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Tema 19

Los Siete Tipos de Hombre

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Tema nº 19 - Los Siete Tipos de Hombre

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Los Siete Tipos de Hombre

Introducción: ¿qué es el hombre?

Como vimos en la lección de la semana anterior, existen 7 tipos de mundos o cosmos. La palabra “mundo” es difícil de definir; cada persona tiene una definición de lo que para ella significa “mundo”: algunos piensan que el mundo es la Tierra, otros la creación mis-ma, el universo; también se dice que “cada persona es un mundo”; existe el “mundo microscópico” para los Físicos, etc., etc., etc. La palabra “mundo” da para mucho, más la auténtica definición de esta palabra es la siguiente: “Mundo es el todo de algo”. Así, aun-que existen siete órdenes de mundos, según el Rayo de la Creación, y cada uno de ellos es un mundo en sí mismo, la realidad es que el Absoluto es el “mundo” para todos los mundos; es el auténtico “mundo”.

Lo mismo sucede con la palabra “hombre”; es difícil definir objeti-vamente la palabra hombre. Y esto sucede porque en realidad hay 7 tipos de hombre, aunque solamente en Hombre número 7 es el verdadero hombre; los demás tipos son “partes” de lo que debería ser el Hombre Completo, “partes” que pueden funcionar indepen-dientemente, y que al hacerlo cada una de ellas se considera “hom-bre”, sin serlo en verdad.

Por ejemplo, la Gnosis afirma que existe el hombre que nunca es consciente y que ni siquiera lo sospecha (el hombre dormido); tam-bién existe, o mejor dicho, puede existir, el hombre que está luchan-do para llegar a ser consciente (el hombre que comienza a desper-tar), y existe el hombre que es plenamente consciente (el hombre

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Curso por Correspondencia - I.G.A. Samael y Litelantes

despierto); en el lenguaje ordinario cada uno de los tres casos citados es llamado “hombre”, pero en reali-

dad son tres calidades o categorías de hombre, teniendo derecho solamente a llamarse hombre, el que está des-pierto…

La constitución interna del ser humano permite que puedan existir 7 categorías de hombre. Vamos a estu-diar estos 7 tipos de hombre, que los distinguiremos numerando cada uno de ellos.

Los dos tipos de humanidad

Ante todo debemos saber que existen dos clases de Humanidad: una la llamaríamos la Humanidad Mecánica, inconsciente y “dormida”

(es el Círculo Mecánico de la Humanidad Lunar, formado por los miles de millones de seres humanos que pueblan la superficie de la Tierra); la

otra es la Humanidad Consciente (el Círculo Consciente de la Humanidad Solar; es la Humanidad Superior, formada por hombres “despiertos” que operan sobre nosotros desde los mundos internos, a través de los Centros Superiores del Ser. Este círculo ha recibido diferentes nombres a través de la historia: Los Maestros de la Gran Logia Blanca, La Gran

Fraternidad Universal; “El Reino”; La Comunidad de los Santos...).

E l Trabajo E so té r i co Gnóst ico trata de convert ir al hom-bre dormido y me-

cán ico, en hombre despierto o consciente; tra-

ta de convertirlo en un habitante del Círculo Consc iente de la Humanidad Solar…


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La Humanidad mecánica

La Humanidad mecánica está formada por tres tipos o categorías de hombre:

- El Hombre Nº 1- El Hombre Nº 2- El Hombre Nº 3

La existencia de tres cerebros en el “animal in-telectual” equivocadamente l lamado hombre ( in-telectual, emocional y motor-instintivo), propicia la posibilidad de tres tipos de “hombre”. Según el cere-bro que más predomina en él, origina un centro de gravedad en el que gira toda su actividad psíquica, otorgándole unas características psicológicas que diferencian un tipo de otro.

El hombre N° 1 , es el hombre en el que los centros motor e instintivo predominan sobre el in telectual y el emocional: es el hombre mera-mente fís i co e instintivo.

El hombre N° 2 , es el hombre en el que el cen tro emocional predomina sobre el in-telectual y el motor e instintivo: es el hom-bre emocional; un individuo que normal-mente se mueve en el mundo de las emociones inferiores, de las pasiones, de los deseos, etc.

El hombre N° 3, es el hombre en el que el cen tro intelectual predo-mina sobre el emocional y el motor e inst int ivo: es e l hombre inte lec-tual; que está razonando todo el día, toda su vida; que fundamenta todas sus actividades exclusivamente en el centro intelectual.

