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LAS ASOCIACIONES DE INMIGRANTES COMO ESPACIOS DE
CONSTRUCCIÓN POLÍTICA DE LA INTEGRACIÓN: EL CASO DE LA
CIUDAD DE GANDIA1
Albert Mora Castro. Instituto de Derechos Humanos. Universidad de Valencia.
Resumen
La participación ciudadana juega un papel esencial en la construcción de los procesos
de integración de y con las personas extranjeras. Las asociaciones de inmigrantes se han
convertido, en los últimos años, en estructuras capaces de articular proyectos de
participación y promoción de la integración. En esta comunicación se analizan las
funciones de estas asociaciones, especialmente por lo que refiere al ámbito de la
incidencia política, en Gandia (Valencia), un municipio con elevada presencia de
población extranjera (24% de la población, a 1 de enero de 2012) que cuenta con un
amplio y dinámico tejido asociativo inmigrante y donde se han llevado a la práctica
diversas políticas públicas específicamente orientadas a la integración de los nuevos
vecinos.
Palabras clave: Asociaciones de inmigrantes, integración, incidencia política,
participación, Gandia.
1. Introducción
Las asociaciones de inmigrantes se han configurado como un instrumento clave
en los procesos de integración que se han ido desarrollando durante estos últimos años
en el territorio del Estado y, especialmente, en algunas Comunidades Autónomas y
municipios donde el impacto de la inmigración ha sido especialmente intenso. Son una
1 Este trabajo se ha desarrollado en el marco del proyecto “Derechos humanos, sociedades multiculturales
y conflictos” (DER 2012-31771) financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad, como parte
del VI Plan Nacional de Investigación Científica, Desarrollo e Innovación Tecnológica (Plan Nacional de
I+D+i) y forma parte de las principales conclusiones de la tesis doctoral de su autor (“La immigració a
Gandia: integració, associacionisme i polítiques públiques”, dirigida por la profesora Josepa Cucó y
defendida en el mes de diciembre de 2012).
2
expresión viva, con mayor o menor proyección pública, de la diversidad que se ha
instalado en nuestras ciudades y han contribuido a la re-creación de las culturas de
origen en las sociedades de instalación respondiendo también a varias de las
necesidades sociales de los colectivos de inmigrantes. Se han erigido, además, aunque
solo en ocasiones, en importantes interlocutoras de los inmigrantes ante los poderes
públicos. La reivindicación de los derechos de los inmigrantes, la sensibilización de la
población autóctona y la promoción de la interculturalidad son otros de los campos en
los que frecuentemente han trabajado parte de estas asociaciones. Y, a pesar de las
fricciones internas y de otros factores que muchas veces las hacen inoperantes, su
estudio se ha vuelto algo fundamental para entender los procesos de integración de los
inmigrantes en nuestras sociedades diversas (Schrover y Vermeulen, 2005: 824).
La heterogeneidad de estas asociaciones es un hecho que hace necesario un
acercamiento profundo a las mismas que permita conocer y comprender sus propósitos,
sus dinámicas internas y los impactos que sus acciones tienen en los territorios en los
que se han arraigado. Solo así se podrán comprender bien las lógicas que subyacen a
estas entidades y se podrán desvelar también las lógicas perversas que en algunos casos
han colonizado este espacio de supuesta articulación de la sociedad civil organizada.
El caso de Gandia es especialmente simbólico para el estudio del asociacionismo
inmigrante, dado el elevado número de asociaciones de inmigrantes y la importante
presencia pública de una buena parte de ellas. Si se toma como referencia la tasa de
asociacionismo2, se aprecia como Gandia tiene, en el año 2011, 0,9 asociaciones de
inmigrantes activas por cada 1.000 extranjeros. Otros estudios, como los realizados por
Morales, González y Jorba (2009: 126-127) en las ciudades de Madrid, Barcelona y
Murcia, apuntan unas tasas significativamente inferiores a las de Gandia en estas
importantes ciudades3.
2 Este es un indicador incompleto, dado que es basa en el número de asociaciones registradas oficialmente
y ofrece información solo sobre el número de asociaciones, pero no dice nada sobre el alcance de sus
actuaciones, el grado de participación en las mismas o el nivel de actividad. Así, puede darse el caso de
que el tejido asociativo inmigrante sea más rico y más potente en municipios con tasas de asociacionismo
más bajas porque las asociaciones, aun siendo menos numerosas que en otros lugares, funcionan mejor o
tienen mayor proyección. A pesar de eso, este es un indicador utilizado por diferentes investigadores que
trabajan en este ámbito porque, aun ofreciendo una información limitada, permite hacerse una idea de la
intensidad cuantitativa del fenómeno del asociacionismo inmigrante en un determinado territorio.
3 Así, en Madrid existirían 0,3 asociaciones de inmigrantes activas por cada 1.000 habitantes, en
Barcelona 0,8 y en Murcia 0,3. Se ha de señalar que los datos sobre los que se calculan estas tasas de
asociacionismo en el referido estudio datan de los años 2007-2008 y las de Gandia se refieren al año
3
Actualmente son dieciocho las asociaciones de inmigrantes registradas en el
Registro Municipal de Asociaciones del Ayuntamiento de Gandia, de las cuales puede
afirmarse que todas, a excepción de una, están activas en este momento4. Algunas, eso
sí, no llevan a término más que actividades muy esporádicas. Dos de las asociaciones no
se identifican a sí mismas como asociaciones de inmigrantes, pero atendiendo al hecho
de que comparten buena parte de las características de estas asociaciones (mayoría de
miembros inmigrantes, trabajo en el campo de la integración y la diversidad,
identificación social como entidades de inmigrantes) han sido incorporadas a la
población objeto de estudio5.
