Letras 12 de diciembre de 2015

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Letras SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN SUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA NUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 12 DE DICIEMBRE DE 2015 | DE CAMBIO [ Letras ] Ángeles azules A LA SAZÓN NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS | PAG. 4 La lectura y la sociedad del conocimiento / y 2 ARTÍCULO JOSÉ ANTONIO MILLÁN JOSÉ ANTONIO MILLÁN JOSÉ ANTONIO MILLÁN JOSÉ ANTONIO MILLÁN JOSÉ ANTONIO MILLÁN | PAG. 5 Dino Campana «Qué pequeño y ligero es el mundo en tus manos» POR MARCO ANTONIO REGALADO MARCO ANTONIO REGALADO MARCO ANTONIO REGALADO MARCO ANTONIO REGALADO MARCO ANTONIO REGALADO | PAG. 2 Las señales ARTÍCULO CECILIA LAVALLE CECILIA LAVALLE CECILIA LAVALLE CECILIA LAVALLE CECILIA LAVALLE | PAG. 7 Monstruos y criminales CINE FAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOS FAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOS FAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOS FAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOS FAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOS | PAG. 8

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LetrasSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁNSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁNSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁNSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁNSUPLEMENTO DE CULTURA DE CAMBIO DE MICHOACÁN | NUEVA ÉPOCANUEVA ÉPOCANUEVA ÉPOCANUEVA ÉPOCANUEVA ÉPOCA | COORDINADOR: VÍCTOR RODRÍGUEZ MÉNDEZ | 12 DE DICIEMBRE DE 2015 |

DE CAMBIO[Letras]

Ángeles azulesA LA SAZÓN NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOSNETZAHUALCÓYOTL ÁVALOSNETZAHUALCÓYOTL ÁVALOSNETZAHUALCÓYOTL ÁVALOSNETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS

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La lectura y lasociedad delconocimiento / y 2ARTÍCULO JOSÉ ANTONIO MILLÁNJOSÉ ANTONIO MILLÁNJOSÉ ANTONIO MILLÁNJOSÉ ANTONIO MILLÁNJOSÉ ANTONIO MILLÁN

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Dino Campana«Qué pequeño yligero es el mundoen tus manos»POR MARCO ANTONIO REGALADO MARCO ANTONIO REGALADO MARCO ANTONIO REGALADO MARCO ANTONIO REGALADO MARCO ANTONIO REGALADO | PAG. 2

Las señalesARTÍCULO CECILIA LAVALLECECILIA LAVALLECECILIA LAVALLECECILIA LAVALLECECILIA LAVALLE

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Monstruos y criminalesCINE FAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOSFAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOSFAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOSFAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOSFAUSTO PONCE / LUCIANO CAMPOS| PAG. 8

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2 2 2 2 2 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN SÁBADO 12 DE DICIEMBRE DE 2015

Dino Campana«¡Qué pequeño y ligero es el mundo en tus manos!»POR MARCO ANTONIO REGALADOPOR MARCO ANTONIO REGALADOPOR MARCO ANTONIO REGALADOPOR MARCO ANTONIO REGALADOPOR MARCO ANTONIO REGALADO

ecuerdo aquel día en que, comoniños, contigo, mi amiga imagina-ria, pasamos toda una mañana yparte de la tarde tirados en el pisoen aquella casa que rentábamos cer-

ca de Ciudad Universitaria, leyendo poe-sía italiana. Hoy hace 130 años nació DinoCampana y el primero de marzo se cum-plieron 83 de que falleció en un hospitalpsiquiátrico a los 47 años de edad. Desdela madrugada no dejo de pensar en ti, notanto porque tú o yo nos queramos suici-dar, sino por los días en que hemos com-partido su poesía, en esa antología de poe-sía italiana que tenemos en casa. Sólocontigo la he compartido y la he disfrutado,y me doy cuenta de que somos de esosextraños amigos que comparten la cerca-nía del espíritu del alma a través de la lite-ratura y de la poesía.

No sé, de pronto y sin saber por qué mehe puesto triste, te estoy extrañando tan-to y terminé escribiendo estas palabras enel diario como si estuviese conversandocontigo como otros días lo hacíamos, oquizá tan sólo falseo la realidad por que-rer conversar contigo como en otros díasy compartir ese gusto por los poetas ex-traños y complicados.

Seguramente Dino Campana habitaríanuestra ciudad imaginaria de Tebas, en laque ciertamente por la fatalidad del desti-no no terminó escribiendo sólo esos bellospoemas, y tener una vida llena de arte,pasión y libertad como hubiéramos que-rido. Sin embargo, la cuerda sociedad locondenó por segunda vez al encierro, ysería la última, en el manicomio de CastelPulci en 1918, donde se quedaría hasta sumuerte por septicemia en 1932. Recorda-rás también “Donna genovese”, ese poe-ma que tanto amamos de él:

Donna genovese

Tu mi portasti un po’ d’alga marinaNei tuoi capelli, ed un odor di vento,Che è corso di lontano e giunge graveD’ardore, era nel tuo corpo bronzino:- Oh la divinasemplicità delle tue forme snelle -Non amore non spasimo, un fantasma,Un’ombra della necessità che vagaSerena e ineluttabile nell’animaE la discioglie in gioia, in incanto serenaPerché per l’infinito lo sciroccoSe la possa portare.Come è piccolo il mondo e leggero nelle tuem a n i !

