La Opinión Pública y Los Grupos de Poder Económico

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La Opinión Pública y los Grupos de Poder Económico en el Perú: una aproximación cualitativa sobre ética, valores y responsabilidad social Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico Octubre 2002

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La Opinión Pública y los Grupos de Poder Económico en el Perú:

una aproximación cualitativa sobre ética, valores y

responsabilidad social

Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico

Octubre 2002

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ÍNDICE

Introducción................................................................................................ 2 1. La desnacionalización de la economía peruana.................................... 3 i) Factores endógenos.......................................................................... 4 ii) Factores exógenos ............................................................................ 5 2. Ética, valores y responsabilidad social empresarial: la contribución de los GPE al desarrollo nacional ............................................................... 7 3. El caso Backus....................................................................................... 9 Conclusiones............................................................................................ 12 Anexo 1 .................................................................................................... 14 Anexo 2 .................................................................................................... 16

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Introducción ¿Cuál es la percepción que, actualmente, tienen los principales líderes de opinión acerca del desempeño de los más importantes grupos de poder económico en el Perú (GPE)? ¿Existe una clara identificación de las principales fortalezas y debilidades de su gestión empresarial? ¿En qué términos se conceptualiza su contribución al desarrollo del país? ¿Qué papel juegan los valores éticos y la responsabilidad social en el desarrollo de sus actividades propiamente empresariales? ¿Qué GPE destacan de una manera más visible en el recuerdo espontáneo de los entrevistados? En suma, ¿cuál es la imagen que proyectan los GPE en nuestro país, es decir, cuál es su grado de aceptación o rechazo en la opinión pública? Con el fin de responder a estas preguntas, y como quiera que no era factible la aplicación de una encuesta de tipo más cuantitativo, el Centro de Investigación de la Universidad del Pacífico (CIUP) solicitó a IMASEN la realización de un estudio cualitativo dirigido a explorar la percepción que, sobre todo en el campo de la ética y de los valores, predominaba entre un grupo de líderes de opinión pertenecientes a diversos campos del quehacer nacional. Para este efecto, se decidió seleccionar a 45 destacados representantes de organismos financieros, del mundo académico, de los medios de comunicación, del Congreso de la República, del Poder Ejecutivo, de los colegios profesionales, de las distintas confesiones religiosas y de los propios GPE (Ver Anexo 1). Asimismo, entre el 20 de agosto y el 24 de setiembre de 2002, se llevaron a cabo las entrevistas en profundidad, a partir de una guía de preguntas que fue afinada y ajustada con el propósito de obtener la mayor información posible de los líderes seleccionados (Ver Anexo 2). Los resultados de esta exploración han sido presentados por IMASEN en su informe final: La ética y los valores en la actividad empresarial. Se trata de un informe que recoge los testimonios más importantes de los entrevistados, pero cuya estructura requiere ser reordenada en función de algunos ejes temáticos que permitan una lectura menos fragmentada y más articulada de los principales hallazgos obtenidos1. Asimismo, debe indicarse que, por su propia naturaleza cualitativa, las entrevistas en profundidad son un instrumento metodológico que impide hacer generalizaciones más amplias. Si bien la estructura abierta de las preguntas formuladas facilita la libre asociación y, por tanto, la expresión de las ideas con las propias palabras de los entrevistados, la información que ellos manejan sobre temas específicos es limitada. Por ello, el examen que a continuación se realiza debe ser tomado con cautela y considerado como una primera aproximación a un tema complejo, políticamente sensible, y de enorme importancia para el desarrollo económico y social del país. En función de lo arriba indicado, este documento ha sido organizado en tres secciones. En la primera, se presenta una evaluación de lo que la mayor parte de los entrevistados considera como una desnacionalización de la economía peruana y, por consiguiente, una pérdida de influencia de los GPE nacionales a favor del capital extranjero. La segunda, se ocupa de reconstruir la contribución de los GPE al desarrollo nacional, poniendo un especial énfasis en los temas éticos, de valores y de responsabilidad social empresarial. La tercera sección, aborda el caso del grupo Backus y, de manera más específica, la

1 Sin embargo, para tener una idea más amplia de las diversas respuestas formuladas por los distintos líderes de opinión, es imprescindible revisar dicho informe.

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controversia suscitada a raíz de la venta de acciones a grupos extranjeros, así como también de las acusaciones surgidas sobre el mal manejo de la empresa. Finalmente, se extraen algunas conclusiones a la luz de las secciones anteriores. 1.- La desnacionalización de la economía peruana La imagen más persistente que surge como denominador común en el discurso de los líderes de opinión entrevistados en el estudio sobre el empresariado peruano, es el creciente debilitamiento de su posición de dominio del mercado interno a favor de GPE de procedencia extranjera. Más allá del impacto positivo o negativo que tiene para el país este fenómeno, existe una casi total coincidencia entre los entrevistados de que la economía peruana se encuentra atravesando un proceso de desnacionalización que no es exclusivo a nuestro país. De hecho, la globalización mundial ha generado un proceso de transnacionalización económica que ha terminado por devorar irremediablemente el patrimonio de las empresas peruanas y por desplazar el control nacional de sus activos2. Es interesante anotar que este fenómeno es visto por los entrevistados con una mezcla de fatalidad (los mecanismos que actúan sobre este proceso están más allá de nuestras fronteras); impotencia (inaccesibilidad a los centros de poder donde se toman las decisiones); y, por último, nostalgia (pérdida de vigencia y control del empresariado local sobre el mercado interno). De hecho, entre los GPE más importantes del país, es decir, de los ’12 Apóstoles’ de la época de Alan García, dos se han extinguido (Lanata Piaggio y Nicolini), cinco se encuentran seriamente debilitados (Olaechea, Picasso Salinas, Wiese, Delgado Parker, Bentín) y otros cinco se encuentran estables (Romero, Benavides de la Quintana, Brescia, Ferreyros y Raffo)3. En suma, teniendo en cuenta el enorme poder económico que han adquirido los GPE transnacionalizados, el avance del capital extranjero y el retroceso del capital nacional se percibe como un proceso que difícilmente se podrá revertir en los próximos años. Los argumentos que se formulan para explicar esta ‘desperuanización’ de la economía nacional se pueden clasificar en dos grupos: i) los de carácter endógeno, que son responsabilidad del propio empresariado peruano; y, ii) los de carácter exógeno, producto de situaciones que escapan a su control, por lo menos en forma directa. Examinemos cada uno de estos dos tipos de argumentos.

