La Metalurgia en El Periodo Formativo De
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LA METALURGIA
EN EL PERIODO
FORMATIVO DE
LOS ANDES
CENTRALES
MARTIN PALMA USURIAGA
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INTRODUCCIÓN
La metalurgia es la ciencia y técnica de la obtención y tratamiento de los
metales desde minerales metálicos hasta los no metálicos. También estudia la
producción de aleaciones, el control de calidad de los procesos vinculados así
como su control contra la corrosión. Los metales se convierten en un material
maniobrable cuando son sometidos a altas temperaturas. Ello puede se
logrado, por un lado, por la fricción del simple martillado, y por otro, al
someterlo a la fundición con el uso de carbón y fuego.
El uso y conocimiento de las propiedades de los metales se inicia durante el
Periodo Formativo (ca. 1200 A.C.) con la fabricación de artefactos de oro. Se
usó la técnica del martillado, la más simple en el repertorio de las tecnologías
metalúrgicas que permite trabajar oro, un metal altamente maleable. Con esta
técnica se inicia un rápido desarrollo de la tecnología metalúrgica en los Andes
Centrales que culminará, en la era prehispánica, con los logros técnicos de los
metalurgos Chimú e Inka. En el periodo Colonial la metalurgia de la plata
alcanzará alta complejidad y técnica, pero ello no es tratado en este trabajo.
El presente trabajo de investigación tiene como objetivo dar a conocer la
aparición y el desarrollo de la metalurgia en el periodo formativo del área
andina.
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I. MARCO TEÓRICO:
DEFINICIÓN DE METALURGIA. Ciencia aplicada cuyo objeto es el
estudio de las operaciones industriales tendientes a la preparación,
tratamiento (físico y/o químico) y producción de metales y sus
aleaciones. En términos generales, la técnica metalúrgica comprende
las siguientes fases: Obtención del metal a partir de uno de sus
minerales y purificación del metal. Preparación de aleaciones.
Tratamientos mecánicos, térmicos o termoquímicos para su mejor
utilización.
ALEACIÓN:Una aleación es una mezcla homogénea, de
propiedades metálicas, que está compuesta de dos o más
elementos, de los cuales, al menos uno es un metal.
Históricamente, la mayoría de las aleaciones se preparaban
mezclando los materiales fundidos. Más recientemente, la
pulvimetalurgia ha alcanzado gran importancia en la preparación de
aleaciones con características especiales. En este proceso, se
preparan las aleaciones mezclando los materiales secos en polvo,
prensándolos a alta presión y calentándolos después a temperaturas
justo por debajo de sus puntos de fusión. El resultado es una
aleación sólida y homogénea. Los productos hechos en serie pueden
prepararse por esta técnica abaratando mucho su costo. Entre las
aleaciones que pueden obtenerse por pulvimetalurgia están los
cermets. Estas aleaciones de metal y carbono (carburos), boro
(boruros), oxígeno (óxidos), silicio (siliciuros) y nitrógeno (nitruros)
combinan las ventajas del compuesto cerámico, estabilidad y
resistencia a las temperaturas elevadas y a la oxidación, con las
ventajas del metal, ductilidad y resistencia a los golpes. Otra técnica
de aleación es la implantación de ion, que ha sido adaptada de los
procesos utilizados para fabricar chips de ordenadores o
computadoras. Sobre los metales colocados en una cámara de
vacío, se disparan haces de iones de carbono, nitrógeno y otros
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elementos para producir una capa de aleación fina y resistente sobre
la superficie del metal. Bombardeando titanio con nitrógeno, por
ejemplo, se puede producir una aleación idónea para los implantes
de prótesis.
TUMBAGA: La tumbaga es el nombre que los españoles le dieron a
una aleación de oro y cobre que fabricaban los orfebres indígenas de
América.
Numerosas culturas precolombinas que destacaron por su rica
orfebrería, como la de la Tolita, la tairona o la quimbaya, utilizaron la
tumbaga para elaborar diversos objetos ceremoniales y adornos.
FUNDICIÓN: Se denomina fundición al proceso de fabricación de
piezas, comúnmente metálicas pero también de plástico, consistente
en fundir un material e introducirlo en una cavidad, llamada molde,
donde se solidifica.
MARTILLADO Y LAMINADO
En los Andes Centrales la técnica que primó sobre todas fue el
laminado, alcanzado los artesanos un altísimo nivel técnico. El
laminado implica no solamente un manejo extraordinario de los
martillos, yunques o tases, sino también de las aleaciones. Es tan
importante saber qué martillo se debe usar para dar un determinado
grosor a la lámina, como saber qué tan dúctil es la aleación y cuánto
me permite estirarla, a la vez que le dé a la lámina un determinado
color en la superficie, el cual está vinculada al uso final de la pieza.
La aleación que se trabaja y el laminado están íntimamente unidos,
de tal forma que los orfebres debían calcular muy bien las cantidades
y peso de cada uno de los metales en la aleación, imaginar cuán
grande podía llegar a ser el objeto y hasta qué grosor podía alcanzar
la lámina. Esto se relacionaba además con el movimiento que el
objeto pudiera tener, con su color, con si debía o no soportar algún
peso adicional como piedras, plumas, otras piezas metálicas, etc.
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El laminado y martillado es una técnica que alcanzó un alto grado
técnico en los Andes Centrales (Carcedo, 1992). Pocas culturas han
logrado alcanzar tal tamaño y grosor de las láminas golpeando un
lingote o trozo de metal con martillos de piedra sin mango.