Tú me trajiste un poco de algas marinas/ en tuscabellos y un olor de viento, / viniendo de lejosllega grave/ de ardor, había en tu cuerpo bron-ceado / o la divina / simplicidad de tus formasesbeltas: /no amor ni sufrimiento, un fantas-ma, /una sombra de la necesidad que vaga /serena e ineluctable por el alma /y la disuelveen júbilo, en encanto, serena, /para que puedael viento del sudeste/ llevarla al infinito. //¡Quepequeño y ligero es el mundo en tus manos! “

Amiga mía, estarás de acuerdo conmi-go que hoy en día cualquier computadoranos puede salvar de grandes apuros, o nospuede joder la existencia con su pérdida.Tú y yo lo hemos experimentado hasta loindecible; o una carta, un programa decursos, las notas para una conferencia o

para una lección pueden almacenarse ensus circuitos integrados, y ante su pérdidaes como la maldición del destino contraEdipo. Hace veinte o treinta años si pordescuido hubiésemos extraviado un cua-derno, una carta, unas notas o unas pági-nas tan largamente trabajadas, habría sido

R

El poeta italiano DinoCampana.

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esa tragedia. Eran papeles únicos, insusti-tuibles.

Tal fue la historia de nuestro queridopoeta italiano: Dino Campana. Era tímidopor naturaleza y víctima de reiterados epi-sodios de esquizofrenia. Sin mayor osten-tación, tenía escritos hacia 1914 unos ma-ravillosos poemas sobre el paisaje toscano,el mar genovés, las mujeres amadas (rea-les o fantasmales), las ciudades, los humosde la pasión y los escalofríos de la sole-dad. Viajó a Florencia, donde les dejó aunos amigos editores el cuaderno con susmanuscritos, pidiendo que se lo publica-sen. Pasaron las semanas y los meses sinsaber nada de su libro. Un día lo enteraronde una desgracia: Ardengo Soffici, un edi-tor y amigo de Dino, había perdido el cua-derno de poemas, por un imperdonabledescuido.

El poeta nunca superó aquella terriblefatalidad. Aun así, se decidió a rehacer dememoria los poemas. Poco después, enuna magra edición, los publicó por su cuen-ta con el título “Cantos órficos”. Con eltiempo volvieron y se acentuaron sus pa-decimientos mentales. En cierta ocasión,tratando de escapar del manicomio adon-de lo habían confinado, el poeta contrajouna septicemia. Meses después, a sus 47años, dejó de existir.

Un feliz día de 1971, Valeria Soffici, lahija del editor, encontró el viejo cuadernoentre los papeles y revistas de su padre, queacababa de morir. Lo envió a una casa edi-tora y así pudo recuperarse del olvido. Eltítulo original era otro: El día más largo(cuánta diferencia en el título, a mí meagrada más, me da una fotografía más vivade Dino). El fortuito hallazgo, claro, no po-día cambiar la honda amargura de Campa-na, quien vivió creyendo esfumada parasiempre su poesía. Pero el tiempo y lascasualidades le devolvieron a la historia losmás hermosos poemas de un joven consu-mido por el ansia de que sus palabraspudiesen ser leídas o escuchadas. El mis-mo azar que extravió su cuaderno hizo quemuchos años después lo pudiésemos abrircon devoción, ya rescatado y perdurable.

Habría que agregar que Dino Campanaestudió química farmacéutica en la Uni-versidad de Bolonia, y aunque con sólo 21años tuvo que ser internado en un hospi-tal de Imola por una enfermedad mental,viajó por el mundo: Suiza, Francia, Argen-tina, Rusia, Bélgica, donde ejerció diver-sos oficios, afilador, fogonero de vagones

PoemasDino Campana

C R E A C I Ó NC R E A C I Ó NC R E A C I Ó NC R E A C I Ó NC R E A C I Ó N

La quimera

No sé si entre rocas tu pálidorostro se me apareció, o sonrisa

de lejanías ignoradasfuiste, pendiente de marfil

frente fulgente oh jovenhermana de la Gioconda:

oh de las primaverasmuertas, por tu mítica palidezoh reina oh reina adolescente:

mas por tu desconocido poemade placer y dolor

música niña exangüe,marcado con una línea de sangre

en el círculo de los labio sinuosos,reina de la mediodía:

mas por la virgen cabezainclinada, yo poeta nocturno

velé las estrellas vivas en los mares del cielo,yo por tu dulce misterio

yo por ponerte taciturna.No sé si la pálida llama

fue de los cabellos el vivientesigno de tu palidez,

no sé si fue un dulce vapor,dulce sobre mi dolor,

sonrisa de un rostro nocturno:miro las blancas rocas los mudos manantiales de los vientos

y la inmovilidad de los firmamentosy los henchidos arroyos que van llorando

y las sombras del trabajo humano encorvadas allá en las colinas heladasy aún por tiernos cielos lejanas claras sombras fluyentes

y aún te llamo te llamo Quimera.

Jardín otoñal(Florencia)

Al jardín espectral al laurel mudode las verdes guirnaldas

a la tierra otoñal¡un último saludo!

a las áridas pendientesásperas enrojecidas en el extremo sol

confusa de rumoresroncos grita la lejana vida:

grita el moribundo solque ensangrienta los canteros.

