Llegó la hora de Rita Indiana

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Lui A. Hrrra comenta el lme venezolano El rumor de las piedras pág. 2  /// Bori Muño presenta la novela Valle Zamuro, de Camilo Pino pág.3  / / / María Elena Ramos y Rafael Santana sobre la exposición “Once tipos del 11” pág.4 el na cion al CARACAS 22 d octubr d 2011 R ita Indiana es un nombre, no un apodo ni un reclamo artístico. Es el nombre de una mujer de 34 años y de origen dominicano que se apellida Hernández.  Ante todas sus incursiones en las artes (performance, literatura y música) apuesta por la escritura. Se presentó en Barcelona (España) como lo único que se ha propuesto ser desde los 14 años: escri- tora. Una artista polifacética que no necesita de etiquetas para expresarse en el espacio público de la tarima y en el acto solitario de la escritu- ra. En ambos escenarios se mueve con soltura y origi- nalidad. Tiene publicadas dos novelas (La estrategia de Chochueca y Papi —editada por primera vez en España por la editorial Periférica—), dos libros de cuentos (Ru- miantes y Ciencia succión ) y más de ocho canciones en El  juidero , su último trabajo dis- cográfico. Una narradora que transita con naturalidad por los medios visuales, musica- AymARA ARReAzA R. PAPEL LITERARIO Dirctor:Nlon Rivra. Invstiación, Coordinación editorial: Diajanida Hrnánd, VirginiaRiqulm.Disño diaraación: Mónica Mata Blanca Corro lctrónico: papllitrario@l-nacional.com / @paplitrario beños y globales. La novela pa- rece un juego de memoria ( me- mory play ) en el que las piezas se transforman y tienen una doble cara. Empiezan siendo voces que buscan sus ecos en otras historias. La voz principal es la de una niña que deambula por todos los espacios de la casa, del ba- rrio, mientras fanfarronea y recuerda todo lo que tiene esa figura paterna que no está a su lado. Papi es evocado por su primera mujer, por sus her- manas, por su madre, por sus amantes, pero es su hija quien recoge todos los runrunes que otros dicen de él. La figura de papi se moldea a partir de lo que a la niña se le cruza en sus pensamientos para dar una vi- sión de conjunto de un hom- bre compuesto de múltiples capas. Papi es un muñequito de pe- luche en el que se proyectan todas las carencias y fantasías de la niña; un vudú, tal como lo nombra la autora, al que ella pincha con todas las cosas que la inquietan, la fascinan y la joden. Un judas de esos que se queman cuando termina el carnaval y en el que se ve re- presentado al papi de Papi y a La niña, de la que no sabe- mos su nombre, es un per- sonaje que, cual fantasma, deambula y relata con detalle las apariciones, sueños y fan- tasías en las que comparte con su padre. Ella busca lo que no tiene, lo relata y concede al lec- tor el eco de su narración. Una hija que ve en la figura pater- na, su forma de vestir (“con más cadenas de oro y carros que el diablo”), sus amigos, sus ostentaciones y sus pala- bras no cumplidas, al héroe que a ella y a todos (también a nosotros los lectores) causa fascinación.  Ese hombre, Pa- pi , puede ser un caudillo, una deidad, pero también un emi- grante que aparece de cuando en cuando y de a raticos para visitar a su familia; es el man  orgulloso de su hombría, es el que Rita Indiana critica y defi- ne con ironía y agudeza como acreditado para hacer lo que se le cante. Como mencionó la propia autora en la presen- tación del libro: “Ser varón en el Caribe es una maravilla, es una licencia para matar”. Ese hombre-papi puede ser Jason, el de Viernes trece , y también Freddy Krueger. Las barajitas de la memoria reutilizados magistralmen te en esta novela para acercarse al papi de turno. Se redimen- sionan ( como en el readyma- de) los iconos para renombrar parte de la historia caribeña desde referentes culturales urbanos, cinematográficos y populares. Rita Indiana ex- plora con inteligencia los registros visuales para darle peso al mundo literario que construye. Lo que es cotidia- no lo vuelve extraordinario. Compone una pieza de reta- zos inspirados en películas y en algunas formas de narrar de Cien años de soledad , para ampliar los bordes de la lite- ratura del Caribe de hoy. s AyMARA ARReAzA *Papi (d)crib la mmoria d una familia rota, pro tam- bién la mmoria dada. Papi una opración d rgitro d la vo d la niña qu tin la virtud d nunciar la taxonomía d lo problma d lo migrant global dl Carib: infan- cia vivida dd la ruptura familiar, rfrnt popular qu componn un imaginario, l capital como falo provdor d cariño, la criana a ditancia a la qu omt un niño lo qu o upon . *Papi una manra d ntndr una hitoria pronal qu va dd l archivo familiar (qu part d rago autobiográfico) hata l archivo viual onoro qu alimnta d lo rial d tlviión la múica qu pon n la radio, la fita como fondo d la partida d dominó. e una rapodia cantada por una niña qu, a ritmo rapro, también mrnguro (Bill Ocan guido d Frnandito Villalona, Lui T rror Día, Wilfrido Varg a, Blki Concpción…), dcrib un trritorio dominicano o continntal qu v aaroamnt n la mudana una alida. *La auncia dl padr. el abandono d la familia. La noña- cion dl rgro, por la contant prncia dl montruo qu a lo Jaon aparc cuando mno t lo pra. Radiografía de la escritura de Rita Indiana  ••• sin encontrar un correspon- diente igual. Será porque no hay correspondientes iguales. Rita Indiana tiene asumidísi- mo que en toda repetición se rra es la hipérbole de la heroi- cidad. Papi es un superhéroe que como tal vence obstáculos  y causa sorpresas. Es un hom- Lleg ó la h ora d e Rita In dia na

