Los Angeles de los cuatro Puntos Cardinales

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LOS NGELES DE LOS PUNTOS CARDINALES ~ CURSO DE ANGELES CLASE 26 ~ 26 de agosto de 2010

CLASE 26 LOS NGELES DE LOS PUNTOS CARDINALES El ngel, en todas las tradiciones, es el regidor, el gobernador, aqul que codifica y mantiene el orden de las cosas que la Mente Creadora le ha confiado. Los Puntos Cardinales representaron desde siempre para el hombre referencias pre cisas en las que basarse. El punto desde donde sale el Sol y aquel donde se ocul ta, han sido siempre considerados justamente los anclajes inmutables del Universo. Toda la geometra, le geografa, la trigonometra, la misma matemtica, por no hablar d e las ms sencillas nociones de astronoma, se basa en esta imprescindible realidad. En la mente del hombre de cada poca y de cada culto, por tanto, un Gran Ser siemp re ha controlado el curso regular del Universo, poniendo en los lugares estratgic os a otros Seres, subalternos suyos, que hicieron esas reglas inmutables. Una precisa referencia a los ngeles de los puntos cardinales y a los colores a el los asociados, nos viene de la visin de Zacaras. El profeta, como es conocido, vena siendo instruido durante mucho tiempo, por el ng el de Yahv. El ngel le enseaba imgenes, situaciones, lugares o personas y le descifra ba su significado. Por lo tanto levant los ojos otra vez y vi; haba cuatro carros que salan de entre lo s montes. En el primer carro haba caballos rojos y en el segundo carro caballos n egros. Y en el tercer carro haba caballos blancos y en el cuarto carro caballos b ayos.. el ngel me dijo: Estos son los cuatro espritus de los cielos que salen despus de haber estado en su puesto delante del Seor de la Tierra entera. En cuanto a l os caballos negros, salen del pas del norte, los caballos blancos deben de salir de detrs del mar. En cuanto a los bayos deben salir del pas del Sur.

Es interesante notar cmo estos cuatro espritus de los cielos haban estado ya en su pu sto, que no era delante del Trono de Dios, como se poda imaginar fcilmente, sino de lante de un espritu inmediatamente superior a ellos, o sea el Seor de la Tierra Ent era. En la tradicin Maya, la Tierra era cuadrada y todas las estrellas daban vueltas a lrededor salindose en ngulo recto. Con esta cosmogona era muy simple imaginar en ca da uno de los cuatro ngulos a cuatro divinidades: los Bacabi. Eran muy semejantes a nuestros ngeles: se aposentaban en los cuatro puntos cardinales asistidos por los Chaques, otros ngeles de rango inferior que controlaban los elementos, los vien tos y la lluvia. Cada Chaque tena un color diferente segn su campo de accin. Es interesante comparar e stos colores, pues los encontraremos en muchas otras tradiciones. El Chaque del Norte era de color blanco, el Chaque del Sur era amarillo, el Chaq ue del Este rojo y el del Oeste negro. Los ngeles de los puntos cardinales son esplndidas criaturas que custodian de modo inflexible cuanto la Divinidad les ha confiado. Hasta aqu la Iglesia est de acuer do, pero no acepta introducir nombres desconocidos, seran marcados como demonios o divinidades paganas. La tradicin gnstica nos describe los deberes y las funciones de los ngeles; en cuan to a sus nombres, ya no es cosa tan fundamental darles uno

ngel del Norte Es un ngel de vestidos blancos o quizs del aura cndida, que en el fondo es la misma cosa Es el gobernador del elemento aire, gobernador de los vientos y de la nieve. Se eleva, silencioso sobre las inmensas extensiones polares, y tambin sobre las clida s zonas desrticas. Su Ser no est ligado a la temperatura fsica sino a la vibracin qu e le llega de los lugares. Este modo de ser solitario no lo hace indiferente al gnero humano, al contrario, lo acompaa desempeando un papel muy importante. Es el custodio de los deseos y de las esperanzas de los hombres y tambin de sus s ecretos. Es el ngel consolador de quin ha perdido un apersona querida. Puede intervenir en los pensamientos y en los sueos de quien sufre, llevndole consuelo. Interviene para calmar la ansiedad, para apagar el fuego del rencor y con la mis ma dulzura para domar la furia de los elementos cuando se desencadenan en la tem pestad. Le gusta que le ofrezcan incienso y ptalos de flores blancas. Protege tanto los l ugares geogrficos como a los hombres de los peligros debido al hielo, a la nieve, y a los huracanes. Recordemos que en evas oscuros. As odiar aquello que scuros, tienen el el interior de la furia de los elementos se desencadenan los d como los ngeles de la luz tienen la misin de proteger, guiar, cust les ha sido confiado, del mismo modo los devas opuestos, los o deber de destruir, confundir, romper los equilibrios.

