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Ficha técnica La rosa blanca

Película Título original: Sophie Scholl: Die letzten Tage Dirección: Marc Rothemund Guion: Fred Breinersdorfer, basado en hechos reales. Música: Reinhold Heil, Johnny Klimek Fotografía: Martin Langer País: Alemania Productora: Broth Film / Goldkind Filmproduktion Género: Drama, Nazismo, II Guerra Mundial. Año: 2005 Duración: 117 minutos Reparto: Julia Jentsch (Sophie Scholl), Alexander Held (Robert Mohr), Fabian Hinrichs (Hans Scholl), Johanna Gastdorf (Else Gebel), André Hennicke (Dr. Roland Freisler), Florian Stetter (Christoph Probst), Johannes Suhm (Alexander Schmorell), Maximilian Brückner (Willi Graf), Jörg Hube (Robert Scholl), Petra Kelling (Magdalena). Premios y nominaciones: 2005: Nominada al Oscar: Mejor película de habla no inglesa 2005: Festival de Berlín: 2 Osos de Plata: Mejor director y actriz (Julia Jentsch) 2005: Premios del Cine Europeo: 3 premios incluyendo mejor actriz (Jentsch) 2004: 2 Premios del cine Alemán: 2ª mejor película y mejor actriz (Julia Jentsch) Sinopsis: Munich, 1943. Durante la devastadora ocupación de Europa por Hitler, un grupo de jóvenes, en su mayoría universitarios, recurre a la resistencia pasiva como única solución para paralizar a los nazis y a su inhumana máquina bélica. Así nace La Rosa Blanca, un movimiento de resistencia cuyo propósito era la caída del Tercer Reich. Sophie Scholl (Julia Jentsch) es la única mujer del grupo, una joven ingenua quien no tardará en convertirse en una antinazi convencida e intrépida. El 18 de febrero de 1943 detienen a Sophie y a su hermano mientras distribuyen panfletos en la universidad. Durante los días siguientes al arresto, el duro interrogatorio al que es sometida Sophie por parte de un oficial de la Gestapo, Robert Mohr (Alexander Held), no tarda en convertirse en un intenso duelo psicológico. La joven miente y desmiente, maniobra y le reta, parece rendirse antes de atacar de nuevo con renovadas fuerzas, y casi consigue derrotar a su oponente. Por fin, ante unas pruebas aplastantes, Sophie confiesa, aunque hace un último y desesperado intento para proteger a su hermano y a los otros miembros de La Rosa Blanca. Conmovido por la in-frecuente valentía de Sophie, Robert Mohr le ofrece una escapatoria a cambio de traicionar sus ideales. Pero ella rechaza la oferta, su suerte está echada. La historia recordará al grupo Rosa Blanca como un símbolo de la resistencia alemana contra Hitler durante la Segunda Guerra Mundial.

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Federación Internacional de Mujeres Universitarias Federación Mexicana de Universitarias

Universidad Nacional Autónoma de México Museo de la Mujer

Bolivia 17 Centro Histórico, Ciudad de México. Cine-Club de género 13 de marzo de 2018

Mtra. Delia Selene de Dios Vallejo♣♥

Esta película rinde homenaje a los jóvenes alemanes, Hans y Sophie Scholl, quienes en el nombre de su fe en Jesucristo y en el precio de su vida, eligen resistirse y denunciar el totalitarismo del régimen nazi en la Alemania de 1940. Es así que en la primavera de 1942, ellos fundan con su amigo Alexander Schmorell, el grupo de resistencia “La Rosa Blanca”. Ellos son al día de hoy el símbolo de la

Resistencia alemana durante la Segunda Guerra Mundial.

de un pasaje sobre las Despuésjuventudes Hitlerianas donde ellos toman conciencia del impacto del régimen nazi sobre los jóvenes, indignados por la dictadura de Hitler y por el sufrimiento causado por la guerra, Hans y Sophie se comprometen en una resistencia activa

frente al régimen nazi. Surgidos de una familia de intelectuales protestantes, ellos mismos lectores asiduos de Aristóteles, de San Agustín y de Goethe, son apoyados por su padre y fuertemente motivados por su profesor de filosofía, Kurt Huber.

