LA VIRTUALIZACIÓN DEL LEGADO ANDALUSÍ DE CÁCERES COMO OPORTUNIDAD PARA EL … · 2018-01-19 ·...

International Journal of Scientific Management and Tourism (2017) 3-4: 205-229, Carmona, J.D., Rebollo, J. & Sánchez, P.: “LA VIRTUALIZACIÓN DEL LEGADO ANDALUSÍ DE CÁCERES COMO OPORTUNIDAD PARA EL TURISMO HALAL”

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LA VIRTUALIZACIÓN DEL LEGADO ANDALUSÍ DE CÁCERES COMO OPORTUNIDAD PARA EL TURISMO HALAL

Juan Diego Carmona Barrero1 Juan Rebollo Bote2

Pilar Sánchez González3

Resumen

La popularización de los recursos digitales mediante el uso de smartphones, tablets o gafas de realidad virtual se ha convertido en los últimos años en la alternativa a las tradicionales guías en papel e incluso a las audio-guías. Las posibilidades que, como turismo de experiencias y sensaciones, proporciona el uso de la realidad aumentada o de la realidad virtual abre un nuevo camino hacia el que enfocar el turismo cultural. Creemos en el turismo on-off.

Tomamos para nuestro trabajo la ciudad de Cáceres, ciudad declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Centramos el estudio en la herencia patrimonial de época andalusí, particularmente en el extraordinario aljibe y en el recinto amurallado de época almohade, como testimonios tangibles y elementos caracterizadores de aquel pasado musulmán.

La virtualización y puesta en valor de este patrimonio andalusí, creemos que ofrece oportunidades turísticas para un nuevo tipo de cliente, el turista musulmán. Los musulmanes representan, aproximadamente, un 25% de la población mundial y proceden, principalmente, de países ricos o emergentes, con hábitos de consumo identificados por su religión. El Islam supone una forma de vida. El Corán delimita lo que es aconsejable, halal, o no recomendable, haram. Los musulmanes viven, compran y viajan como musulmanes y buscan lugares de destino en los que se sientan identificados y respetados.

Nuestro trabajo trata de conseguir, a través de la virtualización del patrimonio, que el turista halal decida como destino la ciudad de Cáceres.

Palabras clave: virtualización, Cáceres, patrimonio andalusí, cultura islámica, turismo halal.

1 Arkeoghaphos H&K. E-mail: [email protected] 2 Doctorando en Historia Medieval (Universidad de Valladolid). E-mail: [email protected] 3 ESIC Business & Marketing School. E-mail: [email protected]

International Journal of Scientific Managment Tourism

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Abstract

The popular use of digital platforms using smartphones, tablets or virtual reality goggles have become an alternative to the traditional tourism guides and audio-guides over the last years. Nowadays, tourism is based on new experiences and different emotions, thus new digital outlets provide a new path to explore cultural tourism. Therefore, we believe in the on-off tourism.

Cáceres, which was declared as UNESCO World Heritage site in 1986, has been taken as the city for this study, we focus on the andalusi legacy of Cáceres, particularly on the extraordinary cistern (aljibe) and on the walled city of the Almohades time, as characteristic elements of its Islamic past.

The virtualization and value of the Islamic heritage of Cáceres will offer new tourism opportunities for a new type of visitors, the Muslim tourist. The Muslims represent, approximately 25 % of the world population and mainly from from rich or emergent countries. Islam is a way of life, with consumer habits identified by its religion. The Koran defines what is advisable, halal, or not haram. Muslims live, buy and travel like Muslims and look for destinations in which they feel identified and respected.

The present study aims to achieve that Cáceres, by means of virtualization of its heritage, will be chosen as a destination from the halal tourists.

Keywords: virtualization, Cáceres, heritage of al-andalus, islamic culture, halal tourism.

1. TURISMO CULTURAL Y SIGLO XXI El aumento de la demanda de turismo cultural frente a otros tipos de turismo es una

realidad desde la última década del siglo pasado, siendo consecuencia del mismo el aumento de la oferta presente en el mercado. Sin embargo, debemos tener en cuenta que al amparo del término “cultural” se ha pretendido designar a una serie de atracciones turísticas que se han disfrazado e integrado en este campo aprovechando ese nicho de mercado del sector turístico supliendo un producto inexistente para el que sin embargo si existen recursos que los doten de contenido (Serra y Pujol, 2001).

En esta consolidación del sector, se ha producido una especialización que tiene mucho que ver con el aumento del nivel cultural de quienes lo consumen. Ello ha llevado a producir una tematización que llega a altos límites de especialización (Caro et al., 2014) y que para la dotación


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de contenidos de calidad se hace preciso recurrir a profesionales, ajenos por una parte al sector turístico, pero con un alto grado de especialización en la difusión de diferentes temas, ya sean periodos históricos, personajes, movimientos culturales, etc. Ello ha repercutido en la llegada de nuevas profesiones no relacionadas directamente con el turismo que aportan contenidos, calidad y rigor histórico, científico o cultural al producto.

Tanto la llegada de nuevos profesionales, con una formación ajena a la explotación del recurso turístico, como los avances tecnológicos influyen en la aparición de un nuevo discurso en la oferta turística cultural. El turista cultural demanda la adquisición de un conocimiento que le reporte la satisfacción de ampliar su cultura sin que suponga el esfuerzo que conlleva un ejercicio memorístico. En ese sentido prima toda aquella información que se oferta de forma visual o guiada por especialistas de diferentes ámbitos del conocimiento.

1.1 Nuevas formas de turismo cultural Atrás quedan los tiempos en los que la información que se ofrecía como complemento a

una visita venía dada en forma de texto en una guía cuyo complemento no eran más que una o dos imágenes de aquello a lo que se hacía referencia. De igual forma, la cartela de texto junto a la pieza de museo o el cartel informativo junto al monumento o edificio se ha convertido en algo obsoleto que el turista no consume. La era digital y las posibilidades que ofrecen los diferentes sistemas de almacenamiento y visionado de imágenes han hecho que la imagen prime sobre el texto, cobrando gran importancia el recurso infográfico.

La imagen permite un consumo mucho más rápido, descriptivo y eficaz que un texto y por tanto facilita el flujo del turista en su recorrido. La memoria fotográfica permite recordar mejor un lugar a través de una imagen que de un texto descriptivo. El uso de la imagen como recurso didáctico permite fortalecer la transmisión de conocimientos con un esfuerzo mínimo. De igual manera que en la enseñanza del lenguaje se convierte en una herramienta que permite fascinar, dramatizar o transmitir sentimientos y actitudes (Al-Momani y Jáimez, 2002) en la enseñanza de la cultura en general.