El ngel del Norte es el dominador del elemento aire y corresponde al signo de Acu ario. La tradicin astrolgica lo empareja con el planeta Urano. ngel del Sur ngel solar, con un resplandeciente vestido del color de la llama, es el regidor d e la luz, del fuego, del calor. Es el ngel de la comunicacin, de la palabra, es quien suscita alegra y amor en el c orazn de los humanos. Probablemente es tambin el responsable de tantos flechazos, pu esto que suscita la llama del enamoramiento, de la simpata, y tambin de la compasin y la solidaridad. En cuanto portador de la llama trae tambin la chispa de la vida al mundo animal y v egetal. Es quien distribuye el prana, por tanto, la vitalidad, la energa fsica, el d on de la curacin. Es el custodio de las acciones del hombre, de las decisiones activas, del movimi ento dinmico, del coraje y tambin del bienestar material. Su presencia disuelve las nieblas grises del odio, de la tristeza, de la desespe racin. Consigue infundir optimismo en las personas descorazonadas y gua a los dbile s hacia la capacidad de luchar. Protege de los peligros que provienen del fuego, pues l es el Seor de este elemento. Su lucha contra el Deva del signo contrario s e dirige a mantener el equilibrio entre el fuego que da la vida y aquel que devo ra y destruye. Su energa es el fuego germinador de la creacin, y a l le ha sido confiado el crecim iento de todas las cosas vivientes en los cuatro Reinos de la Naturaleza.

ngel del Oeste Es el ngel ligado al elemento Tierra. Reina sobre las estacione, sobre los frutos y sobre el trabajo del hombre. Hoy lo llamaramos con razn el ngel de la Ecologa. Su color es el verde brillante de las hojas primaverales o de las tiernas prader as. Por su posicin, tambin se le llama El Centinela de la Noche o el Guerrero del Oeste. egn la tradicin oculta, acoge entre sus manos el disco solar en el ocaso, lo custo dia de los ataques de las tinieblas en el curso de la noche, y se lo entrega por la maana a su gran compaero, el ngel del Este. Una funcin muy semejante la encontra mos en la mitologa egipcia, en la cual el disco solar Ra, se embarca cada noche e n la galera subterrnea por la que discurre el ro Amenti. A lo largo de la travesa de ber luchar contra el dragn Apep que quiere devorarlo para que las tinieblas reinen sobre la Tierra. Es el ngel que acoge a las almas de aquellos que mueren desde el ocaso hasta el a lba y las conduce hacia la Luz para que la oscuridad no los confunda. Custodia el crecimiento espiritual de los hombres, reforzando en ellos la concie ncia y la determinacin. Su proteccin aleja a los devas malignos y las fuerzas oscu ras, disipa las pesadillas nocturnas sobre todo de los nios. Agradece la oferta de flores, de fruta y de sus delicados perfumes. Defiende cosas y personas de los peligros que provienen de la tierra y de sus mo vimientos, derrumbamientos, terremotos, etc. ngel del Este Es un ngel con una extensa aura azul turquesa, el que rige el elemento agua, tant o de la simblica representativa del futuro que se puede revelar, como del agua re al de los ocanos. Es l quien vela las visiones y los sueos nocturnos para evitar que sean demasiado claros y que, interpretados con anticipacin, comprometen el desenvolvimiento del Plan. Es tambin denominado el centinela de la Aurora, puesto que, simblicamente, cada maana recoge entre sus manos el disco solar que emerge de la noche, y lo acompaa en su recorrido a lo largo del arco del cielo. Y es justamente con el primer resplandor del sol cuando este ngel se hace de vez en cuando visible a los mortales, en aquel arcano momento entre la ltima sobra de la noche y la primera luz de la maana. Es el gobernador del inconsciente y de lo profundo. Seor de la Intuicin y de la Pr ecognicin. Vigila la realizacin espiritual y material del camino humano. Justamente por este deber suyo de acompaar durante el camino de las tinieblas a la luz, este ngel es considerado como el custodio del futuro del hombre. Conoce la r ealizacin de los eventos y hace que sean comprensivos poco a poco, mientras acomp aa el camino de la evolucin. Se le podra definir con razn el custodio de la Era Nuev a. Ama el ofrecimiento de agua limpia en copas de cristal. Su proteccin guiar a los hombres que le confan al efectuar las elecciones justas. A rmoniza los planos materiales de vida cotidiana con el Gran Plan.

