Ladran Sancho. Patricia Suárez

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LADRAN SANCHO Versión para niños de la Segunda Parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha Personajes [El actor con el papel de DQ, no hace ningún otro papel. Los otros actores hacen varios papeles.] Don Quijote Sancho Panza Bachiller Sansón Carrasco Ama Caballero del Bosque (Bachiller disfrazado) Leonero Basilio Quiteria Camacho Cura Interés Cupido Maese Pedro [Títeres del Retablillo de Maese Pedro: Gaiferos – Melisendra – Roldán – Caballo de Rolán – Moro portero – Rey Moro // Durandarte] Caballero de la Blanca Luna (Bachiller disfrazado) Escena 1 Presentación y noticia de Don Quijote, Sancho Panza y el Bachiller Carrasco que trae la nueva del libro escrito sobre las aventuras anteriores. Alonso Quijano, está en su casa, en cama, con camisón y gorro de dormir. A su alrededor frasquitos de diferentes medicinas. Voces del Ama cuando hace pasar a Sancho. AMA en el umbral de la puerta del dormitorio: Habléle, pero no lo ande enloqueciendo, que por suerte el amo ya está bastante repuesto de todos aquellos desvaríos de los caballeros andantes.

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Obra de teatro infantil basada en Don Quijote de la Mancha

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LADRAN SANCHO Versión para niños de la Segunda Parte del Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha

Personajes[El actor con el papel de DQ, no hace ningún otro papel. Los otros actores hacen varios papeles.]Don QuijoteSancho PanzaBachiller Sansón CarrascoAmaCaballero del Bosque (Bachiller disfrazado)LeoneroBasilioQuiteriaCamachoCuraInterés CupidoMaese Pedro[Títeres del Retablillo de Maese Pedro: Gaiferos – Melisendra – Roldán – Caballo de Rolán – Moro portero – Rey Moro // Durandarte]Caballero de la Blanca Luna (Bachiller disfrazado)

Escena 1Presentación y noticia de Don Quijote, Sancho Panza y el Bachiller Carrasco que trae la nueva del libro escrito sobre las aventuras anteriores.Alonso Quijano, está en su casa, en cama, con camisón y gorro de dormir. A su alrededor frasquitos de diferentes medicinas. Voces del Ama cuando hace pasar a Sancho.

AMA en el umbral de la puerta del dormitorio: Habléle, pero no lo ande enloqueciendo, que por suerte el amo ya está bastante repuesto de todos aquellos desvaríos de los caballeros andantes.

SANCHO: Está bien, ama.

AMA: Usted, el Bachiller se queda aquí.

BACHILLER: Me gustaría…

AMA: Obedecer es lo único que le debe gustar. Espere ahí hasta que el señor lo llame.

BACHILLER: Sí, ama.

AMA en el domitorio, a S: Aquí le tiene. No le trastorne usted la sesera con ideas raras.

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Sancho y Don Quijote se saludan.

QUIJOTE: Sancho, dime qué dicen las gentes de mí.

SANCHO: Ay, no se enoje usted. Pero las gentes dicen que usted está totalmente loco y que yo soy un tonto. Los hidalgos afirman que usted se inventó lo de caballero. Y con respecto a la valentía, algunos dicen “loco pero gracioso” y otros “valiente pero desgraciado”. Ya sabe, aquello de hazte fama y échate a dormir.

QUIJOTE: Pero yo no estoy durmiendo. Estoy planeando nuestra vuelta a las andanzas.

SANCHO: ¿Puedo mientras tanto pedirle al ama que traiga un poco de jamón y unos huevos?

QUIJOTE: Después, cuando me digas todo lo que se dice de mí.

SANCHO: Para que sepa todo lo que se dice de usted, traje a alguien que está allí afuera esperando a verlo. Anoche llegó al pueblo el hijo de Bartolomé Carrasco, que viene de estudiar en Salamanca y cuando lo fui a saludar me contó que ya se había escrito un libro acerca de sus aventuras que se llama El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha y dice el muchacho que allí también me nombran a mí con el nombre de Sancho Panza y a la señora Dulcinea del Toboso.

QUIJOTE: Seguro, Sancho, que el escritor de nuestra historia debe ser algún sabio encantador.

SANCHO: Dice el hijo de Carrasco que el autor se llama Cide Hamete Berenjena.

QUIJOTE: Ese nombre es de moro.

SANCHO: Así será, porque oí por ahí que a los moros les gustan mucho las berenjenas.

SANCHO (canta SIETE MODOS DE GUISAR LAS BERENJENAS, canción tradicional sefardí)

Siete modos de guisadosse guisá la merenjenala primera de la guisáes la vava de Elenaya la hace bocaditosy la mete´n una cenaesta comida la llamancomida de merenjena

A mi tio, Cerasique le agrada beber vino:con el vino, vino, vinomucho y bien a él vino

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Sancho hace un silencio, retoma el último verso de la canción y se traba-

SANCHO: Creo que mejor es que haga pasar al bachiller Sansón Carrasco, que espera ahí fuera.

Entra Sansón Carrasco, un muchachito, que le hace una reverencia a Don Quijote y le besa la mano.

QUIJOTE: Es verdad que escribieron mi historia?

BACHILLER: Claro que es verdad, señor. Se imprimieron más de doce mil libros.

QUIJOTE: Y dígame, señor Bachiller, ¿qué hazañas mías son las que más se ponderan en esa historia?

BACHILLER: Hay distintas opiniones. A algunos les gusta más la aventura de los molinos de viento, que a usted le parecieron gigantes, y a otros la de los troncos que hacían ruido en el agua. Hay otros que prefieren la de los dos ejércitos que después resultaron ser dos manadas de carneros y, muchos, la del muerto que llevaban a enterrar.

SANCHO: ¿Y qué se dice en el libro de mí?

BACHILLER: Que fuiste un crédulo al pensar que Don Quijote te daría una isla en la cual pudieras ser gobernador.

QUIJOTE: Aún hay tiempo para que tengas tu isla, Sancho.

SANCHO: Apúrese, señor, que me voy a volver viejo de tanto esperar.

QUIJOTE: ¿Y sabe usted si el autor promete segunda parte del libro?

BACHILLER: Sí, promete. Pero dice que no la ha hallado ni sabe quién la tiene y así estamos con la duda de si saldrá o no.

SANCHO: Que esté atento el autor, que yo y mi señor seguiremos con las aventuras y haremos tantas que no sólo va a poder hacer la segunda parte sino cien partes.

