Lecturas Grabadas Clase 1 Poesías

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Alejandra Pizarnik La lucidez es un don y es un castigo. Está todo en la palabra. Lúcido viene de Lucifer el arcángel rebelde, el demonio. Pero también se llama Lucifer el lucero del alba, la primera estrella, la más brillante, la última en apagarse. Lúcido viene de Lucifer y Lucifer viene de lux y de ferre, que quiere decir el que tiene luz, el que genera luz, el que trae la luz que permite la visión interior. El bien y el mal, todo junto. El placer y el dolor. La lucidez es dolor y el único placer que uno puede conocer, lo único que se parecerá remotamente a la alegría será el placer de ser consciente de la propia lucidez, el silencio de la comprensión, el silencio del mero estar. En esto se van los años. En esto se fue la bella alegría animal. La cura de la sombra Arto Melleri El que no posee una sombra en su interior una sombra a la que uno pueda retirarse de la multitud humana una sombra, una penumbra, un manantial secreto que murmure pacíficamente un manantial cuyas aguas curen la fiebre del alma se encuentra desamparado en el desierto, cegado por el sol, condenado a creer en todo espejismo y la arena del desierto cambia constantemente de forma, la ciudad, desaparecida del mapa, seguirá igual de alejada El que no posee una sombra, una penumbra, un manantial secreto un manantial cuyas aguas curen la fiebre del alma… Desgraciado aquel que no tiene una sombra en su interior. José Ingenieros La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espíritu. No se nace joven, hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal, no se adquiere.

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  • Alejandra Pizarnik

    La lucidez es un don y es un castigo. Est todo en la palabra. Lcido viene de

    Lucifer el arcngel rebelde, el demonio. Pero tambin se llama Lucifer el lucero

    del alba, la primera estrella, la ms brillante, la ltima en apagarse. Lcido

    viene de Lucifer y Lucifer viene de lux y de ferre, que quiere decir el que tiene

    luz, el que genera luz, el que trae la luz que permite la visin interior. El bien y

    el mal, todo junto. El placer y el dolor. La lucidez es dolor y el nico placer que

    uno puede conocer, lo nico que se parecer remotamente a la alegra ser el

    placer de ser consciente de la propia lucidez, el silencio de la comprensin, el

    silencio del mero estar. En esto se van los aos. En esto se fue la bella alegra

    animal.

    La cura de la sombra

    Arto Melleri

    El que no posee

    una sombra en su interior

    una sombra a la que uno pueda retirarse

    de la multitud humana

    una sombra, una penumbra, un manantial secreto

    que murmure pacficamente

    un manantial cuyas aguas curen

    la fiebre del alma

    se encuentra desamparado en el desierto,

    cegado por el sol,

    condenado a creer

    en todo espejismo

    y la arena del desierto cambia

    constantemente de forma,

    la ciudad, desaparecida del mapa,

    seguir igual de alejada

    El que no posee

    una sombra, una penumbra, un manantial secreto

    un manantial cuyas aguas curen

    la fiebre del alma

    Desgraciado aquel que no tiene una sombra en su interior.

    Jos Ingenieros

    La juventud no es un tiempo de la vida, es un estado del espritu.

    No se nace joven, hay que adquirir la juventud. Y sin un ideal, no se adquiere.

  • La droga

    Euler Granda

    La ms inofensiva,

    la ms sana,

    la que nunca produjo salpullido a nadie;

    la que hasta ahora que yo sepa

    a nadie le ha pasmado la alegra;

    la pjara,

    la pajarita

    que nos hizo volar sin ser aviones;

    la que a mansalva nos hizo sudar miel,

    quedar absortos

    hasta sacar en conclusin

    que el mundo lo tenamos cogido

    como a una lagartija por el rabo.

    Ese licor,

    o si usted lo prefiere

    esa licora

    que nos hizo espumear sin ser cerveza,

    que nos hizo calor en pleno fro.

