La prensa y el análisis de contenido

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Isidoro Guerson La prensa y el análisis de contenido* Es curioso que la materia prima de la hemerografía, los documentos perió- dicos y específicamente la prensa, no gocen en nuestro país de tantos estu- dios sistemáticos como sería aconsejable, dada su importancia e incidencia en la vida política y social de México. ¿Por qué estudiar la prensa? ¿Cuál es el papel que la prensa juega en nuestro país? ¿Qué importancia teórica tiene la prensa? Estas preguntas se sitúan en la base de un gran edificio que puede ser la teoría de la prensa. Pero, ¿Por qué hacer teoría de algo tan cotidiano como la prensa? La teo- ría explica y relaciona hechos; permite abordar sistemáticamente un pro- blema y consiente la hipótesis, la duda trascendente sobre cuestiones que suelen ser absorbidas sin crítica por el lector no científico. La teoría se construye a partir de preguntas que al responderse van formando concep- tos, definiciones que al perfeccionarse van creando una epistemología; os decir, los fundamentos de la ciencia. Por eso es importante retornar a las raíces teóricas, a los estudios que explican la teoría de la prensa, dentro de un contexto más amplio, que es el de la teoría de la comunicación. La prensa cumple en la sociedad diversos papeles. Hace que las costum- bres se conviertan en una nueva naturaleza y el hombre no puede ya pen- sar en contra de su costumbre. Le proporciona modelos de comportamien- tos y respuestas ante situaciones determinadas. Diversos estudiosos han intentado explicar el papel de la prensa como medio de difusión social. Importa considerar estas generalizaciones teóricas, porque más adelante veremos que el análisis de contenido para tener validez necesita estar basa- do en una teoría que explique el rol del documento analizado. Asimismo, no puede ignorarse que la libertad de información consiste también en di- sipar algunos malos entendidos y dar una información seria sobre los me- dios que difunden la información en la sociedad. No se trata de evaluar o de juzgar, se trata de ver las funciones de la prensa para entenderla mejor. Según Harlod D. Lasswell, en una obra clásica y que necesariamente * Conferencia sustentada por el autor en marzo de 1980 dentro del ciclo Análisis Hemerográfico promovido por los estudiantes de la práctica de campo hemerográfica de la Facultad de Sociología de la U.V.

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Es curioso que la materia prima de la hemerografía, los documentos periódicosy específicamente la prensa, no gocen en nuestro país de tantos estudiossistemáticos como sería aconsejable, dada su importancia e incidenciaen la vida política y social de México.

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Isidoro Guerson La prensa y el análisis de contenido*

Es curioso que la materia prima de la hemerog ra f í a , los documentos per ió­dicos y e spec í f i camen te la prensa, no gocen en nuestro pa í s de tantos estu­dios s i s temát icos como ser ía aconsejable, dada su importancia e incidencia en la vida po l í t i ca y social de Méx ico .

¿Por q u é estudiar la prensa? ¿Cuál es el papel que la prensa juega en nuestro pa í s? ¿Qué importancia t eó r i ca tiene la prensa? Estas preguntas se s i túan en la base de un gran edificio que puede ser la t e o r í a de la prensa. Pero, ¿Por q u é hacer t e o r í a de algo tan cotidiano como la prensa? L a teo­r ía explica y relaciona hechos; permite abordar s i s t e m á t i c a m e n t e un pro­blema y consiente la h ipó tes i s , la duda trascendente sobre cuestiones que suelen ser absorbidas sin c r í t i ca por el lector no c ien t í f i co . L a t e o r í a se construye a partir de preguntas que al responderse van formando concep­tos, definiciones que al perfeccionarse van creando una ep i s t emo lo g í a ; os decir, los fundamentos de la ciencia. Por eso es importante retornar a las raíces t eór icas , a los estudios que explican la t e o r í a de la prensa, dentro de un contexto m á s amplio, que es el de la t e o r í a de la c o m u n i c a c i ó n .

L a prensa cumple en la sociedad diversos papeles. Hace que las costum­bres se conviertan en una nueva naturaleza y el hombre no puede ya pen­sar en contra de su costumbre. L e proporciona modelos de comportamien­tos y respuestas ante situaciones determinadas. Diversos estudiosos han intentado explicar el papel de la prensa como medio de di fus ión social. Importa considerar estas generalizaciones teór icas , porque más adelante veremos que el análisis de contenido para tener validez necesita estar basa­do en una t e o r í a que explique el rol del documento analizado. As imismo, no puede ignorarse que la libertad de i n fo rmac ión consiste t a m b i é n en di ­sipar algunos malos entendidos y dar una i n fo rmac ión seria sobre los me­dios que difunden la i n fo rmac ión en la sociedad. N o se trata de evaluar o de juzgar, se trata de ver las funciones de la prensa para entenderla mejor.

