Las Ovejas Necesitan Pastor - P7 - Pan Sobre La Mesa

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    Las ovejas necesitan Pastor  – Parte 7 

    Pan sobre la mesa (El Pastor sanador)

    Pastor Erich Engler

    Vamos a ir al libro de Ezequiel cap. 34 y allí comenzaremos leyendo desde el vers. 1.

    ¿Necesitan pastor las ovejas? Por supuesto que sí. Tal vez hayas visto muchas que andansueltas por ahí en el reino de Dios, no significa por eso que ese sea el estado normal.

    “Vino a mí palabra del Señor, diciendo:

    (2) Hijo de hombre, profetiza contra los pastores de Israel; profetiza, y di a los pastores: Así hadicho el Señor: ¡Ay de los pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos! ¿No apacientan lospastores a los rebaños?

    Lamentablemente ha habido, hay y seguirá habiendo pastores que se apacientan a sí mismos.Puede ser que alguno de vosotros, que lee o escucha este mensaje, haya tenido algunaexperiencia negativa en este sentido. Aunque haya casos negativos como estos, eso no cambia larealidad que también existen pastores que son buenos y que hacen bien su labor, y que por sobretodas las cosas, existe el buen pastor por excelencia quien es Jesucristo.

    El hecho de que haya pastores que no hacen bien su trabajo, no es una licencia para que existanovejas sueltas que no quieren pertenecer a ningún rebaño por el hecho de haber tenido malasexperiencias o sufrido desengaños.Muchas personas actúan de acuerdo a los desengaños que sufrieron, pero ese no es el plan de

    Dios.

    No hay ninguna razón para actuar en forma negativa a causa de malas experiencias, sino que porel contrario la Palabra nos enseña que si el espíritu o la ira del rey se exaltare contra nosotros nodebemos abandonar nuestro lugar (Eclesiastés 10:4) ya que con esa actitud se demuestranuestra fidelidad.Hay muchas cosas que suceden por diferentes motivos.Seguimos leyendo nuestro pasaje principal:

    (3) Coméis la grosura, y os vestís de la lana; la engordada degolláis, mas no apacentáis a lasovejas.

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    Ese es el motivo por el cual el apóstol Pedro nos dice que los pastores no deben apacentar susovejas por la fuerza o por ganancias deshonestas, sino voluntariamente y con ánimo pronto (1Pedro 5:2).Seguimos leyendo el pasaje de Ezequiel.(4) No fortalecisteis las débiles, ni curasteis la enferma; no vendasteis la perniquebrada, novolvisteis al redil la descarriada, ni buscasteis la perdida, sino que os habéis enseñoreado de ellascon dureza y con violencia. (Aquí describe el Señor como actúa el asalariado, o aquel que hacela tarea solo por el dinero que recibe).

    Mientras leemos este pasaje, no deberíamos perder de vista, que es Dios mismo quien pronunciaestas palabras.

    ¿Curar a la oveja enferma o fortalecer a la débil son algunas de las tareas de un buen pastor? ElSeñor no nos recomendaría hacer esta tarea a los pastores que estamos bajo su autoridad, si Élmismo no hiciera esto con nosotros.(5) Y andan errantes por falta de pastor, y son presa de todas las fieras del campo, y se handispersado.Habíamos visto en la clase anterior que hay muchos enemigos de las ovejas que las buscan paraque sean su presa, además del ladrón que viene disfrazado para dispersarlas.(6) Anduvieron perdidas mis ovejas por todos los montes, y en todo collado alto; y en toda la faz

    de la tierra fueron esparcidas mis ovejas, y no hubo quien las buscase, ni quien preguntase porellas.

    La Palabra habla una y otra vez sobre las ovejas que andan errantes o perdidas por falta delcuidado del pastor.En Isaías cap. 53, donde nos habla del plan de salvación y de la sanidad, también menciona a lasovejas descarriadas o perdidas.Una de las causas principales de enfermedad es que las ovejas andan descarriadas, errantes,descuidadas y perdidas, y que no siguen al buen pastor.Lo mejor que podemos hacer es seguir al Señor bien de cerca, pero lamentablemente haymuchas ovejas solitarias que se apartan del rebaño pensando que pueden subsistir por sí

    mismas.

    Seguimos leyendo ahora desde el vers. 14:(14) En buenos pastos las apacentaré, y en los altos montes de Israel estará su aprisco; allídormirán en buen redil, y en pastos suculentos serán apacentadas sobre los montes de Israel.

