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LA PERCEPCIÓN DEL RIESGO POR PELIGROS NATURALES EN EL CONTEXTO
ARGENTINO Y CUBANO . ASPECTOS COMPARATIVOS DESDE LA PERSPECTIVA
GEOGRÁFICA.
T-11: Problemas ambientales, cambio climático y gestión de riesgo.
Mg. Beatriz Dillon
Instituto de Geografía – Facultad de Ciencias Humanas
Universidad Nacional de La Pampa – Argentina.
Ms. C. Pablo Bayón Martínez.
Instituto de Filosofía. CITMA.
La Habana, Cuba.
RESUMEN:
Los fundamentos y avances geográficos en el análisis de la percepción de los riesgos ambientales,
en tanto proceso construido social y culturalmente, ponen de manifiesto las profundas
interconexiones entre los sistemas socioeconómico, político, ambiental y cultural, generados en una
región o comunidad tanto a escala local como internacional. La teoría social del riesgo encarna la
formación de una cultura de prevención, mitigación, gestión y adaptación en los entornos
respectivos de construcción de la vida cotidiana. El propósito de este trabajo está dirigido a revelar
la contribución del conocimiento geográfico, como ciencia, enseñanza y sustento teórico para la
comprensión de los subsistemas (naturales y sociales), en la percepción de riesgos ambientales en el
contexto argentino y cubano. En este sentido, se pone a consideración un estudio comparativo a
partir de las metodologías utilizadas en ambos países, en relación con los principales lineamientos
de la percepción de los riesgos ambientales así como los mecanismos de gestión que se utilizan para
evitarlos y mitigarlos. Se abordan así, de manera imbricada, la situación en Argentina y Cuba a
efectos de identificar los referentes claves que permitan detectar similitudes y diferencias de
abordaje en la percepción, diagnóstico, prevención y acción sobre ellos.
Palabras clave: riesgo ambiental, percepción, educación geográfica, gestión de riesgos,
INTRODUCCIÓN.
La emergencia de “la cuestión ambiental global”, evidente desde la década de los 60’s, del pasado
siglo, constituye uno de los más abarcadores problemas del mundo contemporáneo y ha abierto
nuevas perspectivas. De hecho, los problemas del medio ambiente no son solubles mediante los
viejos paradigmas científicos tecnológicos de la modernidad.
La Geografía siempre ha considerado la complejidad de su "objeto" al tratar nada menos que toda
una dimensión de la realidad, independientemente de las reducciones del campo de estudio del cual
se trate. En los últimos años ha incorporado, la complejidad social y de su imaginario, mediante las
percepciones diferentes del territorio, el paisaje, el ambiente.
La ocupación, apropiación y transformación del espacio geográfico, es un proceso cultural, porque
se crean bienes materiales (en torno a las relaciones sociales), valores, modos de hacer, de pensar,
de percibir el mundo, todo lo cual constituye el patrimonio cultural construido por la humanidad a
lo largo de la historia.
2 Desde esta perspectiva, se comprende que el espacio geográfico, sujeto a leyes naturales sustenta
los peligros y amenazas naturales, al margen de los sistemas humanos. Éstos, contienen las
“vulnerabilidades” –objetiva y subjetivamente- ante los peligros de desastres, al que no le es ajena
su naturaleza cognitiva, económica y política.
El espacio comprende la realidad, donde confluye lo humano y lo natural como totalidad (Delgado,
C; 2001: 198), por lo tanto participa en el problema ambiental activamente, allí donde se
entrecruzan las entidades naturales no humanas y las interacciones que se producen entre ellas y lo
humano, mediando en la reacción de respuesta -en la percepción del medio-, la forma de adaptación
al mismo, y en particular, la percepción del espacio y de las relaciones espaciales.
Considerando los aportes del conocimiento geográfico en la construcción teórica y práctica del
espacio, como concepción de medio ambiente, y para la necesaria formación cultural de los actores-
gestores sociales, en el comportamiento espacial del ser humano, en los contextos respectivos; el
tema y diseño general de investigación que se propone, se describe a continuación:
Objetivo general: Revelar la contribución del conocimiento geográfico para la percepción de
riesgos por peligros naturales en el contexto local.
DESARROLLO.
La crisis ambiental es fundamentalmente cultural (crisis civilizatoria). La estrategia adaptativa de
los grupos sociales a los procesos naturales se da principalmente a través de una plataforma cultural
(González, I; 1996), al ser la cultura un mecanismo básico de adaptación de la naturaleza, y que
combina herramientas, formas de organización social y de construcción simbólicas (Maya, A;
1996).
La cultura es una forma de adaptación y asimilación de entornos, que permite a las sociedades
mantener cierto equilibrio con el medio externo a través de la técnica, la organización social y en el
cual, el medio ambiente es la premisa necesaria, como substrato de la existencia y actuación
humana.
