec, se alej de Dios y desterr de l la posibilidad de responder a su vocacin que es la comunicacin con su Creador para llegar a su destino que es la eternidad. Desde el primer pecado, el hombre est inclinado al mal, condenado a la concupiscencia.

Dios en su infinita misericordia, no poda dejar al hombre abandonado y sabiendo que con sus solas fuerzas no podra conseguir su destino eterno, enva a su Hijo, para que con su muerte y resurreccin restaure la comunicacin que el hombre haba perdido con Dios.

Jesucristo nos trae la Gracia Divina, la Gracia del Espritu Santo, que tiene el poder de santificarnos, es decir, de lavarnos de nuestros pecados y darnos la posibilidad de responder a nuestra vocacin y destino.

Contra la inclinacin al mal que result del pecado, La Gracia Divina nos permite obrar el bien. Es una participacin de la vida de Dios. Es un favor, un regalo, un auxilio gratuito, que Dios nos da para responder a su llamada: llegar a ser hijos de Dios, participes de la naturaleza de la vida eterna.

Esta vocacin a la vida eterna es sobrenatural, depende enteramente de la iniciativa gratuita de Dios. Sobrepasa las capacidades de la inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana. El hombre slo debe estar dispuesto a que la Gracia acte en l y seguir la voz de su conciencia, para obrar segn la voluntad de Dios.

La Gracia de Dios nos introduce en la intimidad de la vida trinitaria:

Por el Bautismo, participamos de la gracia de Cristo

Como hijos adoptivos, podemos llamar Padre a Dios

Recibimos la vida del Espritu Santo que infunde la caridad y que forma la Iglesia

Sacramentales

Son signos sagrados instituidos por la Iglesia, creados segn el modelo de los sacramentos, por medio de los cuales se expresan efectos, sobre todo de carcter espiritual, obtenidos por la intercesin de la Iglesia. Por ellos los hombres se disponen a recibir el efecto principal de los sacramentos y se santifican las diversas circunstancias de la vida.

Se aplican a necesidades y a situaciones menos importantes que los sacramentos, no obtienen de por s la gracia santificante. Van en orden a la santificacin de ciertos ministerios eclesiales, de ciertos estados de circunstancias muy variadas de la vida cristiana, as como del uso de cosas tiles al hombre.

Algunos sacramentales son las bendiciones o consagraciones de objetos religiosos, el uso de agua bendita o velas bendecidas, la ceniza del mircoles de cuaresma, etc. Los sacramentales proceden del sacerdocio bautismal: todo bautizado es llamado a ser una "bendicin" y a bendecir.

Se abusa de estos sacramentales cuando se toman como cosas mgicas y no se usan con fe, o si en la prctica se les da ms importancia que a los mismos sacramentos.

Los sacramentales son parte de la religiosidad popular, expresiones en formas variadas de piedad tales como la veneracin a reliquias, visitas a santuarios, peregrinaciones, etc., agradables a Dios cuando ayudan a aumentar la piedad y la caridad fraterna.

Estas expresiones prolongan la vida litrgica de la Iglesia, pero no la sustituyen, por lo que conviene que estos ejercicios se organicen teniendo en cuenta los tiempos litrgicos para que conduzcan al pueblo a la celebracin y actualizacin del misterio pascual de Cristo.

Sacramentos de Iniciacin Cristiana

Mediante los sacramentos de la iniciacin cristiana, el Bautismo, la Confirmacin, y la Eucarista, se ponen los fundamentos de toda vida cristiana:

"La participacin en la naturaleza divina, que los hombres reciben como don mediante la gracia de Cristo, tiene cierta analoga con el origen, el crecimiento y el sustento de la vida natural. Los fieles renacidos en el Bautismo se fortalecen con el sacramento de la Confirmacin y finalmente, son alimentados en la Eucarista con el manjar de la vida eterna, y as, por medio de estos sacramentos de la iniciacin cristiana, reciben cada vez con mas abundancia los tesoros de la vida divina y avanzan hacia la perfeccin de la caridad"

(Pablo VI const. Apost. "Divinae consortium naturae" ).

