LOS PRÍNCIPES DE ASTURIAS RECIBEN A LOS NIÑOS DE … · Este año Benedicto XVI, en su Mensaje...

12
N Ú M E R O 2 9 5 O C S H A FEBRERO 2013 [ En Portada ] C arta C asa de 1 l 9 de mayo de 2013 se cumplirá el 170 aniversario de Infancia Misionera. En su nacimiento ni siquiera tenía nombre. Surgió de una manera inopinada y contra todo pronóstico. El entonces obispo de Nacy (Francia) tenía una gran inquietud misionera. Deseaba ir a Extremo Oriente. Allí, en China, tenía amigos misioneros, y con ellos mantenía frecuente contacto. Estos le hacían partícipe de sus inquietudes y problemas, sobre todo al contemplar cómo morían por carecer de recursos sanitarios, y sin recibir el Bautismo. Estas noticias inquietaban a Mons. Forbin Janson. Después de orar y buscar soluciones optó por la más arriesgada y, en boca de los expertos, la menos apropiada. Convocó a un grupo de niños de su diócesis y les pidió que le ayudaran a “salvar” a los niños de China. Una locura, pero dio buen resultado. ¿Qué tenemos que hacer? le preguntaban los incipientes misioneros. Colaborar con una oración diaria y un donativo mensual. Así, de esta manera, se extendió, primero por Francia y al poco tiempo por otros países. En España fue 9 años más tarde, por iniciativa de la reina Isabel II. Para conmemorar este nacimiento la Secretaría General de Infancia Misionera ha convocado un Concurso de Dibujo internacional. Se trata de que los niños de Infancia Misionera expresen con un dibujo qué es y significa Infancia Misionera, que tiene como lema “Los niños ayudan a los niños”. La idea tiene el atractivo de que el dibujo no conoce fronteras, ni lingüísticas ni culturales. Cada país es libre de optar por el procedimiento para al envío de dos dibujos para la etapa final internacional, no más tarde del 28 de febrero de 2013. En España ya se han secuenciado las dos etapas previas, la diocesana y la nacional. Cerca de 20.000 niños han presentado sus creaciones en sus respectivas diócesis, que ha elegido y enviado los mejores. De esta manera las 44 diócesis concursantes han podido presentar los dos dibujos seleccionados en la fase nacional. El jurado, nombrado a tal efecto por la Dirección nacional, ha elegido los tres mejores de los 88 presentados. Los ganadores, de Mallorca, Tenerife y Ciudad Real, han tenido el honor de recibir el premio de manos de SS. AA. los príncipes de Asturias en una recepción en el palacio de la Zarzuela, el pasado 9 de enero. En la Dirección nacional se ha habilitado un amplio espacio para la exposición de las 88 creaciones pictóricas de varias decenas de niños que han sido capaces de expresar con unos rasgos infantiles y unos colores elocuentes la singularidad de Infancia Misionera. Contemplar estas obras es descubrir que en el corazón del niño no hay fronteras ni separaciones. Todos ellos hablan de universalidad y solidaridad. La iniciativa de Mons. Forbin Janson ha tenido, 170 años después, fiel reflejo en estos trabajos. Una simple observación puede llevar a la conclusión de que todos son iguales, pero una remansada contemplación provoca en el visitante la consideración de que estos autores, además de artistas en ciernes, tienen un sentido misionero más allá de lo habitual. Luego Infancia Misionera es algo más que una simpática actividad para entretener a los más pequeños. Tal vez en su interior esté la obertura de la apasionante obra misionera que tuvo su origen en el mandato de Jesús. LOS PRÍNCIPES DE ASTURIAS RECIBEN A LOS NIÑOS DE INFANCIA MISIONERA E Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana

Transcript of LOS PRÍNCIPES DE ASTURIAS RECIBEN A LOS NIÑOS DE … · Este año Benedicto XVI, en su Mensaje...

NÚMERO 295

O C S H A

FEBRERO 2013

[En Portada]

CartaCasade

1

l 9 de mayo de 2013 se cumplirá el 170 aniversario de Infancia Misionera. En su nacimiento ni siquiera tenía nombre. Surgió de una manera inopinada y contra todo pronóstico. El entonces obispo de Nacy (Francia) tenía una gran inquietud misionera. Deseaba ir a Extremo Oriente. Allí, en China, tenía amigos misioneros, y con ellos mantenía frecuente contacto. Estos le hacían partícipe de sus inquietudes y problemas, sobre todo al contemplar cómo morían por carecer de recursos sanitarios, y sin recibir el Bautismo. Estas noticias inquietaban a Mons. Forbin Janson.Después de orar y buscar soluciones optó por la más arriesgada y, en boca de los expertos, la menos apropiada. Convocó a un grupo de niños de su diócesis y les pidió que le ayudaran a “salvar” a los niños de China. Una locura, pero dio buen resultado. ¿Qué tenemos que hacer? le preguntaban los incipientes misioneros. Colaborar con una oración diaria y un donativo mensual. Así, de esta manera, se extendió, primero por Francia y al poco tiempo por otros países. En España fue 9 años más tarde, por iniciativa de la reina Isabel II.Para conmemorar este nacimiento la Secretaría General de Infancia Misionera ha convocado un Concurso de Dibujo internacional. Se trata de que los niños de Infancia Misionera expresen con un dibujo qué es y significa Infancia Misionera, que tiene como lema “Los niños ayudan a los niños”. La idea tiene el atractivo de que el dibujo no conoce fronteras, ni lingüísticas ni culturales. Cada país es libre de optar por el procedimiento para al envío de dos dibujos para la etapa final internacional, no más tarde del 28 de febrero de 2013.En España ya se han secuenciado las dos etapas previas, la diocesana y la nacional. Cerca de 20.000 niños han presentado sus creaciones en sus respectivas diócesis, que ha elegido y enviado los mejores. De esta manera las 44 diócesis concursantes han podido presentar los dos dibujos seleccionados en la fase nacional. El