QUIJOTE: Debe pensar el autor que nos quedamos dormidos. En realidad, ya tendríamos que estar hace tiempo de nuevo en campaña.

SANCHO: Sucede, señor, que mi mujer Teresa Panza me dice que debería usted pagarme un salario. Porque necesitamos dinero y porque debo casar a Sanchica, mi hija, y mandar a la escuela a Sanchito.

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QUIJOTE: Mira, Sancho, yo te pagaría un salario, pero no me acuerdo haber leído que ningún caballero le dé un salario a su escudero, sólo sé que cuando tenían suerte, el caballero lo premiaba con alguna isla o cosa parecida.

BACHILLER: Jamás tan bien alabado caballero Don Quijote de la Mancha, permítame ser su escudero! Nada deseo más que dejar los horribles estudios en Salamanca y ponerme a su servicio como caballero andante.

SANCHO: ¿Qué dices, Bachiller?

BACHILLER: Me gustaría mucho irme por los caminos con Don Quijote.

SANCHO: Ni en sueños.

BACHILLER: Seré un buen escudero.

SANCHO: ¡Nunca mientras yo viva!

BACHILLER: Entonces, muérete.

SANCHO: Usas pañales y quieres ser escudero. ¿Dónde se habrá visto cosa así?

BACHILLER: No uso pañales, gordo panzón.

Ambos se trenzan para pelear y Don Quijote, se levanta y los separa.

QUIJOTE: ¿No te dije, Sancho, que me sobrarían los escuderos? Pero usted tiene que ir a la universidad, Bachiller, y Sancho vendrá conmigo.

Los dos hacen una reverencia a Don Quijote y asienten.

QUIJOTE: Sancho, vé a despedirte de tu mujer.

Los dos salen. Don Quijote comienza a calzarle la armadura.Entra el Ama

AMA: ¿Qué hace usted, señor? Ya le llenaron la cabeza con ideas de caballería otra vez?

QUIJOTE: Ajústame el lazo del peto.

El Ama lo hace.

AMA: Si usted no se saca esas ideas de salir a buscar eso que llama aventuras y que yo llamo desdichas, me tendré que ir a quejar a Dios y al rey.

QUIJOTE atándose las botas: No sé qué te contestaría Dios, pero si yo fuera rey no responderías esas tonterías.

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Le arranca un pelo al Ama, que chilla, y lo parte en dos con el filo de su espada.

QUIJOTE: Está bien afilada.

El Ama se pone contra la pared, con miedo, y Don Quijote termina de vestirse de caballero, cantando

DON QUIJOTE (canta AUNQUE LE PONGAN AL PUENTE, cantar popular de Castilla).Aunque le pongan al puenteCañones de artilleríaTengo que pasar a verte,Artillera de mi vida, Ay, qué castilloAy, qué murallaNo puedo menos de atravesarlaY, si la paso y no la atraviesoEn el castillo me meten preso.

Aparta al Ama de sopetón, que quiere impedirle la salida.Sale de la estancia al proscenio, con reverencia al público, el INGENIOSO HIDALGO DON QUIJOTE DE LA MANCHA, tal como lo conocemos.

Escena 2Aventura del Caballero del BosqueDon Quijote y Sancho acaban de acostarse para hacer noche en un claro del bosque.

DON QUIJOTE: Qué susto te has dado, Sancho, creyendo que de verdad aquellos que vimos en el Carro de la Muerte, andaban recogiendo gente.

SANCHO: No me asusté ni un poquito. Enseguida comprendí que eran cómicos en un carromato que iban a dar una función de…

DON QUIJOTE: Bien blanco que te pusiste cuando lo viste al Demonio.

SANCHO: Pero si ya sabía yo que era un artista que haría de tal en…

DON QUIJOTE: Y con todos esos cascabeles que traía espantó a Rocinante que muy lejos se fue… Oyes?

SANCHO: No oigo nada, y además la noche se hizo para dormir y para los ladrones.

DON QUIJOTE: Calla los refranes y oye. Mira, Sancho, allí tendido hay un caballero andante. ¿Lo ves? Ahora saca un laúd, se ve que va a cantar.

SANCHO: Debe ser un caballero enamorado.

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DON QUIJOTE: No hay ningún caballero andante que no lo sea.

Voz del Caballero del Bosque (canta doliente MOLINERA, MOLINERA, cantar popular de Castilla)

CABALLERO DEL BOSQUE (al que de a poco vemos)Molinera, molineraQué descolorida estásDesde el día de las quintasNo has cesado de llorar.Que no cesas de llorar,Y tampoco de gemir,Molinera, molineraDe pena vas a morir.

El Caballero del Bosque canta y hace pasos saltarines propios más de un arlequín que de un triste enamorado. Tiene una nariz muy grande y extraña.

CABALLERO DEL BOSQUE (ya completamente en escena, aunque él aun no vé a Don Quijote)De pena vas a morirDe pena me has de matar,Molinera, molineraQué descolorida estásQué descolorida estásAmarilla y con ojerasVoy a volver a quererteQue no quiero que te mueras.

El Caballero del Bosque se echa bajo un árbol y declama.

BOSQUE: ¡Oh la más hermosa y más ingrata mujer del mundo, Casildea de Vandalia! ¿Cómo has de consentir que se muera de amor este caballero? ¿No basta que te confiesen que eres la más hermosa, todos los caballeros que hay en el norte, todos los del sur y también todos los caballeros de la Mancha?

DON QUIJOTE a S: Eso no, que yo soy de la Mancha y nunca he confesado tal cosa ni podría confesar algo tan perjudicial a la belleza de mi señora. Este caballero desvaría, Sancho. Pero escuchemos, quizá diga más.

SANCHO: Escuchemos un poquito y después vayamos a dormir. Porque parece que se irá a quejar un mes entero.

Sancho se duerme y hasta ronca.

BOSQUE buscando por el lugar: ¿Quién anda allí? ¿Qué clase de gente? ¿Los alegres o los tristes?

DON QUIJOTE: La de los tristes.

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BOSQUE: Pues venga aquí y hará de cuenta que llega a la tristeza misma. Yo soy el Caballero del Bosque y soy un caballero andante. También usted?

DON QUIJOTE: Sí, señor.

BOSQUE: Y está enamorado también?

DON QUIJOTE: Claramente.

BOSQUE: Entonces los dos sufrimos por lo mismo: el rechazo de nuestras señoras.

