León Cano, José_Ofidio

download León Cano, José_Ofidio

of 10

Transcript of León Cano, José_Ofidio

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    1/10

    Ofidio

    Un original de

    José León Canobasado en una idea

    de H. P. Lovecraft

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    2/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    Quien haya reflexionado sobre el horror que la generalidad de losseres humanos sienten hacia las serpientes, habrá llegado, sin duda,

    a conclusiones poco satisfactorias. Ese horror no nace tanto de lapeligrosidad mortal de los ofidios (puesto que hay otros muchosanimales venenosos sobre la tierra que no inspiran tan horrendosescalofríos) como de esa oscura impresin de seres !esencialmenteotros" que provocan. #u fría viscosidad, la sensacin maligna queproducen sus movimientos ondulantes, la insondable mirada de suso$os sin párpados, mucho más venenosa que el propio veneno deestos seres, todo ello y qui%á la premonicin de que solo espíritusabyectos pueden animar a cuerpos tan repulsivos, hacen que baste lamencin de su nombre para que un sentimiento de recha%o absoluto

    na%ca de nuestra memoria más antigua. &o es extra'o, por tanto,que aquellas culturas cuyo contacto con la naturale%a es más directoque la nuestra consideren la muerte por picadura de serpiente comola más terrible de las maldiciones.ay, sin embargo, vie$as leyendas ama%nicas que atribuyen a lasserpientes la capacidad de crear un horror todavía más profundo queel de la muerte, una maldicin tan abyecta, que la propia idea de lamuerte constituye, para sus presuntas víctimas, una liberacin.eterminadas serpientes dotadas de poderes oscuros, tal ve%procedentes de lbregos universos, podrían llegar a transformar la

    naturale%a física de los hombres en algo de abominables y viscosascaracterísticas, algo cuya visin derrumbaría para siempre la fortale%ade los espíritus más enteros.*or supuesto, siempre había considerado que mi mente estabaasentada en slidas bases racionalistas y me negaba, por principio, acreer en este tipo de leyendas. #igo negándome, incluso despu+s dehaber sido testigo de lo que a continuacin contar+, pero ya soymenos proclive a negar la existencia de espantosas fuer%assobrenaturales. , por decirlo de otro modo, empie%o a creer que lasllamadas !leyes de la naturale%a" no son tan claras, concretas y

    definitivas como convendría a la tranquilidad de nuestro ánimo. *ordesgracia, en este mundo que nos ha tocado vivir pueden operarelementos subterráneos, energías malditas que solo rara ve% aflorana la superficie de la realidad y cuya existencia todavía permaneceignorada para la mayoría de los seres humanos, gracias a lospiadosos oficios de los dioses.&o es este, lamentablemente, mi caso. -o !s+". e visto, heolfateado, he sostenido su mirada atro%, he advertido los rasgosespantosamente humanos de aquella criatura reptante... - cadanoche, antes de acostarme, lamento carecer de conviccionesreligiosas. *ues, si así fuera, recaería con todo el ardor de mi cora%npara no volver a verla en mis frecuentes pesadillas.

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    3/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    #oy etnlogo. e apasiona el estudio de aquellos pueblos americanosque todavía conservan ciertos rasgos de las culturas precolombinas./lmaceno en mi memoria y en mis archivos las leyendas de estos

    indios con la uncin de un devoto. 0racias a esa pasin cono%co mássobre Quet%alcoalt, el ios #erpiente, que cualquier otro investigadorcontemporáneo. #+, por tanto, que este dios, generalmente benigno,no siempre tiene manifestaciones positivas. *or el contrario, a vecesadopta el nombre de 1aloth y entonces se muestra como un padreterrible, dispensador de los castigos más horrorosos a quien maltratea cualquiera de sus hi$as, las serpientes comunes. 2o que desconocíaera que esa leyenda pudiera llegar a plasmarse realmente, qui+n sabepor medio de qu+ ominosos mecanismos, hasta materiali%ar suhorrenda carga punitiva en las repulsivas características de una

