LA RONDA CAMPESINA EN UNA COMUNIDAD CAMPESINA EN EL NORTE DEL PERÚ: LA TOMA EN CAJAMARCA

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LA RONDA CAMPESINA EN UNA COMUNIDAD CAMPESINA EN EL NORTE DEL PERÚ: LA TOMA EN CAJAMARCA 1 Leif Korsbaek, Carlos Samuel Martín Sandoval Muro & Carlos Renato Salguero Haro 2 1 Introducción. El presente texto gira en torno a la institución conocida como la ronda campesina en una comunidad campesina en el norte del Perú, más precisamente en el caserío La Toma en el Distrito Niepos en la Provincia de San Miguel del Departamento Cajamarca, colindante con la frontera con el Ecuador en el norte del Perú. 1 El presente texto fue presentado, en una forma ligeramente diferente, como ponencia para el XII Congreso Nacional de Antropología, que se celebró en Bogotá, Colombia, del 10 al 14 de octubre de 2007. La información proviene del trabajo de campo de Leif Korsbaek en La Toma como investigador invitado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos durante su año sabático en 2007, apoyado por Carlos Samuel Martín Sandoval Muro y Carlos Renato Salguero Haro que están preparando el proyecto de su tesis de licenciatura en antropología social en la EAP de antropología social de San Marcos. En la última instancia el proyecto de investigación fue avalado por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH-INAH), como parte de las actividades del Cuerpo Académico “Sistemas Normativos y de Representación Simbólica, Conflicto y Poder”. A menos que se mencione explícitamente el origen de las fotos, son de los autores. El texto ha sido publicado en la revista “Investigaciones Sociales” (ISSN 1560- 9073, Vol. 20, 2008) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, pero no he tenido oportunidad de ver la publicación. 2 Antropólogo Social de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, Maestro y Candidato a Doctor en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, México D. F. Profesor-Investigador de la División de Postgrado en Antropología Social de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), México, Profesor-Investigador invitado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, Perú, durante el año 2007.

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LA RONDA CAMPESINA EN UNA COMUNIDAD CAMPESINA EN EL

NORTE DEL PERÚ: LA TOMA EN CAJAMARCA1

Leif Korsbaek, Carlos Samuel Martín Sandoval Muro & Carlos

Renato Salguero Haro 2

1 Introducción.

El presente texto gira en torno a la institución conocida como la ronda

campesina en una comunidad campesina en el norte del Perú, más

precisamente en el caserío La Toma en el Distrito Niepos en la Provincia de

San Miguel del Departamento Cajamarca, colindante con la frontera con el

Ecuador en el norte del Perú.

Perú es netamente un país campesino, y la comunidad campesina sigue

siendo un componente importante en su situación, que de manera significativa

influye sobre su dinámica. Hace algunos años se señaló que la comunidad “no

es solamente la institución más antigua, sino además la institución más

importante – en términos sociales y demográficos – que existe en el país”3, y

más recientemente “resulta sorprendente constatar esa importancia aún hoy,

de la mano de datos recientes”4.

1 El presente texto fue presentado, en una forma ligeramente diferente, como ponencia para el XII Congreso Nacional de Antropología, que se celebró en Bogotá, Colombia, del 10 al 14 de octubre de 2007. La información proviene del trabajo de campo de Leif Korsbaek en La Toma como investigador invitado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos durante su año sabático en 2007, apoyado por Carlos Samuel Martín Sandoval Muro y Carlos Renato Salguero Haro que están preparando el proyecto de su tesis de licenciatura en antropología social en la EAP de antropología social de San Marcos. En la última instancia el proyecto de investigación fue avalado por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH-INAH), como parte de las actividades del Cuerpo Académico “Sistemas Normativos y de Representación Simbólica, Conflicto y Poder”. A menos que se mencione explícitamente el origen de las fotos, son de los autores. El texto ha sido publicado en la revista “Investigaciones Sociales” (ISSN 1560-9073, Vol. 20, 2008) de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, pero no he tenido oportunidad de ver la publicación.2 Antropólogo Social de la Universidad de Copenhague, Dinamarca, Maestro y Candidato a Doctor en Ciencias Antropológicas por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Iztapalapa, México D. F. Profesor-Investigador de la División de Postgrado en Antropología Social de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), México, Profesor-Investigador invitado en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, Perú, durante el año 2007.3 Flores Galindo, 1988: 7.4 Pajuelo, 2000: 123.

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La ronda campesina constituye “el dato más significativo del panorama

rural peruano en la década del 80”5, y ha sido considerada como “uno de los

movimientos rurales más grandes y duraderos de las postrimerías del siglo XX

en América Latina”6.

A la raíz de la ronda campesina encontramos al Estado, o más bien la

incapacidad del Estado de cumplir sus obligaciones, y en general estoy de

acuerdo con la opinión de que “así surgieron las rondas campesinas, que se

convirtieron en el producto de la reacción de la población campesina ante la

incapacidad del Estado para resolver sus problemas por razones como, la

escasez de personal y la corrupción e inaccesibilidad para administrar justicia

en diversas zonas del país”7.

La ronda campesina surge entonces como consecuencia directa o

indirecta de la ola de violencia que durante algunos años llegó a permear la

textura social del Perú, de manera directa como violencia ejercida por el Estado

o violencia ejercido por grupos de la izquierda y la derecho a la sombra del

Estado y su incapacidad.