En la vida ordinaria encontramos sola-

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mente estas tres categorías de hombres. Cada uno de nosotros, y to-das las personas que conocemos y con las que nos relacionamos, son hombres N° 1, N° 2 ó N° 3.

Existen categorías superiores, pero los hombres no nacen pertene-ciendo a es tas categorías superiores. Todos los seres humanos nacen como hombres N° 1, 2 ó 3, y sólo pueden alcanzar categorías superio-res a través de un Trabajo Inter ior voluntar io y consciente… Los tres tipos de hombre citados forman el Círculo Mecánico de la Humanidad.

Para comprender mejor algunos rasgos psicológicos de los hombres 1, 2 y 3, vamos a ver un ejemplo de cómo reaccionan ante la toma de decis iones :

El hombre Nº 1 es el imitador. No imita por imitar, como lo hace casi cualquier tipo de hombre, sino que el núcleo de su personalidad radica en la dificultad para tomar decisiones. Las rehúye por sobre todas las cosas. La posibilidad de tener que decidir entre dos o más alternativas lo angustia sobremanera y él prefiere evitarla evadiéndose, posponien-do la decisión o reprimiéndola... Entonces, para evitar la responsabilidad de decidirse por algo, lo que sea, lo más ínfimo, decide estacionarse en cualquier parte o simplemente hacer lo que hace la mayoría. No actúa de ningún modo hasta que alguien más haya tomado la iniciativa para cualquier cosa...

Es común la aparente “estabilidad” del hombre Nº 1. Puede perma-necer ligado a una relación amorosa durante años y manifestar una su-perficial constancia en sus sentimientos. Pero interiormente lo que hay en él es un miedo a lo nuevo y un aferrarse tercamente a lo conocido. No es capaz de terminar con relaciones conflictivas o muertas desde tiempo atrás por miedo al cambio, temor a enfrentar lo novedoso o al simple y llano hecho de quedarse solo. Del mismo modo en su mundo laboral, él es quien mayormente se aferra a los empleos burocráticos, en oficinas gubernamentales o grandes empresas en las que se jubilará, nada más por simple inercia y permanencia en su asiento tras el escri-torio. Al encontrar un empleo burocrático o en alguna gran empresa se resolverá su principal problema: la necesidad de decidir. Las grandes instituciones públicas y privadas que garantizan su jubilación le ahorran el trabajo de decidir cómo sobrevivir día a día o decidir luchar por ga-narse un lugar a cada momento en el mundo.

El hombre Nº 2 es sumamente emocional, es mucho más decidido y arriesgado que el Nº 1. Pero como sus decisiones están dictadas por


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la emoción predominante en el momento de decidir, suele arrepentirse bastante de lo decidido hace una hora o un día antes... Sus emociones son cambiantes y mutantes. En un momento puede amar a una perso-na sobremanera y hasta querer irse a vivir con ella o casarse. Y a los pocos días puede odiarla y decidir no volver a verla nunca más... Si es padre de famil ia o esposo, difíci lmente su famil ia y amistades logran comprenderle, probablemente ni él mismo puede…

Por su parte, el hombre nº 3 siempre re-flexiona, de mucho a demasiado, antes de actuar. Si el 1 y el 2 piensan poco antes de l levar a cabo una tarea, o simplemente la real izan sin cues-t ionarse, por costumbre y háb i-to o presas de una emoción del momento, el 3 siempre se detie-ne. Piensa, se frena y refrena a sí mismo una y otra vez. Quizá te-nía una cita amorosa hoy, y él o

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el la pensó tanto en cómo comportarse, qué hacer o qué no hacer, que para cuando llegó la hora del encuentro se encontrará tan para-l izado emocionalmente y tan aterrado con sus propias conjeturas y teorías, que no podrá funcionar adecuadamente a la altura de la cita. Justamente, aunque pueda l legar a ser un gran erudito, su principal sufrimiento estribará en que sus barrocas y sinuosas teorías, serán por completo inap licables a una realidad que le resulta cada vez más ina-barcable con su raciocinio; en comparación con el hombre número 1 y 2, quienes en el mundo práctico, cotidiano y afectivo le l levan una gran ventaja.

Los hombres Nº 1, 2 y 3 están completamente desequi l ibrados en todos los sentidos; no saben vivir. El hombre más completo sería aquel que lograse la interconexión entre los tres centros de su ser, correspon-dientes con los de los tres primeros tipos de hombres: no sólo la mente o intelecto, sino el dominio completo del cuerpo y sus funciones, y también sus emociones respectivas. Este es el hombre Nº 4, el hombre equilibrado, que estudiaremos más adelante.


