LOS AVATARES DE LA GLOBALIZACIÓN Y ESTANDARIZACIÓN … · 2011. 11. 24. · profesional y...

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LOS AVATARES DE LA GLOBALIZACIÓN Y ESTANDARIZACIÓN PROFESIONAL CONTABLE: Entre la tensión de insubordinarse y la perplejidad de integrarse ________________________________________________________________ Guillermo León Martínez Pino Universidad del Cauca, Colombia Contador Público Titulado de la Universidad del Cauca, Magister en Estudios Sobre Problemas Políticos Latinoamericanos U. del Cauca-, Especialista en Docencia sobre Problemas Políticos U. del Cauca. Profesor Asociada de la Facultad de Ciencias Contables Económicas y Administrativas -U del Cauca-, miembro académico del Centro Colombiano de Investigaciones Contables C-CINCO, profesor catedrático de varias universidades, Ex - Consultor del PNUD, ex- Asesor del Programa Presidencial para la Reinserción. Miembro del Comité de Investigaciones de la FCCEA Universidad del Cauca, codirector grupo de investigación “contabilidad, sociedad y desarrollo”; autor de los libros: Las Antinomias del Poder Local: Silvia en el Cauca Indígena (2002), editorial Universidad el Cauca; Sueños y Notas de Trashumancia (2004), editorial Universidad el Cauca; Realidades y perspectivas de la educación contable en Colombia (2002) (Coautor), Editorial Universidad del Cauca; Colaborador de revistas nacionales e internacionales en temas sobre teoría e investigación contables, política, sociedad y desarrollo; ponente en eventos nacionales e internacionales. E-mail: [email protected] [email protected]

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  • LOS AVATARES DE LA GLOBALIZACIÓN Y

    ESTANDARIZACIÓN PROFESIONAL CONTABLE: Entre la tensión de insubordinarse y la perplejidad de integrarse

    ________________________________________________________________

    Guillermo León Martínez Pino

    Universidad del Cauca, Colombia

    Contador Público Titulado de la Universidad del Cauca, Magister en Estudios Sobre Problemas

    Políticos Latinoamericanos – U. del Cauca-, Especialista en Docencia sobre Problemas Políticos

    – U. del Cauca. Profesor Asociada de la Facultad de Ciencias Contables Económicas y

    Administrativas -U del Cauca-, miembro académico del Centro Colombiano de Investigaciones

    Contables C-CINCO, profesor catedrático de varias universidades, Ex - Consultor del PNUD, ex-

    Asesor del Programa Presidencial para la Reinserción. Miembro del Comité de Investigaciones de

    la FCCEA Universidad del Cauca, codirector grupo de investigación “contabilidad, sociedad y desarrollo”; autor de los libros: Las Antinomias del Poder Local: Silvia en el Cauca Indígena

    (2002), editorial Universidad el Cauca; Sueños y Notas de Trashumancia (2004), editorial

    Universidad el Cauca; Realidades y perspectivas de la educación contable en Colombia (2002)

    (Coautor), Editorial Universidad del Cauca; Colaborador de revistas nacionales e internacionales

    en temas sobre teoría e investigación contables, política, sociedad y desarrollo; ponente en eventos

    nacionales e internacionales. E-mail: [email protected] [email protected]

    mailto:[email protected]:[email protected]

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    Si nos portamos bien, está prometido, veremos todos las mismas imágenes y escucharemos los

    mismos sonidos y vestiremos las mismas ropas y comeremos las mismas hamburguesas y

    estaremos solos de la misma soledad dentro de casas iguales en barrios iguales de ciudades iguales

    donde respiraremos la misma basura y serviremos a nuestros automóviles con la misma devoción

    y responderemos a las ordenes de las mismas máquinas en un mundo que será maravilloso para

    todo lo que no tenga ni piernas ni patas ni alas ni raíces.

    […] Promesa de los políticos, razón de los tecnócratas, fantasía de los desamparados: el Tercer

    Mundo se convertirá en Primer Mundo, y será rico y culto y feliz, si se porta bien y si hace lo que

    le mandan sin chistar ni poner peros. Un destino de prosperidad recompensará la buena conducta

    de los muertos de hambre, en el capítulo final de la telenovela de la Historia. Podemos ser como

    ellos, anuncia el gigantesco letrero luminoso encendido en el camino del desarrollo de los

    subdesarrollados y la modernización de los atrasados.

    Eduardo Galeano (1998)

    El mundo tiene siempre algo de indeterminado, está cargado de imprevistos y de sorpresas, es un

    contexto vital que jamás dominamos de una vez y para siempre. Por eso es fuente de una

    permanente inseguridad. Mientras los peligros relativos tienen «nombre y apellido», la

    peligrosidad absoluta no tiene un rostro preciso ni un contenido unívoco.

    Paolo Virno (2003)

    1.- Presentación

    La estandarización de la práctica contable, desde el punto de vista disciplinario,

    profesional y axiológico, constituye un componente importante del proceso de

    internacionalización perversa del capital, que se ha pretendido vender desde la

    visión del globalismo pop. Dicha estandarización está vinculada al desarrollo de

    paquetes de inventarios tecnológicos, comunicativos y consumistas; que

    embriagan la globalización y la inflan como el paradigma que norma las

    conductas colectivas de la época; desconociendo que este proceso obedece a una

    dinámica multisecular e histórica del capitalismo que urde sus orígenes

    primigenios en algunas ciudades Europeas de los siglos XIV y XV.

    Desde esta óptica, puede argumentarse que es a partir de la segunda guerra

    mundial cuando en capitalismo ingresa a fase del globalismo pop, en donde

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    nuevamente las unidades transnacionales empiezan a cumplir un papel cardinal en

    el direccionamiento de la geopolítica internacional y en la reconfiguración del

    orden mundial, a través de la “armonización imperial” soportada en la

    estructuración de estándares que se corresponden con la postura de un mundo sin

    fronteras, en el que se exalta la competitividad como valor o necesidad supremos

    lo que justifica la desregulación económica, la minimización del papel de los

    Estados-nacionales, la flexibilización del mercado; todo ello tan coherente con los

    intereses del capital.

    Emergen entonces, los denominados sujetos globalizadotes; organizaciones

    omnicomprensivas encargadas de poner en escena las estrategias que viabilicen la

    propuesta política de sus precursores, amén de erigirse como agencias de

    supervisión que califican la solvencia, con miras a crear la denominada

    transparencia en el mercado del capital global y el arbitraje comercial

    internacional como el principal mecanismo para resolver las disputas y los litigios

    transfronterizos, disminuyendo de paso la importancia de los tribunales

    nacionales. En la esfera del “geoespacio global”, se crean acuerdos leoninos

    como el de Bretton Woods1, el GATT, organismos financieros como el Banco

    1 Al acabar la segunda guerra mundial se crearon una serie de organizaciones internacionales.

    Además de las Naciones Unidas, las organizaciones económicas internacionales más importantes

    creadas en la conferencia celebrada en Bretton Woods fueron el Fondo Monetario Internacional

    (FMI) y el Banco Internacional para la Reconstrucción y el Desarrollo, ahora conocido como

    Banco Mundial. El BIRD-Banco Mundial se estableció para financiar la reconstrucción de una

    Europa destrozada por la guerra y para ayudar al desarrollo de los países más pobres del mundo. El

    objetivo del FMI era regular un sistema monetario internacional, basado en monedas convertibles

    para facilitar el comercio internacional y, a la vez, mantener a los gobiernos soberanos a cargo de sus propias políticas monetarias, fiscales e internacionales. Curiosamente, el intento de establecer

    la Organización para el Comercio Internacional (OCI) fracasó, dejando sólo el minimalista

    Acuerdo General sobre Tasas y Comercio (GATT) como su legado. Pero todo esto fue hace más

    de 50 años. El FMI se ha convertido en el „director‟ de los esfuerzos para „liberalizar‟ o desregular

    el sistema económico internacional. Se considera generalmente al FMI como el director del

    sistema internacional de crédito. Pero se puede cuestionar si el recientemente transformado sistema

    internacional de crédito tiene una dirección. Se puede debatir si director sería una etiqueta

    adecuada en cualquier caso. El FMI quiere hacernos creer que es como un „asistente social‟ para

    „adictos al crédito‟. Los críticos moderados del FMI usarían la palabra „policía‟ más que „director‟

    para describir el rol del FMI. Los críticos más enojados ven al FMI como nada más que un gorila a

    sueldo del sindicato de crédito internacional. El FMI ha prescrito la misma medicina a todas las

    economías tercermundistas con problemas durante dos décadas ya: (1) Austeridad monetaria:

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    Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y organizaciones cosmopolitas

    como Naciones Unidas; de forma correspondiente se vislumbra la necesidad de la

    implementación de cierto proceso armonizador de las prácticas contables, cuyos

    orígenes tienen un carácter marcadamente privado, es decir, su estructuración y

    posterior desarrollo,

    […] es llevado a cabo por instituciones, al margen de cualquier vinculación

    o dependencia gubernamental o legislativa. Son las organizaciones de

    expertos contables las que establecen su propia disciplina corporativa y los

    mecanismos sancionadores en el caso en el caso de incumplimiento de dicha disciplina. En este marco se inserta la emisión de normas para la práctica,

    cuya coercitividad no es jurídica, sino que se apoya en la aceptación que les

    deparan los profesionales, en el prestigio de la entidad emisora de la norma y en las garantías que ofrece la disciplina corporativa (Tua, 1987: 209).