Gracias también a Karl Muth profesor de teología, Hans, después Sophie descubren una fe real en Dios, y se comprometen entonces en una resistencia no violenta. Por la fabricación de folletos destinados a los estudiantes, por la publicación de carteles y de eslóganes, el grupo afronta con una motivación extrema, la amenaza de la represión Hitleriana.

                                                                                                                         ♣ Catedrática de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales-UNAM *Secretaria General de la Unión Nacional de Mujeres Mexicanas Asociación Civil. ♥ Se agradece el apoyo de las licenciadas: Eva Calderón, Eurídice Román de Dios, Xochitl Arista Jiménez y Rosalinda Cuéllar Celis.  

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Estudiante en medicina, Hans es forzado a partir hacia el frente del este como enfermero; una experiencia que no hace más que confirmar su rebeldía contra la política del tercer Reich.

A su regreso, la Rosa Blanca se une a una red nacional de resistencia y su acción recibe un eco más grande, gracias al millar de volantes repartidos clandestinamente de Munich a Viena, pasando por Stuttgart y Frankfurt.

Ellos son arrestados en enero de 1943 mientras distribuían folletos en la universidad de Munich. Durante su proceso, Sophie hace frente con un coraje inquebrantable y declara: “Esto que hemos dicho y escrito, muchos lo piensan. Pero no se atreven a expresarlo.” Hans Scholl también resiste hasta el final declarando: “En poco tiempo, son ustedes quienes estarán en nuestro lugar.”

Hans y Sophie, y su amigo Christophe Probst son condenados a muerte cuatro días más tarde.

Por este espíritu de Verdad, frente a la violencia y el odio, Hans y Sophie decidieron no traicionar su convicción profunda, su combate por la dignidad humana, en el nombre de su fe en Jesucristo.1

“El nombre alemán permanecerá para siempre mancillado si la juventud alemana no se alza”. Estas palabras las escribieron en una cuartilla tirada a multicopista, a mediados de febrero de 1943, unos estudiantes de poco más de 20 años de edad, quienes junto a un catedrático constituyeron el movimiento pasando a la historia con el nombre de la “Rosa Blanca”. Precisamente esa “hoja” —como ellos denominaron sus escritos— supondría el final de sus actividades: cuando la

estaban repartiendo en la Universidad de Múnich, el jueves 18 de febrero de 1943, Hans y Sophie Scholl fueron detenidos. Cuatro días después eran condenados a muerte y ejecutados. Apenas unas semanas antes —el 31 de enero de 1943— se había producido el acontecimiento que dio el giro definitivo a la Segunda Guerra Mundial, y al que hacían referencia explícita en dicha “hoja”: la capitulación de las tropas alemanas en Stalingrado, donde el fanatismo de Hitler hizo perder la vida a 330,000 soldados alemanes. Ese desastre abrió los ojos a muchos alemanes, quienes no se dejaron llevar por la propaganda nazi; el efecto psicológico de la derrota fue incluso mayor que el militar.                                                                                                                          1  http://www.chemin-­‐neuf.ch/international/dossier-­‐des-­‐films-­‐net-­‐for-­‐god-­‐es/la-­‐rose-­‐blanche  

