Los Grandes Hacendados de Zacatecas Permanencia y Evolucion de Un Modelo Aristocratico

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Nuevo Mundo Mundos Nuevos Nouveaux mondes mondes nouveaux - Novo Mundo Mundos Novos - New world New worlds Bibliothèque des Auteurs du Centre | Langue, Frédérique FRÉDÉRIQUE LANGUE Los grandes hacendados de Zacatecas: permanencia y evolución de un modelo aristocrático [14/02/2005] Entrées d’index Palabras claves : aristocracia, élites, haciendas, minería, Nueva España, siglo XVIII Notes de la rédaction Versión española de "Les grands propriétaires terriens de Zacatecas (Mexique) au XVIIIe siècle : permanence et évolution d'un modèle aristocratique", publicado en : Structures et cultures des sociétés hispaniques. Au-delà du modèle socio-économique, coord. Bernard Lavallé, Actas del Coloquio Homenaje al Profesor François Chevalier, Maison des Pays Ibériques/C.N.R.S., Burdeos, 1988, pp. 279-294. Texte intégral Las vías de la historia resultan a veces impredecibles, o más bien las que llevan a la interpretación de la misma, o incluso a su reconstitución a posteriori. La América hispánica, por las implicaciones que conlleva tradicionalmente su ubicación dentro de estrategias políticas y culturales abiertas, es un ejemplo privilegiado de lo anteriormente señalado. La independencia de las jóvenes naciones hispanoamericanas dio paso de esta manera a la denunciación del carácter "feudal" de las estructuras económicas y sociales que se habían "heredado" del imperio español. Referirse a las supervivencias "medievales" del continente — dicha expresión la utilizaron no pocos 1

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Fréderique Langue - Modelo Senhorial entre os grandes latifundiários mexicanos.

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    FRDRIQUE LANGUE

    Los grandes hacendados deZacatecas: permanencia yevolucin de un modeloaristocrtico[14/02/2005]

    Entres dindex

    Palabras claves : aristocracia, lites, haciendas, minera, Nueva Espaa, siglo XVIII

    Notes de la rdactionVersin espaola de "Les grands propritaires terriens de Zacatecas (Mexique) au XVIIIe sicle: permanence et volution d'un modle aristocratique", publicado en : Structures et culturesdes socits hispaniques. Au-del du modle socio-conomique, coord. Bernard Lavall, Actasdel Coloquio Homenaje al Profesor Franois Chevalier, Maison des Pays Ibriques/C.N.R.S.,Burdeos, 1988, pp. 279-294.

    Texte intgral

    Las vas de la historia resultan a veces impredecibles, o ms bien las que llevan a lainterpretacin de la misma, o incluso a su reconstitucin a posteriori. La Amricahispnica, por las implicaciones que conlleva tradicionalmente su ubicacin dentro deestrategias polticas y culturales abiertas, es un ejemplo privilegiado de loanteriormente sealado. La independencia de las jvenes naciones hispanoamericanasdio paso de esta manera a la denunciacin del carcter "feudal" de las estructuraseconmicas y sociales que se haban "heredado" del imperio espaol. Referirse a lassupervivencias "medievales" del continente dicha expresin la utilizaron no pocos

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  • protagonistas de los movimientos de Independencia, entre ellos Bolvar se habaconvertido en un lugar comn, por lo menos en una referencia imprescindible paraconsiderar luego las circunstancias de ese cambio radical1 El criterio manejado en esaoportunidad consista en oponer el despotismo de ayer a la libertad de hoy, a la par querechazaba cualquier forma de sujecin y estigmatizaba ciertas caractersticas de lassociedades independientes, tachadas a veces de anacrnicas. Asimismo se les negaba elderecho a existir, como sucedi con las aristocracias territoriales, y, por lo tanto, con lagran propiedad, especialmente en Mxico.

    Se puede entender que semejante referencia tuviera una slida fundamentacinpoltica, encaminada a "legitimar" el porvenir de las nacientes repblicas. Una de lasaparentes contradicciones radicaba sin embargo en el hecho de que los detractores delllamado "sistema colonial" retomamos aqu una expresin utilizada con frecuenciapor sus detractores actuales provenan en muchos casos de categoras sociales, delites altamente favorecidas por la poltica imperial, o que se haban beneficiado por lomenos de la reestructuracin econmica y administrativa realizada por los monarcasilustrados. El mismo Libertador es la ilustracin perfecta del fenmeno, pero otro tantopodra decirse de los representantes de las grandes familias coloniales, dicho de otramanera, de la aristocracia colonial : tal es el caso del conservador Lucas Alamn, cuyasinterpretaciones coinciden curiosamente con las de su coetneo y rival en poltica Jos Luis Mora. Hasta bien entrado el siglo XX uno se encuentra con los avatares deesta polmica : "la hacienda no es negocio", dijo, en una perspectiva apenas distinta,Molina Enrquez. Nos insistiremos mayormente en el trasfondo poltico o ideolgico deesta interpretacin de la historia, o en su evolucin, que Jos Carlos Chiaramontedescribi con toda precisin2

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    La condena sin embargo no sufra reconsideracin, por ms que no tuviese matices.Una tendencia reciente, protagonizada por historiadores americanistas, apunta encambio hacia la "rehabilitacin" de las estructuras econmicas y sociales de Amricaespaola, apoyndose en una interpretacin econmica, e incluso economicista, de lassociedades. La historiografa de estos ltimos diez aos insiste en efecto en el estudiode los "mercados regionales", en la vinculacin de las colonias espaolas (regionesmineras, zonas de plantaciones y cultivos para la exportacin hacia la metrpoli) a loque se ha llamado la "economa-mundo", y, ocasionalmente, el "capitalismo mundial".De tal forma que se cuestiona el "diagnstico feudal", hasta entonces dominante sirecordamos el xito duradero del libro de Stanley y Barbara Stein3 y que se modificala teora de la "dependencia" tal como se les aplicaba a las antiguas posesionesespaolas. Por ese extrao vuelco, originado, hay que subrayarlo, en trabajos dehistoria econmica exclusivamente, las haciendas dejaron de ser estas grandespropiedades improductivas, y en manos de propietarios ausentes. En adelante, sernunas verdaderas "unidades productivas", cuya rentabilidad se subraya en estosestudios. La historia de los precios, de la "circulacin monetaria" , en una economadonde dominan el trueque y los pagos en mercancas, alcanza una posicin dominante.