Según Har lod D . Lasswell , en una obra clásica y que necesariamente

* Conferencia sustentada por el autor en marzo de 1980 dentro del ciclo Análisis Hemerográfico promovido por los estudiantes de la práctica de campo hemerográfica de la Facultad de Sociología de la U.V.

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debe leer quien aspire a hacer análisis del contenido, me refiero a "Estruc­tura y F u n c i ó n de la C o m u n i c a c i ó n en la Sociedad" . Según dicho autor, tres son los roles principales de los procesos de c o m u n i c a c i ó n en la socie­dad que, mutatis mutandi, son los roles principales que juega la prensa. Si consentimos que los medios de di fus ión son un momento del proceso de c o m u n i c a c i ó n , es decir, si estamos de acuerdo en que un acto de comuni­cac ión da lugar, algunas veces, a un acto de di fus ión, y és te da como resul­tado in formación que a su vez sirve de infraestructura para un nuevo o re­novado acto de c o m u n i c a c i ó n . Si estamos de acuerdo en esto, la prensa tiene, según Lasswell, tres funciones: 1) Supervis ión del medio ambiente; 2) Coord inac ión de las diferentes partes de la sociedad en su respuesta al medio ambiente y 3) Transmis ión de la herencia social de una generac ión a otra. E n otras palabras, lo que Lasswell nos dice es que la prensa juega el papel 1) de c r í t i c o ; 2) de aglutinador o canalizador de opiniones (inmedia­tamente más abajo veremos que esta aseveración puede ser funcionalmente correcta pero estructuralmente falsa) y 3) de educador.

1. Ciertamente, la prensa al informar conforma opiniones y es respon­sable de corrientes de op in ión , que a la postre vigilan, supervisan, cri t ican y, en ocasiones, ejecutan sentencias. As í , la prensa juega el papel de impul­sor de cambios al crit icar el medio ambiente. Só lo un ejemplo de esto, tomado del l ibro " D e la prensa, por la prensa, para la prensa " y algo m á s " que ed i t ó el Washington Post, como una especie de a u t o c r í t i c a . Dice R i ­chard Harwood , en el a r t í c u l o " E l Enfoque de los Hechos". " L o s errores más difíciles de arreglar son aquellos que surgen de nuestra se lección y de­finición de noticias. C o n frecuencia no nos damos cuenta de la equivoca­c ión hasta que ha pasado mucho t iempo y se ha ocasionado mucho d a ñ o . E n retrospecto, parece obvio que el f e n ó m e n o destructivo llamado " M c -Car t i smo", la cace r í a de brujas, chivos expiatorios y traidores en los años cincuenta, fue producto de esa clase de error.

Joseph M c C a r t y , un senador oscuro y mediocre de Wisconsin fue trans­formado en el G R A N I N Q U I S I D O R por la publ ic idad. Y , posteriormente, no hubo forma en que los pe r iód icos en N o r t e a m é r i c a pudieran reparar el d a ñ o ; no fue posible decir a la m a ñ a n a siguiente "Lamentamos el error".

2. L a estructura de las empresas de prensa en el mundo y muy especial­mente en nuestro pa í s , no reflejan o no dan voz a la corriente o tendencia de op in ión , por la sencilla razón de que la prensa a d e m á s de ser vocero de grupos de pres ión —es decir, de aquellos conjuntos de gente que buscan influir en las decisiones polí t icas—, en México , especialmente, escasean los estudios tendientes a conocer en forma s i s temát ica la o p i n i ó n púb l i ca en t omo a tal o cual asunto.

3. E l papel de educador de la prensa es relativamente fácil de entender, pues al relatar la historia d í a con d ía , configura la i n fo rmac ión que los lec­tores tradicionales tienen de lo que pasa en el mundo y en nuestro pa í s .

S i consideramos que las funciones de la prensa según el texto de Lass­well , es tá basada en una in t e rp re t ac ión que supone a la prensa como subconjunto de la c o m u n i c a c i ó n en la sociedad, el primero en hablar espe­c í f i c a m e n t e de las funciones de la prensa, a d e m á s de la de difundir, fue