Con la intención de estudiar en profundidad las características definitorias del
asociacionismo inmigrante en la ciudad, se han desarrollado entrevistas en profundidad
con las personas responsables de cada una de las asociaciones que se encontraban
activas en el momento de desarrollo del trabajo de campo6. También se ha desarrollado
una entrevista grupal con las integrantes de la junta directiva de la asociación más
implantada en la ciudad, la Asociación Intercultural Midrashic. En estas entrevistas se
ha trabajado también sobre las imágenes, opiniones e interpretaciones que los
responsables asociativos tienen sobre algunos de los temas que son centrales en la
investigación en la que se enmarca este trabajo: los procesos de integración, la
2011. Si se dispusiera de datos actualizados sobre estas grandes ciudades seguramente la distancia sería
menor, considerando el hecho de que las asociaciones de inmigrantes, en general, han proliferado
especialmente en los últimos años. En Gandia, al menos cinco de las dieciocho asociaciones activas en la
actualidad se han creado después del año 2008.
4 La información relativa a las asociaciones dadas de alta en el Registro Municipal ha sido facilitada y
contrastada por diversos informantes y profesionales de los servicios municipales. No fue posible acceder
a los datos oficiales por falta de respuesta del Ayuntamiento a las demandas efectuadas en este sentido
durante los meses de septiembre y octubre de 2011.
5 Estas asociaciones son Dones de Hui, una asociación de mujeres promovida por personas
latinoamericanas que ha trabajado mucho en el ámbito de la inmigración en la ciudad de Gandia, y la
Asociación Intercultural Midrashic que, aun compartiendo escenarios con las asociaciones de
inmigrantes, es una asociación con una importante presencia de personas no inmigrantes. Cuando aquí se
habla de asociaciones de inmigrantes en general, se incorpora también a estas asociaciones aunque no
puedan ser consideradas exactamente como tales.
6 Asociación de Ecuatorianos Residentes en la Comarca de la Safor, Asociación de Residentes Bolivianos
en la Safor, Asociación de Colombianos de Gandia, Asociación Cultural Compañeros del Uruguay,
Asociación Cultural Argentina de la Comarca de la Safor, Asociación Cultural Perú Patria Querida,
Asociación Dones de Hui, Asociación Búlgara Gandiense Madara, Asociación de Rumanos de Gandia y
la Safor, Asociación Valenciana de Rusoparlantes, Asociación de Marroquíes Basma, Asociación de
Senegaleses de Touba, Asociación de Africanos del Oeste, Asociación DIAPALANTE, Asociación
Intercultural Midrashic. El trabajo de campo se desarrolló entre los meses de julio y septiembre de 2011,
momento que coincide con la etapa inicial del gobierno del Partido Popular, después de que este partido
ganara con mayoría absoluta las elecciones locales de mayo de 2011.
4
convivencia en la ciudad, las políticas de integración y el asociacionismo inmigrante en
Gandia.
2. El asociacionismo inmigrante como instrumento de participación política.
Los instrumentos de participación alternativos al sufragio pueden articularse en
torno a tres ejes fundamentales: la participación en asociaciones de inmigrantes, la
participación en órganos consultivos7 y la participación en procesos consultivos
públicos (como consultas populares o referéndums) (Moya, 2011). Sin duda, es el
primero de ellos el que aglutina una mayor variedad e intensidad de experiencias de
participación que han hecho del asociacionismo una de las principales vías de
participación política de los inmigrantes8, de especial utilidad para luchar contra la
posición de debilidad y subordinación en que estos se encuentran frecuentemente en la
sociedad de recepción (Aja y Díez, 2005: 18).
Son muchos los autores que han investigado la importancia del asociacionismo
en el fortalecimiento de la democracia, la promoción del bienestar y la cohesión social.
Desde que Tocqueville (2003) identificara a las asociaciones como frenos necesarios
ante el poder político, que actúan como antídotos para la tiranía, se han sucedido los
estudios que han puesto énfasis en el análisis de estas entidades como articuladoras de
la participación social y política. De hecho, en el ámbito de la sociología política ha
tenido un peso importante el conocido como efecto Tocqueville que postula la
identificación de la democracia con la vitalidad y participación de las asociaciones
7 La participación en órganos consultivos, como los consejos ciudadanos, los foros para la integración,
etc., ha sido señalada a menudo como una vía de canalización de la voz y los intereses de las personas
inmigrantes que contrarresta, en parte, las deficiencias derivadas del no reconocimiento del derecho al
voto. Pero, analizando la trayectoria de algunos Estados europeos, Martiniello (1999) explica cómo estos
foros consultivos ni resultan de utilidad para introducir cambios en las políticas que hagan que estas sean
acordes a los intereses de los inmigrantes, ni tampoco sirven para incrementar el poder político de este
colectivo. Según este autor, la consulta y el ejercicio del derecho al voto no se pueden disociar y la
participación en órganos consultivos debería de plantearse como un complemento que, en contextos de
reconocimiento de los derechos políticos, permitiría profundizar en el control democrático directo.
8 La disposición de los inmigrantes a formar asociaciones ha sido una realidad contrastada históricamente
en diferentes territorios y colectivos (Moya, 2011: 15), de forma que puede afirmarse que, en la práctica
totalidad de las sociedades de recepción, la llegada e instalación de inmigrantes ha comportado la
creación y desarrollo de asociaciones propias que han contribuido a hacer visibles a sus colectivos y a
incorporarlos a los escenarios públicos. En los últimos años este asociacionismo ha experimentado un
importante impulso en las zonas del Estado español que se han conformado como territorios de recepción
de inmigrantes. En el caso del País Valenciano, según Simó y Torres (2009: 301), se pasó de 40
asociaciones de inmigrantes laborales (que los autores definen como aquellos nacionales de fuera de la
Unión Europea de los 15) registradas en el año 2007 a las 403 formalizadas en 2009.
