LA ORDENACIÓN SU HISTORIA Y SENTIDO

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    LA ORDENACIN: SU HISTORIA Y SENTIDO1

    Pbro. J. Hctor Bautista Njera

    INTRODUCCIN

    El 15 de enero de 2011, luego de que fueron escuchadas tres conferencias en la jornadade apertura del curso Ministerio y Ordenacin de la Mujer, organizado por el H.Presbiterio del Estado de Mxico (y en la cual un servidor tuvo la bendicin de serinvitado a participar con una de las conferencias con la postura opuesta a la ordenacinde la mujer), un joven, al momento de las preguntas abiertas al pblico, dijo: Noentiendo por qu se nos trata de chantajear aludiendo a una de las exposiciones,presentando argumentos que tienden a despertar en nosotros compasin hacia lasmujeres. En ninguno de los tres expositores hemos escuchado algo en contra de la mujer;los tres han hablado a favor de las mujeres; los tres han reconocido su valor y dignidad.Para m dijo, el debate no se debe centrar en eso, pues veo que en ese punto todoscoinciden.

    El comentario de este joven congregante me ayud a reafirmar que, en efecto almenos, en trminos generales, el debate visible (que no el de fondo, pues el de fondoes el sometimiento, o no, a la autoridad de la Palabra de Dios); el debate visible,repetimos, en la INPM actualmente no gira en torno de la dignidad de la mujer; pues noest a discusin su alto valor como ser humano (igual al valor del hombre), ni laimportancia de su aporte en trabajo, visin y sensibilidad al avance del Reino de Dios,sino su ordenacin a los ministerios oficiales de la Iglesia. El debate, en efecto, es laordenacin, y no otra cosa. Y en torno a la ordenacin es que se confrontarn las ideasen el prximo Concilio Nacional que realizar nuestra iglesia.

    Es por eso que les propongo a ustedes reafirmar nuestro entendimiento acerca de

    la ordenacin, estudiando el modo, el significado, los alcances y las implicacionesministeriales, litrgicas, de gobierno y misionolgicas de la ordenacin, con el fin detener un punto de referencia ms cercano y mejor fundamentado de dicho tema. Paraello, haremos un breve recuento de sus antecedentes y de su historia, destacando losrequisitos, el sentido, el propsito y los criterios de la ordenacin a lo largo de la historiadel pueblo de Dios. Esto nos permitir discernir hoy, entre otras cosas, si es posible o nosin contravenir la Palabra de Dios ordenar a las mujeres como oficiales de la Iglesia.

    ANOTACIONES PRELIMINARES

    Se hace necesario hacer ciertas anotaciones de inicio.

    Primera anotacin. Resulta paradjico que, siendo el ministerio cristiano de sumaimportancia para la vida y misin de la Iglesia, exista tan poca informacin, no slo en lasfuentes extra-bblicas, sino, ms aun, en las Escrituras, acerca de la ordenacin de losoficiales que cumplen ministerios especficos dentro de la Obra de Dios. Prcticamente,

    1 Conferencia presentada en el Concilio realizado por el R. Primer Snodo acerca de la ordenacin de lamujer, el 12 de marzo de 2011, en la INP Cristo nica Esperanza, en Tejalpa, Morelos. En sa ocasinel escrito fue ledo de modo abierto, es decir, sin las conclusiones generales, con el fin de que fuera elConcilio el que llegara a las mismas. Aqu se incluyen las conclusiones y comentarios finales del autor,en virtud de que el R. Snodo decidi se da no llegar a conclusiones ni a decisiones finales.

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    ninguna confesin cristiana ha abordado la ordenacin de manera explcita y detallada.Lo que presentamos aqu es el hallazgo de algunos testimonios importantes en laliteratura judeocristiana, a la manera del encuentro dichoso que puede hacerse depequeos oasis de informacin en medio del desierto documentario sobre el tema. Diosquiera que esto sirva para alentar el estudio y la investigacin entre nosotros de esteasunto tan necesario.

    Segunda anotacin. La palabra ordenacin como tal, y el verbo ordenar en susentido tcnico, no aparecen en las Escrituras originales. Cuando aparece el verboordenar, o alguna de sus modificaciones en la versin Reina-Valera, tieneinvariablemente el sentido de designar (jeirotoneo, en griego), como cuando losapstoles designaron o constituyeron ancianos en las distintas iglesias de Galacia(Hch. 14:23). Aunque podemos encontrar en ambos trminos implicaciones de laordenacin, la prctica regular que seala en las Escrituras la idea de la ordenacin es laimposicin de manos, de la cual hablaremos ms adelante.

    Ante esta relativa carencia de trminos y significados es necesario, porconsiguiente, hacer unos intentos ms de comprensin de nuestro asunto, antes deadentrarnos en sus antecedentes y su historia.

    En la INPM se considera a la ordenacin como una de las formas en que se aplica elgobierno y la autoridad eclesistica. En el recin adoptado Manual de Procedimientos2, enel artculo 37, inciso 1, leemos: La iglesia local y el Presbiterio ejercen autoridadmediante la ordenacin para el ejercicio de un oficio. Por lo que, en una primerainstancia, la ordenacin debe verse desde la perspectiva del ejercicio del gobierno y laautoridad en el nombre y en representacin de Jesucristo, quien es Jefe y Cabezaautoritativa de la Iglesia. Ya veremos ms adelante que en el curso de la historia delpueblo de Dios la ordenacin ha tenido tambin otros propsitos que nos ayudan aentenderla mejor.

    La Constitucin de 1990 define en su artculo 165 a la ordenacin en los siguientes

    trminos: La ordenacin es la admisin y autorizacin solemne a aquellas personas quehan sido llamadas y preparadas debidamente para el desempeo de un Oficio oMinisterio determinado y definido por la Iglesia Nacional Presbiteriana de Mxico. LaConstitucin vigente no contiene una definicin como tal, pero s afirma,correctivamente, que deben ser varones aquellas personas (que es la expresin queaparece en la de 1990) que son admitidas y autorizadas mediante la ordenacin paradesempear alguno de los tres oficios establecidos. Aqu destaca la ordenacin como laforma en que la INPM admite y autoriza a quienes tienen la vocacin y lacapacitacin para desempear un oficio.

