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38 F O R O D E D E B AT E La medicalización del cuerpo de las mujeres y la normalización de la inferioridad POR DRA. CARME VALLS-LLOBET . Médica. Endocrinóloga. Directora del Programa Mujer, Salud y Calidad de Vida del CAPS. BUTLER, J. Deshacer el género. Ediciones Pai- dós Ibérica. Barcelona, 2006. 1 ESTE TEXTO FUE PRESENTADO EN EL CONGRESO SARE DE EMAKUNDE “INNOVAR PARA LA IGUALDAD”, CELEBRADO EL 13 Y 14 DE OCTUBRE DE 2008. SE PUBLICA AQUÍ CON EL PERMISO DE EMAKUNDE (INSTITUTO VASCO DE LA MUJER)

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La medicalización del cuerpo de

las mujeres y la normalización de

la inferioridad

POR DRA. CARME VALLS-LLOBET.Médica. Endocrinóloga. Directora del

Programa Mujer, Salud y Calidad de Vida del CAPS.

BUTLER, J. Deshacer el género. Ediciones Pai-dós Ibérica. Barcelona, 2006.

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ESTE TEXTO

FUE PRESENTADO

EN EL CONGRESO SARE

DE EMAKUNDE

“INNOVAR PARA LA IGUALDAD”,

CELEBRADO EL 13 Y 14 DE

OCTUBRE DE 2008.

SE PUBLICA AQUÍ CON EL

PERMISO DE EMAKUNDE

(INSTITUTO VASCO DE LA MUJER)

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«…la tecnología es un locus de poder en el cual el humano es produ-cido y reproducido –no sólo la cuali-dad humana del niño sino también lahumanidad de aquellos que tienen yque educan niños, tanto los padrescomo los que no lo son–. De formasimilar, el género aparece como unaprecondición para producir y sosteneruna humanidad que se pueda desci-frar. Si pudiera darse una coalición intelectual entre los diversos mo-vimientos que integran la Nueva Po-lítica de Género, sin duda se centraríaen las presunciones sobre el dimorfis-mo corporal, los usos y abusos de latecnología y el controvertido estatusde lo humano y de la vida misma. Sidebe protegerse la diferencia sexualde su posible desaparición en manosde una tecnología que se concibe co-mo falocéntrica en sus objetivos, en-

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tonces ¿cómo distinguimos entre ladiferencia sexual y las formas norma-tivas de dimorfismo contra las cualesluchan diariamente el activismo inter-sex y transgénero? Aunque la tecno-logía es un recurso al cual algunaspersonas quieren tener acceso, tam-bién es una imposición de la cualotras buscan liberarse». Judith But -ler (subrayado de la autora).

El avance de las ciencias de la salud enlos últimos diez años ha sido notableen diversas especialidades médicas yen especial en la cardiología en la quese han mejorado los métodos de diag-nóstico y de tratamiento, además delreconocimiento de la alta prevalenciade patología cardiovascular en el sexofemenino, y de que es la primera cau-sa de la mortalidad femenina a todaslas edades en los países industrializa-

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dos. La primera innovación médicaa escala mundial ha sido el recono-cimiento de la patología cardiovascu-lar entre las mujeres, por lo que estashan tenido por primera vez la posibi-lidad de ser tratadas con igualdad deoportunidades respecto a los hom-bres, y su principal causa de muerteno ha permanecido invisible. Por pri-mera vez en años hemos podido teneruna guía de prevención de los proble-mas cardiovasculares en el sexo feme-nino, con tratamientos adecuados quehan tenido en cuenta las diferentescausas de la hipertensión y las hiperli-pidemias entre mujeres respecto a loshombres y establecer estrategias espe-cíficas diferenciadas por sexo, de tra-tamiento y prevención. La primerainnovación ha sido pasar de la invi-sibilidad, a la atención de la dife-rencia, para conseguir la igualdad.

