La ópera nace en Italia a finales del siglo XVI y comienzos del XVII. Entre sus precedentes están los numerosos madrigales italianos de la época, a cuyas escenas con diálogos, pero sin acción teatral, se pondría música. Otros antecedentes son los melodramas, ballets de cour, intermedios y otros espectáculos galantes y de salón propios del renacimiento. La ópera se desarrolló gracias a un grupo de músicos y estudiosos que se denominaban a sí mismos camerata (en italiano, salón o cámara pequeña). La camerata tenía dos objetivos: revivir el estilo musical del drama de la antigua Grecia y desarrollar una vía distinta al estilo sobrecargado del contrapunto propio de la música renacentista tardía. En especial, deseaban que los compositores estuvieran muy atentos a los textos en los que basaban sus obras, adaptándolos de una manera simple para que la música pudiese reflejar en cada frase el significado del texto. Estas intenciones probablemente no hayan sido características de la antigua música griega, pero la camerata no disponía de una información detallada y suficiente sobre ese periodo musical (ni se dispone de ella hoy día).La camerata desarrolló un estilo llamado monodia (en griego, canción solista). Tenía líneas melódicas simples con contornos y proporciones que seguían las inflexiones del habla y los ritmos del texto. La melodía era acompañada por el bajo continuo —es decir, una serie de acordes tocados, por ejemplo, en el clavicémbalo— y la apoyaba un instrumento melódico bajo. Dos de los miembros de la camerata, Giulio Caccini y Jacopo Peri, llegaron a la conclusión de que la monodia se podía usar para los monólogos y diálogos de un drama escenificado. En 1597 Peri tuvo esta intuición cuando escribió su primera ópera, Dafne. En 1600 se representó en Florencia una ópera llamada Euridice, que incorporaba música de Peri y de Caccini. El primer gran compositor que se dedicó a la ópera fue el italiano Claudio Monteverdi. Sus óperas no sólo utilizan el estilo monódico que hace énfasis en la palabra, sino también canciones, dúos, coros y secciones instrumentales. Las piezas no monódicas tienen una forma coherente basada sólo en las relaciones musicales. Monteverdi, por ejemplo, demostró que se podían utilizar para la ópera una amplia variedad de procedimientos y estilos musicales con el fin de realzar el drama. La ópera se difundió rápidamente por toda Italia. El principal centro italiano durante la mitad y finales del siglo XVII fue Venecia. El siguiente en importancia era Roma, donde por primera vez se hacía una clara diferenciación entre los estilos cantantes del aria (usados para reflejar las emociones) y el recitativo (que proviene de la monodia y se utiliza para presentar información y diálogos). La monodia murió como género, aunque sus principios sigan siendo influyentes. Los principales compositores de Roma fueron Stefano Landi y Luigi Rossi. El público veneciano prefería las exuberantes puestas en escena y los efectos visuales espectaculares como eran las tormentas o los dioses que descendían del cielo. Los compositores más importantes en Venecia fueron Monteverdi, Pier Francesco Cavalli y Marc'Antonio Cesti.

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Italia Existen tres escuelas a lo largo de la época barroca:

• Escuela Veneciana (siglos XVI y XVII). El compositor más importante es: Claudio Monteverdi.

• Escuela Romana (siglo XVII), con Stefano Landi (1590-1655)

• Escuela Napolitana (siglo XVIII), destacando a los compositores Alessandro Sacarlatti y Pergolesi

Italia va a ser la fuente de inspiración para los compositores de toda Europa. Los estilos más importantes van a ser el Recitativo y el Aria.

Se llama ópera italiana al arte de la ópera desarrollado en Italia.

-La ópera nació en Italia alrededor del año 1600, en donde continuó teniendo un rol dominante en la historia del género hasta el día de hoy

- Ópera (del italiano opera, 'obra musical') designa, desde aproximadamente el año 1650, un género de música teatral en el que una acción escénica es armonizada, cantada y tiene acompañamiento instrumental. Las representaciones son ofrecidas típicamente en teatros de ópera, acompañados por una orquesta o una agrupación musical menor. Forma parte de la tradición de la música clásica europea u occidental.[n 1]

- En el siglo XVIII, los compositores italianos desarrollaron tanto la ópera como la música sacra. Así como la cantata italiana se parecía a una ópera de concierto, la ópera se convirtió en una especie de cantata escenificada. La producción creció sin límites y con cada representación se renovó el interés por un género del que no existía un repertorio a repetir en varias ciudades (como sucedió en los inicios de la ópera), porque los teatros insistían con montar novedades. Por eso se valoraba mucho a los compositores prolíficos, capaces de crear tres o cuatro óperas por año. Para ello, utilizaban música compuestas con anterioridad y les daban un texto nuevo. Era mínima la armonización, casi no existía la polifonía y abundaba la improvisación, aunque resaltando el bel canto de divos y divas. Los textos fueron banalizados y, a pesar de su decadencia, la ópera italiana conquistó Europa

Venecia en el siglo XVII (Texto escrito por Enrique Moraga).

Aunque la Camerata florentina trataba la ópera como un aristocrático renacer de la tragedia griega, este arte cambió rápidamente una vez que llegó a Venecia. Allí se encontraba Claudio Monteverdi (1567-1643), que escribió una música mucho más interesante y ayudó enormemente a popularizarla. Utilizando el estilo del madrigal, también incluyó danzas y, aunque todavía partía del mito griego, logró que la ópera fuera menos aristocrática y académica.