DON QUIJOTE: En realidad, nunca fui rechazado por mi señora, porque ella es más blanda que la manteca.

BOSQUE: Quiero que sepa, señor, que estoy enamorado de la hermosísima Casildea de Vandalia. Ella me ha mandado que recorra España y haga confesar a todos los caballeros andantes que es la más hermosa. Ya he andado por la mayor parte del país y he vencido a muchos caballeros que se han atrevido a contradecirme. Pero de lo que estoy más orgulloso es de haber vencido en una batalla bravísima al Caballero Don Quijote de la Mancha y haberle hecho confesar que mi Casildea es más hermosa que su Dulcinea.

DON QUIJOTE carraspeando, alterado: No digo que usted mienta y que no haya vencido a muchos caballeros. Pero que haya vencido a Don Quijote de la Mancha me parece muy raro. Podría ser que haya sido otro, aunque hay muy pocos que se le parezcan.

BOSQUE: ¿Cómo me lo voy confundir? Claro que peleé con Don Quijote y lo vencí. Es un hombre alto, con la cara flaca, pelo casi blanco, nariz aguileña y un poco torcida aunque no de nacimiento sino de todos los tortazos que recibió en su vida y fueron muchos. Tiene bigotes negros y caídos.

DON QUIJOTE que se está tocando la nariz y los bigotes: Igual puede que no sea el que usted dice, señor.

BOSQUE: Trae como escudero a Sancho Panza, su caballo se llama Rocinante y está muy enamorado de Dulcinea del Toboso, antes llamada Aldonza Lorenzo; como la mía, que por llamarse Casilda y ser de Andalucía, yo la llamo Casildea de Vandalia. ¡Y tiene una cinturita! Si todo esto no basta para que usted me crea, aquí está mi espada para probarlo.

DON QUIJOTE: Tranquilo, caballero. Óigame: el señor Don Quijote es mi mejor amigo y es como usted lo describe. Pero como él tiene muchos enemigos encantadores, pudo haber pasado que alguno de sus enemigos se haya hecho pasar por él para dejarse vencer y así llenar de mala fama a Don Quijote.

BOSQUE: No, caballero, yo saqué fuera las tripas de Don Quijote con esta espada.

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DON QUIJOTE: Mire, señor Caballero del Bosque, le digo que no. Aquí está delante de usted el mismísimo Don Quijote, que confirmará con sus armas lo que acaba de decir.

Don Quijote se pone de pie y también el Caballero del Bosque, que se ajusta la nariz (claramente unida a la cabeza por un piolín). Sancho despierta y se desespera, pero ya Don Quijote está en guardia peleando con la espada.

SANCHO: No, mi señor! No mate al Caballero del Bosque aunque sea un mentiroso. Las mentiras tienen patas cortas.

BOSQUE: Pero yo las tengo bien largas, que sino echaría como un cobarde a correr.

SANCHO: Las mentiras como las uñas, si no se cortan, crecen.

DON QUIJOTE: Aquí terminará tu mentira, Caballero del Bosque!!!

Don Quijote arremete contra el Caballero que da un paso atrás, de puro susto y se golpea la cabeza contra un tronco. Cae desmayado y al caer se desprende su enorme nariz de utilería.

DON QUIJOTE: Está bien muerto?

SANCHO: Vive aun, señor.

DON QUIJOTE: Quítale el yelmo y la visera así recordaremos por siempre su rostro de decir mentiras.

Sancho lo hacen y dan un paso atrás sobresaltados de asombro.

LOS DOS: ¡Es el Bachiller Sansón Carrasco!

DON QUIJOTE alzando su espada para clavarla en el pecho del Caballero del Bosque: Esto es obra de un encantador. Mataré de inmediato al maldito!

SANCHO interponiéndose entre D Q y el B: ¡No, déjelo así hasta que despierte! Las apariencias engañan, y no todo lo que brilla es oro. Tal vez el cuerpo del encantador esté ahora en su torre, preparando nuevos hechizos y encantos, pero el espíritu del encantador tomó para esta batalla el cuerpo del infeliz del Bachiller Carrasco.

DON QUIJOTE: Quieres decir que si atravieso con la espada este cuerpo mataré al infeliz del Bachiller Carrasco?

SANCHO: Sí, mi señor. Este cuerpo aquí es el del mequetrefe del Bachiller Sansón Carrasco, sus cabello como nido de araña y se echara hablar, hablaría seguro con la voz de pito del Bachiller. Sin ninguna duda, este es el estúpido e infeliz cuerpo del Bachiller Carrasco.

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DON QUIJOTE: Quieres decir que no mate al estúpido e infeliz Bachiller Carrasco?

SANCHO: Claro, eso quiero decir.

BACHILLER muy bajo: ¿Podrían dejar de llamarme estúpido e infeliz?

DON QUIJOTE: Dijo acaso algunas palabras? Me pareció oírle…

SANCHO mete un cachetazo a B para que vuelva a dormirse: Tal vez haya murmurado algún encantamiento, señor… Recuerde que el espíritu que está ahí dentro es el del encantador y no…

DON QUIJOTE: Sí, ya sé. No es el espíritu del estúpido e infeliz del Bachiller Carrasco. Ya vámonos por los caminos a nuestras andanzas, Sancho.

SANCHO: Sí, mi señor.

Baja la luz; se oyen en la penumbra los cascos del caballo y el burro trotar por los caminos.

Escena 3Aventura de los leonesDon Quijote y Sancho se topan con un carro conducido por un hombre de abrigo verde. Está justo descansando y reponiendo el aliento.

DON QUIJOTE: Qué lleva ahí dentro, buen hombre?

LEONERO: Lo que llevo en el carro son dos bravos leones enjaulados. El general de Orán los envía a la corte como regalo para su Majestad.

DON QUIJOTE: ¿Son grandes los leones?

LEONERO: Nunca cargué en mi carro leones más grandes. Son hembra y macho y van muy hambrientos porque hoy todavía no han comido, así que tengo que llegar rápido para darles de comer.

DON QUIJOTE: Venir a querer asustarme a mí con leoncitos?

LEONERO: Es que no son leoncitos. Cada uno parece un oso de grande.

DON QUIJOTE: No lo creo.

SANCHO enredado en su argumento: Si el leonero dicen que los leones son osos, tal vez…

DON QUIJOTE: Querer asustarme a mí con ositos!