Entre los nuevos productos alternativos al tradicional turismo de sol que ha sido el referente para nuestro país, aparecen condicionados por esta nueva demanda los espacios temáticos patrimoniales, que se caracterizan por una dinamización del territorio y diferenciación del destino, enmarcándose en el concepto de Turismo Sostenible (Serra y Pujol, 2001). Estos espacios se nutren de los recursos patrimoniales que ofrecen una ciudad, región o espacio abierto determinado, con un contenido que se basa en la arqueología, historia, arquitectura, etnografía y al que también se añaden otros recursos naturales como la flora, la fauna o el paisaje


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caracterizándose en cualquier caso con el respeto al medio ambiente, al patrimonio y a la sociedad. Asimismo, la dinamización de los recursos patrimoniales actúa como un motor de arranque para activar la rehabilitación y conservación del patrimonio (Serra y Pujol, 2001) ejerciendo un efecto positivo considerable puesto que para conseguir sus propios objetivos debe mantener viva su protección (Clavé, 2000).

1.2 Tendencias narrativas audiovisuales Desde la perspectiva del visitante, su función es la de interpretar y representar al

territorio, en el viaje o visita cultural, asimila ideas y experiencias de otros ámbitos a su propio conocimiento lo cual le produce una gran satisfacción. En consecuencia, el medio audiovisual juega un gran papel en este proceso, ya que trata de construir discursos que atraen al turista generando una audiencia que busca cuestiones de interés práctico y que además apele a las emociones (González et al., 2015).

En relación con el desarrollo y evolución de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) en estos últimos tiempos han aparecido nuevos lenguajes y medios que permiten nuevas fórmulas de guardar nuestra memoria “en su conservación y preservación, en las funciones de los centros culturales, en el proceso de comunicación, en la transmisión de conocimientos y en el acercamiento real al patrimonio” (Peralta y Santana, 2014). Surgen potencialidades, aún por desarrollar, que dotarán de nuevos contenidos de calidad, generando una información totalmente novedosa que difunde el patrimonio de una forma mucho más atractiva y amena.

Todo esto repercute en que cada vez sea mayor la demanda de productos multimedia en museos, exposiciones y otros entornos patrimoniales culturales como pueden ser yacimientos arqueológicos o monumentos históricos. Entre los más habituales nos encontramos con paneles digitales interactivos, guías audiovisuales o dispositivos de realidad virtual o realidad aumentada que comentamos brevemente a continuación.

1.3 Panelería digital interactiva El panel digital interactivo permite al visitante establecer una conexión personal con el

monumento, edificio o yacimiento de forma que en función de los contenidos digitales, el usuario se acerca al proceso histórico permitiendo abordarlos en función de sus propios intereses. Lógicamente, para conseguir este grado de interacción, los contenidos deben tener la calidad y cantidad de información suficientes como para satisfacer las necesidades de cualquier visitante, independientemente del nivel cultural del mismo.


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1.4 Guías visuales interactivas El uso de las nuevas tecnologías a veces puede suponer una degradación del espacio

monumental por la inclusión de soportes físicos de “manchan” o “contaminan” el paisaje o entorno no permitiendo una visión limpia del conjunto. Las TICs permiten en este caso aportar una información textual o gráfica que bajo un soporte de dispositivo móvil no provoque interferencias entre monumento y visitantes o incluso entre los propios visitantes (Cardona Y Rubio, 2009). La tradicional audio-guía se ve ampliada con el soporte visual permitiendo añadir imágenes o vídeos al audio.

1.5 Realidad virtual (RV) y realidad aumentada (RA) Tanto la RA como la RV son unas potentes herramientas que desplegadas en el turismo

cultural ofrecen nuevas experiencias cuasi sensoriales por las que el visitante alcanza un altísimo grado de inmersión en el ambiente que se recrea. Con éxito se han llevado a cabo proyectos en ciudades como Sevilla o Tarragona, ciñéndose en ambos casos a determinados periodos históricos, el siglo XVI para Sevilla y el periodo romano para Tarragona.

La experiencia que aportan estas nuevas realidades permiten al visitante evadirse del entorno real que le rodea y como si un viaje en el tiempo se tratara, sumergirse en una realidad alternativa y paralela en cuanto a ubicación física, pero diferente en el aspecto temporal. Los dispositivos móviles y las gafas de realidad virtual permiten acceder a estos mundos, sustituyendo la imagen real por otra virtual generada normalmente mediante algún software específico para creación de estos espacios.

Un uso descontrolado de estas realidades puede convertir la visita virtual en una alternativa a la visita real por la cual el medio se convierta en el protagonista y el espacio real pase a un segundo plano. El factor de ludificación (término que deberíamos utilizar frente al de gamificación) debe ser limitado a fin de evitar que una visita cultural se convierta en una excusa para introducirnos en un parque temático de las nuevas tecnologías. No siempre es necesario llegar al último y más complejo sistema para mostrar algo. A veces los sistemas tradicionales: Paneles explicativos o audiovisuales en pantallas normales son suficientes para proporcionar información suficiente que permita conocer el lugar.

1.6 El uso de las tecnologías como soporte a los servicios de visita guiados Ante la aparición de las TIC, se puede pensar que la figura del guía ha dejado de ser

necesaria, sin embargo, esto no es así. De igual forma que pese a la proliferación de guías de viajes publicadas en formato libro, los guías siguen cumpliendo su función, la de aportar un conocimiento de una forma mucho más humanizada mediante la transmisión de la información y


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el conocimiento a través del contacto directo con los visitantes. Las TIC permiten mejorar el servicio ofrecido al guía. El uso de dispositivos móviles como tablets o smartphones como herramienta de apoyo amplía la capacidad de mostrar contenidos y enriquecer la explicación aportando imágenes.

No hay que olvidar, el amplio abanico de posibilidades que estas nuevas fórmulas acercan al mundo de las personas con déficit físico o psíquico, permitiendo la posibilidad de poner al alcance de cualquiera, lugares hasta ahora inaccesibles para ellos. Las TICs ofrecen una serie de ventajas que permiten superar déficits cognitivos, sensoriales, motóricos, etc; favorecen la autonomía así como la comunicación; Respaldan un modelo de comunicación; evitan marginación y facilitan la inserción, etc… (Cabero, 2004).