(Claudio Monteverdi)

Entretanto la condición social de la ópera estaba cambiando. Hasta entonces había estado reservada sólo a la corte. Pero, en 1637, el músico y empresario Benedetto Ferrari abría en Venecia el Teatro San Cassiano a todo el que adquiriese una entrada. El portento que había estado reservado a las clases dominantes se había convertido en un espectáculo musical dramático para el público en general. Tan sólo dos años más tarde Ferrari estaba en condiciones de abrir otros dos teatros de ópera. Pronto hubo dieciocho teatros en Venecia; éstos recibían el nombre de las parroquias en que se hallaban situados. La ópera se había convertido en un pasatiempo popular.

Ahora Monteverdi pudo trabajar para un público más amplio que los pocos ilustrados de la Camerata. Pronto la audiencia se cansó del arioso, deseaba más melodías, incluso si la música suplantaba a la acción. Monteverdi desplazó el énfasis de la acción dramática hacia una ópera casi puramente musical. La orquesta adquiere una mayor significación (llegó a tener cuarenta ejecutantes), caracterizando las escenas dramáticas con su colorido y utilizando los instrumentos para efectos simbólicos. Estos cambios en la ópera fueron muy apreciados por su creciente público. Desgraciadamente sólo han sobrevivido pocas obras de Monteverdi, L'Orfeo, que propiamente constituye una favola in musica y dos de las óperas que compuso, Il ritorno d’Ulisse alla patria (1641) y L’incoronazione di Popea (1642). Aun se representan, de vez en cuando. También se conocen sus libros de madrigales y otras de música sacra.

Otro compositor que logró gran éxito el siglo XVII en Venecia fue Pietro Antonio Cesti. Pero más de cien óperas que escribió entre 1649 y 1669, sólo se conservan once. Cesti fue quien extendió la ópera más allá de Italia; al estrenar en 1667, Il pomo d’oro en Viena.

Hacia 1670, la ópera había alcanzado un éxito sustancial, había teatros en Florencia, Roma, Génova, Bolonia y Módena, así como unos veinte en Venecia, que para entonces se había transformado en la capital operística de Europa. Fue en Venecia durante el siglo XVII donde las arias y los recitativos comenzaron a reemplazar a los ariosos. Un aria es una canción provista de una elaborada ornamentación vocal que se canta en solo. Por otra parte, el recitativo cuenta la historia sólo con acompañamiento de clavicordio y tan rápido como sea posible.

En esa época existían leyes que prohibían a las mujeres aparecer sobre el escenario, así es que los castrati se convirtieron en la columna vertebral de la ópera del período barroco. Dominaron los escenarios italianos de ópera en el siglo XVII y se extendieron hacia el resto de Europa. Generalmente habían empezado a cantar como niños de coro. Si sus voces mostraban una belleza inusual, sus familias, especialmente si eran pobres, los hacían castrar para que sus voces no se modificaran; con la esperanza de que se transformaran en cantantes de ópera y los sacaran de la pobreza. Al comienzo, esta práctica fue tolerada por la Iglesia porque creaba ‘ángeles’, es decir, seres asexuados. Y, aunque sólo un pequeño porcentaje de ellos llegaba a ser famosos, esta bárbara costumbre continuó hasta bien entrado el siglo XIX, el último de ellos, Alessandro Moreschi, fue director del coro de la Capilla Sixtina y alcanzó a dejar registros en discos.

Las voces resultantes eran impresionantes, ya que tenían la agilidad de una soprano con el poder pulmonar de un hombre. En el siglo XVIII se escribieron muchos papeles especialmente para las habilidades vocales de estos cantantes. Castrati como Farinelli o Caffarelli se transformaron en los más buscados de su época ya que eran altamente apreciados por la audiencia. Algunos fueron también grandes actores. Pero, pese a su popularidad, los castrati estuvieron lejos de dirigir el curso de la historia de la ópera en la medida en que lo hicieron los compositores del mismo período.

- La época que las vio nacer puede considerarse de entre las más fecundas de la historia de la música.

-- A comienzos del siglo XVII surgió; en Italia la ópera, uno de los géneros más atractivos del

espectáculo escénico. La primera gran ópera, llamada Orfeo, corresponde al año 1607 y pertenece al compositor veneciano Claudio Monteverdi. Los lineamientos estilísticos de este género muy pronto fueron llevados a otros países de Europa. En la ópera, los personajes se relacionan a través del canto, representando un argumento de tono dramático. A principios del siglo XVII, los compositores introdujeron un nuevo elemento: el aria, una composición musical escrita para una sola voz, que acentuaba el estilo lírico y favorecía el lucimiento del cantante. Entre los compositores que cultivaron este género sobresalieron, además de Monteverdi, los italianos Giuseppe Verdi (La traviata), Gioacchino Rossini (El barbero de Sevilla), Giacomo Puccini (La Bohème) y Gaetano Donizetti (María Estuardo) el austríaco Wolfgang Amadeus Mozart (Fidelio), Richard Wagner (El anillo de los Nibelungos) y Georg Friedrich Haendel (Agripina); el francés Georges Bizet (Carmen) y el inglés Benjamín Britten (El sueño de una noche de verano).

- ¿A qué se llamó ópera seria?