Lámina martillada con martillo de extremo liso y lámina martillada entre cuero.
REPUJADO: Repujado, técnica de artesanía que consiste en
trabajar planchas de metal, cuero, u otros materiales de similares
características para obtener un dibujo ornamental en relieve.
El repujado en metales se limita principalmente al trabajo de
materiales blandos como latón, estaño, oro o plata. Esto también
es tomado como una de las artes menores (útiles) en especial de
la rama de las artesanías.
Se realiza trabajando con buriles de diferentes tamaños y formas
desde el envés de la pieza, dispuesta sobre una superficie blanda
que permita la progresiva deformación de la superficie trabajada.
De esta forma, el artesano trabaja en "negativo", hundiendo más
aquellas zonas que deben obtener por el lado contrario mayor
relieve.
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Los detalles finales del dibujo se obtienen trabajando en el
derecho de la pieza, perfilando el dibujo con buriles más finos
para obtener una mayor definición.
El paso final consiste en reforzar la pieza para evitar que el dibujo
conseguido pueda deformarse con su uso posterior. Dependiendo
de la naturaleza del material trabajado, esto puede obtenerse
endureciendo la pieza o rellenando el hueco posterior con un
material maleable como cera, yeso o alguna goma que al secar
sea lo suficientemente dura para no permitir la deformación del
dibujo.
BURIL: Se denomina buril a una herramienta manual de corte o
marcado formada por una barra de acero templado terminada en
una punta con un Mango (instrumento) en forma de pomo que
sirve fundamentalmente para cortar, marcar, ranurar o desbastar
material en frío mediante el golpe con un martillo adecuado, o
mediante presión con la palma de la mano. También se utilizó en
las primeras formas de escritura.
Antes del dominio de los metales por parte del hombre se
realizaban buriles con materiales tales como hueso o piedra.
FILIGRANA: La filigrana es una técnica orfebre que consiste en
hacer finísimos hilos con un metal precioso (oro y plata)
generalmente y con ellos hacer trabajos delicados en joyería.
La joya de filigrana es la joya ligera por excelencia. La filigrana
propiamente dicha es una joya cuya ornamentación que en otro
tipo se haría liso de oro grabado o sin grabar se ejecuta por medio
de dos hilos de oro o plata muy finos torcidos a un tiempo
mediante tenazas imitando una cuerda sumamente tenue. A
primera vista, esa cuerda parece un hilo grabado.
La filigrana fue conocida por varios pueblos de la América
precolombina. Entre ellos hay que citar a los mixtecos, que fueron
orfebres cuyo trabajo alcanzó una gran difusión en el área de
Mesoamérica. Numerosos objetos trabajados con filigrana de oro
|
se han encontrado en varios sitios de la Región Mixteca, como
Coixtlahuaca y Yanhuitlán, a pesar de la destrucción de las joyas
precolombinas que en muchas ocasiones fueron fundidas para
formar lingotes de oro que se enviaron a Europa. Una de las
piezas más conocidas de la joyería de filigrana mixteca es el
pectoral del Dios de la Muerte, encontrado en la Tumba 7 de
Monte Albán (Oaxaca).
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II. ANTECEDENTES:
“Los indios saben muy bien dorar las piezas e cosas que ellos labran de cobre e oro muy baxo. Y tienen en esto tanto primor y excelencia y dan tan subido lustre a lo que doran, que paresce e que es tan buen oro, como si fuese de veynte e tres quilates o mas ...Esto hacen ellos con ciertas hiervas”.
Fernández de Oviedo 1526.
El desarrollo y evolución de la metalurgia debe considerarse como
una respuesta cultural a una serie de factores ambientales,
tecnológicos y socioeconómicos que caracterizan cada periodo del
proceso histórico de los pueblos.
A partir de los estudios desarrollados por Rivet y Arsandaux (1946),
resulta evidente que la metalurgia prehispánica tuvo un proceso de
desarrollo autónomo con relación al viejo continente.
La subregión Norandina peruana y los Andes Centrales constituyeron
centros de desarrollo de la metalurgia precolombina (Rex 1992).
El Perú país minero por excelencia reúne una tradición metalúrgica
que se remonta a más de 10,0000 años de antigüedad, esta labor
especializada se inicia con la extracción de minerales no metálicos
como el cuarzo, riolita, toba, cuarcita y calcedonia; con la finalidad de
elaborar sus instrumentos de caza, pesca y recolección;
constituyéndose en la actividad minera más antigua de los andes.
Resulta imperativo sostener que el impulso de esta actividad estuvo
relacionada con el desarrollo de las sociedades urbanas (Periodo
Formativo 1500 a.C), por que requirieron cada vez de mayor cantidad
de objetos manufacturados a partir del uso de materias primas
minerales extraídas de los depósitos filonianos y detríticos, por
ejemplo: material lítico con fines constructivos (templos, casas,
caminos), utilitarios (herramientas, vasijas), ornamentales (orejeras,
narigueras, cetros) y hasta alimenticios al explotar los yacimientos de
sal (Bolaños 1991)
El poblador andino logró en dos mil años de experimentación, el
dominio de las más sofisticadas técnicas para fundir, alear,
amalgamar, laminar, unir y soldar los metales.