La Educación Ambiental -proceso y dimensión de la educación general-, direcciona la formación
cultural, de contribuir al cambio histórico del hombre social, como ruptura a la idea dicotómica y
reduccionista de la naturaleza como medio exterior (Delgado, C; 2005), conducentes a su propia
desaparición, y de rebasar la crisis ambiental contemporánea. Es un medio facilitador para adquirir
las actitudes, las técnicas y los conceptos necesarios para construir una nueva forma de adaptación
cultural a los sistemas ambientales, mediante actuaciones a nivel local, nacional y regional, como
parte del proceso de asimilación/reproducción de entornos, que intervinculan gran variedad de
actores y gestores sociales.
La reducción del riesgo de desastres, teniendo en cuenta que la vulnerabilidad como variable en el
análisis del desastre es un reflejo de las condiciones físicas, sociales, económicas y ambientales,
tanto individuales como colectivas, están configuradas por las actitudes, conductas e influencias
socioeconómicas, políticas y culturales de que son objeto las personas, familias, comunidades y
países.
El riesgo –como fenómeno- acompaña a la Sociedad a través de su historia, pero es
contemporáneamente que adopta el significado que se le atribuye dado por la relación
“racionalmente dominadora” –esencialmente- del mundo por ésta, con independencia que este
siempre le ha acompañado a manera de inseguridades y/o incertidumbres.
3 La Geografía
1 ha desarrollado una amplia diversidad de líneas de pensamiento, que han respondido
a visiones ideológico-filosóficas particulares: mecanicista, racionalista, sistémica, holista. Cada una
de dichas corrientes ha visualizado lo ambiental desde una perspectiva particular, priorizando
determinadas tradiciones geográficas, y elaborándose las categorías de análisis particulares a través
de múltiples corrientes. Es una ciencia que estudia al hombre en su interrelación dialéctica con la
naturaleza (ciencia natural) y con otros hombres (ciencia social).
Como sistema de ciencias tiene que ver con todo lo que se difunde en la superficie de la Tierra, es
decir, lo que se distingue por su espacialidad, lo que adquiere especial significado y relevancia para
todas las actividades humanas, a partir de las propias prácticas sociales cotidianas, que generan y
configuran y usan espacios de significación (práctica, de vida, simbólica, etc).
La percepción social del riesgo: una geografía.
El estudio social del riesgo y los desastres, asociados a las actividades humanas y/o a cualquier tipo
de amenaza natural, han sido de gran importancia para los científicos sociales y no sólo de aquellos
que se encargan del estudio del comportamiento humano, como los sicólogos o sociólogos, sino
también, de otras disciplinas, como los geógrafos, antropólogos, historiadores etc.
Los estudios sociales de los desastres tienen origen en los Estados Unidos durante de la década de
los 40’s, con los primeros trabajos del geógrafo Gilbert White, a quienes se le sumaron las obras de
Hewitt e Burton (1971), de White2 (1974), de Kates (1978) y de Burton, Kates e White (1978), con
mayor énfasis en el abordaje integral social sobre los riesgos naturales.
La percepción como campo psicológico, constituye el reflejo concreto sensorial de la realidad,
primer paso del conocimiento. De acuerdo con la dialéctica materialista y la teoría del reflejo, punto
especial de tratamiento por V. I. Lenin en su obra “Materialismo y Empiriocriticismo”, en el
contexto de sistematización del pensamiento de los clásicos del marxismo, deja ver su trascendencia
teórico-metodológica ante el problema fundamental de la Filosofía: (…) “nuestra conciencia es la
imagen del mundo exterior” (…); “Nuestras percepciones y representaciones –afirmaba- son
imagen de las cosas. La comprobación de estas imágenes, la separación de las verdaderas y las
erróneas, la da la práctica” (Lenin; 1948:108).
Conforme a ello, el hombre histórico, vive en determinada situación de desarrollo, en determinadas
relaciones sociales con otros hombres; por ello, el reflejo subjetivo de la realidad, de acuerdo al
interés expreso que nos ocupa, “es el proceso activo mediante el cual el individuo adquiere
información sobre el ambiente que le rodea” (Almaguer, C; et.al; 2008: 40).
El enriquecimiento de las percepciones ambientales se alcanza como resultado de la actividad y de
otros procesos dirigidos por la relación interpersonal, como lo es la Educación, portadora de
conocimientos, vivencias y reflexiones en las personas, lo que contribuye a su crecimiento
(Kilpatrick F.P.; 1978) y genera acercamientos a la realidad, y a partir de ellos, una serie de
descripciones que permiten a un observador analizar los contenidos preceptúales3. (Quintero, H;
1 La historia, concepción teórica, filosófica y/o científica de la Geografía, ha configurado extensos legajos impresos, y
de oratoria, a lo largo de la historia humana. Una síntesis de “La Geografía como ciencias” se describe en el tabloide del Curso UPT: Geografía. 2002, (en línea) Disponible en: (www.medioambiente.cu) y otras fuentes (Mateo, J; 2002). 2 White emite quizás una de las frases más significativas de su estudio cuando afirma (…) “floods are ‘acts of God’, but
flood losses are largely acts of man (…)” “las inundaciones son actos de Dios, pero las pérdidas son en gran parte actos
del hombre”. De esta manera, el autor deja claro que la acción de la naturaleza no es la que genera los riesgos sino la
falta de planificación y poca visión de futuro por parte de las sociedades. 3 QUINTERO GÓMEZ, HÉCTOR (2002) La percepción del riesgo en la recreación de la vida. Una perspectiva teórica
de la percepción y la pérdida como moduladores de la individualidad recreativa Experiencia en la reconstrucción de la
ciudad de Pereira. Fundación Latinoamericana de Tiempo Libre y Recreación - FUNLIBRE Costa Rica. VII Congreso
Nacional de Recreación.