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Características generales de los hombres 1, 2 y 3:

1ª.- Cada uno de ellos nace con su propio “tipo”. Es una cuestión de destino kármico.

2ª.- Su Nivel del Ser, su Esencia, está en el mismo nivel de desarrollo. No es “superior” el intelectual al emocional; o el emocional al instinti-vo-motriz. Sus diferencias son mínimas, pues los tres están en el mismo nivel de sueño y mecanicidad.

3ª.- Poseen un centro de gravedad mecánico ubicado en las cosas de la vida: van a la deriva, sin propósitos definidos y permanentes, a merced de las influencias mecánicas de la existencia…

4ª La mecanicidad es su característica principal: “Todo les sucede”, nada hacen por sí mismos.

5.- Sus máquinas humanas están desequ i l i bradas : sus centros o cerebros trabajan descompensados, ya que uno predomina sobre los otros dos.

6ª.- Están sujetos a las leyes mecánicas de la Naturaleza.

7ª.- Son los causantes de todos los conflictos graves que padece la humanidad: guerras, divisiones, degradación del planeta…

Al respecto, el maestro Samael nos dice, que “ los hombres número 1, 2 y 3, forman el círculo de “CONFUSIÓN DE LENGUAS”; los hombres 1, 2 y 3 son la “TORRE DE BABEL”, porque en este círculo hay “confusión de lenguas”: el intelectual no entiende al hombre emocional; el instintivo, no entiende al emocional; el emocional no entiende al intelectual; el emocio-nal tampoco entiende al instintivo ni el instintivo al emocional... He ahí hay confusión de lenguas, nadie entiende a nadie (se hablan “ lenguajes” distintos).

“El hombre intelectual dice una palabra y aquel otro lo entiende a su modo; si un hombre intelectual afirma algo y se lo dice a un hombre emocional, y el hombre emocional no entenderá al intelectual: interpre-

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tará las palabras del intelectual de acuerdo con sus emociones, le dará una traducción completamente diferente. A su vez el hombre instintivo, cuando dice algo, el intelectual lo escucha a su modo, lo interpreta de la manera que le parece es correcta... El emocional no podría tampoco entender al instintivo; cuando afirma algo el instintivo, no lo entiende. Total, que aunque se hable el mismo idioma en un país, los hombres 1, 2 y 3 no se entienden entre sí, viven en el círculo de la “confusión de lenguas”, en el círculo de “Babel”. Allí nadie entiende a nadie; cuesta mucho trabajo que los hombres 1, 2 y 3 se entiendan entre sí. Los hombres número 1, 2 y 3 interpretan las cosas a su modo, como les parece que es, y resulta que ninguno entiende a ninguno. Los hombres 1, 2 y 3 son los que han provo-cado las grandes guerras en el mundo; la Primera y la Segunda Guerra Mundial fueron provocadas por los hombres 1, 2 y 3...

“Se necesita pasar al HOMBRE NÚMERO 4, antes de pertene-cer al “REINO” (el “Reino de los Cielos”, de que hablará Jesús, que es la Humanidad Solar). El “REINO” está constituido por los hombres 5, 6 y 7. En el “REINO” todos se entienden entre sí, allí no hay “confusión de len-guas”.


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¿Cuál es el hombre número 4?

Ante todo debemos saber que el hombre N° 4 no nace como tal. Es el pro ducto de una Cultura de Escuela; la vida por sí misma no pue-de crearlo, ni puede surgir de forma accidental, necesita aprender los principios de la Enseñanza Superior, y realizar los “trabajos conscientes y los padecimientos voluntarios” que lo convertirán en un Hombre Nº 4.

Su Nivel del Ser y de Saber es superior al de los hombres 1, 2 y 3, tanto por los conocimientos que posee como por haber adqui rido un centro de gravedad permanente que consiste en las ideas del des-pertar, en su valoración del Trabajo interior y en su relación con la Enseñanza (es decir, su centro de gravedad está ubicado en el trabajo del despertar; para él todo lo demás apenas le intere-sa).

E l hombre Nº 4 es e l hombre que ha equi l ibrado los centros de su máquina orgánica; en él no predo-mina un centro sobre los demás, sino que maneja de forma consciente y volun-taria las funciones intelec-tuales, emocionales y mo-toras.

El hombre nº 4 empieza a conocerse a sí mismo y a saber hacia dónde se di-r ige : tiene metas definidas, no va a la deriva, t iene un p ropós i to de t rabajo: EL DESPERTAR.