    Mientras que nuestros libros normativos como iglesia nacional, como claramentese observa, destacan en la ordenacin su aspecto gubernamental y del ejercicio de laautoridad eclesistica, Charles Hodge pone el nfasis en su aspecto testimonial por partede la iglesia; l dice: La ordenacin es la expresin solemne del juicio de la iglesia,mediante aquellos que estn sealados para expresar tal juicio, que el candidato estllamado verdaderamente por Dios para tomar parte en este ministerio, y porconsiguiente se hace autntico delante del pueblo el llamamiento divino.3 Luis Berkhofse pronuncia en el mismo sentido: En trminos concretos puede considerarse unreconocimiento pblico y una confirmacin del llamamiento del candidato a este oficio.4

    2 Aprobado en 2009.3Church Polity, p. 349.4Teologa Sistemtica, p. 703, T.E.L.L., 1987.

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    Juan Calvino, por su parte, subraya una dualidad santificadora iglesia-ministro enla ordenacin, cuando se refiere a la misma como un acto de consagrar o bendecir alos ministros, a la manera de las costumbres judas al presentar alguna persona o cosaante Dios.5

    En mi opinin, es Wayne Grudem, en su Teologa Sistemtica,6 quien brinda unaidea ms incluyente de los aspectos gubernativos, testimoniales, ministeriales y

    personales, cuando presenta a la ordenacin como la investidura pblica de los oficiales,los cuales, al ser ordenados, son de este modo reconocidos pblicamente como teniendoel derecho y la responsabilidad de realizar funciones inherentes a su oficio para beneficiode toda la iglesia. Adems, en esta obra se acenta la norma bblica como fundamentode la ordenacin, en un claro respeto por los procesos de la misma como se dan en lasdistintas confesiones de la iglesia cristiana. El autor emplea indistintamente los trminosapartar, nombrar, establecer, afirmar, para referirse a la ordenacin.

    Anotacin tercera. Hemos de decir desde ahora que la ordenacin nunca ha tenidola finalidad de reconocer la dignidad de ninguna persona o de conferirle algn tipo dedignidad; su propsito ha sido y es reconocer la dignidad del llamado y del ministerio.Calvino afirmaba que los ministerios ordenados tienen una especial dignidad y

    excelencia, y que el propsito de la ordenacin es enaltecer dicha dignidad ante lacongregacin. Juan Crisstomo declaraba en el mismo tenor: Los legados se refiere alos obispos, sean los que fueren, gozan de gran honor por razn de la dignidad de sulegacinhemos recibido el oficio de una embajada y venimos de parte de Dios. Tal es,en efecto, la dignidad del episcopado.7

    De ah que resulte natural que las Escrituras demanden sometimiento y obedienciade parte de la Iglesia a los que estn investidos de tal dignidad ministerial.

    Por lo anterior, tenemos que afirmar que se equivocan todos aqullos queargumentan la ordenacin, particularmente la de la mujer, invocando la dignidad de lapersona, pues afirmar o reconocer la dignidad de la persona ordenada no es el propsito

    de la ordenacin. La dignidad de la mujer, como la de todos los cristianos, est salvada,aunque nunca ninguna mujer sea ordenada al ministerio.

    Es esta la razn por la que no pueda demandarse la ordenacin como necesidad oderecho femenino. Tampoco lo puede hacer el hombre. La ordenacin al ministeriosiempre ser, como todas las cosas que provienen de la Gracia, una condescendencia deDios que enaltece Su dignidad y no la nuestra, Su actuar y no el nuestro, Su don y nonuestra ddiva; la ordenacin es un favor por el cual no hay que luchar,8 es un privilegioque le viene al hombre sin merecerlo.

    Tan evidente es el hecho de que este don no nos pertenece por derecho propio,que la Biblia ensea inequvocamente que todos aqullos que son ordenados ministrostendrn que rendir cuentas delante de Dios: Obedeced a vuestros pastores, y

    sujetaos a ellos; porque ellos velan por vuestras almas, como quienes han dedar cuenta (He. 13:17).

    5Instituciones, IV, III, 166 Pp. 950-970. Se trata del captulo correspondiente al gobierno de la iglesia.7 Citado por Johannes Quasten en Patrologa II, p. 498, BAC, 1973.8 El planteamiento feminista usa reiteradamente el trmino lucha para referirse a los esfuerzos porlograr la ordenacin de la mujer, olvidando algo tan elemental en la vida cristiana como es el vivir porla Gracia y en la Gracia de Dios. El trmino lucha nos recuerda, en cambio, la lucha de clases delateo y trasnochado discurso marxista.

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    Pasemos ahora a hacer un repaso de los antecedentes y la historia de laordenacin.

    ANTECEDENTES DE LA ORDENACIN

    Los antecedentes de la ordenacin, aunque no en la forma en que la conocemos hoy,pueden encontrarse en las prcticas del Antiguo Testamento relativas a la consagracin ydedicacin de los tres tipos de oficiales en Israel: sacerdotes, profetas y reyes.9

    Los sacerdotes. Dentro del culto mosaico y junto a los levitas, los sacerdotes y elSumo Sacerdote fueron las personas consagradas para administrar los ritos sagradosimpuestos por Dios. Su ministerio era santo y dependa en todo de las disposicionesdivinas. Estos oficiales eran los nicos autorizados para entrar a los lugares sagrados ypor medio del ejercicio de su oficio el pueblo tena acceso a Dios de un modo especial, adiferencia de los dems pueblos. El Sumo Sacerdote era la cabeza y representante detodo el pueblo y quien entraba en el Lugar Santsimo una vez al ao en el da de laexpiacin. Acerca de esta representatividad que tenan los sacerdotes, W. H. Green nosdice: Los sacerdotes no poseyeron ninguna superioridad inherente respecto a los demsdel pueblo, sino que fueron escogidos de entre el pueblo por Dios y revestidos de unoficio que originariamente perteneca a todo el pueblo.10

    Para ser sacerdote la ley exiga como requisitos: a) ser de la familia de Aarn, b)ser varn, y c) no tener ningn defecto fsico. La ceremonia de consagracin o dedicacinde los as seleccionados se describe en x. 29:1-37 y Lv. 8. All se presenta la realizacinde una ceremonia solemne, que inclua:

    1. Lavamiento de Aarn y de sus hijos indicando pureza preliminar.

    2. Vestirlos exquisita y delicadamente, denotando que estabanrevestidos del oficio sacerdotal.

    3. Eran ungidos y con ello se significaba la participacin del EsprituSanto como la nica fuente de las capacidades necesarias para su oficio.

    4. Se ofreca un sacrificio para la expiacin, as como un holocausto yofrendas de paz.

    Las personas y sus vestidos eran consagrados por el rociamiento de la sangre y elaceite. Toda la ceremonia era repetida durante siete das, y al octavo da eran yasacerdotes y empezaban su desempeo como oficiales.

    Vale la pena destacar que mientras an no haba sacerdotes para poder oficiar, fueMoiss quien ministr los sacrificios. Era un hombre fungiendo como oficial quien

    estableca a otros hombres como oficiales del culto. Por qu no lo hizo Mara, si se

    9 Dentro de la tipologa del Antiguo Testamento, los oficios de sacerdote, profeta y rey eran, en sunaturaleza interior, tipos o modelos que anunciaban el triple oficio de Cristo como Mediador nuestro;Cristo es nuestro Sacerdote, Profeta y Rey. En virtud de este triple oficio mesinico, la Iglesia,representante de Cristo en el mundo, ejerce tambin un real sacerdocio (rey-sacerdote) queanuncia (profeta) las virtudes de aqul que nos llam a su luz admirable. Los oficios de pastor,anciano y dicono dentro de la Iglesia son especializaciones ordenadas, representativas y debidamenteautorizadas de ese oficio general que nos corresponde a todos los cristianos.10Introduccin Histrica y Crtica al Estudio del Nuevo Testamento, p. 319.