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    No se trata aqu de desbaratar una cierta historiografa marxista, lo que Pierre Vilar,y luego Michel Vovelle calificaron con sobrada razn de "marxismo vulgar", al subrayarque par los fundadores del materialismo histrico, el modo de produccin no fue sinouna aprensin general que de ninguna manera justific una explicacin mecnica por loeconmico4. No es el caso, si consideramos la diversidad de los "orgenes" de losdefensores de la nueva tendencia: la mayora de ellos no reivindican una concepcinmaterialista de la historia. Ahora bien, s pasan por alto ciertas actitudes, y el silencioimpera acerca de determinados fenmenos, tales como la transferencia hacia el NuevoMundo de instituciones, de costumbres o de comportamientos conocidos en laPennsula. De esta manera se omiten los comportamientos de los dueos de esas"unidades de produccin" y no slo de la "unidad econmica y social" estudiada porF. Chevalier. En el mejor de los casos se deja de lado la problemtica cuestin de lasactitudes "contradictorias" (como compaginar modernidad de las estructuras

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  • Una lectura plural de las fuentes

    productivas y comportamientos "medievales"). En estas condiciones, quizs haya queexplicar esta reescritura de la historia por omisin a una moda histrica cualquiera, o ala "visin del mundo" de los propios historiadores americanistas.

    Cuando empezamos a investigar sobre la regin de Zacatecas, nuestro propsito noera conseguir alguna que otra ubicacin en el marco del debate feudalismo/capitalismo,que lindaba entonces con una controversia estril que no dejaba de contrastar con lariqueza de las fuentes manuscritas que pudimos consultar. Hoy en da, el propsitotampoco es se, en la medida en que este tipo de debate no contribuye en explicitarmayormente los fenmenos encontrados. En cambio, s rechazamos esa visin unvocade la historia que tiende a privilegiar lo econmico en perjuicio de lo social, y mstodava de ese "no-s-qu de la historia", de los sistemas de valores en uso endeterminado momento de la historia, dicho de otra manera, de la historia de lasmentalidades. Esta manera de hacer la historia sin embargo dista de constituir un"tercer nivel" de interpretacin. Como lo puso de relieve Jacques Le Goff, lo msllamativo, lo ms atractivo de la historia de las mentalidades consiste precisamente ensu imprecisin, en su vocacin a designar los residuos del anlisis histrico, ese no-s-qu de la historia5.

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    No podemos sino coincidir con esta definicin, teniendo en cuenta el hecho de queesa seductora aproximacin a unos fenmenos que participan de las estructurasmentales, y de cierto modo de un imaginario colectivo, resulta algo arriesgada en lamedida en que "todo" cabe en una definicin tan amplia. Ahora bien, esta orientacinnuestra no result de una eleccin previa, sino ms bien del contacto con las fuentesoriginales, tanto de los legajos del Archivo de Indias de Sevilla como de los archivoslocales de Mxico. De ah la necesidad de unas cuantas consideraciones referentes a lasfuentes utilizadas, antes de abordar el tema de la herencia hispnica, de susmodalidades y manifestaciones ms explcitas, y sobretodo, de sus transformaciones,de su evolucin en el contexto novohispano, de los sincretismos identificados, e inclusode la singular dualidad de los comportamientos observados para Zacatecas : si lahistoria de las mentalidades es una historia de las "lentitudes de la historia", de susresistencias y se inscribe por lo tanto en la larga duracin, tambin es una historia delas mutaciones y de las evoluciones.

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    Pese a la multiplicidad de las referencias que encontramos acerca de la historia deZacatecas, incluso al mito de la ciudad minera, llamada con bastante frecuencia inclusoen la actualidad, el "Potos de Mxico", eran escasos los trabajos realizados sobre esaregin, por lo menos para el siglo XVIII. Ahora, sobre las regiones vecinas, si exista latesis de Ramn Mara Serrera sobre Guadalajara entonces capital de la Audiencia deNueva Galicia, en cuya jurisdiccin est incluida Zacatecas para el perodo 1760-1805, y del estudio predominantemente econmico de Eric van Young, centrado en laciudad de Guadalajara y su "mercado"6.

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    Paradjicamente, Zacatecas y sus famosas minas de plata no haban sido objeto deun estudio de conjunto para le siglo XVIII, perodo caracterizado sin embargo por loscuestionamientos de la economa minera se observa una decadencia del sectorminero entre 1740 y 1763 antes de la verdadera "resurreccin" que se experimenta enel ltimo tercio del siglo XVIII7 y de una sociedad que se puede definir como unasociedad de Antiguo rgimen, con todos los matices que conlleva el contextonovohispano.

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    En cambio, no escaseaban trabajos sobre el perodo anterior, gracias a las ampliasinvestigaciones realizadas por Franois Chevalier quien insiste en esta regin enparticular y al estudio dedicado por Peter Bakewell a la propia ciudad de Zacatecas

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  • La nobleza mexicana desde fines del siglo XVII hasta la Independencia

    en el siglo XVII y XVII8. Sendas circunstancias que daban pie para evaluar loselementos de ruptura o de continuidad que caracterizaron esta regin, y ms cuandoexistan varias publicaciones de inspiracin categorial o regional sentaron las bases deesa aproximacin en trminos comparados, y en el sentido de Marc Bloch9.

    Para poner de relieve las caractersticas de esta regin, haba que recurrir por lo tantoa un mtodo que Ramn Cerera haba utilizado con bastante xito en otra oportunidad: el estudio sistemtico de las cuentas de Real Hacienda que se conservan en el Archivode Indias. La utilizacin de las fuentes fiscales permiti de esta manera reconstituir ladinmica econmica de la regin, pero sobretodo, fue un primer paso hacia laidentificacin de los grandes mineros. Sobre este particular, hay que precisar que el"minero" en el sentido del siglo XVIII no pertenece de ninguna manera a las "claseslaboriosas" que colmaron la historiografa y la literatura realista europeas a lo largo delsiglo XIX. Es un personaje poderoso que ha logrado vencer las incertidumbres de lamineras, dicho de otra forma la ineludible sucesin de quiebras y abandonos : de diezpersonas que emprendan la explotacin de las minas, ocho terminaban en efectoperdiendo en ello fortuna y respetabilidad10.

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    Sin embargo, las mismas fuentes nos llevaron sin mayor dilacin a profundizar estainformacin de orden social o incluso cultural11. En estas cuentas estn consignadascon una precisin fidedigna, no slo las cantidades de plata quintadas por todos losproductores zacatecanos o sus apoderados, las distintas tasas que se cobraban sobre laproduccin de plata, las compras de azogue etc., las "composiciones de tierras" y otrasinformaciones de tipo econmico, sino tambin, y sobre todo los derechos abonadospor los detentores de ttulos nobiliarios, o sea el derecho de "lanzas" (derecho anual,que primero tuvo una acepcin militar antes de tener un sentido estrictamentefinanciero) y de "media-annata", que se cobraba con motivo de la creacin o de lasucesin de un ttulo nobiliario.

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    Ttulo Ao decreacin

    Localizacin de lasminas

    Origen

    Conde de Santa Rosa 1691 Zacatecas Peninsular?