5
voluntarias presentes en la sociedad civil (Giner, 2001: 86)9. Las asociaciones,
identificadas como grupos intermedios (insertados entre el ámbito propio de la familia y
el de la política) se rebelan como “agentes colectivos por excelencia de la sociedad
civil” (Cucó, 1992: 242) que actúan “como una verdadera escuela de ciudadanos y
como una estructura de mediación entre estos y los centros de decisión del estado”
(Cucó, 2004: 130). Pueden jugar también, como han destacado Font, Montero y Torcal
(2006: 343-344), un rol importante como “escuelas de democracia” en las que se
aprende a participar, se delibera y se comparte información. La existencia de
asociaciones, afirman estos autores, puede facilitar el debate en la esfera pública. Un
debate que genere un mayor control del poder político y una mayor implicación de los
ciudadanos que encuentran así un instrumento para incidir en los procesos de decisión y
hacer de las políticas públicas una expresión más ajustada de las preferencias
mayoritarias de la ciudadanía. Son espacios de compromiso, con un grado de
proyección variable, pero articulados alrededor de la construcción colectiva de
proyectos compartidos, lo que implica una clara manifestación de la ciudadanía
especialmente relevante en contextos de no acceso al conjunto de los derechos de
participación. A pesar de ello, las asociaciones no pueden ser consideradas, per se,
escuelas de democracia, recuerda Ariño (2004: 100-101), quien señala cómo se deberían
dar dos condiciones para poder hablar de ciudadanía asociativa: “a) una interpenetración
del Estado y de la sociedad en la que las asociaciones no aparezcan como exteriores
frente a la sociedad política y b) que exista un reconocimiento por parte de las
asociaciones de su responsabilidad en la definición de los valores de la esfera pública y
en las carencias de las reglas democráticas”. A menudo las asociaciones de inmigrantes
cumplen, siquiera tangencialmente, estos requisitos.
Las asociaciones de inmigrantes, en la línea de lo establecido por del Valle
(2001: 146) para las asociaciones de mujeres, pueden constituirse como “espacios
puente” que vehiculan el tránsito de una situación de subordinación a una de mayor
equidad y donde “se generan discursos y prácticas alternativas que dotan de poder a
9 Autores como Putnam (1993), han puesto énfasis en cómo el buen funcionamiento de la democracia se
relaciona con los niveles de participación de los ciudadanos. Considerando a las asociaciones como instrumentos de especial utilidad para canalizar la participación ciudadana, la calidad de la democracia
mejorará en contextos en los que les tasas de asociacionismo sean superiores.
6
aquellas que han estado desprovistas de él por su condición”10
. Y es por eso que estas
asociaciones se consideran en este trabajo como una pieza clave a la hora de explicar los
procesos de integración y de incorporación de los inmigrantes a la cotidianeidad y al
espacio público. Así, frente a las barreras que impiden el acceso a la ciudadanía política,
la ciudadanía cívica se ejercería ampliamente en este tipo de asociaciones que son
vehículo de esas nuevas formas de participación política y ciudadana (Martín, 2004) que
toman forma en las sociedades de inmigración. Aun así, cabe destacar que no todas las
asociaciones de inmigrantes pueden ser consideradas, por si mismas, catalizadoras de la
participación social y política de los inmigrantes. El mundo asociativo inmigrante ha
estado caracterizado por buena parte de aquellos que lo han estudiado como un mundo
altamente heterogéneo en el que confluyen asociaciones con pretensiones, actividades y
funcionamientos muy diversos e, incluso, divergentes. Pero el punto de vista que aquí se
adopta se alinea con los posicionamientos de los autores que afirman que, a pesar de las
apariencias, son muchas las asociaciones que, a veces sin tan siquiera saberlo o incluso
sin pretenderlo, generan procesos de incidencia política. Los inmigrantes pueden ser
considerados, siguiendo las aportaciones de del Valle (1997), como grupos en situación
de mutismo sociocultural que permanecen silenciados porque se encuentran en posición
de subordinación y que rompen este mutismo cuando se organizan alrededor de las
asociaciones. Para del Valle, estas pueden ser instrumentos de cambio incluso cuando
no persiguen explícitamente la transformación de las relaciones de poder11
.
El hecho de que buena parte de las asociaciones tengan como principal función
el ejercicio de la sociabilidad12
no implica que su labor no vaya más allá. De hecho, tal
y como ha señalado Ariño (2004: 103) en relación a las asociaciones convivenciales
10
No todos los espacios puente conducen a la otra orilla. Algunos individuos vuelven al punto de partida
y rechazan las experiencias de cambio. Otros, aun cuando vuelven al punto de partida, viven de manera
distinta su realidad y tratan de cambiarla como consecuencia de la experiencia adquirida en el espacio
puente. Otros crean espacios intermedios que implican ciertos avances. Y otros llegan a la otra orilla y
enfrentan cambios creativos (del Valle, 2001: 146).
11 Así lo estudia la autora en relación al asociacionismo femenino extrayendo algunas conclusiones que se
pueden extrapolar aquí al ámbito del asociacionismo inmigrante. Afirma del Valle (1997: 183): “el
asociacionismo, aun cuando vaya orientado a reforzar tareas domésticas (…) suele tener un efecto hacia
fuera y de aquí su carácter transformador. De hecho, las mujeres que se introducen en alguno de esos
grupos suelen ampliar su círculo de relaciones y el alcance de sus movimientos”.
12 Algunos autores han señalado como esta es una tendencia general del asociacionismo actual en el que
“no existe una especial preferencia dirigida a la formación de organizaciones caracterizadas por la
elaboración explícita de un proyecto político, sino más bien al desarrollo de un sentido comunitario y
autoorganizativo” (Herrera, 2009: 64).
7
(que tienen en la convivencia entre sus miembros su principal activo), estas vehiculan
muchas veces también una “ciudadanía vigilante” (que ejerce cierta función de control
de la actuación de la Administración) y una “ciudadanía corporativa” (que mantiene un
espacio de influencia mediante la asociación).
Además de erigirse en espacios de encuentro y de expresión cultural e
identitaria, las asociaciones de inmigrantes a menudo tratan de conformarse como
instrumentos de representación de los intereses de sus colectivos de referencia,
rompiendo así con el mutismo que muchas veces caracteriza a los inmigrantes que se
ven afectados por dinámicas de exclusión. Pero esta finalidad de representación no
siempre se lleva a buen puerto dado que, en algunos casos, las asociaciones de
inmigrantes actúan como representantes de colectivos a los que en realidad no
representan, porque persiguen solo los intereses particulares de sus socios o fundadores
y no dirigen su acción al conjunto de intereses del colectivo. Esta realidad puede ser
problemática cuando las asociaciones contribuyen a legitimar actuaciones públicas o
privadas bajo esta imagen de representatividad aunque “estén constituidas por un clan
familiar, persigan beneficios personales para los componentes de estas familias y
carezcan de cualquier tipo de base social e implantación (Gómez Gil, 2008: 544)13
.