    criatura viva. 2o desconocía hasta que, siguiendo el rastro ofrecidopor ciertos rumores y confidencias, llegu+ hasta el hospital de 3...(me niego a revelar su nombre), situado en uno de los 4ltimosenclaves civili%ados, a orillas del /ma%onas.Expuse al doctor os #antos, director del hospital, el motivo de mipresencia. 2a carta de presentacin de un influyente persona$e de laregin me facilit las cosas. *ocas personas, incluso dentro delhospital, conocían la existencia de !aquello", así que os #antos sesorprendi de que, aunque confusas, hubieran llegado noticias hastamí. 5enía un aspecto ce'udo y preocupado. Era evidente que la

    existencia de un ser tan inquietante en la institucin que dirigía leestaba produciendo un indisimulable estado de ansiedad, incluso deangustia, a $u%gar por el tono grave con que me hablaba.6&o sabemos qu+ hacer con +l 6me di$o6. 5al ve% lo más correctofuera darle muerte, pero nadie se atreve a tanto. e momento lotenemos encerrado.anifest+ mis deseos de verlo de inmediato y, aunque de mala gana,accedi, no sin antes hacerme $urar que, al menos durante un largotiempo, no diría a nadie una sola palabra del caso.62os indígenas 6a'adi a modo de $ustificacin6 son muy

    supersticiosos. 5emo que si lo supieran, el pavor pudiera empu$arles areali%ar acciones violentas. Es mucho me$or para todos que se guardeel secreto más absoluto.2e di toda clase de seguridades de que, al menos mientras elmonstruo estuviera con vida, mis labios permanecerían sellados comouna tumba. #lo entonces, y haciendo un esfuer%o considerable paravencer ciertas resistencias psicolgicas que en aquellos momentos meparecieron excesivas, accedi a acompa'arme hasta los stanos. #ediría que un horror indecible le inducía a permanecer sentado7 quelevantarse, coger el mano$o de llaves y abrirme camino hacia elsubterráneo constituía una prueba muy dura para su alteradaemotividad. &o lo comprendía entonces, y me pareci que tenía que

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    4/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    v+rmelas, en la persona de os #antos, con un individuo proclive aldesequilibrio. /hora, por el contrario, pienso que tal ve% hubiera sidome$or para mi propia serenidad no ba$ar aquellas escaleras,ahorrarme la visin que tuve que soportar y desconocer la ominosa

    historia que conocí de sus labios, tr+mulos por su pavor nada fácil dedominar.

    8na ve% llegados a una apartada sala del stano, os #antos levantuna trampilla del suelo y comen%amos a descender innumerablesescaleras, apenas iluminadas por una deficiente instalacin el+ctrica,alimentada por un rudimentario generador de diesel. 2as bombillasdaban una lu% anaran$ada y mortecina, pero agrade%co al destinoesta circunstancia, pues con mayor lu% hubiera visto del todo losalucinantes rasgos de la criatura. - pese a ello, despu+s de haber

    visto lo que vi, dudo mucho de mi capacidad de aguante para ciertascosas.9omenc+ a notar un tufo muy extra'o, a la ve% dul%n ynauseabundo, al final de las escaleras, frente a una puerta metálica,de grosor considerable, que solamente podía abrirse, tras accionar elmecanismo de tres complicadas cerraduras, desde la parte dondeestábamos. os #antos abri la puerta, dando claras muestras de larepulsin que tal accin le producía.2o que seguía a continuacin no era la celda, sino un largo y estrechopasillo, en cuyo final se veía otra puerta de características id+nticas, a

    no ser porque en su parte superior había un peque'o agu$erodefendido por gruesos barrotes. / medida que avan%ábamosaumentaba el asqueroso olor, y puede advertir que la repulsin delmismo procedía de ciertos matices difíciles de definir, pero cuya sutilviscosidad se adhería a la pituitaria con tal fuer%a que prometía unalarga permanencia en ella. Era un olor h4medo y, como he dichoantes, viscoso, que sugería a la ve% la fuer%a de la vida y la de laputrefaccin... En cualquier caso, se trataba de algo muy difícil desoportar y que ponía en guardia a las fuer%as primordiales del instintofrente a la fuente de tales emanaciones.