    Conde de Santiago de la Laguna 1727 Zacatecas Peninsular

    Conde de San Mateo Valparaso 1727 Zacatecas Peninsular

    Marqus de San Clemente 1730 Guanajuato Criollo

    Conde de San Pedro del Alamo 1734 Zacatecas Peninsular

    Marqus del Valle Ameno 1740 Real del Monte Peninsular

    Conde de Nuestra Seora deGuadalupe del Peasco

    1768 Guadalczar Criollo

    Conde de Regla 1768 Catorce, Real delMonte

    Peninsular

    Marqus de Pnuco 1772 Rosario Criollo

    Marqus del Apartado 1771 Sombrerete Criollo

    Marqus de San Juan de Rayas 1774 Guanajuato Criollo

    Marqus del Jaral de Berrio 1774 Zacatecas Criollo

    Conde del Valle de Schil 1776 Durango,Sombrerete

    Peninsular

    Conde de Casafiel 1777 Zacatecas Criollo

    Conde de la Valenciana 1780 Guanajuato Criollo

  • Fuentes : D.A. Brading, Mineros y comerciantes ..., p. 234; Ortega y Prez Gallardo, Historia de lasfamilias ms antiguas de Mxico, Mxico, 1908; AGI, Guadalajara, 371; S. Vidal, Miscelnea. Datos dela poca colonial comprendidos en los aos 1578-1810, Zacatecas, Imprenta del Gobierno del Estado,1972, p. 93, para el ttulo de Casafiel, cuya ausencia no deja de sorprender en los estudios referentesa nobleza minera.

    N.B. : el centro minero de Sombrerete formaba parte de la provincia de Zacatecas, y a partir de 1786,de la Intendencia del mismo nombre.

    Conde de la Cortina 1783 ? Peninsular

    Marqus de Bibanco 1791 Bolaos Peninsular

    Conde de Casa Rul 1804 Guanajuato Peninsular

    Conde de Prez Glvez 1805 Guanajuato Peninsular

    Primera observacin : los mineros ms importantes de Zacatecas consiguieron ttulode nobleza, se trataba entonces de una lite econmica a la par que financiera. Dosramos de la economa sobresalen en efecto a la hora de granjear ttulos nobiliarios : lasminas y el comercio, antes que la gran propiedad rural o la alta administracintradicionalmente proveedoras de los ttulos novohispanos12 . Es por lo tanto unadinmica social la que asoma, partiendo de fuentes aparente y estrictamente fiscales.

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    Segunda observacin: el predominio de los llamados Espaoles "peninsulares"(nacidos en Espaa mientras que los "criollos" nacieron en Amrica). Consiguen el 60%de los ttulos otorgados en el siglo XVIII, especialmente en las dos regiones queconcentran la mayor parte de estos ttulos, Zacatecas y Guanajuato, centro minerocompetidor de Zacatecas durante el perodo considerado. Qu habr que pensar enestas condiciones acerca de esta dinmica social que le permite a una inmigranteespaol ascender hasta los escalafones ms altos de la condicin social, en su reginms all, en el virreinato, e integrarse en definitiva a las "lites" ms destacadas deNueva Espaa? En ese aspecto, slo con prolongar el anlisis econmico por el estudiode las mentalidades se le puede dar sentido propio al recorrido tanto desde el puntode vista econmico como social de los grandes mineros zacatecanos. Acaso no fueen trminos similares como Georges Duby enfoc el estudio del feudalismo, al querer ir"ms all de lo econmico"13?

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    Esta dimensin nueva de nuestras investigaciones, esta consagracin abiertamenteconsentida, buscada tanto por los interesados como por la Corona de Espaa ofreca nopocas ventajas: era fuente de ingresos para la Corona de Espaa (no slo por losderechos que corran pareja con la concesin de un ttulo, sino tambin por losnumerosos prstamos y donativos que consintieron los mineros ricos cuando lorequeran imperativos diplomticos). Ahora bien, lo que se asemejaba a la consagracinde una lite econmica hay que recalcar que los ttulos se otorgan durante las dosfases de auge de la produccin minera, y por lo tanto de los ingresos fiscales afines tambin tena un inters poltico y militar: la fidelidad de estos vasallos en provinciaslejanas fue una garanta esencial, especialmente en las "zonas fronteras" del Mxico delnorte, que recorran constantemente indios nmadas o salteadores de camino14. Estanecesidad de delegar el poder, tal como se les consinti a estos grandes seores,quienes capitaneaban ejrcitos privados contratados en sus propias haciendas,organizadores de esas "entradas" encaminadas a perseguir los perturbadores del ordenpblico, el mismo Jos de Glvez la subray : en estos aos en que el poder central ibacobrando ms fuerza (metrpoli y virreinato), el visitador no vacil en celebrar lashazaas guerreras de Francisco Javier de Aristoarena y Lanz, pacificador del sur de laregin zacatecana durante las sublevaciones de 1767, ennoblecido a consecuencia detan eminente servicio prestado a la Corona en esa oportunidad.

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    Esta convergencia de los intereses particulares y de los intereses del estado, dicho deotra manera, esa" fructfera colaboracin entre un gobierno desptico pero ilustrado yun poderosos grupo de comerciantes capitalistas y de mineros millonarios" quizs sea

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  • Una herencia reconocida yreivindicada

    uno de los aspectos las relevantes de la coexistencia en estos mismos personajes decomportamientos seoriales y de estrategias modernas econmicamente hablando. Losgrandes mineros zacatecanos son, en efecto, "empresarios" en el sentido de J.B. Say,incluso "mineros capitalistas", segn ... los documentos del ltimo tercio del sigloXVIII15.

    De ah el inters que hay, a nuestro juicio, en prolongar la historia econmica de laregin con el estudio de las mentalidades de sus actores econmicos, aprovechando esa"historia-encrucijada" que permite aprender mejor la evolucin de ese "tipo socialoriginal" : el minero-gran hacendado. Y ms cuando la permanencia de loscomportamientos sealados nos lleva hasta el siglo XIX, incluso hasta la Revolucin de1910, a travs de la vitalidad de las relaciones personales, la constante renovacin decaciques locales y de cierto modo la emergencia de caudillos que encontramos conbastante frecuencia en la historia de esta regin16.

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    Dentro de la dinmica social que identificamos en Zacatecas, la herencia hispnicadesempea sin lugar a dudas un papel fundamental. Sin embargo, hay que tener encuenta el hecho de que las "circunstancias" locales tienden a modificarlo en altogrado17. En 1783, el procurador del Consejo de Indias puntualiz de la siguiente maneralas condiciones con las que tena que cumplir cualquier pretendiente a un "ttulo deCastilla" ya que tal era la denominacin oficial que se aplicaba a los ttulos nobiliarios:nobleza y pureza de sangre; bienes, una fortuna que permita asegurar la respetabilidaddel titular y de preservar el "honor" que se le confiere en semejante oportunidad ; y porltimo los "mritos y servicios" realizados en beneficio de la Corona18. En el caso de losaristcratas zacatecanos y de los orgenes de los mismos, que sean titulados o no, sonconstantes que no son una mera casualidad.

