La poca vergüenza de algunos
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La poca vergüenza de algunos
Tras el comunicado que dio ETA al cumplirse cincuenta años de su nacimiento, voceros de EA y de Aralar dieron su opinión al respecto, con los
mismos argumentos de siempre. Para estos reformistas y timoratos, la rendición es el
camino. Dejar de resistir, bajar las armas, así, sin condiciones, ninguneados como pueblo, con cientos de presos, ilegalizados, nos augura un futuro venturoso. Lo dicen quienes andan a la
pesca oportunista de "desencantados de izquierda". Ahora buscan también "derrotados".
Nos predican la paz, para que después nos puedan reprimir sin resistencia.
Se basan en el viejo cuento de la vida como bien supremo. ¡Hipócritas! ¡Manipuladores! La vida
vale si la damos, si la consagramos, si la entregamos en causas solidarias, fraternales, de justicia. ¿Cuánto vale la vida de George Bush? ¡Nada! El bien supremo es la justicia. Sólo un
mundo de justicia garantiza la vida. Sin justicia, la gente muere: de hambre, de sed, torturada, excluida, enferma. La vida así no vale nada.
En un conflicto político, igual que en una guerra, la vida está permanentemente en peligro. Por
la dispersión han muerto decenas de familiares de presos, y los hipócritas se callan la boca. Más de un centenar de obreros muere
anualmente como consecuencia de la voracidad patronal y de la desidia y
complicidad del Gobierno del cual forma parte EA, y ninguno de ellos se rasga las vestiduras por el derecho a la vida de esos trabajadores.
Esto es tener poca vergüenza. Es manipular y aprovecharse de la
hegemonía ideológica que ejercen los medios de desinformación
españoles y vascos para inocular en la opinión pública la semilla de la cobardía, de la resignación, del posibilismo, de la renuncia, de la
rendición.
Los miles de vascos que pasaron por la tortura y la cárcel, los que murieron bajo las balas de la policía y del terrorismo de estado, los que
siguen combatiendo, en medio de ilegalizaciones y proscripciones, ya les
respondieron a estos oportunistas. Sólo con el pleno reconocimiento del derecho de
autodeterminación y de la unidad territorial, en un marco democrático, se podrá
emprender el camino de la paz. Como hemos dicho tantas veces: la paz no es el árbol, es
el fruto.
Bertold Brecht escribió: "Somos pocos los que luchamos contra
la injusticia. De los espectadores esperamos que, al menos, sientan un poco de
vergüenza".
NIRE AITAREN ETXEALA CASA DE MI PADRE
Gabriel Aresti, 1963
Defenderéla casa de mi padre.
Contra los lobos,contra la sequía,contra la usura,
contra la justicia,defenderé
la casade mi padre.
Perderélos ganados,los huertos,los pinares;
perderélos intereses,
las rentas,los dividendos,
pero defenderé la casa de mi padre.
en pie.
Me quitarán las armasy con las manos defenderé
la casa de mi padre;me cortarán las manos
y con los brazos defenderéla casa de mi padre;
me dejaránsin brazos,
sin hombrosy sin pechos,
y con el alma defenderéla casa de mi padre.
Me moriré,se perderá mi alma,se perderá mi prole,
pero la casa de mi padreseguiráen pie.