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LAS ALAS DE LAS HORMIGAS

EXLIBRIC

ANTEQUERA 2014

CARLOS MARTÍN

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LAS ALAS DE LAS HORMIGAS© Carlos MartínDiseño de portada: Carlos Martín

Iª edición

© ExLibric, 2014.

Editado por: ExLibricAvda. El Romeral, 2. Polígono Industrial de Antequera29200 ANTEQUERA, MálagaTeléfono: 952 70 60 04Fax: 952 84 55 03Correo electrónico: [email protected]: www.exlibric.com

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ISBN: 978-84-16110-09-4Depósito Legal: MA-362-2014

Impresión: PODiPrintImpreso en Andalucía – España

Nota de la editorial: ExLibric pertenece a Innovación y cualificación S. L.

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Dedicado a mi familia y muy especialmente a Olga.Sin su amor este libro no existiría.

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Prólogo

En el amanecer de Las alas de las hormigas, mi primer y único libro, quisiera compartir una reflexión acerca del porqué de su existencia. No tengo un pasado como escritor y para ser sincero no había sentido jamás la necesidad imperiosa de escribir. Llevar a cabo este libro no ha supuesto para mí una liberación vocacional, un "toda la vida quise escribir y no sacaba fuerzas para hacerlo". Mi motivación es muy diferente. He escrito este libro para vencer, subyugar, conquistar, dominar, ganar, someter, derrocar, reducir, aniquilar, aplastar y derrotar al miedo. Me explico. Hará cosa de un año, apareció la frase "sigue al conejo blanco" en la pantalla de mi ordenador. El luminoso pelaje de este simpático animal me pareció irresistible. Lo seguí. Y al poco tiempo pude verme a mí mismo en un viejo habitáculo de paredes gastadas, sentado en un deslucido sofá. Frente a mí, un decidido Morfeo extendía sus brazos, aguardando. Apenas lo pensé, escogí la pastilla roja y mi percepción del mundo cambió. Realicé las preguntas que la mayoría de personas no realiza, por miedo, investigué en aquellos lugares donde la mayoría no investiga, por miedo, encontré las respuestas que la mayoría de la gente no encuentra, por miedo, y sí, en el trayecto soporté oleadas salvajes de miedo aullando estrepitosamente en mi oído, pero aun así lo hice y no hay forma de expresar lo increíblemente bien que me siento ahora. La victoria sobre el miedo es algo liberador, siento con mucha alegría un cambio enorme en mi conciencia y la motivación me invade positivamente. Conocer mejor el mundo despierta

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en mi una gran compasión y nada en esta realidad puede resul-tar más dulce que ese sentimiento. Este libro ha supuesto para mí una experiencia vital. El simple acto de escribir es de por sí extraordinario, un pastel lleno de sorpresas. Es como reivindicar tu derecho a la existencia, a que el mundo perciba tu presencia, estoy aquí, vivo, ahora, y tengo algo que decir. Es algo hermoso y aún más lo es transgredir aquello que en convención social se exalta como "normal" o "políticamente correcto". Todos, en el plano individual y colectivo, estamos condicionados por estos convencionalismos, pero los grandes creadores son transgresores y provocadores, rompen los conceptos normales, aquellas ideas que de tan acostumbrados a ellas ni las discutimos. Ellos son los que suman en este mundo, los que destapan la verdad, los que activan la posibilidad de cambiar y nos convencen de que no todo está hecho, que todavía hay mucho por crear y que nuestro poder creativo no tiene límites. Son los que escogieron la pastilla roja, las hormigas aladas, los arquitectos de la realidad. Debes sa-ber que leer este libro no va a resultar un trago fácil, necesitarás una gran cantidad de energía para asimilar la dura información que contiene, muy transgresora. Exigirá que superes las barreras psicológicas y sociales que construiste sobre lo que se debe y lo que no se debe pensar, lo que se puede o no se puede decir y eso no resulta sencillo. El virus del miedo infectará tu mente y tu reacción natural será darte a la fuga. El cortafuegos de tu psique, tan condicionada, disparará sus "no lo hubieran permitido", sus "ya se sabría" y sus "tanta gente no puede estar equivocada". Son las balas de la ignorancia, del sí porque sí, el profundo abismo de la falta de argumentos que tanto caracteriza a nuestros líderes políticos, financieros o religiosos. Estás tan acostumbrado a aceptar

