Anthony Giddens - La Estructura de Clases en Las Sociedades Avanzadas. 1996
La representación de intereses de la tercera edad en las sociedades industriales avanzadas
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LA REPRESENTACIN DE INTERESES DE LA
TERCERA EDAD EN LAS SOCIEDADES INDUSTRIALES
AVANZADAS
Francisco Jos de la Cruz Molina
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NDICE:
I. INTRODUCCIN......................................................................................................4
1.- Por qu las personas mayores? .....4
2.- Objetivos .... 5
3.- Materiales y mtodo ... 8
II. LA VEJEZ: DE OBJETO DE LAS POLTICAS A SUJETO EN LA
POLTICA? ......... 10
1.- La vejez: de etapa vital a grupo social?.............. 10
2.- Las personas mayores en la formacin de las polticas pblicas...... 11
3.- La demografa y sus proyecciones........ 13
4.- Los discursos que se articulan sobre la vejez: problema o progreso? .... 14
III. SISTEMAS DE REPRESENTACIN DE INTERESES...19
1.- El pluralismo.......21
2.- El pacto neocorporatista: participacin a cambio de algo ms que cooperacin.23
3.- Los distintos sistemas de representacin.. 27
3.1.-El pluralismo competitivo: la American Association of Retired Persons
(AARP). . 27
3.2.- El neocorporatismo y la necesidad de concertacin en el Estado Social... 30
3.2.1.- Francia..... 30
3.2.2.- El ejemplo britnico.33
IV. EL CASO ESPAOL.....37
1.- Qu quieren las personas mayores?... 38
2.- El Instituto Nacional de Servicios Sociales (INSERSO)...41
3.- 1996: identificando a los interlocutores. .......42
4.- Las asociaciones de mayores en cifras ......45
5.- La representacin institucionalizada de los mayores en Espaa...48
5.1.- La Unin Democrtica de Pensionistas (UDP)......48
5.2.- La Confederacin Espaola de Organizaciones de Mayores (CEOMA)...50
5.3.- Las Pequeas y Medianas Asociaciones de Mayores (PYMAs).........52
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3
V. CONCLUSIONES. ..... 53
VI. BIBLIOGRAFA................ 60
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4
I. INTRODUCCIN
Cuando nos acercamos al estudio de la vejez, lo primero que nos puede llamar la
atencin es cmo de forma sucesiva cambia el trmino utilizado para referirse a quienes
se encuentran en esta etapa de la vida: ancianos, viejos, tercera edad (y cuarta
edad para dar un plus de actividad a la tercera), adulto mayor, personas
mayores, lo que nos puede indicar que cualquier denominacin acaba teniendo una
connotacin peyorativa, por lo que tanto la sociedad como los propios viejos tratan de
evitarlos creando otro nuevo. Hoy el trmino ms extendido y que se considera ms
correcto es el de personas mayores.
Sin embargo, en el ttulo utilizo el trmino tercera edad y no sin haberle dado
bastantes vueltas tras las sugerencias recibidas. Podr discutirse si el trmino es ms o
menos adecuado en estos momentos, pero creo que se asocia ms con las polticas
pblicas y con el sistema de representacin de intereses para este trabajo.
1.- Por qu las personas mayores?
Las proyecciones demogrficas han ido mostrando el continuo envejecimiento
demogrfico de la poblacin en las sociedades urbano-industriales actuales, en un
proceso que se intuye que no va a dejar de agudizarse en las prximas dcadas. Esta
modificacin de la estructura por edad de la poblacin, caracterizada por un incremento
de la proporcin de las personas de edad avanzada, inspira un relato que se empea en
presentar el fenmeno como una fuente de graves preocupaciones, creando un estado
de alarma porque implicar que una pandemia de minusvalas provocar costes que
harn que el Estado benefactor acabe siendo insostenible (Delgado Ruiz, 2003:1402).
Hasta la dcada de los aos setenta aproximadamente, la accin de los gobiernos
con respecto a la vejez se resuma en la promocin e implantacin de medidas y
programas de asistencia ante las posibles carencias y necesidades que pueden aparecer
en esta etapa vital. En el marco de recuperacin econmica y relativa prosperidad de los
aos sesenta en las sociedades industriales avanzadas, la idea o molde estrictamente
asistencial da paso, siempre en el mbito de la cultura poltica, a unas demandas ms
cualitativas: no slo servicios bsicos, sino tambin mejores servicios. Tales demandas
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vinieron tamizadas por unas exigencias hiperideolgicas, expresadas en un lenguaje
global de contestacin, ms atento a la virulencia de la crtica al sistema que a la
suma de crticas sectoriales y concretas. Es en el apogeo de este perodo cuando es
esbozada la hiptesis, ya conocida, de la crisis de legitimacin [del capitalismo
avanzado] (Rodrguez Ibez, 1990:236). Es en estas mismas fechas, al adentrarnos en
un contexto de crisis casi permanente, cuando el Estado prestador de servicios se ha
visto necesitado de un mayor control en las polticas de redistribucin. Esta necesidad
de reajuste y control ha supuesto el despertar de conflictos de intereses entre grupos
sociales, conflictos que son traspasados al Estado. La opcin escogida ante esta
situacin en los Estados que se dotaron de un marco de concertacin, entre otras razones
por la ya mencionada necesidad de ampliar la base de legitimacin de sus polticas, fue
abrir el diseo institucional a nuevos actores, en un intento de gobernar de forma ms
cooperativa, pero manteniendo su capacidad de impulsor, coordinador y regulador,
neocorporativa, teorizada inicialmente por Schmitter.
De forma amplia, el abordaje del sistema neocorporatista de representacin de
intereses se ha ligado a las relaciones de produccin, valorando su pertinencia, o no, a la
capacidad de alcanzar acuerdos y de resolucin de conflictos en el mbito econmico
bsicamente. Sin embargo, entre los propsitos de la teora (o de sus tericos) est su
aplicacin a ms mbitos, como nos recalcan Schmitter (1985a) y Aguilar Fernndez
(1989). Y entre otros mbitos, las personas mayores han sido objeto de una poltica de
integracin en los sistemas de decisiones pblicas siguiendo las pautas del corporatismo
contemporneo, por lo que es necesario valorar la pertinencia de este sistema y su
adecuacin a la hora de producir polticas de tercera edad con las personas mayores
como interlocutores organizados.
Si los resultados de un sistema de representacin pueden ser valorados, bien en
trminos de eficacia en la satisfaccin de las demandas, bien en trminos de
legitimacin (tanto de las polticas como de quien/es las producen) (Pizzorno, 1988),
resulta pertinente preguntarse, desde la perspectiva de las personas mayores, en qu
medida han sido satisfechas sus demandas?; y por parte de los actores polticos, qu
grado de legitimidad han alcanzado las polticas [de tercera edad]?
Como iremos viendo a lo largo de este trabajo, los estudios coinciden en que la
edad slo es una de las caractersticas que comparten las personas mayores; estamos de
acuerdo en la dificultad de definir la vejez en trminos cronolgicos; si los nuevos viejos
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no se reconocen en esas imgenes, no viven la jubilacin como un trauma, no estn tan
solos como pensamos; si por qu nos empeamos en que realicen actividades que, al
menos a ms de la mitad, no le interesan?; Estamos ante un diseo social en el que
prima la sabidura de instituciones y expertos, ante la supuesta incompetencia de los
mayores para elegir?, a cul de los dos trminos eficacia y legitimacin- responde
ms el sistema?
La observacin de la puesta en prctica del sistema neocorporatista a travs de
nuestros casos puede darnos respuesta.
2.- Objetivos
Debido al inters de los Estados en incorporar a las personas mayores como
colectivo en la formacin de las polticas pblicas sobre tercera edad, resulta crucial
abordar este proceso de institucionalizacin1 desde una perspectiva comparada. Este
trabajo tiene como objetivo principal mostrar cmo se ha llevado a cabo este proceso de
integracin siguiendo como hilo conductor la definicin propuesta para
neocorporatismo por P. Schmitter en 1974.
Al mismo tiempo, apuntar las consecuencias que la participacin en el sistema
produce en los intereses a representar, en nuestro caso el de las personas mayores,
finalmente expresadas en la prdida de representatividad en el nivel institucionalizado,
que irn apareciendo al confrontar las preferencias sobre las polticas pblicas que se
expresan desde las bases con las demandas que se producen en la cpula de las
asociaciones de personas mayores. Este efecto es el esperado por ser comn a otros
mbitos en los que se ha llevado a la prctica este sistema de representacin: Roberto
Fernndez (2008:52-58) cita, entre otras, a la institucionalizacin ligada al marco
espaol de representatividad sindical y su efecto diferenciador con los trabajadores
como problema actual de los sindicatos en Espaa; o, tambin en el mbito sindical, el
alejamiento excesivo entre la cpula y la base y una cierta independencia en la
1 Al referirnos a la institucionalizacin, institucionalizar o sus derivados, para este trabajo hemos de
entender participar en los distintos foros en forma de Consejos, Comisiones, que se constituyen al amparo de las distintas Administraciones o niveles de gobierno, frente a su significado en el lenguaje
especializado que se maneja en los servicios sociales y el mbito sanitario donde institucionalizar o institucionalizado significa que una Institucin, por decirlo de forma sencilla, se hace cargo parcial o totalmente de una persona.
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articulacin de las demandas de los lderes con respecto a sus representados
(Taboadela, 1990:68) como una deriva al aceptar la especfica forma de organizacin
que impone la prctica del corporatismo contemporneo; y para las organizaciones
empresariales, una vez que el proceso de institucionalizacin se produce, el efecto para
las asociaciones/organizaciones es de cada vez ms independencia de sus bases. El
fenmeno se comprende por una relacin inversa: cuanta mayor fidelidad mantiene la
organizacin con sus afiliados (y con sus intereses concretos), menor es la posibilidad
de ampliar la representacin y menor es la posibilidad de convertirse en institucin. Este
trnsito a institucin comporta: un cierto entendimiento con el Estado, el monopolio en
la representacin que ste reconoce y favorece, junto al acceso a recursos, ms all de
los que proporcionan sus asociados (Aguilar Sol, 1985:85 y ss.). Por lo tanto, el efecto
no es de jerarquizacin, reduccin u organizacin de las demandas expresadas por los
asociados, sino de cierta independencia de los representantes en la cpula para decidir
qu intereses son objeto de intermediacin, lo que provoca el distanciamiento de las
bases y sus representantes en el nivel ms alto de negociacin.