    (15) Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice el Señor.¡Gloria a Dios que aún cuando somos desengañados y abandonados por otros pastores, el buenpastor por excelencia siempre está a nuestro lado y nunca nos abandona!(16) Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, yfortaleceré la débil; mas a la engordada y a la fuerte destruiré; las apacentaré con justicia.

    Este pasaje, junto con el de Isaías 53, debería ser la respuesta a la pregunta si la sanidad es o nola voluntad de Dios. Él mismo dice que desea sanar a la enferma y fortalecer a la débil.Imagínense que yo demandara algo de vosotros que yo mismo no cumplo, ¿sería malo verdad?¿Piensas que el Señor demanda algo de sus pastores lo cual Él mismo no cumple? ¿Piensas queÉl demanda que sus pastores se encarguen de sanar a la enferma cuando Él mismo no tuvieseinterés alguno en sanarnos? Sería ilógico ¿verdad?

    Esa es la razón por la cual reconviene a los pastores que no hacen lo que Él desea para susovejas.

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    Lamentablemente, a causa de largos años de doctrinas erróneas en el cuerpo de Cristo, haymuchos que están inseguros en cuanto al tema sanidad y que piensan de manera equivocadasobre la voluntad de Dios al respecto.

     Aquí está claro que su voluntad es sanarnos, restablecernos y fortalecernos.Deberíamos usar la cabeza para pensar, que por más que muchos digan lo contrario, su Palabraes más que clara al respecto.Este pasaje nos muestra más que claro que su voluntad es sanarnos, de lo contrario no lo

    demandaría de sus pastores.

    Una de las varias tareas de un pastor es brindar sanidad a sus ovejas, enseñando la Palabrasobre este tema y orando por los enfermos y débiles para que sean restablecidos.Dios no tiene dos voluntades diferentes, hoy de una forma y mañana de otra, sino que por elcontrario su voluntad y plan es siempre el mismo. Él no tiene una voluntad para el cielo y otradiferente para la tierra que muestre lo contrario.

    ¿Cuál fue la oración de Jesús? Tu voluntad sea hecha, como en el cielo así también en la tierra.Su voluntad es una sola: en el cielo no hay enfermedad ni dolor, ¿por qué habría de ser suvoluntad diferente para la tierra?

    Vamos a ir al Salmo 23 donde habla del buen pastor:“El Señor es mi pastor; nada me faltará.(2) En lugares de delicados pastos me hará descansar;Junto a aguas de reposo me pastoreará.

    (3) Confortará mi alma;Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.

    (4) Aunque ande en valle de sombra de muerte,No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo;Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.

    (5) Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores;Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.(6) Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,Y en la casa del Señor moraré por largos días”. 

     Aquí nos dice que Él prepara una mesa en presencia de nuestros enemigos. Si el Señor es unDios sanador, de acuerdo a lo que acabamos de leer en el libro de Ezequiel, ¿qué es lo que haysobre esa mesa tendida? Sobre esa mesa debe haber todo aquello que necesitamos, entre otrascosas pan y vino, o zumo de fruta.El pan, en la Palabra de Dios, es usado muchas veces como un símbolo para sanidad. Por otraparte el pan equivale a uno de los alimentos básicos para el ser humano.

    Vamos a ir al libro de Mateo cap. 15 y allí vamos a leer desde el vers. 21. Este pasaje nosmuestra, en forma clara y precisa, que la sanidad es la voluntad de Dios para nosotros:“Saliendo Jesús de allí, se fue a la región de Tiro y de Sidón.(22) Y he aquí una mujer cananea que había salido de aquella región clamaba, diciéndole: ¡Señor,Hijo de David, ten misericordia de mí! Mi hija es gravemente atormentada por un demonio.(23) Pero Jesús no le respondió palabra. Entonces acercándose sus discípulos, le rogaron,diciendo: Despídela, pues da voces tras nosotros.

    Hay personas que detienen su lectura aquí, diciendo que no pueden más con la situación e

    intentan solucionar el problema probando algún método que ofrecen por ahí, en lugar de ponertoda su confianza primeramente en el Señor.(24) El respondiendo, dijo: No soy enviado sino a las ovejas perdidas de la casa de Israel.

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    Con esta respuesta Jesús está confirmando el pasaje de Ezequiel cap. 34.(25) Entonces ella vino y se postró ante él, diciendo: ¡Señor, socórreme!(26) Respondiendo él, dijo: No está bien tomar el pan de los hijos, y echarlo a los perrillos. Aquí Jesús le está probando cuando le dice, de una manera muy poco diplomática, que él vinopara los hijos de Israel y no para los cananeos. Aunque esta respuesta sería demasiado dura paramuchos de nosotros, esta mujer sin embargo, no se deja intimidar por eso y sigue insistiendo. Aquí habla Jesús del pan de los hijos.(27) Y ella dijo: Sí, Señor…

    Personalmente creo, que muchos de los problemas que tenemos se solucionaríaninstantáneamente si solo dijéramos: ¡Sí, Señor, tienes razón!, en lugar de andar discutiendo conÉl.