Se percibe una fanfarriaque sube lastimosa: el río desapareceen las arenas doradas: en el silencio

están las blancas estatuas en la cabecera de los puentesvueltas: y las cosas no existen más

y desde el profundo silencio como un corotierno y grandioso

surge y anhela en lo alto a mi balcón:y en aroma de laurel,

en aroma de laurel acre desfalleciente,entre las estatuas inmortales en el ocaso

ella se me aparece presente.

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Ángeles azulesA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSASA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSASA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSASA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSASA LA SAZÓN :: POR NETZAHUALCÓYOTL ÁVALOS ROSAS

na cola en "v" indica que estamos anteun pez azul. Claro, luce ligeramenteíndigo y con umbrales plateados. Existen varias especies azules. Merefiero a esas criaturas marinas que

coinciden en tener una alta concentración degrasa entre sus poderosos y escurridizosmúsculos. Al parecer, la grasa incide en suapariencia cromática exterior.

Tal grosura la necesitan como reserva ener-gética. Son viajeros, por tal razón tienen unaaleta caudal con un borde superior ahorquilla-do. Esta extremidad se despliega con mayorpotencia que la de los peces blancos. Losimpulsa entre océanos de forma sobresaliente.

La concentración de grasa en un azul es deentre 5 y 10 por ciento. El pescado blanco omagro (de costumbres sedentarias) contieneaproximadamente un 2 por ciento. Existe unaclase intermedia. Se trata de pescados semi-grasos como la Lubina.

Su forma de vida determina que se deslicenen aguas superficiales, espacios que losoceanógrafos reconocen como zonas de pié-lago. Por eso también se les clasifica comopeces pelágicos; propiamente, ultramarinos.

Su prestigio gastronómico se debe a sumayor concentración en ácidos grasos poli-insaturados, entre los que destacan los deltipo Omega 3. La carne entreverada de grasaaporta una textura rotunda aunque ligera-mente cremosa. Su gusto es entre ahumado yprofusamente mineral. Así es que son pesca-dos sabrosos y ricos para el corazón.

La ingesta de estas carnes es vastamenterecomendada para prevenir enfermedadescardiovasculares. Sus grasas poli-saturadasaumentan los niveles de colesterol HDL ("bue-no") y disminuyen los niveles de colesterolLDL ("malo"). Los Omega 3 incluidos dismi-

Unuyen los lípidos y por tanto reducen el ries-go de que éstos se acumulen en las venas.

Los efectos interiores son: disminución enla tensión arterial, bajo nivel de lípidos en lasangre, elasticidad de glóbulos rojos, acciónanti-inflamatoria en las paredes internas de losvasos y una adecuada función de plaquetas.

Por su completo contenido en minerales,el consumo de pescado azul es especialmen-te recomendable para niños en crecimientoy para mujeres embarazadas. Obviamente, atodas y todos nos puede caer bien. Y aunqueinvestigadores finlandeses, franceses y cata-lanes aún no han descubierto el porqué, susexperimentos con miles de jubilados euro-peos han coincidido en que comer pescadosgrasos tres veces por semana, durante sieteaños, disminuye la demencia senil en un 25%o de plano la frena.

Acaso uno de los científicos involucradosen las referidas pruebas refirió, llanamente yen tono de broma, respecto a los resultados:"las mentes de algunos voluntarios ahora na-dan como Bonito en el Pacífico".

LA NOTA, LA RECETA, EL REMEDIOAzules: anchoa, anguila, arenque, atún,bonito, jurel, lamprea, pez espada, salmón,salmonete, sardina y caballa.

de carga, músico de la marina, portero declub y bombero.

En 1918 fue recluido de nuevo, en estaocasión en el manicomio de Castel Pulci,donde se quedaría hasta su muerte en1932. Su única obra publicada durante suvida es Cantos órficos (1914), libro capitalpara indicar la dirección de la lírica italia-na a partir de ese momento, sobre todopara los nuevos líricos que surgieron des-pués y especialmente de los poetas delhermetismo. Tras su muerte fueron edita-dos diversos escritos inéditos: Inédito(1942), Taccuino (1949), Cartas (1958) yTaccuinetto faentino (1960).

Dino Campana intentó otorgar profun-didad y convicción poética a una forma deescribir desvinculada de la tradición. Suspoemas resultan incisiones de una reali-dad donde se mezcla un escenario verda-dero, una serie alucinada de recuerdos yuna concepción simbólica de los hechosde la conciencia, todo a través de un to-rrente de imágenes que de pronto se inte-rrumpen o se repiten para lograr un efec-to musical.

El día está terminando. No he podidocomunicarme contigo. Te dejo el inicio deesta conversación inexistente contigo, “miamiga imaginaria”, recordando las pala-bras de Dino Campana, como si las hubie-se escrito para ti: “Come è piccolo il mondoe leggero nelle tue mani!”.

el día ensombrece de otoño la ventanade mi habitación en el hospitaldonde dicen que van a arreglar mi tristeza

desde aquí veo como las sombrasy la claridad se van mezclando en las páginasy me dejan una cicatriz apenas perceptible en elalmauna grieta por donde se puede meter a vivir elamor

para orientar al dolor alguien enciende una lám-para al final de la tardealguien más eleva sus plegarias a la virgen dela soledady alguien ha olvidado apagar su lámpara en elfondo de mi memoriala luz ha ido iluminando mis pensamientos ymis palabrasla noche ya tiembla en los ojos de los olvidadosles arranca gotas de mar o de lluvia y humede-cen la páginala luna también tiembla en mis ojos / está en-cantada.