Por ltimo, la exposicin de los casos seleccionados nos pueden indicar las
pautas que pueden seguir las personas mayores a la hora de reclamar sus intereses.
Por tanto, me propongo observar, a travs de un estudio comparativo, las
actuaciones en Gran Bretaa y Francia desde finales de los aos setenta, momento en el
que, afectados por la crisis econmica y lo que se ha denominado crisis de legitimidad o
del sistema capitalista, aparece la prctica del nuevo corporatismo como instrumento al
servicio de los Estados, en un intento de gobernar de forma ms cooperativa, pero
manteniendo su capacidad de impulsor, coordinador y regulador ampliando la base de
legitimacin de sus polticas. Contrapunto a esta prctica, expondr en primer lugar el
caso de Estados Unidos como ejemplo del sistema pluralista.
Estos ejemplos nos servirn de referencia para abordar el caso espaol, que ser
tratado de forma ms amplia y en un punto aparte. En la literatura a la que he tenido
acceso sobre el poder gris el ejemplo de Espaa no est recogido.
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3.- Materiales y mtodo
Las fuentes de informacin utilizadas son, fundamentalmente, documentos
tcnicos (gracias a la impagable labor de publicacin realizada por el ahora IMSERSO,
CSIC-IMSERSO, colaboracin finalizada en fechas muy recientes). Estos documentos
tcnicos son los que han servido de base para el diseo e implantacin posterior de las
polticas pblicas referidas a la vejez.
Junto a estos, diferentes estudios del CIS que nos proporcionarn datos sobre las
preferencias y demandas de las personas mayores en referencia a las polticas pblicas
sobre la tercera edad.
Para finalizar, se utilizan artculos de prensa. El recurso a lo expresado en los
medios de comunicacin tiene su razn en que son generadores de opinin pblica que,
a su vez, influye en la poltica(cos).
Como marco terico las definiciones propuestas por P. Schmitter en 1974 para
pluralismo y neocorporatismo.
Nuestros dos casos seleccionados, junto al espaol, comparten el inters de los
Estados en introducir a los representantes de las personas mayores en las
instituciones, aunque con importantes diferencias en el punto de partida: en Gran
Bretaa el movimiento asociativo es preexistente y con vocacin asistencial; en Francia,
sin ese asociacionismo organizado de tercera edad, la seleccin de representantes se
realiza de forma pragmtica, y en Espaa, partiendo de un asociacionismo heredado con
tintes asistenciales y derivado de la obra social de Administraciones Pblicas y otras
instituciones, tambin es necesario ir a la bsqueda de interlocutores.
A pesar de estas diferencias, la observacin de las actuaciones en estos tres
pases y el anlisis comparativo muestran cmo, en los pases estudiados, los Estados
parecen haber actuado en la misma direccin. Los resultados obtenidos muestran
similitudes y diferencias: en Gran Bretaa el movimiento asociativo de las personas
mayores preexistente y ms asistencial se desvincula del soporte institucional, al tiempo
que produce otro ms reivindicativo que dirige sus acciones al mbito ms inmediato de
intermediacin/negociacin, sin olvidar la presin a nivel general, su extensin hacia
toda la sociedad; en el ejemplo francs, la representacin de intereses se desplaza al
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mbito local, donde son considerados un vecino ms, un ciudadano ms,
desdibujndose esa caracterstica etaria y participando en temas generales. En Espaa
(donde el proceso se produce de forma ms tarda) podemos observar, por un lado, que
el asociacionismo que exista previamente contina ms centrado en el campo
asistencial; por otro, el surgido por impulso del nuevo escenario de intermediacin,
adquiere una faceta ms reivindicativa y de presin, que reclama ms
institucionalizacin, e incluso cuota electoral, en el que se puede apreciar ya la distancia
con las asociaciones de base, que adems recelan de los poderes pblicos.
Abundando en el britnico, su resultado es el previsiblemente esperado como
caso fallido de arreglos corporatistas: Schmitter (1985a), identifica resistencia al cambio
hacia el nuevo modelo corporatista en los pases con temprana industrializacin y fuerte
tradicin comercial, donde la formacin de las polticas se produjeron a travs de
formas autnomas de presin (pg. 454), y como ejemplo fallido de arreglos
neocorporatistas la experiencia en Gran Bretaa (pg. 460); por su parte, Scharpft
(1990), nos advierte de las dificultades de alcanzar acuerdos centralizados en el Reino
Unido por la falta de jerarquizacin y, por tanto, autonoma de los sindicatos durante el
perodo de crisis de finales de los sesenta y aos setenta; y Liphart (1999), relaciona
sistema mayoritario de partidos con sistema pluralista de representacin de intereses y
modelo de consenso con el corporatismo contemporneo.
Antes de adentrarnos en el debate sobre la representacin de intereses, la primera
pregunta que nos puede surgir es quines son las personas mayores para, a continuacin,
poder determinar cules son sus intereses. En el apartado que sigue, realizar una breve
exposicin sobre cmo una etapa de la vida, la vejez, utilizando como referencias
fundamentales la edad y el estatus ocupacional, ha sido convertida en colectivo con una
unidad de intereses, para despus llevarla a las instituciones como grupo de inters,
junto a las proyecciones demogrficas y los discursos y opiniones que se articulan sobre
la vejez.
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II. LA VEJEZ: DE OBJETO DE LAS POLTICAS A SUJETO EN LA POLTICA?
1.- La vejez: de etapa vital a grupo social?
Desde luego, existe una imagen social de la vejez. Esa imagen es el sumatorio de
muchos elementos producto de la propia sociedad, es decir: de las instituciones que se
ocupan de ellos, de su propio aspecto, pero son fundamentales determinados anlisis
y discursos catastrofistas sobre la sociedad envejecida (Sauvy, 1960), dentro de un
general galimatas ideolgico (Izquierdo, A., 1987, pp. 39-49), no hacen sino acentuar la
imagen de inutilidad social y de ocio pensionado, amn del gasto que suponen los
ancianos o de las consecuencias sociales o factores espirituales del envejecimiento
(ibidem, Sauvy, pp. 126-128) (Snchez Vera, 1992:105), que acaban definiendo al
colectivo por su funcin social y, consiguientemente, por el lugar que se le asigna en la
estratificacin social. Sin embargo, esto no nos debe hacer olvidar las grandes
diferencias que hay entre los ancianos (Snchez Vera, 1992:104).
El caso es que, a base de discursos catastrofistas y de forma machacona, se ha
conseguido introducir a todos en la preocupacin y a los mayores en el centro. El que
los ancianos sean abundantes, o no, depende de una variable cuantitativa que fijamos
alrededor de una edad, los sesenta y cinco aos (aunque en revisin). De esta manera, y
en general, en la mayor parte de pases desarrollados toda persona que llegue a esa edad
deja de ser poblacin activa, esto es: deja de tener relacin directa, legal y estadstica
con el trabajo, pasando a engrosar el subgrupo de no activos, denominado de jubilados y
pensionistas (Snchez Vera, 1992:100). Y, consecuencia de lo anterior, su excesivo
nmero se apunta por indicadores construidos en base a criterios de edad, como es la
tasa de dependencia. Un ejemplo de esta construccin y su valoracin (al referirse a la
relevancia que se aade a la definicin) lo podemos observar en la pgina web de la
Junta de Castilla y Len:
Porcentaje de poblacin inactiva (de edad inferior a 16 aos o mayor de 65 aos) con respecto a la poblacin activa (de edades comprendidas entre los 16
y 65 aos). Relevancia: la tasa de dependencia es importante para el mercado del
trabajo y como indicativo de la importancia del gasto social y sus posibilidades
de financiacin. La creciente longevidad que experimenta la poblacin actual y
la disminucin de fecundidad, principalmente en los pases desarrollados,
implican una realidad demogrfica nueva que tiene una incidencia significativa
en mbitos asistenciales, laborales y econmicos, comprometiendo en gran
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medida los propios objetivos de sostenibilidad que pasan por garantizar un
adecuado equilibrio demogrfico2.
Pero si tenemos en cuenta que el ingreso en el mercado laboral (como agente
productivo) no se produce de forma muy generalizada en la edad inferior del corte, y
que parte de la poblacin encuadrada en el tramo productivo nunca ingresar en l, el
resultado es que este indicador se convierte en otro marcador social. Por aadidura, los
mayores no son mantenidos por nadie sino por s mismos, pagando mediante cotizacin
y de forma anticipada su porvenir (Snchez Vera, 1992:101).
El resultado es que hemos conseguido crear una categora, categora que se
define por una nica variable que pretende no slo agrupar, tambin abarcar todas las
realidades de las personas mayores, en ocasiones hasta dispares. Y como es muy
complicado determinar cundo y cmo se trasciende de adulto a viejo, el rasgo escogido
en nuestras sociedades capitalistas que mejor parece determinar este paso no son la
edad, las arrugas, es la prdida del status ocupacional. Al final del proceso, la variable
edad, a partir de un valor determinado por el derecho a percibir una jubilacin y
asociada al consumo de prestaciones sociales, se convierte en la categora viejos a la
que se supone una unidad de intereses, como grupo y hasta grupo social, incluso como
si de una nueva clase social se tratase (Beauvoir, 1970), y que puede hacer pensar en
una representacin colectiva de la ancianidad o de la vejez (). Sin embargo, no son
los ancianos un grupo social como con frecuencia se nos quiere hacer ver (Snchez
Vera, 1992:110).
Y la consecuencia es que a las personas mayores se las ha metido en un saco
donde cabe casi todo y que se diferencia del otro todo social, nios y estudiantes por un
lado, y activos por otro, en un afn unificador que muchos no alcanzamos a comprender
(Snchez Vera, 1992:113).