jurado, nombrado a tal efecto por la Dirección nacional, ha elegido los tres mejores de los 88 presentados. Los ganadores, de Mallorca, Tenerife y Ciudad Real, han tenido el honor de recibir el premio de manos de SS. AA. los príncipes de Asturias en una recepción en el palacio de la Zarzuela, el pasado 9 de enero.En la Dirección nacional se ha habilitado un amplio espacio para la exposición de las 88 creaciones pictóricas de varias decenas de niños que han sido capaces de expresar con unos rasgos infantiles y unos colores elocuentes la singularidad de Infancia Misionera. Contemplar estas obras es descubrir que en el corazón del niño no hay fronteras ni separaciones. Todos ellos hablan de universalidad y solidaridad. La iniciativa de Mons. Forbin Janson ha tenido, 170 años después, fiel reflejo en estos trabajos. Una simple observación puede llevar a la conclusión de que todos son iguales, pero una remansada contemplación provoca en el visitante la consideración de que estos autores, además de artistas en ciernes, tienen un sentido misionero más allá de lo habitual. Luego Infancia Misionera es algo más que una simpática actividad para entretener a los más pequeños. Tal vez en su interior esté la obertura de la apasionante obra misionera que tuvo su origen en el mandato de Jesús.

LOS PRÍNCIPES DE ASTURIAS RECIBEN A LOS NIÑOS DE INFANCIA MISIONERA

E

Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana

 

[Editorial] Febrero 2013Nº 295Carta

Casade

Es una publicación de la Obra de CooperaciónSacerdotal Hispanoamericana(OCSHA)

DirectorAnastasio Gil García

RedactoresAnastasio Gil GarcíaMª Carmen García-Castro

RedacciónOCSHAComisión Episcopalde MisionesC/ Añastro, 128033 Madrid (España)Tel.: 91 343 96 64Fax: 91 343 96 02

C.E. Misioneswww.conferenciaepiscopal.es/misiones

E-mail:[email protected]

2

l 11 de febrero la Iglesia celebra la memoria litúrgica de la Virgen de Lourdes, día elegido por Juan Pablo II, hace 20 años, para recordar a los enfermos y agradecer a las instituciones sanitarias, a las diócesis, las comunidades cristianas, las asociaciones de agentes sanitarios y de voluntarios y a las familias la entrega de su vida al servicio de los enfermos.

Este año Benedicto XVI, en su Mensaje para esta XXI Jornada Mundial del Enfermo, recuerda la parábola del Buen samaritano y, en concreto, sus palabras finales: «Anda y haz tú lo mismo» (Lc 10, 37). Este mandato imperativo de Jesús está dirigido no solo a aquellos que por vocación o profesión atienden a los enfermos, sino a todos los bautizados. En el horizonte de la narración bíblica aparece de nuevo la invitación a hacer el bien a desconocidos y, sobre todo, al que no te lo pueda recompensar.

Innumerables ejemplos de solicitud por los enfermos jalonan la vida de la Iglesia. Todos tenemos bien grabado en el corazón testimonios elocuentes. Santa Teresita del Niño Jesús, «experta en la scientia amoris» (Juan Pablo II, NMI, 42), supo vivir «en profunda unión a la Pasión de Jesús» la enfermedad que «la llevaría a la muerte en medio de grandes sufrimientos» (Roma, 6 abril 2011). La beata Teresa de Calcuta comenzaba siempre el día encontrando a Jesús en la Eucaristía, saliendo después por las calles con el rosario en la mano para encontrar y servir al Señor presente en los que sufren, especialmente en los que no son queridos, ni amados, ni atendidos. Tras estos dos ejemplos el Papa nos invita a mirar a María. «La bienaventurada Virgen María no perdió nunca la esperanza en la victoria de Dios sobre el mal, el dolor y la muerte, y supo acoger con el mismo abrazo de fe y amor al Hijo de Dios nacido en la gruta de Belén y muerto en la cruz». Estos testimonios de vida siguen siendo en la actualidad ejemplo para quienes, desde el Evangelio, entienden el sentido dolor y de la enfermedad.

Hace muchos años nació en el seno de las Obras Misionales Pontificias la “Unión de enfermos misioneros”, con la finalidad de: a) Colaborar espiritualmente con la actividad misionera de la Iglesia; b) Ser misionero en el propio ambiente implicando a otros en esta colaboración; y c) Transformar la enfermedad en instrumento valioso de santificación. Una vez más la Iglesia pone su mira en los más débiles, al ser consciente de que en esta fragilidad gravita su fortaleza. ¡Cuántos enfermos y ancianos ofrecen cada día su situación como oración de intercesión por los misioneros y misioneras!

Para ayudarles en esta entrega se edita, desde las Obras Misionales Pontificias, el tríptico “Enfermos misioneros”, que se distribuye de manera gratuita, a través de los visitadores de enfermos a domicilio, los voluntarios en los centros de salud, los capellanes de residencias de mayores... Más aún, su sencillez sirve de pauta para la oración y pata la reflexión en reuniones de grupo. En nombre de los misioneros y misioneras se suma a su acción de gracias porque, apoyados en estas ayudas espirituales, pueden seguir anunciando el Evangelio.