Por su completo contenidoen minerales, el consumo depescado azul es especialmenterecomendable para niñosen crecimiento y para mujeresembarazadas

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Escuchar con los ojos

on un sentido muy Barroco de la existen-cia, el gran Quevedo explicaba de esta for-ma su relación con la lectura:

Vivo en conversación con los difuntosy escucho con mis ojos a los muertos

Lo que recalcaba Quevedo era el papel de lacultura escrita como preservadora del cono-cimiento, como posibilitadora del diálogo conel pasado. A este rasgo -que todavía hoy semantiene- se une ahora que la escritura es unfactor clave de comunicación con nuestroscontemporáneos. Ya hemos mencionado lasasombrosas dimensiones de la Web, ese depó-sito de datos e informaciones variadas. Peroes muy probable que las comunicaciones quelas personas se intercambian en los "gruposde noticias" (news groups) igualen en tamañoa la propia Web. Y los correos electrónicosestán adquiriendo un auge extraordinario:cada minuto se envían en el mundo cinco mi-llones de correos electrónicos. Ya hay másmensajes de correo electrónico que de voz...Y además, tenemos las nuevas formas de "ora-lidad por escrito", como los chats, esos inter-cambios de mensajes escritos en tiempo real.

De nuevo, parece que la comunicación in-terpersonal, ya sea privada o semipública,descansa sobre las habilidades lectoras. Estáresurgiendo el género epistolar (que desde lallegada del teléfono experimentaba un claroretroceso), con nuevas formas, con nuevoselementos -acrónimos, palabras nuevas,emoticonos (esas caritas esquemáticas queexpresan emociones)-, pero más pujante quenunca. Y se ha recuperado a varios niveles:el intercambio de notas entre adolescentesque usan los mensajes cortos de su teléfonomóvil, el email recordatorio o conminatorio(sin encabezamiento, de una sola línea); perotambién el mensaje de correo electrónico

La lectura y la sociedaddel conocimiento / y 2ARTÍCULO ARTÍCULO ARTÍCULO ARTÍCULO ARTÍCULO :: II. Las raíces de la lectura. POR JOSÉ ANTONIO MILLÁNPOR JOSÉ ANTONIO MILLÁNPOR JOSÉ ANTONIO MILLÁNPOR JOSÉ ANTONIO MILLÁNPOR JOSÉ ANTONIO MILLÁN

Clargo y demorado, tan extenso como la me-jor carta del pasado... Seguiremos hablandopor teléfono, y cada vez hablaremos más através de la red, pero el correo electrónico(o sus descendientes) permanecerán, porquepresentan muchas ventajas para las perso-nas, para las empresas, para las institucio-nes: la posibilidad de meditar lo que se dice,el almacenamiento y posterior recuperabili-dad de los mensajes propios y ajenos...

Sí: al mundo de las relaciones personalesha vuelto la letra, y con ella la lectura.

Desde el principio

¿Cómo aprendemos a leer? ¿De dónde saca-mos esas habilidades complejas que, comohemos visto, se han ido construyendo histó-ricamente?

Hay que recordar en primer lugar el papelde la escuela, de la educación primaria. Enella se ponen las bases para la adquisición dela lectura. Ha habido un gran desarrollo delas metodologías de iniciación a la lectura y,sobre todo, la escuela actual acumula las ex-periencias de numerosísimas generacionesque aprendieron a leer en ella.

No se trata sólo de la adquisición de unastécnicas. Si ellas no vienen acompañadas deldespertar de una motivación, de poco servi-rían. Los enseñantes actuales tienen a su dis-posición lecturas atractivas y adecuadas amuy distintos niveles (porque el mundo dela edición ha contribuido a ello creándolas).Tenemos hoy "libros blanditos", de tela, quelos infantes prealfabéticos pueden estrujar ychupar, como en una prefiguración de lo queserá su futura actividad intelectual. Hay li-bros bellísimamente ilustrados, sin letras; ocon palabras gigantescas, a una por página;con colores, texturas, materias, olores; consolapas que estirar, puertas que explorar,pirámides que se erigen al abrir una página;libros que describen el mundo real o cons-

truyen uno imaginario: la diversidad deobras para quienes empiezan a leer es in-mensa, y la escuela puede aprovecharlas.Hay que añadir que no podrá hacerlo sinrecursos, sin bibliotecas en los centros, sinprofesionales para su animación...

Además la enseñanza, desde sus prime-ros niveles, tiene la misión de poner al alum-no en contacto con las complejas tipologíasde materiales de lectura contemporáneas:no solo el libro, sino también la revista, elperiódico o el catálogo; no solo el artículo,sino también el gráfico o la publicidad. Losalumnos deben crecer educados en la mul-tiplicidad de los soportes y modalidades dela información, y eso les va a servir de mu-cho en un medio (como el digital) extrema-damente variado y flexible.

Leer imágenes

Una observación, al hilo de todo esto... Par-te de la educación escolar de hoy -con elapoyo de los libros de texto y materialescomplementarios- intenta también dar he-rramientas para la interpretación de los grá-ficos, esquemas y yuxtaposición de imáge-nes. En origen, esta es la respuesta de la en-señanza a la eclosión de lo que se dio en lla-mar "la sociedad de la imagen", pero encon-traremos también que resulta de especialutilidad para manejarse en un medio mixtocomo el que supone la Web.