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Jean S t o é t z e l , en un a r t í c u l o t i tulado, precisamente, "Func iones de la prensa: al lado de la de i n f o r m a c i ó n " . Este autor nos señala , por pr inc ip io y lo cual consti tuye un pr incipio , que la prensa es una i n s t i t u c i ó n social, un rasgo cul tural integrado a un cierto t ipo de civi l ización. Es una institu­c ión social como lo es l a familia o la escuela. Es una i n s t i t u c i ó n social porque su existencia es necesaria para el desenvolvimiento de la sociedad. Es una in s t i t uc ión social, tiene reglas exp l í c i t a s obligatorias, as í como ór­ganos y funciones definidas. Sin embargo, como sucede con otras institu­ciones, estudios coyunturales revelan que ademas de las funciones exp l í ­citas tienen otras imp l í c i t a s , por ejemplo, la escuela al lado de su func ión exp l íc i t a de transmitir la herencia social, cumple con la func ión de con t ro l social que se manifiesta en la forma de transmitir dicha herencia social . Así, es natural, y ya se advierte cuando se habla del p e r i ó d i c o como el gran organizador, la prensa cumple otras funciones al lado de la de infor­mar. Estas son según S t o é t z e l : a) L a prensa como instrumento de pertenen­cia social; b) la func ión recreativa de la prensa y c) la func ión ps i co te rapéu-tica de la misma.

a) L a prensa como instrumento de pertenencia social. Esta a f i rmación se fundamenta en que " l a lectura de la prensa produce una ident i f icac ión del púb l i co en su conjunto" . L a lectura de un p e r i ó d i c o determinado nos hace creer que compart imos la misma i n f o r m a c i ó n que otros con quienes conversamos, que formamos un grupo social de lectores o cuando menos que pertenecemos a una sociedad invisible de lectores de tal o cual per iódi ­co. De a h í que con bastante frecuencia los estudiantes de Ciencias Po l í t i cas y Sociales se pasean con su Excéls ior o U n o m á s U n o , bajo el brazo, en acti­tud de iden t i f i cac ión de pertenecer a ese reducido grupo que lee la prensa. L a prensa juega indiscutiblemente un papel de pertenencia social porque además un p e r i ó d i c o define a sus lectores y estos quedan de alguna manera definidos por el pe r iód ico que leen. A s í veremos más adelante que el análi­sis contenido permite hacer inferencias sobre las ca rac te r í s t i cas del p ú b l i c o que a c t ú a sobre los documentos.

b) L a func ión de rec reac ión de la prensa casi n i requiere exp l i cac ión , pues es obvio que algunas secciones, por ejemplo, la B y la D en Excé l s io r buscan, al menos, i m p l í c i t a m e n t e , la r ec reac ión . E l análisis de contenido de estas páginas nos d a r í a indic io sobre los valores que los editores consi­deran deben estar en segundo plano, pues oponen las pág inas de informa­ción general, entregada por rubros: lo m á s importante en primera plana, lo internacional en 2 y 3; lo nacional relevante en la 4 y 5; editoriales, a r t í cu ­los de o p i n i ó n y caricaturas en la 6 y 7; a veces, la i n f o r m a c i ó n e c o n ó m i c a está en las páginas 20 y 21 o 26 y 27 pero siempre dentro de la l lamada sección A . E n contraste con la recreac ión que siempre es tá en B o D y a veces en E .

c) Para explicar la func ión p s i c o t e r a p é u t i c a de la prensa, S toé t ze l afir­ma:. "Las condiciones de existencia en la sociedades de masas tienden a mult ipl icar las frustraciones individuales. Producen entre los hombres rela­ciones abstractas, fragmentarias, funcionales, totalmente desprovistas de

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in t imidad. L a s i tuac ión es tanto más penosa que el aprendizaje de la vida social se hace en familia, en donde las relaciones presentan caracteres opues­tos y han canalizado en ese sentido las tendencias a la socia l ización: cuan­do llegamos a la edad adulta tenemos necesidad de ser tratados como per­sonas y no somos casi más que n ú m e r o s intercambiables. Hace falta mos­trar como se desarrolla el sentimiento de inseguridad y la ansiedad, insistir en las contradicciones de nuestra cultura, aquellas que oponen la norma social de la concurrencia a la p red icac ión del amor fraternal, la es t imulac ión constante de nuestras necesidades por la d e m o s t r a c i ó n , por la imi tac ión del otro; a la l imi tac ión de hecho de nuestras posibilidades financieras, a las libertades de derecho a las trabas de hecho. Intencionalmente y cons­ciente o no, la prensa interviene en estas dificultades para en cierta medida aligerarlas".