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    encontraba, al igual que Moiss y Aarn, en igualdad de condiciones filiales y deredencin? La respuesta es clara: porque as lo dispuso Dios (Lv. 8:1).

    Tambin estuvieron los profetas en Israel. De stos se distinguen diferentesclases:

    1. Estaba el profeta cltico. ste era un oficial o funcionario varn con

    capacidad proftica que serva en el culto religioso. Los salmos e innumerableslibros histricos y profticos describen a estos servidores y su importante labor. Enel templo trabajaban a la par de los sacerdotes, declarando la Palabra de Diospblicamente a la nacin. Algunos ejemplos de esta clase de profetas son: Samuel(1Sa. 3:19; 9:12ss), las compaas de profetas (1Sa. 10:5), Natn (2Sa.7:1ss) yElas (1Re.18:30ss). Un dato interesante es que en el templo haba aposentosprofticos destinados a estos funcionarios (Jr. 35:4).

    2. El profeta cannico o escribiente. Tena fundamentalmente una laborliteraria: consignar por escrito la historia en que haban servido y sus mensajes. Destos fueron: Gad el vidente, Ahas de Silo (1Cr. 29:29; 2Cr. 9:29), Semaas y elvidente de Iddo (2Cr. 12:15), Jeh quien refiri la historia de Josafat (2Cr. 20:34;

    19:2), Isaas, Oseas, Samuel, as como Natn el profeta, entre otros.3. Hubo tambin profetas no oficiales, los cuales hablaron la Palabra de Dios demodo proftico sin tener este oficio. David y Daniel son ejemplos de esta clase;asimismo, mujeres como: Mara la hermana de Moiss (x. 15:20) y Hulda (2Re.22:14), a quienes se denomina claramente como profetisas.

    4. Los profetas ocasionales o circunstanciales. Tampoco fueron de carcteroficial. Hubo muchos annimos (1Re. 18:4; 2Re. 2:7-16); y otros, siendo paganos,hablaron profticamente de parte de Dios y luego ya no lo hicieron. La Bibliamenciona, al menos, entre estos ltimos, a un filisteo, un egipcio, un madianita, unbabilonio y un romano (Gn. 20:6; 41:4; Jue. 7:13; Dn. 2:1; Mt. 27:19). Aunque Diosles dej ver algo de sus planes, nunca los incluy en el ministerio proftico oficial.

    5. Los falsos profetas. A stos el pueblo deba desatender completamente.Tenan ciertas caractersticas que los identificaban: normalmente eran extticos,eran pagados por algn jefe, sus profecas no se cumplan, invitaban al pueblo a iren pos de otros dioses, desconocan la autoridad de Moiss y no aceptaban lasdoctrinas histricas del xodo.

    El caso de Dbora como profetisa y juez (Jue. 4 y 5) es un caso realmenteexcepcional que nunca estableci un patrn a seguir en el liderazgo oficial de Israel.

    Todo el profetismo del Antiguo Testamento que hemos estudiado hasta aqu siguien sus lneas generales la pauta y el modelo del ministerio proftico de Moiss. A partirde l, la estructura clsica de la vocacin proftica mantuvo, ms o menos, el siguienteesquema:

    1. El hombre recibe un llamamiento especfico y personal de parte de Dios (x. 3:1-4; Is. 6; Jr. 1:4-19; Ez. 1-3; Os. 1:2; Ams 7:14-15; Jon. 1:1).

    2. El profeta es introducido a la presencia de Dios. Hugo Zorrilla dice al respecto:El siervo de Dios funda su vocacin y su ministerio en un encuentrotransformador con Dios. Su llamada parte de la vivencia con la divinidad. En

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    esta misma lnea el siervo, como gua y profeta, adquiere autoridad porque havisto al Seor .11

    3. Es enviado a presentarse delante de los hombres como aqul que ha estadoprimeramente en la presencia del Seor y que tiene un mensaje quecomunicarles.

    No es fcil saber cules fueron los procedimientos para la calificacin de losprofetas en Israel, pero podemos suponer que el maestro o lder de la compaa comoautoridad visible estableca los criterios definidos para certificar u ordenar a susprofetas.

    Finalmente, se encontraban los reyes. Normalmente los soberanos eraninvestidos de autoridad por derecho de herencia o sucesin. Cuando por causa dedesobediencia los descendientes perdan ese derecho al trono, la designacin del rey erahecha por un profeta o por un personaje investido de autoridad. Esto mismo es lo queocurri al iniciarse la existencia y sucesin de los reyes. Samuel, el juez y profeta, ungitanto a Sal (1Sa. 9:16) como a David (1Sa. 16:1, 13). Ms tarde, luego de poner preso aJoacaz, en ausencia del rey, fue Faran Necao quien estableci por rey en Jerusaln a

    Eliaqum hijo de Josas (2 Re. 23:33, 34). Y un extranjero, el rey de Babilonia, fue quienpuso a Matanas (tambin llamado Sedequas) como rey en Jerusaln (2 Re. 24:17). Es uncaso excepcional el de Jeroboam, quien fue designado rey directamente por el pueblo.

    Como claramente se aprecia, los reyes fueron establecidos, cuando no porsucesin, por la intervencin de alguna autoridad reconocida que los constitua. Por esoel sacerdote Joiada, como autoridad formal y bien reconocida, sustituy a Atala por Joscomo rey, pues aqulla se impuso como reina, usurpando impa y desordenadamente eltrono (2Re.11).

    Acerca del acto solemne por el cual eran entronizados los reyes, podemos decirque se segua regularmente el siguiente orden: la coronacin, la uncin con aceite, laproclamacin (2 Re. 11:12; 1Sa. 10:24; 2Sa. 2:4), el sacrificio y, en ocasiones, un solemnecortejo (1Sa. 16:1-6).

    Qu conclusiones parciales podemos obtener de estos antecedentesveterotestamentarios de la ordenacin?

    Que la Palabra del Seor es siempre la base y la norma para calificar yestablecer a los oficiales dentro de su pueblo.

    Que ser servidor del Seor requiere primero de un encuentro transformador conDios.

    En todos los casos, las personas establecidas como oficiales son varones.

    En la consagracin de los mismos hay una profunda conciencia de la santidad ymajestad de Dios, por lo que el acto resulta una ceremonia solemne y muyreverente.

    El establecimiento del oficial est a cargo de una autoridad reconocida.

    Todo el pueblo reconoce y est sujeto a la investidura del oficial.

    11Lenguaje y Pensamiento del Antiguo Testamento, p. 93, Ediciones Semilla, 1991.

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    Las mujeres, aunque tienen ministerios importantes de edificacin y consolacinpara el pueblo, no son llamadas a ocupar directamente un oficio.

