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La Nación Ebria.
La construcción del imaginario social de la bebida y la
embriaguez en Bogotá.
1850- 1950
Andrés Mauricio Vargas Rincón
Universidad Distrital francisco José de Caldas
Facultad de Ciencias y Educación
Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria
Bogotá D.C, Colombia
2016
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La Nación Ebria.
La construcción del imaginario social de la bebida y la embriaguez en
Bogotá.
1850-1950
Andrés Mauricio Vargas Rincón
Tesis presentada para optar por el titulo de Magister en investigación Social interdisciplinaria
Director Héctor José Lara Romero.
Línea de Investigación Imaginarios y Representaciones
Universidad Distrital francisco José de Caldas
Facultad de Ciencias y Educación
Maestría en Investigación Social Interdisciplinaria
Bogotá D.C. Colombia
2016
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"Hay que estar siempre ebrio. Todo consiste en eso; es la única cuestión. Para no sentir el peso horrible del Tiempo, que os rompe los hombros y os inclina hacia el suelo, tenéis que embriagaros sin tregua. Pero, ¿de qué? De vino, de poesía o de
virtud, como queráis. Pero embriagaos. Y si alguna vez, en las gradas de un palacio, sobre la verde hierba de un foso, en la triste soledad de vuestro cuarto, os despertáis, disminuida ya o disipada la embriaguez, preguntad al viento, a las olas, a las estrellas, a los pájaros, al reloj, a todo lo que huye, a todo lo que gime, a todo lo que gira, a todo
lo que canta, a todo lo que habla, preguntadle qué hora es; y el viento, las olas, las estrellas, los pájaros, el reloj, os contestarán: ‘¡Es la hora de embriagarse!‘ Para no ser
los esclavos martirizados del Tiempo, embriagaos; embriagaos sin cesar. De vino, de poesía o de virtud, como queráis"
Charles Baudelaire
…El trabajo es la maldición de la clase bebedora
Oscar Wilde
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Tabla de contenido
Introducción ..................................................................................................................... 6
Planteamiento del Problema……………………………………………………………………
Objetivos…………………………………………………………………………………………..
Metodología………………………………………………………………………………………
Estado del Arte…………………………………………………………………………………..
Capítulo 1. Imaginario, Sociabilidad, Cotidianidad y Cultura. Bases para el análisis ........................................................................................................................... 9
La Sociedad y sus bases Institucionales imaginarias en Cornelius Castoriadis. ....... 20
Lo social y la Realidad en Berger y Luckmann .......................................................... 27
La Sociabilidad, sus formas y su estructura en Ernest Gurvitch ................................ 31
Interdisciplinariedad, análisis cultural y representaciones ......................................... 37
La Interdisciplinariedad y su alcance metodológico. .................................................. 37
La cultura y el Análisis cultural .................................................................................. 38
Una mirada antropológica del Análisis Cultural ........................................................ 41
Cultura, Conciencia y Creación ................................................................................. 44
Estructura y Antiestructura en Victor Turner .............................................................. 45
Historia, Cultura y Duración ....................................................................................... 46
Características generales de las Representaciones Sociales ................................... 48
Elementos para el análisis de las Representaciones................................................. 50
Capítulo 2. Cotidianidad y bebida .............................................................................. 53
Insubordinación e indisciplina. La cotidianidad militar. .............................................. 54
Control y administración de las pasiones .................................................................. 56
La embriaguez. La construcción del estilo ................................................................. 60
Ilegalidad y embriaguez. Auge y caída de las pequeñas mafias. .............................. 62
Prensa y sociedad. El itinerario de la embriaguez ..................................................... 66
De la ebriedad morbosa al refinamiento del gusto ................................................... 69
Viejas y nuevas cerveceras. Éxito, supervivencia o desaparición ............................. 75
Capítulo 3. Ciencia y Medicalización del alcoholismo ............................................. 82
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Los pormenores de la herencia. La eugenesia como referente explicativo al devenir embriagado ................................................................................................................ 83
El problema de las razas degeneradas ..................................................................... 84
La sociedad de los borrachos y enchichados. ........................................................... 86
El gremio médico ante la creación del perfil del alcohólico ........................................ 89
Moralidad y cuerpo. Bases elementales para conservar la salud .............................. 90
La embriaguez, un nuevo desafío para el Estado ..................................................... 91
Embriagantes que “alimentan”, el caso de la chicha. ................................................ 94
Embriagantes y epidemias. La amenaza a la salud publica ..................................... 95
Los códigos de conducta. La formación del pueblo a propósito de las embriagantes 98
El consumo en cifras. Primer intento ....................................................................... 102
Higiene y escuela. El estado y el juego de la conquista de nuevos escenarios ...... 103
Continuos refuerzos a la higiene escolar. Nuevas cartillas ...................................... 107
Capítulo 4. Ley, embriaguez y autoridad ................................................................. 109
Una mirada a las constituciones .............................................................................. 111
La iglesia. Entre los límites de lo jurídico y lo moral ................................................ 113
Relaciones normativas sobre las embriagantes ...................................................... 114
De la transición a la consolidación de la norma. Siglo XX ....................................... 118
Conclusiones ............................................................................................................... 133
Bibliografía .................................................................................................................. 137
.
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Introducción
El consumo de bebidas alcohólicas y su efecto más reconocible, la embriaguez, ha
tenido una notable presencia en las formas de la sociabilidad en la nación colombiana.
Un análisis detenido del asunto da cuenta de las múltiples circunstancias por medio de
las cuales la práctica social de la embriaguez se ha anclado en la memoria colectiva,
en gran medida, debido al lugar que la institución imaginaria de la sociedad
Colombiana le concedió a dicho fenómeno, que se ha mantenido en el tiempo como
estructura estructurante de larga duración.
Preguntarse por el consumo cultural de las bebidas embriagantes tiene amplias y
profundas implicaciones que se relacionan con los procesos de producción y consumo
de las mismas y el cambio tecnológico ligado a ellas, así como con las tradiciones de
sociabilidad del pueblo colombiano. Por supuesto, la presente investigación quiere dar
cuenta de las políticas del control social de la bebida y el alcoholismo como dispositivos
de poder del Estado.
Braudel formuló algunas apreciaciones sugerentes al respecto poniendo el acento en el
desarrollo de acontecimientos específicos asociados a las propiedades y cualidades de
ciertas bebidas y la relación con las zonas en que éstas se producían. Para el caso de
la cerveza el autor comenta que: “se puede fabricar tanto a partir del trigo como de la
avena, del centeno, del mijo, de la cebada e incluso de la espelta “(Braudel,1979: 25).
En Europa, la producción y consumo de cerveza esta extendía ampliamente: “la
cerveza predominó sobre todo en la amplia zona de los países del norte, desde
Inglaterra hasta los países bajos, Alemania, Bohemia, Polonia y Moscovia, se fabrica
en las ciudades y en los “dominios” señoriales de Europa Central, donde los cerveceros
se muestran por lo general propensos a engañar a sus señores “ (Braudel,1979:22)
Por su parte, en tiempos de la Nueva Granada, al establecerse el estanco del
aguardiente, se regularía al tiempo la venta y consumo de ciertos ingredientes
esenciales para la producción de embriagantes incrementado de modo estratégico los
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impuestos a productos base, especialmente al aguardiente y a la chicha siendo, para el
primero, el anís un producto esencial y la miel para el segundo. El estanco del
aguardiente funcionaría como control normativo en los territorios generando
repercusiones en las costumbres y hábitos, especialmente entre campesinos,
indígenas y negros ya que el excesivo consumo y su permanente estado de
embriaguez sería interpretado como una amenaza al buen curso de la norma y la moral
en la sociedad Virreinal.
Las instituciones sociales y políticas jugarían un papel protagónico en este proceso, la
iglesia establecería las condiciones, límites y restricciones aplicadas al manejo y
cuidado de cuerpo, al control de las pasiones y de los excesos. Por su parte, el gremio
científico y médico pondría en boga el concepto de higienización como referente de la
salud pública de finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX potenciando en su
discurso la relación entre embriaguez, las costumbres relajadas y la delincuencia. El
consumo de chicha sería objeto de ataque permanente debido a que constituía un
complejo de elementos vinculados a los efectos generados por su consumo frecuente e
inmoderado cuyas secuelas no sólo eran reconocible por la embriaguez producida,
también por un paulatino descuido en la apariencia física y un supuesto deterioro en las
facultades psicológicas. Aun cuando el consumo de otras bebidas embriagantes como
la cerveza y el aguardiente generaban efectos similares, los gremios científico y político
mostraron cierto escrúpulo por diferenciar sus efectos.
La campaña higienista tuvo alcances importantes, en este sentido la escuela sería uno
de sus principales soportes. La modernización requeriría una suerte de fortalecimiento
de las bases éticas y morales que contribuyeran a dar solidez a la institución familiar, a
la formación de hábitos de autocontrol y autocuidado; Eduardo Vasco mostraría un
especial interés por fortalecer los programas anti alcoholismo en las escuelas pero es
Martín Restrepo Mejía en 1913 quien cristaliza esa iniciativa generando la cartilla Anti
Alcohólica, teniendo como referencia lo hecho al respecto por Galter Boisiere en
Europa.
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Para personajes influyentes tanto en la política como en las comunidades médicas y
jurídicas como Jorge Bejarano, Miguel Jiménez López, Calixto Torres Umaña, Jorge
Camacho Gamba, José Domingo Rincón, entre otros, las más de las veces sus criterios
tendían que ver más con sus filiaciones políticas que con los análisis científicos
propiamente dichos. Para algunos profesionales de este tenor, el uso de los medios de
comunicación les permitía perfilarse como figuras influyentes en la vida pública,
otorgándoles una serie de ventajas con respecto a muchos de sus contradictores y
colegas, entre éstas se contaba la posibilidad de actuar como sensores del acontecer
cotidiano a la vez que tendrían un cierto nivel de independencia respecto de sus
afirmaciones y reflexiones sobre temas determinados.
Al mismo tiempo, el declive de la chicha se convertiría con posterioridad en una de las
más sólidas plataformas para la campaña publicitaria de algunas grandes industrias de
la cerveza y otros licores. Tras el acuerdo 15 de 1922 se configura la Sociedad Mutua
de Industrias como una agremiación que responde a las restricciones y contundentes
golpes recibidos por la industria chichera. La bebida, se perfilaría como un objeto de
distinción y por tanto de prestigio, especialmente para la élite capitalina.
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Planteamiento del problema
La embriaguez y su endemia en el orden social tendrían connotaciones nocivas para el
desarrollo del proyecto de nación y de sus incipientes instituciones debido a sus ya
conocidas y advertidas consecuencias. Desde la alteración de algunas funciones
físicas, pasando por la desatención y desidia en los oficios religiosos hasta el bajo
rendimiento laboral de los trabajadores, el consumo excesivo de embriagantes se
asociaría con la vagancia y la delincuencia, consideradas con posterioridad como
delitos.
En respuesta, se abriría camino a la construcción, fortalecimiento y perfeccionamiento
de estrategias y mecanismos de control ejercido por el Estado y dirigidas a mantener el
orden social configurando nuevas pautas de comportamiento proyectadas hacia el
cultivo de una actitud civilizada que pudiera dar al pueblo fortaleza y disposición para el
trabajo. Más allá del aspecto coyuntural enmarcado en el consumo de embriagantes,
las medidas aplicadas tuvieron un alcance integral. El control de los hábitos implicaría a
su vez un control de los cuerpos, lo que con posterioridad tendría notables
repercusiones en sus hábitos de consumo, de modo que con la llegada de productos
extranjeros, embriagantes específicamente, aquellas se acompañarían de una suerte
de condición de distinción las que a su vez estarían asociadas con lugares y públicos
específicos.
Las medidas económicas y científicas, por su parte, se convertirían en el marco de
configuración jurídica en materia de embriagantes durante la transición de la Colonia a
la República; aquello reforzaría de modo paulatino una particular idea sobre el
concepto de pueblo, cuya lectura estaría atravesada íntimamente por sus prácticas
cotidianas y su particular perspectiva de la vida. En consecuencia, el presente trabajo
de investigación tiene como horizonte el estudio del consumo de bebidas embriagantes
y sus efectos sociales, económicos, médicos y jurídicos en el contexto de la
emergencia de la nación colombiana y sus políticas publicas dirigidas al control del
consumo de bebidas embriagantes y del alcoholismo.
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Objetivos Objetivo general
Establecer perspectivas criticas relacionadas con la dinámica histórica del consumo de
bebidas embriagantes y sus impactos en la vida social y cultural en Bogotá entre 1850
a 1950.
Objetivos específicos
1. Tipologizar las tendencias del consumo de bebidas embriagantes relacionadas con
el chichismo, la producción industrial de cerveza, aguardientes y rones y su presencia
en los lugares de sociabilidad de Bogotá.
2. Estudiar la sistematización de las políticas públicas del Estado en torno al control
social de la embriaguez y sus pautas normativas dimanantes de los dispositivos de
higienización, educación y medicalización del alcoholismo.
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Metodología
La presente investigación tiene como oriente metodológico un enfoque
interdisciplinario. El propósito es dirigir los esfuerzos hacia la formulación de un análisis
del problema de investigación en su complejidad cuyo núcleo se compone de las ideas
que dieron paso a los imaginarios respecto de la bebida y la embriaguez en Bogotá en
el tránsito de la Colonia a la República y sus consecuencias en la construcción de la
nación Colombiana.
Esta situación pone el acento en varios ejes; el primero es el contexto, con arreglo al
grado de influencia que genera en la concepción y fortalecimiento de ciertas ideas,
desde el nivel común o cotidiano hasta las de nivel especializado. El segundo eje es su
dimensión práctica en el mundo social y su influencia en la formalización y
construcción de significado. El tercer eje obedece a los modos en que estos aspectos
son vivenciados y por tanto, puestos de manifiesto en la cotidianidad.
El concepto de imaginario social como núcleo central.
En consecuencia, el concepto de imaginario social constituye la plataforma sobre la
que se organizan tanto los conceptos principales como los enfoques metodológicos de
las disciplinas puestas a cooperar, por tanto, esta investigación busca analizar lo
imaginario social desde su funcionamiento al interior de la sociedad, esto es, la forma
como se hace manifiesta en la sociedad Bogotana por medio de la relaciones
establecidas a propósito de la bebida y la embriaguez y que se manifiestan en un
corpus socio-cultural.
Lo imaginario social obedece a un esquema de estructuración simbólica que se
manifiesta por medio de un universo de acción y de lenguaje dinamizado por un
complejo de motivaciones y conductas propias de cada sociedad; la articulación de
estos elementos da paso a la construcción social de unos modos específicos de
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realidad la cual ha sido instituida por la sociedad. La importancia que posee lo
simbólico al interior de lo imaginario social reside en otorgarle a ésta la capacidad de
representar, de tal modo, al instituirse socialmente dicha capacidad asegura, a su vez,
su calidad de representación y por tanto, es susceptible de ser aprendida y
reproducida. Para que lo simbólico pueda influir en un determinado complejo imaginario
social debe poseer una carga histórica correspondiente a la sociedad dada, es decir,
debe alimentarse de lo percibido y de lo racional de aquella, lo cual revela unas
determinadas formas de conocimiento, comprensión y dotación de sentido de la
realidad.
El concepto de representaciones sociales como eje articulador Son entendidas dentro de un constructo de realidad dado en el cual se configuran y
relacionan sistemas cognitivos, de valores, prácticas y comportamientos que dependen
de la dimensión socio histórica e ideológica propios de una sociedad; la conjunción de
estos aspectos permite que la capacidad de significación contenida en una
representación se despliegue. La representación social le permite a los individuos y a
las sociedades comprender y explicar la realidad ya que ésta le otorga elementos
referenciales y de intercambio al tiempo que contribuye a generar un sentido de
identidad, cohesión y acción con la realidad y el contexto, de aquí que la
representación tenga especial influencia en los comportamientos y las prácticas.
El análisis de las representaciones sociales propuesto por Abric perfila la teoría del
núcleo central, con lo cual hace referencia a un juego jerárquico que se da entre sus
componentes y que se genera en razón al propio contexto, es decir, a los elementos
que se ponen en movimiento, de aquí que la estructura de la representación se
entiende de forma dinámica en razón a la satisfacción de todas las partes que la
componen.
El escenario cultural como elemento contextual
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La cultura es entendida como plataforma de creación de la vivencia y del
reconocimiento de sí en el mundo. La cultura se conforma fundamentalmente en la
acción y la experiencia humanas, al tiempo que adquiere un determinado valor según
su propósito y relevancia en razón a lo que una sociedad dada ponga en juego. El
análisis de la práctica cultural se dirige especialmente hacia las relaciones de poder
que apareja sobre los sujetos, al tiempo que indaga sobre aquellos aspectos que
posibilitan la permanencia y el cambio de un esquema cultural dado, de aquí que para
el análisis cultural el contexto sea un elemento clave ya que da cuenta de las formas en
que una forma de poder opera, e incluso, la manera como su operación puede
transformar el contexto mismo.
La antropología y la historia desde la perspectiva cultural
La antropología cultural ha centrado su interés metodológico en el campo de la
interpretación del quehacer humano, de aquí que buena parte del análisis se dirija a lo
simbólico, sus mecanismos de expresión y manifestación, de modo que puedan
sacarse conjeturas de dichas significaciones y ponerlas en un nivel explicativo. Dentro
de la teoría antropológica orientada hacia el análisis cultural, existe un notable interés
por las formas en que el hombre procura la búsqueda de la gracia, por fuera del estricto
ejercicio de lo racional, dando paso a un proceso de interacción individual y colectivo
más cercano a la sociabilidad y con ella a la emotividad. Esta perspectiva tiene especial
ligazón con los estados alterados de conciencia y el uso de sustancias que la
producen, a fin de analizar la construcción de sentido que las sociedades generan
alrededor de éstas. Según el contexto, el uso de ciertas sustancias y especialmente
sus efectos como la embriaguez o el trance, son considerados en algunas culturas un
estado de paso o liminal, éste estado es una especie de posición nula donde se espera
del hombre una transformación a otro nivel de una institución dada.
Por su parte, dentro de la disciplina histórica el análisis cultural ha explorado variadas
perspectivas perfilando como uno de sus fundamentos centrales la capacidad que
adquiere un fenómeno social específico para cambiar, permanecer o desaparecer en el
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tiempo y la manera como ha sido dotada de significación dentro de un contexto
particular. Estas características dan cuenta de su segundo fundamento proyectado
hacia el análisis de la singularidad de los constructos de pensamiento, acción y
conocimiento en razón a hechos específicos, lo cual se convierte en un escenario
común en los hombres de una determinada época.
Los conceptos de Realidad y Sociabilidad como dinamizadores de las
representaciones
La configuración de un esquema de conocimiento dado permite a los individuos
reconocerse dentro de un mundo compartido, asumirlo como propio, e incluso
transformarlo, por tanto, la realidad social es construida de modo permanente. El
sentido común es, en sí mismo, una forma de conocimiento, su configuración no se da
por advertida ni se le cuestiona puesto que se le asume coherente en la cotidianidad y
en la conciencia de una determinada sociedad. El conocimiento denominado sentido
común se alimenta de la experiencia cotidiana acumulada, esta experiencia se pone en
tensión frente a un nuevo escenario, necesidad o problemática, ello puede generar en
el conocimiento previo incluso en la actitud asociada una transformación total o parcial.
La transformación permite al conocimiento nuevo o modificado convertirse en habitual
entrando en un proceso de institucionalización donde la capacidad emocional,
actitudinal y relacional de una sociedad pueden reacomodarse identificando la nueva
situación como parte de su cotidianidad sin que ello produzca sobresaltos, de aquí que
el habito puede repetirse haciéndose previsible, controlable y tipificarle.
Por su parte, la sociabilidad se dinamiza en razón a sus significaciones internas,
correlativas a las conductas y los símbolos colectivos al interior de una sociedad dada,
de modo que un individuo o, Yo, puede fusionarse en un esquema colectivo o,
Nosotros, característico por cuenta de un tipo de relación específica. Tanto las
significaciones como los símbolos pueden moverse y reacomodarse en razón a unas
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determinadas dinámicas de cambio y permanencia, es decir, estas circunstancias
pueden movilizarse según las condiciones del contexto.
Las formas de la sociabilidad se clasifican en capas de profundidad de la realidad
social que pueden ser espontáneas o reflexivas, estas últimas son generadas por un
tipo de coacción. El Nosotros se puede dividir en 3 tipos: masa, comunidad y comunión
y el Nosotros se produce por el modo y grado de afinidad que logren las conciencias y
ello depende del tipo de relación generada y de la intensidad que estas logren. Al
hablar de grado se hace referencia a la presión que alguna de ellas genera en una
sociedad dada donde la comunión es la que menor presión genera, sin embargo su
duración es muy corta, de aquí que entre la masa y la comunidad sea la segunda la
que implica mayor duración.
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Estado del arte
Antecedentes
Dentro el continente Americano las referencias investigativas relativas o cercanas a la
bebida y la embriaguez como fenómeno social y político han tenido una particular
concentración en México en lo concerniente a las diversiones, las fiestas y los
homicidios dentro del período Colonial, dichos aportes han sido generados, en gran
medida, por investigadores extranjeros. En Colombia, por su parte, las investigaciones
realizadas han tendido como principal referente el estudio social y político del consumo
y producción de chicha de cara a los procesos de industrialización y producción en
serie de embriagantes como la cerveza.
Autores y temas de investigación
Para el Caso de México, el texto de Juan pedro Viqueira Albán “¿Relajados o
reprimidos? Diversiones publicas y vida social en la ciudad de México durante el siglo
de las luces”; concentra su atención en la tensión generada Entre el Estado, las élites,
y la gente del común respecto a un conjunto de diversiones comunes como la pelea de
gallos, los billares, y el consumo de pulque y sus connotaciones sociales respecto al
uso de los espacios públicos en la Ciudad de México.
El México del siglo XIX recibe especial atención por parte de William B. Taylor en su
texto “Embriaguez, Homicidio y rebelión en las poblaciones Coloniales Mexicanas”
donde el autor pone el énfasis en el estilo de bebida de los campesinos e indígenas del
cual señala que aunque la ingesta de pulque se hacia con regularidad ésta se daba de
modo mesurado, sin embargo con la llegada de Los Españoles se generó una
implacable persecución y control de los elementos identitarios propios de los pueblos
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originarios, entre ellos la ingesta de licores, ello con el fin de poner en cintura a los
pobladores especialmente en sus comportamientos.
Por su parte, Deborah Toner en su texto Alcohol and Nationhood in Nineteenth Century
Mexico hace énfasis en la construcción de la Nación Mexicana, la cultura popular, los
usos del espacio y la masculinidad en la embriaguez. La literatura costumbrista se
convierte en pivote de indagación de la autora sobre la cual señala su importancia en la
constricción de la nación mexicana al tiempo que señalan los aspectos problemáticos
que supondría, para dicho proyecto, el consumo de pulque entre sus poblaciones de
base.
Finalmente Rebecca Earle genera unos importantes aportes desde su texto titulado
Algunos pensamientos sobre “el indio borracho” en el imaginario criollo. En éste señala
que, en gran medida, criollos y españoles solían documentar, entre los aspectos
culturales reconocibles de la cultura indígena de América, sus continuos estados de
embriaguez, por lo cual el núcleo de su análisis se encuentra en la construcción del
discurso creado por los españoles referente al estado de embriaguez de los indígenas
y sus posibles motivaciones y de lo que ello surgiría como idea central del ser indígena.
En Colombia son variados los aportes. Gilma Mora de Tovar en su texto “Aguardiente y
conflictos sociales en la Nueva granada siglo XVIII”, ofrece una perspectiva del conflicto
social y fiscal generado a partir de la producción de aguardientes. En su texto no sólo
señala el destacado lugar que tendría el aguardiente en materia de ingresos en materia
de hacienda pública, además destaca el conflicto generado por cuenta de la producción
de aguardientes nacionales frente a los de importación española y que a su vez podría
de relieve las motivaciones que darían forma al Movimiento comunero de 1781.
Sobre la línea del desarrollo industrial y la producción masiva de embriagantes Juan
Manuel Martínez Fonseca haría importantes aportes generando un puente entre la
producción de cerveza en Colombia y sus alcances socio culturales. En el texto se
ponen de relieve los ejercicios de coacción en procesos productivos y laborales,
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aspecto que modificaría la concepción del tiempo diversificando sus usos y
contraponiendo las formas del tiempo libre de las del tiempo laboral, situación que
modificaría muchos otros aspectos de la cotidianidad tanto de los trabajadores de
Bavaria como en las decisiones de consumo de embriagantes al interior del pueblo. Es
la configuración de un criterio paternalista de administración de la empresa Bavaría la
que legitimaría buena parte de las prácticas laborales atemperando y controlando con
gran efectividad las reacciones, levantamientos y protestas al interior de la empresa.
La chicha se convertiría en lo que el pulque para la sociedad Novispana del México del
siglo XVIII. Los usos y connotaciones sociales y culturales asociados a ésta serían el
objeto de estudio de Marcela Campuzano Cifuentes y María Clara Llano Restrepo en
su texto “La Chicha. Una bebida fermentada a través de la historia, allí se analizan los
cambios sociales y culturales que a su vez constituyeron las transformaciones en los
usos de la chicha en lo referente a los hábitos de consumo y sus connotaciones
rituales, lo que desembocaría en profundos conflictos en la estructura moral proferida
por el Virreinato tanto para los pueblos originarios como para los Españoles inclinados
por su consumo.
Siguiendo la línea del análisis social referente a los usos de la chicha se aprecian en el
trabajo de Oscar Iván Calvo Isaza y Martha Saade Granados titulado “La Ciudad en
cuarentena. Patología social y profilaxis”, el énfasis la más ambiciosa campaña por
higienización del país tendiendo como uno de los principales soportes la abolición del
consumo y fabricación de chicha. Esta bebida sería entendida como la causante de
atraso y la barbarie, de aquí la importancia dada a las sociedades de temperancia cuyo
marco fue integrado a la idea de la regeneración racial, por lo cual la lucha, según lo
señalan los autores, se concentró en la abolición de la chicha.
Finalmente El artículo escrito por Roger Pita Pico titulado “El consumo de bebidas
embriagantes durante el proceso de Independencia de Colombia: Aliento Festejo y
conspiración”, se enfoca en la influencia ejercida por las bebidas embriagantes durante
el periodo de independencia en Colombia en la cotidianidad de las tropas. El autor hace
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énfasis en sus diversos usos que se le darían a dichas bebidas en razón a un conjunto
de circunstancias como celebraciones, usos paliativos, potencializador del vigor y la
valentía, entre otros usos. Tanto en las tropas realistas como las de independencia el
exceso en el consumo de embriagantes era marcado y cuyos efectos atizaban
comportamientos inadecuados generando insubordinación, agresiones y desatención
en sus deberes.
Enfoques teóricos y disciplinares:
Los trabajos relacionados anteriormente constituyen importantes aportes desde la
historia y la antropología donde el principal enfoque se dirige hacia la antropología y la
historia social con excepción del trabajo realizado por Deborah Toner puesto que su
trabajo tiene un manifiesto enfoque interdicsiplinario, lo cual es evidente es sus
planteamientos teóricos y temáticos.
Fuentes utilizadas y tipo de uso
En su mayoría los textos relacionados hicieron uso de fuentes documentales como
fondos especializados y archivos, de igual forma se apoyaron en la prensa escrita y en
menor medida en imágenes.
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Capítulo 1.
Imaginario, sociabilidad, Cotidianidad y Cultura. Bases para el análisis
Cuatro son los elementos teóricos centrales que constituyen la plataforma de esta
investigación; la primera de ellas se refiere a la estructura imaginaria de la institución
de lo social propuestos por Cornelius Castoriadis, específicamente bajo los conceptos
de lo histórico social, la realidad y lo simbólico; la propia dimensión de lo social es
entendida como una construcción que depende de una serie de situaciones y
motivaciones que se van decantando en la cotidianidad del acontecer social, de aquí
que se apoye en las perspectivas venidas de la sociología de conocimiento en lo
referente a la construcción social de la realidad desarrolladas por Peter Berger y
Thomas Luckmann; a su vez, se busca dar cuenta de aquellos procesos de
socialización que le dan un matiz especifico a la bebida y la embriaguez, para lo cual se
hace uso del concepto acuñado por Gurvitch referente a las formas de la sociabilidad.
Finalmente se hace énfasis en la construcción de un esquema tendiente al análisis
cultural tomando perspectivas venidas de varias disciplinas especialmente de la
Antropología y la Historia.
La sociedad y sus bases institucionales imaginarias en Cornelius Castoriadis.
Cada sociedad ha diseñado un esquema de funciones por medio de las cuales busca
satisfacer unas necesidades vitales y sociales concretas, aquello funciona como hoja
de ruta que indica unos determinados procedimientos, comportamientos, conductas y
limites, sin embargo, estos esquemas son susceptibles de transformación en razón a la
multicausalidad como a las coyunturas propias de todo hecho social. Sin embargo, la
sociedad no tiene como límite último la configuración de un conjunto de funciones, su
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universo de acción es mucho más amplio, ello por cuenta de una dimensión simbólica y
del lenguaje.
Todo acto asumido como real está ligado a un entramado simbólico que se activa en
razón a unas condiciones específicas, aun cuando su nivel de influencia no tiene límites
prefijados. Lo simbólico se alimenta tanto de condiciones de naturaleza como de
elementos históricos que le permiten participar de lo racional, a su vez, se perfila como
elemento esencial constitutivo de lo imaginario, en principio, como una facultad
representativa de aquello que no se da en el ámbito de la percepción o de la imagen
pero con facultad de evocación, a éste proceso Castoriadis lo denomina lo imaginario
efectivo de lo simbólico o imaginario radical.
La relación entre lo simbólico y lo imaginario puede darse de forma total o parcial, para
el segundo caso lo simbólico puede desplazar el sentido de una significación formal por
cuenta de la acción de lo imaginario, bien sea porque lo imaginario busca ponerse en
lugar de lo real o porque quiere desprenderse de ello, de aquí que, “Lo imaginario debe
utilizar lo simbólico, no solo para “expresarse”, lo cual es evidente, sino para “existir”,
para pasar de lo virtual a cualquier cosa más” (Castoriadis, 2007:204), es allí donde
reposa el potencial imaginario ya que logra dar cuenta de algo que no se encuentra
necesariamente ubicado en lo que comúnmente se denomina mundo real.
Lo real, por su parte, es susceptible de transformarse en razón a una serie de
motivaciones específicas que afectan una sociedad dada, entre éstas la duración de
una determinada realidad; este concepto, en el marco del mundo histórico social, para
el historiador, supone una suerte de estabilidad relativa de un hecho dado, pero en el
marco de cada sociedad se trata de la forma en que éstas han instituido su propia
temporalidad histórica. El hombre asume como real una serie de elementos que lo
dotan de certezas, las que a su vez le generan un sentido de confianza para actuar,
crear y descubrir, pero es en el nivel del imaginario que ésta realidad es dotada de
sentido, según lo explica Castoriadis “estos problemas reales no pueden ser
problemas, no se constituyen como aquellos problemas que tal época o tal sociedad se
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da como tarea resolver, más que en función de un imaginario central de la época o de
la sociedad consideradas. (Castoriadis,2007:216)
Por su parte, el autor denomina como imaginario efectivo o preciso a una significación
social imaginaria entendida como un sistema al que pueden dársele diversas
interpretaciones pero que no deja de ser, esencialmente, el mismo imaginario, esto es,
la posibilidad de ser un mismo imaginario interpretado, ejemplificado o animado de
diversas formas por cuenta de una multiplicidad de significantes que le son aparejados,
los cuales adquieren validez dependiendo de las circunstancias y motivaciones que han
dado paso a ese sistema.
La construcción de una significación puede corresponder a lo percibido, a lo racional o
a lo imaginario, la comprensión de esos usos simbólicos a la vez perfilan formas de
conocimiento por medio del cual cada sociedad define y elabora la imagen del mundo
en que vive, o en el que busca vivir, tratando de hacer de ella un conjunto significante,
lo cual, consigue por medio de la acción y la creación, para Castoriadis “La historia es
imposible e inconcebible fuera de la imaginación productiva o creadora, de lo que
hemos llamado lo imaginario radical tal como se manifiesta a la vez e indisolublemente
en el hacer histórico, y en la constitución, antes de toda racionalidad explicita, de un
universo de significaciones (Castoriadis, 2007: 235).