RESUMENEl avance de las ciencias de la salud en los últimos diez años ha sido notable en diversasespecialidades médicas y en especial en la cardiología en la que se han mejorado los métodos dediagnóstico y de tratamiento, además del reconocimiento de la alta prevalencia de patologíacardiovascular en el sexo femenino, y de que es la primera causa de la mortalidad femenina a todaslas edades en los países industrializados. La primera innovación ha sido pasar de la invisibilidad a laatención a la diferencia para conseguir la igualdad.

Palabras clave: patología cardiovascular, mujeres, tratamiento diverso.

ABSTRACTThe advance of health sciences in the last ten years has been very great in the diverse specialities,and specially in cardiology, where the methods of diagnosis have been improved, also it has beenrecognised that cardiovascular pathologies have a high presence in female sex, and that it is the firstcause of female mortality in all ages in the whole countries industrialized. The first innovation hasbeen to change from the invisibility to the attention to diversity in order to fulfill with the equality.

Key words: cardiovascular pathology, women, diverse treatment.

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Pero si existen cada vez más datoscientíficos que nos ponen de mani-fiesto la existencia de diferencias en elmodo de enfermar entre hombres ymujeres, en la evolución de las enfer-medades, y en la forma en que ac túanlos medicamentos. ¿Por qué se conti-núan considerando como inferiores o poco importantes los problemascrónicos que presentan las mujeres?¿Porqué no se incluyen todavía a lasmujeres en los ensayos clínicos de for-ma sistemática? ¿Porqué se medicali-zan sistemáticamente los procesosnaturales como el embarazo, el partoy la menopausia? ¿Por qué no se estu-dian los problemas que realmente pa-dece y en cambio se crean nuevosproblemas cuando se trata el dolor yel malestar con psicofármacos, sin ave-riguar las causas o las patologías sub-yacentes? ¿Cómo se han construido eintroducido en el inconsciente de losprofesionales de la medicina los es -tereotipos de género que creen quetodo lo referente a las mujeres es in-ferior, maligno, debe ocultarse, o de-be esconderse porque no es relevante?

El hecho de que las mujeres sean invisibles para la atención sanitariapara el diagnóstico y tratamiento demuchas enfermedades, o que sus sín-tomas sean confundidos, minimiza-dos, o no bien diagnosticados y quesus quejas sean frecuentemente atri-buidos a etiología psicológica o psi-cosomática, hace replantear las basesen que se ha basado la ciencia parare conocer los problemas de salud dehombres y mujeres. En este campolos avances en la innovación han sido muy desiguales, y poco siste-máticos, en cada una de las especia-lidades médicas, en las que todavíaexisten pocos datos de investigacióndife renciados por sexo, y en las quese cruzan de forma incorrecta y re-duccionista las causas y los efectos dedeterminadas patologías.

Las mujeres durante años fueron ex-cluidas sistemáticamente de los en-sayos clínicos. Muchos ensayos clí-nicos se habían realizado sólo entrehombres suponiendo que los resul -tados se podían aplicar automática -mente a las mujeres o que las mujeres

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estaban naturalmente protegidas paradeterminadas enfermedades sin basecientífica. Además la inclusión de mu-jeres en los ensayos clínicos actualesque podría considerarse una tímidainnovación en camino hacia la igual-dad de oportunidades, sólo se haaplicado en el 25 ó 30% de los traba-jos publicados en los últimos quinceaños, y son muy escasos los trabajoscientíficos que estudian al mismotiempo condiciones de vida y trabajoy que se realizan por lo tanto conperspectiva de género. Esta es la granasignatura pendiente para la investiga-ción de la salud y la enfermedad de lasmujeres, introducir la variable de ladiferencia sexual en el corazón mismode la investigación teórica, demos-trando paso a paso los sesgos de lapretendida neutralidad de la cienciabiomédica oficial. El hecho de aban-donar toda investigación sobre lascondiciones sociales, laborales o am-bientales como factores de riesgo delas enfermedades de mujeres y hom-bres y concentrar los presupuestos deinvestigación en el estudio del geno-ma humano, ya es un primer sesgoque deberemos combatir para evitaruna nueva invisibilidad de los condi-cionantes del enfermar de los sereshumanos .

