LECTURAS EL Atleta Guerrero

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LECTURAS. “EL ATLETA GUERRERO” FEDERACION ENTRERRIANA DE NATACION Ultima actualización 27/07/06 Copyright © 2000-2006 Federación Entrerriana de Natación Durante mi tiempo libre, doy expansión a uno de mis principales hobbies, recorrer los estantes de las librerías porteñas para buscar siempre una pista creativa y de orientación en esos verdaderos cimientos del conocimiento que son los libros. En plena búsqueda, y casi como por obra del destino, leo un título que de inmediato atrajo mi atención: “El Atleta Guerrero”, cuyo autor es un reconocido profesor y gimnasta norteamericano, Dan Millman. Y lo más atractivo del texto es que si bien, esta focalizado en el deporte, parte de la premisa de que las lecciones en el contenidas, son también aplicables para nuestra vida en general, toda vez que deporte y existencia humana, son regidos por las leyes de la naturaleza que se manifiestan en el mundo y en nuestro psiquismo. Al comprender este paradigma de pensamiento, comenzamos a transitar un sendero de armonía con estas leyes. Aprendiendo a aprender, nos entrenaremos con facilidad, nos superaremos con plena seguridad y será más probable un pleno desarrollo de nuestras verdaderas facultades. He aquí las principales premisas contenidas en la obra: Cualquier prueba deportiva, a cualquier nivel (esparcimiento o competitiva) constituye un viaje. Para realizar este viaje necesitamos un buen mapa, un vehículo en buen estado y combustible. La mente humana es el mapa; el cuerpo, el vehículo y las emociones el combustible. “Por tanto el nivel de la actuación deportiva depende exclusivamente de la armonía y equilibrio con que se hayan desarrollado estos tres elementos”, señala Millman. La cadena se romperá siempre por el eslabón más débil. Lo mismo que los antiguos samuráis, armados con su sable, sabían que enfrentarse a una hoja afilada como una navaja de afeitar, de nada sirve la habilidad física, si se distrae la mente o nuestras emociones se hallan perturbadas. Cuando un atleta esta sometido a tensión y presión provoca una disminución de su rendimiento. Chuang Tseu, el sabio chino decía, que cuando un arquero tira para divertirse, está en plenitud de facultades; cuando tira para conseguir una medalla de bronce, se pone nervioso. La lección para el deportista es que en el momento de la competencia (momento de la verdad lo llama Millman), debe relajarse, distenderse mentalmente, pero sin perder la concentración y la mira puesta en la meta a alcanzar. Es decir, dejar que las fuerzas psíquicas y físicas fluyan de manera natural sin presión alguna que entorpezca el rendimiento general, tanto a nivel físico como psíquico. En el entrenamiento, al igual que en la existencia humana, uno se va desarrollando según el nivel de exigencia. Mas exigencia incrementará la preparación general. Pero la exigencia requiere motivación, la motivación a su vez debe tener un sentido (guardar relación con nuestros valores). La exigencia requiere exteriorizar niveles progresivos de dificultad, y además es fundamental la tolerancia del deportista ante el fracaso. “Unas esperanzas irrealistas, hacen un atleta frustrado; el realismo engendra paciencia”, categoriza el autor. Para todos los aspectos de nuestra vida, existe una necesidad de obedecer a un orden preestablecido por las leyes de la naturaleza. Una buena forma de ponderar cuanto acatamos esas leyes es observar la forma en que el atleta valora el entrenamiento. A pesar de los altibajos, si éste se vuelve muy exigente para consigo mismo, comenzará a perder la alegría que tenía al principio como debutante. El atleta natural, desde este punto de vista

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LECTURAS. “EL ATLETA GUERRERO”FEDERACION ENTRERRIANA DE NATACION

Ultima actualización 27/07/06 Copyright © 2000-2006 Federación Entrerriana de Natación

Durante mi tiempo libre, doy expansión a uno de mis principales hobbies, recorrer los estantes de las librerías porteñas para buscar siempre una pista creativa y de orientación en esos verdaderos cimientos del conocimiento que son los libros. En plena búsqueda, y casi como por obra del destino, leo un título que de inmediato atrajo mi atención: “El Atleta Guerrero”, cuyo autor es un reconocido profesor y gimnasta norteamericano, Dan Millman. Y lo más atractivo del texto es que si bien, esta focalizado en el deporte, parte de la premisa de que las lecciones en el contenidas, son también aplicables para nuestra vida en general, toda vez que deporte y existencia humana, son regidos por las leyes de la naturaleza que se manifiestan en el mundo y en nuestro psiquismo. Al comprender este paradigma de pensamiento, comenzamos a transitar un sendero de armonía con estas leyes. Aprendiendo a aprender, nos entrenaremos con facilidad, nos superaremos con plena seguridad y será más probable un pleno desarrollo de nuestras verdaderas facultades. He aquí las principales premisas contenidas en la obra:

Cualquier prueba deportiva, a cualquier nivel (esparcimiento o competitiva) constituye un viaje. Para realizar este viaje necesitamos un buen mapa, un vehículo en buen estado y combustible. La mente humana es el mapa; el cuerpo, el vehículo y las emociones el combustible. “Por tanto el nivel de la actuación deportiva depende exclusivamente de la armonía y equilibrio con que se hayan desarrollado estos tres elementos”, señala Millman. La cadena se romperá siempre por el eslabón más débil.

Lo mismo que los antiguos samuráis, armados con su sable, sabían que enfrentarse a una hoja afilada como una navaja de afeitar, de nada sirve la habilidad física, si se distrae la mente o nuestras emociones se hallan perturbadas.

