Los Cuatro Viajes de Colón y Su Testamento

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    CRISTBAL COLN

    LOS CUATRO VIAJES DELALMIRANTE Y SU TESTAMENTO

    EL PRIMER VIAJE A LAS INDIAS..........................................3

    EL SEGUNDO VIAJE...............................................................69

    EL TERCER VIAJE...................................................................76

    EL CUARTO VIAJE.................................................................86

    TESTAMENTO.........................................................................94

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    EL PRIMER VIAJE A LAS INDIAS

    Relacin compendiada por Fray Bartolom de las Casas

    In Nomine D. N. Jesu Christi Porque, cristiansimos y muy altos y muy excelentes y muy poderosos prncipes, Rey y

    Reina de las Espaas y de las islas de la mar, Nuestros Seores, este presente ao de 1492, despusde Vuestras Altezas haber dado fin a la guerra de los moros que reinaban en Europa y haberacabado la guerra en la muy grande ciudad de Granada, adonde este presente ao a 2 das del mesde enero por fuerza de armas vide poner las banderas reales de Vuestras Altezas en las torres deAlhambra, que es la fortaleza de la dicha ciudad, y vide salir al rey moro a las puertas de la ciudad ybesar las reales manos de Vuestras Altezas y del Prncipe Mi seor, y luego en aquel presente mes,por la informacin que yo haba dado a Vuestras Altezas de las tierras de India y de un prncipe quees llamado Gran Can, que quiere decir en nuestro romance Rey de los Reyes, como muchas vecesl y sus antecesores haban enviado a Roma a pedir doctores en nuestra santa fe porque le enseasenen ella y que nunca el Santo Padre le haba provedo y se perdan tantos pueblos creyendo enidolatras o recibiendo en s sectas de perdicin, Vuestras Altezas, como catlicos cristianos yPrncipes amadores de la santa fe cristiana y acrecentadores de ella y enemigos de la secta deMahoma y de todas idolatras y herejas, pensaron de enviarme a m, Cristbal Coln, a las dichaspartidas de India para ver los dichos prncipes, y los pueblos y tierras y la disposicin de ellas y detodo y la manera que se pudiera tener para la conversin de ellas a nuestra santa fe; y ordenaron queyo no fuese por tierra al Oriente, por donde se costumbra de andar, salvo por el camino deOccidente, por donde hasta hoy no sabemos por cierta fe que haya pasado nadie.

    As que, despus de haber echado fuera todos los judos de todos vuestros reinos y seoros,en el mismo mes de enero mandaron Vuestras Altezas a m que con armada suficiente me fuese alas dichas partidas de India; y para ello me hicieron grandes mercedes y me anoblecieron que dendeen adelante yo me llamase Don y fuese Almirante Mayor de la mar ocana e Visorrey y Gobernadorperpetuo de todas las islas y tierra firme que yo descubriese y ganase y de aqu adelante sedescubriesen y ganasen en la mar ocana, y as sucediese mi hijo mayor y as de grado en gradopara siempre jams.

    Y part yo de la ciudad de Granada a 12 das del mes de mayo del mesmo ao de 1492, ensbado. Vine a la villa de Palos, que es puerto de mar, adonde arm yo tres navos muy aptos parasemejante fecho, y part del dicho puerto muy abastecido de muy muchos mantenimientos y demucha gente de la mar, a 3 das del mes de agosto del dicho ao en un viernes, antes de la salida delsol con media hora, y llev el camino de las islas de Canaria de Vuestras Altezas, que son en ladicha mar ocana, para de all tomar mi derrota y navegar tanto que yo llegase a las Indias, y dar laembajada de Vuestras Altezas a aquellos prncipes y cumplir lo que as me haban mandado; y paraesto pens de escribir todo este viaje muy puntualmente de da en da todo lo que hiciese y viese ypasase, como adelante se ver.

    Tambin, Seores Prncipes, allende describir cada noche lo que el da pasare, y el da lo quela noche navegare, tengo propsito de hacer carta nueva de navegar, en la cual situar toda la mar ytierras del mar Ocano en sus propios lugares debajo su viento, y ms, componer un libro y ponertodo por el semejante por pintura, por latitud del equinocial y longitud del Occidente; y sobre todocumple mucho que yo olvide el sueo y tiente mucho el navegar, porque as cumple, las cualessern gran trabajo.

    Viernes 3 de agosto. Partimos viernes 3 das de agosto de 1492 aos de la barra de Saltes alas ocho horas. Anduvimos con fuerte virazn hasta el poner del sol hacia el Sur sesenta millas, que

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    son quince leguas; despus al Sudueste y al Sur cuarta del Surueste, que era el camino para lasCanarias.

    Sbado 4 de agosto. Anduvieron al Sudueste cuarta del Sur.

    Domingo 5 de agosto. Anduvieron su va entre da y noche ms de cuarenta leguas.

    Lunes 6 de agosto. Salt o desencajse el gobernario a la carabela Pinta, donde iba MartnAlonso Pinzn, a lo que se crey y sospech por industria de un Gomes Rascn y CristbalQuintero, cuya era la carabela, porque le pesaba ir aquel viaje; y dice el Almirante que antes quepartiese haban hallado en ciertos deveses y grisquetas, como dicen, a los dichos. Vdose all elAlmirante en gran turbacin por no poder ayudar a la dicha carabela sin su peligro, y dice quealguna pena perda con saber que Martn Alonso Pinzn era persona esforzada y de buen ingenio.En fin, anduvieron entre da y noche veintinueve leguas.

    Martes 7 de agosto. Tornse a saltar el gobernalle a la Pinta, y adobronlo y anduvieron endemanda de la isla del Lanzarote, que es una de las islas de Canarias, y anduvieron entre da ynoche veinticinco leguas.

    Mircoles 8 de agosto. Hobo entre los pilotos de las tres carabelas opiniones diversas dndeestaban, y el Almirante sali ms verdadero; y quisiera ir a gran Canaria por dejar la carabela Pinta,porque iba mal acondicionada del gobernario y haca agua, y quisiera tomar all otra si la hallara.No pudieron tomarla aquel da.

    Jueves 9 de agosto. Hasta el domingo en la noche no pudo el Almirante tomar la Gomera, yMartn Alonso quedse en aquella costa de gran Canaria por mandado del Almirante, porque nopoda navegar. Despus tom el Almirante a Canaria (o a Tenerife), y adobaron muy bien la Pintacon mucho trabajo y diligencias del Almirante, de Martn Alonso y de los dems; y al cabo vinierona la Gomera. Vieron salir gran fuego de la sierra de la isla de Tenerife, que es muy alta en granmanera. Hicieron la Pinta redonda, porque era latina; torn a la Gomera domingo a 2 de septiembrecon la Pinta adobada.

    Dice el Almirante que juraban muchos hombres honrados espaoles que en la Gomeraestaban con Doa Ins Peraza, madre de Guilln Peraza, que despus fue el primer Conde de laGomera, que eran vecinos de la isla de Hierro, que cada ao van tierra al Oueste de las Canarias,que es al Poniente; y otros de la Gomera, afirmaban otro tanto con juramento. Dice aqu elAlmirante que se acuerda que estando en Portugal el ao de 1484 vino uno de la isla de la Madera alRey a le pedir una carabela para ir a esta tierra que va, el cual juraba que cada ao la va y siemprede una manera. Y tambin dice que se acuerda que lo mismo decan en las islas de los Azores ytodos stos en una derrota y en una manera de seal y en una grandeza. Tomada, pues, agua y lea ycarnes y lo dems que tenan los hombres que dej en la Gomera el Almirante cuando fue a la islade Canaria a adobar la carabela Pinta, finalmente se hizo a la vela de la dicha isla de la Gomera consus tres carabelas jueves a 6 das de septiembre.

    Jueves 6 de septiembre. Parti aquel da por la maana del puerto de la Gomera y tom lavuelta para ir a su viaje. Y supo el Almirante de una carabela que vena de la isla del Hierro queandaban por all tres carabelas de Portugal para lo tomar: deba de ser la invidia que el Rey tena porhaberse ido a Castilla. Y anduvo todo aquel da y noche en calma, y a la maana se hall entre laGomera y Tenerife.

    Viernes 7 de septiembre. Todo el viernes y el sbado, hasta tres horas de noche, estuvo en

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    calma.

    Sbado 8 de septiembre. Tres horas de noche sbado comenz a ventar Nordeste, y tom suva y camino al Oueste. Tuvo mucha mar por proa que le estorbaba el camino; y andara aquel danueve leguas con su noche.

    Domingo 9 de septiembre. Anduvo aquel da diez y nueve leguas, y acord contar menos delas que andaba, porque si el viaje fuese luengo no se espantasen ni desmayase la gente. En la nocheanduvo ciento y veinte millas; a diez millas por hora, que son treinta leguas. Los marinerosgobernaban mal, decayendo sobre la cuarta del Nordeste, y an a la media partida: sobre lo cual lesri el Almirante muchas veces.

    Lunes 10 de septiembre. En aquel da con su noche anduvo sesenta leguas, a diez millas porhora, que son dos leguas y media; pero no contaba sino cuarenta y ocho leguas, porque no seasombrase la gente si el viaje fuese largo.

    Martes 11 de septiembre. Aquel da navegaron a su va, que era el Oueste, y anduvieronveinte leguas y ms, y vieron un gran trozo de mstel de nao, de ciento y veinte toneles, y no lopudieron tomar. La noche anduvieron cerca de veinte leguas, y cont no ms de diez y seis por lacausa dicha.

    Mircoles 12 de septiembre. Aquel da, yendo su va, anduvieron en noche y da treinta y tresleguas, contando menos por la dicha causa.

    Jueves 13 de septiembre. Aquel da con su noche, yendo a su va, que era al Oueste,anduvieron treinta y tres leguas, y contaba tres o cuatro menos. Las corrientes le eran contrarias. Eneste da, al comienzo de la noche, las agujas noruesteaban, y a la maana noruesteaban algn tanto.

    Viernes 14 de septiembre. Navegaron aquel da su camino al Oueste con su noche, yanduvieron veinte leguas; cont alguna menos. Aqu dijeron los de la carabela Nia que habanvisto un garjao y un rabo de junco; y estas aves nunca se apartan de tierra cuando ms veinticincoleguas.

    Sbado 15 de septiembre. Naveg aquel da con su noche veintisiete leguas su camino alOueste y algunas ms. Y en esta noche al principio de ella vieron caer del cielo un maravillosoramo de fuego en la mar, lejos de ellos cuatro o cinco leguas.

    Domingo 16 de septiembre. Naveg aquel da y la noche a su camino al Oueste. Andarantreinta y nueve leguas, pero no cont sino treinta y seis. Tuvo aquel da algunos nublados, llovizn.Dice aqu el Almirante que hoy y siempre de all adelante hallaron aires temperantsimos, que eraplacer grande el gusto de las maanas, que no faltaba sino or ruiseores. Dice l: y era el tiempocomo abril en el Andaluca. Aqu comenzaron a ver muchas manadas1 de hierba muy verde quepoco haba, segn le pareca, que se haba desapegado de tierra, por lo cual todos juzgaban queestaba cerca de alguna isla; pero no de tierra firme, segn el Almirante, que dice: porque la tierrafirme hago ms adelante.