Algunos, incluso, han llegado a destacar el carácter caciquil de los dirigentes de las
organizaciones de inmigrantes, posibilitado por el hecho de que las asociaciones se
hayan conformado como instrumentos de prestación de servicios a su comunidad de
referencia así como por las conexiones que sus líderes mantienen con los organismos
oficiales con competencias en política migratoria (Veredas, 2003: 217).
De acuerdo con Toral (2010)14
las relaciones entre estas asociaciones y el Estado
se han ido estrechando durante los últimos años, hasta el punto de que algunas de ellas
son financiadas, fundamentalmente, por fondos públicos15
, con todos los peligros que
13
En el extremo opuesto tendríamos la nueva generación de asociaciones de inmigrantes creadas o
sostenidas por personas inmigrantes ya plenamente instaladas que se organizan para ayudar a otros
inmigrantes que se incorporan de nuevo a la sociedad de recepción (Gómez Gil, 2008: 545).
14 El autor ha estudiado estas asociaciones centrándose en las que participan en el Foro para la Integración
Social de los Inmigrantes, órgano consultivo del Gobierno del Estado. Aunque no trabaja con una muestra
representativa del conjunto de asociaciones de inmigrantes en el Estado, sus conclusiones ofrecen
elementos de interés en consonancia con otras investigaciones que han tratado esta cuestión.
15 Esta dinámica de funcionamiento se ve frenada en el actual contexto de crisis económico-financiera que
ha provocado (o ha sido utilizado como pretexto para) la eliminación de buena parte de las ayudas que
recibían las organizaciones no gubernamentales y entidades sociales en general
8
ello comporta por lo que refiere al grado de autonomía y a la caracterización de las
asociaciones como sociedad civil. Otros autores han señalado como la creciente
dependencia de las subvenciones públicas contribuye a la extensión de las prácticas
clientelares en las relaciones entre las asociaciones y los poderes públicos y a la erosión
de la capacidad de reivindicación e incidencia política de las primeras. Ilustran
perfectamente esta posición las palabras de Veredas (2003: 222) quien afirma que “el
riesgo de cooptación de las asociaciones desde los organismos oficiales implica la
supresión del debate acerca de las condiciones estructurales del ejercicio de los derechos
civiles y políticos por parte de las poblaciones inmigrantes: las asociaciones quedan
relegadas al ámbito de lo asistencial, enmanilladas en el ejercicio reivindicativo – en el
caso de que este hubiera existido- frente a quien no es sino su mentor y principal
proveedor de recursos”. En las organizaciones que reciben subvenciones, además, las
tendencias a la profesionalización están más presentes, pudiendo socavar la
participación, la formación de capital social y la configuración de una auténtica
sociedad civil (Toral, 2010: 120). La actividad de estas organizaciones
profesionalizadas suele encaminarse a la prestación de servicios “subcontratados” más
que a la consecución de una misión colectiva establecida por unos ciudadanos
organizados voluntariamente alrededor de un objetivo compartido.
En relación al acercamiento de los poderes públicos a las asociaciones cabe
señalar también que este, en ocasiones, se realiza solo con la finalidad de legitimar y
dotar de autoridad a la decisiones que los poderes políticos adoptan en materia de
inmigración16
(Toral, 2010: 110) o con la clara intención de cooptarlas y enmudecer la
posible disidencia. La relación entre las autoridades públicas y las asociaciones, cuando
esta se limita a las subvenciones y a la participación en órganos consultivos sin poder
real, y cuando esto se combina con una escasa participación activa de los miembros de
las asociaciones, constituye un freno para la integración de las personas inmigrantes
(Toral, 2010: 123)17
.
16
Un caso paradigmático lo constituye la campaña de captación de adhesiones que la Conselleria de
Inmigración y Ciudadanía de la Generalitat Valenciana puso en marcha para conseguir un mayor
reconocimiento público de la controvertida medida del Compromiso de Integración. Ver “El compromiso
de integración sigue sumando apoyos entre los colectivos inmigrantes”, el Mundo.es, 25 de mayo de
2008, http://mun.do/10qXGAk, y “Blasco: a nadie se le va a imponer ninguna cultura o tradición”, El
País, 25 de mayo de 2008, http://bit.ly/YVjXuB.
17 Otros investigadores han llegado a conclusiones similares. Martín (2004: 129-130) alerta sobre la falsa
apariencia de participación que generan algunas asociaciones que, plegadas a los intereses de los poderes
9
Si bien la mayoría de las asociaciones pueden no estar configurándose, en
términos generales, como espacios de incidencia política explícita, no puede negarse
que hoy en día constituyen uno de los elementos clave de los que disponen las personas
inmigrantes para participar en el proceso político, conjuntamente con la participación en
las vías consultivas (órganos de consulta estatales, autonómicos o locales), la
participación en los sindicatos y la implicación en partidos políticos y organizaciones de
la sociedad civil (Zapata-Barrero, 2003: 79-80). Las asociaciones pueden jugar un papel
central en el empoderamiento de los individuos. Mediante la participación en estas
estructuras el inmigrante “incrementa la capacidad de organizarse, en movimientos o
redes sociales activas para ejercer el poder, individual y colectivamente, de forma que
esto les permita tener acceso a los recursos necesarios para sostener y mejorar sus vidas,
ayudándose mutuamente y elevando demandas de apoyo a las instituciones y de cambio
a la sociedad, ejerciendo de esta manera sus derechos como ciudadanos” (Sayed-
Ahmad, 2010: 268).