4 2002).
La percepción –como acto de naturaleza cognitiva- es estudiada desde diversos puntos de vistas,
siendo amplia y diversa las investigaciones aplicadas y de autores, que refieren al respecto, con
miradas desde las perspectivas sicológica y sociológica, aplicada en diferentes ámbitos de la vida
social, que a los intereses del estudio realizado, se suscribe a la dimensión de la percepción de
riesgo, por peligro natural, desde la interacción compleja entre las categorías de espacio natural,
espacio económico y de hábitat, espacio social y espacio cultural, de los sujetos sociales (individual
y colectivo), en torno a los peligros naturales contextualmente.
La Geografía (de la percepción) y el estudio del subjetivismo han puesto de manifiesto que el
“imaginario territorial” tiene gran importancia en el comportamiento espacial del ser humano; en la
territorialidad donde existe cada “ser” (humano), configuradoras de espacios comunes, de
relaciones múltiples dado por mediación de sus símbolos, sentidos y significados, reguladoras de
sus prácticas sociales.
Mencionan Conesa y Calvo (2003) que el riesgo tiene una dimensión espacial porque se presenta en
un territorio determinado, y es justo el análisis espacial, la clave del trabajo del geógrafo. La
vocación de cartografiar los espacios y el tipo de riesgo que amenaza al “lugar”, desde la visión
sistémica de los condicionantes naturales y sociales contextualmente, permite elaborar políticas de
gestión basadas sobre todo dentro del concepto de “riesgo aceptable”.
Finalmente, según señala Isabel Mikulic (et.al. 2012:1) la percepción de riesgo implicaría “los
juicios y evaluaciones que realizan las personas sobre los peligros a los que se encuentran o se
podrían encontrar expuestas, los bienes o los entornos”. Son interpretaciones basadas en
experiencias, creencias, juicios, sentimientos (Rohrmann, 1998); en definitiva una manera de
interpretar la realidad social y las formas que adoptan frente a los peligros y riesgos ambientales
(Prades López y Gonzáles Reyes, 1999).
Metodología y estrategia general de indagación.
La metodología utilizada combina la intervinculación metodológica y teórica de las perspectivas de
análisis provenientes de la Geografía, Filosofía de la Ciencia, de los estudios en Ciencia,
Tecnología y Sociedad, así como de los estudios de percepción y comunicación del riesgo en los
marcos del desarrollo local sostenible. En el caso de Cuba, se utilizó la base de dato generada por
los estudios de percepción de peligro (fuertes vientos, inundaciones por intensas lluvias y/o
penetraciones del mar), del Grupo Nacional de Evaluación de Riesgos (GNER) de la Agencia de
Medio Ambiente (2009-2011), a la que se le infiere la dimensión física (geográfica) del entorno de
vida del entrevistado, lo que aporta a la comprensión del contexto de vida del sujeto y del grado de
conocimiento de su vulnerabilidad ante el peligro natural referido.
En el caso de Argentina, los estudios son más limitados y parcializados. Muy pocos de ellos
adoptan una visión geográfica y/o multidisciplinar. Debido a la diversidad ambiental argentina, se
seleccionaron algunos eventos relacionados con las sequías y la percepción de la degradación
ambiental provocada por el cese del escurrimiento de los ríos en la provincia de La Pampa
Argentina a causa del uso irracional aguas arriba de las cuencas. Para ello, se recurrió a
investigaciones realizadas en el marco de los proyectos de investigación realizados en el Instituto de
Geografía de la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad Nacional de La Pampa.
Para el caso específico de La Pampa, la metodología utilizada identificó y seleccionó a los
referentes perceptivos que integran el universo de interesados (personas, instituciones,
organizaciones, etc.) y que juegan un rol preponderante en el sistema de decisiones locales.
5 Posteriormente, se realizó un relevamiento en campo durante el año 2014 a 48 productores y 25
instituciones locales. Por la integración de criterios de tipificación, y dada la extensión de los lotes
en el relevamiento in situ, las entrevistas cubrieron tipos sociales rurales asalariados, minifundistas,
y familiares capitalizados. Sus explotaciones se localizan en áreas que corresponden a las siguientes
combinaciones de zonas geológicamente caracterizadas: 1) talud y bañado activo; 2) planicie de
inundación y 3) zonas de terrazas.