    Lunes 17 de septiembre. Naveg a su camino el Oueste, y andaran en da y noche cincuentaleguas y ms. No asent sino cuarenta y siete. Ayudbales la corriente. Vieron mucha hierba y muya menudo, y era hierba de peas y vena la hierba de hacia Poniente. Juzgaban estar cerca de tierra.Tomaron los pilotos el Norte marcndolo, y hallaron que las agujas noruesteaban una gran cuarta, y

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    teman los marineros y estaban penados y no decan de qu. Conocilo el Almirante; mand quetornasen a marcar el Norte en amaneciendo, y hallaron que estaban buenas las agujas. La causa fueporque la estrella que parece hace movimiento y no las agujas. En amaneciendo, aquel lunes vieronmuchas ms hierbas y que parecan hierbas de ros, en los cuales hallaron un cangrejo vivo, el cualguard el Almirante. Y dice que aquellas fueron seales ciertas de tierra, porque no se hallanochenta leguas de tierra. El agua de la mar hallaban menos salada desde que salieron de lasCanarias; los aires siempre ms suaves. Iban muy alegres todos, y los navos quien ms poda andarandaba por ver primero tierra. Vieron muchas toninas, y los de la Nia mataron una. Dice aqu elAlmirante que aquellas seales eran del Poniente, donde espero en aquel alto Dios, en cuyasmanos estn todas las victorias, que muy presto nos dar tierra. En aquella maana dice que vidoun ave blanca que se llama rabo de junco que no suele dormir en la mar.

    Martes 18 de septiembre. Naveg aquel da con su noche, y andaran ms de cincuenta ycinco leguas, pero no asent sino cuarenta y ocho. Llevaba todos estos das mar muy bonanza,como en el ro de Sevilla. Este da Martn Alonso, con la Pinta, que era gran velera, no esper,porque dijo al Almirante desde su carabela que haba visto gran multitud de aves ir hacia elPoniente, y que aquella noche esperaba ver tierra y por eso andaba tanto. Apareci a la parte delNorte una gran cerrazn, que es seal de estar sobre la tierra.

    Mircoles 19 de septiembre. Naveg su camino, y entre da y noche andaran veinticincoleguas, porque tuvieron calma. Escribi veintids. Este da, a las diez horas, vino a la nao unalcatraz, y a la tarde vieron otro, que no suele apartarse veinte leguas de tierra. Vinieron unoslloviznos sin viento, lo que es seal cierta de tierra. No quiso detenerse barloventeando el Almirantepara averiguar si haba tierra; ms de que tuvo por cierto que a la banda del Norte y del Sur habaalgunas islas, como la verdad lo estaban y l iba por medio de ellas. Porque su voluntad era deseguir adelante hasta las Indias, y el tiempo es bueno, porque placiendo a Dios a la vuelta se veratodo: estas son sus palabras... Aqu descubrieron sus puntos los pilotos el de la Nia se hallaba delas Canarias cuatrocientas cuarenta leguas; el de la Pinta, cuatrocientas veinte; el de la donde iba elAlmirante, cuatrocientas justas.

    Jueves 20 de septiembre. Naveg este da al Oueste cuarta del Norueste y a la media partida,porque se mandaron muchos vientos con la calma que haba. Andaran hasta siete u ocho leguas.Vinieron a la nao dos alcatraces y despus otro, que fue seal de estar cerca de tierra; y vieronmucha hierba, aunque el da pasado no haban visto de ella. Tomaron un pjaro, con la mano, queera como un garjao; era pjaro de ro y no de mar: los pies tena como gaviota. Vinieron al navo, enamaneciendo, dos o tres pajaritos de tierra cantando, y despus antes del sol salido desaparecieron.Despus vino un alcatraz: vena del Ouesnorueste; iba al Sueste, que era seal que dejaba la tierra alOuesnorueste, porque estas aves duermen en tierra y por la maana van a la mar a buscar su vida, yno se alejan veinte leguas.

    Viernes 21 de septiembre. Aquel da fue todo lo ms calma y despus algn viento. Andaranentre da y noche, de ello a la va y de ello no, hasta trece leguas. En amaneciendo, hallaron tantahierba que pareca ser la mar cuajada de ella, y vena del Oueste. Vieron un alcatraz. La mar muyllana como un ro y los aires los mejores del mundo. Vieron una ballena, que es seal que estabancerca de tierra, porque siempre andan cerca.

    Sbado 22 de septiembre. Naveg al Ouesnorueste ms o menos, acostndose a una y a otraparte. Andaran treinta leguas. No vean casi hierba. Vieron unas pardelas y otra ave. Dice aqu elAlmirante: Mucho me fue necesario este viento contrario, porque mi gente andaban muyestimulados, que pensaban que no ventaban estos mares vientos para volver a Espaa. Por un

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    pedazo de da no hubo hierba; despus, muy espesa.

    Domingo 23 de septiembre. Naveg al Norueste y a las veces a la cuarta del Norte y a lasveces a su camino, que era el Oueste; y andara hasta veintids leguas. Vieron una trtola, y unalcatraz y otro pajarito de ro y otras aves blancas. Las hierbas eran muchas, y hallaban cangrejos enellas. Y como la mar estuviese mansa y llana, murmuraba la gente diciendo: que pues por all nohaba mar grande, que nunca ventara para volver a Espaa; pero despus alzse mucho la mar y sinviento, que los asombraba, por lo cual dice aqu el Almirante: As que muy necesario me fue lamar alta, que no pareci, salvo el tiempo de los judos cuando salieron de Egipto contra Moiss, quelos sacaba de captiverio.

    Lunes 24 de septiembre. Naveg a su camino al Oueste da y noche, y andaran catorceleguas y media. Cont doce. Vino al navo un alcatraz y vieron muchas pardelas.

    Martes 25 de septiembre. Este da hubo mucha calma, y despus vent; y fueron su caminoal Oueste hasta la noche. Iba hablando el Almirante con Martn Alonso Pinzn, capitn de la otracarabela Pinta, sobre una carta que le haba enviado tres das haca a la carabela, donde segnparece tena pintadas el Almirante ciertas islas por aquella mar. Y deca Martn Alonso que estabanen aquella comarca, y deca el Almirante que as le pareca a l; pero puesto que no hubiesen dadocon ellas, lo deba haber causado las corrientes que siempre haban echado los navos al Nordeste, yque no haban andado tanto como los pilotos decan. Y, estando en esto, dijo el Almirante que leenviase la carta dicha. Y, enviada con alguna cuerda, comenz el Almirante a cartear en ella con supiloto y marineros. Al sol puesto, subi el Martn Alonso en la popa de su navo, y con muchaalegra llam al Almirante, pidindole albricias que va tierra. Y cuando se lo oy decir conafirmacin, el Almirante dice que se ech a dar gracias a Nuestro Seor de rodillas, y el MartnAlonso deca Gloria in excelsis Deo con su gente. Lo mismo hizo la gente del Almirante; y los de laNia subironse todos sobre el mstil y en la jarcia, y todos afirmaron que era tierra. Y al Almiranteas pareci y que habra a ella veinticuatro leguas. Estuvieron hasta la noche afirmando todos sertierra. Mand el Almirante dejar su camino, que era el Oueste, y que fuesen todos al Sudueste,adonde haba parecido la tierra. Habran andado aquel da al Oueste cuatro leguas y media, y en lanoche al Sudueste diez y siete leguas, que son veintiuna, puesto que deca a la gente trece leguasporque siempre finga a la gente que haca poco camino porque no les pareciese largo; por maneraque escribi por dos caminos aquel viaje, el menor fue el fingido, y el mayor el verdadero. Anduvola mar muy llana, por lo cual se echaron a nadar muchos marineros. Vieron muchos dorados y otrospeces.

    Mircoles 26 de septiembre. Naveg a su camino al Oueste hasta despus de medio da. Deall fueron al Sudueste hasta conocer que lo que decan que haba sido tierra no lo era, sino cielo.Anduvieron da y noche treinta y una leguas, y cont a la gente veinticuatro. La mar era como unro, los aires dulces y suavsimos.

    Jueves 27 de septiembre. Naveg a su va al Oueste. Anduvo entre da y noche veinticuatroleguas; cont a la gente veinte leguas. Vinieron muchos dorados; mataron uno. Vieron un rabo dejunco.

    Viernes 28 de septiembre. Naveg a su camino al Oueste, anduvieron da y noche con calmacatorce leguas; contaron trece. Hallaron poca hierba; tomaron dos peces dorados, y en los otrosnavos ms.

    Sbado 29 de septiembre. Naveg a su camino el Oueste. Anduvieron veinticuatro leguas;

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    cont a la gente veintiuna. Por calmas que tuvieron, anduvieron entre da y noche poco. Vieron unave que se llama rabiforcado, que hace gomitar a los alcatraces lo que comen para comerlo ella, yno se mantiene de otra cosa. Es ave de la mar, pero no posa en la mar ni se aparta de tierra veinteleguas. Hay de stas muchas en las islas de Cabo Verde. Despus vieron dos alcatraces. Los aireseran muy dulces y sabrosos, que diz que no faltaba sino or al ruiseor, y la mar llana como un ro.Parecieron despus en tres veces tres alcatraces y un forcado. Vieron mucha hierba.

    Domingo 30 de septiembre. Naveg su camino al Oueste. Anduvo entre da y noche, por lascalmas, catorce leguas; cont once. Vinieron al navo cuatro rabos de junco, que es gran seal detierra, porque tantas aves de una naturaleza juntas es seal que no andan desmandadas ni perdidas.Vironse cuatro alcatraces en dos veces. Hierba, mucha. Nota: Que las estrellas que se llaman lasguardias, cuando anochece, estn junto al brazo de la porte del Poniente, y cuando amanece estn enla lnea debajo del brazo al Nordeste, que parece que en toda la noche no andan salvo tres lneas,que son nueve horas, y esto cada noche: esto dice aqu el Almirante. Tambin en anocheciendo, lasagujas noruestean una cuarta, y en amaneciendo estn con la estrella justo; por lo cual parece que laestrella hace movimiento como las otras estrellas, y las agujas piden siempre la verdad.

    Lunes 1 de octubre. Naveg su camino al Oueste. Anduvieron veinticinco leguas; cont a lagente veinte leguas. Tuvieron grande aguacero. El piloto del Almirante tema hoy, en amaneciendo,que haban andado desde la isla de Hierro hasta aqu quinientas sesenta y ocho leguas al Oueste. Lacuenta menor que el Almirante mostraba a la gente eran quinientas ochenta y cuatro leguas; pero laverdadera que el Almirante juzgaba y guardaba eran setecientas siete.

    Martes 2 de octubre. Naveg su camino al Oueste noche y da treinta y nueve leguas; cont ala gente obra de treinta leguas. La mar llana y buena siempre. A Dios muchas gracias sean dadas,dijo aqu el Almirante. Hierba vena del Este al Oueste, por el contrario de lo que sola: parecieronmuchos peces; matse uno. Vieron una ave blanca que pareca gaviota.

    Mircoles 3 de octubre. Naveg su va ordinaria. Anduvieron cuarenta y siete leguas; cont ala gente cuarenta leguas. Aparecieron pardelas, hierba mucha, alguna muy vieja y otra muy fresca, ytraa como fruta; y no vieron aves algunas. Crea el Almirante que le quedaban atrs las islas quetraa pintadas en su carta. Dice aqu el Almirante que no se quiso detener barloventeando la semanapasada y estos das que haba tantas seales de tierra, aunque tena noticias de ciertas islas enaquella comarca, por no se detener, pues su fin era pasar a las Indias; y si detuviera, dice l que nofuera buen seso.

    Jueves 4 de octubre. Naveg a su camino al Oueste. Anduvieron entre da y noche sesenta ytres leguas; cont a la gente cuarenta y seis leguas. Vinieron al navo ms de cuarenta pardelesjuntos y dos alcatraces, y al uno dio una pedrada un mozo de la carabela. Vino a la nao unrabiforcado y una blanca como gaviota.