    LA ORDENACIN EN EL SANEDRN

    El sanedrn era el cuerpo de ancianos que conformaba el tribunal ms alto entre losjudos.12 Sus antecedentes se remontan hasta los 70 ancianos que ayudaron en sustareas a Moiss (Nm. 11:16-24). Luego encontramos una expresin colegiada de losmismos en la reorganizacin realizada por Esdras despus del exilio (Esd. 7:25, 26; 10:14), y a los oficiales y jefes en los das del ministerio de Nehemas (2:16; 4:14,19; 5:7;7:5). El antecedente ms inmediato lo conform en el perodo intertestamentario, lagerousia o concilio formado por los ancianos que representaban a la nacin. Parafinales del siglo I a.C. se le conoca como synedrion o sanedrn, y era presidido por elSumo Sacerdote en turno. ste fue el tribunal de los judos en los das de Jess.

    Para todos los miembros del sanedrn se realizaba una ordenacin regular pormedio de la imposicin de manos. Edersheim dice al respecto: Los jueces eranestablecidos por ordenacin (semikhah), originalmente la de imposicin de manos. Laordenacin era conferida por tres maestros.13 A travs de la ordenacin se lesautorizaba primeramente para ensear con autoridad, tambin implicaba facultades paraque cumplieran con funciones judiciales y, eventualmente, dirigieran la liturgia en lasinagoga. La imposicin de manos slo poda ser realizada por aqullos que haban sidodebidamente ordenados, y que podan, por tanto, mediante los previamente ordenados,seguir su ordenacin hacia arriba.

    Tambin, mediante ordenacin, el gran sanedrn nombraba a hombres de slidareputacin a viajar por las ciudades de Palestina, para nombrar y ordenar en ellas a loshombres ms aptos para el cargo;14 lo cual tiene un admirable paralelismo con lascalificaciones mencionadas por Pablo para los ancianos en la iglesia.

    LA ORDENACIN EN EL RABINISMO

    12 Alfred Edersheim refiere el testimonio rabnico, segn el cual haba en Israel tres tribunales: En lasciudades con menos de 120 habitantes varones haba slo el tribunal inferior, que consista en tresjueces. Su jurisdiccin era limitada, y en especial no poda extenderse a causas punibles con la penacapital. La autoridad del tribunal de la prxima instancia (el de veintitrs jueces) era tambin limitada,aunque competente en causas capitales. El tribunal ms alto era el de setenta y dos, el Gran Sanedrn,que se reuna primero en una de las cmaras del Templo, la llamada Lisshkath haGazith (o cmara delas piedras talladas), y posteriormente las tiendas de los hijos de Ans (La Vida y los Tiempos deJess el Mesas, p. 507, CLIE, 1988).13Op. cit., p.507.14 Sanh. 88b Main. u.s., cap. ii.7, 8.

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    El principio ms arraigado en el mundo de los rabinos era ste: la enseanza conautoridad requiere de previa autorizacin. Toda enseanza rabnica tena que ser conautoridad; esa era la mxima. Haba varias razones: la enseanza era fundamentalmentetradicional, tena que ser aprobada por la autoridad y dispensada desde un maestroreconocido a un discpulo. Tal peso autoritativo tena el maestro con su enseanzaheredada por noble tradicin, que, en cualquier discusin, decidir de modo distinto de laautoridad15 era una muestra de presuncin o de rebelda. Cuando eso suceda, seenfrentaba al que desafiaba la enseanza con el bando completo.

    Por eso, ensear con autoridad la ley, entre los rabinos, requera de ciertasgarantas. En un principio cada rabino acreditaba a sus propios discpulos;posteriormente, el derecho fue transferido al sanedrn, el cual no poda ordenar alcandidato sin ser cubiertas sus expectativas y sin el consentimiento de su jefepresidente. Despus de los exmenes correspondientes y la acreditacin oficial, se leimponan las manos a la persona con la presencia de, por lo menos, tres personasordenadas que las impusieran.

    Otras formalidades de la ordenacin en el rabinismo eran las siguientes: el varnque iba a ser ordenado tena que presentar un discurso, se recitaban himnos y poemas y,finalmente, se le conceda de modo formal el ttulo de rabino, dndosele la autoridadpara ensear y actuar como juez (para atar y desatar, para declarar culpable o libre). Lafrmula litrgica para conceder las rdenes plenarias era sta: Que ensee; queensee; que juzgue; que decida sobre cuestiones de primogenitura; que decida; quejuzgue!.16 Los as ordenados que llegaban a salir al extranjero, llevaban consigo suscartas de rdenes o de ordenacin.

    LA ORDENACIN EN LA SINAGOGA

    En la sinagoga juda haba varias clases de oficiales o dirigentes. Estaba el de rangoinferior o chazzan (ministro), como el mencionado en Lucas: Y enrollando el libro,(Jess) lo dio al ministro, y se sent (4:20). Con frecuencia este ministro actuabatambin como maestro de escuela; por tal razn, y por ser el responsable de la direccinde los servicios, se pona mucho cuidado en su seleccin.

    Por otro lado estaban los ancianos (zequenim) o dirigentes, cuyo jefe era elarchisynogogos o rosh ha-keneseth. stos eran los gobernantes o pastores. Jairo, sinduda, era uno de estos archisynogogos o principales, como claramente lo dice Marcosen 5:22. Junto al dirigente principal estaba una especie de jefe poltico de los ancianos, elgerousiarch.15 El rabino ms reconocido y erudito dentro del judasmo en los umbrales de la era cristiana, y a quiense apelaba como autoridad definitiva para dirimir toda controversia, era el Gran Hillel, abuelo, se dice,de Gamaliel el maestro de Saulo. Hillel radic en Jerusaln en tiempos del Emperador Csar Augusto.16 Edersheim, Op. cit., pp.331-332.

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    Todos estos dirigentes u oficiales eran hombres de probada calidad moral eintelectual; deban estar adornados con la humildad y la mansedumbre; eran examinadosen cuanto a sus conocimientos y ordenados para su cargo; posteriormente formabanparte del sanedrn local o tribunal.

    En las sinagogas romanas haba tambin ancianos no ordenados, los cuales tenana su cargo los asuntos externos y actuaban nicamente como junta de administracin.

    Despus de haber hablado de estas tres instituciones judas (el sanedrn, elrabinismo y la sinagoga), qu otras conclusiones tiles podemos derivar para nuestroentendimiento de la ordenacin?

    La ordenacin, como muchos de nuestros elementos de orden y formaslitrgicas como presbiterianos (pues tenemos un gobierno ejercido por ancianosopresbteros), surge propiamente de este perodo.

    Ella implica autorizacin formal para ensear, juzgar y dirigir la liturgia.

    La ordenacin es una prctica colegiada que se realiza mediante la imposicinde manos y el uso de algunos otros signos externos.

    La ordenacin es un asunto solemne y bien cuidado en todos sus aspectos.