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    Los Campa Cos constituyen el mejor ejemplo de ello. Llegaron a las Indias siguiendoa un to, a un primo o a otro miembro de la familia, fenmeno que se ha registradoasimismo para Guadalajara : en la primera mitad del siglo XVIII, son ms de veinte enNueva Galicia estos hidalgos oriundos en su aplastante mayora de las provinciasvascongadas (especialmente de la ciudad de Oyarzun) o de la regin de Santander, o seade los lugares de la Reconquista por excelencia. En las "relaciones de mritos yservicios" que se elaboran con motivo de la obtencin del hbito de una orden militar precede a la obtencin de un ttulo nobiliario propiamente dicho se subrayan lascualidades de los impetrantes y de sus ascendentes : son "de solar conocido", "hidalgospor los cuatro costados", exentos de toda ascendencia mora o juda. La "relacin demritos y servicios" de Miguel de Berrio y Zaldvar, marqus del Jaral de Berrio en1774, yerno del conde de San Mateo Valparaso, resulta muy explcita al respecto :"ninguna mancha imborrable", o condena del Santo Oficio de la Inquisicin, lo cualimposibilitara esa bsqueda del "honor", viene romper la armona linajera19.

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    En cuanto a la gran riqueza de esos personajes, no despertaba la menor duda, comolo subray Humboldt cuando pas por Nueva Espaa: mientras las fortunas msimportantes de La Habana y de Caracas no pasaban de 200 000 y 700 000 pesosrespectivamente, era millonario el noble mexicano, elemento fundamental para el"beneficio o del Estado y el inters de la Real Hacienda" segn la expresin en uso.Como lo subraya acertadamente Doris Ladd, si bien era cierto que el aristcratanovohispano comparta, hasta cierto punto, poder, distincin y riqueza con el"pechero", este reparto tambin tena lmites claros ; no todos los aristcratas de NuevaEspaa vivan en la opulencia, ahora bien, s eran nobles todos los "millonarios" delvirreinato, ya sean peninsulares o bien criollos, peculiaridad que nos desmiente para

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  • nada el ejemplo zacatecano20.A ese respecto, resulta significativo el hecho de que los ttulos que se crearon en

    Zacatecas se refieran de manera explcita a las grandes propiedades de los titulares : tales el caso de las haciendas de Santa Rosa, de Dan Mateo, de Santiago, del Valle deSchil, de Jaral, e incluso del oficio que le granje al fundador de la dinasta Fagoaga su riqueza (antes de que se volviese a incorporar a la administracin real) : en suoficina, el marqus del Apartado tena que separa el oro de la plata antes de que seenviaran los metales preciosos a la Casa de Moneda de Mxico.

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    Inversiones simultneas en las minas y en las tierras (y ms todava en el marco deuna estrategia encaminada ms adelante a preservar la fortuna sacada de las minas),estrategias matrimoniales fundadas en alianzas con los descendientes de losconquistadores o con otros aristcratas: Fernando de la Campa Cos, conde de SanMateo Valparaso, patriarca de una extensa familia que reinaba sobre el conjunto de laNueva Galicia y mucho ms all de los lmites geogrficos de la regin, constituye unejemplo excepcional al respecto. Cuando falleci en 1742, les dej a sus herederos (suhija se casar con el marqus del Jaral de Berrio) un patrimonio estimado en 1 283 278pesos21. Ms de unas veinte haciendas y estancias de ganado, amn de las propiedadesincorporadas en los mayorazgos fundados por el conde y sus sucesores, fundacionesencaminadas a preservar expresamente el patrimonio familiar. Del mayorazgo quefund en 1738 Fernando de la Campa Cos, en un valor de 316 500 pesos, se esperabaque evitiese cualquier "disipacin" de la fortuna familiar y la consiguiente decadenciaque experimentan en estos casos las familias nobles. Un hecho merece ser sealado :ninguna mina figura en los patrimonios vinculados.

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    Empresarios sabios, los grandes mineros zacatecanos, y sus herederos ms que ellos,se apresuraron en preservar las fortunas adquiridas gracias a las minas invirtindolasen tierras. Se instalaban en sus haciendas y all, llevaban una vida parecida a la de unaristcrata andaluz. Muy tempranamente, lleg la familia Campa Cos a practicar ladiversificacin de las inversiones y asimismo el reparto de las responsabilidadesdentro del clan familiar ejemplificada por los "capitanes de empresa" del ltimotercio del siglo XVIII y fundamental a la hora de minimizar los riesgos ligados a laminera (las inundaciones, el agotamiento de las vetas, o la escasez de azogue puedenacabar con las inversiones y por lo tanto con las esperanzas del dueo de una mina) : elsobrino del conde de san Mateo, Juan Alonso Daz de la Campa, caballero de la ordende Alcntara, es el encargado de la explotacin de las minas mientras el fundador de ladinasta se dedica a sus propiedades rurales. De 1718s A 1739, el sobrino abon en laCaja Real de Zacatecas 880 007 pesos correspondientes a la produccin de plata de lafamilia (quinto). Hay una sola excepcin a este regla : los Fagoaga, marqueses delApartado e instalados en Sombrerete, y que siguen siendo una dinasta minera.

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    Hay que precisar sin embargo que no se consideraba a la profesin de "minero" comoun "oficio vil" y degradante, ni mucho menos: las reformas de la administracinespaola, especialmente las Ordenanzas mineras de 1783, apuntan hacia esa evolucinde las mentalidades. La "limpieza de sangre" se convierte de manera significativa en"limpieza de oficios" para el ministro de Carlos III, Aranda; a fines del siglo XVIII, elminero se beneficia claramente de una serie de fueros, especialmente del fueronobiliar22.

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    Con el transcurrir del tiempo, la riqueza se haba convertido para la Corona espaolaen una condicin sine qua non para la concesin de un ttulo nobiliario. De la mismamanera, los "mritos" presentados por los pretendientes adquieren una connotacin yano militar sino ms bien econmica y financiera : la necesidad de las inversionesprivadas en las minas locales, la urgencia que preside a las donaciones y a losprstamos a favor de una Corona que se haba comprometido en unos conflictosdiplomticos muy costosos explican que fueran aumentando las exigencias sobre elparticular. A fines del siglo, los Fagoagas no slo el titular del marquesado, Franciscode Fagoaga y Arozqueta, sino tambin sus hermanos llegan a ser unos verdaderos

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  • El conde de San Mateo Valparaso,seor y dueo de Zacatecas

    soportes financieros de la Corona : familia minera, aunque tambin de "banqueros" yde comerciantes, emparentados con los Valdiviesos, Los Fagoagas no vacilaron eninvertir 500 000 pesos en ciertas empresas mineras. Cuando en 1772 Francisco deFagoaga consigue el ttulo de marqus del Apartado, su fortuna valorada en 1.8millones de pesos, le permite redimir definitivamente el derecho de "lanzas" (equivalaa 160 000 reales de velln) como lo autorizaba la legislacin indiana. Como lo subrayel Franciscano Morfi, observador perspicaz y socilogo antes de tiempo, cuando paspor las haciendas de beneficio de Sombrerete, "todo all respiraba la abundancia"23.