2 No obstante esta percepción, debe tenerse presente que “los flujos de inversión extranjera directa hacia América Latina y el Caribe disminuyeron por segundo año consecutivo y los datos preliminares para el 2002 no muestran signos de una reversión. Esta evolución se observa tanto en las inversiones nuevas como en las fusiones, las adquisiciones y las privatizaciones. Las inversiones anunciadas por las empresas transnacionales anunciadas para los próximos años se siguen concentrando en los sectores de servicios e infraestructura. De esta manera, la región ha seguido fortaleciendo sus vínculos con las incipientes redes que comienzan a establecerse en la provisión de servicios en el ámbito global. Esta dinámica resulta contraria a la progresiva desvinculación que las economías latinoamericanas evidencian de los sistemas internacionales de producción liderados por las empresas transnacionales manufactureras. Esta combinación de efectos se da con mayor intensidad entre los países de América del Sur”, CEPAL, La inversión extranjera en América Latina y el Caribe 2001, Santiago de Chile: Naciones Unidas, 2002, p. 11. 3 Entre otros GPE nacionales, dos se encuentran debilitados (Rodríguez Banda, Galski), uno extinguido Lucioni) y tres estables (Graña y Montero, Piazza y Wong).

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i) Factores endógenos.-

• En primer lugar, destaca la falta de una visión de largo plazo del empresariado peruano, es decir, de un proyecto nacional que establezca un rumbo claro y estable del desarrollo del país. En efecto, como señalan diversos líderes de opinión, no existe un compromiso sólido con el desarrollo nacional, una apuesta de mediano y largo plazo que permita mejorar las perspectivas económicas del país; una búsqueda de soluciones que contribuyan a romper el círculo perverso del atraso económico y de la inestabilidad política. Más aún, esta situación es contrastada con otras realidades latinoamericanas como la chilena, la ecuatoriana, e incluso con las de algunos países centroamericanos. Al respecto, uno de los entrevistados ilustra la figura de la siguiente manera:

“...En Chile, en los empresarios chilenos, las grandes familias chilenas, los Edwards, los Cousiño, están enraizados y cuando han tenido problemas de carácter político, se han cerrado y han defendido su estructura y han apostado por su país...” (declaraciones de uno de los representantes del Poder Legislativo incluido en la muestra).

• En segundo término, la falta de capacidad gerencial y de un manejo cada vez más

profesional y menos familiar de las iniciativas empresariales -y, por consiguiente, la ausencia de una gestión más eficiente y competitiva-, es otra de las causas de orden interno que se adjudican a los GPE nacionales en este proceso. Las prácticas del buen gobierno corporativo, según esta percepción, han brillado por su ausencia. Para un grupo de entrevistados, sobre todo del mundo académico, las disputas familiares por el control de las compañías y la percepción de que la toma de decisiones y los puestos de mayor nivel gerencial recaen en los miembros más allegados a los clanes familiares y no en los profesionales más competentes, han contribuido al debilitamiento de las estructuras organizativas de las empresas, pues han impactado negativamente sobre su capacidad para reaccionar de manera rápida y eficiente frente a los cambios experimentados en los escenarios nacional y mundial.

• En tercer lugar, a pesar de lo mencionado en el párrafo anterior, otro grupo de

entrevistados indicó que la sola permanencia de las empresas peruanas a través de los años, es decir, las que han sobrevivido y crecido hasta la fecha –y, en ese sentido el caso de Backus, con las adquisiciones de CNC y Cervesur, parece ser emblemático- es una muestra más de la existencia de una buena capacidad gerencial de los GPE nacionales. De hecho, consideran que existen empresas que supieron salir adelante durante los duros años del gobierno de Alan García y que, posteriormente, manejaron adecuadamente las poco favorables condiciones de competencia existentes para los nacionales versus el capital extranjero, impuestas por el gobierno de Fujimori. En otras palabras, el que una empresa peruana, como puede ser el caso de Backus o algunas del grupo Romero (Alicorp), no sólo hayan sobrevivido sino que hayan logrado expandir sus operaciones, en un entorno tan adverso como el nuestro, merece el reconocimiento no sólo respecto de sus habilidades gerenciales, sino también en cuanto a la flexibilidad y rapidez en dar respuestas oportunas a las variables externas a las que se enfrentaban.