    Esta fase que evidentemente es de globalización financiera, tuvo como

    protagonistas, esencialmente agentes privados, cuyo papel básico consistió en

    soslayar y minar el poder de los Estados-nacionales y desvirtuar la relación entre

    Estado y mercado, produciendo disfuncionalidades caóticas en el escenario de las

    relaciones internacionales. Como es obvio, el prestigio y, de alguna manera, la

    legitimidad de estas organizaciones están mediadas por claros intereses privados.

    En este sentido la normalización y armonización de la practica contable,

    participan de la lógica del capital financiero, no como una acción académica y

    neutral, desprovista de cualquier intencionalidad hegemónica y política, sino al

    contrario, su razón de ser está imbricada explícitamente en las relaciones de

    mercado y de poder, impuestas externamente; de donde se infiere por lo menos

    cortar la oferta de moneda para hacer subir los tipos de interés internos a los niveles necesarios

    para estabilizar el valor de la moneda local. (2) Austeridad fiscal: incrementar los impuestos y

    reducir el gasto gubernamental dramáticamente (3) Privatización: vender las empresas públicas al

    sector privado. (4) Liberalización financiera: eliminar las restricciones a la entrada y salida del

    capital internacional así como las restricciones a qué pueden las empresas y bancos extranjeros

    para comprar, poseer y operar. Sólo cuando los gobiernos aceptan este „acuerdo de ajuste estructural‟ acepta el FMI: (5) dejarles suficiente dinero para prevenir el impago de los créditos

    internacionales que van a vencer y serían impagables de otra forma. Y (6) preparar una

    reestructuración de la deuda del país entre los prestamistas privados internacionales, que incluye

    conceder nuevos préstamos.

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    para el caso Latinoamericano , que dicho proceso ha tenido una vida precaria y

    una naturaleza marginal desde el punto de vista de los vectores epistemológicos

    que debieron presidirla.

    2.- La Edad Moderna como expresión del Sistema mundo:

    algunas concepciones para su interpretación Los historiadores ortodoxos suelen realizar esquemáticamente una segmentación

    histórica en cuatro grandes períodos: edad antigua, medieval, moderna y

    contemporánea.

    Para los filósofos, hasta hace poco más de una década, la modernidad comenzaba

    hacia el 1600 con la explosión de varias rupturas alimentadas por diversas fuentes:

    1. La revolución copérnico-galileana y los grandes descubrimientos en las ciencias físicas que cambian la visión ontológica del universo.

    2. El surgimiento de los Estados nacionales, 3. La revolución agrícola, 4. Las nuevas formas de propiedad sobre la tierra, 5. El cambio en las formas de producción e intercambio, 6. El surgimiento económico y político de una nueva clase social: la burguesía, 7. El nacimiento de la economía capitalista en su estadio artesanal; el

    mercantilismo, con la concomitante constitución de un nuevo sujeto

    económico. En términos Khunianos podría hablarse de una ruptura epistemológica o revolución

    científica, la cual ha devenido en la emergencia de un nuevo sujeto histórico social, que

    pretende entender al mundo desde la razón humana y no desde la iluminación divina. Ese

    nuevo sujeto que ha decir de Kant (1994), ha salido de su culpable incapacidad para

    servirse de su propia inteligencia sin tutela de otros, reivindica el derecho de todo ser

    humano a asumir la mayoría de edad, construyendo además un ethos de autonomía,

    entendida ésta como la posibilidad de reconocerse a sí mismo, por medio de su propia

    razón, sin necesidad de revelaciones externas o de fuerzas mediadoras.

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    El filósofo alemán Hans Blumemberg ha demostrado que este

    proyecto demandaba, a nivel conceptual, elevar al hombre al rasgo de principio ordenador de las cosas. Ya no es la voluntad inescrutable de

    Dios quien decide sobre los acontecimientos de la vida individual y

    social, sino que es el hombre mismo quien, sirviéndose de la razón, es

    capaz de descifrar las leyes inherentes a la naturaleza para colocarlas a su servicio. Esta rehabilitación del hombre viene de la mano con la

    idea del dominio sobre la naturaleza mediante la ciencia y la técnica,

    cuyo verdadero profeta fue Bacon. De hecho, la naturaleza presentada por Bacon como el gran “adversario” del hombre, como el enemigo al

    que hay que vencer para domesticar las contingencias de la vida y

    establecer el Regnum hominis sobre la tierra (Castro, 2000: 146).

    Este escenario, radical y estructuralmente diferente; ha alterado y modificado

    profundamente todas las instancias de la vida humana, en donde aparece un nuevo

    orden en la organización de las formas de conocer. “La edad moderna separa los

    discursos científicos, éticos y estéticos. La ciencia pasa a ser el campo propio de

    la razón. La vía cognitiva de la ciencia pasa a ser la única vía válida como camino

    del hombre para acceder al mundo”. (Icfes, 2001:25).

    Desde una postura crítica, Enrique Dussel (2000: 45,46), analiza el concepto de

    modernidad a partir de dos vectores de análisis, el primero, que lo denomina

    eurocecéntrico, provinciano, regional, en el cual la modernidad ha de ser

    entendida, como una emancipación, una “salida” de la inmadurez por esfuerzo de

    la razón como proceso crítico, que abre a la humanidad a un nuevo desarrollo del

    ser humano; ubicando los linderos históricos de su aparecimiento en la Europa

    del siglo XVIII y cuyos hitos identitarios que posibilitaron la implantación del

    principio de subjetividad moderna son: la Reforma, la Ilustración y la Revolución

    Francesa.

    Este proceso sigue una secuencia espacio-temporal que arranca con el

    renacimiento Italiano, prosiguiendo con la Reforma para hallar su esplendor en la

    Ilustración Alemana y la Revolución Francesa. La denominación de

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    “eurocéntrica”, deviene en razón a que la “Modernidad” posee como punto de

    partida fenómenos intra-europeos, y el desarrollo posterior no necesita más que

    Europa para explicar el proceso.

    Una segunda visión de la “Modernidad”, vincula el concepto a la configuración

    del sistema-mundo2, en el que el sentido de lo moderno con sus instituciones,

    Estados, ejércitos, economía, filosofía, etc., se constituyen en el “centro” de la

    historia mundial. Es decir, –argumenta Dussel (2000) , nunca hubo

    empíricamente historia Mundial hasta 1492 (como fecha de iniciación del

    despliegue del sistema-mundo). Anterior al encuentro traumático de los dos

    mundos, los imperios o sistemas culturales coexistían entre sí. Con el encuentro

    entre los dos mundos, emerge una Europa latina, que tiene como acicate a España,

    constituida en la primera nación moderna, cohesionada sobre la base de un Estado

    unificado de arriba hacia abajo a través de la santa Inquisición, creadora de un

    consenso vertical, que va a imponer su hegemonía sobre los países colonizados.

    2.1. El Ideario de lo Moderno y la Nueva Arquitectura Global de los

    Negocios

    Por otra parte y, desde una perspectiva conceptual que coloca al hombre en la

    centralidad de la modernidad, Consuelo Corredor Martínez (1992: 37) plantea “a

    manera de hipótesis, que el advenimiento de la sociedad moderna recoge un

    doble ideario: el de transformar el entorno material, y el de transformar al hombre

    como centro del mismo. Mientras el primero alude a la modernización, el segundo

    a la modernidad”.

    2 A comienzos de la década del 70 del siglo XX, Immanuel Wallerstein (1974), revolucionó la historiografía y sociología histórica al dar a conocer la tesis sobre la formación de la economía-mundo capitalista. Siguiendo el legado de Marx, Wallerstein, considera como válido el análisis de los sistemas mundiales, y cree que deben dejarse de lado las conceptualizaciones a partir de sistemas menores; además, incorpora la idea por la cual, para que se estudie la cuestión del carácter capitalista o no de una sociedad, debe hacérselo desde un nivel del sistema mundial.