    Al conde del Valle de Schil Joseph del Campo Soberrn y Larrea lecorrespondi pagar a la Real Hacienda ms de un milln de pesos en 1783 en conceptode derechos sobre la plata y el azogue: la familia llevaba unos cincuenta aosexplotando las minas de Sombrerete. Morfi nos deja una valiosa descripcin delconjunto de las propiedades, especialmente de la hacienda de los Muleros, cuyoslmites lindaban con el territorio de Nueva Vizcaya. Expresa la riqueza del entoncesgobernador interino de Nueva Vizcaya, fundador de ncleos urbanos (el presidio de laNueva Bilbao). En cuanto a las haciendas de beneficios de metales, sealadas en la"relacin de mritos y servicios" del personaje, contaban (por lo menos una de ellas)con 2 000 peones24.

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    Qu pensar de esa sucesin de condes y marqueses, caballeros de las rdenesmilitares, quienes tanta nobleza le confieren a la ciudad de Zacatecas, y compiten enhonor y riqueza a lo largo del siglo de las Luces, y durante las llamadas reformasborbnicas? Las empresas econmicas de estos mineros, por muy variadas e"integradas" que fueran, no se pueden disociar en efecto de un conjunto de valoresdonde el prestigio social descansa ya no slo en la riqueza sino tambin en una red derelaciones personales y vnculos familiares, as como en un "estilo de vida". Porejemplo, ningn gran minero zacatecano renuncia a mantener un ejrcito privado quepasa con frecuencia de los doscientos o trescientos hombres, que se trate de defendersus propios dominios o los intereses de la Corona : a pesar de que el "derecho delanzas" evolucion, semnticamente hablando se convirti en un servicio financiero,y dej de representar la asistencia militar al soberano en los campos de batalla, que erael significado medieval del trmino , ninguno de estos personajes deja de llevar elttulo codiciado de "maestre de campo", "coronel de infantera espaola", de "capitnde las fronteras" del virreinato, de "protector de Indios", y, en las postrimeras del siglo,de "capitn de milicias urbanas".

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    Estas reminiscencias medievales son ms evidentes en los primeros ttulos otorgadosen la regin, tal es el caso del conde de Santa Rosa, Juan Bravo de Medrano, quien ganaverdaderamente su ttulo nobiliario con motivo de la pacificacin de Colotln y de lasierra del Nayarit, o de Joseph de Urquiola, primer conde de Santiago de la Laguna,quien tambin destaca por sus mritos militares. Pero el ejemplo ms relevante del"gran seor", quien reina sobre extensos territorios, ejerce un poder de hecho queconfortan sus fueros, y minero de los ms modernos por sus estrategias econmicas(aunque incluyan el acaparamiento de minas), precursor de los "capitanes deempresas" de fines del siglo, fundador de compaas mineras (antes de que stas semultipliquen, como fue el caso en las postrimeras del siglo), es el de Fernando de laCampa Cos, primer conde de San Mateo Valparaso, fundador de una dinasta que iba adejar en las crnicas de la ciudad de Zacatecas unos recuerdos difciles de borrar.

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    Gran pacificador del sur de la regin al poco tiempo de haber llegado a NuevaEspaa, enseguida empieza a fundar poblaciones con iglesias, ubicadas oportunamente

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  • cerca de sus haciendas, fundadas estas ltimas gracias a unas "mercedes de tierras"(estos pueblos constituyen ocasionalmente una fuente de mano de obra para las minasdel conde) concedidas para recompensar servicios prestador por el conde. Egregiorepresentante de estos "hombres ricos y poderosos"25, el conde de San Mateo reinabasobre unos territorios que iban de Zacatecas a la ciudad de Mxico. Segn la leyenda, elconde poda viajar a la capital con slo pasar por sus tierras. Ante el poder de hecho delpersonaje, las autoridades administrativas (virrey, audiencia de Guadalajara, las nicasautoridades competentes y por lo tanto rivales, en la medida en que el fuero del condeno contempla la intervencin del corregidor de Zacatecas, en cualquier asunto quetenga que ver con l o con sus peones) quedan impotentes, o terminan silenciadas porel poder efectivo del personaje.

    En 1739, llega a Zacatecas el visitador Francisco Antonio de Echavarri (esta visita sedeba a la falta de respeto de la legislacin minera por los mineros locales, y por lo tantoa los numerosos conflictos que se derivaron de esta situacin), quien, en vano, se oponea la parentela y a la clientela del conde, "a la sombra" de quien (es el trmino utilizadopor el visitador) prosperan los individuos ms sospechosos ; los salteadores de camino,los delincuentes de toda especie se refugiaban en efecto en las tierras del aristcrata, enese "reino reducido" cuyas haciendas tenan iglesia y crcel26. En la nutrida serie dedocumentos que fueron redactados durante esta "visita", no se hizo referencia demanera explcita a los privilegios del conde, ni mucho menos al derecho de justicia queste lleg a ejercer, o a las costumbres forjadas por el mismo. Sin embargo, se veclaramente que los crmenes cometidos por los "criados", "allegados" y otros"paniaguados" siguieron sin castigar, que estos crmenes hayan sido cometido enprovecho del amo o de los propios criados. En 1739, los criados imponen su propiajusticia en la regin, y de forma expeditiva. Los testigos recalcitrantes convocadospor el visitador mencionaron, entre otros datos, el asesinato de que fue vctima unsacerdote en las tierras as se deca de la hacienda de Carboneras, propiedad delconde. La vctima de los criados se haba negado a que las bestias de ste entraran ensus propias tierras : tal era en efecto el procedimiento usual en los hacendados de laregin para acaparar "tierras invadidas por los animales" como lo certificaban despuslos testigos del caso. El crimen permaneci sin castigar. El fuero, militar y nobiliar, delconde corra pareja con un poder de hecho que dej al mismo visitador indefenso.Mineros y hacendados preferiran soportar este poder de hecho que nadie se atreva o en circunstancias excepcionales a contrarrestar, como sucedi con algunos minerosde Sombrerete que denunciaron este "vasallaje forzado"27.

    29

    En cuanto a los jueces locales (alcaldes, alfrez real), descritos como partidarios delpoderoso o pagados por ste, los elega el mismo Fernando de la Campa Cos entre susparientes y clientes. Cerca de Zacatecas, en las minas de Vetagrande, su sobrino AlonsoDaz de la Campa Cos haca de alcalde ordinario; en Sombrerete, fue Juan de Mier,tambin sobrino del conde, quien ocup este cargo. Encarcelado por ultrajarle alvisitador, ste fue liberado gracias al todopoderoso conde. Clientes y parientesparticipan en las modernas estrategias econmicas del conde, no slo acaparando lasminas ms rentables y productivas, sino tambin controlando la produccin minera ysus actividades anexas: el comercio del sebo y de las candelas, lo mismo para l de lacarne (los animales provenan de las haciendas de la familia), incluso el abastecimientode los centros mineros de la provincia con granos y cereales, estaban en manos delsobrino, Juan Alonso de la Campa. Como lo observ a desganas el visitador vctima porotra parte de los conflictos jurisdiccionales entre el virrey y la audiencia de Guadalajarapartidaria del conde de San Mateo (gracias al parentesco de ste con varios oidores y auna indemnidad anual de 14 000 pesos, que le aseguraba a ste la benevolencia de losjueces, hecho pblico y notorio en Zacatecas): "las pobres y miserables personas (...) sehallan desatendidas en los tribunales de la (Nueva) Galicia, donde el poder hadegenerado en tirana ..."28.