La sociedad, según afirma el autor “se instituye como modo y tipo de coexistencia en
general, sin analogía ni precedente en ninguna otra región del ser, y como este modo
de y tipo de coexistencia particular, creación especifica de la sociedad en cuestión
(Castoriadis, 2007:290), esta coexistencia es aquello que da forma no sólo a la
existencia del otro y de lo otro, además da paso a las formas de institución ya que los
individuos se reconocen en un mundo en común “Toda sociedad existe gracias a la
institución del mundo como su mundo, o de su mundo como el mundo, y gracias a la
institución de sí misma como parte de ese mundo” (Castoriadis, 2007:300).
LA NACIÓN EBRIA 23
Alrededor del concepto de creación gravitan los conceptos de eidos y poiesis cuya
relación se da en el tránsito del no ser al ser, de un no ente a una existencia, ese
tránsito esta mediado por una tecnè; de aquí que se trate de una creación (poiesis) de
tipo social que supone, a la vez, un creador quien le da su forma específica por medio
de una idea (eidos), a partir de la cual puede explicar e interpretar el mundo, ello
permite formular una imagen de éste y estar en capacidad de construirlo en
consecuencia, de modo que, el primero refiere la mirada del mundo y el segundo el
instrumento por medio del cual lo moldea.
Lo histórico social apareja una idea propia de tiempo que formula bases para la
conformación de otras formas de institución; cada sociedad vivencia su propio tiempo
instituyéndolo sobre y gracias a éste, Castoriadis diferencia el tiempo identitario del
tiempo imaginario; en el primer caso se trata de un tiempo de referencia, medida y
regulación sobre la base de un orden especifico, el segundo es un tiempo socialmente
significativo o tiempo imaginario social sobre el que se manifiesta un orden del mundo,
sus fuerzas y sus límites; el juego contenido en estas formas de temporalidad se
cristaliza en el marco de la relación establecida con un hecho especifico, en el cual se
puede diferenciar una fecha de un momento, “el tiempo identitario sólo es “tiempo”
porque se refiere al tiempo imaginario que le confiere su significación de “tiempo” y el
tiempo imaginario sería indefinible, ilocalizable, inaprehensible, no sería nada, al
margen del tiempo identitario” (Castoriadis, 2007: 33).
Se entiende como Lo histórico social a un proceso de auto alteración, esto es, la
sociedad es de por si dinámica y lo es gracias a un entramado de experiencias
contenidas en su devenir histórico. El hecho mismo se da en función de las relaciones
que establecen sus elementos constituyentes proyectadas sobre la conformación de la
institución y el lenguaje, de modo que aquello a lo que se dirige la atención resulte
suficiente y adecuadamente designado y ubicado en un sistema dado mediante el
decir.
LA NACIÓN EBRIA 24
El decir a que se hace referencia es entendido como Legein, un universo de discurso
específico para cada sociedad y sobre el que determina en parte su existencia, que
distingue, designa y define, “Para una sociedad, que un término es quiere decir que un
término no significa (es una significación, está ligado a una significación). Por el mismo
hecho de ser, tiene siempre un sentido, en la acepción estricta de término que se ha
indicado antes, es decir, que puede entrar siempre en una sintaxis, o dar existencia a
una sintaxis para entrar en ella. La institución de la sociedad es institución de un mundo
de significaciones –que es evidentemente creación como tal, y creación específica en
cada momento.” (Castoriadis, 2007: 373).
El legein o el decir, es instituido socialmente, a la vez es instituyente de la sociedad por
influencia de un lenguaje establecido con la facultad de significar lo contenido en el
magma de significaciones. El lenguaje es, además, un sistema de códigos organizado
sobre una base identitaria, estableciendo términos, relaciones y sentidos específicos
los cuales pueden migrar hacia otros conjuntos. El Teukhein, por su parte, tiene por
función generar una conjunción del hacer social adaptando, fabricando; los dos
elementos son dinamizadores del propio magma, para Castoriadis “Y justamente
porque el magma es así, puede el hombre moverse y crear en y por el discurso, no
quedarse para siempre inmovilizado por los significados unívocos y fijos de las
palabras que emplea” (2007:386).
La representación es el medio por el cual el individuo se expresa y lo hace a través de
una relación signitiva entre un signo y un objeto dado que están previamente
enmarcados en el imaginario social, por tanto para Castoriadis “únicamente puede ser
signo si, además de ser segura la posibilidad de su representación para sus individuos,
es también categóricamente su incesante conquista y reproducción por los individuos”
(2007: 391) lo cual complementa afirmando que “El signo sólo puede ser signo de
“esto” si “esto” ha podido delimitarse e “identificarse” suficientemente; y “esto” nunca
está suficientemente delimitado e “ identificado” mientras no lo esté asociado a un
signo o a un grupo de signos”. (Castoriadis, 2007: 391),
LA NACIÓN EBRIA 25
La institución permite que una acción determinada, así como el producto de la misma,
sea participable, reconocible, transmisible y fijada para los individuos que componen
una sociedad dada generando una movilidad signica, esto es, un modo de ser
instituyente de la colectividad a través de la significación imaginaria social. Pero, como
ya se ha advertido, lo imaginario, igual que lo social mismo, están lejos de ser
solamente funciones, el lenguaje se perfila como mecanismo de interpretación de igual
modo para la psique, esto es, como intérprete de lo inconsciente, la cual es inseparable
de la institución histórico-social ya que ésta es imaginario radical que hace referencia a
un modo de ser del inconsciente.
El lenguaje con relación a la representación, actúa como un aproximativo ya que la
representación sólo puede formarse en y por acción de la psique, esto es, de la vida
psíquica profunda; “En tanto inconsciente, la imaginación radical se da existencia a sí
misma, da existencia a lo que no es en ninguna otra parte, a lo que no es y que para
nosotros es condición de existencia de cualquier cosa.” (Castoriadis, 2007:457), esta
toma un cuerpo representacional por medio de la exigencia de una pulsión especifica
que puede ser reforzada a base de experiencias avanzadas y diferenciadas. La
representación, por tanto, se postula como una suerte de puente entre alma y cuerpo
que se manifiesta a través del fantasear movido a su vez por un principio de realidad
denominado posición alucinatoria del pensamiento la cual permite hacer deseable y
presentable un objeto, (deseo y ausencia, posibilidad, de satisfacción).
La conformación de un tipo de pensamiento a través de la relaciones entre
representaciones ocurre sobre la base dos postulados: reconocer que lo inconsciente
pertenece a una región de ser que no está relacionada con una forma de verdad o
ficción. “La psique inconsciente, por tanto, es la siguiente: proceso representativo en
donde la emergencia y la puesta en relación de las representaciones está ”regulada“-
guiada por el principio del placer” (Castoriadis, 2007:458) ,“La cuestión de la realidad
psíquica en su ser originario es, en consecuencia, una cuestión de origen de la
representación, del origen de la relación, del origen del principio del placer como
intención que tiene un afecto como objetivo.” (2007:458).
LA NACIÓN EBRIA 26
Lo que persigue el deseo de un sujeto es lograr un estado específico, de aquí la
importancia de la fantasía ya que permite escenificar ese deseo. El proceso de
socialización de la psique como institucionalización del individuo es indisociable de la
psicogènesis o de la idiogènesis, es decir, de la historia de cómo la psique se abre al
mundo histórico-social a través de su propia creatividad como resultado de la
coexistencia de un mundo privado y de un mundo común público, es por ello que el
mundo, las cosas, los individuos, las palabras la sociedad tiene existencia para la
psique puesto que no se le dan predestinadas ni por naturaleza.
La psique posee un carga libidinal que reemplaza por objetos que son y valen por su
institución social y convertirlos en causas, medios o soportes, de placer para sí mismo
que al seguir esta dinámica convierte ello en una intensión real satisfactoria. La
socialización de la psique se da a nivel psíquico y responde a condiciones exteriores
por medio de las cuales se recupera la Eide socialmente instituida junto con sus
significaciones, de tal modo la psique actúa como imaginación en tanto que tiene la
posibilidad de hacer reemplazos de una cosa por otra.
para el autor “El individuo social no puede constituirse, “objetivamente”, si no es por
medio de la referencia a cosas y a otros individuos sociales que el es ontológicamente
incapaz de crear por si mismo, puesto que solo pueden existir en y por la institución; y,
“subjetivamente”, es constituido en la medida en que ha llegado a hacer que cosas e
individuos sean para él, esto es a cargar libidinalmente los resultados de la institución
de la sociedad” (Castoriadis, 2007:493), por tanto, “Para una sociedad dada, la “
normalidad” del individuo depende también y sobre todo de la relación entre represión y
sublimación así como de sus modalidades. “(Castoriadis, 2007: 491).
El análisis de la representación no se da en cuanto tal sino con referencia a algo, se
trata del reflejo de la imagen del propio sujeto; la cosa y la percepción de la misma no
se dan simultáneamente ni desde el comienzo, desde la psicogenética éstas emergen
en la historia del sujeto debido a que el flujo de la representación es independiente y
LA NACIÓN EBRIA 27
previa a esta. La percepción de la cosa solo es posible en términos socio genéticos o
koinogenèticos (koinos:común, compartido), esto es, un apoyo en lo gestual corporal, y
sensible de ser en el mundo.
Para que algo sea no es suficiente con poseer ciertas características o cualidades
naturales que lo inclinen a ser de un modo determinado, es, en cambio, el desarrollo
histórico para que ello ocurra, esto es, para que se instituya ese ser, para Castoriadis
“La institución de la sociedad es lo que es y tal como es en la medida en que
“materializa” un magma de significaciones imaginarias sociales, en referencia al cual y
sólo en referencial cual, tanto los individuos como los objetos pueden ser aprehendidos
e incluso pueden simplemente existir; y este magma tampoco puede ser dicho
separado de los individuos y de los objetos a los que da existencia. (Castoriadis,
2007:552)
“Las significaciones no son evidentemente lo que los individuos se representan,
consciente o inconscientemente, ni lo que piensan. Son aquello por medio de lo cual y
a partir de lo cual los individuos son formados como individuos sociales, con capacidad
para participar en el hacer y en representar/decir social, que pueden representar,
actuar y pensar de manera compatible, coherente, convergente, incluso cuando sea
conflictual (Castoriadis, 2007: 566).
Lo social y la realidad en Berger y Luckmann
Para los autores, la realidad es concebida como una permanente construcción social,
ello se debe, en gran medida, a la influencia de una serie de mecanismos
configuradores de conocimiento que le permiten al individuo y a la sociedad dada
entender el mundo, esto es, su propio mundo, como lo real; según Berger y Luckmann
una construcción de conocimiento dado proporciona “la certidumbre de que los
fenómenos son reales y de que poseen características específicas” (Berger y
Luckmann, 1995:13), de aquí que la propia realidad tenga sustento bajo esquemas
histórico–sociales sobre los que se formalizan estructuras ideacionales específicas.
LA NACIÓN EBRIA 28
El sentido común es entendido como una forma de conocimiento que responde a una
actitud común entre los hombres la cual suele darse por sentada, pocas veces se la
cuestiona. El fundamento de ésta y de otras formas de conocimiento de la vida
cotidiana es la construcción del sentido de una serie de significaciones referenciales
que determinan y ayudan a determinar la coherencia del mundo de la vida y a la vez
dan sentido a los pensamientos y a las acciones de los individuos, de tal modo, la
experiencia de vida, sumada al entramado de significaciones dan forma a la conciencia,
“La conciencia es siempre intencional, siempre apunta o se dirige a objetos. Nunca
podemos aprehender tal o cual substrato supuesto de conciencia en cuanto tal, sino
solo la conciencia de esto o de aquello”.(Berger y Luckmann 1995:38)
La conciencia, por tanto, es dinamizada por medio de referentes significativos y capas
de experiencias acumuladas que entran en juego en una situación dada; en la
cotidianidad este proceso se da por sentado, es decir, hace parte de la dinámica diaria
de las sociedades, por lo cual, se puede afirmar que se trata de una experiencia
intersubjetiva. La conciencia es pues, formalizada mediante la experiencia en una
situación llamada por los autores de cara a cara, o lo que es lo mismo, la comprensión
de que existe un mundo y una realidad compartidas que constituyen una actitud natural
entre estos y de acuerdo a dicha realidad, “Este estado de plena vigilia con respecto a
existir y aprehender la realidad de la vida cotidiana es para mí algo normal y evidente
por sí mismo vale decir, constituye mi actitud natural” (Berger y Luckmann ,1995:39).
La vida cotidiana se acompaña de una serie de acciones la cuales son realizables y
están dotadas de sentido según la atención puesta al mundo, de acuerdo a ello, los
objetos que se presentan a los individuos en el aquí y ahora que han apropiado serán
los que intervienen en sus tareas diarias. Aun cuando el mundo social sea compartido
con otros no hay en ello una perspectiva común puesto que su aquí y ahora es distinto
al de otros.
LA NACIÓN EBRIA 29
La vida cotidiana no supone para todos las mismas rutinas, muchos aspectos de la vida
cotidiana de unos individuos en general no son conocidas por otros puesto que no han
trastocado mutuamente sus rutinas, lo cual no quiere decir que en algún momento no lo
hagan. La alteración de aquí y ahora de unos, por cuenta de algún aspecto de la vida
cotidiana que no pertenece a la rutina de un individuo dado, da cuenta de un nuevo
aviso, para los autores esto se trata de “zonas limitadas de significado” que funcionan
como desplazamiento de la atención de la vida cotidiana alterando las rutinas pero que,
al mismo tiempo son susceptible de integrarse a las rutina de otros, o lo que es lo
mismo, integrarse a un sector no problemático de la cotidianidad, para lo cual es
necesario apoyarse de los mecanismos que ayuden a encuadrar esa situación en la
estructura de significaciones individual, principalmente en el lenguaje.
Por su parte, la temporalidad es un mecanismo que se experimenta en la vida cotidiana
por cuenta de la referencia que dan a las acciones realizadas o por realizar ya que
generan la sensación de finitud y fluir de tiempo, “la misma estructura temporal
proporciona la historicidad que determina mi situación en el mundo de la vida cotidiana.
(Berger y Luckmann, 1995:45), a este se suman otros aspectos como la sensación de
alejamiento y proximidad espacial y temporal “todo individuo tiene conciencia de un fluir
interior del tiempo, que a su vez se basa en los ritmos psicológicos del organismo
aunque no se identifica con ellos. “ (Berger y Luckmann, 1995: 44).
La expresividad, por su parte, se manifiesta en elementos objetivos que son productos
de la actividad humana. Esta se acompaña de una serie de indicios o de signos que
permiten identificar o conjeturar las motivaciones de las acciones de otros y dar cuenta
de las propias, de tal modo, las formas del lenguaje responden a una motivaciones
para y unas motivaciones porque, esa producción de signos no solo da sentido a sus
acciones sino que además corresponden a un escenario de realidad dado, “Estoy
rodeado todo el tiempo de objetos que “proclaman” las intenciones subjetivas de mis
semejantes, aunque a veces resulta difícil saber con seguridad que ”proclama” tal cual
objeto en particular, especialmente si lo han producido hombres que no he podido
LA NACIÓN EBRIA 30
llegar a conocer bien o del todo, en situaciones cara a cara”.(Berger y Luckmann, 1995:
53).
La institucionalización constituye el referente sobre el cual el hombre vivencia y
construye su propio mundo a la vez que se asume por éste y parte de éste definiendo
su propio yo emocional, actitudinal, relacional, gracias a un aparataje sicológico en el
cual se apoya y por el cual asume la necesidad de regular sus impulsos y generar
hábitos, o como lo señalan los autores, generar formas de habituación socialmente
aceptados, su nivel de cohesión depende igualmente de que las apropiación de
estructuras relevantes, ello definirá el alcance de la institución y por tanto su nivel de
legitimidad, por lo cual “La institucionalización aparece cada vez que se da una
tipificación reciproca de acciones habitualizadas por tipos de actores. Dicho de otra
forma, toda tipificación de esta clase es una institucionalización. Lo que hay que
destacar es la reciprocidad de las tipificaciones institucionales y la tipicalidad no solo de
las acciones sino también de los actores en las instituciones“ (1Berger y Luckmann,
995: 76).
La institucionalización, junto a la configuración de hábitos y las motivaciones que les
dan paso genera además formas de control y regulación, de ahí que “la acción de que
se trata puede volver a ejecutarse en el futuro de la misma manera y con idéntica
economía de esfuerzos”. (Berger y Luchamann, 1995: 74) sin embargo, la institución
misma no deja de transformarse, ello se debe a una serie de elementos históricos
sociales que permiten sedimentar la ocurrencia y repetición de ciertas acciones, esto
es, asegura la posibilidad de objetivar las acciones y reacciones propias y de otros
haciéndolas reconocibles dentro de un sistema de signos, “cuanto más se
institucionaliza el comportamiento, más previsible y, por ende, más controlado se
vuelve.” (1995:85). La sedimentación puede darse tanto individualmente como a nivel
intersubjetivo siempre que se posea un reservorio común de conocimientos que se
entrecruzan a nivel de experiencias de vida igualmente comunes, “Dado que dicho
conocimiento se objetiva socialmente como tal, o sea, como un cuerpo de verdades
válidas en general acerca de la realidad, cualquier desviación radical que se aparte de
LA NACIÓN EBRIA 31
orden institucional aparece como una desviación de la realidad, y puede llamársela
depravación moral, enfermedad mental, o ignorancia a secas. (Berger y
Luckmann,1995: 89)
El rol ejecutado es el garante de la participación del individuo en la sociedad ya que lo
inviste a su vez de un conocimiento específico que es socialmente aceptado, ello hace
posible que, para quien esta investido de algún rol, el mundo sea real puesto que
otorga facultades y obligaciones, valores y comportamientos. El rol también implica una
suerte de coacción que se relaciona con el rol que se desempeña, “Los roles aparecen
tan pronto como se inicia el proceso de formación de un acopio común de conocimiento
que contenga tipificaciones reciprocas de comportamiento, proceso que, como ya
hemos visto, es endémico a la interacción social y previo a la institucionalización
propiamente dicha“ (Berger y Luckmann,1995: 98)
“La socialización secundaria es la internalización de “submundos” institucionales o
basados en instituciones. Su alcance y carácter se determinan, pues, por la
complejidad de la división del trabajo y la distribución social concomitante del
conocimiento” (Berger y Luckmann,1995:174) y por tratarse de un proceso de
socialización secundaria la distribución del conocimiento es del tipo de conocimiento
especializado, ello implica la adquisición de vocabularios específicos que correspondan
a los diferentes roles “El carácter de una socialización secundaria como la citada
depende del status del cuerpo de conocimiento de que se trate dentro del universo
simbólico en conjunto.” (Berger y Luckmann 1995:176).
La sociabilidad, sus formas y su estructura en Ernest Gurvitch
La perspectiva de Gurvitch relativa al análisis de la sociabilidad, se dirige
especialmente a sus formas y manifestaciones, según su argumentación, la
sociabilidad no presenta elementos específicos que la determinen ya que su dinámica
es discontinua, sin embargo, ésta se encuentra inmersa en toda unidad colectiva real,
de modo que su propósito es “la comprensión interpretativa (Verstehen) de las
LA NACIÓN EBRIA 32
significaciones internas de las conductas y de los símbolos colectivos.” (Gurvitch,
1941:11).
Las formas de la sociabilidad están determinadas por unas estructuras y elementos de
significado propios de las manifestaciones socio-culturales que, de igual modo, son
susceptibles al cambio y a la permanencia en razón a elementos, condiciones, causas
y circunstancias históricas específicas, razón por la cual se puede afirmar que una
forma determinada de la sociabilidad pueda lograr un nivel de relevancia específico
dentro de un sistema social dado.
Para el autor, es necesario diferenciar las formas de la sociabilidad de la estructura
social de acuerdo a tres criterios: “Sea los tipos de las unidades colectivas particulares:
agrupaciones de actividad, de localidad, de parentesco, de amistad, de adoración, etc.,
en la variedad casi infinita de sus subtipos, de sus entrecruzamientos y de sus
conflictos complejos (estructura de las agrupaciones); 2 Sea los tipos históricos de su
combinación, de su integración y de su desintegración en la sociedad global (estructura
de la sociedad en tal o tal época); 3 sea, en fin los tipos de la sociabilidad misma, es
decir, las diferentes maneras de estar ligados en un todo y por un todo social”
(Gurvitch, 1941:20).
Gurvitch ha generado una clasificación de las formas de la sociabilidad a las que llama
Capas en profundidad de la realidad social; cada nivel o capa compone una parte de la
totalidad de la explicación de la sociabilidad. La primera capa constituye “toda
superficie material de la sociedad”, ésta se transforma continuamente en la psique
colectiva a partir de acciones que se cristalizan en símbolos, valores e ideas; la
segunda capa se denomina estrato o nivel simbólico, este nivel supone la existencia de
un marco en que un determinado significado puede ser interpretable y por lo cual
adquiere una capacidad de significar-influir en el nivel social. En tercer nivel se
encuentran las organizaciones sociales y de la vida colectiva, a su alrededor se
manifiestan los estratos más profundos; el cuarto nivel corresponde al estrato
espontáneo de lo social, o lo que para el autor se evidencia como “las conductas
LA NACIÓN EBRIA 33
humanas colectivas en tanto que costumbres sociales, prácticas, ritos, tradiciones, etc”
(Gurvitch,1941:26), esta últimas tienen un carácter más flexible que les permite escapar
de las formas organizativas más formales.
El quinto estrato se encuentra en el marco de las conductas que suelen romper
tradiciones o dar paso a nuevas prácticas, estas son llamadas conductas creadoras,
Gurvitch las define como “conductas colectivas renovadoras y creadoras son las
conductas menos dependientes de los símbolos; pueden prescindir de estos o crear
otros nuevos. “(Gurvitch, 1941: 27) este tipo de conductas no tiene referentes y, por
tanto, son en sí mismas creación.
Las manifestaciones de la sociabilidad de tipo espontáneo ligadas a estados de
conciencia colectiva son clasificadas por el autor de esta manera: “a) en sociabilidad
por interpenetración o fusión parcial de las conciencias en el “Nosotros”, y b) en la
sociabilidad por simple convergencia o interdependencia entre “Yo”, “Tu”, “El”, “Ellos”.
(Gurvitch, 1941:31), a su vez, el autor traza diferencias entre las formas de sociabilidad
de tipo reflexiva u organizada de las de tipo espontáneo; las primeras son entendidas
como modos de sociabilidad que se estructuran mediante formas determinadas de
coacción; el resultado a tal acción es la ruptura de una forma de reciprocidad
espontánea por una reciprocidad que beneficia estructuras más rígidas como la super e
infra estructura, sin embargo una y otra, espontánea y organizada, tienden a
superponerse dependiendo de condiciones específicas de cada nivel.
Un primer elemento en el estudio de la sociabilidad se centra en las formas de
reciprocidad que establecen las conciencias individuales; cada una de ellas es un “Yo”
que, dependiendo del nivel de profundidad de las relaciones que logren establecer,
pueden conformar un tipo característico de “Nosotros” como unidad activa, “Estos
Nosotros se distinguen en Masa, Comunidad y Comunión, según la intensidad de la
interpenetración de las conciencias en la intuición colectiva actual; pues, como ya lo
hemos indicado, la conciencia colectiva tiene sus propios grados de intensidad, a los
que responden igualmente grados distintos de presión que ejerce. (Gurvitch, 1941:32).
LA NACIÓN EBRIA 34
El autor se inclina por las formas de sociabilidad por simple interdependencia e
interpenetración; en el caso de la interpenetración se genera una circunstancia doble,
de un lado las conciencias son irreductibles una a la otra, de otro lado, se presenta una
semejanza e incluso una afinidad entre éstas, de aquí que la sociabilidad suponga un
esquema cohesionador de las conciencias, para Gurvitch “un todo concreto no admite
la identidad de las partes (1941:36).
La afinidad entre las conciencias depende de nivel de participación y profundidad que
estas logren respecto al Nosotros. Las formas de sociabilidad por interpenetración,
contrario a lo que ocurre con las de interdependencia, tienen como propósito captar los
elementos vinculantes de las conciencias a nivel de las conductas, los valores, e
ideales colectivos. Las referencias a un Nosotros tiene plena existencia si se configura
una interpenetración tal que genere el mismo nivel de impacto en todos los
componentes del conjunto, de aquí que la efectividad de su impacto tenga especial
importancia ya que al no encontrar tal efecto esta forma de sociabilidad puede
prescindir de una determinada forma simbólica remitiéndose finalmente a formas de
nosotros ya existentes.
En el caso de la sociabilidad por convergencia o interdependencia la vinculación es de
tipo variable y ocasional, se trata de un tipo de relación “con otros“ (yo tu él, ellos) aquí
las conciencias y las conductas pueden generar una nueva realidad permaneciendo
distintas cada una, esta condición hace que se delimiten permanentemente unas a las
otras e incluso puedan llegar a generar conflictos. El tipo de relación dada aquí requiere
de signos intermediarios palabras, gestos, declaraciones, etc, las intuiciones colectivas
no se encuentran aquí sino que están en estado latente, según argumenta Gurvitch “no
se trata aquí sino del reconocimiento reciproco del valor de la “otra parte”, necesario
para entrar en relación con ella. Los valores y las ideas colectivas solo indirectamente
intervienen en este caso, gracias al hecho de que los “Nosotros” siempre presentes de
una manera latente priman sobre las “relaciones con otros”(Gurvitch, 1941:39); de
cualquier modo cualquier colectividad o grupo social puede transitar entre estas.
LA NACIÓN EBRIA 35
El Nosotros como escenario de fusión parcial de las conciencias y de conductas
interpenetradas supone grados de intensidad y profundidad siendo la masa la de nivel
más superficial, la comunidad como lugar intermedio y el de comunión el más profundo,
sobre este último se asume que tiene por característica un grado de unión de las
conciencias en las zonas más restringidas del yo, la movilidad propia de la sociabilidad
no permite generar entre ellas forma jerárquica alguna.
La presión social provoca unas determinadas reacciones a nivel de la conciencia
colectiva; esta influye con especial fuerza, sin ser la única, en los Yo individuales de la
capa más superficial, es decir, de la masa; ello es posible puesto que este nivel no da
cuenta de un Nosotros social lo suficientemente fuerte, es decir, existe una menor
presencia de elementos en común entre los individuos en comparación con los que
pueden producirse en la comunidad o en la comunión, “Es posible pues obtener la
conclusión de que en cada unidad colectiva real hay una tendencia hacia el refuerzo de
la presión y una corriente inversa hacia su disminución “ (Gurvitch, 1941:43)
Ninguno de los niveles de sociabilidad permanece estático, estos pueden ir con mayor
o menor frecuencia de un estado de masa al de comunidad y de éste al de comunión,
ello depende de circunstancias específicas que comprometan en mayor o menor grado
una colectividad real.
Esta puede distinguirse entre masa a distancia y masa reunida, según explica el autor
la segunda “es la manifestación habitual, normal del fenómeno masa: tal la masa de los
descontentos, de los económicamente débiles, de los obreros sin trabajo, en tanto que
los sujetos en cuestión están unidos por la conciencia de la afinidad de su situación y
de sus intereses; o bien la masa de los xenófobos, de los letrados, de los lectores del
mismo diario, del “público” masa que reacciona de la misma manera ante los mismos
conocimientos, etc.” (Gurvitch, 1941:47), según la circunstancia alrededor de la masa
pueden producirse, de modo momentáneo formas de comunidad o de comunión.
LA NACIÓN EBRIA 36
La comunidad, por su parte constituye el grado medio en intensidad y profundidad de
los actos colectivos del “Nosotros”, ello se debe al equilibrio entre la intensidad de
unión o cohesión y su volumen, esto quiere decir que genera menos presión sobre las
conciencias individuales, para el autor “Esta relativa estabilidad se ve aún
considerablemente aumentada por el hecho de que en la comunidad las conciencias, al
entreabrirse ampliamente las unas a las otras, se abren al mismo tiempo normalmente
a la intuición común de las ideas y de los valores colectivos; (Gurvitch, 1941: 49).
La comunión constituye el nivel de mayor intensidad y profundidad, de aquí que esta
genere menor presión sobe las conciencias “aparece, pues, como la aspiración
colectiva encarnada, que se identifica al mismo tiempo con las aspiraciones más
íntimas de la persona individual” (Gurvitch, 1941: 51), sin embargo su duración es
relativamente corta en razón a lo que se ponga en juego socialmente, “cada grupo
puede, en diferentes circunstancias, en el mismo momento de su existencia, tan pronto
intensificar su unidad hasta llegar a la comunión, como bajarla hasta llegar al nivel de la
masa, ya que el término intermedio de comunidad es la forma de unión más habitual y
más constante. (1941: 53).
Las formas de la sociabilidad pueden manifestarse de modo activo y pasivo, el núcleo
de análisis de estos aspectos se encuentra en las formas y circunstancias en que se da
la unión de las conciencias, en el caso de la fusión parcial las formas pasivas se
caracterizan por agenciar camaraderías, filiaciones e identificaciones con símbolos ya
institucionalizados haciendo que no inciten necesariamente a la actividad, de aquí que
el Nosotros que se configura tras la sociabilidad pasiva no comprometa una acción. El
caso del Nosotros generado en la sociabilidad activa constituye una acción colectiva
por fusión de voluntades y vínculos sociales interdependientes que den paso a un logro
conjunto, la importancia que adquiere la acción es que esta proporciona razones para
mantenerse unida, al tiempo que le permite permanecer. La actividad genera a su vez
funciones que le son correspondientes, para este caso el autor menciona tres formas:
Las de carácter unifuncional, las multifuncionales y las plurifuncionales, para Gurvitch
“La sociabilidad es relativamente pasiva cuando la afectividad colectiva o las
representaciones colectivas sobre las que se fundan predominan sobre la voluntad y la
LA NACIÓN EBRIA 37
acción que desencadena. La sociabilidad es relativamente activa cuando las
voluntades interpenetradas o simplemente interdependientes sobre las que está
fundada predomina sobre las representaciones y la afectividad que la acompaña”
(Gurvitch, 1941: 57).
Interdisciplinariedad, Análisis cultural y Representaciones
La interdisciplinariedad y su alcance metodológico.
Los procesos de investigación interdisciplinaria suponen, la construcción de relaciones
de cooperación de diversa naturaleza entre disciplinas, por tanto, son las
características y los términos en que éstas relaciones se dan lo que constituye el centro
del análisis. La reflexión interdisciplinaria está determinada por la naturaleza misma del
objeto de estudio, las circunstancias que le han dado paso, las motivaciones que el
investigador encuentra en su abordaje y tratamiento; de tal modo, las características
propias de dicho objeto plantean la necesidad de formular un esquema de análisis que
le permita, a la vez, captar su muti causalidad y comprender su complejidad.
Cada una de las disciplinas, por su parte, ha perfilado su quehacer en razón a un
objeto de estudio específico encuadrado en un campo determinado con referencia a
una proyección conceptual, epistemológica y metodológica, características que
proporcionan un sentido de unidad disciplinar, lo que a la vez las inviste de una suerte
de rigurosidad y legitimidad científicas, sin embargo, paulatinamente se vislumbran
elementos que son comunes entre disciplinas por cuenta de un determinado conjunto
de intereses investigativos, según lo argumenta Nicolaevich “la interdependencia
relativa de los métodos con relación al campo de cada disciplina en el desarrollo
general de la ciencia es uno de los fundamentos epistemológicos importantes de la
interdisciplinariedad” (Nicolaevich,1983:57).
LA NACIÓN EBRIA 38
El diseño de una estrategia investigativa interdisciplinaria debe analizar y evaluar una
serie de factores, entre estos, las características propias de la situación problemica, sus
variables internas y externas en contraste con las estructuras principales de las
disciplinas llamadas a cooperar. La propia naturaleza del problema da cuenta del
alcance disciplinar a fin de potenciar e influir en la transformación de elementos propios
del sistema al que pertenece como al de otros sistemas evaluando su potencial para la
producción y conformación de nuevos sistemas, de aquí que las relaciones
interdisciplinares pueden darse, por ejemplo, dentro de las fronteras de una disciplina
dada, al Respecto Allal señala lo siguiente “debemos recordar, en primer lugar, que la
interdisciplinariedad, en el sentido estricto del término, si ha existido siempre, no
desemboca en una forma de conocimiento y, por tanto, en una práctica científica, más
que si la disciplina utilizadora (en consecuencia, el sujeto que la practica) se apropia de
aquello de lo que tiene necesidad, pensando en sus problemas en los términos
rigurosos de la disciplina. (Sinaceur,1983: 26).