El hombre nº 4 comien-za a independizarse de las leyes mecánicas y lunares de la Naturaleza…

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La creación de la Luna Psicológica

Hablando en un lenguaje esotérico superior, el maestro Samael de-cía lo siguiente del Hombre Nº 4:

“Es el hombre que ya posee, hablando en lenguaje alegórico, una “Luna” que él mismo se ha fabricado, una Luna psicológica (es el mis-mo que ya ha creado un centro de gravedad consciente); este tipo de hombre está listo para entrar en las actividades del “REINO”…

“Sabido es que para crear una Luna en nosotros, es decir, un centro de gravedad consciente, o centro de gravedad permanente, hay que ape-lar a una tercera fuerza, eso es obvio; esa tercera fuerza es el Trabajo Esotérico.

“Nosotros aquí vamos dándoles a ustedes las enseñanzas que ne-cesitan para que puedan crear en sí mismos, un centro de gravedad consciente. Obviamente, quien quiera crear tal centro debe empezar por abandonar el amor propio, las auto-consideraciones, el auto-senti-mentalismo…

“Cuando uno se quiere mucho a sí mismo, cuando se considera de-masiado, cuando está lleno de auto-sentimentalismos, suspiros, congo-jas, tristezas, etc., por lo común odia a sus semejantes; es decir, cuanto más se ame uno a sí mismo, cuanto más piedad sienta uno por sí mis-mo, tanto más odiará a todos aquellos que le rodean y no se compor-tan como uno quisiera. Los hombres más vengativos y perversos son aquellos que se quieren demasiado a sí mismos, que se auto-valoran (egoístamente), que están llenos, repito, de auto-sentimentalismos, de auto-compasión; más si uno se “aborrece a sí mismo” (“se niega a sí mismo”, es decir, a los Yoes que carga en su interior), entonces amará a sus semejantes.

“No quiero decirles a ustedes que uno debe llegar a ser masoquista; no, hasta allá no llego en este discurso, no hay necesidad de ser ma-soquista; pero si quiero decirles que uno debe reconocer sus propias imperfecciones, uno debe aceptar que es una criatura mecánica y que la vida de uno se mueve sobre los carriles de los hábitos, de las costum-bres adquiridas; uno debe aceptar que está lleno de celos, de rencores,


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de resentimientos (y trabajar para eliminar todo eso).

“Cuando uno lo acepta, cuando uno acepta que es un “vil gusano del lodo de la tierra”, cuando acepta que es una criatura mecánica, cuando se “aborrece a sí mismo” (en el buen sentido de la palabra), comienza en-tonces a formar, a crear dentro de sí, el centro de gravedad consciente.

“Así pues, se pasa del centro de gravedad mecánico (que caracteri-za a los hombres 1, 2 y 3) al centro de gravedad consciente (del hombre Nº 4), mediante el Trabajo sobre sí mismo; esa es la Tercera Fuerza (la Revolución). (La Primera Fuerza es la Evolución ; la Seg unda, la Involución).

“No está de más aclararles a us-tedes, esta noche, que nosotros aquí, en nuestra Institución, les vamos a enseñar a trabajar sobre sí mismos, para que ustedes puedan crear, en sí mismos, el centro de gravedad consciente. Cuando ustedes pue-dan darle forma a ese centro, dejarán de ser individuos mecánicos, se convertirán en criaturas conscientes, habrán formado en sí mismos, dijéramos, una Luna psicológica consciente”.

(ACLARACIÓN: Todos los movimientos, todas las acciones y manifesta-ciones de los hombres, de los animales y de las plantas dependen de la Luna y están gobernados por ella. La fina película sensible de la vida orgánica, que recubre el globo terrestre, depende enteramente de la influencia de este formidable electroimán que succiona su vitalidad. El hombre, como cualquier ser viviente no puede liberarse de la influencia de la Luna, salvo que cree una Luna psicológica, interior, que de alguna forma contrarreste la influencia mecánica de la Luna exterior. Esta Luna psicológica es crear un centro de gravedad consciente).

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“Obviamente, tenemos que hacer muchas creaciones dentro de no-sotros mismos. Mucho más tarde, en el tiempo, ustedes necesitarán crear algo más: necesitarán crear el Sol psicológico dentro de sí mis-mos; entonces se convertirán, indubitablemente, en Hombres Solares. Mas no podrán ustedes pasar a ser Hombres Solares, si antes no han asimilado, en sí mismos, la inteligencia solar, es decir, si antes no han creado dentro de sí mismos al Sol Espiritual, al Sol Consciente, al Sol Cristo…

“Así que habremos de empezar por crear la Luna psicológica, an-tes de poder crear el Sol psicológico dentro de nosotros mismos, aquí y ahora.