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DESARROLLO CULTURAL PREHISPANICO DE LA ACTIVIDAD MINERO METALURGICA
.CRONOLOGIA
HORIZONTES REGIONNORANDINA
CARACTERISTICAS
1500
1400
HORIZONTEINKA
INKA Se fabrican artefactos con alto porcentaje de bronces estañíferos, los metales preciosos mantienen su importancia y hegemonía.
1300
1200
DESARROLLOREGIONALTARDIO
CHIMU Se establecen condiciones de explotación y trabajo a gran escala, continuando con la producción industrial y abundante uso ceremonial y ofrendatario.
1100
800
HORIZONTE MEDIO
LAMBAYEQUE / WARI
Impulso de la producción industrial con cambios tecnológicos gravitantes, al producir cobre arsenical (Confección de herramientas).
100 a.C
DESARROLLO REGIONAL TEMPRANO
MOCHE
GALLINAZO
Alto desarrollo de la metalurgia en técnicas de aleación binaria: oro-plata, oro-cobre, oro-platino, plata-estaño, cobre-plomo,y aleación terciaria: oro-plata-cobre, se intensifica el uso de aplicaciones con piedras semipreciosas:turqueza, lapizlázuli, sodalita, etc. Impulso de la política expansionista con una elevada producción de armas de metal.
100 d.C
500
1800
TARDIO
MEDIO
TEMPRANO
VICUS / SALINAR
CUPISNIQUE
GUAÑAPE
Alcanza a dominar la técnica del doré o dorado de los metales, conocimiento de la soldadura. Desarrollo de las sociedades complejas (urbanas), se logró el impulso de esta actividad con la explotación de
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diversos metales: oro, plata, cobre, etc.; con fines utilitarios y ornamentales, dominio de las técnicas para fundir, alear, laminar, recortar y amalgamar los metales con técnicas de mecánica al frío: engrapes, traslapes y remaches.
.
3000 PRECERAMICO
HUACA PRIETA) Utilización de las canteras de material no metálico para la construcción de viviendas
.
8000 LITICO PAIJANENSE Extracción de minerales no metálicos: riolita, cuarzo, toba, calcedonia, etc.; para la elaboración de instrumentos de caza, pesca y recolección
|
III. DESARROLLO DEL TEMA:
EL USO Y CONOCIMIENTO DE LAS PROPIEDADES DE LOS
METALES
Se inicia durante el Periodo Formativo (1200 a.C.) con la fabricación
de artefactos de oro. Se usó la técnica del martillado, la más simple
en el repertorio de las tecnologías metalúrgicas que permite trabajar
oro, un metal altamente maleable. Con esta técnica se inicia un
rápido desarrollo de la tecnología metalúrgica en los Andes Centrales
que culminará, en la era prehispánica, con los logros técnicos de los
metalurgos Chimú e Inca. En el periodo Colonial la metalurgia de la
plata alcanzará alta complejidad y técnica, pero ello no es tratado en
este trabajo.
DOS REGIONES QUE SOBRESALIERON POR SUS
INNOVACIONES TÉCNICAS:
La costa norte de los Andes Centrales en la región de Vicús y de
Lambayeque, y la región del altiplano que comprende la cuenca del
Titicaca, Noroeste argentino, y norte de Chile. Entre estas regiones
existieron otros focos culturales que, sin embargo, demuestran
menos continuidad local y rasgos foráneos, como la región de Ica.
Recursos minerales:
Se explotaron minerales como: oro, plata, cobre, etc.; con fines
utilitarios y ornamentales, los cuales eran extraídos de minas
primarias. Las minas eran muchas veces muy estrechas y pequeñas.
La explotación hispánica de minas antiguas borró todo vestigio
anterior. En el caso de las minas de Cerro Blanco (Lambayeque), su
uso temprano ha sido corroborado par su asociación con una zona
de fundición de metales.
|
Transformación del metal:
Tenemos una visión bastante completa de la fase de transformación
del mineral en metal, gracias a los trabajos del doctor IzumiShimada
y su equipo en la costa norte peruana, en el Cerro de los
Cementerios (Shimada, Epstein y Craig, 1982). Sabemos cómo
serían los talleres de fundición y forja, la forma de los hornos de
fusión, el manejo de los recursos, de las materias primas, el
comercio, la distribución del trabajo, etc
Hornos de fundición:
Los hornos de fundición tienen dimensiones de 30-35 cm. de largo y
2-30 cm. de ancho, en forma de pera, semi-abierto y con una
chimenea estrecha en la parte superior (ver imagen). Eran
construidos de arcilla refractaria y el uso constante obligó refacciones
periódicas de barro en el horno. Los talleres eran recintos
delimitados por muros, conformados por un grupo de 4 o 5 hornos
alineados, a un metro uno de otro. El tamaño reducido y la forma del
horno parecen estar diseñados en vista de la necesidad de
concentrar el calor y guardar la potencia del aire calentado. Entre
ambos sitios de talleres hay ciertos cambios en la morfología de los
hornos, resultado de la experiencia, pero los métodos de trabajo son
idénticos. Cerca de los talleres se encuentran batanes y manos de
moler necesarios para una segunda etapa de fundición.
|
El proceso de fundición
Primera etapa
A. Extracción de mineral local, molido y selección de las mejores
partes de cobre;
B. Extracción de fundente: hematita (óxido de hierro) o limonita,
elementos necesarios para catalizar la separación entre el metal y la
roca. Molido y selección.