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SANCHO: Creále al leonero que son bestias sanguinarias.

DON QUIJOTE: No le creo.

SANCHO: Señor, no veo el motivo por el que no haya que creerle al leonero.

DON QUIJOTE: ¡Abra esas jaulas y que salgan las bestias, que ya verán esos encantadores que me los envían quién es Don Quijote de la Mancha!

LEONERO: Le recomiendo no, señor Caballero. Estos son animales feroces. Uno, el otro día se tragó entero un ternero. El otro, persiguió un pastor y no dejó de él ni el sombrero.

DON QUIJOTE: A nada temo, y enviaré la piel de los leones para alfombra donde mi bella señora Dulcinea del Toboso pose sus níveos pies.

SANCHO: Tal vez, la Emperatriz de la Mancha, la bella señora Dulcinea del Toboso, ya tenga otras mejores alfombras para…

DON QUIJOTE: ¡Chito, Sancho! ¡Leonero, abre las jaulas!

El Leonero abre y sale un animal enorme. Puede ser un león o bien una imagen en pantalla de un león. Mientras tanto, el Leonero y Sancho corren a esconderse en algún lugar del bosque. Arriba de un árbol, atrás de un arbusto… El león sale del carro, mira y se relame. Mueve el rabo a un lado y a otro, sacude la melena. Bosteza largamente. Se sienta sobre sus cuartos traseros y al fin, vuelve a entrar al carromato.

DON QUIJOTE: ¡Señor leonero! La bestia feroz se metió de nuevo en el carro.

LEONERO con un hilo de voz: Los animales a veces son así, hacen cosas que uno no comprende…

SANCHO desde su refugio: El léon no es tan fiero como lo pintan.

DON QUIJOTE: Vaya y déle con un palo, así se enfurece y viene corriendo para que yo lo mate.

LEONERO: No! ¿Qué necesidad hay de darle con un palo a…?

DON QUIJOTE: Debo enviárselo a Dulcinea del Toboso.

LEONERO: Caballero, si el León no quiso acudir a la batalla, se lo puede dar por perdedor.

DON QUIJOTE: Cree usted?

LEONERO: Por supuesto: el León tuvo la oportunidad de lavar su honor y no ha querido. Así que el vencedor en esta contienda, es usted, Caballero.

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DON QUIJOTE: Tiene razón.

Sancho Panza de a poco y con temor empieza a aparecer. El Leonero traba las puertas del carro para que el León quede dentro bien encerrado. Le tiemblan al leonero las piernas.

DON QUIJOTE: Debe usted contar a todos la hazaña que vió, en la cual el León rehuyó enfrentarse a mi espada gloriosa.

LEONERO: Claro, claro.

DON QUIJOTE: ¿Lo promete, usted?

LEONERO: Sí, Caballero, se lo prometo.

DON QUIJOTE: Sancho, dale dos monedas de oro de nuestra alforja por la buena voluntad que el leonero tuvo en nuestra aventura.

Sancho le dá las monedas.Los dos saludan con un gesto al Leonero y se marchan.Penumbra.

DON QUIJOTE: Estuve pensando, Sancho. Quiero llamarme el Caballero de los Leones. Después de todo, vencí a los leones… ¿Verdad?

Baja la luz.

Escena 4Las bodas de CamachoSe oyen canciones de boda . Se trata de SI SUPIERA QUE ESTABAS, cantar tradicional del S. XVI de Castilla.

VOCESSi supiera que estabasClara en el ríoYo me fuera con ClaraClara conmigoTente, tente que me caigoDe la rama más altaVoy a tu cuartoDime dime dónde duermesAy del amor, que rendidito me tienesAy del amor, que rendidito me tienesSi supiera doctrina como cantaresno me ganaran curasni sacristanes.

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DON QUIJOTE: Oyes, Sancho? ¿A qué se deberán aquellos festejos con salvas y canciones?

SANCHO: Parece una boda. Señor, vayamos allí. Si es una boda habrá mucho para embuchar y beber. Habrá danzas y zapateadores.

De pronto, medio escondido entre los arbustos, aparece un muchacho amarillento y triste.

BASILIO: Soy gente de bien. Me llamo Basilio y cargo una pena de amores.

SANCHO: Pero más bien se vé como un aparecido.

BASILIO: Los novios de esta boda me ponen muy triste. Será la boda más rica que se viera en años en la Mancha. Y no se trata aquí de que yo, como los frailes, haya hecho voto de pobreza y me moleste que los ricos dilapiden sus fortunas. Se trata de que padezco Mal de Amor.

SANCHO: ¡Otro!

DON QUIJOTE: Ya no hables, Sancho.

SANCHO: Señor, si me permite, una sola palabra más para el malherido de amor, el enamorado Basilio. Muchacho, vaya a la boda y beba y coma, que panza llena, corazón contento.

BASILIO: No iré.

SANCHO: Vaya.

BASILIO: Tengo mi orgullo.

SANCHO: Tiene su hambre.

BASILIO: La novia es ni más ni menos que la bella Quiteria. Era amiga mía desde la infancia y yo veía por sus ojos y comía de sus manos.

DON QUIJOTE: Debe tratarse de la obra de algún perverso sabio encantador, si el enamorado Basilio estaba fuera de sí al punto que necesitara que otro le diera de beber y comer y le indicara por dónde ir…

BASILIO: Era así por lo mucho que amaba a la bella Quiteria. Pero su padre, ¡mal hombre!, la hace casar con Camacho ya que él es más rico que yo.

SANCHO: Mi mujer Teresa Panza opina que cada uno tiene que casarse con su igual. Dice que cada oveja con su pareja.

Se oye más fuerte el jolgorio de la boda.

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BASILIO se aprieta el pecho dolorosamente y luego sale corriendo en dirección contraria a la boda: Oh, oh. Esas panderetas y pitos.

Don Quijote y Sancho lo miran huíry después se acercan a saludar a Camacho, un hombrón alegre pero a las vistas muy rico. De los árboles cuelgan pollos desplumados que harán en el asador, y en diversas fuentes reposan los banquetes: un cerdo, un pavo, etc. Hay pirámides de quesos y pirámides de pan.

CAMACHO: ¡Bienvenidos a la boda! ¡Bienvenidos a la boda!

DON QUIJOTE: Gracias, señor Camacho.

Camacho les da un cucharón a cada uno.

CAMACHO: Vayan y coman de las ollas aquello que gusten.

