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La Real Academia de la Historia como modelo de unión /ormal entre el Estado y la cultura (1735-1792) María Teresa NAVA Ronízíoíír~. Departamento de Historia Moderna Universidad Complutense. Madrid 1. INTRODUCCIÓN: EL MOvIMIENTO ACADÉMICO Co MO INSTRUMENTO DE REFORMA La creación de Reales Academias’ cobra en la España del siglo XVIII un especial protagonismo, por ser estas instituciones no sólo cauces de expresión de una nueva mentalidad ilustrada, sino también y so- bre todo, modelos de unión formal del Estado con la cultura. Las Aca- demias que surgen en España a partir de la segunda década del si- glo xviii fueron promovidas por colectivos deseosos de lograr el pro- greso de las ciencias y letras a imitación de las corrientes europeas; pero será el Estado borbónico quien, compartiendo teóricamente los mismos ideales, dirigirá y controlará estas instituciones buscando hacer coincidir las iniciativas y actividades académicas con su propio pro- grama politicé de inspiración absoluta 2 No nos detendremos aquí en considerar los precedentes históricos del mo- vimiento ni Ja evolución semántica del término, problemas suficientemente co- nocidos a través de los trabajos (le Francisco AGUILAR PIÑAL, en especial La Real Academia Sevillana de Buenas Letras, Madrid, CSIC, i966, así corno la obra de Alicia QuíNrxNA MARTíNEZ, La Arquitectura y los arquitectos en la Real Academia de Bellas Aries cíe San Fernando (1744-1774), Madrid, Xarait Ediciones, 1983, en la que al reterirse a este mismo asunto cita las obras dc N. Pr.vsNEa, Academies of Art, past aná present, Cambridge, 1940, y U. M. GAR~íN Y ORTIZ DE TARANCO, La Acade~nic¿ Valenciana de Bellas Artes. El movimiento academicista euro peo y su proyección en Va/encía, Valencia, E Dornenech, 1945. Desde un punto de vista general, la bibliografía sobre las Academias españolas del siglo xviii es escasa y todavía se echan en falta monografías esclarecedoras Este juicio contrasta con las ideas defendidas por Gregorio Marañón en los años treinta. En el contexto de su extremadamente optimista visión de la reno- vación político-cultural protagonizada por los Borbones, Marañón considera a las Academias verdaderos focos de ciencia extraoficial en las que se discurría Cuadernos Historia Moderna y Contemporónea, nY 8. Ed. Univ. Compí. Madrid> 1987

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La Real Academiade la Historia como modelode unión /ormal entre el Estadoy la cultura

(1735-1792)

María TeresaNAVA Ronízíoíír~.Departamentode Historia ModernaUniversidad Complutense.Madrid

1. INTRODUCCIÓN: EL MOvIMIENTO ACADÉMICOCoMO INSTRUMENTO DE REFORMA

La creaciónde RealesAcademias’cobra en la Españadel siglo XVIIIun especialprotagonismo, por ser estasinstituciones no sólo caucesde expresión de una nueva mentalidad ilustrada, sino también y so-bre todo, modelosde unión formal del Estadocon la cultura. Las Aca-demiasque surgen en Españaa partir de la segundadécadadel si-glo xviii fueron promovidas por colectivos deseososde lograr el pro-greso de las cienciasy letras a imitación de las corrientes europeas;pero seráel Estado borbónico quien, compartiendo teóricamentelosmismos ideales,dirigirá y controlaráestasinstitucionesbuscandohacercoincidir las iniciativas y actividadesacadémicascon su propio pro-grama politicé de inspiración absoluta2

No nos detendremosaquí en considerarlos precedenteshistóricos del mo-vimiento ni Ja evolución semánticadel término, problemassuficientementeco-nocidosa través de los trabajos (le FranciscoAGUILAR PIÑAL, en especialLa RealAcademiaSevillana de Buenas Letras, Madrid, CSIC, i966, así corno la obra deAlicia QuíNrxNA MARTíNEZ, La Arquitecturay los arquitectosen la Real Academiade Bellas Aries cíe SanFernando (1744-1774),Madrid, Xarait Ediciones, 1983, enla que al reterirse a estemismo asuntocita las obrasdc N. Pr.vsNEa, Academiesof Art, past aná present,Cambridge,1940, y U. M. GAR~íN Y ORTIZ DE TARANCO, LaAcade~nic¿Valenciana de Bellas Artes. El movimiento academicista europeo ysu proyección en Va/encía, Valencia, E Dornenech,1945. Desdeun punto de vistageneral,la bibliografía sobre las Academiasespañolasdel siglo xviii es escasay todavía se echanen falta monografíasesclarecedoras

Este juicio contrastacon las ideasdefendidaspor Gregorio Marañón en losaños treinta. En el contextode su extremadamenteoptimista visión de la reno-vación político-cultural protagonizadapor los Borbones, Marañón consideraalas Academiasverdaderosfocos de ciencia extraoficial en las que se discurría

Cuadernosd« Historia Modernay Contemporónea,nY 8. Ed. Univ. Compí. Madrid> 1987

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Las principales ciudadesdel país seránel escenariodondese esta-blezcan las distintas Academiast resultandoMadrid, como residenciade la Corte, la más favorecida; precisamenteen Madrid se fundaría laprimera de ellas, la Real AcademiaEspañolade la Lengua,que obtuvola sanción real el 3 de octubre de 1714. Así daba comienzoel procesode fundaciónde una serie de corporacionesde característicassimila-res a la anterior y al que hace referenciaSemperey Guarinos en suobra más conocida:

«Apenassubió Felipe V al trono sevio solicitada su soberanaprotecciónparala fundaciónde varias Academiasy establecimientosliterarios. Aquel rey (..-)

manifestósiempreuna gran disposición y facilidad para favorecertodo quantopudieracontribuir al fomentode lascienciasy las artes»~.

Junto a la Real AcademiaEspañola,que orientaría sus fines y ob-jetivos hacia la reforma de nuestro idioma y la superaciónde la deca-dencia de Ja lenguacastellana,otras corporacionesmatritensesalcan-zarían gran relevancia duranteel siglo: la Real Academia de NoblesArtes de San Fernando,aprobadael 17 de julio de 1744; la Real Aca-demia del DerechoEspañoly Público, que recibió la sanción real enfebrero de 1763; la Academia de Medicina, que obtuvo la aprobación

y creabasin el dogmatismosistemático de los colegios y las aulas, calificandoa los académicosdcl xvin de «rebeldesbien educados,,(O. MARAÑÓN, Las ideasbiológicas del Padre Feijóo, Madrid, Espasa-Calpe,1962, p. 263). Además,y segunel mismo autor, las Academiasrepresentabanla seleccióninexcusablea travésde la cual se debíaafinar el fruto de la mentehumana,ya que aunquela cienciadebíaser en suorigenpatrimonio de todos, la pirámide de la selecciónse debíaelevar sobreal base democrática;porque la verdad,para Maraóón, no ha na-cido nuncade la muchedumbr,y el hombrede cienciaha de tenercomo estímuloelevarsesobre esa muchedumbrey alcanzaruna categoríaque sin privilegiosmaterialesni herenciasle permitirían lograr la preeminenciasobre sus contem-poráneos(O. MARAÑÓN, «Nuestrosiglo xvííí y las Academias>,,en Vida e Historia,Madrid, Espasa-Calpe,1962, p. 66).

Si eí lector estáinteresadoen conocerde una manera más precisa cuálesson las RealesAcademiasquese fundan en Españaduranteel siglo xviii, véaseel trabajo de FranciscoAGUILAR PIÑAl,, «Las Academiasdel siglo Wuii como cen-tros de investigación»,en 1 Borbonedi Napolí e 1 Borbone di Spagna. Un Bi-Zancio 5/oriografico. ConvegnoInternazionale organiz.zato dal Centro di Studixtalo-spagnoli,Napoli, Universitá degíl Studi di Napolí, Guida editorí, 1985, pá-ginas 391-404.

Semperey Guarinos fundamentaestaidea en la propia opinión del rey, aquien atribuye las siguientes palabras a Este designio ha sido uno de los prin-cipales que concebíen mi real ánimo luego que Dios, la razóny la justicia incllamarona la corona de estaMonarquía (...) he conservadosiempreun ardientedeseode que el tiempo diese lugar de aplicar todos los medios que puedencon-ducir al público sosiegoy utilidad de mis súbditos,y al mayor lustre de la na-ción española.La experienciauniversalha demostradoser ciertas señalesde laenterafelicidad de una Monarquíacuando en ella florecen las cienciasy las ar-tes,ocupandoeí trono de su mayor estimación.»J. SEMPERE y GuAmNos, Ensayode una biblioteca de los mejoresescritores del reinado de Carlos II 1, Madrid,Imprenta Real, 1785-1789,Facsímil en Madrid, Gredos, 1969, 3 vols., vol. 1 de laedición facsímil, Pp. 9-10.

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de sus Estatutosen 1734, y la Academia de JurisprudenciaPráctica,erigida como instituto real en 1773.

Merecen mención especialaquellasAcademias que tuvieron comonorte la renovación de nuestra historiografía. El despertar de unanueva conciencia histórica acabó convirtiéndoseen uno de los ele-mentosdefinidores del movimiento ilustrado tanto en Españacomoen Europa, y ello permite hablar de una verdaderarevolución histo-riográfica, en cuyo contexto la historia pasó a ser consideradains-trumento indispensablepara la transformación social y el beneficiode la nación~. En este mareo adquiere significado la aparición de laReal Academia de la Historia en 1738, así como la fundación de lasRealesAcademias de BuenasLetras de Barcelonay Sevilla en 1751y 1752, respectivamente.Pero no todos los proyectos académicoslograron el favor real; la AcademiaValencianay susambiciososobje-tucos de reforma de la historia, que tuvieron en Gregorio Mayans suprincipal inspirador y defensor,no encontraríanel apoyo de las cor-poracionesculturales mencionadasy, como consecuencia,las dificul-tadeseconómicasacabaronmotivandosu desaparicióntras nueveañosde existencia

La evolución de las distintas Academiasespañolaspodría ser cali-ficada de compleja. Se vieron en cierta medida impulsadaspor idea-les enciclopedistasque acabaronimpidiendo un progreso efectivo ycontinuadoen una única dirección, pero por encima de toda semejan-za, tanto los proyectos como sus aplicacionesprácticas estánmarca-dos por la diversidad. Si junto a las Academias creadastuviéramosen cuentalos proyectosno llegadosa buen fin, quedaríaaún más jus-tificada la importancia de las inquietudes académicas,a la vez queobtendríamospruebaspalpablesde que el propio movimiento acadé-mico no se vio libre de polémicas,críticas e intentos de reforma7.

J. A. MARAvALL, «Mentalidadburguesae idea de la Historia en el siglo xvití»,en Revistade Occidente,núm. 107, 1972, pp. 250-286. Maravalí sugiereesta ideacuandoafirma que«la Historia, tambiénen Españaen cierta medida, se con-vierte en un instrumento critico, en una vía de reforma intelectual, y llegadoel caso, en apoyopara las pretensionesde reforma social» (p. 253).