Aleja los peligros que nos vienen de lo imprevisto, de la distraccin, de la locur a, y naturalmente, del agua que es su elemento. LOS CUATRO ELEMENTOS En la Alta Edad Media se consideraba que los ngeles gobernaban los cuatro element os: el aire, el agua, el fuego y la tierra; movan las estrellas, velaban por los cultivos y bendecan la procreacin de todos los seres vivientes, incluyendo los nac imientos de los humanos.

Cada da de la semana tena su ngel protector, cada estacin del ao, cada signo astrolgi o, cada hora del da o de la noche, es decir, prcticamente todo cuanto se haca, pens aba, escriba o vea estaba gobernado por un ngel propio. A continuacin dar el detalle de los ngeles que gobernaban los meses, los signos ast rolgicos, los cuerpos celestes y los das de la semana. ngel Mes Signo Astrolgico Gabriel Enero Acuario Barquiel Febrero Piscis Maquidiel Marzo Aries Asmodel Abril Tauro Ambriel Mayo Gminis Muriel Junio Cncer Verquiel Julio Leo Hamaliel Agosto Virgo Uriel Septiembre Libra Barbiel Octubre Escorpio Adnaquiel Noviembre Sagitario Anael Diciembre Capricornio ngel Cuerpo Celeste Da de la Semana Rafael Sol Domingo Gabriel Luna Lunes Sammael Marte Martes Miguel Mercurio Mircoles Zidkiel (Aniel) Venus Jueves Anael (Kafziel) Saturno Viernes Kefarel (Zadkiel) Jpiter Sbado Por el otro lado hay una lista de nombres y funciones anglicas que figura slo en e l libro de Enoc 3: Gabriel ngel del fuego Baradiel ngel del granizo Ruhiel Encargado del viento Baraquiel Encargado de los relmpagos Zaamiel Encargado de los torbellinos Ziquiel Encargado de los cometas Ziiel Encargado de los temblores Zaapiel Encargado del huracn Raamiel Encargado del trueno Raasiel Encargado de los terremotos Shalgiel Encargado de la nieve Matariel Encargado de la lluvia Shimshiel Encargado del da Lailiel Encargado de la noche Galgalliel Encargado de la esfera del sol Opanniel Encargado del disco de la luna Kokabriel Encargado de las estrellas Rahatiel Encargado de las constelaciones

Los nombres de estos ngeles estn armados de acuerdo con la naturaleza de sus tarea s, hay una regresin casi atvica a un panten pagano en el cual un Dios corresponde p rcticamente a cada uno de los fenmenos naturales. Los panteones griegos y romanos, entre otros, designaban dioses y diosas a cada fuerza principal de la naturalez a. EL NGEL DE LA RESPONSABILIDAD Una de las grandes lecciones que nos pueden ensear los ngeles, es que el mundo es un espejo de nosotros mismos, y que si queremos cambiar el mundo, hemos de comen zar cambindonos a nosotros mismos. Nuestra mayor responsabilidad es, pues, con nosotros mismos. Pero muy a menudo h undimos los hombros cuando escuchamos la palabra responsabilidad. Creemos que la responsabilidad tiene que ver con algo que tenemos que hacer, cua ndo en realidad no deseamos hacer nada. Asociamos la palabra responsabilidad a l a palabra deber. Al ego le molestan las verdaderas responsabilidades, y por ello prefiere las fal sas, las que l se inventa para sentirse importante. Cuando algo no funciona como quisiramos en nuestras vidas, en seguida sealamos con el dedo a los dems. El ego siempre hace la trampa de situar la responsabilidad d e nuestros problemas en los dems, porque as no tiene que tomarse la molestia de so lucionarlos. Pero, la verdadera responsabilidad es la otra cara de la moneda de la libertad. No hay verdadera libertad sin responsabilidad, ni responsabilidad sin libertad. Somos responsables de aquello que vemos, de aquello que sentimos, de aquello que omos, de aquello que vivimos, pues somos nosotros mismos quienes elegimos lo que vemos, lo que sentimos, lo que omos, lo que vivimos. En cierto modo, todo lo que nos sucede, ya lo hemos pedido y nos ha sido concedido. Te propongo que: Busques un lugar tranquilo donde no te molesten y donde puedas relajarte e inten ta mantener tu mente en blanco. Imagina que ests sentada bajo una luz suave y clida. Siente como todo tu ser absor be esta luz y se funde con ella. Piensa en aquellas cosas de las cuales no quisiste hacerte responsable y cuya cu lpa endilgaste a los dems, a las circunstancias, al gobierno, a Dios, a la astrol oga, a la gentica, etc. Reconocer que t las creaste y acepta la libertad que produce ser responsable. Invita a tu ngel de la Responsabilidad a que se manifieste y comparta contigo el calor y la luz. EL NGEL DEL FUEGO Todas las civilizaciones han adorado el fuego, no se trata slo de un elemento, es tambin un arquetipo profundamente instalado en lo ms interior de cada ser humano. El Fuego es la virtud secreta del Sol que hace madurar el grano para que venza l a pasividad de la tierra que lo sepulta y resucite en forma de flor ascendiendo hacia el cielo. El fuego es la virtud secreta del grano que atrae la luz del Sol para que lo cal