LOS ENFERMOS, TAMBIÉN MISIONEROS

E

Febrero 2013Nº 295

3

[Vida de la OCSHA]ENCUENTROS NACIONALES DE

SACERDOTES DE LA OCSHA

En BrasilDurante los días del 7 al 11 de enero estuvimos reunidos los sacerdotes de la OCSHA que trabajamos en Brasil en la casa de retiro y oración Betania, en la ciudad de Vassoura, Estado de Río de Janeiro. Fue un momento muy importante, pues nos reunimos algunos sacerdotes para compartir nuestras experiencias pastorales y desafíos misioneros para los próximos años. Gracias a este encuentro pudimos estar algunos sacerdotes que trabajamos en lugares diversos y distantes de la geografía de Brasil, y tuvimos la oportunidad de compartir y vivir las experiencias pastorales; contamos con la presencia de los sacerdotes Antonio Pintado, que trabaja como rector del seminario, y Luis Miguel Modino, ambos de la diócesis de Rui Barbosa, en el Estado de Bahía; Fernando Redondo, que trabaja en la prelatura de Lábrea en el Estado de Amazonas; Ildefonso Escribano trabaja como sacerdote en la diócesis de Rio de Janeiro; Sebastián Lourenço es también de la diócesis de Rio de Janeiro y, aunque este sacerdote no es de la OCSHA: el sacerdote Joaquín Rojas, que trabaja en el Estado de Rio de Janeiro, diócesis de Valença, y Víctor Hernández, que trabaja en San Paulo, diócesis de Registro. Otros justificaron su ausencia por problemas de salud, Rafael Núñez y Antonio Losada. Mariano y Práxedes, por cuestiones pastorales. Fueron días donde pudimos compartir la vida y la amistad, la oración y la reflexión, el trabajo en grupo…; la lectura orante de la Biblia nos ayudó a meditar nuestra vida de fe y compromiso.La evaluación fue muy positiva, valoramos como necesario e importante estos encuentros que nos fortalecen y ayudan a vivir nuestro ministerio como misioneros al servicio de la Iglesia. La presencia en América Latina de la OCSHA es necesaria pues es testimonio de fe, de compromiso y fraternidad entre las Iglesias particulares de España y el continente americano.

Víctor HernándezDelegado Nacional en Brasil

En ChileDel 7 al 9 de enero nos hemos reunido en número de 15, contando a Antonio Bentué, teólogo laico, que nos ha iluminado con sus sabias reflexiones. El encuentro tuvo lugar la casa de retiro del Verbo Divino, en Santiago de Chile. Hacía mucho tiempo –quizás más de 20 años– que no teníamos algo similar en Chile. El

ambiente ha sido muy agradable y distendido. La asistencia bastante buena, pues no llegamos a 30 los que permanecemos aquí, algunos de ellos bien enfermos, y a otros que se les avisó muy tarde. Entre los asistentes estaban Antonio Vargas y Enrique Sarneguet, recién llegados de Valencia de nuevo a Copiapó. Agradecemos el aporte de la OCSHA para la realización del Encuentro. Quedamos animados para volver a reunirnos en 2 años más –los que queden– y también a participar en Venezuela en 2014.

Vicente MoralesDelegado Nacional en Chile

 

Febrero 2013Nº 295

4

AMÉRICA, PUERTA ABIERTA A LA MISIÓN

a tradicional cita anual, que desde 1959 convoca a todas las diócesis de España para celebrar el Día de Hispanoamérica, tendrá lugar el domingo 3 de marzo de 2013, bajo el lema: “América, puerta abierta a la misión”.

Esta jornada, que ayuda a mantener vivos los vínculos de solidaridad, comunión y colaboración evangelizadora entre España y América, se realiza en el 2013 en pleno decurso del Año de la fe, convocado por S.S. Benedicto XVI e inaugurado con la celebración eucarística presidida por el Papa, en San Pedro, el 14 de octubre pasado. La carta apostólica de convocación de este año de gracia se llama precisamente Porta fidei: “La puerta de la fe” (cf. Hch 14, 27), que introduce en la comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, que está siempre abierta para nosotros (cf. PF, 1). El Año de la fe plantea «la exigencia de redescubrir el camino de la fe para iluminar de manera cada vez más clara la alegría y el entusiasmo del encuentro con Cristo» (PF, 2) y de confesarla «con plenitud y renovada convicción, con confianza y esperanza» (PF, 9). La puerta de la fe nos trae a la memoria aquella invitación urgida del beato Juan Pablo II en la inauguración de su pontificado: «¡No tengáis miedo! ¡Abrid, y aún de par en par, las puertas a Cristo! A su salvadora potestad abrid los confines de los Estados, los sistemas económicos al igual que los políticos, los amplios campos de cultura, de civilización, de desarrollo» (Roma, 22 de octubre de 1978).

La expresión “Puerta de la fe” recuerda también las enseñanzas que Juan Pablo II nos dejó hace 15 años en la exhortación apostólica Ecclesia in America. Ante un mundo roto y desorientado, ante una situación en la que las gentes están

abandonando la fe «es necesario proclamar con gozo y fe firme que Dios es comunión… Esta comunión, existente en la Iglesia y esencial a su naturaleza, debe manifestarse a través de signos concretos» (n. 33). Entre otros signos destaca con admirable atractivo la cooperación entre las Iglesias de España y las de América Latina. Desde el Evangelio se entiende la apertura de esta “Puerta de la fe” por la que entran nuevos evangelizadores procedentes de otros lugares como lo hicieron los Apóstoles después de Pentecostés, y por la que salen discípulos misioneros a proclamar por el mundo la Buena Nueva del Evangelio.