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    Con la edad moderna, entonces, se inaugura un periodo de transformaciones y

    cambios radicales en las esferas de lo económico, político, social y espiritual. La

    modernización entendida como la transformación del entorno material, se ve

    reflejada, para el caso particular de lo contable, en el descubrimiento de los

    grandes negocios, en donde su radio de acción adquiere visos de mundialidad: el

    comercio pasa de Europa a América; de la ciudad-estado como reducto de poder

    se pasa al concepto de Estado-nación; de la preocupación por la productividad del

    dinero se pasa a la especulación; de la supremacía de lo nobiliario y caballeresco

    se hace tránsito hacia el triunfo de la mercancía y la riqueza como poder

    centralizador; la noción gremial y familiar se transforma en noción empresarial;

    de la producción agrícola se pasa al predominio de la industria y el comercio,

    evolucionando el concepto de propiedad y de empresa. El reino caballeresco de la

    nobleza y la dirección espiritual de la iglesia, es sucedido por la creciente

    influencia de la burguesía que a decir de Marx y Engels (1973:113):

    Donde quiera que ha conquistado el poder, ha destruido las

    relaciones feudales, patriarcales, idílicas. Las abigarradas ligaduras feudales que ataban al hombre a “sus superiores naturales” las ha

    desgarrado sin piedad para no dejar sustituir otro vínculo entre los

    hombres que el frío interés, el cruel “pago al contado”. Ha ahogado

    el sagrado éxtasis del fervor religioso, el entusiasmo caballeresco y el sentimentalismo del pequeño burgués en las aguas heladas del

    cálculo egoísta. Ha hecho de la dignidad personal un simple valor

    de cambio. Ha sustituido las numerosas libertades escrituradas y adquiridas por la única y desalmada libertad de comercio” – y más

    adelante concluye - “La burguesía ha despojado de su aureola a

    todas las profesiones que hasta entonces se tenía por venerables y

    dignas de piadoso respeto. Al médico, al jurisconsulto, al sacerdote, al poeta, al hombre de ciencia, los ha convertido en sus servidores

    asalariados.

    En la era moderna que inaugura el capital, surge un hombre nuevo, con espíritu de

    riesgo, movido por el apetito ilimitado de ganancia, de riqueza y la alucinación

    perversa por la fructificación infinita del dinero. Y este nuevo imaginario, está

    justificado de igual forma por la construcción de una racionalidad ética, entronizada

    con el culto supremo de la razón y el inconmensurable afán por el progreso

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    material, que habrá de causar una modernización indiscriminada, que conducirá

    finalmente a un proceso creciente de alienación del hombre respecto de su entorno

    natural y cultural.

    2.1.1. La Globalización y Mundialización del Capital y las Manifestaciones de la Extraterritorialidad Perversa

    Si por globalización se entiende el proyecto de mundialización de las relaciones

    económicas, políticas y sociales; se puede inferir que este proceso no es un

    fenómeno nuevo, homogéneo y simétrico, como se ha pretendido vender desde la

    escolástica de los centros internacionales de poder. El advenimiento de este

    fenómeno, en la sociedad moderna, se remonta a finales del siglo XV, con el

    encuentro violento y traumático entre Europa y América, y la consiguiente

    extensión compulsiva de las fronteras del comercio hacia las regiones

    colonizadas, que continúa con la expansión capitalista imperial Británica y

    Norteamericana, hasta hoy cuando se inaugura una versión globalizadora que es

    vehiculizada a través del paulatino desarrollo tecnológico e informático.

    En efecto, la globalización no es un fenómeno abstracto, sino la concreción de

    una fase más del desarrollo del capitalismo, es la expresión de la concentración y

    centralización del capital cuya tendencia ha desbordado de forma turbulenta los

    linderos de los espacios económicos que representan los Estados-nacionales.

    El mundo de los últimos años se ha debatido constantemente en la incertidumbre

    de un discurso que generalmente se ha pretendido explicar a través de la

    simplicidad metafórica, como bien lo argumenta Renato Ortiz3 (citado por Fazio:

    1999: 1) refiriéndose a las explicaciones que desde diversas visiones se entregan,

    3 Hugo Fazio Vengoa (1999: 1) citando a Renato Ortiz se pregunta “¿Por qué el abuso de las metáforas? Ellas revelan una realidad emergente pero aún fugitiva del horizonte de las ciencias sociales. […] Las metáforas abundan ante la falta de conceptos. Nos encontramos aún apegados a un instrumental teórico construido a finales del siglo XIX.

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    a propósito del viraje y transformaciones que se han suscitando en este fin y

    comienzo de milenio. A falta de precisión conceptual argumenta es común

    escuchar estereotipos como: –“primera revolución mundial” (Alexander King),

    “tercera ola” (Alvin Tofler), “sociedad informática” (Adan Schaff), Shopping

    center global” (Theodore Levitt), “sociedad amébica” (Kenichi Ohmae), “aldea

    global” (Marshall McLuhan), “fábrica global”, “transito de la sociedad de high

    volume a otra de hih value (Robert Reich), “universo habitado por objetos

    móviles” (Jackes Attali), “fin de la historia” ( Fracis Fukuyama), “ciudad global”

    (Saskia Sassen), etc. . Incluso podría decirse que a falta de rigor se cae en la

    banalidad y superficialidad conceptual, carente de sustento histórico-empírico-

    teórico. El término globalización ha sido proclamado con excesiva euforia,

    aplicado como una nueva forma de dominación ideológica4, se ha pretendido

    explicarlo bajo una perspectiva de neutralidad axiológica, de concurrencia

    simétrica hacia el desarrollo y el progreso, el cual apropiándose de los avances

    técnicos per se, permiten mayores niveles de intercambios de mercancías y

    servicios entre los países que abocan el contexto de liberalización y de abolición

    de las barreras comerciales. En este sentido, Renán Vega Cantor (1999: 52), al

    referirse a los usos y abusos del término globalización, argumenta:

    La globalización es un término hoy usado en forma acrítica por

    todo el mundo, desde los analistas sociales hasta los periodistas. La

    palabra se ha convertido en una moda retórica que es usada con claros propósitos ideológicos, encubiertos en la mayor parte de los

    4 Cuando aquí se plantea el problema ideológico, se asume este criterio como una forma de conciencia falsa, de

    imagen invertida de la realidad. Paul Ricoeur (2001:48-49), al tratar de estudiar este concepto desde los primeros escritos Marxistas, plantea:

    Es importante comprobar que el término se introdujo en los escritos de Marx mediante una metáfora tomada de la experiencia física o fisiológica, la experiencia de la imagen invertida que se da en la cámara oscura o en la retina. De esta metáfora de la imagen invertida y de la

    experiencia física que está detrás de la metáfora obtenemos el paradigma o modelo de la deformación como inversión. Esta imagen, el paradigma de una imagen invertida de la realidad, es importante para situar nuestro primer concepto de ideología. La primera función de la ideología es producir una imagen invertida. Este concepto todavía formal de ideología se completa por una descripción específica de ciertas actividades intelectuales y espirituales consideradas como imágenes invertidas de la realidad, como deformaciones por inversión. Como veremos, aquí Marx depende de un modelo expuesto por Feurebach, quien había descrito y discutido la religión precisamente como un reflejo invertido de la realidad.

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    casos con un barniz de cientificidad, empleado para dominar

    incautos, convencer remisos y dar por sentado que las políticas aplicadas desde hace casi dos décadas en diferentes rincones del

    planeta son irreversibles y a ellas hay que sujetarse o perecer. En

    este pensamiento dominante sobre la globalización se sostiene en forma alegre que ella es natural, irreversible, benéfica para los

    consumidores y conforme a los ideales de libertad. Por eso, se

    considera que la globalización es una “fuerza de gravedad” social y

    económica a la que sería no sólo inútil sino retrógrado oponerse.

    A la actual crisis de la bien difundida, pero poco entendida globalización, que está

    imbricada en la edad moderna y es producto de ella; le empiezan a aparecer

    nebulosos nubarrones, hasta el punto que sus más enconados defensores están

    cuestionando sus principios básicos. Los alquimistas y hechiceros financieros

    neoliberales contemplan medidas de control del capital, que tan sólo ayer les

    habrían parecido herejías violatorias de la ley natural. El escenario propiciatorio

    de este nerviosismo que coloca en tela de juicio ese discurso omnipresente de la

    globalización, no es otro que la erosión de la confianza pública, producto de

    seguir vertiendo la fascinante realidad tecnológica, en viejos odres institucionales

    que no pueden ya contenerla. Esa misma realidad, que ha violentado las

    distancias; jerarquizado, pervertido y fragmentado el poder; ha compactado

    también los espacios mundiales a la velocidad de los ordenadores; volviendo las

    fronteras porosas a las influencias fraudulentas de los flujos nocivos del capital

    especulativo.

    En el umbral del tercer milenio la realidad exige nuevas formas de pensar el

    futuro. Siendo conscientes de que hay distintos futuros posibles; diferentes al

    dogma fundamentalista del “pensamiento único”5, que nos augura un desenlace

    feliz, en la tierra prometida de la sociedad del totalitarismo del mercado.