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Sin embargo, no fue la evolución de la guerra lo que impulsó a estos jóvenes a oponerse al nacionalsocialismo. Si se alzaron contra Hitler lo hicieron por su amor a la libertad y por sus firmes convicciones cristianas, pues tenían clara conciencia de que el nacionalsocialismo no era un mero sistema político, sino antes una ideología cerrada a la trascendencia del hombre que se propuso sustituir la tradición judeo-cristiana por la raza “superior” germánica. La “Rosa Blanca”, no obstante, no fue un movimiento compacto, sino un grupo de amigos —Hans y Sophie Scholl, Alexander Schmorell, Christoph Probst y Willi Graf, a quienes se unió más tarde el catedrático Kurt Huber—. La amistad es un rasgo esencial en la “Rosa Blanca”: personas con las mismas ideas se preguntaron a sí mismos qué hacían ellos, dentro de sus limitadas posibilidades, para oponerse a un régimen al cual consideraban ilegítimo, atentador contra los Derechos Humanos. Interpelados en sus conciencias, decidieron elaborar unas “hojas” a multicopista, seis en total, repartiendo primero por la Universidad y el centro de Múnich y después también en otras ciudades. Durante meses intranquilizaron a las más altas esferas del Partido, como revela el hecho de que Hitler enviara al juez presidente del Tribunal Supremo, Roland Freisler, desde Berlín a Múnich, para presidir el primer juicio contra la “Rosa Blanca”, en donde se condenó a muerte a Sophie y Hans Scholl y Christoph Probst, el lunes 22 de febrero de 1943, y el proceso se desarrollara con una celeridad sin precedentes. En el origen de la idea de repartir “hojas” contra el régimen nazi parece encontrarse un hecho narrado por una hermana de Hans y Sophie, Inge Scholl (fallecida en 1998): a finales de 1941, en el buzón de su familia aparecieron unas hojas anónimas que reproducían las homilías del cardenal August Graf von Galen, condenando la eutanasia practicada por los nacionalsocialistas. Según Inge, Hans exclamó: “Por fin alguien con valentía para hablar. Deberíamos tener una multicopista”. La característica más acentuada en la mayor parte de los miembros de la “Rosa Blanca” era una profunda religiosidad. No en vano, la fuente espiritual e ideológica de esta organización fue el llamado grupo de “Renovación Católica” francés de finales del siglo XIX, integrado por escritores como Bernanos, Claudel o Maritain, quienes conocieron a través del catolicismo reformado alemán de Theodor Haecker y Carl Muth, director de la revista Hochland, cuya meta era tender puentes entre el pensamiento católico y la cultura moderna. En este contexto resulta significativo que Christoph Probst, quien había crecido en un ambiente

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alejado de la religión, pidiera ser bautizado pocos momentos antes de ser ejecutado. De ahí que estos jóvenes tuvieran una gran entereza, muy superior a lo que se podría esperar por su edad, respecto de su misión. En este contexto es esclarecedor lo que escribió Alex Schmorell, en su última carta: “Según la voluntad de Dios, hoy acabaré mi vida terrena, para entrar en otra nueva que nunca terminará”. Esa firme esperanza les dio fuerzas; pero también el hecho de haber cumplido una misión, de haber seguido los dictados de su conciencia. Continúa diciendo Alex: “Me voy siendo consciente de haber servido a mis firmes convicciones y a la verdad”. Y este mismo tenor se aprecia en los testimonios de los demás. Por ejemplo, Willi Graf había anotado en su Diario: “Como cristianos conocíamos la superación del mal por la muerte; por tanto, el éxito no nos parecía importante; creíamos más bien que había llegado el momento de comenzar esa protesta moral porque nuestra conciencia nos obligaba a ello”. Sin embargo, eso no quiere decir que fueran, en absoluto, unos fanáticos. Eran jóvenes normales y corrientes, amantes de la vida. Por ejemplo, resulta muy acertada la primera secuencia de la película “Sophie Scholl, los últimos días”, en donde la vemos oír música, reírse y tatarear la canción que está escuchando con una amiga. Sophie era una muchacha menuda y poco llamativa, pero poseía una gran personalidad. ¿Cuál es el legado de aquellos jóvenes de la “Rosa Blanca”? Esa pregunta se le planteó a la hermana de Willi Graf, Anneliese Knoop-Graf. Además de ser una testigo de excepción —pasó medio año en la misma celda que Sophie Scholl, y siendo interrogada por el mismo funcionario de la Gestapo— ha estado toda su vida trasmitiendo ese mensaje. Respondió, a manera de resumen: “Mostraron que en todo momento hay personas quienes, con los medios a su alcance, están dispuestas a luchar contra el mal, por decirlo en términos teológicos, aun a costa de ponerse en peligro, de fracasar o incluso de perder sus vidas. “La Rosa Blanca” nos ha legado el testimonio de que en todas las épocas ha habido personas con la suficiente valentía de alzarse en pie. Esto es lo perdurable de su mensaje”. También hoy, en una sociedad aparentemente tan distinta, pero en la cual estamos sometidos a otros dictados como el de lo políticamente correcto, son necesarias muchas personas con firmes convicciones y con la suficiente valentía para defenderlas cueste lo que cueste.2 “Y la piadosa Rosa Blanca Con su cascada de rizos dorados Quiere pagar toda la culpa Lo que te queda, Rosa Blanca Dalo a los pobres o sacrifícalo ¡Ve en nombre de Dios!”                                                                                                                          2  https://www.cinemanet.info/2012/07/la-­‐rosa-­‐blanca-­‐un-­‐grupo-­‐de-­‐amigos-­‐contra-­‐el-­‐nazismo/  