“Ahora bien, quiero decirles, mis estimables hermanos, que un hombre que fabricó su Luna psicológica, o sea, un centro de gravedad consciente, de hecho se independizó de la mecanicidad lunar, porque existe un principio de la Homeopatía que dice: “similian similius curan-do” (“lo símil con lo símil se cura”). Así también di-ríamos nosotros que si la Luna mecanicista nos tiene convertidos en puros en-tes mecánicos, podemos independizarnos creando una Luna psicológica den-tro de sí mismos, o sea, un centro de gravedad cons-ciente; así nos independi-zamos de esa fuerza lunar que produce las altas y bajas mareas, que sirve de pesa para la mecánica de la Naturaleza.

“Pero eso no es todo: un individuo que posee el centro de gravedad cons-ciente, porque ha fabrica-do una Luna psicológica


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consciente que le ha permitido independizarse de la mecánica lunar, obviamente debe crear un Sol psicológico dentro de sí mismo. ¿Cuándo lo crea? Cuando fabrica los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, mediante el cumplimiento del Deber Parlock del Ser, o sea, del Deber Cósmico del Ser, que tiene tres factores:

“1º.- MORIR, o destrucción de los “elementos indeseables” que en nuestro interior llevamos (y que conforman el YO pluralizado).

“2º.- NACER; el NACIMIENTO SEGUNDO: “El que no nace del agua y del fuego, dijo Jesús el Gran Kabir a Nicodemus, no entrará en el Reino de los cielos”. Para entrar en el Reino hay que crear los Cuerpos Existenciales Superiores del Ser, es decir, hay que “nacer del agua y del fuego”.

“3º.- SACRIFICIO POR LA HUMANIDAD, pues si somos egoístas, si no trabajamos por nuestros semejantes, si no levantamos la “antorcha de la palabra” en lo alto para iluminar el camino de otros, no progresa-remos; el egoísta, por muy pietista que sea, no realizará progresos en estos estudios.

“Así que, hermanos, la creación del Sol psicológico dentro de sí mis-mos, tiene tres factores que ya conocen ustedes: MORIR, NACER y SACRIFICARSE POR LA HUMANIDAD.

“Cuando uno se asimila la Inteligencia Solar, las Ideas solares, se con-vierte en un Hombre Solar. El Sol ha querido y quiere crear Hombres Solares; él ha depositado en nuestras glándulas endocrinas sexuales, los gérmenes para el Hombre Solar. Pueden perderse esos gérmenes, y lo normal es que se pierdan... Es un ensayo el que está haciendo el Sol, un ensayo muy difícil: crear Hombres, Hombres Solares...

“Durante la época de Abraham, el Profeta, logró muchas creacio-nes; en los primeros ocho siglos del cristianismo, consiguió crear al-gunos hombres; en la Edad Media, unas pocas creaciones más… Por este tiempo lucha el ASTRO-REY haciendo el último esfuerzo para crear Hombres, antes de la destrucción de esta Raza. Cuando una Humanidad pierde todo interés por las Ideas solares, el Sol también pierde todo interés por esa Humanidad y la destruye; entonces crea

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una nueva Raza para su experimento en el Laboratorio del Naturaleza: crear Hombres Solares.

“Obviamente, no sería posible la creación de Hombres Solares si no-sotros no cooperáramos con el Sol. Tenemos en las glándulas sexuales los gérmenes para el Hombre, pero se necesita de la disponibilidad al hombre. Si cooperamos, si trabajamos de acuerdo con las ideas gnós-ticas, entonces el Hombre Solar nacerá en nosotros, surgirá. Esto es semejante a la mariposa que se forma dentro de la crisálida: cuando ya está lista, sale el insecto, vuela... Así también nosotros somos como cri-sálidas: debe formarse dentro de nosotros el Hombre Solar, pero para que se forme hay que cooperar (eso es fundamental). Cuando uno coo-pera, nace el Sol en uno, un Sol psicológico, el Hombre Solar.