2. EL LEGADO ANDALUSÍ DE CÁCERES, CIUDAD PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD.

En 2016 se ha celebrado el 30 aniversario de la declaración de Cáceres como Ciudad Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Desde aquel 1986 se ha trabajado mucho en pos de la conservación, restauración y promoción de la parte antigua cacereña, lo que se ha venido en llamar “Ciudad Monumental”, como resquicio patrimonial extraordinario de un pasado histórico que hunde sus raíces en las etapas romana, andalusí y castellana de la capital altoextremeña. No obstante, desde el enfoque regional extremeño, Cáceres se ha presentado tradicionalmente como conjunto exclusivo cristiano-medieval y renacentista en un encuadre complementado con la Mérida romana, la Badajoz islámica, las ciudades catedralicias de Plasencia y Coria o la americanidad de Trujillo, Guadalupe o Medellín, entre otras. Esta circunstancia ha relegado a un segundo plano la divulgación de la herencia andalusí de la ciudad cacereña (como la de otras poblaciones extremeñas), aun conservándose en ella restos patrimoniales islámicos sobresalientes en su contexto peninsular. Reconocer este legado histórico andalusí y promocionarlo cultural, socio-económica y turísticamente, aprovechando las posibilidades que nos ofrece la tecnología actual, se presenta indispensable para una mejor y más completa comprensión de una Ciudad Patrimonio de la Humanidad como es la Cáceres del siglo XXI.

2.1 Contexto histórico del Cáceres musulmán. La situación geográfica de Cáceres ha determinado su devenir histórico en tanto que se

asienta sobre un calerizo rodeado de cavidades kársticas donde la presencia humana se documenta desde tiempos paleolíticos. La continuidad de poblamiento está bien atestiguada en el entorno cacereño hasta la llegada de los romanos, quienes erigieron, en un primer momento,


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campamentos militares para ejercer el control sobre la vía de comunicación que atravesaba la zona, con el tiempo conocida como Vía de la Plata. Consolidada la Lusitania, se estableció en el enclave cacereño la Colonia Norba Caesarina, que iría urbanizándose progresivamente en el espacio delimitado por una línea de muralla (re)construida en los siglos III-IV. El periodo tardoantiguo viene caracterizado por una cierta debilidad demográfica y por la implantación del cristianismo en el territorio cacereño. La llegada de los musulmanes en el siglo VIII no supondría ningún cambio brusco en primera instancia y acaso el asentamiento sobre los restos de la ciudad romana de algún contingente poblacional de origen norteafricano (bereber) representaría la única novedad de importancia durante la etapa emiral de al-Andalus.

La cuenca del río Tajo actuaría como espacio fronterizo del occidente islámico frente a los cristianos del norte peninsular, especialmente a partir del último cuarto del siglo IX, cuando el reino asturleonés logró expandir su dominio al sur del río Duero llegándose incluso a desestructurar del ámbito andalusí los territorios de Egitania/Idanha a Velha (Beira Baixa portuguesa) y Coria (noroeste de la provincia de Cáceres) (Rebollo, 2015a: 195-199). Tras la derrota musulmana en la batalla de Simancas en 939, el califa cordobés Abd al-Rahman III emprendería la reorganización de al-Andalus y la refortificación de la frontera, contexto en el que hemos de inscribir la nueva emergencia de Cáceres en la Historia. En efecto, el núcleo cacereño tomará relevancia estratégico-militar como retaguardia de las fortalezas que jalonaban el río Tajo en su parte extremeña, con control sobre la calzada de la Plata (al-Balat). A partir de este momento, el factor frontera será inherente al resto del periodo islámico de Cáceres.

Así, Cáceres aparece en las fuentes árabes en el siglo X (hisn Qasr As). Las referencias son muy escasas y no van más allá de su nombramiento en los itinerarios geográficos que presentan al occidente de al-Andalus (Pacheco, 1991; Terrón, 1991; Pérez, 1992; Gibello, 2007). Ninguna noticia más nos da pistas sobre el desarrollo de la plaza cacereña durante las etapas califal y taifa, aunque hemos de suponer que su dinámica correría pareja a la del resto de la Marca Inferior andalusí (tagr al-adnà), luego Reino de Badajoz. La frontera fluctuó en aquellos siglos X y XI entre embestidas ora cristianas, ora musulmanas sobre ambas vertientes del Sistema Central, hasta que finalmente Alfonso VI de León y Castilla logró imponerse al sur de aquella cordillera conquistando Coria, Talavera y Toledo (1079-1085) (Rebollo, 2015a: 199 y ss.). La expansión cristiana, el fin de la taifa badajocense y la implantación del nuevo poder centralizador de los almorávides sobre al-Andalus reforzaría aún más el carácter estratégico-militar cacereño en el siglo XII. De esta centuria disponemos de un testimonio escueto pero algo más descriptivo sobre Cáceres, de al-Idrisi (ca. 1140s), que nos cuenta que “es una plaza fuerte y en ella se reúnen jinetes e infantes para hacer incursiones en el país de los cristianos”, una muestra más de la relevancia fronteriza y soldadesca de esta plaza islámica (Pacheco, 1991: 42). A partir de


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1142-1147, el espacio andalusí se repliega definitivamente al sur del río Tajo, coincidiendo con la llegada de una nueva dinastía norteafricana a la península Ibérica, los almohades.

Si en el siglo X Cáceres se conformó como enclave de retaguardia fronteriza, en el siglo XII, especialmente en su segunda mitad (etapa almohade), el núcleo cacereño asumirá un papel protagonista en primera línea de conflicto. Al igual que la medina de Trujillo, Cáceres fue conquistada por el caudillo portugués Giraldo Sempavor en torno a 1165-1166 y se mantuvo bajo su influencia hasta que pasó a posesión del reino de León tras la batalla de Badajoz de 1169. Durante el dominio leonés se constituyó la congregación de los Fratres de Cáceres, origen de la Orden Militar de Santiago, que quedaría encargada de sostener la avanzadilla cristiana en la mesopotamia extremeña. Sin embargo, en 1174 los musulmanes reconquistarían Cáceres y Alcántara, respetando el señorío de Trujillo, en manos del aliado de los almohades Fernando Rodríguez de Castro “el Castellano”. En 1185, muerto Fernando Rodríguez, el territorio trujillano se integró en el reino de Castilla por vasallaje del hijo de aquel, Pedro Fernández, lo que conllevaría la fundación castellana de Plasencia (1186) y una mayor presión cristiana sobre Cáceres. Sería a raíz de esta circunstancia cuando los almohades reforzarían la plaza con la (re)construcción del recinto amurallado y la readaptación como aljibe de una edificación del interior del antiguo alcázar, símbolos de un pasado andalusí que tendría su fin con la conquista leonesa de Cáceres en 1229 después de varios sitios infructuosos.


