Llega a Ser Como Un Árbol

1
Llega a ser como un árbol Continuando con la descripción de la persona recta, el cantor añade: “Ciertamente llegará a ser como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito” (Salmo 1:3). Como todo ser humano, los que servimos a Jehová también atravesamos dificultades en la vida (Job 14:1). Quizás afrontemos persecución u otras pruebas de fe (Mateo 5:10-12). No obstante, gracias al apoyo divino salimos airosos de ellas, tal como un árbol robusto resiste vientos relativamente fuertes. Un árbol plantado al lado de una fuente inagotable de agua no se marchita por el calor o durante una sequía. Si somos personas temerosas de Dios, nuestra fortaleza provendrá de una Fuente inagotable: Jehová Dios. Pablo recurrió a él por ayuda y pudo decir con razón: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de [Jehová,] aquel que me imparte poder” (Filipenses 4:13). Cuando el espíritu santo de Dios nos guía y nos sostiene en sentido espiritual, no nos marchitamos, es decir, no nos hacemos infructíferos o espiritualmente inactivos. Más bien, somos productivos en el servicio de Dios y manifestamos el fruto de su espíritu (Jeremías 17:7, 8; Gálatas 5:22, 23). En este pasaje, el salmista utiliza una palabra hebrea que se traduce por “como” para establecer un símil. Pese a sus diferencias, los elementos de la comparación tienen una característica en común. Por supuesto, el hombre y el árbol son muy dispares, pero la frondosidad de un árbol plantado al lado de un lugar donde hay mucha agua recordó al salmista la prosperidad espiritual del hombre cuyo “deleite está en la ley de Jehová”. Si nos deleitamos en la ley de Dios, nuestros días pueden llegar a ser como los de un árbol. Es más, tendremos la oportunidad de vivir para siempre (Juan 17:3). Cuando somos íntegros, Jehová nos ayuda a soportar la presión de las pruebas y dificultades, y nos sentimos felices de llevar fruto en su servicio (Mateo 13:23; Lucas 8:15). ‘Todo lo que hacemos tiene éxito’, porque nuestro objetivo es efectuar la voluntad de Jehová. Como su propósito siempre triunfa y nos deleitamos en sus mandamientos, prosperamos espiritualmente (Génesis 39:23; Josué 1:7, 8; Isaías 55:11). Todo ello es así aun cuando nos enfrentamos a adversidades (Salmo 112:1- 3; 3 Juan 2). Gustavo · hace 5 años

description

religion

Transcript of Llega a Ser Como Un Árbol

Page 1: Llega a Ser Como Un Árbol

Llega a ser como un árbol Continuando con la descripción de la persona recta, el cantor añade: “Ciertamente llegará a ser como un árbol plantado al lado de corrientes de agua, que da su propio fruto en su estación y cuyo follaje no se marchita, y todo lo que haga tendrá éxito” (Salmo 1:3). Como todo ser humano, los que servimos a Jehová también atravesamos dificultades en la vida (Job 14:1). Quizás afrontemos persecución u otras pruebas de fe (Mateo 5:10-12). No obstante, gracias al apoyo divino salimos airosos de ellas, tal como un árbol robusto resiste vientos relativamente fuertes. Un árbol plantado al lado de una fuente inagotable de agua no se marchita por el calor o durante una sequía. Si somos personas temerosas de Dios, nuestra fortaleza provendrá de una Fuente inagotable: Jehová Dios. Pablo recurrió a él por ayuda y pudo decir con razón: “Para todas las cosas tengo la fuerza en virtud de [Jehová,] aquel que me imparte poder” (Filipenses 4:13). Cuando el espíritu santo de Dios nos guía y nos sostiene en sentido espiritual, no nos marchitamos, es decir, no nos hacemos infructíferos o espiritualmente inactivos. Más bien, somos productivos en el servicio de Dios y manifestamos el fruto de su espíritu (Jeremías 17:7, 8; Gálatas 5:22, 23). En este pasaje, el salmista utiliza una palabra hebrea que se traduce por “como” para establecer un símil. Pese a sus diferencias, los elementos de la comparación tienen una característica en común. Por supuesto, el hombre y el árbol son muy dispares, pero la frondosidad de un árbol plantado al lado de un lugar donde hay mucha agua recordó al salmista la prosperidad espiritual del hombre cuyo “deleite está en la ley de Jehová”. Si nos deleitamos en la ley de Dios, nuestros días pueden llegar a ser como los de un árbol. Es más, tendremos la oportunidad de vivir para siempre (Juan 17:3). Cuando somos íntegros, Jehová nos ayuda a soportar la presión de las pruebas y dificultades, y nos sentimos felices de llevar fruto en su servicio (Mateo 13:23; Lucas 8:15). ‘Todo lo que hacemos tiene éxito’, porque nuestro objetivo es efectuar la voluntad de Jehová. Como su propósito siempre triunfa y nos deleitamos en sus mandamientos, prosperamos espiritualmente (Génesis 39:23; Josué 1:7, 8; Isaías 55:11). Todo ello es así aun cuando nos enfrentamos a adversidades (Salmo 112:1-3; 3 Juan 2).Gustavo · hace 5 años