La encuesta de opinión relevó, en primer lugar, variables relativas a la percepción de los riesgos
ambientales. En segundo, la disposición y calidad de los servicios que afectan la calidad de vida de
la población. Por último, las opiniones respecto a la problemática de la falta de escurrimiento de los
ríos, los actores involucrados, la posibilidad de resolución, las demandas y los emergentes asociados
a la problemática.
Acercamiento a la percepción de peligros hidrometeorológicos en Cuba: visión geográfica.
La República de Cuba limita al norte con
las aguas del Golfo de México, el
Estrecho de la Florida y el Canal Viejo de
Bahamas; al sur es bañada por el Mar
Caribe; al este el Canal de los Vientos que
la separa de Haití; y por el oeste limita con
el estrecho de Yucatán. Posee una gran
diversidad paisajística y ecológica y una
relativa riqueza en determinados recursos
naturales con respecto al resto de las islas
de la región del Caribe (Figura 1).
Su posición geográfica en las cercanías
del Trópico de Cáncer, a la entrada del
Golfo de México y muy cerca del
continente norteamericano; así como su
configuración alargada y estrecha en el
sentido de los paralelos, ha determinado las principales características climáticas del país, con
predominio de clima cálido tropical con influencia marítima, estacionalmente húmedo. En la tabla 1
se describen datos generales de interés:
Tabla 1: Cuba. Datos generales.
Capital La Habana
Humedad relativa (%) 81,0
Temperatura media (⁰C) 25,0
Lluvia total media anual (mm) 1 285,2
Superficie archipiélago (Km²) 109 884,01
Área de tierra firme 106757,6
Cayos adyacentes 3126,4
Población (unidad) 11 210 064
Densidad/población (hab/km²) 102,0 Fuente: ONEI (2013). Panorama económico y social. Cuba, 2013. (Edición, abril/2014). [en línea] [consultado:23-05-2014]
Disponible en: http://www.one.cu/publicaciones/08informacion/panorama2013/Panorama2013.pdf
Entre las principales particularidades del clima cubano está la ocurrencia de huracanes, frentes fríos
y sures que modifican de forma notable el comportamiento de los parámetros meteorológicos y
6 constituyen la principal amenaza a los subsistemas naturales y sociales. Los “sures” y los ciclones,
propician la ocurrencia de eventos de penetración del mar, en amplios sectores costeros, fenómeno
de particular interés, dado por el conocimiento previo de las futuras afectaciones por el ascenso del
nivel medio del mar y la alta vulnerabilidad de las costas cubanas, donde se asienta el 10 % de la
población, distribuida en 232 asentamientos, según datos del Instituto de Planificación Física, que
refiere Planos et.al., (2013: 80).
En Cuba, referente importante de los principales rasgos de la percepción del peligro, es el estudio de
las “Percepciones ambientales de la sociedad cubana actual” (Núñez, L.; y colaboradores; 1999,
CIPS), y con los lineamientos4 y resultados de los estudios del Grupo Nacional de Evaluación de
Riesgo (GNER, 2008) de la Agencia de Medio Ambiente (CITMA-CUBA).
Se introduce el análisis de la dimensión geográfica en el instrumento aplicado por la AMA5, así
como la propuesta de nuevas dimensiones y variables del entorno de vida del entrevistado, lo que
aporta a la comprensión del contexto de vida del sujeto y del grado de conocimiento de su
vulnerabilidad ante el peligro natural de estudio.
A manera de ejemplo solo se ofrecen datos perceptivos generales relativos a la posición topográfica
(llanura-altura-montaña) del entrevistado; descripción por paisajes geográficos generales y por
zonas con registros históricos de inundación costera.
El comportamiento de las percepciones por
peligros hidrometeorológicos (extremos) en
Cuba, está directamente relacionado con la
frecuencia de ocurrencia de estos eventos a lo
largo de la historia, con predominio hacia la
zona occidental y centro del país. Los resultados
generales de percepción total para todo el
archipiélago cubano, revelan altos índices de
“media” y “baja” percepción, que contrastan con
la historia ambiental local de peligro latente
(Figura 2)
Con relación al relieve, son las llanuras el tipo
de relieve predominante (80,6%) de los
municipios del país; el 15,0% de los municipios de Cuba pueden considerarse “altos” y solo el
4,4%, constituyen municipios predominantemente de montaña.
Los resultados de percepción de los peligros relacionados con las penetraciones-inundaciones por el
mar, con relación al tipo de relieve que predomina en los Municipios, los mayores resultados se
concentran en el grupo I (alta) y II (media) indistintamente, con valores porcentuales totales
relativamente bajos (inferiores a 45,0%), dado la ocurrencia histórica de tales fenómenos en
amplios sectores costeros (Planos et.al., 2013), según se describe en la figura 3.