    Hay unos cuantos que si dijeran esto e hicieran lo que el Señor les dice, acabarían de una vez portodas con las múltiples secciones de conserjería. Cualquier pastor o consejero de almas me estádando la razón ahora ¿verdad?Hay muchas personas que saben cuál es la solución para sus problemas, pero sin embargo semantienen tercos tratando de probar con cualquier otra cosa antes de aceptarla.En el momento en que esta mujer dijo: ¡Sí, Señor!, estaba confesando sanidad. Ella tuvo quereconocer que los cananeos no tenían demasiada buena fama en muchos aspectos.

    Cuando Jesús menciona la palabra “perrillos”, no se está refiriendo precisamente a un hermosoanimalito doméstico, sino a algo despectivo que representaba tanto sus costumbres como susprácticas y ciertos aspectos culturales que eran una ofensa para los judíos. Los judíos no queríantener nada que ver con ellos.Ella continúa diciendo:…pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus amos.

    (28) Entonces respondiendo Jesús, dijo: Oh mujer, grande es tu fe; hágase contigo como quieres.Y su hija fue sanada desde aquella hora”.

    Las palabras que Jesús le dice a esta mujer: “grande es tu fe”, no son palabras que lasencontramos demasiado a menudo en la Biblia. Si bien es cierto que muchas veces Él hacealusión a la fe de las personas y como esa fe les ha ayudado para recibir lo que necesitaban, perono es frecuente que Él se refiera a lo grande que es dicha fe.Esta mujer, al darle la razón al Señor, está demostrando su fe. Las excusas no son más que lademostración de la duda y la incredulidad.La hija de esta mujer fue sanada en el mismo instante en que ella le dice al Señor que Él tienerazón.La humildad tiene mucho que ver con la sanidad. El Señor dice en su Palabra que Él iba a sanarla tierra cuando el pueblo se humillare. Él no puede hacer nada cuando la gente es obstinada yrebelde.

    Esta mujer se acerca a Jesús en busca de ayuda para su hija enferma, ella no viene buscandoalimento, sin embargo el Señor le habla del pan que es para los hijos de Israel, o dicho en otraspalabras: para las ovejas perdidas de la casa de Israel.Esta mujer vino a buscar sanidad, y recibe el pan reservado para los hijos, el cual representa lasanidad. Ella no es una judía, sino pagana. Cuando le habla a Jesús le dice: “Hijo de David”, peroella no tiene ni idea lo que esto significa. Seguramente lo escuchó por ahí y se apropió de esetérmino.

    Los que la escucharon podían pensar que ella se quiso introducir para tomar algo que no le

    pertenecía, y como no era ni judía ni convertida al judaísmo, merecía ser tratada como un perro.

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    Ella, al sentirse tratada de esa manera podría haber desistido en el intento y haberse vuelto acasa, sin embargo, le da la razón a Jesús y admite que trató de tomar algo que no era destinadopara ella yendo a Él con palabras halagüeñas.

    Ella admite que no pertenece a los hijos de Israel y por lo tanto no merece lo que está destinadopara ellos, pero aún así se arreglaría con unas migajas que caigan de la mesa.Ella no pretende quitarles el pan a los hijos, mucho menos sacar algo de la mesa de ellos, perolas migajas que siempre caen al piso en abundancia, son más que suficientes para ella.

    Siempre que comamos pan, habrá migajas que caen al piso, sobre todo cuando hay niños a lamesa ¿verdad?

    Esta mujer estaba dispuesta a humillarse como un perro y lamer las migajas que caían de lamesa. Jesús, al ver su actitud, reconoce su enorme fe y humildad.Si las migajas que caen al piso pueden conceder sanidad, ¡cuánto más lo hará el pan que estásobre la mesa!

    Miremos lo que dice 1 Corintios cap. 11 vers. 23 en adelante y comparémoslo con el Salmo 23cuando se refiere a que el pastor prepara una mesa en presencia de nuestros enemigos. Estamesa tendida está llena de todo lo que necesitamos para vivir.

    ¿Qué mesa es ésta? La mesa del Señor es la santa cena.“Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fueentregado, tomó pan;(24) y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotroses partido; haced esto en memoria de mí”. 

