LAS ALFORJAS

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1 LAS ALFORJAS Alforja campesina pinolera, sos el mero escapulario de mi tierra, cuando vienes del pueblo bien cargada te pareces a una indita embarazada. Alforja campesina proletaria, olorosa a trigo nuevo y a quebrada, te quiero por ser hija de mi brazo, y hermanita menor del calabazo. (Carlos Mejía Godoy) DE CALASANZ TABLÓN 275 de ENERO de 2014 CONTENIDO Mi mensaje al Foro Económico Mundial en Davos -21 de Ene 2014 -Papa Francisco La Vida Comunitaria en el proceso de revitalización de la Orden. (P. Aguado) CARTA de José Calasanz al P. Juan García. Frascati Libido (P. Ángel Martínez) Sobre el Año de la Familia (Monsr, Bosco Robelo) IMÁGENES ENERO 2014

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LAS ALFORJAS

Alforja campesina pinolera,

sos el mero escapulario de mi tierra, cuando vienes del pueblo bien cargada

te pareces a una indita embarazada.

Alforja campesina proletaria,

olorosa a trigo nuevo y a quebrada, te quiero por ser hija de mi brazo,

y hermanita menor del calabazo.

(Carlos Mejía Godoy)

DE CALASANZ TABLÓN 275 de ENERO de 2014

CONTENIDO

Mi mensaje al Foro Económico Mundial en Davos -21 de Ene 2014

-Papa Francisco La Vida Comunitaria en el proceso de revitalización de la Orden.

(P. Aguado)

CARTA de José Calasanz al P. Juan García. Frascati

Libido (P. Ángel Martínez)

Sobre el Año de la Familia (Monsr, Bosco Robelo)

IMÁGENES ENERO 2014

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Mi mensaje al Foro Económico Mundial en Davos (21 de Ene 2014) Papa Francisco Este es el texto completo de la intervención especial del Papa Francisco a la Reunión Anual del Foro Económico Mundial en Davos, leído por el cardenal Turkson.

Le agradezco mucho su amable invitación para dirigirme a la reunión anual del Foro Económico Mundial, que, como de costumbre, se celebrará en Davos- Klosters, a final del mes. Confiando en que este encuentro brinde una oportunidad para una reflexión más profunda sobre las causas de la crisis económica que sacude al mundo en los últimos años, quisiera aportar algunas consideraciones con la esperanza de que puedan enriquecer los debates del Foro y dar una contribución útil a su importante labor. La nuestra, es una época de grandes cambios y avances significativos en diversas áreas, y esto tiene consecuencias importantes para la vida humana. Efectivamente “son de alabar los avances que contribuyen al bienestar de la gente, como, por ejemplo, en el ámbito de la salud, de la educación y de la comunicación” (Evangelii Gaudium, 52), así como en muchos otros sectores de la actividad humana, y hay que reconocer el papel fundamental desempeñado por la economía moderna en estos cambios, a la hora de fomentar y desarrollar los recursos inmensos de la inteligencia humana. Sin embargo, los objetivos logrados -aunque hayan reducido la pobreza de un gran número de personas– a menudo han llevado aparejada una amplia exclusión social. De hecho, la mayor parte de los hombres y mujeres de nuestro tiempo siguen experimentando la inseguridad cotidiana, y no raramente con consecuencias trágicas. Con respecto a vuestra reunión, me gustaría hacer hincapié en la importancia que tienen los distintos sectores políticos y económicos en la promoción de un enfoque inclusivo que tenga en cuenta la dignidad de toda persona humana y el bien común. Me refiero a la atención que debería plasmar cualquier decisión política y económica, pero que, de momento, parece ser poco más que un replanteamiento. Los que trabajan en estos sectores tienen una responsabilidad precisa para con los demás, especialmente con los más frágiles, débiles y vulnerables. Es intolerable que todavía miles de personas mueran cada día de hambre, a pesar de las grandes cantidades de alimentos disponibles y, a menudo, simplemente desperdiciados. Del mismo modo, no pueden dejar de impresionarnos los imnumerables refugiados que buscando condiciones de vida con un mínimo de dignidad, no sólo no consiguen encontrar hospitalidad, sino que a menudo mueren trágicamente mientras se desplazan de un lugar a otro. Sé que estas son palabras fuertes, incluso dramáticas , pero al mismo tiempo quieren reafirmar y desafiar la capacidad de este Foro para marcar la diferencia. De hecho, los que han demostrado la capacidad para innovar y mejorar la vida de muchas personas a través de su creatividad y experiencia profesional, pueden ofrecer una contribución adicional

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poniendo sus capacidades al servicio de los que aún viven en medio de una terrible pobreza. Hace falta, por lo tanto, un renovado, profundo y amplio sentido de responsabilidad por parte de todos. “La vocación de un empresario es una noble tarea, siempre que se deje interpelar por un sentido más amplio de la vida” (Evangelii Gaudium , 203). De este modo, los hombres y las mujeres pueden servir más eficazmente al bien común y hacer que los bienes del mundo sean más accesibles para todos. Sin embargo, el crecimiento de la igualdad requiere algo más que el crecimiento económico, aunque si lo presupone. Se requiere, en primer lugar, “una visión trascendente de la persona” (Benedicto XVI , Caritas in Veritate, 11), porque “sin la perspectiva de una vida eterna, el progreso humano en este mundo se queda sin aliento”. (Ibid). Además, necesita decisiones, mecanismos y procesos encaminados a una mejor distribución de la riqueza, la creación de fuentes de empleo y la promoción integral del pobre, que va más allá de una simple mentalidad de asistencia. Estoy convencido que una apertura tal a lo trascendente puede dar forma a una nueva mentalidad política y económica, capaz de reconducir toda la actividad económica y financiera dentro de un enfoque ético que sea verdaderamente humano. La comunidad económica internacional puede contar con muchos hombres y mujeres de gran honestidad e integridad personal, cuya labor se inspira y guía por nobles ideales de justicia, generosidad y atención por el auténtico desarrollo de la familia humana. Os exhorto a aprovechar estos grandes recursos humanos y morales, y a haceros cargo de este desafío con determinación y visión de futuro. Sin ignorar, por supuesto, los requisitos específicos, científicos y profesionales, de cada sector, os pido que os esforzeis para que la humanidad se sirva de la riqueza y no sea gobernada por ella. Estimado Presidente, queridos amigos, espero que podáis ver en estas breves palabras un signo de mi atención pastoral y una aportación constructiva para que vuestra actividad sea siempre más noble y fecunda. Renuevo mis mejores deseos para el éxito de la reunión e invoco la bendición divina sobre vosotros y los participantes del Foro, así como sobre vuestras familias y vuestro trabajo. Vaticano, 17 de enero de 2014.