“El Sol quiere una “cosecha de Hombres Solares”, y obviamente tie-ne derecho a esa cosecha porque él ha creado esa delgadísima película de la vida orgánica sobre la costra terrestre; y eso le da más derechos (si un agricultor siembra, tiene derecho a cosechar). El Sol ha estable-cido sobre la corteza de nuestro mundo la vida orgánica, una delgadísi-ma película de vida orgánica. No negamos que esa delgadísima película es una fábrica de dolor, ¿quién lo negaría? Pero el Sol tiene derecho, repito, a una cosecha de Hombres Solares; eso es lo que él quiere. Por tal propósito, él tiene derecho a reclamar ese pago, puesto que ha tra-bajado (el que trabaja, necesita de su pago).


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“Así que, si queremos crear la Luna psicológica, es decir, un centro de gravedad consciente dentro de nosotros, y posteriormente, después de eso, el Sol psicológico, necesitaremos del sacrificio; sin el sacrificio no es posible crear una Luna psicológica. Y vamos a hablar nosotros un poquito sobre el sacrificio.

“Por ejemplo, si dejamos nosotros de querernos a sí mismos (egoís-tamente), en eso hay sacrificio; pero tenemos la marcada tendencia a querernos demasiado, el “Yo” del amor propio existe en nosotros, eso es obvio, y dejar uno de quererse a sí mismo implica sacrificio.

“Para dejar de quererse a sí mismo, tiene uno que aprender a re-cibir con agrado las manifestaciones desagradables de sus seme-jantes. Si uno es capaz de eso, pues es capaz también de dar vida a su centro de gravedad consciente; y en eso hay sacrificio. ¿Ustedes son capaces, acaso, de recibir con agrado las palabras de un insultador? ¿Estarían ustedes seguros de sonreír antes el que les está abofeteando el rostro? ¡Seamos sinceros consigo mismos: debemos cambiar y esto sólo es posible a base de sacrificios! Recibir con agrado las manifesta-ciones desagradables de nuestros semejantes, implica sacrificio; dejar a un lado la auto-consideración, el auto-sentimentalismo, es sacrificio.

“Por lo común siempre se protesta contra los que nos hieren con la palabra, y es un error protestar. La persona que nos está hiriendo, nos está dando una oportunidad extraordinaria: nos está brindando nada menos que un “gimnasio psicológico” mediante el cual es posible aprender a recibir con agrado las manifestaciones desagradables de nuestros semejantes... ¿Qué sería de nosotros si no existiesen los in-sultadores? ¿Dónde nos entrenaríamos, en qué lugar, cuál sería el “gim-nasio psicológico”? Sí, nosotros necesitamos que nos insulten, que nos hieran y hasta que nos ofendan; pero lo importante es aprender a reci-bir con agrado todas las ofensas, pues si uno descubre que tiene el “Yo” de la ira, va a tener que trabajar con ese “Yo” de la ira: Tendrá que com-prenderlo íntegramente y luego suplicar a la Divina Madre Kundalini elimine de su naturaleza psicológica tal “Yo”. Si uno tiene dentro de sí el “Yo” del amor propio, habrá de rogar a la Divina Madre Kundalini, habrá de suplicarle y ella eliminará de nuestra naturaleza ese “Yo”; en-tonces no nos amaremos, o no nos auto-amaremos más a sí mismos.

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“De manera que los insultadores son útiles, eso es obvio... ¿Y qué diremos de los celos? Si uno logra destruir los celos en sí mismo, no solamente los celos pasionales, sino también los celos religiosos, los ce-los políticos, etc., pues habrá dado un gran paso. Tiene uno que decla-rarse enemigo de sí mismo: de sus auto-consideraciones, de sus auto-alabanzas, de los miedos secretos; tiene uno que independizarse de los celos, del orgullo, de la vanidad, si es que en realidad de verdad desea crear, dentro de sí mismo, un centro de gravedad consciente. Quienes realmente lo han logrado, son hombres número 4.

“El hombre número 4 está ya listo para fabricarse un Cuerpo Astral y entrar en el camino de los hombres número 5.

“El hombre número 5 vive en el Mundo Astral absolutamente cons-ciente; quien posee un Cuerpo Astral puede viajar con ese cuerpo a través del espacio, puede visitar otros planetas, puede estar en contac-to con el Círculo Consciente de la Humanidad Solar, que opera sobre los Centros Superiores del Ser.

“Un hombre número 5, a su vez, está listo para convertirse en hom-bre número 6, y se convierte en hombre 6 cuando se fabrica un Cuerpo Mental, entonces es capaz de captar toda la sabiduría de la Naturaleza.