    5 La concepción de “pensamiento único”, es definido por el politólogo Francés Ramonet, acudiendo a cuatro características principales: es planetario, permanente, inmediato e inmaterial. Planetario, porque abarca todo el globo. Permanente, porque se supone inmutable, sin posibilidades de ser cuestionado o cambiado. Inmediato, porque responde a las condiciones de la instantaneidad del “tiempo real”. Inmaterial, porque se refiere a una economía y a una sociedad virtual, la del mundo informático. El modelo central del nuevo pensamiento son los mercados financieros, que no tienen más como marco de referencia, como en el caso de la economía productiva, las ciencias físicas o naturales o la química orgánica, sino la teoría de los juegos y el

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    Sin aceptar ingenuamente el desconocimiento del capitalismo como un sistema

    más universal y que, los discursos sobre la globalización son múltiples y

    polisémicos; entendiendo la polisemia como la propiedad de un término de poseer

    varios significados, se podría argumentar, siguiendo los planteamientos de

    Fernando Coronil (2000: 88) que,

    Los relatos más matizados sobre este fenómeno impugna la imagen estereotipada de la emergencia de una aldea global popularizada por

    corporaciones, los Estados metropolitanos y los medios de

    comunicación. Estas versiones alternativas sugieren que la globalización no es un fenómeno nuevo, sino más bien la

    manifestación intensificada de un viejo proceso de comercio

    transcontinental, de expansión capitalista, colonización, migraciones mundiales e intercambios transculturales. De igual manera sugieren

    que la actual modalidad neoliberal polariza, excluye y diferencia, aun

    cuando genera algunas configuraciones de integración translocal y de homogeneización cultural.

    Pero, aparte de una disímil arquitectura conceptual, se hace necesario precisar

    algunos rasgos distintivos contenidos en las llamadas tesis de la globalización,

    que caracterizan el comienzo de los años 70, periplo en el cual el capitalismo

    redefinió sus bases ideológicas y sus estrategias políticas. Estos parámetros

    definitorios quedan explicitados de la siguiente manera:

    1. Se coloca en lugar privilegiado la hipertrofia de las finanzas internacionales y

    concomitantemente la creación global del crédito, circunstancia que

    subordina los sistemas productivos como gregarios del mundo turbulento de

    las especulaciones financieras, llegando a considerárseles a estas últimas

    como una fuerza independiente, con un poder inconmensurable ejercido desde

    una superestructura centralizada de poder.

    caos y la matemática borrosa. El núcleo duro del “pensamiento único” es la mercantilización acelerada de palabras y de cosas, de cuerpos y de espíritus (citado en Rapoport, 2002: 361)

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    2. La asimétrica transnacionalización de la tecnología y la creciente

    dependencia de esa innovación tecnológica, con el correspondiente riesgo de

    su rápida obsolescencia.

    3. La internacionalización del capital a través de corporaciones globales, con

    núcleos decisionales centralizados y con gestión y ejecución altamente

    descentralizados que, conjuntamente con la banca transnacional, se han

    constituido en poderes omnímodos ubicados por encima de los propios

    Estados-nacionales, que han sido sometidos a padecer crisis recurrentes de

    legitimidad y de operatividad al interior de sus fronteras.

    4. El creciente poder de las agencias internacionales del capital como el Fondo

    Monetario Internacional (F.M.I.), Banco Interamericano de Desarrollo

    (BIRD) o Banco Mundial, Organización para la Cooperación y Desarrollo

    Económico (OCDE), Organización Internacional de Comisión de Valores

    (IOSCO) y la Organización Mundial de Comercio (O.M.C.)6, para tan sólo

    citar las más representativas; encargadas de la producción transnacional de

    “representaciones sociales”7, como orientadoras de prácticas

    homogenizadoras y estandarizadoras, de orden económico y cultural.

    5. Los rápidos movimientos de capital financiero acelerados por las nuevas

    tecnologías de la información, en donde los circuitos electrónicos

    6 Concluida la Ronda de Uruguay, en 1995 el GATT (Acuerdo general sobre aduanas y comercio, por sus siglas en Inglés), crea la Organización Mundial de Comercio (O.M.C.), encargada de supervisar el nuevo régimen de “comercio libre”. La O.M.C., es la organización transnacional arquetípica de la era de la globalización financiera, encargada de asumir poderes sin precedentes para colocar en práctica las provisiones del “libre comercio” del GATT. Posee jurisdicción independiente, sus reglas y decisiones tienen carácter coercitivo y obligatorio para los miembros que la conforman, con poder sancionador, para pasar por encima de los Estados-nacionales y los poderes locales, violando flagrantemente el concepto de soberanía local.

    7 El concepto de “representaciones sociales”, es concebido por Daniel Mato, como un cúmulo de ideas que orientan las prácticas de actores sociales influyentes. En tanto unidades de sentido, las representaciones sociales “organizan” la percepción e interpretación de la experiencia, del mismo modo en que lo hacen por ejemplo las categorías analíticas en las formulaciones teóricas así, las categorías analíticas constituyen un cierto tipo de “representaciones”. [...] De este modo, orientan y otorgan sentido a las prácticas sociales que esos actores desarrollan en relación con ellas, y son modificadas a través de tales prácticas (Mato, 2001).

  • 14

    interconectados mueven enormes masas de capital en fracciones de segundos,

    sin ningún tipo de control privado ni estatal, configurando lo que Manuel

    Castell (1999: 10) ha definido como la automatización del funcionamiento del

    capital, que fluye con una velocidad y complejidad que solo la red de

    instrucciones electrónicas puede manejar. Esta economía en red, se ha hecho

    funcional al punto que hoy se habla, como lo plantea Ezequiel Ander Egg

    (1998: 39) de una economía de símbolos.

    El desarrollo de las nuevas tecnologías informáticas ha influido

    fuertemente para caracterizar la globalización de la economía, permitiendo el paso de una economía de productos a una economía

    de símbolos, que coincide con la nueva etapa de capitalismo

    financiero”, en estos términos entonces, “se ha sustituido la creación de riqueza por transacciones “invisibles” (verdaderas proezas

    especulativas) que es posible realizar gracias a la tecnología

    electrónica e informática desarrollada en las últimas décadas. En esas

    circunstancias, es prácticamente imposible detener o controlar la volatilidad del capital internacional.

    6. El comercio mundial ha experimentado un crecimiento exponencial de los

    llamados “bienes o productos culturales”; es decir, aquellos productos cuyo

    valor agregado está soportado en intangibles, esto es, programas de televisión,

    música, películas, Software, etc., protegidos por la propiedad intelectual; que

    han superado con creces a los productos tradicionales de los sectores

    automotriz, agrícola, aerospacial, etc.

    Al penetrar Daniel Mato (2001b: 147), en la discusión sobre la globalización, ha

    dicho que este concepto tan en boga padece de profundas imprecisiones que

    conducen a reduccionismos, apologías, demonizaciones, que en nada contribuyen

    a dar claridad sobre el asunto. “Dependiendo de quien habla o escribe, resulta que

    eso que nombran “globalización” es señalado como una causa de nuestros males

    o, alternativamente, como la panacea que resolverá todos nuestros problemas”.

  • 15

    Llama la atención, cómo con estos reduccionismos se invisibilizan los diferentes

    actores que participan en procesos sociales, de los que resulta más globalización e,

    invita a hablar no de globalización en singular sino de “procesos de

    globalización” cuando sostiene que:

    La mayoría de quienes demonizan la globalización, como la mayoría de quienes hacen su apología, comparten un error de base: Fetichizan

    eso que se llama “globalización”. Es decir, representan eso que llaman

    “globalización” como si se tratara de una suerte de fuerza suprahumana que actuaría con independencia de las prácticas de los

    actores sociales. Por ello no se detienen a analizar cómo participan

    diversos actores sociales en la producción de formas específicas de

    globalización.

    De manera levemente diferente, pero en sustancia semejante, hay

    quienes aún fetichizándola atribuyen su existencia a factores meramente financieros y/o tecnológicos, es decir, ofrecen

    interpretaciones reduccionistas, sea de corte economista o

    tecnologisista. Adicionalmente, en estos casos esos factores acaban teniendo carácter anónimo: así se invocan en abstracto “las fuerzas del

    mercado” o “el poder de las tecnologías”. Como si “el mercado” fuera

    algo más que una creación humana, resultante históricamente de

    fuerzas humanas […] o como si las tecnologías actuaran por sí mismas, como si nadie las produjera y nadie las aplicara

    (Mato,2001b:149-150).

    Ahora bien, sería un error pensar que la globalización es solamente producto

    colateral del desarrollo económico y de las leyes de la evolución del capital o del

    desarrollo tecnológico. No, la globalización coyuntural a la que se asiste hoy, es

    un proyecto político de los sectores dominantes en la economía contemporánea, es

    un recurso ideológico soportado en la doctrina neoliberal. Ciertamente esta etapa

    se constituye en una amenaza efectiva y, por ende, en una estrategia política

    poderosa, a la cual no hay que desdeñar desde posturas conceptuales simplistas,

    sino desde una visión epistémica consecuente, lo cual implica no equiparar

    acríticamente amenaza con realidad.