América, puerta de entrada para misioneros venidos de fuera

«El Año de la fe será también una buena oportunidad para intensificar el testimonio de la caridad» (PF, 14). El grito paulino «Caritas Christi urget nos» (2 Cor 5, 14), recogido y glosado por S.S Benedicto XVI, es una irrenunciable interpelación al compromiso misionero. Es el amor de Cristo el que llena nuestros corazones y nos impulsa a evangelizar. Este amor es el que movió a los Apóstoles a salir de su tierra y extender el Evangelio por el mundo entero. También hoy como ayer, Él nos envía por los caminos del mundo para proclamar su Evangelio a todos los pueblos de la tierra (cf. Mt 28, 19). ¿Acaso no recordamos que «la fe se fortalece dándola» (RM, 2). «La fe crece – nos enseña Benedicto XVI en Porta fidei, 7- cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo». En efecto, «la misión renueva la Iglesia, refuerza la fe y la identidad cristiana, da nuevo entusiasmo y nuevas motivaciones» (RM, 2).

[Información de la CEM]

L

 

5

[Información de la CEM]Este impulso misionero siempre ha sido, y sigue siéndolo, el mejor indicador de la vitalidad de fe de la Iglesia y de sus comunidades cristianas. «La misión de la Iglesia es “anunciar el Reino de Cristo y de Dios, establecerlo en medio de las gentes; [la Iglesia] constituye en la tierra el germen y el principio de este Reino” (LG, 5). Porque el Reino de Dios no es un concepto, una doctrina o un programa sujeto a libre elaboración, sino que es ante todo una persona que tiene el rostro y el nombre de Jesús de Nazaret, imagen del Dios invisible, inseparable de la persona de Jesús e inseparable de la Iglesia. Así, la misión de la Iglesia está llamada a ser por una parte sacramento, signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad de todo el género humano, es decir, es signo e instrumento del Reino; por eso está llamada a anunciarlo y a instaurarlo. Pero por otra, a ser ella misma “reino de Cristo, presente ya en el misterio” (LG, 3), constituyéndose en germen e inicio del Reino de Cristo y de Dios.

Fue esa misma vitalidad la que llevó al Nuevo Mundo una legión de misioneros, que defendieron la dignidad de los indígenas y les transmitieron el don más precioso, la fe en Jesucristo, el Verbo de Dios hecho hombre, salvador del hombre. Fue entonces tan honda la inculturación de la fe en la gestación de los pueblos americanos que, aún hoy día, más del 80% de sus gentes están bautizados en la Iglesia católica. Fue también por el ímpetu misionero que la fe suscitaba y alimentaba por el que millares de sacerdotes diocesanos, de religiosos y religiosas, de laicos cooperadores, de toda España, han proseguido hasta la actualidad ese empeño misionero, conmovidos por la gracia de anunciar “las inescrutables riquezas de Cristo” (cf. Ef 3, 8).

De los misioneros llegados a las fronteras de América Latina cabe destacar aquellos sacerdotes diocesanos que, acogidos al servicio de la Obra de Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) de la Conferencia Episcopal Española, dejaron su tierra y partieron para cooperar con aquellas Iglesias más necesitadas. Motivo por el que Juan Pablo

II, en el 50 aniversario del nacimiento de esta iniciativa, manifestaba su deseo de “unirme a la acción de gracias al Señor por los más de dos mil sacerdotes de las diócesis españolas que han dedi¬cado buena parte de su vida a colaborar con otras Iglesias hermanas, movidos ante todo por la fuerza de su fe en Cristo, cuya novedad y riqueza no pueden esconder ni conservar para sí (cf. RM, 11), así como por el aliento y la soli¬citud pastoral de sus obispos, conscientes de su responsabilidad común respecto a la Iglesia universal (cf. LG, 23; OT, 10)».

Actualmente, los misioneros españoles siguen encontrando las puertas abiertas para la misión en América Latina. De las Iglesias locales de España cada año salen nuevas vocaciones misioneras para colaborar con aquellas que aún están en proceso de formación. Hecho que nos ha de mover a una continua acción de gracias a Dios y a las comunidades cristianas que los envían. Cada año parten para aquellas Iglesias nuevos misioneros religiosos y religiosas, sacerdotes y laicos para anunciar el Evangelio. Entre ellos también sacerdotes diocesanos que, sin perder su incardinación en la Iglesia de origen, hacen visible la universalidad de las Iglesias locales al vivir el misterio sacerdotal en otras zonas pastorales más necesitadas y aún en procesos de iniciación cristiana. No dudamos, pues, que no faltarán hoy ni mañana muchos otros misioneros disponibles para dar testimonio de su condición de discípulos en los pueblos americanos, para alimentar la fe de los hermanos al otro lado del océano, mientras que, a la vez, se produce un enriquecimiento de las comunidades que los envían.

Nuevo ardor de la evangelización: la conversión pastoral

El documento Instrumentum laboris, del XIII Sínodo de Obispos, dejaba claro en el prefacio que es «urgente, hoy más que nunca, la actividad misonera de la Iglesia, considerando el alto número de personas que no conocen a Jesucristo, no solo en tierras lejanas, sino también en los países de antigua evangelización». Esta solicitud por la evangelización en buena medida depende

Febrero 2013Nº 295

6

[Información de la CEM]del renovado dinamismo misionero de las comunidaedes cristianas. Compromiso misionero que la Iglesia en América ha asumido con el proyecto evangelizador de la Misión Continental, proclamado desde la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Aparecida (mayo de 2007) e iniciado a partir de la clausura del Congreso Americano Misionero en Quito (agosto de 2008).