    ¿Cuál es el significado del cuerpo del Señor partido por nosotros? La explicación la encontramosen Isaías cap. 53: por sus heridas fuimos curados.En los vers. 29 y 30 del mismo cap., de 1 Corintios encontramos:“Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebepara sí.

    (30) Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen”. Comer y beber indignamente significa no reconocer que estos elementos están representando elcuerpo y la sangre del Señor. El pan está representando la sanidad para nuestros cuerpos. El pande los hijos es: la sanidad. 

    Relacionando estos pasajes con el de Ezequiel, nos damos cuenta que su voluntad para nosotroses la sanidad. Sobre la mesa del Señor está todo lo que necesitamos: salvación, sanidad yprovisión. ¡Su mesa es completa!Todos aquellos que dudan sobre si la sanidad es la voluntad de Dios para nosotros, deberíameditar sobre estos pasajes maravillosos.En el cap. 10 de 1 Corintios desde el vers. 16 encontramos lo siguiente:“La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo? El pan quepartimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?(17) Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo; pues todosparticipamos de aquel mismo pan.(18) Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son partícipes del altar?(19) ¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se sacrifica a los ídolos?(20) Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican, y no a Dios; y noquiero que vosotros os hagáis partícipes con los demonios.

    Participar con los demonios significa ser partícipes de la maldición de la ley. La enfermedad, esuna de las muchas de las maldiciones de la ley.En el vers. 21 nos dice:

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    “No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesadel Señor, y de la mesa de los demonios”.Si fuera como algunos sostienen, que a veces Dios sana y otras veces permite que te enfermes ysegún sea su voluntad te sana o no, significaría que, todo, tanto lo malo como lo bueno, provienedel Señor. Dicho de otra manera sería, que algunas veces Dios te envía bendición y otras vecesmaldición, sería una mezcla entre la mesa del Señor y la mesa de los demonios.Justamente aquí Pablo expresa lo contrario.

    ¿Cuántas mesas tiene el Señor? ¡Una sola!¿Puede haber cosas malas y buenas, sanidad y enfermedad, sobre la misma mesa? ¡Porsupuesto que no!¿Puede haber sobre esa mesa pan fresco y pan echándose a perder para saborear? ¡Porsupuesto que no!Él tiene una sola mesa preparada para nosotros y no la mezcla de lo divino y lo demoníaco, lamezcla de la bendición de la sanidad y la maldición de la enfermedad.Él no tiene una vez una mesa buena preparada para nosotros, y otra vez una mesa con cosasechadas a perder. ¡No, de ninguna manera! Él tiene una sola mesa con lo mejor para nosotrossus hijos.

    Es lamentable que muchísimos creyentes alrededor del mundo no tengan claridad sobre el temasanidad y acepten doctrinas erróneas.La mesa del Señor representa la sanidad para nuestros cuerpos, esa es su voluntad paranosotros. Su mesa es suficientemente grande como para que todos nosotros podamos participarde ella, y hay más que suficiente a nuestra disposición.Vamos a ir ahora al libro de Job. Muchos conocen solo de los primeros capítulos de la historia deJob cuando le sobreviene tanta desdicha de golpe, pero, ¡gracias a Dios! que la historia notermina allí. Job vivió muchos años y recuperó con creces todo lo que había perdido.

    En el libro de Job cap. 36 vers. 16 leemos:“ Asimismo te apartará de la boca de la angustia

     A lugar espacioso, libre de todo apuro,Y te preparará mesa llena de grosura”. 

    La mesa del Señor es suficientemente grande para todos los que deseen participar de ella. Sumesa está llena de cosas buenas.Esta certeza disipa toda duda sobre si la sanidad es su voluntad o no.Desde ahora en adelante, cada vez que tú participes de la cena del Señor, sea en la iglesia contus hermanos en la fe, o en tu hogar, estando solo o acompañado de tus seres queridos, la tomascon la seguridad que esa mesa está tendida en presencia de tus enemigos, (enfermedad, miseria,o cualquier otra cosa) y que hay más que suficiente a tu favor. Aquí no se trata si se tiene la doctrina correcta sobre este tema o no, esta realidad de la Palabraes válida para todos.

    Cada vez que se habla de una mesa tendida para nosotros, habrá algo sobre ella paraapropiárselo ¿verdad? Así es con la mesa del Señor, sobre ella hay pan para nosotros. Ese pan representa nuestrasanidad. Todos sus hijos tenemos lugar a la mesa.

    Para que los beneficios de dicha mesa se hagan realidad en nuestra vida, debemos tomarlos porla fe.Si tú, que escuchas o lees este mensaje, estás hoy enfermo, recibe tu sanidad por la fe al

    participar de la cena del Señor donde está el pan para sus hijos.¡Amén!

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