Libro Pto Libertador Pasado y Presente
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VICTOR NEGRETE B
LUIS A GARABITO
PUERTO LIBERT DOR
Pasado
Presente
Fundacin del Sin
Apartado Areo 479
Montera - Colombia
-
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CONTENIDO
Este trabajo fue elaborado y publicado
gracias a la Universidad de Crdoba y
la Inter-American Foundation.
,
,
Presentacin .
7
Captulo 1
El poblamiento _. . . . . . . . . . . . . . . 9
Los indgenas. El pueblo de San Cipriano. Los ne-
gros. Ur
y
los llamados terrenos d Ur . Los an-
tioqueos. Los sinuanos y sabaneros. La raicilla. El
balato. La madera. El caucho. Puerto Libertador.
Captulo 2
Las minas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
Fundacin del Sin
Cerro Matoso. Buscadores de oro. De nuevo la mina
Antigua. carbn.
rimera edicin: 1985
Captulo 3
Las etapas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
Fotografas: Luis A. Garabito
Dibujos: Ulianov Chalarka
Colonizacin
y
asentamiento. Agrcola. Ganadera
Minera
Capitulo 4
La Violencia . . . . . . . . . . . . . . . .
75
Preparacin Editorial:
Producciones Editoriales Te ': 282 25 50 A A 40500
Impreso por:
Editorial Carrera 7a. Ltda. Te .: 283 9205 Bogot- Colombia
La violencia oficial. Las guerrillas liberales. Julio
Guerra. La violencia importada . Las colonias
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campesinas. La guerrilla de izquierda. El proceso
por
la
paz.
Captulo 5
Los pueblos
.
.
. . . . .....
.
Villa Nueva. Juan Jos. La Rica Pica Pica (Viejo)
Santa F de Las Claras. .
Captulo 6
presente
.
.
.
.
.
,,
.
Tenencia ~e la ti~rr~. Economa. Poblacin y em-
pleo. ServICIOSpubhcos. Educacin. Salud. Acti-
tU? ante a.violencia.
Plan
de Rehabilitacin. Con-
cejo MUnICIpal.Organizacin de la Comunidad. La
Carta de Socorro.
6
5
139
I
/
f
PRESENTACION
Primero fue
Montelbano, pasado
y
presente;
ahora este
de Puerto Libertador y aspiro seguir con Ayapel para ter-
minar la serie que he pensado sobre la zona del San Jorge.
Con alguna frecuencia me sorprendo de cunto ha cam-
biado la zona desde que llegu en
1979,
en plena construc-
cin del complejo de Cerro Matoso y la exploracin en
firme de los yacimientos del carbn de Puerto Libertador.
Ante tal cmulo de hechos la comunidad permaneca
a
la
expectativa, tratando de encontrar una salida. Fue enton-
ces cuando surgi la idea de la Junta Cvica y ms tarde ge-
neralizamos la experiencia de las Corporaciones de Amigos,
a tal punto que hoy existen las de Ayapel, Montelbano,
Puerto Libertador
y
Ur, al lado de asociaciones de pesca-
dores, de mujeres y de casas de la cultura.
Desde el principio hemos colaborado con ellas
y
estamos
completamente satisfechos: lo que han hecho en beneficio
de la zona es inoaluable.
Y
ejemplar para el caso particular
de Puerto Libertador.
Desde el primer momento que comenz la explotacin
del carbn
y
el proceso por lapaz, la Corporacin de Ami-
gos particip de lleno en el desenvolvimiento de los sucesos
ms importantes con propuestas, recomendaciones y alter-
nativas. Al tiempo que solicitaba los estudios de impacto
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ambiental, indicaba cmo se puede conseguir la paz por
medios no violentos.
Sin duda una experiencia til por cuanto la poblacin
del municipio est integrada por costeos (sinuanos y saba-
neros especialmente), antioqueos, indgenas y negros que
constituyen un conjunto interesante de sentimientos, com-
portamientos, caracteres, aptitudes y habilidades que no
han logrado vencer todas las resistencias culturales y socia-
les que tienen cada uno de los grupos y, por lo mismo, no
han podido fijar y conseguir metas comunes de desarrollo
que favorezcan ala mayora de la poblacin.
Mientras el costeo carece de visin futurista es alrgico
a
la violencia y le teme a las grandes empresas, el antioque-
o es arriesgado pero no se desarraiga del todo y las ganan-
cias las invierte en su tierra. Mientras los indgenas estn
preocupados por sobrevivir, los negros mantienen vivo su
complejo racial.
Por todo esto y mucho ms llama la atencin lo que su-
cede en Puerto Libertador: su pasado apasionante que aqu
tratamos de colocar en sus reales dimensiones y el hecho
de ser el municipio que ms ha padecido la violencia.
En fin, de este pueblo resistente y abandonado podemos
aprender bastante si queremos. La decisin est en las ma-
nos de cada uno de nosotros.
Victor Negrete
B.
Montera, septiembre de 1985
8
O
Capitulo 1
EL POBLAMIENTO
El actual pueblo de Puerto Libertador, to?ava llamad?
Bijao lo fundaron el 14 de mayo de 1941. SIendo corregi-
miento de Montelbano, la Asamblea del dep~r~amento de
Crdoba lo elev a categora de cabecera municipal por Or-
denanza nmero 006 del 10. de noviembre de 1980.
El nuevo municipio cuenta con una extensin de 2~4.000
hectreas y una poblacin cercana a los 23.000 h.abItantes,
de los cuales unos 4.500 viven en la cabecera. ~Iene 5 co-
rregimientos y 17 caseros. La temperatura media es de 29
grados centgrados y se encuentra a 154 kilmetros de
Montera, la capital del departamento.
El poblamiento del lugar no es tan reciente como se pue-
de suponer por la fecha de fundaci~. yiene de mu~ho,s
aos atrs y en su transcurso han participado grupos ind
genas, negros, espaoles, antioqueos, sinuanos y sabane-
ros.
Los indgenas
Cuando Alonso de Heredia lleg a principios de 1535 a
la cuenca del ro San Jorge (Panzen ), existan dos asenta-
mientos indgenas importantes bien diferenciados:. Jegua al
norte y Yap (Ayapel) al sur. Siglos antes estos mismos ~u-
gares y otros correspondientes a las cuencas de los nos
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Cauca y Magdalena, fueron ocupados por un grupo tnico
que construy canales de control de aguas para drenar las
llanuras inundables, plataformas artificiales de viviendas y
montculos funerarios .
El impacto de la conquista alter profundamente el rit-
mo de vida, trabajo y creacin que llevaban estos grupos en
Panzen, a tal punto que nunca lograron sobreponerse.
Muchos huyeron a las montaas tupidas del nacedero del
ro San Jorge pero de manera desorganizada.
Hasta el momento no contamos con fuentes suficientes
que nos indiquen el establecimiento de comunidades o
pueblos de estos indgenas en el Alto San Jorge.
El pueblo de San Cipriano
Segn los datos que poseemos a mediados de los aos de
mil setecientos lleg a la zona del San Jorge un alto nme-
o de indigenaS;;hocoes provenientes de la provincia del
Choc. Se calcula eran ms de doscientos, junto con caci-
ques y capitanes, los que buscaban refugio, huyndole pro-
bablemente a los espaoles o a grupos indgenas enemigos.
Al final se establecieron en la orilla del ro San Jorge, en
la boca de una quebrada que llamaron San Cipriano, un po-
co ms arriba del corregimiento de Juan Jos hoy en da.
Cerca de este sitio, a dos das subiendo por el ro, se en-
contraba la mina Soledad del marqus de S-I t lC.oa.con
ms de 100 negros esclavos.
Y
tambiencerca, pero bajan-
cfo';senallaba otra mina que llamaban Ur con abundancia
de negros ,
1. Ver Orlando Fals Borda. Resistencia en el San Jorge. Carlos
Valencia Editores, Bogot, 1984. Clemencia Plazas y Ana Mara
Falchetti de Senz. Asentamientos prehispnicos en el Bajo Ro
San Jorge. Fundacin de Investigaciones Arqueolgicas Naciona-
les. Banco de la Repblica, Bogot, 1981.
2. Declaracin de Faustino Lorenzo Gmez, vecino de la Villa de
San Benito, sobre los indios del paraje nombrado San Cipriano.
Noviembre 20 de 1782. Archivo Histrico Nacional de Bogot
1 ;
Estas minas as como las de Pen o El Penal y R en la
quebrada de San Juan; las de San Pedro (llamadas de San
Juan en la actualidad) en la quebrada de Sa~ Pedro
Y
las
de las quebradas Las Claras, Man, San AntOnIO Y Ure, co-
menzaron a explotarse antes de 1740
3
,
Faustino Lorenzo Gmez en la misma declaracin ase-
gur que los indios eran muy dciles y tratables; ~nda-
ban desnudos, trataban legalmente con los que alla s~-
ban les compraban fiado por una o dos lunas y cumpli-
da la fecha pagaban en oro; de este ~etal no sacaban
ms que el necesario para pagar. Hacan barquetas, te-
nan sus estancias y sus rozas. Entre ellos no haba muer-
tes ni peleas, ni aun en sus grandes bebezonas, porque
en tales das cuatro indios en buen estado se encargaban
de recoger
Y
guardar todas las armas y evitar que suce-
diera algn
exceso .
Tiempo despus de la fundacin de San Cipriano, .las
autoridades de la Villa de Ayapel, al mando de. Fehpe
Francisco de Njera, Capitn Aguerra de la locahdad, se
enter de su existencia Y visit el lugar. Le 1l.am.~tanto la
atencin la docilidad de los indios que conslgulO .co~ sus
superiores el levantamiento de un rancho ~ue sirvi de
iglesia
Y
algunas visitas de religiosos que bautizaban y casa-
ban cada vez que iban .
(AHNB).
Caciques e Indios (Colonia).
Tomo l. Folios 373a ..
427r. Vctor Negrete B. Montelioano,
pasado
y
presente.
Fun-
dacin del Caribe. Montera, 1981, pgs. 20 y 21.
3. Negrete, ib pg. 21. Declaracin de Jos de la Calle Ar~nzolo,
Regidor depositario general del Juzgll:do Civil de la V .l~ade
Momps, sobre San Cipriano, donde afirma que la f,undaclOn de
la mina Ur que se hallaba cerca del pueblo se llevo a cabo p.or
estos aos. Mornps, agosto de 1792. AHNB. CacIques e IndIOS
(Colonia). Tomo 44. Folios 939 a 947.