Este terna ha sido estudiadoen profundidad por Antonio MESTRE SANcHIsen sus obras Historia, fueros y actitudes políticas. Mayans x’ la I-Iistoriog,-afíadel siglo XVIII, Valencia, Publicacionesdel Ayuntamiento de Oliva, 1970, y Des-potisnio e ilustración en España, Barcelona,Ariel, 1976. En ellas deja patenteque el fracasode esteproyecto académicose debió, en primer lugar, a que enla génesisy formación de la AcademiaValenciana no se consultó a Madrid nise pidió parecera las RealesAcademiasexistentes,como tampoco se busco, ini-cialmente, el favor real. Llegado el momento de solicitar la protección de lamonarquíapara solventargraves problemaseconómicos,los gobernantesexigie-ron que la Academia sesometieraa las directricesde la corporaciónmatritensey, en definitiva, a los criterios oficiales La negativa dc Mayans provocaría laoposición de las instituciones públicas, iisí como el lógico y ya señaladodesen-lace.

La documentaciónreferida a proyectos de creación de nuevasAcademias

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Analizando algunosde los planesque pretendíanla unificación deAcademias a existentes,o bien la modificación parcial de su organi--zación, podemos deducir sus principales «defectos»: la mala gestióneconómica,que paralizaba frecuentementelas iniciativas más útiles,la perezay el descuidode algunosindividuos, la falta de método y latodavía insuficiente contribución de las obras académicasa la ins-trucción de la nación. Por otra parte, es significativo que a la horade plantear las soluciones los autoresde estos escritos insistan tantoen la creaciónde nuevos cuerpos en los que se aglutinara el estudiode varias disciplinas, como en estrechar aún más las relaciones deéstoscon los poderespúblicos.

Las RaJesAcademias surgieron y se desarrollaronen nuestro paíscomo instituciones típicamenteilustrada,en cuyo seno los gruposquepropugnabanla reforma intelectual, económicay socio-política,bus-caron desarrollar sus iniciativas; pero también en ellas el Estadojuega un papel innegableal inspirar y controlar sus tareas,constitu-yéndoseen último término en el principal beneficiario de su obra. Lapolítica cultural centralista de los Borbonesencontróen estascomo-racionesun mareo adecuadode actuación,y la Real Academia de laHistoria, plenamenteintegrada en estadinámica, marcaríalas pautasde la reformacrítica de la historiografía española.

¿Cuálesson las característicasconcretasde la relación Academiade la Historia-Monarquíaborbónica durantesus primeros cincuentaaños de existencia?A través del estudio de suspautasinstitucionalespodremoshallar unade las vías explicativasmás adecuadas,cobrandoesteesfuerzoaún mayor valor por lo que entraña de importante con-tribución a un mejor conocimiento de la historia cultural españolade nuestro siglo xviii y de las no siemprefáciles conexionesentre eldespotismoilustrado y la reforma de las letras8

durantela segundamitad del siglo xvni es muy abundante.Algunos de ellos seconservanen la secciónde Estado del Archivo Histórico Nacionalde Madrid:

— Apuntamientossobre el proyecto de establecimientode una AcademiadeCiencias y BuenasLetras en Madrid, leg. 3022.

— Apuntamiento para establecimientode Academia Real de Ciencias en laCorte de Madrid, por Antonio RoseIl, 1792, Ibídem.

— Carta dc Manuel Pelayo al conde de Floridablanca sobre una Academiade Cienciasen Madrid con especialidadde Historia Natural, 1780, Ibídem.

— Estatutos para unaAcademia de Cienciasen Madrid, s. a- Ibidem,— Proyectode Acaderniade las Cienciasdel PadreVillalpando, 1796, Ibídem.

Y por último, el de Ignacio Luzán, Proyectoy plan de una Academiade Cien-cias, BellasLetras y Artesen Madrid, Ibídem, Sobreel misrno, véaseel articulo deDidier OZANAtí, «Lideal académiquedun podtédelaire: Luzan et sonprojet dAea-démie Rovale des Sciences,Arts el Belles-Lettres(1750-51)>, en M¿langes oftertsó Mareel Bataillon par les bispanistesfran~ais, publicadosen Bulletin Hispani-que, LXIV bis, 1962, Pp. 188-208. En el Archivo del Ministerio de Asuntos Exte-riores se conservaotro ejemplarcon la signatura06.01 (40)”17’.

Antonio Mestre alude al carácter de estasconexionesen Despotismoe ilus-tración en España,Barcelona,Ariel. 1976.

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II. ORIGENES Y FUNDACIÓN DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA

La fundación de la Academiade la Historia tiene suorigen en unatertulia de carácterprivado, similar a las que desdeel siglo xvi y conorientación fundamental literaria habíanproliferado en España.Na-cida en 1735 como junta particular, acabaríaconvirtiéndosetres añosmás tarde en una institución oficial:

«No es nuevo que en las casualidadestenganorigen las más singularesem-presas,ni que pequeñosprincipios se eleven con la aplicación a las mayoresalturas (...) sobre tan sólidas basesse cimentó la Academia (..) unacasualidadla formó, adalantolala aplicación, la perfeccionóla constanciay la eternizaránsus obras, haviendoencontradoen la protección real la más seguradefensacontra los enemigosde las Ciencias>~>.

La casualidadno fue, obviamente,un factor primordial en la for-mación de esta «primitiva junta», en cambio,sí debemossubrayarlaimportancia de otros dos elementos,las aspiracionesreformistascom-partidaspor susmiembrosy, ante todo, la protecciónde la monarquía.

lo

Al comenzarel invierno de 1735 —nos dice RemediosContreras —

la tertulia literaria que se reuníaen casade don Julián de Hermosilla,en la calle de Atocha, era una de las más acogedoras,y en ella se dis-cutían asuntos de la más variada índole relacionadoscon las cien-cias y las artes. Ademásdel anfitrión, abogadode los RealesConse-jos y tenientecorregidor de la villa de Madrid, asistían a ella otrosindividuos con cargos importantes en la Administración ‘~. Si bien laactuación de estos hombres revelaba sus inquietudes intelectuales>no es menos cierto que debieron continuar siendo fieles a los prin-cipios políticos de un Estadoen cuyo aparatoburocrático estabanin-

Fastos de la Real Academiade la Historia, Madrid, Antonio Sanz,1739, p. 2.Este fragmento aparecea su vez en un documentomanuscrito titulado BreveNoticia de la Junta de la Historía, que es reproducidoíntegramenteen estepri-mer volumen de los Fastos; el. documentose conservaen el ARAH (Archivo dela Real Academia de la Historia), 9/1942.

‘< Remedios CosnaenÁsMí.our¡., «Archivo y Biblioteca de la Real Academiade la Historia>~, en Boletín de la Real Academiade la Historia, CLXXIX, 1982,p. 365.

Agustín de Montiano y Luyando, secretariode la Cámarade Gracia y Jus-ticia y secretariode Estado. Franciscode Zábila, brigadier de los RealesEjér-citos y capitándel Real Cuerpo de Guardiasde la Infantería Espai~ola. Alonsode Verdugo y de Castilla,conde de Torrepalma.Llegaría a serministro plenipo-tenciario de Españaen Viena y Berlin JuanAntonio de Rada y Berganza,secre-tario de 5. M. y abogadode los RealesConsejos.Manuel de Roda y Arrieta, mar-qués de Arrieta. Seria consejerode Estadoy secretariodel DespachoUniversalde Gracia y Justicia. Jerónimo Escuer, secretariode la MayordomíaMayor delRey. Juan Martínez Salafranca, capellán de la Real Capilla de San Isidro enMadrid. Leopoldo Jerónimo Puig, bibliotecario de 5. M en la Real AcademiaEspañola.

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tegrados, y gracias al cual habían adquirido una posición social pri-vilegiada.

Lo que en un principio tuvo carácterde reunión informal adquiriótalante de junta organizadadesdeel momento en que se decidió crearun verdadero cuerpo literario regido por unas «constituciones» oleyes:

«Proporcionaronseá las cio-cunstanciasde entonces,y prosiguió su observan-cía algun tiempo, hastaque> conociendoselos aumentosde aplicacion, y crecien-do el número de Concurrentes,se empezó ¿o venerarcomo Comunidad la quetuvo principio en divertida conversacion;y elevando¿o su vista el pensamiento,se propusierontodos emprenderobra, que fuesseAcadémica,y que mereciesseperfeccionadala comun aceptaciónpública»

Agustín de Montiano y Luyando, presentadoa la junta por su ami-go Manuel de Roda y recibido como miembro en marzode 1735, fueel encargado de redactar las normas corporativas. En ellas se esta-blecía que la junta pasaríaa llamarseAcademia Universal y que, deacuerdo con esta denominación,se tratarían en su seno todo tipo detemasrelativos a las ciencias, artes y bellas artes. El número de aca-démicos quedabafijado en cuarenta, veinte numerarioscon voto yveinte supernumerariosprivados de este derecho. Se contemplabanademástres cargos fijos: el presidente,que seríaelegido cada cuatromeses,y un secretarioy un celadorelegidos a perpetuidadttEstaspri-merasreglas se adaptabanal carácterprivado del instituto, respon-diendo a su vez a las mínimas necesidadesorganizativasde un colec-tivo todavíapoco numerosoy no comprometidoen grandesproyectos.

La historia se había ido convirtiendo en tema fundamental de lasdiscusionesacadémicas,por lo cual, cuandollegó el momento de de-cidir la orientación de sus esfuerzos, la Academia eligió como prin-cipal objetivo la elaboración de un Diccionario Crítico Universal deEspañade acuerdocon plan previamenteconcebidopor Montiano:

«La Materia de esta obra se estiendeá quanto general y particularmentese ha escrito de Españasagradoy profano: a los Autoresque ha havido, á va-ronesy rnugeresinsignes (...) Cada asumpto se ha de exponer con lo que enpro, y en contra digerenlos Autores mas selectossin decidir, ny ladearse¿o nin-guna de las dos partes.En los puntos de tradicion, y que piadosamenteestanrecividos, es menestermanejarsede forma que (...) quede indemne la reputa-clon con los Eruditos, y no baia que recelar de los Inquisidores>i”.

2 BreveNoticia de la Junta de la Historia, ARAH, 9/1942, E. 1 y.

El celadorseria el encargadode haccí-observar las constitucionesy dc darcuentaa la Academia de lo que consideraseera necesariocambiar en ellas, re-sultandoelegido para ocupar estepuestoel propio Montiano, Franciscode Zá-bila y lijan Antonh.í de Rada fueron confirmadoscomo presidentey secretario.

< Idea del Diccionario Crítico-Histórico español,escrita por Agustín de Montiano, 1735. ARAN> 1118035, ff. 1 r-1 y.

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Aunque según el plan originario el Diccionario tendríaque conte-ner diecisietematerias,a lo largo de 1736 se fueron incorporandoal-gunasmás hastaun total de veintiséis. Cadauno de estos bloques te-máticos seríatratado en estudioso planesparcialesen los que se jus-tificaban y analizabantanto su importanciacomo su contenido ~. Lainclusión de materias como «Política dc Españae interesesde la Co-rona», «RentasReales»y la denominada«PatronatoReal y Corte deRoma>’, nos habla del protagonismo otorgado a la monarquíaen lasucesiónhistórica de los tiempose, invirtiendo los términos, nos des-cubre la ideade que la historia podía contribuir eficazmentea afianzary justificar su poderpúblico. Porotro lado>y al comprobarla variedadde temas que se suponíaiba a comprenderel Diccionario, cabríaatri-buir a estos primerosmiembros de la Academiaciertos idealesuniver-salistas latentes en su empeño de unificar disciplinas y saberesmuydiversos.Sin embargo,la mencionadadivisión de materiasnuncallegóa ser unánimementeaceptaday tanto la obra global del Diccionariocomo su realización práctica continuarían siendo tema de discusióna lo largo del siglo xviii.