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Estos versos del poeta alemán Clemens Brentano inspiraron el nombre del movimiento de resistencia y oposición al nacionalsocialismo conocido como “La Rosa Blanca”. Como podremos ver, fueron una premonición de cómo acabaron sus vidas. La película de Marc Rothemund se inicia con la noche previa a la detención de los hermanos Scholl y se centra en mostrar el interrogatorio a Sophie, el juicio y su ejecución. Es importante hacer una breve semblanza de quiénes eran los principales miembros de la “Rosa Blanca”, así como en qué tipo de vida pudo nacer un movimiento de resistencia al nacionalsocialismo tan singular. Los hermanos Scholl crecen en Ulm, en el seno de una familia protestante. Su padre se opuso al nacionalsocialismo desde su triunfo en 1933, pero sus hijos, y en concreto Hans, en un principio se sintieron atraídos. En 1936, Hans fue el encargado de llevar la bandera de su ciudad en el congreso del Partido celebrado en Nuremberg, y fue allí donde entendió que no era ese un ideal a seguir. Al respecto comentó su hermana Inge: “cuando volvió, apenas dábamos crédito a nuestros ojos y en su rostro se apreciaba una gran decepción. Paulatinamente supimos que la juventud presentada allí como ideal era completamente distinta a la imagen que él se había formado”. Con este hecho, unido a la prohibición de leer a determinados autores, en especial a su favorito Stefan Zweig –por ser judío–, se fue afianzando el rechazo de Hans al nacionalsocialismo. Más que una rebeldía es una constatación: el nacionalsocialismo, como ideología, impide ciertos aspectos bellos de lo real, es reductivo.

Los hermanos Scholl junto con su amigo Otl Aicher dedican tiempo a reunirse para hablar de arte, literatura y música. Su pasión por la belleza, en todas sus manifestaciones, será el punto fundamental sobre el cual se asienta toda su lucha contra Hitler. Gracias a la mediación de Otl, entrarán en contacto con dos hombres de gran talla

intelectual: Carl Ruth y Theodor Haecker, quienes serán a la vez maestros y amigos. La educación y el estudio serán dos pilares fundamentales en sus vidas, pues en tanto la realidad se les abre como lugar de cumplimiento, su conocimiento se convierte en la postura más razonable para afrontar sus anhelos. El punto que marcará el paso de una resistencia pasiva a la acción es el encuentro en la universidad entre Hans Scholl y Alexander Schmorell, un joven nacido en Rusia quien nunca renunció a sus orígenes y fue educado en la fe ruso-ortodoxa. Poco después se les unirá Willi Graf, un joven que en 1933 es el abanderado de un movimiento de jóvenes católicos, quien les conoce a través del encuentro en una reunión con amigos. Esta forma de conocerse la resaltó Reginna Renner,