La Vida Comunitaria en el proceso de revitalización de la Orden. P. Pedro Aguado; Padre General Como sabéis, uno de los temas centrales de nuestro próximo Capítulo General será el de la Vida Comunitaria Escolapia. Sería muy bueno que en todas las se reflexionara sobre el tema, teniendo en cuenta las orientaciones del último

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Seminario sobre Vida Comunitaria celebrado en Madrid, en abril de este año 2013. Esta carta fraterna quiere ser sólo una sencilla contribución a la que entre todos tenemos que hacer. Simplemente quiero compartir con vosotros algunas inquietudes y convicciones. Todos conocemos la variada y rica literatura que existe en torno a los diversos modelos de comunidad que existen en el conjunto de la Vida Consagrada, las diversas épocas a la que estos modelos se corresponden, los valores y que suponen. No falta desarrollar esta reflexión, y expresamente renuncio a hacerlo. Creo que nuestro desafío no “modelos (reducir las este tipo mucho, porque siempre simplificamos) como de “apuestas claras” en relación con nuestras comunidades. Lo digo porque conozco comunidades que podrían encajar en un modelo que podríamos llamar más o menos tradicional basado en el cumplimiento de mediaciones bastante normales y en el que da gusto compartir la Vida Comunitaria, y comunidades que podrían responder a un modelo más “renovado” (un grupo más pequeño, en una vivienda muy simple, muy centradas en la misión) en la que la vida comunitaria es muy frágil. Y también conozco lo contrario. Creo que el desafío es más profundo que un simple “escaparate de modelos” para ver cuál es el que más nos gusta. El desafío está más centrado en “apuestas” u “opciones” desde las que podamos trabajar y vivir como escolapios. Quisiera exponer algunas de estas apuestas que creo que la Orden puede y debe hacer, en todas las demarcaciones. Soy también consciente de que hay al menos dos perspectivas desde las que podamos hablar de esto: por un lado, teniendo en cuenta las claves desde las que queremos formar a los jóvenes y orientar las comunidades, y por otro, considerando las ideas desde las que podemos intentar cambiar algunas sensibilidades, quizá ya muy consolidadas. En todo caso, creo que lo esencial es que las comunidades vivan realmente las “claves de vida de la Orden”. Este es el camino. Quiero también decir que cada una de las características de las apuestas que tenemos que hacer es que sean susceptibles de ser programadas y trabajadas. No podemos reducir esto a “buenas intenciones”. No hace mucho que leí una reflexión que se titulaba “eso de nacer de nuevo es un don, pero a lo mejor también podemos trabajar por conseguirlo”. Por ejemplo, un grupo puede plantearse seriamente organizar procesos fuertes y acompañados de crecimiento espiritual –con formación espiritual seria para los religiosos- o creer que todo está bien como está, o puede plantearse una dinámica de trabajo y apertura con los temas sociales o creer que estas cosas no son para nosotros y cerrar puertas, etc… Voy a presentar diez apuestas que yo creo que debemos intentar hacer en nuestra Orden, en este momento de las Escuelas Pías. Lo hago convencido de que la renovación de nuestra Vida Comunitaria no es sólo una “clave de vida de la Orden”, sino la condición de posibilidad del proceso de revitalización que estamos tratando de impulsar.

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1. Comunidades centradas en Jesucristo y que comparten su fe. Su tesoro es el seguimiento del Señor (y a lo que invitan es a compartirlo), cuidan su oración común, su Eucaristía, sus retiros espirituales, el acompañamiento del proceso personal y vocacional de cada uno (tenga la edad que tenga), están abiertas a compartir la oración con otras personas, favorecen el encuentro personal de cada uno con el Señor, en su formación permanente hablan de su proceso de fe y trabajan sobre ello, y reflexionan sobre lo que significa que el centro de la comunidad es Cristo, quien nos convoca. El “centro configurador” de un grupo es fácil de comprobar; basta con vivir un tiempo en una casa para ver cómo funciona y desde qué claves lo hace. 2. Comunidades configuradas desde un proyecto comunitario basado en las Constituciones, elaborado conjuntamente, evaluado periódicamente, acompañado por los responsables de la Demarcación, vinculado a la presencia escolapia en la que están insertas y utilizado como herramienta de exigencia y crecimiento vocacional. Un proyecto que sea exigente y generador de comunidad. Necesitamos comunidades en las que personas de edades y de historias diferentes puedan encontrar su manera de vivir y de compartir. 3. Comunidades construidas desde el compromiso de cada uno por “construir comunidad”, por dedicar tiempo, por compartir las cosas, por el cuidado de las relaciones fraternas, por la capacidad de acoger y perdonar. Hay una clave que debemos introducir con más fuerza, y que es de tipo “espiritual”, forma parte de nuestra vocación y hay que cuidarla. Tenemos que ser “seres espiritualmente comunitarios”, y valorar la comunidad como central. La mayor parte de las cosas que necesitamos son de tipo espiritual, son de fondo, y debemos situarlas en esa clave. 4. Comunidades que se plantean claramente su misión de ser “alma escolapia de la Obra”, sin confundir esto con ser los “dueños de la Obra”, sino los transmisores del carisma y generadores de identidad calasancia entre todas las personas vinculadas a cada presencia escolapia. Esto supone también capacidad de acogida y acompañamiento de jóvenes, de profesores, de laicos y laicas, de personas que buscan, de personas que se plantean una vocación escolapia, etc. 5. Comunidades que hagan posible aspectos básicos como estos: relaciones fraternas, corresponsabilidad, acompañamiento de las personas, apreciarse y quererse, saber los unos la vida de los otros, visitar al enfermo en el hospital en vez de no verle en varios días porque tengo mucho trabajo, capacidad de reconciliación personal, no murmurar de los hermanos, acoger a los huéspedes, limpiar y ordenar la casa, saber confrontar con respeto y cariño y pensar siempre en los demás hermanos de la comunidad, también en los pequeños detalles. 6. Avanzar en claridad sobre nuestra propia realidad comunitaria, llamando a las cosas por su nombre. Sólo desde un análisis honesto de nuestra realidad comunitaria podremos avanzar. Creo que debemos reconocer: a) La vitalidad de una comunidad no depende esencialmente del número de