Entretantola junta se interesabapor estasy otras cuestiones,

“crecía cl nombre con los adelantamientos;y ya se murmuraba estaaplicacioncomovanidad:: pronosticabanotros su breve ruina, y no faltó quien conspiráse¿o ella; pero precaviendola prudenciade antemanoel golpe, se trató de adqui-nr un sitio público, en que se continuasela idéa, y quenos libertasede la sos-pechade particular conventículo,ó Junta» »~

La razón de estecambio de local no hay que buscarlatanto en lasmisteriosas sátiras publicadasen los «Papelesdel Duende»,y en lasque la junta era tachadade sospechosay clandestina, como en el

Veintiséis Cédulasde División de materias para el Diccionario Histórico,1736, ARAH, 11/8035. A pesarde esteepígrafefaltan, segúnconsta en el propiolegajo, los números 1 y 23, que fueron sacadospor pertenecera la geografíadeEspañay no a la historia. En cualquier caso, sólo hemos encontradoveintidóscuadernillos. Los temasrecogidosson enormementesinnificativos.- «Origen deEspaña.Sucesióne Historia de sus Reyes»; «Costumbr¿sde Españaantiguasymodernas»,- «RentasReaks>’; «Oficios politicos y militares>’; «Tratados de pa-ces>~,’ «Varonesilustres. Hombresy mujeresmencionadospor lashistorias»; «De-litos de monarcasy vasallos»; «Universidadesy Colegios»; ~<Historia Eclesiás-tica>~,’«Religiones»; «PatronatoReal y Corte de Roma»; «Archivos»; «Lenguasque han tenido toso común o jurídico en España», «Teatros y espectáculos»;«Cortes del reino»,- «Cabildos, Juntas, Comunidades,CongregacionesSeculares,Academias y Escuelas de agilidad o discusión,>,’ «Ordenes Militares»,- «Flotas,TrancesNavales,Aosenalesy Mares de España»,’ «Política de Españae interesesde la Corc>na»,’ Leyes»; «Genealogía»,’«Materiaspara tratarse de por sí o bienpara ser aplicadasa las ya divididas: minas, ruinas antiguas,pesquerías,puer-tos de mar, muelles, bahíasy calas, las pinturas, estatuas,joyas y otras alhajas,los temblores de tierra, las pestes,meteorosy huracanes,las cosechasy lasesterilidades».

~< Breve Noticia..., f. 2 y.

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aumentodel númerode miembros, lo que unido a la creciente impor-tancia de sus tareas,justifica la solicitud de un recinto más amplioy adecuado17

Con la obtenciónde una sala de la Real Biblioteca para uso de laAcademiay el trasladorealizadoe 14 de mayo de 1736 comenzabaunanueva etapa en la historia de la junta. La pérdida de algunos miem-bros, que desdeentoncesdejaron de asistir a las reuniones, se com-pensó con nuevasadmisiones,planteándoseparalelamentela puestaen práctica de nuevos métodosde actuacion.

En agosto dc 1737 llega a su culminación el proceso por el queesta junta privada de hombres interesadospor la «cultura>’, en sumás amplia acepción,acabaríaconvirtiéndoseen una corporaciónor-ganizaday comprometidaen un vasto proyecto, la confecciónde unosana]es cuyo índice sería un completo Diccionario Histórico-Critico-Universal de España;claro que, ligada a estos afanesrenovadoresenel campo histórico-científico, se reconoce una finalidad de orden su-perior y con carácterpolítico y nacionalista: ilustrar a la nación mos-trándola susglorias pasadasy servir a unamonarquíaque convertida,a juicio de estoshombres,en defensorae impulsora de la reforma delas letras españolas,podría favorecerlescon su respaldoy protección.

«Diez y seis individuos componenhoy la Junta; y muchosdeseáncontarseentre ellos, en quienesconcurrenlas apreciablescircunstanciasde calidad, ca-rácter,ciencia, constancia,y eficaz deséode ilustrar la Patria, fecundarlade no-ticias, y servir a V. M. logrando ¿o su sombraReal la perfeccion de tan insigneempresa,y dexando¿o a la posteridadla indeleblememoria de el afecto innatode V. M. ¿o las letras,que llegaránen España¿o el ultimo complemento,y anhela-rán los estudiosos¿o su cultivo con sola la soberanaproteccionde V. M. queesperaconseguirestaJunta»“.

La designaciónde la Junta de la Historia como AcademiaReal tuvoen Agustín de Montiano su principal artífice. Encontrándoseéste enEl Escorial, en agostode 1737,cumpliendocon susfuncionesde oficialde la Primera Secretaríade Estadoy del Despacho,pidió a Sebastiánde la Cuadra, futuro marquésde Villanas y entoncesmiembro delConsejo de Estado,que pusiera en manos de Felipe V una breve rela-ción de la historia de la Junta 19 y una copia de sus Estatutos20 De la

“ Coincidimos con la opinión que L&nz OTERO expresaen su artículo «Lacasade la Real Academiade la Historia», en Boletín de la Real Academiade laHistoria, C, 1932, Pp. 780-200.

‘> Breve Noticia..., f. 5v.“ La historia que Villanas entregóal rey debió ser la misma «Noticia» a la

que repetidamentetemosaludido en estasnotasy cuya autoría es atribuida aMacanaz(Notas 9, 12, 16 y 18). Fue realizadacon el fin de serentregadaal mo-narcay su redacciónquedódefinitivamentefinalizada en agosto de 1737.

a Los Estatutosoriginarios habíansido en su díacorregidospor JuanAntoniode Raday contaroncon la aprobacióndel resto de los individuos, pero los que

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Cuadracumplió el encargo,y el 18 de abril de 1738, una vez que Feli-pe y hubo dado la respuestasatisfactoria,Montiano se lo comunicóal secretariode la Academia; la erecciónde la Juntaen AcademiaRealfue recogida en tres Reales Decretos expedidosen Aranjuez con esamisma fecha21

La feliz noticia motivó la convocatoriade una reunión extraordi-nana parael 21 de abril, día en el que se daríaa conocerla resolucióndel monarcay se tomaríanlos primeros acuerdosen cumplimiento delos Estatutos.Para cubrir el cargo de director no fue necesarioelec-ción, ya que todosaclamarona Montianocomo titular del mismo; porigual procedimiento,JuanAntonio de Rada se convirtió en el primerSecretario,y en cuantoal cargo de censor,resultaríaelegidoLope Hur-tado de Mendozadespuésde la correspondientevotación.

En el primer apartadode los Estatutosquedabadefinida la orien-tación de los trabajos:

«Dirigiendosela erecciónde esta Academiaprincipalmenteal cultivo de laHistoria para purificar y limpiar la de nuestraEspañade las fabulasquela des-lucen, e ilustraría delas noticiasqueparezcanmasprovechosas:serásu primerempresala formacion de unos completosannales,(,,.) y sucesivamentequantasHistorias se creanutiles para el maior adelantamiento>tanto de ciencias,comode artes, y literatos, que historiadasse hacensin duda mas radicalmentecom-prehensibles»22

Durante esta primera etapa, que podríamos denominar de gesta-ción, los acontecimientosse sucedieroncon enormerapidez; la trans-formación de una iniciativa incierta a una realidad institucional entan sólo tres años,así lo viene a demostrar.Ningún obstáculo de im-portancia dificulta o entorpecela evolución, quizá porque sus princI-pales promotores eran hombres ligados al gobiernoy defensoresdelorden establecido.Su iniciativa reformista evidenció una profundaconvicción; creían firmemente que l.a modernizaciónsocio-económicadel país debíafundamentarseen una renovación ideológicay cultural.Tanto el rey como estos altos funcionarioscompartíande forma glo-bal los mismos ideales; sólo más tardesurgiría la dialéctica>a medida

ahorasepresentabanal rey eranconsiderados«másproporcionadosa la deseadaperpetuidady asuntoque se había propuesto»(Fastos de la Real Academiadela Historia..., p. 31)

2> Los tres RealesDecretos, firmados por Sebastiánde la Cuadra, consejerode Estado y secretariode Estadoy del Despacho,fueron enviados,respectiva-mente, al Consejode Castilla,al mayordomomayorde 5. M., cargoqueentoncesdesempeñabael marquésde Villena, y al Padre Confesordel rey comojefe dela Real Biblioteca, donde hastaentoncesse venía reuniendola Junta.

22 Real Cédula de erecciónde la Real Academiade la Historía, BuenRetiro,17 de junio de 1738, ff. 1 v-2 r, En el Archivo de la Academia puedeconsultarseuna copia de la misma que no incluye los Estatutos (11/8167). El original, quesí los incorpora, se guardaen el despachodel actual secretarioy ha sido elejemplar por nosotrosmanejado.

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que la historia de la Academiafue ganandocompejidad, y siempreen estrecha relación con los fundamentosy repercusionessocialeseideológicasde la práctica del reformismo ilustrado.

III. ESTRUcTURA ORGÁNICA: ESTATUTOS, CARGOSY <FORMALIDADES AIiM INIsTRATIvAS

Partiendo de los Estatutos fundacionales23 recogeremosen esteapartado las cuestionesque en ellos se regulan, comprobando,en lamedida en que nos lo permitan las fuentes, las variacionesintrodu-cidascon su puestaen práctica hastaque en 1792 se apruebeuna nue-va normativa.

Varios artículos tratan el número, clasesy trámites de admisiónde los académicos24 De acuerdocon ellos se fija un máximo de vein-ticuatro individuos, incluyendo un director, un secretarioy un censor,y no se exige a los admitidos reunir unos requisitos concretos,aun-que, eso sí, debíanser todos

‘<juiciosos, decentes,bien opinadosy de aplicacion,é inclinacíon, a los travajosde Academia»»

Esta indefinición asegurabala libertad de criterio de los miem-bros responsablesde la elección, quedandoéstamuy ligada a posiblescontactospersonalesentre el candidatoy los académicos.El preten-diente estabaobligado a escribir un memorial dirigido al secretario,tras lo cual el asunto se trataría en «Academia»26 y seríasometido alinforme del censor,hastaque, de una última votación secreta,resul-tara la aprobacióno el rechazodel solicitante.En casode resultarad-mitido, el sujeto deberíaleer una oracióngratulatoria27 en la primerareunión a la que asistiera.La expulsión de cualquier miembro se po-dna producir en casode que éstefaltara duranteun año a las juntassin causajustificada.

Con intención de asegurarla permanenciaen activo de veinticuatrosujetos, los Estatutospermitían la admisión de veinticuatro supernu-

2> Ibídem.24 Se trata de los artículos 2 al 9, ambosinclusive. Real Cédula de erección...,

ff. 2 r-3 r.23 ¡hielen,, art. 2, f. 2 r.» El término «academia»se utilizaba indistintamentepara designar tanto a

la institución corno a las reunionesque, ordinaria o extraordinariamente,lleva-han a cabosus miembros.