En concreto, es necesario saber interpre-tar la contigüidad de imágenes y textos (quea veces crea relaciones más insidiosas -porlo ocultas- que los puros encadenamientostextuales). Hace falta comprender los límitesde los testimonios "reales": el video no es laacción; la foto no es la cosa; la parte no es eltodo... Hay que entrenar en la interpreta-ción de los gráficos, cuadros, esquemas yayudas infográficas, tan presentes en la in-formación contemporánea, porque pueden

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transmitir interpretaciones sesgadas, odirectamente erróneas de los datos.

En suma: el lenguaje de las imágenes, y delas relaciones de éstas con el texto, exige unaformación independiente, que las escuelas -y los textos que en ellas se usan- están pro-curando también dar.

Crecer en la lectura

Pero la enseñanza escolar es sólo el princi-pio. Las complejas habilidades que, comohemos visto, moviliza la lectura exigen nosólo que la persona que aprende se encuentreen un determinado nivel de maduraciónneurológica; no sólo que se inicie en los ru-dimentos del descifrado de textos, sino queestas disposiciones se activen y ejercitendurante largo tiempo. Un lector avanzado,una persona que puede enfrentarse con untexto en condiciones óptimas de aprovecha-miento y velocidad, sólo se forja a lo largode años de práctica.

De ahí la importancia (en esta materia,como en otras muchas) de compartir la for-mación escolar con la del hogar. El niño queno crece en un ambiente de lectura en sucasa, difícilmente podrá alcanzar plenamen-te las capacidades para tratar con textos. Elque no disponga de una variedad suficientede tipos de obras no aprenderá a vérselas conlos distintos niveles de acceso a la informa-ción escrita: la lectura profunda, la búsque-da de un dato específico, la lectura somerarastreando una idea...

Sí: la riqueza en libros y en publicaciones,la abundancia en lectura de un medio famil-iar (o en una biblioteca pública: luego abun-daremos en ello), es la mejor garantía de undesarrollo pleno de las capacidades lectoras.La falta de hábitos y de ocasiones de lecturahará muy difícil el pleno desarrollo de esaspotencias. Y la persona que no las tenga estámuy mal preparado para la sociedad de lainformación: así de simple.

Pero a su vez, ¿cómo conseguir el climasocial que dirija hacia esta importante prác-tica? ¿No están nuestros medios de comuni-cación exacerbando la orientación hacia -48?los elementos multimedia (imagen y sonido)de la sociedad de la información, con abso-luto olvido de la lectura? Si nuestras tasas delectores son tan bajas en comparación conlos países a los que deberíamos equiparar-nos, ¿no es en parte por la falta de un autén-tico clima mediático en su favor? Que unamodernidad mal entendida no nos prive delnecesario apoyo en un tema clave...

Una sociedad lectora

Quien visita Nueva York o Seattle, tenga o nola oportunidad de encontrarse con los artíficesde las compañías que están cambiando elmundo, puede tener sin embargo una expe-riencia crucial. Aborde un transporte públi-co; móntese en el metro o en un ferrocarril decercanías y mire en torno. Una mayoría delas personas a su alrededor están leyendo, ymuchas de ellas leen libros: las baratas edi-ciones paperback (o rústica) que ha sido lagran aportación de la cultura anglosajona almundo del libro; los libros aún con el tejuelode la biblioteca pública, tomados en préstamopor una o dos semanas... Otros están enfras-cados en periódicos, revistas...

Así son las cosas. La cultura que dicta losrumbos del mundo contemporáneo desdesus empresas y universidades, la cultura queacumula una proporción de premios Nobelpor habitante superior a cualquier otra, esuna de las culturas más lectoras de la Tierra.

No es un caso único: los visitantes de Ja-pón observan también sorprendidos la proli-

feración de lectores públicos, hasta tal extre-mo que hay una figura que ha necesitado laacuñación de una palabra nueva en su len-gua: "el-que-lee-de-pie-en-la-librería". Sí: es-tos lectores ávidos y de poco dinero, a losque se consiente su actividad silenciosa juntoa la mesa con las novedades, son otro expo-nente de cómo lectura y avance van juntos...

Porque (llegamos a un nuevo flanco vital),allí donde el sistema educativo no puedaacompañarnos más; allí donde los hogares,por motivos históricos o económicos, no pue-dan proporcionar los medios para crecer enla lectura, una potente red de bibliotecasmodernas y bien dotadas es el lugar dondeadquirir los medios para seguir. ¿Hay que re-cordar cómo las sociedades más lectoras yavanzadas del mundo abundan también enbibliotecas abiertas a todos? Las pequeñasbibliotecas suecas, donde los niños aprendena ir a jugar con libros; las bibliotecas públicasamericanas, donde cualquier ciudadano bus-ca -y encuentra- el dato que le falta, el libroque necesita para su hobby. Y en todo el mun-do avanzado los bibliotecarios han devenido,además, particulares Ariadnas de las telara-ñas electrónicas (guiando a su público tam-bién en la Web), en una demostración de cómolo antiguo y lo nuevo muchas veces se pue-den complementar...

El papel del libro, y el libro de papel

Volvamos un momento sobre la consolida-ción de los hábitos lectores. Para aprender aleer hay que leer mucho (como para montaren bicicleta, o para nadar, hay que hacerlom u c h o ) .