2.- Las personas mayores en la formacin de las polticas pblicas
Desde los aos sesenta se asiste a la teorizacin del envejecimiento, pasando a
formar parte de las agendas polticas hacia los setenta. Como se expuso al principio,
hasta esta dcada, la accin de los gobiernos con respecto a la vejez se resuma en la
promocin e implantacin de medidas y programas de asistencia ante las posibles
2 Junta de Castilla y Len en www.jcyl.es
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carencias y necesidades que pueden aparecer en esta etapa vital, desde una ptica
benfica, estrechamente asistencial y planificada desde arriba. A partir de entonces, y
de acuerdo con las premisas del sistema neocorporatista (y las reclamaciones sociales),
se produce una apertura a la participacin en el proceso de formacin de las polticas
pblicas a quienes son sus destinatarios. El resultado es que en los documentos de
trabajo, declaraciones y planes realizados desde las instituciones que tienen por objeto
la tercera edad, se incluye algo ms que la atencin y preocupacin por los problemas
de la vejez: se apuesta por integrar el envejecimiento en todos los mbitos
polticos3, un aumento de la participacin de los ciudadanos en la formulacin de
las polticas relacionadas con el envejecimiento, en particular a travs de una sociedad
civil y una comunidad cientfica organizadas4, el alargamiento de la vida y
empoderamiento de los ciudadanos5, o ponencias dentro de estos marcos
institucionales como Nada para nosotros sin nosotros. La participacin de las personas
mayores en su entorno poltico, social y econmico6.
Llegados aqu, con las personas mayores como grupo e intereses comunes, e
impulsados a participar en la formacin de las polticas, en un trabajo de este tipo es
inexcusable, al menos, un breve resumen de cuestiones y proyecciones demogrficas
que, como veremos, alimentan la posicin alarmista y gerontofbica. La gerontofobia
es una forma de discriminacin basada en la edad (en el Reino Unido el trmino
equivalente sera ageism). Existen diferentes prcticas de gerontofoba segn el
mbito en que nos situemos, pero el denominador comn es culpar a las personas
mayores de un elevado consumo de recursos sociales. La forma ms extrema, y por
suerte menos frecuente e inconfesable pblicamente, es la que sita a los mayores en el
extremo de la improductividad y de la falta de futuro (Defensor del Pueblo, 2000).
3 Compromiso 1 del Plan de Accin Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento en la Regin CEPE
(Comisin Econmica para Europa de las Naciones Unidas), Madrid, 2002. 4 Punto 4. Declaracin Ministerial de Len 2007. Conferencia Ministerial sobre Envejecimiento.
Comisin Econmica para Europa de las Naciones Unidas. 6-8 de noviembre de 2007. Len. Espaa. 5 Ttulo del Panel 3. Foro de la Sociedad Civil sobre Envejecimiento. Foro de ONGs y Foro Cientfico.
Contribucin de la Sociedad Civil a la Conferencia Ministerial de la ONU sobre Envejecimiento. Len, 5
de noviembre de 2007. 6 En el Panel 4. La participacin de los mayores en su entorno: poltico, social y econmico. Del citado
anteriormente Foro de la Sociedad Civil sobre Envejecimiento, ponencia a cargo de Elio DOrazio
(Asociacin AGE [envejecer en ingls]).
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3.- La demografa y sus proyecciones
En primer lugar, es necesario sealar que el envejecimiento demogrfico
consiste en un cambio en la estructura por edades o, en otras palabras, en el mayor o
menor peso de unas edades respecto a otras en el conjunto de la poblacin.
Generalmente se traduce en un aumento del porcentaje de personas de edad avanzada,
aunque resulta ms correcto utilizar el aumento del promedio de edad como indicador.
Traducido en trminos grficos, significa que la pirmide de poblacin va perdiendo
anchura por su base mientras la gana por la cspide (Prez Daz, 1998:452).
Ciertamente, quienes envejecen son las personas individualmente y cada una a su ritmo.
Por lo tanto, establecer quien o quienes son los ancianos no deja de ser un trmino
escurridizo, siendo necesario establecer un punto de corte en el proceso continuo que es
el envejecer. En puridad, nadie se acuesta siendo adulto y amanece siendo viejo. Al
viejo se le identifica con una nueva invencin social: la jubilacin o el retiro. En
nuestras sociedades industriales este salto lo determina el derecho a una prestacin por
jubilacin, establecida alrededor de los 65 aos (Prez Daz, 1998:453).
En segundo lugar, el envejecimiento de las poblaciones en los pases
desarrollados no slo es el resultado de vivir ms aos: lo es de la combinacin y la
confluencia en el tiempo de un notable descenso de la mortalidad, un an ms notable
descenso de la natalidad y la insuficiencia de la inmigracin de jvenes de otros pases
para compensar el efecto combinado de los dos factores anteriores (Prez Daz,
1998:454).
A nivel mundial, segn las previsiones de la Revisin 2006 (ONU, 2007), la
poblacin mundial aumentar previsiblemente de 6.700 a 9.200 millones en 2050. Este
incremento equivale al total de la poblacin mundial en 1950 y se producir, sobre todo,
en las regiones menos desarrolladas. Por el contrario, la poblacin de las regiones ms
desarrolladas quedar estancada. Si no fuera por la migracin neta prevista desde los
pases en desarrollo, perdera poblacin.
Como consecuencia de la disminucin de la fecundidad y del aumento de la
longevidad, las poblaciones de un nmero cada vez mayor de pases estn envejeciendo
rpidamente. Entre 2005 y 2050, la mitad del aumento de la poblacin mundial se
deber al aumento de la poblacin de 60 o ms aos de edad, mientras que el nmero de
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nios (personas de menos de 15 aos de edad) sufrir una ligera disminucin. Por otra
parte, en las regiones ms desarrolladas, se prev la casi duplicacin de la poblacin de
60 aos o ms (de 245 millones en 2005 a 406 millones en 2050), mientras que la de
menos de 60 aos seguramente descender (de 971 millones en 2005 a 839 millones en
2050) (ONU, 2007:4).
Para Espaa, la proyeccin de 2012 elaborada por el INE (2012), indica que las
tendencias demogrficas actuales llevaran a Espaa a perder una dcima parte de su
poblacin en 40 aos; desde 2018 habra ms defunciones que nacimientos; el 37% de
la poblacin sera mayor de 64 aos en 2052: los mayores crecimientos de poblacin
se concentraran en las edades avanzadas. Concretamente, en 2052 el grupo de edad de
mayores de 64 aos se incrementara en 7,2 millones de personas (un 89%) y pasara a
constituir el 37% de la poblacin total de Espaa) () por el contrario, Espaa perdera
9,9 millones de personas de edades comprendidas entre16 a 64 aos (un 32%) y casi dos
millones en el grupo de poblacin de 0 a 15 aos (un 26%)() con todo ello, si las
tendencias y comportamientos demogrficos actuales se mantuvieran en un futuro, en
2022 la tasa de dependencia se elevara hasta el 58% INE (2012:7 y ss.). Es decir, por
cada 10 personas en edad de trabajar, en 2022 habra en Espaa casi seis potencialmente
inactivas (menor de 16 aos o mayor de 64). En 40 aos, dicha tasa de dependencia se
elevara casi al 100%, lo que quiere decir que por cada persona en edad de trabajar
prcticamente habra otra que no estara en edad de hacerlo.
Los datos expuestos confirman que estamos ante un importante cambio
demogrfico, en ocasiones denominado como crisis demogrfica. Aunque fuera cierto
que el nmero de adultos econmicamente activos disminuyera, quienes se limitan a
este dato para hablar de bomba de relojera no tienen en cuenta el dinamismo de la
sociedad y que la definicin y significado social de la vejez puede cambiar como
construccin que es (Kehl, Fernndez, 2001).
4.- Los discursos que se articulan sobre la vejez: problema o progreso?
Los datos apuntados en el apartado anterior surten un efecto de alarma en no
pocos medios de comunicacin y foros especializados. La importancia de los discursos,
tanto si son positivos como negativos, radica en su capacidad para dar significado a un
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hecho o a una categora. En el caso de las personas mayores, si el discurso que prospera
y se asienta es negativo puede provocar que sus reivindicaciones sean tomadas por
caprichosas, contraproducentes para el conjunto de la sociedad o, simplemente, que
stas se autolimiten en sus reivindicaciones: los mitos y estereotipos forman parte de
esta cultura y, cuando estn asentados y son negativos, pueden suponer un serio
obstculo para que ciertas personas lleven a cabo determinadas acciones. Esto es
precisamente lo que sucede con las personas mayores y con la percepcin que se tiene
acerca de lo que son y pueden hacer (Libro Verde de las PYMAs, 2007:57). En este
mismo sentido en Belando (2006), Hernndez (2006). En pocas palabras, si se traslada a
la opinin pblica que un colectivo supone una amenaza para el resto, su posicin y
posibilidades estarn netamente perjudicadas a la hora de reivindicar y negociar
cualquier aspecto que le afecte.
Como hemos visto al referirnos a la construccin como grupo social de la vejez
(II. 1.-), a las personas mayores se las asocia con un elevado consumo de prestaciones
sociales, que ya no producen. Y al mantener sus derechos polticos, podran bloquear
cualquier recorte en las prestaciones. Dado el creciente nmero de personas mayores, y
consecuentemente de electores mayores, aparecen preguntas como: la explosin del
envejecimiento puede colocar a las personas mayores en el papel de rbitro indiscutible,
o un nuevo problema, un mundo dominado por los mayores sera capaz de hacer sitio a
las aspiraciones de la juventud? (Peterson, 2003:33); o afirmaciones como: un
colectivo incrementado y numeroso de sujetos que mantienen sus derechos y
obligaciones polticas, a pesar de su no participacin directa como fuerza
econmicamente productiva, reaccionar o est reaccionando ya, sobre todo en las
sociedades democrticas, para condicionar, al menos con su voto, la marcha de la
sociedad (Justel, 1983:29), vamos a ser una nacin dominada por la tercera edad, o,
por decirlo en trminos ms revolucionarios, por los Panteras Grises (Zulueta, 2000),
el aumento de la expectativa de vida de los europeos de 65 a 75 aos y la probabilidad
de que en el 2050 la media llegue a los 82 puede ser una amenaza para los sistemas de
salud europeos (Spinoza, 2012), o la edad es el factor que ms peso tiene para
determinar el gasto sanitario (de Benito, 2012), o el crecimiento del gasto social y el
descenso de la poblacin activa parecen ser sus consecuencias directas y las que
convierten el envejecimiento, en las argumentaciones ms frecuentes, en un grave
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16
problema social (Gonzlez; San Miguel, 2001:19), o El grupo de presin gris no es
bueno para el futuro de Gran Bretaa (Nolan, 2011). Frente a lo anterior, estamos ante
una oportunidad de vida, porque es ms fcil llegar a viejos; y econmica, porque se
abren nuevas posibilidades de mercado y de generar riqueza7 (Mingalln, 2012).