VOCES DE LOS INVITADOS A LA BODA: ¡Vivan Camacho y Quiteria, él tan rico como ella hermosa, y ella la más hermosa del mundo!

Sube a una tarima un actor que hace de Cupido y luego otro del Interés. Originalmente dá un recitado, aunque podría acompañarse con música. Puede también ser un solo actor que lleve dos máscaras, al modo de la Tragedia y la Comedia. Los siguientes son versos tomados de la SEGUNDA PARTE DE DON QUIJOTE DE LA MANCHA, CAPÍTULO XX

CUPIDO:Yo soy el dios poderosoEn el aire y en la tierraY en el ancho mar undoso,Y en cuanto el abismo encierraEn su báratro espantoso.Nunca conocí qué es miedo;Todo cuanto quiero puedo,Aunque quiera lo imposible, Mando, quito, pongo y velo.

Hace una reverencia a público y es bajado de un empujón.

INTERÉSSoy quien puede más que Amor,Y es amor el que me guía;Soy de la estirpe mejorQue el cielo en la tierra cría,Más conocida y mayor.Soy el Interés, en quienPocos suelen obrar bien,Y obrar si mí es gran milagro;Y cual te soy te me consagroPor siempre jamás, amén.

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Cupido se sube con las alitas chanfeladas y comienza a pelear al Interés, a quien a cada paso le tintinean las monedas. Luego de un rato de pelea, se toman de las manos y saludan a público. Entra en ese instante Quiteria, ataviada de boda, con su tul sobre el rostro y collares de corales. Cuando se acerca a Camacho y tiende la mano a él, son interrumpidos.

BASILIO: Esperen, gente desconsiderada.

Oes de asombro entre los concurrentes.

BASILIO: Bien sabes, Quiteria, que mientras yo viva tú no puedes tomar a otro por esposo. Así que, para no estorbar, me quitaré la vida.

TODOS: Oh, no.

BASILIO: ¡Viva, viva el rico Camacho con la ingrata Quiteria largos y felices años, y muera, muera el pobre Basilio, cuya pobreza cortó las alas a su felicidad y lo puso en la sepultura!

Basilio sacó la espada y se la clavó en el pecho, con gran reguero de sangre. Cae y moribundo pide:

BASILIO: Quiteria, si quisieras casarte conmigo antes de que me muera, sentiría que no es en vano lo que hice.

CURA: Mejor pide perdón a Dios, hijo, así te recibe sin pecados…

BASILIO: No, no.

CURA: Hijo, debes pedir perdón a Dios para reconciliarte con él…

BASILIO: Primero que Quiteria me acepte como esposo.

CURA: Está bien, ¿qué dices tú, bella Quiteria? Porque Basilio tiene el alma en los dientes y morirá de un momento a otro.

Quiteria dice que sí por señas y se acerca a darle la mano.

CAMACHO: Un momento. ¿Qué es esto de que mi prometida se casará con el patán este?

DON QUIJOTE: Si me permite, buen señor Camacho, no tiene importancia. Porque enseguida después de dado el sí, Basilio morirá y Quiteria quedará viuda. Entonces podrá casarse con usted.

SANCHO: Y por fin comeremos!

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CAMACHO: No sé… Está bien! Que se case Quiteria con el patán de Basilio.

CURA: Quiteria, ¿aceptas por esposo a Basilio, quien morirá de pena de un momento a otro?

BASILIO: Por su ingratitud, agregue, padre.

CURA: No puedo decir eso en los votos matrimoniales. Silencio, hijo.

BASILIO: Pero si ella no hubiera sido una ingrata que prefirió al viejo este ricachón y maloliente, yo no me hubiera clavado la espada.

QUITERIA: No fueron cosas mías sino de mi padre.

BASILIO: No te creo mucho.

CAMACHO: ¿Maloliente yo? ¿Acaso huelo mal debajo de mis cinco finísimas camisas de Holanda?

QUITERIA: A las camisas hay que lavarlas de vez en cuando.

CURA: Acabemos esto de una vez. Quiteria, ¿aceptas por esposo a Basilio? ¿Sí o no?

QUITERIA: Acepto.

CURA: Moribundo Basilio, ¿aceptas por esposa a la bella Quiteria? ¿Sí o no? Otras cosas no se vale, sólo responde sí o no, y luego dátu último aliento.

BASILIO: Sí, acepto.

CURA: Entonces los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia.

QUITERIA: No, qué asco. Tiene la boca llena de sangre.

BASILIO ya con voz más clara: No es sangre, es gazpacho.

QUITERIA: ¿Qué?

Basilio se quita la espada del pecho, toma una servilleta y empieza a limpiarse la casaca.

BASILIO: Gazpacho, sopa de tomate.

Así nos damos cuenta de que todo el suicidio ha sido un truco.Los invitados quedan alelados.

BASILIO: Quiteria, vámonos a casa ahora que eres mi esposa.

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Quiteria sonríe y saluda con la manito a los invitados.

CAMACHO toma una espada y amaga correr tras Basilio: ¡Lo mataré! ¡Lo mataré!

DON QUIJOTE: Alto, señor Camacho.

CAMACHO: Lo mataré, lo atravesaré con mi espada y quedará hecho papilla!!!

DON QUIJOTE: Cálmese, señor Camacho. Cálmense todos y nadie tome venganza. El amor es como la guerra y así como en la guerra se usan estrategias para vencer al enemigo, así en las luchas amorosas se usan embustes para conseguir el fin que se desea. Quiteria era de Basilio y Basilio de Quiteria por disposición de los cielos. Camacho es rico y podrá conseguir lo que quiera. A lo que Dios junta no los puede separar el hombre, y el que lo quiera intentar, primero ha de pasar por la punta de esta lanza.

Don Quijote blande la lanza con gran fuerza. Todos se amedrentan. Un tiempo largo después, retoman la canción del comienzo, SI SUPIERA QUE ESTABAS, cantar tradicional del S. XVI de Castilla.

VOCESSi supiera que estabasClara en el ríoYo me fuera con ClaraClara conmigoTente, tente que me caigoDe la rama más altaVoy a tu cuartoDime dime dónde duermesAy del amor, que rendidito me tienesAy del amor, que rendidito me tienesSi supiera doctrina como cantaresno me ganaran curasni sacristanes.

Con pasos sigilosos, Cupido se acerca a Sancho.

CUPIDO: ¿Qué pasa al final? ¿Comemos o no comemos?

SANCHO: No comemos.

