Las Cabras Encantadas

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LAS CABRAS ENCANTADAS El viejo criandero había perdido ya una vez en el mes de junio, su robusta cría de cien cabras. En ese mes cuando el pasto del despoblado empieza a secarse, a media noche llega una aroma que inquieta al ganado y lo hace saltar los corrales, y caminan toda la noche y la madrugada hasta llegar al cerro Aguja , cerca del mar en donde se quedan encantadas. Los campesinos en ese tiempo deben levantar los cercos y anudar un pedazo de soga de un metro entre la pata delantera y la trasera de la cabra guía, a fin de que no pueda saltar ni caminar fácilmente y se lleve los animales al cerro maldito. el cual aseguran les atrae con el agradable y fresco aroma de los overa les y faicales que emana y desparrama por el despoblado con la brisa. Allá en lo alto de la Aguja ven bajar a los crianderos embrujados arriando su cría, la cual bala incesantemente, los burros rebuznan sin parrar y los perros aúllan y ladran igual. El viejo criandero, con tan grande pérdida de todo su trabajo de años ,había empezado a recriar y ya contaba nuevamente con doscientas cabezas. Recordaba con mucha preocupación aquella triste madrugada cuando tuvo que seguir el rastro de su ganado dos días y dos noches. Enfermo por mucho tiempo tirado a la pena comentaban que estaba medio mento ,y siempre lo escuchaban en luna llena llamar a los chivos. -Huaaachua, huacha huacha –e imitaba al león cabrero así como lo hacen los pastor eros de las tierras duras para que las cabras vuelvan asustadas, cuando se alejan mucho. Siempre preguntaba a su mujer e hijos si no habían vuelto los animales. El mes de junio llegó rápido , época en que la cría se ventea o huye – pero está vez no iba a pasar lo mismo, no, y decidido el viejo ingresó al corral a media noche y sacó una cuchilla marca toro, se acercó a la cabra guía y le sacó los ojos y se los comió conforme le habían aconsejado otros crianderos que habían sufrido los efectos del encanto. Cada noche del mes de junio repitió la trágica tarea de a poco, hasta que dejó ciega a toda la cría . Al amanecer del primer día del siguiente mes, el criandero y todo su ganado desapareció El iba ciego también los cachos de una cabra se le habían incrustado en los ojos, cuando la sostenía ajustada a su brazo para hundirle la marca toro. Los crianderos quisieron atajarlos cuando iban camino al cerro pero huyeron espantados cuando notaron que de los ojos de los animales y del anciano chipiaba candela. LAS CABRAS ENCANTADAS El viejo criandero había perdido ya una vez en el mes de junio, su robusta cría de cien cabras. En ese mes cuando el pasto del despoblado empieza a secarse, a media noche llega una aroma que inquieta al ganado y lo hace saltar los corrales, y caminan toda la noche y la madrugada hasta llegar al cerro Aguja , cerca del mar en donde se quedan encantadas. Los campesinos en ese tiempo deben levantar los cercos y anudar un pedazo de soga de un metro entre la

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LAS CABRAS ENCANTADASEl viejo criandero haba perdido ya una vez en el mes de junio, su robusta cra de cien cabras. En ese mes cuando el pasto del despoblado empieza a secarse, a media noche llega una aroma que inquieta al ganado y lo hace saltar los corrales, y caminan toda la noche y la madrugada hasta llegar al cerro Aguja , cerca del mar en donde se quedan encantadas. Los campesinos en ese tiempo deben levantar los cercos y anudar un pedazo de soga de un metro entre la pata delantera y la trasera de la cabra gua, a fin de que no pueda saltar ni caminar fcilmente y se lleve los animales al cerro maldito. el cual aseguran les atrae con el agradable y fresco aroma de los overa les y faicales que emana y desparrama por el despoblado con la brisa. All en lo alto de la Aguja ven bajar a los crianderos embrujados arriando su cra, la cual bala incesantemente, los burros rebuznan sin parrar y los perros allan y ladran igual. El viejo criandero, con tan grande prdida de todo su trabajo de aos ,haba empezado a recriar y ya contaba nuevamente con doscientas cabezas. Recordaba con mucha preocupacin aquella triste madrugada cuando tuvo que seguir el rastro de su ganado dos das y dos noches.Enfermo por mucho tiempo tirado a la pena comentaban que estaba medio mento ,y siempre lo escuchaban en luna llena llamar a los chivos. -Huaaachua, huacha huacha e imitaba al len cabrero as como lo hacen los pastor eros de las tierras duras para que las cabras vuelvan asustadas, cuando se alejan mucho. Siempre preguntaba a su mujer e hijos si no haban vuelto los animales. El mes de junio lleg rpido , poca en que la cra se ventea o huye pero est vez no iba a pasar lo mismo, no, y decidido el viejo ingres al corral a media noche y sac una cuchilla marca toro, se acerc a la cabra gua y le sac los ojos y se los comi conforme le haban aconsejado otros crianderos que haban sufrido los efectos del encanto.Cada noche del mes de junio repiti la trgica tarea de a poco, hasta que dej ciega a toda la cra . Al amanecer del primer da del siguiente mes, el criandero y todo su ganado desapareci El iba ciego tambin los cachos de una cabra se le haban incrustado en los ojos, cuando la sostena ajustada a su brazo para hundirle la marca toro. Los crianderos quisieron atajarlos cuando iban camino al cerro pero huyeron espantados cuando notaron que de los ojos de los animales y del anciano chipiaba candela.