4. Declaracin de Faustino Lorenzo Gmez, material citado.
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~ pesar del i~ters de las autoridades de Ayapel no fue
posible _conseguir cura permanente para San Cipriano en
van~s ~os. El rancho se vino abajo y el deseo de someter
los mdlgen~ al control administrativo y eclesistico de la
Corona espanola no se cumpli a satisfaccin, debido en-
tre otr~s cosas, ~ problemas de jurisdiccin, falta de di~ero
y ~a misma lentitud o corrupcin de los funcionarios e~
panoles en Ayapel, Momps, Cartagena y Santa Fe.
En 1781 Vicent~ G.o~lez Belandres, entonces Capitn
Aguerra de Ayapel
insisti
en la necesidad de nombrar cura
pe~anente para San Cipriano y poder efectuar como es
debido el cobro de tributos para la Corona.
Par:..alenarse de razones viaj en diciem bre de este mis-
mo ano al poblado y levant un censo con el siguiente re-
sultado:
36 ~nd~ostiles entre los 18 y 50 aos de edad.
51 indias de viente entre los 15 y 60 aos de edad
13 chinos de 7 hasta 16 aos de edad. .
8 chinas de 7 hasta 10 aos de edad.
20 chinos al pecho entre 1 y 6 aos de edad.
10 chinas al pecho entre 1 y 6 aos de edad.
Total: 148 habitantes' .
Con este informe y la posibilidad de recaudar ciertos in-
g esosp?~ concepto de tributos a los indgenas, las auto-
ndad~~ irnciaron las diligencias para nombrar, con alguna
estabilidad, un religioso en el pueblo. Pero stas slo em-
p~zaron. a copcretarse en abril de 1785 cuando el.Arzo-
b~~
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tizos que trabajaban por
las
quebradas cercanas? Los otros
terminaron regados por Cceres, Ayapel, quebradas de Man
y San Pedro, ro San Jorge, angosturas del ro Cauca, algu-
nas familias se quedaron hasta su fallecimiento en la mina
de Ur y otras en el pueblito de Caas Gordas cerca de la
mina Soledad, que empez a fonnarse con gente libre que
andaba por esos contornos y algunos indgenas chimilas de
los recogidos por el padre Palacios de la Vega.
En este mismo ao
el
Capitn Aguerra de Ayapel solici-
t comisin para viajar a San Cipriano y llevar a cabo un
nuevo intento para la reduccin de los indgenas pero sus
superiores, enterados de la situacin por declaraciones con-
sideradas veraces, negaron la peticin y le pidieron abando-
na.r. el proyecto por considerar difcil la gestin, de poca
utilidad lo que podra resultar y de gastos que nunca se
recuperaran 8 _
De esta manera las autoridades espaolas abandonaron a
su propia suerte quizs el ms importante ncleo indgena
que se estableci en el Alto San Jorge.
El p.roce~o que sigui despus fue de acomodamiento y
sobrevlvencla. Las mmas con sus rancheras colmadas de
ne~ros y algunos i?dgenas y los pueblitos de San Cipriano,
Canas Gordas, Ure y Plan de San Pedro continuaron exis-
tiendo, pasando por buenas y malas pocas, muchas veces
a punto de desaparecer por falta de pobladores o
de
recur-
sos para vivir con tranquilidad. A los contrabandistas ban-
didos y comerciantes se le sumaron verdaderas oleadas de
colonos en busca de raicilla, balato, madera y caucho.
,Los indgenas por lo general levantaban casas
Y
mante-
rnan rozas en los sitios donde residan con alguna estabili-
dad, mientras otros continuaban vagando incansables de
7. D~cIaracin de Jos Antonio Anaya, Mayor Administrador de la
mina Soledad, sobre el pueblo de San Cipriano. Ayapel, junio de
1792. AHNB, material citado. Tomo 44. Folios 939-947.
8. Ver declaraciones, diligencias y resoluciones sobre esta peticin
en el AHNB, material citado. Tomo 44. Folios 939-947.
14
.,
un lugar para otro pero siempre tirando a lo profundo de la
selva, a lo inhspito.
A finales del siglo XIX Luis Striffler, qumico alsaciano
que lleg a
Cartagena
en
1841
con el propsit? de bu~ar
oro en el Alto Sin, recorri la zona y observo que los m-
dgenas tienen el modo de vivir ms soez a que pueda lle-
gar la especie humana ... Nada tienen, nada hacen, nada
apetecen... Son seres que n? han adoptado de nuestra
civilizacin ms que el aguardiente, que piden a todos los
que pasan por esos parajes? , Tambin se dio cuenta que
los indios oriundos de San Pedro no ocupaban ya el
lugar en su mayor parte, pues haban sido reemplazados,
id d Anti .
10
casi en su totalidad, por negros veru os e ioquia .
Con el paso del tiempo la zona del
Alto
San Jorge. no
perdi su encanto y peligrosidad. En 1900 ~sta?a conside-
rada como reino de los negros rebeldes, los indgenas fero-
ces los maleantes sanguinarios y los colonos mestizos ms
aventureros, donde las leyes y autoridades de la repblica
no cumplan ninguna funcin. La lejana de los centros po-
blados lo intrincado de las trochas y lo difcil de los cau-
ces de' ros y quebradas, alimentaba y exageraba la reali-
dad.
A pesar de todo la iglesia segu a pendiente de sus mora-
dores y se mostraba interesada en llegar ha~ta la zor:a. Dos
nuevos intentos se llevaron a cabo en los primeros anos del
presente siglo: uno fue el de un grupo de religiosas an~io-
queas de la congregacin de Mara Inmaculada, orgarnza-
das por Laura Montoya Upegui, la Madre Laura, quien co-
menz en
1917
a interesarse por la vida miserable y paga-
na que llevaban los indgenas y negros de Ur y sus aire-
9. Ver
El ro San Jorge,
Editorial Montera. Montera, 1958, pg.
175. Esta obra la escribi en 1880 en San Marcos, donde paso
la mayor parte de los aos como notari~ y. relato: de. la vida
Y costumbres de esta zona de la costa atlntica. Seis anos des-
pus regres a Europa donde muri al poco tiempo.
10 lb
pg. 177.
5
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dedores. Y el otro fue el de los misioneros del Pontificio Y
Real Seminario de Misiones Extranjeras establecido en
Burgos (Espaa) en 1921, ms conocido como la Misin o
los Misioneros de Burgos.
La Madre Laura nos cuenta en su autobiograf ia ' las
sorpresas que se llev en los diferentes caseros por donde
le toc pasar de Ayapel hasta Ur. En todo el camino no
vimos esposas sino vctimas desdichadas que ignoraban has-
ta que lo eran. No haba matrimonio ... la unin natural era
una serie de historias desgarradoras de crueldades. El pre-
cio por el cual ordinariamente se compraba una mujer era
el de cuatro cabezas de res o una mquina de coser . (pgs.
649-650).
El casero de las Bocas del ro Ur (punto donde de-
semboca en el ro San Jorge) estaba lleno de gentes, los
ms miserables por dentro y por fuera ... tanta mugre, tan-
tas enfermedades, que aquello paree a una leprosera. Tan
malos olores ... en fin, un calor, una nube de zancudos ...
(pg. 652).
Los misioneros de Burgos llegaron al pas en 1923, por
invitacin que les hizo monseor Pedro Brioschi, obispo
de Cartagena. Aquellos vinieron con el firme propsito de
adelantar su labor en el Alto San Jorge. Apenas acordaron
el rea de trabajo (la cuenca del ro San Jorge, desde la
Boca Perico por la orilla izquierda del ro Magdalena hasta
el nacimiento del primero en las montaas de Antioquia),
nom braron los responsables: el padre Marcelino Lardizbal
como Prefecto Apostlico de la Misin del San Jorge con
Sede en Ayapel y el Padre Jos Gabald, encargado inicial-
mente de San Benido Abad y San Marcos .
11. Autobiografa de la Madre Laura (Fundadora de las Misioneras
de
Mar a
Inmaculada y Santa Catalina de Sena). Editorial
Bcdout, 1971.
12. Orlando Fals.
Obra citada,
pgs. 183AB a 198AB. William
Guzmn.
Apuntes sobre Juan Jos,
manuscrito, Juan Jos,
Puerto Libertador, 1985.
6
f
r
-
E n el centro el padre Antonio Prif ~o, de los
misioneros de Burgos, en compan la de ~us
. s los hennanos E varisto y Cetestino
paisanos,
Lombilla radicados en Montelbano.
Fue el padre Lardizbal quien hizo una pri~era visit~ d~
. ., 1b U ' Cuando llego a este lti-
mspeccion a Monte
1
ano y re. .
mo lugar encontr ya establecidas Y con trabajo ~delanta-
d 1
li . de Mara Inmaculada Postenormente
o a as re igiosas
trabajaran juntos en toda la zona.
En diciembre de
1929
el padre Jos Gabal~ en ausencia
de Lardizbal autoriz a los padres Francsco Santos y
Claudio Murga adelantar una visita al Alto San Jorge. En la
7
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carta les pide q 1
, ue ~ v~slta sea lo ms completa posible, re-
corriendo hasta los ultimas II'ml'tes de la i isd ., d I
P f t e a juns rccion e a
,re ec ura, tomando nota del nmero de personas case-
n,os, necesl~ades
en fin, de todo aquello que sea ~onve-
mente para mtenslflCar la labor misionera,., I3.
La visit~ principi los primeros das del mes de enero de
1,930.
PartJ:ron de Ayapel y siguieron por
PalotaI
La Glo-
na, Montehbano, Ure, Quebrada de Ro Verde (afluente
d~l San ,Jorge), quebrada de San Juan, Salado, Juan Jos,
R:IO,~UCIO[afluente
de l
San Jorge) en lmites con la juris-
dlCclO~ de l prroco de Ituango, Soledad Pital, San Pablo
~a, Calda, ~l Tablado, San Cipriano y El Carmen; esto~
ultimas habitados apenas por indgenas.
Las jornadas son penossimas y requieren guas vetera-
nos, El terreno es quebr~do, la s continuas subidas, bajadas
y
paso de ~~ebradas no impiden que nos deleitemos en la
contemplacn del paisaje que es hermossimo .. , Hay rbo-
les gIgantescos en tamao y altura . (pg.
16).