    Más allá de estos retos y desafíos a la noción de ese imaginario polisémico de

    globalización, existen interrogantes, que son necesarios y procedentes desbrozar

  • 16

    en aras de una mayor claridad. ¿Se puede afirmar que se ha estado viviendo una

    nueva época a partir de la década de los ´70 del siglo pasado? y ¿qué tan novedoso

    y reciente es este fenómeno?

    La globalización aunque es una idea relativamente nueva para las ciencias

    sociales, no constituye un nuevo proceso, sino la semi-culminación de un estadio

    de secularización y diseminación de todas las relaciones precapitalistas aún

    existentes. Este concepto está imbricado en el proceso de modernidad vinculado a

    la constitución del sistema-mundo, que abarca grosso modo, un tránsito desde el

    Estado-nación, prototipo de la era de la acumulación primitiva, hasta la fase

    transnacional cualitativamente nueva, caracterizada por un periodo de más alta

    reestructuración del capital incluyendo su forma institucional.

    Pero para abocar particularmente este análisis, como bien lo define Fernand

    Braudel (1984)8, es indispensable situar el análisis de la vida social desde diversos

    puntos de observación que involucren la espacialidad, la temporalidad, los

    órdenes sociales y las jerarquías. Siguiendo la categoría conceptual de la

    temporalidad, sugiere Braudel, considerar el devenir de la historia en tres

    velocidades del tiempo: Un intervalo de corto plazo (tiempo de la crónica y del

    periodismo); otro de mediano plazo, donde ocurre mutaciones históricas a través

    de ciclos, movimientos y “ritmos lentos pero perceptibles” y; una perspectiva de

    largo plazo la –longue durée– en la cual el cambio ocurre con “una cadencia más

    lenta que, en ocasiones, bordea la inercia” y en la cual se estudian estructuras de

    vida social profundamente implantadas que perduran a través de los siglos

    8Fernad Braudel, miembro significativo de la escuela de Annales, plantea que en la historia existen decenas y hasta centenas de tiempos diversos, una tentativa de clasificación de esta enorme masa de temporalidades, son agrupadas por este autor bajo una triple esquematización del tiempo: la corta duración, el coyuntural o tiempo medio y, el tiempo de las estructuras o denominado de larga duración, tres tiempos que hacen referencia a

    realidades analizadas por las ciencias sociales o por la historia. La temporalidad de corta duración, que se ocupa del ritmo del acontecer cotidiano, del relato de la crónica y el periodismo, el tiempo de la historia episódica; la temporalidad de mediano plazo, que aboca el análisis de las distintas coyunturas económicas, políticas, culturales y sociales, en referencia a la recurrencia de fenómenos, eventos y características de distintas generaciones humanas y; el tiempo de larga duración, que finalmente se ocupa de procesos y estructuras de un recorrido superior a un siglo, en donde se analizan realidades persistentes que hacen sentir efectivamente su presencia en el devenir de los procesos humanos.

  • 17

    Siguiendo la perspectiva conceptual Braudeliana, puede decirse que la

    “globalización” no es una época sino un proceso de largo plazo o “longue durée”.

    No se trata de un nuevo tipo de capitalismo, sino de la lógica del capitalismo

    como ha sido desde siempre. Este análisis, por supuesto no es óbice, para

    descalificar las mutaciones sucedidas en el mundo capitalista durante el transcurrir

    de su existencia. Por el contrario, las leyes del sistema capitalista, como bien lo ha

    expresado Marx y Engels (1973), son indiscutiblemente leyes del cambio

    constante. Pero como la interpretación de esas leyes dependen del cristal con que

    se las mire y de las coordenadas desde las cuales es pertinente instalarse para

    observarlas, se presentan sucintamente las dos visiones más generalizadas.

    2.1.1. Los Contenidos Viejos y Seculares de la Globalización

    La concepción de un mundo globalizado per se no es una figura perversa, es más,

    se puede argüir que se constituye en un imaginario planetario, obviamente bajo el

    respeto de las diferencias. El problema empieza a tener serios reparos,

    complicaciones y profundas repercusiones, cuando se descubre el trasfondo

    ideológico del proceso que se está viviendo. La globalización actualmente se

    funda sobre una arquitectura conceptual regida por el fundamentalismo neoliberal,

    que tiene como pretensión finalista la reproducción a escala mundial de las

    diferencias, es decir, la generación de una inconmensurable concentración de

    poder en manos de aquellos que son dueños del capital, los que ahora además no

    tienen patria, por lo tanto, no benefician a naciones, sino a determinados grupos

    privilegiados con trascendencia planetaria.

    La globalización, vista como época, en la retórica y hermenéutica neoliberal

    aparece como la “gran novedad” de nuestros días, cargada de una intencionada

    mitologización, en la cual el triunfo final del capitalismo ha clausurado todo tipo

    de alternativas plausibles y la historia ha quedado sometida tanto a las fuerzas

    impersonales del mercado, como a la secreción natural de un orden económico

  • 18

    sin intereses corporativos, ni asimetrías de poder. Vista desde la perspectiva

    Braudeliana, como un proceso de largo aliento, la pretendida globalización,

    aparece como algo profundamente contradictorio que responde a una tendencia

    intrínseca y secular del modo de producción capitalista. Esta tendencia histórica

    del capitalismo hacia la mundialización y su inusitado dinamismo expansionista,

    hace más de siglo y medio llevó a Marx y Engels a pronosticar, cuan devastadora

    podría resultar esa violenta incorporación a la expansiva economía del mercado.

    Obsérvese la notable similitud de lo que hoy la fantasía apologética nos presenta

    como novedoso, con lo que anticiparan Marx y Engels (1973: 23-24) en el

    manifiesto:

    Espoleada por la necesidad de dar cada vez mayor salida a sus productos, la burguesía recorre el mundo entero. Mediante la

    explotación del mercado mundial, la burguesía dio un carácter

    cosmopolita a la producción y al consumo de todos los países. Las antiguas industrias nacionales han sido destruidas y están

    destruyéndose continuamente. Son industrias que ya no emplean

    materias primas indígenas, sino materias primas venidas desde las

    más lejanas regiones del mundo y cuyos productos no solo se consumen en el mismo país sino en todas las partes del globo”. Y

    advierte: “La burguesía obliga a todas las naciones a adoptar el

    mundo burgués de producción, las constriñe a introducir la llamada civilización, es decir, a hacerse burgueses. En una palabra, se forja

    un mundo a imagen y semejanza”.

    Más allá de las controversias que pueda suscitar este pasaje del manifiesto, lo

    cierto es que existe una asombrosa coincidencia entre estas distorsiones

    mitificantes de lo que hoy se ha dado en llamar globalización, con los rasgos

    principales del capitalismo del siglo XIX. La mal llamada globalización del

    presente, entraña modificaciones complejas no sólo reservadas al plano

    económico y tecnológico, sino que alcanzan el ámbito de las hegemonías

    políticas y de reproducción cultural, constituidas hoy por hoy en dispositivos de

    poder y formas de disciplinamiento social.

  • 19

    Estas estructuras globales de poder y de disciplinamiento, sobrepasan con creces

    las fronteras nacionales y regionales, favorecidas obviamente por la liberalización

    de las relaciones económicas internacionales, que arrasan y derriban cualquier

    barrera que impida el libre juego del capital. Este último circula globalmente por

    rutas de acumulación atípica, sin una dirección predeterminada, sin responder y

    respetar el plan de desarrollo de un territorio concreto, guiado tan sólo por la

    lógica ciega y exclusiva de la maximización de la ganancia. El capital mismo, se

    mueve por las redes de la virtualidad, ya no transita físicamente, sino a través de

    los canales electrónicos. Específicamente, para el caso de lo contable, el

    comprobante de papel como soporte material del dinero al igual que el registro

    cronológico, en el más plausible de los casos, hacen parte, junto a la partida

    doble de las joyas pintorescas exhibidas en el museo de la historia de la profesión.

    El verdadero poder, el del capital, cada vez más invisibiliza y enajena el rostro de

    esa figura legendaria que lo había acompañado durante todo el periplo de la

    llamada, modernidad inconclusa: el Estado-nación. El adelgazamiento de los

    Estados es ya un imperativo del nuevo orden, cuyo destino manifiesto y fatal

    queda reducido a garantizar el orden y la seguridad necesarios a los designios de

    los flujos del capital. Para Keinichi Ohmae (1997: 64), por ejempolo, “el Estado-nación

    se ha convertido en una unidad artificiosa, incluso delusoria, a la hora de reflexionar u

    organizar la actividad económica... Siendo como es una creación de una etapa mucho más

    antigua de la historia industrial, no tiene los incentivos, ni la credibilidad, ni los

    instrumentos, ni la base política para desempeñar una función eficaz en una economía en

    la que de verdad no existen fronteras”.