A l lado de las funciones de vigilancia, de educac ión , de pertenencia so­cial , de entretenimiento y de terapia; la prensa cumple una función po l í t i ca esencial: organiza en torno a una idea o varias ideas. A l seleccionarlos te­mas expresa una in t enc ión , que puede enunciarse más o menos as í : M i deseo consciente o inconsciente es que los lectores se percaten de que lo más importante que acon tec ió ayer, en México y en el mundo, es esto: lo que les presento en primera plana y los temas de que se tratan mis edito­riales, a r t í cu lo s de op in ión y caricaturas. E l pe r iód ico es el producto por excelencia de las instituciones de prensa; como producto institucional jerarquizado, normado por reglas de la novedad y la objetividad que no existen. Así , un estudio de prensa que se hizo con motivo de un p r é s t a m o del Banco Interamericano de Desarrollo a México se e n c o n t r ó que la noti­cia fue ampliamente "explo tada" ; casi o rdeñada , pues durante varios d í a s se publicaron a r t í cu los sobre el particular, provocando la impres ión de que se h a b í a n recibido diez p r é s t a m o s diferentes.

L a función po l í t i ca de la prensa se nutre esencialmente de la informa­c ión , al grado de que hace falta un estudio de conjunto, de por ejemplo, toda la prensa capitalina, para descubrirla. L a función po l í t i c a de la prensa se confunde con su función informativa: Anal izar los temas que durante un cierto p e r í o d o la prensa pub l i có , nos da la tendencia de la in t enc ión del editor - tendencia consciente o inconsciente— para conformar una visión del mundo: ¿ N u e s t r o mundo se reduce a ca tás t rofes? o ¿Es tá lleno de ne­gociaciones del pe t ró l eo? o ¿De movimientos insurreccionales? Evidente­mente en el mundo existe todo eso, pero el editor, al escoger lo que nos dará en su corto espacio, cumple una función po l í t i ca . Es más , és ta se da desde la forma en que busca la noticia y las fuentes a las que acude. Tener en mente esto a la hora del análisis puede resultar f ruc t í fe ro . Supongamos que escogemos un tema de análisis y delimitamos nuestro universo de es­tudio; nuestras ca tegor í a s de análisis serán presente/ausente y si presente favorable/neutro/desfavorable. Como resultado encontramos que de los 12 columnistas po l í t i cos analizados; 6 coincidetr en el tema y lo tratan de igual manera. Esto abre la posibilidad de afirmar: E l tema es tan importan­te que reclama la a t enc ión del 50% de los columnistas. S in embargo, inme­diatamente debemos abrir nuevas h ipótes i s de trabajo, por ejemplo: si el

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editorial es la op in ión del diario, cuáles instituciones de prensa comparten la importancia y tratamiento del tema. O bien puede uno preguntarse l e g í t i m a m e n t e : los 6 columnistas tuvieron la misma fuente de in fo rmac ión y, si se trata de asuntos netamente po l í t i cos , qué grupo está de t r á s y apoya o está en contra de tal grupo. E n fin, considerar la función po l í t i ca de la prensa permite d e s e n t r a ñ a r el aspecto po l í t i co de la misma; a m é n que es una p ropos ic ión fecund í s ima para el desarrollo de la ciencia de la comuni­cac ión y el conocimiento de los modelos de control p o l í t i c o ; pues no olvi­demos que la c o m u n i c a c i ó n es el nervio fundamental del gobierno y que el arte de gobernar no es sino otra cosa que la toma de decisiones, la cual puede ser ayudada ampliamente si es una toma de decisiones informada. De hecho la decisión só lo es un momento en el sistema de c o m u n i c a c i ó n . U n momento con facultad de cambiar el rumbo, s í , pero un momento que dependa de la in fo rmac ión . ¿Cuán ta s veces no hemos visto desplegados, a r t í cu los , diciendo S e ñ o r Presidente no le han informado bien? o ¿Cuán ta s veces articulistas, columnistas y caricaturistas no exponen de tal manera que parecen decir: respetuosamente para in fo rmac ión del señor Presidente?

E n otras palabras, el análisis, estudio, examen de la prensa en México está a c a d é m i c a y p o l í t i c a m e n t e hablando, en espera de ser más útil en las decisiones: tanto en las de la c o n s t r u c c i ó n de una ciencia, que explique mejor el f e n ó m e n o difusivo en M é x i c o ; como en las decisiones pol í t i cas como aportador de in fo rmac ión , pues como lo descubrieron desde 19-11, Lazarsfeld, Berelson y Gaudet "Comparativamente al resto do la pobla­ción, se ha comprobado que los l íderes de op in ión apa rec í an más frecuen­temente en la radio, pe r iód icos y revistas". De a h í el deseo de muchos po l í t i cos por ser nombrados en la prensa, favorablemente si se puede, si no aunque sea ser nombrados. Pero como señala Evely P. Stevens, en su l ibro, Protesta y respuesta en México: " L a importancia del estilo de comunica­ción como un indicador de las preferencias de valor en una sociedad está comenzando a ser apreciada, pero ya es obvio que una invest igación mayor siguiendo estas l íneas p r o y e c t a r á nueva luz sobre el comportamiento po­l í t i co" .