Como podemos deducir, una parte del debate, la ms preocupada por el clculo
econmico, atribuye un poder poltico a las personas mayores. El concepto de poder
gris surge tras la publicacin de The Gray Lobby por Henry J. Pratt (1976). Designaba
as a las formas organizadas de asociaciones de jubilados en Estados Unidos en defensa
de sus intereses ante los poderes pblicos y se populariz a travs de los medios de
comunicacin. El poder gris se percibe, esencialmente, como fuerza electoral de los
jubilados y su instrumentalizacin para el mantenimiento de los derechos adquiridos y
una mejor integracin de las necesidades vinculadas a la edad en las polticas pblicas,
limitando los debates sobre las reformas (recortes) en la poltica social. Puede entonces
preguntarse por la influencia del envejecimiento de la poblacin en el nivel de los gastos
sociales y en la capacidad de bloqueo de las reformas de que disponen los grupos de
presin que se proponen representar los intereses de los mayores. Adems, como la base
de estos grupos se ampla al incluir los intereses de los trabajadores de edad avanzada,
prximos a la jubilacin, la sensacin de poder por su nmero se incrementa (Drouin,
2002; Peterson, 2002; Viriot Durandal, 2002, 2003).
Esta es una visin interesada que se repite y repite, consiguiendo crear opinin y
limitar el debate sobre el envejecimiento al plano econmico en prejuicio de sus
aspectos sociales (Snchez Vera, 2000). Empricamente, el cleavage de la edad no ha
sido eficaz a tenor de los resultados electorales obtenidos por las formaciones que han
concurrido a las elecciones bajo la denominacin de mayores, pensionistas o
jubilados, entre algunos de los trminos utilizados. Como ejemplos, la candidatura al
Congreso por la provincia de Barcelona del partido Pensionistas en Accin obtuvo
2.953 votos (0,11%) en las elecciones de 2007; en las mismas elecciones, los tres
candidatos al Senado obtuvieron el 0,18, 0,12 y 0,11 % de los votos. Por su parte, el
Partido de los Mayores y Autnomos, consigue un total de 1.562 votos sumando
todos los obtenidos en las candidaturas presentadas a las elecciones municipales y
7 Respuesta de Manuel Salinero (Secretario General de la Presidencia del Gobierno Vasco) ante la
pregunta: estamos ante un problema o ante una oportunidad? Referida al envejecimiento de la poblacin.
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autonmicas de 2011 en Madrid, Valencia y Algeciras8. Estos ejemplos se contradicen
con los comportamientos electorales de identificacin propuestos por Braud, donde
joven vota a joven, mayor vota a mayor, o el voto de pertenencia, dentro de la
tipologa propuesta por Parisi y Pasquino (Vanaclocha, 1997), lo que, a su vez, nos
puede indicar que edad e intereses no son tan fcilmente equiparables. La excepcin se
produjo en 1994 cuando los partidos holandeses de jubilados consiguieron siete de los
ciento cincuenta escaos del parlamento, produciendo numerosos artculos en prensa,
tanto entusiastas como preocupados por este hecho.
Lo cierto es que el envejecimiento se ha convertido en una preocupacin. Hasta
no hace mucho celebrbamos la vejez como un xito, indicador del progreso de
cualquier sociedad. Hoy muchos de los mensajes sitan a los ancianos como un gasto y
este reto para la sociedad9 se transforma rpidamente en el envejecimiento como
problema (Gonzlez, San Miguel, 2001; Riera, 2005; Gonzlez-Pramo, 2008)10.
Tradicionalmente, el discurso poltico sobre el envejecimiento se ha construido
sobre la base de la solidaridad y la defensa de los derechos humanos, mientras que el
discurso econmico sobre la modernidad se traza sobre los valores derivados de la
competencia, la acumulacin del capital y el consumo: el poder y el prestigio. En este
contexto, los ancianos son relegados al momento del diseo de las polticas pblicas
sobre trabajo, educacin, vivienda, salud, tiempo libre. As, en las pujantes economas
neoliberales, los ancianos no tienen un sitio por no ser fuente generadora de riquezas,
por sobrecargar los sistemas de cuidado, por su bajo nivel de consumo; son ciudadanos
8 Para el Partido de los Pensionistas en accin, pueden consultarse los resultados en esta direccin:
http://www.partidodelospensionistas.eu/page1/page1.html
Para el Partido de Mayores y Autnomos, sus resultados electorales pueden consultarse en: http://www.partidodemayoresyautonomos.com/index.php/bienvenida/historia/2700-a-quien-pueda-
interesar 9 Debido al aumento de la esperanza de vida y a la disminucin de la tasa de fecundidad, la proporcin
de personas mayores de 60 aos est aumentando ms rpidamente que cualquier otro grupo de edad en
casi todos los pases. El envejecimiento de la poblacin puede considerarse un xito de las polticas de
salud pblica y el desarrollo socioeconmico, pero tambin constituye un reto para la sociedad, que
debe adaptarse a ello para mejorar al mximo la salud y la capacidad funcional de las personas mayores,
as como su participacin social y su seguridad. Este es el literal que encontramos para envejecimiento
en la pgina de la Organizacin Mundial de la Salud. http://www.who.int/topics/ageing/es/ . el resaltado
es mo. 10
En stos y en muchos otros ms trabajos, y desde distintas disciplinas, podemos encontrar algn
epgrafe o referencia al envejecimiento como problema: en Riera, J.M. (2005), en su Introduccin: El
envejecimiento como problema; en su Parte II, La edad como referencia, punto VIII, La trampa de la
tercera edad: los fatdicos 65 aos.
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merecedores de respeto, siempre que no graven la economa social u obliguen a
desmesurados sacrificios en pensiones, jubilaciones y atencin mdica (Villanueva,
2000).
En trminos econmicos, existe un exceso de oferta, una inflacin de mayores lo
que, expresado de forma grosera, provoca su devaluacin social, la cada de su precio de
mercado, que nos puede inducir, dentro de nuestra sociedad occidental y de mercado, a
su prdida de valor, si no ya a despreciarlos (Gil Calvo, 2004:221).Y las consecuencias
polticas catastrficas de una gerontocracia, segn los agoreros de la versin ms
alarmista y gerontofbica, son la quiebra del Estado de bienestar, especialmente en los
tres pilares pblicos que ms afectan a las personas mayores: sanidad, pensiones y
servicios sociales. A este argumento de clculo exclusivamente econmico, y dado el
cada vez mayor nmero de votantes ancianos o en vsperas de serlo, se aade la
previsible imposibilidad de modificar el sistema de proteccin pblico, habida cuenta
que stos son o sern beneficiarios netos del Estado de bienestar e impondrn, por la va
de la tirana electoral11
al resto de la sociedad, el sufragar (va impuestos,
cotizaciones,) la accin social necesaria que cubra sus expectativas (Gil Calvo,
2004:225). Ms todava: una sociedad envejecida podra convertirse en una sociedad
polticamente conservadora y reaccionaria, con propensin al autoritarismo
gubernamental y el control de la agenda poltica. Frente a esta senda que nos conducira
a la catstrofe, no faltan las referencias a los posibles efectos positivos del
envejecimiento de nuestras sociedades. As, muy bien podra suceder que, en una
gerontocracia, en vez del autoritarismo se instale la prudencia y la sensatez en
contraposicin al aventurerismo de los jvenes, dotando de estabilidad y fiabilidad al
sistema poltico y social en general (Gil Calvo, 2004:225-226).
Y pretendiendo contrarrestar los argumentos basados en el clculo econmico,
Dizy et al. (2008) apuntan las aportaciones a la economa por parte de nuestros mayores,
bien a travs del puro consumo o por su contribucin a la familia y a la sociedad
mediante el voluntariado, estimables en trminos econmicos. Por ejemplo, en Espaa
el consumo en ocio de los ancianos supone 8.812,53 millones de (0,90% PIB 2006),
1.442,28 millones de en viajes en 2004 (0,17% PIB 2006), a travs del voluntariado
553,5 millones de , alrededor de otros 8.000 millones de por el cuidado de nietos,
11
De nuevo se supone que las personas mayores, o en vsperas de serlo, votaran en bloque. Este trmino
lo utiliza Enrique Gil Calvo en su artculo, quizs para dar ms nfasis al discurso alarmista que pretende
enfrentar a la parte activa de la sociedad con la no activa.
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19
Pero esta defensa, creo, cae en la trampa del contador instantneo; es decir, contabiliza
contribuciones presentes pero olvida las contribuciones pasadas.
Sin embargo, si en algo hay acuerdo es que vivir el mayor nmero de aos y en
las mejores condiciones es uno, si no el primero, de los objetivos bsicos de todos los
seres humanos. Tampoco discutimos que el envejecer, vivir ms aos y con mejor
calidad de vida, es la mejor seal de desarrollo de una sociedad: est en relacin directa
con las mejoras higinicas y sanitarias, una nutricin adecuada; tambin con la
educacin, con un entorno sostenible y una distribucin ms igualitaria de la riqueza.
Sus enemigos son las guerras, las epidemias, la pobreza, la opresin y la ignorancia.
Vivir ms aos y mejor no depende tanto de los genes como del desarrollo econmico,
social y cultural (Riera, 2005).