Puestos al comienzo de la vida cristiana, los sacramentos de iniciacin son la condicin necesaria para el pleno desarrollo de esa vida futura y marcan todo el itinerario cristiano:

El Bautismo consagra en la Santsima Trinidad al nuevo cristiano, incorporndolo a la comunidad de la Iglesia

La Confirmacin le capacita para obrar el bien, como criatura nueva, aumentando su relacin con Dios, que se reflejan en la comunin de la Iglesia y en su servicio a los hombres.

La Eucarista actualiza la Salvacin que Cristo alcanz al hombre y le permite vivir mejor su ser cristiano, hasta alcanzar la plenitud en la vida eterna.LOS SIETE SACRAMENTOS:BAUTISMO

Mt 28, 19 Id, pues, y haced discpulos a todas las gentes bautizndolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espritu Santo,

Mc 16, 16 El que crea y sea bautizado, se salvar; el que no crea, se condenar.

Jn 3, 5 Respondi Jess: En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espritu no puede entrar en el Reino de Dios.

Hch 2, 38 Pedro les contest: Convertos y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisin de vuestros pecados; y recibiris el don del Espritu Santo;

Hch 16, 15 Cuando ella y los de su casa recibieron el bautismo, suplic: Si juzgis que soy fiel al Seor, venid y quedaos en mi casa. Y nos oblig a ir.

Hch 16, 33 En aquella misma hora de la noche el carcelero los tom consigo y les lav las heridas; inmediatamente recibi el bautismo l y todos los suyos.

Hch 22, 16 Y ahora, qu esperas? Levntate, recibe el bautismo y lava tus pecados invocando su nombre.

Rom 5, 3-4 O es que ignoris que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jess, fuimos bautizados en su muerte?

1 Cor 1, 13-16 Esta dividido Cristo? Acaso fue Pablo crucificado por vosotros? O habis sido bautizados en el nombre de Pablo? Doy gracias a Dios por no haber bautizado a ninguno de vosotros fuera de Crispo y Gayo! As, nadie puede decir que habis sido bautizados en mi nombre. Ah, s!, tambin bautic a la familia de Estfanas. Por lo dems, no creo haber bautizado a ningn otro.

1 Cor 6, 11 Y tales fuisteis algunos de vosotros. Pero habis sido lavados, habis sido santificados, habis sido justificados en el nombre del Seor Jesucristo y en el Espritu de nuestro Dios.

Col 2, 12 Sepultados con l en el bautismo, con l tambin habis resucitado por la fe en la accin de Dios, que resucit de entre los muertos.

Tit 3, 5 l nos salv, no por obras de justicia que hubisemos hecho nosotros, sino segn su misericordia, por medio del bao de regeneracin y de renovacin del Espritu Santo,

1 Pe 3, 21 a sta corresponde ahora el bautismo que os salva y que no consiste en quitar la suciedad del cuerpo, sino en pedir a Dios una buena conciencia por medio de la Resurreccin de Jesucristo,

CONFIRMACIN

Sab 9, 17 Y quin habra conocido tu voluntad, si t no le hubieses dado la Sabidura y no le hubieses enviado de lo alto tu espritu santo?

Hch 8, 14-17 Al enterarse los apstoles que estaban en Jerusaln de que Samaria haba aceptado la Palabra de Dios, les enviaron a Pedro y a Juan. Estos bajaron y oraron por ellos para que recibieran el Espritu Santo; pues todava no haba descendido sobre ninguno de ellos; nicamente haban sido bautizados en el nombre del Seor Jess. Entonces les imponan las manos y reciban el Espritu Santo.

Hch 13, 2-3 Mientras estaban celebrando el culto del Seor y ayunando, dijo el Espritu Santo: Separadme ya a Bernab y a Saulo para la obra a la que los he llamado. Entonces, despus de haber ayunado y orado, les impusieron las manos y les enviaron.