3. Las asociaciones de inmigrantes en el municipio de Gandia y su
configuración como instrumentos de acción política
El primer hecho significativo a la hora de plantear una radiografía de la
participación asociativa de los inmigrantes en Gandia es la diferenciación entre dos
conjuntos de asociaciones: el primero, integrado por asociaciones asentadas en la ciudad
que llevan años trabajando y que se encuentran plenamente consolidadas, y el segundo,
constituido por entidades de reciente creación que se encuentran aun definiendo su
objeto o que, habiéndolo definido, tratan de diseñar o poner en marcha estrategias
eficaces para alcanzarlo18
.
públicos, no hacen más que cumplir con las competencias que aquellos les delegan sin que ellas tengan
posibilidades reales de incidir sobre el tipo y dirección de las políticas públicas. Por su parte, Aparicio y
Tornos (2010: 46) explican como cuando las relaciones que las asociaciones establecen con la
administración y los políticos son clientelares, estas se convierten en agentes que promueven una
integración política “no sana”, una “no verdadera” integración.
18 Aun cuando en este texto no se pueden reflejar todas las características de estas asociaciones y se
señalan solo aquellas que mantienen una relación más estrecha con la esfera de la integración política,
conviene ofrecer algunas coordenadas básicas de los rasgos más compartidos entre ellas. Se trata de
asociaciones con un grado de participación interna muy variable, alta concentración de trabajo y poder de
decisión en órganos directivos y mayoritariamente conformadas por mujeres. Las más potentes poseen
bases asociativas más amplias, pero las más modestas tienen un marcado carácter presidencialista. Son
10
Consolidadas o no, estas asociaciones son, de alguna manera, escenarios de
participación de las personas inmigradas que guardan una relación, más o menos
intensa, con los procesos de integración de los nuevos vecinos en la ciudad. Y esta
participación se vertebra en cada una de las organizaciones alrededor de unos objetivos
concretos que configuran tipologías asociativas diversas. Se trata de objetivos que
frecuentemente son complementarios entre sí, aun cuando es habitual que uno de ellos
predomine sobre el resto19
.
Atendiendo al discurso de sus responsables, se aprecia claramente como el
reclamo sociocultural e identitario es el más presente entre las asociaciones de la ciudad.
La pervivencia de la cultura y su transmisión a los hijos, la recreación de la sociabilidad
vinculada a la comunidad de origen y, en definitiva, la expresión de la propia cultura en
la tierra de llegada, constituyen los objetivos centrales de buena parte de las
asociaciones. De hecho, de las quince agrupaciones entrevistadas, nueve de ellas se
podrían catalogar como asociaciones socioculturales y/o identitarias y cuatro más
afirman tener también un objetivo sociocultural, aunque este no sea el prioritario20
.
El objetivo asistencialista o de promoción del bienestar, que implica una
participación orientada a la satisfacción de las necesidades (sociales, jurídicas, de
formación o emocionales) del colectivo de referencia, está bien presente en buena parte
de las asociaciones, once de las cuales desarrollan una tarea importante en este ámbito
que puede considerarse el prioritario para cuatro de ellas21
. La promoción del bienestar
de los colectivos se alcanza también mediante la producción de bienes relacionales
colectivos producidos en las interacciones cotidianas, en la construcción de un proyecto
asociativo compartido que conlleva también, en ocasiones, el tejido de importantes
asociaciones participadas, en su práctica totalidad, y con alguna excepción, por nacionales de sus
colectivos de referencia y tienen un nivel de profesionalización mínimo.
19 La mayor parte de los objetivos han estado directamente explicitados por las personas entrevistadas,
pero también se han incorporado a este análisis algunos otros que, en ocasiones, no han sido enunciados
como tales pero que se han deducido del relato de las funciones que las organizaciones afirman tener.
20 En alguna ocasión, como en el caso de Midrashic, este objetivo sociocultural no persigue la
pervivencia, transmisión o expresión de la propia cultura sino el encuentro entre diferentes culturas y el
enriquecimiento entre ellas.
21 La frontera entre el objetivo sociocultural-identitario y el de promoción del bienestar social no siempre
está clara, como a menudo ocurre con los tipos ideales. En el primer caso se ubican a aquellas
asociaciones que buscan vías para la expresión identitaria de sus colectivos (objetivo que tiene
habitualmente repercusiones indirectas en la esfera del bienestar) y en el segundo a aquellas que ofrece
directamente ayuda, asistencia o asesoramiento a los integrantes de sus grupos de referencia.
11
redes sociales de apoyo entre los miembros, simpatizantes y beneficiarios de las
asociaciones. La producción de esos bienes relacionales es característica, en general, de
las organizaciones del Tercer Sector y se convierte en uno de sus principales activos
(Donati, 1997: 127).
La participación política como objeto solo se refleja en los discursos de cuatro
de las asociaciones analizadas y puede identificarse como la principal vía de acción, con
matices, en el caso de la asociación rumana22
. Se aprecia, además, una reticencia a
reconocer en el trabajo asociativo la procedencia de una misión política, incluso en
casos en los que esta misión, con más o menos intensidad, sí parece existir23
. Así, solo
unas cuantas asociaciones mantienen posicionamientos políticos explícitos que mueven
su acción, o tienen entre sus misiones la reivindicación de los derechos de sus colectivos
de referencia. Pero si se considera, de acuerdo con Martín (2004: 118), que la
intervención del individuo en el espacio público es también política cuando implica la
expresión pública del carácter cívico, social y cultural inherente a su propia condición
de ciudadano de un sistema democrático, la función de carácter sociocultural que
desarrollan la mayor parte de las asociaciones analizadas podría ser considerada
también como una forma de acción política. De hecho, este trabajo de expresión cultural
manifiesta también una lucha por la garantía del derecho a la libertad cultural, la
reivindicación de la expresión pública de la identidad colectiva y, en definitiva, la
configuración de sociedades de acogida donde estén presentes de manera activa también
las culturas de las que son portadoras las personas venidas de fuera.
Dos asociaciones de africanos desarrollan también un trabajo de codesarrollo,
que es importante en el caso de la asociación de senegaleses de Touba y es más bien una
misión en proyecto en la asociación DIAPALANTE. Ninguna de las otras asociaciones
estudiadas ha incorporado la práctica ni el discurso del codesarrollo.
22
Resulta difícil establecer si el objetivo fundamental de esta asociación es político o más bien
asistencial. Atendiendo al hecho de que el objetivo de defensa de los derechos e intereses de la
comunidad rumana es el que parece tener más peso (también es el primero de los objetivos que señalan,
por ejemplo, en su espacio en la red social Facebook), se ha considerado que, dentro de la tipología
establecida, el objetivo político era el considerado prioritario.