El diseño metodológico en la investigación interdisciplinaria tiene una especial
importancia puesto que a ella se debe tanto el esquema de búsqueda y selección así
como los procedimientos para el análisis de las fuentes, para Apostel “la metodología
se preocupa, sobre todo, de la forma en que se obtienen informaciones sobre los
sistemas humanos” (Apostel,1983:106), lo cual complementa afirmando que “puesto
que las diferentes ciencias humanas se distinguen por diferentes tipos de observación,
de experimentación, de inducción, así como por sus formas particulares de teorizar
(Apostel,1983:107).
La cultura y el análisis cultural
Un elemento esencial en el estudio del hombre ha sido su facultad creativa por medio
de la cual logra dar forma a su propio mundo y a sí mismo; es esta capacidad, junto
con los desarrollos que produce, las que dan cuenta de una forma de ser especifica de
lo que se ha dado en llamar cultura, para Krishna “La cultura es el nombre colectivo
que damos a las diversas creaciones del hombre, y no sólo al lugar donde se cruzan y
LA NACIÓN EBRIA 39
mezclan diferentes disciplinas, sino también donde sus conceptos y categorías
específicas se transforman de forma que presentan bajo un aspecto nuevo la manera
de considerar sus campos de origen.” (Krishna,1983: 216).
La cultura, igual que todas las acciones y creaciones del hombre, se debe en gran
medida al cumulo de experiencias adquiridas, de aquí que “todos los productos de la
experiencia conservan algo en común: no adquiere su sentido en tanto en cuanto no
corresponden a lo que el hombre intenta realizar, a sus intentos y proyectos. Sin el
concepto de valor, de significado o finalidad, prácticamente ninguna creación humana
puede estar lo suficientemente bien formada como para ser comprendida.” (Krishna,
1983:216).
Los estudios culturales se interesan por la producción, reproducción e inserción de
prácticas culturales al interior de las sociedades en razón a unas forma específicas de
poder, ello con arreglo al diseño de formas de adaptación al cambio y a la permanencia
de modos más eficientes; en este sentido, dichos estudios contribuyen a la
comprensión de las formas de la vida tal como es vivida. Las prácticas culturales, por
su parte se sustentan en razón a unos esquemas de referencia contextuales entre
estos se cuentan las condiciones históricas, los sistemas de valores, la configuración
del conocimiento y el esquema discursivo; este complejo es relacional e
interdependiente, según lo señala el autor, haciendo referencia a lo argumentado por
Williams (Groosberg, 2001:63) “los estudios culturales son el estudio de las relaciones
entre los elementos que conforman un estilo de vida en su totalidad y construyen
además el intento de descubrir la naturaleza de la organización que constituye el
complejo de estas relaciones. (Groosberg, 2011:28).
La dimensión contextual en los estudios culturales es el sustento que define tanto el
objeto de indagación como la practica investigativa, de modo que ayuda a develar las
relaciones entre los acontecimientos, las causas que le han dado paso y sus efectos
generando una comprensión critica del mismo, “Si un contexto puede entenderse como
las relaciones que se han establecido por la operación del poder, en respuesta a los
LA NACIÓN EBRIA 40
intereses de ciertas posiciones de poder, la lucha por cambiar el contexto implica la
lucha por planificar esas relaciones y, cuando sea posible por desarticularlas y re
articularlas. (Groosberg, 2011:38)
El contexto es un elemento fundamental en estos estudios, su capacidad para
constituirse, ponerse en tela de juicio, deshacerse, modificarse o rehacerse determina
el sentido y motivaciones del esquema organizativo de relaciones junto con la
producción de significados. Con todo, el contexto es dinámico, sin embargo, requiere
de elementos de apoyo como la coyuntura que permitan captar los elementos
esenciales que estimulan y motivan los cambios y flujos de fuerza de los poderes
actuantes, para el autor el coyunturalismo posee unas características específicas, “La
primera consiste en determinar “cuando y como pasamos o no de una coyuntura a otra.
Por eso la pregunta básica que se formula desde los estudios culturales es siempre
¡cual es la coyuntura que deberíamos abordar … La segunda, estrechamente
relacionada, requiere que todo análisis busque un equilibrio adecuado entre lo viejo y
lo nuevo (Groosberg, 2011: 61)
El análisis de la cultura ha perfilado como uno de sus puntos nodales el terreno de lo
simbólico, lo cual, ha sugerido nuevas posibilidades metodológicas tanto a nivel de las
disciplinas como de interacción entre éstas, en el caso de la historia, se han ocupado
especialmente de los conceptos de mentalidad e imaginario social, haciendo énfasis en
procesos de análisis de tipo interpretativo teniendo como uno de sus referentes fuerza
a la hermenéutica. Este terreno ha traído nuevos retos al investigador social, entre
estos, la necesidad de ampliar y refinar la mirada relativa a los hechos por los cuales se
pregunta, los elementos que en este ejercicio adquieren estatus de fuente o evidencia,
y especialmente la configuración de mecanismos adecuados para lograr interrogarlas
de modo eficaz. En gran medida, los aportes conceptuales que han alimentado la
consolidación de la historia cultural tienen como punto de confluencia el escenario
discursivo, especialmente aquellas de alcance colectivo.
LA NACIÓN EBRIA 41
El estudio de la cultura se ha dirigido, entre otros aspectos, tanto a las prácticas como
hacia los objetos de dichas prácticas, es decir, hacia las formas del hacer humano, sus
manifestaciones y propósitos, aspectos que producen, al tiempo que construyen, la
realidad la cual está acompañada por elementos performativos, como las llamadas
tácticas de cotidianidad, la escenificación social, los actos de identidad, entre otros
aspectos, por medio de los cuales se remarcan las características de acción, identidad
y distinción que dan cuerpo a su vez a los roles, las fiestas, las relaciones
interpersonales y sus elementos complementarios cargados de afectividad y
emocionalidad que a su vez actúan como estrategias de persuasión, estimulación o
intensificación de la interpretación de una situación dada con arreglo a la
transformación o el logro de objetivos específicos que le procuran a las sociedades
cambios y permanencias.
Una mirada antropológica del análisis cultural
Desde la perspectiva de la antropología cultural la preocupación metodológica se ha
dirigido hacia la base del acto interpretativo, es decir, los mecanismos de interpretación
del quehacer humano. Al respecto Geertz pone de manifiesto la interpretación de la
realidad como un texto y la acción simbólica como un drama con capacidad expresiva,
es decir, las estructuras simbólicas deben ser tomadas como hechos tangibles por
cuenta de sus formas de expresión y manifestación sea que se den en un ejercicio
ritual u organizativo.
El autor lanza una reflexión metodológica a propósito de la relación entre antropología
social y análisis etnográfico, relación entendida generalmente como un ejercicio
descriptivo de registro de datos y selección de fuentes, a lo cual, el autor responde con
el planteamiento de una descripción densa, con Geertz “el análisis cultural es (o
debería ser) conjeturar significaciones, estimar las conjeturas y llegar a conclusiones
explicativas partiendo de las mejores conjeturas, y no el descubrimiento del continente
de la significación y el mapeado de su paisaje incorpóreo. (Geertz, 2001:32.), esto es,
una suerte de relevo entre la interpretación y explicación.
LA NACIÓN EBRIA 42
En el marco de la descripción densa es necesario reparar en la capacidad e
intencionalidad comunicativas contenidas en las significaciones estudiadas, cuyos
mensajes se movilizan en razón a códigos socialmente establecidos y que son
compresibles por públicos determinados, a ello se suman formas de conducta así como
elementos representativos de la estructura cultural; de la interacción entre estos
elementos sumados a las motivaciones que dan paso a formas de significación dadas,
se abre paso a lo que el autor denomina gesto y es allí donde se halla el centro de la
descripción densa.
En principio, se trata de desentrañar las estructuras y códigos de significación
establecidos determinado su campo y alcance a nivel social al tiempo que se propende
por la comprensión del sentido y valor de determinadas manifestaciones culturales, de
modo que la cultura se hace gracias a que sus formas de significación pueden
significar.
Josep M. Ferigla plantea las bases para la construcción de una teoría antropológica del
irracionalismo cuyo punto de partida es la Gracia como búsqueda central del hombre,
en principio, por efecto de los estados alterados de conciencia (EAC). El origen de ésta
reflexión se centra en lo relativo a la integración entre la mente individual y colectiva por
medio de las prácticas culturales en los niveles de la conciencia y del inconsciente. Si
bien, en el desarrollo cultural, los productos del inconsciente toman forma en el estado
de conciencia por medio de una estructura codificadora, el interés se orienta hacia las
formas en que la información que surge del inconsciente en los momentos de estados
alterados de conciencia (EAC) se codifica culturalmente al tiempo que afecta la
construcción formal y la orientación de la cultura, a dichos estados el autor los asume
como núcleos generadores de cultura.
Se ha llamado estados alterados de conciencia a situaciones no ordinarias de
percepción causadas generalmente por el consumo de sustancias enteógenas cuyas
características pueden evidenciarse por medio del comportamiento de ciertas funciones
LA NACIÓN EBRIA 43
metabólicas, neurológicas, psicológicas, entre otras; con todo, no se podría afirmar de
modo sustancial que las diferencias y similitudes entre los estados de conciencia sean
iguales en todas las sociedades, antes bien, muchas no generaron diferenciación
alguna entre estados de vigilia y de sueño.
La cultura se perfila como mecanismo de organización de la vida, el mundo percibido
es comprensible por efecto de unas reglas y valores que a su vez moldean el mundo
interior, es decir, el mundo cognitivo y mental, dando paso a estructuras específicas de
conocimiento y pensamiento, de aquí que la base del funcionamiento de la conciencia
radique en la facultad creadora de la mente humana y a partir de ella participar de lo
divino.
La relación entre los EAC y la cultura constituye un empalme que funciona como
cohesionador social, dinamizador de formas de sociabilidad y catalizador de
expectativas tanto materiales como emocionales, de autoafirmación y auto
trascendencia; según Fericgla ello tiene una función cosmológica “a través de la cual
todo ser humano se procura una imagen de sí mismo y de sí mismo en el universo,
función mística que permite al ser humano una ¿reconciliación? de su conciencia con
su ser o condición previa y posterior a la propia existencia humana, función sociológica
a través de la cual el mito en cuestión mantiene un determinado orden social específico
y dinámico.(Fericgla,1989:13).
Entre los EAC y la cultura se establecen una serie de canales de comunicación así
como un conjunto de herramientas que la facilitan determinando el sentido y
funcionamiento del sistema. En este proceso entran en juego diversas herramientas
perceptivas y aperceptivas, captadas sobre un análisis sistémico, para el autor
“Realmente no es el hongo el que genera la información que el chamán usa para
orientar a su colectividad, en el sentido de ser el emisor del mensaje, sino que las
substancias enteógenas permiten a la conciencia trabajar a niveles distintos del
habitual. (Fericgla,1989:10)
LA NACIÓN EBRIA 44
Hablar de niveles de la conciencia implica a la vez conocer su funcionamiento e
identificar los procesos mentales específicos que le subyacen al tiempo que se debe
reconocer su facultad dinámica, la cual, permite convertir situaciones específicas en
hechos pensables dentro de sistemas reconocibles y ajustables a otro conjunto de
situaciones que pueden, por tanto, llegar a ser comprensibles, según el autor “el campo
que es capaz de abarcar la conciencia es más o menos amplio según la intensidad de
la atención que dediquemos a un hecho (1989:17).
La mente humana está constituida por un complejo de capacidades gracias a las
cuales se configuran formas de inteligencia variadas y compartidas, pero es la sociedad
la que legitima y reconoce su utilidad y pertinencia. Dichas capacidades operan a nivel
de lo preconsciente, lo consciente y lo inconsciente y ocupan un amplio espectro,
desde capacidades para retener y procesar información o de memoria, pasando por
capacidades imaginativas, desarrollo y operaciones lógicas, hasta procesos intuitivos y
de emotividad, capacidades todas ellas útiles para el desarrollo de la vivencia de la
libre elección.
Cultura, conciencia y creación
En contraste, Ferigla acuña el concepto de conciencia holorénica como contrapuesto
al de creación cultural. Este tipo de conciencia tiene una relación directa con la
capacidad humana de crear, al tiempo que genera el contexto necesario para dar
legitimidad a formas míticas de creación, por lo cual esta hace referencia a una
dimensión mitopoyetica que se orienta hacia la creación de formas simbólicas
proyectadas como referentes de la realidad objetiva producto de una construcción
experiencial propia y creativa de la realidad, para el autor esta hace referencia “al nivel
o estado de procesamiento mental en el que el individuo humano, a través de un fuerte
entrenamiento cultural o incluso por espontaneidad, es capaz de pensar la totalidad
sistémica del mundo y de las relaciones que lo crean a través de autopensarse.
(Fericgla,1989:24)
LA NACIÓN EBRIA 45
Existen aspectos propios de la conciencia holorénica que son importantes en relación a
la producción cultural, tal es el caso de las formas de asociación emocional como
elemento que prima sobre la asociación intelectual, de aquí que la emotividad
funcione, en este caso, como aglutinante organizador de los arquetipos, ello da forma
al pensamiento dotándolo de una suerte de coherencia, ”Si el pensamiento deviene
vacío de contenido externo ha de estar en estado de gracia para no convertirse en un
campo de angustias, miedos, desasosiegos, e incluso enfermedades sin freno
(Fericgla,1989:24), ello se legitima por cuenta de la conformación de las comunidades
emocionales a las cuales se accede, según el autor “a través de la facultad de
comprender los sentimientos ajenos por un proceso de identificación o empatía, que
acaba creando una intersubjetividad emocional colectiva.(Fericgla, 1989:62).
El estado de Gracia al que este concepto hace referencia corresponde a unas
manifestaciones armónicas con el entorno, lo cual protege de lo incomprensible así
como de la desintegración psíquica procurando a la vez una experiencia emotiva e
incluso generadora de soluciones, sin embargo existen formas de EAC no
estructurados bajo estos elementos que por lo general son incomprensibles y
desorganizados dando como resultado manifestaciones psicopáticas.
Estructura y antiestructura en Victor Turner
En el capítulo III referido a los conceptos de “Liminalidad y Communitas” el autor toma
como punto de referencia lo expresado por Van Gennep respecto a los llamados ritos
de pasaje definidos por este como “Ritos que acompañan todo cambio de lugar,
estado, posición social y edad” (Turner, 1988:101), el cambio al que se hace referencia
es, de modo especifico un proceso compuesto por tres fases “separación, margen (o
limen, que en latín quiere decir “umbral”) y agregación. La primera fase (de separación)
comprende la conducta simbólica por la que se expresa la separación del individuo o
grupo, bien sea de un punto anterior fijo en la estructura social, de un conjunto de
condiciones culturales (un “estado”), o de ambos; el pasajero posee características
ambiguas, y el siguiente es el de reincorporación) se consuma el paso” (Turner,
LA NACIÓN EBRIA 46
1988:102), sobre esta definición, es necesario centrar la atención en la segunda fase
aquí descrita, el margen, la liminalidad o persona de umbral.
Las personas en situación de liminalidad se encuentran por fuera de un sistema social
formal de referencia, es decir, de modo relativamente momentáneo están en situación
de no referencia social y/o cultural, lo cual constituye una forma de muerte o
ambigüedad simbólicas y de acuerdo a ello deben atravesar un proceso ritual que
restituye su condición social y cultural, comúnmente desempeñando un rol u ocupando
un nuevo status, “ La liminalidad implica que el que está arriba no podría estar arriba de
no existir el que estuviese abajo, y que quien está arriba debe experimentar lo que es
estar abajo” (Turner, 1988:104).
En el momento liminal se figura una especial forma de camaradería a la cual llama el
autor Communitas, se trata de una especie de comunidad rudimentaria que designa
una modalidad de relación social que se conforma por el reconocimiento de ámbitos de
vida en común.
Historia, cultura y duración
La historia no trata en exclusividad un sector definido, en sentido estricto, de la realidad
sin embargo, según afirma Wolfgang J. Mommsen (1982:236) “como materia, la
Historia constituye, sin embargo, una disciplina por sí sola, en la medida en que su
aproximación, a los problemas le es específica, y la distingue de los otros campos
científicos. La historia analiza los fenómenos más diversos en función de su capacidad
para cambiar en el tiempo, si bien los espacios de tiempo susceptibles de ver operarse
pueden ser rápidos o cortos, así, el acontecimiento y el tipo de narración se revela al
historiador.
En consecuencia y en razón al interés que la historia muestra respecto de la cultura,
con Chartier se podría afirmar que “La historia cultural se interesa por los hechos y las
formas mediante las cuales las sociedades construyen, dinamizan, comparten y dotan
LA NACIÓN EBRIA 47
de sentido a sus referentes de significación y representación en su propio tiempo, los
cuales revelan, a su vez, la originalidad y singularidad de sus sistemas de pensamiento
y acción, según afirma Le Goff “la mentalidad de un individuo, aunque se trate de un
gran hombre, es justamente aquello que tiene en común con otros hombres de su
época” (Chartier, 2002: 23).
El interés por la duración, el cambio y la permanencia de un fenómeno o hecho social
en el tiempo ha generado al interior de la disciplina histórica un re-planteamiento
metodológico respecto de la forma de pensar el hecho històrico. El concepto de
duración específicamente, aun cuando ha sido planteado en el marco de la disciplina
histórica, busca establecer las bases para el desarrollo de una metodología común de
las ciencias del hombre resaltando, a la vez, la importancia que tiene para toda
sociedad la concepción de tiempo en su pluralidad de formas, para Braudel “lo esencial
consiste en precisar, antes de establecer un programa común de las ciencias sociales,
la función y los límites del modelo, al que ciertas iniciativas corren el riesgo de inflar en
exceso. De donde se deduce la necesidad de confrontar también los modelos con la
idea de duración; porque de la duración que implican dependen bastante íntimamente,
a mi modo de ver, tanto su significación como su valor de explicación. (Braudel,
1970:20)
La larga duración o historia larga se contrapone, según el autor, a la llamada historia de
los acontecimientos o historia episódica en tanto que la segunda corresponde a hechos
momentáneos, aprisionados en un tiempo y lugar acotados, incluso con un nivel de
trascendencia socialmente limitado. El acontecimiento y su corta duración genera
continuos reparos al investigador social, especialmente al historiador puesto que es
difícil asirla por la inestabilidad de sus puntos de referencia.
Supondría un hecho de evidente validez tomar como referente para la medición de la
duración unas formas del tiempo estándar, universales, cuantitativamente estables,
útiles para todo aquello que se quiera integrar en una regla temporal, pero una
perspectiva de este nivel circunscribiría al hecho, cualquiera que éste sea,
directamente a los rigores de la regla de tiempo establecida alejándose de las
LA NACIÓN EBRIA 48
complejidades del hecho mismo, incluso de la forma en que se determina el tiempo en
determinado hecho, según afirma el autor “las ciencias, las técnicas, las instituciones
políticas, los utillajes mentales y las civilizaciones (por emplear una palabra tan
cómoda) tienen también su ritmo de vida y de crecimiento (Braudel,1970:7).
Un segundo aspecto de gran importancia en el análisis de la larga duración es el
empleo que se hace del concepto estructura, el cual se refiere a una base de referencia
relacional y coherente para las sociedades, sin embargo para el historiador, se trata de
“una realidad que el tiempo tarda enormemente en desgastar y en transformar. Ciertas
estructuras están dotadas de tan larga vida que se convierten en elementos estables
de una infinidad de generaciones: obstruyen la historia, la entorpecen y, por tanto,
determinan su transcurrir. En tanto que obstáculos, se presentan como límites
(envolventes, en el sentido matemático) de los que el hombre y sus experiencias no
pueden emanciparse. (Braudel, 1970:8).
El análisis de las estructuras sociales vistas desde la perspectiva de la larga duración,
requiere una formulación cuyo alcance pueda dirigirse desde el complejo de elementos
que las componen, los aspectos que han influido en sus crisis y cambios y que han
posibilitado su permanencia, hasta la caracterización de las sociedades a las que
pertenecen, en este sentido el presente y el pasado, son asumidas como perspectivas
complementarias en dialogo permanente
Características generales de las representaciones sociales
Las representaciones sociales se conciben como mecanismos que direccionan ciertas
características esenciales de la interacción social en tanto que prescriben y
condicionan los comportamientos de los individuos de acuerdo a elementos
referenciales social e históricamente determinados, por tanto, los fenómenos colectivos
constituyen las bases de la construcción de la realidad, para Abric “toda realidad es
representada, apropiada por el individuo o el grupo y reconstruida en su sistema
cognitivo, integrada en un sistema de valores que depende de su historia y del contexto
social e ideológico que le circunda” (Braudel, 2001:12)
LA NACIÓN EBRIA 49
Esta perspectiva pone especial acento en la experiencia cotidiana del individuo y del
grupo, dicho transito es de gran importancia puesto que determina los fundamentos de
la conformación socio cognitiva que, a su vez ,da paso a una serie de figuraciones más
o menos comunes respecto de una situación de la realidad para una sociedad
determinada; una y otra proporcionan nociones de existencia, realidad y sentido a las
acciones emprendidas, a los esquemas de lectura de la realidad así como de las
dimensiones normativas del comportamiento, esta situación evidencia el carácter
práctico de la representación en el la cotidianidad de las sociedades, Según lo
argumenta Abric “la referencia a las representaciones que definen la identidad de un
grupo va a desempeñar por otro lado un papel importante en el control social ejercido
por la colectividad sobre cada uno de sus miembros, en particular en los procesos de
socialización” (Abric, 2001:16)
La representación depende del sentido activo del contexto y por lo tanto de sus
características ya que estos revelan y dinamizan los valores de significación que le
asisten; en este sentido, el campo discursivo actúa como punto nodal entre el contexto
y la significación, para Abric la relación está dada de la siguiente manera “por el
contexto discursivo primeramente, es decir, por la naturaleza de las condiciones de
producción del discurso, a partir del cual será formulada o descubierta una
representación” (Abric, 2001:14); ello supone un tipo de público receptivo a un
esquema de significación dado, cuya respuesta se debe a la asimilación de esquemas
de argumentación específicos en situaciones igualmente especificas; en consecuencia
“La significación de una representación social está entrelazada o anclada siempre en
significaciones más generales que intervienen en las relaciones simbólicas propias al
campo social dado.(Abric, 2001:14)
En síntesis, las representaciones sociales cumplen una serie de funciones, entre las
más importantes se encuentran las siguientes:
LA NACIÓN EBRIA 50
- Función de saber; permite entender y explicar la realidad a partir de la fijación
de puntos de referencia común que facilitan el intercambio “El saber práctico de
sentido común –como le llama Moscovici- permite a los actores sociales
adquirir conocimientos e integrarlos a un marco asimilable y comprensible para
ellos, en coherencia con su funcionamiento cognitivo y con los valores a los que
se adhieren “(Abric, 2001:15).
- Función identitaria; [permiten] elaborar una identidad social y personal
gratificante; es decir, compatible con los sistemas de normas y valores social e
históricamente determinados (Abric, 2001:15)
- Función de orientación: conducen los comportamientos y las prácticas. La
representación en este caso tiene influencia en la “definición de la finalidad de la
situación” y por tanto determina el tipo de gestión cognitiva adoptada por el
grupo así como el medio y las características de la comunicación dependiendo
de la realidad objetiva de la tarea. La representación pone los limites específicos
de nivel comportamental sobre la base de lo que es permitido y lo que es
prohibido de acuerdo al contexto.
- Función justificadora: ello contribuye a respaldar posturas y comportamientos.
Estas intervienen luego de la acción de modo que sean justificables ante sus
colegas. La representación se determina por la práctica de las relaciones y sus
características.
Elementos para el análisis de las representaciones
La hipótesis del núcleo central propuesto por Abric se perfila como una estructura
sistémica a partir de la cual es posible analizar y comprender la dinámica propia de una
representación, “La organización de una representación presenta una modalidad
particular, especifica: no únicamente los elementos de la representación son
jerarquizados sino además toda representación está organizada alrededor de un núcleo
LA NACIÓN EBRIA 51
central, constituido por uno o varios elementos que dan su significación a la
representación”. (Abric, 2001:18),
La centralidad del núcleo de una representación depende del juego jerárquico de sus
elementos, lo cual supone que los componentes que hacen parte de su estructura no
sean permanentemente estáticos, estos pueden permanecer, movilizarse e incluso
cambiar o desaparecer, todo ello dependiendo de las transformaciones en la
objetivación del contexto, es decir, de la forma en que esas condiciones hayan sido
socialmente aceptadas y asimiladas, más o menos, como propias a través de las
formaciones discursivas, del pensamiento, la acción, los valores y normas así como
del entorno ideológico propio de la realidad del grupo.
El núcleo central de las representaciones ejerce una función generadora que determina
las condiciones de relación que unen los elementos de la representación perfilando
valores, funciones y sentidos específicos a sus componentes y por tanto, creando o
transformando su significación. Una situación dada en que entre en movimiento el
núcleo central de una representación puede dar cuenta de una dimensión funcional de
los elementos que conforman la representación privilegiando ciertos elementos que
permitan la realización de una tarea de forma directa bien sea un elemento normativo,
socio afectivo, social o ideológico.
La representación también cuenta con unos elementos periféricos que responden a la
lógica de la jerarquía del sistema de representación funcionando como interfaces entre
una situación dada y el núcleo central manteniéndolo actualizado respecto a lo que
ocurre en el contexto, esto es, ayudan a adaptar la representación a la evolución del
contexto dependiendo de la información recibida del entorno, de tal modo, lo que se
indaga pues en una representación es tanto su contenido como su organización.
De tal modo, “una representación social solo funcionará si todas las prescripciones
absolutas son absolutamente satisfechas“ (Abric, 2001:39), entendiendo por
prescriptivas a una serie de cogniciones cuya característica es generar relaciones de
LA NACIÓN EBRIA 52
coherencia entre cogniciones y conductas, de tal modo, determina las posibilidades
para llevar a cabo una determinada acción correspondiente a una conducta especifica
esperada, ello permite zanjar el terreno entre lo normal y lo anormal de una situación
dada.
Así ,un primer acercamiento a la formalización de esquema metodológico de
indagación de una representación dependerá, en principio de un corpus de conceptos o
palabras que puede ser organizado en razón a la fecha y al soporte en que aparecen,
determinando las formas en que son asociadas bien sea como refuerzo de una
expresión inicial o bien sea como contraparte de la misma, de igual modo es necesario
determinar quiénes se expresan sobre ellas y en qué circunstancias, ello con el fin de
caracterizar las relaciones generadas. Al tiempo se pueden hacer conjuntos de
expresiones que se agrupen según criterios específicos y determinar la naturaleza de la
relación; para ello vale también cuestionar el núcleo central de una representación.
LA NACIÓN EBRIA 53
Capítulo 2. Cotidianidad y bebida
Una de las características asociadas al ocio es el encuentro con otros; entre tanto se
genera una suerte de intercambio de experiencias, dinámicas expresivas y emotivas,
elementos que configuran modos de realidad y cotidianidad en común. Dicha comunión
se activa en situaciones y/o contextos donde se estrechan los sentidos de solidaridad y
camaradería en y durante los cuales se genera una suerte de producción sígnica; en
este sentido, las bebidas alcohólicas adquieren importancia en la medida en que
estimulan la capacidad expresiva, algunas de ellas, con consecuencias a nivel social y
legal particulares.
Aquellas reuniones donde el consumo de embriagantes constituía un acto central,
recibiría a lo largo de dos siglos diversas denominaciones, entre las más conocidas
estaban las alzadas, los corrientazos, chispazos, tenidas, ágapes y chupi pandas; estos
nombres funcionaban como santo y seña para evadir los controles de las autoridades al
tiempo que hacían las veces de membresía a quienes participaban en eventos de este
tipo. En el transcurso de aquellas reuniones afloraba un sentido de profunda amistad
en donde algunos aspectos como la extracción social pasarían en algunas ocasiones a
segundo plano.
Pero bebidas como la chicha y el guarapo se irían convirtiendo en un problema para la
hacienda Real y para su modelo de sociedad, Según lo argumenta Gilma Mora de
Tovar “Los informes presentados por los miembros de la Real audiencia atribuyeron a
LA NACIÓN EBRIA 54
la chicha y al guarapo condiciones malévolas y sostuvieron que ellos eran la causa de
múltiples homicidios, de la desidia en la atención de los actos religiosos y de la
irresponsabilidad en el cumplimiento de las obligaciones tributarias” (Tovar,1988:17).
La transición entre el siglo XIX y XX transformaría de manera significativa la
cotidianidad de la sociedad Colombiana, especialmente la Bogotana, promoviendo e
imponiendo nuevas y más rígidas formas de comportamiento en lo que las instituciones
sociales y políticas tendrían especial influencia, en parte, por la creciente necesidad de
llevar al pueblo, compuesto principalmente por campesinos e indígenas, a un nivel más
cercano al modelo de civilización Europeo, lo cual, establecería límites y restricciones
al frecuente e inmoderado habito de embriaguez, lo que posteriormente se convertiría
en una particular lectura acerca del consumidor en contraste con su nivel social.
Insubordinación e indisciplina. La cotidianidad militar.
Los asuntos criminales del siglo XIX serían una fuente que daría cuenta de los
pormenores cotidianos de los conflictos en que estaba involucrada la ingesta de
embriagantes. Es de resaltar la frecuencia con que los conflictos generados por dicho
motivo involucraran tan frecuentemente a los militares, en parte, por la ausencia de una
tradición militar formal, motivo por el cual no se reconocía entre los soldados rasos la
adhesión a un tipo de mística castrense. Las largas y monótonas jornadas de guardia y
servicio serian el caldo de cultivo a una profusión por la bebida, cuyo exceso
desembocara en agresiones a los ciudadanos, y con mayor frecuencia, agresiones
entre soldados de igual o distinto rango. Los casos, si bien eran relativamente
frecuentes, su alcances y consecuencias las más de las veces, era de menor
importancia, salvo los más graves que contemplaban la destitución del cargo.
En otras circunstancias, la tipificación del delito de embriaguez entre los militares
obedecía a otros delitos relacionados como la vagancia, actitud que trastocaría el
desempeño pleno de las facultades de los soldados, al tiempo que se convertirían en
un lastre en el fortalecimiento de la disciplina militar. En febrero de 1843 se adelantan
LA NACIÓN EBRIA 55
sumarias contra el sargento segundo Francisco Delgado por estar ebrio mientras
prestaba la guardia en la cárcel pública para hombres, la acusación se genera a raíz
del incumplimiento a un llamado que le hiciera su superior el alcaide José Antonio
Ardila, según fue reseñado el caso “el sargento Francisco Delgado no cumplió con las
ordenes que le impuso el que escribe como alcaide, manda este local siendo necesario
que a las requisas no quiso acompañarme ni obedecer las órdenes y esto por hallarse
en estado de embriaguez que tuvo todo el día”. Aun cuando la declaración de los
testigos afirmaran que el sargento no respondiera al llamado no fue posible comprobar
si aquél se encontraba bajo los efectos del alcohol, según un testigo, Manuel Ferro
preso en dicha cárcel dijo: “que el sargento segundo Francisco Delgado que estaba de
comandante de la guardia de la cárcel el día diez y seis de las corrientes fue cierto que
no fue a acompañarlo al cierre de las cinco y media ni por la noche aunque la llamada
fue a la requisa, que en cuanto a la embriaguez en que pudiera hallarse no puede
conocerlo el declarante, pero si le pareció que había tomado, que no tiene más que
decir; que lo dicho es la verdad, se afirmó y ratifico en su declaración”. (Asuntos
Criminales AGN, 1843: 32)
Para 1821 se presenta un incidente que entra en proceso por tratarse de un delito de
embriaguez, aquel incidente se genera en el Batallón Vargas de la Guardia en la que
se adelantan sumarias contra los sargentos Pedro Romero, José María Painilla y
Tomas Duarte acusados de reincidir en la embriaguez y en consecuencia recaer en
abandono de sus deberes e ineptitud para desempeñarlos; por cuenta de estos actos
son acusados de haber botado sus prendas militares y dos paquetes que contenían
munición y un fusil. Contra el sargento pedro Romero es acusado de ineptitud en sus
deberes “El sargento agregado a la compañía Granados es incapaz de desempeño de
un oficio y mucho menos el deber de su obligación, que pasado el termino de cuatro
meses en mi compañía no ha aprendido nada convencerlo de que es incapaz de
desempeñar el empleo”. (Criminales AGN, 1821: 12)
Por tal Razón, Granados es puesto preso en el calabozo, sin embargo en su
declaración Granados responde a dicha acusación “razón se ha abandonado al
LA NACIÓN EBRIA 56
descuido y no a procurado aprender lo que todos hacen dijo: que por que no se lo han
enseñado que no sabe leer ni escribir”.