La reciente Asamblea general del Sínodo de los Obispos, reunida para examinar el tema de “La nueva evangelización para la transmisión de la fe” ha reforzado este compromiso misionero. América Latina necesita una nueva evangelización ante la realidad del cambio tan profundo que se está operando en el interior de la sociedad americana. Su intenso crecimiento económico ha incrementado sus clases medias, ha visto nuevos sectores populares emergentes, ha puesto en ebullición comunidades y pueblos indígenas, ha desarrollado nuevos areópagos en los campos de la política, de las universidades, de los medios de comunicación social. Quedan, a la vez, muchos sectores marginados, excluidos, y los rostros de la pobreza y del sufrimiento se encuentran en las periferias miserables de las grandes ciudades, en los ancianos solos, en las mujeres abandonadas, en los inmigrantes sometidos a toda clase de violencia, en las cada vez más numerosas víctimas del alcohol y las drogas, en los atentados por las redes de delincuencia y violencia. La cultura global del relativismo y del hedonismo penetra también la realidad latinoamericana por doquier, erosiona la religiosidad popular, atenta contra la institución familiar y la cultura de la vida y deja a los jóvenes desconcertados, muchas veces huérfanos de padres, maestros, educadores. Todos estos son ámbitos humanos interpelantes que nos quieren poner en camino para pasar por la puerta que nos lleva a la misión en América y para colaborar en abrir a Cristo las puertas del corazón de los latinoamericanos.

Para ello la Iglesia en América Latina ha asumido como principal compromiso misionero la conversión pastoral, en sintonía con el

mensaje de Ecclesia in America. Esta toma de conciencia arranca de la conversión personal, entendida como la aceptación de la llegada del Reino de Dios y el compromiso de incorporarse como discípulos de Cristo para darlo a conocer al mundo. Conversión pastoral, tanto de las personas como de las estructuras de la Iglesia. Este «estado permanente de misión» implica una gran disponibilidad a repensar y reformar muchas estructuras pastorales, teniendo como principio constitutivo la espiritualidad de la comunión y la audacia misionera, como sugiere el Consejo Episcopal Latinoamericano.

Fruto de este compromiso misionero es el incremento de los agentes de pastoral y la notable participación en las celebraciones eucarísticas dominicales; sin embargo, este crecimiento no ha sido proporcional al aumento demográfico del pueblo americano. Uno de sus principales signos son los enormes sectores de católicos distantes y tibios en su identidad católica, aunque siguen considerándose creyentes (Cf. DA 100).

América, puerta de salida para la misión ad gentesLa autenticidad y vitalidad de la fe se verifica en el anhelo de comunicar a todos, más allá de todas las fronteras, el don del encuentro con Cristo, que ha llenado nuestra vida de gratitud y alegría, de amor, felicidad y esperanza. Los cristianos no pueden guardar esa extraordinaria experiencia de vida solo para ellos mismos. Necesitan compartirla con todos sus hermanos los hombres, por amor a su vida y destino. Es cierto que, en la historia de la Iglesia, todo ímpetu misionero ha sido signo de vitalidad de la fe, mientras que su disminución es signo de crisis de la fe.

La secular experiencia de la misión ad gentes de la que tantos españoles han sido protagonistas también ha de ayudar a la Iglesia en América Latina a asumir su propio compromiso en la solicitud apostólica en otros lugares de la tierra. No ha faltado al respecto la viva conciencia del episcopado latinoamericano en Aparecida. Si bien, incluso en el continente americano,

Febrero 2013Nº 295

7

los confines entre la nueva evangelización y la misión ad gentes no pueden a veces distinguirse claramente, «al mismo tiempo, el mundo espera de nuestra Iglesia latinoamericana y caribeña un compromiso más significativo con la misión universal en todos los continentes». «Para no caer en la trampa de encerrarnos en nosotros mismos –se afirma en el Documento de Aparecida, n. 376-, debemos formarnos como discípulos misioneros sin fronteras, dispuestos a ir “a la otra orilla”, aquella en la que Cristo no es aún reconocido como Dios y Señor, y la Iglesia no está todavía presente». Más aún: «Somos Iglesias pobres, pero debemos dar de nuestra pobreza y desde la alegría de nuestra fe, y esto sin descansar en unos pocos enviados el compromiso que es de toda la comunidad cristiana» (cf. DA, 379). El apoyo a los centros misioneros nacionales y la colaboración con las Obras Misionales Pontificias son signos concretos de ese compromiso (cf. DA, 378). La gratitud con todos aquellos misioneros que han comunicado la fe a sus pueblos, especialmente manifestada por el episcopado latinoamericano, y la conciencia de que más del 50% de los católicos de todo el mundo residen en el continente americano, piden que América Latina abra de par en par las puertas a la misión, dispuesta a colaborar cada vez más con el ministerio del Pastor universal.

Este ha sido el espíritu que ha animado en las últimas décadas la celebración de los hasta ahora ocho Congresos Americanos Misioneros (CAM). Un simple recuerdo de sus lemas nos desvelan la fuerza que latía en el interior de aquel “América, ¡sal de tu tierra!”, en el CAM 5 de Argentina (octubre de 1999), invitando a dar gratuitamente a otros lo que gratis habían recibido. En los últimos lustros han salido de la Iglesia jóvenes de América Latina nuevos evangelizadores para hacer resonar el anuncio de Cristo, Hijo de Dios. Siguiendo el rastro de los Apóstoles, muchos hombres y mujeres americanos están viviendo el dinamismo de un nuevo Pentecostés, convirtiéndose en «evangelios vivientes», como le gusta llamar a Benedicto XVI a los misioneros.