>~ Las oracionesgratulatoriasson escritos, generalmentede corta extensión,en los que ci autor,ademásde agradecersu nombramiento,solía elogiarcon ar-gurnentos retóricos a la Academia dc la Historia y sus miembros, a la laborrealizadapor éstaen beneficio de la nación, al monarcafundadory a los restan-íes reyesde la Casa de Borbón que continuaronprotegiéndola.

La Real Academiade la Historia como modelo de union... 137merarios que,por orden de antiguedad,podrían suplir a aquel nume-

rano que

«por servicio de su Magestadó de la causapublica hagalarga ausencia»».

Junto a estasdos clasesde miembros, la Academia podía admitiren calidad de honorarios a un número indeterminadode individuosque seconsiderasendignos de esadistinción. Todoslos académicos,sinexcepción,deberíanjurar la defensadel misterio de la «Purísimacon-cepción de María Santísima»,la observanciade los Estatutosy mante-ner en secretotodo lo que se trataseen las juntas.

La necesidadde cubrir el número previsto de plazas hizo que enun primer momento fueran los propios académicosquienes propo-nían a posiblescandidatos29 Sin embargo,una vez cubiertas,eran losinteresadoslos que a través de un memorial debían manifestar sudeseode ingresar en el cuerpo; ésta fue la práctica común hastaqueen la junta de 15 de junio dc 1759 se tomaronal respectonuevasme-didas:

~<Paraasegurar(...) el acierto en l.a elección (...) se observarán(...) estasfor-malidades: Queel Pretendienteantesde dar memorialsedirija al Director: Queel Director de cuenta en la Junta siguiente> expresandolas circunstanciasdelsugeto,y la claseen que deseaser admitido: Que dada cuenta se conferenciesobreeí asunto,suspendiendola admision del Memorial hastala Juntaproximasi el Pretendienteviviese en Madrid; y si fuera lo que se juzguenecesarioparaque cadauno de los Academicos tome los informes que le pareciere: Que enla Juntaproximase determinesi se ha de admitir o no el Memorial»».

2< Real Cédula de erección.- -, f~ 2 y. Además,si el numerariovolvía a ocuparsu plaza, el supernumerarioconservaríasus prerrogativashasta que quedaravacante un puestode nuíne’ario.

Así ocurrió en la junta cíe 12 de marzo de 1738 en la que ~‘seproponía¿ocualquierapara académicoy ventilado el punto se permitia presentarel memo-rial”. Extractos y apuntessacadosde los libros de Actas de la Real Academiadela Historia, ARAH, 9/4179.

» Los Estatutosfundacionalesfueron recogidos,ademásde en la Real Cédulade erección,en una Historia de la Academiaescrita por EugenioLlaguno y Ami-roía. El interésde esta obra radica sobre todo en que algunosde los artículosllevan anotacionesal margenrelativas a acuerdosposteriorestomadossobre losmismos asuntos,siendo ésteel casodel acuerdomencionado.Historia de la Aca-clenuia> ARAH, 9/3988, ff. 25 r-25 y. En esteejemplar no consta que el autor seaLlaguno, sino que ello se deducede otras fuentes En una carta que Llagunoescribió a Montiano con fecb.a de 5 Sde noviembre de l763 (ARAH, 9/4179), clprimero mencionauna historia de la Academiaque quedó escrita y puestaenlimpio hacia fines de 1759, siendobastantesignificativo que en el ejemplarcon-sultado sea 1760 el último año al que se hace referencia; por otra parte, ha-lIamos otro ejemplar de la misma en la Biblioteca del Ministerio de AsuntosExteriores..,en la Llaguno aparececomo autor: Historia de la Academiade laHistoría por don Eugeniode Llaguno y Amirola, 1763-1764,06.01 (46) «17».

138 María TeresaNavaRodríguez

Con esteacuerdose aclarabanmás los trámites a seguir y quedabaaseguradauna valoración más detenida de las condicionesy méritosde los candidatos~‘.

Los Estatutosfundacionalesno recogíancon detalle las funcionesde cada clasede individuos, deficienciaque se iría subsanandoa tra-vés de sucesivosacuerdos. El marquésde Sieteiglesias32 señalaquepara pertenecera la clase de numerariosfue imprescindible, a partirde 1750, haber pertenecidoa la de supernumerarios;igualmente losque hasta 1759 lograron plaza supernumerariadeberían haber sidonecesariamentehonorarios;la justificación de estaúltima norma, que,a saber, era la convenienciade que se mantuviera un escalafóndeclases, dejó de tener partidarios y su práctica administrativa acabósiendo suprimida en la junta de 15 de junio de 1759, a la vez que sus-tituida por la exigenciade que sólo se admitiera como supernumera-rios a personasestablecidasen Madrid, si ello era posible.

La clase de honorarios apareceen 1738, pocos mesesdespuésdeque fuerafundadala Academiade la Historia. El primer elegido comotal fue el monje cistercienseJoséRodríguez, y desdeentonceshastajunio de 1759 se fueron incorporandoa estaclaseun total de ochentay cuatro académico.Debido a la importancianuméricaadquirida porestegrupo, la corporaciónacordódetallar sus caracteresy funciones,determinándoseen la junta arriba mencionada,que únicamenteper-tenceeríana él personasautorizadasy doctasque por susocupacionesno pudieranacudir a las reuniones,o aquellasque por «su distinción,

>‘ Nada mejor que recurrir a un casoconcretopara comprobarcómo se lle-yabaa la práctica lo quelasnormasestablecían.GasparMelchor de Jovellanos,entoncesAlcalde de Casay Corte, solicitó a través de un memorial fechado el30 de abril de 1779 ser admitido comomiembro (véansePapelesreferentesa laadmisión de Joyel/anoscomoacadémicosupermunerarioen 1779, ARAH, 11/8223).En el margenizquierdo del memorial se leen dos notas,una escrita en la Juntade 30 cd abril y queordenase paseel escrito al censor,y otra de Antonio MateosMurillo quien, el 6 den3ayo de 1779, declara en su calidad de censor que nohalla reparoen admitir al pretendientede la clasede supernumerarios.Salva-dos estos trámites y admitida finalmente la solicitud de Jovellanosen la Juntade 7 de mayo de esteaño, el secretariode la Academia,JoséMiguel de Flores,certificaría dos semanasmás tarde el acuerdo de la elección, ordenandotam-bién ><se le diese el aviso en la forn3a acostumbradacon certificación de esteacuerdoque le sirva de titulo en forma». Desdela petición de Jovellanoshastal.a expedición del certificado habían transcurridoveintiún días. Estos trámitesse puedenigualmenteseguiren otros casosde los quetambiénha quedadocons-tancia en documentos:Papelesde admisión de Isidoro Bosarteen 1792 (11/8237)y dc Antonio Rioboo y Seilasen 1748 (11/8235).

32 SJrTrrcí.vsÍts<Marques de, Real Academiade la Historia. Catálogo de sus¡.ndividu.os. Noticia.s sacadasde su Archivo, Madrid, Real Academia de la Histo-ría 1981, Pp. 2021. Hasta 1775 no se cubrieron las veinticuatro plazas de nume-ranos previstasen los Estatutos,mientras que entre 1775 y 1779 llegó a haberveinticinco, dado que el director, aún siendo académiconumerario, no ocupabade hecho ninguna de ellas. El primer supernumerariofue Juan Ortiz Amaya,elegido en 1748 para sustituir al numerarioAntonio FernándezPrieto Sotelo, yque dosaños más tarde seria designadonumerarioél mismo.

La Real Academiade la Historia comomodelode umon.. - 139

dignidad o valimiento» pudieran facilitar a la Academia alcanzarsus objetivos; no estabanobligados a cumplir tareas específicasni>por supuesto,a concurrir a las juntas.

Hemosmencionadotres clasesde académicos,pero éstas,aún sien-do las más importantes,no fueron las únicas.El 26 de enero de 1770,a la vezque se aprobabanvariasmedidastendentesa impulsar los tra-bajos corporativos, quedó constanciade la importancia que tenía elcontrol de cadamiembro, y junto a la propuestade repasarlas listasy organizarel colectivo a basede jubilacionesy cambiosde categoría,se sugirió también la creaciónde

«una clasede Académicoscon el titulo de socios asistentespara los de la cortey de correspondientespara los de fuera, ó que se restablezcala antigua de ho-norarios que en sustanciaes lo mismo> quedandoen ella los actualesy de igualclasecon la qualidad de Academicoshonorarios distinguidos»».

Esta preocupaciónse manifiesta todavía más claramentecon laaparición de la clasede correspondientes,sobre la que se tienen am-plias y detalladasnoticias. Las razonesse revelandistintas de las ori-ginaron la iniciativa anterior y de ellas llama la atención su caráctercoyuntural. El 9 de marzo de 1770, el Conde de Campomanes,enton-ces director de la Academia,propuso realizar una colección diplomá-tica de Españaen la que bacía tiempo venían ya trabajando variosmonjes benedictinos. Estosclérigos habíansolicitado convertirse enacadémicospara poder continuarsu obra bajo la dirección de la Aca-demia,y

«como no hay clase¿o quepuedanser adscriptosS. 1. —Campornanes-—-propusoseriamuy util se creaseuna 4.« Clasede Academicoscon el titulo de correspon-dientescomo las hay en todaslas nuestrasAcademiasde Europa»».

Esta propuestaoriginó la solicitud de la necesariaaprobaciónreal,que quedaríafinalmente recogida en un Real Decreto de Carlos III,expedidocl 23 de abril de 1770, y por cl quecreaba la clasede acadé-micos correspondientes.

Detengámonosahoraen examinar los principalescargosy susres-pectivas funciones.

La Academia tendría, como ya mencionamos,un director, un se-cretario y un censor,así como tres revisores, todos elegidos entre laclase de numerarios36 El director

» Historia de la Academia., f. 26 y.» Extractos y apuntessacadosde los libros de Actas ff. 445 r-445y. La pro-

posición es un tanto confusa,o al menos de esa forma la recogeel compiladory aunqueno hayaquedadoconstanciaen las fuentesde su puestaen práctica,se trata de un ejemplo ilustrativo interesante.

Ibídem. f. 446 y.

140 María TeresaNava Rodríguez

‘<a de durarpor tiempo de un año, y se elegira de los mismos academicosporvotos secretos(...) cuio encargoseracuidar de todo lo economicoy gubernativode la Academia>’~

A pesar de quedarclaro el carácteranual de estecargo se admitíauna posibilidad de reelecciónpor vía extraordinaria,siempreque fueraconsideradoconveniente y contara con la aprobación unánime delcuerpo

A diferencia del cargo de director, los Estatutosconferían al desecretariounaduraciónperpetua.El titular de estepuestodebíaencar-garse de

«recoger,conservary colocar los papelesde Academia,y respondertodas lascartasde ella, notar todo lo queexecutaseen. las Juntastomar los votos secretosy resumir los publicos, (...) en cuio poderhan de estar los sellos maior y menorde la Academia»».