    La rica,

    la pura gozadera

    que no daba adiccin

    ni efecto de rebote

    ni sueo dependencia

    y as todo al respecto.

    La bizca,

    la bizcacha,

    la tuerta,

    la tuertacha

    que nos haca ver todo bonito y de colores

    Esa descabellada primavera,

    ese frescor sin nombre,

    ese aroma sin cara,

    esa borracha borrachera

    que nos exacerbaba el apetito

    para que devorramos las fechas y las calles.

    Esa droga, ese placebo

    que no era cocana,

    ni peyote, ni crak, ni L.S.D. ni marihuana;

    esa droga que en nada coincida con un ave

    y sin embargo era ms ave

    que las aves.

  • Esa destartalada,

    esa chcara fruta

    que nos haca sufrir delirios de grandeza,

    alucinaciones, vahdos

    y sin embargo tenamos

    ms salud que los toros.

    Esa recontramuerta,

    esa enterrada viva droga de la juventud.

    Tus hombros soportan el mundo

    Carlos Drummond de Andrade

    Llega un tiempo en que no se dice ms: mi Dios.

    Tiempo de absoluta depuracin.

    Tiempo en que no se dice ms: mi amor.

    Porque el amor result intil.

    Y los ojos no lloran.

    Y las manos tejen apenas el rudo trabajo.

    Y el corazn est seco.

    En vano mujeres golpean la puerta, no abrirs.

    Quedaste solo, la luz se apag,

    pero en la sombra tus ojos resplandecen enormes.

    Eres todo certeza, ya no sabes sufrir.

    Y nada esperas de tus amigos.

    Poco importa la vejez, qu es la vejez?

    Tus hombros soportan el mundo

    y no pesa ms que la mano de un nio.

    La guerra, las hambres, las discusiones dentro de los edificios

    prueban apenas que la vida prosigue

    y no todos se liberaron an.

    Algunos, hallando brbaro el espectculo,

    preferiran (los delicados) morir.

    Lleg un tiempo en que nada se gana con morir.

    Lleg un tiempo en que la vida es una orden.

    La vida apenas, sin mistificacin.

    Sentimento do mundo

  • Cuando llegaste, la biblioteca se llen de pjaros

    Ral Gustavo Aguirre

    Cuando llegaste, la biblioteca se llen de pjaros,

    el sol sali por todas partes a pesar de las gruesas paredes

    y las ventanas con sus fros cristales lechosos;

    surgieron margaritas, crisantemos, sonrientes y humildes

    begonias,

    y en los pisos de pulidos y cerebrales mosaicos

    haba hierbas y lagos muy azules con gndolas y cisnes

    y la Creacin entera se sacudi gozosamente el polvo

    de los siglos acumulados en los negros volmenes

    para cantar conmigo la alegra de tu presencia,

    la fiesta de tu aparicin, el triunfo una vez ms de la vida.

    Pero tus ojos no manifestaron sorpresa, eran serenos y claro

    como a veces el mar:

    sencillamente no sabas el cambio fundamental que habas

    producido,

    y ello se debe a que siempre es as, dondequiera que vayas

    no conoces otro universo, otra estacin, otro lugar, otra morada

    sino esta eterna primavera que por vos vive y en la que vives

    tan suave y fcilmente

    que para qu explicarte lo ocurrido, que antes que vos hubo

    desiertos,

    noches de dura helada, maquinaciones, crmenes,

    caras con doble fondo, miedo, espanto, terror,

    toda la srdida maraa de palabras y de hechos comunes,

    todas las precauciones que deshizo tu pie,

    todo lo que vol con tu sonrisa,

    todo lo que tu voz vir en redondo, cambi en caballo verde,

    en cielo constelado, en llanura infinita,

    y ms all en amanecer,

    y ms all en los grandes das que vivirn los otros,

    y ms all de nuevo tu sonrisa,

    hola, cmo te va, cmo ests tanto tiempo.