    30

    El poder del conde de San Mateo se convirti en realidad hasta en los niveles ms31

  • La convergencia de los interesesparticulares y de los intereses del

    altos de la sociedad. Mencionamos el caso de la audiencia de Guadalajara pero la altaadministracin no permaneca a salvo de las solicitaciones del conde : para evitar otropercance despus de la liberacin "forzada" de Juan de Mier, el conde le haba regaladoel virrey 900 marcos de plata y una mitra, tambin de plata que los criados y el sobrinoJuan Alonso Daz de la Campa (el "empresario") haban "paseado" por toda la ciudadde Zacatecas, indicando a quien se destinaba. Suprema atencin, en la medida en que elvirrey era en aquel entonces el arzobispo Juan Antonio Vizarrn, quien acostumbrabarecibir regalos del conde el da de San Juan ... En estas condiciones, el virrey considercon poca atencin los informes que le haca llegar peridicamente el visitador (elexpediente de la "visita" abarca los aos 1739-1750). El secretario del virrey tambinaprovechaba la generosidad del conde, pero las relaciones personales de ste por logeneral eran ms que suficientes como para asegurar su tranquilidad as como laimpunidad de la clientela.

    No slo los clientes, los "obligados" y los "partidarios" del conde, sino tambin sus"compadres" se hacan cargo del control de la regin en su totalidad, actuaban detestigos en los numerosos juicios que oponan su protector a los dueos de minas,tejiendo de esta manera una red sumamente extensa de solidaridades. Mientras viva elconde, slo se respetar su voluntad, se deca en Zacatecas y en Sombrerete, donde losintereses del conde y de su clientela empezaba a peligrar por culpa del visitador. Enestas condiciones, le prohibieron la entrada al visitador en el real de minas deChalchihuites (situado al noreste de la ciudad de Zacatecas); en esa oportunidad, lospeninsulares del lugar conspiraron durante la noche entera y fueron juntando a lospartidarios del conde, indios incluidos ... En cuanto al cura de Chalchihuites, amenazcon no instalar en su iglesia silla alguna o cojn para el visitador. Despus que se fueste, los partidarios del conde, el alfrez real Joseph de Coso, y el alcalde ordinario deSombrerete, el minero Francisco de Casares, se dedicaron a castigar a quienes habanapoyado las iniciativas del visitador oidor de Mxico: muchos mineros tuvieron queexiliarse y abandonaron Zacatecas29.

    32

    Personaje nefasta y desptico, el conde de San Mateo se presentaba sin embargocomo un bienhechor, hasta como un hombre providencial para gran parte de lapoblacin. En 1732, en el peor momento de la crisis que afect la economa minerazacatecana, los mineros de la ciudad se dirigieron al virrey y lo suplicaron queinterviniera para que el conde se regresara a la ciudad (se haba instalado en efecto enuna de sus haciendas): "Ac se le han hecho las ms vivas instancias para que sedetenga porque con su fomento las minas se trabajan, los metales se benefician, seexpenden los azogues, los comerciantes conservan sus crditos y correspondencias, lasreligiones tienen alivio, la ciudad experimenta en sus individuos el remedio que dansus piadosas entraas, a cualquier contratiempo que le suceda, lo que no suceder noestando a la vista, y aunque con sus dulces promesas no afianzaba se volvera, por loque determinamos el que se fuese prosiguiendo la informacin para que apoyada con elinforme de Vuestra Excelencia su Magestad lo premiase ..."30. Hay que recordar que ala mayora de los aristcratas de Zacatecas, se les consideraban de la misma manera:bienhechores de la ciudad, celebrados por su piedad y su generosidad (de ellosdependen muchas fundaciones piadosas y obras caritativas), desempeaban un papelfundamental en perodo de crisis agrcola: de los trojes de sus haciendas provenaentonces el maz que necesitaban la ciudad y las minas circundantes. Son estos mismopersonajes quienes, con asombrosa regularidad, mandaban que se tocara las campanaspara convidar a su mesa a los pobres de la ciudad ...

    33

  • EstadoA ese respecto, Zacatecas constituye un verdadero microcosmo, un revelador de las

    dinmicas econmicas y sociales que obran en el conjunto de la Nueva Espaa, perotambin de la evolucin de las mentalidades y modelos sociales, especialmente por loque se refiere a esa excepcional convergencia y acuerdo entre los interesesmanejados por particulares poderosos y los de la Corona de Espaa. No fue posible, enel marco de este estudio, retomar en su totalidad las conclusiones a las que llegamossobre el particular. De ah la seleccin de los casas aqu presentados, siendo el ejemplodel conde de San Mateo el ms significativo, el ms controvertido tambin.

    34

    Ahora bien, la resurreccin del centro minero, y, de manera general, las reformas quela Corona emprendi en el terreno econmico e incluso administrativo no se podanimaginar sin el apoyo y la colaboracin de estos grandes mineros, de estos"empresarios" antes de tiempo, que son una referencia ineludible para sus sucesores defines del siglo. De ah ese necesario convenio realizado entre la soberana de la Coronade Espaa y los intereses privados, la utilizacin de unos incentivos tanto de ordeneconmico (poltica de exenciones fiscales : en ese aspecto, Zacatecas fue el centrominero que ms se benefici de la situacin) como social (concesin de ttulosnobiliarios) algo olvidados o descartados en el mismo momento en la Pennsula31.

    35

    Tal parece ser el origen de las delegaciones de poder que se consintieron a favor deestos grandes seores que son los mineros-hacendados zacatecanos: los ejrcitos quedirigen siguen siendo el medio de conquista y pacificacin por excelencia en el marcodel virreinato, y sobre todo antes de la reorganizacin de 1786. El contrapeso de estasdelegaciones de poder reside adems en el respeto que, como vasallo, siente el granminero para con el soberano.

    36

    De ah tambin la coexistencia en estos personajes de rasgos decididamentemodernos (estrategias econmicas: integracin, diversificacin de las inversiones,unidad directiva bajo la autoridad de un patriarca) y de caractersticas sociales, decomportamientos que nos remiten ms bien a la imagen del gran seor de la EdadMedia que reina en sus dominios, ya que, conforme van pasando las generaciones, elgran minero tiende a transformarse en hacendado, y ms todava si se trata de unminero ennoblecido32.

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    De la misma manera, las relaciones de hecho, estas "relaciones de dependencia",tales como las estudi Marc Bloch, las "solidaridades" que hacen que uno pertenezca auna "familia extensa" (lazos de compadrazgo) o a una comunidad social (hacienda) nodejan de presentar similitudes con la Roma clsica, con la Edad Media delMediterrneo, y en todo caos, con el Antiguo Rgimen peninsular. Estas mismasrelaciones de hecho con por otro lado los instrumentos de las modernas estrategiasdesarrolladas a nivel econmico: antes que se institucionalizara la figura del diputadode minera (a fines del siglo) y que se consagrara de esta forma a los mineros como"grupo de intereses" y hasta como "grupo de presin", la clientela y la parentela de loscondes de San Mateo llegaron a ser la expresin ms perfecta de ello.