Hay que mencionar que los datos que aquí se presentan son los

planteamientos y la primera fruta de una investigación que a penas se está

iniciando, en la cual podemos distinguir tres niveles de datos. Al nivel más

general, abarca una comparación sistemática de las dos regiones de

Mesoamérica y los Andes. En segundo lugar, un estudio sistemático de la

institución conocida bajo el nombre del sistema de cargos, y una comparación

de esta institución en las dos regiones mencionadas8. Y finalmente, en tercer

lugar, un estudio de la dinámica de los mecanismos de defensa de la

comunidad campesina, indígena o mestiza, en las dos regiones, donde la ronda

5 Bonifaz, 1991: 165.6 Starn, 1991: 14.7 Flórez Boza, David, Juan Churats y Henkjan Laats (s. f.).8 El sistema de cargos ha sido presentado, en términos generales, en una antología (Korsbaek, comp., 1996, que en su bibliografía contiene referencias a unos tantos estudios de casos peruanos), sus rasgos generales en Mesoamérica han sido tratados en otra publicación (Korsbaek, 2001), desde un punto de vista etnohistórico (Korsbaek, 1995), en dos regiones en México, Chiapas (Korsbaek, 1992) y el Estado de México (Korsbaek, 2000, 2002). Desde mi primera estancia en el Perú en 2005, ya han salido comparaciones iniciales, implícitas y tímidas entre las dos regiones, a los tres niveles mencionados: de las regiones, en Korsbaek, s. f. (aparte del hecho de la similitud de la región andina con la imagen de Mesoamérica en Korsbaek, 2006), del sistema de cargos en Korsbaek, en prensa, y de los mecanismos de defensa en Korsbaek, Mercado & Flores, en prensa.

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campesina es netamente la representación de este tipo de mecanismos en la

región andina9.

2 El trasfondo (Ned paa 6 sider)

Históricamente, la ronda campesina tiene su origen en el norte del país:

“A mediados de la década de mil novecientos setenta, en el departamento de

Cajamarca ubicado en la sierra norte del Perú, se comenzaron a organizar

grupos de protección y vigilancia, para el control de robos que efectuaban

bandas organizadas de abigeos. Así surgieron las rondas campesinas, que se

convirtieron en el producto de la reacción de la población campesina ante la

incapacidad del Estado para resolver sus problemas por razones como, la

escasez de personal y la corrupción e inaccesibilidad para administrar justicia

en diversas zonas del país. Posteriormente el Estado estimuló la constitución

de los comités de autodefensa como estrategia para combatir el terrorismo y el

narcotráfico. En el Perú se vivían momentos de grave crisis económica y ésta

se advertía con más fuerza en las zonas rurales, en donde los abigeos habían

logrado imponerse frente a la población y sus autoridades locales (jueces,

policías y fiscales) quienes en algunos casos actuaban en complicidad con los

abigeos. Del mismo modo el robo entre vecinos recrudeció. Ambos hechos

perjudicaban gravemente la situación del campesino. De esta manera las

rondas se plantean como una respuesta organizada y efectiva para combatir el

robo y el abigeato. Su eficacia hizo por tanto que esta experiencia se

expandiera rápidamente, en un principio por las zonas aledañas, para luego ser

promovidas en otras partes, como fue el caso del sur del país en donde la

iglesia y las ONGs de alguna manera favorecieron la difusión de esta

experiencia” 10.9 A los tres niveles mencionados, no es solamente el caso, como señala Heraclio Bonilla, que “la literatura sobre el conflicto entre las comunidades campesinas en los Andes y en Mesoamérica es desafortunadamente muy reducida” (Bonilla, 2005, II: 965) ni, como ha sido señalado en otro contexto, que el estudio antropológico del conflicto es reciente, incipiente y débilmente desarrollado (Korsbaek, 2005A) sino también que las comparaciones sistemáticas de las dos regiones, Mesoamérica y la región andina, son relativamente escasas. El estudio más inmediatamente relevante y a la disposición es probablemente el texto de Pedro Carrasco (1982), y el volumen en el cual se encuentra publicado (Collier, Rosaldo & Wirth, eds., 1982). Es claro que en una buena parte de las historias de la conquista son mencionadas las dos regiones, y cualquier lector puede elaborar su propia comparación, lo mismo que se puede hacer con el uso del número 19 de la revista “Dimensión Antropológica”, dedicada a una revisión del concepto de Mesoamérica, y algunas de las obras de John Murra (notablemente Murra, 2004).10 Flórez, Churats y Laats, s. f.: 1.

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Más precisamente, “la primera ronda se fundó en Cuyumalca, estancia

contigua a la ciudad de Chota, a las 2 p. del 29 de diciembre de 1976. Esta

histórica decisión la tomaron los padres de familia de la escuela, y fue ratificada

en días siguientes por todas las familias de Cuyumalca. El Nombre original fue

Rondas Nocturnas”11, como se desprende del Acta Histórica de la Fundación

que reza como sigue:

“En la estancia de Cuyumalca, siendo las 2:00 pm. del día veintinueve de diciembre de mil novecientos setenta seis, reunidos los ciudadanos de dicha comunidad, luego de intercambio de ideas se llegó al acuerdo de organizar “Rondas Nocturnas” para defender los intereses del centro educativo y de toda la comunidad a consecuencia de los continuos robos que se vienen suscitando en agravio de dicho centro y de algunos vecinos. Esta acta tiene la finalidad de organizar a la comunidad y solicitar la licencia respectiva a fin de que sea posible comprar sus armas.El encargado de organizar las rondas será el Teniente Gobernador, quien previo empadronamiento de la ciudadanía, distribuirá el personal; será también el encargado de seguir los trámites correspondientes para el buen desempeño de sus funciones.Con lo que se dio por terminado el acta siendo las 3:15 pm.Copia de la presente acta será remitida a las autoridades respectivas de la provincia a fin de solicitar garantías y parejas de Guardias Civiles cuando el caso lo requiera. Asimismo, la comunidad acordó dirigirse, mediante un memorial, al Presidente de la Corte Superior de Justicia de Lambayeque pidiendo el nombramiento de un juez único de primera nominación por intermedio del juez instructor de nuestra provincia”.

Acerca del origen sociológico de la ronda no hay consenso. Según

algunos, “en las rondas parecen confluir tres vertientes institucionales: las

guardias de las haciendas por su función, la comunidad campesina, por su

organización, y el servicio militar obligatorio, como requisito para ejercer

algunos roles”, según otros, “es posible afirmar que no existe sino un solo

fenómeno – a diferencia de lo que creen algunos estudiosos de las rondas –

que se puede considerar como antecedente de esta organización: las guardias

campesinas de las haciendas, encargadas por el hacendado de vigilar su

propiedad y de perseguir a los abigeos”12.