C. Preparación del carbón: talado de árboles, quema y corte de un
tamaño pequeño.
Se prende el horno con el combustible (eventualmente se usó
excremento de llamas) hasta llegar a una temperatura que bordee los
600 grados. La energía para alimentar el horno era producida a
través de varias cañas en cuya punta se insertaba una "tobera", tubo
de cerámica del 10 a 13 cm. de largo y 2-3 cm. de ancho con un
orificio constante de 8 cm. por el cual se daba potencia al aire. De
los experimentos realizados en las investigaciones, 3 a 4 personas
pudieron producir la energía y hacer funcionar el horno.
Introducida la "carga": mineral + fundente, empieza el trabajo arduo
de los sopladores para alcanzar mayores temperaturas. Una
temperatura ideal para alcanzar la fundición es alrededor de 1100
grados al que podían llegar después de 2.5-3 horas de trabajo. Las
varias cargas que se introducen en el horno se alternan con la
|
inclusión de mineral de arsénico, base de la aleación del bronce
arsenical (su proporción en las piezas es variable, llegando hasta 8%
en algunos casos, con un promedio de 3—4 %). Las opiniones se
dividen sobre el peligro de los humos de arsénico; podían ser
fácilmente aspirados por las personas que soplaban con las cañas al
horno. En los experimentos realizados no se uso este ingrediente.
El resultado después de cuatro horas de fundición y haber llegado
hasta 1100-1200 grados es una gran masa negruzca llamada escoria
que contiene pequeñas concentraciones de mineral del cobre. Se
muele esta masa en el batán con ayuda de la mano de moler; molido
esto, se extraen los pedazos de cobre puro, dejando la escoria
molida (los batanes están rodeados de cantidad de escoria molida).
Segunda etapa
Con el producto de varios hornos se funde los puntos de cobre para
formar el lingote, de forma lenticular. Se ha documentado el proceso
de transformación del metal hasta esta etapa. No se ha identificado
los talleres donde estos lingotes, en una tercera etapa, eran fundidos
para hacer otras aleaciones y luego llegar al producto final, o para
verter en un molde, formar una pieza, martillar y templar y crear
herramientas.
De todos los ingredientes necesarios para el proceso, sólo el
arsénico no era conseguido en cantidades suficientes en la zona.
Debió existir mecanismos de contacto con la zona de Cajamarca
donde se sabe existen vetas del mineral.
Aleaciones
Las aleaciones metálicas resultaron de la continua experimentación
de las propiedades minerales. Es una técnica metalúrgica más
compleja hecha con propósitos muy específicos. En el caso del
cobre, este se mezcló con estaño en la zona sur para obtener el
bronce, y con arsénico en la zona norte. Si bien el mineral de cobra
|
contiene trazas de arsénico, logrando una "aleación" no intencional,
en el caso de la fundición en Batan Grande, el arsénico fue añadido
expresamente. Ambas aleaciones resultaron en bronce, un metal
más sólido, aunque hoy solo se usa la primera de ellas.
Las aleaciones también se hicieron pera variar el aspecto externo de
los metales: el tumbaga, aleación de oro (±10%) y cobre podía
adquirir una superficie dorada mediante el proceso de (1) dorado por
eliminación (llamado también enriquecimiento superficial o también
"mise en couleur") y el enchapado por sustitución electrolítica.
Similares combinaciones de cobre y plata permitió las superficies
plateadas. Otra propiedad que teníala tumbaga era bajar el punto de
fusión (de liquidificación) de ambos metales. Otros dos métodos son:
el dorado al fuego (no se ha comprobado con certeza su uso en los
Andes), donde una pieza, de cobre u otro metal, se bañaba en oro
disuelto con mercurio y se calentaba luego al fuego eliminando el
mercurio y dejando una fina capa uniforme de oro; y el enchapado
que consistía en colocar finas láminas de oro sobre el objeto sin
martillarlas o calentarla; es un método difícil de identificar.
El método de dorado por eliminación consistía en someter la lámina
de tumbaga a un proceso de baños en ácidos amoniacales para
lograra la oxidación del cobre. Se sumerge la lámina en un la
solución y luego se martillea la lámina en el yunque generando la
acumulación del oro y la plata en la superficie y el cobre oxidado se
concentra en el núcleo de la pieza. Igual procedimiento se empleó
para el plateado.
Este método por eliminación se usa a gran escala a partir de la
cultura Sicán/Lambayeque y luego en Chimú.
En el sitio de Loma Negra, en la zona de Vicús, las piezas de estilo
Moche usaron el dorado enchapado por sustitución electroquímica
logrando que ambos metales, cobre en el núcleo y oro o plata en la
superficie se adhieran perfectamente (ver 3.4).
Se han identificado, a parte de los dos tipos de bronce y la tumbaga y
el cobre y plata, aleaciones de oro y plata, oro y platino, plata y
estaño, cobre y plomo y otros. Estas aleaciones son identificables en
|
un espectroscopio aunque en algunas piezas con superficie dorada
con oxidación se puede deducir el uso de la aleación con cobre y de
alguna técnica de dorado.
Las técnicas de trabajo del metal
Describiremos las técnicas que ejecutan para dar forma al metal,
decorarlo y unir sus partes para conseguir el objeto final.