    Viernes 5 de octubre. Naveg a su camino. Andaran once millas por hora. Por la noche y daandaran cincuenta y siete leguas, porque afloj la noche algo el viento; cont a su gente cuarenta ycinco. La mar en bonanza y llana. A Dios, dice, muchas gracias sean dadas. El aire muy dulce ytemplado, hierba nenguna, aves pardelas muchas, peces golondrinas volaron en la nao mucha.

    Sbado 6 de octubre. Naveg su camino al Vueste u Oueste, que es lo mismo. Anduvieroncuarenta leguas entre da y noche; cont a la gente treinta y tres leguas. Esta noche dijo MartnAlonso que sera bien navegar a la cuarta del Oueste, a la parte del Sudueste; y al Almirante parecique no deca esto Martn Alonso por la isla de Cipango, y el Almirante va que si la erraban que no

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    pudieran tan presto tomar tierra y que era mejor una vez ir a la tierra firme y despus a las islas.

    Domingo 7 de octubre. Naveg a su camino al Oueste; anduvieron doce millas por hora doshoras, y despus ocho millas por hora; y andara hasta una hora de sol veintitrs leguas. Cont a lagente diez y ocho. En este da, al levantar del sol, la carabela Nia, que iba delante por ser velera, yandaban quien ms poda por ver primero tierra, por gozar de la merced que los Reyes a quienprimero la viese haban prometido, levant una bandera en el topo del mstel y tir una lombardapor seal que van tierra, porque as lo haba ordenado el Almirante. Tena tambin ordenado que alsalir del sol y al ponerse se juntasen todos los navos con l, porque estos dos tiempos son mspropios para que los humores den ms lugar a ver ms lejos. Como en la tarde no viesen tierra laque pensaban los de la carabela Nia que haban visto, y porque pasaban gran multitud de aves de laparte del Norte al Sudueste (por lo cual era de creer que se iban a dormir a tierra o huan quiz delinvierno, que en las tierras de donde venan deba de querer venir, porque saba el Almirante que lasms de las islas que tienen los portugueses por las aves las descubrieron), por esto el Almiranteacord dejar el camino del Oueste y poner la proa hacia Ouesudueste con determinacin de andardos das por aquella va. Esto comenz antes una hora del sol puesto. Andaran en toda la nocheobra de cinco leguas, y veintitrs del da. Fueron por todas veintiocho leguas noche y da.

    Lunes 8 de octubre. Naveg al Ouesudueste y andaran entre da y noche once leguas ymedia o doce, y a ratos parece que anduvieron en la noche quince millas por hora, si no estmentirosa la letra. Tuvieron la mar como el ro de Sevilla; gracias a Dios, dice el Almirante. Losaires muy dulces como en abril en Sevilla, que es placer estar a ellos: tan olorosos son. Pareci lahierba muy fresca; muchos pajaritos del campo, y tomaron uno que iba huyendo al Sudueste,grajaos y nades y un alcatraz.

    Martes 9 de octubre. Naveg al Sudueste. Anduvo cinco leguas; mudse el viento y corri alOueste cuarta al Norueste, y anduvo cuatro leguas. Despus con todas once leguas de da y a lanoche veinte leguas y media. Cont a la gente diez y siete leguas. Toda la noche oyeron pasarpjaros.

    Mircoles 10 de octubre. Naveg al Ouesudueste. Anduvieron a diez millas por hora y aratos doce y algn rato a siete, y entre da y noche cincuenta y nueve leguas. Cont a la gentecuarenta y cuatro leguas no ms. Aqu la gente ya no lo poda sufrir: quejbase del largo viaje. Peroel Almirante los esforz lo mejor que pudo, dndoles buena esperanza de los provechos que podranhaber. Y aada que por dems era quejarse, pues que l haba venido a las Indias, y que as lo habade proseguir hasta hallarlas con el ayuda de Nuestro Seor.

    Jueves 11 de octubre. Naveg al Ouesudueste. Tuvieron mucha mar y ms que en todo elviaje haban tenido. Vieron pardelas y un junco verde junto a la nao. Vieron los de la carabela Pintauna caa y un palo, y tomaron otro palillo labrado a lo que pareca con hierro, y un pedazo de caay otra hierba que nace en tierra, y una tablilla. Los de la carabela Nia tambin vieron otras sealesde tierra y un palillo cargado de escaramojos. Con estas seales respiraron y alegrronse todos.Anduvieron en este da, hasta puesto el sol, veintisiete leguas.

    Despus del sol puesto, naveg a su primer camino al Oueste: andaran doce millas cadahora; y hasta dos horas despus de media noche andaran noventa millas, que son veintids leguas ymedia. Y porque la carabela Pinta era ms velera e iba delante del Almirante, hall tierra y hizo lasseas que el Almirante haba mandado.

    Esta tierra vido primero un marinero que se deca Rodrigo de Triana; puesto que elAlmirante, a las diez de la noche, estando en el castillo de popa, vido lumbre, aunque fue cosa tancerrada que no quiso afirmar que fuese tierra; pero llam a Pero Gutirrez, repostero de estrados del

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    Rey, e djole que pareca lumbre, que mirase l, y as lo hizo y vdola; djole tambin a RodrigoSnchez de Segovia, que el Rey y la Reina enviaban en el armada por veedor, el cual no vido nadaporque no estaba en lugar do la pudiese ver.

    Despus que el Almirante lo dijo, se vido una vez o dos, y era como una candelilla de ceraque se alzaba y levantaba, lo cual a pocos pareciera ser indicio de tierra. Pero el Almirante tuvo porcierto estar junto a la tierra. Por lo cual, cuando dijeron la Salve, que la acostumbraban decir ecantar a su manera todos los marineros y se hallan todos, rog y amonestlos el Almirante quehiciesen buena guarda al castillo de proa, y mirasen bien por la tierra, y que al que le dijese primeroque va tierra le dara luego un jubn de seda, sin las otras mercedes que los Reyes habanprometido, que eran diez mil maraveds de juro a quien primero la viese.

    A las dos horas despus de media noche pareci la tierra, de la cual estaran dos leguas.Amaaron todas las velas, y quedaron con el treo, que es la vela grande sin bonetas, y pusironse ala curda, temporizando hasta el da viernes, que llegaron a una isleta de los Lucayos, que se llamabaen lengua de indios Guanahani.

    Luego vinieron gente desnuda, y el Almirante sali a tierra en la barca armada, y MartnAlonso Pinzn y Vicente Ans, su hermano, que era capitn de la Nia. Sac el Almirante labandera real y los capitanes con dos banderas de la Cruz Verde, que llevaba el Almirante en todoslos navos por sea con una F y una Y: encima de cada letra su corona, una de un cabo de la y otrade otro. Puestos en tierra vieron rboles muy verdes y aguas muchas y frutas de diversas maneras.El Almirante llam a los dos capitanes y a los dems que saltaron en tierra, y a Rodrigo deEscovedo, Escribano de toda el armada, y a Rodrigo Snchez de Segovia, y dijo que le diesen por fey testimonio como l por ante todos tomaba, como de hecho tom, posesin de la dicha isla por elRey e por la Reina sus seores, haciendo las protestaciones que se requeran, como ms largo secontiene en los testimonios que all se hicieron por escripto. Luego se ayunt all mucha gente de laisla. Esto que se sigue son palabras formales del Almirante, en su libro de su primera navegacin ydescubrimiento de estas Indias.

    Yo (dice l), porque nos tuviesen mucha amistad, porque conoc que era gente que mejor selibrara y convertira a nuestra Santa Fe con amor que no por fuerza, les di a algunos de ellos unosbonetes colorados y unas cuentas de vidrio que se ponan al pescuezo, y otras cosas muchas de pocovalor, con que hobieron mucho placer y quedaron tanto nuestros que era maravilla. Los cualesdespus venan a las barcas de los navos adonde nos estbamos, nadando, y nos traan papagayos yhilo de algodn en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas quenos les dbamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de aquelloque tenan de buena voluntad.

    Mas me pareci que era gente muy pobre de todo. Ellos andan todos desnudos como sumadre los pari, y tambin las mujeres, aunque no vide ms de una farto moza. Y todos los que yovi eran todos mancebos, que ninguno vide de edad de ms de treinta aos: muy bien hechos, de muyfermosos cuerpos y muy buenas caras: los cabellos gruesos cuasi como sedas de cola de caballos, ecortos: los cabellos traen por encima de las cejas, salvo unos pocos detrs que traen largos, quejams cortan. Dellos se pintan de prieto, y ellos son de la color de los canarios, ni negros ni blancos,y dellos se pintan de blanco, y dellos de colorado, y dellos de lo que fallan, y dellos se pintan lascaras, y dellos todo el cuerpo, y dellos solos los ojos, y dellos slo el nariz.

    Ellos no traen armas ni las conocen, porque les amostr espadas y las tomaban por el filo yse cortaban con ignorancia. No tienen algn fierro: sus azagayas son unas varas sin fierro, y algunasde ellas tienen al cabo un diente de pece, y otras de otras cosas. Ellos todos a una mano son debuena estatura de grandeza y buenos gestos, bien hechos. Yo vide algunos que tenan seales deferidas en sus cuerpos, y les hice seas qu era aquello, y ellos me amostraron cmo all venangente de otras islas que estaban acerca y les queran tomar y se defendan. Y yo cre e creo que aquvienen de tierra firme a tomarlos por captivos. Ellos deben ser buenos servidores y de buen ingenio,que veo que muy presto dicen todo lo que les deca, y creo que ligeramente se haran cristianos; que

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    me pareci que ninguna secta tenan. Yo, placiendo a Nuestro Seor, llevar de aqu al tiempo demi partida seis a V. A. para que deprendan fablar. Ninguna bestia de ninguna manera vide, salvopapagayos en esta isla. Todas son palabras del Almirante.

    Sbado 13 de octubre. Luego que amaneci vinieron a la playa muchos de estos hombres,todos mancebos, como dicho tengo, y todos de buena estatura, gente muy fermosa: los cabellos nocrespos, salvo corredios y gruesos, como sedas de caballo, y todos de la frente y cabeza muy anchams que otra generacin que fasta aqu haya visto, y los ojos muy fermosos y no pequeos, y ellosninguno prieto, salvo de la color de los canarios, ni se debe esperar otra cosa, pues est lesteouestecon la isla del Hierro, en Canaria, so una lnea. Las piernas muy derechas, todos a una mano, y nobarriga, salvo muy bien hecha.

    Ellos vinieron a la nao con almadas, que son hechas del pie de un rbol, como un barcoluengo, y todo de un pedazo, y labrado muy a maravilla segn la tierra, y grandes en que en algunasvenan cuarenta o cuarenta y cinco hombres, y otras ms pequeas, fasta haber de ellas en que venaun solo hombre. Remaban con una pala como de fornero, y anda a maravilla; y si se le trastorna,luego se echan todos a nadar y la enderezan y vacan con calabazas que traen ellos. Traan ovillosde algodn filado y papagayos y azagayas y otras cositas que sera tedio de escrebir, y todo dabanpor cualquier cosa que se los diese.

    Y yo estaba atento y trabajaba de saber si haba oro, y vide que algunos de ellos traan unpedazuelo colgado en un agujero que tienen a la nariz, y por seas pude entender que yendo al Sur ovolviendo la isla por el Sur, que estaba all un rey que tena grandes vasos de ello, y tena muymucho. Trabaj que fuesen all, y despus vide que no entendan en la idea. Determin de aguardarfasta maana en la tarde y despus partir para el Sudueste, que segn muchos de ellos me ensearondecan que haba tierra al Sur y al Sudueste y al Norueste, y que estas del Norueste le venan acombatir muchas veces, y as ir al Sudueste a buscar el oro y piedras preciosas.