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Ilustración 8. Aljibe de la Casa de las Veletas. Foto de Víctor Gibello.

2.2 El recinto amurallado, el aljibe y otros restos patrimoniales islámicos cacereños. Aunque, como hemos visto, los testimonios escritos sobre la etapa de dominio musulmán de

Cáceres son muy limitados, sí que se conservan sobresalientes restos materiales de aquel periodo, auténticas joyas patrimoniales de herencia islámica. En los últimos años, algunos estudios arqueológicos han aportado datos muy relevantes para seguir ahondando en el conocimiento sobre la época andalusí. En concreto, han sido objetos de estudio principales el aljibe de la Casa de las Veletas (Bustamante et al. 2009a y 2009b) y, sobre todo, el sistema defensivo almohade (Valdés, 1991; Márquez y Gurriarán, 2003 y 2006), con la excavación y puesta en valor del baluarte de los Pozos (Sánchez, 2008). Estos son, sin duda, los restos más importantes y mejor preservados del Cáceres islámico. Incluso en su contexto peninsular resulta extraordinario su grado de conservación en la actualidad, a pesar de la necesidad de más trabajos de restauración y


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mantenimiento4. Además, este patrimonio andalusí es proclive de ser analizado e interpretado en clave no únicamente académica, sino también cultural y socioeconómica, como la que planteamos aquí. Partiendo, pues, de este legado patrimonial, podríamos reconstruir una hipotética vida islámica de Cáceres enfocada a comprender su realidad histórica multicultural y a esbozar oportunidades para sectores turísticos específicos.

Probablemente, haya sido el recinto amurallado cacereño el elemento patrimonial más destacado, y acaso laureado, a lo largo de los últimos tiempos. Intrínsecamente relacionado con el carácter fronterizo y militar que Cáceres mantuvo durante la mayor parte de su historia islámica, de lo cual hemos dado cuenta más arriba, la muralla continúa delimitando hoy, más o menos, el mismo espacio interior que en su etapa andalusí (unas 8 hectáreas). A pesar del desconocimiento aún existente sobre el urbanismo precristiano de Cáceres, no parece aventurado suponer que los musulmanes se valieran de las estructuras romanas precedentes. Así parecen indicarlo algunos basamentos de sillares, presumiblemente relacionados con la primitiva cerca romana, sobre los que los almohades reconstruirían su sistema defensivo, con añadido de numerosas torres (se conservan 16 de las, supuestamente, 20 originarias). Buen ejemplo de ello es el denominado Arco del Cristo, o Puerta del Río, que, junto con otros accesos conocidos (puertas de Coria, de Mérida y, seguramente, alguna más en el lienzo occidental) comunicaba el recinto intramuros con el exterior (Márquez y Gurriarán, 2003: 61-62)5.

Dejando de lado la cuestión de si Cáceres llegó a ser considerada por los autores árabes como hisn (fortaleza) o como madinat (ciudad), puesto que con ambos nombres aparece referenciada, en la actualidad se ha venido interpretando al enclave cacereño como una “ciudad-campamento”, al menos durante los últimos siglos de dominio musulmán (Valdés, 1991: 547-557; Márquez y Gurriarán, 2003: 60-61; Gibello, 2007: 179). Es decir, Cáceres actuaría en el siglo XII como una plaza principal en el organigrama del imperio almorávide primero y, sobre todo, del almohade después, donde se acantonarían tropas para operar frente a los cristianos. Siguiendo esta teoría, el recinto intramuros cacereño podría haber estado dividido en tres partes

4 El aljibe de la Casa de las Veletas fue incluido en la Lista Roja de Patrimonio en mal estado de la Asociación Hispania Nostra en diciembre de 2014, aunque fue retirado poco después de la misma a petición de la Junta de

Extremadura, que remitió a los estudios técnicos realizados en el inmueble y aludió al plan de actuación proyectado

para 2015: http://www.hoy.es/caceres/201502/14/hispania-nostra-retira-aljibe-20150214001328-v.html.

5 Para el arqueólogo Víctor Gibello, siguiendo a Fernando Valdés, los sillares del Arco del Cristo han de adscribirse al periodo paleoandalusí (época Omeya) y no al romano, como se ha mantenido tradicionalmente, GIBELLO (2007),

pp. 181-182.


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diferenciadas: una alcazaba, o alcázar, en la zona más alta de la ciudad (que abarcaría los solares del convento de San Pablo y de las casas de las Veletas y de las Cigüeñas); un albacar o espacio amplio para el asentamiento de tropas en el sector sur y suroccidental; y la medina propiamente dicha en la parte baja del recinto, en la mitad norte. Hipotéticamente, la iglesia de San Mateo se situaría sobre la mezquita principal, en la zona elevada y distinguida, mientras que quizá la actual concatedral de Santa María podría haber sido el lugar de otro templo islámico para el común de la población musulmana cacereña.

Como venimos diciendo, a los almohades se debe el importante rediseño de Cáceres a finales del siglo XII y, como tal, las características propias y propagandísticas de la arquitectura militar de aquella dinastía norteafricana aparecen representadas en la cerca cacereña. Sin profundizar demasiado en este asunto, de lo se han ocupado excelentemente otros estudiosos (vid supra), podemos destacar las distintivas torres albarranas (en especial, las octogonales llamadas Redonda y Mochada) o el denominado Baluarte de los Pozos. Éste último reúne en sí mismo los dos elementos clave del patrimonio andalusí de Cáceres: el militar debido al factor histórico fronterizo y el agua como bien a conservar en un enclave sin río y en constante alerta. Se trata de una prolongación del recinto defensivo almohade en dirección a la Ribera del Marco, arroyo cacereño, en busca de fuentes de agua que surtieran a la plaza en caso de asedio. La excavación del baluarte hace unos años confirmó las teorías que se intuían por la toponimia (de los Pozos, de los Aljibes) y sacó a la luz los restos de una torre con brocales que conectaban con una cisterna nutrida de aguas subterráneas. Esta torre estaba unida a la Torre de los Pozos por un corredor abovedado por el que se transportaría el agua (Sánchez, 2008: 237 y ss.). La propaganda almohade del Baluarte de los Pozos queda manifiesta en los motivos decorativos de la torre del mismo nombre: dos estrellas de ocho puntas y un epígrafe en el que podría leerse “Dios es nuestro señor” (Márquez y Gurriarán, 2003: 90-93).