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miembros o de su edad, sino de la determinación profundad de vivir lo esencial de la “vida escolapia”. b) La vida comunitaria no se puede llevar adelante sin una gran capacidad de cuestionarse y de un proceso de formación que nos ayude a superar el individualismo. Tenemos síntomas de individualismo. c) No saldremos adelante si los proyectos de las comunidades no son considerados como “propios” por cada uno de los miembros. d) Los superiores deben ayudar a las comunidades estancadas o inconscientes de su propia situación, y asumir que será difícil cambiar esa dinámica. Y tenemos comunidades así, sin duda. e) Debemos hacernos honestamente esta pregunta: ¿hemos trabajado o reflexionado alguna vez sobre nuestra capacidad de vida comunitaria? 7. Reflexionar cómo debemos formarnos para la vida comunitaria. No podemos dejar a la espontaneidad el aprendizaje de la Vida Comunitaria. Del mismo modo que hay cursos para aprender a ser un buen educador, también los hay para aprender a ser un buen hermano de comunidad. No os sorprenda esto, “necesitamos aprender”. Aprender lo que significa una buena reunión comunitaria, lo que quiere decir compartir la fe como hermanos, lo que significa transmitir el carisma a quienes comparten nuestra misión, lo que significa ser un buen superior (alguien que lidera según el Evangelio) de una comunidad, y ¡tantas cosas! Me bastaría con que aprobáramos que la Orden debe dotarse a sí misma de un proceso de aprendizaje de la vida comunitaria. Por lo menos sería señal de que reconocemos que tenemos que aprender. 8. Comunidades que potencien los acentos que la Orden está planteando en estos momentos: mentalidad de Orden, interés por los desafíos de las Escuelas Pías, capacidad misionera, importancia de la identidad escolapia en nuestra misión. Comunidades que lean las cartas circulares de los superiores, que pongan a disposición de los hermanos las publicaciones de la Orden, que se interesen por enviar sus aportaciones en los temas que se les plantea desde la Demarcación o desde la Orden, que rezan frecuentemente por la Orden y sus necesidades, etc. 9. Comunidades capaces de acogida vocacional y acompañamiento de los religiosos más jóvenes. Una comunidad es de acogida cuando este valor, el de la acogida, es capaz de cambiar la dinámica de la propia comunidad, cuando la comunidad es capaz de adaptarse a quien viene, y no sólo al revés. Comunidades que sepan lo que dicen cuando piden que vengan jóvenes a formar parte de ellas. Las que sov çççç n casas de formación, con una priorización clara de lo que significa estar dedicadas a la formación de los jóvenes. 10. Comunidades en permanente tensión ante la vivencia de la pobreza. En

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los medios de que disponemos, en el cuidado de nuestros bienes, en el tipo de casa, en los contextos que elegimos para vivir, en el cuidado de la dinámica económica desde la que vivimos, etc. Siempre me llamó la atención el mandato de nuestras Constituciones: “intentamos descubrir nuevas formas de pobreza, más adaptadas a nuestro carisma y a la exigencias de nuestro tiempo”(C75) No olvidemos que podemos plantearnos más apuestas. La lista de diez no agota los desafíos que tenemos planteados. Nuestro reto está en impulsar, de modo creativo, el objetivo de avanzar hacia una revitalización de la Orden basada, también, en una atención especial a nuestras Comunidades, a todas ellas. La comunidad será la “caja de resonancia” de este proceso, quizá una de las más claras y significativas. Recibid un abrazo fraterno Pedro Aguado, Padre General

carta 115 (P 605 )

Nápoles, 10 de abril de 1627 José Calasanz al P. Juan García. [1]. Frascati Hace ya dos semanas que no recibo carta de Mesina del P. Pedro [2], Io que significa que debe estar en camino. En cuanto éI llegue, con la ayuda del Señor me volveré a Roma. Deseo que traiga consigo a todos los Hermanos nuestros que estaban en Mesina para que aquí se puedan llevar las escuelas con la satisfacción que merece una ciudad tan grande. Así pienso que, el Señor habrá inspirado al Arzobispo [3] para nuestro mayor bien que no admita nuestras escuelas, porque verdaderamente sería gran trastorno mandar gente tan lejos. Pronto Io sabremos todo, y avisaré. El negocio de la compra de la casita es necesario concluirlo cuando yo vuelva. Le he escrito que en eI asunto del Sr. Vicario con los de la cofradía no se entrometa ninguno, si no es por vía de oración, porque él es su Superior y tal vez lo hace con conocimiento del Sr. Cardenal Obispo. [5] Sea bendito el Señor por haber recibido ya el dinero de los calcetines, Ios cuales se pagaron aquí al contado. Agradezco el recuerdo del Santo del mes, [6] el glorioso S. León Papa, mi abogado desde hace ya muchísimos años, aunque yo soy muy poco devoto suyo. Salude a todos de mi parte y, dígales que espero que todos me proporcionarán un consuelo grande cuando vuelva ahí, habiéndose portado bien cada uno en su oficio.