Hch 19, 1-6 Mientras Apolo estaba en Corinto, Pablo atraves las regiones altas y lleg a feso donde encontr algunos discpulos; les pregunt: Recibisteis el Espritu Santo cuando abrazasteis la fe? Ellos contestaron: Pero si nosotros no hemos odo decir siquiera que exista el Espritu Santo. l replic: Pues qu bautismo habis recibido?. El bautismo de Juan, respondieron. Pablo aadi: Juan bautiz con un bautismo de conversin, diciendo al pueblo que creyesen en el que haba de venir despus de l, o sea en Jess. Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Seor Jess. Y, habindoles Pablo impuesto las manos, vino sobre ellos el Espritu Santo y se pusieron a hablar en lenguas y a profetizar.

2 Cor 1, 21-22 Y es Dios el que nos conforta juntamente con vosotros en Cristo y el que nos ungi, y el que nos marc con su sello y nos dio en arras el Espritu en nuestros corazones.

Ef. 1, 13 En l tambin vosotros, tras haber odo la Palabra de la verdad, el Evangelio de vuestra salvacin, y credo tambin en l, fuisteis sellados con el Espritu Santo de la Promesa,

Heb. 6, 1-2 Por eso, dejando aparte la enseanza elemental acerca de Cristo, elevmosnos a lo perfecto, sin reiterar los temas fundamentales del arrepentimiento de las obras muertas y de la fe en Dios; de la instruccin sobre los bautismos y de la imposicin de las manos; de la resurreccin de los muertos y del juicio eterno.

EUCARISTA

Mt 26, 26-28 Mientras estaban comiendo, tom Jess pan y lo bendijo, lo parti y, dndoselo a sus discpulos, dijo: Tomad, comed, ste es mi cuerpo. Tom luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: Bebed de ella todos, porque sta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdn de los pecados.

Mc 14, 22-24 Y mientras estaban comiendo, tom pan, lo bendijo, lo parti y se lo dio, y dijo: Tomad, este es mi cuerpo. Tom luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos.

Lc 22, 19-20 Tom luego pan, y, dadas las gracias, lo parti y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mo. De igual modo, despus de cenar, tom la copa, diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre, que es derramada por vosotros.

Jn 6, 30-35 Ellos entonces le dijeron: Qu seal haces para que vindola creamos en ti? Qu obra realizas? Nuestros padres comieron el man en el desierto, segn est escrito: Pan del cielo les dio a comer. Jess les respondi: En verdad, en verdad os digo: No fue Moiss quien os dio el pan del cielo; es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo; porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo. Entonces le dijeron: Seor, danos siempre de ese pan. Les dijo Jess: Yo soy el pan de la vida. El que venga a m, no tendr hambre, y el que crea en m, no tendr nunca sed.

Jn 6, 48-58 Yo soy el pan de la vida. Vuestros padres comieron el man en el desierto y murieron; este es el pan que baja del cielo, para que quien lo coma no muera. Yo soy el pan vivo, bajado del cielo. Si uno come de este pan, vivir para siempre; y el pan que yo le voy a dar, es mi carne por la vida del mundo. Discutan entre s los judos y decan: Cmo puede ste darnos a comer su carne? Jess les dijo: En verdad, en verdad os digo: si no comis la carne del Hijo del hombre, y no bebis su sangre, no tenis vida en vosotros. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitar el ltimo da. Porque mi carne es verdadera comida y mi sangre verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en m, y yo en l. Lo mismo que el Padre, que vive, me ha enviado y yo vivo por el Padre, tambin el que me coma vivir por m. Este es el pan bajado del cielo; no como el que comieron vuestros padres, y murieron; el que coma este pan vivir para siempre.

1 Cor 10, 16 La copa de bendicin que bendecimos no es acaso comunin con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos no es comunin con el cuerpo de Cristo? Porque aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan.