Las diferenciasson evidentes.El secretario se ocuparíade tareasconcretasde las que dependeríaen gran parte el funcionamientoad-ministrativo de la corporación, de ahí que,en un intento de asegurarla racionalidady uniformidad de tan importante cometido,se hubieradecidido otorgarlea perpetuidad.

Tambiénhabría que nombrar un censorque seríael encargadode

«cuidar de la observanciade las constitucionesy hacer presentea la Academiatodo lo digno de reparo>enmiendaó examenen cualquier materia>’ <~.

Aun cuandono consta específicamente,el censorpasaría a inter-venir de hecho en todos los trámites burocráticos supervisandoquese ajustaran a las normas.

Asimismo, la Academiahabría de nombrar tres revisores que bajola dirección del secretario

SwTctic.Lrssxs,Marquésde, op. cit. En estaobra se hacemenciónexpresadelos individuos que ocuparon cargos directivos, as’ como de la duración de sumandato.

~‘ Real Cédula de erección..,> f. 4v.Los Estatutosestablecíanque el director no podíaser reelegido «a menos

que gvavissimosmotivos obliguen a la Academia concurriendotodos los votosnemine discrepantea dispensarestalei (sic)”. Ello permitió a Agustín de Mon-tiano, elegido por aclamación el 21 cíe abril de 1738, continuar desempeñandoestecareo hasta el 19 cíe olio de 1743, en cíue por orden real fue non>bíadodirector perpetuo.No sucediólo mismo con el que tras su muerteíe reemplazó;Alonso Verdugo y de Castilla, conde de Torrepalma, únicamentepermanecióeneste puestodesdeel 27 de junio de 1740 hastacl 26 de junio dd 174i. Campoma-nesseríadirector durantemás de treinta añoscorno consecuenciade numerosasreeleccionesy sin que llegara a obtener cl cargo a perpetuidad.

R<val Cédela ¿le erección.- -, f. 3 y.“ Ibide¿n, f. 4 r.

La Real Academiade la Historia como modelo de unzon.. 141

«censuren,reveany examinenlas cedulas,papelesy travajos academicos,notan-do Jo que hallaren digno de reparo de lo que se dara cuenta en la Academiadespuesde comunicadosal Autor lo quese ofrecieren”<>.

Con estafigura se intentaba lograr cierta cohesiónen las obras queprodujera la corporación pero, en definitiva, y ademásdc garantizarel control de cada individuo dentro de los cánonesinstituciones,veníaa fortalecer y asegurarel poderde la minoría académicadirigente.

A partir de 1766 la elección de los candidatospasó a ser compe-tenciade una «Juntade proposición de oficios» que estabacompuestapor el secretario,el censory los dos académicosnumerariosmás asvtiguos. Ellos eran los encargadosde designarlos tres individuos quepodían optar a los diferentes cargos,exceptuandoel de director, yal tenerque ser siempre uno de los propuestosquien anteriormentehubiera ocupado el cargo> quedaba aseguradala posibilidad de lareelección.

La propia evolución institucional de la Academia, la consecuentediversificación de susfuncionesy el aumentodel númerode miembrosfueron causaslógicas del incrementoprogresivodel númerode reviso-res y de la aparición de nuevos oficios.

La aparición del anticuario en 1763 guarda relación con el creci-miento experimentadopor las coleccionesde medallas,monedase ins-cripciones, actividad fomentada por la Academia desdesus primerosañosde existencia.Motivos similares explican la creaciónde los restan-tes cargos;el 14 de julio de 1745 fue designadoel individuo encargadode ser tesoí-ero-rccaudador,y desdeel 23 de agosto de esemismo añose conocela presenciade un Decano42; por último, las plazasdc biblio-tecario y archivero se crean con caráctervitalicio por decisión de lajunta de 20 de julio de 1787 ~

Entre las normas que regulaban la celebraciónde las juntas des-taca una por la que se estableceque éstasno podrían tener lugar amenosque estuvieranpresentestres académicosnumerariosy el direc-tor; aunquesi se trataban materiasde gravedadera requerida la pre-sencia de la mitad de los académicos.Esta norma seríaprecisadaaúnmás por un acuerdode marzode 1747, que prohibía el debatede pro-blemas referidosal gobierno o economíade la Academia si sólo erantres los individuos asistentes,permitiendo, en cambio> que fueran tra-tados con ese mismo numero de asistentesasuntosliterarios.

lbide,n, f. 4v.42 No hemos logrado obtenernoticias acercade las competenciasinherentes

a estecargo; el Marquésde Sieteigiesias(op. eit), en el apartadotitulado «Seño-resDecanos”,apenasiceocemás datosapartede la fecha indicada.

>‘ Lo creación de estos careos se reveló necesariamucho tiempo antes, yaque segúnRemediosContreras, la Academia tenía en 1767 unos mil volúmenesimpresoso níanuscritosque en pocosañosaumentariana diez mil (op. cit., pá-gina 367).

142 María TeresaNava Rodríguez

En contrastecon la escasaimportanciaconcedidaal tema mencio-nado, se describedetalladamentecómo deberíanser distribuidos losasientosen las reuniones;ello no es más que el fiel reflejo de los cri-terios socialesimperantessobre la estructura organizativay el funcio-namiento de una institución rígidamentejerarquizada.La Academiadela Historia se regía sobrela base de las diferenciasentre sus indivi-duos, de la misma forma que la sociedadespañoladel siglo xvírt man-tenía todavía caracteresestamentales:

«concurriendoen la Juntaalguno queno seaacademico,siendoarzobispo,Obis-po ó Grandede España>ó Embajadorde Corona se le dara asientoa los ladosdel Director> ó quien le substituia~‘.

Otras disposicioneshacíanreferenciaa los trabajos que la corpo-ración debía emprender~, estableciéndoseparalelamenteque ningúnacadémicopodría publicar una obra particular, haciendo uso de estetítulo, sin que previamentehubiera obtenido la censura favorable dela propia Academia.

Tras referirsea algunos otros temas de menor importancia, los Es-tatutos finalizaban así:

«siempreque el tiempo circunstanciasy alteracionesde las cosasmanifiestenmenos conbeniente,ó totalmente impracticable> alguno de los Estatutos ante-riores podra la Academia / precediendoaviso del secretarioa todos los acadé-micos y el mas reflexivo y maduroacuerdo/ alterarle y mudarle: estableciendode nuevo lo que parezcamas combenientey preciso”t

Aunque tal y como hemos comprobadomuchos aspectosse fueronmatizando o ampliando a través de acuerdos,las normas aprobadaspor sanción real el 18 de abril de 1738 continuaron siendo las pautasfundamentalesdel funcionamiento de la Academiay explican el desa-rrollo de sus trabajoshasta 1792, fecha de la redaccióny aprobaciónde unos nuevos Estatutos.Con esta iniciativa se pretendíamejorar laorganización para poderofrecer al público obras importantes,o lo 4uees lo mismo, revitalizar una institución que durante medio siglo nohabíalogrado casi ningunode los obietivos que babia ido marcándose.Por ello, estehechodivide la historia de la Academiaen un antesy undespuésclaramentediferenciados.

Los Estatutosde 1792 desarrollanlos asuntoscon mayor detalle yextension en un intento desalvaren lo posibleambigiledadesy arbitra-riedades,recogiendoalgunasdisposicionesde los primeros Estatutos,

“ Real Cédula de erección f. 5 r.<> Nos hemosreferido a ellos en ci apartadoanterior, señalandoque la obra

principal seria la confecciónde unos Anales, de cuyo índice sc bimana el Dio-cionario histórico Universal de España.

« Real Cédula de erección...,f~ 5 y.

La RealAcademiade la Historia como modelode umon... 143

incrementandoel númerode artículos e incorporandolas resolucionesresultantesde acuerdosposterioresa 1738.

Se mantieneasí el número de académicos:veinticuatroindividuosnumerariosy veinticuatro supernumerariosque debían residir en Ma-drid, y junto a ellos, un número indeterminadode honorariosy de co-rrespondientes,los primeros de los cuales tenían que ser

«personasquepor su alta gerarquiaó dignidad, unidacon la aficion á las letras,puedancontribuir á su fomento y decoro»

y las segundas

«sugetosque residan fuera de la corte, y en quienesconcurra, ademásde suconocidomérito en la literatura, la proporcion de auxiliar á los trabaxos de laAcademia,ó desempeñarsus encargos»<¾

No se observan diferencias importantes en este apartado,salvo queya se recoge la clase de correspondientesque existía de hecho desde1770.

Sí se adviertencambiosen lo relativo a la admisión de miembros ya su pasode una clase a otra, probablementeorientadosa conseguirmayor seriedady rigor científico en los trabajos; a partir de ahorano se admitiría el memorial de ningún sujeto que no pudieraprobarsu capacitacióna través de obraspublicadaso de otras, que sin estarpublicadashubiera presentadoa la Academia; y los supernumerariospodían optar, por ordende antiguedad,a las plazasde numerario quequedaranvacantes

~<contal que se hayanmostrado asistentes,y útiles>~t

Asimismo, los académicosnumerariosquepor enfermedadu ocupa-ciones ektraacadémicasno pudieran asistir a las juntas, pasaríana laclasedc honorarios,mientras que los supernumerariosque fijaran suresidencia fuera de Madrid se convertirían en miembros honorarios.

En cuanto a los cargosy sus i-espectivasfunciones,el planteamien-to de los Estatutos dc 1792 es sustancialmentedistinto al de los ante-riores; no sólo se recogela existenciade cinco nuevosoficios, sino queincluyen una detalladadescripción de susderechosy deberes,esp~cial-mente los del director, cuyas competenciasse amplían y, por tanto yen igLial medida, su poder resolutivo y gubernativo~ El cargo de se-

<‘ Nuevos ¡Estatutosde la Real Academiade la Uiistoria. Aprobadospor 5. M.por Real Resolución de 15 de noviembre de 1792 a consulta de la Academiade4 de octubredel mismo año. Puedenserconsultadosen el ARAH y en la Biblio-teca Macional. Arts. XV y XVI, p. 5.

<‘ Ibídem, p 4.« Las funciones del director son descritasen un total de dieciséisartículos

144 María TeresaNava Rodríguez

cretario continuabasiendo perpetuo,mientrasque el director y el cen-sor seríanelegidoscada tres años.

Si de acuerdo con los Estatutos del 38, se permitía la celebración

de la junta con un mínimo de tres asistentes,a partir de 1792

«paraprincipiar la junta no se esperarámás dc un quartode horasiemprequehayaocbo Acadernicos incluso cl Secretario,quien por tener en su poder lospapeles,deberáasistir a todas, ó avisar, si no puede concurrir, remitiendo loscorrientes á tiempo oportuno»“.

y como medida excepcionalse exigía la concurrenciade al menosdie-cisdis individuos paraque sepudierandeliberar los temasconsideradosde gravedad.