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EI Señor nos bendiga a todos. Amen. NápoIes, 10 de abril de 1627. NOTAS Juan de Jesús María, en el siglo Juan García del Castillo, nacido en Lugar del Soto (Segovia), se unió a las Escuelas Pías de San Pantaleón en abril de 1611 e hizo allí de maestro, confesor y ecónomo. En 1617 recibe el hábito de manos de Calasanz pero sin que tenga valor jurídico, ya que el P. Castilla no se encontraba preparado para dejar algunos beneficios eclesiásticos que poseía en España. Estando en semejante situáción, pese a todo, llego a ser duranie algún tiempo Superior de Frascati desde 1626 a 1631. Por fin. El 12 de diciembre de 1631 ingresa oficialmente en el noviciado y el 12 de enero de 1632 es nombrado por el Papa Urbano VIII Asistente-Generel. El 18 de abril de 1634 confirma de modo solemne la profesión que había hecho antes. Como Asisente General y bajo la inmediata vigilancia del Fundador, gobierna las Escuelas Pías de San Pantaleon; dirige la doctrina cristaina y preside la oración continua. Cuando falta Calasanz, aunque no es muy apto para el gobierno, sin embargo le encarga del cuidado de la casa y de la Orden. Su nombre no aparece en los importantes acontecimientos que turban la Orden como la cuestión de los Hermanos Operarios, la causa del P. Mario Sozzi y la Visita Apostólica de los años 1643-1646. Su vida pasa en el silencio, dedicándose a las escuelas y a su cargo de confesor más que al oficio de Asistente. El 15 de enero de 1643 Ie quitan de Asistente General al mismo tiempo que deponen a Calasanz de su cargo. Humilde y ajeno a cualquier interés, era estimado por los demás y así pudo visitar varias veces al P. Mario en el lecho de su muerte y recibió la última confesión del P. Cherubini. En 1647, por deseo de Calasanz, es nombrado Superior de San Pantaleón y en agosto de 1648 asiste a Calasanz, Muerto el Santo y estando en su cargo de Superior de San Pantaleón, trabaja constantemente y deja trabajar por la beatificación del Santo Fundador y por la reintegración de la Orden. Así el 24 de enero de 1656 el Papa Alejandro VII, por el Breve «Dudum fel. rec.», concede la reintegración parcial de la Orden y eI 4 de mayo del mismo año lo nombra General de la Orden, siendo el segundo después de Calasanz. Pero su generalato no es feliz, en parte por la oposición de los Asistentes, sobre todo de los PP. Fedele y Scassellati y por los problemas suscitados por la primera reintegración de la Orden. Muere antes de terminar el primer trienio el 16 de febrero de 1659, a los 75 años de edad (cf. ES, II, 1217-1). 2. P. Pedro Casani de la Natividad de la B. V. M., nació en Lucca el año 1570. En su ciudad natal hizo los estudios primarios, trasladándose después a la Universidad de Pisa para cursar estudios de filosofía y medicina. En abril de 1594 ingresó en la Congregación Luquesa de la Madre de Dios y después del noviciado estudió teología en Roma, con los jesuitas. Recibió la ordenación sacerdotal el año 1600. En los años 1613-1614, junto con el Cardenal Giustiniani y Calasanz, fue el principal promotor de la unión de las Escuelas Pías con la Luquesa; y en los años 1616-1617, al frustrarse dicha unión, intervino asimismo con Calasanz en la erección de la Congregación Paulina de los Pobres de la Madre de Dios, habiendo sido el primero, después de Calasanz, en vestir el hábito, el 25 de marzo de 1617. Nombrado maestro de novicios, tuvo a su cuidado al V. Glicerio Landriani. Profesó dos veces de votos simples, a saber, el 20 de abril de 1617 en Frascati y el 1 de abril de 1619 en Narni, y asimismo otras dos veces emitió los votos solemnes, el 20 de abril de 1622 en el oratorio del Cardenal Tonti y el 7 de mayo del mismo año, junto con Calasanz, en el oratorio de nuestro Noviciado, a fin de que no quedase duda acerca de la validez de la profesión. El 28 de abril de 1622 fue nombrado Asistente General por Gregorio XV. En octubre de 1618 es enviado a Narni como Superior de la nueva fundación. Más tarde lo encontramos de nuevo en Roma. A principios de 1622 reside en la casa recién fundada de Nursia, pero el mismo año es nombrado Visitador General. Todavía en el mismo año funda las Escuelas Pías de Savona, y el año siguiente abre allí el Noviciado. Se forma entonces la provincia de Liguria a base de las tres casas existentes (Careare, Genova y Savona), y el 10 de julio de 1623 Calasanz nombra Provincial al P. Casani. Este celebra Capítulo Provincial, el primero de nuestra historia (octubre de 1623), y el año