Y por fortuna, hay mucho que leer. Elmundo editorial español es especialmenterico, no sólo en número de nuevos libros alaño, sino en la calidad de sus contenidos, eincluso en aspectos materiales de composi-ción o de fabricación. Un paseo por nuestraslibrerías es en sí mismo toda una invitacióna la lectura. Sin esta oferta, constantementepresente en las librerías, y remansada en lasbibliotecas públicas y de las instituciones,no habrá tantas ocasiones y acicates paralanzarse a la lectura. Y por tanto, no habráun número considerable de buenos lectores.Y por tanto, nuestros jóvenes, nuestros pro-fesionales, nuestros investigadores, no esta-rán preparados para convertir la informa-ción en conocimiento.

Podría pensarse que la actual prolifera-ción de equipos informáticos con acceso ala red (crecientemente en las escuelas, tam-bién en muchos hogares) puede bastar parasuministrar motivos de práctica lectora, ymateriales para ejercerla. No es así: la lec-tura a través de la red está por lo general alservicio de la búsqueda de datos, de asimi-lación de informaciones breves. Nadie leeuna novela extensa, un ensayo largo en pan-talla (entre otras cosas, porque es muchísi-mo más incómodo). Y la lectura detenida yextensa es la que más forma los hábitos lec-tores, los automatismos y las capacidadesde una extracción eficiente de información.Por no hablar de la articulación interior yde la capacidad del diálogo con los otros,sobre la que pronto tendremos que deciralgo. Para educar en la lectura siguen sien-do necesarios los libros, porque los librosson las mejores máquinas de leer.

Cuentan de don Jacinto Benavente, dra-maturgo y uno de nuestros premios Nobel,que al presenciar los avances de la cinema-tografía (el sonido, la aparición del color,las promesas de cine en tres dimensiones,...)comentó: "Con tanto mejorar el cine, ¡van aacabar por inventar el teatro!". Ya existendispositivos dotados con pantallas para leer,aunque aún son imperfectos. Se anuncian(aunque habrá que esperar a verlos) el "papelelectrónico", y la "tinta electrónica", que alfinal serán láminas flexibles, con letra bienlegible sobre ellas.

Pues bien: cuando hayan reinventado elpapel será tan bueno leer sobre estos dispo-sitivos electrónicos como sobre un libro tra-dicional, pero antes no...

Y es hora de recapitular

¿Es realmente así? ¿Podemos afirmar sindudas que la riqueza y diversidad de la ofer-ta editorial, unida a la acción de la escuelaen iniciación y promoción de la lectura, y alhogar y las bibliotecas públicas como me-dio para su consolidación, son nuestras ba-ses más sólidas para preparar a nuestros ciu-dadanos para la sociedad de la información?

Radicalmente, sí.Puede que esta afirmación no suene muy

a la moda: parece más oportuno demandarequipos informáticos en las escuelas y ho-gares (que por supuesto, está muy bien quetengan), y tarifas económicas y calidad paralas conexiones a Internet (que son clara-mente necesarias). Cualquier persona sen-sata se uniría a estas peticiones, que ade-más, se pueden cumplir rápidamente, mien-tras que mejorar nuestras escuelas y biblio-tecas, mover nuestra sociedad hacia la lec-tura -no nos engañemos- llevará necesaria-mente años...

Pero si no lo hacemos, nuestros ciudada-nos acabarán accediendo a las redes sólopara comprar y bajarse canciones, paracharlar y pescar un dato (lo que está muybien), pero carecerán de la habilidad de na-vegar con eficiencia y aprovechamiento losocéanos de información. No sabrán utilizarsus contenidos y construir con ellos un co-nocimiento que además luego puedan co-municar. . .

Porque tras la práctica de la lectura hayalgo más, difícilmente mensurable, pero tanbásico que no he podido sino dejarlo para elfinal. La lectura (al lado de la influencia delos padres, de los buenos profesores) formaen la construcción de una articulación inte-lectual. Hacia el interior: en la forma en quese organizan nuestros mundos conceptualesy sensibles, en el modo en que integramosen conjuntos coherentes las miríadas de re-tazos del universo que nos rodea. Hacia el

Para aprender a leer hay que leermucho (como para montar enbicicleta, o para nadar, hay quehacerlo mucho).

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Las señalesARTÍCULO : : CECIL IA LAVALLEARTÍCULO : : CECIL IA LAVALLEARTÍCULO : : CECIL IA LAVALLEARTÍCULO : : CECIL IA LAVALLEARTÍCULO : : CECIL IA LAVALLE

on como las moscas. Cuando aparecen,están por doquier. Y, a menudo, se sue-le hacer lo que se hace con las moscas:las ignoramos o, peor, nos convence-mos de que no molestan.

Me refiero a las señales. A esos avisos quenos pone la vida arriba, abajo, enfrente, alre-dedor, para advertirnos, para avisarnos, paracuidarnos. Y me refiero, también, a lo muchoque con frecuencia las ignoramos.

Ahí estaba yo, sentada en la sala de esperade un aeropuerto, cuando fue inevitable le-vantar la vista y mirar a la pareja que estabafrente a mí.

Y no porque él fuera un hombre joven yguapo (que lo era), con aires de actor de tele-novela (y en una de ésas lo era). Y no porqueella fuera una mujer joven y bella (que lo era),vestida como modelo de revista (y en una deésas lo era). Sino porque discutían en voz alta.

Con voz de niña que quiere un carameloantes de la comida, ella le decía que estabamolesta porque la había tratado como unaidiota al depositar el equipaje. Y él, con eltono que usan quienes se creen dioses delOlimpo, entre condescendiente y a punto delanzar un rayo, le respondía que no era cierto,que él no había dicho nada.

