Las siete potestades de la batalla final -...

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Las Siete Potestades de la Batalla Final Pastor Julio Herrera Estudio para Pastores Guatemala, 14 de septiembre del Año De La Revelación www.ebenezer.org.gt 1 La caída del hombre tuvo consecuencias graves para la humanidad. Una de ellas fue que Dios sacó al hombre del huerto y fue pronunciada una maldición sobre él, que estipulaba que habría una batalla entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente, batalla que hemos llamado la batalla de los siglos pues llega hasta Apocalipsis, donde el enemigo tiene la última oportunidad de vencer a la simiente de la mujer. Esta batalla aún no se ha dado pero podríamos decir que el enemigo hará una pre-persecución para impedir que la iglesia alcance su objetivo final de ser arrebatada. La serpiente es un instrumento que el enemigo siempre ha querido utilizar para atacar las diferentes simientes y de ese ataque nos debemos cuidar como iglesia. Sabemos que en la naturaleza hay siete reinos pero los más conocidos son el animal, el vegetal y el mineral; la serpiente atacó a Adán en el reino animal, pues se le presentó con una serpiente literal que le habló para desviarlo; luego cuando se levantó Noé, el enemigo lo atacó a través del vino, que según proverbios, es como una serpiente, pero del reino vegetal; y por último, en el caso de Abraham, se levantó el rey de Sodoma ofreciéndole dinero, que representa el reino mineral. Cuando Jesucristo viene, el enemigo se ensaña contra Él, presentando un ataque a través de estos tres reinos, pues cuando Jesús fue azotado lo hicieron con una correa hecha de pieles (reino animal), luego le pusieron una corona de espinas (reino vegetal) y con la lanza de hierro lo hieren (reino mineral). La palabra también es una simiente, y según la parábola del sembrador (Mateo 13), aquella que cayó junto al camino y las aves se la llevaron (reino animal), otra parte cayó entre espinos y otra entre pedregales (reino mineral). De esto podemos decir que el enemigo siempre atacará con lo que tiene a su alcance y como ministros debemos advertirle a la iglesia. Génesis 3:14 (LBLA) Y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, maldita serás más que todos los animales, y más que todas las bestias del campo; sobre tu vientre andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. La maldición que se lanzó sobre la serpiente de alguna forma afectó a su simiente pues esta proviene del vientre. Génesis 3:15 (LBLA) Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar. En esta batalla se estaba diciendo que la simiente de la mujer le iba aplastar la cabeza a la simiente de la serpiente y esta solo podría herirle el calcañal. Como ministros somos parte de esta simiente, y la escritura declara que cuando el pastor, es herido las ovejas son dispersadas, por lo que necesitamos cuidarnos de las heridas de la serpiente, a nivel de la tierra. La palabra que en este verso se traduce enemistad es H342 eibá que también significa hostilidad y proviene de la raíz H340 ayab que significa odiar a uno de una tribu o de un partido opositor, ser hostil o enemigo. Dios declaró entonces que habría hostilidad entre estas dos simientes.

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Las Siete Potestades de la Batalla Final Pastor Julio Herrera Estudio para Pastores Guatemala, 14 de septiembre del Año De La Revelación

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La caída del hombre tuvo consecuencias graves para la humanidad. Una de ellas fue que Dios sacó al hombre del huerto y fue pronunciada una maldición sobre él, que estipulaba que habría una batalla entre la simiente de la mujer y la simiente de la serpiente, batalla que hemos llamado la batalla de los siglos pues llega hasta Apocalipsis, donde el enemigo tiene la última oportunidad de vencer a la simiente de la mujer. Esta batalla aún no se ha dado pero podríamos decir que el enemigo hará una pre-persecución para impedir que la iglesia alcance su objetivo final de ser arrebatada. La serpiente es un instrumento que el enemigo siempre ha querido utilizar para atacar las diferentes simientes y de ese ataque nos debemos cuidar como iglesia. Sabemos que en la naturaleza hay siete reinos pero los más conocidos son el animal, el vegetal y el mineral; la serpiente atacó a Adán en el reino animal, pues se le presentó con una serpiente literal que le habló para desviarlo; luego cuando se levantó Noé, el enemigo lo atacó a través del vino, que según proverbios, es como una serpiente, pero del reino vegetal; y por último, en el caso de Abraham, se levantó el rey de Sodoma ofreciéndole dinero, que representa el reino mineral. Cuando Jesucristo viene, el enemigo se ensaña contra Él, presentando un ataque a través de estos tres reinos, pues cuando Jesús fue azotado lo hicieron con una correa hecha de pieles (reino animal), luego le pusieron una corona de espinas (reino vegetal) y con la lanza de hierro lo hieren (reino mineral). La palabra también es una simiente, y según la parábola del sembrador (Mateo 13), aquella que cayó junto al camino y las aves se la llevaron (reino animal), otra parte cayó entre espinos y otra entre pedregales (reino mineral). De esto podemos decir que el enemigo siempre atacará con lo que tiene a su alcance y como ministros debemos advertirle a la iglesia. Génesis 3:14 (LBLA) Y el SEÑOR Dios dijo a la serpiente: Por cuanto has hecho esto, maldita serás más que todos los animales, y más que todas las bestias del campo; sobre tu vientre andarás, y polvo comerás todos los días de tu vida. La maldición que se lanzó sobre la serpiente de alguna forma afectó a su simiente pues esta proviene del vientre. Génesis 3:15 (LBLA) Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y su simiente; él te herirá en la cabeza, y tú lo herirás en el calcañar. En esta batalla se estaba diciendo que la simiente de la mujer le iba aplastar la cabeza a la simiente de la serpiente y esta solo podría herirle el calcañal. Como ministros somos parte de esta simiente, y la escritura declara que cuando el pastor, es herido las ovejas son dispersadas, por lo que necesitamos cuidarnos de las heridas de la serpiente, a nivel de la tierra. La palabra que en este verso se traduce enemistad es H342 eibá que también significa hostilidad y proviene de la raíz H340 ayab que significa odiar a uno de una tribu o de un partido opositor, ser hostil o enemigo. Dios declaró entonces que habría hostilidad entre estas dos simientes.