Esta es la razón por la que el Plan de Pastoral del CELAM para el quinquenio 2011-2015 propone «animar a las Conferencias Episcopales, en virtud de la espiritualidad de comunión, para que asuman responsable y solidariamente el compromiso de la misión ad gentes, como fruto maduro de la Misión Continental y concreción de la nueva evangelización en el ardor, métodos y lenguajes, expresando así la naturaleza misionera de la Iglesia que anuncia a Cristo en América Latina y el Caribe» (Programa 20). Sin duda alguna esta ha sido desde el principio la gran contribución de los misioneros españoles Fidei Donum: suscitar con el testimonio y la palabra nuevas vocaciones para la misión más allá de los límites de la propia Iglesia local, «como la consecuencia natural de una honda conciencia eclesial y, al mismo tiempo, como una respuesta vigorosa a uno de los más urgentes desafíos de nuestra época, cual es la necesidad de tejer vínculos de colaboración y fraternidad entre las personas, los pueblos y las comu¬nidades eclesiales» (Juan Pablo II, Mensaje a la OCSHA, 1999).

Acogida de emigrantes y sacerdotes americanos

El fenómeno de las migraciones nos está ayudando a tener una visión más universal de la Iglesia. A Europa y, en especial, a España, han llegado millones de hombres y mujeres procedentes del continente americano. Es verdad que este flujo está disminuyendo por las dificultades que se encuentran en el viejo continente y porque, en América, se está produciendo un notable crecimiento económico. El hecho, en sí mismo, merece una atenta consideración porque las migraciones han puesto en evidencia, entre otras cosas, la fragilidad de la fe de las personas y comunidades. Las de allá, al no reconocerse cordialmente insertas en la comunidades de destino; las aquí, al refugiarse en sí mismas generando sospechas sobre los que vienen de fuera. Ha llegado la hora de revisar la calidad de nuestra caridad ante los evidentes hechos de rechazo en unos casos y de infidelidad en otros.

Febrero 2013Nº 295[Información de la CEM]

8

[Información de la CEM]Fenómeno cultural religioso que ha de ser objeto de la antes mencionada conversión pastoral, en ambas orillas.

Tampoco los sacerdotes diocesanos están siendo ajenos a este fenómeno migratorio. No faltan en España, como en muchos otros países europeos, numerosos sacerdotes provenientes de los países latinoamericanos que, con el permiso de sus respectivos obispos, colaboran activamente en la misión evangelizadora de ambientes que sufren la desertificación de la secularización y el abandono de la tradición católica. Están presentes también movimientos y nuevas comunidades de origen latinoamericano. Son un exponente más de la vocación misionera para “salir” de la propia tierra e ir a los que están lejos. Quienes han sido “tocados” por la gracia para vivir este compromiso misionero son verdaderos testigos de la fe, «porque la fe, en efecto, crece cuando se vive como experiencia de un amor que se recibe y se comunica como experiencia de gracia y gozo» (Porta fidei, 7). Acojámoslos con gratitud y cariño, atentos a sus necesidades. Que sean ellos los adelantados de esa «nueva primavera de la misión ad gentes» que esperan y auspician los obispos latinoamericanos (cf. DA, 379).

El compromiso misionero de hombres y mujeres americanos va más allá de su condición de consagrados o llamados al ministerio sacerdotal. También la vocación misionera ha sido entendida y secundada por laicos. Ya Ecclesia in América hacía esta referencia a que el mandato misionero de Jesús no solo estaba dirigido a los Apóstoles y sus sucesores, sino a todos los que desean ser sus discípulos (cf. EA, 66).

El envío de estos “pregoneros del Evangelio” no se circunscribe únicamente a Europa, sino al mundo entero, también a otros países del mismo continente americano. La diversificación de relaciones políticas, económicas y culturales que los países latinoamericanos han establecido con aquellos de África, Asia y Medio Oriente, está favoreciendo estas corrientes misioneras en todas las direcciones. Aquello que han recibido, lo entregan generosamente en cualquier parte del mundo.

Todos, como María, llamados a la misiónAbrir las puertas a Cristo significa también abrir las puertas a la misión. La misión atañe a todos los cristianos, a todas las diócesis y parroquias, a las instituciones y asociaciones eclesiales. A cincuenta años de la conclusión del concilio Vaticano II – que conmemoramos en este Año de la fe-, recordemos cómo, según el Decreto Ad gentes, n. 6, «La actividad misionera fluye de la misma naturaleza íntima de la Iglesia, cuya fe salvífica propaga, cuya unidad católica perfecciona dilatándola, con cuya apostolicidad se sustenta, cuyo sentido colegial de la Jerarquía pone en práctica, cuya santidad testifica, difunde y promueve».

La colaboración sacerdotal y apostólica entre las comunidades cristianas debe ser considerada como una de las respuestas más válidas para asegurar una globalización en la solidaridad, así como una de las “formas” que caracterizan la nueva evangelización, para poner de relieve «el deber de la recíproca solidaridad y de compartir sus dones espirituales y los bienes materiales con que Dios las ha bendecido, y para favorecer la disponibilidad de las personas al servicio de la misión» (cf. EA, 52).

Confiemos la vocación misionera, según la modalidad que la Providencia de Dios quiere para nosotros, a la intercesión de la santísima Virgen María, que la Iglesia en América Latina reconoce como «estrella de la primera y de la nueva evangelización», «presencia materna indispensable y decisiva en la gestación de un pueblo (…) de discípulos y misioneros de su Hijo» (DA, 524).