Control y administración de las pasiones
Uno de los temas álgidos de discusión en torno al fenómeno la bebida y la embriaguez
se centraría en la relación entre el tipo y volumen de bebidas alcohólicas consumidas y
lo que éstas estaban en capacidad de provocar en el nivel anímico de los individuos en
contraste con las posibles consecuencias que dichas reacciones acarrearían en la
salvaguardia del orden público, aquel asunto se convierte rápidamente en un problema
que requiere soluciones radicales cuya respuesta parecía darla la construcción de
hábitos de moderación y autocontrol por medio de los cuales se pretendía conformar
hábitos civilizados.
La proclividad a la depresión, las profundas experiencias de angustia, especialmente a
nivel del Pueblo, justificarían tales medidas; con todo, dichas conductas, así como la
preocupación por sus consecuencias, no serían del resorte exclusivo de la sociedad
Colombiana, de ello da cuenta Taylor a propósito del periodo Colonial Mexicano en
torno al pulque y al vino que a su vez constituían un criterio de distinción entre
Españoles e Indígenas, “para los españoles, el vino de uva era un símbolo de
civilización y tradición católica así como una parte culturalmente esencial de la
alimentación” en contraste con el pulque que representaba el descontrol “la embriaguez
hasta el extremo de perder el sentido se consideraba como una costumbre bárbara,
repugnante y ridícula, y un estigma en el honor de un hombre. (Taylor, 1982:69).
LA NACIÓN EBRIA 57
Las caricaturas serían un recurso clave dentro de la campaña de
educación higienista tanto en los textos especializados como cartillas y slogans como
en textos de alcance masivo y popular como la prensa escrita. Su aparición tanto en la
prensa como en los manuales perfilarían las claves de interpretación gráfica de
situaciones comunes durante el estado de embriaguez y sus consecuencias. En esta
caricatura se escenifica una chichería vista como un lugar sórdido y descuidado al
tiempo que dos hombres se enfrentan a cuchillo mientras la tendera es mostrada con
un gesto exagerado de risa cómplice. La imagen refleja un abandono total de las
capacidades de autocontrol y autorregulación de las pasiones y los impulsos,
características propias de los ebrios, en particular de los ebrios por efecto de la ingesta
de chicha que serían mencionadas con mucha frecuencia en las publicaciones de
autoridades en higiene, de modo que la imagen no resulta nueva, no solo porque era
corriente entre a los ojos de los ciudadanos sino porque fue reforzada a nivel mediático.
De igual modo que con la chicha, el pulque no solo era consumido como bebida
embriagante, también era considerada como una fuente alimenticia de alto valor por
sus consumidores, “este jugo rico en vitaminas era un importante complemento de
alimentación, que se podía tomar en lugar de agua en los meses del año en que no
llovía y en las sequias que ocurrían periódicamente. Se consideraba un medicamento
muy adecuado, en especial bueno para la diarrea y las enfermedades del estómago, y
el mejor medio para suministrar raíces y hierbas medicinales. (Taylor, 1982:52).
La bebidas embriagantes entrarían en el circuito de los objetos y prácticas distintivas
dando paso a la construcción de niveles y perfiles estilísticos del consumidor, ello sería
LA NACIÓN EBRIA 58
más evidente en las principales ciudades del País, especialmente en Bogotá. Las
vestimenta, el lugar de habitación y las preferencias respecto de la bebidas alcohólicas,
constituían algunas de las principales prácticas de distinción, al respecto Fischer
plantea que “A partir de la segunda mitad de los años 1830, un grupo Bogotano
empezó a diferenciarse de manera ostentosa del resto de la población urbana y de las
otras partes del país, dando importancia al exclusivismo del aspecto físico y poniendo
de relieve el refinamiento de los gustos” (Fischer, 1999: 1).
La construcción de la idea de distinción por medio de la adopción de un estilo de vida
determinado, abriría la puerta a la búsqueda de modelos que cumplieran este
propósito. Una de las referencias más comunes seria el estilo europeo que no solo se
basaría en la práctica de ciertos hábitos, a su vez profundizaría y estimularía nuevas
formas de desigualdad trazando las pautas de lo permitido y lo sancionado en materia
de bebidas y niveles de embriaguez, esto es, los criterios de decencia, refinamiento,
buenas maneras y acceso a la cultura, aspectos que, con el tiempo, constituirían el
filtro para el ascenso social.
Las transformaciones en el estilo de la cotidianidad
tuvo en las fiestas uno de sus escenarios más
evidentes. En ellas casi todo debía representar desde
la preocupación por el tipo de invitados, pasando por
su vestimenta hasta los productos que iban a ser
consumidos, especialmente los licores. Es el propio
Departamento de Cundinamarca quien los importaría promoviendo a la vez estas
nuevas tendencias en materia de consumo. Las clases altas tendrían el monopolio del
capital cultural formal mientras que entre las clases bajas se constituía una suerte de
cultura proscrita, o lo que se dio en llamar la cultura popular, según Fischer “la línea
divisoria “cultural” entre la capa alta y los demás grupos sociales convergía con el color
de la piel, es decir, la procedencia étnica, la disponibilidad sobre la propiedad y la
exclusividad de las relaciones interpersonales así como la educación” (Fischer,
1999:44).
LA NACIÓN EBRIA 59
El criterio de distinción buscaba, entre otras cosas, generar medios con los que se
pudiera lograr generar una distancia del pasado colonial y abrazar el estilo en boga del
nuevo tiempo Europeo sobre la base de la modernización, concepto que serviría de
pivote para la conformación de comunidades de intelectuales, tal es el caso de la
llamada generación del centenario cuyas banderas discusivas tendrían como enfoque
la ciencia y la política vista de una muy particular manera.
La modernización suponía, entre otros muchos aspectos, llevar a la realidad una serie
de condiciones que garantizaran y proporcionaran una buena calidad de vida a los
ciudadanos, de aquí la creciente preocupación por temas referentes a la mejora y
adecuación de los espacios. Las condiciones de habitabilidad solo constituían uno de
muchos aspectos, entre ellos la posibilidad de ampliar la oferta cultural proyectada
hacia la diversión culta como la opera o el teatro, con lo cual, se ampliaría al mismo
tiempo, la oferta de productos y servicios que a su vez darían paso a la aparición más o
menos rápida de establecimientos comerciales y con estos, a nuevas formas de
concebir la socialización, la sociabilidad y el tiempo libre.
Aquel proyecto modernizador no se dio sin problemas, al respecto Germán Mejía
Pavony señala “La ausencia de una conciencia pública como hecho colectivo fue
consecuencia de esta disociación; mientras convertían el interior de su casa, el
vecindario y su propio cuerpo en el único espacio propio, protegido en su intimidad e
individualidad por las prácticas sociales y las leyes de la vida en república, poco
hicieron los residentes de la capital por participar en la construcción de un destino
común. De modo que convirtieron a las autoridades en únicas responsables del
bienestar general. (Pavony, 2001:23)
La distinción conllevó un proceso de segregación espacial que afectó principalmente a
los pobres de la ciudad, entre otras cosas, por la reducida o poco atractiva oferta
recreativa al tiempo que se fortalecía la acción policiva en lo referente al ornato,
LA NACIÓN EBRIA 60
seguridad y salubridad, todo ello, encaminado a condicionar el uso del tiempo libre y las
diversiones lejos de las chicherías de la Ciudad.
Modernizarse implicaba fortalecer y puntualizar el alcance y propósitos de las normas
tanto jurídicas como morales, ello con el fin de Influir en el comportamiento de los
individuos, sin embargo las prácticas de ricos como de pobres zanjarían profundas
diferencias en lo relativo a la vida pública y privada, para Guarín “La hegemonía
conservadora exacerbó la vigilancia sobre el individuo, y lo privado y lo íntimo se
constituyeron en públicos y sujetos de control, lo que llevo a un efecto doble; por un
lado, se incrementó el control sobre las clases populares por medio de la censura de
muchas de sus tradiciones y de la férrea vigilancia policial de sus espacios de
sociabilidad, por otro lado, el comportamiento de la élite se ocultó en el escenario de lo
privado, invisibilizandose y velándose a los ojos del pueblo, pero tolerándose, y, en
muchas ocasiones, justificándose.( Guarín, 2001: 48).
Con el tiempo, las practicas relacionadas con la bebida y la embriaguez entre los
pobres harían parte del dominio público por considerarse nocivas al tiempo que las
mismas autoridades atenuaban y cohonestaban con las prácticas igualmente nocivas
de la elite, para Guarín, “tuvo importantes repercusiones la condena publica y unánime
de la embriaguez popular y la relativa tolerancia al consumo clandestino de licor y de
otras sustancias entre la élite” (Guarín, 2001:48). Dicha diferenciación daría el
contraste entre el concepto de borrachera y el de ebriedad que dependían del tipo de
bebida y de la capacidad de autocontrol del consumidor. El estado de ebriedad se
asociaba con un estado mesurado, incidental e incluso creativo, mientras que la
borrachera se equiparaba al exceso, a los actos violentos y la temeridad, éstas últimas
asociadas comúnmente a las clases populares, razón por la cual aquellas prácticas
eran perseguidas y censuradas por la autoridad policial y judicial.
La embriaguez. La construcción del estilo
LA NACIÓN EBRIA 61
Con la aparición de los cafés a comienzos del siglo XX y los clubes a finales del siglo
XIX, se haría más evidente la selección y clasificación de los clientes de acuerdo a los
sitios y las actividades, en cuanto a las mujeres, no solo tenían acceso restringido a
cafés y clubes sino que, además, sutilmente y a base de persuasión moral, se harían
participes de otro tipo de actividades a las cuales debían asistir en compañía de un
integrante de la familia, comúnmente hombres entre os que se contaban los hermanos,
padres o sus esposos, debido a que no era bien visto que una mujer apareciera en
público sin compañía.
El ambiente generado a raíz de las discusiones cada vez más frecuentes entre
comunidades científicas y políticas, a propósito de las practicas asociadas a la bebida y
la embriaguez, darían como resultado la elaboración de medidas encaminadas a
controlar en algunos casos dicho habito y en otros erradicarlo definitivamente; es así
como en 1923 entra en vigencia la llamada ley seca, también conocida como “ley
Lleras”. La medida tendría como estrategia central el aumento de los precios de ciertos
licores a fin de desestimular la venta y consumo, especialmente entre los más pobres.
al respecto Bejarano genera una afirmación según la cual los problemas que traería
este supuesto vicio tendría un costo social y fundamentalmente un costo económico “el
aporte de la clínica fue arrojar una “ luz clara, a punto de no dejar duda”, sobre la
existencia de “una entidad patológica de los enchichados, diferente de los
alcoholizados”. Aunque los médicos aclararon que los desarreglos en las facultades
fisiológicas no eran pares de la depresión de las facultades intelectuales en los casos
más severos, el descubrimiento de una patología relacionada con la chicha, con sus
propias consecuencias en el organismo humano, prueba el celo que pusieron en
demostrar su relación con el atraso económico del país, en tanto su utilización
generaba problemas para el rendimiento laboral y la productividad en talleres e
industrias” (Bejarano,1950:36).
Lo cierto es que las autoridades darían cuenta de la aparente imposibilidad de los
capitalinos para poner en cintura sus pasiones, las cuales se exacerbaban bajo el
LA NACIÓN EBRIA 62
influjo del consumo de embriagantes, especialmente de fermentadas. La relación
bebida y comportamiento fue descrita en el artículo titulado (El tiempo, 2001: 48) “La
chicha y el carácter impulsivo”, en el cual se buscaba caracterizar los elementos que
componían el carácter del pueblo apoyando el texto en una sugestiva caricatura. El
grave problema que generaba el estado de embriaguez a la conducta del capitalino se
debía en gran medida a lo que el columnista llama la naturaleza del alma misma del
consumidor, “Pero basta recordar que el alcohol en cierto momento, despierta los
impulsos, que suelen ser generosos en las almas grandes, pero terriblemente
pequeños y bajos en las mentalidades pobres.
Estas situaciones parecen confirmarse, de ello da cuenta el Doctor Lombana
barreneche “La chicha es la tirana de las mentalidades primitivas y no puede hacer
otra cosa con ellas que ayudarlas a sacar a la superficie todos los bajos instintos.
Nuestras estadísticas dicen que la mayoría de las heridas (puñal, etc), de los trágicos
sábados, se deben en nuestros barrios bajos a la chicha y como explicar, sino por sus
terribles efectos, las terriblemente vergonzosas escenas de estos días?.” “Si, el
chichismo y el carácter bajamente impulsivo andan muy de la mano. Además dice de
la chicha que “Es de observación común que la falta de un programa para emplear las
horas de ocio, generalmente por la tarde y principalmente en los días sábados y todos
los festivos, lleva a las gentes de los barrios obreros a las chicherías”.
Ilegalidad y embriaguez. Auge y caída de las pequeñas mafias.
A consecuencia de dicha medida, la fabricación casera o artesanal de embriagantes
como la chicha o el aguardiente sería vista con creciente recelo, en parte por su
supuesta resistencia al control de las autoridades como por las consecuencias para la
salud derivadas de su consumo. Contrario a lo que se esperaba tras la implementación
de la medida, la fabricación de embriagantes de tipo artesanal no cesó, antes bien,
aquello sentaría las bases para la aparición de nuevas formas de mercado ilegal que
respondía eficazmente a la demanda.
LA NACIÓN EBRIA 63
Las medidas adoptadas en contraste con el nivel de consumo en la ciudad, darían
forma al contrabando de licores artesanales más grande de Bogotá a comienzos del
siglo XX, lo cual pondría en el centro de escenario judicial a Fidel Baquero, más
conocido como “Papá Fidel”. De la mano de sus acciones y en respuesta a una cada
vez más organizada red de distribución y fabricación, los contrabandistas de
embriagantes, especialmente de aguardientes, se convertirían en una sólida
organización, comúnmente conocidos como Cafuches.
Los cafuches eran vendedores y contrabandistas cuyo alcance comercial era reducido,
situación que Baquero tomaría para su provecho convirtiendo, bajo su mando,
pequeños reductos de contrabandistas en una sólida estructura con muy pocos
competidores. Esta estructura estaba constituida no solo a base de lazos económicos y
delictivos, a ello se sumaba el favor de los pobres, especialmente de aquellos que se
ubicaban en los barrios del centro -oriente de la Capital quienes encontraban en papa
Fidel una suerte de padre protector y proveedor.
Estas familias fortalecerían el esquema de acción facilitando y agilizando tanto la
producción como la distribución de aguardientes, al tiempo que proporcionaban
seguridad, escondite y alerta, “Se afirma también que muchos de los cafuches bajaban
a la ciudad trayendo los productos de las destilerías serranas en bolsas de caucho,
entre el chaleco y la camisa, o que bajaban el aguardiente disimulado en cargas de
leña, en el lomo de gentes de aspecto humilde —escribe Ramírez— O también se
decía que los guardas solían cerrar un ojo del lado por donde el contrabando pasaba.
(2010:27)
El aguardiente artesanal no era considerado solo como una bebida embriagante,
además de ser más barato comparado con el aguardiente de las rentas del
departamento de Cundinamarca, se le aducían propiedades medicinales e incluso
afrodisiacas ya que por lo general el contenido alcohólico se complementaba con
hierbas y frutas, a esta presentación se le conocía con el nombre de “Palito”, “La gente
prefería el aguardiente del páramo porque decían que además tenía propiedades
curativas y alimenticias. (2010:29).
LA NACIÓN EBRIA 64
El contrabando de aguardientes artesanales tomaría serias connotaciones a nivel
económico y social, la seguidilla de medidas para su control darían cuenta de ello, es
así como la intervención de las autoridades, especialmente judiciales y de policía se
fortalecerían aplicando medidas de choque como el cerramiento estratégico de calles,
con especial énfasis en aquellas donde se encontraban ubicados los prostíbulos, los
cafetines y garitos a la caza de sospechosos.
Los cafuches por su parte, ampliarían su rango de acción dedicándose a otras
actividades como el robo, así lo documenta El Espectador el 21 de Septiembre de
1936 cuyo titular fue “Cuidado con los cafuches”. “Los destiladores clandestinos de
aguardiente, que desarrollan sus actividades clandestinas en los cerros del oriente de
Bogotá, están dando muestras de peligrosidad. En repetidas veces han atacado a
grupos de excursionistas, casi siempre jóvenes estudiantes. Los peligrosos subalternos
de Papá Fidel Baquero dan a entender que confunden a los excursionistas con guardas
de las rentas departamentales de licores”. (2010:35)
Aquellos fenómenos asociados al contrabando de aguardientes artesanales se
convertirían en el caldo de cultivo para el auge y desarrollo de un sector de la prensa
escrita perfilando, a su vez, nuevos géneros periodísticos, como la crónica roja, los
artículos científicos, de opinión, ámbito político, entre otros. Con la aparición de cada
género se irían estableciendo tipos de público dirigiendo a estos, entre otros muchos
temas, los relativos al control y prohibición de la ingesta de bebidas alcohólicas; prueba
de ello es la publicación contenida en el periódico La Humanidad, medio de difusión de
los obreros de los años 20 en Bogotá, en el que se afirma "El alcohol lleva a sus
víctimas al hospital, a la cárcel y al abismo del desprecio. El bebedor deshonra el hogar
y lo escarnece (...) el bebedor es un esclavo sin valor y sin honor (2010:10)
La bebida, la embriaguez, el contrabando y la delincuencia serían la beta de trabajo de
la crónica roja, con lo cual dinamizarían un nuevo y polémico escenario de opinión
pública, fenómeno que los medios escritos supieron aprovechar. Las acciones
generadas por Baquero y su organización eran convertidas en escritos periodísticos
con un particular estilo narrativo no sólo por la estrategia de entrega de las historias
LA NACIÓN EBRIA 65
sino por el carácter sencillo y coloquial de la información suministrada que era
fácilmente captada por el gran público.
Según lo constata Natalia Herrera, estas historias tenían un alto contenido ficcional, al
respecto afirma que, “Sólo hasta la década de los cuarenta este género policiaco llegó
a su mejor momento: “Entre los años cuarenta y cincuenta surgieron publicaciones
especializadas en crónica roja, como Clarín, Sucesos Sensacionales, y Sucesos, El
Caleño y Vea, y se consagraron figuras en los grandes medios como Paula E. Forero,
en El Liberal; Felipe González Toledo, en El Espectador; Ximénez, Ismael Enrique
Arenas y Gabriel Cabrera, Cabrerita, en El Tiempo....cronistas chacales (como los
llamaba Guillermo Cano) que solían moverse en ambientes sórdidos, cultivaban
fuentes de dudosa reputación y se disputaban las presas con los detectives privados
(los famosos Chocolate y Pilín para hacer su propia investigación forense, como
expertos criminalistas (2010:13).
Una seguidilla de imágenes que dieron forma a “papa Fidel” como fenómeno mediático.
A la izquierda, la primera imagen publicada en el periódico el siglo de 1946, se trata de
una retrato en primer plano del ciudadano Fidel Baquero, imagen común para
identificaciones oficiales que no ofrecía algo especialmente característico de su
personalidad en comparación con el ciudadano promedio de la época. En seguida, la
imagen de Baquero con uno de sus lugartenientes, muestra ya un hombre distinguido y
a la moda con sombrero de fieltro, traje de 3 piezas y reloj de bolsillo, accesorio
distintivo no sólo por su elaborada decoración, también por el significado que el manejo
del tiempo tendría entre los ingleses y, fundamentalmente por su elevado precio, portar
LA NACIÓN EBRIA 66
un accesorio de éste tipo en ciudades como Bogotá no solo era poco común, sino que
además representaba opulencia. Esta imagen concebida bajo condiciones de estudio
de fotografía, seria equiparable a las ya famosas imágenes de los contrabandistas
norteamericanos de los años 20 y 30 del siglo XX. El periódico El Clarín publica el 3
oct 1946 una ilustración que da a entender que se trata de un hombre distinguido a
imagen de los afamados y respetados políticos y científicos de la época, es de tener en
cuenta que la prensa hizo pública la cercanía de Baquero con influyentes políticos
como Jorge Eliecer Gaitán.
La última imagen por su parte, fue publicada el 26 de Septiembre de 1946 por el
periódico El Clarin,ésta recrea lo que al parecer es una típica escena delincuencial
realizada en la noche en la cual se muestra un vehiculo al parecer un Buick o un Ford,
comunes por la época tanto por su moderna apariencia como por su rendimiento. El
encabezado “Fidel contrabandista”, encuadra y solidifica la intención de la ilustración.
De este modo, las historias de las personas “poco importantes” se volverían una
tendencia mediática ya que permitiría al lector, y con el tiempo a los radio escuchas y
televidentes, ingresar a la intimidad de su pensamiento, lo que a su vez contribuiría a
crear estereotipos y representaciones de determinados grupos poblacionales; este
recurso reforzaría la relación entre el ebrio y el crimen.
Prensa y sociedad. El itinerario de la embriaguez
En las noticias de El Tiempo del 22 de Febrero de 1943 Vicente Rodríguez López se
declara autor de un asesinato que tuvo lugar en Bogotá el 11 de Noviembre del año
anterior a la mencionada publicación, aquí un breve fragmento de su testimonio, “fui al
café Foli, y allí estuve tomando cerveza con varios desconocidos; entre estos se
hallaban dos a quienes recuerdo con perfecta nitidez: uno era el que más tarde pereció
en mis manos y el otro se decía su hermano.
Con el tiempo, tanto las separatas como las columnas de opinión aumentarían en razón
a temas y públicos cada vez más específicos. Columnas como Buzón femenino
LA NACIÓN EBRIA 67
conformarían un espacio de publicación e información dirigido a mujeres,
específicamente amas de casa; las temáticas tratadas así como el estilo de los textos
darían origen a una suerte de imaginario de lo femenino y sus intereses.
Más que un magazín, se trataba de un aparente ejercicio de correspondencia entre
columnistas y sus lectoras cuyo propósito era contestar preguntas frecuentes, aclarar
asuntos cotidianos y aconsejar a los corresponsales. Es así como en 1983 en la
sección mencionada se expone un caso que involucra a una familia en la que el
problema central residía en una incorregible proclividad a la bebida de unos de sus
integrantes, la corresponsal es identificada como hermana desesperada, “tenemos un
hermano, creo que es alcohólico. Él no quiere ir a alcohólicos anónimos. Es un
irresponsable y lo peor es que cuando esta ebrio pelea con todo el mundo”.(1 dic
1989), en respuesta, la corresponsal es aconsejada aunque dicha contestación no
parece aclarar de modo radical la situación, “Si su hermano no accede voluntariamente
a acudir a alcohólicos anónimos a Fundar o a Sisa, no vemos la forma de poderlo
ayudar” … Nos imaginamos lo desagradable que deben ser las escenas
protagonizadas por su hermano, que sin duda es un alcohólico. Claro que puede llamar
a la policía, llamar una radio patrulla y que se hagan cargo de él mientras se le pasa la
borrachera.” (1 dic 1983).
Pero la bebida no era asunto de ebrios pobres y mal entretenidos solamente, las más
de las veces constituyó una atmósfera bohemia compuesta por poetas, artistas e
incluso políticos; sería aquella perspectiva intelectual la que le daría un tinte distintivo a
la bebida y la embriaguez al tiempo que acompañaría la conformación de la llamada
generación del centenario.
En el artículo publicado por el periódico El Tiempo titulado “La Bavaria en el ingenio
Centenarista” pone en contraste el crecimiento de la empresa con los desarrollos
literarios del momento, “la fundación de Bavaria coincidió con una de las épocas más
interesantes del ingenio literario entre la última década del 800 y primera del 900
surgieron poetas y escritores, comúnmente conocidos como “la generación del
centenario”, … “La cerveza, o el sifón, fueron siempre el complemento indispensable de
LA NACIÓN EBRIA 68
esas sabrosas tertulias”; de igual manera sería motivo de inspiración, es así como uno
de sus representantes, Antonio Vega, escribe a la cerveza y a una tendera
aparentemente triste: ”Entré a la tienda, vi solitaria estaba, y a la luz de la tarde
moribunda vi a la hermosa ventera que lloraba detrás del mostrador, meditabunda.
Dame cerveza al fin le dije rudo, y mientras la cerveza me servía contener una lágrima
no pudo y cayó al vaso de licor herpìa”.
Pero el día a día transcurría de maneras diversas, para el 15 de mayo de 1936 la
campaña contra la chicha afinaría sus estrategias y se haría cada vez más incisiva.
para aquella fecha El Tiempo presentaba un relato dado por un supuesto ex practicante
del Hospital San Juan de Dios llamado Julio Araujo Cuellar quien al parecer ya había
prestado servicios similares en los hospitales del municipio en el programa gota de
leche; dicho relato sería una respuesta de éste a los artículos publicados por el medico
Jorge Bejarano, “En muchas ocasiones que durante mi vida de estudiante concurría la
clínica de la policía, pude comprobar que más del 50 por 100 de los heridos intoxicados
y aun de los moribundos que había que atender en el servicio, estaban en perfecto
estado de embriaguez por la chicha.
Los ataques que recibiría la industria de la chicha serían continuos y determinantes en
su posterior colapso, en comparación con el ron o el aguardiente, entre sus más
incisivos y permanentes contradictores estaría Jorge Bejarano quien a partir de su
columna “comentarios médicos” se encargaría de dotar de rostro a un supuesto
enemigo oculto pero al alcance de todos, es así como el 31 de Mayo de 1955 en una
de sus columnas se refiere a las consecuencias sociales y económicas de la bebida
haciendo una retrospectiva de la ley 88 de 1949 en contraste con un aparente gesto
permisivo de parte del Estado ante la falta de control tanto de la venta como del
consumo de embriagantes, en su argumentación hace varios señalamientos, “a este
pobre pueblo colombiano solo le ofrece la realidad de un espantoso dilema: vivir entre
la taberna y el crimen para que no perezca la economía departamental. Esta economía
que solo le retribuye una asistencia pública, una cárcel, una escuela o un asilo de
condiciones lamentables”.
LA NACIÓN EBRIA 69
Los vacíos éticos que la norma presentaba en materia de control de embriagantes
constituyó el conjunto de circunstancias que dieron forma a lo que Bejarano llamaría
Estado cantinero, por lo laxas de las medidas tomadas respecto de la fabricación de
licores por parte de las grandes industrias; esta situación, según Bejarano, privilegiaba
el aumento de rentas por medio del consumo de embriagantes restando importancia a
necesidades de base de la población “Alegar que el pueblo bebe porque está mal
alimentado, es hacer uso del mismo y pobre argumento con que se defendía la chicha.
Si es verdad que el pueblo bebe por impulso del hambre ¿por qué entonces no bebe la
mujer? ¿Es que la alimentación de ella es mejor?: No solo no es mejor, sino que ella y
los niños deben ajustar su escasa ración de alimentos al consumo alcohólico del jefe
del hogar”.
De la ebriedad morbosa al refinamiento del gusto
Los acontecimientos que tuvieron lugar durante el proceso de independencia sumados
al reto que suponía para la nueva república generar una plataforma referencial
identitaria, vería en ciertos hábitos la posibilidad de crear una tradición. Si bien la
bebida y la embriaguez había sido comúnmente motivo de vergüenza nacional por
todos aquellos aspectos asociados como la relajación de costumbres, el carácter mal
entretenido de sus consumidores, especialmente entre los más pobres, sería para la
gran industria un motivo de gran valor en su propósito por posicionar sus productos,
esta vez sobre la base de un habito refinado y dotado de prestigio, esto es, la creación
de la imagen del bebedor entendido; La “americanidad”, el orgullo nacional y las
guerras de independencia serían algunos de los objetivos más importantes.
El Espectador ofrecería un perfil interesante respecto a esta vuelta de tuerca que
supondría el habito de la bebida. Para 1939 este periódico mostraría en retrospectiva el
alcance que obtendría la cerveza en los gustos de los Colombianos, especialmente
ente los Bogotanos, haciendo mención a la cervecería Bavaria, “el más vasto prestigio
de Bavaria se lo da el pueblo a quien acostumbro a brindar con cerveza, el uso
germano encontró una abrumadora acogida entre nosotros, vino con cierto airecillo de
snob, con cierta elegancia ultramarina y empezó a desplazar los alcoholes baratos y
LA NACIÓN EBRIA 70
tóxicos”.
La entrada de los licores nacionales en el marcado extranjero
supuso un suceso de gran importancia, de un lado porque daba
muestras de un rápido desarrollo y conocimiento en materia de
licores y con ella la posibilidad de mostrar en el exterior una
fracción de lo que sería la renovada Nación Colombiana.
Por medio de los productos se irían posicionando las empresas,
este aspecto fue especialmente destacado en torno a la
Cervecería Bavaria que sacó provecho de la imagen popularizada y mediáticamente
asequible de Leo Koop, su fundador.
Más allá de la promoción de un producto, tomaría importancia la venta de una forma de
ser, es decir, de una atmosfera de prestigio; la publicación hecha en El Tiempo el 4 de
Abril de 1959 resalta los 70 años de trayectoria de Bavaria vista como una empresa
emprendedora con un cierto aire aventurero que a lo largo de esos años habría
sembrado en los Colombianos una tradición cervecera, “muchos fueron los tropiezos
iniciales, propios, entre otras cosas, de toda industria que comienza. Y teniendo en
cuenta, además que por entonces no existía la costumbre de tomar cerveza. ¡Fue
necesario comenzar por enseñar a las gentes a tomar la nueva bebida! Al finalizar el
800 e iniciarse el nuevo siglo, toda una generación de colombianos había hecho suya
la cerveza. ¡En las costumbres populares, en la literatura y en la bohemia, “la Bavaria”
era un personaje ( Abr 4 de 1959).
Nuevos elementos irían dando forma a aquella tradición en la fabricación de
embriagantes, esta vez por cuenta del ron caldense. El artículo titulado “El ron y la
americanidad” publicado el 20 de Febrero de 1941da cuenta de la llegada del ron
caldense a catadores norteamericanos de renombre en el que se ofrece, además de un
licor, una supuesta “alegría caldense” que se debe, según se dice “al uso denodado
del ron que pone en el espíritu una sana y jubilosa y cordial euforia.”
LA NACIÓN EBRIA 71
Este anuncio promocional da cuenta de un largo
proceso tendiente a configurar una nueva imagen respecto de las embriagantes al
punto de promoverla como una solución para una población específica, los obreros de
Colombia, no solo para su salud, además y fundamentalmente para potenciar su
rendimiento laboral.
La americanidad contenida en una botella de ron es un referente, según el columnista,
de “La sicología la manera de ser de un pueblo, su idiosincrasia, puede cambiar,
transformar totalmente esos efectos“, de aquí que se pregunte “¿Que hará un gringo
rubio, fornido y altote con veinte tragos caldenses entre pecho y espalda? ¿Brincará,
gritará o se quedará quedo, silencioso, cogitabundo, meditabundo e introvertido?”.
Los licores acompañan también las gestas independentistas, en una crónica de Antolin
Diaz se expone el protagonismo del aguardiente en estas luchas, según éste, “En todos
los tiempos, desde el nacimiento de la republica el aguardiente fue siempre el aperitivo
estimulante de toda acción campal. Después de la última contienda civil siguió
sirviéndole a bohemios y trasnochadores, en los centros urbanos, de aliento para
animadas tertulias. Antes de Paya y del pantano de Vargas, los hombres de Páez y de
Rondón levantaron los ánimos con el aguardiente araucano. Era ese el principio de la
embriaguez por el triunfo de la libertad. Iguarán y Manjarrés, para dar sus batallas
electorales, aconsejaban tomar el ron borroso de Santa Marta o el Blanquisé
Barranquillero, al aire libre, no solo para escuchar al conferenciante en las jornadas
preelectorales, sino antes de marchar hacia las urnas el día de los comicios. “Todo lo
anterior quiere decir que el aguardiente no debiera deslustrársele con acciones
LA NACIÓN EBRIA 72
innobles, después de que ha servido a los colombianos como aperitivo para aprender
innumerables jornadas por la libertad (4 de julio de 1959).