    Esta isla es bien grande y muy llana y de rboles muy verdes y muchas aguas y una lagunaen medio muy grande, sin ninguna montaa, y toda ella verde, que es placer de mirarla; y esta gentefarto mansa, y por la gana de haber de nuestras cosas, y teniendo que no se les ha de dar sin que denalgo y no lo tienen, toman lo que pueden y se echan luego a nadar; mas todo lo que tienen lo danpor cualquier cosa que les den; que fasta los pedazos de las escudillas y de las tazas de vidrio rotasrescataban, fasta que vi dar diez y seis ovillos de algodn por tres ceots de Portugal, que es unablanca de Castilla, y en ellos habra ms de una arroba de algodn filado. Esto defendiera y nodejara tomar a nadie, salvo que yo lo mandara tomar todo para V. A. si hobiera en cantidad. Aqunace en esta isla, mas por el poco tiempo no pude dar as del todo fe, y tambin aqu nace el oro quetraen colgado a la nariz; mas, por no perder tiempo quiero ir a ver si puedo topar a la isla deCipango. Agora como fue noche todos se fueron a tierra con sus almadas.

    Domingo 14 de octubre. En amaneciendo mand aderezar el batel de la nao y las barcas delas carabelas, y fue al luengo de la isla, en el camino del Nordeste, para ver la otra parte, que era dela otra parte del Leste que haba, y tambin para ver las poblaciones, y vide luego dos o tres, y lagente que venan todos a la playa llamndonos y dando gracias a Dios. Los unos nos traan agua;otros otras cosas de comer; otros, cuando vean que yo no curaba de ir a tierra, se echaban a la marnadando y venan, y entendamos que nos preguntaban si ramos venidos del cielo. Y vino unoviejo en el batel dentro, y otros a voces grandes llamaban todos hombres y mujeres: Venid a ver loshombres que vinieron del cielo; traedles de comer y de beber. Vinieron muchos y muchas mujeres,cada uno con algo, dando gracias a Dios, echndose al suelo, y levantaban las manos al cielo, ydespus a voces nos llamaban que fusemos a tierra.

    Mas yo tema de ver una grande restinga de piedras que cerca toda aquella isla alrededor, yentre medias queda hondo el puerto para cuantas naos hay en toda la Cristiandad, y la entrada deello muy angosta. Es verdad que dentro de esta cinta hay algunas bajas, mas la mar no se mueve

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    ms que dentro en un pozo. Y para ver todo esto me mov esta maana, porque supiese dar de todorelacin a Vuestras Altezas y tambin a dnde pudiera hacer fortaleza, y vide un pedazo de tierraque se hace como isla, aunque no lo es, en que haba seis casas, el cual se pudiera atajar en dos daspor isla; aunque yo no veo ser necesario, porque esta gente es muy smplice en armas, como vernVuestras Altezas de siete que yo hice tomar para le llevar y desprender nuestra fabla y volvellos,salvo que Vuestras Altezas cuando mandaren pudenlos todos llevar a Castilla o tenellos en lamisma isla captivos, porque con cincuenta hombres los tern todos sojuzgados y los har hacer todolo que quisiere.

    Y despus junto con la dicha isleta estn huertas de rboles las ms hermosas que yo vie tanverdes y con sus hojas como las de Castilla en el mes de abril y de mayo, y mucha agua. Yo mirtodo aquel puerto y despus me volv a la nao y di a la vela, y vide tantas islas que yo no sabadeterminarme a cul ira primero. Y aquellos hombres que yo tena tomado me decan por seas queeran tantas y tantas que no haba nmero, y anombraron por su nombre ms de ciento. Por ende yomir por la ms grande, y aqulla determin andar, y as hago, y ser lejos de esta de San Salvadorcinco leguas y las otras dellas ms, dellas menos. Todas son muy llanas, sin montaas y muy frtilesy todas pobladas, y se hacen la guerra la una a la otra, aunque stos son muy smplices y muy lindoscuerpos de hombres.

    Lunes 15 de octubre. Haba temporejado esta noche con temor de no llegar a tierra a sorgirantes de la maana, y por no saber si la costa era limpia de bajas, y en amaneciendo cargar velas. Ycomo la isla fuese ms lejos de cinco leguas, antes ser siete, y la marea me detuvo, sera medio dacuando llegu a la dicha isla. Y fall que aquella haz que es de la parte de la isla de San Salvador secorre Norte Sur y hay en ella cinco leguas, y la otra que yo segu se corra Leste Oueste y hay enella ms de diez leguas. Y como de esta isla vide otra mayor al Oueste, cargu las velas por andartodo aquel da fasta la noche, porque an no pudiera haber andado al cabo del Oueste, a la cual pusenombre la isla de Santa Mara de la Concepcin.

    Y cuasi al poner del sol sorg acerca del dicho cabo por saber si haba all oro, porque estosque yo haba hecho tomar en la isla de San Salvador me decan que ah traan manillas de oro muygrandes a las piernas y a los brazos. Yo bien cre que todo lo que decan era burla para se fugir. Contodo, mi voluntad era de no pasar por ninguna isla de que no tomase posesin, puesto que tomadode una se puede decir de todas. Y sorg e estuve hasta hoy martes, que en amaneciendo fui a tierracon las barcas armadas y sal; y ellos, que eran muchos as desnudos y de la misma condicin de laotra isla de San Salvador, nos dejaron ir por la isla y nos daban lo que les peda.

    Y porque el viento cargaba a la traviesa Sueste no me quise detener y part para la nao, yuna almada grande estaba a bordo de la carabela Nia; y uno de los hombres de la isla del SanSalvador, que en ella era, se ech a la mar y se fue en ella, y la noche de antes a medio echado elotro, y fue atrs la almada, la cual fugi que jams fue barca que le pudiese alcanzar, puesto que letenamos grande avante. Con todo, dio en tierra y dejaron la almada; y algunos de los de micompaa salieron en tierra tras ellos, y todos fugeron como gallinas, y la almada que habandejado la llevamos a bordo de la carabela Nia, adonde ya de otro cabo vena otra almada pequeacon un hombre que vena a rescatar un ovillo de algodn, y se echaron algunos marineros a la mar,porque l no quera entrar en la carabela, y le tomaron.

    Y yo, que estaba a la popa de la nao, que vide todo, envi por l y le di un bonete coloradoy unas cuentas de vidrio verdes pequeas que le puse al brazo y dos cascabeles que le puse a lasorejas, y le mand volver a su almada, que tambin tena en la barca, y le envi a tierra.

    Y di luego la vela para ir a la otra isla grande que yo va al Oueste y mand largar tambinla otra almada que traa la carabela Nia, por popa, y vide despus en tierra, al tiempo de la llegadadel otro a quien yo haba dado las cosas susodichas y no le haba querido tomar el ovillo dealgodn, puesto quel me lo quera dar, y todos los otros se llegaron a l y tena a gran maravilla ebien le pareci que ramos buena gente y que el otro que se haba fugido nos haba hecho algn

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    dao y que por esto lo llevbamos. Y a esta razn us esto con l de le mandar alargar y le di lasdichas cosas porque nos tuviesen en esta estima, porque otra vez cuando Vuestras Altezas aqutornen a enviar no haga mala compaa; y todo lo que yo le di no vala cuatro maraveds. Y aspart, que seran las diez horas, con el viento Sueste, y tocaba de Sur para pasar a estotra isla, la cuales grandsima y adonde todos estos hombres que yo traigo de la de San Salvador hacen seas quehay muy mucho oro y que lo traen en los brazos en manillas y a las piernas y a las orejas y al nariz yal pescuezo.

    Y haba de esta isla de Santa Mara a esta otra nueve leguas Leste Oueste, y se corre todaesta parte de la isla Norueste Sueste, y se parece que bien habra en esta costa ms de veintiocholeguas en esta faz, y es muy llana sin montaa ninguna, as como aquellas de San Salvador y deSanta Mara, y todas playas sin roquedos, salvo que a todas hay algunas peas acerca de tierradebajo del agua; por donde es menester abrir el ojo cuando se quiere surgir e no surgir muchoacerca de tierra, aunque las aguas son siempre muy claras y se ve el fondo. Y desviado de tierra dostiros de lombarda, hay en todas estas islas tanto fondo que no se puede llegar a l.

    Son estas islas muy verdes y frtiles y de aires muy dulces, y puede haber muchas cosas queyo no s, porque no me quiero detener por calar y andar muchas islas para fallar oro. Y pues stasdan as estas seas que lo traen a los brazos y a las piernas, y es oro porque les amostr algunospedazos del que yo tengo, no puedo errar con la ayuda de Nuestro Seor que yo no le falle adondenace. Y estando a medio golfo de estas dos islas -es de saber de aquella de Santa Mara y de estagrande, a la cual pongo nombre la Fernandina- fall un hombre solo en una almada que se pasabade la isla de Santa Mara a la Fernandina, y traa un poco de su pan, que sera tanto como el puo, yuna calabaza de agua y un pedazo de tierra bermeja hecha en polvo y despus amasada, y unashojas secas que debe ser cosa muy apreciada entre ellos, porque ya me trujeron en San Salvador deellas en presente, y traa un cestillo a su guisa en que tena un ramalejo de cuentecillas de vidrio ydos blancas, por las cuales conoc que l vena de la isla de San Salvador y haba pasado a aquellade Santa Mara y se pasaba a la Fernandina, el cual se lleg a la nao. Yo le hice entrar, que as lodemandaba l, y le hice poner su almada en la nao y guardar todo lo que l traa; y le mand dar decomer pan y miel y de beber. Y as le pasar a la Fernandina y le dar todo lo suyo, porque dbuenas nuevas de nos para, a Nuestro Seor aplaciendo, cuando vuestras Altezas enven ac, queaquellos que vinieren reciban honra y nos den de todo lo que hobiere.

    Martes 16 de octubre. Part de las islas de Santa Mara de la Concepcin, que sera ya cercadel medio da, para la isla Fernandina, la cual amuestra ser grandsima al Oueste, y navegu todoaquel da con calmera. No pude llegar a tiempo de poder ver el fondo para surgir en limpio, porquees en esto mucho de haber gran diligencia por no perder las anclas; y as temporic toda esta nochehasta el da que vine a una poblacin, adonde yo surg e adonde haba venido aquel hombre que yohall ayer en aquella almada a medio golfo, el cual haba dado tantas buenas nuevas de nos quetoda esta noche no falt almadas a bordo de la nao, que nos traan agua y de lo que tenan.

    Yo a cada uno le mandaba dar algo, es a saber algunas contecillas, diez o doce de ellas devidrio en un filo, y algunas sonajas de latn de estas que valen en Castilla un maraved cada una, yalgunas agujetas, de que todo tenan en grandsima excelencia, y tambin los mandaba dar, para quecomiesen, cuando venan en la nao miel de azcar.