4Lineamientos metodológicos para la realización de los estudios de peligro, vulnerabilidad y riesgos de desastres de
inundación por penetración del mar, inundación por intensas lluvias y afectaciones por fuertes vientos, elaborados por la
Agencia de Medio Ambiente (GNER, 2008). Posteriormente se han elaborado los lineamientos correspondientes a
riesgos por: incendios, sequía, deslizamiento de terreno, sísmico y tecnológicos; así como normativas referentes a las
epifitias y epizotias. 5 Estudio de Percepción de Peligro (EPP), aplicado por el Grupo Nacional de Evaluación Riesgo (2009-11). Instrumento
aplicado a 16626 individuos de todas las provincias de Cuba (excepto La Habana). Total de 15 provincias y 168 los
municipios, incluyendo el Municipio Especial de Isla de la Juventud
7
En el país predominan las costas bajas y
acumulativas, con alrededor del 5,2 % de su
superficie, ocupada por zonas bajas y
pantanosas. Todas las provincias tienen
costas. El 65% de los municipios acceden
directamente al mar, lo que los hace
vulnerable al peligro respectivo, estando
identificados los sectores costeros y los
asentamientos más afectados por estos
eventos. (Planos, et.al; 2013: 80)
El análisis de la percepción del peligro (mar)
de acuerdo con el grado de inundación que
los afecta6 (Mitrani et al, 2011; citada por
Planos et al., 2013: 80), aún persisten bajos
niveles perceptivos (Figura 4) en la
población sujeta a tales amenazas, con
valores próximo y/o o superior al 50,0%, lo
que ha de inspirar acciones educativas de
protección civil en todas las escalas de
actuación social.
El análisis de “percepción total” para cada
uno de los peligros de estudio por unidades
de paisaje geográfico7 refleja
comportamientos perceptivos de interés.
En relación con los peligros por intensas
lluvias, los mayores índices de percepción
alta se concentran en los paisajes de “Llanuras secas y medianamente secas” y “medianamente
húmedas” con 59,8 y 51,9 porcientos respectivamente. Le siguen los paisajes de “Depresiones
intermontañosas, colinas, alturas y montañas bajas húmedas (46,3%). En un análisis de
correspondencia simple la mayor atracción con la percepción alta ocurre con los entrevistados que
viven en los paisajes de “llanuras medianamente húmedas”, y la baja percepción hacia los paisajes
de “colinas, alturas y montañas secas” (Figura 5)
6 […]salvo el tramo costero aledaño al Golfo de Casilda-Cazones, el sur de las provincias orientales (Cabo Cruz-Punta
de Maisí) y el comprendido entre Punta Maternillos y Gibara, en todo el perímetro costero cubano el peligro por
inundaciones es de moderado a alto, siendo muy alto en el Golfo de Batabanó, en el tramo Cabo Cruz-Punta María
Aguilar y en el litoral de la Ciudad de La Habana. 7 Los tipos de paisajes geográficos de Cuba son: Paisaje de llanuras secas y medianamente secas; de Llanuras
medianamente húmedas; de Depresiones intermontañosas, colinas, alturas y montañas bajas y húmedas; y, de Colinas,
Alturas y Montañas Secas (Mapa de Paisajes, Nuevo Atlas Nacional de Cuba; 1989)
8
Con relación a la percepción de peligro de intensos vientos por paisaje, se manifiestan similares
resultados al descrito en el anterior peligro (lluvia), con mayores resultados perceptivos (61,1%)
para los entrevistados que viven en los paisajes de “llanuras secas y medianamente secas” y las
“medianamente húmedas” (54,3 %), pero en este caso, el análisis de correspondencia muestra
mayores relaciones de atracción de percepción alta, en los paisajes de llanuras medianamente
húmedas, la percepción media para los paisajes de “Depresiones intermontañosas, colinas, alturas y
montañas húmedas; y para la percepción baja, las áreas correspondientes a paisaje de “Colinas,
Alturas y Montañas secas”.
En sentido general, con independencia de los resultados generales que muestra la correlación de las
percepciones a los peligros hidrometeorológicos del sujeto indagado, con respecto a los paisajes
geográficos de su entorno de vida, existe mayor correspondencia de percepción alta, hacia los
paisajes de “llanuras medianamente húmedas” que por demás es el tipo de paisaje predominante, de
mayor concentración población. Los valores puntuales de percepción, merecen la atención
contextualizada para la gestión educativa de formación cultural ambiental al sujeto social.
En la tabla 2, se muestra la descripción porcentual del resultado de percepción de los encuestados,
acerca de la evaluación que realizan de las afectaciones producidas por los eventos
hidrometeorológicos extremos, a diferentes elementos de la vida social, según al tipo de relieve
predominante (llanura-altura-montaña) de sus entornos de vida. En casi todas las situaciones, el
grupo III (que elige ‘poco’ o ‘no sabe’) es el de mayor proporción, inclusive para aspectos tan
cercano al sujeto como las “afectaciones a la vivienda”, o a la “contaminación del agua” e
inclusive, a la “afectaciones a la salud y vida”.
Tabla 2 Descripción en porciento de ¿cómo evalúan las afectaciones? (mucho, regular y poco), según el
relieve predominante de los entornos de vida de los encuestados.