• Por último, se considera como un factor del debilitamiento de los GPE nacionales,

la escasa capitalización que han realizado para el sostenimiento y crecimiento de sus propias empresas, así como también el sobreendeudamiento al que las

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sometieron. Se tiene la percepción de que las familias con las mayores fortunas se han encontrado mucho más dispuestas a mantener el dinero fuera del país que reinvertirlo dentro de las fronteras nacionales. No obstante, esta percepción tiene como contrapartida la de otros entrevistados que opinan que es más bien el empresariado de origen nacional el que ha apostado por invertir en zonas geográficas y en sectores de la economía a los cuales no le interesa penetrar al capital foráneo.

ii) Factores exógenos.-

• En primer término, se manifiestan diversas razones que, en cierta medida, pueden ser también consideradas como corresponsabilidad del empresario peruano, toda vez que no se tomaron las acciones necesarias para contrarrestar o, por lo menos, amortiguar, el proceso de transnacionalización en curso. Uno de esos factores se encuentra en las limitaciones en términos de crecimiento que, para una empresa, impone el reducido mercado de consumidores nacional. De hecho, se trata de un mercado pequeño en comparación con el volumen de mercado que poseen otros países con mayor desarrollo económico que el nuestro, más aún si se toma en cuenta que gran parte de la población peruana se encuentra integrada muy débilmente a la economía de mercado y, en todo caso, su capacidad adquisitiva es limitada.

• En segunda instancia, se menciona el hecho de que el Estado no ha propiciado las

condiciones necesarias para el desarrollo de un capitalismo nacional sólido y sano. Nuevamente, en este aspecto, se realizan comparaciones con países vecinos, como es el caso de Chile, en donde se percibe que el Estado cumple un papel fundamental en tanto sienta las condiciones legales y políticas necesarias para la construcción de un proyecto de país. En opinión de los entrevistados, los incentivos tributarios otorgados al inversionista extranjero, así como también los contratos preferenciales, son algunas de las medidas tomadas por el Estado que agravan esta situación.

“...A las empresas extranjeras se les ha dado mejores condiciones para entrar a nuestros mercados ... a la empresa peruana se le pone una competencia fuerte y desleal de productos importados y a la empresa extranjera se le da todas las facilidades para que vengan y para que, además, se lleven la plata hacia fuera...” (declaraciones de uno de los representantes de los gremios incluido en la muestra).

• Finalmente, la gran inestabilidad política y la inadecuada aplicación del modelo

económico neoliberal, durante el gobierno de Fujimori, son percibidos como factores que han contribuido al debilitamiento de los GPE nacionales en los últimos años. No obstante, existe cierto nivel de reconocimiento entre los entrevistados de que esta situación es, por lo menos en parte, responsabilidad de los empresarios, quienes por una falta de visión de largo plazo apostaron por un modelo que los beneficiaba en forma inmediata, pero que terminó llevándolos a su desaparición.

El panorama descrito pone de manifiesto una percepción negativa, pesimista y poco alentadora respecto al desempeño de los GPE nacionales. Dicho en otro términos, se les percibe como faltos de visión de largo plazo; poco hábiles, salvo algunas excepciones, en sus capacidades gerenciales; y, finalmente, con una escasa disposición a invertir y, por tanto, a capitalizar sus negocios. A estos factores se añaden otros que provienen de un

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ordenamiento económico mundial globalizado: la existencia de un modelo económico que los puso en desventaja frente al capital extranjero, la inestabilidad política y lo pobre del mercado, son variables que, en opinión de algunos de los entrevistados, escapan a su control por lo menos en parte. Llama la atención, sin embargo, que, a pesar de las críticas señaladas, los entrevistados expresen, en su gran mayoría, una preferencia de que el control de las principales empresas peruanas se encuentre en manos de capitales locales. Las razones que sustentan esta posición son varias y diversas.

• En primer lugar, se considera que el capital extranjero tiene muy poca disposición a invertir en nuevos sectores de la economía y/o en zonas geográficas distantes. Desde esta perspectiva crítica, se cree que los empresarios extranjeros sólo buscan invertir en empresas que se encuentran operando a través de productos y servicios ya consolidados en el mercado interno. Ejemplos de esta tendencia son los casos de las marcas D´Onofrio o Field, algunas instituciones bancarias, y empresas de servicios públicos como Telefónica.

• En segundo término, de lo anterior se desprendería la conveniencia del

mantenimiento del control de dichas empresas en manos nacionales, puesto que la inversión extranjera debería apuntar a explorar sectores de la economía insuficientemente desarrollados que traerían consigo el incremento del PBI interno y, por consiguiente, una mayor riqueza para el país.

• En tercer lugar, sin embargo, las perspectivas inmediatas son percibidas con

desaliento, pues no se observa una disposición de los GPE nacionales a reinvertir los ingresos generados, producto de la venta de su participación en empresas nacionales, en nuevos proyectos que permitan sacar adelante al país. Esta visión, opinan los entrevistados, se encuentra íntimamente ligada con la falta de un proyecto nacional de largo aliento, tanto de parte de los propios GPE como del Estado.

• Por último, se considera que las empresas extranjeras usualmente contratan a

cuadros directivos y ejecutivos que no son peruanos. Esta tendencia supone una situación de empobrecimiento para el país desde el punto de vista de su capital humano, que no sólo ve estrechar las oportunidades de empleo disponible en el mercado laboral local, sino también generar una limitación a las posibilidades de lograr un mayor entrenamiento y capacitación.