  • 20

    3.- Globalización Contable y Adopción de Estándares

    Internacionales: los Límites Oscuros de una Falsa Coartada

    La aldea global, aparece como un constructo que desconoce el resto del mundo, el

    cual ha quedado predestinado a roer con los dientes apretados el destino

    apocalíptico delineado por la economía de mercado. El vocablo globalización, se

    ha generalizado a tal extremo, que hoy está presente, se recrea y manipula, en los

    códigos de lenguaje de las comunidades de especialistas; en la jerga diaria de los

    hombres de negocios, como simbolismo de una nueva época; sirviendo incluso

    hasta para explicar las más disímiles veleidades de la vida cotidiana. Esto que

    aparenta ser trivial, tiene una honda repercusión en el campo de las significaciones

    y simbolizaciones constitutivas de lo que Daniel Mato (2001: 131-132) denomina

    una conciencia de globalización;

    … la existencia de esta conciencia de globalización es sumamente significativa independientemente de cualquier consideración

    acerca de si ella podría calificarse de “falsa” o “verdadera”. [...]

    Lo importante del caso es que esa conciencia de globalización es

    un fenómeno tan generalizado que numerosos actores sociales a lo largo y ancho del planeta actúan, es decir, desarrollan sus

    prácticas sociales, en el marco de esa conciencia; es la asunción

    de la existencia de procesos de globalización lo que explícitamente otorga sentido a sus prácticas, y esto es lo que es

    importante.

    Esta conciencia de globalización, prohijada hoy por el pensamiento único ha

    tocado la médula de la práctica profesional contable; en tanto, para quienes rinden

    culto apologético al fundamentalismo del mercado, no hay otra salida que

    adaptarse o perecer porque este proceso es inexorable. Para los defensores de la

    estandarización como práctica homogenizadora del modelo contable, la

    globalización es un hecho evidente e inevitable que se reduce a un conjunto de

    fenómenos como la internacionalización de los mercados financieros, los avances

    de la informática y la economía en red; en donde el Estado-nación es, en cierto

    sentido, mirado como el representante oficial de estos intereses, cuyo papel es el

  • 21

    de ser garante de la protección de los intereses hegemónicos e instrumento que

    crea las condiciones de reproducción y acumulación de poder y riqueza.

    La globalización contable, está inscrita en ese imaginario que Daniel Mato

    (2001: 131-132) ha descrito como conciencia de globalización, que para efectos

    emblemáticos podríamos denominas conciencia de globalización contable y, que

    sirve como simbología de institucionalización y legitimación de posturas

    ideológicas comprometidos con la direccionalidad de los proyectos

    estandarizadores de la profesión agenciados por las organizaciones de regulación

    contable internacional.

    3.1. Las Organizaciones Armonización y Estandarización

    Contables en Tiempos de la Globalización

    El tributarismo teleológico, referido al esfuerzo por atemperar las estructuras

    contables a la nueva arquitectura financiera internacional, imbricada en la

    pretendida globalización contable, irrumpe con un discurso mistificante e

    ideologizante; que da la espalda a la realidad histórica, en donde el proyecto

    homogeneizador se presenta como factor invisibilizante de los sujetos que las

    propician: las grandes corporaciones y agentes del templo de la escolástica

    financiera internacional, esto es, Banco Mundial, F.M.I., Bolsa de valores de

    N.Y., Banco Interamericano de Desarrollo, Conferencia de Naciones Unidas sobre

    Comercio y Desarrollo (UNCTAD), Organización Mundial de Comercio y,

    obviamente, sus abnegados e incondicionales socios; las organizaciones de

    armonización contable internacional: La Federación Internacional de Contadores

    Públicos (IFAC por sus siglas en inglés), el Consejo de Estándares

    Internacionales de Contabilidad (IASB por sus siglas en inglés), el Instituto

    Americano de Contadores Públicos Autorizados (AICPA por sus siglas en inglés),

    entre otros.

  • 22

    Ya el Fondo Monetario Internacional, previó realizar una profunda revisión a los

    procesos de estandarización normativa y de monitoreo a los flujos de información

    financiera internacional, para ello ha planteado:

    “Promover transparencia y accountability, y desarrollar, difundir y monitorear la implementación de los nuevos estándares y las mejores prácticas;

    fortalecer los sistemas financieros, incluyendo mayor supervisión y mecanismos apropiados para administrar las fallas en la banca;

    prestar mayor atención a la liberalización ordenada de los mercados de capitales;

    involucrar más plenamente al sector privado para anticiparse y a resolver las crisis (Cfr: http:/www.ifad.net).

    Este discurso globalizador contable, hace parte integrante del proceso de

    dominación y apropiación del mundo: la dominación de los mercados, de los

    Estados, sociedades y pueblos; que se materializa en términos políticos, militares,

    financieros, tecnológicos o socioculturales, escamoteando su real rostro con

    discursos evangelizadores generosos, en donde se dice por ejemplo, que en la era

    de la globalización unos ganan y otros pierden, pero la estrategia básica de la

    participación en ella implica ganar y dejar ganar.

    Estos dispositivos de poder obligan a la profesión contable a adoptar e

    implementar los estándares globales de contabilidad, que se asimilan a la

    presentación de reportes sobre desempeño financiero vía IASB; estándares de

    auditoría, esto es, examen independiente de estados financieros vía IFAC 2000; y

    proveedores de servicios, que en otros términos, vendría a ser lo atinente a los

    parámetros de estandarización de la práctica educativa, en donde se explicitan

    exámenes de aptitud, experiencia, educación continuada y certificación en

    contaduría; acción ésta reservada al proyecto IFAC ISAR UNCTAD.

    No en vano los esquemas de la IASC e IFAC, en sus versiones

    2.000, se han ajustado a los mercados de capitales dada su

  • 23

    pretensión por convertirse en los estándares globales de la

    contabilidad y auditoria financieras. Ello es una de las consecuencias de que, en este tipo de mercados, la contaduría está

    asociada indisolublemente a la tecnología de la información

    (Mantilla, 2001:10).

    Como se deja entrever, organizaciones como el IASC, creada en junio de 1973,

    se caracteriza por ser un gremio profesional, de carácter privado encargado de

    emitir las normas internacionales de contabilidad (NIC‟s.) - hoy convertida en el

    Consejo de Estándares Internacionales de Contabilidad (IASB por sus siglas en

    inglés); estándares éstos, que se constituyen en una especie de vademécum,

    regulador de la práctica contable en todas sus manifestaciones, y la International

    Federation of Accountants (IFAC), que emite, además de las normas de auditoría,

    el fastuosamente denominado código IFAC de ética para contadores profesionales

    y el compendio de directrices educacionales (Guías IFAC), en donde se establecen

    las metas de educación; los componentes del conocimiento y habilidades

    profesionales; elementos éstos sobre los cuales debe fundamentarse la educación y

    experiencia profesional, tanto como los límites mínimos que debe poseer un

    profesional para ser aceptado como contador profesional9.

    Estas organizaciones paulatinamente han ido creando estructuras orgánicas que

    dinamizan la puesta en vigencia de la propuesta estandarizadora, tal es el caso de

    la IFAD, un organismo que nació en el Congreso Mundial de la IFAC realizado

    en París en 1997, en la cual tienen asiento las principales instituciones financieras

    internacionales, interesadas en atemperar el funcionamiento de la profesión

    contable a los intereses del capital especulativo internacional. Los objetivos de

    esta organización son, entre otros:

    9 El contador profesional es aquel individuo que debe adoptar por obligación una guía de formación que la determina la Federación internacional de Contadores (IFAC), la cual contiene un recetario en donde se definen los conocimientos,

    habilidades y valores profesionales, las evaluaciones de competencias profesionales, etc.;. Todos estos requisitos referidos a

    un proceso de formación restringido en sus alcances epistemológicos y disciplinarios y que prohíjan una el desarrollo

    menestral del conocimiento.

  • 24

    Promover el entendimiento, por parte de los gobiernos nacionales, del valor de la presentación de reportes financieros sólidos, de acuerdo con un sólido gobierno

    corporativo;

    asistir con la definición de expectativas relacionadas con la manera como la profesión contable (en los sectores público y privado) debe llevar a cabo sus

    responsabilidades para dar soporte al interés público;

    fomentar que los gobiernos se centren más directamente en las necesidades de los países en desarrollo y de las economías en transición;

    ayudar a conseguir fondos y experticia para construir capacidad en contabilidad y auditoría en los países en desarrollo;

    contribuir a una estrategia y a una estructura conceptual comunes de referencia para el desarrollo de la contaduría profesional; y,

    promover la cooperación entre gobierno, la contaduría y las otras profesiones, las instituciones financieras internacionales, reguladores, emisores de estándares,

    proveedores de capital y emisores” (Cfr: http:/www.ifad.net).