“El hombre número 6 se convierte en hombre 7 cuando se ha fabri-cado un Cuerpo Causal; entonces puede recibir sus principios aními-cos y espirituales y convertirse en un Hombre Solar, en un Hombre de verdad.

“Por eso les decía que después de haber fabricado la Luna psicológi-ca, habrá que fabricar el Sol psicológico; pero estos avances se realizan a base de puros sacrificios. Sólo mediante el sacrificio se puede uno transformar y convertirse en algo diferente…

“Así que debemos ser severos en el análisis, profundos en la ref lexión; debemos comprender el trabajo que debemos hacer. Necesitamos irnos elevando poco a poco, de grado en grado, y pasar del centro de gravedad mecánico al centro de gravedad consciente, y esto solamente es posible mediante una Tercera Fuerza. Esa Tercera fuerza es el Trabajo Esotérico-Gnóstico.


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“Nosotros aquí les vamos a entregar a ustedes todos los medios, todos los sistemas, toda la ciencia que necesitan para convertirse en personas número 4. Necesitamos, pues, que entiendan que sólo ese tipo de personas son las que ya poseen un fuerte centro de gravedad cons-ciente”.

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Conclusiones:

Según las Escuelas del Cuarto Camino, la división del hombre en siete categorías permite darse cuenta de miles de particularidades que no pueden ser comprendidas de otra manera. Esta división es una pri-mera aplicación al hombre del concepto de la relatividad. Cosas apa-rentemente idénticas pueden ser completamente diferentes, según la categoría de hombres de donde realmente surgen, o en función de la cual se las encara.

Según este concepto, todas las manifestaciones interiores y exterio-res del hombre, todo lo que le es propio, todas sus creaciones, están igualmente divididas en siete categorías.

Por ejemplo, en el caso del Saber

Podemos decir que hay un saber del hombre Nº 1, basado en la imitación, en los instintos, o aprendido de memoria, machacado, ejerci-tado repetidas veces. El hombre Nº 1, si es un hombre Nº 1 en todo el sentido de la palabra, adquiere todo su saber como un mono o como un loro (por imitación y repetición).

El saber del hombre Nº 2 es simplemente el saber de lo que a él le gusta. El hombre Nº 2 no quiere saber nada de lo que no le gusta. Siempre y en todo, quiere algo que le agrade. O bien, si es un enfermo, por el contrario es atraído por todo lo que le desagrada, está fascinado por sus propias repugnancias, por todo lo que provoca en él horror, espanto y náusea (como el gusto por las películas de terror).

El saber del hombre Nº 3 es un saber basado en un pensar subje-tivamente lógico, en palabras, en una comprensión literal de las cosas. Es el saber del “ratón de biblioteca”, el saber de los escolásticos. Por ejemplo, son hombres Nº 3 los que han contado cuántas veces se repi-te cada letra del alfabeto árabe en el Corán y han basado en esto todo un sistema de interpretación.


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El saber del hombre Nº 4 es de una especie totalmente diferente. Es un saber que viene del hombre Nº 5, quien lo ha recibido del hombre Nº 6, el cual a su vez lo ha recibido del hombre Nº 7. Sin embargo, es innecesario decir que el hombre Nº 4 asimi la sólo el conocimiento de lo que corresponde a sus poderes (y a su Nivel del Ser). Pero en com-paración con el saber de los hombres Nº 1, 2 y 3, el saber del hombre Nº 4 ha comenzado a liberarse de los elementos subjetivos. El hombre Nº 4 está en camino hacia el saber objetivo.

El saber del hombre Nº 5 es un saber superior… Su saber está más cercano al saber objetivo que el del hombre Nº 4.

El saber del hombre Nº 6 representa la totalidad del saber accesible al hombre; pero se dice que aún puede ser perdido.

El saber del hombre Nº 7 es comp letamente suyo y ya no se le puede quitar; es el saber objetivo y enteramente práctico de Todo.

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En el caso del Ser

Con el ser pasa exactamente lo mismo. Hay el ser del hombre Nº 1, es decir, de aquel que vive a través de sus instintos y de sus sensacio-nes. Hay el ser del hombre Nº 2, que vive de sus sentimientos, de sus emociones. Y el ser del hombre Nº 3, el hombre racional, el teórico, y así sucesivamente. Es así que se comprende por qué el saber nunca puede estar muy alejado del ser. Debido a su ser los hombres Nº 1, 2 y 3 no pueden poseer el saber de los hombres 4, 5 y niveles superiores. Cualquier cosa que se les dé lo interpretarán a su modo, no sabrían ha-cerlo de otra manera sino rebajándolo a su propio nivel inferior de ser.