    Y despus, a horas de tercia, envi al batel de la nao en tierra por agua, y ellos de muybuena gana le enseaban a mi gente adonde estaba el agua, y ellos mismos traan los barriles llenosal batel y se folgaban mucho de nos hacer placer. Esta isla es grandsima y tengo determinado de larodear, porque, segn puedo entender, en ella o cerca de ella hay mina de oro. Esta isla estdesviada de la de Santa Mara ocho leguas cuasi Leste Oueste; y este cabo adonde yo vine y todaesta costa se corre Norueste y Sursueste, y vide bien veinte leguas de ella, mas ah no acababa.Agora escribiendo esto, di la vela con el viento Sur para pujar a rodear toda la isla, y trabajar hastaque halle Samaot, que es la isla o ciudad adonde es el oro, que as lo dicen todos estos que aqu

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    vienen en la nao, y nos lo decan los de la isla de San Salvador y de Santa Mara.Esta gente es semejante a aquellas de las dichas islas, y una fabla y unas costumbres, salvo

    que stos ya me parecen algn tanto ms domstica gente y de tracto y ms sotiles, porque veo quehan trado algodn aqu a la nao y otras casitas que saben mejor refetar el pagamento que no hacanlos otros. Y aun en esta isla vide paos de algodn fechos como mantillos, y la gente ms dispuesta,y las mujeres traen por delante su cuerpo una cosita de algodn que escasamente les cobija sunatura. Ella es isla muy verde y llana y fertilsima, y no pongo duda de que todo el ao siembranpanizo y cogen, y as todas otras cosas. Y vide muchos rboles muy disformes de los nuestros, ydellos muchos que tenan los ramos de muchas maneras y todo en un pie, y un ramito es de unamanera y otro de otra, y tan disforme que es la mayor maravilla del mundo cunta es la diversidadde una manera a la otra; verbigracia, un ramo tena las fojas a manera de caas y otro de manera delentisco, y as en un solo rbol de cinco seis de estas maneras, y todos tan diversos; ni stos sonenjeridos, porque se puede decir que el injerto lo hace, antes son por los montes, ni cura de ellosesta gente.

    No le conozco secta ninguna, y creo que muy presto se tornaran cristianos, porque ellosson de muy buen entender. Aqu son los peces tan disformes de los nuestros que es maravilla. Hayalgunos hechos como gallos de las ms finas colores del mundo, azules, amarillos, colorados y detodas colores, y otros pintados de mil maneras; y las colores son tan finas que no hay hombre queno se maraville y no tome gran descanso a verlos. Tambin hay ballenas. Bestias en tierra no videninguna de ninguna manera, salvo papagayos y lagartos. Un mozo me dijo que vido una grandeculebra. Ovejas ni cabras ni otra ninguna bestia vide; aunque yo he estado aqu muy poco, que esmedio da: mas si las hobiese no pudiera errar de ver alguna. El cerco de esta isla escribir despusque yo la hobiere rodeado.

    Mircoles 17 de octubre. A medio da part de la poblacin adonde yo estaba surgido yadonde tom agua para ir a rodear esta isla Fernandina, y el viento era Sudueste y Sur, y como mivoluntad fuese de seguir esta costa de esta isla adonde yo estaba al Sueste, porque as se corre todaNornorueste y Sursueste y quera llevar el dicho camino de Sur y Sueste, porque aquella parte todosestos indios que traigo y otro de quien hobe seas en esta parte del Sur a la isla a que ellos llamanSamoet, adonde es el oro, y Martn Alonso Pinzn, capitn de la carabela Pinta, en la cual yo manda tres de estos indios, vino a m y me dijo que uno de ellos muy certificadamente le haba dado aentender que por la parte del Nornorueste muy ms presto arrodeara la isla, yo vide que el vientono me ayudaba por el camino que yo quera llevar, y era bueno por el otro.

    Di la vela al Nornorueste, y cuando fue acerca del cabo de la isla, a dos leguas, hall unmuy maravilloso puerto con una boca, aunque dos bocas se le puede decir, porque tiene un isleo enmedio y son ambas muy angostas y dentro muy ancho para cien navos si fuera fondo y limpio yfondo al entrada. Parecime razn del ver bien y sondear, y as surg fuera de l y fui en l contodas las barcas de los navos y vimos que no haba fondo. Y porque pens cuando yo le vi que eraboca de algn ro, haba mandado llevar barriles para tomar agua, y en tierra hall unos ocho o diezhombres que luego vinieron a nos y nos amostraron ah cerca la poblacin, adonde yo envi la gentepor agua, una parte con armas, otros con barriles, y as la tomaron; y porque era lejuelos me detuvepor espacio de dos horas.

    En este tiempo anduve as por aquellos rboles, que era la cosa ms fermosa de ver que otrase haya visto, veyendo tanta verdura en tanto grado como en el mes de mayo en el Andaluca, y losrboles todos estn tan disformes de los nuestros como el da de la noche; y as las frutas y as lashierbas y las piedras y todas las cosas. Verdad es que algunos rboles eran de la naturaleza de otrosque hay en Castilla: por ende haba muy gran diferencia, y los otros rboles de otras maneras erantantos que no hay persona que lo pueda decir ni asemejar a otros en Castilla.

    La gente toda era una con los otros ya dichos, de las mismas condiciones, y as desnudos yde la misma estatura, y daban de lo que tenan por cualquier cosa que les diesen; y aqu vide que

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    unos mozos de los navos les trocaron azagayas por unos pedazuelos de escudillas rotas y de vidrio,y los otros que fueron por el agua me dijeron cmo haban estado en sus casas y que eran de adentromuy barridas y limpias, y sus camas y paramentos de cosas que son como redes de algodn; ellas,las casas, son todas a manera de alfaneques y muy altas y buenas chimeneas; mas no vide entremuchas poblaciones que yo vide que ninguna pasase de doce hasta quince casas. Aqu fallaron quelas mueres casadas traan bragas de algodn, las mozas no, sino salvo algunas que eran ya de edadde diez y ocho aos. Y ah haba perros mastines y branchetes, y ah fallaron uno que haba al narizun pedazo de oro que sera como la mitad de un castellano, en el cual vieron letras. Re yo conellos porque no se lo resgataron y dieron cuanto peda, por ver qu era y cya esta moneda era; yellos me respondieron que nunca se lo os resgatar.

    Despus de tomada la agua volv a la nao, y di la vela y sal al Norueste tanto que yodescubr toda aquella parte de la isla hasta la costa que se corre Leste Oueste, y despus todos estosindios tornaron a decir que esta isla era ms pequea que no la isla Samoet y que sera bien volveratrs por ser en ella ms presto. El viento all luego ms calmo y comenz a ventar Ouesnorueste, elcual era contrario para donde habamos venido, y as tom la vuelta y navegu toda esta nochepasada al Lestesueste, y cundo al Leste todo y cundo al Sueste; y esto para apartarme de la tierra,porque haca muy gran cerrazn y el tiempo muy cargado. l era poco y no me dej llegar a tierra asurgir. As que esta noche llovi muy fuerte despus de media noche hasta cuasi el da, y an estnublado para llover y nos al cabo de la isla de la parte del Sueste, adonde espero surgir fasta queaclarezca para ver las otras islas adonde tengo de ir. Y as todos estos das despus que en estasIndias estoy ha llovido poco o mucho. Crean Vuestras Altezas que es esta tierra la mejor e ms frtily temperada y llana y buena que haya en el mundo.

    Jueves 18 de octubre. Despus que aclareci segu el viento, y fui en derredor de la islacuanto pude, y surg al tiempo que ya no era de navegar; mas no fui en tierra, y en amaneciendo dila vela.

    Viernes 19 de octubre. En amaneciendo levant las anclas y envi la carabela Pinta al Lestey Sueste y la carabela Nia al Sursueste, y yo con la nao fui al Sueste, y dado orden que llevasenaquella vuelta fasta medio da, y despus que ambas se mudasen las derrotas y se recogieran param. Y luego, antes que andsemos tres horas, vimos una isla al Leste sobre la cual descargamos. Yllegamos a ella todos tres navos antes de medio da a la punta del Norte, adonde hace un isleo y unarestinga de piedra fuera de l al Norte y otro entre l y la isla grande; la cual anombraron estoshombres de San Salvador que yo traigo la isla Samoet, a la cual puse nombre de la Isabela. Elviento era Norte, y quedaba el dicho isleo en derrota de la isla Fernandina, de adonde yo habapartido Leste Oueste; y se corra despus la costa desde el isleo al Oueste y haba en ella doceleguas fasta un cabo, a quien yo llam el Cabo Hermoso, que es de la parte del Oueste. Y as esfermoso, redondo y muy fondo, sin bajas fuera de l, y al comienzo de piedra y bajo y ms adentroes playa de arena como cuasi la dicha costa es. Y ah surg esta noche viernes hasta la maana.

    Esta costa toda y la parte de la isla que yo vi es toda cuasi playa, y la isla ms fermosa cosaque yo vi; que si las otras son muy hermosas, sta es ms. Es de muchos rboles y muy verdes ymuy grandes, y esta tierra es ms alta que las otras islas falladas, y en ella algn altillo, no que se lepuede llamar montaa, mas cosa que afermosea lo otro, y parece de muchas aguas all al medio dela isla. De esta parte al Nordeste hace una grande angla, y ha muchos arboledos y muy espesos ymuy grandes. Yo quise ir a surgir en ella para salir a tierra y ver tanta fermosura; mas era el fondobajo y no poda surgir salvo largo de tierra, y el viento era muy bueno para venir a este cabo adondeyo surg agora, al cual puse nombre Cabo Fermoso, porque as lo es. Y as no surg en aquellaangla, y aun porque vide este cabo de all tan verde y tan fermoso, as como todas las otras cosas ytierras de estas islas que yo no s adnde me vaya primero ni me s cansar los ojos de ver tanhermosas verduras y tan diversas de las nuestras. Y aun creo que ha en ella muchas herbias y

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    muchos rboles que valen mucho en Espaa para tinturas y medicinas de especera, mas yo no loscognozco, de que llevo grande pena. Y llegando yo aqu a este cabo vino el olor tan bueno y suavede flores o rboles de la tierra, que era la cosa ms dulce del mundo.

    De maana, antes que yo de aqu vaya ir en tierra a ver qu es aqu en el cabo. No es lapoblacin salvo all ms adentro, adonde dicen otros hombres que yo traigo que est el rey que traemucho oro; y yo de maana quiero ir tanto avante que halle la poblacin y vea o haya lengua coneste rey que, segn stos dan las seas, l seorea todas estas islas comarcanas y va vestido y traesobre s mucho oro; aunque yo no doy mucha fe a sus decires, as por no los entender yo bien, comoen cognoscer que ellos son tan pobres de oro que cualquiera poco que este rey traiga les parece aellos mucho. Este quien yo digo Cabo Fermoso creo que es la isla apartada de Samoeto, y an hayya otra entremedias pequeas. Yo no curo as de ver tanto por menudo, porque no lo poda hacer encincuenta aos, porque quiero ver y descubrir lo ms que yo pudiere para volver a Vuestras Altezas,a Nuestro Seor aplaciendo, en abril. Verdad es que, fallando adonde haya oro o especera encantidad, me detern fasta que yo haya de ello cuanto pudiere; y por esto no fago sino andar paraver de topar en ello.

    Sbado 20 de octubre. Hoy al sol salido levant las anclas de donde yo estaba con la naosurgido en esta isla de Samoeto al cabo del Sudueste, adonde yo puse nombre el Cabo de laLaguna, y a la isla la Isabela, para navegar al Nordeste y al Leste de la parte del Sueste y Sur,adonde entend de estos hombres que yo traigo que era la poblacin y el rey de ella. Y fall todo tanbajo el fondo que no pude entrar ni navegar a ello, y vide que siguiendo el camino del Sudueste eramuy gran rodeo, y por esto determin de me volver por el camino que yo haba trado delNornordeste de la parte del Oueste, y rodar esta isla para [...] el viento me fue tan escaso que yonunca pude haber la tierra al longo de lo costa, salvo en la noche. Y, porque es peligro surgir enestas islas, salvo en el da que se vea con el ojo adnde se echa el ancla, porque es todo manchas,una de limpio y otra de non, yo me puse a temporejar a la vela toda esta noche del domingo. Lascarabelas surgieron porque se hallaron en tierra temprano y pensaron que a sus seas, que erancostumbradas de hacer, ira a surgir; mas no quise.