    Es sintomático observar cómo de manera coincidente este discurso armonizador

    de la práctica contable y el discurso regulativo de formación profesional, están

    sincrónicamente unidos a la desregulación general de los movimientos

    internacionales de capital y de mercados financieros, procesos éstos consumados

    en los años setenta y ochenta y a la interconexión en tiempo real de todas las

    bolsas de valores, mercados de cambio; en donde se configura un único mercado

    financiero global libre, es decir, sin control de Estado-nacional alguno. El carácter

    decisional de las transnacionales que se ubican por encima de la soberanía del

    Estado-nación se refuerza y la información circula a una velocidad de vértigo

    por las infinitas redes y canales que enlazan los puntos más insospechados del

    planeta. Las fronteras territoriales de los Estados-nación, ya no coinciden con los

    límites o la extensión de la soberanía política sobre la economía y la sociedad. El

    Estado-nación, fue la figura emblemática de la llamada sociedad moderna, pero la

    globalización financiera le ha decretado el acta de defunción a las funciones de

    soberanía y territorialidad, otrora pilares fundamentales de su accionar. Tan sólo

    un ejemplo, sirve para representar el viraje prohijado por la globalización

  • 25

    financiera, Jean-Marie Guéhenno (1995: 26), realiza el siguiente apunte, sobre el

    particular: “Tan pronto como pretende gravar las nuevas formas de creación de la

    riqueza, el Estado-nacional entra en competencia con el mundo entero y no puede

    impunemente exigir más impuestos que sus competidores en la carrera del capital

    y el talento”

    Es paradojal que estos organismos omnipresentes, hagan su irrupción con tanto

    ímpetu, en la década de los 70, periplo caracterizado por un crecimiento

    fenomenal de capitales volcados al mercado financiero, generalmente en

    operaciones exclusivamente usurarias, rentísticas y especulativas, en donde se

    marca una brecha profunda entre la tasa de crecimiento de las actividades

    financieras y las referidas a las actividades productivas y donde igualmente

    adquiere un auge inusitado la denominada investigación empírica en contabilidad,

    entendida como el cambio del enfoque de los propósitos y objetivos de los estados

    financieros que sustituyen o, en el mejor de los casos, complementan el objetivo

    de medición del beneficio por el de suministro de información útil al usuario.

    El afán por legitimar tal postura, ha llevado a algunos alquimistas contables a

    considerar este movimiento como un verdadero programa de investigación, a la

    mejor estirpe lakatosiana, desconociendo de manera tan flagrante como lineal, los

    vectores epistemológicos de los programas de investigación de Irme Lakatos10

    y,

    en la misma dirección, a plantear los años 70 y 80 como el lapso de oro de la

    investigación en contabilidad, en tanto, ha sido “el más compartido y ambicioso

    esfuerzo de investigación en la historia de la contabilidad”. (Tua, 1995: 276)

    10

    Este concepto de investigación empírica en contabilidad ha adquirido tanta resonancia, que incluso, investigadores como

    Tua Pereda (1995: 273-274), la han catalogado, a la mejor manera Lakatosiana como un verdadero programa de

    investigación contable, aceptado y compartido por un notable número de autores anglosajones.

  • 26

    4.- Escisión entre Racionalidad Económica y Construcción

    Axiológica: a Propósito del Código de Ética de la IFAC

    Cuando llegué a Roma por primera vez, yo ya no creía en Dios, y no tenía más que la tierra por único cielo y único infierno. Pero no guardaba un mal recuerdo de Dios padre de los años de mi infancia, y en mis adentros seguía ocupando un lugar entrañable el Dios hijo, el rebelde

    de Galilea que había desafiado a la ciudad imperial donde yo estaba aterrizando en un avión

    de Alitalia. Del espíritu santo, lo confieso, poco o nada me había quedado: apenas el vago recuerdo de una paloma blanca de alas desplegadas, que caía en picada y embarazaba a las

    vírgenes.

    No bien entré al aeropuerto de Roma, un gran cartel me golpeó los ojos:

    BANCO DEL ESPÍRITU SANTO Yo era muy joven, y me impresionó enterarme de que la paloma andaba en eso.

    Eduardo Galeamo (1998: 146)

    4.1. El Nihilismo Ético Postmoderno de la Globalización y sus Ejemplos Emblemáticos

    El sistema capitalista basa sus juicios morales en el éxito o fracaso económico de

    los individuos. Cuando se sostiene que el egoísmo puede llevar a construir un

    referente de bien común, a través de la racionalidad del juego del mercado se está

    no ante una postura axiológica, sino ante una visión ideologizante, es decir

    encubridora y justificadora del status quo, esto es, legitimando una posición

    antisocial para tratar de construir un valor universal (esencia de la ética).

    Frente a esta situación, evidentemente emerge el interrogante, si sumarse a los

    intentos agónicos de reconstrucción de los viejos relatos y proyectos de la

    modernidad; si entonar los cánticos apologéticos que llaman desde el pensamiento

    único a alabar el sacrosanto espacio del mercado; o a festejar desde la diversidad

    y la incertidumbre los nuevos retos que invitan al riesgo de construir propuestas y

    alternativas globales de comprensión y de las nuevas realidades. Lógicamente, es

    a partir de ésta última postura desde donde pueden abordarse reflexiones críticas a

    los antivalores creados por los sueños inconclusos de la modernidad inacabada.

  • 27

    La llamada sociedad moderna atraviesa por una época, que como lo dice F.

    Niezsche, configura la llegada del nihilismo11

    , en donde todos los valores

    supremos pierden validez, la ética se estructura a la mejor manera postmoderna

    como una ética light, acomodaticia, de sálvese quien pueda, en la que los

    universales están desacreditados; se carece de verdad y de fundamento; solo queda

    espacio para una ética de la conveniencia, de la comodidad o del beneficio

    personal.

    Fernando Vásquez Rodríguez (1993:102), en un artículo denominado: “Las

    premisas de Frankenstein” 30 fragmentos para entender la postmodernidad,

    refiriéndose a la condición postmoderna y a los valores que emergen de la

    sociedad de la era de la globalización, argumenta:

    Cualquiera que sea el estilo postmoderno siempre hay un pragmatismo de base que lo articula. Los postmodernos son pragmáticos, inmediatistas,

    presentistas, instrumentalistas. El bien depende de lo útil, el bien de la

    opinión, la belleza del gusto. No hay reglas, no hay principios, no hay consensos universales. Un postmoderno dirá siempre como en las series

    policíacas que se ven en la televisión, “eso funciona para mí”. Luego los

    medios estarán en primera instancia que los fines, importará más la

    estrategia que el resultado, más el maquillaje que el cuerpo. El pragmatismo de los postmodernos, a la par que los enceguece para el

    futuro y los torna escépticos ante el pasado, hace que toda atención se

    centre en la acción, en el movimiento (de la bolsa o los valores, de las corporaciones o los empleados).

    El postmodernismo no tiene una moral, muy difícil construye una ética, pues detesta los principios universales. La ética de la postmodernidad es

    una ética del “depende”; una ética de la ocasión. La ética de la

    oportunidad. El postmoderno no cree en una Axiología a pie juntillas,

    tampoco en una jerarquía de valores. La ética de la postmodernidad es una ética camaleónica: según la situación, así los valores exhibidos o

    11

    Para Niestche, la llegada del nihilismo sería en rasgo más sobresaliente de los siglos XX y XXI. Dicha acepción denota un doble sentido: a) el nihilismo como signo del creciente poder del espíritu (nihilismo activo) y, b) el nihilismo como decadencia y retroceso del poder del espíritu (nihilismo pasivo). Esto significa

    que el nihilismo está vinculado a la voluntad de poder, que es también la voluntad de vivir. Cuando esa voluntad se agota, se está en presencia del nihilismo pasivo, desplegado precisamente por cultura occidental a través de la negación permanente de la vida, en donde los valores supremos pierden validez. De otra parte Niestche, propone el nihilismo activo como una apuesta a concebir que los valores no se derrumben por sí solos, sino que sean destruidos por la voluntad de poder, que dice no a esos valores. Toda la crítica Niestcheiana a occidente, se fundamenta desde la visión activa del nihilismo como mecanismo para anteponerse al criterio negativo y, desde esta óptica generar nuevos valores.

  • 28

    reclamados. Para decirlo con propiedad la ética de la postmodernidad es

    una estética.

    En el mundo global, asistimos a este arquetipo de ética postmoderna de la

    simulación, de collage; como una nueva religión que se caracteriza por tener como

    dogma fundamental el poder del dinero, sus sacramentos son los productos

    comerciales, los templos son los bancos y los sacerdotes son los banqueros y

    financieros. El Dios trascendente del mercantilismo globalizador es el capital

    (Tamayo, 1993:103).