El verdaderoespíritu e inspiración de la reforma de 1792 fue undeseounánime de que la Academiarecuperarael reconocimientopúbli-co, dando muestrasde sutrabajo, seriedady dedicación; por ello, lasvariacioneslegalesintroducidas se vieron acompañadasde otra seriede medidas,como es el casode la reanudaciónde las JuntasGeneralesPúblicasa celebrarcadatres años,que poco anteshabíasido propues-ta por un miembro de la corporación:

«... metodizadanuestrabiblioteca con orden y formadasy aprobadasnuestrasconstituciones,sabidasy recibidasnuestrasobligacionesrenueveV. E. las Juntaspublicasy llame por primera vez despuesde tan largo silencio á toda la Corteya todaslas Gerai-quiasdci Estad> para darles desdeel Palacio de la Panaderiacuentade todo lo que se va a hacercomprornetiendosepublica y solemnementecon toda la Nacion sobre su cumplimiento (..,) Entoncesla Academia será loque puedey debeser esto es una sociedadque decoraa Españay la sirva util-mente (...) y entoncesy. E. (...) habrahechootro servicio (...) al Rey y a laPatria»

El 15 de noviembre de 1792 los Estatutosrecibían la sanción real,iniciándoseasí una nueva fase de la historia académicaen la que lacorporación prefirió cc-ntrarseen el aumentoy mejora de suscoleccio-nes, patrocinar trabajos útiles y en servir de guía autorizada de losestudios históricos> intentando evitar con eíío el fracasode proyectosdemasiadoambiciosos.

Su recientetransformaciónfue dadaa conoceral público en el pri-mer volumen de susMemorias, obra presentadacomo primeramuestrapalpable del nuevo rumbo emprendido:

,<En las nuevasconstitucionesestán deslindadoslos derechosy los deberes,yprecavidostodos los casosde usurpaciónó arbitrariedad(...) ha querido la Aca-

(arts. XXI a XXXVII), cuyo texto ocupa cercade cinco páginas de las treintaque componenel volumen.

Nnevos Estatutos p. 23.Memoria de lo emprendidoy tra belacIo por la. Real Academiade la Historia

desdeel ano de st< fundación hasta el de 1792 y sobreel sistemaquedebeabra-zarseen lo sucesivo,6 de marzo de 1792, ARAI-1, 9/4181, ff. 27 v-28 r.

La Real Academiade la Historia como modelo de unlon., 145

demia atarseella misma las manosparaque en tiempo ninguno puedaatarselasalgunaautoridad intrusa que la pusilanimidad, la parezca,ó el egoismosuelenrespetarpor conveniencías»-Ñ

Atrás quedabamás de medio siglo de vida institucional, historio-gráfica y cultural u, a cuyo significado nos acercaremosintentandocla-rificar lo que hastaaquí se ha reveladocomo elementoverdaderamen-te determinante, la vinculación que a distintos niveles se establecióentreel Estadoy la institución objeto de nuestro estudio.

IV. LA ACADEMIA Y LOS PODERES PUBLICOS

La importancia de las Academiasen el despertarde las inquietudesintelectualesy científicas,y la extendidapreocupaciónpor la Historia,valoradaéstacomo instrumentocrítico y vía de difusión de la reformaintelectual, social y política, explican de entradael progresivo aumen-to de la dependenciaentre los órganosde gobiernode la monarquíayuna institución que,nacidabajo la protección real, iría evolucionandoen el marco histórico de un Estado absolutista.

¿En qué aspectosconcretosse observaesta relación y cuálessonsus peculiaridades?

En primer lugar tendremosque considerarqué hombres fundarono pertenecierona la corporación; eííos fueron los responsablesde suorganizacióninterna,del enfoquey realizaciónpráctica de los trabajos,y también quienes,buscandoel apoyo del poder político, admitierone incluso promovieron la relación corporativa con el rey y las institu-ciones públicas. Por ello no podemosnegar el protagonismo de estosindividuos, sino al contrario, afirmar que la realidad histórica de laAcademiaestuvo en gran medidadeterminadapor el caráctery la obrade cadauno de susmiembrosen particular y, además,por todo lo queellos representabancomo colectivo social.

Ante la imposibilidad de desarrollaraquí un estudioindividualiza-do, nos limitaremos a caracterizar de una forma breve y general alconjunto de los académicos,recordandola importanciade trabajarenla línea de una historia social de las institucionespara analizaríasnosólo desdela abstracciónjurídica, sino desdeun enfoque que tengaen cuenta a los hombresque la integran considerándoloscomo clasesocial,como agregadode personasligadaspor interesescomunese im-buidos de la concienciade un ser conjunto operativo~‘.

‘~ Memorias de la Real Academiade la Hisloria, Madrid, Antonio Sanz, 1796,vol. 1, p CXV.

Está en nuestroánimo estudiar en profundidadla labor historiográficadela Acadenúay a este tema dedicaremosun próximo trabajo.

‘< Un estudiode este carácterpodría estar en la línea de una historia socialde la Administración, cuyo concepto y objetivos aclara PedroMOLAS RIBALTA en

146 María TeresaNavaRodríguez

El prestigio social adquirido por la corporacióncon motivo de lasconcesionesreales hace que se incorporen a ella algunos nobles que,salvo excepciones,permanecenal margende las actividadesacadémi-cas, aunque de hecho contribuyeran a incrementar la categoría delcuerpo. En este sentido> cabría insistir en la idea de la búsquedadereconocimientoy admiraciónpúblicas como incentivo social insepara-ble de lo que la Ilustración encerrabade transformación ideológica.

El estamentoeclesiásticoestuvo representadopor un grupo nume-roso, y esta importante presencianuméricade sacerdotesy frailes in-fluyó de forma decisiva en la orientaciónde los trabajos.Aunque po-damoshablar de la existenciade un clero ilustrado espafiol que apoyola reforma socio-políticasegúnlas normas de la razón, algunosde susmiembros, sobretodo dentro del clero regular, siguieron defendiendola tradición y rechazandolas innovaciones.Este fenómenosocial y engeneral todos los que caracterizanel período 1738-1792tuvieron uneco indudable en la evolución académica,tal y como sucedecon eldesarroflo de una clasemedia intelectual, que a vecesha sido confun-dida con la burguesía;eran legistas,comerciantes,funcionarios, finan-cierose industriales,grupo al que pertenecíangran partede los acadé-micos. Eramuy comúnqueestoshombresostentarancargosimportan-tes en la Administración, con lo que a los lazos puramente institucio-nalesentreel Estadoy la Academiase veniaa sumar la vía abiertaporlos contactosentre los académicosy el resto de los funcionarios.

Los Borbones,en su afán de fortalecer el Estado y reorganizar laAdministración, buscaronapoyo en estaclase media o burguesía,me-jor preparadaintelectualmenteque la antigua noblezay dotada ade-más de un espíritu reformista que los propios monarcascompartían.Todo lo expuestoexplica que los miembros de la corporación, consi-deradoscomo conjunto social, hicieran compatiblessus ideales de re-forma de los estudioshistóricos con una veneraciónabsolutahacia elrey y con la aceptaciónde susdirectricesde gobierno.Sólo así se com-prende su pretensiónde favorecer a la nación sirviendo al monarcayque se establecieraun intercambiorecíproco de servicios: la monar-quía protegíaa la Academia desdeun punto de vista económicoy ju-rídico, y ésta intentaba contribuir al fortalecimiento de sus basesdepodery cumplir con las funcionesy tareasconcretasque la Administra-ción le iba adjudicando;en estasrelacionesla Historia jugabaun papelclave como legitimadora del orden establecido.

Los lazos se ponen ya de manifiesto en el Real Decreto de fun-dación:

~<Lahistoria social de la administración,~,dentro de Historia social de la Ad-tnínistración española.Estudiossobre los siglos XVII y XVIII, Barcelona,CSIC,1980, Pp. 9-18.

La Real Academiade la Historia comomodelo de unton.-. 147

«Por quanto atendiendoa el Amor con que he procuradosiempre promoverpara realce,y esplendorde mis Reinos las cienciasy buenasletras (...) unido ala suplica que se mea hechopor la Juntaque se congregaen mi Real Bibliote-ca (.. -) hanllevado a mi real animo elebarlaal titulo de Academiade la Historiabajo mi soberanaproteccióny amparo, (...) concediendoasimismoa los indivi-duos que componenla referida Academia,y compusieranen adelante,para queles sirva de estimulo el honor de Criadosde mi Real Casa,con todos los privi-legios gracias,prerrogativasinmunidades,y esempcionesque gozan los que sehallan en actual servicio

Y aunqueinicialmente no se concretan las obligaciones de la Aca-demia paracon el Estado,éstasirían fijándosea lo largo del siglo xviiia través de RealesOrdenesy consultasemanadasde una y otra parte.

Cuandosólo habíantranscurridocuatro añosdesdesu fundación laAcademia de la Historia tuvo que hacerfrente a una grave escasezderecursosmaterialesque se estabatraduciendoen una peligrosadismi-nución de sus actividades.Aprovechandosu influencia en la corte elentoncesdirector, Agustín de Montiano, solicitó al rey que le fueranconcedidosa ésta los oficios de cronistasgeneralesy particularesdela corona,para poder así recibir unossueldosque ascendíana cuatromil ducadosanuales.Tras la concesiónreal la dependenciaeconómicadio un nuevo cariz a las relacionesAcademia-Estado:se incrementabael carácteroficial de la corporacióny éstacontraíaa la vez obligacio-nes concretasde las debíaresponder.El 25 de octubredc 1744 se pro-mulgaron los correspondientesDecretos; sin embargo, no entraríanen vigor de inmediato, tal y como se compruebaen relación con el car-go de Cronistade Indias, que no seríadesempeñadopor éstade formaefectiva hasta finales de 1755,no llegando a gozar de los beneficios deesta plaza,mil realesde vellón al mes, hasta 1756»~.

» Real Cédula de erección.- -, ff. 1 r-1 y.

‘< El cargo de Cronista de Indias está ampliamente documentadoen el Ar-chivo General de Indias, fondos que se complementancon los existentesen elArebivo de la Academia Para obtener información precisa sobre los sucesosocurridos de 1744 a 1755 en torno a estecargo se debeconsultarel legajo 1520de la sección Indiferente General del AGI:

— Real Decreto incorporandoa la Academia de la Historia, los oficios deCronistas generalesy particularesde la corona. 25 de octubrede 1744. (Eloriginal en ARAH, 9/4161.)

— Consulta de la Academia solicitando el título de cronista que le corres-ponde. Abril, 1750.

— Titulo de cronista mayor perpetuo de las Indias a favor de la Real Aca-demiade la Historia. 17 de mayo de 1750.

— Minuta de JoaquínJosé Vázquez en la que notifica al rey lo ocurrido enel asunto del empleo de Cronista de Indias para que se digne tomar ladeterminaciónque fuesede su real agrado 15 de junio de 1750.Acuerdo del Consejode Indias por el que se canecíael titulo de Cronistadado a la Academia. 28 de julio de 1750.

— Titulo de Cronista de Indias a Fray Martín Sarmiento. 1 de agostode 1750.— Expedientepara proveer el cargo que ostenta Sarmiento; son tres docu-

148 María TeresaNava Rodríguez

En el intercambiode serviciosy privilegios, los interesesde ambaspartes primaron por igual, de ahí que fuera muchasveces la propiaAcademia la que solicitó empleoscon los que obtener ingresosy pre-rrogativas que considerabale correspondían.Pero también la coronaobtenía contrapartidas,ya que utilizándola como cuerpo consultivo einterviniendo en su luncionamiento estabadefendiendosuspropios in-tereses.Y es que,en definitiva, la relación beneficiabaa ambas.