    Es llevada a cabo slo por hombres, quienes imponen las manos tambin ahombres debidamente aprobados.

    Resalta la ordenacin como calificacin oficial para ensear con autoridad.

    La ordenacin es vlida en otros lugares distintos al lugar donde se realiza, peropara ello se debe portar un certificado que la acredite.

    Los atributos morales e intelectuales de la persona que va a ser ordenada sonmuy importantes para el desempeo de su oficio.

    Hay una relacin estrecha entre ordenacin y tradicin. La persona ordenada esla encargada oficialmente de transmitir la doctrina y la tradicin a las nuevasgeneraciones.

    Existen dirigentes no ordenados que realizan tareas muy importantes,particularmente en los asuntos administrativos.

    LA ORDENACIN EN LA IGLESIA NOVOTESTAMENTARIA

    Este perodo cubre aproximadamente un tiempo que va desde la dcada de los 30shasta finales del primer siglo de la era cristiana. En l distinguimos varios momentosimportantes: el primero, referente al ministerio pblico de Jess y sus discpulos (LosEvangelios); el segundo, el de los inicios formales de la iglesia cristiana, tal como se nos

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    describen en el libro de Los Hechos, y el tercero, el referido en las Cartas del NuevoTestamento.

    Estudiemos la ordenacin en el primero. En trminos formales, Jess mismo fueautorizado para ensear (lo cual no implic para l la imposicin de manos) siguiendo lasnormas que hemos estudiado antes; pues Juan el Bautista, quien lo bautiz y sealcomo a quien el pueblo deba or, era considerado un profeta en Israel, es decir: alguien

    con la autoridad para ensear y facultar a otros para hacer lo mismo. Lo que significa quedel Bautista, humanamente hablando, recibi Jess sus credenciales para ensear conautoridad. Aqu la prueba: al desafiar los principales sacerdotes y los ancianos del puebloa Jess acerca de la autoridad con que enseaba en el templo, ste les respondi: Yotambin os har una preguntaEl bautismo de Juan, de dnde era? Del cieloo de los hombres? (Mt. 21: 24, 25). Ante el sabio dilema planteado por Jess, ellospensaron: Si decimos del cielo, nos dir: Por qu, pues, no le cresteis? Y sidecimos, de los hombres, tememos al pueblo; porque todos tienen a Juan porprofeta (Vv. 25b-26). Jess mismo alude a Juan para vindicar su autoridad comomaestro; por eso no le pudieron responder. El Bautista haba dado pleno testimonio dela misin de Cristo como procedente del Padre.17

    Este mismo Jess llam a los doce. El hecho est relatado en Mt. 10:1-4; Mr. 3:13-19, y Lc. 6:12-16. Todos los escogidos fueron varones y todos recibieron el envoacompaado de instrucciones por parte de su Maestro. Ciertamente, los evangelios nomencionan ninguna ceremonia de ordenacin para los doce, pero s nos dicen que Jessles dio autoridad (Mt. 10:1; Mr. 3:15), los llam apstoles (Lc. 6:13; Mt. 10:2), ylos estableci (Mr. 3:14); actos todos que nos refieren el establecimiento de los docepara poder cumplir con su sagrado oficio; establecimiento en forma anloga a laordenacin, al menos en su significado y propsito, aunque no en su modo externo.

    Por qu los apstoles no fueron ordenados? Ofrezco, a manera de tentativa, dosrazones. Primera: porque fueron establecidos por Dios mismo en la persona del Salvador;por lo que no medi ninguna autoridad humana formal, que es regularmente la que

    realiza la ordenacin. Y segunda: porque su oficio fue nico e irrepetible comofundamento para toda la Iglesia.18 Despus de ellos no sera autorizado a otros el oficiopor sucesin.

    Si el carcter de irrepetibilidad en el ministerio de los apstoles vale como raznpara la no ordenacin de stos, cunto ms ha de valer la singularidad del ministerio deCristo, para no encontrar en l ningn indicio de ordenacin, al menos como la hemosestudiado hasta aqu.

    Una palabra ms. Es importante resaltar que para Jess el establecimiento de susapstoles fue algo muy importante y revestido de gran solemnidad, ya que or toda lanoche antes de escogerlos, segn da testimonio Lucas; mientras que Juan menciona queJess les dio tambin el Espritu Santo, si bien luego de su resurreccin (20:22).

    Vayamos ahora al perodo de los primeros das de la Iglesia. El primer caso es elde Matas, quien sucedi a Judas el traidor. En Hechos 1:26 simplemente se dice que fuecontado con los dems (indicndose su inclusin en el ministerio), una vez quehubieron orado y echado suertes. Ms adelante, cuando la Iglesia empez a experimentar

    17Ibid. p. 332.18 L. Berkhof incluye precisamente a los apstoles dentro de la categora de los oficiales extraordinarios,por la razn de que no fueron para siempre (Op. cit., p. 699).

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    sus primeros intentos de organizacin y delegacin de funciones, encontramos porprimera vez referencias claras a la ordenacin.

    En Hechos 6: 1-7 hallamos la designacin de los primeros siete diconos. Ellosfueron ordenados con oracin e imposicin de manos hecha por los apstoles, luego dehaber sido elegidos por la multitud. Su ordenacin fue la introduccin formal alcumplimiento de un encargo particular: servir con justicia y sabidura en la distribucin

    diaria. Resulta interesante que, al establecerse este oficio diaconal dentro de la iglesia,se contribuy, al mismo tiempo, a fortalecer otro oficio: el de los apstoles, pues aldelegar esta tarea en los diconos, ellos pudieron dedicarse completamente a la oraciny al ministerio de la palabra (v.4).

    Saulo y Bernab, aunque ya eran apstoles, fueron dedicados de manera especialy solemne para la obra a la que Dios los haba llamado (Hch. 12:1.3). En este episodiodestacan varias cosas:

    1. Se dice que los profetas y maestros que los dedicaron estaban ministrando alSeor.

    2. Estaban ayunando.

    3. El Espritu Santo les dio instrucciones acerca de a quienes deban de apartar.

    4. Les impusieron las manos despus de haber ayunado y orado.

    5. Los despidieron.

    A su vez, Pablo y Bernab constituyeron ancianos en las iglesias de Listra,Iconio y Antioqua, a los cuales encomendaban al Seor, luego de orar con ayunos (Hch.14:23). Aqu podemos encontrar, ciertamente, una referencia a la ordenacin de oficiales.

    En las cartas del apstol Pablo hay mayores alusiones a la ordenacin como actonecesario y bien deliberado dentro de las iglesias. En 1Ti. 4:14, Pablo se refiere a laordenacin de Timoteo: No descuides el don que hay en ti, que te fue dadomediante profeca con la imposicin de las manos del presbiterio. Aquencontramos varias cosas:

    1. Que la ordenacin implica el otorgamiento de un karisma o don espiritualnecesario para poder hacer la obra del ministerio.