    La lógica del sistema capitalista, o mejor su ley inexorable, reside en la

    acumulación de capital y, si ésta se logra por medios ilícitos, delictuosos o poco

    ortodoxos, el fin último de ésta lógica, terminará siendo legitimado y absuelto por

    la moral del sistema. Ahora bien, el alcance del interés egoísta fundado en el

    fundamentalismo darwiniano del mercado, puede lograse sobre la bases de unas

    reglas socialmente aceptadas por los actores que participen en éste juego del

    capitalismo salvaje. Esas reglas así construidas, entonces permiten la inmunidad

    del sistema.

    Enron12

    es el ejemplo más emblemático de éste sistema inmunológico global

    postmoderno, para tan solo citar el escándalo más visible del paraíso financiero de

    la globalización especulativa del presente:

    12 La gasera Texana Enron se había transformado en una empresa especulativa, que desde los trampolines de

    los paraísos fiscales de las islas Caimán, operaba a través de 700 empresas fantasmas. La coartada oficial de este fantasma especulativo, estaba encubierto en la venta de gas natural y transmisiones eléctricas, pero su negocio mayúsculo y de mayor rentabilidad se ubicaba en la comercialización de derivados, herramienta financiera desregulada que permite realizar apuesta a futuro. Para el caso particular de Emron, incluían la rentables operaciones de corretaje de derivados de gas natural. Pero para encubrir la carencia de ganancias reales, Enron abusó de la opacidad contable y de inmunidad tramitada con la figura de los derivados, mezclados con una jerga lingüística alucinógena: “vehículos de propósitos especiales”, “obligaciones de deuda colateralizada”, “transferencia de riesgo”, “bonos de seguridad”, “transacciones sport”, etc.

    La firma Arthur Andesen, una de las firmas globales contables, contribuyó al manejo encubierto y tramposo de la Enron, en tanto auditaba y daba consultas financieras a la misma empresa, es decir, que se especializó en ocultar pérdidas e inflar ganancias, en donde bajo el entuerto sugestivo de la “contabilidad invisible (“Off-balance-sheet”), dilapidó los ahorros de los fondos de pensiones de sus empleados despedidos. Este es el resultado de la desregulación, de la globalización financiera que devasta los mercados emergentes y que no respeta controles legales, éticos y morales.

  • 29

    Cuando una empresa alcanza la desrregulación de sus mercados ha alcanzado una panacea, actúa con libertad plena, contrata,

    desinforma, engaña sin control. Esa es la historia de la Enron,

    diversificó su actividad de generación de energía a la más lucrativa de la comercialización a los mercados financieros y otras

    actividades, creando para ello una red integrada por más de tres mil

    quinientas subordinadas, con las cuales se entrecruzan operaciones

    recíprocas que culminan en el no pago de impuestos y el ocultamiento de pasivos; la construcción de una burbuja que más

    temprano que tarde explota con profundas consecuencias sociales, a

    ahorradores y trabajadores, lo cual poco importa por cuanto no son contribuyentes del interés público por el paradigma emergente en la

    normatividad contable y profesional internacional (Franco, 2002:

    26).

    Enron se jactaba de ser la empresa innovativa de la era de la información, que

    manejaba mejor que nadie los riesgos financieros en el mundo. Lo que nunca

    explicó fue cómo manipulaba el sistema de encubrimiento de esos riesgos, que

    por supuesto dependían de las fraudulencias y los trucos de ingeniería financiera y

    a la laxitud de la regulación. La corrupción emergente es consubstancial a la

    desregulación del sistema contable-financiero prohijado por los actores globales y

    para cuyos propósitos las organizaciones estandarizadoras de lo contable han

    creado el fastuoso código de ética para contadores profesionales.

    El llamamiento que hoy se realiza a la profesión contable es precisamente ese, que

    mediante la supuesta estandarización de conductas profesionales, se colabore en

    generar los anticuerpos que hagan inmune el delito internacional anclado al

    interior de la pretendida globalización financiera de los últimos tiempos.

    El criterio de desarrollo y las relaciones internacionales centradas en el individuo

    tomado de forma aislada y en abstracto, en el contexto del mercado y del dinero

    como absolutos y como fines, no constituyen referentes éticos para la concreción

    de un ethos axiológico que sea capaz de responder satisfactoriamente, o por lo

    menos solidariamente, a las necesidades de la sociedad. En la órbita de la

  • 30

    arquitectura del mercado global, es donde se propone la implantación obligatoria

    de código de ética vía IFAC para contadores profesionales, en donde se explicita

    que la estandarización de la conducta profesional, debe tener como imperativo que

    todo lo que constituya impedimento contra la libertad de competir, crecer,

    acumular y concentrar capital y riqueza debe suprimirse y eliminarse de cualquier

    forma de relación axiológica entre humanos.

    Pero como no hay que desconocer el sustrato ideológico que hay detrás de esta

    superestructura de sociedad mundial; la globalización tiene sus proponentes,

    sectores con intereses evidentes en la extensión de dichas singularidades, sea que

    se hallen vinculados a organizaciones transnacionales de poder, o que actúen

    como una red de aparatos (organizaciones), que impulsan la inclusión

    globalizante a través de los denominados estándares homogeneizadores de las

    diferentes prácticas profesionales. Es en éste y no en otro escenario, donde nace la

    propuesta de Código IFAC de Etica para Contadores Profesionales, que señala la

    base sobre la cual se fundamenten los requerimientos éticos (código de ética,

    reglas detalladas, guías de orientación, estándares de conducta, etc.) para los

    contadores profesionales en cada país.

    La globalización neoliberal es un factor que ha contribuido de manera radical a las

    disfuncionalidad de las instituciones del mercado, de la sociedad, de la empresa y

    el Estado, hasta el punto de generar grandes colapsos en todos los órdenes. Las

    asimetrías que se derivan de la contraposición de intereses entre los dueños del

    capital y las empresas de base nacional, han colocado al Estado a jugar un papel

    de salvaguarda de los privilegios del capital global, convirtiéndose finalmente en

    representante oficial que arbitra las reglas de juego de la economía de mercado, en

    donde como es lógico, esas reglas poseen la baraja escondida, para garantizar las

    condiciones necesarias para la reproducción y acumulación de procesos y medios

    que den origen al poder y la riqueza.

  • 31

    Refiriéndose a ese papel de salvaguarda, que le han asignado a los Estados de los

    países subalternos, Mario Rapoport (2002: 362) argumenta: “La libertad absoluta

    de los mercados supone, en particular, el derecho de los capitales y las empresas

    transnacionales a moverse por el mundo sin ningún tipo de controles mientras

    que, por el contrario, los gobiernos de los países en vías de desarrollo deben

    sujetarse al control de los organismos internacionales para asegurar esa libertad de

    mercados”.

    Las asimetrías de este mundo están produciendo dinámicas que colocan en crisis

    la exigencia de igualdad. En un mundo sesgado por el paradogma del capital

    especulativo, donde incontables masas de capitales corren a velocidad de vértigo,

    inconmensurablemente superiores a la de la economía real, navegando por el

    ciberespacio y dando rendimientos sin la necesidad de la intervención de otros

    factores de producción, se convierte en una falsa coartada la pretensión de crear

    un código de ética profesional para contadores profesionales, desde

    organizaciones cuya racionalidad no es precisamente altruista, ni mucho menos

    movida por intereses colectivos universales que construyan un deber ser para la

    sociedad, esencia de toda fundamentación ética.

    Como colofón se puede decir entonces, que la estructuración del discurso

    estandarizador y armonizador de las prácticas contables, responde a las exigencias

    de las estructuras internacionales de poder, transferidos para ser adoptadas

    obligatoriamente por todos los Estados-nacionales y convertir, a los contables y a

    la contaduría como profesión, en instancias que respondan a la eficiencia y

    competitividad, en un mercado que exige valor agregado y transparencia para los

    dueños del capital, a expensas de cualquier requerimiento axiológico de entorno

    informativo.

    Se puede entonces, colegir que el discurso estandarizador ha sido y sigue siendo

    moldeado estructuralmente por la injerencia política e ideológica de los

  • 32

    imperativos del mercado global. Esto explica porqué el fundamento

    epistemológico y conceptual de la modelación contable internacional es de corto

    alcance y está condenado a padecer un excesivo reduccionismo funcionalista.

    Pero, desde una visión liberadora, no se puede pensar ingenuamente la

    globalización contable como una orbe transterritorial de contactos en todas

    direcciones. Ella no consiste en una efectiva interconexión de todo el planeta

    mediante una trama reticular de comunicaciones e intercambios. Se trata más bien

    de un sistema radial tendido desde núcleos de poder de distinta escala donde están

    presentes los sujetos impulsores del pensamiento único, hacia sus zonas

    económicas múltiples y altamente diversificadas. Este tejido está trazado sobre

    ejes Norte-Sur. Poco ha avanzado la globalización en la periferia, porque se ha

    globalizado desde y para los centros. Tal estructura implica la existencia de

    grandes zonas de silencio desconectadas entre sí o sólo unidas compulsivamente

    por vía de las neometrópolis a través de las agencias mediatizadoras del poder.

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