1 Cor 11, 23-29 Porque yo recib del Seor lo que os he transmitido: que el Seor Jess, la noche en que fue entregado, tom pan, y despus de dar gracias, lo parti y dijo: Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mo.

Asimismo tambin la copa despus de cenar diciendo: Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mo. Pues cada vez que comis este pan y bebis esta copa, anunciis la muerte del Seor, hasta que venga. Por tanto, quien coma el pan o beba la copa del Seor indignamente, ser reo del Cuerpo y de la Sangre del Seor. Examnese, pues, cada cual, y coma as el pan y beba de la copa. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo.

RECONCILIACIN

Mt 16, 19 A ti te dar las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la Tierra quedar atado en los Cielos, y lo que desates en la tierra quedar desatado en los Cielos.

Mt 18, 18 Yo os aseguro: todo lo que atis en la Tierra quedar atado en el Cielo, y todo lo que desatis en la tierra quedar desatado en el Cielo.

Lc 15, 18-19 Me levantar, ir a mi padre y le dir: Padre, pequ contra el Cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trtame como a uno de tus jornaleros.

Jn 20, 21-23 Jess les dijo otra vez: La paz con vosotros. Como el Padre me envi, tambin yo os envo. Dicho esto, sopl sobre ellos y les dijo: Recibid el Espritu Santo. A quienes perdonis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengis, les quedan retenidos.

Hch 19, 18 Muchos de los que haban credo venan a confesar y declarar sus prcticas.

1 Cor 5, 3-5 Pues bien, yo por mi parte corporalmente ausente, pero presente en espritu, he juzgado ya, como si me hallara presente, al que as obr: que en nombre del Seor Jess, reunidos vosotros y mi espritu, con el poder de Jess Seor nuestro, sea entregado ese individuo a Satans para destruccin de la carne, a fin de que el espritu se salve en el Da del Seor.

2 Cor. 2, 6-11 Bastante es para ese tal el castigo infligido por la comunidad, por lo que es mejor, por el contrario, que le perdonis y le animis no sea que se vea se hundido en una excesiva tristeza. Os suplico, pues, que reavivis la caridad para con l. Pues tambin os escrib con la intencin de probaros y ver si vuestra obediencia era perfecta.

Y a quien vosotros perdonis, tambin yo le perdono. Pues lo que yo perdon -si algo he perdonado- fue por vosotros en presencia de Cristo, para que no seamos engaados por Satans, pues no ignoramos sus propsitos.

2 Cor 5, 18-20 Y todo proviene de Dios, que nos reconcili consigo por Cristo y nos confi el ministerio de la reconciliacin.

Porque en Cristo estaba Dios reconciliando al mundo consigo, no tomando en cuenta las transgresiones de los hombres, sino poniendo en nosotros la palabra de la reconciliacin. Somos, pues, embajadores de Cristo, como si Dios exhortara por medio de nosotros. En nombre de Cristo os suplicamos: reconciliaos con Dios!

Sgo 5, 16 Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados y orad los unos por los otros, para que seis curados. La oracin ferviente del justo tiene mucho poder.

1 Jn 1, 8-9 Si decimos: No tenemos pecado, nos engaamos y la verdad no est en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es l para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia.

UNCIN DE LOS ENFERMOS

Mc 6, 5 Y no poda hacer all ningn milagro, a excepcin de unos pocos enfermos a quienes cur imponindoles las manos.

Mc 6, 12-13 Y, yndose de all, predicaron que se convirtieran; expulsaban a muchos demonios, y ungan con aceite a muchos enfermos y los curaban.

Lc 13, 12-13 Al verla Jess, la llam y le dijo: Mujer, quedas libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos. Y al instante se enderez, y glorificaba a Dios.