III. SISTEMAS DE REPRESENTACIN DE INTERESES
De forma muy genrica en los medios de comunicacin, el funcionamiento de
las democracias se hace bajo los presupuestos de un modelo liberal utpico de
competencia perfecta y suma cuasi cero, en el que cada cual obtiene segn su posicin
relativa (numrica). Sin embargo, en las democracias liberales avanzadas, el poder no
est localizado en una nica dimensin que traslade esa correlacin de fuerzas a las
polticas: lo est en un complejo (y entramado) sistema institucional en continuo e
inestable equilibrio que se mantiene a travs de diferentes herramientas de socializacin
poltica. Por lo tanto, algunas de las claves pueden estar en el sistema institucional y en
las herramientas de socializacin poltica (Aguilar Sol, 1985:184), o lo que es lo
mismo, a travs de qu instrumentos y mecanismos se relacionan poder y sociedad. Y
entre estos, los grupos de inters/presin.
Los grupos de inters/presin, tal y como los entendemos hoy, surgen con el
liberalismo al admitir la posibilidad de influencia y presin sobre las estructuras de
poder. El creciente intervencionismo del Estado en la sociedad permite y potencia el
florecimiento de grupos presin al aumentar las ocasiones y los campos en que para
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promocionar o defender intereses es necesario orientar la accin de los poderes pblicos
(Ruiz de Aza, 1997).
De forma general, la caracterstica definitoria de los grupos de inters es que
articulan las reivindicaciones y las necesidades de la sociedad y las transmiten al
proceso poltico. Son demandas pragmticas especficas que se transmiten a los
partidos, que las integran en sus programas para que, posteriormente, los Parlamentos y
burocracias las traduzcan en leyes y polticas para llevarlas a la prctica (del Campo,
1995:202). Por su parte, los grupos de presin son otros de los actores polticos en las
sociedades actuales (Ruiz de Aza, Vanaclocha, 2009:340). Su objetivo no es detentar
el poder sino influir o presionar sobre quienes ostentan el poder poltico (La Palombara
y Weiner). Otra diferencia importante es su solidaridad parcial por su defensa de
intereses especficos (Duverger). En definitiva, una forma organizada para defender una
serie de intereses ante los poderes pblicos y obtener decisiones conforme a estos
intereses (Schwartzenberg)12
.
La distincin entre grupos de inters y grupos de presin estriba en si su accin
se dirige de forma ms acentuada hacia los poderes pblicos, aunque sus acciones y
reivindicaciones se dirigen a todos los actores que intervienen o puedan intervenir en un
tema, al mismo tiempo que extenderlo a toda la sociedad. Todos los grupos son de
inters y devienen o pueden devenir en de presin. Segn Pasquino13
, un grupo de
presin trata de influir, a travs del uso, o de la amenaza del uso, de sanciones en las
decisiones del poder poltico, a fin de cambiar la distribucin actual de bienes, servicios,
cargas y oportunidades, o bien para conservarla ante las amenazas de intervencin de
otros grupos o del propio poder.
Adems de esta funcin principal como elementos que presentan demandas
sociales a los centros donde se toman decisiones (Almond y Powell), tambin se han
sealado otras, como ser una de las instancias de socializacin poltica y canalizar,
racionalizar y ordenar las reivindicaciones, al tiempo que favorecen el asentimiento-
participacin de los interesados contribuyendo al consenso (Meynaud). Merton seala
que los grupos de presin juegan un papel manifiesto de reivindicacin y otro latente de
12
Citados en Ruiz de Aza (1997). Partidos polticos, grupos de presin y comportamiento poltico. Pg.
232. 13
Citado en Ruiz de Azua, M.A., Vanaclocha, F. (2009). Los actores polticos y sociales. Pg. 341.
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21
integracin (Ruiz de Aza, 1997:239). Es interesante aadir, como apunt Hirschmann
(1990), que en los procesos de intermediacin colectiva, parte de los bienes que se
ponen sobre la mesa de los intercambios son simblicos, como la asignacin de voz y
el reconocimiento. Prez Daz (1987), incorpora estos elementos como psico-sociales
para explicar el pacto social implcito que ha permitido llegar a acuerdos corporatistas
en ausencia de control de las bases (citados en Rodrguez Ibez, 1990:242 y ss.), por lo
que tambin el sistema de representacin opera como elemento de socializacin poltica.
Por ltimo, Lijphart (1999), al contraponer los tipos de democracia Westminster
(sistema mayoritario) y consociativa (democracia de consenso), atribuye a cada tipo un
sistema de representacin de intereses: El sistema de grupos de inters propio de la
democracia mayoritaria es un pluralismo competitivo y no coordinado de grupos
independientes, en contraste con el sistema coordinado y orientado al compromiso del
[nuevo] corporatismo que es tpico del modelo de consenso (Lijphart, 1999:171).
Sin podernos olvidar la orientacin ideolgica de los gobiernos y las situaciones
de coyuntura.
1.- El pluralismo
El pluralismo, es un sistema de representacin de intereses en el que las
unidades constitutivas estn organizadas en un nmero no especificado de categoras
mltiples, voluntarias, competitivas, no jerrquicamente ordenadas y autodeterminadas,
que no estn especialmente autorizadas, reconocidas, subsidiadas, creadas o de algn
modo controladas por el Estado en la seleccin de dirigentes o la articulacin de sus
intereses, y que no ejercen un monopolio de la actividad representativa dentro de sus
respectivas categoras (Schmitter, 1974:96).
Se corresponde con el planteamiento general ya expuesto en el que los grupos de
inters/presin transmiten las reivindicaciones de la sociedad a los partidos polticos
para transformarlas en polticas.
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22
De forma simplificada:
Imagen 1.- Pluralismo. Diagrama de relaciones e influencias. Elaboracin propia.
No podemos obviar que el sistema recibe otros flujos de influencia no recogidos,
que los intereses compiten entre s, que el gobierno no es toda la cmara, por lo que
el modelo no es ni tan ntido ni tan lineal.
A favor de la eficacia del pluralismo, es posible identificar tres argumentos
especficos: el pluralismo funciona sobre la base de un realismo equilibrado porque
satisface intereses de acuerdo con un clculo bien establecido de [la] fuerza [de cada
inters]; opera flexiblemente, en cualquier momento, en todas partes y sobre cualquier
cuestin, y criba demandas dejando fuera aquellas que no son representadas (Pizzorno,
1988:323).
En su contra, la necesidad de contar con un importante respaldo numrico de
seguidores, que es el indicador generalmente utilizado para medir la fuerza de las
demandas, exige abarcar cada vez ms temas para incorporar nuevas bases que
legitimen la posicin de los representantes. Esta situacin conduce a dos alternativas: la
primera es representar todos los intereses y en todo tiempo y lugar (por la flexibilidad
ya apuntada), lo que hara necesario disponer de un elevado nmero de representantes
junto a un elevado nmero de recursos, dado el vasto aparato de mediacin que
resultara indispensable; la segunda, y ms viable, consiste en llevar a cabo una
seleccin de las demandas y foros donde presentarlas, al tiempo que designar un nmero
limitado de representantes. Esta opcin, la que se impone necesariamente en los niveles
altos de mediacin, resulta ineficiente para una parte de los miembros de base por ver
-
23
excluidas sus demandas, produciendo de forma simultnea unos representantes que
acaban profesionalizndose, diferenciados y, en ltimo extremo, deslegitimados
(Pizzorno, 1988:324 y ss.).
An as, el principal argumento del pluralismo queda intacto: como el nmero
no determinado de organizaciones, su voluntariedad y competencia entre ellas
posibilitan que todos puedan hacer or su voz, todos tendrn que soportar las decisiones,
no siendo necesario obtener un consenso sobre el contenido de la poltica resultante sino
sobre el conjunto de procedimientos que permiten que se haga or la voz del pueblo
soberano (Pizzorno, 1988:325).
2.- El pacto neocorporatista: participacin a cambio de algo ms que cooperacin
Tras la segunda Guerra Mundial el Estado adquiere, en las sociedades
industriales avanzadas, la forma de Estado de bienestar, asumiendo un papel
compensatorio de las disfunciones del sistema econmico capitalista y como
amortiguador de las tensiones sociales. El Estado se convierte en garante y proveedor de
servicios bsicos, produciendo bienes y servicios, trascendiendo de rbitro a actor al
intervenir en cada vez ms mbitos (Pea, 2003). El Estado y sus Administraciones se
convierten en el sujeto a quien dirigir las reivindicaciones. En los aos 70, en un
contexto de crisis casi permanente, este Estado prestador de servicios se ha visto
necesitado de un mayor control en las polticas de redistribucin. Esta necesidad de
reajuste y control (los recortes) ha supuesto el despertar de conflictos de intereses entre
grupos sociales, conflictos que son traspasados al Estado. La opcin escogida ante esta
situacin en los Estados que se dotaron de un marco de concertacin, ante la necesidad
de ampliar la base de legitimacin de sus polticas, es abrir el diseo institucional a
nuevos actores, en un intento de gobernar de forma ms cooperativa, pero manteniendo
su capacidad de impulsor, coordinador y regulador, neocorporativa, teorizada por
inicialmente por Schmitter (1974).
A mediados de los aos setenta en Europa aparece el modelo neocorporatista
enfrentado al pluralista dominante en el mundo anglosajn (fundamentalmente en
Estados Unidos). Surge en un contexto socio-histrico de cambio y crisis, en el que
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comienza a hablarse de crisis de legitimidad del Estado y del capitalismo tardo, al
mismo tiempo que de una sobrecarga por las tareas y demandas sobre el Estado y de la
creciente dificultad en el gobierno de las naciones por el enfrentamiento con las partes
sociales. El neocorporatismo no hace sino recoger toda una serie de tendencias que se
estaban produciendo en diversos pases, bsicamente en las relaciones industriales, para
producir un cuerpo terico de alcance ms amplio que d explicacin a la evolucin en
curso de las sociedades occidentales (Aguilar Fernndez, 1989).
El neocorporatismo, consiste en un sistema de representacin de los intereses
cuyas unidades constitutivas estn organizadas en un nmero limitado de categoras
nicas, obligatorias (de derecho o al menos de hecho), no en competencia entre s,
ordenadas jerrquicamente y diferenciadas funcionalmente, reconocidas o autorizadas
(si no creadas) por el Estado que deliberadamente les concede el monopolio de la
representacin en el interior de las respectivas categoras a cambio de la observacin de
ciertos controles sobre la seleccin de sus lderes y sobre la articulacin de las
demandas y de los apoyos a dar (Schmitter, 1974:93).