Laminado
En los Andes Centrales la técnica que primó sobre todas fue el
laminado, alcanzado los artesanos un altísimo nivel técnico. El
laminado implica no solamente un manejo extraordinario de los
martillos, yunques o tases, sino también de las aleaciones. Es tan
importante saber qué martillo se debe usar para dar un determinado
grosor a la lámina, como saber qué tan dúctil es la aleación y cuánto
me permite estirarla, a la vez que le dé a la lámina un determinado
color en la superficie, el cual está vinculada al uso final de la pieza.
La aleación que se trabaja y el laminado están íntimamente unidos,
de tal forma que los orfebres debían calcular muy bien las cantidades
y peso de cada uno de los metales en la aleación, imaginar cuán
grande podía llegar a ser el objeto y hasta qué grosor podía alcanzar
la lámina. Esto se relacionaba además con el movimiento que el
objeto pudiera tener, con su color, con si debía o no soportar algún
peso adicional como piedras, plumas, otras piezas metálicas, etc.
De esta manera, la técnica de martillado y laminado tal como se
efectuó en los Andes Centrales requería de una destreza singular. La
mayoría de los objetos fueron hechos a partir de una lámina de
grosor y tamaño diferentes de acuerdo con su uso posterior y con la
técnica de deformación plástica utilizada. Por ejemplo, si se va a
|
hacer una lamina lisa que tenga que soportar el peso y decoración de
una máscara Sicán (Carcedo, 1990) o una lámina que se vaya a
transformar en un vaso alto Chimú con caras y tocados en alto
relieve y narices muy pronunciadas, o bien láminas decorativas en
forma de lentejuelas livianas como aquellas que hacen parte de un
tocado Moche. También hay que tener en cuenta la utilización de
láminas en las uniones o ensamblajes mecánicos con lengüetas,
alambre o grapas, técnica también muy común en el Perú.
Finalmente tenemos los tratamientos electroquímicos como son el
dorado y plateado de superficies laminadas. Esta técnica se
desarrolló dada la importancia que las culturas andinas daban al
color del metal, puesto que este tipo de piezas transmitía una
simbología religiosa. Se encuentran entonces desde objetos
minúsculos como cuentas o chapas hechas de láminas delgadas,
hasta coronas, máscaras o tocados que fueron hechos con láminas
gruesas y de más de un metro, con el fin de soportar algún adorno
(lentejuelas, narigueras, plumas, pedrería). Así, el peso, la
decoración, la deformación plástica y el color final eran aspectos muy
importantes en el momento de decidir qué tipo de lámina se iba a
hacer.
El laminado y martillado es una técnica que alcanzó un alto grado
técnico en los Andes Centrales (Carcedo, 1992). Pocas culturas han
logrado alcanzar tal tamaño y grosor de las láminas golpeando un
lingote o trozo de metal con martillos de piedra sin mango.
La técnica del vaciado
Con uso de moldes de cerámica (hechos a partir de un positivo de
cerámica), permitía hacer en una sola pieza un objeto de metal.
Formas más simples como cinceles (puntas de cobre) y porras
pueden haber sido hechas en un molde abierto.
También se conoce que la cultura Vicus (500 a.C – 900 d.C), usaba
una técnica muy similar al vaciado llamada “técnica de la cera
perdida” (se utilizaba en los moldes cera, de animal u otros; luego
esta se perdía al contacto con el metal fundido). Esta práctica
|
también se asemeja a la utilizada en Tolita Tumaco, en los andes
septentrionales.
Martillado
Esta técnica consiste en ir golpeado un nódulo o pepita de metal
sobre un tas o yunque de piedra con un martillo o percutor también
de piedra. En la Edad de Piedra la transformación de un nódulo lítico
en una herramienta empezaba a hacerse por los bordes, y después
se trabajaba la superficie. Se retocaban los bordes y luego de un
golpe salía la lasca del núcleo. Esta técnica usada por siglos debió
ser la que primero se empleó al trabajar el metal, pero al golpearlo
éste se deformó y estiró en vez de romperse. El metal se estira
golpeando la masa metálica por los bordes, se aplasta
paulatinamente del exterior hacia el interior, de la periferia al centro,
obteniendo un alarga miento del metal. Esto no sería posible desde
el centro hacia afuera pues así solo se conseguiría dejar marcado el
golpe sobre la superficie sin lograr su deformación correcta. De esta
manera el artesano va batiendo o martillando la masa metálica y la
va extendiendo o estirando a base de golpes con un martillo de
lados convexos inicialmente. El peso y tamaño del martillo están en
estrecha relación con el volumen, aleación, peso y tamaño de la
masa a batir. Esta acción va seguida por intervalos de calentamiento
necesarios cada vez que el metal pierde maleabilidad. Al martillar o
batir las piezas su micro estructura sufre transformaciones
cambiando de dureza y ductilidad, por lo que el recocido se hace
necesario uno o varias veces para evitar que se quiebre la lámina. A
partir de ahí empieza la fase de aplanar y estirar el metal usando la
parte plana del martillo contra la superficie plana del yunque.
Primero se hace un alargamiento longitudinal de la masa metálica
mediante el aplastamiento iniciado por uno de los bordes y
produciendo luego una doble deformación longitudinal y
transversalmente, ensanchando el metal conforme se va
adelgazando su espesor, hasta alcanzar el deseado (ver Figura). En
este punto es interesante analizar que antes de saber calentar el
|
metal, éste fue utilizado en estado nativo, por lo que el artesano
estaba condicionado a deformarlo en frío.