Los primeros indios que v en la quebrada de ro Verde
me llamaron la a,ten~in por la carencia de vestidos, la po-
br~za de sus habitaciones, la mirada triste de sus mujeras.
el Imperfecto des~rrollo de, s~s nios .. , todo indica que es-
tamos en presencia de los ltimos vestigios de una raza lla-
mada a desapareCE? si se obstina en vivir en su aislamiento,
Sus tambos o bohos son unas habitaciones de forma circu-
lar, con un techo en forma de cono levantado sobre postes
de madera, ~ la altura de tres metros tiene un piso de
c,hontas o canas ~uertes rajadas por el medio y colocadas
SImplemente una Junta a la otra, sin ms clavos ni armarres
al cual se sube por un palo en que se han hecho unos cortes
o n:ue~,as para colocar los pies. Sobre ese piso y en una
habltac,l~n se dese,nvuelve toda la vida del indio y de toda
su famIlIa: es cocina, comedor, dormitorio, todo, El agua
13. 7a ~ citada en el informe Impresiones de una visita a los Altos
(.e an Jorge,
escrito por el padre Santos en la revista M ,
1~~traJcras del Clero Secular Espallol (Seminario de B~s::onS)s
, no
Ir.
Burgos, dicicm hro
de 1930. Nmero 5. '
18
.
,
~
,
de lavar los pocos tiles de cocina, junto con todos los res-
tos de comida y todo lo que les sobra, lo derraman en el
mismo piso y va a caer al piso bajo donde se encargan de
aprovecharlo puercos y gallinas que se cran en abundancia
en casi todos los tam bos ... (pg. 17).
En la quebrada de San Juan conoc al indio Arcadio,
era el cacique de todos, adems jaivan y curandero y re-
presentante del seor Alcalde de Ayapel para ejercer la au-
toridad entre los de su raza. Era .respetado y temido al
mismo tiempo . (pgs.
17
y
18).
Juan Jos es un pueblecito de unas trescientas casas.
Los hombres .visten desnudos, con una simple paruma que,
amarrada a la cintura no les pasa del medio del muslo, las
mujeres se distinguen porque su paruma es ms larga, pues
casi les llega a las rodillas, y algunas, sobre todo las solte-
ras, llevan un pauelo anudado al cuello que les cubre el
pecho. Vienen provistas de frutas de achote y jagua, que
dan agua de colores rojo y negro respectivamente, para pin-
tarse la cara, adornos que emplean mucho, tanto ellos
como ellas. Las mujeres solteras se pintan la cara, los bra-
zos y hasta el pecho formando artsticos crculos, alternan-
do los colores negro y colorado, sirvindoles como moldes
los dibujos grabados de antemano en unas tablillas que em-
plean a manera de sellos. Las que ya tienen marido se
pintan menos . (pg.
19).
En su recorrido el padre Santos tambin observ que en
Soledad se encontraban indgenas y por los alrededores va-
rias fincas de antioqueos. Gloria, Palaustre y La Flecha,
eran los nombres de algunas. En total, el can de ro
Sucio alojaba unas ochenta familias antioqueas. Sembra-
ban cacao y maz.
Los misioneros de Burgos trabajaron en la zona durante
46 aos. La labor proselitista que desarrollaron se limit a
la evangelizacin y muy poco a mejorar las condiciones de
vida lamentables de los indgenas y sus pueblos o asenta-
mientas. Hasta cierto punto este proceder influy en la
19
-
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desocupacin de algunos sitios. Por esta razn tal vez no
nos extra demasiado que el investigador norteamericano
B. Le Roy Gordon, en diferentes visitas que hizo a la zona
durante los aos comprendidos entre 1950 y 1952, encon-
tr que en el estrecho valle del ro Ur, que se extiende
casi veinte millas hacia el sur sobre la poblacin de Ur, no
hay familias indgenas a seis millas a la redonda. La prime-
ra vivienda indgena se encuentra a dos millas selva aden-
tro. Ms all hay media docena de familias que viven a lo
largo del ro y una familia en cada uno de los tres o cuatro
afluentes ms grandes. Los indgenas aqu han contrado
matrimonio y estn en permanente contacto con la gente
de los distritos vecinos ... 14
Cuando termin la Misin de Burgos en 1969, su territo-
rio fue repartido entre las dicesis de Sincelejo, Magangu
y la Prelatura del Alto Sin y San Jorge con sede en Mon-
telbano. Esta ltima comprende los municipios de Mon-
telbano, Tierralta, Buenavista, Puerto Libertador y
Ay
apel
con parroquias en Montelbano, Ur, Puerto Libertador,
Juan Jos, Tierralta, Tierradentro, Ayapel y Buenavista.
La Prelatura no cuenta con suficientes sacerdotes y la
mayora de ellos miran con cierto desdn las acciones de
pastoral social que beneficien a las comunidades necesi-
tadas. Al tiempo el nmero de creyentes protestantes les
est creciendo considerablemente.
La excepcin a esta apata la constituyen los colegios
Cooperativo de Puerto Libertador y El Rosario de Monte-
lbano, la gran labor social de la Parroquia de Tierralta en
los campos de la educacin, cultura, la salud, la organiza-
cin campesina y el deporte y el empeo de las religiosas
de la orden de la Madre Laura en Juan Jos que atienden
la escuela, el puesto de salud y se preocupan por fomentar
las organizaciones de base; al parecer siguiendo las ense-
anzas que, en la misma zona, distingui a su inspiradora.
11. Ver su obra El Sin geografia humana y eco log ia Carlos Valen-
cia Editores. Bogot, 1983, pg. 45.
20
Iglesia de Puerto libertador. A la izquierda la entrada del
Colegio Cooperativo.
Ejemplos de sacerdotes como Jos Antonio Cano, pri-
mer prroco de Puerto Libertador, no se encuentran con
frecuencia. Todava lo recuerdan cuando animaba acciones
comunales, grupos juveniles deportivos y cvicos y ayuda-
ba en las construcciones de cementerios y carreteras.
En la actualidad el mayor ncleo indgena se halla en
Juan Jos, cerca de donde qued San Cipriano.
y
hay fa-
milias desperdigadas por las montaas del sur.
Los negros
Se cree que un buen nmero de ellos lleg a finales del
siglo XVII, fugados de las minas de Buritic, Cceres, Re-
medios y Zaragosa
y
se establecieron en distintos puntos
del rea comprendida hoy en da entre las quebradas de
Ur y San Pedro.
Durante mucho tiempo vivieron libres y autnomos. Ca-
zaban, cultivaban y sacaban oro de las quebradas y minas.
A veces les toc ~udar los pueblitos por razones de clima,
-
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desastres naturales, plagas o por simple conveniencia. El
ms importante de ellos fue Ur, actual corregimiento de
Montelbano.
Ur y los llamados terrenos de Ur
Antes se le conoci con los nombres de Or, Urute o
Urar. Una mina cerca de San Cipriano se llam Ur antes
de 1740. En varias oportunidades el pueblo cambi de
nombre y de lugar hasta quedar donde se encuentra en el
presente.
Los negros vivan del cultivo del pltano y la pesca. Tra-
bajaban poco las minas hasta cuando apareci el Capitn
Alonso Gil de Arroyo como propietario de los llamados
terrenos de Ur y los oblig hacerlo en condicin de es-
clavos. Los negros pues, no eran tan temidos como hicie-
ron creer los funcionarios espaoles. Los terrenos eran
un inmenso globo de tierra que abarcaba todo lo compren-
dido entre el ro San Jorge y la quebrada de Can hasta el
nacimiento de la quebrada de San Pedro. Ms o menos
unas 213.000 hectreas.
El hecho que le hayan otorgado al Capitn Alonso Gil
estos terrenos se debi en gran parte a las informaciones
exageradas que rindieron los propietarios de minas y
funcionarios espaoles acerca de las fugas de los negros y
existencia de palenques invencibles en el Alto San Jorge.
Tambin cont, claro est, el conocimiento que tenan
de las muchas minas valiosas sin explotar que se encon-
traban en el lugar.
Las minas a explotar eran 13 de oro y 2 de cobre, loca-
lizadas en distintos puntos de las quebradas San Pedro,
San Juan, Can, Man, Ur y el propio ro San Jorge. En la
misma regin se encontraban minerales como el nquel,
hierro y carbn. En todas ellas se emple a esclavos ne-
gros. Se sabe de dos, Soledad y Ur, la primera vendida
por Gil al marqus de Santa Coa, donde trabajaban unos
100 negros en cada una.
Pero los negros no slo habitaban el pueblo de Ur y las
rancheras de las minas se les encontraban regados en toda
el rea, en Ayapel y otros parajes. El padre Joseph Palacios
encontr a muchos de ellos en los sitios ms insospecha-
dos. No hay indicios que se hayan degradado como s lo
hicieron los 'ind genas .
Una de las razones quizs es que la esclavitud a que es-
tuvieron sometidos no fue tan intensa y prolongada como
en otras partes. En efecto, en 1779 cuando muri el Ca-
pitn, lo sucedi una seora momposina de nombre. Ana
Mara de los Santos, quien al parecer no pudo contI~:lUar
con la explotacin. Ni tampoco pudo hacerla la senara
Mara de la O. Ceballos, su sucesora en 1840. Solo se re-
gistr el intento de un espaol radicado en Magangu,
de nombre Aldebo, quien se present como co-propieta-
ro y empez a explotar las minas pero los negros se le
insubordinaban a cada momento, hasta que en 1853 (dos
aos despus de abolida oficialmente la esclav~tud) d?,
jaron de hacerla de manera definitiva. Ese mlsm~ d a
hubo una gran fiesta en el pueblo con presentaciones
de tuna y baile cantao.
Este tipo de fiestas no era nada extrao puesto que
tenan organizado desde tiempo atrs grupos que inter-
pretaban la tuna y el baile cantao. Todos los aos hacan
giras que recorran a Cceres, Plan de San Pedro, Juan
Jos y pueblitos similares.
El misionero de Burgos, Francisco Santos, cuando los
visit en 1930, consign en sus Impresiones: ... los
uresanos son simpticos, hablan muy bien el castellano,
tienen un tonillo en la terminacin de las frases muy
agradable y su pericia en el arte musical es en verdad
asombrosa (pgs. 14 y 15).
Pocos aos antes la Madre Laura haba observado
cuando lleg en canoa al pequeo puerto del pueblo que
15. Para mayor informacin complementaria sobre el tema ver la
obra citada
de Vctor Negrote, pgs. 19 a 31.
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de la selva: ropa, drogas, herramientas, tabaco, ron, az-
car, sal, caf
y
otros similares. Los vendan o cambiaban
por raicilla, caucho, balata, oro. Fueron los comercian-
tes.