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las cosas "porque sí" que ni siquiera eres consciente de ello y es que siendo tan solo un niño cediste terreno al miedo, que es ignorancia. Ese miedo ha viajado contigo toda la vida como un polizón cruel que, escondido en las bodegas de un barco, sabotea su contenido en silencio. Maldito miedo, nos paraliza, nos hunde en el desconocimiento y nos enfrenta a unos contra otros en un divorcio que aísla, limita, enferma y empobrece. Nos obliga a dejar de pensar, a no cuestionar nuestra existencia y, como las hormi-gas, cavamos permanentemente túneles en la oscuridad, esclavos de un sistema que no favorece a casi nadie. Es el miedo el que nos impide ser felices. ¿Y existe un antídoto para el miedo? Sin duda: el amor. A sabiendas de poder ser tildado como romántico, cursi o cualquier otro calificativo que se oponga a la expresión libre del amor, me apetece decirlo claramente: el amor es lo más importante en la vida. Esa es una verdad tan evidente como ne-gada o soterrada. Debemos desterrar el miedo de nuestras vidas, acoger incondicionalmente al amor y comprender que la vida es en realidad un juego creativo maravilloso que incluye a todo y a todos. Podemos y tenemos que jugar diferente si queremos un mundo mejor. ¿Necesitas motivación en tu vida? Ahí la tienes, el lienzo de la realidad que habitas será mejor si tú pones tu pin-celada en él. Puedes hacerlo. Estás aquí para hacerlo. Eres un ser creativo. Cuando dices no puedo, estas diciendo en realidad no quiero. ¿Como no vas a querer ser feliz? Sí que quieres y sí que puedes. Fíjate en mí, ¿que me llevó a escribir este libro? Vencer, subyugar, conquistar, dominar, ganar, someter, derrocar, reducir, aniquilar, aplastar y derrotar al miedo. Y lo hice.

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Índice

Alas en el hormiguero 17

Capítulo 1. La verdad silenciada 23Capítulo 2. Había una vez un circo 53Capítulo 3. El poder oculto tras los bancos 67Capítulo 4. El "Nuevo Orden Mundial" 109Capítulo 5. El mito de la sobrepoblación 135Capítulo 6. Farmacia y eugenesia 145Capítulo 7. El control de los alimentos 173Capítulo 8. Bombas genéticas 185Capítulo 9. Una población envenenada 197Capítulo 10. El uso del calentamiento global 213Capítulo 11. Tratando de controlar el clima 237Capítulo 12. El paradigma tecnológico actual 261Capítulo 13. Una evolución artificial 279Capítulo 14. La verdadera evolución 289Capítulo 15. Las alas de la conciencia 311

Epílogo 335Acerca de las fuentes de información 337

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Alas en el hormiguero

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Una fabulosa comunidad de siete mil millones de hormigas vive en una cueva muy, muy, muy profunda. Durante generacio-nes, se les ha dicho que esa cueva es todo cuanto existe y así lo han creído. En ese oscuro mundo, un reducido número de hor-migas líder obliga al resto de hormigas a cavar túneles sin cesar. Túneles hacia el este, túneles hacia el oeste, túneles hacia el norte y túneles hacia el sur. Incluso túneles hacia el interior, pero jamás hacia la superficie. Así ha sido siempre. Cavan y cavan en busca de alimento, asegurando su refugio y manteniendo abrigadas a sus familias. Algunas de estas hormigas, las más conformistas, son felices con sus vidas pero la gran mayoría se sienten frustradas, atrapadas en una rutina de la que no pueden escapar. Las hormigas líder, cuyo linaje se remonta a las primeras hormigas, conocen la existencia de un mundo libre y luminoso más allá de la superficie pero lo mantienen oculto como el mayor de los secretos. Si la comunidad descubriera el engaño, perderían su posición de poder y las hormigas ya no trabajarían como esclavas bajo sus normas restrictivas. Algo totalmente inaceptable. Pero en los últimos años, la evolución parece jugar en contra de sus egoístas intereses. La proliferación de hormigas se ha intensificado, dificultando el buen funcionamiento de su sistema opresor. Demasiadas hormigas suponen demasiados túneles, tantos que resultan difíciles de con-trolar. Sin un control exhaustivo, algunos de esos túneles podrían llegar a la superficie, alertando a las hormigas del engaño a que han sido sometidas. Las hormigas líder, muy preocupadas, deci-den trazar un plan con el que evitar ser descubiertas. Pretenden reducir la población a 500 millones de hormigas, introduciendo gran variedad de venenos en el agua y en la comida, creando nuevas enfermedades y organizando trágicos corrimientos de tierra en los que fallecen por millones. Atemorizan y dividen