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miembro de la Rosa Blanca, con estas palabras: “a través de uno conocíamos a otro. Era una red de relaciones”. Christl Probst, un joven de 23 años casado y padre de tres hijos, se unió a ellos por ser amigo de Alexander Schmorell. Probst será juzgado y condenado a muerte junto a Hans y Sophie Scholl, recibiendo horas antes de su ejecución el bautismo y la comunión de manos de un sacerdote católico. Fueron ellos quienes redactaron las primeras octavillas y las distribuyeron. Sophie se unió a ellos cuando se trasladó a vivir a Munich para realizar sus estudios universitarios, por ello no participó en la redacción y distribución de las primeras octavillas. En la película, todo empieza con la impresión de la sexta y última octavilla en un estudio, Hans, Sophie, Alexander y Willi dedican horas a hacer copias y preparar sobres para enviarlos por correo, era su forma habitual de distribución. Esa vez, les sobró un gran número de hojas y es entonces cuando Hans decide llevarlas a la universidad. A la mañana siguiente Hans y Sophie Scholl son detenidos después de haber distribuido cientos de octavillas en la universidad de Munich. A partir de este momento la película se centra en Sophie, es el único interrogatorio al cual asistimos. En un primer momento, niega cualquier participación en la preparación o distribución de las octavillas, pero con el fin de que su hermano no cargue con la culpa y para poder proteger al resto de sus amigos, decide confesarse culpable.

El interrogatorio es la confrontación entre dos formas de entender la vida y al ser humano. Por una parte, vemos al oficial de la Gestapo, profundamente ideologizado, frío y convencido de que es el Estado, encarnado en la persona de Adolf Hitler, quien le da al humano su dignidad y su razón de ser. Por ello, la vida del ser humano no puede ser otra cosa que el servir dócil y fielmente al Führer y al nacionalsocialismo. Fuera de ese cometido, la

vida del humano no tiene sentido y por ello todo aquél que se aleje de esta misión o incite a otros a hacerlo debe ser apartado y eliminado. El ser humano en el nacionalsocialismo, debe ser útil para el Estado, de no ser así deviene un inútil, una carga que nadie tiene por qué soportar; naciendo de este razonamiento se práctica la eugenesia a discapacitados y enfermos mentales. Son constantes las alusiones que hace el oficial de la Gestapo durante el interrogatorio a los jóvenes alemanes, quienes deberían estar agradecidos porque el Führer les permite estudiar, y por ello deberían mostrarle absoluta lealtad, de lo contrario serán sólo unos parásitos aprovechados de la buena voluntad del Estado. Mientras unos acotan y delimitan lo real según el propio ideal, la “Rosa Blanca” concibe la realidad como don, es decir, como dato gratuito positivo al cual acogerse. Su oposición es pacífica precisamente porque no van contra

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algo –eso es la consecuencia-, sólo afirman su realidad la cual les está siendo arrebatada. Entienden que el mal nunca puede vencer, ni como fin ni como medio. No triunfa en ellos la rabia o el rencor, a pesar de haberles arrebatado su vida. Ello sólo es posible desde la perspectiva de un amor más potente, desde la posición de quien ya se siente salvado. Como en el brillante testimonio de Christoph Probst, uno sólo puede morir sereno al dejar esposa y tres hijos sabiendo que la muerte no es el fin, que hay algo más allá de las propias capacidades de uno y de las vidas de los seres amados.