Con el paso del tiempo negociaron productos como el
arroz y el cacao, despus la madera y el pescado; presta-
ron dinero para adelantar cosechas, compraban mejoras
y adquiran tierras. Al final resultaron siendo dueos
de apreciables extensiones y controlando el comercio
en toda la zona. Algunos montaron tiendas en las pro-
pias haciendas o en los pueblos cercanos. La aparicin
de fincas fue tal que en el solo can de Ro Sucio, segn
nos lo relata el misionero Francisco Santos en sus
Impre-
siones,
habitaban en 1930 as ochenta famIlias antio-
queas, que demostraban, con vivir aqu, que eran verda-
deros artistas, que saban disfrutar con la contemplacin
de esta belleza austera y brava. Despus de grandes tra-
bajos lograron convertir esta montaa inculta en terrenos
de abundante produccin. Sembraban el cacao, y a los dos
aos estaba cargado de frutos, mientras en otras partes
tarda cuatro y cinco aos. El maz daba dos y hasta tres
cosechas cada ao; con solo tumbar el monte y depositar
en el suelo la semilla despus de quemar el ramaje ... As
se explica el aumento progresivo de esta poblacin y se
le puede presagiar, en un futuro muy prximo, una gran
riqueza . (pg. 25).
Por estos mismos aos aparecieron las primeras fincas
marcadas por antioqueos cerca de la mina de San Pedro.
Los hermanos Juan y Antonio Arroyabe marcaron El
Reposo y Emilio Jaramillo Meza, propietario en un tiem-
po de la mina, hizo lo mismo con una finca inmensa,
Ro de Janeiro.
As pues, los antioqueos llegaron a la zona por dis-
tintas vas
y
variados intereses: trochas, caminos y cau-
ces de ros y quebradas sintieron la presencia de sus mi-
neros, ganaderos, agricultores y comerciantes. Pero las
cosas no pararon aqu. El general antioqueo Pedro Nel
26
O~pina impuls dos proyectos de envergadura que te-
man que ver con el Alto San Jorge: la construccin del
Ferrocarril. Troncal de Occidente y el establecimiento
d e
laColoniaPenalde Antad ..-- --
El general y su familia, como se sabe, eran dueos en
1918 de unas 70.000 hectreas distribuidas en el Bajo
Caii-a,s-i~Y- Sfhu.-' _' .-- _ o _ o
.-._.._-_.-:=.--=---
La idea del Ferrocarril vena desde finales del siglo
pasado. Partira de Cartagena, seguira por territorio
antioqueo, ro Cauca hasta Cartago y finalmente Po-
payn. Siendo Presidente de la Repblica autoriz me-
diante expedicin de la ley 102 de 1922 la consecucin
de emprstitos para su construccin.
Los trabajos comenzaron en 1925 y se intensificaron
de 1926 a 1930 gracias a los fondos obtenidos de la
indemnizacin americana por el despojo de Panam.
Las obras se suspendieron en este ltimo ao a causa de
la crisis mundial.
La madre Laura cuando anduvo por la zona se encon-
tr en la Boca de la quebrada de Ur con varios ingenie-
ros antioqueos en busca de caminos para el ferrocarril
(pg. 652). .
En cuanto a la Colonia Penal de Antad, sta fue au-
torizada por ordenanza del mes de marzo de 1920 sien-
do gobernador el general Ospina. La Colonia, situada
en las cabecer~s de los ros Sin y San Jorge, comenz
con 2.000 hectareas, luego la nacin le cedi 6.000 ms.
Por. la violencia salvaje que se origin en la zona la
Col~~la desapareci en 1950 pero fueron muchas las
f~~has de colonos que alcanzaron a establecerse en la
reglO.
n
. En la actualidad buen nmero de ellos o sus des-
cendIentes se encuentran en los pueblos del Alto San
Jorge.
18. Berrocal,
obra citada
pgs. 162 a 198.
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Con las religiosas de las rdenes de Mara Inmaculada
y la Madre Laura, de los presidiarios de la Colonia Penal,
de los mineros, agricultores, ganaderos y comerciantes,
los antioqueos han sido el grupo que ms han influido
en todo el municipio y buena parte de la zona del San
Jorge. Se cree que un 35
0
,0 de la poblacin total de Puerto
Libertador es antioquea.
Los sinuanos y sabaneros
El sinuano es un colonizador nato. As lo demuestran
sus acciones por el Darin, Choc, sur de Bolvar, Nech
y San Jorge. En 1787 el padre Joseph Palacios de la Vega
se encontr con varios de ellos en quebradas y bocas de
cinagas, integrados ya a la geografa ruda y resistente de
la selva. Estos fueron de los primeros en llegar.
Sinuanos y gente sabanera, de las sabanas de los hoy
departamentos de Crdoba y Sucre, comenzaron despus
a interesarse por los llamados terrenos de Ur . Mar-
charon en busca de raicilla, balata, caucho y madera.
Ya en la zona observaron que era muy rica en pesca y
caza. Bagre pintado, eque, guaguas, zanos, manaos,
dantas, pavascongonas y el pafuil, esa especie de pavo
o pisco silvestre que trasnochaba a la gente con su pujido
caracterstico, se daban en grandes cantidades. Sobresa-
la en el paisaje la exuberante produccin de bijao, plan-
ta muscea de hojas grandes y suaves
que
en la mayor par-
te del departamento se usa para envolver carnes o alimen-
tos cocinados. Pero los colonos, adems, le dieron otro
uso: la utilizaron para forrar techos y paredes de las en-
ramadas que hacan para protegerse del sol y de la lluvia.
Fue tal la abundancia de la planta y el empleo en la
construccin de los ranchitos que al lugar se le empez
a llamar
Bijao,
8
La raicilla
Es una plantita parecida al cafeto cuando est pequeo.
Su raz era de enorme utilidad en la preparacin de me-
dicamentos. Fue muy apetecida en los mercados de Mon-
tera y Cartagena.
Existan dos clases de raicilla: la de agua, de raz gruesa,
soltaba un lquido de sabor un tanto dulce y la amarga,
de raz delgada, resistente, amarga y seca. Esta era la va-
liosa. La primera no era comercial. Los viejos raicilleros
las distinguan porque la de agua tena la hoja redondeada.
Para extraer la raz se escarbaba con la punta del ma-
chete alrededor de la planta, procurando sacada lo ms
entera posible. Ya extrada la partan en pedacitos y los
echaban en la mochila, despus la secaban al sol para
poder venderla a buen precio.
Los raicilleros llegaban en cuadrillas con los atuendos y
tiles indispensables: hamaca, cobija, dos mudas de ropa,
lmpara de mano, machete y provisiones. Ya en la mon-
taa improvisaban un rancho a manera de campamento
donde llegaban a dormir o levantaban enramadas en los
sitios donde los coga la noche.
Se asegura entre los raicilleros que quien encontraba
un gran lote de raicilla y no la sacaba de inmediato por
continuar buscando otro mejor, cuando regresaba ya no
daba con l. O si iba a raicillar de mala fe con los compa-
eros no encontraba nada' .
El balato
Es un rbol que crece bastante, produce una sustancia
blanca parecida a la leche, la que era extrada, procesada
y
vendida en los mercados de Magangu y Cartagena.
19. Entrevistas con viejos raicilleros. Puerto Libertador, marzo de
1985.
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Para sacar la sustancia suban al rbol lo ms alto po-
sible, ayudados por espolines y cinturones de seguridad
con el propsito de hacerle surcos o canales a todo lo
largo de la corteza, de ellos chorreaba el lquido que
caa en bolsas plsticas colocadas al pie del rbol.
Acumulada una buena cantidad la echaban en grandes
pailas y sometan a la accin del fuego. Resultaba una
pasta parecida a la panela de la caa de azcar. Este pro-
ducto se despachaba a los centros de consumo.
Cuando surgieron haciendas ganaderas la madera del
balata se utiliz de poste en los corrales de bareta. Hoy
se encuentra en proceso de extincin.
La madera
Por lo general fueron comerciantes de Magangu y
Barranquilla los que contrataban cuadrillas de hombres
para cortar madera en las montaas prximas a las orillas
de los ros.
Las cuadrillas llegaban al lugar indicado, alzaban ran-
chos donde descansar y comer y durante un tiempo se de-
dicaban a la tala de madera en vigas o trozos que luego
conducan por los cauces hasta un lugar ancho del ro.
All ataban varias vigas y formaban balsas inmensas que
eran trasladadas hasta Barranquilla por hombres exper-
tos, conocidos como
balseros.
La tarea de guiar estas balsas requera pericia, conocer a
la perfeccin ros y quebradas y mucha paciencia. El viaje
tardaba varios das. Una vez entregada la madera regresa-
ban a llevar un nuevo viaje.
El caucho
La extraccin de caucho fue obra ms que todo de los
negros. Los que se dedicaron a esta actividad vendan el
producto a comerciantes de Cartagena que llegaban hasta
la misma zona.
30
Muchos de los Que llegaron a buscar estos productos no
regresaron a sus lugares de origen. Se quedaron realizando
los mismos trabajos o se decidieron a abrir claros en la
selva para hacer cultivos, construir casas y levantar familia.
A todos estos se les sum una cantidad apreciable de
mozos o peones (vaqueros, hacheros, corraleros, bogas y
caseros entre otros) que haban sido enganchados
mediante avances por un tiempo determinado durante
el proceso de apertura y consolidacin. de las hac~endas
en Montelbano. En fin, podemos decir que el numero
exacto o aproximado de colonos que entraron a los te-
rrenos de Ur en las primeras dcadas del presente siglo
nunca se sabr. Se sabe s que fueron muchsimos los que
ocuparon o marcaron pedazos en distintos puntos de
ese globo extenso de tierra.
Algunos tuvieron problemas con Jos Luis Pa~iza .y
Ayos, quien en 1870 apareci como nuevo propietario
de los terrenos de Ur . Como no contaba con los re-
cursos necesarios y los negros se opusieron a la esclavi-
tud las minas continuaron sin explotar. Entonces deci-
di' considerar a los negros como colonos
y
cobrarles
terraje (especie de impuesto por la ocupacin de las
tierras) de acuerdo con la extensin del terreno ocupa-
do. Adems, todos los colonos, negros y mestizos, te-
nan el compromiso de venderle exclusivamente a l
y su familia.
Esta situacin persisti por varios aos hasta 1907,
fecha en que los colonos se negaron a seguir pagando te-
raje. Pero el golpe de gracia lo recibi en 1944 cuando
el Ministerio de Agricultura declar baldios los terre-
nos de Ur y principi a conceder ttulos de propie-
dad a personas que solicitaron adjudicaciones.
Puerto Libertador
Tres aos antes de esta determinacin del Ministerio
de Agricultura, un grupo de colonos provenientes de
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Sahagn fundaron a Puerto Libertador. Uno de ellos,
Francisco Calle Cali, explic su vida y cmo llevaron a
cabo la fundacin: Yo nac un mes de octubre de 1900
en Sahagn, sabanas de Crdoba. Siendo muy nio me
trajeron a Los Zambos, una regin del actual municipio
de Buenavista, pegado al de Montelbano. All me ter-
min de criar y muri mi mam. Hecho un hombre me
vine para El Anclar, donde me instal por un tiempo.