A pesar de este oscuro panorama, se mencionan posibles alternativas de desarrollo para nuevos grupos empresariales peruanos, que se encuentran en un proceso de consolidación o que, en algunos casos, ya están consolidados. Tales son los casos del Grupo Wong, o del grupo Rodríguez Banda, aun cuando se percibe que la tendencia mayoritaria de crecimiento de estos nuevos GPE se centra en el sector terciario.

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2.- Ética, valores y responsabilidad social empresarial: la contribución de los GPE al desarrollo nacional

¿Han colaborado con el desarrollo nacional los GPE nacionales? ¿Tienen una postura ética y socialmente responsable? ¿Se preocupan por realizar actividades que vayan más allá de sus objetivos estrictamente económicos? ¿Se percibe en el país que dichas labores son atribuciones de los GPE nacionales? Las respuestas a estas interrogantes son tan amplias y diversas como las posturas que alimentan el debate teórico actualmente en curso, tanto en el Perú como en el mundo, respecto del papel que debe cumplir la responsabilidad social empresarial (RSE). Al examinar las respuestas de los entrevistados sobre el papel que cumple la empresa en la sociedad, se constata que el debate y la controversia se mantienen abiertos. Tres son las tendencias que se pueden identificar de los testimonios recogidos:

• En primer lugar, tenemos a quienes consideran que la principal función de la empresa debería consistir en la maximización de beneficios, pues al obtener dividendos los empresarios pagan sus impuestos, generan ingresos para el Estado, contratan mano de obra y producen utilidades, así como también bienes y servicios para la sociedad, contribuyendo de esa manera con el desarrollo del país. Incursionar en el campo social significaría una interferencia nociva en la razón de ser última de las empresas, es decir, en su función exclusivamente económica, la que, para ser eficiente y eficaz, debe estar desprovista de cualquier intento de intervencionismo social. Desde esta perspectiva, correspondería sólo al Estado resolver los problemas sociales que acarrea la pobreza extrema en el país, y dejar a la iniciativa privada la atribución de crear riqueza y, por esa vía, el empleo y los ingresos que la población necesita para salir de la situación de atraso en la que se encuentra.

“...Hay que tener el alma de la madre Teresa de Calcuta o del padre Damián, para darse cuenta de que se puede atender veinticuatro horas al día a todos los que vienen al mundo. Yo creo que la empresa lo que debería hacer es dar trabajo, no creo que su función sea entrar a obras sociales” (declaraciones de uno de los representantes del Poder Legislativo incluido en la muestra).

• En segundo término, se encuentran quienes consideran que las empresas deben

tener una mayor actitud de compromiso con causas sociales. Para este grupo, el viejo paradigma de la empresa aislada de su entorno social representa una posición insostenible, que debería dejar paso a una concepción más cooperativa de los esfuerzos que los diversos actores sociales pueden realizar para contribuir al desarrollo nacional. Se trata de una visión más moderna y ajustada a los tiempos actuales del quehacer empresarial, pues constata que las unidades productivas se encuentran inmersas en sistemas sociales y políticos de los que forman parte y a los que le deben su existencia. Por ello, existiría una necesidad estratégica de contribuir con el bienestar social, pues ‘no puede haber negocios sanos en sociedades enfermas’.

• Finalmente, un tercer grupo de entrevistados reconoce la existencia de iniciativas

de RSE, pero considera que se trata sólo de algunas acciones esporádicas que lejos de expresar una genuina orientación altruista y desinteresada del sector privado por los problemas sociales, esconde un interés egoísta, un cálculo utilitario

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y una preocupación por proyectar una imagen favorable de la empresa, es decir, una estrategia instrumental de márketing. En este último grupo, los entrevistados parecen ubicar, asimismo, a aquellas empresas que, a pesar de desarrollar actividades de proyección social hacia la comunidad, muestran una visible incoherencia entre las labores socialmente responsables que realizan hacia su entorno y las prácticas poco éticas hacia el interior de sus organizaciones o con sus socios estratégicos, sean éstos proveedores o intermediarios. Este es el caso del grupo Wong, duramente criticado por la continua postergación en el pago de sus proveedores; o el de Telefónica por algunas de sus políticas internas en relación con sus trabajadores. En casos como estos, se presume que la motivación para el desarrollo de estrategias de apoyo a la comunidad esconden únicamente motivaciones económicas corto alcance, y no un compromiso a largo plazo que, en el mediano plazo, beneficiaría a la empresa, pero cuyos resultados no son fácilmente identificables o medibles en términos cuantitativos. Proyectar una imagen de ‘buen ciudadano’ sería el único objetivo.