Por este mismo camino se buscaría encauzar al aguardiente que para la época no
gozaba de una buena imagen, sin embargo aquella no era tan nefasta en comparación
con la fama que se le había creado a la chicha. La industria vería en el aguardiente una
importante oportunidad de negocio por lo cual era necesario que entrara en un proceso
de recomposición de su imagen o lo que en un artículo publicado el 31 de Octubre de
1930 por El Tiempo fue llamado “la rehabilitación social del aguardiente”.
La transformación de la imagen del aguardiente estaría unida al propósito de
reconvertir la imagen de la sociedad Colombiana en su conjunto, a semejanza del
significado que para Inglaterra, Escocia o Irlanda tendría el wisky; el aguardiente se
perfila entonces como un elemento popular con el cual se buscaría proyectar una
suerte de identidad nacional, según lo relata el columnista refiriéndose la aguardiente
“Era una especie de bebida plebeya y demagógica que servía para iniciar las zabras
comunales y el cantar indígena”.
Esta situación representaba un desafío social ya que por un lado la bebida y la
embriaguez habían constituido dos importantes obstáculos para la modernización y la
solidificación del carácter civilizado entre los nuevos ciudadanos, y por otro lado su
capacidad rentística constituía un importante pilar para la financiación de la educación,
de tal modo, el autor continúa su argumentación, “Ese aguardiente tórrido, hijo del anís
y del alambique, prestó un doble servicio político y administrativo porque le facilitó al
maestro de escuela que el fisco pudiera pagarle su sueldo y al mismo tiempo se ofreció
como un símbolo de todas las bajezas y miserias del vicio. El obrero que mató a la
esposa y apaleó a los niños era una víctima del aguardiente. Figuraba así en esos
cromos a siete tintas que el Estado, productor y explotador suyo, hizo colocar muy
púdicamente sobre el muro de las escuelas. El discurso antialcohólico, pronunciado por
la vieja patética, por el pedagogo y por el alcalde era financiado por el alcohol”.
LA NACIÓN EBRIA 73
Este entusiasta impulso de configuración nacionalista tuvo fuertes detractores quienes
asumían este acto como un modo abierto de cohonestar con el profundo alcoholismo
de pueblo Colombiano, para el 2 de julio de 1922 se publica en El Tiempo contra el
alcoholismo, “estamos socavando los cimientos de nuestra nacionalidad, preparando
generaciones entecas y enfermizas, y destruyendo la juventud actual con el veneno
del alcohol. Bogotá es una de las ciudades del orbe en donde más se bebe …; el
obrero que no posee en su hogar las comodidades que en todas partes son esenciales
para la vida, derrocha en licores sus escasos haberes; el padre de familia, el
estudiante, el proletario y el potentado; el analfabeto y el intelectual, todos son víctimas
del alcohol, demonio sutil que ha invadido todos los órdenes de nuestra vida”.
Pero algunos licores especialmente el aguardiente y el ron serían mostrados como
alternativas a los licores artesanales, sin embargo el sentido y la práctica de la
embriaguez no se transformarían significativamente por cuenta del cambio de licor, solo
se trataba de la posibilidad de cambiar de estilo. El 26 de mayo de 1948 en el periódico
El Tiempo, a propósito de la producción de ron en caldas argumentaría que “claro esta
que el ideal sería un conglomerado universal que disfrutara de dicha y felicidad
completas sin necesidad de apelar a esa especie de estimulantes artificiales. Pero no
se trata aquí de programar la perfección absoluta sino de reducir, al menos los motivos
de embrutecimiento”.
Estas continuas denuncias públicas contribuyeron a poner en práctica una serie de
medidas inclinadas hacia el control y posteriormente la prohibición del consumo de
embriagantes como la chicha. Una de las medidas más críticas sería aquella que
obligaba a cerrar las chicherías entre las 8 de la noche y las 6 de la mañana incluyendo
los días feriados. Para el 13 de marzo de 1939 se presenta un enfrentamiento entre los
chicheros representados por el consorcio pro- dulce contra el consorcio Bavaria, el
motivo de tal enfrentamiento se debe a la desigual competencia que la cervecera
sostiene con aquellos en materia de precios, esta situación provoca una inmediata baja
en ventas de fermentadas situación que favorece directamente a las cerveceras.
LA NACIÓN EBRIA 74
Sin duda, las bebidas como la chicha y el aguardiente, y posteriormente la cerveza,
acompañarían íntimamente aquellos espacios de sociabilidad de los capitalinos. El
columnista bajo el pseudónimo de “Fray Lejón” narra de manera mordaz lo que éstas
significaban en el día a día de capitalino. El 30 de Junio de 1948 titula su artículo
“Copete de la Historia de las bebidas en Bogotá” en el cual señala con especial lucidez
el desconocimiento que las grandes autoridades en higiene de la época tenían respecto
de las embriagantes dentro del contexto alimenticio de los capitalinos, “Los higienistas
no saben qué mal se le causo al pueblo al quitar en otros tiempos las chicherías.
Porque los higienistas jamás fueron a los establecimientos de fermentadas. Los
cachacos de hace algún tiempo salían de sus oficinas a las cuatro de la tarde e iban
invariablemente, con sus cocos, sus bastones, y su prendedor de corbata, a piquetear
a la chichería que ofreciera el mejor plato”.
Al mismo tiempo pone el columnista en evidencia el gusto de las clases altas por la
chicha, gusto que no era evidente para el público puesto que el servicio doméstico se
encargaba de ello, así continua relatando el autor, “Los historiadores no recuerdan hoy
esos tiempos en que las casas de las gentes más altas había que enviar a las
chicherías de la esquina la jarra de la chicha para las sirvientas, jarra que muchas
veces iba a parar a la mesa de los señores y había que mandar por más. Aquellos
tiempos en que los hombres de letras se tomaban su vasito de “amarilla” como “gorro
de dormir”, o en que el maravilloso galeno Bogotano doctor Josué Gómez recetaba a
las señoras en trance prenupcial, en vez de calcios y vitaminas, un vasito de chicha en
ayunas. Y así nacían los caballeros rectos y robustos, y sin sueño crepuscular. O bien
por necesidad el campesino que de sol a sol ha de sudar sobre el surco y que no tiene
la alimentación de los altos higienistas. Esa gente no solo necesita la chicha porque en
sus estómagos para arrendar les caería mal el licor, sino porque la chicha para ellos es
de mascar, los alimenta, los alegra y los duerme. La chicha no es peligrosa. Ahí se vio
que cuando las gentes se pusieron a abrir almacenes y tomar wisky y champaña, les
dio por quemar edificios. Todo esto no fue una reacción de dolor, fue solo un cambio de
trago.”
LA NACIÓN EBRIA 75
Viejas y nuevas cerveceras. Éxito supervivencia o desaparición
Los licores de fabricación de mediana y gran industria ganarían terreno
vertiginosamente entre el público capitalino, ello, en gran medida, por cuenta del
soporte publicitario que supondría la prensa escrita. Si bien en esta materia sería
Bavaria una de las cerveceras que se valdría de este recurso con especial efectividad
ya algunas cerveceras hacían uso de este recurso, inicialmente se trataba de slogans
promocionales, una de las más conocidas sería la popular rosa Blanca que para el 29
de Noviembre de 1911 presentaba su producto como higiénico, barato y nutritivo “Es
con verdadero orgullo y satisfacción que podemos decir muy alto los siguiente:
Damos hoy al público una cerveza nutritiva, sin alcohol en demasía fabricada por
operario europeo y de acuerdo con los últimos principios de higiene, por un precio bajo
hasta la exageración”.
Igual suerte correría la famosa cerveza Pola que, aun cuando su lanzamiento al
mercado fue el 22 de Noviembre de 1911 sería para el 27 de Noviembre de 1913 que
entraría en pleno su campaña publicitaria, aquí una de ellas “es superior a cualquier
otra del mismo precio, y tan pura, tan espumosa y de sabor tan exquisito, que será sin
duda la preferida del público. Bebed y os convenceréis”.
Esta estrategia publicitaria abona el camino que llevaría a la cerveza al lugar
privilegiado que tendría en el mercado, lo cual, se iría reforzando gracias a las
declaraciones por voces de renombre en la materia, especialmente médicos y políticos
en cuyas exposiciones y escritos mostraban un permanente contraste entre lo
perjudicial de la chicha en comparación con las bondades que la cerveza ofrecía.
Para el 12 de Agosto de 1928 ello se hacía patente en las páginas del periódico El
Tiempo en cuyo texto se reforzaría la idea según la cual la cerveza sería crucial en la
lucha antialcohólica, todo ello ocurre durante las discusiones dedicadas a la inclusión
del decreto 88 de 1923 ante la necesidad de regular la producción y consumo de
embriagantes, especialmente fermentadas, para lo cual, se hace ver que la cerveza
LA NACIÓN EBRIA 76
constituye una alternativa a dicho problema; al respecto, el representante Ramírez
argumenta que el error residía en dejar a las asambleas departamentales el precio de
alcohólicas por encima de las recomendaciones de higienistas de desestimular el
consumo de chicha reemplazándolo por la cerveza.
Con la implementación de medidas económicas se pretendía establecer el último
movimiento de la estrategia para reducir el consumo de embriagantes ya que
estancarlas con altos precios haría reducir su adquisición, al menos esa era la
pretensión, Mora de Tovar argumenta al respecto,“ El sector que defendía el estanco
consideraba que el sistema era rentable para el fisco y constituía la solución a los
problemas derivados de los frecuentes estados de embriaguez de los indios, negros,
mulatos, y mestizos ya que el estanco elevaría los precios de las bebidas haciendo
oneroso para las clases bajas que con ello renunciaran a su consumo” (1988:21)
Entre tanto, en el escenario político y económico se libran nuevas batallas entre
higienistas, productores de embriagantes y consumidores; para el 21 de Enero de 1937
el Tiempo reporta la entrada en vigencia una serie de sanciones a los expendedores de
chicha, con esta se lograría desplazar, especialmente, las chicherías del centro de la
ciudad, sin embargo esta medida tuvo un mayor alcance llegando hasta los bares, las
cafeterías, los cafés y las chocolaterías, es a partir de estas medidas que la dirección
municipal de higiene retiraría dichos expendios del centro de la ciudad, de las plazas de
mercado y los centros de transporte, “los alrededores de la plaza de mercado de la
concepción, la plaza de mercado de las nieves, y la estación de la sabana. Tales
establecimientos se prestan a escándalos nocturnos y a constantes riñas, y del color
oscuro que toman las paredes de todos los edificios donde tal licor se vende o se
prepara, que constituyen un lunar para la ciudad.”
De igual modo era necesario alejar estos sitios de las escuelas, colegios, templos y
calles con alto tránsito de personas, las sanciones al incumplimiento de las normas
pasaban incluso por derramar la chicha, especialmente en momento donde se aplicaba
sanción de desalojo.
LA NACIÓN EBRIA 77
Para el 27 de Mayo de 1928 serían los expendedores de chicha quienes se
pronunciarían en contra de las medidas y de sus repercusiones. De una parte aseguran
sentirse atropellados económicamente por la propia legislación Nacional que los ha
puesto en dificultades generando altos costes a productos básicos para la fabricación
de las embriagantes al tiempo que, por cuenta del acto legislativo 3 de 1910 en sus
artículos 31 y 44 limitan su tiempo de trabajo, esto es, la venta efectiva de chicha, de
Igual forma denuncian el permanente maltrato de que son víctimas por parte de la
policía. A ello se suma la intención explicita de dar cierre a las chicherías cuyo respaldo
se encontraría mediante resolución 9 de 1922 a petición de los directos afectados, la
Sociedad mutua de industrias unidas, cuya estrategia sería tan creativa como perversa,
consistía en el cierre de tiendas en donde se expenden víveres y artículos de primera
necesidad.
Quizás una de las medidas más insólitas, y de igual forma de las que menos eco
obtuvieron por los consumidores en el marco de la campaña anti-alcohólica fue la
fabricación y distribución de bebidas de características similares a la chicha, pero con
una reducción significativa de su contenido de alcohol. Tal es el caso de la Maizola
fabricada por Abraham Martinez, El Tiempo lo relata así “Evidente es la necesidad de
combatir ese licor funesto, pero ante la imposibilidad de eliminarlo de golpe, cosa
absolutamente irrealizable, se trata de mejorarlo, de quitarles los peores de sus
caracteres, de conservar al interior del pueblo su bebida favorita, pero fabricándola de
manera higiénica y quitándole las toxinas que hacen de la chicha actual un infecto
veneno. (18 DE JUNIO DE 1920).
Aun cuando la ley 34 del 1948 le daría el golpe final a la venta y producción masiva de
chicha, el acatamiento a la norma daría cuenta de profundos problemas; entre tanto
Jorge Bejarano seguiría constituyendo una de las voces más respetadas en materia de
higiene y especialmente en materia de control de embriagantes, para el 27 de octubre
de 1960 en su columna “Comentarios médicos” hace énfasis en la necesidad de
reforzar dicha norma, especialmente en su artículo 8 que consiste en destituir al
funcionario que no acate dicha medida.
LA NACIÓN EBRIA 78
El consumo de embriagantes se hizo más variado, sin embargo, estaba lejos de
reducirse. El artículo “El alcohol en Colombia”, publicado el 8 de Julio de 1922pone de
relieve el alto consumo de embriagantes en la ciudad resaltando algunas preferencias
entre la población, “la chicha en las más bajas clases; el aguardiente, el brandy, el ron
y ciertas cervezas de altísimo porcentaje alcohólico en las clases medias, y en las altas
el wisky y los licores finos, todos están convirtiendo esta sociedad en un feudo de la
embriaguez.”
Estas relaciones eran presentadas no sin preocupación, ya que gran parte de los
esfuerzos gubernamentales estaban concentrados en resaltar las características, al
parecer endémicas, de los Colombianos, las cuales, al parecer, se veían opacadas por
su proclividad al consumo inmoderado de licores, la respecto, continua con su
argumentación el columnista “podría ser mucho porque sus ser intimo hay grandes
energías y capacidades insospechadas pero no sé lo no se sacan éstas a la luz, no se
fomentan y desarrollan sino que se las acaba de enterrar en ese medio aniquilante de
las cantinas y tabernas y ya no se concibe la alegría sin el licor, ni atraen las
diversiones de que no son eje las copas rebosantes de bebidas que embriaguen”.
El efecto generado por los controles y regulaciones de tipo legal tocaría incluso a los
sindicatos a los cuales se instaría a generar y promover medidas que permitieran
mitigar entre sus asociados el consumo de embriagantes, sin embargo, según
Bejarano, era poco lo que éstas harían al respecto, “Las propias organizaciones
obreras como la Confederación de Trabajadores de Colombia (C.T.C.) cuya misión era,
entre otras muchas, la de velar por la defensa moral de sus asociados, permanecieron
marginadas viendo con impasividad como el tremendo vicio arruinaba la salud y
bienestar de los obreros y campesinos. Nunca, que sepamos, ni la C.T.C. ni sus
sindicatos afiliados, hicieron la más leve demostración de protesta u organización
contra el vicio secular que cobraba cada día mayores proporciones y que sumía en el
delito, la indigencia y la incapacidad física a millares de trabajadores”. (1950:16)
capitulo cotidianidad.
LA NACIÓN EBRIA 79
-La construcción del imaginario asociado a la bebida y la embriaguez se apoyó tanto en
los recursos escritos como en los gráficos, elementos característicos de las
publicaciones seriadas escritas. Los elementos gráficos tienen varios propósitos, de un
lado pueden ayudar a ilustrar una situación dada reforzando la información
suministrada de manera escrita y, por otro lado, pueden generar un relato propio, unas
formas determinadas de imaginar, explicar, interpretar y representar una realidad
específica. Las imágenes dicen algo para alguien puesto que tiene la capacidad de ser
referentes de la realidad.
En diciembre 23 de 1950 el periódico El Tiempo publica esta
imagen promocional del wisky “Curtis Scotch”. Los licores
extranjeros estaban rodeados de un sentido de tradición y
antigüedad, lo cual implicaría para el consumidor un par de
situaciones: de una parte, adquirir conocimientos relacionados con
sus propiedades físicas y químicas, por otro lado, le daría entrada
al cerrado circulo de los “nuevos entendidos en licores” y por tanto
un importante referente de distinción. Por otra parte esta suerte de
distinción lo alejaría de la imagen del tradicional borracho o
bebedor consuetudinario.
Los textos escritos como las revistas y los libros, poseen una
diversidad de propósitos y perfiles, de tal modo, pueden encauzar
el sentido de una información dada de igual modo que sus criterios
de interpretación, o lo que es lo mismo, puede administrar los criterios de interpretación
de un texto.
Las imágenes cumplen un importante papel dentro de los textos periodísticos y
científicos, uno de sus principales funciones es generar entre los lectores la posibilidad
de convertirse en testigos de los hechos y situaciones descritas. En este sentido, las
imágenes no son productos neutros, están cargadas de intención, en parte, generada
LA NACIÓN EBRIA 80
por su autor, de aquí que tenga la capacidad de configurar estereotipos como lo bello,
lo legal, lo bueno, lo censurable, entre otros. Cada sociedad establece, de manera
explícita o espontánea, una forma de interpretar lo que ve. Para Burke “lo que se
considera típico de una determinada cultura puede ser fruto de años de observación,
pero también puede ser fruto de una lectura precipitada o de un mero prejuicio”
(2001:165).
Los estereotipos tienen movilidad y ello les permite influir otras culturas distintas a las
que les ha dado origen, legitimando códigos visuales y, por otro lado, dando paso a
unos nuevas convenciones narrativas. Elementos como la tipografía o las viñetas en
las publicaciones seriadas del siglo XIX y XX podría acentuar en el lector la
confiabilidad de la información contenida, lo cual contribuyó enormemente en la
conformación de públicos lectores diferenciados.
El análisis de las imágenes puede abarcar un amplio espectro de opciones, desde las
imágenes mismas hasta los soportes en que son ubicadas, esto es, los marcos donde
aquella puede proyectarse ya que, eventualmente, posee o está, en capacidad de tener
un determinado significado en razón a un escenario social y cultural dado que depende
entre otras cosas, de su tratamiento técnico, su propuesta gráfica.
El ejercicio de representar abre la puerta a la posibilidad de presentar una situación
dada de formas variadas y distintas entre sí, en dicho proceso pueden agenciarse
alteraciones, transformaciones, sustituciones del significado de una imagen y de su
interpretación. Por su parte, el imaginario pone en juego la concepción, de este modo,
la función que tiene o que se la asigna a una imagen pude transformar la
representación de la realidad. “quien representa no está frente a un conjunto neutro de
formas que solo deben ser copiadas, universo estructural, sino delante de un universo
estructural con líneas de fuerza adaptadas a las necesidades humanas de quien las
produce.”(359:2005)
LA NACIÓN EBRIA 81
Las ilustraciones como el cómic y posteriormente las fotografìas en la presa escrita
contribuyeron a re-crear la realidad incluso, en diversas ocasiones, apelando a
estrategias ficcionales, en gran medida, porque estos recursos poseían una amplia
capacidad expresiva sencilla de comprender para el gran público.
LA NACIÓN EBRIA 82
Capítulo 3. Ciencia y embriaguez
Sobre la figura del médico se cristaliza una forma de poder del Estado, y con éste, se
establecen, unas condiciones referentes al control de los cuerpos y sus conductas en
razón a la regulación y garantía del orden social, particularmente de la salud pública
dando paso a concepciones específicas del sustento y el cuidado de la vida humana.
Tales condiciones responden, por un lado, a las características de cada sociedad de
acuerdo a un tiempo y contexto específicos y por otro lado, a lo que aquella busca
proyectar en el tiempo para sí.
Para Sergio Albano, el médico constituye el eslabón principal en lo que éste denomina
“tecnología de la seguridad biológica“, definición que desarrolla apoyándose en
Foucault, según la cual, “el médico como aquel agente del bio poder ha sido al mismo
tiempo un lugar de generación de lo sociológico, y asimismo un agente que formaba
parte de aquella gran maquinaria del poder” (2005:59). El médico gozaría de un lugar
privilegiado dentro de la sociedad debido a que está respaldado por conocimientos
cada vez más especializados, lo cual, lo dota de una capacidad para generar y
administrar mecanismos y formas de control.
La relación entre conocimiento y control dará paso a nuevas concepciones sobre la
propia vida, incorporando al debate nuevos límites, herramientas, argumentos y
actores, según lo señala Albano, “El bio poder no se ejerce en forma individualizada, ni
le pertenece a ningún médico o funcionario en particular, sino que se trata de un
ejercicio anónimo que no es susceptible de ser identificado o localizado, sino que su
efecto se difunde a través de una retícula compleja, a través de lo que Foucault llama la
capilaridad de sus dispositivos, y que atraviesan por igual no sólo a quienes se los
aplica, sino también a quienes se encargan de aplicarlo.” (2005:59).
LA NACIÓN EBRIA 83
Es así como el gremio médico no solo tendría la potestad de establecer lo que en
términos de sanidad era permitido o prohibido, además tendría gran influencia en la
regulación de los aspectos morales de la sociedad y de manera específica, en la
caracterización y evaluación del consumo de ciertas comidas y bebidas, especialmente
las segundas, además de las reacciones que éstas podrían generar en el cuerpo, lo
cual, visto en perspectiva de las embriagantes, podría beneficiar o perjudicar la moral
individual y de Estado.
Los pormenores de la herencia. La eugenesia como referente explicativo al
devenir embriagado
Es así como para el siglo XIX y parte importante del XX la eugenesia se perfila como
uno de los discursos científicos más respetados de la época, sin embargo, su impacto e
interpretación en Colombia fue, por demás, particular. Carlos Ernesto Noguera
presenta una importante lectura de la cuestión en torno a las implicaciones que aquél
discurso tendría en centro y sur América y especialmente en Colombia. Dos escuelas
de medicina constituían el eje teórico, por un lado la escuela de Mendel y por otro la
escuela de Galton, este último sentaría las bases para el estudio de los grupos
humanos en razón a sus características raciales; Galton perfila sus teorías, aun
siguiendo a Darwin, hacia la definición según la cual las habilidades humanas tienen
sustento en la dimensión hereditaria y no dependen de los hábitos u otros criterios
educativos.
La eugenesia o la ciencia del buen engendramiento, según lo afirma Noguera, tendrían
un desarrollo específico en la sociedad Colombiana. “expuestas por primera vez hacia
la década de 1860, introdujeron la noción de raza, y por tanto, de degeneración y
mejoramiento racial, en los estudios, discusiones y preocupaciones demográficas del
momento” (2003:87), de igual modo estas ideas “llevaron a científicos, intelectuales y
políticos occidentales a pensar la población de las naciones como conglomerados
raciales con futuro, posibilidades de éxito y supervivencia, estaban determinadas no
LA NACIÓN EBRIA 84
solo por la audacia de las posibles acciones a emprender sino, además, por las
inevitables huellas del pasado grabado en lo más profundo de los pueblos: la carga
hereditaria “ (2003:87).
Sobre los hechos, la eugenesia implicaba un proceso de limpieza genética, esta
consigna sería el estandarte de los programas de salud llevados a la realidad por
medio de procesos de esterilización más o menos moderados, especialmente en
países nórdicos. Con la limpieza genética se buscaba, entre otros muchos aspectos,
prevenir afecciones y enfermedades de tipo congénito, especialmente de nivel psíquico
y físico teniendo especial atención en estas últimas en casos considerados de alta
gravedad.
Para centro y sur américa la situación de la eugenesia tuvo un desarrollo particular, en
parte por las características sociales propias de los conglomerados que la habitaban,
“Colombia a diferencia de Argentina. México Brasil, Chile y Perú, no llego a adoptar
medidas de claro corte eugenésico y en general los debates, estudios y propuestas
sobre el tema del mejoramiento racial estuvieron más cerca de la higiene publica que
de las discusiones científicas e ideológicas de la eugenesia“ (2003:98); ello se debe, al
parecer, por el poco volumen de inmigración que llegaría al país, “A diferencia de Brasil
y Argentina, Colombia nunca tuvo una inmigración considerable. Si bien se expidieron
multitud de actos legislativos que buscaban promoverla, y a pesar de las discusiones
de intelectuales con los médicos y políticos Miguel Jiménez López y Luis López de
Mesa la llegada de extranjeros al país nunca alcanzó las proporciones de otros países
latinoamericanos.” (2003:99).
El problema de las razas degeneradas
Miguel Jiménez López da cuenta de unas manifestaciones propias de lo que éste llama
nuestra raza, “Hay en todas las manifestaciones de nuestra vida colectiva infinidad de
caracteres psíquicos que denotan un estado social patológico: la impaciencia infantil de
nuestras actividades; la emotividad que se transmite prontamente de lo alto a lo bajo de
LA NACIÓN EBRIA 85
las esferas sociales y que implica una sugestibilidad extrema de las masas; la
tendencia de la mayor parte de las agrupaciones a buscar sin reflexión la solución
extrema y violenta de toda clase de situaciones, lo que denuncia un fondo común de
impulsividad; los cambios bruscos de opiniones y de actitudes con respecto a hechos y
a hombres que en el fondo han quedado los mismos, signo de esta inestabilidad
mental(1920:27).
Todas aquellas muestras son una suerte de testigos de lo que Miguel Jiménez López
llamaría causantes de la degeneración de la raza. Métodos de análisis como la
craneometría eran usadas como técnicas que podrían determinar el nivel degenerativo
de una raza; de aquel análisis Jiménez López afirma en su primer análisis, “en las
diversas mensuraciones practicadas en individuos de las más diversas profesiones:
estudiantes, militares, enfermeros, pacientes de hospital, policías, artesanos, etc, he
encontrado un promedio de índice cefálico, que oscila de 82 a 85 y que, por
consiguiente, se acerca mucho a la cifra considerada por la craniometría como carácter
degenerativo(suprabraquicefalia en la clasificación de Topinard.(1920:9).
A estas explicaciones le asisten criterios atenuantes de la situación degenerativa de la
raza, entre ellos los índices de nupcialidad, específicamente la cantidad de matrimonios
registrados. Aun cuando esta estadística no es decisiva, para 1915 este aspecto revela
un dato importante que corresponde al volumen de nacimientos registrados por fuera
del matrimonio, señal del abandono como una práctica común en la sociedad de
mediados del siglo XIX y comienzos del XX, además como potenciador de prácticas
mendicantes o asociadas al ocio y a la relajación de costumbres, con todo, se trata de
un alto volumen de nacimientos, según el informe de Jiménez López, “es verdad que
un grado extremo de degeneración, así en los individuos como en las especies,
determina la infecundidad absoluta; pero hay estado intermedios de viciación orgánica
que, según todos los observadores, se distinguen por una desgraciada potencialidad
reproductiva: el hecho ha sido siempre comprobado en los alcohólicos y en los
enajenados por lesión cerebral circunscrita” (1920:14).
LA NACIÓN EBRIA 86
A aquellas evidentes señales de abandono se sumaría un nuevo problema de alcances
preocupantes y es el promedio de expectativa de vida del conjunto de personas a
quienes se les denomina el pueblo que, según Jimenez López no llegan más allá de los
sesenta y cinco años y entre quienes sus capacidades físicas y mentales se ven
disminuidas rápidamente, “hay un fenómeno que a nadie habrá escapado: la prontitud
con que en nuestros hombres se agotan todas las energías, y capacidad útiles. Un
individuo de nuestra zona, a los treinta años de edad, presenta ya los distintivos de
declinación que en las zonas templadas presenta uno de 45 a 50 años: el mismo
principio de decadencia orgánica, idénticos signos de denunciadores de una reducción
de las diferentes capacidades. (1920:14).
La sociedad de los borrachos y enchichados.
La sociedad post independencia y sus características se convertirían en centro de
debate, ello debido a la precariedad de las condiciones de vida y subsistencia y con ello
la relación existente entre las concepciones de pueblo y pobreza. Dicha relación tiene
importantes connotaciones en la construcción de la idea de medicalización de la
sociedad Colombiana ya que ayudaría a marcar las pautas para la puesta en marcha
de la posterior campaña higienista. Aquellas concepciones se atenúan o acentúan en
razón a un complejo juego de significaciones determinadas, de acuerdo a un conjunto
de elementos de tipo material y moral como la clase social, la raza, los medios
económicos, el nivel de instrucción o educación, entre otros aspectos. Esta concepción
tipificadora de lo social se extendería a los procesos de atención en salud,
específicamente, a la formulación de los criterios de atención médica proyectada hacia
el consumidor habitual de embriagantes.
La conceptualización de la idea de pueblo implicaba, en razón a las posibilidades de
atención médica, una jerarquización que obedecía a las condiciones de vida de grupos
poblacionales específicos, según lo ejemplifica Restrepo Zea, “El pueblo está entonces
representado por los soldados salidos de las filas de los ejércitos, los agricultores sin
tierra, los trabajadores marginales; en fin, todos aquellos habitantes empujados “al
límite de la supervivencia”, (2011:32).
LA NACIÓN EBRIA 87
Por su parte, la reflexión científica relativa a la enfermedad y la salud deja de ser tema
de análisis exclusivo de la medicina y de la psiquiatría y entra en el terreno de las
discusiones sociales y políticas a finales del siglo XIX y comienzos del XX en Colombia,
de ello da cuenta la atención que la comunidad científica del país pone en los nuevos
esquemas de diagnóstico, en este sentido la terapéutica de origen galénico
establecería una serie de reglas conducentes a mantener una buena salud y prevenir
enfermedades las cuales tenían una estrecha relación con el ambiente, la crianza y el
desarrollo de prácticas cotidianas, estas son “los aires y lugares, la comida, y la bebida,
el sueño y la vigilia, el ejercicio y el reposo, las secreciones y las excreciones y las
pasiones de ánimo” (Restrepo 2011: 58).
El estudio de una enfermedad, esto es, su posible origen, diagnóstico y tratamiento,
requerían ahora de una mirada más amplia con especial atención a los posibles
orígenes, motivaciones y consecuencias de tipo social ya que cualquier tratamiento
tendría importantes implicaciones a nivel económico, cuenta de ello daría lo ocurrido
con el tratamiento de la tuberculosis y las enfermedades venéreas, lo que con el
tiempo, extendería su alcance hasta cobijar las practicas correlativas a la ingesta de
bebidas alcohólicas.
El factor económico revestía una especial importancia ya que el contexto sobre el cual
se agenciarían acciones referentes al control y tratamiento de ciertas enfermedades
contrastaba con la deteriorada estructura económica de la naciente república, aquello
desembocó en la necesidad de perfilar y caracterizar las diversas formas y
manifestaciones de la pobreza a fin de determinar el tipo y nivel de responsabilidades
que tanto la iglesia como el Estado debían asumir, Restrepo Zea da cuenta de una
caracterización que serviría a dicho propósito “el pobre de solemnidad, el ocioso,
equiparado sin más al vagabundo u holgazán y el incurable, con el estigma de
apestado. Para ellos – los más comunes entre los necesitados y peligrosos de la
sociedad – los gobiernos de la república institucionalizaron, respectivamente la
beneficencia pública, el sistema penal y el exilio. (2011: 3)
LA NACIÓN EBRIA 88
La dimensión moral seria determinante en el diagnóstico médico, por una parte, podría
constituir la base explicativa respecto del origen social de una enfermedad dada por
cuenta de la manifestación de ciertas conductas, en su mayoría consideradas
perniciosas; de aquí que el tratamiento no solo se orientaría al bienestar físico, antes
bien, debía complementarse con una suerte de rectitud en el comportamiento.
A comienzos del siglo XX la embriaguez, a consecuencia de la ingesta de bebidas
alcohólicas, fue tipificada formalmente como una enfermedad denominada alcoholismo,
sin embargo la relación que estas bebidas tienen con las dimensiones emocional y
espiritual no desaparece, por el contrario, se consideran esenciales en la formulación
de los respectivos diagnósticos, de aquí que la expresión etiología del mal haya tomado
fuerza en la formulación de los mismos, “Aquellos cuya enfermedad se asociaba …al
desorden de la conducta y del corazón, al desorden moral y del alma, a todo oscuro
dominio de una rabia amenazadora” como dice Álvarez Uría- eran recluidos en las
jaulas en el hospital de caridad; los rudos y los melancólicos en la casa de refugio, y
los recogidos en las levas como negligentes, cobardes y pusilánimes (entre los
ociosos), obligados a realizar trabajos en los presidios (Restrepo, 2011:35). De entre
los diversos grupos poblacionales tipificados como pobres, los artesanos constituían el
foco de atención de las autoridades médicas y judiciales por el excesivo consumo de
bebidas embriagantes así como por sus poco higiénicas costumbres y prácticas,
“Algunos de ellos en la rutina de sus labores, guardaban la esperanza de salir de la
miseria; otros, en cambio, buscaban “la falsa energía en la chicha”; enervados y
debilitados por la atmósfera enrarecida del taller, acudían en masa a las chicherías.
