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Los PROFETAS: ESCRITORES

PERIODISTAS, COLUMNISTAS

Y ANALISTAS DE SU EPOCA

HEMOS hablado ya de algunos profetas, en particular de Elias

y Eliseo, de Isaias y Jeremias. Tambien hemos visto que, en la

Biblia hebrea, los profetas son considerados comentaristas de

la Tord Mi objetivo en estas pocas paginas es ofrecer un cua-

dro general sobre el mundo profetico mas que una introduc-

cion especffica a cada libro. Contamos con numerosas intro-

ducciones muy valiosas al mundo profetico. Me parece imitil

repetir aquf 10 que se ha dicho muy bien en otras partes .

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te tributo (2 Re 24,10-16). Jerusalen fonnaba parte ya del im-

perio neobabi16nico. La opci6n que hace Jeremias en el oracu-

10 que entonces mencionamos (21,8.10; 27) es realista y tam-

bien, en su caso, podrfa considerarse un ejemplo de Realpolitik.

Para el profeta es imitil rebelarse, porque la rebeli6n no pro-

vocaria sino un segundo desastre, mas terrible que el primero.

Ademas, Sedecfas habfa hecho unjuramento con el rey de Ba-

bilonia prometiendole fidelidad. El perjurio habrfa tenido

un as consecuencias catastr6ficas. Una vez mas, Jeremias tenia

raz6n, desgraciadamente.

Tras el destierro cambia la situaci6n. No se restaura la mo-

narqufa y la critic a de los profetas se dirige hacia otras formas

de poder como, por ejemplo, el sacerdocio. Tal es el caso de

Malaquias. Los problemas son diferentes. La mayoria de los

profetas tratan de nutrir la esperanza de un pueblo desanima-

do ante las dificultades del regreso y de la reconstrucci6n.

Cuando es necesario, denuncian tambien los abusos, pero el

tono es, en general, mas positivo. Tal es el tenor de la ultima

parte de Ezequiel (Ez 40-48), de la segunda y la tercera parte

de Isaias (Is 40-55; 56-66) y de los libros de Ageo y de Za-

carias. Los profetas posexflicos se asemejan a aquellos perso-

najes que, tras la Segunda Guerra Mundial, lograron movilizar

a los espfritus para reconstruir y crear un mundo diferente.

Pienso en Chiara Lubich y en el padre Riccardo Lombardi

mondo migliore en el caso de Italia, 0 en el padre Johannes

Leppich, en Alemania. Hasta el final, los profetas bfblicos tra-

taron, de todas las formas posibles, de leer en la actualidad la

voluntad de Dios y de trazar un camino para su pueblo.

Los profetas y la defensa de la solidaridad nacional

Solo puedo aludir a las numerosas paginas profeticas dedica-

das a la justicia social. Mi objetivo es entablar una breve dis-

cusi6n sobre las razones que justifican este interes por las

cuestiones sociales. Hay que decir que la defensa de los debi-

les -las personae miserae los pobres, los extranjeros, las viu-

das y los huerfanos- constituye un t6pico de la propaganda de

los reyes en el Pr6ximo Oriente antiguo. Por tanto, es normal

encontrarse con la misma tematica en los textos bfblicos. Hay

un texto que ilustra este motivo mejor que los demas; se trata

de Sal 72,12-14, en el que se elogia al rey ideal:

Porque el libra al pobre que pide auxilio,

al oprirnido que no tiene protector.

Se apiadara del pobre y desvalido,

y salvara la vida de los miserables.

Los rescatara de la opresion y la violencia,

porque su sangre es valiosa a sus ojos.

Como hemos visto, los profetas forman parte de la clase di-

rigente. No debemos sorprendemos de que recuerden a los so-

beranos sus deberes. Isaias, por poner solo un ejemplo, repren-

de a los principales de Jerusalen par no preocuparse de hacer

justicia a la viuda y al huerfano (Is 1,23). Jeremias dice 10mis-

mo, pero se dirige directamente a los reyes de la casa de David:

Asi dice el Sefior: Baja al palacio real de Juda y procla-

rna alli 10 siguiente: Escuchad la palabra del Sefior, rey de

Juda, que ocupas el trono de David, y tambien tus ministros

y el pueblo, que entra por estas puertas. As dice el Sefior:

Practicad la justicia y el derecho, librad al oprimido del

opresor, no exploteis al emigrante, al huerfano y a la viuda,

no derrameis sin piedad sangre inocente en este lugar. Si

curnplfs estos mandatos, podreis entrar por estas puertas los

reyes que ocupais el trono de David, montados en carros de

caballos, acompafiados de vuestros ministros y del pueblo.

Y si no cumplfs estos mandatos, juro por mismo -ora-

culo del Sefior- que este pais se convertira en ruinas (Jr

22,1-5; cf. 21,11-12).

Podrfa decirse que los profetas usaron el tema para fines

propagandfsticos. Todo el que critic a al poder habitualmente

Ie

reprocha que no atiende a los mas debiles. No es nada nue-

vo. Pero, (,era ciertamente asf? Resulta diffcil dar una res-

puesta; sin embargo, existen buenas razones para pensar que,

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l u s alia del lenguaje habitual en ciertas circunstancias, los

profetas tenfan serios motivos para defender a los oprimidos.

Para dar un paso adelante, es necesario indagar con mas

profundidad en el bagaje juridico de la predicacion profetica,

Ya hemos dicho que los profetas proceden, mas bien, de am-

bientes de clase alta. Se percatan de la amenaza que se cierne

sobre su pueblo -me refiero a los profetas preexilicos- y tra-

tan de encontrar un modo para salvarlo del peligro. Obvia-

mente, una condicion esencial es la solidaridad de todos. La

division frente al enemigo seria fatfdica. Tal es el motivo in-

vocado por algunos profetas.

En vez de acumular textos de cualquier procedencia, prefie-

ro partir de algun ejemplo mas concreto para clarificar el tema.

Pienso que los profetas tratan de defender el antiguo derecho

del clan, basado en la solidaridad, contra algunas novedades in-

troducidas por los reyes por motivos politicos y, sobre todo,

economicos. Es decir, los profetas son, mas bien, conservado-

res, al menos en 10 que respecta al derecho y la justicia.

EI primer ejemplo concierne a la propiedad. EI pasaje mas

explicito al respecto es Is 5,8-10

7

:

j

Ayde los que afiaden casas a casas

y juntan campos con campos,

hasta no dejar sitio,

y vivir ellos solos

en medio del pais

Soy testigo;

10

ha jurado el Sefiorde los ejercitos:

Sus muchas casas seninarrasadas,

sus palacios magnificos

quedaran deshabitados;

diez yugadas de vifiadaran un solo bat

y un homer de simiente

dara un solo efd 8.

f-