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siguiente traslada el Noviciado a Genova. En septiembre de 1625 se dirige a Roma para ganar el jubileo del Año Santo, y se queda de nuevo como maestro de novicios, ocupando el puesto del P. Alacchi, que ha partido para nuevas fundaciones. El año 1626 debía haberse dirigido el P. Casani a la fundación de Viena; pero al tener que abandonarse por entonces el proyecto, Calasanz lo envía a Messina, a resolver los problemas de aquella fundación, comenzada por el P. Alacchi. Habiendo fracasado en su intento, regresa en abril de 1627 a Nápoles, donde Calasanz, que se encontraba entonces en la ciudad del Vesubio, le encarga el gobierno y consolidación de dicha fundación. En octubre de 1627 vuelve a Roma para asistir a la primera Congregación General de la Orden. Al terminar el Capítulo vuelve a Nápoles y gobierna con prudencia y acierto la provincia durante los años 1627-1631. De nuevo encontramos al P. Casani en Roma en octubre de 1631, para asistir a la reunión que se celebró en lugar del Capítulo General, que había de tenerse por haber transcurrido los nueve años para los que fueron elegidos Calasanz y sus Asistentes, capítulo que no pudo celebrarse por el peligro de peste. El P. Casani influyó en este «Capítulo» para que Calasanz fuera nombrado General vitalicio. Acabada la reunión hubo de continuar en Roma como Asistente y recibió de nuevo el cargo de maestro de novicios. A finales de 1632 se dirige a Nápoles para arreglar la situación de la provincia. El año 1633 comienza la revisión y acomodación de la Gramática de Scioppio. En abril de 1634 Calasanz le envía a Florencia y Genova, para restablecer la observancia re-gular en aquellas casas. Su participación en el Capítulo General, celebrado en octubre de 1637, tuvo escaso relieve. Con ocasión del viaje que debía realizar a Moravia el P. Onofre Conti, nuevo Provincial, Calasanz nombra al P. Casani Comisario General para esta provincia, el 10 de abril de 1638. La estancia del P. Casani en Moravia fue altamente positiva en todos los órdenes, si se exceptúa tal vez su repugnancia en afrontar los problemas de gobierno, hasta el punto de no querer asistir al Capítulo de 1640 y de rehusar el cargo de Vicario General de la Orden, que le ofreció Calasanz. El año 1641 hubo de volver a Roma para asistir al Capítulo General, en el que tampoco desempeñó un papel importante; cinco meses más tarde llegó incluso a renunciar a su cargo de Asistente General, aunque no le fue aceptada la renuncia. En los difíciles años que siguieron, el P. Casani sobrellevó, al lado de Calasanz, el terrible calvario que hubo que recorrer la Orden; con el Santo, fue conducido al Santo Oficio (agosto de 1642), tuvo que sufrir, durante el trienio 1643-1646, las incomodidades y humilla-ciones de la Visita Apostólica y la deposición definitiva de su cargo. Habiendo soportado con paciencia y fortaleza heroicas tantas pruebas y habiendo luchado por la Orden después de la reducción inocencian a, murió el 17 de octubre de 1647, a la edad de 77 años, con fama de santidad. Su proceso de beatificación fue incoado a principios de este siglo y promovido con eficacia durante el generalato del P. Tomás Viñas (cf. ES, I, 118-1).pus 3. BIas Protti, que se opusi decididamente a la introducción de las Escuelas Pías en su diócesis (cf. –ES, I, 119) 4. Calasanz alude al enojoso asunto de la casa de Ambrosio Parente //. El nombre de Ambrosio Parente está relacionado estrechamente con la fundación de las Escuelas Pías en Frascati. Su casa fue adquirida por Calasanz el 27 de marzo de 1620. De este personaje se h-4ac,mención en numerosas cartas de Calasanz (cf. ES, II, 627-4) % Bonifacio Bevilacqua fue Cardenal Obispo de Frascati desde el 7 de septiembre de 1626 hasta el 7 de abril de 1627, día en que murió, sucediéndole el 14 del mismo mes el cardenal Andrés Peretti (cf. Hier. cath., IV, 39). La carta de Calasanz está fechada a 10 de abril, es decir, tres días después de la muerte del Cardenal Bevilacqua. Pero al haber sido escrita desde Nápoles, no puede caber la menor duda de que es a éste a quien se refiere, por no haberse enterado todavía de su muerte. 6. Tal vez aluda a la costumbre, que ha perdurado casi hasta nuestros días, según la cual, cada mes solían repartirse a todos los religiosos unas papeletas en que constaba en primer lugar el nombre de un Santo del mes, que quedaba constituido como particular protector del religioso durante aquel mes. Además solía añadirse alguna frase de la Escritura y el nombre de un religioso difunto, por quien debía rezar durante aquel mes. Ignoramos si efectivamente ya desde aquellos años los elementos que constituían tales papeletas coincidían exactamente con los que han perdurado hasta hace pocos años.

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LIBIDO

P. Ángel Martínez Libido-libídinis: (“lubido”, más clásico): deseo (ganas antojo, envidia) y particularmente deseo sensual o erótico Etimología: + de ‘lbet-lubet’/libuit/líbitum: tener ganas de, verbo prácticamente uniterciopersonal –libet-libuit-… de origen indoeuropeo y de uso decididamente vulgar, y como tal apa /rece en el osco y en el latín, pero no aparece en el iranio, ni en el indo-védico, pero sí en la lengua hablada y como préstamo en el indo-sánscrito, per con significado menos intenso, simplemente ‘él desea,…’,; + en el eslavo significa ‘amar’ y en el gótico y germánico ‘querido’ y/o ‘creer’; + hay frases que aún se usan en castellano, pero en el lenguaje culto y en el eclesiástico, como:

* ad libitum: a elección de…, a gusto de…

* libenter: con gusto, gustosamente (como respuesta a petición de algo por parte de alguien)

* libentissime: con mucho gusto, muy gustosamente (por lo mismo)

* libido también se emplea en castellano en psicología y en moral católica, alternando con el más clásico, ‘concupiscencia’, siguiendo a San Juan Evangelista que habla de las tres concupiscencias que se oponen al reino de Dios en el hombre:

- concupiscentia oculi: la del que todo lo quiere mirar y saber sin medida

ni criterio,

- concupiscentia carnis: la inmoderación en los placeres sensuales,

- concupiscentia vitae: la soberbia de la vida como única plataforma del ser humano en cuanto fuente de moral sobre todo social y religiosa

- no conozco su equivalencia de ‘libido possidendi,…’ etc…; posiblemente

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propia de la Universidad de Salamanca, ya con mayor influencia laicizante de la psicología moderna.