11 Rojas, 1990: 89, de donde proviene también el siguiente documento citado. Firmaron legiblemente en las dos páginas seguidas del cuaderno donde está el acta, los siguientes ciudadanos: José Isael Idrogo Marín, Artidoro Huanambal, Arturo Díaz Campos, César Benavides Mejía, Aladino Burga Huanambal, Santos Saldaña Gálvez, José Oblitas C., Octavio Benavides H., Régulo Oblitas Herrera, Clodomiro Idrogo Marín (Siguen trescientas firmas).12 Zarzar, 1991: 108. En varias otras ocasiones (entre otros lugares, en Korsbaek, 2005) he señalado que “los antropólogos somos particularmente torpes en nuestro tratamiento del factor tiempo”, y creo que esta debilidad ha afectado también nuestra capacidad para captar la dinámica presente en el nacimiento de las rondas campesinas.

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Al respecto, quisiera invocar dos observaciones importantes. En primer

lugar la observación de Pedro Carrasco, al efecto de que en el estudio del

cambio de una institución es importante distinguir entre la forma, la función y la

estructura de la institución en cuestión, pues sus dinámicas son diferentes13.

En segundo lugar, la observación de Fernand Braudel, de que los

procesos históricos se llevan a cabo con diferentes velocidades, de manera

que podemos distinguir entre procesos que se inscriben en la corta duración, y

otros que pertenecen a la mediana y a la larga duración14. Para la comprensión

de la dinámica de los procesos el confundir estas duraciones tiene

consecuencias mortales, como se ve del ejemplo más preclaro en la

antropología mesoamericana, donde Evon Z. Vogt, el director del Proyecto

Harvard en Chiapas, declara que “es probable que las tres zonas contiguas del

Petén, los chuchumatanes y los Altos de Chiapas estén históricamente en una

estrecha relación y que constituyan, tal vez, una región crucial para

comprender la cultura maya en su forma relativamente inalterada en diversos

niveles temporales”15.

En términos más analíticos, la ronda campesina tiene su origen en una

situación donde priva “la inexistencia de una relación entre la realidad y la

norma; este problema es sustancial, puesto que el objetivo principal del

Derecho (regular las relaciones sociales) se ve truncado desde su origen,

quedando así con un contenido meramente declarativo”16. Es decir, que la

ronda campesina nace en un ambiente donde el estado de la manera más

obvia no cumple siquiera mínimamente sus obligaciones para con una parte de

la población, en este caso la parte más indefensa y descobijada en el espacio

rural, los campesinos, y se puede considerar netamente como una institución

de defensa de las comunidades campesinas contra el estado. Con la anterior

observación podemos plantearnos la pregunta acerca de la relación orgánica

entre los avances del neoliberalismo, con su manifiesta etnocentrismo y

desatención a lo que en la revolución mexicana ha sido bautizado “la justicia

social”, y “su masiva aceptación y su rápida difusión” de la ronda campesina

como institución de autodefensa de la comunidad campesina, indígena o no.

13 Carrasco, 1961.14 Braudel, 1987.15 Vogt, 1966.16 Hartmani, Moscoso & Urteaga, 19..: 63.

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En una discusión reciente acerca de la justificación y los posibles

excesos de la ronda campesina se señala que

“definitivamente, las Rondas Campesinas (RC) no nacieron para violar los derechos humanos, sino muy por el contrario, para proteger los derechos fundamentales de la población rural campesina, ante el abuso y la crueldad sobre todo de las bandas de abigeos que roban el escaso patrimonio de los campesinos como es su ganado; y ante la incapacidad e inmovilismo del sistema de administración de justicia (jueces, fiscales, policías), para proteger los derechos fundamentales de la población campesina. La Constitución Política ha reconocido un conjunto de derechos fundamentales para todos los ciudadanos peruanos, incluyendo la población rural, sin embargo, no ha previsto mecanismos en el caso que el Estado no esté en la capacidad de protegerlos y tutelarlos (artículo 44º de la Constitución). Nos estamos refiriendo al 35% de población (sobre todo rural) que según las investigaciones realizadas, no tienen en su inmensa mayoría acceso a la justicia. En esos casos, la población campesina, cansada de esperar una actuación del estado, y ante la incapacidad de contratar vigilancia privada, ha decidido organizarse en rondas campesinas. Las rondas campesinas y la justicia comunal han surgido como un instrumento para garantizar la protección, la vigencia y el ejercicio de un conjunto de derechos fundamentales consagrados por nuestra Carta Política, ante la ausencia del Estado. En efecto, frente al robo de ganado por parte de los abigeos, la RC sirve para proteger el derecho de propiedad de los campesinos. Frente a las golpizas y hasta los asesinatos de éstos por parte de los abigeos, cuando los primeros se oponen a sus robos e intentar defender su ganado, la RC sirve para tutelar el derecho a la vida, a la salud, y a la integridad psíquica y física. Incluso, muchas veces los abigeos secuestran campesinos y violan sexualmente mujeres campesinas. Ante estos hechos, la RC sirve para reivindicar su derecho a la libertad individual y sexual”17.

Desde el momento de creación de la primera “ronda nocturna” en Chota

en 1976, las rondas campesinas se multiplicaron con una sorprendente

rapidez, y puede ser que “el efecto de demostración de las primeras rondas

esto es, su inesperada eficacia para combatir el abigeato, puede considerarse

como el factor de impulso más importante para explicar su masiva aceptación y

su rápida difusión en todo el departamento de Cajamarca”18, y al principio de

los años 1990 leemos que “actualmente se calcula que en la sierra norte, en

Cajamarca y Piura, existen más de 3,500 rondas que aglutinan alrededor de

280,000 ronderos”19.

El 6de noviembre de 1986 dio el congreso la Ley No. 24571 (“Ley de

Reconocimiento de las Rondas Campesinas”, la primera ley de las rondas

campesinas) que a la letra dice en su Artículo Uno (Artículo Único) que

17 Juan Carlos Ruiz Molleda: “Rondas campesinas: ¿Violadores o defensores de derechos humanos?” en Justicia Viva Mail, Nº 176, 17 de marzo del 2005, p. 1.18 Zarzar, 1991: 109.19 Vargas & Montoya, 1993: 71, haciendo referencia a Degregori, 1992: 431.