    38

    En el mismo orden de ideas, el hecho de acceder y luego, de pertenecer al mundo delas lites no se pude disociar en Zacatecas de los factores riqueza y estatuto social. Aligual que en otras regiones de Nueva Espaa, los "recin-llegados", los inmigrantesespaoles tienden a dinamizar la antigua aristocracia terrateniente que se remonta a lossiglos XVI y XVII, a la par que van adoptando su estilo de vida33. De ah esa constantedualidad de los comportamientos y ... de las inversiones realizadas por los mineros, quese trate de aristcratas propiamente dichos, o de esta lite de fin del siglo, a mediocamino entre la nobleza y la "burguesa" si nos referimos a D. Ladd34. Las inversioneseconmicas corren pareja con inversiones sociales y suntuarias as como por ejemplola adquisicin de ttulos nobiliarios y de los correspondientes comportamientos, piedady caridad etc. El predominio de los unos o de los otros determina de hecho la

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  • Notes

    1 Simn Bolvar, "Carta de Jamica", Escritos polticos, Madrid, Alianza Editorial, 1969, p. 69.

    2 Jos Carlos Chiaramonte, Formas de sociedad y economa en Hispanoamrica, Mxico,Enlace-Grijalbo, 1984, passim ; Lucas Alamn, Historia de Mxico desde los primerosmovimientos que prepararon su Independencia en el ao de 1808 hasta la poca presente,Mxico, Ed. Jus, 1942, t. I, p. 25 ; Jos Mara Lus Mora, Mjico y sus revoluciones, Paris,1936, t.I, p. 111. Vase tambin, en el marco del debate feudalismo/capitalismo, los trabajos deJan Bazant, Enrique Semo y Marcello Carmagnani.3 Stanley J., Barbara Stein, La herencia colonial de Amrica latina, Mxico, Siglo XXI, 1978,10 ed.

    4 Michel Vovelle, Idologies et mentalits, Pars, Maspro, 1982, p. 7.

    5 J. Le Goff, "Les mentalits, une hsitoire ambigu", Faire de l'histoire, t. III, Nouveauxobjets, coord. J. Le Goff y P. Nora, Gallimard, 1974, p. 76 ; Solange Alberro, Serge Gruzinski,Introduccin a a historia de las mentalidades, Mxico, INAH, 1979, cuaderno de trabajo n24; Pilar Snchiz Ochoa, Los hidalgos de Guatemala, realidad y apariencia en un sistema devalores, Sevilla, Universidad de Sevilla, publicaciones del Seminario de antropologaamericana, 1976, 193 pp.6 R.M. Serrera Contreras, Guadalajara ganadera. Estudio regional novohispano 1760-1805,Sevilla, Escuela de Estudios Hispanoamericanos, 1977, XII-458 pp.; Eric van Young, Haciendaand Market in Eighteenth Century Mexico. The Rural Economy of the Guadalajara region1675-1820, Berkeley, University of California Press, 1981, 388 pp.

    7 Una aproximacin a este nuevo auge de la produccin en David A. Brading, , "MexicanSilver Mining in the Eighteenth Century: the Revival of Zacatecas", Hispanic AmericanHistorical Review, L, 4, noviembre de 1970, pp. 665-681.

    8 F. Chevalier, La formation des grands domaines au Mexique. Terre et socit aux XVIe-XVIIe sicles, Paris, Institut d'Ethnologie, 1952, XXVII-480 pp.; P.J. Bakewell, Minera ysociedad en el Mxico colonial. Zacatecas (1546-1700), Mexico, Fondo de Cultura Econmica,1976 (Cambridge University Press, 1971), 385 pp.9 M. Bloch, "Pour une approche compare des socits europennnes", Revue de SynthseHistorique, diciembre de 1928, estudio reproducido en Mlanges historiques, Pars, EHESS,1983, t. I, pp. 16-40. Los trabajos utilizados son los siguientes : R.M. Serrera para Guadalajara(ya citado) ; D.A. Brading, Mineros y comerciantes en el Mxico borbnico (1763-1810),Mxico, FCE, 1975 (Cambridge University Press, 1971) ; 497 pp., (estudio que combina las dosaproximaciones indicadas, tanto categorial como regional, en la medida en que contempla elcaso de la ciudad minera de Guanajuato) ; William Taylor, Landlord and Peasant in ColonialOaxaca, Stanford University Press, 1972, 285 pp. ; Claude Morin, Michoacn en la NuevaEspaa del siglo XVIII. Crecimiento y desigualdad en una economa colonial, Mxico, FCE,col. "Tierra Firme", 1979, 328 pp. (si embargo, slo se examinan las "desigualdades" en unaperspectiva econmica) ; Brian Hamnett, Politics and Trade in Southern Mexico, 1750-1821,Cambridge University Press, 1971, 215 pp.; hay otros trabajos del mismo autor, as como porejemplo : "The Mexican Bureacracy before the Bourbons Reforms 1700-1770: a Study of theLimitations of Absolutism", University of Glasgow, Institute of Latin American Studies, 1979,Occasional Papers, n26, 49 pp. ; "Social Structure and Regional Elites in Late ColonialMexico 1750-1824", n41, 1984, 32 pp.; Roots of Insurgency 1750-1824, Cambridge UniversityPress, 1986, 274 pp.; Philip Hadley, Minera y sociedad en el centro minero de Santa Eulalia,Chihuahua (1709-1750), Mxico, FCE, 1975, 241 pp.; John E. Kicza, "The Great Families ofMexico: Elite Maintenance and Business Practices in Late Colonial Mexico City", HAHR,62(3), mayo de 1982, pp. 429-456, y Empresarios coloniales. Familias y negocios en la ciudad

    instalacin de una familia en la larga duracin, caracterstica exclusiva de los minerosms destacados socialmente hablando (San Mateo/Jaral, Fagoaga) : estn presentes noslo en las regiones novohispanas sino tambin en la capital virrreinal donde ostentancargos honorficos y participan en el ltimo tercio del siglo XVIII en el gobiernoeconmico de Nueva Espaa (Tribunal de minera, Consulado de comercio). No esninguna casualidad si hoy en da, encontramos todava a unos cuantos descendientesde estos grandes mineros. La longevidad econmica, junto a la adopcin del modeloaristocrtico, sigue siendo la caracterstica esencial de las lites principales de NuevaEspaa, a diferencia de las lites "secundarias", que no se inscriben en lar largaduracin, y cuya base econmica resulta insuficientemente diversificada35.

  • de Mxico durante los Borbones, Mxico, FCE, 1986, 285 pp.; Doris M. Ladd, The MexicanNobility ay Independence, 1780-1826, Austin, University of Texas, 1976, 316 pp. Vasetambin los trabajos de S. Socolow y G. Colmenares para otras reas geogrficas del imperioespaol.