    2. Que el don le vino a Timoteo mediante profeca o declaraciones profticas. Unpoco antes Pablo le haba escrito: Este mandamiento te encargo, paraque conforme a las profecas que se hicieron antes en cuanto a ti,milites por ellas la buena milicia (1:18).

    3. Se le impusieron las manos. En su segunda carta el apstol lo exhorta a avivarel fuego del don de Dios que le fue dado por la imposicin de sus manos (1:6).Vemos, pues, cmo la ordenacin, internamente, implica el otorgamiento deldon, en tanto que externamente, la imposicin de las manos.

    4. El acto es realizado por un colegio de ancianos (el presbiterio). Esto nosrecuerda la prctica sinagogal. L. L. Morris dice: Es posible que los creyentesadoptaron la ordenacin de ancianos de la institucin similar en el judasmo.

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    Pablo ensea tambin a Timoteo que la ordenacin es algo serio y solemne. Noimpongas las manos con ligereza a ninguno (1Ti. 5:22), es la recomendacin que lehace. La ordenacin requera un cuidadoso examen del candidato, particularmente encuanto a su conducta. Hendriksen comenta al respecto: La ordenacin sin una cuidadosainvestigacin previa hara a Timoteo responsable de los males que los ancianos pudieranen lo sucesivo cometer.19 Por esta misma causa, Pablo asimismo lo exhorta: (No)participes en pecados ajenos. Consrvate puro.

    Qu concluimos de este perodo?

    Aunque hay una transicin a la gracia, la ordenacin en la Iglesia hunde susraces en las prcticas del judasmo.

    La ordenacin conlleva la imparticin de un don espiritual e implica unaencomienda particular.

    La ordenacin est relacionada con el orden y el gobierno en la Iglesia,particularmente la de los presbteros.

    La ordenacin se lleva a cabo slo en hombres, y sta implica ponerles lasmanos.

    Hay un fuerte nfasis en el fervor y la espiritualidad. Antes de proceder a laordenacin hay ayunos y oraciones.

    Los candidatos deben cubrir ciertos requisitos morales y espirituales antes depoder ser ordenados.

    La ordenacin no debe ser un acto precipitado.

    Los distintos oficios son complementarios para el bien y el crecimiento de laIglesia.

    LA ORDENACIN EN EL PERODO PATRSTICO20

    Adems de los tiempos regulares de culto, la ordenacin era una de las ceremoniasespeciales. La ordenacin del clero bajo era muy sencilla. Consista en: a) oracioneshechas por la congregacin y por el obispo, b) en la imposicin de las manos del obisposobre la cabeza de los ordenados, y c) en el beso de paz de parte del obispo.Contrariamente, la consagracin de los obispos o alto clero era ms elaborada. El obispodeba ser lo ms selecto de su grey e, inclusive, de su clero; la eucarista era parte de laceremonia de ordenacin, la cual realizaban tres obispos por lo menos.

    En el Concilio Niceno se estableci un decreto que ordenaba al obispometropolitano y a todos los de la provincia que se reunieran para ordenar al electo. Si porrazones de fuerza mayor no podan estar, al menos deban estar tres presentes, y losausentes mostrar su consentimiento por carta. Con el tiempo se exigi la presencia de

    19Comentario a 1 y 2 de Timoteo/Tito, p. 210, SUBCOMISIN LITERATURA CRISTIANA, 1990.20 O perodo de los padres de la iglesia. Se consideran con ese nombre a los autores de los siglos II-Vaproximadamente, que renen estas cuatro condiciones necesarias: ortodoxia de doctrina, santidad devida, aprobacin eclesistica y antigedad.

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    todos los obispos para que el examen de la doctrina y costumbres se hiciese con mayormadurez. El nuevo ministro no era consagrado sin ser examinado antes.

    En las cartas de San Cipriano21 se observa que los obispos estaban presentes en laordenacin como superintendentes y el pueblo tambin se encontraba presente.

    En cuanto al propsito de la ordenacin, segn la legislacin eclesistica

    corresponda a los que haban sido ordenados obispos predicar oficialmente (ex officio) laPalabra de Dios. Justino menciona al presidente de la asamblea litrgica como quienasume el cargo de predicar,22 mientras que Ireneo habla de los obispos como quienes hanrecibido la misin del magisterio.23

    Alexandre Olivar nos dice que era cosa admitida e indiscutida en la iglesiapatrstica, que slo a los hombres les corresponda ser ordenados al oficio de presidir lapalabra.24

    Destaca en este perodo el hecho de que con frecuencia los diconos, quecumplan funciones litrgicas y administrativas, podan ser elegidos y ordenados comoobispos. Tal fue el caso del clebre Atanasio, quien despus de la muerte de su padreespiritual, Alejandro, y a peticin del pueblo, fue ordenado obispo a los 33 aos de edad.

    Despus del ao 200 d.C., en la obra de escritores como Tertuliano e Hiplito, elministerio ordenado, especialmente el del obispo, empez a describirse en trminossacerdotales. Hallamos un eco de esto en las palabras de Crisstomo: T no medesprecias a m dice, en defensa del oficio episcopal del predicador, sino quedesprecias el sacerdocio.25

    A qu otras conclusiones podemos llegar, al fin del perodo patrstico?

    La ceremonia de ordenacin es considerada un acto especial en el queparticipan el liderazgo y la congregacin. A veces es mucho ms elaborada yformal.

    Es un suceso realizado colegiadamente y por consenso de todos.

    La ordenacin implica un examen previo al candidato.

    Tiene como propsito principal la predicacin y la enseanza.

    Incuestionablemente, es slo para los hombres.

    Un oficial puede ser elegido y ordenado para otro oficio distinto.

    LA ORDENACIN EN LA REFORMA

    En trminos generales, los reformadores rechazaron la ordenacin al ministerio comooficio sacramental, en contraposicin a la iglesia catlica romana, pero enfatizaron laordenacin como la inclusin de los ministros al oficio de la predicacin

    21Carta LXVII, 5.22Apologa, I, 67.23Adversus haereses, III, 3, 1.24La Predicacin Cristiana Antigua, p. 529, EDITORIAL HERDER, 1991.25 Tercera homila sobre la Epstola a los Colosenses escrita en Constantinopla en 399 d.C.

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    Calvino se inclin hacia la opinin de que deban ser varios los ministros queordenaran al electo, y no solo uno. En aquellos pasajes en las Escrituras en que se da laidea de que una sola persona es la que realiza la ordenacin (como el caso de Pablo aTimoteo en 2Ti. 1:6; o cuando se manda a Tito a establecer ancianos en Creta, 1:5),Calvino sostena que dichas personas, en efecto, presidieron al colegio que realiz laordenacin, y por ello es que se les nombra.

    Finalmente, qu concluimos de la ordenacin en los das de la Reforma?

    La ordenacin es un rito vlido para la Iglesia cristiana.

    Es vista como el medio por el cual los ministros son incluidos en su oficio.

    Se realiza sencillamente mediante la imposicin de manos por un colegio, ytiene como fin el gobierno y la ministracin de la Palabra y los sacramentos.