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8/3/2019 Llegó la hora de Rita Indiana

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Lui A. Hrrra comenta el lme venezolano El rumor de las piedras pág. 2 /// Bori Muño presenta lanovela Valle Zamuro, de Camilo Pino pág.3 /// María Elena Ramos y Rafael Santana sobre la exposición“Once tipos del 11” pág.4

elnacional CARACAS 22 d octubr d 2011

Rita Indiana esun nombre,no un apodoni un reclamoartístico. Es el

nombre de una mujer de 34años y de origen dominicanoque se apellida Hernández.

 Ante todas sus incursionesen las artes (performance,literatura y música) apuestapor la escritura. Se presentóen Barcelona (España) comolo único que se ha propuestoser desde los 14 años: escri-tora. Una artista polifacéticaque no necesita de etiquetaspara expresarse en el espaciopúblico de la tarima y en elacto solitario de la escritu-

ra. En ambos escenarios semueve con soltura y origi-nalidad. Tiene publicadasdos novelas (La estrategia de Chochueca y Papi —editadapor primera vez en Españapor la editorial Periférica—),dos libros de cuentos (Ru-miantes y Ciencia succión ) y más de ocho canciones en El 

 juidero , su último trabajo dis-cográfico. Una narradora quetransita con naturalidad porlos medios visuales, musica-les y textuales. En definitiva,una artista con son caribeño

 y, a lo Andy Warhol, atentaa lo que sucede en el podio.

Un juo d oriaPapi es la historia de un vín-culo que se rompe, es el rela-to de una hija que cuenta loque la ausencia del padre leprovoca. Es una condensa-da y trepidante aventura queconjuga con referentes cari-

AymARA ARReAzA R.

PAPELLITERARIODirctor:Nlon Rivra. Invstiación,Coordinación editorial:Diajanida Hrnánd,Virginia Riqulm.Disño diaraación:Mónica Mata Blanca Corro lctrónico: [email protected] / @paplitrario

beños y globales. La novela pa-rece un juego de memoria (me-

mory play ) en el que las piezasse transforman y tienen unadoble cara. Empiezan siendovoces que buscan sus ecos enotras historias.

La voz principal es la de unaniña que deambula por todoslos espacios de la casa, del ba-rrio, mientras fanfarronea y recuerda todo lo que tiene esafigura paterna que no está a sulado. Papi es evocado por suprimera mujer, por sus her-manas, por su madre, por susamantes, pero es su hija quienrecoge todos los runrunes queotros dicen de él. La figura depapi se moldea a partir de loque a la niña se le cruza en suspensamientos para dar una vi-

sión de conjunto de un hom-bre compuesto de múltiplescapas.

Papi es un muñequito de pe-luche en el que se proyectantodas las carencias y fantasíasde la niña; un vudú, tal comolo nombra la autora, al queella pincha con todas las cosasque la inquietan, la fascinan y la joden. Un judas de esos quese queman cuando termina elcarnaval y en el que se ve re-presentado al papi de Papi y atantos otros papis, varones y machos del Caribe más próxi-mo. Simpático, carismático,dicharachero, seductor, miste-riosamente billetúo, poderoso.¿Suena a personaje histórico?Suena a presente.