Cardenal Marc Ouellet Presidente de la Pontificia Comisión para

América Latina

Febrero 2013Nº 295

9

Febrero 2013Nº 295

REUNIONES DE LA COMISIÓN EPISCOPAL Y DEL CONSEJO NACIONAL DE MISIONES

l pasado 19 de enero, en la sede de la Conferencia Episcopal Española, tuvieron lugar las respectivas reuniones ordinarias de la Comisión Episcopal y del Consejo Nacional de Misiones.

Comisión Episcopal de Misiones

Los obispos hicieron un detallado repaso de los acuerdos tomados en la última reunión del pasado mes de noviembre. Algunos de estos aún no se han podido ejecutar, pero comprobaron el trabajo que se está realizando en y desde la Secretaría de esta Comisión en la ejecución de otros muchos.

Se ha valorado con satisfacción la edición del Plan de Acción (2011-2015) y su distribución entre las personas e Instituciones interesadas. Se irá reproduciendo en sucesivos números de Carta de Casa. Lo mismo habría que significar del Informe sobre la Cooperación misionera de la Iglesia en España.

Otros asuntos fueron objeto de estudio:

1. Día de Hispanoamérica: después de una amplia reflexión aprobaron los materiales para la preparación y la celebración de la Jornada del Día de Hispanoamérica. Muestran su gratitud al Pontificio Consejo para América Latina por el envío del Mensaje y el reconocimiento a los sacerdotes de la OCSHA que este año celebran sus bodas de oro sacerdotales.

2. OCSHA: aprueban el documento elaborado en la Secretaría sobre la identidad y actualidad de la OCSHA, así como el histórico que hace referencia a la vida de este servicio de la Conferencia Episcopal. Este trabajo, además de insertarse en la carpeta del Día de Hispanoamérica, ha de editarse en otro formato para distribuirlo por las diócesis de España y las de América Latina.

3. Jornadas nacionales de Delegados diocesanos de Misiones: examinan el avance de este Programa, aún sin concluir. La Comisión lo aprueba en líneas generales al considerar que el voluntariado misionero tiene una gran actualidad y que se hace necesario profundizar en su identidad.

Consejo Nacional de Misiones

Se entrega a los consejeros la última edición del Plan de Acción y del Informe de cooperación que recibió la aprobación definitiva de la Comisión Episcopal de Misiones. Además, se les informa de algunas de las actividades de formación misionera, programadas para este curso.

El tema de reflexión es sobre la realidad de la pobreza. Para ello se ha encargado a tres profesores y expertos en el tema la elaboración de una ponencia sobre los interrogantes que plantea esta situación y que tanto afecta a las Instituciones que integran el Consejo.

Tras un debate se acuerda seguir trabajando en el tema, una vez que la Secretaría envíe, con el Acta de esta reunión, algunas cuestiones para avanzar en su reflexión.

E

9

[Información de la CEM]

10

Febrero 2013Nº 295

stimados amigos,

un mes más podemos compartir con vosotros la grata noticia de la aprobación de un nuevo proyecto de desarrollo. La propuesta fue asumida por el Departamento de Comunicación, que, como ya sabéis por otras ocasiones, lleva trabajando altruistamente desde el año 2009 para, entre otras funciones, buscar recursos de organismos privados con los que abordar las solicitudes que nos llegan.

No es tarea fácil; supone tocar muchas puertas y aceptar negativas sin perder la ilusión y la confianza. Pero tras más de tres años de andar el camino se van conociendo los gajes del oficio y cada denegación no hace sino suponer un acicate para llamar a la siguiente puerta más alto y más fuerte. ¡No aceptamos un “no” por respuesta!

Y así, aunque a menudo tengamos que esperar más de lo que nos gustaría para poder aliviar necesidades tan urgentes, obtenemos finalmente el resultado que se merecen nuestros beneficiarios. Una apuesta por ellos, un apoyo en su búsqueda de mejora de sus precarias condiciones de vida.

En esta oportunidad el dilatado “sí” ha llegado de la Fundación CajaSur, que subvencionará con 10.458 euros la “Construcción de un tanque de agua” en Mpigi, Uganda central.

El tanque de agua se instalará en el centro de educación primaria Archbishop Dr. J Kiwanuka, escuela que comenzó en 1962 y que fue levantada en memoria de uno de los primeros obispos africanos.

La institución no cuenta con agua potable y los beneficiarios tienen que andar una distancia de tres kilómetros para conseguirla, y después acarrear el peso de los bidones de plástico llenos.

Dotar al centro infantil de agua potable permitirá reducir las infecciones y enfermedades contraídas por la falta de agua salubre de más de 800 niños.

Otra consecuencia directa será la mejora en su rendimiento escolar, ya que podrán centrarse exclusivamente en su educación, como corresponde a su edad, y no tendrán que responsabilizarse de la provisión diaria de un suministro tan elemental y cotidiano como el agua potable.

Un afectuoso saludo,

María GuillamónDirectora Técnica de Misión América

E

10

[Información la CEM]

 

Febrero 2013Nº 295

11

[Noticias breves]

El don de una cosecha

Julio y José Manuel Alonso Ampuero, sacerdotes de Toledo y misioneros de la OCSHA en Lurín, nos ofrecen la siguiente información: «Dentro del Año de la fe, la Iglesia que peregrina en Lurín ha recibido un don inmenso. El día 1 de enero la comunidad diocesana se vestía de fiesta para la ordenación de 3 sacerdotes y 2 diáconos. En la solemnidad de Santa María Madre de Dios, Madre de Cristo Sacerdote, contemplábamos con gozo y admiración cómo Juan Carlos, José Antonio y Carlos eran consagrados sacerdotes y John y Erik se convertían en diáconos de la Iglesia por la imposición de manos de Mons. Carlos García. El año 2013 comenzaba con la alegre cosecha de lo sembrado durante años con esfuerzo y sacrificio. Cuando alguna persona nos pregunta por las necesidades de la misión, cada vez se nos hace más evidente esta respuesta: “Necesita sacerdotes”. Aunque las necesidades son numerosas, lo cierto es que hay multitudes que esperan -aun sin saberlo- la luz del Evangelio y el perdón de Dios. Lo esperan y lo necesitan, “la mies es mucha y los obreros pocos” (Mt 9, 36-37). La misión necesita ante todo sacerdotes que consuelen con la misericordia de Dios que libera de las cadenas del pecado, con el bálsamo del Espíritu que sana las heridas del corazón, con la luz del Evangelio que da sentido a todo sufrimiento...».