Hch 9, 17-18 Fue Ananas, entr en la casa, le impuso las manos y le dijo: Sal, hermano, me ha enviado a ti el Seor Jess, el que se te apareci en el camino por donde venas, para que recobres la vista y seas lleno del Espritu Santo. Al instante cayeron de sus ojos unas como escamas, y recobr la vista; se levant y fue bautizado.

1 Cor 12, 9 a otro, fe, en el mismo Espritu; a otro, carismas de curaciones, en el nico Espritu;

1 Cor 12, 30 Todos con carisma de curaciones? Hablan todos lenguas? Interpretan todos?

Sgo 5, 14-15 Est enfermo alguno entre vosotros? Llame a los presbteros de la Iglesia, que oren sobre l y le unjan con leo en el nombre del Seor. Y la oracin de la fe salvar al enfermo, y el Seor har que se levante, y si hubiera cometido pecados, le sern perdonados.

ORDEN SACERDOTAL

Mt 18, 18 Yo os aseguro: todo lo que atis en la tierra quedar atado en el cielo, y todo lo que desatis en la tierra quedar desatado en el cielo.

Lc 10, 16 Quien a vosotros os escucha, a m me escucha; y quien a vosotros os rechaza, a m me rechaza; y quien me rechaza a m, rechaza al que me ha enviado.

Lc 22, 19 Tom luego pan, y, dadas las gracias, lo parti y se lo dio diciendo: Este es mi cuerpo que es entregado por vosotros; haced esto en recuerdo mo.

Lc 24, 47 y se predicar en Su nombre la conversin para perdn de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusaln.

Jn 12, 20-22 Haba algunos griegos de los que suban a adorar en la fiesta. Estos se dirigieron a Felipe, el de Betsaida de Galilea, y le rogaron: Seor, queremos ver a Jess. Felipe fue a decrselo a Andrs; Andrs y Felipe fueron a decrselo a Jess.

Jn 15, 5 Yo soy la vid; vosotros los sarmientos. El que permanece en m y yo en l, se da mucho fruto; porque separados de m no podis hacer nada.

Hch 6, 6 los presentaron a los apstoles y, habiendo hecho oracin, les impusieron las manos.

Hch 15, 2-6 Se produjo con esto una agitacin y una discusin no pequea de Pablo y Bernab contra ellos; y decidieron que Pablo y Bernab y algunos de ellos subieran a Jerusaln, donde los apstoles y presbteros, para tratar esta cuestin. Ellos, pues, enviados por la Iglesia, atravesaron Fenicia y Samaria, contando la conversin de los gentiles y produciendo gran alegra en todos los hermanos. Llegados a Jerusaln fueron recibidos por la Iglesia y por los apstoles y presbteros, y contaron cuanto Dios haba hecho juntamente con ellos. Pero algunos de la secta de los fariseos, que haban abrazado la fe, se levantaron para decir que era necesario circuncidar a los gentiles y mandarles guardar la Ley de Moiss. Se reunieron entonces los apstoles y presbteros para tratar este asunto.

Hch 20, 17 Desde Mileto envi a llamar a los presbteros de la Iglesia de feso.

Hch 20, 28 Tened cuidado de vosotros y de toda la grey, en medio de la cual os ha puesto el Espritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que l se adquiri con la sangre de su propio Hijo.

Hch 21, 18 Al da siguiente Pablo, con todos nosotros, fue a casa de Santiago; se reunieron tambin todos los presbteros.

1 Tim 3, 1 Es cierta esta afirmacin: Si alguno aspira al cargo de epscopo, desea una noble funcin.

1 Tim 4, 14 No descuides el carisma que hay en ti, que se te comunic por intervencin proftica mediante la imposicin de las manos del colegio de presbteros.

1 Tim 5, 17 Los presbteros que ejercen bien su cargo merecen doble remuneracin, principalmente los que se afanan en la predicacin y en la enseanza.