Entre quienes destacan la existencia de GPE nacionales modernos, con una visión de RSE, es notable el reconocimiento que se le otorga a Backus y, por extensión, al grupo Bentín, aparentemente equivalentes en el imaginario de los entrevistados. En efecto, además de reconocerse los beneficios que conlleva para la sociedad la existencia de una corporación del volumen de producción, cobertura y amplitud geográfica, generación de empleo e ingresos para el Estado, se destacan ampliamente diversos proyectos y programas sociales vinculados con el tema de la RSE. De ahí que no extrañe las frecuentes menciones a la ‘Cruzada de Valores’, la preservación ecológica, o el apoyo al desarrollo educativo peruano que realiza la empresa. El grupo Backus, según esta percepción, estaría ‘mas cerca de la gente’ que cualquier otro. De ahí que se haya convertido en un grupo emblemático, una suerte de modelo a seguir, en cuanto a RSE. En menor medida, se mencionan al grupo Romero o al grupo Benavides de la Quintana, los cuales son reconocidos más por su impacto hacia el interior de sus compañías y de su entorno inmediato –en el caso de las mineras-, que por la variedad y profundidad de sus iniciativas más allá de su ámbito de influencia natural, hecho que sí se reconoce en la corporación cervecera. No obstante lo anterior, ninguno de los GPE destaca en el campo de la ética y de los valores ciudadanos. Muy por el contrario, entre los líderes de opinión predomina un profundo escepticismo, desconfianza y descreimiento acerca de la idoneidad ética del sector privado. Los contactos informales, el clientelismo con autoridades clave del gobierno, y la búsqueda de medidas discrecionales que favorezcan sus intereses particulares son algunos de los rasgos negativos que se indican con mayor frecuencia. Para algunos de los entrevistados, existiría una suerte propensión natural a transgredir la frontera de lo éticamente permisible en el afán de lograr ganancias a toda costa. Peor todavía, se considera que el comportamiento ético es inviable en determinadas actividades económicas, al punto de que un representante de la Iglesia evangélica no concibe la existencia, ni siquiera como posibilidad, de un empresario ético.

“Los parámetros éticos en los que nos movemos, para mi, están lejos de lo que ellos hacen. Son grupos que aprovechan la coyuntura política, el gobierno de turno, y siempre están vinculados a todos lo gobiernos. Establecen sus contactos... y siempre con el que salga van a estar vinculados, siempre aprovechan el contacto con el ministro, con el presidente, con el partido político, sea cual se el caso...” (declaraciones de uno de los representantes del sector financiero incluido en la muestra).

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No cabe duda que detrás de esta percepción negativa se encuentra la experiencia traumática que se generó en la opinión pública al ver desfilar, en la oficina del ex asesor Vladimiro Montesinos, a destacados hombres de negocios. La corrupción generalizada que vivió el país durante la década de los noventa y que quedó documentada en los célebres vladi-vídeos, ha introducido un elemento de profunda desconfianza en la forma cómo negocian los empresarios con el poder. De ahí que existe una presunción espontánea entre los entrevistados de que cualquier empresario estaría dispuesto a quebrar sus principios éticos cuando la buena marcha de sus negocios lo exigiera. Lo anterior resulta aparentemente contradictorio con la buena imagen que puede haber logrado el grupo Backus con la campaña ‘Cruzada de Valores’, la cual rescata la importancia de los principios éticos para la construcción de una sociedad solidaria y de un país integrado. Entre los entrevistados se pudo constatar que había un fácil recuerdo del tema de los valores ciudadanos positivos cuando se trataba de campañas específicas como la señalada. No obstante, la venta de acciones de Backus y, más específicamente, la sobrevaloración del lúpulo han despertado suspicacia acerca de la transparencia de dicha operación. A pesar de que esta situación parece haber erosionado en algo el prestigio de la compañía, hay quienes niegan que este factor pueda y deba malograr la buena reputación obtenida por Backus.

“...Esa tontera que se está haciendo, las acusaciones, Backus no merece eso. Creo que ha tenido y tiene una muy buena actitud empresarial, creo que generaba valor agregado...” (declaraciones de uno de los representantes de las agrupaciones gremiales incluido en la muestra).

Una vez más, es interesante constatar que, a pesar de la falta de entusiasmo que generan los GPE nacionales en materia de su manejo ético y de sus prácticas de RSE, existe una percepción bastante generalizada de que son preferibles a los foráneos. El conocimiento del mercado, la magnitud de sus operaciones y -aunque se les acuse de desapego y falta de compromiso-, el hecho de ser locales, son indicadores de que los GPE peruanos se encontrarían más dispuestos a colaborar con el desarrollo del país que las transnacionales que empiezan a dominar el mercado interno. 3.- El caso Backus

Resulta notable la sensación de pesar (‘pena’, tristeza’, ‘nostalgia’) que ha generado la venta de acciones de la corporación Backus a un GPE de origen sudamericano. Esta empresa, considerada por muchos como uno de los ejemplos del quehacer empresarial nacional exitoso y comprometido con el país -y, por tanto, emblemática y generadora de pautas a seguir-, probablemente simboliza el deterioro del poder económico nacional y la inevitable inclusión del Perú en el proceso de globalización económica mundial, que trae consigo que las más importantes decisiones empresariales y políticas corporativas se generan fuera del país. Por tanto, es natural que el tema haya provocado una mayor controversia de la que, seguramente, los interesados habían anticipado. Este hecho unido, como se indicó anteriormente, a la percepción de que el capital extranjero se encuentra menos interesado en la inversión en sectores de la economía interna y en el desarrollo del país, producen

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una suerte de desaliento expandido y acrecentado. En otras palabras, la venta de Backus causa pesar porque condensa a nivel microeconómico un fenómeno que tiene alcances nacionales: la desnacionalización de las empresas peruanas y, por consiguiente, la pérdida de posibilidades de inversión en sectores que pueden ser poco atractivos para el capital extranjero. El desconcierto que ha generado la venta de las acciones de Backus se pone de manifiesto en las interrogantes que se plantean muchos de los entrevistados respecto de la necesidad de esta transacción. Si el negocio de Backus era atractivo para un inversionista extranjero, al punto de generarse las disputas que han tenido lugar posteriormente, la pregunta que surge de inmediato es, entonces, por qué se vendió.