Con la cabeza ladeada, como niña que noquiere ser regañada, ella insistía en que no eralo que él había dicho, sino en cómo lo habíadicho, que por el tono y el gesto que puso ensu cara le quiso decir que era una imbécil.

Y él, sin bajarse medio milímetro de supedestal, le contestaba irónico “¿¡Qué!?¿¡Ahora resulta que eres adivina, que sabeslo que quiero decir!?”

Sí, ahí estaban las señales como moscas.Ahí estaban volando alrededor de la jovenpara advertirle que el tipo que tenía al lado latrataba mal y la consideraba un ser muy infe-

Srior a él.

Y también ahí estaba ella ignorando lasseñales, haciendo caso omiso a lo que perci-bió con toda claridad, y negando que su ado-nis era en realidad un macho de pies a cabeza.

Porque más allá del motivo de la discusión,en realidad el hombre la estaba tratando condesprecio. Ignoraba y descalificaba lo que ellasentía y, por si fuera poco, casi podría decirque se esmeraba en hacer evidente para laconcurrencia que, en efecto, su acompañan-te no estaba a su altura, era una idiota; pero,era hermosa.

Pensé en lo mucho que sufriría esa bellamujer si insistía en no mirar las señales, si seempeñaba en desmentir sus percepciones,sus sentimientos.

Pensé en el daño que se nos ha hecho a lasmujeres al ser formadas para asumir que nues-tros galanes son como dioses del Olimpo quehay que tratar con veneración.

Pensé en lo importante que es que las mu-jeres identifiquen con toda claridad la vio-lencia emocional. Una violencia que dejaenormes moretones en la autoestima.

Pensé en el daño que se hace a las personasal educarles para descalificar sus percepcio-nes, para desoír lo que su intuición les dice,para callar su voz interior.

La discusión terminó con un: “No me vuel-vas a decir eso, porque te doy una bofetada”,dijo él, rió y le plantó un beso. Ella rió tam-bién y respondió al beso.

Y yo me quedé helada mirando señales depeligro por todas partes, mientras la bellamujer flotaba como si el amor la cobijara.

Cecilia Lavalle. Periodista y feminista en Quin-tana Roo, México, e integrante de la Red In-ternacional de Periodistas con Visión deGénero. [email protected]

exterior: en la forma en que aprendemos ajerarquizar, sopesar y modular lo que hemosatesorado dentro, para transmitírselo ao t r o s .

La práctica de la lectura entrena en la co-municación con el otro, tanto como formainteriormente: leer (ficción o ensayo, un li-bro de cocina o una guía) es hacerse momen-táneamente otro, es percibir en propia carnelos esfuerzos con los que un autor ha tratadode trasmitirnos las desdichas de dos aman-tes o la elaboración de un plato delicado. Yel autor se ha dirigido, salvando a veces abis-mos de tiempo y espacio, a la idea que teníade sus lectores. En el choque entre el lectorsoñado por el autor y nuestras reales expec-tativas lectoras es donde surge la tensión dela apropiación intelectual.

Leer es pactar, más que recibir.Y eso es básico hoy en día: cada vez más.

A diferencia de los medios tradicionales, laInternet es un canal que va de muchos haciamuchos: el ciudadano de la red es tanto unreceptor, un usuario de informaciones, comoun emisor, un creador de mensajes destinadoso a una persona (correo electrónico), a ungrupo (listas de distribución), o al público(webs, páginas personales). Hoy se rehacenempresas enteras sobre la base de la gestióndel conocimiento, que no es otra cosa que elreconocimiento de que lo básico es lacirculación del saber entre sus miembros. Yla práctica de la lectura no es sólo un entre-namiento para la comprensión, para la deco-dificación, sino la base más firme para la co-municación con otros.

A modo de preludio

Ahora sabemos que quienes, desde el siste-ma educativo y las editoriales, desde los ho-gares y bibliotecas luchaban por la lectura,estaban también trabajando por la sociedadde la información y del conocimiento: antesde que existiera.

La sociedad en su conjunto tiene que de-fender la práctica extensa y gozosa de algoen lo que ya no nos jugamos sólo lapervivencia cultural, sino la entrada en lasociedad del mañana.

Esto no es una conclusión. Esto es -debe-ría ser- el comienzo de algo muy grande.Como el soñador de Lovecraft, hemos des-cubierto que la ciudad mítica y dorada queperseguimos se encuentra ya ante nuestrosojos, la poseemos. Ya tenemos la llave deplata.

Usémosla.

© 2000 José Antonio Millán http://jamillan.com y Federación de Gremios deEditores de España http://www.federacioneditores .org/

Pensé en lo mucho que sufriría esa bella mujer si insistía en no mirar lasseñales, si se empeñaba en desmentir sus percepciones, sus sentimientos.

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8 8 8 8 8 | LETRAS ~ CAMBIO DE MICHOACAN SÁBADO 12 DE DICIEMBRE DE 2015

El objetivo de la cienciaPOR FAUSTO PONCEPOR FAUSTO PONCEPOR FAUSTO PONCEPOR FAUSTO PONCEPOR FAUSTO PONCE

En medio de una serie de adelantos científi-cos y tecnológicos que van desde la inteli-gencia artificial hasta el trabajo de clonacióny células madre, la novela de Mary W. Shelley(Frankenstein, de 1818) parece haberse es-crito ayer.