Después de una infancia que los había debilitado, se encontraban prisioneros de una
forma de vida que los corrompía. (Restrepo, 2011: 38).
La iglesia como el Estado establecieron mecanismos de atención en salud de acuerdo
a una serie de normas y principios; en uno y otro caso tanto la atención como el castigo
dependían del acatamiento o incumplimiento de unos principios religiosos y legales, de
tal modo, quienes eran tipificados como mal entretenidos y ociosos eran considerados
LA NACIÓN EBRIA 89
proclives al delito y por lo tanto, considerados delincuentes natos en cuyo caso las
medidas por tomar con frecuencia se basaban en el encierro.
Para el 31 de Mayo de 1826 en general Santander expide una ley en la que ordena a
jueces de la República y a los alcaldes de los municipios imponer contra vagos, los
ociosos y los mal entretenidos al servicio de marina entre 2 a 6 años; para el 6 de Abril
de 1836 se expide una ley para tipificar la vagancia.
El gremio médico ante la creación del perfil del alcohólico
El gremio médico gozaba de gran respeto y credibilidad ya que pocas personas e
instituciones distintas a las que conformaban sus propias comunidades científicas
estaban lo suficientemente cimentadas como para invalidar o controvertir sus tesis, no
sólo por los saberes y conocimientos, sino además por el nivel social que por lo general
detentaban; de ello da cuenta el texto Las Doce Plagas Mayores que, sin ser el único,
es un texto que da muestras del tratamiento que los médicos e higienistas daban a sus
argumentaciones en publicaciones.
A Las temáticas expuestas se les daba tratamiento de textos introductorios o en
construcción, argumento que resultaba evasivo en momentos en que era necesario
generar una explicación clara de los temas expuestos o de la pertinencia del esquema
conceptual; utilizado para analizar una situación dada, sin embargo, el doctor Luis
Razzeti de origen Venezolano hizo el principal de los aportes relativos al alcoholismo
en este texto, a pesar de que su escrito no resultara concluyente de manera alguna y
hace uso de su status de médico para sortear ese sentido de obligatoriedad que le
aparejaba dar cuenta de un estudio claro y cierto.
En principio, Razzeti hace referencia al tema a partir del concepto de dipsomanía
haciendo énfasis en las manifestaciones comportamentales más que físicas; aquello lo
describe así “… por épocas el paciente es atacado de una angustia que lo conduce a
buscar la calma engañosa del alcohol, esta toxicomanía no va sola hoy por el mundo:
LA NACIÓN EBRIA 90
las drogas “heroicas” morfina, cocaína y heroína; los mismos derivados del ácido
barbitúrico, y hasta sustancias de más inocente apariencia como el tabaco y el café”
(…) esto como temporal desequilibrio de la potencia vital.” (28).
Moralidad y cuerpo. Elementos elementales para conservar la salud
Por su parte, el Doctor José Félix Merizalde toma como base para sus
argumentaciones el texto de Stevan Tourelle titulado “Epitome de los elementos de
higiene” para cimentar una serie reflexiones acerca de algunos problemas referentes
al tratamiento y cuidado de salud pública por medio de una serie de tratamientos
específicos. La relación entre moral y salud se convierte en una amalgama sobre la que
se proyectan los desarrollos teóricos al interior del gremio médico, especialmente entre
los higienistas de la naciente república durante el siglo XIX.
En respuesta a aquella preocupación José Félix Merizalde introduce una hoja de ruta
inicial generada sobre la base de las apreciaciones que al respecto desarrollara Stevan
Tourelle en materia de higiene publica y en el cual aquél agregaría sus propias
argumentaciones, es así como el “Epitome de los elementos de higiene ó de la
influencia de las cosas físicas i morales sobre el hombre i de los medios de conservar
la salud” se convierte en un importante insumo para la discusión. En el texto se daría a
entender que los procesos civilizatorios generaron una trágica alteración en los
conglomerados sociales de la nueva república debido a que, por un lado, produjeron
importantes sobresaltos en el estado de naturaleza en que estos vivían, en gran
medida, por cuenta de las transformaciones en los espacios habitados cotidianamente,
lo que a la postre afectaba de manera directa la salud humana. Según lo señala
Merizalde en su texto, “entre las causas morales que han abreviado la vida del hombre,
debe enumerarse la civilización, que quitándole su primera rudeza, le hace conseguir
esta ventaja, esponiendolo a una multitud de males que no conocían los primeros
habitadores de la tierra i que son estraños aun a los salvajes que solo se rigen por los
impulsos de la naturaleza. (1828:8).
LA NACIÓN EBRIA 91
Según Merizalde los procesos civilizatorios traerían consigo la percepción del aumento
de todo tipo de necesidades al tiempo que se haría palpable una proclividad a la
relajación de costumbres dando una atención desbordada a las pasiones, lo cual,
afectaría directamente la propia existencia. Así mismo el aumento poblacional que
traerían aparejados éstos desarrollos civilizatorios afectaría las condiciones para
conservar la salud, “La vida es necesariamente más corta, las dulzuras de la
abundancia menos sensibles, i los horrores de la pobreza llegan al estremo. Ellas son
el foco de las enfermedades epidémicas i nerviosas, i el asilo del crimen i de la
inmoralidad. Las pasiones i los vicios que resultan del amontonamiento de los hombres
producen la degradación física i moral i no solo perjudican a la salud individual sino a
la felicidad social. (1828:8)
En el foco de la reflexión relativa a las epidemias se encontraría el consumo de bebidas
embriagantes junto con los efectos de la embriaguez propiamente dichos. De una parte
el efecto de embriaguez, por si sólo, alteraría negativamente la capacidad de controlar
las pasiones facilitando los comportamientos relajados y descuidados respecto de la
propia salud, de otra parte, serían los sitios donde habitualmente se realizaban estas
prácticas, caldos de cultivo para la proliferación de las epidemias.
La embriaguez, un nuevo desafío para el Estado
La búsqueda permanente del estado de embriaguez tendría consecuencias adversas
en la salud pública e individual ya que a mediano y largo plazo el cuerpo humano
padecería de enfermedades de difícil y costoso tratamiento ya que, un obrero enfermo
significaba un obrero que no trabajaba, al tiempo que un obrero enfermo constituía una
considerable carga económica al Estado, “LA EMBRIAGUEZ DEBE ACARREAR LA
RUINA DE UN ESTADO cuando ella se hace general, porque destruye el amor al
trabajo, la virtud, la humanidad, templanza i el instinto moral, prendas sin las cuales no
puede conservarse la sociedad.”(1828:340).Entre las enfermedades y padecimientos
más comunes de bebedores consuetudinarios se encontraban, según Merizalde, las
siguientes, “la hidropesía, la temulencia, i una especie de erietema, vulgo peladera, en
LA NACIÓN EBRIA 92
los brazos i las piernas, enfermedad que se observa en esta ciudad en los grandes
bebedores de chicha i aguardiente.” (1828:340).
Más allá de las enfermedades en cuanto tales, esto es, las afecciones a nivel físico,
preocupaba de igual forma el aspecto moral cuyos elementos referenciales, la dignidad
y la honra humanas, se pondrían gravemente en entredicho, “ninguna cosa admirable,
grande, noble u honrosa obra sobre el alma del borracho; ni ninguna la conmueve sino
es el vino i aguardiente. No conozco nada que embrutezca i desfigure tanto como el
continuo abuso de las bebidas fuertes. Podemos corregirnos de los demás defectos
pero nunca de este, que pierde al hombre sin remedio ninguno, porque destruye en él
hasta la menor chispa de sensibilidad” (1828:342).
El estado de embriaguez o borrachera era pues un estado extremo producto de la
ingesta inmoderada de bebidas con contenido alcohólico denominadas por el nombre
genérico de vino. De modo general, la reflexión acerca de éstas se encontraba dentro
del marco de las bebidas, que como función principal tendría la reducción o eliminación
de la sensación de sed, ubicándolas puntualmente, igual que con los alimentos, en el
marco de la satisfacción de necesidades vitales.
De tal modo, se oponían la capacidad de calmar la sed con la capacidad de
emborrachar, siendo la segunda una propiedad opuesta a la satisfacción de tales
necesidades, pero, más cercana a la sociabilidad, en este sentido el autor hace
referencia al papel que juegan los vinos para tal propósito, “En jeneral, dice Hufeland,
es menester no ver en este líquido más que una sal de la vida, i reservarle para los
días festivos, para aquellos en que queremos hacer circular la alegría alrededor de una
mesa que reúne varios amigos, (1828:340).
El consumo excesivo de embriagantes y puntualmente sus efectos, entraron
rápidamente en el conjunto de preocupacionesde las autoridades sociales, políticas y
religiosas debido a que las reacciones que estas producen controvertían y afectaban de
modo grave el orden moral, necesario para garantizar el orden público; buena parte de
LA NACIÓN EBRIA 93
los diagnósticos, igual que las recomendaciones asociadas su consumo, más allá de
advertir sobre los efectos físicos propiamente dichos se enfocaba en aspectos
relacionados con el comportamiento, de tal modo, la personalidad sería un elemento de
gran relevancia en los efectos producidos por las embriagantes, “Si bebido el vino en
poca cantidad produce un olor vinoso en el aliento, regüeldos agrios i algún dolor de
cabeza: i si bebido en mayor cantidad de la acostumbrada ocasiona atolondramiento,
nauceas y embriaguez, i mas si esta, es triste o lloroza, o alvorotadora, colérica o
furiosa podemos asegurar que el que sufra estos efectos del vino, debe abstenerse del
i de lo contrario perecerá a la edad de 50 años, poco más o menos. Los efectos del
vino bebido con esceso son irritar los nervios, endurecer los sólidos, afectar las viceras
abdominales, alterar el cerebro i perturbar las funciones mentales.”(1828: 340).
Al decir de Merizalde, aun en contradicción con los postulados de Tourelle señala la
necesidad de discriminar la cantidad y tipo de consumo de embriagantes de acuerdo a
la edad, a las características del ánimo, y a la capacidad de autocontrol, “los niños, los
jóvenes, las mujeres, los sanguíneos, los biliosos, los atrabiliarios, i los mui sensibles e
irritables i los pletóricos deben beber poco vino; que pueden beber más los
trabajadores, los viejos, los pituitosos, los achacosos particularmente en tiempos i
lugares húmedos. A pesar de esto i de que convengo con él en que aumenta las
fuerzas, que alegra el corazón, que promueve la transpiración i que nutre; no creo que
en los climas fríos de Colombia i aun en los calientes aproveche en los individuos que
él aconseja; pues aún los estranjeros acostumbrados a toda clase de licores, sufren
algunos achaques, particularmente con los vinos mui fuertes.(1828: 341).
El proceso de caracterización de las bebidas embriagantes suponía una suerte de
ambigüedad en su análisis ya que se encontraba sobre la frontera entre las
capacidades alimenticias, claves para la supervivencia humana, y los efectos nocivos
para la salud física y mental humana; con respecto a éste último el carácter espirituoso
de las bebidas embriagantes sería un factor de gran importancia puesto que
determinaba la proclividad al decaimiento de los sentidos, el nivel de afectación de las
facultades mentales e intelectuales. En el texto de Merizalde la cerveza y la chicha
LA NACIÓN EBRIA 94
conforman el conjunto sobre el que se señalan dichas propiedades, benéficas
especialmente para aquellas personas que realizan trabajos que demandan alto
esfuerzo físico; respecto a la cerveza se argumenta, “La cerveza suple el agua en las
tierras en que esta no es buena, pues es bebida muy saludable i nutritiva, pero menos
espirituosa que el vino”. (1828: 356);
Embriagantes que “alimentan”, el caso de la chicha.
En el mismo sentido, de la chicha se resaltan tanto sus propiedades alimenticias como
la importancia que esta reviste dentro del conjunto de costumbres alimenticias del
pueblo, especialmente entre los capitalinos, “Aunque la gran cantidad de fécula que
contiene la chicha no nos enseñará que por ella debe ser este vino colombiano mui
nutritivo, nos lo persuadiría la experiencia la que acredita que los trabajadores, los
indios i muchas personas del alto pueblo, usan exclusivamente de esta bebida, con la
que la gente infeliz se pasa muchas veces, sin tomar otro alimento, en medio de sus
grandes fatigas. Asi es que una tasa de mazamorra, una totuma de chicha, una
mogollita i un poco de aji es el alimento diario de los indios, quienes llegan a una edad
avanzada, libres de muchísimas enfermedades, sin perder un diente i sin encanecer,
sino hasta los 70 u 80 años, yendo muchos de ellos al sepulcro sin un punto blanco en
su cabeza i sin más enfermedad en su vida que la que los separa de su dilatada i
robusta familia. (1828: 361).
Muchos son los testimonios que le atribuyen a la chicha propiedades benéficas para la
salud especialmente por sus cualidades energéticas, por lo cual, para la época en que
el texto en mención fue publicado, la chicha no representaba un riesgo salvo si se
trataba de un consumo excesivo o en condiciones de poca higiene por su supuesta
proclividad a activación de reacciones epidémicas, sin embargo, por sus propiedades y
cualidades se mencionaba, “El vigor que los indios adquieren con la chicha no es
inferior al que los Europeos adquieren con el vino i la cerveza, pues un indio i su mujer
conducen de las bodegas de Honda, a la ciudad de Bogotá ( antes Santa Fe) un cajón
de peso de doce i aun de catorce arrobas, que conducen en sus costillas caminando
LA NACIÓN EBRIA 95
con agilidad por camino tan fragoso, i por sus elevadas cimas, como si condujesen a un
manojo de paja. (1828:361) y complementa “La chicha es una bebida tan sana y tan útil
en Colombia, como los son las cervezas en los países de Norte, en la Inglaterra
Alemania, i lo es el pulque en Mejico”. (1828:364).
Embriagantes y epidemias. La amenaza a la salud publica
A finales del siglo XIX El discurso higienista tendría importantes repercusiones no sólo
dentro de la comunidad médica del país, además ganaría terreno en las decisiones
sociales y políticas en la nueva república. Entretanto, renombrados médicos como
Josué Gómez sentarían un importante precedente con relación a las acciones que en
materia de higiene debían adoptarse hacia el nuevo siglo con el propósito de contener
y erradicar los focos causantes de las principales epidemias que aquejaban al país,
especialmente a la capital.
La particular perspectiva de Gómez, compartida por otros higienistas, concebía al
pueblo no sólo como la capa más baja de la sociedad, al tiempo, representaba todos
aquellos hábitos a contracorriente de lo que se esperaba de una sociedad civilizada,
prácticas que a la postre se convertirían por si mismas o, a propósito de ellas, en caldo
de cultivo de epidemias. Para 1898 daría cuenta de una caracterización respecto del
origen de aquellas, su directa relación con los hábitos del pueblo, los efectos en el
cuerpo humano y sus posibles aspectos atenuantes, entre los cuales la tendencia a la
embriaguez y a la ociosidad serían elementos recurrentes. “de aquí el delta del Ganges
de las epidemias de Bogotá, en movimiento permanente: dengues, catarros,
neumonías, bronquitis, males de garganta, diarreas, disenterías, tifus, fiebres dormidas
, niguas, piojos, robos, ociosidad”(1898: 7).
Las relación entre el estado de miseria y la falta de aseo tendrían un común
denominador que, según el autor, correspondía fundamentalmente a la falta de
escrúpulos del Bogotano Decimonónico, a respecto afirma, “Esta clase aceptaba antes
de mala gana las sobras que se le ofrecían, reclamando el niquel para su chicha; y hoy,
LA NACIÓN EBRIA 96
ó sea en los tiempos que atravesamos, recibe todo, desde alimentos crudos, hasta el
hueso para roer, y será peor en la época que nos espera“ (1898:6)
El punto de equilibrio del debate sobre la higiene nacional tendría como epicentro la
cuestión racial y junto con ella el desarrollo y fortalecimiento de la nación, cuya
preocupación, más allá de profundizar en las características de la raza, preocupación
evidente a lo largo de la obra de otros renombrados médicos del siglo XIX nacional
como el caso de Liborio Zerda, se centraría en el estado actual de la raza de cara a la
posibilidad de agenciar rápidas y significativas transformaciones civilizatorias. El
estudio de la población desde la perspectiva racial, según el autor, se orientaba
especialmente a determinar la posibilidad de porvenir o del desarrollo de una nación,
esto es, su viabilidad como pueblo; en este sentido, el autor postula una primera
perspectiva “un hombre en plena posesión de sus atributos físicos, educado para el
empleo regular y consiente de sus fuerzas de modo de utilizar los elementos que lo
rodean, es dueño exacto de su existencia y regulador del progreso de una
aglomeración humana, porque su atributos morales e intelectuales, protegidos y
amparados por gobiernos que han surgido de esas mismas generaciones, son baluarte
de la sociedad, y como tal representan en alma de lo que se llama nación. (1898:62).
Lo que encontraría el autor, según lo revela en su ensayo y de cara a las exigencias
para la construcción de una nación fuerte, es un conjunto de características adversas a
tal propósito, ello lo argumenta en razón a las características físicas de los individuos
promedio, al respecto afirma “Si se estudian las dimensiones y peso de los individuos
de la raza indígena, se llega a un resultado que indica su disminución, lo que está
perfectamente de acuerdo con la incapacidad del indio para el trabajo, su habitual
estado de estupor e indiferencia y su pobreza intelectual. (1898:63)
De manera recurrente se responsabilizaba a los inadecuados hábitos alimenticios de
los indígenas de su actitud relajada y pasiva, sobre ello afirma Gómez, “Del consumo
de alimentos, y especialmente de bebidas alteradas, en medio de condiciones
generales de inclemencia, en porción importante por su número de la clase obrera,
LA NACIÓN EBRIA 97
resulta un engendro que pudiéramos describir con el nombre de HÉRCULES
IMPOTENTE. Son todos hombres y mujeres de aspecto físico robusto, de apariencia
sosegada, de andar lento y casi incapaces de comunicación por su poca facilidad para
el uso de la palabra” (1898:67).
Aquellas características, con especial énfasis en las relacionadas con el consumo de
embriagantes, fueron diagnosticadas y caracterizadas años atrás con el nombre de
chichismo; Gómez y Zerda definieron por tal a un conjunto de reacciones degradantes
de vida de indígenas y de demás componentes del pueblo asociadas a una forma de
mielitis crónica difusa que tenía como común denominador el abuso del consumo de
chicha que, entre su sintomatología se podía encontrar como elemento general
retrasos en los reflejos medulares en contraste con una ausencia aparente de
trastornos mentales además del uso completo de sus sentidos. Todas aquellas
características descritas, aunque se asumían con evidente preocupación eran
catalogadas, dentro del amplio marco de las epidemias y de sus potenciadores, como
aspectos susceptibles de mejora, esto es, que podría darse los medios para
remediarlas.
Higienizar, desde la perspectiva de Josué Gómez, respondía a una necesidad
consistente en descargar de responsabilidades a los centros de atención en salud
como hospicios y hospitales del cuidado de indigentes, vagos y mal entretenidos y a
propósito de ellos alivianar la carga económica que la atención aquella suponía para el
Estado.
Convertir pues al pueblo existente en un pueblo trabajador combatiría el detrimento
económico y daría una suerte de autonomía económica al mismo, además sería
interpretado como una obra de misericordia y de fortalecimiento de la raza, de aquí la
reflexión del médico en mención, “Excluir de los servicios hospitalarios de la ciudad esa
nube de indigentes, de ociosos, de pordioseros que afluyen a las enfermerías como
último recurso a su punible abandono; proveer por autoridad a la secuestración de la
ciudad de ese acopio de individuos gravosos al servicio público, asearlos, alimentarlos,
LA NACIÓN EBRIA 98
alijarlos, enseñarlos a trabajar y concederles oportunamente el uso de sus libertades,
mediante la buena conducta de su vida ulterior, es hacer obra de misericordia general y
de aseo legítimo y legal de la ciudad.” (1898: 76).
Estas argumentaciones se convertirían en unos de los pilares más importantes de la
campaña higienista sobre la cual descansarían buena parte de los desarrollos que en
ésta materia se produjeran a comienzas y mediados del siglo XX asumiendo
principalmente ante la indigencia una actitud de cero tolerancia. El compromiso ante
esta población sería formarlos en algún oficio que les sirviera como sustento, lo cual
depende directamente de su condición física y su edad lo que a su vez seria condición
para acceder a un nivel especifico de ayuda dado por el Estado.
Los códigos de conducta. La formación del pueblo a propósito de las
embriagantes
Para los primeros años del siglo XX los médicos, especialmente los higienistas
pondrían en marcha un conjunto de estrategias que conformaban un esquema de
campaña cuyo propósito formal era poner cotas a las prácticas propagadoras de
epidemias promoviendo principios morales de cuño cristiano católico. Para esta época
la chicha y el aguardiente, especialmente la primera, iría acumulando detractores
convirtiéndose así en objetivo recurrente de críticas y ataques.
En esta dirección se encaminan reconocidos médicos como Laurentino Muñoz, quien a
través de su Tratado elemental de Higiene para la educación pública, resalta la
importancia de la higiene como herramienta para el mejoramiento de la vida de las
sociedades garantizando su mejoramiento orgánico e intelectual. Bajo las
circunstancias que fueron estrechando las relaciones entre ciencia y política, se dio una
reformulación conceptual en torno a ciertas enfermedades perfilando en casos
específicos la idea de enfermedad social, entre las que figura el consumo de bebidas
alcohólicas.
LA NACIÓN EBRIA 99
Esta nueva conceptualización buscaría llevar la reflexión del bienestar físico y social a
un escenario complementario. El bienestar físico u orgánico, como lo menciona Muñoz,
tiene como fundamento la necesidad de forjar las bases para la prosperidad de la
Patria, que depende en gran medida del valor al trabajo, según lo deja notar en sus
argumentaciones “Analizamos la higiene, no como una necesidad aislada y empírica,
sino como el conjunto de los factores convergentes en el empeño de crear una
personalidad individual y nacional, o mejor, racial, en capacidad de progreso, adelanto
continuo, en una palabra, de educación: que significa comprensión de un fin y una
voluntad para ejecutar los medios que lo llevan a conseguirlo” (1939: 6).
El consumo inmoderado de bebidas alcohólicas no era tratado solamente como una
enfermedad crónica de tipo social, a la vez era vista como vehículo que facilitaba la
propagación y aceleración de los efectos de otras enfermedades, entre éstas la
tuberculosis. En su tratado, Muñoz explica la forma cómo influye la relación
interhumana en el contagio de ciertas enfermedades, de igual modo devela, mediante
la práctica de ciertas costumbres propias de grupos humanos específicos, la forma
como éstas afectan la vida familiar, escolar y militar, “la intoxicación alcohólica al
destruir o debilitar las energías biológicas reparadoras y defensivas, presta un apoyo
innegable a la tuberculización; influencia nefasta la del alcohol en la propagación de la
tuberculosis ejercida por doble mecanismo: de una parte, agota, gasta el organismo; de
otra parte, arrastra a la víctima a los centros peligrosos de contagio, a la casa de
diversión y a la cantina, “ (1939:185).
El alcoholismo era entonces una enfermedad social vinculada estrechamente a la
categoría de vicio, cuya tipificación medica hacía referencia a un conjunto de síntomas
que daban cuenta de la afectación del rendimiento del hígado, riñones, arterias y el
sistema nervioso en general, originando graves consecuencias a nivel hereditario. Sin
duda, una de las consecuencias más significativas dentro del conjunto de condiciones
patógenas descritas se cuentan las secuelas mentales, “la acción del alcohol, por el
contrario, es deprimente para las funciones cerebrales superiores. El alcohólico es un
LA NACIÓN EBRIA 100
idiota”. El alcohol paraliza las funciones superiores de sensibilidad desarrolla el espíritu
de insociabilidad y de negligencia” (1939:217).
La preocupación por las manifestaciones físicas y mentales asociadas al alcoholismo
llevar al gremio médico a centrar la atención especialmente a dos de ellas: el
alcoholismo crónico y el alcoholismo agudo; si bien dicha caracterización fue tomada
en parte de lecturas de la situación generadas en Francia e Inglaterra, éste se
acercaba más a aspectos relacionados con el comportamiento que a elementos
asociados a aspectos fisiológicos en sentido estricto. Muñoz da cuenta de las
diferencias entre dichas formas de alcoholismo en su tratado, a la primera la considera
un tipo de ingesta moderada cuyas características son “animación general, locuacidad,
expansión, alegría, movimiento,“ (1939:212), en el caso de la segunda, por el contrario,
sus manifestaciones tienden a la violencia y a la disminución de la capacidad de
raciocinio descritas de la siguiente manera, “caracteres de depresión, llanto,
decaimiento; y mientras unos son afectuosos y afables, otros tienen tendencia a la
discusión, a la violencia, al conflicto; (1939:212), de ello surge una nueva interpretación
referente a sus consecuencias sociales diferenciando alcoholismo y embriaguez, donde
la primera se manifiesta, según Muñoz con, “perturbación de la inteligencia, las ideas
son confusas, la palabra difícil, la marcha vacilante, los trastornos de la vista y la
sensibilidad (1939:213).
Una vez tipificado el alcoholismo como enfermedad social en el marco del discurso
higienista, la lectura de la situación tomaría nuevos alcances, de aquí que la
propensión al alcoholismo dependía de manera indirecta, de otros factores como el
lugar de habitación junto con las posibilidades y opciones de recreación; esto abriría la
discusión sobre la atención y tratamiento a ciertas poblaciones donde las instituciones
carcelarias y los hospitales no sólo ganarían importancia sino que se convertirían en los
focos de atención. En el caso de las cárceles, se establecería una relación entre
alcoholismo y criminalidad, concepción que se convirtió en una característica de la
embriaguez Bogotana lo cual justificaría la implementación de medidas restrictivas
tomadas a propósito del discurso higienista.
LA NACIÓN EBRIA 101
La construcción de una idea precisa de familia constituía uno de los desafíos en
materia social para la naciente república; ello implicaría hacer frente a un conjunto de
prácticas comunes que afectaban su esperada unidad y cohesión, en gran medida, las
practicas alcohólicas, muy comunes entre los hombres, pondría en entredicho el
modelo ideal de familia, las características más comunes son descritas por Muñoz de la
siguiente manera “El padre de familia deja de cumplir con sus obligaciones; abandona
a la esposa y a sus hijos, no atiende al sustento de la familia, ni a la educación de la
prole; el adolescente y el joven, desprecian su preparación, su formación para la lucha,
cuando se entregan torpemente a los halagos efímeros y morbosos del alcohol; el
obrero aumenta su desgaste orgánico y disminuye el rendimiento de su trabajo”
(1939:214).
El decaimiento generado por la ingesta excesiva de licor no sólo afecta a la familia,
sobre la cual se pretendía consolidar el engranaje central de la sociedad, al mismo
tiempo, trastocaría las bases de la idea un Estado fuerte y sano que buscaba
desarrollarse por aquellos años. Si bien los sectores políticos y sociales de mayor
influencia comprendían la gravedad del fenómeno de la embriaguez, no dejaron de
enfrentarse por cuenta de las discusiones correspondientes a la formalización de las
responsabilidades que el Estado debía asumir en este sentido. Muñoz señala la
debilidad con que en esta materia actuaba el Estado dando paso libre al desarrollo del
llamado vicio del alcoholismo, “pero lo más grave en el problema del alcohol, es que el
Estado fomenta su consumo, porque deriva fondos para atender al movimiento
administrativo, a la renta. Vías de comunicación, escuelas higiene, desarrollo de la
agricultura, quieren conseguirse estimulando la producción de alcohol para intoxicar al
padre, a la madre y al hijo (1939:216). Aquella apreciación está fuertemente
influenciada por el teórico de la criminalística Capea, quien señala la siguiente reflexión
“ De 304 niños nacidos de padres o madres alcohólicos murieron 132 recién nacidos,
padeciendo convulsiones 48, eran epilépticos y 60 aparentaban cierta salud 64”
(222) fuente no referenciada sacada de Lancereaux y Martín” La descendencia de
doscientos quince familias de alcohólicos – dice Legrain- ha dado tres generaciones u
LA NACIÓN EBRIA 102
cincuenta por ciento de alcohólicos, repartiéndose el resto entre degenerados,
convulsionarios, locos y criminales”.
El consumo en cifras. Primer intento
El carácter cuantitativo de las estadísticas revestía a las argumentaciones de
científicos, especialmente de los médicos, de gran credibilidad debido al nivel de
especificidad que aquellas supondrían; sin embargo, durante el período estudiado no
se encontraron estadísticas formales de la situación del consumo de embriagantes en
el país. Sin embargo el trabajo presentado por Luis Cuervo Márquez tendría, al menos,
una pretensión de especificidad aunque su estrategia se basaría en tomar datos
acopiados en otros países respecto a la problemática en cuestión, datos que por lo
general se entrecruzarían sin mayor cuidado con los pocos obtenidos respecto de la
situación nacional.
Para 1912 Luis Cuervo Marquez presenta una estadística que corresponde, según
este, a los consumos de alcohol en Colombia para tal fecha. Durante la presentación
del mismo se advierte que las cifras registradas corresponden a una lectura parcial
de la situación, al tiempo que dice revelar datos no referenciados tiempo atrás respecto
de la chicha, el guarapo, y demás bebidas no importadas. Uno de los propósitos de la
publicación de dicha estadística era producir una suerte de mapa del consumo de
embriagantes, de modo especial, aquellas producidas por efecto de la fermentación, sin
embargo el texto no sólo no es concluyente sino que se apoya en estadísticas
publicadas años atrás en países como Francia, Alemania e Inglaterra, es decir, hace
uso de cifras que corresponden a la situación propia de dichos países, lo cual da
cuenta de la falta de experiencia de los profesionales del país en aquella época para
generar estudios de esta envergadura, de aquí que se vislumbre con especial sorpresa
que dichas publicaciones, en gran medida, obedecían a una obligación implícita
contraída con los colegas al interior de sus comunidades científicas con el cuidado y la
necesidad que dar cuenta de manera precisa de la situación en cuanto tal al tiempo
que pudieran mostrarse como profesionales probos y preparados.
LA NACIÓN EBRIA 103
Con todo, de las conclusiones generadas en el mismo texto se extraen dos que dan
cuenta del contexto en temas de embriagantes y de la dirección que el gremio medio
buscaba tomar “1. El consumo de alcohol es un mal necesario, si por necesidad se
puede entender el uso generalizado. 4. El estado no puede propender por que se
ensanche el consumo del alcohol con el fin de aumentar sus rentas: estos sería
simplemente criminal. Está en la obligación de esforzarse en que su consumo
disminuya, o si esto fuere posible, en que se regularice.
Higiene y escuela. El estado y el juego de la conquista de nuevos escenarios
El discurso higienista buscaría abrirse terreno en los escenarios educativos, no sólo a
nivel de las academias de medicina, sino a nivel de las escuelas. El escenario escolar
constituía una oportunidad para hacer del mejoramiento racial, por medio del amor al
trabajo y de la adopción de prácticas higiénicas, pilares en la formación de las nuevas
generaciones al tiempo que se inculcaría una cultura del cuidado del cuerpo con
arreglo a la recuperación de capacidades orgánicas necesarias para las actividades
laborales.
La cartilla antialcohólica, Adaptación hecha por Martín Restrepo Mejía de la creada
por…, sería el resultado de una obra para instrucción primaria ordenada por el
entonces ministro de instrucción pública Carlos cuervo Márquez. Dichas cartillas
estaban concebidas con el propósito de prevenir y desincentivar el consumo de
bebidas alcohólicas especialmente aquellas de origen fermentado. Sin duda la Cartilla
anti alcohólica tendría un mayor alcance especialmente por su propuesta gráfica y de
contenido, intercalando una descripción formal de los efectos del consumo de
embriagantes con el acompañamiento de una historia gráfica de un par de hermanos
que representaban, el primero, Tomas, al consumidor habitual de embriagantes frente
al prototipo de hombre responsable, Luis, trabajador y de buenas costumbres.