    Domingo 21 de octubre. A las diez horas llegu aqu a este cabo del isleo y surg, yasimismo las carabelas. Y despus de haber comido fui en tierra, adonde aqu no haba otrapoblacin que una casa, en la cual no fall a nadie, que creo con temor se haban fugido, porque enella estaban todos sus aderezos de casa. Yo no les dej tocar nada, salvo que me sal con estoscapitanes y gente a ver la isla; que si las otras ya vistas son muy fermosas y verdes y frtiles, sta esmucho ms y de grandes arboledos y muy verdes. Aqu es unas grandes lagunas, y sobre ellas y a larueda es el arboledo en maravilla, y aqu en toda la isla son todos verdes y los hierbas como en elabril en el Andaluca; y el cantar de los pajaritos que parece que el hombre nunca se querra partirde aqu, y las manadas de los papagayos que ascurecen el sol; y aves y pajaritos de tantas maneras ytan diversas de las nuestras que es maravilla; y despus ha rboles de mil maneras y todos de sumanera fruto, y todos huelen que es maravilla, que yo estoy el ms penado del mundo de no loscognoscer, porque soy bien cierto que todos son cosa de vala, y de ellos traigo la demuestra yasimismo de las hierbas. Andando as en cerco de una de estas lagunas vide una sierpe, la cualmatamos y traigo el cuero a Vuestras Altezas. Ella como nos vido se ech en la laguna y nos laseguimos dentro, porque no era muy fonda, hasta que con lanzas la matamos. Es de siete palmos enlargo; creo que de estas semejantes hay aqu en esta laguna muchas. Aqu cognosc del lialoe, ymaana he determinado de hacer traer a la nao diez quintales, porque me dicen que vale mucho.

    Tambin andando en busca de muy buena agua fuimos a una poblacin aqu cerca, adondeestoy surto media legua; y la gente de ella, como nos sintieron, dieron todos a fugir y dejaron lascasas y escondieron su ropa y lo que tenan por el monte. Yo no dej tomar nada ni la vala de unalfiler. Despus se llegaron a nos unos hombres de ellos y uno se lleg del todo aqu. Yo di unos

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    cascabeles y unas cuentecillas de vidrio y qued muy contento y muy alegre, y por que la amistadcreciese ms y los requiriese algo, le hice pedir agua, y ellos, despus que fui en la nao, vinieronluego a la playa con sus calabazas llenas y folgaron mucho de drnosla. Y yo les mand dar otroremalejo de cuentecillas de vidrio y dijeron que de maana vernan ac. Yo quera hinchir aqu todala vasija de los navos de agua; por ende, si el tiempo me da lugar, luego me partir a rodear estaisla fasta que yo haya lengua con este rey y ver si puedo haber de l oro que oyo que trae, y despuspartir para otra isla grande mucho, que creo que debe ser Cipango, segn las seas que me dan estosindios que yo traigo, a lo cual ellos llaman Colba, en la cual dicen que ha naos y mareantes mucho ymuy grande, y de esta isla otra que llaman Bosio, que tambin dicen que es muy grande. Y a lasotras que son entremedio ver as de pasada, y segn yo fallare recaudo de oro o especeradeterminar lo que he de facer. Mas todava, tengo determinado de ir a la tierra firme y a la ciudadde Guisay y dar las cartas de Vuestras Altezas al Gran Can y pedir respuesta y venir con ella.

    Lunes 22 de octubre. Toda esta noche y hoy estuve aqu aguardando si el rey de aqu o otraspersonas traeran oro o otra cosa de sustancia, y vinieron muchos de esta gente, semejantes a losotros de las otras islas, as desnudos y as pintados dellos de blanco, dellos de colorado, dellos deprieto y as de muchas maneras. Traan azagayas y algunos ovillos de algodn a resgatar, el cualtrocaban aqu con algunos marineros por pedazos de vidrio, de tazas quebradas y por pedazos deescudillas de barro. Algunos de ellos traan algunos pedazos de oro colgados al nariz, el cual debuena gana daban por un cascabel de estos de pie de gavilano y por cuentecillas de vidrio: mas estan poco, que no es nada que es verdad que cualquiera poca cosa que se les d, ellos tambin tenana gran maravilla nuestra venida, y crean que ramos venidos del cielo. Tomamos agua para losnavos en una laguna que aqu est acerca del cabo del Isleo, que as la nombr; y en la dicha lagunaMartn Alonso Pinzn, capitn de la Pinta, mat otra sierpe tal como la otra de ayer de siete palmos,y fice tomar aqu del linaloe cuanto se fall.

    Martes 23 de octubre. Quisiera hoy partir para la isla de Cuba, que creo que debe serCipango, segn las seas que dan esta gente de la grandeza de ella y riqueza, y no me detern msaqu ni [...] esta isla alrededor para ir a la poblacin, como tena determinado, para haber lengua coneste rey o seor, que es por no me detener mucho, pues veo que aqu no hay mina de oro; y alrodear de estas islas ha menester muchas maneras de viento, y no vienta as como los hombresquerran. Y pues es de andar adonde haya trato grande, digo que no es razn de se detener, salvo ir acamino y calar mucha tierra fasta topar en tierra muy provechosa, aunque mi entender es que stasea muy provechosa de especera. Mas que yo no la cognozco que llevo la mayor pena del mundo,que veo mil maneras de rboles que tienen cada uno su manera de fruta y verde agora como enEspaa en el mes de mayo y junio y mil maneras de hierbas, eso mesmo con flores, y de todo no secognosci salvo este linaloe de que hoy mand tambin traer a la nao mucho para llevar a VuestrasAltezas. Y no he dado ni doy la vela para Cuba porque no hay viento, salvo calma muerta, y lluevemucho. Y llovi ayer mucho sin hacer ningn fro; antes el da hace calor y las noches temperadascomo en mayo en Espaa en el Andaluca.

    Mircoles 24 de octubre. Esta noche a media noche levant las anclas de la isla Isabela delcabo del Isleo, que es de la parte del Norte, adonde yo estaba posado para ir a la isla de Cuba,adonde o de esta gente que era muy grande y de gran trato y haba en ella oro y especeras y naosgrandes y mercaderes, y me amostr que al Ouesudueste ira a ella; y yo as lo tengo, porque creoque s es as, como por seas que me hicieron todos los indios de estas islas y aquellos que llevo yoen los navos, porque por lengua no los entiendo, es la isla de Cipango, de que se cuentan cosasmaravillosas, y en las esferas que yo vi y en las pinturas de mapamundos es ella en esta comarca. Yas navegu fasta el da al Ouesudueste, y amaneciendo calm el viento y llovi, y as casi toda lanoche. Y estuve as con poco viento fasta que pasaba de medio da y entonces torn a ventar muy

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    amoroso, y llevaba todas mis velas de la nao: maestra y dos bonetas y trinquete y cebadera ymesana y vela de gabia, y el batel por popa. As anduve el camino fasta que anocheci; y entoncesme quedaba el Cabo Verde de la isla Fernandina, el cual es de la parte del Sur a la parte de Oueste.Me quedaba al Norueste, y haca de m a l siete leguas. Y porque ventaba ya recio y no saba yocunto camino hobiese fasta la dicha isla de Cuba, y por no la ir a demandar de noche, porque todasestas islas son muy fondas a no hallar fondo todo en derredor salvo a tiro de dos lombardas, y estoes todo manchado un pedazo de roquedo y otro de arena, y por esto no se puede seguramente surgirsalvo a vista de ojo, y por tanto acord de amainar las velas todas, salvo el trinquete, y andar con l;y de a un rato creca mucho el viento y haca mucho camino de que dudaba, y era muy grancerrazn y llova. Mand amainar el trinquete y no anduvimos esta noche dos leguas, etc..

    Jueves 25 de octubre. Naveg despus del sol salido al Oueste Sudueste hasta las nuevehoras. Andaran cinco leguas. Despus mud el camino al Oueste. Andaban ocho millas por horahasta la una despus de medioda, y de all hasta las tres y andaran cuarenta y cuatro millas.Entonces vieron tierra, y eran siete a ocho islas, en luengo todas de Norte a Sur; distaban de ellascinco leguas, etc.

    Viernes 26 de octubre. Estuvo de las dichas islas de la parte del Sur. Era todo bajo cinco oseis leuas; surgi por all. Dijeron los indios que llevaba que haba de ellas a Cuba andadura de day medio con sus almadas, que son navetas de un madero adonde no llevan vela. Estas son lascanoas. Parti de all para Cuba, porque por las seas que los indios le daban de la grandeza y deloro y perlas de ella, pensaba que era ella, conviene a saber, Cipango.

    Sbado 27 de octubre. Levant las anclas salido el sol, de aquellas islas, que llam las islasde Arena por el poco fondo que tenan de la parte del Sur hasta seis leguas. Anduvo ocho millas porhora hasta la una del da al Sursudueste, y habran andado cuarenta millas, y hasta la noche andaranveintiocho millas al mesmo camino; y antes de noche vieron tierra. Estuvieron la noche al reparocon mucha lluvia que llovi. Anduvieron el sbado fasta el poner del sol diez y siete leguas alSursudueste.

    Domingo 28 de octubre. Fue de all en demanda de la isla de Cuba al Sursudueste, a la tierrade ella ms cercana, y entr en un ro muy hermoso y muy sin peligro de bajas ni otrosinconvenientes; y toda la costa que anduvo por all era muy hondo y muy limpio fasta tierra: tena laboca del ro doce brazas, y es bien ancha para barloventar. Surgi dentro, diz que a tiro delombarda. Dice el Almirante que nunca tan hermosa cosa vido, lleno de rboles, todo cercado el ro,fermosos y verdes y diversos de los nuestros, con flores y con su fruto, cada uno de su manera.Aves muchas y pajaritos que cantaban muy dulcemente; haba gran cantidad de palmas de otramanera que las de Guinea y de las nuestras, de una estatura mediana y los pies sin aquella camisa ylas hojas muy grandes, con las cuales cobijan las casas; la tierra muy llana.

    Salt el Almirante en la barca y fue a tierra, y lleg a dos casas que crey ser de pescadores yque con temor se huyeron, en una de las cuales hall un perro que nunca ladr; y en ambas casashall redes de hilo de palma y cordeles y anzuelo de cuerno y fisgas de hueso y otros aparejos depescar y muchos huegos dentro, y crey que en cada una casa se juntan muchas personas. Mandque no se tocase en cosa de todo ello, y as se hizo. La hierba era grande como en el Andaluca porabril y mayo. Hall verdolagas muchas y bledos.

    Tornse a la barca y anduvo por el ro arriba un buen rato, y diz que era gran placer veraquellas verduras y arboledas, y de las aves que no poda dejallas para se volver. Dice que esaquella isla la ms hermosa que ojos hayan visto, llena de muy buenos puertos y ros hondos, y lamar que pareca que nunca se deba de alzar porque la hierba de la playa llegaba hasta cuasi el agua,la cual no suele llegar donde la mar es brava. Hasta entonces no haba experimentado en todas

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    aquellas islas que la mar fuese brava. La isla dice que es llena de montaas muy hermosas, aunqueno son muy grandes en longura, salvo altas, y toda la otra tierra es alta de la manera de Sicilia; llenaes de muchas aguas, segn pudo entender de los indios que consigo lleva, que tom en la isla deGuanahani, los cuales le dicen por seas que hay diez ros grandes y que con sus canoas no lapueden cercar en veinte das. Cuando iba a tierra con los navos salieron dos almadas o canoas, ycomo vieron que los marineros entraban en la barca y remaban para ir a ver el fondo del ro parasaber dnde haban de surgir, huyeron las canoas. Decan los indios que en aquella isla haba minasde oro y perlas, y vido el Almirante lugar apto para ellas y almejas, que es seal de ellas, y entendael Almirante que all venan naos del Gran Can, y grandes, y que de all a tierra firme haba jornadade diez das. Llam el Almirante aquel ro y puerto de San Salvador.