Regresemos a la rigurosidad del análisis a c a d é m i c o de la prensa, que no a la aridez teór ica . Hemos visto la importancia de la prensa con relación a sus funciones. Ahora es necesario verla como objeto de análisis, L a heur í s ­tica, el arte de descubrir c i e n t í f i c a m e n t e , en la prensa es lo que nos ofrece la técnica del análisis de contenido. Antes de entrar de lleno a q u é es el análisis de contenido; es conveniente decir algo de la prensa como docu­mento; es decir, cuáles son sus carac te r í s t i cas en tanto es lo que es, en tanto documento; es decir, pues ya hablamos de ella como ins t i tuc ión social. L a prensa es un documento ¿ Q u é queremos exactamente decir con esto? Por principio seña lamos lo que no deseamos expresar. Cuando se habla de un documento, cuando a algo se le etiqueta de documento. Este adquiere pro­piedades mágicas y entra forzosamente en alguna de las cuatro clasifica­ciones que da Jaques Berguier en su l ibro " E l espionaje c i e n t í f i c o " . Dice el autor que los documentos, en orden descendiente de importancia, se eti­quetan " T o p secret. Secret; Confidential y Fo r official use o n l y " . Esta

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sacral ización del documento, idea por d e m á s extendida, pues cuando al­guien te demanda tus documentos se infiere que te pide papeles oficiales. Es ta aureola que rodea y encubre el concepto de documento ha sido des­truida por la t eo r í a de la c o m u n i c a c i ó n , la cual s i túa en p r i m e r í s i m o plano el documento escrito, tal como la prensa y los l ibros; en una palabra las ediciones. Pero no reserva la palabra documento a documentos por anto­nomasia. Bien ¿Qué entiende la t e o r í a de la c o m u n i c a c i ó n por documento? U n gran t eó r i co y eminente p rác t i co del periodismo, pues lleva casi 30 años de es­cribir en el per iód ico L e Monde , diariamente, nos señala que documento es " u n objeto informativo visible o palpable, dotado de una doble indepen­dencia con relación al t i empo" : es d i ac rón ico y estable. C o n esta defini­c ión Robert Escarpint nos dice en principio que el documento no tiene porque ser necesariamente escrito, aunque —y esto lo agregamos noso­tros— lo escrito constituye el grado cero de la c o m u n i c a c i ó n , ya que por él pasarán necesariamente las informaciones destinadas a trascender inten-cionalmentesu á m b i t o , generalmente estrecho, de c reac ión . Efectivamente, el documento puede ser sonoro o dentro de otra t a x o n o m í a m ó v ü o está­t ico.

E l documento —explica Escarpit— determina su lectura y establece un acoplamiento con el t iempo al ser soporte, sos tén de signos. Mul t ip l i c idad y y u x t a p o s i c i ó n de signos se encuentran soportados en un documento. E l documento puede guardarse, pero debe leerse. Su lectura impone discipli­na y esta disciplina dio lugar a técn icas de lectura. L a lectura profunda y atenta requiere a t enc ión , in terés , c o n c e n t r a c i ó n y cierta sensación placen­tera. E n cambio, la lectura técnica , con técn ica , requiere algo m á s ; exige conocimientos.

E n 1926, Malco lm Wiley hace públ ica una compi l ac ión de estudios de prensa. L a lectura del documento prensa era sometida al cuidadoso traba­jo de una técnica , que de acuerdo a casos particulares le hace las precisio­nes necesarias al m é t o d o c ien t í f i co . Los estudios de prensa comenzaban a ser prospectivas e incluso se usaron como pruebas en juicios.

L a ref lexión sobre los estudios de prensa c o m e n z ó a delinear el campo del análisis de contenido, que una vez definido —cualquier def in ic ión de él que se acepte sirvió igual para su diversificación—. L a def in ic ión de análisis de contenido que más fortuna ha tenido y que ha dado la vuelta al mundo es la de Bernard Berelson, frecuentemente citada en forma incompleta en españo l . Berelson dijo: E l análisis de contenido es una t écn ica de investi­gac ión para la descr ipción objetiva, s i s temát ica y cuantitativa del conteni­do manifiesto de la c o m u n i c a c i ó n . E n m i trabajo de tesis de l icenciatura seña lo que los errores fundamentales de esta def in ic ión de Berelson son: a) que introduce lo definido en la c o m u n i c a c i ó n ; b) que señala ca rac te r í s ­ticas o requisitos tan amplios que cualquier t écn ica los puede cumpl i r a un t iempo; c) es restrictiva y po lémica en cuanto a eso de cuantitativo y manifiesto.