¿INNOVACIÓN EN LOS DIAGNÓSTICOS DEL MALESTAR ONORMALIZACIÓN DE LA INFERIORIDAD?Muchos parámetros bioquímicos rela-cionados con la energía, la fatiga y lacalidad de vida, que han supuesto unagran innovación en los últimos diezaños, ya que permiten detectar pre-cozmente cambios sutiles en el siste-ma endocrinológico, inmunológico, o hematológico, han sufrido un sesgode género en su valoración y se con -sideran “normales” en las mujeres concifras más bajas que en los varones,normalizándose de este modo la infe-rioridad.

Los patrones de normalidad fueronen principio la media de los valoresencontrados en una población dada.

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Pero las primeras poblaciones estudia-das fueron las de hombres y con elpatrón hombre como patrón de la“normalidad se construyeron los pri-meros valores que se consideraronnormales, para evaluar el estado de sa-lud físico de una población para unaparámetro determinado (número deglóbulos rojos, número de glóbulosblancos, o niveles de colesterol séri-co). Precisamente en los parámetrosrelacionados con el metabolismo delhierro, y en el numero de hematíes, ysu eficacia en el transporte de oxige-no, como la hemoglobina y el volu-men corpuscular medio, aunque laciencia médica ha propuesto determi-nados parámetros relacionados con lareservas de hierro en la médula óseaexiste una gran dispersión de resulta-dos en la valoración de normalidad.Por ello muchos laboratorios han uti-lizado un eufemismo y en lugar dehablar de normalidad, valoran los pa-rámetros como “valores de referen-cia”, según la población atendida enestos centros. Esta valoración confun-de habitualmente a los/las profesiona-les sanitarios que deben interpretarlos,ya que los valores de referencia seconfunden con los valores normales,sin que las dos valoraciones se hayanrelacionado con el estado de salud nicon la calidad de vida .¿Era normalque una mujer presentara un millónmenos de glóbulos rojos que un hom -bre? Era debido a que ya presentabauna ligera anemia? De hecho esta di-ferencia, en este caso, esta inferioridadse consideró normal, y dentro delnúmero de hematíes se consideró“normal” que las mujeres posean demedio a un millón menos de hematíesque los varones.

Otros parámetros relacionados con elmetabolismo de los glóbulos rojos co-mo los niveles de hemoglobina, el vo-lumen corpuscular medio o el hierroalmacenado (ferritina) también pre-sentaban diferencias ostensibles segúnel sexo de las personas analizadas. ¿Loque era normal para un hombre no loera para una mujer? Estas diferenciasno se han estudiado con métodos ri-gurosos y epidemiológicos de formasistemática, sino que se aceptó la exis-

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tencia de diferencias en el metabolismodel hierro y glóbulos rojos, con un silo-gismo que puede ser falso:

Dado que las mujeres tienen la mens-truación es “natural” que tengan me-nos glóbulos rojos porque pierdensangre cada mes. De hecho se ha nor-malizado la inferioridad. Un claroejemplo es la valoración del indicadorde la reserva de hierro la Ferritina .Los valores normales de la ferritina, de50 a 200 ng/ml se correlacionan con elhierro almacenado en la mé dula ósea ,pero los valores de referencia de la ferritina, en diversos laboratorios deanálisis clínicos, son absoluta mente dis-

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persos según los diversos labora toriosde análisis clínicos, sean hos pitalarios oambulatorios. No se ha valorado la re-lación que existe entre los niveles de fe-rritina y la capacidad vital, el cansancio,la energía corporal, el dolor musculargeneralizado, y la ansiedad, ni con ca -lidad de vida. Además cuando los re -sultados de referencia se expresan deforma diferente entre mujeres y hom-bres, se asigna a los hombres los valoresde referencia que son más elevados. Seha aceptado como “normalidad” la in-ferioridad de estos pa rámetros en lasmujeres en edad reproductiva o pre-menopáusicas como consta en muchos

documentos de valores de re ferencia.Por lo tanto la mayoría de mujerescon deficiencia de reservas de hierrono son tratadas adecua damente, yaque no se diagnostica una carencia, si-no que se considera “normal” que seacarente, con la persistencia durantetoda la vida del cansancio y el dolormuscular que conlleva estas carencias.