Fig. Alargamiento y estiramiento de la lámina metálica con diferentes tipos de
martillos y efecto del golpe en la lámina.
Uniones mecánicas y químicas (soldaduras).
Son el engarzado ("cosido"), doblado, el remachado, la unión
superpuesta y el engrapado; además del traslapado y encajado ya
mencionados en la confección de vasos y copas.
El engarzado consiste en pasar una lámina muy estrecha y plana
entre los agujeros calados en las dos piezas a ser unidas. El doblado
consiste en introducir una lengüeta, formada en la pieza a aplicar, en
una ranura calada en la lámina; la lengüeta se dobla en el reverso.
El remachado consiste en unir dos láminas con tachuelas que lucen
son martilladas en el reverso.
El engrapado se logra con cables delgados, de corte usualmente
rectangular, resultado del trefilado. El trefilado consiste en lograr un
cable delgado de metal para hacer las grapas que sujetan adornos
en una placa, unir láminas de una pieza o hacer decoración con
|
alambres. No hay evidencias claras de que se haya dominado la
filigrana para hacer diseños aplicados a piezas mayores (se llama
falsa filigrana en la metalurgia de Colombia pues la decoración de
los hilos está incluida en el molde de vaciado). Para usar estas
grapas se necesita parejas de agujeros en las láminas a unir.
B. unión química: son dos
1. Fusión de dos o más pedazos de metal aplicando calor a los
puntos de unión.
Sin uso de otro elemento para unir las láminas.
2. El uso de una tercera sustancia para unir las partes de una pieza.
Esta sustancia puede ser de un metal similar al de la pieza, otro
metal o aleación metálica con punto de fusión bajo (que se funde a
baja temperatura). Pueden ser usados también productos orgánicos
como el método descrito por Root. Hay evidencias de sopletes que
ayudaban a realizar la soldadura.
Herramientas de trabajo orfebre:
Martillos y yunques
Podemos mencionar el conjunto de martillos y yunque encontrados
por Grossman en Waywaka (Perú fechados en 1500 a.C.
(Grossman, 1972). Mientras que el yunque, en forma de hongo y de
color verdusco, era la pieza más grande y pesada, los martillos, de
forma y tamaño parecidos, eran de composición y peso diferentes
entre sí uno era de basalto granular, otro de piedra terrosa de color
plomo y el tercero de cuarzo metamorfoseado, lo que sugeriría que
podían ser usados en diferentes fases del adelgazamiento del metal.
De hecho se encontraron hojas de oro asociadas a estos martillos
que según Grossman eran tan delgadas como papel para fumar.
|
La utilización de distintos tipos de martillos se hace de acuerdo con
las necesidades del artesano. Posiblemente el artesano de
Waywaka trabajaba con oro nativo y el tamaño del tas y los martillos
era suficiente para el tamaño de las pepitas que martillaba. Si
hubiese trabajado con lingotes el tas hubiera resultado demasiado
pequeño. Sin embargo la fecha del conjunto encontrado por
Grossman es muy temprana como para pensar en lingotes.
Las diferentes necesidades del artesano nos ayudan a entender la
variedad, tanto en peso como en forma, de los martillos y yunques
que se encuentran en la colección del Museo de Antropología y
Arqueología de Lima (MNAAHP). En esta colección hay además
embutidores, matrices y cinceles, todos extraordinariamente pulidos
puesto que para el artesano es de extrema importancia el que no
queden en la hoja de metal huellas de herramientas que luego solo
podría eliminar con pulidores o elementos abrasivos.
Cuando se martilla oro de gran pureza es posible lograr una lámina
muy delgada sin necesidad de calentamiento. Pude constatar esto
con el orfebre de Ferrefañe, que de una bolita de oro muy pequeña
pero muy pura, sola mente por medio de golpes y sin calentamiento
hizo una lámina muy delgada, toda del mismo grosor y de
aproximadamente 8 cm de larga (ver Figura). Para que esto sea
posible se necesita que el metal sea muy maleable, lo que no ocurre
con las aleaciones.
|
De acuerdo con los cronistas, los martillos usados tanto en Colombia
como en Perú y en otras partes de América no tenían mango, tal
como se ve en las pinturas murales de las tumbas egipcias. Esto
hacía que el artesano no pudiera controlar la intensidad del golpe.
Garcilaso comenta así esta técnica:
"Y comenzando de los plateros decimos que, con haber tanto
número de ellos y con trabajar perpetuamente en su oficio no
supieron hacer yunque de hierro ni de otro metal... sírvense para
yunque de unas piedras durísimas, de color entre verde y amarillo;
aplanaban y alisaban unas con otras; las tenías en gran estima
porque eran muy raras. No supieron hacer martillo de cabo de palo;
labraban con unos instrumentos que hacen de cobre y latón,
mezclado uno con otro; son de forma de dado, las esquinas muertas;
unos son grandes cuando pueden abarcar con la mano para los
golpes mayores; otros hay medianos y otros chicos y otros
perlongados, para martillar en cóncavo; traen aquellos sus martillos
en la mano para golpear con ellos como si fueran guijarros"
(Garcilaso, 1609: Cap. XXVIII)
Datos también muy curiosos nos proporciona Benzoni cuando
describe los orfebres de la provincia de Quito:
"Había muchos orfebres, que, pese a no utilizar ningún instrumento
de hierro, hacían, aunque de manera rudimentaria, cosas
maravillosas... Cuando funden el oro y la plata los meten en un crisol
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largo o redondo... luego lo sacan (el metal) y los orfebres sentados
en el suelo, con unas piedras negras expresan dispuestas y
ayudándose unos con otros, trabajan y hacen... lo que se les había
encarga" (Benzoni, 1989: 322-323).