En ese entonces apenas tena cuatro casas. Yo haba
odo de lo bueno que eran estas tierras y tena que ser
verdad por la cantidad de colonos que llegaban de todas
partes.
Estaba pues que me picaban los pies por venirme a co-
nocer y, si era posible, quedarme por el resto de mis
das.
Cierto da, en mi afn de conocer ms estas tierras
acept gustoso acompaar a Diego Arrieta a sem brar
maz en la quebrada de San Antonio. Fue con nosotros
Juan Mercado Villadiego. Una vez terminado lo que
fuimos a hacer en ese clarito de la selva, anduvimos
navegando en balsas por las quebradas de Lucas y San
Pedro. Despus de mucho- andar llegamos por estos si-
tios (Puerto Libertador). Nos gust mucho, pero el can-
sancio y el hambre nos obligaron a recoger los pasos.
Pudimos regresar al punto de partida gracias a una canoa
que vena de las minas de oro de R y El Penal.
Apenas regres a El Anclar vend mis cosas, habl con
mis compaeros, compramos canoas, nos surtimos de
todo lo necesario y vinimos con la intencin de quedar-
nos. Me vine con mi hijo Pedro y con Diego Arrieta,
Juan Mercado y Toms Cogollo. Mi mujer haba muer-
to, por eso no la traje. A nosotros entonces nos toc fun-
dar el pueblo. Esto sucedi el 14 de mayo de 1941. Cuan-
do llegamos al punto de la barranca situado en la parte
de atrs donde est hoy en da el Puesto de Salud, desem-
barcamos y enseguida comenzamos a cortar rboles
raspar la tierra y con palmas mil pesos hicimos la pri-
~ ~. ~' _~; ~::o
- - - ,-
Lugar donde desembarcaron los fundadores del pueblo.
Actualmente queda detrs del puesto de salud. laman
La Pea y es un sitio donde se baan nios y jvenes.
mera choza. De aqu en adelante tumbamos monte bra-
vo y sembramos yuca, ame, pltano. .. toda daba cose-
cha. La comida era abundante: peces, tortuga, pava con-
gona, zano, manao. Despus llevamos animalitos de co-
rral. Haba un inconveniente: la plaga jejn.
Pasado un tiempo cada uno cogi su pedazo. Luego
sigui viniendo ms gente: Cristina Oyola y Jos Mara
Andocilla, quienes se quedaron. Otros colonos pasaban
en busca de raicilla, caucho y balata. Tambin vino gente
a sacar madera en bruto, la conducan por las quebradas
hasta Montelbano. Les decamos balseros .
Me acuerdo de Manuel Mndez y Nicols Avendao.
Duraban varios das tumbando rboles y para descansar
construian pequeas chozas con techos y paredes de ho-
jas de bijao, que aqu se daba en abundancia. Por esto le
33
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pusieron el nombre de Bijao. Pero el oficial es Puerto
Libertador. Se lo puse como al ao y medio de estar aqu.
Me haba ido bien, pude salir de una serie de deudas que
tena y una tarde exclam con alegra: Me libert en ese
puerto De ah le vino el nombre.
Sitio donde Rafael Calle levant la primera rancha.
Slo Leonardo Sea nos molest en un comienzo.
Lleg diciendo que l era apoderado de los Paniza, dizque
los dueos de todas estas tierras y que tenamos la obli-
gacin de venderle las mejoras o firmar un contrato de
arrendamiento. Nadie firm ni vendi ? .
En resumen: la mezcla entre indios y negros fue oca-
sional y violenta al principio, en la actualidad no se re-
gistra. El mayor nmero de uniones se d entre costeos
(gente de Crdoba y Sucre, en su mayora) con los an-
tioqueos. Costeos y paisas se mezclan un poco con
los negros y nada con los indgenas. A pesar de la pre-
sencia de antioqueos y costeos, Ur sigue siendo un
pueblo de negros.
20. Vctor Negrete B.
Semanario Poder Costeo
Montera, octu-
bre 19 de 1979.
Montelbano pasado y presente
pgs. 41
y
42.
34
PO L MIENTO DE PUERTO L I ERT DOR
I
l
~Ro
~ El
Peno
ZONA EXPLOTACION CARBONIFERA
ZONA EXPLOTACION AUR1FE RA
o
CORREGIMIENTO
CABECERA MUNIC lPA. l
PUEBLOS ANTIGUOS
MiNAS ANTIGU/ .S
o
35
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Capi tulo
LAS MINAS
El poblamiento y desarrollo de Puerto Libertador ha
dependido en buena parte de la existencia y explotacin
de sus minas. Como dijimos, stas empezaron a explotarse
en 1742.
Aunque se habla de 13 de oro y 2 de cobre las ms im-
portantes fueron R, Pen o El Penal, San Pedro (tambin
le dicen la Antigua o El Alacrn, ms conocida en la ac-
tualidad con el nombre de San Juan), Soledad y Ur.
El primero que empez a explotarlas fue el capitn Alonso
Gil de Arroyo. Despus lo hizo el marqus de Santa Coa
en la mina Soledad, comprada por ste al capitn. Ambos
utilizaron esclavos negros. Pero a raz de la muerte del
capitn en 1779, las minas, que ya trabajaban a medias,
entraron en receso durante muchos aos. Los sucesores
del capitn no contaron con los recursos para moverlas.
esto no fue extrao, pues desde 1755 hasta 1780 apro-
ximadamente, se registr en Antioquia (tierra de minas
y mineros) y zonas aledaas una baja notoria en la pro-
duccin de oro, originada por la escasez de fuerza de
trabajo y el alto costo de los esclavos'. Un esclavo vala
entre 225 y 250 pesos oro y los mineros deban pagar
1. Ann Twinam.
Mineros comerciantes y labradores: las races del
espri tu empresarial en Antioquia: 1763-1810.
Fundacin Antio-
quea para los estudios sociales FAES . Medell in, 1985, pgs. 78
79.
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al momento de la compra una parte de contado y la otra
por cuotas en un perodo de uno a dos aos.
Sin los recursos necesarios por parte de los propieta-
rios, incluso sin su presencia fsica, los negros pudieron
dedicarse con cierta tranquilidad a la agricultura y la
pesca. Slo las mujeres se dedicaron a sacar oro de las
playas y las quebradas. Actividad sta que combinaban
con los quehaceres domsticos.
Ya en el siglo XIX, con la llegada de Aldebo, algunas
minas se reabrieron parcialmente pero duraron poco tiem-
po en produccin: los negros no aceptaron la esclavitud.
En este mismo siglo antioqueos y extranjeros dieron
muestras de inters por las minas de los terrenos de Ur .
Tales son los casos de la Sociedad de minas de Antioquia,
constituida por los aos de 1826 a 1827, que cont con
la asesora de James Tyrrel Moore Stwart, el de la colo-
nia agrcola prxima a Ayapel. Este ingeniero ingls di-
rigi la construccin del primer molino de pistones que
hubo en la Provincia de Antioquia para pulverizar los
minerales .
En 1838, vecinos de los caseros Ituango y Ceniza, cer-
canos al hoy municipio de Puerto Libertador, salieron en
busca de mina por los alrededores. Aunque no encontra-
ron las que comentamos, s dejaron trochas abiertas para
futuras excursiones. (Restrepo, obra citada, pg. 44).
Se tienen vagas noticias que el ingeniero sueco Carlos
S. de Greiff anduvo por la zona y posiblemente registr
las minas cuando traz el mapa de Antioquia en 1857. Es-
te ingeniero dirigi varios establecimientos mineros.
(Restrepo, pg. 43).
A finales del siglo un norteamericano llamado James
Murray, enterado de la existencia de las minas, se intere-
s por ellas. Consigui fondos, maquinaria y algunos
2. Vicente Restrepo.
Estudio sobre las minas de oro y plata en
Colombia
FAES. Medelln, 1979, pg. 43.
38
socios. Pero nunca pudieron comenzar, la explotacin
orque cuando las denunciaron declarando las abando-
~adas, Paniza se opuso y le reconocieron sus derechos.
Paniza sin posibilidades de explotar las minas por in-
suficiencia de recursos, se vio obligado a arrendarlas.
Cuando comenz el presente siglo algunas d~ ellas y.a
estaban en produccin nuevamente, en especial las SI-
tuadas en las laderas de las quebradas San Pedro ~ San
Juan, o sea, R, El Penal, la Antigua o San ~u,an, SIendo
sta la ms importante, situada a unos 30 kilmetros de
la cabecera municipal, cerca del casero de San Juan.
Como era de esperarse la mayora de los grupos o con:
sorcios que arrendaron fueron antioqueos. Se destaco
el formado por el empresario Emilio ,Jaramillo ~eza y
el ingeniero de minas colombo-alemas Carl~s Bimber,
por su capacidad econmica como_ por, el tiempo que
permaneci explotndolas, unos 40 anos mas o menos.
Las mquinas y herramientas fueron tradas de Mede-
lln. En carro las transportaron hasta Valdivia, lugar
donde llegaba la carretera. El resto del viaje lo hicieron
en recuas de mulas pasando por Ur y por las propias
aguas de la quebrada San Pedro en canoas y balsas mo-
vidas a punta de canaletes y puyas o palancas. C~an~o
se instalaron en la mina Antigua no encontraron rungun
pueblo. El que exista, Plan de San Pedro, haba desa-
parecido aos antes.
Los trabajadores procedan de Antioquia, Sin, saba-
nas Ur y Juan Jos. Vivan en ranchos improvisados
llamados vara en tierra o en canillas , es decir, una
serie de enramadas cubiertas con hojas de bijao o de
palmas de cualquier otra clase sostenidas con tallos o ramas
de rboles.
Estas viviendas se encontraban por las inmediaciones
de los lugares de explotacin. Existe uno, un cerro de
mediana altura que todava conserva en sus tneles una
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buena cantidad de herramientas y restos de maquinaria
en completo deterioro por el largo tiempo de abandono.
Tambin existe el camino empedrado, de una longitud
de dos kilmetros, que comunicaba el cerro con el lugar
donde se trituraba la piedra que contena el material. Pa-
ra ello empleaban un molino movido por accin del agua
que tomaban de la quebrada y conducan por un canal de
legua y media de largo por un metro de ancho. Serva
para mover una rueda de varios metros de dimetro.
El sostenimiento del personal de la mina se hac a con
provisiones tradas desde Valdivia en 12 mulas que tar-
daban en ir y regresar unos 13 das. Y la corresponden-
cia entre la mina y los propietarios en Medelln se efec-
tuaba a travs de un hombre que demoraba 15 das en
hacer el recorrido a pie por el camino de Ur.