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el hormiguero en múltiples grupos y los enfrentan con toda clase de ideologías y espectáculos ilusorios. "Hormiga buena, hormiga mala", "hormiga contra hormiga" o "la guerra de las hormigas", entre otros. Inconscientes de la verdadera naturaleza de sus desgracias, las hormigas se odian y se matan unas a otras y nada parece poder liberarlas del engaño. Afortunadamemte un suceso inesperado ha traído consigo la esperanza al hormiguero: la evolución ha vuelto a manifestarse y muchas de las hormigas que acaban de nacer son diferentes a las demás. En su espalda crecen unas pequeñas alas y la mayor sensibilidad de su membrana permite que capten vibraciones y sonidos procedentes del mundo exterior. Esperanzadas, tratan de alertar a sus hermanas. ¿Ruidos del exterior?, ¿de qué estáis hablando?, ¿para qué desarrolláis alas, si aquí no hay espacio para volar? Aunque el resultado inicial de sus esfuerzos no es el esperado, las hormigas aladas no se dan por vencidas y persisten en su intención de alertar a las demás. Su mayor sensibilidad las conduce a buscar donde las otras hormigas no buscan, logrando obtener aquellas conclusiones que el resto no logra alcanzar. Están motivadas, se están organizando y, poco a poco, consiguen retirar el velo que cubre las mentes de la co-munidad. La fuerza de sus argumentos es tan sólida que aquellas hormigas que los escuchan, evolucionan, consiguen desarrollar sus propias alas y logran captar por sí mismas las vibraciones y sonidos del mundo exterior. Cualquier día de estos, la totalidad del hormiguero reconocerá los sórdidos planes de las hormigas líder. Las hormigas dejarán de cavar túneles hacia el este, túneles hacia el oeste, túneles hacia el norte y túneles hacia el sur. Jamás volverán a cavar hacia el interior. Olvidarán sus falsas diferencias y cavarán unidas hacia la superficie, emergiendo en un próspero y

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luminoso mundo donde las posibilidades son ilimitadas. La nueva luz realzará la belleza de sus alas y, conscientes de su verdadera naturaleza, se unirán por siempre en una nueva vida, repleta de amor y esperanza".

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La verdad silenciada

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-¿Crees en el destino, Neo?-No-¿Por qué no?-No me gusta la idea de no ser yo el que controle mi vida.-Sé exactamente a lo que te refieres. Te explicaré por qué estás aquí. Estás porque sabes algo. Aunque no lo puedas explicar, lo percibes. Ha sido así durante toda tu vida. Algo no funciona en el mundo. No sabes qué es, pero ahí está, como una astilla clavada en tu mente y te está enloque-ciendo. Esa sensación te ha traído a mí. ¿Sabes de qué estoy hablando?-¿De Matrix?-¿Te gustaría realmente saber lo que es?-Sí.-Matrix nos rodea. Está por todas partes. Incluso ahora en esta misma habitación. Puedes verla si miras por la ventana o al encender la tele-visión. Puedes sentirla cuando vas a trabajar, cuando vas a la iglesia o cuando pagas tus impuestos. Es el mundo que ha sido puesto ante tus ojos, para ocultarte la verdad.-¿Qué verdad?-Que eres un esclavo, Neo. Igual que los demás naciste en cautiverio. Na-ciste en una prisión que no puedes saborear, ni oler, ni tocar. Una prisión para tu mente. Por desgracia no se puede explicar lo que es Matrix, has de verla con tus propios ojos. Esta es tu última oportunidad, después ya no podrás echarte atrás. Si te tomas la pastilla azul, fin de la historia, despertarás en tu cama y creerás lo que quieras creerte. Si tomas la roja te quedas en el País de las Maravillas y yo te enseñaré hasta dónde llega la madriguera de conejos. Recuerda, lo único que te ofrezco es la verdad.

Fragmento de una conversación entre Morfeo y Neo, en la película Matrix.

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CAPÍTULO 1

Ningún acontecimiento mundial ha agitado la conciencia de la humanidad como lo hicieron los atentados del 11-S. Las imágenes que vomitaban los televisores desafiaban la compren-sión que teníamos de la realidad. Apenas podíamos creerlo y en cierto modo seguimos sin ser plenamente conscientes de lo ocurrido. Como muchas personas pienso que aquel día cambió algo importante en nuestro interior y quizás por ello conservo un claro recuerdo de lo acontecido. Una de las cosas que más me impactaron fue la atmósfera que inundó el ambiente durante los días siguientes. Un profundo silencio invadía las calles y la misma expresión se repetía en cada uno de los rostros con los que me cruzaba. Era la expresión de un niño que acaba de perder la inocencia. Fue un golpe muy duro. Para todos.