NOTAS: 1.- la etimología de ‘concupiscentia’: viene del verbo ‘concupisco’, que es un frecuentativo del verbo ‘cupio’, precedido de la preposición ‘cum-con’ de significado, desear, por tanto, él, desear sin moderación (Si quieres el étimo de este verbo ya lo consultaré, pero sospecho que será pariente del verbo capio: coger; 2.- no confundir libido con lívido, que significa amoratado o muy pálido y es término escdrújulo; 3.- ídem con el verbo latino ‘licet’ también terciopersonal, estar permitido, ser lícito, de tantos derivados en castellano. Y es todo de momento.

Sobre el Año de la Familia

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Ave María Purísima Homilía del Obispo de León 1º de Enero de 2014 Hermanos y hermanas: niciamos este año 2014 dedicado en Nicaragua a la Familia en torno al Altar Eucarístico. Jesucristo, el Dios con nosotros (Emmanuel) es el centro de nuestra celebración y es a Él a quien hoy hacemos entrega de nuestro pasado, de nuestro presente y de nuestro futuro. Es con Él y viviendo por la fe y el amor en Él, que rendimos al Padre Celestial el homenaje de nuestra acción de gracias e imploramos su bendición. Es por Cristo mismo que la fuerza del Espíritu Santo desciende sobre todos los que pedimos perdón y misericordia por nuestros pecados y obtenemos el don de la paz. Bendición y paz que suplicamos para nuestras familias, nuestros seres queridos, sobre la Iglesia y sobre los nicaragüenses todos dentro y fuera de la Patria. Hoy también, junto a nosotros, de manera misteriosa pero real están, con presencia de amor en Dios, nuestras familias y amigos que traspasaron el portal del tiempo a la Casa del Padre Celestial. Y para que nuestro nuevo año, con todo lo que trae, no nos cause temor, miedo ni

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angustia, el Señor nos invita, por medio de la Iglesia, a poner nuestra mirada en el rostro bello y sereno de la Inmaculada Virgen María, la Madre de Dios y en la firme y confiada persona de San José, el hombre justo a quien Dios confió sus más grandes tesoros: Jesús y su Madre Virginal. La contemplación de la Sagrada Familia al principio del año es ya una gracia divina que se nos concede. I.- El Evangelio de la Familia El Evangelio nos ha dicho que los pastores de Belén, obedientes al Anuncio de los Ángeles de que había nacido el Salvador del mundo, fueron presurosos y efectivamente encontraron a José y a María su esposa y el niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. Llama la atención la respuesta pronta de los pastores así como también la sencillez del signo que se les ha dado y en el que ellos creen. Por supuesto que la gracia de Dios está actuando en esas humildes personas, rudas y marginadas de la sociedad de su tiempo, pero es admirable la disposición que tienen para secundar esa acción del Espíritu Santo. Esto nos enseña que de la acción de Dios y de la respuesta del ser humano acogiendo libremente esa acción divina resulta el gozoso encuentro con el Redentor y la alegría de convertirse en propagadores de esa Buena Nueva. Quiero invitarles a pensar en la actitud de adoración y contemplación de la Virgen Madre y también en el hecho de que es a toda la Sagrada Familia a la que encuentran y es con esa Familia Santa con la que conversaron los que tuvieron la dicha de ir a la gruta de Belén aquella noche. Todo esto, hermanos y hermanas, lo podemos vivir y experimentar hoy nosotros los que escuchamos el Evangelio, que se proclama precisamente para que tengamos vida abundante en el Espíritu y podamos de esta manera ser testigos y misioneros de la gran noticia que consiste en que Cristo vive, nos ama con amor eterno y viene a salvarnos y a perdonarnos. Para esto vino Él al mundo y nació de la Virgen María. Que nuestra fe, hermanos y hermanas, que realiza este encuentro personal y eclesial con el Señor Jesucristo nos haga capaces de dar gloria a Dios y de recibir la paz que el mismo Señor da a los que Él ama. Y ¡Alegrémonos, hermanos y hermanas, pues entre estas personas amadas por Dios nos contamos nosotros! Permanezcamos ahora muy cerca de la Madre de Dios; tan cerca que podamos sentir el calor maternal de su Purísimo Corazón. Dichosos nosotros los que respetamos y amamos a la Madre del Señor ya que el sólo recuerdo de ella nos produce serenidad y nos da la seguridad de que con ella y con su ayuda aprenderemos mejor a unir nuestra voluntad en la Voluntad Divina. Que la presencia reconfortante de San José durante este año especialmente se haga sentir mediante su ejemplo de entrega heroica al Plan de Dios que le exigió el ejercicio de las virtudes domésticas más indispensables como son la fidelidad, el respeto, el servicio y la defensa de la Sagrada Familia y el trabajo por el bienestar familiar. II.- Familia: Iglesia Doméstica En realidad es el hogar el lugar privilegiado en que el ser humano, después de ser