“...Si estos caballeros quieren comprar algo que tiene valor para ellos, también debe tener valor para mi, yo por qué me deshago de esto..:” (declaraciones de uno de los representantes de los grupos de poder económico incluido en la muestra).

“...Yo no se por qué tendrían que haber vendido cosas, haber admitido socios, cuando ya se habían apoderado de toda la cerveza del Perú...” (declaraciones de uno de los representantes de la Iglesia católica incluido en la muestra).

La desazón existente se explica aún más por el temor de que los recursos obtenidos a partir de la venta de un paquete de acciones de la corporación cervecera no sean invertidos en el país. Se presume, teniendo en cuenta algunas experiencias previas, que dichos fondos no generarán mayor riqueza para el país. Lo anterior, junto con la percepción del menor compromiso para con el desarrollo local de parte de las transnacionales respecto a los capitales nacionales, explican el por qué de esta sensación de pérdida. Sin embargo, un grupo considerable de entrevistados reconoce que la operación de venta de las acciones de Backus es parte de un proceso mundial que, tarde o temprano, iba a suceder en el país. En ese sentido, era inevitable que se produjera; más aún, reconocen algunos, la venta ha sido inclusive estratégica, pues, de lo contrario, se habría sufrido el embate de algún competidor incluso mayor que los grupos Polar, Bavaria y Cisneros, con la consecuente pérdida de valor de las acciones por una situación de mercado desfavorable. En otras palabras, el mejor momento de la compañía era el mejor momento para vender.

“...Por temor a que venga una transnacional y quiebre el mercado y que se queden y ya no puedes vender. Por eso te digo que negocios son negocios...” (declaraciones de uno de los representantes de los grupos de poder económico incluido en la muestra).

Sin embargo, más allá de la conveniencia o no de la venta de las acciones, surge un tema que está vinculado a la poca transparencia y falta de información con las que se ha realizado esta operación. Aun cuando los entrevistados no parecen tener un conocimiento profundo y detallado respecto al proceso de venta de acciones y a las normas existentes en esa materia, las principales dudas se encuentran asociadas a una supuesta ‘operación dolosa’ y a la existencia de ‘arreglos debajo de la mesa’ que habrían afectado el patrimonio de los pequeños accionistas. Si bien se trata de un tema abierto que espera el pronunciamiento definitivo de las autoridades competentes sobre la validez (o no) de la venta de acciones, hay quienes opinan que el grupo Backus terminó no usando los mecanismos de mercado para llevar adelante esta operación y, en ese sentido, no aplicó los principios de un sano gobierno corporativo que habrían evitado el perjuicio de los

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accionistas minoritarios. En este razonamiento, para evitar las especulaciones que luego han surgido, lo lógico habría sido que la transferencia de acciones se hubiera realizado a través de una oferta pública de acciones. De ahí que la tendencia en la opinión pública es a considerar que no se ha transgredido ningún aspecto legal, aun cuando en la búsqueda de asegurar el control de la corporación se hayan lesionado algunos principios éticos básicos. Dichos principios éticos se perciben como violentados debido a la denuncia realizada contra el grupo Bentín bajo cuya responsabilidad se encontraba la administración de la compañía. La supuesta sobrevaloración de los insumos, denunciada por el grupo Polar, es el factor que ha desatado la controversia, la que en el fondo, según algunos entrevistados, es la expresión de una lucha por la toma del poder de la empresa. Frente a esta circunstancia, la posición de los entrevistados oscila entre la cautela y la reprobación.

• Por un lado, están aquellos que opinan que este tipo de prácticas, de probarse la veracidad de la acusación, se encuentran ampliamente extendidas en el mundo de los negocios y que no deberían ameritar una denuncia administrativa y/o penal, así como mucho menos un escándalo periodístico. Es más, algunos afirman que este tipo de problemas se deberían resolver al interior de la organización, evitando así poner en tela de juicio el buen nombre y la reputación ganados por la empresa a través de los años. En el fondo, la acusación no sería otra cosa que ‘un lío de ricos’ que, sobre todo, forma parte de una estrategia de los competidores para erosionar la imagen de quienes han tomado el control administrativo de la empresa. La hostilidad y la agresividad expresarían una lucha por el mercado, e incluso una actitud de venganza, una suerte de chantaje, por operaciones realizadas previamente.

• De otro lado, se encuentra un grupo de entrevistados que considera que ‘algo

turbio se cocina’, ‘algo poco ético y sucio’, razón por la cual manifestó su total adhesión a la denuncia formulada por el grupo Polar, indicando que las investigaciones deberían llevarse hasta las últimas consecuencias en términos legales.

En general, hay un consenso en torno a que sería conveniente que las investigaciones sobre la denuncia lleguen hasta el fondo del asunto, con el fin de evitar que las especulaciones y rumores sigan flotando en el ambiente. En el caso de que la administración Bentín salga libre de sospechas, esto reforzaría su posición y podría incluso mantenerse al frente de la gerencia de la compañía, neutralizando la mala imagen que ha supuesto para el grupo la amplia difusión en los medios periodísticos (radiales, televisivos y escritos) la denuncia. Toda vez que el grupo Bentín se encuentra íntimamente vinculado con la corporación Backus -situación que no se presenta en el caso del grupo Brescia de manera tan notable-, si se demuestra que la denuncia realizada a la actual administración es cierta, el hecho podría significar una lamentable pérdida de credibilidad respecto a los valores, postulados éticos y políticas de responsabilidad social que hasta la fecha había desarrollado el grupo. De hecho, la ‘memoria’ de los líderes de opinión se forma, principal aunque no exclusivamente, sobre la base de los acontecimientos recientes más publicitados por los medios de comunicación, y no de los que tuvieron lugar previamente.