Los requisitos de objetividad y sistematicidad son normas que todo análisis de contenido debe cumpli r en tanto cuanto aspira y logra ser una he-

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rramienta c ient í f ica . Precisemos lo que entendemos por objetivo y sistemá­tico. L a objetividad se refiere, no a una limitante, sino a que dadas deter­minadas ca tegor í a s de análisis y definidas las unidades del mismo, dos observadores o analistas registren los mismos hechos. M u c h a a t enc ión , es importante observar que se trata del registro de los mismos hechos y no de la i n t e rp re t ac ión , la cual se hace con base en una t e o r í a dada o, lo que es más frecuente, con base en h ipó tes i s de trabajo, las cuales para ser válidas debieron emanar de conocimientos teór icos .

L o s i s t emá t i co del análisis de contenido, es una carac te r í s t i ca - requis i to universal de la ciencia. ¿Us ted puede comenzar a comerse un p l á t a n o sin antes pelarlo? N o , ¿verdad , que no se puede? As í los pasos del análisis de contenido tienen que seguir un camino, un m é t o d o más o menos general; cuyos eslabones son verdaderas piezas de un sistema. Por cierto, que el vo­cablo sistema, bien entendido, facilita el análisis de contenido.

E n cuanto a los problemas, primero de cuant i f icac ión y luego de ma­nifiesto. Só lo dos palabras. L a mul t ip l ic idad de la obra escrita del hombre, lo escrito, s i n c r ó n i c a m e n t e hablando, es una y u x t a p o s i c i ó n de signos y s í m b o l o s que pueden o no ser cuantificados. Por la t eo r í a de la redundancia sabemos que existen signos y s í m b o l o s adrede repetidos para fijar mejor la idea, de a h í que la cuan t i f i cac ión , aunque sea gruesa es conveniente, pero no insustituible.

E n cuanto a lo manifiesto, es necesario señalar que los vocablos po­seen diversos valores; el que p o d r í a m o s llamar su valor p a t r ó n que está dado por el diccionario. Su valor de uso contextual , es decir, el valor que adquieren y el rol que juegan en un escrito determinado, el cual está pro­fundamente ligado a su valor de cambio o de intercambio significativo de los valores entre sí (la sinonimia). Estas precisiones a la def inic ión de Berol-son m á s el análisis de las que dieron Hols t i y Barcus, me llevaron a propo­ner, en el trabajo ya citado, una def in ic ión de análisis de contenido, que reuniera realmente la p rác t i ca del análisis de contenido y que a la vez fuera lo menos po lémica posible.

De esta suerte, "e l análisis de contenido es una técn ica que permite a t ravés del desglose de los mensajes de c o m u n i c a c i ó n y con base en una

t e o r í a dada— hacer inferencias del mensaje, del emisor, del destino y de los canales dentro del marco de una invest igación c ien t í f i ca" .

Una vez definido y explicado el análisis de contenido, estamos en con­dic ión de hablar r á p i d a m e n t e de su prác t ica o tipos de análisis. Curiosa­mente, por ser donde menos se le emplea en México , el mayor auge y la mayor p r o d u c c i ó n del análisis de contenido es en el terreno p o l í t i c o . L a ciencia po l í t i c a y la ps icología social son las disciplinas que más se han be­neficiado del análisis de contenido. Claro está que la ciencia de la comuni­cac ión está en espera de un trabajo de recopi lac ión , s ín tes is y clasificación de los estudios de análisis de contenido, para formar con ellos un apartado m e t o d o l ó g i c o i m p o r t a n t í s i m o en la c o n s t r u c c i ó n de dicha disciplina.

Algunos de los trabajos originales de análisis de contenido se concreta­ban a describir la m o r f o l o g í a del pe r iód i co o revistas; de esta manera, me­diante la j e ra rqu izac ión dada por la simple superficie ocupada se encontra-