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“Reconózcase a las Rondas Campesinas pacíficas, democráticas y autónomas, cuyos integrantes están debidamente acreditados ante la autoridad política competente, como organización destinada al servicio de la comunidad y qUe contribuyen al desarrollo y a la paz social sin fines políticos partidarios. Tiene además como objetivos la defensa de sus tierras, cuidado de su ganado y demás bienes, cooperando con las autoridades en la eliminación de cualquier delito. Su estatuto y reglamento se rige por las normas de las comunidades campesinas que establecen la constitución y el código civil”20.

Es imposible tratar el problema de las rondas campesinas sin tocar la

violencia en el Perú, un problema que se encuentra a la raíz del surgimiento de

las mismas rondas campesinas.

En la p. 47 del Informe Final de la Comisión de la Verdad y

Reconciliación (“Reformas Institucionales”) “pacificadores para unos, asesinos

para otros, son inquietud para todos”

Una fruta de esta violencia fue el surgimiento de los Comités de

Autodefensa (CAD), que tiene una relación profundamente diferente con el

estado y la sociedad civil, pues “El DL 741 (noviembre de 1991) que los

reconoce, y el DS 077-92, que establece su reglamentación, determinan el

carácter transitorio de los CAD. En el Art. 1º del DL 741 se lee “Reconózcase a

los Comités de Autodefensa, como organizaciones de la población surgidas

espontánea y libremente para desarrollar actividades de autodefensa de su

comunidad, evitar la infiltración terrorista, defenderse de los ataques de éstas y

apoyar a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú en las tareas de

pacificación, cuya característica es la de ser transitorias”21.

En ocasiones, los representantes de los CAD se han manifestado sobre

lo siguiente:

a) reclaman para sí la principal actoría en la lucha contra el senderismo, aunque reconocen el apoyo brindado por las Fuerzas Armadas, tanto en armas como en entrenamiento,

b) subrayan su sacrificio,c) se sienten el sector de la población rural más perjudicadod) muestran un claro resentimiento ante la falta de

reconocimiento de la sociedad por la labor que cumplierone) no pocos de los líderes y “comandos” de los CAD fueron

acusados judicialmente por delitosf) expresan una clara posición en contra de los organismos

de derechos humanosg) consideran que estos organismos fueron parciales y solo

defendieron los derechos humanos de los subversivos

20 Laos & al., 2003: 68.21 Tapia, 2003: 49

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3 La comunidad y su situación: La Toma (op paa 5 sider).

Cajamarca, el departamento donde se encentra La Toma, se encuentra

en el extreme norte del Perú, llegando hasta la frontera con Ecuador; el

departamento cubre un territorio de 33,318 km2, y su población fue en 1972 de

919,161 personas, en 1981 de 1,063,474, en 1993 de 1,297,835 y en 2002 de

1,498,567 personas, dando a esta última fecha una densidad de 44,98

personas por km2.

Partiendo del retrato colectivo de “los de Cajamarca”22, es decir de

Pizarro y sus compañeros españoles que en 1532 apresaron al inca Atahualpa

en los Baños del Inca en las afueras de la capital de Cajamarca y el estudio de

la escasa supervivencia de la cultura quechua, tomando en cuenta que la parte

norte del imperio incáico fue la parte que más tenazmente se opuso a la

invasión española23, entonces se nos perfila un etnocidio de dimensiones

parecidas al caso de Mesoamérica24: las comunidades habitadas por hablantes

del quechua en el departamento son hoy pocas.

es del centro de producción láctea del Perú.

Vista de Niepos

La toma es una comunidad campesina que pertenece al distrito de

Niepos, a la provincia de San Miguel en el Departamento de Cajamarca en el

norte del Perú. No obstante que la comunidad pertenece administrativa y

políticamente al Departamento de Cajamarca, la comunicación es

principalmente con el Departamento de Lambayeque y su capital, Chiclayo. De

igual manera, el único modo de llegar a La Toma es partiendo de Chiclayo en

22 Lockhart, 1986.23 Murra, 2004.24 Véase Scott & Borah, 1977-80.

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el autobús que sale de allá en la mañana y llega a Niepos en la tarde, después

de un viaje de unas seis horas.

El viaje de Chiclayo a Niepos es todo un curso de ecología, pasando por

un buen número de las zonas ecológicas que han definido John Murra,

Valdemar Espinoza y otros:

El viaje de Chiclayo a Niepos se hace en bus

Llegar al caserío de La Toma constituye, realmente, todo un acto de

paciencia, buen humor, algo de espíritu viajero y un bus cómodo pues, mención

aparte merecen las extenuantes horas de viaje (dieciocho aproximadamente)

que no sólo desgastan el cuerpo (ciertas partes de éste en especial) sino

también sumergen a uno en un limbo donde se suele perder y fundir las

nociones del tiempo y espacio en los infinitos desiertos del norte peruano. Un

apartado distinto merecen las dos horas de caminata que siguen al viaje en bus

que comprende el camino (aun no carrozable) entre Niepos y La Toma, camino

que oscila entre, contadas bajadas y no pocas subidas que prometen fulminar

el “espíritu” entusiasta de un antropólogo novato en espacios distinto al de la

ciudad o del ámbito urbano.

El trayecto es como sigue: Lima-Chiclayo (doce horas); Chiclayo-Niepos

(siete horas) y Niepos-La Toma (dos horas). Todo este recorrido resulta a su

vez, una clase practica de geografía con énfasis en las primeras regiones

ecológicas mencionadas ya en 1946 por Javier Pulgar Vidal y asumidas en el

año 1972 en estudios realizados por John V. Murra. Como señala la

trayectoria, se parte de Lima con sus más o menos 154 m.s.n.m., desde donde

se espera ascender a unos 2300 m.s.n.m. que es la altitud menor en el caserío

de La Toma llegando incluso, en su zona más alta a los 2900 m.s.n.m. Si se

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toma la terminología creada por J. Pulgar Vidal, se parte desde la región Chala

hacia la región Quechua, pasando por la región Yunga. La primera región varía

entre el nivel del mar hasta los 500 m.s.n.m.; La región Yunga esta entre los

500 m.s.n.m. y los 2300 m.s.n.m.; La región Quechua se ubica entre los 2300

m.s.n.m. y los 3500 m.s.n.m.