CUPIDO: ¿Cómo pueden ser tan desalmados en esta fiesta, de dejar sin comer, al dios Cupido?

SANCHO: Me robé un poco de tocino. ¿Quieres tocino?

CUPIDO: Tocino? Hubiera preferido una salchicha, una gallina, un… Está bien, dame el tocino.

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Sancho y Cupido mastican.

SANCHO: Qué pena que se pierda así la boda.

CUPIDO: Por cierto, hasta que Camacho encuentre otra prometida, toda esta comida se echará a perder…

Don Quijote llama a Sancho.

DON QUIJOTE: ¡Escudero, debemos partir!

Cupido y Sancho se saludan.

SANCHO: Adiós, dios Cupido y que halles más salchichas para saciar tu amor.

CUPIDO: Adiós, señor escudero.

Fin de la escena.

Escena 5El retablillo de Maese Pedro: Romance de Don Gaiferos y MelisendraDon Quijote y Sancho llegan a una posada donde acaba de armarse un retablillo de títeres. El Maese Pedro tiene más aspecto de rufián que de artista. Lleva un parche negro sobre un ojo y otro verde en la mejilla para taparse la cicatriz de una pelea.

SANCHO: Aquel es el Maese Pedro, señor. Alguna vez fue a la Mancha con sus títeres e hizo las delicias de Sanchito y Sanchica, que era muy chica en ese entonces.

DON QUIJOTE: Me gustaría verlo.

SANCHO: Eso, veamos qué historia contará esta vez.

MAESE PEDRO, RelatorEsta verdadera historia que aquí a vuestras mercedes verán representada es sacada al pie de la letra de las crónicas francesas y de los romances españoles que andan de boca en boca de las gentes. Trata de la libertad que dio el señor Don Gaiferos a su esposa Melisendra, que estaba cautiva en España, en pode de los moros, en la ciuda de Sansueña, que así se llamaba entonces la que hoy se llama Zaragoza.

MELISENDRA (sola en una torre oscura, se lamenta)Oh, ¿dónde está mi señor, mi marido?Debe tener otros amores que de mí no lo dejan acordar,los ausentes por los presentes,son ligeros de olvidar.

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Más amores de Gaiferos,yo no los puedo olvidar.

MAESE PEDRO: Más, mientras la cautiva Melisendra se quejaba, esto sucedía con Gaiferos…

Una mesa, Gaiferos, muy campante juega a los dados.

ROLDAN: -¡Para eso sois, Gaiferos,    para los dados jugary no coger el caballo    e ir Melisendra a buscar!

GAIFEROS: -Siete años la he buscado,    no la he podido encontrar,cuatro por la morería    y tres por la cristiandad.

ROLDANDicen que estaba en Sansueña,    en Sansueña esa ciudad, si pronto no la rescatas,   en mora se convertirá.

GAIFEROS: Uf, está bien.Un favor te pido, tío,    no me lo quieras negar:tus armas y tu caballo    para mi esposa buscar.

ROLDANTengo hecho juramento    sobre un libro misalmis armas y mi caballo    a nadie los vaya a dar, los tengo bien enseñados    y los vas a tratar mal.

GAIFEROS se entristece y se pone a llorar. Quédese con Dios, mi tío, usted siempre me quiso mal.

ROLDAN: Será posible que llore, mi sobrino, tan galán?

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Vuelve, vuelve, mi sobrino,     que a ti te las voy a dar.

GAIFEROS: Solo me tengo que ir, solo,    a Melisendra buscar.

ROLDANLos usos de mi caballo    te los tengo de enseñar:dándole una sopa en vino    y una corteza de pany aflojándole la cincha     y apretándole el bretalsiete batallas de moros    bien las sabría ganar.

GAIFEROS:¿Darle vino al caballo, tío?¿Darle a la bestia pan?

DON QUIJOTE: Debe ser un caballo tan leal como Rocinante.

SANCHO: Claro que sí, señor.

MAESE PEDROAsí marchó don Gaiferos a su esposa rescatar.Maldiciendo iba el vino,maldiciendo iba el pan,el que los moros comían,que no el de la cristiandad;él reniega de aquel árbolque solo en el campo nace,todas las aves que pasanen él suelen ir a posarse;él reniega de la madreque tan sólo un hijo pare,si se lo cautivan moros,no tiene quien lo rescate,si se le cae una espuela,no tiene quien se la calce.Cuando a Sansueña llegó,los moros en la mezquita están.

Gaiferos toca la puerta de una mezquita.

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GAIFEROS:Ábreme la puerta, moro,que vengo de allende el mar,tanto oro y plata traigoque cuenta de él no puedo dar.

La puerta se abrió.

MAESE PEDRO: ¡Qué codicioso era el moroQue abrió la puerta y seguidoEn la nariz se la quiso dar!

El Moro y Gaiferos luchan y al fin, Gaiferos entra.

GAIFEROS: -¿Son ustedes de la aldea    o de más bajo lugar, o les cortaron la lengua    y no me quieren contestar?

VOCES DE LAS DONCELLAS-Somos hijas de señores,    de buena sangre real.

GAIFEROS:-¿Con cuáles dormía el moro,    con cuáles solía holgar?

VOCES DE LAS DONCELLAS-Con todas, señor, con todas,    con todas, por nuestro mal;excepto con Melisendra,     porque la van a coronarreina de los siete reinos     en la noche de San Juan,que es una noche muy larga    por con ella festejar.

Ante los ruidos de las doncellas y las armas, aparece Melisendra.

MELISENDRAOhh, oh, oh, oh, oyCaballero de armas blancas¿eres de la Francia natural?,¿conoces a don Gaiferos, sobrino de don Roldán?

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Le daré mis encomiendas,que bien pagadas le serán.

GAIFEROS:Las encomiendas, señora, vos se llevarás

Gaiferos la toma entre los brazos y la besa con pasión. Las otras doncellas aplauden y dan brinquitos de alegría.

REY MORO aúlla¡Me roban mi Melisendra!Maldito don GaiferosSoltaré mil perrosCabalgaré mil yeguasPara irte a atrapar.

El rey Moro persigue a Gaiferos (que cabalga con Melisendra muy prendida a él)

CABALLO PARLANCHINSi me dieras sopa en vino, como me solían dar,siete batallas de moroshabría de hacerte ganar.

GAIFEROS:No ahora mi caballo ruánCuando lleguemos a casaTe daré confites con pan.