LAS CABRAS ENCANTADASEl viejo criandero haba perdido ya una vez en el mes de junio, su robusta cra de cien cabras. En ese mes cuando el pasto del despoblado empieza a secarse, a media noche llega una aroma que inquieta al ganado y lo hace saltar los corrales, y caminan toda la noche y la madrugada hasta llegar al cerro Aguja , cerca del mar en donde se quedan encantadas. Los campesinos en ese tiempo deben levantar los cercos y anudar un pedazo de soga de un metro entre la pata delantera y la trasera de la cabra gua, a fin de que no pueda saltar ni caminar fcilmente y se lleve los animales al cerro maldito. el cual aseguran les atrae con el agradable y fresco aroma de los overa les y faicales que emana y desparrama por el despoblado con la brisa. All en lo alto de la Aguja ven bajar a los crianderos embrujados arriando su cra, la cual bala incesantemente, los burros rebuznan sin parrar y los perros allan y ladran igual. El viejo criandero, con tan grande prdida de todo su trabajo de aos ,haba empezado a recriar y ya contaba nuevamente con doscientas cabezas. Recordaba con mucha preocupacin aquella triste madrugada cuando tuvo que seguir el rastro de su ganado dos das y dos noches.Enfermo por mucho tiempo tirado a la pena comentaban que estaba medio mento ,y siempre lo escuchaban en luna llena llamar a los chivos. -Huaaachua, huacha huacha e imitaba al len cabrero as como lo hacen los pastor eros de las tierras duras para que las cabras vuelvan asustadas, cuando se alejan mucho. Siempre preguntaba a su mujer e hijos si no haban vuelto los animales. El mes de junio lleg rpido , poca en que la cra se ventea o huye pero est vez no iba a pasar lo mismo, no, y decidido el viejo ingres al corral a media noche y sac una cuchilla marca toro, se acerc a la cabra gua y le sac los ojos y se los comi conforme le haban aconsejado otros crianderos que haban sufrido los efectos del encanto.Cada noche del mes de junio repiti la trgica tarea de a poco, hasta que dej ciega a toda la cra . Al amanecer del primer da del siguiente mes, el criandero y todo su ganado desapareci El iba ciego tambin los cachos de una cabra se le haban incrustado en los ojos, cuando la sostena ajustada a su brazo para hundirle la marca toro. Los crianderos quisieron atajarlos cuando iban camino al cerro pero huyeron espantados cuando notaron que de los ojos de los animales y del anciano chipiaba candela.

LAS CABRAS ENCANTADASEl viejo criandero haba perdido ya una vez en el mes de junio, su robusta cra de cien cabras. En ese mes cuando el pasto del despoblado empieza a secarse, a media noche llega una aroma que inquieta al ganado y lo hace saltar los corrales, y caminan toda la noche y la madrugada hasta llegar al cerro Aguja , cerca del mar en donde se quedan encantadas. Los campesinos en ese tiempo deben levantar los cercos y anudar un pedazo de soga de un metro entre la pata delantera y la trasera de la cabra gua, a fin de que no pueda saltar ni caminar fcilmente y se lleve los animales al cerro maldito. el cual aseguran les atrae con el agradable y fresco aroma de los overa les y faicales que emana y desparrama por el despoblado con la brisa. All en lo alto de la Aguja ven bajar a los crianderos embrujados arriando su cra, la cual bala incesantemente, los burros rebuznan sin parrar y los perros allan y ladran igual. El viejo criandero, con tan grande prdida de todo su trabajo de aos ,haba empezado a recriar y ya contaba nuevamente con doscientas cabezas. Recordaba con mucha preocupacin aquella triste madrugada cuando tuvo que seguir el rastro de su ganado dos das y dos noches.Enfermo por mucho tiempo tirado a la pena comentaban que estaba medio mento ,y siempre lo escuchaban en luna llena llamar a los chivos. -Huaaachua, huacha huacha e imitaba al len cabrero as como lo hacen los pastor eros de las tierras duras para que las cabras vuelvan asustadas, cuando se alejan mucho. Siempre preguntaba a su mujer e hijos si no haban vuelto los animales. El mes de junio lleg rpido , poca en que la cra se ventea o huye pero est vez no iba a pasar lo mismo, no, y decidido el viejo ingres al corral a media noche y sac una cuchilla marca toro, se acerc a la cabra gua y le sac los ojos y se los comi conforme le haban aconsejado otros crianderos que haban sufrido los efectos del encanto.Cada noche del mes de junio repiti la trgica tarea de a poco, hasta que dej ciega a toda la cra . Al amanecer del primer da del siguiente mes, el criandero y todo su ganado desapareci El iba ciego tambin los cachos de una cabra se le haban incrustado en los ojos, cuando la sostena ajustada a su brazo para hundirle la marca toro. Los crianderos quisieron atajarlos cuando iban camino al cerro pero huyeron espantados cuando notaron que de los ojos de los animales y del anciano chipiaba candela.

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