La voz precede a la imagen.Fulanito dice que, yo piensoque, ella recuerda que, la tele-visión anuncia que, los vecinosronronean que, y así, hasta quetodas esas voces se expanden

La niña, de la que no sabe-mos su nombre, es un per-

sonaje que, cual fantasma,deambula y relata con detallelas apariciones, sueños y fan-tasías en las que comparte consu padre. Ella busca lo que notiene, lo relata y concede al lec-tor el eco de su narración. Unahija que ve en la figura pater-na, su forma de vestir (“conmás cadenas de oro y carrosque el diablo”), sus amigos,sus ostentaciones y sus pala-bras no cumplidas, al héroeque a ella y a todos (tambiéna nosotros los lectores) causafascinación. Ese hombre, Pa-pi , puede ser un caudillo, unadeidad, pero también un emi-grante que aparece de cuandoen cuando y de a raticos para

visitar a su familia; es el man  orgulloso de su hombría, es elque Rita Indiana critica y defi-ne con ironía y agudeza comoacreditado para hacer lo quese le cante. Como mencionóla propia autora en la presen-tación del libro: “Ser varón enel Caribe es una maravilla, esuna licencia para matar”. Esehombre-papi puede ser Jason,el de Viernes trece , y tambiénFreddy Krueger.

Las barajitas de la memoriaque conforman el juego de es-ta novela, además de ser voces,se transforman en imágenes.Dejan la voz que repite todo loque se dice de papi y encuen-

tran sus correspondientes pa-rejas en las figuras de Jason,Rocky Balboa y Toni Montanade Scarface . Dichos personajescirculan en la cultura visual po-tenciada por la programacióntelevisiva como hits del cinegringo de mafia (acción) y son

reutilizados magistralmenteen esta novela para acercarse

al papi de turno. Se redimen-sionan ( como en el readyma-de) los iconos para renombrarparte de la historia caribeñadesde referentes culturalesurbanos, cinematográficos y populares. Rita Indiana ex-plora con inteligencia losregistros visuales para darlepeso al mundo literario queconstruye. Lo que es cotidia-no lo vuelve extraordinario.Compone una pieza de reta-zos inspirados en películas y en algunas formas de narrarde Cien años de soledad , paraampliar los bordes de la lite-ratura del Caribe de hoy.s

AyMARA ARReAzA

pApIRita Indiana

editorial Priférica

CCeRes, 2011

*Papi (d)crib la mmoria d una familia rota, pro tam-bién la mmoria dada. Papi una opración d rgitro dla vo d la niña qu tin la virtud d nunciar la taxonomíad lo problma d lo migrant global dl Carib: infan-cia vivida dd la ruptura familiar, rfrnt popular qucomponn un imaginario, l capital como falo provdor dcariño, la criana a ditancia a la qu omt un niño loqu o upon .

*Papi una manra d ntndr una hitoria pronal qu vadd l archivo familiar (qu part d rago autobiográfico)hata l archivo viual onoro qu alimnta d lo riald tlviión la múica qu pon n la radio, la fita como fondo d la partida d dominó. e una rapodia cantadapor una niña qu, a ritmo rapro, también mrnguro (Bill

Ocan guido d Frnandito Villalona, Lui Trror Día, WilfridoVarga, Blki Concpción…), dcrib un trritorio dominicanoo continntal qu v aaroamnt n la mudana una alida.

*La auncia dl padr. el abandono d la familia. La noña-cion dl rgro, por la contant prncia dl montruo qua lo Jaon aparc cuando mno t lo pra.

Radiografía de la escriturade Rita Indiana •••

sin encontrar un correspon-diente igual. Será porque nohay correspondientes iguales.Rita Indiana tiene asumidísi-mo que en toda repetición seengendra una diferencia. Papi  reúne la imaginería del varónostentoso, mujeriego, mafiosoe inserta un desplazamientoa partir de esa retahíla de re-presentaciones conocidas enla cotidianidad del Caribe. Loque para algunos es productode la exaltación de las carac-terísticas del hombre tildadopor Rita como “el hipermachocaribeño”, para la niña que na-

rra es la hipérbole de la heroi-cidad. Papi es un superhéroeque como tal vence obstáculos

 y causa sorpresas. Es un hom-bre deseado, añorado, espera-do por todos y especialmentepor su hija. Lo recrea desde suimagen con cabello afro abun-dante y negro, como al que sefue y triunfa fuera, como alque espera para que la lleve ala piscina, como al que se va alas discotecas con sus sobrinosmientras la deja sola. Como alhombre que soluciona casi to-do con un fajo de billetes quehace “ratatatatatatata”.

Llegó la horade Rita Indiana