    10 Juan Lucas de Lazaga, Joaqun Velzquez de Len, Representacin (1774), reproducida en: Luis Chvez Orozco, La minera en la Nueva Espaa a postrimeras del siglo XVIII, Mxico,1938, Documentos para la Historia Econmica de Mxico, XII, pp. 24-26.11 Para una aproximacin a este tipo de fuentes, vase R.M. Serrera, "La contabilidad fiscalcomo fuente para la historia de la ganadera: el caso de la Nueva Galicia", Historia Mexicana,XXIV, n2(94), 1974, pp. 177-205; Mara Encarnaci Rodrguez Vicente, "La contabilidadvirreinal como fuente histrica", Anuario de Estudios Americanos, XXXIV, 1967, pp. 1523-1542.

    12 D.A. Brading, Mineros y comerciantes ..., p. 283; Ortega y Prez Gallardo, Historiagenealgica, y Fonseca Urrutia, Historia general de Real Hacienda.

    13 Citado por Le Goff, Ibidem, p. 77.14 Sobre el particular, remitimos a nuestro trabajo, "Del minero rico a la nobleza: el papel dela frontera zacatecana en la formacin de una lite econmica y social", Anuario de EstudiosAmericanos, XLIV, 1987, pp. 173-193. Sobre las caracterizacin de los "dos Mxico", vase F.Chevalier, La formation des grands domaines ..., pp. 9-21.

    15 Retomamos esta expresion de D.A. Brading, Mineros y comerciantes ..., p. 53, con lasresevas mencionadas arriba en cuanto a utilizacin de ciertos trminos algo connotados. Paraeste autor, el mismo xito de las reformas econmicas emprendidas por la Corona dependa enuna gran medida del espritu empresarial y del capital de estos personajes. Salvo indicacin denuestra parte, los datos utilizados en este trabajo fueron sacados de nuestra tesis de doctorado,presentada en la Universidad de Pars I en 1987 bajo el ttulo : Mines, terres et socits Zacatecas (Mexique) de la fin du XVIe sicle l'Indpendance, 4 vols., 1176 pp (tesis "nuevorgimen").

    16 F. Chevalier, "Caudillos et caciques en Amrique espagnole. Contribution l'tude des lienspersonnels", Mlanges offerts M. Bataillon, vol. I, Bordeaux, Fret, 1963, pp. 31 y ss.; delmismo autor, "Survivances seigneuriales et prsages de la rvolution agraire dans le nord duMexique", Revue Historique, CCXXII, 1959; pp. 9-16.17 Sobre la "transferencia" y el "renacimiento" en el Nuevo Mundo de instituciones hispnicas,vase el estudio de Luis Weckman, La herencia medieval de Mxico, Mxico, El Colegio deMxico, 1984, 2 vol., estudio que se limita sin embargo a los siglos XVI y XVII.

    18 Citado por Richard Konetzke, "La formacin de la nobleza en Indias", Anuario de EstudiosAmericanos, III, 1951, p. 346.

    19 Archivo Histrico Nacional (Madrid), Consejos, 8977, para los ttulos de San MateoValpaso (Real cdula del 14 de agosto de 1727), Santiago de la Laguna (19 de noviembre de1727), San Pedro del Alamo (15 de septiembre de 1734); AHN, Consejos, 828, para el conde delValle de Schil (11 de junio de 1776); AGI, Ttulos de Castilla, 9 y AGI, Mxico, 2340, ArchivoGeneral de la Nacin (Mxico), Vnculos, 170 para el ttulo de Jaral. Sobre las condiciones deotorgacin de ttulos nobilairios a residentes en Indias, cf. Luis Lira Montt, "Normas sobre laconcesin de ttulos de Castilla a los residentes en Indias", separata de Hidalgua, Madrid,1981, p. 18.20 A. de Humboldt, Voyages dans l'Amriques quinoxiales, t. II, Tableaux de la nature etdes hommes, Pars, Maspro, 1980, pp. 244-245; D. Ladd, Op. cit. p. 25 y ss.

    21 Archivo del Banco Nacional de Mxico (Banamex).

    22 AGI, Indiferente, 1628,; L. Lira Montt, "Privilegio nobiliario otorgado por Carlos IV alalercicio de la profesin minera en Indias", Boletn de la Academia Chilena de la Historia,1973, pp. 273-288.23 P. Juan Agustn Morfi, Viaje de indios y diario del Nuevo Mxico (1779), Madrid, Aguilar,1958, Biblioteca Indiana, II, p. 253 B.

    24 Archivo Histrico de Zacatecas, Ayuntamiento, 34; Morfi, op. cit., p. 354 A; AGI,Indiferente, 1561, y Mxico, 2243.

    25 F. Chevalier, La formacin de los latifundios ..., pp. 195-241.26 AGI, Mxico, 1336, 694 A 1 B, Guadalajara 104.

    27 Idem.28 AGI, Mxico, 694A : "Parecer del visitador", Zacatecas, 7 de septiembre de 1739.

    29 AGI, Mxico, 694A : convocatorias de testigos consignadas por Luis dle Horno, escribanoreal, el 6 de julio de 1739. Vase tambin la carta de Echavarri al virrey duque de la Conquista

  • (sucesor del arzobispo), Zacatecas, 21 de enero de 1741.

    30 Archivo Histrico de Zacatecas, Ayuntamiento, 48: la "representacin" lleva fecha del 29de mayo de 1732.31 P.J. Bakewell, op. cit., pp. 30 ss.

    32 A lo largo de este trabajo, preferimos utilizar el adjuetivo "seorial" para caracterizar elcomportamiento de los grandes mineros-hacendados, en lugar del trmino "feudal" por lassiguientes razones : utilizar ste nos llevara a formular un juicio valorativo, bajo el imperio delo que Marc Bloch califica en su Apologie pour l'histoire ou mtier d'historien (Pars, ArmandColin, 1952, p. 87) de "potencias del sentimientos", tambin equivaldra a confundir la filiacincon la explicacin de los hechos, haciendo caso omiso del "ambiente social" que caracteriza lafeudalidad europea y ms particularmente su vertiente institucional (feudo).

    33 R.M. Serrera, Guadalajara ganadera ..., p. 387.34 D. Ladd, op. cit., p. 163.

    35 La caracterizacin de "lites secundarias" fue acuada por John Tutino, Creole Mexico:Spanish Elite, Haciendas and Indian Towns 1750-1810, Austin University of Texas, 1976 (ph.D), University Microfilms International, 1978, 446 p.

    Pour citer cet articleRfrence lectroniqueFrdrique Langue, Los grandes hacendados de Zacatecas: permanencia y evolucin de unmodelo aristocrtico , Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Bibliothque des Auteurs duCentre, Langue, Frdrique, mis en ligne le 14 fvrier 2005, consult le 19 juillet 2015. URL :http://nuevomundo.revues.org/631 ; DOI : 10.4000/nuevomundo.631

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