23 En las asociaciones de inmigrantes de Gandia opera mayoritariamente aquello que Ariño ha señalado
como característico de las asociaciones de sociabilidad en general: se considera que política y la religión
han de permanecer fuera del debate público de las asociaciones porque pueden actuar como obstáculos
para el clima armónico que estas buscan. En estos colectivos, lo que muchos de sus miembros esperan no
es más que “la recomposición de un vínculo social, un espacio para la comunicación entre iguales, donde
el clima amable facilite la evasión frente preocupaciones, ansiedades y premuras” (Ariño, 2004: 102).
12
El objetivo religioso está presente en dos de las asociaciones de la ciudad, la de
marroquís y la de senegaleses de Touba, teniendo un papel importante (pero no el
prioritario) en la segunda de ellas y un papel residual en la primera. El deporte es
también un objeto central en el caso de la asociación de bolivianos (aunque, de los
discursos recabados, se deduzca una mayor relevancia del objetivo sociocultural) y se
configura como un ámbito de actuación más en el caso de la asociación de colombianos.
Así, en relación a sus objetivos, puede afirmarse que las asociaciones de Gandia
siguen parámetros que, para el conjunto del asociacionismo inmigrante en el País
Valenciano, han observado Simó y Torres (2009: 307) con un claro predominio de las
actividades orientadas a la satisfacción de necesidades culturales, de integración y
psico-sociales de sus colectivos de referencia. El asociacionismo de carácter político
expreso, que autores como Gómez Gil (2008: 554) sitúan como minoritario entre las
asociaciones de inmigrantes en el País Valenciano, se revela como minoritario también
en el caso del municipio de Gandia.
El acercamiento a las formas de participación que se expresan en las
asociaciones de inmigrantes resulta especialmente interesante si se efectúa a partir de un
análisis relacionado con los impactos que la participación tiene en estas entidades.
Rebollo (2011) explica como la participación puede comportar importantes
transformaciones en tres órdenes: a) el proceso de gobierno (cuando las asociaciones
hacen visibles a sus colectivos, facilitan la identificación de sus problemas y trasladan
su resolución al ámbito de la agenda política), b) en las condiciones de vida y acceso a
recursos (cuando las asociaciones se configuran como instrumentos al servicio de la
mejora del bienestar social de sus colectivos) y c) en las relaciones de poder (cuando las
asociaciones son instrumentos para fortalecer políticamente a las personas y grupos
sociales que las conforman y que cuentan, a partir de su experiencia participativa “con
más posibilidades de organizarse y expresar sus intereses, con más espacios de
autonomía o con más capacidad de iniciativa o propuesta, con una mayor predisposición
a la protesta, etc.” (Rebollo, 2011: 8-9)).
La descripción de las tareas que las asociaciones de inmigrantes llevan a cabo en
Gandia permite visualizar la importancia de los impactos que estas generan en el
proceso de gobierno, tomando en consideración el reconocimiento que muchas de estas
agrupaciones han tenido por parte del gobierno municipal y cómo, en algunos casos,
13
ellas han sido agentes importantes en la definición de cuestiones a incorporar en la
agenda política (como la promoción de la expresión pública y compartida de la
diversidad cultural o la consideración de las problemáticas asociadas a colectivos como
los vendedores ambulantes o los inmigrantes en situación administrativa irregular). Pero
es en la esfera de las condiciones de vida y el acceso a recursos donde se concentran con
mayor intensidad los impactos de estas organizaciones, dado que tanto las acciones de
carácter sociocultural como las asistenciales generan efectos que se pueden vincular con
una mejora general del bienestar social. Los resultados en la esfera de las relaciones de
poder son más difíciles de calibrar y se puede acordar que son más explícitos en
aquellas asociaciones que sí tienen una función política clara y han devenido agentes
con poder que son tenidos en cuenta por otras instituciones o colectivos (asociaciones,
gobiernos, grupos de ciudadanos…). Aunque la mayor parte de las asociaciones no
busquen la transformación social ni la lucha reivindicativa, en el proceso asociativo los
colectivos que las conforman han podido hacer valer su voz en espacios donde, sin la
existencia de estas asociaciones, esa voz habría sido inaudible o enmudecida por las
lógicas de poder imperantes.
Y en este punto relativo a las relaciones de poder resulta especialmente
significativo el impacto de la participación de las mujeres inmigrantes, si se atiende al
hecho de que buena parte de las asociaciones de inmigrantes en la ciudad están
promovidas y/o dirigidas por mujeres24
. De hecho, dos de las organizaciones más
reconocidas (la asociación de búlgaros y la de uruguayos) están lideradas, desde hace
años, por dos mujeres que se han convertido en referentes claros del asociacionismo
inmigrante en Gandia. La participación activa de las mujeres en las asociaciones y la
asunción de tareas directivas, incluso en contextos de poder especialmente
masculinizado como en el caso de la comunidad marroquí, supone un ruptura con su
adscripción social al espacio de la esfera privada y abre todo un abanico de
24
De las quince asociaciones estudiadas, ocho de ellas están presididas por mujeres (una de ellas, la
presidenta de Midrashic, es española). Cabe señalar que en el caso de las asociaciones de africanos
subsaharianos que funcionan en la ciudad, ninguna de ellas está presidida por una mujer y el papel de
estas en las juntas directivas es residual o, incluso, inexistente. Las asociaciones de africanos están muy
masculinizadas en el País Valenciano en general, donde el 72% de sus socios son hombres (Albert et al.,
2011: 97). Esta realidad contrasta con las asociaciones latinoamericanas o de Europa del Este presentes en
Gandia, todas ellas con una importante presencia de mujeres en sus juntas directivas. A pesar de que para
hacer un diagnóstico riguroso sobre esta cuestión sería necesario introducirse más en las asociaciones
para abordar las relaciones de género y la distribución de poder que en ellas se da, es claro que las
mujeres juegan un papel clave en el asociacionismo inmigrante en la ciudad.