Símbolo de la cordialidad de su trato son las distincionessocialesque el rey concedió a sus miembros:

«Desdeque en 1739 se sirvio 5, M. mandar se incluyesea la Academia en elrepartimientodc balconespara la opera,que en el teatro del Buen Retiro se can-tú en celebridad del casamientodel señor infante Don Felipe con la princesa1)oñaLuisa Isabel, (...) se ban continuadolos exemplaresde esta distincion enquantas funciones, regocijos, y festejos publicos que se han executado (...)

en que se convida de etiquetaá los supremostribunales,y cuerposprivilegiadosc±ela Corte, Con motivo de bodas,proclamaciones,y otros sucesosfelices de lamonarquía,”

Estasmuestrasde consideraciónsolíanser correspondidaspor par-te del cuerpo con alguna obra literaria en la que manifestabasu agra-decimiento magnificando las virtudes y buen gobierno de la monar-

99quia -

El hechode que la Academia tuviera su sedeen localesde propie-dad real nos da un nuevo elementoa considerar. Instaladadesde 1736en la Real Biblioteca, no gozabade suficienteespacioe independencia,sobre todo teniendo en cuenta el aumentoexperimentadopor susco-leccionesy librería:

mentos con fechas20 dc noviembrede 1754, 3 de diciembrede 1754 y juliode 1755.

— Consulta del Consejo a 5, M, sobreconfirmacióndel cargode CronistadeIndias a la Real Academia dc 1 Historia al estar vacante el cargo porascensodel Ministro Sai-micoto C onscjo dc 8 de agostodc 1755,

— Titulo de Cronista genes-alpci pctuo dc los Reinos de Indiasa la Real Aca-deosia de la Historia. San Loícnzo 17 de octubre de 1755.

Resumiremosbrevementelos acontcc,mícntos:A pesardc queel Consejodeindias habíaexpedid>el títu lo cíe cl unísLi 1 ivoreclencío a la Academia el 17 demayo de 1750, Feinando VI, tras Ial ccc, cl cronista anterior, Miguel Herreroch F ~pcic tú dccicl ló c<)fl cecíCc el empleo a Fray Martín Sa micotu cíe la Ordench. San Bc iii tu, quien 1 o ejercería hasta q cíe en 1755, al ser oombrado Abati deR í po II hubo (le abancionni la corte. Lotoncesel rey, despuéscíe la consultacíe-vacía poi 1’ Academia en acostu de ese añc>, decidió confi mar la gracia queFcl [Pc y ic habla eoneedidc.> cíe lotu in.

VI ‘o >005 cíe la 1?ea! Accídessiia cíe la Jhs/orio pp. XVI 1-XV títomo ejemplo de estetipo de obrasse puedemencionarla que realizó Ig-

naco tlc Hermosilla en 1760 con nio1 ivo cíe la exaltacióncíe Carlos 111 al trono,la cxtendida por Caproanx en 1789 al in iciarse cl reinado tic Carlos IV, así comoaleunas otras en las queel monarcaera felicitado liur la celebración de bodas,nacímicntosy otros sucesosimportantesen la vida de la familia real.

La Real Academiade la Historia comomodelo de unzon. 149

‘<La Academia (...) hallandoseen la imposibilidad de tener baxo decentecus-todia su librería, monetario y otros efectos que había adquirido, y de situarlospara su mejor conservaciony uso, con utilidad de los literatos y gloria de laNacion, hizo presentea S. M. estospoderososmotivos para que se dignasecon-cederlael Real Quarto de la Casade la Panaderia»‘>.

La mayoríade las peticioneselevadasal rey se justificaban, comoes este caso, por el bien de la nación, principal beneficiaria, según laAcademia,de la deseadamejora de sufuncionamientoe ideal supremode todas las iniciativas reformistas. Pero esta razón era ademásunmedio dc alejar la sospechade que la institución buscabasatisfacerin-tereses exclusivamentecorporativos; ello explica que cuando el reyconcedió el traslado a los locales solicitados, éstano cludaraen agre-decer el gesto prometiendoque los adornaría

«de un modo que hagapatenteal público la munificencia con que el soberanoprotegey honra las letras»<‘.

Hagamosahora mención tanto de las más importantessolicitudesy consultas que la Academia hizo llegar al rey como de los encargoshechospor los propios monarcaso por órganosde su gobierno.

Cabríadestacar,en primer lugar, un número importante de consul-tas elevadasal monarcasolicitando permiso para editar obras comola Cronología,las Memorias de lo corporación y una colecciónde es-critores originales de la historia de España,entre otras ~ si bien fueconcedidala petición, el proyecto acabó malográndosey cuando en1762 se vuelva a solicitar permiso de impresión el rey sólo lo conce-derá para alguna de las obras propuestas.

Este tema merece que le dediquemoscierta atención, sobre todoteniendo en cuentalo sucedidocon motivo del Real Decreto promul-gado el 8 de mayo de 1755, por el cual la Academia

‘<con sola su aprovacion,y lizencia acreditadapor la Zertificacion del secretario

podía hacer imprimir susobras y las de sus individuos

<‘por cualquieraImpresor, y daríasal publico sin permiso, ni inspeccionde otrojuicio ó tribunal, dispensandolas Leyes,Pragmaticas,y Ordenanzas,quehuviereen contrario»

>< Memoriasde la Real Academia...,p. XX. Sobreel local de la Casade la Pa-naderíavéase: Archivo de la Villa de Madrid, Secretaría,3-93-27.

<> Memorias de la Real Academia p. XX.<‘ Memoria de lo emprendidoy trabajado por la Real Academiade la Histo-

ría..., f. 9 y En 1759 la Academiaconsultó al rey pidiendo permisopara imprimirsus Memorias y una colección de escritoresoriginales de la historia de España;el proyecto de impresionespresentadoen 1755 habla sido ya abandonado.

<‘ Oficio del fiscal del Consejo de Castilla en quepermite que se pase la cé-dtda por la que concedióa la Real Academiade la Historia el privilegio de ini-

150 María Teresa NavaRodríguez

Ello significabaque,como en el casode otras Academiaseuropeas,gozaríadel privilegio de imprimir susobrassin las licenciasordinarias.Sometidaesta concesiónal examendel Juez de Imprentas,don JuanCuriel, y del Fiscal del Consejode Castilla, el Consejo,tras no expedirel despachocorrespondiente,envió una consultaal rey en la queexpo-nía haberconsideradola cuestión de la siguiente forma:

<‘El Consejo,Señorhá consideradosiempre el examen>y aprobacionde lasobras que se hán de imprimir como una de las mayoresimportanciasde la Mo-narquiapara conservarla purezaantigua de la Fée, las gloriosas apreciablesregalias de la Corona, y la devida instrucción, y aprovechamientode sus va-salIos’><‘,

Este criteriomovía al Consejoa desaprobarla decisión realy a so-licitar del monarcaque el privilegio fuera suspendido,ya que ademásde ser esta función privativa del Consejonunca había sido desempe-fiadapor otra institución, y podía provocarqueotros colectivos, como,por ejemplo, las Universidades,pretendieranuna gracia similar. Loque en realidad demuestraesta actitud es el interés del Consejopordefendersusprerrogativasfrente a otras institucionesque, como lasAcademias,habían ido obteniendo atribuciones. El rey debió aceptarla sugerenciay suspenderel privilegio, de ahí que en 1759 y 1762 laAcademiase viera obligadaa solicitar de nuevopermiso para imprimirciertas obras.Este casose convierte en claro exponentede un conflictode interesessaldadocon la victoria del Consejode Castilla, represen-tante de principios políticos conservadores,frente a una Academiadela Historia que puedeser consideradasímbolo de las nuevasinstitu-ciones culturales,y, en definitiva, revela cómo razones políticas po-dian llegar a imponerseen detrimento de una iniciativa reformadorade ordencultural o intelectual64

Aparte de las ya mencionadas,se hicieron llegar al monarcaotraspeticionescon las que la Academiaintentabale fueran reconocidasal-gunas atribucionesque juzgaba privativas de su instituto; valga men-cionar la representaciónparaevitar queseimprimieran mapasde fron-teras sin su reconocimientopor los «perjuicios que puedencausaralos interesesdel Reyno’>; parecíanconvencidosde que las cuestioneshistóricas y geográficasteníanpoderpara incidir favorable o desfavo-rablementeen la estabilidad del poder político:

primír libremente sus obras> al Juez de Imprentas y a toda personaencargadade la inspecciónde estosasuntos,Madrid, 24 de mayo de 1755, Archivo HistóricoNacional, Consejos,leg. 17814, f. ir.

» Consulta del Consejo sobreel Privilegio concedidoa las AcademiasEspaño-la de la Historia, 17 de julio de 1755, AHN, Consejos,libro 1016.

“ Suponemosque el rey invalicló el privilegio, dado que posteriormentelaAcademiacontinué solicitando permisosde impresión.

La Real Academiade la Historia como modelo de union.. 151

«Estos y otros muchospuntos hístoricos ignorados de los que se dedican aformar Mapas de las provincias y territorios confinanteso limítrofes de estaMonarquía, pone a la Academia en obligacion de representara 5. M. se sirvamandarque cualquier Mapa en quese trate limites y fronterascon otros Reynosse le presentepor susautoresó Edictores(sic) antesde la publieacionpara queestalos examiney arregle las faltas que puedanteneren perjuicio de la Corona,y Vasallos de 8. M.» <‘.

La historia era colocadaal servicio del Estado y del bien público,pero también se pretendíaque ésta fuera veraz:

«Y para que la Academiapueda censurarlos—los mapas—con la exactitudque pide el asunto>sin agraviar a los derechosde y. 1W, a los publicos, y comu-nesde sus vasallos,y seguir en todo la verdadhistorica sin que se comprometaal Estadoni la Academia suplica (.) se dignemandarcopiasde los documentosquehubieseen los Archivos Realeso publicos quandose necisten(sic)»«.

Ahora bien, no hay queolvidar que estaaspiracióncientífica sería,de conseguirse,igualmente beneficiosapara la Academia en relacióncon el incrementode su prestigio y su influencia político-social.

En defensade estepretendido protagonismo en la vida cultural ysocial de su tiempo llegó a enfrentarse, incluso, con varios de susmiembros;así se constataen los siguienteshechos.En 1767 la Acade-mía de la Historia envió al monarcauna repíesentaciónmanifestandosu oposicióna que dos de susindividuos, Franciscode Riveray Anto-nio Mateos Murillo, recibieranel título de Colectoresde monumentosantiguos. Desdehacía tiempo Rivera y Murillo trabajabancomo par-ticularesen un proyecto aprobadopor la Academia en 1755 y relativoa coleccionarinscripcionesantiguasy modernasde España;pensandoque no se podría llevar a la práctica dentro de la corporación,ya quepor entonceslas tareas se habían detenido,decidieron dedicarseper-sonalmentea él y sefijar-on como metaformar unacolecciónuniversal.La Academia, considerandoestaobra propia de su instituto, les acon-sejó repetidasveces que la abandonarany se reintegrarana ella comomiembros activos. Ellos no sólo no aceptaron,sino que se dirigieronal rey pidiendo su respaldoy solicitando el título de ColectoresRegiosde los monumentospertenecientesa la historia de España,es decir,un reconocimientooficial que les permitiera asegurarla continuaciónde su labor. La corporaciónse sintió ofendida por estasolicitud,

“porque dado este titulo y exercicio publico á dos particulares seria darse aentender(...) quela Academiase desentendiade su obligacion de hacercoleccio-

6> Representaciónhechapor la Real Academiade la Historia a .5. M. para queen los mapas de fronteras no se permita la impresión sin su reconocimientopor los perjuicios que puedencausar á los interesesdel Reyno, 17 de julio de1778, ARAR, 9/4179, f. 1 r.