    -o veía que ante mí os #antos andaba inseguro. *ese a tratarse deun hombre corpulento y de aspecto imponente, hubiera $urado quelas piernas le temblaban. e pronto vacil, se apoy en la re%umantepared del pasillo, y acab volviendo su alterado rostro hacia mí.Entonces di$o:6Es usted quien tiene deseos de verlo, no yo. is deberes comoanfitrin terminan aquí. e niego a dar un solo paso adelante. *ero lede$o el camino libre, si tiene valor para continuarlo. -o le esperar+aquí. *rocure no tardar demasiado.9onfieso que me impresion su actitud y que, por un momento, vacil+yo tambi+n. *ero pudo más mi curiosidad y mi deseo de no quedarante sus o$os como un cobarde. /sí que me arm+ de valor y continu+

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    5/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    solo el resto del pasillo.3ecuerdo que mis pasos resonaban en la penumbra silenciosa, perono sabría decir si el escucharlos me daba ánimos o me acobardaba.i vista estaba fi$a en el agu$ero de los barrotes, que se acercaba

    cada ve% más. ;altarían unos siete o die% metros para llegar a lasegunda puerta cuando escuch+ un ruido que no procedía de mispasos y que tuvo la virtud de detenerlos y de acelerar el latido de micora%n. Escuch+ una serie de silbidos agudos, largos, siseantes,id+nticos a los de las serpientes de cascabel pero más potentes y,cosa verdaderamente extraordinaria, con unos registros que merecordaron los de la vo% humana. abía algo escalofriantementefamiliar en aquellos silbidos y a la ve% anormalmente extra'o, comosi un ni'o tratara de imitar el lengua$e de las serpientes o como siuna serpiente se esfor%ara (si ello fuera posible) en imitar los

    gemidos de un anciano moribundo. 2a parte del cuerpo que pude llegar aentrever ofrecía un aspecto espelu%nante... /lgo que reptaba condificultad, arrastrándose con movimientos ondulatorios, querecordaba a una improbable figura humana carente de osamenta...&o s+ cmo pude resistir aquella visin sin caer al suelo desmayado,ni de dnde logr+ reunir la suficiente presencia de ánimo paracontinuar observando. *ero así lo hice, y pude darme cuenta de quesu tama'o era algo inferior al de un hombre, que su desnude% eracompleta y que carecía de vello en toda la superficie de su escamosapiel. e llam la atencin de modo particular su cabe%a plana, la

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    6/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    carencia de cuello, la estreche% de sus hombros, casi pegados a lasore$as diminutas. *ero aquella cosa semoviente no de$aba demirarme con un manifiesto sentimiento de helada hostilidad, altiempo que silbaba y silbaba de esa forma insoportable que antes he

    descrito. &o lamento haberme apartado casi de inmediato de losbarrotes, aunque ello redunde en menoscabo de una descripcin másminuciosa del monstruo. abía visto más que suficiente. /part+ lacara horrori%ado, y ya no me import en absoluto lo que os #antospudiera pensar acerca de mi escasa capacidad de aguante, ya quecorrí a su encuentro temblando, y ambos nos apresuramos a escapardel lbrego subterráneo, del hedor nauseabundo (que sin embargoiba a impregnar mi piel y mis ropas durante varias horas) y de losamena%adores silbidos con que el repulsivo prisionero nos despedía.

    8na ve% en su despacho, el director, para calmarme, me ofreci uncigarrillo. is nervios estaban alterados. i varias bocanadas, pero elhumo me sabía al aliento f+tido que se respiraba en la %ah4rda. 2oarro$+, bebí un vaso de agua y me apoltron+ lo me$or que pude en elsilln que os #antos me ofrecía. 9on bastante dificultad logr+rela$arme un tanto. *ude escuchar entonces de sus labios la historiaque transcribo a continuacin, mientras el fuga% crep4sculo deltrpico daba paso a la noche.