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Ilustración 9. Baluarte de los Pozos. Imagen de Samuel Márquez y Pedro Gurriarán.

La posible conexión del Baluarte de los Pozos con el alcázar situado en la parte más elevada del recinto cacereño estaría en relación directa con el control de los recursos hidráulicos por parte del poder almohade, al que se debería igualmente la remodelación del conocido Aljibe de la Casa de las Veletas. Este aljibe es, como hemos dicho, otro importante símbolo islámico de la ciudad de Cáceres y su estudio entraña una repercusión patrimonial significativa. Así es, puesto que los estudios realizados en él parecen indicar una readaptación del edificio llevada a cabo a fines del siglo XII, cuando se le dispondría el uso hidráulico. Este acondicionamiento como aljibe se ha de inscribir en el contexto reconstructor de Cáceres por los almohades, una muestra más de la relevancia de esta plaza en el esquema andalusí. La función anterior del inmueble no está clara, aunque se ha propuesto que pudiera tratarse de la mezquita del alcázar por el nivel de detalle de los arcos y su probable ornamentación (Bustamante et al., 2009b: 267-268)6. En cualquier caso, su uso como aljibe trascendería la etapa musulmana de la ciudad y los cristianos se servirían de tal herencia islámica. Algo parecido podría haber ocurrido con otros restos patrimoniales relacionados con el agua, como sistemas de irrigación, molinos, etc., que 6 La teoría el uso anterior del aljibe como mezquita, de Víctor Gibello, puede verse en: http://blogs.hoy.es/paraisos-olvidados/2014/01/03/una-mezquita-perdida-un-aljibe-olvidado-la-casa-de-las-veletas-museo-de-caceres/


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proporcionarían el aprovechamiento de la Ribera del Marco como huertas, tenerías o curtidurías durante siglos, en tanto que los cacereños que siguieron continuaron aquella tradición andalusí (Gibello, 2007: 185-189). Todo este legado islámico, y otros restos materiales e inmateriales que quedan por descubrir y estudiar de aquel pasado musulmán, permiten reconstruir hoy aquella etapa en la que Cáceres adquirió su relevancia geohistórica y patrimonial, fundamento identitario de la ciudad que ha de ser reconocido y promovido como oportunidad cultural y turística presente y futura.

3. LA VIRTUALIZACIÓN DEL PATRIMONIO ISLÁMICO DE CÁCERES. La dotación de contenidos de un espacio temático patrimonial supone la recopilación y

virtualización de buena parte de la riqueza que contiene dicho ámbito. En el caso del patrimonio islámico cacereño y planteando un orden que va desde lo general a lo particular, se hace necesario crear una serie de contenidos audiovisuales que acerquen al turista a la realidad histórica del origen de la ciudad así como a la morfología de la misma en el periodo islámico. Para ello, y partiendo de los restos existentes, se crearía un modelo virtual del Cáceres musulmán en base a un modelo real de lo conservado sobre el que después, y en función de lo que el registro arqueológico y las investigaciones históricas hayan aportado, se irán añadiendo otros elementos.

Para esta primera fase, el sistema más adecuado, pues además del valor informativo turístico, tiene un importante valor patrimonial para su estudio, conservación y restauración, es el levantamiento de todos los restos de la muralla mediante un scanner laser o mediante fotogrametría. Esta operación nos permite conseguir una réplica digital de los restos conservados con un altísimo nivel de fidelidad. Este mismo proceso habría que repetirlo con todos y cada uno de los edificios y hallazgos adscritos a este periodo, tales como el aljibe o el Baluarte de los Pozos.

Las lagunas no documentadas se suplen con recreaciones virtuales en base a otros modelos, paralelos, etc. Para una diferenciación, en el modelo virtual, de lo conservado y lo no conservado se recurriría a su representación alternativa con una escala de colores que señale el modelo de evidencia arqueológica. Esto permite un uso no solo como recurso turístico por el viajero no especializado, sino que a los especialistas les permite diferenciar el grado de fiabilidad científica del modelo representado. En este sentido, se podrían recrear las ya desaparecidas mezquitas cacereñas o el alcázar.


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Ilustración 10. Plano del sistema defensivo almohade de Cáceres. Imagen de Samual Márquez y Pedro Gurriarán.

Una vez reconstruido el recinto amurallado, el contenido virtual del mismo se mostraría a través de un panel interactivo en el que se pueda apreciar sin necesidad de desplazarse físicamente a cada punto de interés, las zonas más interesantes. Aprovechando el recurso y con la reconstrucción de los espacios perdidos, resulta efectista la superposición de la imagen de la reconstrucción ideal a modo de transparencia sobre la fotografía actual. En cada punto de la muralla visitable se ubicaría un pequeño código QR o imagen que mediante un sistema de reconocimiento de imagen permitiera cargar en el dispositivo móvil del visitante un modelo en


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Realidad Aumentada o Realidad Virtual que permita una inmersión en el entorno reconstruido. La limitación de este recurso de manera que sólo pueda accederse desde cada punto virtualizado asegura la visita del turista ampliando el itinerario y su tiempo de estancia en la ciudad.

La posibilidad de ofrecer todo el conocimiento del patrimonio islámico en un espacio reducido conlleva el inconveniente de que el visitante opte por la solución cómoda de ver todo desde ese lugar sin tener que desplazarse. Esto puede ser práctico para el turista que tiene problemas de movilidad o que ésta es reducida. Sin embargo para el resto de turistas que gozan de total capacidad motora, se puede plantear la ruta como un juego de rol en el que el visitante debe pasar por todos los lugares para conseguir resolver un enigma. Lógicamente las pistas deben integrarse como códigos QR en cada lugar a visitar, señalando cual es el siguiente destino. Finalmente realizadas todas las visitas la recompensa en modo de clave permite acceder a través del dispositivo móvil a una aplicación que contiene toda la información del Cáceres islámico.

A través de este tipo de iniciativas, se invita al turista a recorrer toda la ciudad descubriendo, además de los puntos clave de las rutas temáticas (torres y fortificaciones medievales, el agua en el mundo islámico, etc.), parte del resto de la historia de la ciudad, aspectos históricos, sociales, etnográficos, etc.

Así pues, la nueva comunicación de las empresas busca alternativas. Los clientes quieren innovación constante y la tecnología facilita esos cambios. La tendencia es dirigirse hacia el cliente 3.0. El consumidor se transforma en “prosumidor”, interactúa con la empresa y hace de su participación una forma distinta de viajar y conocer. Se planifican los viajes personalizándolos al máximo, el “one to one” se impone.