LA NACIÓN EBRIA 104
Al tiempo que se insistía en las consecuencias físicas y comportamentales del
consumo de embriagantes, la cartilla dejaba entrever una suerte de jerarquía entre
éstas, desde las aceptables a las inaceptables. En razón a este propósito y haciendo
uso de las propiedades de la representación gráfica centrada en la historia del
mencionado par de hermanos, se genera una atmósfera relacionada no sólo con el tipo
de bebida consumida sino con la frecuencia en que se hacía, a continuación un aparte
de la mencionada historia, respecto a los hábitos de Tomás, “Desde entonces, sin
querer persuadirse de que las bebidas alcohólicas son un veneno, el pobre Tomas
bebió con frecuencia y decía:-sin tomar una copa antes de almorzar y comer, no tengo
apetito (1913:8), en contraste se exponía el caso de Luis, “Nunca bebió Luis ninguna
preparación alcohólica, sino vino y cerveza, y esto en las comidas y en corta cantidad.
Para sentarse a la mesa con apetito, suspendía a tiempo sus estudios y hacía un poco
de ejercicio pero nunca tomaba ni brandy ni aguardiente”. (1913: 9).
Del vino así como de la cerveza e incluso de la chicha se resaltarían sus propiedades
por cuenta de sus componentes químicos, considerándolas bebidas alimenticias que,
consumidas en gran cantidad pueden llegar a embriagar. De la cerveza se menciona
en dicha cartilla lo siguiente “La cerveza es más sana que el vino, porque a lo sumo
contiene 8 por 100 de alcohol y ofrece muchas más sustancias azoadas que el vino.
Cuando está bien preparada es una bebida nutritiva y favorable a la digestión
(1913:10).
En el caso de la chicha ésta se entiende como un buen alimento que, igual que el
aguardiente o la cerveza, su calidad depende de las condiciones de preparación, sin
embargo presenta un principio azoado llamado ptomaina considerado su componente
nocivo, específicamente venenoso, cuya acción se concentraba en el cerebro
generando embrutecimiento en el consumidor; de ello es necesario resaltar el continuo
uso de las palabras veneno y embrutecimiento, términos del dominio general que no
exige mayores explicaciones, pero que, curiosamente se integra al amplio conjunto de
expresiones y definiciones científicas sobre las que se soportan los contenidos tanto de
las cartillas como de las ponencias y artículos del gremio médico nacional.
LA NACIÓN EBRIA 105
Entre las bebidas que generaban mayor alarma entre las autoridades estaban el
guarapo, el ajenjo y el alcohol propiamente dicho; el guarapo era considerado un motor
y conductor de especial importancia en la propagación y contagio del paludismo, en
contraste, el ajenjo se consideraba la bebida homicida por excelencia “una ligera dosis
de ajenjo basta para excitar todo el sistema nervioso, perturbar las funciones
intelectuales y producir enseguida una gran postración de las fuerzas físicas y morales.
Este licor es una de las causas principales de la epilepsia. (1913:11)
Por medio de las características que, según estas clasificaciones, acompañaban las
reacciones alcohólicas según la composición de cada embriagante, se generarían los
criterios para caracterizar y determinar los nivel del alcoholismo, la principal de
aquellas, según se muestra en la cartilla anti alcohólica es la siguiente, “llámese
alcoholismo al conjunto de trastornos producidos en el organismo por el uso del
alcohol o el abuso de bebidas alcohólicas” (1913:22), de aquí se desprenden entre
otras clasificaciones, la que se refieren al alcoholismo agudo que consisten en “la
ingestión de fuertes dosis de bebidas alcohólicas en breve tiempo por personas no
acostumbradas a tomar las produce en ellas la embriaguez, beodez o borrachera. Este
es el alcoholismo agudo, En estas personas el alcohol, produce al principio una
excitación general, se activa la respiración y la circulación y se eleva la temperatura; se
experimenta una sensación de bienestar, aumenta la locuacidad, se exaltan las
facultades intelectuales y se hace más fácil la expresión verbal y mímica. Así el alcohol
seduce a sus víctimas al principio. A medida que aumenta la bebida, crecen los
impulsos de la acción, y se relajan los frenos que contiene al hombre normal dentro de
la prudencia y la circunscripción” (1913: 23).
De otra parte, el alcoholismo crónico se diferenciaba del agudo en que, aun cuando su
consumo no fuera inmoderado, es decir, en altas cantidades, si se presentaba de
manera frecuente, lo cual indicaba que un alcohólico crónico podría experimentar las
afecciones físicas y mentales de un agudo sin experimentar uno de los efectos
característicos, la embriaguez o el estado de beodez. Mejía en su cartilla genera una
explicación de aquel cuadro sintomático, “pero es que a las pequeñas dosis empleadas
LA NACIÓN EBRIA 106
al principio sucedió el fenómeno de acomodación, adaptación o mitridatismo, en virtud
del cual se acostumbra al cuerpo a soportar alcohol, y al fin aquellas dosis no alcanzan
a producir la excitación deseada, entonces el bebedor las aumenta sin sentir otra cosa
que esa excitación, sin embriagarse y cree que él es muy fuerte para el alcohol y que
lo resiste impunemente cuando lo que sucede no es sino que se va envenenando
lentamente y evitando las manifestaciones agudas del envenenamiento (1913:26)
Los esfuerzos son constantes en poner de manifiesto los múltiples problemas tanto
físicos como sociales asociados al alcoholismo, sobre éste último aspecto se hace una
mención especial a las afectaciones a que se enfrentan las familias cuando uno o
varios de sus integrantes padecen alguna forma de alcoholismo. Estos no se limitan,
como era de esperarse, a aspectos físicos y de convivencia de los consumidores, al
tiempo, las implicaciones se proyectan hacia la ascendencia, sobre quienes recae una
alta probabilidad de heredar el habito, al tiempo que ésta reproduciría los males físicos
y mentales asociados. Sobre aquella explicación se toman como principales referentes
al Legrain y Morel de quienes Martínez toma la siguiente caracterización, según
Legrain “si ambos padres son alcohólicos, resulta en los hijos la tendencia irresistible a
la bebida. “Si ambos padres son aficionados al ajenjo, los hijos resultan epilépticos de
una manera casi fatal” (1913:31), por su parte, según la descripción dada por Morel
cada generación manifiesta una serie de consecuencias las cuales llegarían hasta la
cuarta generación, “Primera generación: inmoralidad, depravación, excesos
alcohólicos, embrutecimiento moral. Segunda generación: embriaguez hereditaria,
accesos maniacos, parálisis general. Tercera generación: sobriedad, tendencias
hipocondriacas, delirio de persecución, tendencias homicidas. Cuarta generación:
inteligencia poco desarrollada, primer acceso de manía a los diez y seis años,
estupidez, transición al idiotismo, y por último, posible extinción de la raza. (1913:34).
El panorama relacionado con las enfermedades asociadas al alcoholismo buscaba
prender las alarmas en toda la sociedad, más aun cuando las enfermedades
mencionadas se caracterizaban por sus dramáticas manifestaciones, razón por la cual
eran reconocidas igual que temidas por todos. Entre estas las más mencionadas eran
LA NACIÓN EBRIA 107
la idiocia, la imbecilidad, la epilepsia, la hidrocefalia y las manifestaciones escrufulosas
y pesadillas. Aquellas manifestaciones tendieron a relacionarse con conductas contra la
moral específicamente la comisión de crímenes, ello es descrito así, “Mozos de buenos
precedentes se embriagan en un día de fiesta; el alcohol en ellos despierta instintos
brutales; el crimen se realiza por cualquier causa, y el responsable llora después
arrepentido, (1913:35), junto al crimen el alcohólico es imprudente y violento, de modo
que sus capacidades para razonar.
De tal modo se perfilan los renombrados esquemas de temperancia que
desembocaban, al menos en la teoría, en la reducción de actos violentos, el control del
estado de ánimo y fundamentalmente un aprendizaje encaminado al control de las
pasiones, todo ello por cuenta de las características y sintomatología de un estado de
embriaguez común, que según la descripción presentada por Mejía, presenta las
siguientes características, “El bebedor es incapaz de concepciones rápidas, de
entender las ciencias, desarrollar las artes, emprender en nada que exija inteligencia y
perseverancia. El deja rodar la vida con una indiferencia completa, y nada le importan
su familia ni la sociedad, ni aun su propia suerte. Pronto empieza a sufrir de
alucinaciones, y al fin pierde casi por completo la memoria y la conciencia, y cae en un
vergonzoso estado de indiferencia e inanición. (1913:112).
Continuos refuerzos a la higiene escolar. Nuevas cartillas
Para 1917 Pablo García Medina, quien para la fecha seria el Director Nacional de
Higiene, expondría de modo directo las características y la sintomatología propia de los
estados de embriaguez pone en marcha una segunda cartilla cuyo propósito es
promover prácticas anti alcohólicas en las escuelas primarias. En ella se retoman
algunos elementos que están contenidos en la cartilla antialcohólica de Martín Restrepo
y mantiene la línea argumental de las publicaciones seriadas de médicos e higienistas,
en la cual se remarcan los elementos jerárquicos entre embriagantes no sin resaltar,
una vez más, sus consecuencias para el mejoramiento de la raza y con ello el de la
patria.
LA NACIÓN EBRIA 108
Aun cuando las embriagantes no son consideradas alimenticias ni benéficas para el
organismo, no se desconoce su capacidad estimulante, sin embargo la frontera entre el
estimulante y el depresor de las funciones físicas y mentales es estrecha, es sobre esta
frontera donde ésta cartilla busca enfocar su contenido mostrando una síntesis de las
causas del alcoholismo, “1. La malísima costumbre de tomar una copita de licor antes
de almorzar o de comer, costumbre funesta que daña el estómago y nos va llevando al
abuso de los alcohólicos, 2,la compañía con individuos que tienen esta costumbre,
pues ellos nos inducen a la intemperancia y pretenden demostrarnos que las bebidas
alcohólicas son provechosas; 3, la falsa idea de que el alcohol es alimento, que
combate el frio y el calor y que evita muchas enfermedades; 4, la falta de parquedad y
de regularidad en las comidas, lo cual nos induce a usar de licores alcohólicos o de
vinos fuertes en abundancia; 5, la falsa idea de que sin el aguardiente o la chicha no
pueden los trabajadores desempeñar sus tareas”.(1917:33)
LA NACIÓN EBRIA 109
Capítulo 4. Ley, embriaguez y autoridad
La relación existente entre la configuración de las normas jurídicas y morales y el
discurso medico higienista, pondrían en evidencia una suerte de caracterización de la
sociedad Colombiana entre quienes aducían cumplir, conocer y respetar las normas
jurídicas y morales de aquellos que eran señalados de no hacerlo. Sin duda, las
normas se convierten en referentes para la proyección de un modelo de sociedad
deseado, al tiempo que clasificaría e identificaría todo aquello que buscaba ser
eliminado de ella, lo que constituiría el punto de quiebre y transformación de
determinadas ideas, según lo argumenta Baczcko “Las ideas- imágenes utópicas
actúan, cada vez más, como relevo a otras formas del imaginario colectivo, en especial
a los mitos políticos modernos tales como el Estado - Nación, el Progreso, la
Revolución. (1999:7)
Durante el proceso se moldean, conforman e incluso imitan un conjunto de
representaciones o referentes representacionales que impulsan una nueva perspectiva
dirigida hacia un modelo de sociedad deseada, lo cual, no se da sin sobresaltos, antes
bien, la práctica que supone la conformación de una nueva sociedad se enfrenta
invariablemente a obstáculos que le son propios, re inventando y replanteando sus
representaciones iniciales.
Los elementos representacionales personificados por el espectro normativo o legal
determina las características del ejercicio del poder político y social, legitimándolos y
dando forma a sus mecanismos y estrategias de control, fortalecidos gracias al
entramado simbólico que las permea y que además no se dan de la misma forma para
todos, antes bien, influyen de maneras diversas a nivel individual y colectivo.
La comunidad científica Nacional rápidamente ganaría terreno en el escenario político
logrando, a la vez, influir considerablemente en las decisiones sobre lo público, según
lo señala Ospina “La vinculación a los estamentos del gobierno tiene que ver con la
configuración histórica de la sociedad, que heredó de la colonia la burocratización de
las profesiones liberales ante la ausencia de una institucionalidad consolidada de
LA NACIÓN EBRIA 110
carácter privado desligada del Estado. La ausencia de un campo de acción de mayor
envergadura ante la precariedad económica, hizo del estado el principal proveedor de
cargos y opciones laborales para los profesionales (Ospina, 2012: 2).
El ejercicio del poder es determinante en la configuración de los imaginarios, incluso
influye de modo importante en la legitimación de unos con respecto a otros, lo cual,
influye directamente en el curso de lo social, “Los políticos, y en especial los “jefes”,
son apreciados no solo en razón de su competencia, de su energía, de su firmeza, de
su voluntad, etc, sino también en función de la imaginación política y social que se le
otorga o se le niega” (1999:11).
El poder simbólico de la ley reside en la capacidad de acotar los criterios interpretativos
sobre sus objetos de representación en una sociedad dada, en este sentido las leyes
se componen de elementos que están contenidos dentro de un marco de interpretación
y de comprensión de experiencias en común y que confieren un sentido de veracidad a
la realidad vivida y compartida, de aquí que el proceso de independencia supuso
nuevas formas de control social por medio de los cuales se esperaba sentar las bases
para la construcción de una sociedad civilizada, orientada hacia las dinámicas del
mundo moderno asumiendo las leyes como uno de sus pilares fundantes. Sin duda,
aquella situación se inclinaría de manera especial al control de los cuerpos, buscando
encauzar sus capacidades a favor del fortalecimiento del naciente Estado, aspecto que
abriría el camino a la formulación de una serie de nuevas perspectivas para la vida de
los ciudadanos.
La asimilación y la apropiación de las leyes por parte de la sociedad tuvo particulares
características; su acatamiento y aceptación no se dieron mansamente, aquel proceso
se asumió, por mucho, de manera ambigua, situación que obligaría a las autoridades a
diseñar estrategias de mayor persuasión. Aun cuando los efectos de la norma sobre la
sociedad eran evidentes, el nivel de apropiación de las mismas era, en gran medida,
aparente, más aun si se trataba de aspectos que afectaban o modificaban prácticas ya
arraigadas en la cotidianidad.
LA NACIÓN EBRIA 111
Así, las leyes tendrían una implicación directa y estrecha con la re conceptualización de
los estilos y formas de vida, lo cual implicaría una nueva lectura de las capacidades,
posibilidades y cuidados del cuerpo, visto ahora como un cuerpo social, vinculado por
origen al Estado cuyo punto de encuentro sería el discurso sobre la salud y la higiene al
tiempo que fortalecería las comunidades científicas y encauzaría la configuración
ideológica del Estado.
Una mirada a las constituciones
Desde la constitución de Cundinamarca de 1811 hasta la constitución política de 1886
se ha planteado como uno de los objetivos centrales de la sociedad Colombiana la
procura de la felicidad pública. Desde la constitución de Cundinamarca se asume como
una de las responsabilidades de la instrucción pública que “el cuerpo legislativo tendrá
en mucha consideración y el gobierno promoverá con el mayor esmero los
establecimientos que miran a esta parte importantísima de la felicidad el estado”
(1811:187).
La felicidad, pues, estaría acotada dentro de un esquema de principios los cuales se
activarían en razón al aparato educativo, así lo señala la presente constitución “los
objetivos de la enseñanza serán leer, escribir, dibujar los primeros elementos de la
geometría, y antes que todo, la doctrina cristiana y las obligaciones y los derechos del
ciudadano conforme a la constitución” (1811:187).
Por medio de la constitución se regularían todos aquellos elementos que garantizaran
la felicidad publica y constriñendo todos aquellos aspectos que fueran en detrimento de
ella, de aquí que la felicidad tendría estrechas relaciones con la libertad, la cual, según
el título XII es concedida al hombre “no para obrar indistintamente el bien o el mal, sino
para obrar el bien por elección”.
LA NACIÓN EBRIA 112
Pero la felicidad, la libertad y el bien debían darse dentro de los lineamientos que dan
cuenta del ser ciudadano, esto es, de lo que se espera de los seres susceptibles de ser
reconocidos como ciudadanos: de este modo, el ciudadano es reconocido como tal
según la capacidad y la disposición para cumplir con sus deberes, desde esta
perspectiva era reconocible quien era o no, un buen ciudadano y quien, y bajo que
condiciones no sería reconocido como tal. El título XIII da cuenta de los deberes del
ciudadano, específicamente en su numeral 2, “estos están encerrados en la pureza de
la religión y de las costumbres, en la observancia de la Constitución y el sometimiento
a las leyes.”(1811:190).
En consecuencia, la inobservancia de estos principios pondría al descubierto quienes
no eran ciudadanos y/o quienes no se les reconocía o suspendía esta virtud. Así, en el
numeral 16 es suspendida o no reconocida la calidad de ciudadano por las siguientes
consideraciones, “los vagos, ni los que por sentencia dada con las formalidades
necesarias, hayan sido arrojadas del seno de la sociedad ni los que siendo llamados
al servicio de la Patria, se excusen sin legitimo impedimento”. 190. Del mismo modo
son tipificadas las conductas que hacen reconocibles a los llamados malos ciudadanos,
ello es explícito en los numerales 4 y 5 a saber: “4. no es buen ciudadano el que no es:
buen hijo, buen padre, buen hermano, buen amigo, buen esposo. 5. no merece
tampoco este nombre el que no observa religiosamente las leyes, el que por intrigas,
cábalas y maquinaciones elude el cumplimiento, y el que sin justo motivo se excusa de
servir la patria.“(1811:191).
En el marco de la constitución de 1832, en su artículo 10 sería contemplado como
causal de suspensión de la ciudadanía la enajenación mental y en el artículo 5 a los
vagos declarados por tales, condiciones que se mantendrían hasta la constitución de
1886 en la que, incluidas las anteriores, formularia unas nuevas bajo el título II, entre
las que llama especialmente la atención el artículo 17 que asume la beodez habitual
como una de las principales causales.
LA NACIÓN EBRIA 113
Los limites que encierran la condición de ciudadanía pues, mantiene como su eje de
acción las principios religiosos de la iglesia católica, aspecto que, si bien es obvio y
explícito en los principios constitucionales, cabe resaltar el nivel de influencia que estos
principios tienen en la conformación de la sociedad y el Estado, de aquí lo expresado
en el artículo 53 del título IV de la constitución de 1886 sobre dichas relaciones “la
iglesia católica podrá libremente en Colombia administrar sus asuntos interiores y
ejercer actos de autoridad espiritual y de jurisdicción eclesiástica, sin necesidad de la
autorización del poder civil, y como persona jurídica, representa a cada diócesis por el
respectivo legitimo prelado, podrá igualmente ejercer actos civiles, por derecho propio
que la presente constitución le reconoce”.
La iglesia. Entre los límites de lo jurídico y lo moral
La iglesia católica no solo entraría en el debate de los grandes temas sociales sino que
trazaría las pautas éticas y morales de la sociedad, de este modo, la bebida y la
embriaguez constituiría unos de los puntos centrales de sus reflexiones generando
numerosas publicaciones a todos los niveles.
A comienzos del siglo XX la intervención de la iglesia en asuntos clave del acontecer
social y político la convirtió en un censor de gran importancia. Más que advertir sobre
las afecciones físicas que produjera la ingesta de embriagantes pretendía encauzar el
debate sobre los que éstas podrían generar en el espíritu del cristiano lo cual
desembocaría en graves consecuencias en torno a cuerpo, el cual, es compartido con
Dios y el Estado. La gravedad que revestía la ingesta de licores estaba condicionada
por la imposibilidad que le supondría a los hijos de Dios manejar a voluntad las
cuestiones del espíritu y de la gracia, de modo que la embriaguez es entendida
entonces como un pecado, para la Diosesis de Ibagué la borrachera era considerada
un pecado y en consecuencia una fuente de pecados, al respecto afirma, ”todo acto
voluntario que conduce a la embriaguez es un pecado de gula, toda vez que consisten
en un exceso en el beber, innecesario de todo punto para nuestra nutrición y desarrollo.
LA NACIÓN EBRIA 114
El borracho habitual es, por tanto, un hombre empedernido en el pecado; un vicioso
en el más recto sentido dela palabra, es decir, que no solo peca, sino que hace del
pecado costumbre o habito. No hay que ponderar cuan inmensa desgracia es esta para
el borracho, al que constituye en enemigo de Dios y le aparta de su gracia, único
camino de la bienaventuranza eterna.(1911: 5)
Lo que haría aún más grave el pecado de la embriaguez es su carácter voluntario, es
decir, que para la iglesia el comportamiento del embriagado carecía de control de las
pasiones sin embargo se aducida de su conducta que era perfectamente consiente, de
tal modo “La embriaguez es un estado que, como dice el pueblo, quita la vergüenza,
mas no el conocimiento; lo que significa que el borracho encuentra en la excitación del
alcohol la osadía que en su estado natural suele faltarle para cometer toda clase de
crímenes, pero no pierde la responsabilidad de dichos actos malos. El borracho sabe
que peca, y por tanto, es culpable de sus acciones; lo que sucede es que la borrachera
le da el necesario atrevimiento para realizar lo que en su cabal juicio no sería capaz de
llevar a cabo. (1911:6)
Esta reflexión dejaría entrever en el comportamiento del alcoholizado a un potencial
criminal, aspecto que tendría como especial característica una suerte de enfermedad
punible ya que se asumiría que por cuenta de aquella ingesta aumentaban
proporcionalmente los delitos de sangre, o como lo afirman las comunidades religiosas
de comienzos del siglo XX “ El hombre ebrio pierde momentáneamente la razón, la
embriaguez es una locura corta.(1911:12) cuyas características son, “desprende una
suerte de alteraciones al estado del ánimo que desembocan en atolondramiento
intelectual “La impaciencia, la cólera sin motivo, Este hombre ordinariamente dócil,
sufre cambios profundos en su carácter, que no piensa ni puede atribuir a su verdadera
causa.(1911:15)
Relaciones normativas sobre las embriagantes
Las tensiones suscitadas en materia del control al consumo y especialmente a la
LA NACIÓN EBRIA 115
producción de embriagantes se extendería desde el siglo XVII hasta mediados del
siglo XVIII, en gran medida por la participación que algunas congregaciones adscritas a
la iglesia católica tendrían en los procesos de producción, lo cual se evidenciaba por el
número de alambiques de su propiedad, aquello los convertiría en miembros visibles en
el mapa de la producción de embriagantes, especialmente de aguardiente.
Según la misiva presentada al Concejo Real de Indias el 13 de Febrero de 1699 que
expondría los pormenores de los procesos tributarios al aguardiente y a la chicha y
sumada a la dificultad que representaba tomar medidas drásticas acerca del consumo
de embriagantes, haría especial énfasis en los perjuicios que la introducción del
aguardiente genera en las costumbres alimenticias de los indios, “en carta de 29 de
julio del año pasado de 1690 de los perjuicios que se seguían con la introducción del
aguardiente de la tierra y el descaecimiento en los tributos de los indios por las
enfermedades y muertes repentinas que ocasiona esta bebida tan nociva y que aunque
la prohibición con imposición de penas no la pudo quitar del todo por tener los
eclesiásticos trapiches en que la fabricaban, se sirvió vuestra Majestad con vista en
dicho informe encargarme por cédula de 8 de Julio del año pasado de 1693
reconociese el provecho o daños que se siguen a los indios del uso de esta bebida y
las muertes repentinas y enfermedades que se conozca provienen de ella y si tienen
otra que gastar menos nociva y que constando ser cierto hiciese que los eclesiásticos
se abstuviesen de este género de trato en cumplimiento de las leyes y cédulas que lo
prohíben y sobre todo informase por menos por menor para proveer lo conveniente.”
(1997:2).
Para elegir las embriagantes menos nocivas a fin de generar tributos fueron
convocados Hombres Doctos que determinaran por un lado el volumen de afectación
que generaban ciertas embriagantes a fin de limitar su producción y consumo y
establecer limitaciones a la censura para su distribución y venta, de tal modo, según
señala la misma misiva “ocurrieron a vuestra Majestad con testimonio de los autos y
con vista de ellos se sirvió de librar cédula de 26 de diciembre del año pasado de 1676
aprobando lo obrado por el dicho Maestro don Fray Juan de Arguinao, rogándole y
LA NACIÓN EBRIA 116
encareciéndole no permitiese con ningún motivo ni pretexto se usase de la dicha
aguardiente, con lo cual estuvo algunos años corriente el efecto de las dichas
censuras, no obstante a que algunas personas con poco temor de ellas y en grave
perjuicio de sus conciencias la sacaban y vendían y aunque se procedía contra ellas a
declararlas y fijarlas y sacarles algunas multas era materia imposible que tuviese
cumplimiento lo mandado, creciendo de manera este daño que públicamente se hacía
irrición y menosprecio de las dichas censuras con harto escándalo de la república con
que fue necesario hacer otra junta de hombres doctos en virtud del ruego y encargo
que se me hizo por la Real Audiencia por el año pasado de 1694 en orden a levantar
las dichas censuras, como se hizo, por haber parecido el medio más eficaz para la
salud de las almas y que los que morían embriagados no muriesen excomulgados,
dejando el remedio de estos daños y perjuicios al rigor de la justicia secular, ya que no
habían sido bastantes las armas de la Iglesia que tanto se habían despreciado”.
(1997:2).
El procedimiento usado para disminuir el número de muertes de indios por ingesta de
licores, igual que se haría con la disminución del aguardiente de la tierra, no se centró
en la prohibición sino en estancar su venta, decisión que fue interpretada como la más
saludable para los indios, y para las ciudades en materia del mejoramiento de la
infraestructura, “Y supuesto, Señor, que por una ni otra parte ha tenido remedio daño
tan considerable especialmente en los indios naturales y en la gente pobre, fuera muy
conveniente y del servicio de Nuestro Señor y de vuestra Majestad que esta bebida de
aguardiente de la tierra y de las Islas se estancase por cuenta de la Real Hacienda,
cargando un género de tributo para propios de la ciudad, aliño de puentes y caminos, o
lo que vuestra Majestad fuere servido para que el estanque y no en otra parte alguna
se venda con precio y medida y que los trapicheros que la fabrican la lleven y
entreguen al Administrador que se nombrase o la arrendare para que le dé su dinero
imponiendo gravísimas penas a los que en otras forma la beneficencia [...] adulteran y
hacen casi venenos como constó de las declaraciones de los médicos y por último
volverán los dichos indios a la continuación de su bebida antigua que comúnmente
llaman chicha que se hace de maíz y les sirve de sustento y de mucho vigor para el
LA NACIÓN EBRIA 117
trabajo, si bien se hace ya tan adulterada con los ingredientes que le echan la hacen de
mala calidad causando muertes repentinas”. (1997:3)”.
La forma particular como tomaría cuerpo el contexto social post- independencia frente a
la norma pondría en evidencia, a su vez, el pulso generado entre la sociedad existente
y la idea de sociedad deseada; ello implicaría transformaciones drásticas en los estilos
de vida, especialmente de los más pobres, como una posibilidad de aumentar sus
capacidades para el trabajo a base de referentes éticos y morales. Aquellos referentes
funcionarían como regulador de las conductas, lo que a su vez implicaría la
construcción de nuevos límites que, con el tiempo, darían forma al concepto de
temperancia que, para efectos de las embriagantes implicaría, en el caso de algunas
bebidas como la chicha, su desaparición no sólo del mercado, también de los hábitos
alimenticios y de esparcimiento de la sociedad, el volumen de producción y finalmente
el control de los tiempos o momentos en que era permitido y/o prohibido su consumo.
De aquí la necesidad de adelantar procesos de recomposición de la sociedad, lo que a
los ojos del Estado, parecía dar frutos a muy largo plazo, en parte, por una supuesta
incapacidad de la sociedad para gestionar de modo efectivo su cotidianidad y
existencia tanto individual como colectiva, situación que a la postre seria visto como un
gran problema para la industria y para el desarrollo de la Nación, de aquí que el
potencial individual se desarrollara en dirección contraria al potencial social e industrial
esperado.
En el marco de las acciones propias y asociadas al consumo de embriagantes, en
especial en los casos donde el consumo era inmoderado, las consecuencias se
manifestarían de modo significativo en la alteración del orden familiar, pilar
fundamental de la conformación de la sociedad y garante del acatamiento de la carga
ideológica del Estado. La secuela a dichas alteraciones implicaría, al tiempo, una
afectación de orden estatal dando paso a la configuración de esquemas para la
tipificación de delitos o contravenciones en ese contexto desbordando el alcance de la
LA NACIÓN EBRIA 118
autoridad familiar llegando hasta los juzgados. Generalmente los pleitos familiares
estarían asociados a asuntos criminales y procesos de tipo civil.
En aquellos casos en los que la causa de las agresiones era la embriaguez del marido,
los jueces advertían al esposo la necesidad de dejar la bebida, pero en todo caso
aconsejaban al marido y a la mujer que evitaran vivir separados.(2006:76 )
De la transición a la consolidación de la norma. Siglo XX
Los aspectos normativos relativos a la bebida y la embriaguez empiezan a tomar forma;
un primer reflejo de aquello es el acuerdo 14 de 1916 que sería el producto del
acuerdo 19 de 1914, el cual reglamentaría aspectos relativos a la higiene y a las
condiciones físicas de los expendios de embriagantes que, aun cuando fuera derogado
por el acuerdo Distrital 15 de 1922 dejaría entrever los referentes científicos y sociales
que justificarían la orientación jurídica respecto a la producción, consumo y tipificación
de embriagantes a lo largo de siglo XX. Aquellas condiciones son palpables en las
consideraciones entre las que se destacan las siguientes:
1. “Que son notorios los estragos que causa el alcoholismo en relación con la moral
y la salubridad públicas y la degeneración visible de la raza;
2. Que es deshonroso para la capital de la República que sea en ella donde existen
más establecimientos de expendio de bebidas embriagantes que en cualquier
otro Municipio del país, en relación con las respectivas poblaciones de la una y
de los otros;
3. Que la circunstancia de expenderse en esos establecimientos las bebidas
embriagantes de que se trata, junto con los alimentos, fomenta el hábito de
tomarlas y lleva a los hogares la discordia, y constituye un ejemplo pernicioso
para las generaciones que se levantan;
4. Que en esos establecimientos se fomentan frecuentes desórdenes y se cometen
numerosas infracciones de policía y aun delitos, especialmente de sangre, o que
LA NACIÓN EBRIA 119
de ellos se sale con frecuencia en estado de embriaguez, propicios para
cometerlos fuera de ellos;
5. Que la ciencia demuestra que los hijos de los alcoholizados son seres
degenerados, incapaces para el trabajo y agentes en embrión de crímenes o
delitos;
6. Que los establecimientos de que se trata no se hallan sometidos a las más
triviales reglas de higiene;
7. Que la preparación de la chicha, por la naturaleza de las sustancias que entran
en ella y la manera como se hace, da lugar a mucho desaseo y en ella se
producen toxinas terribles, procedentes de las ptomainas y leucomaínas
originadas por las series de fermentaciones a que se somete el maíz, con grave
daño de la salud de los consumidores y del estado sanitario de la ciudad;
8. Que es deber imperioso del Concejo velar por la salud y moralidad del pueblo,
para que en él reinen la moral cristiana y las costumbres sanas y sencillas y para
que no degenere el vigor de la raza ni se perviertan sus buenos sentimientos.
(citar del texto 1932, 245.)
Sobre aquella base serían planteados 22 artículos que componen el acuerdo en
donde se establecen los procedimientos con que se esperaba controlar el consumo
de embriagantes, especialmente de chicha. El eje central de la medida buscaría
clasificar los sitios de expendio de embriagantes de acuerdo a su razón social y
junto con ello, al tipo de licores que ponía a la venta en dichos establecimientos.
Aquella división correspondería a 3 categorías contenidas en el articulo 1 de aquel
acuerdo en el que se establecerían los gravámenes en razón a las condiciones de
tales establecimientos, a saber:
“Primera: La forman aquellos en los cuales se consuman chicha y licores destilados
(como brandy, whisky, aguardiente, mistelas, cremas o pousse cafés, y en general,
los que tengan más de 22 grados de densidad alcohólica), o una o algunas de tales
bebidas, y en que, además, se expendan alimentos u otros productos;
LA NACIÓN EBRIA 120
Segunda: La constituyen aquellos en los cuales se consuman solamente chicha o
licores destilados, o alguna o algunas de tales bebidas, y por consiguiente no se
expenda ningún otro producto; y
Tercera: La componen los establecimientos en que sólo se consuman separada o
conjuntamente alimentos y bebidas fermentadas distintas de la chicha, tales como
vinos y cervezas, y en que, por consiguiente; no se expendan chicha ni licores
destilados.”