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Apocalipsis 12:1-2 (LBLA) Y una gran señal apareció en el cielo: una mujer vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza; [2] estaba encinta, y gritaba, estando de parto y con dolores de alumbramiento. Cuando vamos al libro de Apocalipsis vemos que la batalla ya no se da a nivel de la tierra sino en el cielo, porque ese es el destino final de la iglesia representada en la mujer vestida de sol, que está a punto de dar a luz una simiente que será arrebatada. Apocalipsis 12:3-4 (LBLA) Entonces apareció otra señal en el cielo: he aquí, un gran dragón rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas había siete diademas. [4] Su cola arrastró la tercera parte de las estrellas del cielo y las arrojó sobre la tierra. Y el dragón se paró delante de la mujer que estaba para dar a luz, a fin de devorar a su hijo cuando ella diera a luz. Cuando Dios le profetizó a Abraham, le dijo que su simiente sería como el polvo de la tierra, como la arena del mar y como las estrellas del cielo, es decir que el dragón (una serpiente que ya evolucionó) arrastra la simiente celestial de Abraham, o sea a nosotros como su simiente celestial. Apocalipsis 12:5 (LBLA) Y ella dio a luz un hijo varón, que ha de regir a todas las naciones con vara de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Dios y hasta su trono. Lo que se profetizó en Génesis tendrá su cumplimento en Apocalipsis, pero ya comenzamos a ver los inicios de esa batalla, pues estamos viviendo los tiempos finales. En Génesis se habla de la primer Eva, que es la madre de los vivientes, vestida con vestidura de piel pues perdió su vestido de luz, ella está coronada con una maldición, a ella le profetizaron la multiplicación de sus dolores de parto, tiene dos hijos (Caín y Abel) y se desarrolla una batalla en la tierra contra la simiente literal. Cuando se habla de la serpiente, vemos que se arrastraba sobre su pecho, podía herir a la simiente de la mujer. En Apocalipsis se habla de la poster Eva que es madre de los huíos, se viste de Sol, está coronada con estrellas, tiene dolores de parto, es madre de el tecnón y el huíos; cuando se habla del dragón vemos que arrastra su cola y ahora no solo hiere a la simiente sino la devora; esta batalla se da en el cielo y es contra la simiente espiritual. Esto quiere decir que el enemigo tiene diferentes niveles de ataque, pues en ocasiones ataca con lo terrenal y a veces con lo espiritual. En el capitulo doce de Apocalipsis se encuentran siete potestades que pueden interrumpir el avance de la iglesia en su camino a ser arrebatada, son las siguientes con su respectivo número Strong: 1. Fascinador - G1404 2. Devorador – G2719 3. Seductor – G3789 4. Calumniador – G1228 5. Acusador – G4597, G2725 6. Engañador – G4105

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7. Perseguidor - G1377 1. El Fascinador (El dragón) Apocalipsis 12:3 (LBLA) Entonces apareció otra señal en el cielo: he aquí, un gran dragón rojo que tenía siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas había siete diademas. La palabra dragón se traduce del G1404 drakón que significa tipo fabuloso de serpiente, que se supone que fascinaba. Fascinar es engañar, alucinar u ofuscar, atraer irresistiblemente o hacer mal de ojo; cuando alguien no puede resistir a hacer algo, es posible que esté fascinado; esto tiene que ver con los ojos, que es donde se manifiesta la revelación, por lo que debemos analizar nuestros ojos. Job 16:4 (BMN) También yo podría hablar como vosotros si me encontrara en vuestro lugar: sabría fascinaros con discursos, meneando contra vosotros mi cabeza. Debemos cuidar que nuestra intención al dar un discurso (prédica) no sea fascinar o asombrar a las ovejas. La palabra discurso es el H4405 milá que representa la palabra evangelística. Esto no quiere decir que solo los evangelistas tengan este problema, pues todos somos susceptibles a caer en este error. Marcos 4:19 (BNC) pero sobrevienen los cuidados del siglo, la fascinación de las riquezas y las demás codicias, y la ahogan, quedando sin dar fruto. Las riqueza son atractivas, sin embargo podemos vencer esta tentación a la manera de Abraham que no se dejó comprar por el rey de Sodoma por medio del diezmo, de tal forma que reprendamos al devorador. En la biblia hay diferentes tipos de devorador: las aves del cielo devoran la palabra, las vacas flacas devoran la abundancia, el lobo devora a las ovejas, la langosta devora la cosecha, el gusano devora las viñas, el león devora los huesos (espíritu), la polilla devora las vestiduras, los buitres devoran la fidelidad en el servicio, la mosca devora la adoración, el puerco montés devora la restauración, las bestias del campo devoran los sueños y el dragón devora a los hijos. Salmos 91:13 (RV60) Sobre el león y el áspid pisarás; Hollarás al cachorro del león y al dragón. El Señor nos da autoridad en nuestros pies para que pisoteemos al dragón, el fascinador que quiere devorar a los hijos en este tiempo final, por lo que el estado de nuestros pies determinará si somos capaces de hollar al dragón, de tal forma que si sabemos que nuestro caminar no ha sido el mejor debemos arrepentirnos y pedir al Señor que limpie nuestros pies, para que podamos hollar al fascinador.