Salta a la vista lo austero del paisaje

Uno puede percibir, durante el viaje, el cambio de regiones o de climas y

microclimas si se quiere, gracias a los cultivos que se pueden apreciar al

atravesar las provincias y regiones del norte peruano.

Aun para el ojo menos entrenado en el reconocimiento de ciertos

cultivos el cambio del paisaje se hace evidente. Como se señala líneas arriba,

se parte de la llamada región Chala. Esta, por su aproximación al mar, abunda

en paisajes desérticos aunque eventualmente se pueden apreciar cerros

escarpados y sistemas de colinas bajas. En cuánto al clima, a medida de que

se avanza hacia el norte el clima toma matices cada vez más calidos,

predominando en el norte (Trujillo o Chiclayo) un clima más bien tropical.

Aunque como hago mención, el paisaje es predominantemente desértico en

ciertos tramos se pueden apreciar plantas locales que crecen silvestremente

como el algarrobo o la grama salada. También estacionalmente crecen ciertos

arbustos y hierbas que cubren las colinas u ocasionalmente los cerros

conformando las lomas. La fauna mas apreciable quizá la conformen los

llamados “gallinazos”, una especie de ave carroñera que habita en climas

bastante calientes, proliferando cerca de los asentamientos humanos o centros

urbanos, por los basurales. Este paisaje predomina en un ciento por ciento

hasta el arribo al departamento de Lambayeque, entre tramos desérticos que

forman sutiles dunas y otros tramos cubiertos medianamente de vegetación y

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cultivos, con una presencia permanente del sol sobre todo al salir del

departamento de Lima.

La primera parte del ascenso empieza desde la ciudad de Chiclayo que

tiene una altitud de 29 m.s.n.m. Este ascenso indicará la transición de la región

Chala a la región Yunga. Cabe resaltar que aun siendo la altitud menor, al

dirigirse al poblado de Niepos desde Chiclayo, la mayor parte del viaje se

realiza en la región Lambayeque que aproximándose cada vez más hacia el

Este presenta ciertas particularidades en clima y paisaje que dan cuenta

efectivamente de la existencia de mas de ocho regiones en el territorio

peruano, pues como el propio Pulgar Vidal señala, son sólo generalizaciones

de un aproximado de 90 pisos ecológicos, es decir, a pesar de las

características ya mencionadas de la región Chala, en el viaje de ascenso

hacia el distrito de Niepos si bien se permanece dentro del departamento de

Lambayeque y la altitud quizá no llegue a los 500 m.s.n.m. se presentan ciertas

variaciones en clima y paisaje proveniente de la cercanía, cada vez mas

acentuada si se va hacia el Este, de la cordillera y de las cadenas montañosas

que la preceden.

El camino, al principio, suele inscribirse en estas llanuras desérticas

donde la presencia de vegetación silvestre y cultivos humanos es importante en

relación al paisaje que permite la carretera Panamericana. Una serie de

poblados menores o pequeños se presentan a lo largo del viaje hacia Niepos.

Predomina generalmente en estos poblados el cultivo de maíz “duro”, arroz en

menor medida, papa en muchas de sus variantes, caña en mayor medida y en

algunos poblados el algodón. Tales cultivos se encuentran favorecidos por el

factor climático, aunque algunos se desarrollarán de manera importante en

otros ámbitos geográficas como el maíz o el versátil cultivo de la papa.

El camino que solía ser llano inicia su ascenso por algunas caprichosas

curvas que anuncian los cambios geográficos. Si bien territorialmente se está

en Cajamarca aún no se puede determinar un verdadero cambio climático

aunque si un cambio paisajístico, incluso la presencia del río Saña se hace un

tanto más evidente y de algún modo modifica el paisaje a su alrededor, a pesar

de que éste también tiene presencia en el departamento de Lambayeque,

modificando a su vez también las zonas aledañas, palpable en el camino hacia

Niepos en lo que al tramo dentro de Lambayeque respecta. Estas curvas y

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continuas subidas indican la proximidad de la región Yunga donde el clima

torna cálido. Esta zona en particular se caracteriza por su clima seco y por la

presencia, que se hará una constante, del sol En épocas del año como Junio,

Julio y Agosto las lluvias son escasas y los cultivos dependen del ingenio de los

pobladores para el riego aprovechando la presencia del río. En síntesis, se

puede apreciar una vegetación considerablemente significativa, producto del

valle que conforma el río Saña, lo que a su vez también permite una mayor

variedad en cuanto a los cultivos que van desde la abundante papa (en al

menos 3 o 4 variedades) hasta el mismo cultivo de café orgánico, éste ultimo,

nuevo y usado con miras a la exportación; el clima y el suelo son propicios para

la experimentación de nuevos cultivos, además de los ya tradicionalmente

conocidos (maíz, alverja, la ya mencionada papa, etc.).

En lo que refiere a la superficie, las características del terreno y el

paisaje cabe destacar la presencia de las llamadas estribaciones andinas, que

no son sino las laderas de la cercanía de la Cordillera, una suerte de cerros

que conformarían el declive altitudinal de la Cordillera. Dada estas

estribaciones el terreno se vuelve inconstante, es decir, una oposición relativa a

las llanuras desérticas. El terreno suele ser accidentado y los caminos o

carreteras se inscriben, casi indefectiblemente, en los cerros, teniendo que

bordear a estos para el acceso a los pisos superiores o al menos al siguiente, a

saber, la región Quechua.