Cuando un atleta esta sometido a tensión y presión provoca una disminución de su rendimiento. Chuang Tseu, el sabio chino decía, que cuando un arquero tira para divertirse, está en plenitud de facultades; cuando tira para conseguir una medalla de bronce, se pone nervioso. La lección para el deportista es que en el momento de la competencia (momento de la verdad lo llama Millman), debe relajarse, distenderse mentalmente, pero sin perder la concentración y la mira puesta en la meta a alcanzar. Es decir, dejar que las fuerzas psíquicas y físicas fluyan de manera natural sin presión alguna que entorpezca el rendimiento general, tanto a nivel físico como psíquico.

En el entrenamiento, al igual que en la existencia humana, uno se va desarrollando según el nivel de exigencia. Mas exigencia incrementará la preparación general. Pero la exigencia requiere motivación, la motivación a su vez debe tener un sentido (guardar relación con nuestros valores). La exigencia requiere exteriorizar niveles progresivos de dificultad, y además es fundamental la tolerancia del deportista ante el fracaso. “Unas esperanzas irrealistas, hacen un atleta frustrado; el realismo engendra paciencia”, categoriza el autor.

Para todos los aspectos de nuestra vida, existe una necesidad de obedecer a un orden preestablecido por las leyes de la naturaleza. Una buena forma de ponderar cuanto acatamos esas leyes es observar la forma en que el atleta valora el entrenamiento. A pesar de los altibajos, si éste se vuelve muy exigente para consigo mismo, comenzará a perder la alegría que tenía al principio como debutante. El atleta natural, desde este punto de vista siempre debe actuar como si fuera la primera vez, es decir, lleno de inspiración.

“Dos nadadores olímpicos, han declarado públicamente que les gustaría que terminaran los Juegos para no ver nunca más una piscina. Este es un modo anti-natural, señala Millman, de ver el entrenamiento que tiene además consecuencias negativas en nuestra vida cotidiana.

“Después de los padres, son los profesores de educación física los que pueden influir más en la idea que se hace un alumno de la vida y de él mismo”. En este aspecto, el canal de comunicación entre docente y alumno se convierte en la clave de la enseñanza. Al final del día de entrenamiento, no cuenta lo que sabe el profesor, sino lo que han aprendido y pueden hacer los alumnos.

“La mayoría de los atletas tienen el valor de ver y corregir sus errores físicos para que uno de los tres centros (mente, cuerpo y emociones) se desarrolle. Sin embargo, para convertirse en un atleta natural, hay que tomar conciencia de todo el ser, o sea de los tres centros”.

“El atleta natural se ríe del fracaso. Admite que en la naturaleza el éxito y la derrota están equilibrados”. “Los grandes inventores, artistas y atletas de todas las edades han fracasado varias veces”.

Respecto al deporte infantil, rescatamos como principal rasgo el siguiente pensamiento: “El éxito se mide con la resplandeciente sonrisa del niño y no con las metas y pretensiones de los padres”. Un exceso de interés por parte de los padres respecto a la práctica deportiva de sus hijos puede distorsionar la situación, al punto de que no se pueda establecer si éstos hacen las cosas por su propio interés o para satisfacer en el fondo los deseos de sus progenitores.

Las facultades emocionales son la motivación, y ésta es la clave del entrenamiento. Una vez que se ha liberado puede obrar milagros. Inhibe el temor y derriba cualquier obstáculo que se interponga entre el

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atleta y la meta. En la vereda opuesta, el miedo, la tristeza y el enfado son poderosos factores de bloqueo para el atleta.

La respiración y su control consciente devienen en herramientas fundamentales para lograr el equilibrio emocional. El lazo que une la mente con el cuerpo es precisamente la respiración. “Los yogis, los maestros Zen y los adeptos a las artes marciales han dado una gran importancia a una respiración correcta”.

En el terreno siempre habrá alguien más o menos dotado que nosotros. Algunos están más cerca de la cima; otros en cambio todavía se desplacen por las pendientes pronunciadas de la base. Siguiendo su evolución natural, el atleta debe transitar su camino, pero sin preocuparse demasiado por la cumbre, cuya cima parece lejana, ni por los competidores que están delante de él. De no ser así, la alegría de subir dará paso a la impaciencia para alcanzar la meta. Tanto si el camino es fácil como si no, el único medio para medir lo que se ha efectuado es responderse a uno mismo ésta pregunta: “¿He hecho hoy todo lo que he podido?”. “La victoria, la derrota, los títulos y la gloria, reposan a la sombra de ésta pregunta”.

La mejor estrategia para triunfar en la vida y en el deporte, es tener una confianza en sí mismos y estar liberado de cualquier influencia exterior. En contraposición, muchos atletas intentan pre-competición desequilibrar emocionalmente a sus oponentes, y no caen en la cuenta de que están bloqueándose a sí mismos.

Para finalizar, y como aspecto relevante, en ésta época donde tanto se preconiza la idea de inducir a la juventud a la práctica del deporte, Millman nos dice que se puede determinar el lado sano y natural de un deporte con dos preguntas:

1. ¿Este deporte contribuye efizcamente al bienestar físico y psicológico del atleta?2. ¿Esta práctica deportiva, mejora nuestras capacidades en al vida cotidiana?.

Durante este mileno, caracterizado por una conciencia más desarrollada, quizás comiencen a visualizarse a los deportes como instrumentos para el desarrollo psico-físico general y completarán, o reemplazarán, a los juegos y deportes del pasado, ya anticuados o pasados de moda.

Ernesto J. H. De VounoTécnico en Dirigencia Deportiva (C.E.T.R.P) Fuente bibliográfica: MILLMAN, Dan. “El Atleta Guerrero”. Editorial Sirio, Málaga. España. 1994