14
posibilidades de transformación en las relaciones de poder basadas en los roles de
género. Así, estas mujeres que se hacen presentes en las asociaciones, erigiéndose en
algunos casos como portavoces reconocidas de sus colectivos de referencia, contribuyen
a la erosión del rol de subordinación y discriminación que les ha sido atribuido por el
sistema social sexo/género imperante (Añón, 2010) permitiendo una recuperación de
espacios de participación muchas veces usurpados por la desigual distribución de
recursos y capitales que caracteriza a los sistemas patriarcales.
Algunas asociaciones actúan como interlocutoras estables con el Ayuntamiento
de la ciudad y mantienen relaciones fluidas con el poder local (especialmente cuando se
trata de asociaciones ya arraigadas en la ciudad), una función que se ha vinculado a las
asociaciones voluntarias en general (Cucó, 2004: 130). Se aprecia cómo el contacto con
organizaciones políticas autóctonas, pero también en algunos casos con organizaciones
políticas del país de origen, es una constante en una parte de las asociaciones de
inmigrantes analizadas en Gandia que adquieren así unas mejores cuotas de integración
política25
. Y, aunque no existan órganos consultivos en materia de inmigración en los
que puedan participar estas organizaciones, durante el periodo analizado el contacto
directo con los responsables de las políticas de integración del Ayuntamiento de Gandia
ha sido una realidad (especialmente en el tiempo en que estuvo operativo el
Departamento de Cooperación e Integración entre los años 2005 y 2009). Así, esa
función externa de mediación que Navarro y Juriasti (2006: 224-225) atribuyen a las
asociaciones26
y que se expresa en el contacto con políticos, autoridades e instituciones
para canalizar demandas, ha estado claramente presente en el asociacionismo
inmigrante en la ciudad. La otra expresión de esta función de mediación que señalan
estos autores, y que tiene que ver con la intermediación y la participación en el proceso
de adopción de decisiones, es menos clara en Gandia, dada la falta de mecanismos
formales de participación dirigidos a la toma de decisiones y atendiendo al hecho de que
25
Se sigue aquí el planteamiento de González y Morales (2006: 135) que atribuyen a la integración
política de las asociaciones de inmigrantes un doble componente: el de acceso (existencia legal e
inclusión formal e informal en organismos de toma de decisiones) y el de participación efectiva
(realización de actividades políticas, contacto con organizaciones políticas del país de origen y del de
llegada, y participación activa en organismos de toma de decisiones). En el caso de las asociaciones de
Gandia, destaca la integración política derivada del contacto con las autoridades (de origen y destino) y la
relativa inclusión informal en mecanismos de toma de decisiones.
26 Los autores señalan tres funciones básicas de las asociaciones en general: mediación, movilización y
prestación de servicios.
15
habitualmente las políticas se diseñan sin la participación real y efectiva de las personas
afectadas.
Pero las asociaciones de inmigrantes no suelen representar los intereses de las
comunidades de inmigrantes en su conjunto, tal y como han afirmado Schrover y
Vermeulen (2005: 824) y otros autores como Gómez Gil (2005: 544), a pesar del hecho
de que los poderes públicos no tengan otros referentes a los que dirigirse cuando lo
necesitan y por eso las legitimen como representativas (Moya, 2011: 21-22). En algunas
de las asociaciones de Gandia se constata que este ejercicio de representación no es ni
tan solo una pretensión, y es habitual que las asociaciones se muevan por los intereses
de sus miembros y socios reales y potenciales más que por los intereses de su
comunidad de nacionales. Esto se explica por el hecho de que buena parte de ellas
trabajen mirando más para “dentro” que para “fuera” y tratando de mediar con las
instituciones para hacer posible el desarrollo de las tareas que los miembros de las
asociaciones han establecido como prioritarias. No se trataría tanto de representar a una
supuesta comunidad de iguales (que no tienen siempre los mismos intereses, como
claramente se expresa en comunidades que tienen más de una asociación de referencia
con intereses diferentes), sino a aquélla que es partícipe, directa o indirectamente, del
proyecto asociativo.
Por lo que refiere al nivel de actividad, éste se ha asociado muchas veces a la
disponibilidad de fondos para poder desarrollar las medidas que se consideran
oportunas. En los discursos de las personas entrevistadas se puede encontrar, en relación
a esta cuestión, una gran variedad de posicionamientos. Algunas asociaciones se
emparan en la no disposición de subvenciones o ayudas económicas para explicar su
escasa actividad, pero otras creen que son los mismos asociados los que han de
proveerse de sus propios fondos para poder llevar adelante así un trabajo independiente
y libre que trate de evitar las estrategias de cooptación que generan dependencia y que
se referían anteriormente como lógicas muy presentes en el Tercer Sector en general y
en las asociaciones de inmigrantes en particular. De hecho, estas lógicas de “secuestro”
o “entrega” de la autonomía que operan con fuerza en algunas de las más importantes
asociaciones de inmigrantes en el País Valenciano (Mora, 2011), concentradas en las
grandes capitales, y que son referidas en la mayor parte de los estudios sobre estos
temas, no son la pauta general en Gandia. El principal elemento explicativo radica en
que solo tres de las asociaciones estudiadas (Dones de Hui, la asociación de búlgaros y
16
Midrashic) tienen como principal vía de ingresos las subvenciones o ayudas procedentes
de administraciones públicas. El resto de las asociaciones se autofinancian y, como
mucho, reciben alguna ayuda para alquilar su sede o se les ha cedido un espacio
municipal para que puedan reunirse. Alguna otra asociación, a pesar de autofinanciarse
en términos generales, recibe alguna ayuda económica menor del gobierno de su país,
como es el caso de la asociación de ecuatorianos.