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ban las preocupaciones e intenciones de los editores por guiar a la op in ión públ ica hacia determinados asuntos. L a cosa era bastante sencilla, pero de gran importancia, pues basados en la t eo r í a de la prensa que esbozamos, podemos concluir que la mor fo log ía de los per iód icos y revistas revela una parte muy importante de las preocupaciones de los grupos de pres ión que es tán en la base d é l a empresa pe r iod í s t i ca . E l procedimiento de los análisis morfo lógicos es bastante simple: a) se e labora rán ca tegor í a s de análisis, es decir, se definen las celdillas o moldes que van a ser aplicados al pe r iód ico y que una vez encontrados b) se procede a medirlos en c m 2 ; de a h í la ope­ración a porcentajes es muy simple. Las ca tegor í a s de análisis en un estu­dio morfológico siempre son temát icas . Por ejemplo, supongamos que queremos estudiar la prensa nacional a través de sus primeras planas, edito­riales, caricaturas y a r t í cu los de op in ión . L a estructura orgánica de la ad­minis t rac ión públ ica federal nos ofrece una excelente primera aproxima­ción al problema: que es hacer ca tegor ías de análisis. Así tenemos en pri­mer instancia 9 sectores que pueden ser las primeras nueve ca t ego r í a s ; las cuales pueden ser completadas con las ca tegor ías de sindicatos y organis­mos cúpu la de la iniciativa privada; así como asuntos internacionales, que pueden estar subdivididos por regiones geopo l í t i cas . Una vez listadas y definidas las ca tegor ías de análisis, debemos asegurarnos que los analistas las comprenden, que todos entienden lo mismo, esto es precisamente la objetividad. La unidad de registro será lo escrito que contenga la ca t ego r í a de análisis (y la imagen en caso de que haya fotograf ía y /o caricatura). L a unidad de medida será el c m 2 . groso modo, el análisis mor fo lóg ico sirve para determinar pesos específ icos de temas de in terés de un diario o revista y la c o m p a r a c i ó n entre ellos.

E l análisis de contenido de la forma —lo cual ni es un contradicho ni una abe r r ac ión - pues en este caso forma es estructura, en el sentido de la Gestalt (literalmente conf igurac ión) , "nos da una de las claves posibles pa­ra la cap t ac ión del dato". Repi to , el análisis de contenido de la forma es sumamente productivo en los terrenos: Primero, ce la t e o r í a de la comuni­cac ión : nos expresa las diferentes escrituras de las empresas de prensa; se­gundo, en el terreno de la sociología de la c o m u n i c a c i ó n : revela intereses y d i s t r ibuc ión de intereses; y tercero, en el terreno p o l í t i c o , ya que al hacer d i ac rón ico un análisis morfo lóg ico , que es por esencia s inc rón ico , nos en­trega un t e r m ó m e t r o útil de la realidad nacional, el cual correlacionado con la ficha técnica básica del medio analizado, obtenemos h ipó tes i s inte­resant í s imas . Un estudio hecho en México sobre el tratamiento de algunas noticias, pe rmi t i ó entre otros, comprobar que los pe r iód icos a c t ú a n como voceros de grupos de pres ión.

Antes de continuar con otros tipos de análisis de contenido es funda­mental volver a hacer menc ión que este tiene validez por s í solo (cuando se refiere o tiene como referente a la t eo r í a de prensa) y tiene validez t anb ién t uando es posible cruzarlo con aspectos esenciales del emisor (hecho que queda apuntado con la ficha t écn ica bás ica) ; del medio de di­fusión (sobre todo su grado de vulnerabilidad) y sobre ca rac te r í s t i cas del púb l i co (como se recibe el mensaje a q u í existe la t eo r í a del doble flujo

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de la c o m u n i c a c i ó n , que por cierto aún no ha sido comprobada en México— qu ién lo recibe y que uso le da).

E l análisis de contenido morfo lóg ico y todos los d e m á s tipos de análi­sis de contenido pueden prescindir de los datos t eór icos conexos; sin em­bargo, para hacer algo más que un trabajo escolar laborioso y estéril para el avance c ien t í f i co , es conveniente fichar el documento a analizar.

L a ficha técnica debe contener cuando menos los siguientes datos: 1. Nombre del pe r iód ico . 2. Lema. 3. Domic i l i o de sus oficinas y talleres. 4. Per iodicidad. 5. Momen to de apar ic ión . 6. Zona principal de d i s t r ibuc ión . 7. Tirada. 8. Precio. 9. Formato .

10. R a z ó n social de la empresa. 11. C o m p o s i c i ó n de los d u e ñ o s . 12. L í n e a po l í t i c a (supuesta).

Esta ficha t écn ica cumple la función de detener y contener los aspectos esenciales del emisor, pues al encontrar un resultado mediante el análisis de contenido, se puede correlacionarlo con la c o m p o s i c i ó n de los d u e ñ o s de inferir el comportamiento probable de los lectores. L o cual ya es de una singular importancia soc iopo l í t i ca .

Es en el dominio p o l í t i c o y sobre el tema de s í m b o l o s po l í t i cos que se han hecho interesantes trabajos de análisis de contenido. L a mecán ica de este análisis t a m b i é n es simple: Se escoge un tema: el federalismo, y se l i ­mita un universo espacio temporal de estudio, que pueden ser i 1 diarios capitalinos y tres revistas de in fo rmac ión po l í t i ca , durante 1979. Se selec­ciona el material que contenga el s í m b o l o . Se clasifica dicho material y se e fec túa el análisis. E l cual puede ser muy rico pues admite diversas varian­tes.