2 Tim 1, 6 Por esto te recomiendo que reavives el carisma de Dios que est en ti por la imposicin de mis manos.

Tit 1, 5 El motivo de haberte dejado en Creta, fue para que acabaras de organizar lo que faltaba y establecieras presbteros en cada ciudad, como yo te orden.

1 Pe 5, 1 A los ancianos que estn entre vosotros les exhorto yo, anciano como ellos, testigo de los sufrimientos de Cristo y partcipe de la gloria que est para manifestarse.

MATRIMONIO

Gn 1, 26-28 Y dijo Dios: Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimaas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Cre, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le cre, macho y hembra los cre. Y bendjolos Dios, y djoles Dios: Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.

Gn 2, 18-25 Dijo luego Yahveh Dios: No es bueno que el hombre est solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada. Y Yahveh Dios form del suelo todos los animales del campo y todas las aves del cielo y los llev ante el hombre para ver cmo los llamaba, y para que cada ser viviente tuviese el nombre que el hombre le diera. El hombre puso nombres a todos los ganados, a las aves del cielo y a todos los animales del campo, mas para el hombre no encontr una ayuda adecuada. Entonces Yahveh Dios hizo caer un profundo sueo sobre el hombre, el cual se durmi. Y le quit una de las costillas, rellenando el vaco con carne. De la costilla que Yahveh Dios haba tomado del hombre form una mujer y la llev ante el hombre. Entonces ste exclam: Esta vez s que es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta ser llamada mujer, porque del varn ha sido tomada. Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne. Estaban ambos desnudos, el hombre y su mujer, pero no se avergonzaban uno del otro.

Mt 5, 31-32 Tambin se dijo: El que repudie a su mujer, que le d acta de divorcio. Pues yo os digo: Todo el que repudia a su mujer, excepto en caso de fornicacin, la hace ser adltera; y el que se case con una repudiada, comete adulterio.

Mt 19, 3-9 Y se le acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, le dijeron: Puede uno repudiar a su mujer por un motivo cualquiera? l respondi: No habis ledo que el Creador, desde el comienzo, los hizo varn y hembra, y que dijo: Por eso dejar el hombre a su padre y a su madre y se unir a su mujer, y los dos se harn una sola carne? De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios uni no lo separe el hombre. Dcenle: Pues por qu Moiss prescribi dar acta de divorcio y repudiarla? Dceles: Moiss, teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazn, os permiti repudiar a vuestras mujeres; pero al principio no fue as. Ahora bien, os digo que quien repudie a su mujer -no por fornicacin- y se case con otra, comete adulterio.

Mc 10, 2-12 Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: Puede el marido repudiar a la mujer?

l les respondi: Qu os prescribi Moiss? Ellos le dijeron: Moiss permiti escribir el acta de divorcio y repudiarla. Jess les dijo: Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazn escribi para vosotros este precepto.

Pero desde el comienzo de la creacin, l los hizo varn y hembra. Por eso dejar el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harn una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bin, lo que Dios uni, no lo separe el hombre. Y ya en casa, los discpulos le volvan a preguntar sobre esto. l les dijo: Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aqulla; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.

Lc 16, 18 Todo el que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con una repudiada por su marido, comete adulterio.

Rom 7, 2-3 As, la mujer casada est ligada por la ley a su marido mientras ste vive; mas, una vez muerto el marido, se ve libre de la ley del marido. Por eso, mientras vive el marido, ser llamada adultera si se une a otro hombre; pero si muere el marido, queda libre de la ley, de forma que no es adultera si se casa con otro.