Si como sostiene (Leira, 2003) en los últimos años ha adquirido cada vez más relevancia el denominado turismo cultural, presentándolo como lo deseable y centrado fundamentalmente en el patrimonio histórico o en lo que los ingleses llaman “heritage”. Este turismo cultural percibe el territorio y la población que lo habita como un enorme contenedor de bienes patrimoniales, de características muy diversas, englobando el patrimonio natural, el histórico, el artístico y arquitectónico propiamente dichos, el de la memoria (leyendas y tradiciones), el literario, el musical, el religioso, etc.”, parece obvio pensar que la ciudad de Cáceres tiene todo el potencial que el autor describe, sólo faltaría incluirlo en la filosofía “Smart City”.

En este caso se trata de analizar la relación entre cultura y religión, en particular el Islam, como justificación que implique que el turista-prosumidor pueda decidir, en su realidad on, visitar Cáceres hoy, tomando como punto de partida su legado andalusí. Conociendo,


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compartiendo, disfrutando, comprando y degustando todo lo que la ciudad puede ofrecerle desde la perspectiva halal de una smart city.

4. TURISMO HALAL La búsqueda de clientes conlleva un análisis pormenorizado de la realidad. Las empresas

evolucionan y se adecúan a los marcos socioculturales pertinentes. Si se pretender vender y fidelizar es imprescindible microsegmentar. El cambio constante hace que en Marketing se cuente con profesionales de la adaptación. Actualmente el mercado es global. El siglo XXI se caracteriza por la “glocalización”, hay que pensar estrategias globales y realizar adaptaciones locales.

Desde hace unos años la microsegmentación en Marketing se está imponiendo como estrategia de planificación. Ya no es suficiente con conocer al cliente a través de las variables tradicionales (edad, sexo, clase social, estilos de vida, etc.), se buscan nuevas oportunidades de acercamiento, se necesita conocer más al cliente. Con frecuencia se realizan estudios sociológicos que demuestran que el cliente decide su compra dependiendo de la estructura social a la que pertenece. Las variables que configuran dicha estructura están compuestas por los diferentes entornos: político, económico, tecnológico, demográfico, ecológico y, especialmente, el cultural. En este último, la religión se convierte en una variable imprescindible para poder entender la realidad marketiniana. Los clientes poseen vivencias que les hacen decidir. Dichas experiencias se afianzan en su vida creando perfiles de compra. El seguimiento de una religión u otra configura una identidad definida por opciones permitidas, aconsejadas, prohibidas o anuladas. Todas las religiones influyen, en mayor o menor medida, en los comportamientos de los consumidores. Por tanto, la religiosidad del consumidor se configura como una nueva variable. Cada cliente piensa, reza y actúa de forma diferente.

En este caso se va a tratar el Islam. Los musulmanes tienen una forma de vida marcada por sus normas religiosas. El Corán define específicamente lo que está permitido, halal y lo prohibido o no aconsejable, haram. Estos conceptos se aplican en los diferentes sectores que configuran su forma de vida, especialmente en el de la alimentación, en finanzas y en el sector del turismo que está en pleno desarrollo por la globalización y el auge económico de los países árabes y de Asia Central.

Mil seiscientos millones de personas en el mundo se consideran musulmanes (Romero, 2014). En 2020 y siguiendo la estimación de Diner Standard (2012), el 14% de los viajes será realizado por turistas musulmanes, con una previsión de gasto de 149.000 millones de euros. La


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industria Halal está valorada en dos billones y medio de dólares anuales y se espera que alcance los diez millones en 2030 (Guerrero, 2014).

En un momento de personalización extrema, las compañías y agencias turísticas están empezando a apostar por un nuevo concepto, el denominado “Turismo Halal”. Este tipo de turismo, en principio, es específico para los musulmanes porque se rige bajo sus preceptos religiosos y su normativa. Es por tanto, hasta ahora, un turismo de los denominados minoritarios, al igual que turismo de lujo, ecológico, gay, geoturísmo, de mujeres, con mascotas, etc. Pero también tiene un gran potencial económico. Los musulmanes representan, aproximadamente un 25 % de la población mundial y proceden, principalmente, de países ricos o emergentes. Por lo tanto, pensamos que Cáceres tiene potencialidad para convertirse en una “Ciudad Halal” o al menos, “Muslim Friendly”.

4.1. El Islam como forma de vida y de viaje La religión desempeña un papel muy importante en la cultura de la humanidad. Cultura y

religión se influyen mutuamente. La religión da forma a los sistemas de creencias y prácticas que se inscriben en la cultura particular que le corresponda. La cultura, por su parte, influye sobre los modos de prácticas, la integración religiosa y las creencias necesarias para llevar a cabo sus rituales en la vida social. No hay cultura que actúe ajena a una religión, sea de una forma directa o indirecta. Y no hay cultura desarrollada sin el adecuado entendimiento de su religión (Parekh, 2005 y Sánchez y Padilla, 2013).

La religión, en sí misma, pretende aunar la realidad de la humanidad con la realidad universal. Por tanto, la profesión de unas creencias religiosas sirve para legitimar y conservar la realidad de una sociedad. Se convierte en catalizador y herramienta de transformación de la propia cultura de la sociedad que acoge, pudiendo contribuir a la cohesión del conjunto de la sociedad (Garreta, 2003). De hecho, la sociedad, la religión y su cultura están estrechamente interrelacionadas e implica analizarlas en conjunto.

El Islam supone un ejemplo de “forma de vida”, social y religiosa. Es una religión monoteísta revelada entre 610 y 632 d. de C. y estructurada en torno a 5 pilares que todo musulmán debe cumplir: profesión de fe (Shahada), la oración (Salat), la limosna preceptiva (Zaqat), el ayuno (Sawy) durante el mes de Ramadán y la peregrinación (Havy) a los santos lugares de Meca y Medina, siempre que sea posible.

El Islam tiene, por tanto, un papel fundamental en la cultura de la comunidad islámica, ya que las personas que la profesan consideran la religión como elemento esencial en sus vidas. Su


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evolución depende de cómo se interrelacionen los elementos que la componen: idiomas, costumbres o expresiones artísticas y, por otro lado, de cómo se interpreten los textos que siguen.