En el caso del Arte

Se puede apl icar el mismo tipo de división en s iete categorías a todo lo que se refiere al hombre. Hay un arte Nº 1, que es el arte del hombre Nº 1, un arte de imitación, de simulacro o bien groseramente primitivo y sensual, como la música y las danzas de los pueblos sal-vajes. Hay un arte Nº 2, un arte de sentimiento; un arte Nº 3, que es intelectual, inventado; y debe haber un arte Nº 4, 5, etc...

En el caso de la Religión

Exactamente de la misma manera hay una religión del hombre Nº 1, es decir, una religión hecha de ritos, de formas exteriores, de sacrificios y de ceremonias bri l lantes, que a veces pueden ser de un esplendor imponente o por el contrario de un carácter lúgubre, salvaje, cruel, etc... Hay una rel igión del hombre Nº 2: la religión de la fe, del amor, del fervor, de la adoración y del entusiasmo, que no tarda en transfor-marse en una religión de persecución, de opresión y de exterminio de los “herejes” o de los “paganos”. Y hay una religión del hombre Nº 3, intelectual y teórica, una religión de pruebas y argumentos, basada en razonamientos, interpretaciones y deducciones lógicas.

En realidad las religiones Nº 1, 2 y 3 son las únicas que conocemos; todas las formas religiosas conocidas por nosotros pertenecen a una u otra de estas tres categorías. En cuanto a la religión de los hombres Nº


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4, 5, 6 y 7, no la conocemos y no podemos conocerla mientras siga-mos siendo lo que somos.

S i en lugar de tomar la re l ig ión en genera l cons ideramos a l Cristianismo, veremos que igualmente un Cristianismo Nº 1, que es por así decirlo un paganismo bajo un nombre cristiano. El Cristianismo Nº 2 es una religión del sentimiento, algunas veces muy pura pero despro-vista de fuerza, y otras veces sanguinaria y atroz, como la que condujo a la Inquisición y a las guerras religiosas. El Cristianismo Nº 3, ejemplos del cual nos lo ofrecen las diferentes formas de protestantismo, se basa en teorías, argumentos, en toda una dialéctica, etc...

Luego hay un Cristianismo Nº 4, del cual los hombres Nº 1, 2 y 3 no tienen la menor idea. De hecho, el Cristianismo Nº 1, 2 y 3 no es sino una imitación exterior. Sólo el hombre Nº 4 se esfuerza por l legar a ser un Cristiano, y sólo el hombre Nº 5 puede ser realmente un Cristiano. Porque para ser un Cristiano, hay que tener el ser de un Cristiano, es decir vivir conforme a los preceptos de Cristo. Los hombres Nº 1, 2 y 3 no pueden vivir conforme a los preceptos de Cristo, porque para ellos todo “sucede”. Hoy es una cosa, mañana es otra. Hoy están prontos a darle a un hombre su última camisa, y mañana a despedazarlo por-que ha rehusado hacer lo mismo con ellos. Son arrastrados al azar del acontecer, van a la deriva. No son sus propios amos, y por consiguien-te, aun si deciden ser Cristianos, no pueden serlo de verdad…

La ciencia, la filosofía y todas las manifestaciones de la vida y de la actividad humana se pueden dividir exactamente de la misma manera en siete categorías, pero el lenguaje ordinario de los hombres está muy lejos de tener en cuenta estas divisiones y debido a esto es tan difícil para ellos el comprenderse…

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PRÁCTICA:

Os sugerimos que emprendáis la AUTO-OBSERVACIÓN psicológica de las funciones de vuestros tres cerebros: Pensamientos, sentimientos y voluntades o acciones… A medida que se desarrolla el sentido de la AUTO-OBSERVACIÓN psicológica, descubrimos cuál es la función o centro más predominante en nosotros, y cuáles están más subdesa-rrollados. Esto nos permitirá hacernos más conscientes de sí mismos, y nos dará la posibil idad de comenzar a trabajar voluntariamente sobre nuestras funciones psíquicas.

ESTUDIO RECOMENDADO:

Os recomendamos e l estud io de l l i b ro de l maest ro Samael , TRATADO DE PSICOLOGÍA REVOLUCIONARIA, pues en él encontra-réis orientaciones prácticas para el Trabajo Interior.

Lección 19 - Los Siete tipos de Hombre · Tema nº 19 - Los Siete Tipos de Hombre-5-La Humanidad...

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