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Conclusiones

• La percepción más persistente entre los líderes de opinión entrevistados está asociada a una sensación de pesimismo frente a la, aparentemente irreversible, desaparición de los GPE nacionales. Dicha pérdida de influencia tiene como contrapartida la simultánea penetración del capital extranjero en la economía peruana, cuya presencia se ha traducido en un cada vez mayor control del mercado interno. Sólo grupos como el de los Romero y, en menor medida, el de los Brescia son considerados como capaces de resistir el embate de la globalización. En este contexto, la reciente venta de la Corporación Backus se ha convertido en un caso emblemático de dicho proceso de desnacionalización de la economía doméstica.

• Este nuevo escenario económico puede explicarse como consecuencia de

factores endógenos asociados a las inadecuadas estrategias empresariales de quienes están a cargo de estos GPE locales. De hecho, se considera que el empresariado nacional carece de visión de largo plazo del papel que debe desempeñar la empresa en el desarrollo del país; que es ineficiente en cuanto al reclutamiento de sus principales cuadros directivos, ya que se privilegian los lazos familiares en los más altos niveles gerenciales; y, por último, que es poco propenso a asumir riesgos, lo que se traduce en una escasa vocación a capitalizar sus empresas y reinvertir sus utilidades.

• Asimismo, se tiene la percepción de que el Estado poco o nada ha hecho para

revertir la tendencia hacia la desnacionalización de la economía peruana. En efecto, la falta de definición de un proyecto nacional de largo plazo que priorice sectores y genere los incentivos tributarios y legales necesarios para el desarrollo de un capitalismo nacional saludable -similares a los que se ha otorgado al capital extranjero-, es imputada a las políticas impulsadas por los diferentes gobiernos de las últimas décadas. Este hecho, sumado a lo reducido del mercado interno y a la imposición de un modelo económico que puso en desventaja a la inversión nacional frente a la extranjera, son los principales factores exógenos que se reconocen como generadores de la progresiva pérdida de influencia económica los GPE nacionales.

• La percepción que tienen los líderes de opinión sobre las prácticas que rigen el

quehacer empresarial de los GPE en materia de valores y principios éticos es negativa. La búsqueda de beneficios de corto plazo a través de cualquier método, la cercanía al poder para favorecerse con medidas discrecionales, y la poca transparencia y ausencia de información de sus operaciones, serían una muestra de la facilidad con la que se transgreden no sólo las prácticas de cualquier buen gobierno corporativo, sino también los más elementales principios éticos.

• No obstante, algunas empresas o GPE se distinguen de la mayoría dentro de este

panorama. Entre éstos destaca nítidamente la Corporación Backus; y, en menor medida, los grupos Romero y Benavides de la Quintana. De hecho, en el caso específico de Backus se reconocen y mencionan su exitosa gestión de los últimos años y su amplia trayectoria en el campo de la responsabilidad social empresarial visible en diversas iniciativas y programas. Sin embargo, dicha imagen se ha visto afectada por la controversia suscitada a raíz de la denuncia de malos manejos administrativos, hecha a la actual administración del grupo como consecuencia de

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la venta de las acciones de la compañía a diversos GPE extranjeros. Dicha situación, para una corporación que había logrado diferenciarse del promedio local a través de un esfuerzo sostenido y reconocido en los más altos niveles de decisión del país, supone un riesgo muy grave. Por lo tanto, se espera que, en una situación como la actual, la corporación no sólo continúe con sus prácticas anteriores, sino que las profundice y divulgue más ampliamente ante la opinión pública. Si el incidente coyuntural de la denuncia mencionada tiene la capacidad de poner en tela de juicio la buena reputación de la empresa obtenida a través del tiempo, entonces deben mantenerse y potenciarse los aspectos que han permitido la consolidación de la percepción positiva que había existido previamente.

• La amenaza que enfrenta Backus, aún más considerando que a partir de ahora

será considerada como foránea, es una total pérdida de identidad corporativa. Los problemas que enfrentan otras empresas que se encuentran en manos extranjeras con la opinión pública, con las comunidades locales, o con sus trabajadores, como son los casos recientes de Telefónica y de algunas mineras como Yanacocha, deben servir como una ilustración de la orientación que puede adquirir la opinión pública frente a situaciones similares en el futuro inmediato. Esto debería suponer un compromiso de la alta gerencia de la compañía para enfatizar y expandir su compromiso de seguir apostando por el desarrollo del país.

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Anexo 1 Lista de los Líderes de Opinión entrevistados

I. Sector Financiero

• José Godoy (Surinvest) • Federico Oviedo (BVL) • Carlos Puga (CONASEV) • Maria Luisa Benavides (BSCH) • Marco Nieto (Continental)

II. Medios de Comunicación (televisivos y escritos)

• Zenaida Solís (Canal 13) • Ana Trelles (Canal 4) • Fernando Viaña (Canal 5 - Director periodístico) • Pablo Cateriano (Canal 4) • Alberto Ku King (representante de periódico italiano - ANSA) • Clorinda Velásquez (CPN Radio) • Julio Lira (Gestión) • Pablo O'Brien (Caretas)

III. Congresistas de la República

• Heriberto Benítez • Mauricio Mulder • Xavier Barrón • Johny Lescano • Walter Alejos