Restos de la maquinaria utilizada en la explotacin de la
mina Antigua en las primeras dcadas del presente siglo.
En 1945 inspeccionaron la mina R y encontraron fac-
tible reanudar la explotacin pero, cuando todo estuvo
listo en 1948, la violencia lleg a la zona con vigor. Los
propietarios salieron de las minas, licenciaron a los tra-
bajadores pero dejaron cuidanderos en los diferentes si-
tios de explotacin, confiados en un pronto restableci-
miento de la paz ' . Pero la paz no se restableci.
Cerro Matoso
En 1956 fueron descubiertos los ricos yacimientos de
nquel, hierro y otros minerales de Cerro Matoso, una co-
lina aislada que entonces meda 260 metros de altura,
situada a 22 kilmetros de Montelbano (municipio al que
pertenece) y a 21 de Puerto Libertador.
En el yacimiento existen reservas probadas de 21 millo-
nes de toneladas con un tenor promedio de nquel de
2.7%, las cuales sern explotadas en los primeros 25 aos
de operaciones. Adicionalmente hay 41 millones de tone-
ladas con tenor hasta 1.50/0.
La construccin de las instalaciones comenz en sep-
tiembre de 1979, con un costo total de 400 millones de
dlares y en junio de 1982 se inaugur oficialmente este
complejo minero metalrgico.
Cerro Matoso S.A. es la sociedad annima y de econo-
ma mixta que explota el yacimiento. Fue constituida en
marzo de 1979 y hacen parte de ella las siguientes firmas
con sus respectivos porcentajes de participacin: Econ-
quel Ltda. con el
45qb
de las acciones; la Billiton Overseas
Ltd a del Grupo Roya Dutch Shell con el 5
k > y Conicol
(Hanna Mining Corporation) con el 20cfu. Pero, de acuer-
do con declaraciones de los directivos de la compaa, en
la actualidad los porcentajes de participacin han sufrido
algunos cambios, as: Econquel es propietaria del 47. 5
o
k >
la BilIiton del 46.7CYoy Conicol del 5.8CYo.
La compaa produce ferronquel en lingotes y en
gr
nulo con un contenido de nquel de un 45
0
10. La planta,
en los momentos actuales, est produciendo 45 millones
3. Entrevista con Juan Fuentes, extrabajador de la mina Antigua.
Puerto Libertador, diciembre de 1
Y84.
4
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de libras por ao. A mediados del proximo alcanzar el
tope de su capacidad, unos 50 millones de libras. Los
principales consumidores son los Estados Unidos, Japn,
India
y
Europa .
Pasados los primeros tres aos de produccin del com-
plejo de Cerro Matoso, se puede intentar un balance de-
sapasionado de su repercusin en Montelbano y todo el
San Jorge. Algunos crticos recuerdan que el contrato
firmado entre el gobierno nacional y las firmas norteame-
ricanas Standard Oil Company y la Hanna Minig Company
fue perjudicial para el pas. Cuestionan que Cerro Matoso
S.A no ha dado cumplimiento total de las obras conteni-
das en el contrato. Siempre han criticado la poltica la-
boral de la empresa de no preferir el personal de la zona
y el departamento, calificado o no, para sus actividades
administrativas y no administrativas. Juzgan que el monto
de las regalas que propone pagar la empresa al departa-
mento por conducto de la Corporacin Autnoma Regio-
nal de los Valles del Sin y San Jorge (CVS) es demasiado
bajo. Y en fin, que la compaa no cuenta con programas
de servicio social y capacitacin para el grueso de la po-
blacin. Otros reconocen que esta empresa minera, la
ms importante del departamento de Crdoba y la tercera
en el pas despus de Ecopetrol y El Cerrejn, produjo
un gran impacto en el recurso humano. Antes de la fase
de operacin contribuy con un alto porcentaje de mi-
graciones hacia la cabecera municipal de Montelbano: un
< de la poblacin actual que se aproxima a los 18.000
habitantes urbanos.
En la fase de construccin gener unos 2.500 empleos
directos y en la operacin del complejo laboran unas 7 34
personas, de las cuales ei
3 < 0
es de extranjeros y el
9 7 < 0
restante colombianos. Do stos, 4 39 son de la Costa
Atlntica, incluidos 307 del departamento de Crdoba
4. Cerro Matoso S.A.
Proyecto de nquel de Cerro Matoso. Infor-
macin general. 1983. Y Ferroniquel para el mundo Semanario
Poder Costeo, Montera, julio 27 de 1985. Negrete,Montelbano,
pgs. 81 a 88.
42
Concepcin artstica del complejo minero-metalrgico
de
Cerro Matoso.
que en un principio no tenan ninguna experiencia en
labores industriales.
En materia de obras ha ejecutado las siguientes:
Construccin de la carretera desde la Troncal de Occi-
dente hasta Montelbano y la planta con una longitud
de 29 kilmetros.
Reconstruccin y pavimentacin del aeropuerto de
Montelbano.
Inversin por 19 millones de pesos en el hospital local
y el Servicio de Erradicacin de la Malaria.
Construccin de 365 soluciones de vivienda con todos
los servicios, recreacin y deportes para el personal de la
empresa y unas 67 viviendas en la Urbanizacin San
43
-
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Isidro, destinadas a personas de escasos recursos y aje
nos al proyecto.
Constitucin de un fondo de vivienda orientado a prs-
tamos para adquisicin slo en el municipio.
Inversiones en estudios sobre salud y educacin y apor-
tes a instituciones oficiales y organizaciones de base.
Inversin para mejorar la educacin primaria, profesio-
nalizacin del magisterio, construccin, dotacin y repa-
raciones de escuelas.
Mejoramiento del fluido elctrico en el centro urbano.
Posibilit la presencia de 5 agencias bancarias y una
corporacin de ahorro y vivienda.
Con las regalas entregadas a la CVS se dot al munici-
pio de acueductos.
Estas mismas personas han hecho recomendaciones a la
empresa en el sentido de:
Propender por una mayor participacin de la zona y
la regin en el suministro de insumos como la energa,
gas, carbn, alimentos, guantes, uniformes, madera,
cemento y dems que sean posibles.
Promocionar las reas vecinas al proyecto y consoli-
dar el centro urbano de Montelbano.
Adelantar programas de capacitacin en microempre-
sas del agro, calzado, confecciones y autoconstruccin de
viviendas.
Colaborar con instituciones como el mUnICIpIO en el
rea de formulacin y evaluacin de proyectos de bene-
ficio comunal.
5. Proyecto de tesis Cerro Ma/oso: e nclaue o polo de desarrollo.
Humberto Tejada de la Ossa. Montera, 19S5. Sin publicar.
44
Propiciar un esfuerzo nacional en la expansin del
consumo y usos de nquel a travs de las sustituciones
de importaciones en acero inoxidable, industria de ali-
mentos, equipos agrcolas, mineros y construcciones .
En fin, sea cual fuere la posicin, lo cierto es que los
pobladores del municipio de Puerto Libertador, vecinos
de Cerro Matoso, han sentido los perjuicios y/o benefi-
cios de manera indirecta, por reflejo.
Buscadores de oro
Suspendidas las labores de explotacin en las minas
de la quebrada San Pedro a causa de la violencia, slo
quedaron las negras uresanas buscando oro en quebra-
das y en el propio ro San Jorge. Eran verdaderas cua-
drillas de mujeres que salan del pueblo en direccin a los
lugares de extraccin. Marchaban con sus vestidos largos y
las bateas sobre la cabeza; provistas por lo general de una
pequea rueda hecha con trapos viejos que colocaban
encima de la cabeza para evitar el maltrato de la batea
cuando contena algo pesado.
Ya en los lugares, permanecan semanas enteras dedica-
das exclusivamente al mazamorreo del oro. Mientras, en
el pueblo, los hombres cultivaban o pescaban y las hijas
mayores se encargaban del cuidado de los menores y los
oficios de la Casa.
Lo que alcanzaban a sacar las mujeres lo llevaban a las
casas para luego venderlo en Montelbano.
No cabe duda que la accin permanente de la mujer en
esta actividad y la difcil situacin que se les present a
los campesinos sin tierra y jornaleros cuando el proceso
de concentracin de la tierra dedicada a la ganadera ex-
tensiva termin de ajustarse, hizo que aparecieran como
por encanto cientos de buscadores de oro. Entonces
6 Ibid
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no importaron los problemas de orden pblico ni la de-
claratoria de zona roja o de guerrilla. La necesidad salt
estas barreras. Con menos dificultad de la que se esperaba
por la trayectoria y experiencia que haban alcanzado los
hombres que laboraron la mina Antigua y aquellos que
salieron de los lmites del municipio unos aos antes en
busca de trabajo o huyndole a la violencia. Muchos de
estos tuvieron la oportunidad de dedicarse a la bsqueda
del oro en las laderas de los ros Cauca y Nech, apren-
diendo los secretos de esta ocupacin dura, incierta y sor-
presiva.
Por estas razones cuando se declar una especie de fie-
bre por el oro de la quebrada de San Pedro a finales de
la dcada de los setenta, sus orillas se llenaron de gente
venida de distintos puntos y con diferentes oficios. All
se encontraron campesinos minifundistas o sin tierra
jornaleros, artesanos, pescadores y desempleados e~
general, realizando una actividad comn.
en estas andan desde entonces hasta nuestros das.
La bsqueda del oro en las playas de la quebrada San
Pedro.
6
La mayora son mazamorreros con o sin experiencia.
Les es suficiente una batea para lavar la tierra o simple-
mente se dedican a registrar las playas de la quebrada.
Por mal que tuviesen el da al final podan obtener entre
300 y 500 pesos; mucho ms que el jornal de 150 pesos
que pagaban las haciendas ganaderas al comenzar la fie-
bre por el oro.
Dentro del gremio de los mazamorreros existen algunos
que trabajan por jornal, pero aun as, ganan ms de lo que
pagan las haciendas. Muchos son nmadas, tanto en in-
vierno como en verano recorren los ros, quebradas y
vertientes del rea, mientras los estacionarios con algn
pedazo de tierra se dedican a hacer alguna cosecha.
Llama la atencin observar en las tardes, cuando los
estudiantes finalizan sus clases en las escuelas de Puerto
Libertador, cmo un grupo de ellos, nios
y
nias, se
dirigen a la quebrada con pequeas bateas y al cabo de
algunas horas salir a formar cola en los puestos de com-
pra. En promedio obtienen de 200 a 300 pesos por joro
nada.
El otro gremio de mineros es el que extrae el oro de
veta ayudado por motobombas que impulsan fuertes y
gruesos chorros de agua a travs de mangueras de distin-
to dimetro. Antecedentes de esta prctica la apunt
Striff'ler en su obra cuando visit la zona: ...La arcilla
aurfera se halla dispuesta en cerritos de mediana altura ...