Esta primera observación de la dis-persión de resultados en unos pará-metros que están frecuentementealterados en el sexo femenino duran-te la edad reproductiva y el hecho dereducir la inferioridad a normalidad,constituyen sesgos de género que lamedicina debería abordar, adecuandolos límites de los valores normales ovalores de referencia a parámetros clí-nicos de salud y calidad de vida. Si nose generan desigualdades en salud,en lugar de hacer que las nuevas in-

No asistencia de los procesosbiológicos o sociales que seancausa del malestar y la fatiga.

Voy a detallar brevemente cómo semanifiestan estos tres sesgos, que heexplicado con más extensión en mi li-bro “Mujeres invisibles” (2006).

Ausencia de mujeres en los ensayos clínicos

Muchos de los fármacos que se aplicanactualmente no han sido investigadosentre mujeres ni entre ratas hembrasen la primera fase del ensayo clínico.Históricamente las mujeres han sidopoco representadas o no han sido in-cluidas en los ensayos clínicos y comoresultado los datos que se derivan delos ensayos para el tratamiento de los

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novaciones en la tecnología de losinstrumentos de diagnóstico, sirvanpara mejorara la igualdad de lascondiciones biológicas de salud.

¿TRATAMOS O MEDICALIZAMOS?El sesgo de género más paradigmáti-co en cuanto a los tratamientos de lasenfermedades reales o supuestas, semanifiesta de tres formas:

Ausencia de mujeres en los ensayos clínicos.

Medicalización excesiva de procesos naturales, como los trastornos de lamenstruación o la menopausia, y de la salud mental.

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pacientes se han basado sobre todo enpoblación mas culina y se han extrapo-lado de forma inadecuada para el usoclínico en las mujeres. Pero en la erade la medicina basada en la evidenciano era posible continuar justificandoesta aproximación especialmente cuan-do se había informado de forma claraque existía unas diferencias de génerorelacionadas con la farmacocinética delos fármacos y que muchas de las dro-gas utilizadas se metabolizaban di -ferente en el hombre y en la mujer,incluso tenían efectos diferentes.

En respuesta a estos problemas sobrelas limitaciones de los resultados quese obtienen de los ensayos clínicos elInstituto Nacional de Salud deEE.UU. (NIH) publicó unas líneas detrabajo, unas guías de trabajo realiza-das en 1993 que específicamente pro-movían la inclusión de mujeres yminorías en la mayoría de estudios deinvestigación. Estas guías de trabajo seformalizaron bajo el nombre de Actade Revi talización exigiendo la inclu-sión de mujeres con posibilidades dequedar embarazadas en todas las fasesde los ensayos clínicos para la investi-gación de nuevos fármacos. Tambiénse exigió que se analizaran los datosde los estudios especificando las dife-rencias de género cuando se realizaranensayos clínicos de fase III. Esta actade revitalización constituía una inno-vación real a favor de la igualdad decondiciones para la investigación denuevos fármacos.

Sin embargo diez años después de lapromulgación o difusión de estas

Los riesgos a corto, medio y largoplazo de la administración de anticon -ceptivos orales de segunda y tercerageneración adolecen de la escasez deensayos clínicos randomizados paraevaluar su efectividad y efectos secun-darios. Los síntomas más frecuentes acorto plazo son la ganancia de peso,las náuseas, la mastodinia y tensiónmamaria, la disminución de la fre-cuencia de los ciclos menstruales, laaparición de sangrados intempestivos,la dismenorrea y las metrorragias y eledema de extremidades inferiores; pe-ro estos síntomas no han demostradodiferencias según el tipo de anticon-ceptivos usado en un reciente estudiopublicado realizado entre 2.863 mu-jeres francesas . Por ello los autoresrecomiendan mejorar los estudios para tener mejores datos basados en la evidencia que mejoren la eficien-cia del consejo médico sobre la tole-rancia de los anticonceptivos, más quebasarse en sus propiedades teóricas.Tampoco han sido estudiados la incidencia del estímulo de la autoin-munidad, con incremento de la pre-sencia de Anticuerpos antinucleares(ANA), fenómenos lupus-like, desen-cadenamiento de lupus eritematoso, yde tiroiditis auto inmune. Su alta pre-valencia entre la población femeninalo hace más complejo, y el efecto su-matorio de otras fuentes de estróge-nos como los ambientales, en el estímu-lo de las enfermedades auto inmunes.