Frente a todo este sistema, encarnado en el agente de la Gestapo, encontramos a Sophie, quien ha crecido amando todo lo bello y a quien constantemente se ve ensimismarse mirando el cielo y dejándose acariciar por los rayos de sol. Es una chica menuda, aparentemente débil y vulnerable, dubitativa en algún momento, pero esta pequeña muchacha hizo temblar a todo un sistema ideológico aparentemente bien engranado. Es esta joven de

mirada sencilla, quien puso nervioso a su interrogador, y con él a todo el poder nacionalsocialista que teme por encima de cualquier cosa a los hombres y mujeres libres quienes se saben hijos predilectos de un amor más grande y no esclavos de un sistema o de una idea. Ella y sus amigos, representaron una amenaza tan real al poder de Hitler y a su perpetuación, como lo fue el poder militar de los aliados, porque su lucha se dirigió al lugar donde el poder sólo podrá tratar de adormecer, pero nunca conquistar el corazón del ser humano y su deseo de plenitud. Por eso, no es casual que sus procesos penales y ejecución se llevasen a cabo en tan sólo cuatro días. Sophie y sus amigos, quisieron despertar al ser humano adormecido, dar valor al cobarde, perdón a quien hubiese errado y mostrar un camino de verdadera liberación. Como la misma Sophie asevera ante el interrogador, cualquier vida humana tiene un valor incalculable. Por ello, su testimonio es posiblemente lo más necesario en estos momentos, por su capacidad de abrazar cualquier atisbo de belleza y encontrar en él un motivo para vivir, por su valor para enfrentarse al mal sin ser vencidos por el mismo mal, por su forma de entender que el cumplimiento de su vida no estaba en el éxito de su resistencia sino en la lealtad con su humanidad. Su vida no estuvo sujeta al mero cálculo económico, pragmático, utilitarista o del mal menor. Su razón, su persona, su corazón estaban abiertos a la amplitud de lo real, su amor por lo verdadero les hizo ser leales con su deseo y no reos de las soluciones reducidas de un ideal. Su vida es relación con lo trascendente, la muerte y da sentido al vivir, son personas con una certeza mayor que cualquier comodidad o supervivencia. Sólo así, en el último cigarrillo, podrán confesarse con una sonrisa los tres que van a morir: “Nada ha sido en vano”. Van a morir, pero lo hacen sabiendo a qué dan la vida, de otra forma ¿para qué se querría vivir si no se tiene un sentido? La realidad siendo atroz, no acaba con su humanidad, sino

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que la despierta aún más, los mueve, es el acicate, la prueba que les permite entender si lo que están viviendo vale la pena, si es real o no. Hay quien está dispuesto a dar la vida por algo y hay quien está dispuesto a quitarla.3 La fuerza de la conciencia Son varias las aproximaciones al nazismo realizado por el cine alemán, deseoso de abordar de una vez ese periodo de su Historia y de comprender los resortes que movieron a unos y otros en sus actuaciones. A los momentos finales de Hitler en el búnker berlinés —en un intento de plasmar su humanidad enfermiza— que recogió “El hundimiento” (Olivier Hirschbiegel), le sucedió “El noveno día” (Volker Schlöndorff) en torno al conflicto de conciencia de un sacerdote católico —prisionero y chantajeado— y al intento por reducir la fe a ideología, para continuar con “Napola” (Dennis Gansel) y las escuelas para la formación de las juventudes hitlerianas. Ahora con “Sophie Scholl: Los últimos días” dirige la mirada hacia la resistencia pacífica ofrecida por un grupo de universitarios quienes se agruparon en el movimiento “La Rosa Blanca”, una historia ya llevada al cine en dos ocasiones y bien conocida en el país teutón. Nazi moderno

Detrás de este revisionismo germano puede intuirse la voluntad de conocer el modo en el cual germinó ese espíritu totalitario y xenófobo, de establecer una visión matizada de aquella realidad y romper con tópicos, y también de hacer frente a un posible resurgir de actitudes semejantes. Prueba de ello es que en todas esas producciones hay un reclamo a la conciencia individual como garantía de la libertad y de la responsabilidad en las propias decisiones. El cine alemán quiere mirar hacia la persona concreta y huye del anonimato de la masa que pueda justificar

cualquier atropello. En el epílogo de “El hundimiento”, la secretaria personal de Hitler —ya anciana— intentaba excusarse con su juventud e inocencia; por eso, el modelo de Sophie sirve de eficaz contrapunto a quienes se dejaron llevar por un entusiasmo acrítico o por una falta de personalidad alarmante. Tal como lo planteara Anna Harendt en La banalidad del mal. Diez frases destacadas de la filósofa Hannah Arendt:

1. “El perdón es la clave para la acción y la libertad.” 2. “Bajo condiciones de tiranía es más fácil actuar que pensar”. 3. “Nada de lo que usemos, escuchemos o toquemos podrá expresarse en

palabras de igual manera a como lo percibimos a través de los sentidos”.

                                                                                                                         3  http://www.raicesdeeuropa.com/pelicula-­‐sophie-­‐scholl/  

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4. “No hay pensamientos peligrosos, pensar es de por sí lo peligroso.” 5. “Los revolucionarios no son los que hacen las revoluciones, sino los que

saben que el poder está en las calles y pueden levantarlo.” 6. “hay un precepto bajo el cual he vivido: prepárate para lo peor, espera lo

mejor y acepta lo que venga.” 7. Pensar y estar completamente vivo son lo mismo.” 8. “El fracaso del tribunal de Jerusalén consistió en no abordar tres problemas

fundamentales harto conocidos y suficientemente estudiados, a partir de la formación del tribunal de Nuremberg: el problema de la parcialidad propia de un tribunal formado por los vencedores, el de una justa definición de “delito contra la humanidad”, y el de establecer claramente el perfil del nuevo tipo de delincuente que comente este tipo de delito.”

9. El problema con Eichmann fue precisamente que muchos fueron como él, y que la mayoría no eran ni pervertidos ni sádicos, sino que eran y siguen siendo terrible y terroríficamente normas morales a la hora de emitir un juicio, esta normalidad es mucho más aterradora que todas las atrocidades juntas”.

10. Lo que hace que los seres humanos obedezcan o toleren, por una parte, el auténtico poder y que, por otra, odien a quienes tienen riqueza sin el poder, es el instinto racional de que el poder tiene una cierta función y es de uso general.”4

La novedad introducida por Rothemund está en haber utilizado por primera vez las actas del proceso de Sophie, hasta ahora inaccesibles. Con este material, el director reconstruye los últimos días de la protagonista, desde cuando es detenida junto a su hermano por repartir “octavillas” informativas en la Universidad de Munich hasta su ejecución en la guillotina. La trama se centra, por tanto, en una chica protestante de firmes convicciones religiosas, educada por sus padres en la libertad, amante de la vida y de la cultura, profundamente enamorada de su novio: la normalidad de su vida, la claridad de sus ideas y la entereza de espíritu son las bases de un retrato limpio y ejemplar el cual crece conforme avanza el proceso judicial y la película. La narrativa elegida es clásica y lineal, con una especie de prólogo en donde los jóvenes rebeldes preparan y despliegan sus envíos subversivos al ritmo de unas notas musicales generando tensión y suspenso, y apoyándose en una cuidada y rítmica planificación. Le sigue el cuerpo central de la cinta con dos interrogatorios, ambos inhumanos y asfixiantes pero desde una perspectiva y con un cariz diferente. Con el oficial de la Gestapo, Sophie se defiende como puede haciendo gala de astucia y aplomo encomiables, a la vez reclamando el valor de la conciencia como norma de actuación, de Dios como valedor de sus actos y de la

                                                                                                                         4  Los  orígenes  del  totalitarismo,  página  29.  Fuentes:  “La  banalidad  del  mal”  y  “Los  orígenes  del  totalitarismo”  de  Hannah  Arendt.  Editorial  Lumen.  https://www.aboutespanol.com/10-­‐frases-­‐destacadas-­‐de-­‐la-­‐filosofa-­‐hannah-­‐arendt-­‐1271633  29dic.2017  