De forma simplificada:
Imagen 2.- Neocorporatismo. Diagrama de relaciones e influencias. Elaboracin propia.
Con las transformaciones del Estado liberal, y a pesar de su reconocimiento
formal, los parlamentos han visto erosionada su posicin como foro principal de
discusin, del que emanaban finalmente las decisiones (Valls, Bosch, 1997:25). Y
como en el pluralismo, tampoco podemos olvidar las tensiones y debates dentro de los
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partidos y los grupos parlamentarios, ni obviar otros flujos de influencia, la opinin
publicada o la esfera internacional.
Como podemos observar al comparar los dos esquemas bsicos, en el pluralismo
son los grupos de inters/presin la variable independiente que, transmitiendo sus
preferencias a los actores polticos, intentan modular las decisiones polticas, el
resultado de las polticas; sin embargo, en el nuevo sistema corporatista esta funcin de
los grupos de inters como variable independiente se difumina: si bien el objetivo de los
grupos de inters sigue siendo trasladar sus preferencias para conseguir determinadas
polticas, en este sistema de intermediacin los intereses afectados, al pasar a estar
incorporados y de forma organizada dentro del proceso de formacin de las polticas
como negociadores reconocidos e indispensables, se convierten en corresponsables de la
aplicacin de las decisiones polticas, adquiriendo una cualidad semi-pblica o
paraestatal (Schmitter, 1985a). Si aadimos que la accin de los Estados (gobiernos) es
decisiva en el funcionamiento del modelo por su capacidad de influir en los grupos de
inters al autorizarlos o reconocerlos (si no crearlos), tal y como se recoge en la
definicin, esta posicin de independencia queda matizada hasta el punto de situar los
intereses a representar como variable dependiente, como veremos para los intereses de
las personas mayores.
El modelo neocorporatista ha sido ampliamente debatido. Rodrguez Ibez lo
califica y resume de la siguiente forma:
El corporatismo abarca tantas facetas, est tan falto de concrecin e, incluso, posee tanta proclividad ideolgica, que admite lecturas y posturas muy
dispares: rechazo desde posiciones marxistas (Jessop, 1979); asimilacin al
marxismo (Panitch, 1979, 1981); denuncia de su irrelevancia como fenmeno no
provisto de perdurabilidad histrica (Tomlinson, 1985; Goldthorpe, 1985);
estrategia de subsistencia del capitalismo avanzado (Offe, 1981); fuente de
radicalizacin sindical (Fulcher, 1987) versus fuente de institucionalizacin del
movimiento obrero (Esping- Andersen y Korpi, 1985); versin moderna de la
sociedad pluralista y liberal (Lehmbruch, 1979, 1985); superacin del contenido
meramente salarial de los pactos sociales (Lange, 1985; Prez Daz, 1987);
actualizacin de la teora de los cuerpos intermedios (Cawson, 1985); nuevo
paradigma de la sociologa poltica (Pardo, 1987); nuevo orden social (Streeck y
Schmitter, 1985) (Rodrguez Ibez, 1990:239).
Para este trabajo, en el que el neocorporatismo es un sistema de intermediacin
de intereses con caractersticas propias, y tambin una herramienta a disposicin de los
gobiernos, de forma breve se esbozan el enfoque liberal y el marxista, dos enfoques
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26
alternativos que han explicado el papel del neocorporatismo en las sociedades
industriales avanzadas.
Desde la visin liberal (Schmitter y Lehmbruch) se destaca del neocorporatismo
su papel como sistema de representacin e intermediacin de intereses, al mismo tiempo
que de elaboracin de polticas y ayuda en la implantacin de las mismas. La base del
sistema es el intercambio entre reivindicaciones y participacin institucional, al tiempo
que responsabilidad poltica de las organizaciones, lo que se traducira en efectos
beneficiosos, tanto para la gobernabilidad como para el reconocimiento de las
organizaciones (Aguilar Fernndez, 1989:58). En esa negociacin poltica, se procura la
concertacin social y el acuerdo con el objetivo de la mayor gobernabilidad poltica
intercambiando fuerza reivindicativa, que ceden las organizaciones, por influencia
poltica general, que ceden los gobiernos, introduciendo a la sociedad [de forma
organizada] en las esferas de poder (Gorosquieta, 1988). O, siguiendo el nfasis en su
adecuacin para el funcionamiento del sistema poltico dentro de la teora de los grupos,
en una versin modificada del pluralismo, ahora organizado, segn Maraffi (Aguilar
Fernndez, 1989:59).
Pero para los tericos marxistas, el neocorporatismo es una estructura poltica
que integra a los grupos socioeconmicos organizados a travs de un sistema de
representacin e interaccin cooperativa, a nivel de liderazgo, y de control de
movilizacin social, a nivel de sus bases (Panitch, 1980). Para Jessop, el
neocorporatismo se convierte en un sistema poltico global para asegurar los intereses
del capitalismo (Aguilar Fernndez, 1989:59). En resumen, la teora marxista incide en
el carcter funcional del Estado al servicio de las necesidades de reproduccin del
capital y la desigual relacin (asimetra) entre capital y trabajo, colocando al sistema
neocorporativo como elemento de diseo del sistema poltico.
Como se puede deducir, el modelo depende de la voluntad del Estado, de su
impulso y participacin activa, pero puede no ser suficiente: ha de contar con las
asociaciones que representan los intereses. A su vez, stas no conseguiran el
monopolio representativo ni la capacidad para coordinar jerrquicamente los intereses
sectoriales o de clase, sin algn grado de reconocimiento e incluso de estmulo oficial.
Ni se integraran con regularidad como participantes en el proceso de decisin de las
-
27
polticas, ni adquirirn responsabilidades directas en la aplicacin de las mismas sin el
acuerdo tcito y la promocin activa de los representantes pblicos. La accin del
Estado es, pues, causa necesaria, pero no suficiente de las prcticas corporativas
(Schmitter, 1985b:50). An as, puede que estas organizaciones perciban que la relacin
de intercambio no les es ventajosa y rechacen participar. Pero una vez que el proceso de
institucionalizacin se produce, el efecto para las asociaciones/organizaciones es de
cada vez ms independencia de sus bases.
Una vez descritos los sistemas de representacin junto al debate que han
promovido, se expondrn los casos seleccionados. Como punto de partida y
contrapunto, se describir el estadounidense como ejemplo del pluralismo, dando paso
al francs y britnico bajo la influencia del neocorporatismo.
3.- Los distintos sistemas de representacin.
3.1.-El pluralismo competitivo: la American Association of Retired Persons
(AARP).
La American Association of Retired Persons (AARP), fundada en 195814,
AARP es una organizacin sin fines de lucro, no partidaria, compuesta por socios, que
ayuda a las personas mayores de 50 aos o ms a mejorar su calidad de vida.
AARP ha crecido de tal modo que ya cuenta con 40 millones de socios y tiene oficinas
en los 50 estados del pas, en el Distrito de Columbia, en Puerto Rico y en las Islas
Vrgenes de Estados Unidos. Siendo la organizacin compuesta por socios mayores de
14
En realidad, la AARP fue fundada por la Dra. Ethel Percy Andrus en 1958 como Association of
American Retired Persons (Asociacin de Jubilados de los Estados Unidos) para desarrollar la National
Retired Teachers Association (Asociacin Nacional de Profesores Jubilados) que la misma doctora haba
fundado en 1947 y que, en la actualidad, es una divisin dentro la AARP. En 1999, y dado que la
afiliacin estaba abierta a cualquier persona mayor de 50 aos, con independencia de que estuviera o no
jubilada y de que fuera o no ciudadana de los Estados Unidos, la Asociacin redujo su nombre a las
cuatro siglas y pas a denominarse nicamente AARP. Nota aclaratoria al pie en la entrevista de Juan-
Philippe Viriot Durandal a John Rother, Responsable del Departamento de Actividades de Presin de la
AARP. Viriot Durandal (2002). Entrevista con John Rother.
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50 aos ms grande del pas, AARP lidera una revolucin en el modo en que la gente ve
y vive la vida despus de los 5015.
Esta asociacin (sin olvidar a la National Council of Senior Citizens, Save Our
Security y Families USA, o a docenas de otros grupos ms especializados, como la
National Retired Teachers Association o la National Association of Federal
Employees)16
representa el paradigma de los grupos de presin/inters en Estados
Unidos donde formalmente funciona el modelo pluralista de representacin de intereses.
Fue nombrada por la revista Fortune en 1997 como la asociacin ms influyente de
Estados Unidos de Amrica y contina mantenindose en los puestos ms altos de la
clasificacin durante todos estos aos17
. La importancia de los grupos de inters
(pressure groups) est reconocida y regulada en la ley de reorganizacin legislativa de
1946, cuyo ttulo tercero (Federal Regulation of Lobbying) contiene su disciplina
concreta. El trmino de lobbying (de lobby, pasillo) puede traducirse por el de cabildeo,
tcnica que utilizan los representantes de los grupos de presin (lobbysts) al abordar a
los congresistas en los pasillos del Capitolio para transmitirles sus intereses y recabar su
apoyo. La referida ley de 1946 les obliga a inscribirse en un registro especial y a hacer
pblicas sus aportaciones econmicas. Son muy numerosos y su mbito de actuacin no
se limita al Congreso (Alfredo Sauvy, 1956:3 y ss.)18
. Como indicador y para hacerse
una idea de su magnitud e importancia, el nmero de los inscritos que funcionan ante
las Cmaras oscila entre 1600 y 2500 (Murillo, 1989:65).
La AARP dirige sus acciones tanto hacia los poderes pblicos como hacia las
empresas del sector privado (comerciantes, sociedades industriales y comerciales) que
tienen alguna relacin con el envejecimiento. En 2002, contaba con alrededor de 1700
15
Conozca a AARP: http://www.aarp.org/espanol/conozca_aarp/ consultado el 10/02/2013. 16
Para un estudio ms completo y detallado sobre los grupos de presin de personas mayores en los
Estados Unidos vase: Day, C (2002). Organizaciones y grupos de presin de jubilados. Cmo se
organizan los jubilados estadounidenses: gran angular sobre los grupos de presin de jubilados en los
Estados Unidos. 17
Repiti en 1998 (http://www.prnewswire.com/news-releases/aarp-tops-fortunes-list-of-most-powerful-
lobbying-groups-for-the-second-consecutive-year-77412747.html ), en 1999
(http://www.timewarner.com/newsroom/press-
releases/1999/11/FORTUNE_Releases_Annual_Survey_Most_Powerful_Lobbying_11-15-1999.php ), n
2 en 2001en el Power 25 survey, igual posicin en 2005, slo superada por la National Rifle Association
(Asociacin Nacional del Rifle).
http://www.congresslink.org/print_lp_specialinterestgroups_fortune.htm, 18
citado en Murillo, P.L. (1989:65).