    *edro 0uirao y su esposa, 0loria 9abral 6comen% el doctor os

    #antos su narracin6 eran una de tantas pare$as empu$adas por lamiseria hasta la selva ama%nica cuando, para aliviar la crisiseconmica, el gobierno dio facilidades a todos los que quisieranestablecerse como colonos rescatando tierras cultivables a golpes demachete. /l principio, *edro se había resistido a tomar esta decisin,pese a las intolerables condiciones de vida que imperaban en lossuburbios de #ao *aulo, donde con grandes esfuer%os lograbanapenas sobrevivir, por el miedo cerval que desde siempre le habíaninspirado las serpientes. /l parecer, una vie$a mulata medio bru$a lehabía vaticinado, cuando era ni'o, que moriría a causa de ellas. *ero

    la resolucin de 0loria fue más fuerte que el pánico de su compa'ero,y acab convenci+ndole.2evantaron una peque'a casa de madera en los terrenos asignadospor el gobierno, a unos cuatro ?ilmetros del poblado, y comen%aronuna vida de labradores y gran$eros que, aunque dura, a causa de lasagobiantes condiciones climatolgicas, les permitía comer todos losdías. / 0loria le parecía, con mucho, preferible a la que hastaentonces habían llevado en la ciudad. isponían, al menos, de unacasa, y no de una miserable chabola de ho$a de lata y cartn. *edro,sin embargo, tenía sus dudas. El miedo a las serpientes se le habíatransformado en una aut+ntica obsesin. ebía enfrentarsediariamente a los horrores de la selva, y sus encuentros con

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    7/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    serpientes, aunque fueran a distancia, eran, desgraciadamente,mucho más frecuentes de lo que su carácter hist+rico podía tolerar.9uando tenía lugar uno de estos encuentros regresaba a casadespavorido y, tras cerrar a conciencia puertas y ventanas, se metía

    en la cama temblando y se negaba a salir de ella hasta que lanecesidad le obligaba a hacerlo.5al estado de cosas no podía continuar durante mucho tiempo. *orfortuna, en una de sus incursiones a la selva logr establecercontacto con los @elotes, una tribu que, pese a sus relaciones con losblancos, seguía manteniendo en buena parte sus ritos, tradiciones ycostumbres. #e trataba de un pu'ado de indios, amistosos ypacíficos, que le acogieron cordialmente en su poblado. uatemoc, elvie$o hechicero, advirti la sombría inestabilidad de su carácter yadivin la causa. !5en cuidado con 1aloth, el ios #erpiente 6le di$o

    6. El miedo que te dan todas las serpientes es una advertencia suya.ebes respetarlo y no encender nunca su furor. *ero yo har+ unamagia para ti. 9errar+ tu círculo, y las serpientes no volverán amolestarte en mucho tiempo."

    *or supuesto, estos datos los conocía el doctor os #antos porreferencias de terceras personas, y no estaba en condiciones deasegurar que fueran enteramente ciertos. /l parecer, el hechiceroindic a *edro 0uirao que permaneciera de pie, en el centro delpoblado, y acto seguido convoc a toda la tribu. 2os indios se

    sentaron a su alrededor, formando un amplio círculo, y comen%aron aentonar una serie de misteriosas salmodias, al tiempo que uatemocdaba vueltas en torno suyo, en el sentido contrario al de las agu$asdel relo$, mientras su$etaba por la cabe%a, con la mano i%quierda, unaserpiente de cascabel viva. /l completar la doceava vuelta deposit alofidio a los pies de *edro, a quien un miedo absoluto, en aquellosmomentos, estaba a punto de hacerle perder la ra%n. bedeci, sinembargo, a uatemoc y pudo soportar, gracias a los ánimos que +stele infundía, toda la prueba sin mover un m4sculo. 2a serpiente, trasvarios minutos de inmovilidad, levant la cabe%a. *edro ba$ la suya.