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dignidad de cualquier persona; el tono discursivo de esta declaración de sólidos principios morales pone en entredicho al positivismo jurídico de un oficial maduro quien deja entrever un interior contradictorio y una conciencia reprimida; asistimos aquí a un magnífico duelo interpretativo, de sutiles y profundas miradas, con instantes de gran intensidad dramática: la investigación conduce hacia un callejón sin salida donde, paradójicamente, una figura se engrandece a la par de ser condenada, y la otra claudica ante el poder establecido pero no queda justificada en su corazón. Sigue la escena del juicio sumarísimo, quizá la parte más floja por la actitud histriónica y caricaturesca del magistrado y sus acólitos, aunque sirve a los jóvenes reos para dar su propia sentencia premonitoria del futuro que se avecina. Un epílogo dramático y también emotivo (conmovedora es la visita de sus padres a la cárcel) cierra esta página de la historia, y recurre a un largo fundido en negro de sabor metafórico para apuntar el abismo.5 Director del film: Marc Rothemund

Marc Rothemund nació en 1968, es hijo del director de cine Siegfried Rothemund. Después de graduarse de la secundaria en 1988, Rothemund comenzó a trabajar como gerente de grabación y asistente de dirección para su padre y otros cineastas, incluido Bernd Eichinger. En 1994, ayudó al director francés Gérard Corbiau en la filmación del drama nominado al Oscar "Farinelli". Rothemund hizo su debut como director en televisión: desde 1996 grabó la serie "Wild Guys - Two to Fall in Love with”. También organizó dos episodios de "Anwalt Abel" en 1997 para ZDF en colaboración con el guionista Fred Breinersdorfer y fueron galardonados con el Telestar.

Rothemund realizó su primera película en 1998: siendo premiado con el Bavarian Film Prize y el 3sat Audience Award por el muy aclamado evento de cine "The Strange Behavior of Sexually Fit Metropolitans at the Mating Season". El amplio reconocimiento de la audiencia cinematográfica tuvo lugar en 2000, la segunda película de Rothemund, "Hard guys". Con la película televisiva "The Hope Dies Last" en 2002, el director se reincorporó a la colaboración con el autor Breinersdorf, quien resultó ser extremadamente exitoso: el drama bullying fue galardonado con la Golden Camera, el Grimme Prize con oro y el 3sat Audience Award excelente. Para el thriller de televisión "The Duo - The Lover", el director recibió el 2003 VFF TV Movie Award. Una vez más, Rothemund colaboró con Breinersdorf en 2004 para el largometraje "Sophie Scholl - The Last Days", ambos también aparecieron como coproductores. La película ilustra de manera impresionante los últimos días                                                                                                                          5  Julio  Rodríguez  Chico.  http://www.labutaca.net/55berlinale/sophiescholl1.htm  

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de vida de los luchadores de la resistencia de la "Rosa Blanca" en la época del Nacional Socialismo. Rothemund presentó "Sophie Scholl" en febrero de 2005 como una de las tres participaciones de la competencia alemana en la 55° Berlinale. Ganó incluso para el director y Julia Jentsch en el papel principal en cada caso un "Oso de plata". Unos meses más tarde, la película de Rothemund fue nominada al Oscar en la categoría de Mejor Película Extranjera. FUENTES DOCUMENTALES: https://www.filmaffinity.com/mx/film368669.html

http://www.chemin-neuf.ch/international/dossier-des-films-net-for-god-es/la-rose-blanche

https://www.cinemanet.info/2012/07/la-rosa-blanca-un-grupo-de-amigos-contra-el-nazismo/

http://www.raicesdeeuropa.com/pelicula-sophie-scholl/

http://www.labutaca.net/55berlinale/sophiescholl1.htm

https://www.aboutespanol.com/10-frases-destacadas-de-la-filosofa-hannah-arendt-1271633

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