CABALLO PARLANCHINAhora es el momento,don Gaiferos, de atacar,deme la sopa en vinoy después mi afición al licor me haré tratar.

Gaiferos y Melisendra se miran. Sacan de las alforjas lo que tienen; Gaiferos lleva una petaca. Hacen un fuego, Melisendra saca de su mandil un mendrugo de pan, ponen una olla al fuego. Revuelven, le dan a beber.

GAIFEROS:Caliente está el vino en la olla, Y ya bien blando el panel menjunje pedido se cuece,Elixir nunca visto para un animal.

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MAESE PEDROSi Gaiferos mata muchos,    el caballo mata más;tanta es la sangre que corre,    que hacía un río caudal.

GAIFEROS: -Allí viene un feroz moro    ¡ay Dios mío!, ¿qué traerá?,

Gaiferos y el Rey Moro, pelean. Gaiferos cae malherido.

DON QUIJOTE (a Sancho): ¡Cayó don Gaiferos!

SANCHO: Haga silencio, señor.

DON QUIJOTE: No puede tan honesto caballero morir con tanto mal.

SANCHO: Espere a ver qué nos cuenta el titiritero.

MELISENDRA:¡Oh, no mueras mi galán,No mueras mi marido,Que el moro con él me habrá de casar!

GAIFEROS: Melisendra, qué malherido estoyPon una cruz donde me vayas a enterrar…

DON QUIJOTE: ¡Noooo! ¡Eso no sucederá!

Don Quijote saca su espada y va contra el retablillo. Despanzurra al Rey Moro y al descabezarlo, lo hace con tanta fuerza, que destroza a los otros títeres.

MAESE PEDRO: ¡Mi retablo, mi retablo!

Todos quedan desconcertados con tal accionar de Don Quijote.

SANCHO: Señor, ¡estropeó el retablillo!

DON QUIJOTE compungido: Ay, Sancho. Es que no pude soportar que don Gaiferos, caballero tan gentil y amante de su dama, pereciera en la lucha con el rey Moro.

Maese Pedro, desesperado, clama a Don Quijote.

MAESE PEDRO: ¡Me arruinó mi retablo! ¿Por qué, qué daño le habían hecho a usted mis pobrecitos títeres para así atacarlo!

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DON QUIJOTE: Cálmese, buen amigo. Que estoy muy arrepentido de mi confusión… Sancho, dale al titiritero dos monedas de oro para que pueda reparar su retablo…

Sancho lo hace y Maese Pedro las toma con tristeza. Y hace una pequeña reverencia de saludo, da media vuelta y comienza a marcharse.

DON QUIJOTE (grita): Pero prométame que ya no hará luchar tanto a Don Gaiferos que el público tema por su vida!

SANCHO: Vámonos, señor. Ya no nos miran bien en esta posada.

Escena 6Aventura del Caballero de la Blanca LunaAparece ante ellos, al atardecer, el Caballero de la Blanca Luna, quien tiene en el escudo pintada una luna resplandeciente.

CABALLERO saluda y se inclina a D.Q: Jamás como se debe alabado don Quijote de la Mancha, yo soy el Caballero de la Blanca Luna y vengo a luchar contigo para hacerte conocer que mi dama es, sin comparación, más hermosa que tu Dulcinea del Toboso. Si yo venzo, quiero que vuelvas a tu aldea y pases allí un año sin tomar las armas. Y si tú vences, serán tuyas mis armas y mi caballo y tu fama se acrecenterá.

DON QUIJOTE: Caballero de la Blanca, cuyas hazañas hasta ahora no han llegado a mis oídos, yo te haré jurar que jamás has visto a Dulcinea, porque, si la hubieras visto, te habrías dado cuenta que no hay belleza que se pueda comparar a la de ella. Elige ya mismo el campo donde quieras luchar.

El Caballero de la Blanca Luna empieza a buscar un claro donde luchar con la espada.

SANCHO bajo, a DQ: Señor, ¿le parece necesario enfrentarse en la lid con este mozalbete que bien no puede ser el caballero que dice que es?

DON QUIJOTE: Me parece bien.

SANCHO: Pero puede ser otra persona y no el Caballero…

DON QUIJOTE: Detente, Sancho. O es el Caballero de la Blanca Luna o es mi enemigo, el sabio encantador, o el Gigante Frestón o… ¿quién más me odia? Creo que ya perdí la cuenta.

CABALLERO: Ya estoy preparado a vencer o a morir.

SANCHO: Pero qué ínfulas que tiene! Si al menos contara con un retrato de su dama… No sé, podríamos darle ánimos y confesarle que aunque nunca jamás pueda ser tan hermosa

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como la Emperatriz de la Mancha, la señora Dulcinea del Toboso, capaz se le acerque un poco, tenga un aire de hermosura, con los afeites adecuados…

DON QUIJOTE: Ninguna tan hermosa como mi señora Dulcinea del Toboso!! (a C) Ya estoy listo!

Los dos se enfrentan en la lucha y el Caballero arremete con tal fuerza que Don Quijote cae vencido. Ayes de Don Quijote, que se sienta en una piedra muy pensativo.

DON QUIJOTE a Sancho: Déjame a solas con mis tristes pensamientos, Sancho. Nunca fui derrotado antes y…

SANCHO: No está muerto quien pelea, señor.

El Caballero de la Luna se ajusta la armadura. Sancho lo ayuda.

SANCHO: Quién es usted?

CABALLERO se levanta la visera: Sancho, cómo aun no supiste quién soy. Soy el bachiller Sansón Carrasco, y allá en la aldea todos los que le conocemos estamos muy preocupados por su locura. Tramé este asunto para hacerlo volver a su casa. Hace cosa de tres meses salí al camino como caballero andante, llamándome el Caballero de los Espejos, con intención de pelear con él, vencerlo y pedirle que volviese a su casa, pero, ya sabes, él me venció a mí.

SANCHO: Con la enorme nariz de fantasía.

CABALLERO: Sí. Después, Don Quijote siguió su camino y yo me volví humillado, además de muy lastimado, porque la caída fue peligrosa; pero no por eso se me fue el deseo de volver a buscarlo y vencerlo. Y como él esta puntilloso con las reglas de la caballería andante, cumplirá su palabra. Te suplico que no le digas a Don Quijote quién soy, para que vuelva a su casa y así recupere su juicio.