Febrero 2013Nº 295

Homenaje a Heliodoro Granja GonzálezEl P. Heliodoro Granja cumplió 90 años, y su sobrina, Regina, nos ha enviado una crónica del sencillo homenaje que le preparó su familia para celebrarlo el día 18 de octubre. Fue, ante todo, «un recuerdo a todos los misioneros españoles que tanto bien han hecho en tantos países. La fiesta fue preciosa y para mi tío muy emotiva. Un pequeño homenaje a toda una vida dedicada a su gran vocación, el sacerdocio. Le montamos un reportaje con todos los videos que le mandaron desde Costa Rica sus compañeros sacerdotes, muchas familias de las parroquias donde estuvo, el arzobispo de San José que fue alumno suyo, también de las diócesis de Astorga y León, la felicitación que se le envió desde la OCSHA, etc. Todo lo recibió como algo muy importante y especial y, sobre todo, muy emocionado por lo inesperado del homenaje y por saber que a pesar de los años todavía se cuenta con él». Nos envía esta fotografía en la que aparece el P. Heliodoro Granja y el P. Manuel Ganoso recién llegados a Costa Rica, hacia 1956.

12

[Noticias breves]

Jornada de la Infancia Misionera en EcuadorEl domingo 13 enero, fiesta del Bautismo de Jesús, se celebró la Jornada de la Infancia Misionera en el vicariato de Puyo, Ecuador. La Jornada comenzó con una marcha desde el colegio Pompeya hasta la catedral. Participaron cientos de niños y niñas representantes de las distintas zonas pastorales y parroquias, cada zona llevaba un color en las manos: verde, amarillo, azul, rojo y blanco. Al llegar a la catedral dio comienzo la solemne Eucaristía concelebrada por diversos sacerdotes y presidida por Mons. Rafael Cob. En su homilía, creativa y dinámica, les explicó la importancia del sacramento del Bautismo como el mejor regalo con el que Dios nos concede la fe y nos hace hijos adoptivos suyos, les hizo ver que aún hay muchos niños en el mundo que no conocen este sacramento, y les invitó a ser misioneros y amigos de Jesús, viviendo y compartiendo la fe desde la familia. Después de la renovación de las promesas bautismales, con el símbolo del agua bendijo a todos los presentes para recordar el Bautismo y, en las ofrendas, los niños participaron con signos muy elocuentes de la vida misionera de la Iglesia. Al terminar, Mons. Cob felicitó a todos los animadores y coordinadores de los grupos de Infancia Misionera por la generosidad al emplear su tiempo en enseñar a los niños el amor de Jesús con un corazón misionero.

Faustino TorralboFaustino Torralbo, sacerdote de la OCSHA de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara, hace resumen de sus 30 años de misionero en Argentina, concretamente desde la provincia de Santa Fe, donde se encuentra actualmente. Ha vivido la transformación de la diócesis a la que llegó y que ahora cuenta con la riqueza de sacerdotes autóctonos. «Hace 30 años llegué a esta diócesis de Rafaela, Argentina. Estaba muy necesitada de sacerdotes. Seguí la senda trazada por otros sacerdotes de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara. El balance es positivo. Hace treinta años cuatro parroquias grandes estaban atendidas por los misioneros del Verbo Divino, otra por un misionero de la Consolata, tres parroquias eran atendidas por sacerdotes de otras diócesis y tres parroquias no tenían sacerdote. Los religiosos misioneros se fueron y los extradiocesanos murieron. Solo quedamos D. Javier Egaña y yo. Dios nos ha bendecido con vocaciones sacerdotales. Hoy están cubiertas todas las parroquias. Por sacerdotes de la diócesis, a excepción de la que estoy encargado yo. Y se han creado cuatro parroquias nuevas en la ciudad de Rafaela. Dos sacerdotes de esta diócesis han sido elegidos obispos. El 21 de diciembre de 2012 fueron ordenados tres nuevos sacerdotes. Uno ha sido seminarista durante seis años. Otro fue mi monaguillo, cuando estaba en la parroquia de San Vicente. Los seglares siempre han tenido un gran protagonismo en la pastoral, sobre todo en la catequesis familiar, en la pre-bautismal y en la de Confirmación… Continúan fuertes el “Movimiento familiar”, “los Cursillos de Cristiandad” y “el movimiento carismático”. En el mundo globalizado en que vivimos el influjo de Europa y de EE.UU. es muy fuerte, y para mal. El tanto por ciento de los practicantes cristianos es muy bajo. A la mayoría de los jóvenes no los vemos en la Iglesia. Pero estamos algo mejor que en España en todo. Sobre el tema de la nueva evangelización llevamos trabajando algunos años. Esperábamos profundizarlo en este año. Pero el nueve de febrero trasladan al obispo de Rafaela y seguramente estaremos este año sin obispo. Sigo muy de cerca la vida de nuestra diócesis y rezo por ella».