La virtud y la fortuna

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Ensayo política: La virtud y la fortuna Pregunta 1 Francisco Leiva Díaz Política de pensamiento Sección1 Profesora Elizabeth Orrego 16 de octubre de 2014

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Ensayo de política de pensamiento -Análisis de la virtud y la fortuna en "El Principe" de Maquiavelo.

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Ensayo política:

La virtud y la fortuna

Pregunta 1

Francisco Leiva Díaz

Política de pensamiento

Sección1

Profesora Elizabeth Orrego

16 de octubre de 2014

Introducción

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El presente ensayo tiene como objetivo analizar el uso de dos metáforas

en la obra “El Príncipe” de Nicolás Maquiavelo para explicar en qué

forma debería actuar alguien que se decida a alcanzar y conservar el

poder del Estado.

Estas metáforas son específicamente la de la enfermedad de la

tuberculosis (cap. III) y la de los ríos torrenciales (cap. XXV), las que

permiten entrecruzar dos conceptos sumamente importantes para el

autor que son la virtud y la fortuna.

Estos dos términos se relacionan del modo que quien busque alcanzar y

conservar el poder del Estado de ser virtuoso, estar pendiente de los

problemas apenas se presenten, solucionarlos antes de que sea

demasiado tarde para que uno no caiga a merced de la fortuna, para

esto también es necesario que dicha persona cambie su natural o

cualidades dependiendo de las circunstancias que la fortuna le ha

entregado, esto se expondrá a lo largo de este ensayo.

Desarrollo

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En primer lugar identificaremos textualmente la metáfora del enfermo

de tisis o tuberculosis presente en el capítulo III de El Príncipe:

“Sucede aquí como dicen los médicos del enfermo de tisis, que en los

inicios su mal es fácil de curar y difícil de conocer, mas con el pasar del

tiempo al no haber sido conocido ni medicado, se vuelve fácil de

conocer y difícil de curar”1, lo que Maquiavelo nos intenta explicar con

esta metáfora es que el comportamiento de una persona que quiera

mantener el poder sobre un Estado debe prestar atención a los

desórdenes y problemas que ocurren en el territorio, y no solamente a

los que suceden en el presente, sino que también los que puedan

ocurrir a futuro, tratando de evitarlos a toda costa, ya que como la

metáfora nos indica, si los desórdenes se los prevé a tiempo

solucionarlos será mucho más simple que esperar a que el desorden se

acreciente y se te eche encima, ya que puede llegar a ser “incurable”.

Maquiavelo nos muestra a los romanos como ejemplo de cómo tenía

que actuar un príncipe sabio, debe ser virtuoso, ser prudente y prever

problemas en tiempo presente y a futuro, al contrario del rey Luis de

Francia, quien cometió varios errores entre los cuales, el no haberse

cambiado a vivir a Italia, de haberlo hecho le hubiera permitido al rey

Luis atender los problemas de manera más inmediata y no dejar que se

acrecienten mientras se enviaban las noticias.

Habiendo analizado la primera, la segunda metáfora que

identificaremos es la de los ríos torrenciales presente en el capítulo

XXV de El Príncipe: “Se me asemeja a uno de esos ríos torrenciales que,

al enfurecerse, inundan los llanos, asuelan árboles y edificios, arrancan

tierra de esta parte y se la llevan a aquélla: todos huyen a su vista, cada

uno cede a su ímpetu sin que pueda refrenarlo lo más mínimo. Pero

aunque sea esa su índole, ello no obsta para que, en los momentos de

1 Nicolás Maquiavelo. (1532). Maquiavelo - "El Príncipe". Madrid: Editorial Gredos. Página 134, capítulo III.

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calma, los hombres no puedan precaverse mediante malecones y diques

de forma que en las próximas crecidas, las aguas discurrirían por un

canal o su ímpetu no sería ni tan desenfrenado ni tan perjudicial.”2

Maquiavelo al darnos esta metáfora de los ríos torrenciales, haciendo

énfasis en la naturaleza, algo que nosotros los humanos no podemos

cambiar, algo que no podemos controlar, se refiere a la fortuna.

Maquiavelo nos dice que la fortuna se comporta de forma similar a un

río torrencial “Algo similar pasa con la fortuna: ésta muestra su

potencia cuando no hay virtud organizada que se le oponga, y por tanto

vuelve sus ímpetus hacia donde sabe que no se hicieron ni malecones ni

diques para contenerla”3. Con respecto a este tema las cualidades o el

natural de la persona que quiera mantener el poder del Estado deben

ser acordes a las circunstancias que la fortuna le entrega a lo largo de

su principado y cambiarlas en el caso de que sea necesario.