iente atravesando incluso la tierra que aparentemente los separa. La accin es la clave del elemento fuego. Puede ser una accin orientada hacia el ex terior o dirigida hacia tu interior reanimando la llama de tu propio fuego, a ve ces un tanto ahogada por las circunstancias. Al invocar al ngel del Fuego el mismo te transmite la ms pura esencia del fuego, p or eso estimula, enciende, da brillo, empuje especial y energa vital. Te propongo que: Busques un lugar tranquilo donde nadie te moleste y puedas relajarte, e intenta mantener tu mente en blanco. Imagina que ests sentada bajo una luz poderosa y clida. Siente como todo tu ser absorbe esta luz y se funde con ella. En el extremo de esta luz estn el ngel del Fuego y el Demonio del Fro. familiarzate con estos dos visitantes e insiste en que el demonio del fro desaparezca y que el ngel del fuego se manifieste. Invita a tu ngel del Fuego a compartir el calor y la luz contigo. PROGRAMACIN ANGLICA N 19 Sintonizar tus ngeles Comunicantes Si tu socio, amante, amigo, colega o compaero de clase est en contacto con los ngel es, podis hacer juntos este ejercicio. De lo contrario, sintate en silencio e imag ina a la otra persona contigo. Comienza con la Meditacin Bsica de Cimentacin y pasa a lo siguiente: 1) Cierra los ojos. Siente que tu ngel Guardin sentado detrs de ti. Presta atencin a su energa o vibracin particular. 2) Siente al ngel Guardin de la otra persona. Visualzalo sentado detrs de ella, est o no fsicamente presente. 3) Cuando percibas al otro ngel, invoca la presencia del ngel vinculante de la rel acin. Con frecuencia esta energa se presentar como una gran esfera que os rodea, a ti, al otro y a ambos ngeles. Tambin puedes percibirla como otro ser, sentado entr e vosotros dos, y ligndoos a ambos. 4) Sintoniza al ngel de la Vinculacin y deja que . De qu modo difiere de la de tu ngel guardin? ncia, recuerda que est contigo pro el vnculo que va consigo la energa de lo ms amante y armonioso

5) As como aprendiste a dialogar a con tu ngel personal, brete ahora al ngel de la v inculacin, recibe su energa y escucha sus palabras. Formlale cualquier pregunta, ex prsale todas las dudas o necesidades que puedas tener. Debes estar abierta para r ecibir su consejo y su sabidura: en palabras, imgenes, colores o sensaciones, en c ualquier otra forma que puedan presentarse. 6) Si ests haciendo esto con la otra persona, compartid mutuamente vuestras exper iencias del encuentro con el ngel de Vinculacin. Esto ayudar para que vuestra vincu lacin sea ms slida. 7) Si lo ests haciendo sola, visualiza al otro y sabe que el ngel de Vinculacin toc ar suavemente a esa persona mediante su guardin. Sabe tambin que tu bsqueda ya ha co menzado a marcar una diferencia. Cuando hayas terminado, agradece al ngel de la Vinculacin, a los dos ngeles de la Guardia y tambin a tu amigo. Una vez ms, concntrate en tu respiracin. Cuando ests li

crezca tu captacin de su presencia Cmo es? Mientas exploras la nueva pres te conecta a la otra persona. Lle que exista entre vosotros.

sta, abre los ojos. * * * * * * * * *