Afectaciones:
Llanura
Altura Montaña
Grupo I-
(elige
"mucho")
Grupo II-
(elige
"regular")
Grupo III-
(elige "poco" o
"no sabe")
Grupo I-
(elige
"mucho")
Grupo II-
(elige
"regular")
Grupo III-
(elige "poco" o
"no sabe")
Grupo I-
(elige
"mucho")
Grupo II-
(elige
"regular")
Grupo III-
(elige "poco" o
"no sabe")
a la vivienda 35,4 25,6 39,0 28,7 26,6 44,7 33,5 29,8 36,7
a cosecha y animales 32,5 26,6 40,9 22,7 27,4 49,9 26,7 31,5 41,8
a bienes y equipos 9,3 21,2 69,5 7,9 21,4 70,7 7,9 19,8 72,3
a contaminación del agua 14,4 20,1 65,5 13,2 22,7 64,1 13,5 21,3 65,2
a personas, salud y vida 11,1 15,5 73,4 10,1 18,3 71,6 11,1 20,5 68,4
a servicios
(eléctrico, alimentos, comunicación) 34,6 22,8 42,6 23,6 28,7 47,7 25,3 29,5 45,2
a calles y caminos 28,4 26,1 45,5 22,1 28,0 49,9 34,6 29,0 36,4
Fuente: Elaborado a partir del procesamiento Base de Datos de estudio de percepción de peligros. (AMA, 2009-2011) (Modificada).
9
A criterio de los investigadores, estos resultados perceptivos de minimización de las afectaciones,
pueden estar condicionados por la relativamente acuciosa y puntual, protección civil y estatal, de
resguardo ciudadano, que repercute en mayor confianza pero en detrimento subjetivo, con respecto
a la subvaloración del peligro.
La percepción de peligros y riesgos ambientales en el Oeste de la provincia de La Pampa
(Argentina)
Ubicada en el extremo sur del continente americano, la República Argentina limita al Norte con el
Estado Plurinacional de Bolivia y la República del Paraguay; al Sur con la República de Chile y el
Océano Atlántico Sur; al Este con la República Federativa del Brasil, la República Oriental del
Uruguay y el Océano Atlántico Sur y al Oeste con la República de Chile. Su territorio se destaca
por su extensión latitudinal. Incluyendo el territorio antártico e insular su superficie total es de
3.761.274 Km², de los cuales 2.791.810 Km² corresponden a la porción continental (Figura 6).
Su extenso desarrollo latitudinal incluye zonas tropicales y subtropicales así como zonas polares. Su
extensión longitudinal, la presencia de un
extenso frente marítimo y la cordillera de
los Andes al oeste condicionan el clima el
que responde al esquema circulatorio
Pacífico y Atlántico. Dicho desarrollo
latitudinal y longitudinal explica la
diversidad ambiental de Argentina, la que
se traduce en la presencia de regiones
ecológicas sobre las que se superpone un
desarrollo económico, social y cultural
heterogéneo potenciando esta diversidad.
La mayor parte del país se encuentra
incluida en la zona templada y, hacia el
Este su morfología muestra la presencia de
una extensa llanura solo interpuesta por
algunas estribaciones montañosas de origen
precámbrico/paleozoico. Sin embargo es la
extensa cordillera de los Andes la que
genera que, aproximadamente el 70% del territorio nacional presente zonas áridas y semiáridas, al
actuar como barrera de los vientos húmedos del Pacífico. En la tabla 3 se describen algunos datos
generales:
Tabla 3: Argentina. Datos generales.
Capital Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Temperatura media (⁰C) (sector continental) 15,0
Lluvia total media anual (mm) (sector continental) 591
Superficie Total (Km²) 3.761.274
Área continental 2.791.810
Antártida e insular 969.464
Población (unidad) 40.117.096
Densidad/población (hab/km²) 10,7 Fuente Instituto Geográfico Nacional e Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
10 Debido a su extensión y variedad ambiental, el mapa de riesgos ambientales es complejo. Toda la
zona cordillerana, especialmente la de los Andes centrales, está expuesta a un intenso vulcanismo y
terremotos. Por otro lado, la intensa acción antrópica sobre los bosques y selvas naturales y el
excesivo uso de los suelos son los responsables del intenso proceso de desertificación y degradación
de los suelos. Según el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria se calcula que el cincuenta
por ciento de la superficie de la Patagonia, el Noroeste argentino, Cuyo y parte de San Luis y La
Pampa sufre desertificación en grado moderado a severo por exceso de pastoreo o por prácticas
incorrectas en la agricultura. En el Chaco, el problema avanza por el desmonte de áreas semiáridas
y en la región pampeana, la desertificación impacta directamente en el rendimiento de las cosechas.
Las inundaciones y las prolongadas sequías representan otro de los problemas ambientales en
Argentina. Los impactos sobre la población y la economía pueden resultar con altos costos
económicos y sociales.
Específicamente, la provincia de La Pampa (Figura 7) se ubica en el centro del país en un área de
transición de las influencias de los vientos provenientes del Atlántico y del Pacífico.