Además de los impuestos de que serían objeto estos establecimientos se adoptarían
medidas de tipo arquitectónico que demandaban desde la incomunicación entre los
establecimientos mencionados con las casas contiguas, hasta la adaptación de cielo
rasos como condición especial para la elaboración de fermentadas, ello con la intención
de regular tanto la venta como el consumo de embriagantes al tiempo que
perfeccionaría los controles al orden público.
Pero tendría la chicha un control más detallado y exigente, ello se puede evidenciar en
el articulado de la presente ley. En el artículo 7 se expondría la necesidad de generar
mayores controles a las chicherías a las cuales se les exigiría un aviso distintivo
acompañado por un farol de luz verde, al tiempo que dichos establecimientos estarían
vigilados de cerca por la Oficina de higiene y salubridad como consta en el artículo 17.
Según Aquel acuerdo el diez por ciento del dinero recaudado sería utilizado para
organizar concursos que sirvieran como estímulo a los fabricantes de chicha y cerveza
para que la elaboración de aquellos productos cumpliera con condiciones higiénicas y
que la bebida se pudiera ofrecer a un mejor precio.
Finalmente por medio del presente acuerdo entraría en el escenario escolar la
Dirección Nacional de Higiene por medio de la creación de cartillas destinadas a la
prevención del alcoholismo seguidas de conferencias semanales obligatorias en los
establecimientos educativos como constan en el artículo 14 y 15.
Posteriormente, las patentes de sanidad serían una exigencia para el funcionamiento
de tales establecimientos las cuales debían ser renovadas y presentadas cada 6
LA NACIÓN EBRIA 121
meses; de igual modo, las chicherías debían están registradas ante la alcaldía
municipal para garantizar su funcionamiento. Igualmente las chicherías deben funcionar
de acuerdo a las especificaciones espaciales determinadas por la Alcaldía y la
Dirección Nacional de Higiene, De este modo los expendios de embriagantes, con
especial énfasis en las chicherías, deben funcionar de acuerdo a la ordenanza 30 de
1919:
“También queda prohibido el funcionamiento de chicherías en las plazas, vías públicas
de mayor tránsito y por donde pasan tranvías y ferrocarriles; a menos de cien metros
de los templos, cuarteles, cáceles, hospitales, asilos y establecimientos de educación
que funcionen en local propio y con carácter definitivo.”, Este aspecto es más
específico en el artículo 2 que posteriormente fue modificado por el acuerdo Distrital
61 de 1922, “Cuatro meses después de sancionado el presente Acuerdo, no se
permitirá el funcionamiento de chicherías dentro de los cuadriláteros formados: uno por
las calles 1. Y 26 y las carreras 3 y 13, y otro por las calles 52 y 67 y las carreras 1 y
16. En estas áreas de prohibición se comprenden ambas aceras de las calles y
carreras que las limitan.
Las normativas establecían una serie de multas que buscaban poner en cintura las
chicherías y regular su funcionamiento rápidamente, de igual modo, se exigía poner en
estos establecimientos piezas publicitarias que evidenciaran los efectos nocivos de la
ingesta de embriagantes, ello consta en el primer parágrafo de la presente norma
donde se menciona que dichas piezas deben ser las creadas por el Doctor E. Liseaga.
Finalmente no se permitirá el ingreso a dichos establecimientos a menores de 18 años
ni a adultos que estén acompañados de menores de edad.
La resolución 146 de 1921 buscaría dar fuerza a algunos aspectos de la campaña anti
alcohólica en lo referente al control de epidemias como la tuberculosis y otras
enfermedades infecciosas, del mismo modo se buscaba reducir los indicies de casos
de enfermedades mentales y los índices de criminalidad, ello da paso a la Liga
Nacional contra el alcoholismo cuyas funciones serían generar los estudios de nivel
administrativo jurídico y social referentes al impacto de bebidas fermentadas y/o las
LA NACIÓN EBRIA 122
llamadas espirituosas dando especial fuerza a la conformación de sociedades de
temperancia y abstinencia. De tal modo, la liga tendría notable influencia en las
decisiones generadas por las autoridades en esta materia y además en la aplicación de
las mismas bien sea por medios persuasivos como coercitivos para paliar y reducir los
índices de alcoholismo.
Con todo, el alcance de esta norma no se limitaría a los contextos de alcoholismo
propiamente dichos, más aún, se concentraría en aquellos aspectos de la vida
cotidiana de los trabajadores en cuanto a su vestimenta, alimentación y vivienda al
tiempo que adelantaría procesos educativos por medio de publicaciones y conferencias
que se convertirían en uno de los pilares de la política antialcohólica. Los
establecimientos debían contar con unas ciertas especificaciones que en general se
dirigirían a que facilitaran su vigilancia, de igual manera dichos establecimientos no
podrían estar lejos de la vigilancia de la policía, por lo cual no se permitiría edificar en
sitios apartados de la ciudad o por fuera del control policial.
Sobre esta norma toma especial fuerza el concepto de prohibición a la venta, consumo
y fabricación de las llamadas bebidas espirituosas, además se haría especial cuidado
en los grados de alcohol que cada bebida debería tener por norma. Para 1923 entraría
en vigencia la ley 88 con la cual se buscaría contener el consumo de embriagantes
haciendo control del mercado otorgándole la responsabilidad de suprimir y/o eliminar
rentas a los licores directamente a los departamentos al tiempo que recaería sobre
éstos la responsabilidad técnica e higiénica de su producción dentro de sus territorios.
Las rentas producto de las embriagantes serían responsabilidad de los departamentos
bajo la premisa del beneficio de la moralidad y la salubridad públicas, como consta en
el artículo 2 de dicha ley en donde además del control generado a los licores sería el
mismo departamento el que autorizaría la realización de festejos y celebración de
festividades, con lo cual tendría control completo sobre los espacios de divertimento, la
distribución y venta de licores. Esta norma sería más específica en cuanto al volumen
del alcohol que ciertas embriagantes deben contener cuyo esquema de medida sería el
LA NACIÓN EBRIA 123
aerómetro de Cartier; en razón al artículo 4 la directriz sería la siguiente: “En la
administración de la renta por los departamentos, estos deberán producir tales licores
directamente o por medio de contratos con particulares, sin que puedan vender licores
de otros grados que los siguientes del areómetro de Cartier: aguardiente común,
anisado y ron, de no más de 20 grados, y el alcohol de no menos de 30 a 40 grados”,
evitando e incluso eliminando toda sustancia considerada nociva en su producción.
Con la implementación de dicha ley se ensancharía la capacidad rentística para los
departamentos, al tiempo que controlarían tanto la entrada como salida de licores
estimulando la producción propia y gravando tanto los licores de otros departamentos
como los licores extranjeros, especialmente aquellos obtenidos por medio del proceso
de fermentación. Es así como se eximiría de gravámenes, entre otras bebidas como las
gaseosas, a las cervezas, siempre que su contenido alcohólico fuera igual o menor a
4% y que su fabricación cumpliera con las especificaciones técnica e higiénicas.
Dentro de los controles para la fabricación de embriagantes presentes en esta ley se
haría un estricto filtro a las embriagantes de producción fermentada limitándolas a
aquellas extractadas de uvas o frutas, al tiempo que solo se permitirían la venta de
cervezas con contenido menor del 4% en horario de 6 de la tarde a 6 de la mañana,
situación que pondría en clara ventaja a los grandes fabricantes de cerveza; según el
articulo octavo, algunas otras indicaciones serían las siguientes, “no se permitirá el
expendio de bebidas fermentadas de las seis de la tarde a las seis de la mañana, ni los
domingos, los días de fiesta nacional o religiosa, ni los de mercado especial o de ferias,
medida que tendría un fuerte ajuste contemplado para el año de 1928 que al decir que
el articulo 12 en su numeral 2ª “No se permitirá el expendio de licores o de bebidas
alcohólicas o fermentadas de las cuatro de la tarde a las ocho de la mañana, ni los
domingos, los días de fiesta nacional o religiosa, los de mercado no feriados, en las
poblaciones donde no haya mercado diario, y los de ferias y regocijos públicos.”
Tampoco se permitirá el expendio y consumo de tales bebidas en teatros,
cinematógrafos, bailes populares, circo de variedades y, en general, en toda clase de
espectáculos públicos ni en reuniones políticas de carácter popular, casas de lenocinio,
LA NACIÓN EBRIA 124
calles y plazas. Queda prohibido, además, el establecimiento de nuevos expendios al
por menor de las mencionadas bebidas mientras el número de los existentes exceda de
uno por cada mil habitantes.” (citar). Llama la atención la prohibición a la venta de
licores a alcohólicos y otro tipo de individuos que presentaran alguna alteración en su
comportamiento o a su capacidades mentales y psíquicas, ello se hace explícito en el
artículo 16 “Prohíbese la venta de bebidas alcohólicas a los menores de edad, a los
enajenados, a los ebrios, a las personas que habitualmente abusan del alcohol y a las
personas que notoriamente se afecten del cerebro con su uso”.
Además de aquellos controles, la enseñanza anti alcohólica ganaría un cariz de
obligatoriedad dando paso, y cada vez con mayor insistencia y apremio, a la
elaboración de cartillas destinadas a esta materia siendo la dirección Nacional de
higiene no solo el garante conceptual de aquella sino la responsable directa de su
redacción como consta en el artículo 11.
A pesar de que dos años después de su puesta en marcha y que para el año 1983 es
derogada por la ley 14, la ley 88 de 1928 buscaba adicionar y complementar la 88 de
1923 para efectos de fortalecer la llamada lucha antialcohólica, en este sentido se
ajustan los precios mínimos para los licores nacionales destilados que serán grabados
hasta 1934 equivalente al 25% anual, medida contenida en el artículo 1 de la misma
norma. Así mismo el artículo 7 contemplaría una participación de los departamentos
pasados 5 años de la vigencia de la norma por concepto de ventas de cervezas donde
los departamentos tendrían participación del 75% del total y para los municipios el 50%.
Como complemento al artículo 12 de la ley 88 de 1923, la 88 de 1928 en su artículo 3
en materia de expendio y venta de embriagantes, extendería las restricciones para las
fermentadas a los días Domingos y otras festividades, según el artículo 3 “No se
permitirá el expendio de licores o de bebidas alcohólicas o fermentadas los domingos y
demás días de fiestas civil y eclesiástica, los de elecciones populares y los jueves y
viernes santos. En esta prohibición queda incluido el consumo en los lugares de
expendio, en los días mencionados”.
LA NACIÓN EBRIA 125
Las restricciones comienzan a surtir efecto en todos los niveles, no sólo por cuenta de
los impuestos y los controles a la fabricación sino por las preferencias de consumo, lo
que incrementaría las defraudaciones económicas propiamente dichas y acrecentaría
el contrabando especialmente de destilados siendo el aguardiente artesanal uno de los
productos que mayor implicaciones tendría al respecto, aspectos que se pretendían
controlar a base de efectuar vigilancia aumentando el personal para esta tarea y
fortaleciendo las sanciones económicas y jurídicas donde las primeras no podrían
exceder los mil pesos y los dos años de arresto, trabajos público, según sea el caso,,
aquello queda estipulado en los artículos 10 , 11 y 12 de dicha norma.
Un nuevo golpe, esta vez convertido en norma, sería la prohibición de la fabricación,
expendio, transporte y consumo de fermentadas que contuvieran ptomainas, presentes
especialmente en la chicha, aumentando la vigilancia en la producción de estas por los
departamentos y direcciones de higiene, medida establecida en el artículo 15; de igual
modo el articulo 20 prohibiría la fabricación o importación de coñac que no proviniera
del aguardiente obtenido de la fermentación de la uva, ajenjo y similares.
Para 1948 el decreto 986 da paso a la creación del departamento de coordinación e
higiene. Sobre Este departamento recaería la responsabilidad la creación y
propagación de procesos educativos relativos a la salubridad y la higiene del país
(citar). Esta iniciativa queda establecida formalmente por el artículo tercero de la
presente ley extendiendo su acción hasta los restaurantes escolares, trabajo generado
en articulación con el Ministerio de Educación Nacional.
Si bien el tema de las embriagantes generó significativas tensiones sociales y políticas,
y aun cuando en muchos escenarios aquella era condenada e incluso proscrita, lo
cierto es que el tratamiento que se le daba fluctuaba entre la condena y la tolerancia,
de un lado porque el consumo, especialmente de chicha y aguardiente, generaban
efectos notoriamente nocivos para la salud y el orden social, y por otro lado estas
bebidas poseían un potencial rentístico importante que daría como resultado una
condena publica más o menos moderada de unas embriagantes respecto de otras, al
tiempo que entrarían en el circuito de las rentas generando grandes dividendos para
LA NACIÓN EBRIA 126
sus productores y para el Estado.
El año de 1948 se convertiría en una fecha referencial en el marco de las embriagantes
en Colombia puesto que sería el punto de inflexión de las medidas civiles y jurídicas
encaminadas al control, regulación e incluso eliminación de algunas de ellas. Sería la
ley 34 de 1948 el punto de referencia para la formalización de condiciones técnicas
encaminadas a la fabricación de bebidas fermentadas a propósito de los
acontecimientos ocurridos ese mismo año en Bogotá y que se extendieron al resto del
país.
La vigencia de aquella norma tendría como inicio el año de 1949 en el que, según el
artículo 1 se conminaba a fabricar, vender o consumir bebidas fermentadas derivadas
de la caña, el maíz, el arroz, la cebada y algunas frutas, siempre y cuando fueran
expuestas a todos los procesos y regulaciones técnicas, situación que puso claramente
en desventaja a los productores artesanales o minoristas ya que su conocimiento
respecto de la fabricación a nivel industrial de fermentadas no solo implicaba tener
conocimiento de la operación de maquinaría sino del comportamiento físico y químico
del producto.
De modo especifico, las condiciones de fabricación de fermentadas debían cumplir con
los siguientes requisitos según consta en el artículo 1, “sometidas a todos los procesos
que requieren su fermentación y pasteurización adecuadas, por medio de aparatos y
sistemas técnicos e higiénicos, y que, además, sean vendidas en envase cerrado,
individual, de vidrio, todo esto reglamentado por el gobierno nacional”.
El control técnico de la fabricación de las fermentadas constituiría de lejos la brecha
entre fabricantes, puesto que los pequeños productores no podrían garantizar en sus
productos la nivelación en volumen de alcohol, específicamente el 4% requerido en el
primer parágrafo de la ley, de igual modo, en el caso específico de la chicha y el
guarapo, no se podía garantizar la seguridad del envasado en vidrio, puesto que no se
poseían conocimientos técnicos apropiados que permitieran dar manejo al volumen de
gases producidos por la fermentación y que desembocarían inevitablemente en la
LA NACIÓN EBRIA 127
explosión de los envases de vidrio.
La expedición de licencias de funcionamiento y de sanidad serían requisito necesario
para establecer y autorizar tanto la existencia de nuevos establecimientos como para
controlarla calidad de las bebidas. La expedición de las mismas así como el control a
los establecimientos se centraría en el Instituto Nacional de Higiene Samper &
Martínez, como consta en el artículo 3, aquello se ligaría al artículo 5 con el propósito
de mejorar y diversificar las opciones alimenticias de los ciudadanos, especialmente los
pobres, según dicha norma “Autorízase al Instituto de Nutrición, creado por la ley 44 de
1947, para fundar un laboratorio de producción industrial de levaduras de tipo
alimenticio, que serán vendidas a precio de costo para alimentación popular. Este
laboratorio se financiará con los fondos creados por la citada ley.”
Por otro lado, la prohibición para menores de 18 años cambiaría a menores de 20
manteniéndose la normativa de prohibir la venta de embriagantes a personas que
manejen o estén a cargo de niños.
La ley 88 de 1928 sería un importante referente respecto al control y regulación de la
fabricación venta y consumo de embriagantes, sin embargo la propia dinámica
normativa se vería alterada por su puesta en marcha, situación que pondría a la luz
nuevas prácticas que requerían de controles más específicos. Para 1930 es expedida
la resolución 550 con la cual se reforzaría dicha ley generando una ruta de
responsabilidades desde la fabricación hasta el expendio y comercialización; aquella
ruta queda establecida en el artículo 1 de dicha resolución “poner en lo envases
marbetes o rótulos en que conste claramente la naturaleza y calidad del producto, el
nombre del fabricante y el del lugar donde se preparen. Queda prohibido a los
mencionados fabricantes emplear marbetes o rótulos que tiendan a engañar al público
haciendo aparecer sus productos como preparados en el exterior “ (241). Así mismo,
se fortalecerían los controles sobre el contenido alcohólico de dichas bebidas serían
continuos y notoriamente exigentes, es así como en el artículo 11 conmina a los
fabricantes de whisky, ron, coñac o aguardientes a que la producción de alcohol no
LA NACIÓN EBRIA 128
supere el cincuenta por ciento o sea 19 grados según la medida el aerómetro de
Cartier.
La puesta en marcha de dichas normas generaría sus primeros resultados dirigiendo
los controles y las sanciones de modo específico a bebidas como la chicha y el ajenjo
poniendo especial atención en el segundo, sobre ésta, el articulo 12 menciona, “Es
prohibido introducir, fabricar o dar al consumo licores, vinos, amargos y aperitivos que
contengan ajenjo en alguna forma o esencias artificiales, o bien naturales que por su
acción fisiológica sean similares al ajenjo. La conservación de las condiciones de
higiene de estas bebidas darían paso a nuevas medias sobre sus cierres como los
mecanismos para servir dichas bebidas, por lo cual la resolución 574 de 1930
reformaría algunos aspectos planteados poa la 550 en la cual señala la perentoriedad
de la retirada de algunos envases las llamadas tapas de bolita ya que no garantizaban
la conservación hermética de los productos y que podría constituir una interrupción en
su cadena sanitaria.
El desarrollo industrial y empresarial que suscitaría la fabricación, venta, distribución y
consumo de cervezas desembocaría en uno de los esquemas normativos más
elaborados, y de lejos, uno de los de mayor referencia respecto a la construcción de
leyes en temas relacionados con la salud pública. El esquema normativo trataría temas
específicos relativos al contenido alcohólico, a los procesos de pasteurización y la
producción en serie bajo condiciones de alta higiene, aspecto que sería aprovechado
por las grandes industrias, lo que al mismo tiempo constituiría el punto de inflexión
entre los pequeños productores y sus tradicionales procedimientos. Con relación a esta
materia, la resolución 237de de 1923 señalaría la necesidad de limitar el volumen de
alcohol en la cerveza insistiendo en que dicho límite no podría sobrepasar el 4%, de
modo adicional se especifican las características físicas y de presentación de una
cerveza con el fin de garantizar su calidad, ello queda señalado en el artículo 2.
Para que una cerveza pasara los controles de calidad debía contar con las siguientes
características: no debe presentar turbiedad o sedimentación proveniente de otras
LA NACIÓN EBRIA 129
botellas, así se buscaría garantizar que el contenido por botella no fuera producto de
procesos de re envasado; esta media es complementada con el artículo 3 donde se
exige que las cervezas debían ser pasteurizadas. Al respecto, los envases entrarían
en un estricto control por parte de las autoridades, de tal modo, eran escogidas al azar
unas muestras del producto final de las cervezas las cuales debían permanecer bajo
análisis durante 15 días en los laboratorios del instituto de higiene.
Los resultados arrojados por dichos análisis serían determinantes ya que, por un lado,
evidenciarían la calidad de la bebida en cuanto a su fabricación y aplicación de
medidas higiénicas y por otro lado, aquellos resultados serían de dominio público ya
que la norma autorizaba a los directores nacionales de higiene a publicar sus
resultados. Estas medidas determinarían las condiciones y, fundamentalmente, las
bebidas tipo cervezas aptas para el consumo, de aquí que, de manera indirecta, se
esperara que el mercado se inclinara por aquellas de aprobación oficial, lo que a la
postre perjudicaría a los fabricantes artesanales o de mediana industria ante la gran
dificultad que suscitaría asumir en sus plantas estos desarrollos técnicos, al tiempo que
pudieran competir en igualdad de condiciones con la variedad y el volumen de
producción de las grandes industrias cerveceras, estas condiciones quedarían
establecidas bajo el artículo 7 de dicha ley.
Para ese mismo año, la implementación de la resolución 237 generaría significativos
resultados, de tal modo aquella sería ajustada por medio de la resolución 257 de 1923
en la que se autoriza la venta de cerveza águila de Barranquilla por cumplir todas las
reglamentaciones técnicas y sanitarias. Con la publicación de esta resolución se abriría
el camino que debían seguir las cervecerías, no sólo para acreditar sus productos sino
para convertir el control a los mismos en una plataforma de credibilidad y confianza
para sus consumidores, de modo que era necesario facilitar los controles y promoverlos
esta vez con mayor frecuencia.
Al circuito de los controles entraría la cervecería Bavaria, ello se hace público por
medio de la resolución 279 de 1924 en la cual se autoriza la comercialización de varias
LA NACIÓN EBRIA 130
de las cervezas producidas por el consorcio, especialmente las marcas “Especial”,
“Maltina”, Doppel”, Stout” Pilsener”, Bock”, y “La pola” ya que en la resolución se
señala que cumplen con las medidas exigidas referentes a su producción y al volumen
de alcohol. La implementación y especialmente la asimilación de los controles
generarían para éstas empresas grandes beneficios. Más allá de certificar su calidad y
sus condiciones higiénicas les darían la libertad de comercializar sus productos
ampliando su rango de acción a todos los territorios nacionales.
La variedad de cervezas se ampliaría y con ellas sus puntos de distribución y
fabricación, así, Barranquilla se convertiría en un importante escenario de distribución
y venta de cervezas del consorcio Bavaria para los territorios nacionales, lo cual
consta en la resolución 280 de 1924 donde en su artículo 1 se aprueban las cervezas
“San Nicolás, Águila, y el escudo.
Las medidas tomadas debilitarían cada vez más a los medianos y pequeños
productores. Para 1924 la Dirección Nacional de Higiene expediría la resolución 299
previendo que habría empresas que no estarían en capacidad de realizar a sus
productos y envases procesos de pasteurización, lo que a largo plazo traería su
bancarrota; en tal virtud la resolución concedería una plazo de seis meses a partir de la
expedición de la norma para que las empresas adquirieran conocimientos y tecnologías
que las llevaran a cumplir e implementar las medidas pertinentes, sin embargo para la
fecha en que la medida entraba en vigencia los 6 meses ya habían vencido, situación
que agravaría la permanencia de las cerveceras en la dinámica del mercado puesto
que de no cumplir con las normativas la distribución, venta y consumo de sus
productos serian prohibidos. Sumada a esta situación los controles a los productos se
harían con mayor frecuencia y serian obligatorios, éstas medidas quedan ratificadas
por el artículo 4 donde los controles se harían con mayor énfasis en el departamento de
Cundinamarca.
De la prohibición se pararía, con relativa rapidez a la prohibición, según la resolución
de 1931 las sanciones se harían más fuertes a los fabricantes de cervezas que
LA NACIÓN EBRIA 131
desconocieran o que decidieran no asumir las reglamentaciones respectivas, en el
artículo 1 de la presente resolución se resuelve, “decomiso de las existencias y de los
elementos de la fabricación por la primera vez, y en caso de reincidencia, además del
decomiso se impondrá una multa de veinte pesos a cuarenta pesos. 336”.
Todo aquello resultó en significativas ventajas a la gran industria cervecera la cual
desde el comienzo contaba con una potente infraestructura sumada al conocimiento de
los procesos y el reconocimiento y experticia personificada en sus maestros
cerveceros.
Por su parte, en 1931 la resolución 24 buscaría general controles directos a la
fabricación de fermentadas y de manera particular aquellas cuyo componente central o
derivado fuera el maíz; de este modo, en el artículo 1 dichas bebidas son divididas en
dos categorías: la primera categoría la constituyen “las producidas por medio de
maquinarias que en lo posible eviten la manipulación; que no tengan una producción de
alcohol mayor a 5 por 100 en volumen; que contengan extracto seco en una porción
superior a la del alcohol; que sean pasteurizadas para que sea estable su
composición, y que se den para su consumo en botellas u otros envases
herméticamente cerrados.”337.
A su vez, aquellas que se constituyen como la segunda categoría serían las bebidas
con las siguientes características: “las bebidas de tipo de la chicha común, no
pasteurizadas y que se expenden en pipas, barriles, toneles, etc. En estas bebidas la
proporción de extracto seco debe ser por lo menos igual al porcentaje de alcohol. 337”.
Las especificaciones para el control de la fabricación de derivados del maíz se
concentrarían en el proceso de fermentación la cual debía ser intervenida, al respecto
en la norma queda estipulado, “prohibida la fermentación pútrida del maíz, el cual se
ablandará por medio de la germinación o por una cocción que no sea muy prolongada”
(337). EL artículo 3 de dicha resolución sería de lejos el más incisivo puesto que
bloquearía de modo importante el flujo mercantil de la chicha, “las autoridades
sanitarias y administrativas procuraran que las bebidas de la segunda categoría se
LA NACIÓN EBRIA 132
reemplacen por la primera; y podrán prohibir la fabricación y expendio de las de
segunda categoría en los centros urbanos “337.
LA NACIÓN EBRIA 133
Conclusiones
La modernización generaría nuevas formas de control en el comportamiento a favor del
desarrollo de los principios cívicos y ciudadanos los cuales desembocarían, entre otros
aspectos, en el fortalecimiento de una ética del trabajo, necesaria para el desarrollo de
la naciente industria, escenario en el cual las cervecerías constituirían un punto de
referencia de gran importancia a la vez que, en razón a ésta, se activaría una de las
batallas mediáticas de mayor alcance en el país siendo la chicha uno de sus blancos
permanentes. Esta situación era evidente en las columnas de prensa y revistas
especializadas de comienzos hasta mediados del siglo XX, con lo cual se fue perfilando
una suerte de “fabricación” de la opinión publica alrededor de la necesidad de
higienizar la Ciudad.
La lucha por el dominio de la industria de las embriagantes y la necesidad creciente de
poner cotas sociales constituiría un beneficio a la gran industria que haría un complejo
uso de las herramientas de publicidad construyendo, a su vez, nuevos públicos para
nuevas bebidas cuya bandera sería la calidad en los procesos de fabricación y la
“dosificación” de los efectos embriagantes, todo ello, expuesto como un aporte a una
suerte de aprendizaje del autocontrol de los impulsos y las pasiones, al tiempo que
sentaría las bases para la consolidación de un público “entendido” en materia de
embriagantes, ejercicio, por demás, cargado de símbolos de distinción.
En parte, el nivel de influencia que la comunidad científica lograría conseguir se debía
al uso eficaz de los medios de comunicación masivos, especialmente los medios
escritos como la prensa, las revistas especializadas y posteriormente la radio. Los
medios de comunicación contribuyen a posicionar y fortalecer posturas ideológicas y
hegemónicas en el discurso político y científico, dotándolos de una suerte de validez y
vigencia; estos elementos tendrían un lugar protagónico en la conformación de la
llamada opinión pública que en gran medida reposaba en círculos específicos de la
sociedad.
LA NACIÓN EBRIA 134
Entre otros muchos aspectos, los medios de comunicación ayudarían a generar una
suerte de caracterización y reforzamiento de las representaciones sociales relativas a
la bebida y a la embriaguez; aun cuando se podría decir al respecto que el principal
referente sería el discurso higienista ello no era del todo cierto. El sentido común, es
decir, la experiencia cotidiana sería una poderosa influencia en la construcción de
dichas representaciones, al tiempo que ayudarían a decantar y solidificar una serie de
estilos literarios y periodísticos, en gran medida, gracias a los recursos y soportes
propios de los medios escritos. Desde las formas escriturales, pasando por las
ilustraciones y otros recursos gráficos hasta los tipos de fuente y las viñetas
contribuirían, como se dijo, a la construcción de una opinión pública y sobre todo a la
formalización de estilos de pensar.
Los medios de comunicación escritos, conformarían un importante soporte para la
difusión de dichas representaciones sociales relacionadas con la bebida y la
embriaguez, estos funcionarían como soporte para la configuración publicitaria de
ciertas bebidas, esto es, la perfilación de los gustos de los consumidores, del mismo
modo dichos medios harían las veces de plataforma de ataque a determinadas bebidas
al tiempo que se convertiría en trampolín para el posicionamiento de ciertos discursos
médicos, científicos y políticos que a su vez darían forma al soporte ideológico de los
partidos políticos tanto como a sus círculos de intelectuales.
El discurso médico estaría fuertemente influenciado por Las tesis eugenésicas, tema
obligado en el tránsito hacia la modernización ya que, en contraste con las razas
europeas la propia se juzgaba como atrasada e inferior, debido en gran medida a sus
costumbres y hábitos proclives a la falta de cuidado en la higiene personal en lo que el
consumo habitual de chicha, al parecer, tendría mucho que ver ya que se le atribuirían
efectos depresivos de las funciones físicas, mentales y emocionales todas ellas
características propias que con el tiempo se asociarían a un conjunto de prácticas
proscriticas asociadas estrechamente con los vicios.
LA NACIÓN EBRIA 135
En los discursos científicos y políticos la embriaguez de obreros y campesinos estaría
extensamente caracterizada, especialmente aquella producida por la ingesta de chicha.
Más allá de los efectos que a nivel físico produce su consumo, es la supuesta
proclividad a la criminalidad la que hace de la chicha una bebida nociva, sin embargo
esta situación se hace paradójica puesto que en gran medida los efectos producidos
por ésta se asociaban a la depresión de capacidades tanto físicas como cognitivas, sin
embargo, compartía con otras formas de embriaguez producidas por bebidas como la
cerveza o el aguardiente, una serie de desarreglos morales, situación que favorecía
prácticas delictivas.
Con la creación del Ministerio de Higiene se oficializarían las instancias de regulación y
control de orden Nacional en materia de embriagantes, especialmente de fermentadas.
La ley 34 de 1948 se convertiría en punto de inflexión para la fabricación, distribución y
consumo de embriagantes, especialmente de chicha, lo cual, redujo su producción casi
hasta su desaparición, situación que a la postre beneficiaría a la consolidación del
mercado de licores, especialmente los de cerveza y aguardiente. Una vez minado el
terreno de la producción, el foco se centraría en el consumo de embriagantes, para ello
las medidas se dirigirían especialmente a obreros y campesinos.
Los espacios generadores de sociabilidad que daban sentido de comunidad
paulatinamente estarían cargados de nuevas presiones haciendo más limitadas e
impostadas las posibilidades de expresividad espontánea, lo cual, reclamaba un mayor
autocontrol a fuerza der ser juzgado como incivilizado. Con todo, aquella suerte de
refinamiento de los hábitos de bebida desembocaría en el aumento de la oferta y
diversidad de bebidas aun cuando el volumen de consumo estaba lejos de disminuir. El
consumo y específicamente su carácter excesivo, se debe a diversidad de fenómenos
entre los que la situación socioeconómica, las tensiones políticas y la situación de
precariedad social tienen una especial influencia haciendo de las embriagantes una
posibilidad más o menos permitida de expresividad de sentimientos y emociones.
LA NACIÓN EBRIA 136
Por otro lado el uso de las publicaciones de los médicos, científicos e intelectuales
mostraría la particular visión de la sociedad así como de muy particular visión que no
siempre estaba guiada por la condición científica sino por percepciones empíricas
basadas en prejuicios y tradiciones. Finalmente las fuentes basadas en las normas y
leyes constituyen una amalgama de discurso científico, prejuicio y experiencia personal
pero que se convierte en elemento regulador.
De quien se señalaba su proclividad a la bebida y a la embriaguez se esperaba una
respuesta a las restricciones implementadas, esto es, se esperaba que declinara en su
afición a la bebida por cuenta del mandato constitucional o divino, lo cual debía
traducirse en dejar de beber o abstenerse de hacerlo salvo en días de fiesta. El valor
máximo de un bebedor se centraría en la capacidad de menguar sus pasiones y
abstenerse como muestra de probidad que diera cuenta de la imposibilidad de fracasar
en el intento.
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