La idea del hombre como un ser capaz deusar la ciencia para desafiar su condición finitay convertirse en Dios, queda perfectamenteplasmada en la película Victor Frankenstein(EU-2015), dirigida por Paul McGuigan.

Lo anterior no quiere decir que sea una cin-ta estupenda, de hecho es una películapalomera, entretenida si uno decide aceptarlas convenciones que la ficción plantea parano llegar a lo absurdo.

La película da cuenta de la relación entre eldoctor Victor Frankenstein (James McAvoy)y su asistente Igor (Daniel Radcliff); el prime-ro, un estudiante rebelde, ambicioso y conheridas emocionales que lo llevan a la mega-lomanía, a la genialidad y a la autodestrucción.El segundo, un sujeto deforme, con autoestimabaja pero con una inteligencia prodigiosa.

Igor, que en un principio no sabemos sunombre, es un fenómeno de circo que sirvepara que los payasos se burlen de él y los es-pectadores se rían a sus costillas… Claro, esun hambriento estudiante autodidacta demedicina y de vez en cuando sus servicioscomo galeno son requeridos entre sus com-pañeros .

Durante una función, una hermosa trape-cista de quien Igor está enamorado (JessicaBrown Findlay) sufre un accidente. Igor seacerca a ayudarla pero también llega otro jo-ven que dice ser doctor (Frankenstein). En-tre ambos salvan a la chica.

En este encuentro, Frankenstein se da cuen-ta de que el “hombre” que tiene enfrente esun diamante en bruto, que sólo necesita creeren sí mismo. Así que decide ayudarlo y libe-rarlo del yugo del “malévolo” empresarioteatral .

Una vez en libertad, Igor se dará cuenta queFrankenstein lo necesita para un ambiciosoproyecto relacionado con la vida y la muerte,y deberá enfrentar los pormenores de su li-

bertad y las demandas de Frankenstein.Por su parte, éste deberá a su vez enfren-

tarse a la autoridad moral —encarnada por supadre (Charles Dance) y por el inspectorTurpin (Andrew Scott), quien piensa que losplanes del doctor son contra natura—, a supropio ego, que le incita a creer que es un Dios,y a las despiadadas ambiciones del “capital”.

Los conflictos entre los personajes consi-guen engancharnos; sin embargo, no se de-sarrollan de manera satisfactoria. Todossalvo Frankenstein son unidimensionales, locual resta fuerza a la trama, sin mencionardiversas situaciones que rayan en lo invero-símil (dentro de la misma ficción).

Victor Frankenstein es sólo una cintaentretenida que nos hará olvidarnos del mun-do por unos minutos.

El lado siniestro de Johnny DeppPOR LUCIANO CAMPOSPOR LUCIANO CAMPOSPOR LUCIANO CAMPOSPOR LUCIANO CAMPOSPOR LUCIANO CAMPOS

Johnny Depp nunca se había visto tan sinies-tro como en Pacto criminal (Black Mass).

Su actuación es sobrecogedora e intimi-dante como toda la cinta dirigida por Scott

Cooper que relata la violentísima trayecto-ria criminal de un capo en Boston en las dé-cadas de los 70.

Basada en un hecho real, la historia es elretrato de un sicópata que mostraba desdesu desconcertante heterocromía un distan-ciamiento con la normalidad, una alteracióngenética que parecía haberlo permeado atodo él haciéndolo un ser especial, un delin-cuencialmente especial con una completafalta de escrúpulos para mantener el control.

Aunque el relato es muy similar a otros degánsteres de barrio éste sobresale por la ac-tuación de Depp, la mejor que ha ofrecido enaños, en el papel del temible James “Whitey”Bugler un mafioso que va por el mundo comoun cadáver viviente, rodeado de muerte ydestrucción.

Su sola aparición es terriblemente incómo-da. La sonrisa cruel y la mirada perdida re-fieren a un hombre regido por otros valores,con absoluta insensibilidad

Bugler es un capo pero también un hom-bre de negocios y establece una peligrosaalianza con un agente del FBI, su amigo de lainfancia, con el que intercambia favores yconfidencias para avanzar en el resbaladizonegocio de las drogas y la extorsión.

El guión basado en el libro de Dick Lehr yGerard O’Neill presenta con detalles íntimoslas negociaciones entre los tipos más bajosde ambos bandos de la ley que buscan pros-perar a costa de la sangre ajena. Pacto Crimi-nal es un retrato entre miles que hay en lascatacumbas del bajo mundo pero con la pre-sentación de actores interesantísimos de undrama condenado a la tragedia.

Todo en Pacto criminal es abrumador. Eldirector Cooper creó una atmósfera sombría,carente por completo de humor, donde lostipos malos transitan como en túneles negrosde ratas. Se cruzan en la calle con transeúntesajenos a sus aviesas intenciones pero pareceque su aura de muerte los aleja de todo.

La música de Tom Holkenborg es de unabelleza excepcional. Los acordes de cuerdasaportan un matiz depresivo a una historia quede por sí mueve a la desesperanza.

Pacto criminal es una cinta tensa y brillan-te. Una de las mejores producciones sobre laviolencia urbana en los últimos años.

Monstruos y criminalesRESEÑAS RESEÑAS RESEÑAS RESEÑAS RESEÑAS :: Cine y televisión.

Victor Frankenstein, dirigida por Paul McGuigan.

Johnny Depp en Pacto criminal.