    Debe ser practicada con el consentimiento de los dems cristianos.

    Destaca como seal de la dignidad del ministerio y como advertencia de que el

    ordenado le pertenece a Dios y a la Iglesia. Implica consagracin y bendicin del ordenado.

    Se da por sentada su prctica en hombres nicamente.

    CONCLUSIONES GENERALES Y COMENTARIOS FINALES

    Qu valor tiene para la INPM, en su coyuntura, este breve recuento histrico de laordenacin? Primeramente, ayudarnos a ser conscientes que lo que hoy tenemos, no sloen lo concerniente a la ordenacin, sino, en trminos generales, al pensamiento y

    prctica que nos caracterizan como reformados, es un concentrado de los mejoresresultados de los estudios, reflexiones y experiencias de los siglos pasados. La iglesia dehoy no podemos, ignorante e impunemente, desatender a la verdad que se muestra en lanoble tradicin fundada sobre la verdad divina, la cual ha sido corroborada, una y otravez, en las distintas pocas del pueblo de Dios. Por esto mismo, hoy no podemosdesatender a la verdad que est implicada en la ordenacin. Hacerlo as sera transgredir,no slo el ordenamiento gubernamental, ministerial y litrgico de nuestra iglesia, sino,sobre todo, el principio tico que nos compromete irrenunciablemente con la verdadrevelada en las Escrituras y corroborada en la historia.

    Cul es esta verdad? La verdad de que la ordenacin es una prctica divinamenteinstituida,31 y que nicamente Dios tiene el derecho de establecer sus razones,

    31 Las y los feministas, en su afn por ordenar mujeres, usan como estrategia el quitar toda posiblebase autoritativa, toda verdad divina, a las razones que existen para no ordenar mujeres a los oficiosdentro de la Iglesia. Un ejemplo es Suzane Tunc, quien afirma entendiendo su contexto catlicoromano: No se encuentra ninguna Palabra de Dios que sostenga la doctrina del Magisterio, puestoque sabemos que la ordenacin no fue creada por Jess (Tambin las Mujeres Seguan a Jess, p. 150,Editorial Sal Terrae, 1999). Acierta Tunc en decir que no existe ningn Magisterio (oficial) basado en laPalabra de Dios; pero falla crasamente al sugerir que por no ser la ordenacin creada directamente porJess, sta no descansa en la verdad de la Palabra de Dios, como est ampliamente demostrado. Laafirmacin revela, en el mejor de los casos, un imperdonable desconocimiento de que las Escrituras delAntiguo y Nuevo Testamentos, las cuales son verdad y Palabra de Dios, nos dan base suficiente parasustentar la ordenacin, aunque Cristo no haya ordenado a sus discpulos por las razones que hemos

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    significado y beneficio. No nos toca a nosotros decir la ltima palabra al respecto, porms novedosa o justiciera que sea, sino a Dios. Es su Palabra, y no la palabra humana;su forma, y no el mtodo de la sociologa; su dicho, y no el dictado de las buenasintenciones, lo que determina nuestra prctica en este rengln. A la ley y altestimonio! Si no dijeren conforme a esto es porque no les ha amanecido.

    Por otra parte, la verdad siempre implica un aspecto comunal y corporativo. Nadie

    llega a la verdad por mera infusin de gracia, ni por aislada experiencia mstica, ni porprivada presuncin o de grupo; la verdad de Dios se hace asequible mediante el concursode todo el Cuerpo, de toda la Iglesia en todo tiempo y latitud, bajo la gua del EsprituSanto.32 La prctica de la ordenacin, como la hemos estudiado, ha comprobado esto. Elpueblo de Dios, la Iglesia cristiana en todas sus pocas ha evidenciado un consenso y unconocimiento universales acerca de quin, cmo, a quin y para qu es la ordenacin. Ya ese consenso nos sumamos nosotros: la ordenacin a ciertos varones llamados paracumplir un oficio en la Iglesia. Una minora cuasi liberal, un grupsculo arrogante nopuede abrogarse el derecho a poseer una verdad que el testimonio corporativo y generalcontradice. Quienes pugnan por la ordenacin de la mujer, simplemente, echan por laborda el conocimiento y la experiencia de los siglos.

    Pero, por qu es importante el consenso de la Iglesia acerca de la ordenacin?No podemos, acaso, vivir sin dicho consenso? Sencillamente no, por razn del Pacto. ElPacto de Dios implica la permanencia de una promesa y su anuncio, la celebracin deuna Obra y su memoria, la obediencia a una ley que requiere ser mostrada, una guianzadivina, y la ministracin a un Dios y Seor conforme a sus deseos. El consenso basadoen la ley de Dios nos dice que ah est centrada, propiamente, la ocupacin de loshombres ordenados para el oficio cristiano. La Iglesia, pues, requiere de este consenso,ya que es norma confiable corroborada para vivir dentro del Pacto de la Gracia de Dios.

    Pero no hay que olvidar, asimismo, el aspecto tradicional de la ordenacin. Lasbuenas tradiciones, tanto como los dogmas, son esenciales para el cristianismo. En estoaun los ms liberales y subjetivistas estn de acuerdo.33 La ordenacin como tradicin

    eclesistica confirma, preserva y ensea a la Iglesia. Aunque ha habido en la historia dela Iglesia regresiones y distorsiones vertidas sobre la tradicin hay que reconocerlo,la verdad de la ordenacin como tradicin siempre ha ido adelante, ganando claridad yprofundidad. Jesucristo mismo, aunque juzg muchas tradiciones como opuestas a lavoluntad de Dios, en este punto nunca se mostr adverso: reconoci la verdad del oficioordenado masculino, tanto como el compaerismo de la mujer en hacer la obra cristiana.Y algo es muy cierto: ms que ninguno de nosotros, Jesucristo estuvo comprometidoabsolutamente con la verdad de Dios. Haber hecho este breve recorrido nos ha permitido

    mencionado antes. Los mujeristas estarn de acuerdo con que la ordenacin es de origen divino, pueses precisamente a ella que han dedicado sus esfuerzos y aspiraciones feministas.32 El entendimiento y la interpretacin correctos de la verdad slo pueden resultar de continuasoraciones y meditacin, del estudio y las luchas de la iglesia de todos los siglos. Jams puede un solocristiano o una generacin de cristianos tener la esperanza de lograr asimilar y reproduciradecuadamente el contenido completo de la revelacin divina (Adolfo Garca de la Sienra).

    33 Suzane Tunc, de pensamiento liberal afiliado al humanismo, y no al reformismo, habla de la tradicincomo una de las razones que se invocan actualmente para no ordenar a las mujeres; no obstante, haceuna afirmacin tan inevitable como verdadera que le revira en contra: Una tradicin slo puedeinvocarse si est justificada (Op. Cit., p. 150). Tratndose de la ordenacin como una prcticatradicional originada en las Escrituras, est ms que justificado su ejercicio en todos sus aspectos yformalidades, incluida su realizacin por y para varones, que es parte esencial de su prcticatradicional.