Esta falta de estudios a largo plazotambién incluye el de la supuesta nue-va píldora anticonceptiva que se pue-de administrar durante meses sindescanso y que prolonga en realidadlos efectos de la píldora de segundageneración ya que su composición esparecida . Dada la escasez de datospara recomendar o no su uso prolon-gado, individualizando el tratamientoen una mujer concreta, deberíamosextrapolar la información de los efec-tos secundarios de la píldora anticon-ceptiva en general y de la segundageneración de anticonceptivos hor-monales en particular. El uso de an -ticonceptivos hormonales con bajadosis de etinil estradiol y alta de pro-gestágenos de síntesis, incluido el

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guías de trabajo, múltiples estudioshan analizado el impacto que losmandatos del Gobierno han tenidopara promover la equidad de géneroen la investigación y por desgracia handemostrado que se ha presentadomuy pocas mejorías tanto en el reclu-tamiento de mujeres como en el usode análisis específicos de género . Lasmujeres premenopáusicas se enfrentana barreras para participar en la investi-gación y desarrollo de fármacos en laFase I y en la Fase II de los ensayosclínicos. Los cambios en las políticasde inclusión de mujeres han hechoque muchas terapias y muchos fárma-cos y sus efectos en las mujeres ten-gan que ser revalorados, así como algunas de las leyes que permiten laparticipación de mujeres en edad re-productiva tengan que ser revisadas,además la participación no es sufi-ciente, se necesita un análisis especí -fico por sexo que asegure que lasdiferencias entre hombres y mujeresson efectivamente valoradas.

Medicalización excesiva deprocesos naturales, como lostrastornos de la menstruación o lamenopausia, y de la salud mental

“Las mujeres tienen órganos que no sienten

como suyos, cuyas funciones le son ajenas,

y de los que disponen los entendidos en el

terreno que sea”.

Victoria Sau, 2000

Los trastornos de la menstruaciónhan permanecido invisibles para eldiagnóstico médico, ya que la ten-dencia ha sido enmascararlos con eltratamiento con anticonceptivos, quesupusieron en su momento un graninnovación para la planificación fami-liar pero de los que no se valoraronlos efectos secundarios ni a corto no alargo plazo. Estudios recientes nosalertan de su uso continuado antesdel nacimiento del primer hijo, así co-mo de los riesgos de la píldora paraimpedir la menstruación durante lar-gos periodos.

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levonorgestrel, aumenta de forma significativa el riesgo de enfermedadcardíaca, y vascular arterial, con un incremento de problemas vascularesarteriales con los anticonceptivos detercera generación . El uso de anti-conceptivos hormonales se asocia conun incremento de riesgo de cáncer demama en la premenopausia, en espe-cial con el uso de anticonceptivos másde 4 años antes de tener el embarazoa término .