    Lunes 29 de octubre. Alz las anclas de aquel puerto y naveg al Poniente para ir diz que a laciudad donde le pareca que le decan los indios que estaba aquel rey. Una punta de la isla le sala aNorueste seis leguas de all; otra punta le sala al Leste diez leguas. Andada otra legua vido un rono de tan grande entrada, al cual puso nombre el ro de la Luna; anduvo hasta hora de vsperas.Vido otro ro muy ms grande que los otros, y as se lo dijeron por seas los indios, y cerca de lvido buenas poblaciones de casas: llam al ro el ro de Mares.

    Envi dos barcas a una poblacin por haber lengua, y a una de ellas un indio de los que traa,porque ya los entendan algo y mostraban estar contentos con los cristianos, de las cuales todos loshombres y mujeres y criaturas huyeron, desamparando las casas con todo lo que tenan; y mand elAlmirante que no se tocase en cosa. Las casas diz que eran ya ms hermosas que las que habanvisto, y crea que cuanto ms se allegase a la tierra firme seran mejores. Eran hechas a manera dealfaneques, muy grandes, y parecan tiendas en real, sin concierto de calles, sino una ac y otraacull y dentro muy barridas y limpias y sus aderezos muy compuestos. Todas son de ramas depalma muy hermosas.

    Hallaron muchas estatuas en figura de mujeres y muchas cabezas en manera de caratona muybien labradas. No s si esto tienen por hermosura o adoran en ellas. Haba perros que jamsladraron; haba avecitas salvajes mansas por sus casas; haba maravillosos aderezos de redes yanzuelos y artificios de pescar. No le tocaron en cosa de ello. Crey que todos los de la costa debande ser pescadores que llevan el pescado la tierra dentro, porque aquella isla es muy grande y tanhermosa que no se hartaba de decir bien de ella. Dice que hall rboles y frutas de muy maravillososabor; y dice que debe haber vacas en ella y otros ganados, porque vido cabezas en hueso que leparecieron de vaca. Aves y pajaritos y el cantar de los grillos en toda la noche con que se holgabantodos: los aires sabrosos y dulces de toda la noche, ni fro ni caliente.

    Mas por el camino de las otras islas en aqullas diz que haca gran calor y all no, salvotemplado como en mayo; atribuye el calor de las otras islas por ser muy llanas y por el viento quetraan hasta all ser Levante y por eso clido. El agua de aquellos ros era salada a la boca: nosupieron de donde beban los indios, aunque tenan en sus casas agua dulce. En este ro podan losnavos voltejar para entrar y para salir, y tiene muy buenas seas o marcas: tiene siete u ocho brazasde fondo a la boca y dentro cinco. Toda aquella mar dice que le parece que debe ser siempre mansacomo el ro de Sevilla y el agua aparejada para criar perlas. Hall caracoles grandes, sin saber, nocomo los de Espaa. Seala la disposicin del ro y del puerto que arriba dijo y nombr SanSalvador, que tiene sus montaas hermosas y altas como la Pea de los Enamorados, y una de ellastiene encima otro montecillo a manera de una hermosa mezquita. Este otro ro y puerto en que agoraestaba tiene de la parte del Sueste dos montaas as redondas y de la parte del Oueste Norueste unhermoso cabo llano que sale fuera.

    Martes 30 de octubre. Sali del ro de Mares al Norueste, y vido cabo lleno de palmas ypsole Cabo de Palmas, despus de haber andado quince leguas. Los indios que iban en la carabelaPinta dijeron que detrs de aquel cabo haba un ro y del ro a Cuba haba cuatro jornadas; y dijo el

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    capitn de la Pinta que entenda que esta Cuba era ciudad y que aquella tierra era tierra firme muygrande que va mucho al Norte, y que el rey de aquella tierra tena guerra con el Gran Can, al cualellos llamaban Cami, y a su tierra o ciudad Fava, y otros muchos nombres. Determin el Almirantede llegar a aquel ro y enviar un presente al rey de la tierra y enviarle la carta de los reyes, y paraella tena un marinero que haba andado en Guinea en lo mismo, y ciertos indios de Guanahani quequeran ir con l, con que despus los tornasen a su tierra. Al parecer del Almirante, distaba de lalnea equinocial cuarenta y dos grados hacia la banda del Norte, si no est corrupta la letra de dondetraslad esto, y dice que haba de trabajar de ir al Gran Can, que pensaba que estaba all, o a laciudad de Catay, que es del Gran Can, que diz que es muy grande, segn le fue dicho antes quepartiese de Espaa. Toda aquesta tierra dice ser baja y hermosa y fonda la mar.

    Mircoles 31 de octubre. Toda la noche martes anduvo barloventeando, y vido un ro dondeno pudo entrar por ser baja la entrada; y pensaron los indios que pudieran entrar los navos comoentraban sus canoas. Y navegando adelante, hall un cabo que sala muy fuera y cercado de bajos, yvido una concha o baha donde podan estar navos pequeos, y no lo pudo encabalgar porque elviento se haba tirado del todo al Norte y toda la costa se corra al Nornorueste y Sueste, y otro caboque vido adelante le sala ms afuera. Por esto y porque el cielo mostraba de ventar recio se hobo detornar al ro de Mares.

    Jueves 1 de noviembre. En saliendo el sol envi el Almirante las barcas a tierra a las casasque all estaban, y hallaron que era toda la gente huida, y desde a buen rato pareci un hombre ymand el Almirante que lo dejasen asegurar, y volvironse las barcas. Y despus de comer torn aenviar a tierra uno de los indios que llevaba, el cual desde lejos le dio voces diciendo que nohobiesen miedo porque era buena gente y no hacan mal a nadie, ni eran del Gran Can, antes dabande lo suyo en muchas islas que haban estado; y echse a nadar el indio y fue a tierra, y dos de losde all lo tomaron de brazos y llevronlo a una casa donde se informaron de l. Y como fueronciertos que no se les haba de hacer mal, se aseguraron y vinieron luego a los navos ms de diez yseis almadas o canoas con algodn hilado y otras cosillas suyas, de las cuales mand el Almiranteque no se tomase nada, porque supiesen que no buscaba el Almirante salvo oro a que ellos llamannucay. Y as en todo el da anduvieron y vinieron de tierra a los navos, y fueron de los cristianos atierra muy seguramente. El Almirante no vido algunos de ellos oro, pero dice el Almirante que vidoa uno de ellos un pedazo de plata labrado colgado a la nariz, que tuvo por seal que en la tierrahaba plata. Dijeron por seas que antes de tres das vernan muchos mercaderes de la tierra dentro acomprar de las cosas que all llevan los cristianos y daran nuevas del rey de aquella tierra, el cual,segn se pudo entender por las seas que daban, que estaba de all cuatro jornadas, porque elloshaban enviado muchos por toda la tierra a le hacer saber del Almirante.

    Esta gente dice el Almirante, es de la misma calidad y costumbre de los otros hallados, sinninguna secta que yo conozca, que fasta hoy aquestos que traigo no he visto hacer ninguno oracin,antes dicen la Salve y el Ave Mara, con las manos al cielo como le amuestran, y hacen la seal dela cruz. Toda la lengua tambin es una y todos amigos, y creo que sean todas estas islas, y quetengan guerra con el Gran Can, a que ellos llaman Cavila y a la provincia Bafan. Y as andantambin desnudos como los otros. Esto dice el Almirante. El ro dice que es muy hondo, y en laboca pueden llegar los navos con el bordo hasta tierra; no llega el agua dulce a la boca con unalegua, y es muy dulce. Y es cierto, dice el Almirante, que sta es la tierra firme y que estoy, dice l,ante Zayto y Guinsay cien leguas poco ms o poco menos lejos de lo uno y de lo otro, y bien seamuestra por la mar que viene de otra suerte que fasta aqu no ha venido, y ayer que iba al Noruestefall que haca fro.

    Viernes 2 de noviembre. Acord el Almirante enviar dos hombres espaoles: el uno sellamaba Rodrigo de Jerez, que viva en Ayamonte, y el otro era un Luis de Torres, que haba vivido

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    con el Adelantado de Murcia y haba sido judo, y saba diz que hebraico y caldeo y aun algoarbigo; y con stos envi dos indios, uno de los que consigo traa de Guanahani y el otro deaquellas casas que en el ro estaban poblados. Dioles sartas de cuentas para comprar de comer si losfaltase y seis das de trmino para que volviesen. Dioles muestras de especera para ver si alguna deellas topasen. Dioles instruccin de cmo haban de preguntar por el rey de aquella tierra y lo que lehaban de hablar de parte de los Reyes de Castilla, cmo enviaban al Almirante para que les diesede su parte sus cartas y un presente y para saber de su estado y cobrar amistad con l y favorecelleen lo que hobiese de ellos menester, etc., y que supiesen de ciertas provincias y puertos y ros deque el Almirante tena noticia y cunto distaban de all, etc. Aqu tom el Almirante el altura con uncuadrante esta noche, y hall que estaba 42 grados de la lnea equinocial, y dice que por su cuentahall que haba andado desde la isla de Hierro mil y ciento y cuarenta y dos leguas, y todava afirmaque aquella es tierra firme.

    Sbado 3 de noviembre. En la maana entr en la barca el Almirante, y porque hace el ro enla boca un gran lago, el cual hace un singularsimo puerto muy hondo y limpio de piedras, muybuena playa para poner navos a monte y mucha lea, entr por el ro arriba hasta llegar al aguadulce, que sera cerca de dos leguas, y subi en un montecillo por descubrir algo de la tierra, y nopudo ver nada por las grandes arboledas, las cuales eran muy frescas, odorferas por lo cual dicenno tener duda que no haya hierbas aromticas. Dice que todo era tan hermoso lo que va, que nopoda cansar los ojos de ver tanta lindeza y los cantos de las aves y pajaritos. Vinieron en aquel damuchas almadas o canoas a los navos a resgatar cosas de algodn filado y redes en que dorman,que son hamacas.

    Domingo 4 de noviembre. Luego en amaneciendo entr el Almirante en la barca, y sali atierra a cazar de las aves que el da antes haba visto. Despus de vuelto, vino a l Martn AlonsoPinzn con dos pedazos de canela, y dijo que un portugus que tena en su navo haba visto a unindio que traa dos manojos de ella muy grandes, pero que no se la os resgatar por la pena que elAlmirante tena puesta que nadie resgatase. Deca ms: que aquel indio traa unas cosas bermejascomo nueces. El contramaestre de la Pinta dijo que haba hallado rboles de canela. Fue elAlmirante luego all y hall que no eran. Mostr el Almirante a unos indios de all canela ypimienta -parece que de la que llevaba de Vastilla para muestra- y conocironla diz que y dijeronpor seas que cerca de all haba mucho de aquello al camino del Sueste. Mostrles oro y perlas, yrespondieron ciertos viejos que en un lugar que llamaron Boho haba infinito y que lo traan alcuello y a las orejas y a los brazos y a las piernas y tambin perlas.