Camino a Niepos el ascenso sigue su curso y los cambios, una vez más,

se hacen evidentes, sobre todo, en clima y paisaje. Se llega a los 2300

m.s.n.m. y el ambiente deja esa “calidez”, alguna de las veces, asfixiante de la

región Yunga, para dar paso a una percepción templada del clima. Si bien esto

se acentúa a partir de las cuatro de la tarde, aproximadamente, después de

que el siempre incesante sol golpee con sus rayos, se puede hacer un distingo

en la sensación que produce la sombra pues existe una marcada diferencia en

la percepción de la temperatura tanto, a la luz del sol como en la sombra. La

temperatura suele descender considerablemente en las noches siendo mayor

la disminución en las zonas más altas (los 2900 m.s.n.m.). Lo cierto es que en

la región Quechua si se puede hablar realmente de un clima templado, siendo

la excepción de esto el ocultamiento del sol que precede el ya mencionado

descenso de temperatura. Por otro lado el sol suele tener mayor incidencia al

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aproximarse al medio día de modo parecido al de la región natural anterior. El

clima es también seco y es quizá beneficioso para la suerte de cultivos que se

dan que se repiten, en algunos casos, con los de la región anterior salvo por

ejemplo el algodón o el arroz. La variante en el clima por su lado, permite el

cultivo de algunas plantas como la “mashua”, la oca, el haba e incluso la

calabaza o también llamada localmente “chiuchi”. Existe también una gran

variedad de árboles silvestres y otros de cultivo que cumplen cierta función, a

saber, existe una gran presencia de pastizales que favorecen a su vez la

ganadería, sin embargo estos pastizales (algunos de ellos no naturales de la

zona como el grass italiano) se ven afectados por la fuerte presencia solar y

por una gran emanación de radiación por parte de éste, ante lo cual se usa la

sombra que estos árboles proveen. Volviendo al factor climático, es importante

señalar que a pesar del beneficio que otorga un clima templado (y también la

calidad de la tierra) existe una desventaja en épocas de “heladas”, época en la

cual las temperaturas (en las noches) descienden a tal grado que los cultivos

se cubren de una especie de escarcha similar a la nieve o de hielo. Este

fenómeno suele ser dañino cuando afecta la parte más importante de la planta

como es la raíz aunque generalmente sólo afecta a las hojas y en contadas

veces a los tallos de éstas.

En lo paisajístico se debe resaltar un fuerte predominio de los pastizales

que cubren las partes un tanto más altas de las estribaciones andinas que

corresponden a la región Quechua. Los cerros escarpados dificultan el “normal”

tránsito de personas o animales, aunque queda por descontado la habilidad de

los lugareños para sortear este obstáculo en ojos del citadino investigador. Esta

situación dificulta un poco el tránsito de vehículos o la construcción de tramos

carrozables siendo por esto Niepos el último sendero carrozable camino a La

Toma.

Por la naturaleza de la geografía de la zona, el pueblo de Niepos esta

constituido de la manera siguiente: una zona central, llana, en la cual se ubica

la plaza de armas, dos partes que crean la imagen de una suerte de división en

dos del pueblo: la parte por la cual se ingresa al pueblo desde Chiclayo esta

erigida sobre la irregularidad del terreno, es decir, uno debe, literalmente,

ascender (levemente) a la plaza de armas; la otra zona la constituye la parte

que da inicio a la carretera hacia La Toma, ósea, siguiendo por la plaza de

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armas hay que realizar otro ascenso (mas pronunciado) hacia la carretera que

conduce a los caseríos del distrito que a su vez tiene una relativamente

pronunciada subida

.

Diagrama: Pueblo de Niepos

El camino que sigue hacia La Toma es, como hago mención al inicio de

este texto, un punto y aparte. Si bien la geografía es similar en casi todo el

trayecto (extensas áreas verdes, presencia de árboles y cultivos, cerros

empinados, etc.) el camino suele ser irregular, es decir, una angustiante subida

inicial que pareciera quebrar la voluntad más inquebrantable y el eterno

entusiasmo ingenuo de los antropólogos, a la cual le siguen subidas un tanto

pronunciadas, cortos metros de superficie plana, atajos por los cerros, uno más

empinado que el otro y siguen las subidas...En suma, en este trayecto lo

irregular es una constante. Una vez en La Toma, y como se puede apreciar en

los caseríos que la preceden, las casas, dada la naturaleza del campesinado

parcelario de Cajamarca 25 (Huber y Guerrero, 2006: 13) se encuentran a

distancias considerables, distancia la cual se da en relación a la extensión de la

parcela. La parte más alta donde se ubica la última casa se encuentra a 2900

m.s.n.m., hecho que da lugar a bajadas y subidas entre el acceso de casa en

casa.

Por otro lado, como mencionaba uno de los habitantes de Niepos, en

general, la provincia de San Miguel (sobre todo este distrito) geográficamente

25 Como señalan Huber y Guerrero en la historia de las rondas campesinas de Chota y San Marcos, ya hacia 1972 en la sierra norteña del Perú el 88% de los agricultores campesinos eran dueños de sus parcelas, característica que al parecer tiene origen en los minifundios de la época colonial, haciendo referencia a J. Glitz desde los autores.

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está conectada con Lambayeque, mas políticamente pertenecen a Cajamarca.

Tal situación generaría una serie de problemas e inconvenientes no sólo en

cuestiones de transporte y movilización sino en cuestiones tales como el

acceso al sistema legal de justicia peruano y la comunicación entre su gobierno

regional y el local distrital o incluso de las organizaciones propias de los

caseríos (como las rondas campesinas) entre otras falencias.

La Toma constituye una de las ... comunidades campesinas en el Perú,

La población de La Toma es de alrededor de 400 personas, repartidas

en unas sesenta viviendas, que están distribuidas de una manera sumamente

dispersa, lo que evidentemente tiene influencia sobre la comunicación y la

convivencia en la comunidad. De Niepos, la capital del distrito, que es al mismo

tiempo su centro político y económico, hay una hora de caminata ara llegar a la

primera casa de La Toma, y de allí hay otra hora de caminata al “centro” de la

comunidad. Desde “el centro” de La Toma hay entre una hora y hora y media

de caminata hasta las últimas viviendas del caserío, así que a los últimos

habitantes de La Toma les puede tener una caminata de entre dos y tres horas

para llegar a Niepos, donde tienen que ir para arreglar sus asuntos con las

diferentes dependencias del gobierno o para acudir al mercado.