Para explotarla se dirige una corriente de agua al pie de la
loma que uno se propone trabajar; el desmoronamiento
se hace por medio de barras de hierro acerado; la masa
es compacta y contiene muchos peascos sueltos; la tie-
rra que cae en la corriente de agua se desle y las partes
pesadas van al fondo. Es un trabajo de ciegos, pues las
masas de tierra que as se trabajan muchas veces no tie-
nen una partcula del metal que se busca ... (pg. 171).
Los mineros de esta poca, nativos del municipio y
forneos, que emplean estos medios hacen sus montajes
7
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e~ los puntos donde se va descubriendo oro. Hace pocos
anos hu bo una famosa concentracin de rnotobombas
en las fincas La Teresita de Antonio Mercado y en la de
Carlos Alzate, ambas muy cerca de la cabecera munici-
pal y por los lados de Santa Fe de Las Claras se toma-
r?,n La Macarena de Policarpo del Castillo y la de Hugo
Gomez.
Al principio se presentaron ciertas divergencias con los
propietarios de las fincas por los daos a los potreros que
ocasionaban los mineros, pero bien pronto establecieron
acuerdos: los mineros o pagaban un impuesto a los fin-
queros o se convertan en socios. Hubo dueos de fincas
que hicieron montajes por su propia cuenta, pero no les
fue muy ?i~n. El oro tiene su gente, es la explicacin que
dan los VieJOScuando tratan de explicar el fracaso de los
finqueros. Lo cierto es que los finqueros terminaron co-
brando impuesto segn cantidad de oro extrado.
La extraccin de oro con motobombas consiste en apli-
car el chorro de agua contra el barranco que se va a tra-
bajar. Los peascos desprendidos caen a un charco acon-
dicionado previamente de donde sale un canal o conduc-
to metlico cuyo fondo est hecho o acondicionado de
tal man~ra que impide se deslice el material que se supo-
~e contiene oro ligado con resduos de pirita, llamado
jagua.
Terminado el bom beo comienza el lavado del material
e~ bateas y luego la separacin de la jagua que siempre
v~~ne_mezclada con el oro. Para hacerla se valen de la ac-
cion del fuego.
Hace ms de un siglo la separacin la obtenan los mi-
neros antioqueos mediante lavados que hacan del mate-
rial con lquidos viscosos que sacaban de cogollos y corte-
zas de plantas musilaginosas.
. La relacin entre los mazamorreros que laboran en alu-
vienes y playas y los propietarios de motobombas que
48
persiguen las minas de vetas, es en ocasiones bastante con-
flictiva pero siempre se resuelve favor de los primeros por
ser mucho ms numerosos.
Por lo regular donde se explota una mina con motobom-
bas llegan los mazamorrenos con sus bateas y matracas a
lavar la tierra que van desechando o la toman directamente
de las barrancas que estn tumbando.
Pero en trminos generales la vida del minero en el lugar
de trabajo es parecida. Habitan los ranchos vara en tierra
semejantes a los que fabrican los pescadores en tiempo de
subienda. Improvisan una troj a o barbacoa con una estera
de nea encima; a la hora de dormir o descansar ocupan el
camastro o cuelgan la hamaca: en ambos casos usan los
toldillos para protegerse de plagas y mosquitos.
La indumentaria tambin es la misma: pantaloneta o
pantaln corto y de vez en cuando camiseta. As la pasan
casi todo el da.
De nuevo la mina Antigua
En 1980 se habl otra vez de la mina Antigua gracias a
las inspecciones secretas que vena adelantando de tiempo
atrs el yarumalero Antonio Arango Arboleda. En repeti-
das ocasiones recorri los viejos socavones y tneles y tuvo
la certeza que todava tena mucho oro. Habl entonces a
Libardo Vasco y verificada la productividad entraron en
contacto con la compaa Geotet de Antioquia. Al pare-
cer las reservas probadas son cuantiosas. Pero el secreto
no pudo mantenerse por mucho tiempo. De un momento
a otro se reg la noticia y principiaron a llegar mazamo-
rreros de todos los lugares. En la plaza de Puerto Liberta-
dor, a la espera de vehculos para el traslado, se amonto-
naban con bateas, matracas, palas, herramientas varias,
maletas, maletines, bolsas y sacos. A medida que pasaban
los das nueva gente segua llegando y los puestos de com-
pra acumulaban buena cantidad de oro.
49
-
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En diciembre del an-o d .. l l p.
pasa o visitamos e ugar. UdI-
mas constata~ que todo cuanto estaba sucediendo no era
usual Lo primero di .
. que IVlsamos fueron los dos cerros
de poca altura .,9ue contienen el material. Estn separados
por una pequena fuente de agua. A la derecha de los dos
U?~ gran cantidad de ranchos vara en tierra, algunos acon-
dlClOnad?s para servir de restaurantes y cantinas. Al otro
lado, bajo la sombra de rboles viejos y fuertes casi un
cen~enar de hombres, mujeres y nios lavando la tierra
aurfera. En la explanada de la quebrada muchas bateas
matracas en plena accin y solo una motobomba traba-
jando.
En total: unas mil personas procedentes de todo el S
T r C . Clan
-iorge, aucasia, o orao, Jardn, Blgica, Nech y Bijagual,
Enseguida nos dimos a reparar con ms cuidado y vi-
mos vallas he~h~s con madera rstica protegiendo lo que
ellos llaman
CUblCOS.
Es decir, pozos con una boca o entra-
d~ de un metro cuadrado aproximadamente y una profun-
didad hasta de ,22 ~etros. En el fondo de estos pozos se
halla la veta aunfera Incrustada en tierra dura.
Vallas protegiendo los cbicos .
5
Llegar al fondo, salir a la superficie y volver al fondo es
una accin que se repite incontables veces todos los das.
Para hacerla disponen de lo que han denominado molino
o sea, una barra de madera con una manivela o manubrio
en uno de los extremos para hacerla girar, apoyada sobre
dos soportes colocados a lado y lado del pozo. Amarrada
a la barra una cuerda que termina sujetando un trozo de
madera donde se acomoda la persona o el costal lleno de
tierra. Los que permanecen en la superficie se encargan de
recoger o soltar la cuerda cada vez que lo solicita el que
est en el fondo. El hom bre que por turnos le toca bajar
a escarbar la tierra en seguimiento de la veta se encarga
de llenar costales con el material que saca. Ya afuera es
amontonado para despus lavarlo en bateas o matracas.
Cuando localizan la veta a una profundidadd determi-
nada, lmite mximo del pozo, proceden a seguirle el
rastro mediante la apertura de tneles en distintas direc-
cciones y largos hasta de 50 metros. Como es obvio to-
man las m nimas medidas de seguridad para evitar des-
plomes. Aunque no suceden con frecuencia, cada vez
que lo hacen son mortales. Las vctimas quedan sepul-
tadas para siempre en el cbico o en cualquier punto de
los tneles.
En cada cbico trabaja una cuadrilla de 6 a 14 personas.
En muchos casos integrada por miembros de la propia
familia o parientes. El trabajo es intenso y permanente,
da y noche, puesto que no pueden abandonar el frente
de trabajo por temor a perderlo. Mientras unos descan-
san los otros sacan tierra y lavan. Abajo, all en el fondo,
uno vive en permanente oscuridad, por esta causa usamos
siempre velas encendidas, me confes un muchacho de 18
aos de edad.
La produccin mensual en la poca de la visita era de
60 libras, a un costo de 5.300 pesos por castellano. El prin-
cipal mercado se localizaba en San Juan, donde existan
cinco puestos de compra y en todos vendan licor. En
uno de ellos nos informaron que vendan cada semana, en
-
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promedio, 100 cajas de cerveza y 100 de aguardiente. En
este mismo establecimiento una libra de maz sin pilar
vala 20 pesos, una de yuca 10 pesos, un pltano 12 pe-
sos, una de arroz 30 pesos, un huevo 12 pesos y un quin-
tal de ame un mil pesos: el doble de lo que va lan en
sitios cercanos.
limando el material sacado de los c
bicos
No es raro encontrar en ciertos puestos de compra el
empleo de medidas con equivalencias un tanto capri-
chosas. As: un grano equivale al peso de 4 palillos de
fsforos sin cabeza, un real al de 6 palillos, un tomino al de
8 reales, un castellano al de 16 reales y una libra al de 100
castellanos.
El amb iente de la mina es el caracterstico de estos luga-
res. Los hombres visten con pantaloneta o pantaln corto
sin camisa por lo regular. Las mujeres usan las prendas ms
indispensables y prcticas. Hay un alto ndice de consumo
de licor y la prostitucin se realiza con solvencia. Decenas
de muchachas de los pueblos vecinos se desplazan hasta la
mina con una tarifa en promedio de 3.000 pesos por rato.
52
El arribo de nuevo personal o el retorno de otros que ha-
ban salido por alguna razn, siempre es saludado con gri-
tos, rechiflos, silbidos, carcajadas y remedos. Y no falt~n
los viejos que todava aseguran que si un minero es ego
is
ta con los dems se le pierde la veta que haba encontrado.
A comienzos del presente ao llegaron a la zona empre-
sas extranjeras con el propsito de instalarse pero guerri-
lleros del Ejrcito Popular de Liberacin (EPL), pertene-
ciente al Partido Comunista de Colombia Marxista Leni-
nista (PCCML) rechazaron su presencia e incitaron a los
mazamorreros a organizarse y defender la mina. En marzo
de este ao intensific sus operaciones en el rea otro
grupo guerrillero, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
Colombia (FARC), quien est tratando de armar un sin-
dicato de mazamorreros.
El carbn
Desde hace ms de 100 aos se sabe que en esta zona del
San Jorge exista un gran yacimiento de carbn. A Striffler
le debemos esta observacin contenida en su obra: ...All
tam bin se encuentra el depsito de carbn mineral, del
cual las aguas arrastran hasta muy lejos los fragmentos que
pueden arrancar. Es un cerro partido, atravesado por el
ro y que parece nicamente formado de aquel producto
de la poca carbonfera. Su explotacin exigir la cons-
truccin de una va terrestre hasta la parte ms pacfica
del ro que no est muy distante ... (pg. 178).
En un documento del Ministerio de Minas y Energa 7 se
recogen informaciones de otros documentos oficiales don-
de corrobora la presencia de carbn no slo en esta rea,
tam bin en Cinaga de Oro, Montera, San Carlos, Sahagn,
Planeta Rica, Tierralta
y
Vijagual.
Estas visitas las llevaron a cabo en 1943 y un ao des-
pus se hizo la primera exploracin de superficie a cargo
7. Carbn en Crdoba
1984,
pg.