IV. Colegios Profesionales, Gremios Empresariales y Centrales Sindicales

• Juan José Gorriti (CGTP) • Rómulo Leyva (Colegio Nacional de Economistas) • Manuel Romero Caro (Consejo Nacional de la Prensa) • Isaías Gomez (Cámara de Comercio Nacional) • Víctor Alvarez (Apemipe)

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V. Iglesias y otros

• Guillermo Aguayo (Iglesia protestante) • Gastón Garatea (Comisión de la Verdad) • Ricardo Morales Basadre (Pdte. Consejo Nacional de Educación) • Rodolfo Casos (Iglesia de Jesucristo) • Henry Jiménez Hoyos (Cenfol)

VI. Poder Ejecutivo

• Guillermo Castillo (PROINVERSIÓN) • César Almeida (Indecopi) • Ernesto Sueiro (Foncodes) • Carlos Barrenechea (Ministerio de Desarrollo Social) • Nicolás Lynch (Asesor presidencial)

VII. Grupos de Poder Económico

• Luis Sierralta –SIPESA (Grupo Galski) • Angel Irazola – INDUSTRIAS DEL ESPINO (Grupo Romero Romero) • Roque Benavides – MINERA BUENAVENTURA (Grupo Benavides) • Ivonne Paredes – GLORIA (Grupo Rodríguez Banda) • Marita Guzmán – ALICORP (Grupo Romero)

VIII. Académicos

• Francisco Durand (Universidad del Pacífico) • Oscar Quezada (Universidad de Lima) • Carlos Adrianzén (Universidad San Ignacio de Loyola) • Fernando Gonzalez Vigil (Universidad del Pacífico) • César Ferradas (Pontificia Universidad Católica del Perú) • Fernando Cantuarias Salaverry (Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas) • Rocío Winkelried Vargas (Universidad de Lima)

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Anexo 2 Guía de Preguntas

I. Presentación Buenos días/tardes. Quisiera en primer lugar agradecerle el que haya accedido a colaborar con nosotros y darnos esta entrevista. Mi nombre es..., entrevistador de la empresa IMASEN S.A.C. En esta ocasión hablaremos sobre diversos aspectos que tienen que ver con el comportamiento de los últimos años de la élite empresarial peruana. Para ello le pedimos que sea sumamente sincero en sus opiniones. Aquí no hay respuestas buenas ni malas. Lo que nos interesa realmente es conocer su opinión. II. Calentamiento

• ¿Cómo ve la situación de las empresas peruanas? • Actualmente, ¿qué factores favorecen a las empresas peruanas? • ¿Qué factores perjudican a las empresas peruanas? • ¿Qué perspectivas tienen?

III. Grupos de Poder Económico

• ¿Qué grupos empresariales peruanos recuerda usted en este momento? • ¿Cómo clasificaría a los grupos empresariales peruanos? • ¿Cuál considera el grupo empresarial peruano... (E: En cada caso evaluar las

razones que lo llevan a pensar de esa forma)

Más fuerte/ más débil Que más ha contribuído al desarrollo del país Que ha demostrado mayor capacidad generencial Es más atractivo para los inversionistas extranjeros Está más identificado con la ética / los valores Está menos identificado con la ética/ los valores. Tiene mayores perspectivas de crecimiento Tiene mayor prestigio entre los peruanos Que tiene mayor sentido de la responsabilidad social Que tiene menor sentido de la responsabilidad social

IV. Evaluación de los Grupos de Poder Económico

• ¿Cuál es su opinión sobre el grupo........? ¿Cuál es la principal empresa del grupo?

¿Qué hechos saltantes recuerda con relación a este grupo empresarial? (¿en el

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tiempo más reciente), ¿qué diría que caracteriza a este grupo empresarial? ¿Cuál diría que es la situación actual de este grupo? ¿Qué perspectivas le ve hacia el futuro?

Grupo Romero Grupo Brescia Grupo Bentín Grupo Wiese Grupo Raffo Grupo Ferreyros Grupo Rodríguez Banda Grupo Benavides de la Quintana Grupo Wong Grupo Galski Grupo Piazza

V. Vinculación de los Grupos de Poder Económico con valores

• ¿Cómo entiende usted el concepto de responsabilidad empresarial? ¿En qué aspectos se debe aplicar este concepto?

• ¿Qué tanto se puede apreciar la aplicación de este concepto en los distintos grupos empresariales? ¿En cuáles sí / no?

• ¿Cómo describiría el comportamiento de los grupos empresariales peruanos con relación a la ética en los negocios? ¿Qué le hace pensar de esta forma?

• ¿Cómo describiría el comportamiento de los grupos empresariales peruanos con relación a la defensa de los valores?

• ¿Cree usted que la población percibe que los grupos empresariales están haciendo esfuerzos importantes en el ámbito de la responsabilidad social empresarial?

• ¿Cómo percibe en estos aspectos a los grupos empresariales peruanos con relación a los extranjeros?

• ¿Qué ejemplos puede dar de situaciones donde haya estado comprometido la ética y los valores con relación a los principales grupos de poder económico? ¿Qué pasó en ese caso?

• Poniendo como ejemplo el caso de la relación entre Dionisio Romero con el gobierno anterior, ¿qué opinión tiene usted?

• ¿Qué piensa con relación a la situación suscitada por la compra de acciones de Backus? ¿Está haciendo frente la empresa a su responsabilidad frente a los accionistas? ¿Qué le hace pensar en eso?

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