“ Ibídem, f. 4 y.

152 Maria TeresaNava Rodriguez

oes ó que no era capazde egecutarlasy como quedademonstradojamaslas haperdido de vista y por otra parte es bien claro quepodra todaella hacer lo quepuedendos individuos» ‘¼

Estabaen juego>básicamente,la capacidadde la Academiapara llevara cabotrabajosde esamagnitude importancia,el ser o no ser de unainstitución frente a iniciativas y trabajos particulares.Y fue precisa-mente la defensade los derechoscorporativos lo que la llevó a solici-tar del monarcaque la colecciónreunida hastaentoncespor Rivera yMurillo fuera trasladadaa sus locales

«endondeademasde darselala seguridadque parandoen particularesno podíatener, se haría de ella los muchos usos que por la misma razon no puedenejecutarseen parte privada»«.

En cuantoa los trabajosquehubo de realizarpor encargosdel mo-narca o de su gobierno:

no contribuyó pocoa complicary torcer sus primerospasos—opinaVicenteBarrantes—tenerlael Gobiernoconvertida en un verdaderocuerpo consultivode ciertos ramosde la Administración, principalmenteen aquel reinado de Car-los J~~»

A medida que la institución solicitaba nuevasfacultadesy graciasiba aumentandoel número de ocasionesen que la Administración re-curría a sus servicios, siendo el impulso cobradopor la política refor-mista bajo el reinado de Carlos III otro elemento a considerara lahora de explicar cl incrementode susfuncionesconsultivas.

«Desdeel año 1751 —refieren las Memorias— (...) no ha cesadoel Ministeriode servirse de sus luces y créditos, cometiendola várias censuras é informes,entrelos qualesno han faltado algunosseservados,en quela política ha tenidoque ampararsede la historia» <.

Veamosalgunos de los informes y dictámenesque tuvo que elabo-rar por estos motivos.

Representacióncontra Rivera yMurillo por la Academiapara que no se lesdiese el título dc Colectoresde Monumentosantlgtos, 27 de marzo de 1767,ARAH, 9/4179, f. 4l0v. Véasetambién Informe de Alenzanyy Moragues sobre lacolección.cíe docu,nentoshecha por Rivera y Murillo de la Academiade la His-toria, 25 de septiembrede 1767, 9/3976.

‘< Representacióncontra Rivera y Murillo f. 412 y.

~ Vicente, B..xízitxNsos, Historia de la Real Academiade la Historia. Discursoleído ante la Academia ele la Historia en su pública instalación en la casadelNuevo Rezadoe! día 21 de junio dc 1874, Madrid, Imprenta de JoséRodríguez,1874, p. 20.

70 Memorias de la Real Academiade la Historia p. LXXXIX. En el primervolumen de las Memorias se hace mención de todos los informes y dictámenespedidos por el Estadoa la Academia (PP. LXXXIV a CIII).

La Real Academiade la Historia comomodelocíe un¡on 153

En 1751 pasó a su examenel memorial de la Academiade BuenasLetras de Barcelonapor el que ésta solicitaba el apoyo de la monar-quía. A principios de 1753 se redactó un informe sobre una espadaencontradaen el centro del muro de un torreón de Peñafiel, y con mo-tiro del terremoto de noviembre de 1755 la Academia tuvo que darnoticia al rey de los dañosocasionadosy de todas las circunstanciasdel fenómeno,ademásde formar una relación histórica sobreterremo-tos producidos anteriormente.Por un oficio de 14 de octubre de 1762la Primera Secretaríade Estado comunicó a la Academiauna ordendel rey para que revisasey corrigiese la traduccióncastellanadel Dic-cionario inglés universal de artesy ciencias escrito por Barrow. Tam-bién hubo de encargarseen 1777 de la edición de algunasobrascomola Historia del EmperadorCarlos V y la Historia del DescubrimientodelNuevoMundo de JuanGinés de Sepúlveda.Entre suscometidos se in-cluyó igualmente idear inscripciones: por un oficio enviado en no-viembre de 1783 a través de la Vía Reservadade Guerrahubo de encar-garse de bacer una inscripción en conmemoraciónde la conquista dela isla de Menorcay destinadaa ser grabadaen un pedestalque allí secolocaría. Por último, recordaremosel informe que realizó en 1790acercade las antigúedadeshalladasen Cabezadel Griego, así como elhechode que la Academiafuera la encargadade confeccionartodos losplanesde medallasque se acuñaronen los reinadosde Felipe V y Car-los ~JJ 7i

Ademásde dictámenese informes para las Secretarías,se realiza-ron trabajospor encargode los tribunales, el ConsejoReal, la Cámarade Castilla y el Consejode Indias. El más importante de ellos fue lascensurasque desde1746,fecha en que por primera vez el ConsejoRealle encargóel examende un manuscrito,hasta 1796, en que se publicóel primer volumende las Memorias,ascendíana ochocientasveintidós.Varios djctámenespuedenser también incluidos en este apartado.En 1753 el Real Consejode las Ordenessolicitó un dictamen sobre laauténtica filiación de la quinta infanta Doña Sancha,hija de Alfon-s~ xx de León y de su primera mujer María Teresa;en 1770 el ConsejoReal sometióa su examen el plan de estudiosde la Sociedadde Ami-gos del País de Vergara,y en 1781 tuvo que informarle sobre las nor-

“ En los fondos documentalesdel ARAH han quedadonoticias sobrealgunosde estos trabajos:

Informes acercade la espadaque se halló en el centro de un torreón delconventode San Pablo de Feñafiel,9/5930.

— Sobre comisiónencargadaa la Academia para estudiar las antigUedadesde Cabezadel Griego, 9/5939.

— Expedientecon motivo de las medallasque se acuñaronen celebracióndela proclamacióndel rey Carlos IV, 1788-1789, 9/8869.

154 María TeresaNavaRodríguez

mas que regulabanlos enterramientosfuera y dentro de las iglesias‘~.

Entre estos trabajos destaca,sin lugar a dudas,el realizadopor Jove-llanos acercade los juegos y diversionespúblicasu~

“Esta ha sido —segúnlas Memorias—otra de las tareasobscuras,delicadas,ypenosasque ha ocupadopor espaciode 25 años continuosá casi todos los Aca-démicos,gastándosela mayor parte de las sesionesen oir y pesarlos dictá-menes,para acordary fundar despuésel cuerposu último juicio» “.

Recapitulandolo hasta aquí expuestopodemosseñalarque la vidainterna de la corporación durante el período 1738-1792 se vio media-tizada, tanto por factoresinternos,a saber,su estructuraorganizativao el comportamientoindividual de sus hombres,como por elementosexternos a la propia Academia, entre los que se encuentranlos deri-vados del carácter de las relaciones entre ésta y la monarquía. Esevidenteque estos elementosno actuaronen ámbitos distintos y, poreso,sus efectosse interrelacionaron; así se observa,por un lado, queel rey tenía capacidadpara intervenir en la organizacióny funciona-mientode la Academia,y por otro, que la RealAcademiade la Historia,de acuerdocon su estructurainstitucional, recurría al monarcaparaaumentarsusprerrogativas,obtenermayoresingresosy, en definitiva,defendersusinteresescomo corporación.

En el mareo de estarealidad se desarrollósu obrahistórica, o me-jor dicho, su obra cultural. Las actividadesa las que sededicaron susmiembros no fueron exclusivamentehistoriográficas y debido unasveces a la iniciativa de la institución, y otras a las imposicionesdelEstado, la Academia proyectóy se ocupó de tareasde carácterlitera-rio, lingúístico e incluso científico, lo que,en cualquiercaso, conectacon las orientacionesenciclopedistasde la época.Todassusiniciativasacababanjustificándoseen orden a principios político-sociales: el for-talecimiento de la monarquía, el beneficio de la nación y un «bienpúblico» indefinido y demagógico,todos ellos idealessupremosde lasdoctrinas del despotismoilustrado.

Durante el períodoestudiadoobservamosen la historia académicauna clara contradicción entre teoría y práctica. Tanto sus proyectoscomo las medidas administrativas o de gobierno respondieron confrecuencia a exigenciasy hechos casualeso circunstanciales,no a unplan general y metódico; ésta podría ser la clave de algunos de losfracasosy explicaría el abandonode obrasimportantesno sólo por su-

72 Informe dado al Consejopor la Real Academiade la Historia en 10 de juniode .1183 sobrela disciplina eclesiásticaantigua y modernarelativa al lugar de lassepultttras, Madrid, Antonio Sancha, 1786.

“ El informe elaboradopor Jovellanos en torno a los espectáculosy diver-sionespúblicasfue publicadopor primeravez en Cádiz, ImprentaPatriótica, 1812.

Memorias de la Real Academia.- -, p. XCVIII.

La Real Academiade la Historia como modelo de unzon... 155

puestasinsuficienciasestructurales,sino, sobretodo, por la dispersiónde los esfuerzos.

No queremos,sin embargo,caeren el error de infravalorar el papeltradicionalmenteatribuido a la Real Academia de la Historia, aunqueno hallamos renunciadoa la crítica. Por ello, junto a nuestrasafirma-ciones anterioresdebemosinsistir en primer lugar en la profunda re-novación que encerrabala simple formulación de tan numerosospla-nes, los cuales,de habersellevado a buen fin, hubieran supuesto latransformaciónradical de nuestrahistoriografía y de las ciencias hu-manasen general,y en segundotérmino, en la importanciade la laborde recopilación de fuenteshistóricas en coleccionesdocumentales,nu-mismáticaso litológicas. En cualquier caso, el principal valor de susaportacionesse deriva de una visión global, de la constataciónde quefue en el senode la Real Academia de la Historia donde,por primeravez en España,se promovieron reformas historiográficas como frutode un planteamientoy un impulso colectivos.

La labor de la RealAcademiade la Historia se detuvo enlos cimien-tos del edificio que se pretendía construir. No se superó la fase dedesbrozamientoy preparaciónde los materialesdebido a la discordan-cia entre la inmensidad del trabajo por realizar y la insuficiencia demedios materiales y humanospara llevarlo a cabo. En ello, la RealAcademiade la Historia se mantuvoen consonanciacon las coordena-das de sutiempo, es decir, con la debilidad dela transformaciónsocial,política y económicaque afectó a Españaduranteel siglo xviii. Tantoesasí, quesepodríaafirmar, recordandounaconocidaobra de AntonioMestre~, que su evolución trancurrió a caballo entreel despotismoyla ilustración.

“ A. Mnsnm, Despotismoe ilustración en España> Barcelona,Miel, 1976.