1.
53
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de Royo y Gmez para el Servicio Geolgico Nacional.
(material citado, pg. 3).
En
1975,
cuando ya se tenan indicios ms claros de la
zona, CharIton y Pontin, consultores de las Naciones Uni-
das, hicier?n un corto viaje de inspeccin que confirm
l~s anotaclC~es de Royo. Sealaron, adems, que exis-
tla~ afloram?~ntos en las quebradas que no pudieron es-
tudiar por dificultades en el acceso a ellas y dieron a cono-
cer que la compa a petrolera Chevron adelant trabajos
de perforacin aos atrs. (pg. 4).
En 1976. gelogos de JICA (Japn) efectuaron un viaje
de recOnOCIm ~nto durante dos das. El informe, breve y
general, no dIO muchas esperanzas de resultar econmica-
mente explotable este yacimiento. (pg. 4).
Pero el inters no era solo de las entidades gubernamen-
tales.
u hos
aos antes el campesino Juan Meza le co-
ment al antioqueo GuilIermo Gonzlez la abundante
cantidad de carbn que se encontraba por los lados de su
casa. Despus de visitarlo acordaron consultar el asunto
con Jorge Montoy a, un viejo experto en minas de carbn
Cuando lleg ?e Bello (Antioquia), recorri la zona, tom6
muestras, llev aIaboratorios de Medelln y confirm que
la reserva carbomfera era promisoria.
En ~963 por iniciativa de Jorge Montoya se constituy
la SOCIedad Carbones Bijao S.A. Hicieron parte de ella
Mon~oya, lafael Gaviria, Alfonso Hincapi, un seor de
apelhdo Piedrahita y el abogado Fabio Meja Ochoa
Todos antioqueos. .
La soc.i~dad solici~ al. Ministerio de Minas y Energa
la cO~c~s.IOn de 13 licencias de 1.000 hectreas cada una
para irncrar la explot~cin. El Ministerio las concedi y
Jorge .~ontoya, el mas asiduo visitante, comenz la ex-
plotacin muy rudimentariamente en 1973.
, Contrat personal y con picos y palas extraan el car-
bn
que luego transportaban en burros hasta los
dep si
54
tos donde cargaban las volquetas que lo conducan a los
consumidores, unas fbricas de adobe y planta procesa-
dora de leche en Ceret, Ayapel y Lorica Esta explo-
tacin no fue rentable y termin suspendiendo activi-
dades. La sociedad entr en dificultades.
Por estos mismos aos se agudiz la crisis energtica por
el alto costo que adquirieron los hidrocarburos, Las em-
presas cementeras de la costa atlntica se plantearon la po-
sibilidad de utilizar el carbn como alternativa viable a la
situacin complicada que se viva Fue entonces cuando
Cementos Caribe S.A. decidi constituir una empresa filial
con el objetivo de desarrollar geologa, minera y comercia-
lizacin del carbn. As naci Carbones del Caribe Limi-
tada.
Excavaciones adelantadas por la sociedad Carbones Bijao
S A
La nueva empresa inici sus exploraciones por varios
lugares del departamento de Crdoba, entre ellos Cinaga
de Oro y San Andrs de Sotavento. Los estudios efectua-
dos en estos y otros sitios del departamento de Sucre
-
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demostraron que los yacimientos no eran rentables por
reservas insuficientes. Por un tiempo ms continu ex-
plorando hasta que por fin decidi retomar los esbozos
de estudios ejecutados en la dcada del 40 en la zona del
San Jorge.
El 2 de abril de 1976 lleg por primera vez a Puerto
Libertador el gelogo Nicanor Fontalvo con el propsito
de inspeccionar la zona y establecer contactos. Estas pri-
meras pesquisas llevaron a la empresa a comprar 12 de las
13 licencias que el Ministerio de Minas y Energa haba
concedido a Carbones Bijao S.A. El nico que no accedi
a vender fue el abogado Fabio Meja Ochoa, Y el 19 de
diciembre de 1979 suscribi un contrato con Carbones de
Colombia S.A., mediante el cual comenz labores de ex-
ploracin en una extensin aproximada de 8.000 hectreas
ubicadas en jurisdiccin del municipio.
Con los estudios definidos la empresa resolvi disear
una planta piloto en la parte conocida con el nombre La
Esconda, tomado de la quebrada que recorre el lugar.
Un sitio de extraccin de carbn en la mina piloto.
56
Segn c lculos las reservas probadas hasta una pro-
fundidad de 150 metros en el rea de las 8.000 hect-
reas se estima en 300 millones de toneladas, Y en la
mina piloto se probaron hasta 150 metros de profundi-
dad un total de cinco millones y media de toneladas de
carbn. Segn el diseo establecido gran parte de esta
cantidad ser extrada con minera a cielo abierto hasta
una profundidad mxima de 110 metros.
En 1982 comenz la explotacin de la mina con una
produccin aproximada de 200.000 toneladas anuales.
En 1984 la empresa vendi 280.000 toneladas: 250.000
de las cuales se exportaron para los pases del Caribe y
el resto en el mercado nacional. Para 1989 aspiran a pro-
ducir un milln de toneladas anuales.
Actualmente la empresa cuenta con un rea de 20.000
hectreas y Carbones de Colombia S.A. adelanta explora-
ciones en una vasta extensin del municipio.
Cargando uolcos con el material para su traslado a los luga-
res de almacenamiento en la misma mina
y
en Caucasia.
8. Estudio de [act ibilidod tcnico-econmico para explotacin del
carbn en milla piloto La Escond ia. Carbones del Caribe Ltda.
Barranquilla, septiem hre de 1982.
57
-
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ap i tu lo
L S T P S
Terminada la esclavitud en 1853 el pago de terraje que
debieron cancelar los negros y mestizos hasta 1907, la vida
de Puerto Libertador, fundado en 1941, comenz a mar-
char con ms fuerzas desde el momento que los terrenos
de Ur fueron declarados baldos.
El pueblo, desde su fundacin hasta el presente, ha pasa-
do por las siguientes etapas:
1) Colonizacin asentamiento (1941-1950)
Durante estos aos se registr la llegada masiva de co-
lonos con nimos de quedarse, motivados por la decla-
ratoria de baldos de los terrenos de Ur . No slo fue
un nmero aprecialbe de buscadores de raicilla, balata
y
madera, pues el caucho y la zarzaparrilla haban mermado
considerablemente, tambin lo hicieron muchos de los
mozos o peones enganchados mediante avances que se
encontraban a la sazn en Montelbano.
Llegaron solos o acompaados, con familia o sin ella,
surtidos, muchas veces con una sola muda de ropa, un ma-
chete y una mochila. Avidos de trabajo, dispuestos a ven-
cer la soledad y el peligro de la espesura.
59
-
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A todo lo largo de la quebrada San Pedro se fueron es-
tableciendo grupos de colonos. El proceso, por lo general,
era el siguiente: llegar, escoger y marcar el pedazo de
acuerdo al gusto de cada quien, hacer un clarito , levan-
tar rancho y proceder a tumbar montaas para adelan-
tar cultivos.
Como estas faenas no eran cosa fcil en medio de tan-
tas dificultades, los colonos debieron valerse de la solida-
ridad en todos los aspectos: alimentacin, enfermedades,
entretenimientos y trabajo. El da ganao fue una muestra
de esta solidaridad. Formaban cuadrillas de 6 hasta 12
hom bres que desempeaban sucesivamente distintas acti-
vidades en los pedazos de cada uno de los miembros. De
esta manera sortearon las penalidades y derribaron la
montaa.
Comenzaban con lo que se denomina la
pica de monta-
a o sea, cortar toda la vegetacin que se poda con el
~achete o rula. Segua la
hachera
es decir, el tumbe de
arboles con hachas. El oficio clave en esto de descuajar
montaas. Hubo hacheros famosos y muchos fueron los
que murieron en el cumplimiento de esta actividad.
Los hacheros llegaban a los puestos (frente de trabajo) a
las 7 de la maana. De inmediato un capataz les asignaba
las tareas. Como haban rboles de dimensiones colosales
con frecuencia tenan que montar al pie de ellos una
especie de andamios llamados
burros
o
barbacoas
hasta
una altura de cinco metros, buscando el mejor lugar para
cortarlos. En ocasiones suban hasta cuatro hombres para
poder hacerla. El peligro era evidente.
Com an en los puestos. Entre ellos mismos se alterna-
ban la preparacin de las comidas, generalmente animales
de monte o pescado acompaado de pltano o arroz en
los meses de recoleccin. Regresaban a los campamentos
entrando la noche. Casi siempre tenan que dormir en zar-
zas y con hogueras encendidas para evitar los peligros de
las fieras.
60
Derribada la vegetacin, en poca de verano sobre to
do, vigas de madera fina eran vendidas a los comerciantes
o abandonadas en el mismo lugar. Todo se secaba en es-
tos meses y entre febrero y marzo procedan a prenderle
fuego,
la quema
como se conoce. Despus, a esperar las
primeras lluvias de abril o mayo para sembrar maz o
arroz.
Entre los meses de septiembre y noviembre se recoga
la cosecha. Siempre la esperaban con ansiedad y alegra.
Toda la familia o grupo familiar participaba. Una parte de
lo recogido se guardaba y otra se venda o cambiaba por
productos que necesitaban. A pesar de ser cosechas pe-
queas, del resultado dependa en buena parte que el
colono se quedara o marchara a otros lugares.
2) Agrcola (1951-1968)
Toda esta etapa estuvo enmarcada por la violencia:
la oficial (1949 a 1959), la importada (1960 a 1965)
.y la aparicin de guerrilleras de izquierda (1967 hasta
nuestros das).
Se caracteriz por un acelerado proceso de tumba de
montaas, multiplicacin de parcelas campesinas explo-
tadas individual o familiarmente con ayuda del sistema
de colaboracin denominado da ganao y una abun-
dante produccin de maz y arroz. Al final, comenzaron
a surgir los primeros potreros. Hay que aclarar que los
colonos buscaban tierra apta para la agricultura, situa-
das en lugares de no tan difcil acceso. Por esta razn,
entre otras, muchos grupos se implantaron en la parte
norte del ro San Jorge y en el curso medio y bajo de
la quebrada San Pedro. Juan Jos continu aislado pero
logr mantenerse como poblacin activa: primero fue
por la cercana con las minas, luego por la alta pobla-
cin que alcanz a tener y ms tarde, al comenzar la
violencia y cerrarse la Colonia Penal de Antad, por el
crecido nmero de reclusos que se quedaron en la zo-
na. Los otros pueblos, situados ms al sur y con mayo-
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7/25/2019 Lib