Metiendo a la fortuna en la ecuación se puede observar porque dos

personas que obrando diferente pueden llegar a un mismo resultado, ya

que las condiciones que la fortuna les entrega puede que hayan sido

beneficiosas respecto a las cualidades de los individuos, del mismo

modo, por la fortuna dos personas que obran del mismo modo pueden

no llegar a un mismo resultado. Tal como Maquiavelo nos dice al

finalizar este capítulo “Así pues, concluyo que, al mutar la fortuna y

seguir apegados los hombres a su modo de proceder, prosperan

mientras ambos concuerdan, y fracasan cuando no.”4

2 Nicolás Maquiavelo. (1532). Maquiavelo - "El Príncipe". Madrid: Editorial Gredos. Página 207, capítulo XXV.

3 Nicolás Maquiavelo. (1532). Maquiavelo - "El Príncipe". Madrid: Editorial Gredos. Página 207, capítulo XXV.

4 Nicolás Maquiavelo. (1532). Maquiavelo - "El Príncipe". Madrid: Editorial Gredos. Página 209, capítulo XXV.

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A continuación, habiendo explicado lo que Nicolás Maquiavelo nos

quiso decir con estas dos metáforas, la primera con respecto a la virtud

de la persona en lo más alto del principado y la segunda en relación a la

fortuna como algo fuera de nuestro control pero a la vez se puede

oponerse con virtud, se explicará la relación de ambas con los

conceptos claves de virtud y fortuna.

Maquiavelo ve a la virtud como la capacidad personal de dominar

acontecimientos, problemas, desordenes y de realizar o lograr el fin

deseado, el de alcanzar y mantener el poder sobre un Estado por medio

del principado, mientras que la fortuna Maquiavelo la entiende como

los eventos y acontecimientos que están fuera de la voluntad humana,

aquellos que no podemos controlar. Pero Maquiavelo entiende que lo

que una persona logra o consigue no depende completamente de su

virtud por grande que sea “(…) las cosas del mundo están gobernadas

por la fortuna y por Dios hasta tal punto que los hombres, a pesar de

toda su prudencia, no pueden corregir su rumbo ni oponerles remedio

alguno”5 o por la fortuna, sea cual sea, beneficiosa o adversa, es una

causa de ambos.

Quien desea alcanzar y mantener el poder del Estado debe ser virtuoso,

tener las características de la fuerza del león y la astucia del zorro, ser

prudente y observador, saber responder con rapidez y eficiencia a los

problemas que se presenten en el territorio para evitar la

“incurabilidad” de los problemas acrecentados (haciendo referencia a la

metáfora del enfermo de tisis) y también para hacerle frente a las

pruebas que la “dama” fortuna pueda traer, ya que se va con más

ímpetu donde no encuentra virtud que se le oponga, tal como nos

5 Nicolás Maquiavelo. (1532). Maquiavelo - "El Príncipe". Madrid: Editorial Gredos. Página 209, capítulo XXV.

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expone Maquiavelo ( también explicado con la metáfora de los ríos

torrenciales).

Conclusión

Como hemos podido observar a lo largo de este ensayo se ha analizado

el caso de estas dos metáforas entregadas por Maquiavelo para ilustrar

o explicar cómo debe ser el actuar de quien está a cargo de un

principado y quiere mantener el poder sobre ese Estado.

En primer lugar se nos muestra lo prudente y virtuoso que debe ser

quien esté a cargo del principado con la primera metáfora del enfermo

de tisis, ya que al comienzo es difícil diagnosticarlo pero fácil de curar,

luego con la segunda metáfora se nos muestra como estamos a merced

de la fortuna, donde como ejemplo la fuerza de la naturaleza en un río

torrencial.

Por último podemos concluir que la relación entre ambos la virtud y la

fortuna es que quien esté a cargo del principado debe tener una gran

virtud con cualidades que se ajusten a las circunstancias que la fortuna

le entrega y hacerles frente, de esta forma será un buen príncipe.

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Bibliografía

- Nicolás Maquiavelo. (1532). Maquiavelo - "El Príncipe". Madrid:

Editorial Gredos.

- Maquiavelo I – Presentación PowerPoint, clase 22-09

- Maquiavelo II – Presentación PowerPoint, clase 29-09

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