También Fernández de Oviedo cuando habla de los indios de
Támara de Colombia dice: "... e tienen sus forjas e yunques e
martillos, que son piedras fuertes; algunas dicen que son de metal
negro a manera de esmeril. Los martillos son coma huevos o más
pequeños, e los yunques tan grandes como queso mallorquín, de
otras piedras fortíssimas..." (Fernández de Oviedo (1478-1557),
1959).
TÉCNICAS PARA LA DECORACIÓN
Son:
El calado
El repujado
El embutido
El cincelado
El grabado
El repujado
Consiste en trazar incisiones cóncavas con un buril de punta roma
por ambos lados de la lámina, anverso y reverso.
El embutido
Es la técnica con la cual se da concavidad o convexidad a zonas de
la lámina, golpeando con el percutor sobre un molde que puede
reproducir en piedra o cerámica rasgos como la máscara: es el caso
de las máscaras Vicús y Mochica.
El cincelado
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Consiste en lograr crear dos planos decorativos a una lámina
cincelando a ambos lados de la lámina, en placas.
Con el grabado
Se decora con incisiones finas la superficie con un buril, instrumento
de punta muy aguda y dura. Se llama satinado a una variante del
grabado, que consiste en la decoración de líneas cuadriculadas fines
en el fondo del diseño de la pieza.
LA METALURGIA DEL PERIODO FORMATIVO
El oro fue el metal que se usó en gran escala en periodos tempranos debido a
su maleabilidad. Su estructura química pudo ser modificada por el tratamiento
del martillado. Petersen menciona que el oro nativo es maleable y se presta
para que se unan granos y pepitas de oro para formar láminas de gran tamaño.
Debió ser necesario templar la lámina constantemente para evitar que se
quiebre.
Existen piezas de este periodo de la costa sur (región de Ica). En estas piezas
se martillea el oro para lograr una lámina fina, esta se recorta para darle la
forma deseada, con calado en algunos casos, y luego hay un repujado para
crear los ojos y rasgos de peces y serpientes.
Las piezas del Formativo más conocidas provienen de la zona de Lambayeque
del sitio de Chongoyape. Los objetos del sitio incluían coronas, láminas
circulares, anillos, collares, narigueras, agujas y pinzas. Todas son de oro
laminado, excepto dos de ellas que combinan el oro y la plata. La decoración
se hizo con embutido, repujado, incisiones y calado. En el caso de los collares
S. Lathrap menciona también que aparecen cuentas o figurinas huecas, con
partes soldadas por sudado.
De la misma región, se conoce también un grupo de 7 jaguares de oro que
provienen del saqueo de entierros. Sin embargo, se duda de su filiación
Formativa o del periodo Mochica pues estilísticamente son relacionados a
piezas de ambos periodos; pero los datos de su tecnología los relaciones con
piezas Moche. Se trata de doce piezas modeladas de oro laminado (martillado),
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de dos partes soldadas y, formando una figura hueca. La fusión de las partes
se ejecutó colocando cerca a los bordes de las láminas a soldar una franja de
oro, que calentada a baja temperatura (una variante del sudado segun H.
Lechtmann), pudiera unir, irregularmente, las dos láminas. Existen paralelos
técnicos de esta unión metalúrgica en el valle de Moche y en Vicus (Moche I).
METALURGIA EN CHAVIN:
La producción metalúrgica comienza con el oro y casi simultáneamente con el
cobre nativo en sitios ligados a Cupisnique y Chavín, a pesar de que la
evidencia más antigua de objetos de oro en los Andes centrales se remonta a
500 años antes de la era cristiana en la región de Andahuaylas, en la sierra sur
del Perú.
El oro y el cobre eran obtenidos en la naturaleza en forma de "pepitas" o
pedazos que contenían físicamente sus cualidades de color, dureza y
maleabilidad. Lo que hacían los artesanos era convertirlos en láminas mediante
el martillado en frío, sin someterlos al fuego. Los dos metales mencionados son
lo suficientemente maleables como para que esto ocurra, aun cuando el cobre
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podía exigir el calentamiento para ser trabajado, lo que llevó a descubrir que el
uso del fuego podía permitir una unión más firme entre piezas que estaban
originalmente separadas. Existen algunos objetos en los que también se usó
plata nativa, como los de Chongoyape, donde se usó la unión de un segmento
de este metal con otro de oro para obtener un efecto de color.
Las láminas de metal, martilladas, presionadas, repujadas o trabajadas con
instrumentos con punta o filo, eran finalmente convertidas en lienzos sobre los
que se grababan o destacaban figuras o diseños de los estilos propios de la
época. Estas láminas eran entonces dobladas o unidas con ayuda del fuego o
simplemente también del martilleo y así eran convertidas en coronas, orejeras,
narigueras, collares, pectorales, cinturones, brazaletes, ajorcas y otros
adornos, casi todos dirigidos a ser parte del ornato o del vestir personal.