SANCHO: Ay, Bachiller! Dios te perdone lo que acabas de hacer. Querer volver cuerdo al loco más querido que hay en el mundo. Ojalá nunca sane. De todas maneras, no le diré nada.

El Caballero de la Blanca Luna monta en su caballo y se marcha. Sancho vuelve a buscar a Don Quijote.

SANCHO: Señor mío, alce la cabeza y alégrese. Por lo menos no se rompió ninguna costilla. Volvamos a nuestro pueblo y dejémonos de andar buscando aventuras por tierras y lugares que no conocemos.

DON QUIJOTE, un poco resignado, canta unas COPLAS ANONIMAS ESPAÑOLASDicen que la pena mataY yo digo que es mentira.

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Que si la pena matara,Vivo yo ya no estaría.

Hasta los picos de tus enaguasMe están diciendo que no me vayaQue no me vaya, que me esté aquí,Hasta los picos de tu mandil.

SANCHO continúa con las COPLASEsta noche ha llovido, mañana hay barro,Pobre del carretero se atranca el carro;Quítate niña de ese balcón.Que si no te retiras, ramo de flores,Llamaré a la justicia, que te aprisionenCon las cadenas de mis amores.

LOS DOSHasta los picos de tus enaguasMe están diciendo que no me vayaQue no me vaya, que me esté aquí,Hasta los picos de tu mandil.Dicen que la pena mataY yo digo que es mentira.Que si la pena matara,Vivo yo ya no estaría.

Escena 7Del finalRegresan a la casa, en la Mancha.

DON QUIJOTE: Estuve pensando, Sancho, y si te parece querría que nos convirtiésemos en pastores. Yo me llamaré pastor Quijotiz y tú pastor Pancino. Y andaremos por los campos, cantando y bebiendo de las fuentes.

SANCHO: ¡Qué buena idea! Y cuando se enteren el bachiller y el barbero van a querer seguirnos y hacerse pastores como nosotros. Y quiera Dios que no venga también el cura.

DON QUIJOTE: El Bachiller Sansón Carrasco podría llamarse pastor Sansonino o pastor Carrascón; el barbero Nicolás se podrá llamar Niculoso y al cura no sé qué nombre le podremos poner. Ah, ya sé, podría llamarse pastor Curiambro. La pastora de quien me enamoraría yo se seguiría llamando Dulcinea, ya que el nombre sirve tanto para pastora como para princesa.

SANCHO: La mía podría llamarse Teresona, que le vendría bien por su gordura y por el nombre propio que tiene, pues se llama Teresa.

DON QUIJOTE: Por Dios, Sancho, qué vida nos daríamos.

SANCHO: Mire, señor. ¡Aquella es el Ama y su Sobrina que nos saludan!

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DON QUIJOTE: Así es: nos dan la bienvenida.

SANCHO: Señor: tal vez ya estemos viejos para hacernos pastores, que eso es para hombres robustos. Mejor, quizá, debamos ocuparnos de la casa.

DON QUIJOTE: Seguro tienes razón, Sancho. Cuando lleguemos, ayúdame a meterme en la cama.

SANCHO: Sí, señor.

DON QUIJOTE muy agotado: Sancho, ¿qué cosa cantan los pastores?

Sancho saluda con la mano en alto a las mujeres.Don Quijote hace un débil gesto de saludo.

SANCHO: Señor, ¿qué acaba de preguntarme?

DON QUIJOTE: Qué cantaríamos si fuéramos pastores?

SANCHO canta LA CUCARACHA canción popular de EspañaEl montañés de la esquina

Con la pita que despacha

El montañés de la esquina

Con la pita que despacha

Hace bailar a los hombres

Al son de la cucaracha

Hace bailar a los hombres

Al son de la cucaracha.

Ay que me pica, 

Ay que me araña

Con sus patitas

La cucaracha.

Ay que me araña,

Ay que me pica

La cucaracha

Con sus patitas.

Fin de la obra LADRAN SANCHO

Bonus trackMientras el telón está bajando y la canción finaliza, puede ponerse en escena, en un rincón, un segundo espectáculo del Retablillo del Maese PedroEntra Maese Pedro al tablado nuevo. Con mucho temor mira para un lado.

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MAESE PEDRO: ¿No está aquí por ventura, un loco, cubierto de pies a cabeza con una armadura de hojalata? Le llaman para más nombre Don Quijote de la Mancha. Dicen que ha realizado muchas hazañas…

VOCES: No está acá.

MAESE PEDRO: Entonces, comenzaré mi cuento.

Maese Pedro dispone los títeres en el retablo.

MAESE PEDRO, relata:Esta verdadera historia que aquí a vuestras mercedes verán representada es sacada al pie de la letra de las crónicas francesas y de los romances españoles que andan de boca en boca de las gentes. Y hasta le han puesto música los musicantes de la Mancha. Trata de Durandarte, caballero galante, traicionado por su amada Melisendra.

MELISENDRA se queja y lamenta:Durandarte, Durandarte, buen caballero probado, yo te ruego que hablemosde aquel tiempo pasado,y dime si te acuerdas cuando fuiste enamorado,cuando con galas e invenciones publicabas el nombre adorado,cuando venciste a los moros,y a mí el logro has dedicaco.Ahora, desconocido, di¿por qué me has olvidado?

DURANDARTE:Qué palabras tan lisonjerasseñora, son de tu agrado,pues si yo mudanza hice,tú lo has todo causado,pues amaste a Gaiferos,cuando yo fui desterrado;y si amor quieres conmigo, está muy mal pensado,que por no sufrir ultraje,moriré desesperado.

Durandarte toma una espada y se la hunde en el pecho.

MELISENDRA:Oh, murió mi galán más fiel,Durandarte, desangrado.

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DURANDARTE se quita la espadaBesa mi boca de sangre y mielOh, qué amor tan desgraciado.

MELISENDRA: Me da un poquito de asco Besar tus labios amoratados.

DURANDARTEEs salsa de tomate que usoPara probar tu pecho amado.

MELISENDRA:Salsa de tomate, un galán?

DURANDARTE quitándose la espada del pechoCada cosa y todo es perdonadoEn el amor y en la guerra,Hasta los trucos más tontos,Hasta que el dolor acallado,Reúna a los que se amanQue el mal ha separado.

Durandarte, de rodillas, ante Melisenda

DURANDARTE:Ámame, Melisendra.

MELISENDRA:Ámote, Durandarte.

Se besan los dos.Fin de EL RETABLILLO DEL MAESE PEDROFin de toda la representación.