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concebido y de nacer, encuentra el ambiente adecuado para experimentar sus primeras relaciones que lo caracterizan como persona hecha a imagen y semejanza del Dios Trinitario. Es la familia el santuario del amor y de la vida en el que se aprende a amar y a ser amado, lo cual es lo más bello y útil que puede aprender cualquier hombre o mujer. Es el ambiente de amor fiel y perenne de la familia en donde puede ser no sólo comprendido sino también sentido el amor del Buen Dios que es nuestro Padre Providente y misericordioso. Si abrimos las puertas del hogar y si abrimos las puertas de los corazones de quienes en el hogar vivimos, a la Sagrada Familia entonces podremos esperar que nuestra familia permanezca unida a pesar de los cambios accidentales que le impongan los tiempos y circunstancias actuales, permanezca fiel al proyecto original de Dios de que el hombre y la mujer sean felices y con la fecundidad de su amor, que les hace una sola carne, enriquezcan a la Iglesia y al mundo cooperando con el Creador a traer nuevas vidas. Es así como la familia cristiana sana, por el sacramento del Matrimonio, que es signo de la unión de Cristo con la Iglesia, los excesos, las injusticias y las concesiones que el egoísmo había introducido en las relaciones esponsales del hombre y la mujer. El pecado, pues, entró en el mundo por la envidia del diablo, y el pecado a su vez que es desorden de las pasiones humanas, arrastró a la pareja humana del hombre y la mujer a la división, la separación, la impureza y la infidelidad en la entrega mutua. La Redención de Cristo revaloriza y eleva maravillosamente el matrimonio y la familia -que se fundamenta en este sacramento- haciendo de la institución familiar una verdadera Iglesia Domestica, un lugar donde Dios amor es el que une a la pareja y a ella y a los hijos y demás miembros de la familia los conduce a auténtica santidad. III.- Familia: Vocación a la Santidad Es esta santidad de la familia, es la fidelidad de los esposos y es la procreación de los hijos lo que como valor humano y cristiano, ha sido atacado siempre, pero de manera más insidiosa y dañina lo es ahora, en cuanto se han juntado a nivel mundial gobiernos y poderes económicos con campañas hipócritas que aparentan intereses de bienestar familiar para desacreditar y hasta, si es posible, destruir el matrimonio entre el hombre y la mujer y la familia como origen y cuna de la vida humana. Para conseguir estos objetivos no se escatima en gastos y en tiempo usados para planificar y pensar estrategias anti-evangélicas, anticristianas. Las fuerzas del mal ciertamente hacen sentir su poderío, poderío que sin pretender infravalorarlo, es, no obstante, infinitamente más débil que el poder de Dios. Por eso, hermanos y hermanas, no nos desalentemos. Es necesario conservar la serenidad que nos da la fe en el amor fiel de Dios, en ese amor divino tan inmenso que más que con palabras, lo demuestra con la Encarnación de su Hijo, hecho miembro de una familia humana. Familia tan humana y tan nuestra que experimentó todo lo alegre o doloroso que vivimos nosotros. Familia Santa de Jesús, de Santa María y San José que nos dispone con su auxilio a lograr vencer el pecado, para llegar a ser familias santas e inmaculadas en la presencia del Señor. Familias que hacen vida el mandamiento de la caridad, de esa caridad que es amor servicial, humilde y sin envidia, que es el amor que siempre

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perdona, que disculpa, no genera rencor ni ejerce violencia. El amor que es el tesoro que permanece hasta la eternidad. Cuando se piensa que la revelación más grande de Dios a los seres humanos se da a la familia y en la familia, se comprende la importancia que esta institución tiene para toda la humanidad y se comprende igualmente la necesidad de no decaer en el esfuerzo no sólo de defenderla sino también de luchar con las armas espirituales y con los esfuerzos y trabajos valientes para vencer con el bien tantos males, para demostrar que con la ayuda del Señor todo es posible, hasta hacer que Cristo sea el centro en torno al cual todos logremos realizarnos como personas y como familias. Terrible experiencia y error fatal será para una familia el atentar contra la vida de los inocentes que están en el vientre materno. La Iglesia con inmenso amor llora la muerte de estos pequeños del Señor y con inmenso dolor sufre ante el crimen cometido. Esta es una de las ocasiones en las que se requiere de mucha gracia de Dios para sanar el corazón y rehacer la vida sobre todo de la madre. Confiando a la misericordia divina esas vidas inocentes, la familia entera debe presentar valerosamente una postura de rechazo total al pecado del aborto, pero a la vez debe la familia y todas las familias unirse para acoger y acompañar en su recuperación espiritual a las madres y a quienes desgraciadamente fueron consejeros, cómplices y, peor aún, apañadores de semejante desgracia. Por lo demás, la enfermedad y la muerte de seres queridos no estuvieron ausentes en la existencia de la Sagrada Familia y no faltarán en nuestros hogares. Jesús, la Virgen y San José con su vida acorde a la voluntad del Padre, son el mejor modelo y serán la más eficaz ayuda en estas circunstancias. Podría ser que al hablarles de todas estas cosas lleguen a pensar que la vida hogareña es fuente de cruces. Pero no debemos pensar esto. Las dichas más grandes, las experiencias más humanas, las compañías más entrañables y los gozos más divinos se viven en familia, y serán para siempre los momentos más enriquecedores y alentadores de nuestra peregrinación terrenal aquellos vividos en un hogar bajo la mirada y en compañía de Jesús, María y José. IV.- Familia que reza unida permanece unida Me interesa volver al texto del Evangelio que nos dice que la Madre de Jesús meditaba en su corazón todo lo que acontecía en torno a su hijo y todo lo que le decían los pastores. Junto a la Virgen vemos a San José en oración silenciosa. Creo 222que la enseñanza de esta Palabra de Dios es una recomendación a contemplar y orar. La Santísima Virgen y San José miraban a Jesús que a su vez los miraba a ellos. Este cruce de miradas debe ser el supremo ejemplo a imitar en familia durante todo el año, y en este estar viendo a Jesús que nos mira seguramente que habrá luz en nuestros hogares que nos permitirá encontrar soluciones a la problemática de cada día y habrá gracias del Espíritu Santo para que no naufrague el amor ni la fidelidad, y se tenga al alcance de la mano la medicina adecuada que ayude a sanar las ofensas, los resentimientos y hasta las rupturas de esposos entre sí, de padres con sus hijos, y de los hermanos y demás familiares entre ellos. El Año de la Familia nos da una oportunidad de permanecer en adoración ante Jesús Sacramentado y de meditar en el Rosario con la Virgen los misterios de Cristo en los que Ella, la Madre, tuvo especial participación, alimentando así el espíritu de comunión familiar.