Excepcionalmente se han encontrado piezas que pudieron servir para otros
fines, como para inhalar estupefacientes, cubrir cetros y contener bebidas o
comidas -pequeños recipientes en forma de vasos o copas-, que cumplían
funciones más ornamentales que utilitarias.
Los hallazgos de oro no son frecuentes y casi toda la información disponible se
reduce a lotes o piezas aisladas encontrados de manera casual por
campesinos o "huaqueros", especialmente en la costa y la sierra norte del
Perú. Esto significa que el registro arqueológico propiamente dicho, es decir el
realizado por profesionales, es mínimo.
Por otro lado existen muchas piezas falsificadas para su comercialización entre
coleccionistas y aficionados, debido a la facilidad con que pueden reproducirse.
De todas maneras, los hallazgos más notables son los de Chongoyape y de
Kuntur Wasi
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METALURGIA DE FRÍAS Y VICUS
Metalurgia Frías:
El lote de objetos áureos de Frías también hay otros notables testimonios de la
metalurgia, atesorados por el museo Brüning de Lambayeque; estos proceden
de un decomiso efectuado gracias a la firme intervención del director de dicho
museo, señor O. Fernández de Córdova. De entre los objetos de oro de Frías,
proviene una pequeña figura de oro de láminas, movibles en algunos de sus
elementos, a la que llamamos la “Venus De Frías”, el tipo de deformación
craneana que ostenta es de tradición Ecuatoriana.
Así mismo, proviene también de Frías, la estatuilla en miniatura, de oro y plata,
que representa a un personaje humano, con algunos atributos de felino brazos
y manos con garras que tiene la particularidad de mostrar el miembro viril, con
la posibilidad de ser accionado mecánicamente ; puede ser movido
verticalmente. También son de Frías las grandes y suntuosas pinzas de depilar
en forma de media luna, y figuras pequeñas de animales sin mayor contenido
hierático.
En lo que toca en la metalurgia Frías, hallamos como principal distintivo, la
técnica de los hilos acordonados o de filigrana que sirven al artista para
remarcar líneas, tales como la de los ojos .
Metalurgia Vicús:
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Con el saqueo de las tumbas Vicús, se extrajo cerámicas y también objetos de
metal: curiosamente, no se ha podido rescatar restos de cadáveres, ni siquiera
de sus partes óseas, en las excavaciones profesionales. Así como hay
cerámica Vicús proveniente de varias fases, así también, los hallazgos de
metal hechos por los buscadores de tesoros deben proceder de diferentes
periodos. Lo que parece ser característico son los pectorales de cobre dorado
con “colgajos”: pequeños discos hechos con láminas de oro colocados en la
superficie de una plancha de cobre dorado; los colgajos tienen la particularidad
de moverse con el menor soplo, produciendo así destellos y un ruido tenue de
cascabeles.
La metalurgia hallada en Vicús es menos sofisticada que la de Frías. Aparte de
los “colgajos” emplazados en forma movible sobre planchas de cobre dorado
(pectorales), parece que del mismo sitio y de los adyacentes, provienen
también: vasos de oro ceremoniales con repujados, narigueras de láminas
como en forma de media luna, orejeras (representación también en cerámica).
Asimismo gracias a los ejemplares metálicos, donados al museo de arte en
1962 por R.A., puede constar la presencia de láminas recortadas en puntas
(dentadas), caladas y repujadas en forma precaria, que representan figuras
míticas, algunas con boca en V, sin duda que estas láminas son características
de la metalurgia Vicús. Sin embargo las piezas de metal más numerosas son
acaso las porras estrelladas de cobre, hechas de planchas planas, dentadas,
sobre los cuales a veces aparecen los motivos incisos.
Esta expresión de arte Vicús aparecerá con profusión más tarde en la cultura
Moche.
En la metalurgia vecina de Frías, provincia de Ayabaca, y sin dudas pre-
Mochica, esta costumbre de los “colgajos” está elocuentemente representada
en un cinturón con cabeza zoomorfa que mueve la lengua.
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CONCLUSIONES
Con los descubrimientos realizados por la Misión Arqueológica de la Universidad de Tokio en el sitio de Kuntur Wasi se considera que la metalurgia durante el formativo medio ya había alcanzado un alto nivel tecnológico.
Técnicas como el repujado, recortado y soldadura bimetálica de oro y plata se manejan con mucha destreza.
El oro y la plata, principalmente, son el soporte para las complejas expresiones artísticas cargadas de un fuerte simbolismo religioso de esta época.
El jaguar más propiamente dicho el felino, la serpiente y el ave son los motivos más representados.
El tema de la dualidad, que se observa en la arquitectura también va a estar representado en el trabajo de los metales.
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ANEXOS
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Imagen 1; Martillos y yunque de piedra de Waywaka
Imagen 2; Chongoyape, Cupisnique.
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Imagen 3 AreteKunturwasi
Imagen 4; corona Kunturwasi
Imagen 5 estatuilla Cupisnique
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Imagen 6Vicus
Imagen 7tunica blindada Vicus
Imagen 8; Porra Vicus
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Imagen 9; Pectoral Vicus
Imagen 10 Coxal Vicus
Imagen 11; Vicus
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Imagen 12; estatuilla Vicus
Imagen 13, Pectoral Vicus
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BIBLIOGRAFÍA
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Batres
SÁNCHEZ MONTAÑÉS, E. Orfebrería Precolombina Y Colonial: Oro Y Plata
Para Los Dioses. Ed. Anaya. Madrid, 1988
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