Un ejemplo paradigmático de la invi-sibilidad en el estudio de las diferen-cias creyendo que las mujeres estánprote gidas por su misma biología ha sido precisamente la terapia hor-monal substitutiva aplicada a las mu-jeres después de la menopausia, quees un factor de riesgo para la enfer-medad cardiovascular y para el cáncerde mama, pero que se introdujo alprincipio de los años 90 como el pa-radigma de la prevención del enveje-cimiento y de la osteoporosis. En estecampo la verdadera innovación serealizó en el año 1996-1997, cuandoel NIH de EE.UU., puso en marchael Proyecto Women’s Health Initia -tive, impulsado por la cardiólogaBernar dine Healy. Éste se ha conver-tido en el primer estudio a gran esca-la de población para deshacer losmitos que pesaban sobre la terapiahormonal sustitutiva y las falacias quese habían introducido en el primermomento, y constituía un primer pa-so para desarrollar ciencia médica teniendo en cuenta precisamente lasnecesidades o intereses de las mujeresque tradicionalmente habían sido ol-vidados o despreciados. En un mo-mento en que las informacionessensacionalistas de los medios de co-municación han hecho pasar informa-ción como científica cuando no era o se han difundido noticias que seconfunden con ciencia sin base ex -perimental, el hecho de que un de -par tamento de salud pública hayafinanciado un estudio a gran escalacon más de 100.000 participantes du-rante 4 ó 5 años, de hecho el estudioestaba diseñado para 10, constituyeun hito muy importante en la historiade la investigación biomédica dirigida

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precisamente hacia las mujeres. Preci-samente este estudio ha demostradoel mayor riesgo de padecer cáncer demama, de endometrio, y patologíacardiovascular y de vesícula biliar en-tre las mujeres consumidoras de Te-rapia Hormonal Sustitutiva a dosisaltas y continuadas.

En los dos últimos años la presenta-ción de una nueva vacuna, investi-gada sólo dos años en mujeres deedades que oscilan entre 16 y 15años, se ha presentado como una in-novación en la prevención del cáncerde cervix, pero la obligatoriedad de la vacunación a niñas de 9 a 10 añosplantea serias dudas a la comunidadcientífica y epidemiológica, dado queno cubre todas las cepas que puedenproducir cáncer y en concreto en mu-chas CC.AA. sólo cubre el 20% de lascepas que pueden producir displasiasy se han descrito una gran número deefectos secundarios leves y graves.Por esta razón se ha pedido una mo-ratoria a su obligatoriedad, mayor13

información veraz, y un seguimientoepidemiológico de las niñas vacuna-das.

La medicalización sin bases científicasse manifiesta también en la adminis-tración de psicofármacos masivamenteadministrados a mujeres o el auge dela cirugía estética, donde la innova-ción de las técnicas quirúrgicas seconvierte en una nueva forma de es-clavitud mental. A lo largo de las vidasde las mujeres y cada vez a edad mástemprana, es mucho más probableque una mujer reciba ansiolíticos oantidepresivos en la primera consultaque se hace a un especialista o a unaconsulta de Atención primaria.

Los psicofármacos son los primerosfármacos que incrementan la facturafarmacéutica del Estado español du-rante el año 2003. En Catalunya, secalcula en 43.000 millones de pesetasla factura farmacéutica en psicofárma-cos durante el mismo año. Más del85 % de los psicofármacos son ad-ministrados a mujeres en el estado

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español, sobrepasando en mucho laevidencia científica de que existe como mucho el doble de ansiedad y depresión entre mujeres que en hom-bres, y en cambio los tratamientoscon psicofármacos contradicen la evi-dencia anterior. Por cada diez perso-nas que toman psicofármacos 8,5 sonmujeres y 1,5 son hombres. ¿Existemás depresión y ansiedad en Españaentre mujeres o existe una cierta incli-nación a ayudar a soportar la durezade las discriminaciones y del papel deeternas cuidadoras a las mujeres ha-ciendo acallar sus quejas y demandascon psicofármacos? La falta de diag-nósticos adecuados o la falta de ser -vicios sociales adecuados, o el siste-mático papel de cuidadoras, no sepuede confundir sistemáticamentecon ansiedad. Asimismo el hecho deque muchos de los procesos que cur-san con dolor o con cansancio, (losdos primeros motivos de consulta en-tre mujeres) sean poco diagnosticadospor falta de protocolos o de recursos,facilita un exceso de tratamientos conansiolíticos o antidepresivos con el de-seo de mejorar la sintomatología sinconseguirlo de forma eficaz. La ma-yoría de personas diagnosticadas de fibromialgia son tratadas, con variosantidepresivos, ansiolíticos, e hipnó -ticos a la vez, y en ocasiones acom -

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pañados de parches de morfina. Yempieza a ser frecuente que esta pres-cripción se haga frente a cualquierpresentación de dolor generalizadoque se atribuye a fibromialgia aunqueno cumpla los criterios diagnósticos.Si el dolor se puede presentar en un32% de la población femenina, y un15% de la masculina, ¿hemos de darpsicofármacos a un 30% de la pobla-ción?