La versión oficial de los hechos

"Cuatro aviones de pasajeros fueron secuestrados y des-viados de su ruta. En menos de una hora, dos de los aviones se estrellaron contra las torres del World Trade Center incen-diándolas y derribándolas. La fuerza del impacto y el fuego intenso provocado por el combustible causaron el colapso de su estructura de acero".

Esta es, a grandes rasgos, la explicación oficial que dio el Gobierno de los EE. UU. acerca de las causas que ocasionaron

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el derrumbe de las torres del World Trade Center (WTC), y así lo aceptamos. ¿Por qué deberíamos ponerla en duda? El mundo funciona así, suceden desgracias, los gobiernos las investigan, comunican sus conclusiones a la prensa y esta las traslada a la ciudadanía. Una simbiosis perfecta en la que cada uno asume su papel. ¿Pero qué ocurre si invertimos los papeles? ¿Qué sucede si un ciudadano encuentra algo que contradice las explicaciones del gobierno y lo transmite a los medios de comunicación? Jamás será publicado. Este ciudadano solo podrá difundir su información a través de una página web, un blog privado o un video casero colgado en Youtube con la esperanza de que logre difundirse. En la actualidad miles de aportaciones de ciudadanos concienciados circulan por la red poniendo en duda la versión oficial de lo ocurrido el 11-S. No se trata de rumores injustificados, absurdos y faltos de fundamento difundidos por personajes conspiranoicos o malintencionados que ansían protagonismo. Es información justificada, muy convincente y tan valiosa que ya debería haber ocupado los noticiarios reduciendo la versión oficial del Gobier-no de los EE. UU. a la categoría de "cuento de hadas".

Un cuento de hadas

Para entender lo irrelevante que resultó la supuesta "fuerza del impacto de los aviones" en la caída de las Torres Gemelas basta con una sencilla descripción de su fabulosa estructura. El elemento más destacable de su moderno diseño estaba en su corazón, un compacto endoesqueleto de 47 fabulosas columnas de acero con paredes de cinco pulgadas de espesor, una columna

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vertebral de impresionante fortaleza que ejercía de eje principal del edificio. Los pisos de 65 por 65 metros eran prefabricados de metal y hormigón, soldados en largueros que se conectaban a los marcos de acero por medio de sólidas soldaduras y per-nos. Entre estos pisos cientos de pilares se extendían en una tupida malla vertical que reforzaba el conjunto. Y por último un exoesqueleto de 236 columnas de acero excepcionalmente robusto rodeaba el exterior. Creer que dos aviones Boeing 767 de aluminio fueron capaces de herir de muerte a dos monstruos de acero como las Torres Gemelas es como creer que las leyes de la física se tomaron un descanso el 11 de septiembre del 2001. Los daños reales del impacto de los aviones se asemejarían al efecto que causaría un huevo lanzado contra una malla metálica enrollada sobre una barra de acero. Aunque los restos del avión y la deflagración del combustible se expandieran por el espacio interior del edificio creando un efecto visualmente espectacu-lar lo cierto es que el aluminio con que estan construidos los aviones apenas podría dañar la estructura exterior del edificio y mucho menos el endoesqueleto situado en el centro. Algunas personas podrían plantearse este interrogante: los aviones, pese a estar hechos de aluminio, volaban a casi 500 millas por hora, entonces, dadas su tremenda masa y velocidad tenían suficiente energía cinética como para dañar las torres a pesar de que estas fueran de acero. Este enfoque es incorrecto. ¿Qué piensas que podría suceder, hipotéticamente, si con el avión detenido en el aire alguien tomase una de las enormes torres del WTC, la sacu-diera violentamente y golpeara dicho avión con una velocidad de impacto de 500 millas por hora? Piensa un poco acerca de esta pregunta hipotética porque ya sea que el avión impacte una