1. Puede hacerse un listado, de acuerdo a la clasificación de las palabras asociadas al s í m b o l o . Esto revela origen e ident i f icación de grupos en lo esencial del s í m b o l o . T a m b i é n informa sobre lo que en ese momen­to se entiende por el s í m b o l o .

2 .Asimismo, se puede obtener posiciones (individuales y de grupo) fa­vorables, neutras y desfavorables al s í m b o l o .

Usar el análisis de contenido para buscar s í m b o l o s , en forma totalmen­te heur í s t i ca , es decir, paia encontrar temas de invest igación, nos da r í a un inventario interesante de las preocupaciones s imból icas de una é p o c a o de un personaje. As í , podemos decir que, h i p o t é t i c a m e n t e , casi todos los dis­cursos po l í t i co s nacionales e internos hacen referencia a cualquiera de estos cuatro s í m b o l o s : Reforma Pol í t i ca , Al ianza para la P r o d u c c i ó n , Re­forma Adminis t ra t iva y Reforma Fiscal .

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E l s í m b o l o t a m b i é n puede ser una ins t i tuc ión y de esta manera es fac­tible obtener la imagen públ ica de ella. C o n el análisis de contenido es factible mostrar como la prensa hace el asunto. Recordemos el caso M c -Carthy ya citado.

A lgo que no quiero dejar de citar es la lectura ideológica de textos, l a cual la oponen muchas veces al análisis de contenido; no creo que exista esa posic ión, a menos que no se abandonen absurdas posiciones de clase y de ciencia revolucionaria vs ciencia burguesa. Ambas expresiones son un contradicho que lo ún i co que hacen es desviar recursos e c o n ó m i c o s ha­cia una estéril d iscusión. L a lectura ideológica de los textos presupone cate­gorías de análisis; por ejemplo, el l ibro de Mattelart "Para leer al pato Dona ld" , emplea sin mencionarlas, ca t egor í a s de análisis, como sexo y parentesco. Decía , la lectura ideológica de los textos presupone c a t e g o r í a s de análisis, aunque éstas no es tén definidas claramente, lo cual hace que los resultados se puedan discutir desde el punto de vista m e t o d o l ó g i c o ; pe­ro a un tiempo expresan con claridad el mensaje ideo lógico o latente. Esta lectura, al despojarse de las exigencias de objetividad y sistematicidad, ela­bora resultados flexibles, sujetos a diversas interpretaciones que incluso pueden llegar, en el l ími t e , a contradecir las primeras metas alcanzadas.

E l análisis ideológico tiene la dif icultad de su difícil t r ansmis ión . Es decir, el saber hacer análisis ideo lógico no es fácil de enseña r : se requieren metas agudas, que pesquen literalmente el s í m b o l o y elaboren asociaciones más o menos libres alrededor de él.

Exis ten otros muchos tipos de análisis de contenido, sólo m e n c i o n a r é una más y en una acepc ión restringida: el estudio del diferencial s e m á n t i c o para evaluación de difusión.

Supongamos que somos encargados de difundir la imagen de la Univer­sidad Veracruzana. Aparte de pensar en medios de difusión, tenemos que pensar en contenidos: ¿Con q u é s í m b o l o s queremos que la Universidad sea asociada? Por ejemplo:

1. A l t o nivel a cadémico . 2. Liber tad de cá t ed ra . 3. V i d a cultural intensa. 4. Importante actividad editorial. Para nuestro ejemplo h i p o t é t i c o bastan estos cuatro valores semánt i ­

cos, que son por otro lado todos positivos. A c o n t i n u a c i ó n elaboramos el otro extremo de la escala, es decir, los aspectos negativos:

1. Bajo nivel a c a d é m i c o . 2. Censura absoluta de cá tedras . 3. Poca vida cultural . 4. Incipiente actividad editorial. C o n los extremos buscamos los otros eslabones. Ejemplo: Ex t r emo Positivo A l t o Nivel A c a d é m i c o A q u í la palabra es A L T O en el extremo negativo es tá B A J O ; pero en­

tre alto y bajo puede incluirse varios eslabones: v.gr.; medio alto; medio

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medio y medio bajo. Esto nos da una escala semán t i ca , que puede ser apli­cada, después de su conveniente def in ic ión, a lo que se publique sobre la Universidad.

E l análisis de contenido no puede aplicarse como una receta de cocina, cada caso requiere imaginac ión y como en alguna ocas ión escribiera el vie­jo Berelson: Nada reemplaza a una buena idea en t r a t á n d o s e de análisis de contenido.

C o m o ocurre con muchas otras nociones, la de análisis de contenido no indica una realidad inmediata que se impone por sí misma a cualquier observador, sino que traduce una manera de leer la realidad, de recordarla, de organizar ía y cuestionarla.