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29
empleados, se calcula que un nmero de voluntarios diez veces mayor y dieciocho
miembros inscritos en el Congreso, y con un presupuesto de 5.500 millones de dlares.
Su presupuesto slo es superado en Espaa por 6 de las 17 Comunidades Autnomas en
ese mismo ao (Bassols, 2002), lo que nos puede indicar el tamao y organizacin de
esta asociacin.
A escala nacional, esta asociacin es consultada en todo lo relativo a las
prestaciones destinadas a las personas mayores. Su reaccin ante el descontento de las
polticas hacia este colectivo les ha hecho acreedores de un grado de influencia capaz de
causar fracasos electorales a sus adversarios. A escala local, las presiones han
conseguido obtener ventajas fiscales u otros servicios financiados por el resto de la
comunidad. En algunos sectores han combatido con energa y han hecho fracasar
proyectos e inversiones a favor de las escuelas y de la juventud (Peterson, 2002:32).
Sin embargo Paul Hewitt19
no cree que la AARP que sea el grupo de presin
ms influyente en Estados Unidos:
En la actualidad, la AARP dispone de menos tropas ciegamente fieles. Todava es poderosa gracias a su imperio meditico, pero ya no influye tanto en
la medida en que la mayora de las polticas ahora ya no tienen miedo de abrir el
debate de las jubilaciones () las organizaciones que van dirigidas directamente a los ciudadanos de edad avanzada no son ya tan poderosas. La AARP es una
empresa. No es ms democrtica que la ITT o la Societ Gnrale () es una empresa con un Consejo de Administracin, pero no tiene accionistas a quienes
rendir cuentas () se administra en verdad como una empresa privada. Hay facciones; () el miembro de base slo tiene la posibilidad de votar con los pies () puede, o bien comprar los productos de la AARP, o bien renunciar a su afiliacin (...) no hay en absoluto medios de organizarse en la asociacin, ni
existe, en efecto, libertad de palabra o cualquier otro medio de consulta () se expulsa a gente de la organizacin, o del consejo de administracin, por haber
expresado puntos de vista considerados por la direccin como discutibles. Sin
embargo, hay apariencia de representatividad. En efecto, para guardar las
apariencias existen algunas plataformas de discusin () incluso se seleccion a los administradores como resultado de un complicado engranaje () a pesar de estas prcticas, aparentemente democrticas, () no es responsable ante sus afiliados20.
19
Director del Programa Iniciativa Global sobre el Envejecimiento. Centro de Estudios Estratgicos e
Internacionales (Center for Strategic & International Studies. http://csis.org/ ) en 2002. 20
Paul Hewitt en respuesta a las preguntas: tiene algo que decir sobre la clasificacin de la revista
Fortune, que designaba a la AARP como el primer grupo de presin estadounidense? Se trata todava del
grupo de presin ms importante de los Estados Unidos? La considera usted legtima? Y piensa que se
gestiona democrticamente? Viriot Durandal, (2002). Entrevista a Paul Hewitt.
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En resumen, esta organizacin ha trascendido de grupo de inters y presin a
una suerte de empresa de intermediacin de servicios dirigidos al colectivo snior (la
edad de afiliacin comienza a los 50 aos), con una fuerte profesionalizacin y
burocratizacin. En un sistema plural y competitivo, los dbilmente organizados quedan
excluidos.
3.2.- El neocorporatismo y la necesidad de concertacin en el Estado Social.
Como ya se anticip, es en estas fechas cuando, con una recesin casi
permanente, el Estado prestador de servicios se ha visto necesitado de un mayor control
en las polticas de redistribucin. Esta necesidad de reajuste y control ha supuesto el
despertar de conflictos de intereses entre grupos sociales, conflictos que son de nuevo
traspasados al Estado. La opcin escogida ante esta situacin en los Estados que se
dotaron de un marco de concertacin, ante la necesidad de ampliar la base de
legitimacin de sus polticas, es abrir el diseo institucional a nuevos actores
manteniendo el mismo marco: el monopolio de la representacin en el interior de las
respectivas categoras a cambio de la observacin de ciertos controles sobre la seleccin
de sus lderes y sobre la articulacin de las demandas y de los apoyos a dar, en un
intento de gobernar de forma ms cooperativa, pero manteniendo su capacidad de
impulsor, coordinador y regulador.
3.2.1.- Francia
El punto de partida de los grupos de presin de mayores se inicia a finales de la
dcada de 1970 con la aparicin en escena de asociaciones de defensa de los intereses
de los prejubilados y se desarrollan a consecuencia del Decreto Brgovoy21
de 24 de
noviembre de 1982, que reconsideraba una parte de ventajas adquiridas por los
prejubilados. Estas organizaciones introducen un inters especfico poniendo en
cuestin el sistema de representacin operado hasta el momento (dilogo social a tres
21
Entre estas reducciones se incluye un recorte en las indemnizaciones que se abonan a los trabajadores
que se jubilan anticipadamente, o que slo han trabajado en jornada a tiempo parcial. Segn
manifestaciones del ministro de Asuntos Sociales, Pierre Brgovoy, las reducciones ahora aplicadas
ahorrarn al fondo (denominado UNEDIC) no menos de 12.000 millones de francos. En El Gobierno
francs aplica los recortes anunciados al subsidio de paro. ABC (Madrid), 27-11-1982, pg. (53)65.
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bandas: gobierno, patronal y sindicatos) por sus resultados. Es una respuesta reactiva al
margen del sistema de representacin, lo que introdujo buena dosis de conflictividad
que acab derivando en el esquema de actuacin de buena parte de
organizaciones/asociaciones (Argoud, 2002:147-148).
Las reformas formuladas por el gobierno pusieron en entredicho los avances en
materia social alcanzados hasta el momento, extendindose no slo a la cuestin de los
prejubilados, sino a otras categoras ms amplias (desajuste de las jubilaciones con
relacin a los salarios, acuerdos de supresin de las bonificaciones para los jubilados
que tienen al menos tres hijos, sometimiento a la contribucin social generalizada y al
reembolso de la deuda social,...), lo que supuso un nuevo consenso desde distintos
puntos ideolgicos en una reclamacin central: el mantenimiento del poder adquisitivo
y la reivindicacin de una prestacin de dependencia. Y todo ello a pesar de la creacin
del Comit Nacional de Jubilados y Personas Mayores. Este Comit fue instituido
mediante Decreto de 4 de agosto de 1982 con el objetivo de garantizar la participacin
de los jubilados y de las personas mayores en la elaboracin y la puesta en prctica de la
poltica de solidaridad nacional que les concierne (Argoud, 2002:147).
Pareca que las decisiones polticas hubieran hecho cristalizar los descontentos
favoreciendo la homogeneidad de los grupos de inters al adoptar un discurso comn
que contribua a la definicin de un inters dotado de un capital simblico capaz de
reunir de forma amplia a todas las personas mayores (Argoud, 2002:148).
El punto culminante de este movimiento lo constituy la manifestacin del 22 de
octubre de 1996, que reuna por primera vez a todas las organizaciones de jubilados
(excepto el Sindicato Fuerza Obrera y la Asociacin de Personas Mayores Rurales) en
torno a los temas de la defensa del poder adquisitivo y la reivindicacin de una
prestacin de dependencia. Esta ltima tambin es considerada por las organizaciones
sindicales rompiendo as su posicin, tradicional, por la que se oponan a la
constitucin de una representacin especfica de los intereses de los jubilados
(precisamente en nombre de la solidaridad intergeneracional), junto al hecho de que con
regularidad se elevan voces para reivindicar que los jubilados deben ser representados
como tales en diferentes organismos en los que se toman decisiones. Entre tanto, lo que
estuvo en juego era, ni ms ni menos, una reconfiguracin de la representacin
institucional que perjudicaba a quienes ya la ostentaban (Argoud, 2002:148 y ss.).
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La accin del Estado22
comienza con la creacin de la Secretara de Estado para
las Personas Mayores en mayo de 1981. Antes de ese momento no exista la visin de
un interlocutor oficial, una organizacin/es suficientemente importantes y
representativas. Las organizaciones ms activas eran las asociaciones de funcionarios
civiles y militares, junto a algunas asociaciones sindicales, pero de representatividad y
significacin dudosas. Cuando el gobierno emprende la creacin de una estructura
coherente de planificacin y programacin de las acciones pblicas para las acciones
sociales, mdico-sociales y sanitarias para los jubilados se cree necesaria la
interlocucin con representantes suficientemente importantes y representativos por parte
de los usuarios. Por esta razn, en aquella poca me pareci la mejor solucin
constituir, con la iniciativa de las autoridades pblicas (y, por lo tanto, de manera oficial
y satisfactoria para los miembros), un organismo que pudiera acoger a los principales
representantes de las organizaciones ms relevantes o que, gracias a la visibilidad de
este nuevo organismo, pudieran llegar a serlo23.
Como primer paso, se elabor un mapa sindical y de asociaciones de mayores en
funcin de su nmero de afiliados declarado. La seleccin de los miembros de las
asociaciones no sindicales se realiz de forma pragmtica debido a la debilidad de los
medios gerontolgicos y su falta de liderazgo. Los primeros rechazos a la apertura los
manifestaron las organizaciones que tradicionalmente ejercan un oligopolio en la
representacin. Han pasado veinte aos. La Secretara de Estado responsable de las
personas mayores sigue existiendo. No ha habido nuevos encuentros y es algo
lamentable24.