“El centro” de La Toma es la principal concentración de viviendas, y es el

centro en el sentido literal, pues las demás viviendas están dispuestas como

una rueda alrededor de “el centro”, y además la carretera que viene de Niepos

y pasa por “el centro”, continua hasta Miravalles, un caserío que se encuentra a

una distancia de otras dos horas de caminata. Recientemente, es decir a partir

de 2006, han construido la carretera de Niepos a Miravalles, y pronto se

extenderá a San Miguel, pasando por Aguas Blancas, de manera que la costa

quedará comunicada con Cajamarca, la capital de Departamento. En “el centro”

viven unas veintiséis familias, y allí se encuentran los pocos edificios públicos:

la escuela primaria, el jardín de niños, la casa de los ronderos y se está

construyendo una capilla.

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La maestra tiene su tienda en el centro.

La siguiente concentración es El Cerro del Chivo, donde viven ocho

familias, y siguen tres concentraciones con tres familias en cada una: El Sector

de La Laguna, Malamuerte y Ponga la Mesa. Las demás concentraciones son

solamente de una o dos familias en cada una.

El paisaje económico está dominado por las vacas y la producción

lechera, que gira en torno al Nestlé y la Gloria. Como es el caso en la mayor

parte de Cajamarca, casi no existe tenencia comunal de la tierra y, a raíz de la

reforma agraria, prevalece la pequeña comunidad agraria, y existen grandes

diferencias entre los campesinos que podemos llamar “acomodados” y los

pobres. Uno de los campesinos que conocemos bien tiene 19 vacas que

diariamente rinden alrededor de 72 litros de leche, mientras que su vecino tiene

solamente dos vacas (que ni siquiera son suyas) que no dan mucho más que

dos litros cada una.

La cocina es rústica y austera

Hay un detalle demográfico que llama la atención: parece que los

jóvenes no quieren vivir en la comunidad: en una familia con doce hijos (de los

cuales once viven) solamente dos viven en la granja en la comunidad, los

demás viven en Niepos, Ica, Lima Chiclayo, un panorama que se repite en

muchas otras granjas en La Toma.

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4 La ronda campesina en La Toma (Op paa 6 sider)

De un primer censo que hemos levantado en La Toma, en unas

cincuenta casas hay 38 ronderos, lo que significa que pocas casas carecen de

ronderos, es una fuerte tentación postular que la ronda es tan general que

constituye la estructura social de la comunidad.

“Bueno yo tengo 40 años de vida, y como rondero tengo como 15 años, yo nací aquí mismo en la Toma. La escuela la estudie aquí mismo en la Toma. Tengo 4 hermanos que también son ronderos, aunque uno de ellos falleció hace como 3 años. Llegué a la etapa de ciudadano (mayoría de edad) y decidí dedicarme a la agricultura. Mi padre y mis hermanos mayores también hacían los mismo, así que yo también lo hice. Me casé de diecinueve años, entré a la ronda de 25 años. Con la ronda tengo bonita experiencia, combatimos el abigeato. Si no esta gente nos lleva los animales, Ahorita estamos en un problema con dos animales que nos robaron, a mi y a mi hermano. No hemos tenido problemas grandes con estos abigeos, pero hoy han denunciado a 13 ronderos. Nosotros rescatamos estos animales allá por ese sitio Agua Blanca, entonces el dueño del terreno donde nosotros rescatamos el ganado, nos dice que ese ganado era suyo. Nos dijo que dos señores del Tingo le habían vendido esos animales. Entonces fuimos a buscarlos y la ronda los capturó. Nos abrieron proceso por secuestro y no se de que más. Los mismos que robaron nos abrieron proceso con la policía, diciéndonos que ellos no son. Pero el dueño del terreno donde encontramos el ganado nos firmó un documento diciendo que esos señores le habían vendido los animales. Ese caso sigue todavía pendiente, mañana quizás se va Jorge, mi primo (vicepresidente de la Ronda Campesina de la Toma) a Cajamarca. Hoy nos reunimos para firmar unos papeles, para que la ronda sea reconocida por registros públicos. Pero todavía no nos reconocen, creo que piden firmas. La ronda también se ocupa de hacer cumplir algunas labores públicas. Por ejemplo la gente de Niepos está haciendo una labor de arreglo de caminos, aquí participan todos, es trabajo Comunal. Están construyendo la carretera. Se está arreglando el camino. La carretera irá hasta Miravalles. De acá hay dos horas hasta allá. Lo que nos desmoraliza son los problemas. Hay mucho abigeato. Y estas gentes están con los policías, porque si la ronda los atrapa, al toque no mas los sueltan, y encima nos abren proceso por secuestro. Ahora la ley lo apoya al delincuente bastante, entonces por ahí los delincuentes se van encima. Estos tienen dinero porque tiene el oficio seguro Y no hay apoyo, A la ronda su ley , creo que lo han anulado. Nos gustaría que haya asesoría para la ronda. Como quien dice hay más fuerza. La delincuencia se va encima de uno. Cuando agarramos al abigeo le hacemos preguntas., le tomamos manifestación. Algunos se niegan, pero otros son débiles. Nosotros los aconsejamos, sobre todo el presidente que es el que está a la cabeza. Los ronderos antes tenían sus armas, porque si no como se defendían, el delincuente anda bien armado, el delincuente no anda así no mas, anda con arma. y uno para que se defienda, uno no mas en un ataque. La organización de la ronda es importante. Creo que esta semana van a ir a organizar por allá por Carhualoma (caserío aledaño). Hay mas fuerza, más unión. Por aquí los terroristas no vinieron. Sé que en otros sitios si hubo terroristas. En la municipalidad hay un comité de seguridad ciudadana, ahí con todas las autoridades, la policía. Recién si quiera apoyan algo, ahí con el ( Teniente) gobernador. Para que si están