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torre detenida o que la torre impacte a un avión detenido la física de la situación es la misma. La respuesta intuitiva al daño ocasionado por un "veloz avión en movimiento" es solo eso: intuitiva. Existen algunas investigaciones como September Clues o Foxed Out, disponibles en Youtube, que incluyen análisis de todas las filmaciones existentes del impacto de los aviones donde parece probarse satisfactoriamente que los aviones son construcciones digitales. Visualízalas si quieres, están muy bien, pero yo prefiero ir directamente a la evidencia: el aluminio no puede penetrar al acero, punto. En cuanto al "fuego intenso que ocasionó el combustible" podemos apreciar en las filmaciones como al poco tiempo ya no se observaban llamas, solo humo. Si alguna vez has tratado de quemar madera sabrás que si la madera humea es porque no se está quemando bien, el humo indica que al fuego le falta oxígeno. Fuera cual fuera el combustible que alimentó la explosión, un 80 % de este se volatilizó durante la deflagración inicial y en cuestión de minutos el fuego siguió alimentándose, con menor intensidad, del contenido de las torres pero en nin-gún caso del acero de su estructura. Si revisamos la historia de la arquitectura veremos que nunca ha colapsado la estructura de acero de un edificio a causa de un incendio. En ningún lugar del mundo. Sin ir más lejos, en el año 1975 la Torre Norte del World Trade Center sufrió un grave incendio nocturno y ardió durante tres horas en un fuego que se esparció verticalmente desde el piso once hasta el diecisiete. Ardió en llamas por el doble de tiempo que los incendios del 11-S sin insinuar un riesgo de colapso. En febrero del 2005 la Torre Windsor de Madrid, un rascacielos en proceso de reconstrucción, sufrió un incendio infernal de veinte horas ardiendo como una antorcha. La estructura del edificio se

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mantuvo en pie soportando el sobrepeso de una gran grúa de obra. Compara un infierno de veinte horas de pura llama con noventa minutos de humo. Expertos en la fabricación de acero han realizado estudios donde demuestran que un fuego provocado por combustible de aviones no puede debilitar el acero hasta el punto de torcerlo, quebrantarlo o fundirlo y provocar un colapso. El acero se funde a 1350 °C o temperaturas superiores, depen-diendo de la aleación. Estas temperaturas solo son asumibles en hornos de fundición especializados o mediante explosivos muy específicos. El fuego de un combustible como el que llevan los aviones podría alcanzar un máximo de 600 °C en una combustión controlada, añadiendo combustible a medida que se consumiera y manteniendo el espacio en ciertas condiciones. Y suponiendo que se hubieran dado esas condiciones imposibles, gracias a un milagro, ambas torres deberían haber ardido durante un tiem-po similar o por lo menos parecido. La torre sur se derrumbó cincuenta y nueve minutos después del supuesto impacto del segundo avión mientras que la torre norte, que recibió el su-puesto primer impacto, se derrumbó una hora y cuarenta y cinco minutos después de recibirlo. Mucha diferencia de tiempo para compartir dos escenarios prácticamente idénticos. Todo resulta rarísimo. ¿Cómo es posible que se debilitaran las 47 columnas principales de acero que formaban el durísimo corazón de los edificios, 236 columnas exteriores y miles de pilares de acero, todos al mismo tiempo? ¿En los 110 pisos? Y aunque así sucediera por una prodigiosa manifestación simultánea de situaciones impo-sibles, ¿cómo pudo no quedar absolutamente nada de la estructura en pie? ¿Por qué no se veían montañas de pisos en la zona cero? En el peor de los casos, en que los pisos cedieran realmente en

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un efecto "torta contra torta", el corazón extremadamente duro debería haber permanecido en pie. Si analizas el vídeo de la caída de la Torre Sur, observarás que aproximadamente las 30 plantas superiores empiezan a rotar en bloque hacia el sudeste. Caen hacia un lado y el "efecto palanca" producido por la gravedad es enorme, como lo es su momento angular. Sin embargo este bloque se convierte en polvo durante su caída. ¿Cómo puede entenderse este comportamiento? Nada lo aplasta, es un sólido bloque de acero inclinándose en el aire, debería impactar en la inexistente montaña de pisos de la superficie para deteriorarse. Escapa a toda lógica. Y también escapa a todo entendimiento el tiempo en que cayeron los edificios. La Torre Norte cayó en unos ocho segundos y la Torre Sur en diez segundos. Un estudio demuestra que de haberse dejado caer una bola de billar desde la parte más alta del edificio tardaría nueve segundos en llegar al suelo. Un colapso tipo "torta contra torta" de 110 pisos como el que asegura el Gobierno que ocurrió debería haber tardado un mínimo de 96 segundos en suceder. La bola hubiera acelerado ayudada por la fuerza de la gravedad pero el derrumbe de los edificios hubiera decelerado debido a la resistencia ofrecida por la rotura de cada uno de los pisos, cada vez más lejos del incendio y más reforzados por la menor temperatura y mayor anchura de sus vigas, entre otros factores. Es inconcebible. Una tupida malla tridimensional de columnas de acero se pulverizó verticalmente tomando la trayectoria de mayor resistencia a un ritmo constante e imposible. ¿Qué hizo que estas gigantescas estructuras de acero y hormigón se convirtieran en polvo delante de nuestros ojos? Solo puede haber una respuesta, las Torres Gemelas no colapsaron, fueron demolidas.