    8n sudor frío le nublaba los o$os. #u naturale%a le incitaba a escaparcon la celeridad de un resorte. *ero hacerlo significaba la muerte, yaque el animal estaba sin duda tan aterrori%ado como +l y no dudaríaen saltar y morderle al menor movimiento. #e prolong la indecibleangustia varios minutos más, al tiempo que la tribu entera repetíacierta oscura frase con machacona insistencia y uatemocpermanecía fi$o ante +l, mirándole sin pesta'ear y con los bra%oscru%ados. ;inalmente, el reptil pas ro%ando lentamente sus piesdesnudos. 2a sangre se le hel, pero aquella viscosa caricia tuvo unfin. Entonces el círculo de los nativos se deshi%o, y de esta formapudo la serpiente huir hacia la selva.!/hora 6di$o uatemoc6, la serpiente le dirá a 1aloth que le

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    8/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    respetas, y +l cuidará de que ninguna de sus hi$as se acerque a ti."

    espu+s de aquel incidente con los indios *edro perdi en parte sumiedo a las serpientes y pudo adaptarse me$or a su nueva vida. *ero

    0loria no sabía nada de lo ocurrido. 8na tarde vio, deba$o de un árbolcercano a su casa, un nido de serpientes de cascabel. 5res peque'ascrías, repulsivamente blancas, estaban enroscadas entre sí,esperando la llegada de su madre. /l verlas tan cercanas a la casa,0loria record los terrores de su marido. Quiso evitar que esosterrores se reprodu$eran, ahora que al fin parecían marchar me$or lascosas, y a tal fin cogi una piedra de gran tama'o y las fue matandouna a una, aplastándolas con su peso. 2as crías de serpiente, a4n convida, se retorcían sanguinolentas, con los intestinos despeda%ados, yun brillo maligno asom a los o$os de la mu$er. /quellos animales

    inmundos, pens, no llegarían a molestar $amás a *edro.9ompletaba 0loria su labor destructora, aplastando a los peque'osseres con el pie, sin percatarse de que era observada por *edro, queen aquellos momentos regresaba del traba$o diario. /l darse cuentade su presencia tap apresuradamente la carro'a con un poco detierra y se dirigi a su encuentro. *ero *edro había visto todo lo quehi%o. #e acerc al nido, contempl los cadáveres retorcidos y noreaccion, en contra de lo que 0loria esperaba, con una de sushabituales crisis hist+ricas. Esta ve% la contemplacin de lasserpientes muertas le inspir otros sentimientos más profundos, pero

    no menos terroríficos. 8na densa sombra entenebreci su rostro.6=esgraciada> 6di$o6. =ataste a sus hi$as> /hora 1aloth no tendrápiedad de nosotros... -a no hay esperan%a para ti ni para mí.0loria trat de $ustificar su accin, recordándole que era la obsesinserpentina de *edro la que le había empu$ado a obrar así. *ero *edrose sumi en un hondo mutismo y nada le repuso. 3egresaron ambosa su casa con las primeras sombras de la noche. En vano trat 0loriade hacer hablar a su marido, de suplicarle que olvidara lo sucedido,de hacerle ver que la cosa no tenía importancia alguna.65odavía no has comprendido 6habl al fin *edro6 que estamos

    condenados. 1aloth vendrá y te convertirá en serpiente. / mí mematará...*ermaneci *edro sentado en una silla, mirando a las estrellas atrav+s de la ventana. 0loria se sent a su lado intentando consolarle,pero acab contagiada de su mutismo. e ve% en cuando lloraba ensilencio, compadeci+ndose de la locura de su marido. 2a luna llenaapareci sobre los árboles y *edro pens en el gran o$o helado de1aloth, sediento de vengan%a, a quien nada pasaba desapercibido.