Esta posición geográfica hace que el 30% de su territorio, hacia el Este, disponga de climas
templados semihúmedos y el resto (Centro-Oeste) integre la diagonal árida Argentina.
Originalmente dos ríos surcaban esta área
desértica: el río Salado-Chadileuvú proveniente
del norte del país con nacientes en la cordillera
andina y el río Atuel tributario de éste con
nacientes en el mismo ambiente cordillerano.
Durante la década de 1940, la construcción de
embalses y presas hidroeléctricas aguas arriba
provocaron el cese del escurrimiento de los ríos y
el inicio de un proceso de degradación ambiental
que provocó serios daños en los bienes y
servicios ambientales y en las condiciones de
vida de las poblaciones. El resultado fue la
emigración masiva, la desaparición de especies
animales y vegetales autóctonas, la degradación
del suelo, entre otras consecuencias.
La organización socio-productiva actual del Oeste pampeano, es el resultado del proceso histórico
de construcción espacial que se extiende a lo largo del siglo XIX, XX y XXI. Dicho proceso
responde a una compleja variedad de acciones sociales en lugares donde la ruralidad es acentuada
con un marcado aislamiento geográfico y con condiciones de vida lábiles, todo ello afectado por la
interrupción del caudal permanente de los ríos y por las sueltas intempestivas que provocan serios
daños a la población con mayor nivel de vulnerabilidad. En este sentido, la dinámica social otorga
significación a una determinada configuración espacial signada por la aridez y las condiciones
climáticas extremas, sumada a la presencia del daño causado a causa de la carencia de un caudal
continuo de los ríos Atuel y Salado-Chadileuvú-Curacó. En este marco, las relaciones entre “lo
natural” y lo social se hacen más evidentes. En los puestos, las estrategias productivas/reproductivas
familiares y las formas alternativas de intercambio de productos, responden a condiciones de vida
definidas por tradiciones culturales muy arraigadas.
Esta situación genera una construcción particular del espacio donde los sistemas productivos locales
presentan serios condicionantes socioeconómicos, ambientales y tecnológicos. En su mayoría los
grupos sociales del extremo oeste provincial, no integran circuitos productivos dinámicos, ni poseen
los factores de producción del Este de la provincia. Los problemas estructurales de larga data,
11 (como la ausencia de tenencia de la tierra, tecnología tradicional y el injusto sistema de
comercialización, entre otros) impiden superar la pobreza estructural en la que se encuentran
sumergidos desde hace décadas. De esta manera, el conjunto del oeste pampeano quedó relegado,
inicialmente, del “desarrollo” agropecuario de mercado por la limitación hídrica (natural y
antrópica) y hoy forma parte de uno de los frentes de la denominada “frontera” agropecuaria,
presentando disputas por la tierra y desalojos de familias campesinas.
En el Oeste de La Pampa las condiciones de aridez son extremas con precipitaciones que no superan
los 200 milímetros anuales. La continentalidad supone grandes amplitudes térmicas y el recurso
agua es un elemento fundamental para la vida humana y la subsistencia. Indagados sobre los
peligros ocasionados por la falta de caudal del río en la vida cotidiana se tiene:
La opinión de los entrevistados respecto a los efectos por la ausencia de escurrimiento para el
desarrollo de la localidad y la zona, se tiene que cuatro de cada cinco encuestados manifestó
considerar la actual situación del río, sus cortes y la irregularidad de sus caudales, como un
“problema de importancia”; y sólo un 1,2% reconoció desconocer el tema. En este sentido es
necesario reconocer la localización de los referentes perceptivos; aquellos que lo consideran un
problema se ubican en zonas de talud y bañado activo y en las planicies de inundación (80%). Los
menores efectos se aprecian en aquellos
que se ubican en zonas de terrazas o más
alejados del río (20%). (Figura 8)
También, es necesario vincular la
emergencia de estos componentes
perceptivos con la destrucción de valores
culturales asociados a los usos culturales
y económicos de los bienes y servicios
que ofrecen los ríos. Los conocimientos,
usos, manejos del agua de río y las
prácticas culturales asociadas a la vida
de ribereños fueron desapareciendo.
Se puede sostener, entonces, que se
perciben las consecuencias por las
pérdidas económicas y su impacto
negativo en el desarrollo de la zona. La escasez de agua en los campos, las sequías, la afectación de
la actividad ganadera, la mortandad de animales, la salinización de las aguas y la disminución de los
niveles de agua de los pozos, son las más citadas.. También hicieron referencia a los olores que
sufre el pueblo y la zona por la mortandad de los peces, junto a la pérdida de beneficios de los usos
recreativos del río.
En la tabla 4, se resumen las percepciones de los encuestados acerca de las afectaciones provocadas
por la falta de escurrimiento de los ríos, según el tipo de relieve en que se localizan (talud- planicie
de inundación-terrazas).
12
Tabla 4. Evaluación de los efectos a causa de la falta de escurrimiento permanente de los ríos (mucho,
regular y poco), según el relieve predominante de los entornos de vida de los encuestados.