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Que en la Iglesia sea nuestra oración todo el año por la familia, para el bienestar de la familia, con la familia, y sea la oración en la familia como lo recomienda el Señor: humilde, confiada y perseverante. Los resultados serán de acuerdo al cumplimiento del mandato del Señor: pidan y recibirán, golpeen la puerta y se les abrirá, busquen y encontraran. Dios no falla. Él es fiel. Somos nosotros los que podemos fallar. No es asunto de magia, ni de soñar triunfalismos mundanos. Es más bien asunto de tomar en serio la Palabra del Señor. Por eso, cuando el orgullo, la soberbia, la violencia, la tristeza, el cansancio, el tedio, la desilusión y la frialdad de las relaciones nos pongan en la tentación de olvidarnos del amor de Dios manifestado en Cristo, de alejarnos de la oración y de los sacramentos, de enfriarnos en nuestra devoción Mariana y de prestar oídos a quienes nos ofrecen soluciones fáciles y acorde a nuestros gustos y placeres, entonces papá y mamá, hijos, abuelos, hermanos, parientes, es la hora de decir: familia “Mira a Jesús que te Mira”. Con esto se habrá dado el primero y más importante paso para la victoria del bien sobre el mal, esa victoria es una persona, es Jesucristo, Dios poderoso y hombre con corazón como el nuestro, capaz de hacer suyo nuestro gozo y nuestro dolor. V.- Familia Evangelizada y Evangelizadora Implorando la luz del Espíritu Santo quiero referirme a situaciones difíciles que se presentan en no pocas familias, situaciones que, si no se sabe cómo enfrentarlas, aumentan los sufrimientos y las tensiones en el hogar. Entre estas situaciones está la separación o divorcio de la pareja con más o menos impacto emocional en el hombre y en la mujer que se ven enfrentados al riesgo de la soledad que lleva consigo la posibilidad de nuevas uniones y de nuevos fracasos, pero sobre todo estas separaciones de los padres siempre son dolorosas y hasta traumatizantes para los hijos. Son situaciones que ameritan un cuidado especial las que se dan en la familia con el nacimiento de algún hijo minusválido o gravemente enfermo. De otra índole, pero no menos difícil, es la situación que produce en la familia la presencia en el hogar de personas adictas al alcohol, la droga, el sexo, la violencia o los juegos de azar. Preocupante es la situación que se crea cuando algún miembro de la familia -por motivos de pobreza y urgidos por la estrechez económica- tiene que partir a otro país o permanece mucho tiempo separado de sus familiares. En estos casos se pone en grave peligro la estabilidad familiar. Ciertamente que estas situaciones y otras que puedan darse que dañan a la familia requieren soluciones en las que suelen intervenir además de la familia otras instancias que la ayudan; es decir: el estado, la iniciativa privada, las instituciones que se supone velan por el bienestar familiar sin fines de lucro o intereses ideológicos, los profesionales de la medicina y el derecho con verdadera vocación de servicio, los organismos no gubernamentales de probada moralidad, los medios de comunicación desprovistos de mezquinos intereses de capitalizar clientela a costa del dolor y la desgracia de las familias, etc. La Iglesia por su parte, teniendo presente el testimonio de la Sagrada Familia y con los sentimientos de Cristo, enseña el respeto a todo ser humano y la obligación de

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servirle más y mejor cuanto más enfermo, necesitado y abandonado esté. Pero también la Iglesia por medio de sus instituciones y principalmente a través de sus hijos señala como misión sagrada a cumplirse la Evangelización o anuncio de Cristo, luz del mundo, médico divino, perdonador incansable del pecador. Sea cual sea la situación en el hogar y por muy densa que sea la niebla que nos envuelve y nos oculta el camino de la adecuada solución, nosotros, haciendo todo lo que podamos hacer, no olvidemos que la llegada al puerto es segura si nos orienta Cristo y su Familia Santa. Como San Pedro en una situación dramática digamos también nosotros: Señor ¿a quién iremos si te abandonamos? Sólo Tú tienes Palabra de Vida Eterna. Nosotros cuando nos encontramos desconcertados e incluso al borde de la desesperación, clamemos al Señor. Es seguro que el Señor sabrá darnos su Espíritu y con Él, el auxilio oportuno. CONCLUSION Los pastores, después de encontrarse con la Sagrada Familia, volvieron a sus hogares a anunciar lo que habían visto y oído, es decir, a cumplir la misión de ser testigos de la buena nueva de la familia y para la familia. Es esto precisamente lo que nos corresponde hacer en todo este año. Cada uno en el lugar que le corresponde debe dar a la familia la prioridad, y todos juntos cada quien desde su lugar, en la casa, en la escuela, en los talleres, en la oficina, en el ejercicio profesional, en el dolor de la enfermedad, en el campo y la ciudad, en la parroquia y en la diócesis, debe vivir con la ayuda de la Virgen y de San José un encuentro con Jesucristo. Que el año de la Familia sea, hasta donde podamos lograrlo, un tiempo de bendición. + Bosco Vivas Robelo Obispo de León

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5500ºº OObbiissppoo ddee LLeeóónn La Diócesis de León, en Nicaragua, fue erigida por el Papa Clemente VII en el Consistorio del 26 de febrero de 1531 (ese mismo año Santa María de Guadalupe se aparecerá en México, en el Tepeyac), pero no se expidieron las Bulas. La erección de la Diócesis fue confirmada por la Bula “AEquum Reputamus” de Su Santidad Pablo III, el 3 de noviembre de 1534. Es la Diócesis Primada y Madre de las Iglesias de Nicaragua, de Costa Rica, y de otros territorios. Actualmente comprende los Departamentos de León y de Chinandega y el Municipio de San Nicolás, del Departamento de Estelí. Mons. Bosco Vivas Robelo, actual Obispo, tomó posesión de su cargo el día 25 de mayo del Año del Señor 1991.

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