1 Cor 7, 1-15 En cuanto a lo que me habis escrito, bien le est al hombre abstenerse de mujer. No obstante, por razn de la impureza, tenga cada hombre su mujer, y cada mujer su marido. Que el marido d a su mujer lo que debe y la mujer de igual modo a su marido. No dispone la mujer de su cuerpo, sino el marido. Igualmente, el marido no dispone de su cuerpo, sino la mujer. No os neguis el uno al otro sino de mutuo acuerdo, por cierto tiempo, para daros a la oracin; luego, volved a estar juntos, para que Satans no os tiente por vuestra incontinencia. Lo que os digo es una concesin, no un mandato. Mi deseo sera que todos los hombres fueran como yo; mas cada cual tiene de Dios su gracia particular: unos de una manera, otros de otra. No obstante, digo a los clibes y a las viudas: Bien les est quedarse como yo. Pero si no pueden contenerse, que se casen; mejor es casarse que abrasarse. En cuanto a los casados, les ordeno, no yo sino el Seor: que la mujer no se separe del marido, mas en el caso de separarse, que no vuelva a casarse, o que se reconcilie con su marido, y que el marido no despida a su mujer. En cuanto a los dems, digo yo, no el Seor: Si un hermano tiene una mujer no creyente y ella consiente en vivir con l, no la despida. Y si una mujer tiene un marido no creyente y l consiente en vivir con ella, no le despida. Pues el marido no creyente queda santificado por su mujer, y la mujer no creyente queda santificada por el marido creyente. De otro modo, vuestros hijos seran impuros, mas ahora son santos. Pero si la parte no creyente quiere separarse, que se separe, en ese caso el hermano o la hermana no estn ligados: para vivir en paz os llam el Seor.

1 Cor 7, 39 La mujer est ligada a su marido mientras l viva; mas una vez muerto el marido, queda libre para casarse con quien quiera, pero slo en el Seor.

Ef 5, 3 La fornicacin, y toda impureza o codicia, ni siquiera se mencione entre vosotros, como conviene a los santos.

Ef 5, 5 Porque tened entendido que ningn fornicario o impuro o codicioso -que es ser idlatra- participar en la herencia del Reino de Cristo y de Dios.

Ef 5, 21-33 Sed sumisos los unos a los otros en el temor de Cristo. Las mujeres a sus maridos, como al Seor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es Cabeza de la Iglesia, el salvador del Cuerpo. As como la Iglesia est sumisa a Cristo, as tambin las mujeres deben estarlo a sus maridos en todo. Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo am a la Iglesia y se entreg a s mismo por ella, para santificarla, purificndola mediante el bao del agua, en virtud de la palabra, y presentrsela resplandeciente a s mismo; sin que tenga mancha ni arruga ni cosa parecida, sino que sea santa e inmaculada. As deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos. El que ama a su mujer se ama a s mismo. Porque nadie aborreci jams su propia carne; antes bien, la alimenta y la cuida con cario, lo mismo que Cristo a la Iglesia, pues somos miembros de su Cuerpo. Por eso dejar el hombre a su padre y a su madre y se unir a su mujer, y los dos se harn una sola carne. Gran misterio es ste, lo digo respecto a Cristo y la Iglesia. En todo caso, en cuanto a vosotros, que cada uno ame a su mujer como a s mismo; y la mujer, que respete al marido.

Heb 13, 4 Tened todos en gran honor el matrimonio, y el lecho conyugal sea inmaculado; que a los fornicarios y adlteros los juzgar Dios.

1 Pe 3, 1-7 Igualmente, vosotras, mujeres, sed sumisas a vuestros maridos para que, si incluso algunos no creen en la Palabra, sean ganados no por las palabras sino por la conducta de sus mujeres, al considerar vuestra conducta casta y respetuosa. Que vuestro adorno no est en el exterior, en peinados, joyas y modas, sino en lo oculto del corazn, en la incorruptibilidad de un alma dulce y serena: esto es precioso ante Dios. As se adornaban en otro tiempo las santas mujeres que esperaban en Dios, siendo sumisas a sus maridos; as obedeci Sara a Abraham, llamndole Seor. De ella os hacis hijas cuando obris bien, sin tener ningn temor. De igual manera vosotros, maridos, en la vida comn sed comprensivos con la mujer que es un ser ms frgil, tributndoles honor como coherederas que son tambin de la gracia de Vida, para que vuestras oraciones no encuentren obstculo.