Afectaciones:
Talud
Planicie de Inundación Terrazas
Grupo I-
(elige
"mucho")
Grupo II-
(elige
"regular")
Grupo III-
(elige
"poco" o
"no sabe")
Grupo I-
(elige
"mucho")
Grupo II-
(elige
"regular")
Grupo III-(elige
"poco" o "no
sabe")
Grupo I-
(elige
"mucho")
Grupo II-
(elige
"regular")
Grupo III-(elige
"poco" o "no
sabe")
a la vivienda 54,0 26,5 19,5 87,2 10,6 2,2 0 3,7 96,3
a la cría de animales 68,6 28,2 3,2 82,3 15,7 5,0 37,5 22,4 40,1
a bienes y equipos 79,3 11,2 9,5 80,9 18,4 0,7 6,9 15,8 77,3
a acceso al agua 84,4 15,1 0,5 64,2 27,2 8,6 89,5 9,3 1,2
a personas, salud y vida 73,4 16,1 10,5 70,1 18,3 11.6 63,1 17,7 19.2
a alimentos para subsitencia 83,3 12,8 3,9 62,8 27,4 9.8 45,3 19,5 35.2
a calles y caminos 88,4 10,1 1,5 88,1 10,0 1,9 26,4 17,0 56.6
Fuente: Beatriz Dillon, 2014. Universidad Nacional de La Pampa
En líneas generales los más afectados son aquellos habitantes rurales que habitan en zonas de talud
y de planicie de inundación, tanto en épocas de escurrimiento nulo como en aquellas de crecidas
intempestivas. Durante estas crecidas los efectos mayores se producen sobre las viviendas (en
general ranchos rurales, construidos de adobe o con extrema vulnerabilidad constructiva); sobre los
bienes y equipamientos rurales, inundación de calles y caminos y mortandad de animales.
Indirectamente se afecta a la salud y las condiciones de vida de las personas al provocarse efectos
directos en la comunicación por cortes de caminos y en la merma de disponibilidad de alimentos
para la subsistencia (flora y fauna nativa).
Con respecto al acceso al agua, esta es provista por vehículos cisterna que proveen los municipios y
ante la limitante de la entrega, se utiliza el agua de lluvia, de por sí un recurso escaso. La escasez y
privación del elemento es constante tanto en presencia o ausencia de escurrimiento y en todas las
zonas de habitabilidad. En las zonas de planicie de inundación el agua para consumo animal es
provista mediante la construcción de “pozones” desde donde se extrae agua salobre pero igualmente
consumida por los animales.
El estado de vulnerabilidad social de las poblaciones del oeste pampeano hace necesario el
asistencialismo del Estado como remedio inmediato para cubrir las necesidades más elementales de
la población a efectos de aplicar paliativos a problemas de extrema gravedad como la mortalidad
infantil, las enfermedades epidémicas y condiciones sanitarias generales.
CONCLUSIONES
La conexión entre educación ambiental y gestión de riesgos han de armonizar en la promoción de
un conocimiento adecuado del entorno en el cual se vive, en la valoración real de este y en el
reconocimiento de las especificidades que contiene, pues se trata fundamentalmente de prevenir, lo
que significa en suma, una buena y armónica relación con el espacio en el que nos toca vivir. Es
importante lograr que la educación contribuya y facilite el logro de una cultura de prevención, y que
la población y las comunidades se preparen y actúen frente a los inevitables peligros naturales.
La conexión entre educación ambiental y gestión de riesgos han de armonizar en la promoción de
un conocimiento adecuado del entorno en el cual se vive, en la valoración real de este y en el
reconocimiento de las especificidades que contiene, pues se trata fundamentalmente de prevenir, lo
que significa en suma, una buena y armónica relación con el espacio en el que nos toca vivir.
13
En Cuba, a pesar del carácter insular y la vocación política e institucional de protección civil, con
resultados reconocidos internacionalmente de protección a la vida social y sus bienes, en el
enfrentamiento a los peligros naturo-sociales y la reducción de vulnerabilidades, persisten
insuficiencias en la percepción de peligro por parte de la población, lo que constituye una prioridad
su atención, como parte de la formación cultural ambiental de/los sujeto(s) sociales, de acuerdo con
el contexto de su vida cotidiana.
En Argentina si bien los estudios sobre percepción riesgo son prácticamente inexistentes desde los
organismos públicos, las instituciones universitarias y la investigación científica en general se
avanza en construir primeramente un mapa de riesgos en Argentina que muestre la situación real de
los peligros y las amenazas para luego avanzar no solo en las percepciones sino en el carácter
resiliente que la población adopta ante la ocurrencia de los mismos.
En el caso específico de La Pampa, los desequilibrios y desigualdades espaciales potencian la
percepción de los peligros ambientales los que, más allá de ser reales, son dimensionados en cuanto
a la necesidad o falencia de bienes y servicios básicos para la subsistencia humana. En este sentido
la asistencia estatal se convierte en el elemento clave a efecto de resolver los problemas concretos
de la población.
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