La tecnología me está robando a mis hijos

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La tecnología me está robando a mis hijos. ¿Qué puedo hacer al respecto? Autor: Marta Martínez Aguirre Es tiempo que hagas algo. Como madre es importante que te sientes a su lado y dialogues sobre los riesgos que implica tanta tecnología. Hace rato que tu hijo sangra. Decídete, sin miedo alguno, abre la ventana y grita que a tu hijo lo han secuestrado. No importa si la autoridad policial te lo ha prohibido y te han infundido miedo diciéndote que si lo haces le cortarán una falange. Ya no hay tiempo para pensar en la estética o en buscar responsables. Quizás ya te has dado cuenta de que a tu hijo tecno-adicto tanta tecnología te lo ha secuestrado, y apenas lo ves cinco minutos al día, cuando se cruza contigo de madrugada para tomar agua. Confiesa que has sido tú la primera en regalarle el teléfono celular para su cumpleaños. Luego, el padre le trajo la tablet cuando pasó de año. La abuela le regaló el ipod para Navidad. En una palabra, todos ustedes deberían sufrir arresto domiciliario por ser cómplices. Te lo digo sin pelos en la lengua: no hay forma en que el agujero del ozono iguale el poder enceguecedor de la tecnología. Llevas 45 minutos y no has parado de recoger cables USB, adaptadores y fundas de todos los tamaños y colores. Decididamente no puedes dejar que la tecnología controle la agenda de tu hijo. El chico sangra, ha perdido las yemas de sus dedos de tanto deslizarlas por las pantallas. Tiene destrozada la columna de tantas horas tumbado en una cama, metido en redes sociales y hangouts. No te digo de sus ojos enrojecidos y secos, ni de la privación del sueño por no perderse la última descarga de su animé. Creo que está un poco más delgado, otra vez dejó la cena de lado.

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La tecnología me está robando a mis

hijos. ¿Qué puedo hacer al respecto? Autor: Marta Martínez Aguirre Es tiempo que hagas algo. Como madre es importante que te sientes a su lado y dialogues sobre los riesgos que implica tanta tecnología.

Hace rato que tu hijo sangra.

Decídete, sin miedo alguno, abre la ventana y grita que a tu hijo lo han secuestrado. No importa si la autoridad policial te lo ha prohibido y te han infundido miedo diciéndote que si lo haces le cortarán una falange. Ya no hay tiempo para pensar en la

estética o en buscar responsables.

Quizás ya te has dado cuenta de que a tu hijo tecno-adicto tanta tecnología te lo ha secuestrado, y apenas lo ves cinco minutos al día, cuando se cruza contigo de madrugada para tomar agua.

Confiesa que has sido tú la primera en regalarle el teléfono celular para su cumpleaños. Luego, el padre le trajo la tablet cuando pasó de año. La abuela le regaló el ipod para Navidad. En una palabra, todos ustedes deberían sufrir arresto domiciliario por ser cómplices.

Te lo digo sin pelos en la lengua: no hay forma en que el agujero del ozono iguale el poder enceguecedor de la tecnología. Llevas 45 minutos y no has parado de recoger cables USB, adaptadores y fundas de todos los tamaños y colores. Decididamente no puedes dejar que la tecnología controle la agenda de tu hijo.

El chico sangra, ha perdido las yemas de sus dedos de tanto deslizarlas por las pantallas. Tiene destrozada la columna de tantas horas tumbado en una cama, metido en redes sociales y hangouts. No te digo de sus ojos enrojecidos y secos, ni de la privación del sueño por no perderse la última descarga de su animé. Creo que está un poco más delgado, otra vez dejó la cena de lado.

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Mujer, tienes que actualizarte, es imposible comer ywhatsappear al mismo tiempo. No sé muy bien si ese olor nauseabundo no proviene de su cuarto. Mira, no te enojes, pero tuvo la ocurrencia que hacerse popular subiendo ese video, donde orina en la papelera.

Yo que tú abría la página de Google y agendaba una cita, es tiempo de que hagas algo. Como madre es importante que te sientes a su lado y dialogues sobre los riesgos que implica tanta tecnología:

Declara apagón general una vez al mes. Es tiempo de divertirse en familia: una pelota, un tejo, un set de croquet son ideales para recuperar el contacto entre todos los integrantes de la familia. Los juegos de caja (de mesa) en familia tienen su propio encanto. Al principio, tu hijo te mirará con recelo, pero tú prepara refrescos, torta y golosinas. A quien juegue y converse amenamente, da porción doble. En menos de un mes tu hijo te pedirá que se repita la experiencia. Invita a sus amigos a una jornada de apagón.

Fomenta la lectura en familia. Ve a la librería y averigua cuál es el

último best seller adolescente, pregunta a tus hijos si desean algún autor en particular y establece una hora por la noche para leer un capítulo en familia y en voz alta. Organicen un maratón de lectura una vez al mes un fin de semana, y entrega premios a los participantes. Además de fortalecer los lazos familiares estarás incentivando el placer de leer.

Limita el uso. Si crees que por prohibirle el celular, el iphone o la tablet vas

a detener esto, estás equivocada, porque en cada cuadra hay un ciber, o con motivo de hacer las tareas escolares, se conecta en su laptop. Plantea que a partir de hoy tendrá un horario fijo, luego de hacer sus tareas escolares y ayudarte en la casa.

Destina tiempo para que todos en la casa revisen el correo electrónico en

dos momentos al día. Y establece una hora para dedicarlo a las redes sociales. Nadie necesita vivir abriendo y cerrando cada treinta segundos una aplicación para ver cómo está el mundo. Una hora al día es más que

suficiente para actualizar el perfil y responder correos.

Para los secuestradores tu hijo amado es un simple consumidor. Rescátalo de los terroristas del marketing, que hacen de ti una intermediaria entre sus productos y tu hijo.

Marta Martínez Aguirre Marta Martínez es de Uruguay. Posee una licenciatura en

Psicología, y un posgrado en Logoterapia. Ama todo lo que hace y

adora servir. Website: [email protected]