    Entendi ms: que decan que haba naos grandes y mercaderas, y todo esto era al Sueste.Entendi tambin que lejos de all haba hombres de un ojo y otros con hocicos de perros quecoman los hombres y que en tomando uno lo degollaban y le beban su sangre y le cortaban sunatura. Determin de volver a la nao el Almirante a esperar los dos hombres que haba enviado paradeterminar de partirse a buscar aquellas tierras, si no trujesen aquellos alguna buena nueva de lo quedeseaban. Dice ms el Almirante: esta gente es muy mansa y muy temerosa, desnuda como dichotengo, sin armas y sin ley. Estas tierras son muy frtiles: ellos las tienen llenas de mames que soncomo zanahorias, que tienen sabor de castaas, y tienen faxones y fabas muy diversas de lasnuestras, y mucho algodn, el cual no siembran, y nacen por los montes rboles grandes, y creo queen todo tiempo lo haya para coger, porque vi los cogujos abiertos y otros que se abran y flores todoen un rbol, y otras mil maneras de frutas que me no es posible escribir; y todo debe ser cosaprovechosa. Todo esto dice el Almirante.

    Lunes 5 de noviembre. En amaneciendo mand poner la nao a monte y los otros navos, perono todos juntos, sino que quedasen siempre dos en el lugar donde estaban, por la seguridad, aunquedice que aquella gente era muy segura y sin temor se pudieran poner todos los navos junto en

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    monte. Estando as vino el contramaestre de la Nia a pedir albricias al Almirante porque habahallado almciga, mas no traa la muestra porque se le haba cado. Prometiselas el Almirante yenvi a Rodrigo Snchez y a Maestre Diego a los rboles y trujeron un poco de ella, la cual guardpara llevar a los Reyes y tambin del rbol; y dice que se cognosci que era almciga, aunque se hade coger a sus tiempos, y que haba en aquella comarca para sacar mil quintales cada ao. Hall dizque all mucho de aquel palo que le pareci lialoe. Dice ms, que aquel puerto de Mares es de losmejores del mundo y mejores aires y ms mansa gente, y porque tiene un cabo de pea altillo sepuede hacer una fortaleza, para que si aquello saliese rico y cosa grande estaran all los mercaderesseguros de cualquiera otras naciones. Y dice: Nuestro Seor, en cuyas manos estn todas lasvictorias, aderezca todo lo que fuere su servicio. Diz que dijo un indio por seas que el almciga erabuena para cuando les dola el estmago.

    Martes 6 de noviembre. Ayer en la noche, dice el Almirante, vinieron los dos hombres quehaba enviado a ver a la tierra dentro, y le dijeron cmo haban andado doce leguas que haba hastauna poblacin de cincuenta casas, donde diz que haba mil vecinos porque viven muchos en unacasa. Estas casas son de manera de alfaneques grandsimos. Dijeron que los haban recebido congran solemnidad, segn su costumbre, y todos, as hombres como mujeres, los venan a ver, yaposentronlos en las mejores casas; los cuales los tocaban y les besaban las manos y los pies,maravillndose y creyendo que venan del cielo, y as se lo daban a entender. Dbanles de comer delo que tenan. Dijeron que en llegando los llevaron de brazos los ms honrados del pueblo a la casaprincipal, y dironles dos sillas en que se asentaron, y ellos todos se asentaron en el suelo enderredor de ellos. El indio que con ellos iba les notific la manera de vivir de los cristianos y cmoeran buena gente. Despus salironse los hombres y entraron las mujeres y sentronse de la mismamanera en derredor de ellos, besndoles las manos y los pies, atentndolos si eran de carne y dehueso como ellos. Rogbanles que se estuviesen all con ellos al menos por cinco das. Mostraron lacanela y pimienta y otras especias que el Almirante les haba dado, y dijronles por seas quemucha de ella haba cerca de all al Sueste; pero que en all no saban si la haba.

    Visto cmo no tenan recaudo de ciudades, se volvieron, y que si quisieran dar lugar a losque con ellos se queran venir, que ms de quinientos hombres y mujeres vinieran con ellos, porquepensaban que se volvan al cielo. Vino empero, con ellos un principal del pueblo y un su hijo y unhombre suyo. Habl con ellos el Almirante, hzoles mucha honra, seal muchas tierras e islas quehaba en aquellas partes, pens de traerlos a los Reyes, y diz que no supo qu se le antoj; pareceque de miedo y de noche escuro qusose ir a tierra. Y el Almirante diz que porque tena la nao enseco en tierra, no le queriendo enojar, le dej ir, diciendo que en amaneciendo tornara; el cualnunca torn.

    Hallaron los dos cristianos por el camino mucha gente que atravesaba a sus pueblos, mujeresy hombres, con un tizn en la mano, hierbas para tomar sus sahumerios que acostumbraban. Nohallaron poblacin por el camino de ms de cinco casas, y todos les hacan el mismo acatamiento.Vieron muchas maneras de rboles e hierbas y flores odorferas. Vieron aves de muchas manerasdiversas de las de Espaa, salvo perdices y ruiseores que cantaban y nsares, y de esto hay allharto; bestias de cuatro pies no vieron, salvo perros que no ladraban. La tierra muy frtil y muylabrada de aquellos mames y fexoes y habas muy diversas de las nuestras; eso mismo panizo ymucha cantidad de algodn cogido y filado y obrado, y que en una sola casa haban visto ms dequinientas arrobas y que se pudiera haber all cada ao cuatro mil quintales. Dice el Almirante quele pareca que no lo sembraban y que da fruto todo el ao: es muy fino, tiene el cepillo muy grande.

    Todo lo que aquella gente tena diz que daba por muy vil precio, y que una gran espuerta dealgodn daba por cabo de agujeta o otra cosa que le d. Son gente, dice el Almirante, muy sin malni de guerra: desnudos todos, hombres y mujeres, como sus madres los pari. Verdad es que lasmujeres traen una cosa de algodn solamente tan grande que le cobija su natura y no ms, y sonellas de muy buen acatamiento, ni muy negras, salvo menos que canarias.

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    Tengo por dicho, serensimos Prncipes -dice el Almirante- que sabiendo la lenguadispuesta suya personas devotas religiosas, que luego todos se tornaran cristianos; y as espero enNuestro Seor que Vuestras Altezas se determinarn a ello con mucha diligencia para tornar a laIglesia tan grandes pueblos, y los convertirn, as como han destruido aquellos que no quisieronconfesar el Padre y el Hijo y el Espritu Santo; y despus de sus das, que todos somos mortales,dejarn sus reinos en muy tranquilo estado y limpios de hereja y maldad, y sern bien recebidosdelante el Eterno Criador, al cual plega de les dar larga vida y acrecentamiento grande de mayoresreinos y seoros y voluntad y disposicin para acrecentar la santa religin cristiana, as como hastaaqu tienen fecho, amn. Hoy tir la nao de monte y me despacho para partir el jueves en nombre deDios e ir al Sueste a buscar del oro y especeras y descobrir tierra. Estas todas son palabras delAlmirante, el cual pens partir el jueves; pero porque le hizo el viento contrario no pudo partir hastadoce das de noviembre.

    Lunes 12 de noviembre. Parti del puerto y ro de Mares al rendir del cuarto de alba para ir auna isla que mucho afirmaban los indios que traa, que se llamaba Babeque, adonde, segn dicenpor seas, que la gente de ella coge el oro con candelas de noche en la playa, y despus con martillodiz que hacan vergas de ello, y para ir a ella era menester poner la proa al Leste cuarta del Sueste.Despus de haber andado ocho leguas por la costa delante, hall un ro que pareca muy caudaloso ymayor que ninguno de los otros que haba hallado. No se quiso detener ni entrar en algunos de ellospor dos respectos: el uno y principal porque el tiempo y viento era bueno para ir en demanda de ladicha isla de Babeque; el otro, porque si en l hobiera alguna populosa o famosa ciudad cerca de lamar se pareciera, y para ir por el ro arriba era menester navos pequeos, lo que no eran los quellevaba; y as se perdiera tambin mucho tiempo, y los semejantes ros son cosa para descobrirsepor s. Toda aquella costa era poblada mayormente cerca del ro, a quien puso por nombre el ro delSol.

    Dijo que el domingo antes 11 de noviembre le haba parecido que fuera bien tomar algunaspersonas de las de aquel ro para llevar a los Reyes porque aprendieran nuestra lengua, para saber loque hay en la tierra y porque volviendo sean lenguas de los cristianos y tomen nuestras costumbresy las cosas de la Fe, porque yo vi e cognozco -dice el Almirante- que esta gente no tiene sectaninguna ni son idlatras, salvo muy mansos y sin saber qu sea mal ni matar a otros ni prender, ysin armas y tan temerosos que a una persona de los nuestros fuyen ciento de ellos, aunque burlencon ellos, y crdulos y cognocedores que hay Dios en el cielo, e firmes que nosotros habemosvenido del cielo, y muy presto a cualquiera oracin que nos les digamos que digan y hacen el sealde la cruz. As que deben Vuestras Altezas determinarse a los hacer cristianos, que creo que sicomienzan, en poco tiempo acabar de los haber convertido a nuestra Santa Fe multidumbre depueblos, y cobrando grandes seoros y riquezas y todos sus pueblos de la Espaa, porque sin dudaes en estas tierras grandsimas sumas de oro, que no sin causa dicen estos indios que yo traigo, queha en estas islas lugares adonde cavan el oro y lo traen al pescuezo, a las orejas y a los brazos e a laspiernas, y son manillas muy gruesas, y tambin ha piedras y ha perlas preciosas y infinitasespeceras; y en este ro de Mares, de donde part esta noche, sin duda ha grandsima cantidad dealmciga y mayor si mayor se quisiere hacer, porque los mismos rboles plantndolos prenden deligero y ha muchos y muy grandes y tienen la hoja como lentisco y el fruto, salvo que es mayor, aslos rboles como la hoja, como dice Plinio, e yo he visto en la isla de Xi, en el Archipilago, ymand sangrar muchos de estos rboles para ver si echaran resina para la traer, y como hayasiempre llovido el tiempo que yo he estado en el dicho ro, no he podido haber de ella, salvo muypoquita que traigo a Vuestras Altezas, y tambin puede ser que no es el tiempo para los sangrar, queesto creo que conviene al tiempo que los rboles comienzan a salir del invierno y quieren echar laflor; y ac ya tienen el fruto cuasi maduro agora.

    Y tambin aqu se habra grande suma de algodn y creo que se vendera muy bien ac sinle llevar a Espaa, salvo a las grandes ciudades del Gran Can que se descubrirn sin duda y otras

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    muchas de otros seores que habrn en dicha servir a Vuestras Altezas, y adonde se les darn deotras cosas de Espaa y de las tierras de Oriente, pues stas son a nos en Poniente. Y aqu hatambin infinito lialoe, aunque no es cosa para hacer gran caudal, mas del almciga es de entenderbien, porque no la ha, salvo en dicha isla de Xi, y creo que sacan de ello bien cincuenta milducados, si mal no me acuerdo. Y ha aqu, en la boca de dicho ro, el mejor puerto que fasta hoy vi,limpio e ancho e fondo y buen lugar y asiento para hacer una villa e fuerte, e que cualesquier navosse puedan llegar el bordo a los muros, e tierra muy temperada y alta y muy buenas aguas.

    As que ayer vino a bordo de la nao una almada con seis mancebos, y los cinco entraron enla nao; estos mand detener e los traigo. Y despus envi a una casa que es de la parte del ro delPoniente, y trujeron siete cabezas de mujeres entre chicas e grandes y tres nios. Esto hice porquemejor se comportan los hombres en Espaa habiendo mujeres de su tierra que sin ellas, porque yaotras muchas veces se acaeci traer los hombres de Guinea para que