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    hacer acopio del contenido de esta tradicin venerable reveladora de verdad, sobre lacual ha de seguir fundamentada la Iglesia.

    Cuando se establece una ruptura con el pasado vinculado a la correcta tradicin,como se pretende por un pequeo sector en nuestra iglesia, se revela una profundacrisis. Mucho me temo que detrs de la polmica para ordenar mujeres al oficio cristianoen una franca ruptura con una tradicin cristiana que brota de las Escrituras, hay en

    sus promotores una severa crisis de fe, de conocimiento y de identidad. Dice el Dr.Garca de la Sienra: Aqullos que empequeecen la importancia de la verdad, y que portanto, la ignoran y la descuidan llegarn, finalmente, al descubrimiento de que les quedamuy poco cristianismo.34

    Cul es, finalmente, esa verdad consistente acerca de la ordenacin que ha defundamentar su prctica correcta entre nosotros, al margen de toda otra influencia oerror? Con base en todo lo dicho, la esbozamos a continuacin.

    Desde el punto de vista de su fuente, la ordenacin tiene como sus basesoriginarias las prcticas del pueblo de Dios, tanto del Antiguo como del NuevoTestamentos. Por eso es un rito vlido para nosotros en todos sus aspectos.

    En su carcter formal, la ordenacin es llevada a cabo mediante la imposicin delas manos por parte de la autoridad colegiada, as como por una declaracin en la que seseala la encomienda particular que recibe con oracin la persona ordenada. Nuestrolibro de Liturgia incluye tambin compromisos y juramentos.

    Respecto del propsito que cumple la ordenacin, en el caso del ministro, esautorizarlo para predicar por oficio y ministrar los sacramentos; y en el del anciano,ensear, juzgar y dirigir en el nombre del Seor. Ambos ejercen gobierno en la iglesialocal. En el caso de los diconos, el fin es autorizarlos para administrar los recursosmateriales de la iglesia, lo cual se espera que hagan con justicia y sabidura de Dios.

    Vista desde la perspectiva del oficio o del ministerio particular, la ordenacin es

    una seal de la dignidad del mismo y de la investidura de que est revestido el oficial,por lo cual la iglesia debe tener en alta estima y honra a la persona que porta, por decirlode alguna manera, el oficio. La ordenacin no reconoce ni confiere dignidad a ningunapersona, pero s al ministerio particular del oficial.

    Relacionalmente, la ordenacin es multi-vinculante: vincula a la persona con suoficio (la introduce oficialmente al mismo), y al ministrante particular con el resto de losministerios oficiales, pues todos sirven complementariamente para que la Iglesia crezca ycumpla con su misin.

    Desde la ptica espiritual, la ordenacin conlleva la imparticin de un donespiritual que capacita a la persona para poder cumplir con el oficio en el poder del

    Espritu Santo; todo con plena dependencia y sumisin a la voluntad del Seor.La ordenacin exige ciertos requisitos al candidato, tanto de orden espiritual

    (regenerado y convertido a Dios) como de ndole moral e intelectual; aspectos querequieren ser examinados detenidamente, para no incurrir en precipitaciones y pecados.Dicho examen incluye, naturalmente, el llamamiento divino a la persona.

    34El Pensamiento Reformado, p.275.

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    Desde el punto de vista de gnero, la ordenacin es un acto nica einequvocamente para varones. No ha existido jams la ordenacin legtima de la mujer.35

    En esto hay unanimidad histrica, la cual Jesucristo nunca combati. La ordenacin slo ahombres para cumplir con cualquiera de los tres oficios en la Iglesia, es consistente conla posicin diferenciada de los gneros, en la cual el hombre tiene una posicin distinta yde autoridad, representativa, respecto de la mujer.36 Pero la no ordenacin no limita jams a las mujeres para cumplir ministerios37 sumamente importantes dentro de laIglesia. Dios las ha usado, las usa y las usar para llevar consuelo, edificacin, enseanzay salvacin a muchas personas. Pero ni en las Escrituras, ni en el testimonio histricoencontramos que las mujeres sean llamadas a ocupar directamente un oficio. Cuando losfeministas dicen que s, es porque tergiversan el sentido del texto bblico, fuerzan laPalabra para que quepan en ella sus concepciones o porque, de casos inusuales, derivanpautas de aplicacin general que la Biblia, en su contexto amplio, no autoriza. Lapretendida exgesis objetiva de que presumen es una mera ilusin que su metodologacontradice.

    En cuanto a sus aspectos gubernamentales, la ordenacin concierne a laautoridad. Son el R. Consistorio y el H. Presbiterio en nuestro caso como INPM lasautoridades colegiadas que ordenan; el primero, a los ancianos y diconos; y el segundo,

    a los ministros de la Palabra y de los sacramentos. Pero es la R. Asamblea General laautoridad responsable de regular todos los criterios y formas relativos a la ordenacin.Cualquiera que realice dicho acto, en contraposicin a lo dispuesto por la autoridad,incurre en desacato y rebelda. Por consiguiente, los que realizan la ordenacin deben serla autoridad correspondiente38 obrando como colegio, de acuerdo con el consenso yaprobacin de los dems cristianos en orden ascendente y descendente. Desde estemismo ngulo, la ordenacin es una prolongacin o extensin ordenada de la autoridaddentro de la Iglesia.

    En trminos eclesisticos, la ordenacin es la expresin del juicio de la iglesia deque el candidato es llamado verdaderamente por Dios, por lo cual sta se sometegustosa y obedientemente a sus lderes.

    Vista como ceremonia litrgica especial, la ordenacin debe ser llevada conextremado cuidado, profunda solemnidad y conciencia de la santidad de Dios. Se esperaque vaya acompaada de fervor y espiritualidad, de ayuno y oracin especialmente y dealgunos otros signos externos que sean propios a su naturaleza y propsito. En ellaparticipan el liderazgo y la congregacin.

    Como INPM tomemos en cuenta estas cosas, para que la ordenacin de nuestrosoficiales sea algo que contribuya a la mayor gloria de Dios.

    35 En los casos en que esto ha ocurrido se ha tratado de un hecho contrario a la ley de Dios, cuya fuenteideolgica extra-cristiana es claramente identificable.36 Para un estudio bblico-teolgico del principio de la mutua posicionalidad diferenciada de los gneros,ver el librito del autor titulado Principios de la Mutualidad de los Gneros en las Escrituras, pp. 10-21.37 Ntese el trmino empleado: ministerios, no oficios. El discurso feminista usa indistintamente laspalabras ministerios y oficios, con la finalidad de confundir y con ello poder tildar de injustos a quieneslimitan a la mujer, dicen, los ministerios dentro de la iglesia. Aclaremos: los ministerios son generales;los oficios son particulares y slo para el varn.38 Esto es, oficiales que hayan sido debidamente ordenados y gocen de una certificacin eclesistica.

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