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apoyando. El futuro de la ronda lo veo bien, ahí luchando con el abigeo. Acá la ronda sale al servicio todos los fines de semana, Somos como cuarenta, y estamos organizados en grupos de diez. Salimos en la madrugada. Vamos por todo el sector del caserío de la Toma. Damos una vuelta completa. Nos dura casi toda la noche el recorrido, por momentos andamos escuchando calladitos. Caminamos a oscuras. Si el delincuente nos ve con linterna se escapa al toque no más. Por esta zona la gente se está malogrando, el delincuente así no mas no entraba. Antes se le encontraba y lo agarraban a pencazos carajo! Ahora la ley cambia pues. Por eso anda tanto ladrón suelto y encima nos denuncian. A los dueños de los animales no nos dan casi importancia. Justo en estos días Tuvimos un llamado yo y mi hermana a la fiscalía, para un comparendo con los delincuentes. Y las autoridades más le dan apoyo al delincuente. Ahora encima también esta queriendo venir la mina. Ellos contaminan nuestras tierras. Contra la mina no podemos hacer nada, son empresas grandes, Unos gringos creo que habían venido, eso dicen, pero yo no los he visto”26.

5 Interpretación y conclusiones (Op paa 4 sider)

La variación de herencias culturales, condiciones naturales y vicisitudes

históricas han producido una gran variedad de formas de organización de las

rondas.

Una evaluación de la situación de la ronda campesina que nos

proporciona un punto de partida es la idea de que “empezando 1990, al menos

en la región donde las rondas nacieron – las provincias centrales de Cajamarca

tales como Chota, Hualgayoc y Cutervo – entraron en un periodo de seria

decadencia”27, y “a diecinueve años de fundadas y a cinco de alcanzar su

mayor apogeo y expansión, las rondas de Cajamarca siguen vivas pero menos

activas que antes. Hoy rondan menos, en grupos más pequeños, por noches

intercaladas y solo en lugares estratégicos”28. Sin embargo, según otros

investigadores, la ronda campesina es más viva que nunca, en efecto estaría

viviendo un nuevo auge29 en una sociedad que es profundamente diferente de

la que vio su nacimiento en los años 1970.

De las observaciones en La Toma, algunas tienen relevancia para la

actual discusión. En lo referente a la cuestión de si la ronda campesina es la

institución que le proporciona una estructura social a la comunidad

26 Entrevista del diario de campo de Carlos Sandoval, julio de 2007.27 Gitlitz, 1991: 28.28 Rojas & Gitlitz, 1997: 595.29 Entrevista con el Dr. José María Pérez Mundaca en la Universidad Nacional de Cajamarca en mayo de 2007.

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campesina30, viene a caso un comentario de una campesina en dicha

comunidad:

“si alguien le roba ganado de un rondero, los ronderos harán todo lo posible para resolver el caso, si se le roba ganado a alguien que no es rondero, los ronderos no hacen nada”31.

Con esta declaración se reduce la ronda campesina a ser una

asociación de mutualidad que no cubre más que una parte de la población, no

obstante que esta parte es, en el caso de La Toma, muy importante: más del

60%.

El primer hecho a constatar es que el abigeato continua como antes,

pues durante nuestra estancia en La Toma en julio 2007 se reportó el robo de

un caballo en una comunidad vecina, perteneciente al mismo distrito. Podemos

decir que debido a la efectividad de las rondas campesinas, el abigeo ha sido

reducido dramáticamente, pero la situación general, con la polarización en el

campo y en la sociedad en general, y la inefectividad del estado en la

impartición de justicia y la garantía generalizada de los derechos individuales,

no hay cambios cualitativos en la situación.

El Estado – que se encuentra a la raíz del problema – es indeciso y no

contribuye con gran cosa a la solución del mismo. Con una mano, en lo

abstracto, apoya legalmente a los ronderos, como en un caso reciente, también

en la provincia de Puno, donde “el día cinco de noviembre de 2007 la Segunda

Sala de la Provincia de San Román, Juliaca, efectuó la audiencia de la lectura

de sentencia del proceso judicial No. 010-2005, página 9, seguido por el delito

de secuestro y otro, en contra de dos ronderos de la ronda campesina de Santa

Rosa (Atilio Ancco Chihuauhuayulla y Saturnina Bernardina Italanocca de

Huarsaya) en agravio de Leonardo Conde Lima y el Estado. Este nuevo fallo

consolida y ratifica una vez más posiciones jurisdiccionales manifestadas en

sentencias anteriores. De esta manera queda demostrado que las rondas

campesinas no cometen el delito de secuestro. Por otra parte, se efectua una

vez más el reconocimiento a su facultad jurisdiccional, es decir la de

administrar justicia de acuerdo al derecho consuetudinario”32. Con la otra mano,

30 Como ha sido alegado en el caso del sistema de cargos en Guatemala por Manning Nash (1958) y Paul Diener (1978), igual que en varias conferencias de Margarita Nolasco en el caso de Chiapas en México.31 Entrevista del diario de campo de Leif Korsbaek, julio 2007.32 Noticia de Edwin Rosenberg Gutiérrez Hancco, Servicios Educativos Rurales, Puno.

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y de una manera más concreta, se opone a la lucha de los campesinos,

apoyando silenciosamente a sus compañeros de clase que son, con mucha

frecuencia, los abigeos: ....

La prensa tampoco contribuye a mejorar la situación, pues su principal (y

a veces tiene uno la impresión de que sea el único) interés es la noticia

escandalosa y llamativa. Un ejemplo de este periodismo de ametralladora (que

es realmente la versión de la alta y mediana burguesía de la prensa

amarillenta) es un artículo artificiosamente arreglado de septiembre de 200733 –

donde dice delicadamente el periodista, Ricardo León Almenara, que “nunca se

sabrá en realidad lo que pasó” – acerca de un drama en una pequeña

comunidad del distrito de Taraco en la provincia de Juliaca en la región de

Puno en el sur del Perú.

Constata el periodista que “la comisaría de Taraco cuenta con solo una

moto. El Estado aquí no existe”, y agrega en un arranque de poesía que ”no es

que este crimen no tenga culpables, sino que son demasiados los culpables y

todos al mismo tiempo”

33 “Alturas de crimen y castigo” de Ricardo León Almenara, en El Comercio, domingo el 2 de setiembre de 2007, p. a21.

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