Tal como sostienen los islamólogos Mohamed Bahige mullá y Abdelouahab Atta (Sánchez y Padilla, 2013), el Islam consta de tres elementos: (i) Fe y culto: son particularidades que ocupan el espacio más restringido. El culto mismo se divide en culto a Dios, en reconocimiento a Su Unicidad (oraciones y peregrinación) y culto a Dios (Ortopraxia), que es todo acto cívico realizado al servicio de la sociedad para agradar a Dios. El Islam es, ante todo, una religión social cuyo objetivo primordial es preparar al ser humano para desenvolverse sanamente en la vida de este mundo. (ii) El derecho o Sharia: es el conjunto de disposiciones legales; muy parecidas a los que llamamos ley marco y por tanto, abierto a incluir innovaciones contextuales de tipo legislativo que regulan la vida pública. Siempre y cuando no violen la base y el espíritu del Islam. A nivel colectivo, tiene valor normativo sólo en un país que la adopte como ley vigente. La Sharia “tiene como particularidad el saber adaptarse a distintas situaciones gracias a la ausencia de una autoridad única que controla la ortodoxia “(Necco, 2010). Y (iii) el Mensaje es el tercer elemento básico. El conjunto de valores normativos que no difieren mucho de la escala de valores universales y que atiende a establecer una base sólida para el desarrollo de la sociedad humana. El Mensaje Islámico inculca que:

• La variedad de credos es una voluntad divina (Corán 10/99 y 18/29) y en consecuencia, la compulsión en materia de fe es un delito (pecado) mayor.

• La libertad de creer y de expresar la cultura religiosa es un valor moral y un derecho inalienable y, en virtud de este valor, los lugares de culto, los clérigos y el patrimonio religioso gozan de inmunidad legal.

• El desprecio dirigido contra los émbolos de cualquier religión (blasfemia) es un delito punible (Corán 61/106-108).

• Conocer al “diferente” es un deber cívico, porque el “diferente” es el prójimo que siempre tendrá algo que comunicar y para conocerle bien hay que seguir la vía del diálogo y de la dialéctica (Corán 49/13 y 34/24).

• La construcción social es el campo donde tenemos que competir y concurrir, de tal manera que la personalidad social del individuo se consolide con la personalidad moral (Corán 2/48).

• La convivencia intercomunitaria es una necesidad para el desarrollo social integral. Todos los seres humanos son miembros de una sola familia universal, el más preciado por Dios de entre ellos es el que mejor sirve a la familia.

• Por tanto, el objetivo del Islam es dotar a sus creyentes de la herramienta necesaria para que goce de una vida sana en consecuencia con el ecosistema en el que habite.


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Todo esto supone que el Islam es mucho más que una religión, supone “una forma de vida” y, por ende, una forma de viajar.

4.2. Turismo Halal, una nueva oportunidad de negocio. La Organización Mundial de Turismo (OMT), en 2001 estableció las siguientes tipologías

turísticas: turismo de sol y playa, turismo cultural, turismo de negocios, turismo religioso, turismo idiomático, turismo de salud, turismo de la naturaleza y turismo deportivo. También hay turismo experiencial, turismo sostenible, turismo con mascotas, turismo homosexual, turismo de lujo, turismo para singles, turismo sólo para mujeres, etc. Cada una de estas acepciones supone una oportunidad de negocio.

El Turismo Halal se identifica con Turismo Religioso pero lejos de tratar sólo lugares sagrados, caminos, cementerios, retiros conventuales, lecturas místicas o monumentos religiosos, y siguiendo a Andújar (Andujar, 2014) el Turismo Islámico se define como “cualquier actividad, evento y experiencia que suponga una forma de viajar acorde con el Islam”.

El concepto Halal significa obtener una certificación de calidad que otorga, en este caso a establecimientos turísticos, una institución musulmana y que supone que cuando el cliente musulmán la identifica le garantiza la seguridad de que el establecimiento posee los requisitos necesarios puesto que sigue los preceptos del Islam.

Sáez (2014) detalla las acciones que se deben considerar para definir un establecimiento Halal. Crescentrating, empresa radicada en Singapur, pionera y líder mundial en el desarrollo y promoción del Turismo Halal en el mundo, viene sistematizando y ranqueando, desde su creación en 2009, los criterios y acciones específicas relevantes para este tipo de turismo. Y en base a los mismos, ha puesto en marcha un sistema de acreditación al que pueden acogerse hoteles, operadores y servicios turísticos de todo el mundo. Se ofrece, a continuación, la lista completa de criterios establecidos por dicha organización para las instalaciones hoteleras. En función del número y tipo de criterios que cumpla, el Hotel es “puntuado” en una escala que va del grado 1 al 7, y que sería indicativa del grado de servicios Halal que un cliente musulmán va a recibir- o puede demandar- de cada establecimiento en cuestión. Estos servicios, agrupados por distintos aspectos, son los siguientes:

• Aspectos referidos a la alimentación Halal: el hotel tiene a disposición un listado de los restaurantes que ofrecen comida Halal en la ciudad o en las proximidades. Existen restaurantes que ofrecen comida Halal en un radio de 5 kilómetros alrededor del hotel. El hotel ofrece desayunos Halal. La carta del servicio de habitaciones cuenta con opciones Halal. El hotel cuenta con un restaurante Halal certificado. Todos los snacks y bebidas en


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la habitación/minibar son Halal. Existe un área de comida familiar en el restaurante. Todas las bebidas y alimentos disponibles en el hotel son Halal.

• Aspectos en relación con la práctica de la oración (salat): el personal de recepción reconoce y puede mostrar la dirección de la Meca si un cliente lo pide. El horario de las oraciones está disponible en la recepción o en la habitación (las cinco oraciones preceptivas se realizan a una hora determinada del día en función de la posición solar, así es que estos horarios van variando a lo largo del año y dependen de la ubicación geográfica. El cliente puede identificar la señalización de la Meca en su habitación. Un listado con las mezquitas cercanas está disponible en la habitación o en recepción. Los clientes pueden solicitar alfombrillas para el rezo al personal del hotel. El hotel cuenta con espacios aptos para la oración en grupo. Cada habitación está provista con una alfombrilla para el rezo.

• Sanitarios: los sanitarios para los clientes cuentan con servicios o baños que permiten un uso higiénico del agua fácil y cómodo (por ejemplo, mediante bidet, duchas de mano, etc.).

• Facilidades durante el Ramadán: las comidas que dan paso o rompen el ayuno durante los días de Ramadán (denominadas Iftar y Sahour) pueden ser organizadas a demanda. El hotel puede ofrecer u organizar, para los clientes que así lo pidan, el desplazamiento a una mezquita próxima para la Oración del Tharaweeh. El hotel puede facilitar a los clientes que así lo soliciten acudir a la oración del Eid.