No asistencia de los procesosbiológicos o sociales que seancausa del malestar y la fatiga

La mayoría de las causas de fatiga yde malestar entre mujeres y hombresse deben a un amplio abanico de in -teracciones entre condiciones bioló-gicas, psicológicas, sociales y medio-ambientales que interactúan de for-ma diferente en hombres y mujeres.Hemos definido el término de mor-bilidad diferencial para objetivarestas condiciones. Definimos la mor-bilidad femenina diferencial como elconjunto de enfermedades, motivosde consulta o factores de riesgo quemerecen una atención específica ha-cia las mujeres sea porque sólo enellas se puede presentar dichos pro-blemas o por-que sean muchos másfrecuentes en el sexo femenino.

Puede ser causada por las diferenciasbiológicas con el sexo masculino, co-mo ocurre con los trastornos de lamenstruación, las enfermedades deri-vadas de embarazos y partos o los tu-mores ginecológicos. También entranen esta definición las enfermedadesque, sin ser específicas del sexo feme-nino, se presentan con una mayorfrecuencia (alta prevalencia) en él yson causa de enfermedad, discapaci-dad, o muerte prematura, más entrelas mujeres que entre los hombres,como son las anemias, el dolor cróni-co, las enfermedades autoinmunes, lasenfermedades endocrinológicas y laansiedad y depresión.

Existen también factores de riesgodiferenciales que deberían ser preve-nidos o abordados de forma diferenteentre mujeres y hombres, como las

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causas de patología cardiovascular,diabetes mellitas, o la obesidad. LoisVerbrugge en 1989 señalaba que elpeor estado de salud de las mujeres sedebía a riesgos adquiridos y aspectospsicosociales como el sedentarismo, elparo o el estrés físico y mental queproduce la doble o triple jornada la-boral que deben realizar, así como eltrabajo emocional que constantemen-te realizan en su papel de cuidadorasde toda la familia y de su entorno, lafalta de comida o la sobrecarga inter-minable del trabajo doméstico encondiciones muy precarias.

En 1992 la revista JAMA publicó unmonográfico dedicado a la salud de lasmujeres en las que se señalaba la nece-sidad de llenar los vacíos en la investi-gación incluyendo la relacionada conatención primaria (Clancy et al.,1992). Diez años después aunque sehan llenado algunos huecos todavíaquedan amplios campos que investigar(DeAngelis, 2001). En los últimos ochoaños se han publicado varios libros so-bre la asistencia a las mujeres en aten-ción primaria (Leppert y Howard,1997) (Smith y Shimp, 2000), pero lafalta de estudios de prevalencia y deanálisis de los factores de riesgo conperspectiva de género hacen que su con-tenido siga muy ligado a la salud re-productiva y no contemple la saluddiferencial. No obstante, actualmentela formación de MIR de 18 univer -sidades americanas en mujer y saludincluye ya el rotatorio por 16 especiali-dades empezando por cardiología y en-docrinología y este aspecto diferencialde la docencia también constituye unainnovación.

CONCLUSIÓN:Las nuevas tecnologías en forma demétodos diagnósticos, análisis clíni-cos, vacunas, o fármacos diversos, soninnovaciones que pueden mejorar lasalud y la calidad de vida, y crear me-jores condiciones para la igualdad,o pueden constituir fórmulas paraempeorar la salud, embotar las men-tes, y aumentar los riesgos de cáncer,incrementando las desigualdades ensalud, dependiendo de su utilizaciónsin sesgos de género.