Volviendo a Argoud, el resultado es una mayor visibilidad a los problemas de la
vejez. Como contrapartida hay que convertirse en un grupo de consenso en vez de
oposicin (que debe reconciliar a los irreconciliables), a la vez que estrechar la agenda,
lo que supone acomodarla realmente a la agenda pblica, que a su vez hace que se
22
Para ampliar cmo fue el proceso de institucionalizacin de la representacin en Francia es ilustrativa
la entrevista a Alain Gillette (ex director del gabinete del Secretario de Estado responsable de las
Personas Mayores, 1981-1983) realizada por Juan-Philippe Viriot Durandal, a quien se sigue. Viriot
Durandal (2002). Entrevista con Alain Gillette en VV.AA. El poder gris? Vol. I: Poder e influencia
poltica. Los cuadernos de la FIAPA. IMSERSO 2006. 23
Alain Gillette, ver nota al pie 22. 24
Alain Gillette, ver nota al pie 22.
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33
confundan la palabra de los portavoces de los mayores con la de los profesionales y
expertos en materia de envejecimiento y los poderes pblicos. Ciertamente se observa
una planificacin y gestin basada en la edad, en la que sta (la edad) acaba ejerciendo
de barrera por todas partes. Este hecho aleja a las bases de las asociaciones de su
cumbre, mxime si tenemos en cuenta la cada vez mayor heterogeneidad de las
personas mayores, que pueden ser definidas ms por otras variables como, por ejemplo,
su situacin socioeconmica que por el simple vnculo de la edad, variable de la que
rehyen las nuevas generaciones de jubilados. Y la consecuencia final es una
deslegitimacin de la representatividad de una lite por su sintona con la agenda
pblica, establecida fundamentalmente por grupos de expertos, haciendo invisible otras
iniciativas de representacin. Segn el sondeo de Notre Temps (1992), slo el 22% de
los jubilados consideraban que las asociaciones nacionales de jubilados defendan
realmente sus intereses (Argoud, 2002:146). Esta construccin de una identidad por
criterios de edad, operada desde los poderes pblicos y recogidas por los profesionales
(expertos), hace que los destinatarios de esas polticas no se reconozcan, ms bien se
sientan interpelados como destinatarios, pero no como protagonistas (Argoud, 202:154).
La conclusin es que la representacin institucional lleg a su lmite y
parcialmente apacigu las reivindicaciones de las personas mayores basadas en un
modelo de derechos y prestaciones medico-sociales. La construccin desde arriba del
grupo de inters de los jubilados ha resultado insuficiente provocando que la actividad
de stos se redirija al nivel local y establezca relaciones con todo tipo de asociaciones
que no dirigen sus actividades de forma especfica a este grupo. Es el trnsito del
esquema de portador de derechos a la reclamacin simplemente de ciudadano25
.
3.2.2.- El ejemplo britnico
En Gran Bretaa, las personas mayores han sido objeto de una poltica de
integracin en los sistemas de decisiones pblicas. Pero, al mismo tiempo, se han
organizado para hacer or su voz (Barnes, 2002:228).
25
De forma ms amplia y ordenada, vase Argoud, D. (2002). El inters de los jubilados: de la defensa
de los derechos a la bsqueda de la ciudadana. En VV.AA. El poder gris? Vol. I: Poder e influencia
poltica. Los cuadernos de la FIAPA. IMSERSO. 2006.
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Institucionalmente, se identificaron una serie de temas y problemas que
necesitaban una apertura a los usuarios y consumidores para dirigir la accin pblica
(Barnes, 2002:227 y ss.):
Una preocupacin relativa a la naturaleza de los servicios pblicos y a su
capacidad para satisfacer las necesidades y aspiraciones de una poblacin de
consumidores cada vez ms sofisticada, bien informada y diversificada.
Un cuestionamiento de la autoridad con que se inviste tradicionalmente a los
profesionales y a los expertos. Esto remite a una concienciacin de la
importancia del saber prctico y de la experiencia que los viajes tienen de los
servicios en la elaboracin de estos mismos servicios y de la construccin de
la poltica pblica.
La interconexin de los problemas de las polticas pblicas (los wicked
issues26) y la necesidad de comprender cmo influyen en la vida de las
personas.
La impresin de que los modelos tradicionales de democracia representativa
pierden su legitimidad y no consiguen implicar a un nmero suficiente de
ciudadanos.
Un momento importante fue la poltica destinada a estimular la participacin de
las personas mayores en el desarrollo de servicios fue la National Health Service and
Community Care Act (Ley nacional de la seguridad social y la asistencia
extrahospitalaria) de 1990. Al mismo tiempo que creaba un mercado interno para la
prestacin de servicios sociales y sanitarios, esta ley tambin convirti en consumidores
a los mayores y a los dems usuarios de servicios (Barnes, 2002:228). Supone un
cambio de modelo en la asistencia social, pasando el Estado de proveedor a facilitador
de servicios y desplazando la responsabilidad hacia los gobiernos locales, que deben
evaluar la necesidad y grado de atencin que requieren los ciudadanos, al mismo tiempo
que se les facilita el recurso mediante su adquisicin en un mercado de proveedores.
26
Literalmente, temas perversos. Son cuestiones o problemas que cruzan transversalmente las fronteras
departamentales y organizativas y se resisten a ser resueltos mediante soluciones disponibles en el
repertorio de actuacin de una nica organizacin.
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El desplazamiento de la responsabilidad de la valoracin de las necesidades de
las personas mayores a las administraciones locales redirigen el foco de presin hacia
stas. La idea del trnsito de beneficiario a consumidor tuvo poco efecto entre las
personas de ms edad dependientes, quizs por la percepcin de agradecimiento hacia
los servicios por la tradicional asuncin de subsidiariedad de las prestaciones. Frente a
esta realidad, los jubilados activos, que en principio son menos usuarios de estos
servicios, son los que llevan el peso de las reclamaciones ante las empresas, a travs de
comits de accin y foros para mayores, es decir, al margen del sistema de control
establecido para estos servicios27
. La excepcin se observ con el proyecto de Age
Concern Scotland 28
en el condado de Fife, donde los jubilados se renen para compartir
sus experiencias respecto a los servicios sociales, identificar los problemas que
consideran importantes para despus exponerlas ante las empresas que prestan los
servicios. Este ejemplo supone que el rendimiento del sistema de control de las
prestaciones configurado como un dilogo entre prestadores y usuario/individuo no es el
esperado, posiblemente por la asimetra en la relacin empresas/usuarios. Sin embargo,
cuando el mbito en el que se produce la relacin se acerca, se establece en el mbito
cotidiano de convivencia, la categora de usuario/consumidor cambia a la de ciudadano
(Barnes, 2002:228-229).
Como en el caso francs, la mayora de las acciones protagonizadas por los
mayores para influir en las polticas pblicas no parten de su identidad como personas
de edad, sino como ciudadanos que, en este caso, vieron la creacin y desarrollo de las
polticas sociales dentro del Estado de Bienestar y se oponen a su retroceso. As se
focalizan los esfuerzos, junto a otras organizaciones como los sindicatos, en el importe
de las jubilaciones. Esta estrecha relacin inicial entre asociaciones de mayores y
sindicatos para este tipo de accin se demuestra por el hecho de que los dos primeros
presidentes de la Convencin Nacional de Jubilados (NPC) han sido ambos secretarios
generales de sindicatos: Jack Jones y Rodney Bickerstaffe (Barnes, 2002:230).
27
Un ejemplo de esta situacin de desvalimiento o desproteccin se recoge en el informe realizado por
Nigel King, Jenny Pannell e Ian Copeman (2009), titulado Nadie les escucha, el impacto de los servicios
de cuidados eventuales en las personas mayores residentes en viviendas tuteladas. (El resaltado es mo). 28
Age Concern es una de las grandes organizaciones no gubernamentales que trabajan por los intereses de
las personas mayores. Se realiza un esbozo ms adelante.
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Entre las asociaciones, destaca la National Pensioners Convention (NPC),
organizacin que representa a ms de 1000 grupos de pensionistas locales, regionales y
nacionales con un total de 1,5 millones de miembros. El principal objetivo del NPC es
promover el bienestar y los intereses de los pensionistas, como una forma de garantizar
la dignidad, el respeto y la seguridad financiera durante la jubilacin. La NPC organiza
reuniones y grupos de presin de los parlamentarios, encabeza las delegaciones ante el
Parlamento y hace propuestas al gobierno sobre las polticas que afectan a las personas
mayores. La Convencin tambin pone en escena anualmente el Parlamento de
Pensionistas en Blackpool, donde ms de 2000 representantes pueden discutir sobre
temas que preocupan a los mayores. La NPC tambin est presente con regularidad
tanto en los medios locales como nacionales, y aprovecha cualquier oportunidad para
crear conciencia e influir en la opinin pblica y promover cambios apropiados en la
poltica gubernamental sobre los problemas que afectan a las personas mayores.
Adems de esta estructura prevista para influir en las polticas a nivel nacional,
se han constituido foros de personas mayores a escala local para tener ms influencia en
este mbito. Por ejemplo, el Foro de Personas Mayores de Birmingham, constituido en
1998, tras un proceso de relaciones con sindicatos a nivel local y otras asociaciones, ha
conseguido establecer vnculos formales con el Consejo municipal, recibiendo soporte
administrativo y material (reuniones en locales del Consejo municipal), manteniendo
reuniones con funcionarios y cargos electos. El acceso al rgano consultivo se establece
por representatividad (Barnes, 2002:231). En la actualidad funcionan en esta localidad
consejos consultivos a nivel de barrio con presencia de representantes polticos electos y
otras asociaciones de vecinos, entre las que estn las de mayores.
Junto a sta, AgeUK, nombre actual de la asociacin resultado de la fusin de
Age Concern y Help the Aged, remonta su historia a los primeros aos 40 del siglo XX,
obteniendo reconocimiento nacional en 1944 como National Olds Peoples Welfare
Committee (NOPWC). En 1971 la NOPWC se independiz totalmente del gobierno y
comenz su andadura como asociacin prestadora y facilitadora de servicios y grupo de
presin. Su base organizativa da cabida a multitud de asociaciones de mbito local.
Un mundo en el que las personas mayores prosperan es un mundo en el que las personas mayores sern: ciudadanos iguales con igualdad de derechos, que
tienen suficiente dinero para una vida segura y decente y tienen acceso como
consumidores a los pr