• Actividades no permisibles o haram: no existencia de “canales adultos” en el hotel (la pornografía es considerada haram o lo que es lo mismo: no lícita o perjudicial). El hotel no cuenta con discoteca. No se venden ni ofrecen bebidas alcohólicas en el conjunto de las instalaciones. El hotel no forma parte de un complejo donde se practiquen el juego y las apuestas.

• Gimnasios y piscinas: de los que puedan hacer uso hombres y mujeres con zonas privadas para cada sexo o compartidas por turnos.

Algunos de estos requisitos pueden resultar extraños o demasiado exigentes a los ojos de un lector occidental no familiarizado con el estilo de vida musulmán, pero hay que tener en cuenta que su objetivo es el de compilar las eventuales demandas de todo tipo de clientes musulmanes- desde los más abiertos a los más estrictos-, tanto en países de mayoría no musulmana como musulmana.

Evidentemente el objetivo no es conseguir que todos los hoteles de Cáceres obtengan la certificación expuesta por Sáez pero si merece la pena plantearse conseguir algunos de los ratios con los que la empresa Crescentrating elabora sus rankings. O convertir la ciudad (establecimientos, instituciones museísticas, etc.) en “Halal Friendly”.


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Por otro lado y como sostiene Sáez, el perfil del nuevo consumidor musulmán no es el de una persona atenazada por las supuestas imposiciones de su fe, o que hace gala de una religiosidad caduca, sino al contrario, un fan de las últimas tecnologías, con fuerte autoestima y empoderamiento, creyente, al mismo tiempo en la fe y en la modernidad, alguien que entiende el Islam como un medio de mejorarse a sí mismo, y a su comunidad; una persona con creatividad a la hora de resolver sus problemas; conocedora y leal a las marcas, y alguien que busca, a la postre, productos y marcas en los que confiar. Este es, sin ir más lejos, el perfil del nuevo consumidor musulmán trazado por la consultora especializada Ogilvy Noor, que condujo en 2010 el estudio “Brands, Islam and the New Muslim Consumer”.

En cuanto a la oferta on de establecimientos españoles Halal, en www.halalbooking.com , portal de reservas únicamente Halal y que ofrece establecimientos a nivel mundial, y en el momento de realizar este artículo, sólo aparece un hotel certificado en el sur de España y varios apartamentos y casas en Madrid, y Cataluña. Si se analizan las características y precios de las instalaciones que se ofertan en este portal se podrá comprobar el tipo de cliente al que Cáceres podría captar si elaborase estrategias microsegmentadas.

El Turista Halal tiene una previsión de crecimiento de gasto, hasta 2020, de 4,8%, un punto superior a la media global. La comida Halal es el factor más importante, un 67 % para el turista musulmán. El 53 % viaja con su familia, el 23,5 % con amigos y el 19% con sus esposas. (Dinar Stándar, 2012). Los datos nos dan información. Las empresas e instituciones deberían de contemplarlos para planificar estrategias. Si el futuro es tecnológico y conviven realidades on y off, el futuro ya está aquí.

5. CONCLUSIONES Debemos entender y asumir que obviar los avances tecnológicos y seguir con los canales

tradicionales de difusión en los recorridos culturales es una forma de crear zonas marginales y de pobreza y marginalidad tecnológica (Cejudo y Cabero, 2005), ampliando la brecha digital. En este sentido, nos encontraríamos con dos tipos de brechas digitales, una la que genera la ausencia de TICs y en consecuencia la limitación de información asociada a éstas y, por otro lado, el analfabetismo digital. En ambos casos la solución pasa por la dotación de herramientas que permitan implementar las TICs en el recorrido y por la formación de guías especializados en el uso de estas nuevas tecnologías que sirvan de apoyo al visitante que desconoce la forma de uso de estos recursos. La aplicación de esta tecnología sobre el patrimonio de herencia islámica en

http://www.halalbooking.com/


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Cáceres podría convertir a esta ciudad en destino inteligente en el que poder recrear virtualmente la etapa histórica a la que se deben monumentos como el recinto amurallado y el aljibe cacereños.

Una vez analizada la relación del tratamiento de la Historia, la Virtualización y el Turismo con el Islam y Cáceres, llegamos a la conclusión de que representa una oportunidad de negocio digno de ser valorados por las empresas e instituciones cacereñas en sus próximas estrategias de segmentación. Si lo que se busca es captar a los clientes-turistas de forma personalizada, la religión es una de las variables más íntima y experiencial para conseguirlo.

Si el mercado actual está en constante cambio, principalmente como consecuencia del entorno digital que lo fomenta e impone y, puesto que en el sector turístico los clientes deciden su destino dependiendo de las calificaciones que aparecen en algunas webs, de las recomendaciones que obtienen de sus allegados y amigos realizando acciones member get member, parece obvio que se trata de personalizar la oferta y buscar el lado emocional con el que se puede identificar el futuro cliente. Por ende, el turista halal puede ser un cliente virtualizado de Cáceres Smart City.

En el último estudio del Hotel Price Index (HPI, en sus siglas en inglés), elaborado por el portal especializado Hoteles.com, y basado en reservas hoteleras realizadas por viajeros de todo el mundo, los provenientes de Oriente Medio, con 129 euros como media, son los viajeros que realizaron un mayor desembolso en hoteles españoles durante la primera mitad de 2013, por delante de australianos (121 euros), noruegos (117 euros), singapurenses (116 euros), japoneses (116 euros), estadounidenses (116 euros), suizos (115 euros) y chinos (115 euros). (Sáez 2014). Creemos que estos datos son lo suficientemente interesantes para plantearse una reubicación de las estrategias de Marketing. Si las empresas cacereñas quieren crecer tendrán que replantearse las estrategias de comunicación. No es suficiente con tener un legado histórico espectacular, hay que rentabilizarlo.

En definitiva, Cáceres, con un casco histórico declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y con unos extraordinarios restos monumentales de los tiempos de al-Andalus, se nos antoja el destino propicio sobre el cual desarrollar un proyecto de investigación de virtualización de Patrimonio andalusí que, a su vez, se enfoque turísticamente hacia el mundo musulmán, mercado potencial y emergente de visitantes que buscan vivir una experiencia que trascienda en turismo tradicional. La ciudad extremeña reúne el sustrato patrimonial y el halo histórico islámico necesarios para la realización de una investigación como la propuesta. Las líneas estratégicas para hacer de Cáceres destino Halal y virtual del siglo XXI han de ponerse en marcha.


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