    6/sí me contaron lo sucedido 6apostill el doctor os #antos6.Qui%á las cosas ocurrieran de otra manera. *ero estoy en condicionesde asegurar, a $u%gar por todos los indicios, que lo esencial de la

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    9/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    historia es verídico. espu+s de aquella noche hubo testigos quellegaron a recoger algunas frases terribles de 0loria, cuando a4n nohabía perdido por completo la capacidad de pensar.3ogu+ al doctor que continuara su relato. *arecía resistirse a hacerlo.

    El sudor perlaba su frente. #e mostraba inquieto, y yo mismo loestaba, hasta el punto de que el más nimio ruido del exterior mesobresaltaba y me hacía pensar de inmediato en el l4gubre habitantede los subterráneos. #in embargo, os #antos continu:

    / 0loria acab rindi+ndola el cansancio y se meti en la cama. 5ardmucho en conciliar el sue'o, atormentada por los remordimientos ypor el lamentable estado en que había de$ado a su marido, sentado $unto a la ventana y con la expresin del horror más espantosograbada en el rostro. #e durmi al fin, pero su sue'o dur poco, ya

    que al cabo de unos minutos fue despertada por un ruido siseante ycontinuo. *ens que era el viento, tal ve%, y volvi a dormir. 9reypercibir, entre sue'os, algo pesado y sofocante sobre su cuerpo.2uego, el siseo aument hasta hacerse intolerable y recuper degolpe la conciencia. 2a habitacin estaba muy difusamente iluminadapor los rayos indirectos de la luna, pero había la lu% suficiente paraque llegara a ver multitud de seres reptando por el suelo, subiendoincluso por las patas de la cama hasta ro%ar las plantas de sus pies.=2a casa estaba invadida de serpientes de cascabel>

  • 8/17/2019 León Cano, José_Ofidio

    10/10

    Digitalizado por kaparina para !iblioteca"irc en #eptiebre de $.%%&'ttp())biblioteca.d$g.co

    interrumpir:6B- qu+ le ocurri a *edro 0uiraoC B9mo podría explicarse losucedidoC69abe una explicacin, aunque me temo que es más terrible que los

    mismos hechos. *edro, o me$or dicho, lo que quedaba de *edro,tambi+n fue encontrado a la ma'ana siguiente...8nos compa'eros de traba$o acudieron muy temprano a casa de*edro 0uirao para que, como de costumbre, les acompa'ara.Quedaron intrigados, ante la puerta, por la presencia de un olornauseabundo, penetrante... 9uando la atravesaron se les hi%oevidente la magnitud de aquel horror. El cadáver de *edro,descuarti%ado, fue hallado a los pies de la cama. / su lado seencontraba el hacha, llena de sangre. *or el suelo aparecían loscuerpos de varias serpientes de cascabel aplastadas. - tambi+n

    estaba, reptando, silbando, con los o$os en blanco, lo que en otrotiempo había sido 0loria 9abral.6B2o que !había sido" 0loria 9abralC6#í... 9uando llegaron aquellos traba$adores todavía conservaba unasomo de lucide%. 2uego la perdi por completo. 9omo perdi elcabello hasta desaparecerle del todo. El proceso de su transformacinfue lento, degradante, repulsivo... #u piel fue cubri+ndose deextra'as manchas negras, y al morir...Ebrio de horror como estaba, no dud+ en interrumpirle de nuevo:6BQuiere decir que muriC Entonces, !eso" que está ahí aba$o,

    encerrado en el stano...El doctor os #antos, con la garganta seca, hi%o un 4ltimo esfuer%o:6!Eso" que está ahí aba$o es lo que pari 0loria 9abral nueve mesesdespu+s. &acieron otras dos criaturas que usted se ha librado delhorror de ver. Eran mucho más repugnantes, pero no lograronsobrevivir.

    Escuch+ entonces, con toda nitide%, un profundo silbido. &o logr+descubrir su procedencia. e consuelo pensando que tal ve% fuera elviento. qui%á, simplemente, un desenfrenado producto de mi

    imaginacin.