Vistas algunas de las características centrales de las asociaciones en relación a su
función política y su relación con el poder político, correspondería ahora valorar si estas
son o no expresión de la sociedad civil organizada. Para estudiar esta cuestión se toma
como referencia el planteamiento teórico de Toral (2010), quien propone el estudio de la
conformación de las asociaciones de inmigrantes como expresión de la sociedad civil a
partir de tres dimensiones de la integración de estas asociaciones en su contexto: la
vertical (con las autoridades públicas), la horizontal (con las asociaciones de
inmigrantes) y la integración en profundidad (en el interior de cada una de las
asociaciones). Así, durante los últimos años, el grado de integración vertical ha sido
importante en el caso de Gandia, dado que las asociaciones han mantenido relaciones
fluidas y continuadas con el gobierno local. Pero la integración con el resto de
asociaciones parece bastante débil y lo que se detecta es más bien la existencia de un
sentimiento de simpatía mutuo y escasos conflictos inter-asociativos, que solo posibilita
algunas acciones conjuntas residuales. El grado de integración interna es más difícil de
delimitar, dado que requeriría de la aplicación de alguna técnica que permitiera
profundizar en el juego de relaciones que se dan en el interior de cada una de las
asociaciones. Pero la concentración de las cuotas de poder solo en algunos individuos,
que se da en buena parte de los colectivos, sería una muestra de una escasa integración
en profundidad. Así, de los tres elementos que Toral señalaba como definitorios de la
sociedad civil en democracia (autonomía, interrelación y participación), se encuentran
ciertas expresiones entre las asociaciones gandienses pero en cuotas mínimas cuando se
trata de la interrelación entre ellas y el grado de participación interna. En contraste con
lo que este investigador concluyó para las asociaciones estatales representadas en el
Foro para la Integración Social de los Inmigrantes, se aprecia aquí una mayor autonomía
(motivada esencialmente por el hecho de que las asociaciones no dependen tanto de los
17
fondos públicos ni están tan profesionalizadas27
), una mayor interrelación (que puede
estar relacionada con una menor competición entre asociaciones por los recursos en
juego y por el hecho de que se esté analizando una ciudad de tamaño medio donde es
más habitual que las asociaciones se encuentren en escenarios comunes) y una
participación interna reducida, como se apreciaba también en la muestra de asociaciones
con la que se trabajó en el estudio referido.
En definitiva, la falta de equilibrio entre las tres dimensiones aludidas de la
integración asociativa supondría un obstáculo también aquí para la formación de una
sociedad civil fuerte articulada alrededor de las asociaciones de inmigrantes. Y
especialmente la escasa participación de la comunidad en la vida de las asociaciones
dado que, en buena parte de los casos, los que se presentan como miembros activos de
las asociaciones podrían ser considerados más bien como beneficiarios de las acciones
que estas ponen en marcha sin su participación previa. Esta realidad no niega que las
asociaciones sean, cada una a su manera, un motor de la participación (aunque sea solo
de unas cuantas personas) pero pone de manifiesto que el potencial que estas estructuras
tienen como expresión de una participación colectiva, de base ciudadana amplia, que
fortalezca a la sociedad civil, no ha estado aprovechada en toda su intensidad.
4. Las asociaciones de inmigrantes en Gandia: espacios puente que generan
reconocimiento
Una de las cuestiones que centraban el interés de esta investigación era averiguar
si las asociaciones de inmigrantes en Gandia tenían o no un carácter transformador que
contribuyera a la superación de la situación de mutismo sociocultural que afecta con
frecuencia a los colectivos inmigrantes. Y se han obtenido resultados interesantes. Si
bien en un principio las asociaciones, con su interés por situarse “al margen” de la
política y centrarse en aspectos relacionados con la cultura, podían ser vistas como
instrumentos sin incidencia política, el desarrollo de la investigación ha demostrado que
esa apariencia no era cierta. Los escenarios de expresión cultural (muchas veces
ubicados en el espacio público) construidos por estas entidades, son una forma de
27
Ninguna de las asociaciones de inmigrantes entrevistadas tiene profesionales contratados. Tan solo la
Asociación Intercultural Midrashic dispone de un técnico contratado a tiempo parcial.
18
reivindicación clara de la presencia, de reclamo de reconocimiento y de celebración de
una diversidad que se considera puede ser valiosa también para la sociedad de
recepción. Las asociaciones, a veces sin saberlo, o sin querer hacerlo explícito, juegan
un papel fundamental en la reivindicación del derecho a la libertad cultural y la
expresión identitaria y con su trabajo visibilizan y dan voz a un colectivo que con
frecuencia es objeto de menosprecio. Participando en las asociaciones, los inmigrantes
rompen con esa imagen de “reclusión” en el espacio privado que algunos parecen
considerar como su estado natural (la diversidad, la diferencia y la alteridad han de
permanecer en el ámbito privado) y se hacen un lugar en la ciudad. De alguna manera,
como ya ha sido referido, la participación en estas organizaciones genera efectos
transformadores tanto en el proceso de gobierno, como en las condiciones de vida y
acceso a recursos, como en la esfera de las relaciones de poder. Por todas estas razones,
se confirma con claridad la hipótesis que afirmaba que estas asociaciones podían ser
entendidas, en el contexto concreto de la ciudad de Gandia, como espacios puente que
facilitan la superación de una condición de mutismo sociocultural. Y este carácter
transformador puede convenirse que es especialmente significativo en el caso de las
mujeres, muy presentes en este movimiento asociativo y “enmudecidas” doblemente por
su condición étnica y de género.
Algunas organizaciones de inmigrantes han jugado también en Gandia una
importante función externa de mediación, mediante el establecimiento de canales de
contacto continuado con el equipo de gobierno. Canales que han permitido un trabajo
coordinado y han facilitado cierta adaptación de las políticas a las necesidades de los
colectivos de inmigrantes, especialmente durante el periodo en el que estuvo activa la
Concejalía de Cooperación e Integración Social (2005-2009).
En la actualidad, con el deterioro social, económico y político asociado al
avance de la situación de crisis, la realidad de estas asociaciones está viviendo una
importante transformación en el conjunto del Estado y del País Valenciano. En Gandia,
a esta realidad se suma la de una nueva etapa política, abierta en mayo de 2011 con el
gobierno en mayoría del Partido Popular, que se caracteriza por una disminución del
compromiso con la causa de la integración y por un incremento del distanciamiento
entre el Ayuntamiento y las asociaciones de inmigrantes que pierden gran parte de la
capacidad de interlocución que habían tenido hasta el momento y ven reducido su
campo de acción y su capacidad de incidencia de manera considerable.
19
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